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A
primera vista, se tiene siempre la tenta campañas- «nuestra única religión». La historia
ción de explicar a Stendhal, bien por ser del joven general Bonaparte en Areola era más
un anacronismo histórico o por consti emocionante que Homero y Tasso. La carrera
tuir una paradoja psicológica, es decir, de Napoleón -recorriendo una centelleante
un clasicista tardío o un «philosophe manqué». trayectoria desde la Revolución Francesa a la
Pero, ciertamente, una paradoja es sólo la mitad Santa Alianza- señaló definitivamente el triun
de una media verdad y libros como los de fo del individualismo. Cuando un teniente corso
Stendhal permiten rectificar las medias verdades podía coronarse a sí mismo Emperador de Fran
de la historia y de la psicología. cia, todos sus súbditos -ya «citoyens»- podían
Se confesaba, al escribir su primer libro -«Vi permitirse el lujo del trabajo para alcanzar, don
das de Haydn, de Mozart y de Metastase»- ape de fuera, la gloria. El eslógan de aquellos tiem
gado a un pasado que se iba para siempre, como, pos era: «la carriere ouverte aux talents».
un siglo después, Lampedusa y su «Gatopardo». El mismo Stendhal escribe: «Cualquier mu
Decía Stendhal: «en música, como en muchas chacho, trabajando en la trastienda de la farma
otras cosas, soy un hombre de otro siglo.» cia de su amo, se sentía agitado por la idea de
Con el distanciamiento de la madurez, sin realizar un gran descubrimiento, de recibir la
embargo, se hizo más consciente del futuro. Legión de Honor y de ser nombrado conde».
Vigny concebía sus novelas y poemas como bo El 18 Brumario de 1799, fue algo más que
tellas que se arrojan al mar; Stendhal concebía un «coup d'etat». Fue una puerta abierta a todas
sus novelas como billetes para una lotería póstu las ilusiones y a todas las esperanzas. Así lo
ma. Sin recibir honor alguno en la vida, estas dice, por cierto, el anciano De Gaulle a su mi
novelas serían aceptadas por los realistas y pre nistro de cultura, André Malraux, en unas con
miadas por los naturalistas; recomendadas por versaciones inolvidables, redactadas por el autor
Taine y Sarcey, imitadas por Bourget y Barrés; de «L'Espoir».
canonizadas por la librería de Henry Marti De Gaulle fue el último contemporáneo
neaux, denominada «Le Divan». nuestro que estudió y admiró intensamente a
La irrupción definitiva de Stendhal iba a lle Bonaparte. El mundo, después de Yalta, se puso
gar, como él había predicho, alrededor de 1880. del revés y hoy, los jóvenes, como entonces lo
A veces, dudando momentáneamente de sí mis era Stendhal, se hincan agujas en la carne y «pa
mo o de la posteridad, había pospuesto la fecha san de todo» porque no hay gloria ni honor ni
hasta 1900. empresas ni alicientes -salvo el detritus consu
Hoy, cuatro generaciones después de su mista- que les impulse a mirar hacia adelante.
muerte, los últimos fragmentos de sus manus Ahí enfrente sólo existe una camada de políticos
critos están siendo editados, las más nimias de grises, más preocupados de entonar un monóto
sus obras menores traducidas y el número de no kikirikí y de vigilar los huevos -y los votos
sus lectores sigue aumentando sin cesar. El más de sus gallinas que de generar una ilusión uni
viejo de los novelistas del siglo XVIII, resulta versal de futuro. Nada hay más oscuro y envile
que ha devenido en el más próximo y, ahora cedor que titularse tenor sin tener voz ni escue
mismo, todos constituimos el gran público al la (y cobrar por ello) o hacer kikirikíes sin ser
que se dirigió. gallo.
2) Este estudio comienza donde empieza la 3) Beyle nació seis años antes de la Revolu
historia moderna, con la gran ilusión que se des ción de 1789 y murió doce años antes de la de
vaneció en la batalla de Waterloo. Ningún hom 1848. Las crisis políticas puntúan una vida de ca
bre nace desilusionado; cuando llega a no tener si sesenta años y la dividen en cuatro partes. Sus
ilusiones, esto se debe a un largo proceso de primeros 16 años (los últimos del siglo XVIII),
-valga la contradanza- degeneradora gestación. los pasó en Grenoble. Durante los 15 siguientes
Y a eso es a lo que llamamos «realismo». Así -el período napoleónico- estuvo en París y en
pues, cabe decir que Stendhal nunca se habría diversos territorios ocupados, sirviendo al Impe
convertido en el maestro de la desilusión si rio. El siguiente período, que corresponde a la
Henry Beyle hubiese sido menos sensible a las restauración de los Barbones, le proporciona el
ilusiones de su tiempo. ocio necesario para conformar la figura que hoy
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son urbanas. A este respecto, como en muchos
otros, «La cartuja de Parma» es excepcional.
