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EDUCAR EN CONVIVENCIA
“Recuerdo la llave verde de entrada en el jardín de Alá que colocó el alarife cre-
yente junto a la puerta del convento de Santa Clara, en Tordesillas, o en el propio
paraíso de rasgos coránicos, interrumpido por una ventana mudéjar con su aji-
mez, al lado del juicio final estrictamente cristiano, en los muros de la iglesia de
San Román, en Toledo. La convivencia de culturas tuvo sin duda poco que ver
con la imagen dulzona que de ella se tiene. Sin embargo todo indica que en aque-
llas circunstancias una sociedad plural desde el punto de vista religioso fue capaz
de sobrevivir, por encima de los conflictos, hasta la segunda mitad del s. XV”
Antonio Elorza “Velos y Quebrantos”, El PAIS, 3 de abril del 2002.
C uando, en el año 2004, fui requerido en en una sociedad democrática puede ser
el Museo Arqueológico Nacional a un cruzada y cuáles los límites de aceptación
debate sobre multiculturalismo, lo pri- de “usos y costumbres” de otras culturas,
mero que hice fue entrar en Google y apa- que no menoscaben los derechos demo-
reció 12.700 veces citada la palabra en dis- cráticos e incluso laicos de ambas comu-
tintas páginas Web; cuando entro hoy, nidades. Una reciente encuesta de El País
aparece 907.000 y sólo la palabra multi- (sábado, 24 de junio del 2006) bajo el titu-
cultural, 78 millones de veces es citada en lar “Musulmanes y Occidentales se miran
las páginas Web y supongo que va a más. con desconfianza” muestra un abismo en
El debate sobre multiculturalismo, la percepción del “otro” en ambas comu-
contaminado inevitablemente por el pro- nidades; además, en el caso español, se ha
blema del terrorismo internacional, sobre producido una radicalización hasta el
todo de origen islámico, ha puesto sobre punto de que el 83% considera “fanáticos”
el tapete, cuál debe ser la “línea roja” que a los musulmanes. Países como Canadá en
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América y Holanda en Europa, con gran forma posible con la expulsión de ambas
tradición de acogida de inmigrantes, se minorías; si a ello añadimos el poder de la
han visto sorprendidos por la virulencia Contrarreforma y las ceremonias intimi-
terrorista y al asesinato “en nombre de datorias barrocas en forma de Autos de Fe,
Dios”, lo que junto con el resurgimiento junto con la actuación de la Inquisición
de la extrema derecha en los Países Bajos sobre los conversos, erasmistas, ilumina-
o de partidos contrasistema como el de La dos, brujas, nigromantes... entenderemos
Lista de Pin Fortuyn, está haciendo tam- la intransigencia de esa España del
balear las políticas tradicionales de inmi- Imperio reflejada en la literatura de nues-
gración tanto las liberales como las con- tro Siglo de Oro. El Patio de Monipodio
servadoras. de Sevilla o la Corte y la ciudad de Toledo
son zaheridos por Cervantes, entre otros,
Relectura de la memoria histórica como representantes de esa España
Es en momentos como éste cuando se Imperial que es incapaz de resolver sus
mira al pasado en busca de una luz y es miserias y dar ni tan siquiera de comer a
ahí donde resulta tentador hacer uso del sus Lazarillos de la España Profunda. Sin
mito toledano de la convivencia entre las embargo, cuando el Greco pinta el encar-
tres culturas. Una de las mayores parado- go de la Vista de Toledo (Museo del Greco,
jas en la historia de España es que, siendo Toledo) allí aparece pujante la soberbia
éste el país que más tiempo ha acogido ciudad imperial con su mítico pasado clá-
en su seno a judíos y árabes en toda sico y una imagen remozada para volver
Europa, haya sido a la vez el país que “ha a acoger la capitalidad perdida, con una
olvidado” con más facilidad su pasado nueva piel, en la que ni morerías, ni jude-
semita y ese “olvido” no sería tanto pro- rías, pero ni siquiera los adornos “árabes”
blema si no hubiese ido acompañado de de los arcos de herradura de alguna de sus
una campaña de “limpieza de la memoria” principales puertas aparecen, remarcando
por el contrario los nuevos edificios del
“programa Imperial”: desde la Puerta
Es en momentos como éste cuando se mira al pasado
Nueva de Bisagra, al Alcázar de Toledo y
en busca de una luz y es ahí donde resulta tentador los Hospitales de Afuera y Santa Cruz.
hacer uso del mito toledano de la convivencia entre La poca relevancia de la fuerza de la
las tres culturas. Una de las mayores paradojas en la Razón en La España del siglo XVIII, con
historia de España es que, siendo éste el país que más escasas y honrosas excepciones, tiene en la
tiempo ha acogido en su seno a judíos y árabes en figura del exiliado Blanco White su repre-
toda Europa, haya sido a la vez el país que “ha sentante mas preclaro. Su obra en inglés
sólo ha sido recientemente traducida por
olvidado” con más facilidad su pasado semita (...).
Juan Goytisolo y en la España del XIX fue-
ron mayores las sombras conservadoras
consistente precisamente en borrar esas que las luces liberales. Por eso, cuando la
“contaminantes huellas semíticas” de generación del 98 comenzó a estudiar el
nuestro inmaculado pasado cristiano “mal de España” encontró en algunos
romano visigodo, que a pesar del corto mitos antisemitas como aquel de “La
periodo de dominación árabe, volvió Pérdida de España”, por la caída del Reino
como por arte de magia a las manos cris- Visigodo a manos de los árabes su razón
tianas, de las que nunca ya volvió a salir, de ser : el mito de la unidad en el que
sobre todo, desde los Católicos Reyes. Toledo, con la conversión de Recaredo al
El problema converso de judíos y catolicismo y con la celebración de los
moriscos acabó resolviéndose de la peor más importantes Concilios, no sólo se
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ciudad de Toledo y eso es lo que la relec- lados, nunca veremos el otro lado del espe-
tura de la memoria histórica debe develar; jo de Alicia, en donde está la clave para
del éxito o no de esa empresa dependerá permitirnos soñar que alguien, alguna vez,
que Toledo siga siendo una ciudad “muse- en algún lugar, solucionó uno de los pro-
alizada” para la galería o por el contrario, blemas humanos más acuciantes hoy, el de
vuelva a recuperar su mestizo pasado la convivencia en la diversidad, por lo
intercultural y pueda ser una voz de pri- menos en el terreno cultural, hasta el pun-
mera magnitud en el difícil escenario de la to que se decía en la Edad Media que, para
multiculturalidad y sus peligrosos abis- estudiar a Dios (Teología), había que ir a
mos. Aquí se supo transitar con inteligen- París, para estudiar La Ley (Derecho) a
cia por las anchas veredas de la cultura, ahí Bolonia y para estudiar al Diablo (Las
esta Toledo para quien la quiera ver. Si Ciencias de la Naturaleza) había que venir
seguimos sólo mirando desde uno de los a Toledo…
Datos de interés
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