Constituye, quizá, la novela más civilizada ja
más escrita. Fue dictada por un diplomático que
huía de su puesto, mientras que «Rojo y Negro»
fue escrita por un diletante que estaba en la
oposición. Según Charles Maurras, «La Cartuja»
es el más exquisito tratado de bribonería compa
rada que se ha escrito en este planeta». Es, tam
bién, por decirlo de alguna manera, una gran
novela picaresca escrita entre las líneas de un
calendario de corte, sustituyendo a los venteros
y vagabundos por príncipes y estadistas. «Todo
el mundo es enormemente inmoral -escribe
Henry James acerca de este libro- y la heroína
es una especie de monstruo.» (No se percataba
James, dada su inocencia americana, que en sus
«Embajadores» él era tan cínico y perverso co
mo Stendhal, «malgre lui»).
«La Cartuja», libre de las brumas de los pre
juicios, estará siempre entre las doce mejores
novelas que poseemos.
El héroe del libro, como es archisabido, se lla
ma Fabricio del Dango. Podríamos decir de él,
en resumen, lo que Stendhal dijo del «Don
Juan», de Byron: «que las alondras ya caen asa
das en su boca».
Por cierto, la guerra es la prueba máxima de
una ficción realista. Ningún otro tema puede es
tar más cubierto por la hiedra de la tradición, de
conocemos. Pasó, en fin, sus últimos 12 años la leyenda, de las convenciones de la épica y del
como cónsul francés en Civitavecchia. Como al romance. El bautismo de fuego de Fabricio del
ternativa al suicidio, escribió «Rojo y Negro». Dango en Waterloo, constituye una de las mejo
En su madurez, era un hombre de otro país y res y más innovadoras páginas de la literatura
de otro siglo y este país y este siglo, no eran moderna.
franceses, sino italianos. Grecia es Lord Byron. Otros novelistas han ofrecido grandes visio
Italia es Stendhal. Para este alférez de dragones nes de este episodio. En «La feria de las vanida
que había cruzado los Alpes para participar en la des» es un ruido fuera de la acción y un informe
expedición de Marengo, Milán constituyó una de bolsa. En «Los Miserables» es una visión
revelación estética: la catedral, las pinturas, un apocalíptica y un recorrido por el campo de bata
palco en la Scala, mujeres fascinantes y conver lla. En «La Cartuja» es una experiencia perso
sación brillante. Nunca se recuperó del impacto nal. Stendhal fue el primero en dramatizar la pa
del «Matrimonio secreto», de Cimarosa, y la radoja shaviana del soldado no heroico. «lQuién
ópera fue su arte favorito junto a las lecturas del describió nunca así la guerra?» -pregunta Tols
Dante y la pintura de Leonardo. toi. Los héroes de ojos abiertos de «Guerra y
Milán era una de las verdaderas capitales de la Paz», en Austerliz y Borodino, siguen los pasos
cultura europea. Como Weimar y Edimburgo, inciertos de Fabricio, con lo que Tolstoi rendía
constituía un enclave de ilustración diecioches un tributo de reconocimiento admirativo, tam
ca enmedio del remolino del siglo XIX. Como bién inmortal, al novelista de Grenoble.
sede histórica de la ocupación francesa, la capi
tal de la antigua República Cisalpina de Napo 5) «La cartuja de Parma» es, a la época post
león, poseía un especial atractivo para Stendhal. napoleónica, lo que «Don Quijote» a la Europa
lNo tenía Napoleón más de italiano que de fran de después de la batalla de Lepanto. «Los viles
cés?, lno era, esencialmente, un «condottiere» Sancho Panza siempre vencerán, a largo plazo, a
del Renacimiento? Por eso amaba tanto Stend los sublimes Don Quijotes», observa el conde
hal la frase de Horace Walpole: «Este mundo es Mosca a Fabricio, explicando así el triunfo de
una comedia para los que piensan y una tragedia John Bull sobre Bonaparte.
para los que sienten». El pensaba y sentía por En «La Cartuja», Don Quijote se enfrenta a
igual. De ahí, todos sus libros y, sobre todo, «La enemigos peores que molinos de viento y San
cartuja de Parma». cho Panza gobierna ínsulas más extrañas que
Barataria. El disparo -en este caso el cañonazo
4) Las novelas -dice Lavin-, aunque son un de Waterloo, ocurre al principio y el resto es de
producto particularmente urbano, pocas veces cididamente anticlimático. Quiero decir que de
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la épica burlesca de Waterloo, pasamos a la fars�
de Parma. Mientras «Los Nov10s», de Manzom,
evocaban el pasado para satirizar la tiranía del
momento Stendhal lleva a cabo el ataque po
niendo al día una vieja historia. En un manuscri
to italiano había descubierto una anécdota cuya
moraleja edificante era que las más nobles fami
lias podían derivar -ellas y sus fortunas- de u�a
ramera. Las intrigas de Vandozza Farnes10,
amante del cardenal Borgia, habían lanzado a su
sobrino favorito, Alejandro, a una carrera que
culminó en un pináculo de «felicidad terre�a�»:
el papado. Esa es, casi, la carrera de Fabnc10,
guiado por su tía, Gina Pietranera, en «La
Cartuja».