Está en la página 1de 322

Querido amigo,

Cada uno de nosotros es resultado de la obra de Sus manos,


creado en Cristo Jesús para buenas obras. Naciste de nuevo
por el regalo gratuito de la gracia para ser un hijo de Dios, y
esa misma gracia te otorgó poder para realizar un propósito.
¿Conoces y comprendes el asombroso poder de los dones
y habilidades que Dios te ha dado para que cumplas tu
propósito?

Los dones, talentos y habilidades que se te han dado no son


para ti: son para que otros los reciban a través de ti. Llevas en
ti lo que Dios desea dar a otros. Cada uno de nosotros necesita
reconocer y mayordomear nuestros dones, fielmente y con
la determinación de usarlos para beneficio de otros y para la
extensión del Reino.

Feliz y bendecida es la persona que conoce sus dones y opera


en ellos. Miserable y estresada es la persona que intenta
operar en los dones de otro. A través de la fidelidad y de la
cooperación con la gracia de Dios, y bajo Su Unción, debemos
buscar la multiplicación de nuestros dones desde una postura
de paz, en lugar de una postura de lucha.

Has sido dotado y empoderado a través de Su gracia y unción.


Que tu determinación te impulse hacia adelante, para hacer
grandes cosas para Dios.

Junto a ti,
A menos que se indique lo contrario, todas las citas de la Escritura han sido tomadas de la Santa
Viviente, ntv
Biblia, Nueva Traducción Viviente, ntv,, © 2008, 2009 Tyndale House Foundation. Usadas con permiso
de Tyndale House Publishers, Inc., Wheaton, Illinois 60189. Todos los derechos reservados. Las citas
de la Escritura marcadas (rvr-60
(rvr-60)) son tomadas de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960,
1960, rvr
rvr,,
© 1960 por lasSociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 por las Sociedades Bíblicas
Unidas. Usadas con permiso. Las citas de la Escritura marcadas (tpt (tpt)) son tomadas de The Passion
Translation®,
Translation ®, copyright © 2017 por BroadStreet Publishing® Group, LLC. Usadas con permiso. Todos
los derechos reservados. ThePassionTranslation.com. Traducción libre por Belmonte Traductores. Las
citas de la Escritura marcadas (msg
(msg)) son tomadas de The Message,
Message, copyright © 1993, 1994, 1995, 1996,
2000, 2001, 2002. Usadas con permiso de NavPress Publishing Group. Todos los derechos reservados.
Traducción libre por Belmonte Traductores.
Los textos en cursivas son énfasis del autor.
Potential, Spanish, by John P. Bevere
X: Multiply Your God-Given Potential,
© 2021 Messenger International
MessengerInternational.org
Originally published in English as X: Multiply Your God-Given Potential
ISBN 978-1-937558-25-3 (hardcover edition)
ISBN 978-1-937558-24-6 (electronic edition)

Originally published in Spanish by Whitaker House


whitakerhouseespanol.com
ISBN: 978-1-64123-596-9
eBook ISBN: 978-1-64123-597-6

Additional resources in Spanish are available for


free download and video streaming at
MessengerX.com and on the MessengerX app

To contact the author : JohnBevere@ymail.com

This book is a gift from Messenger International and is


NOT FOR SALE

X: Multiplique el Potencial que Dios le Dio, Español, por John P. Bevere


© 2021 Messenger International
MessengerInternational.org
Publicado originalmente en inglés como: X: Multiply Your God-Given Potential
ISBN 978-1-937558-25-3 (edición de tapa dura)
ISBN 978-1-937558-24-6 (edición electrónica)

Publicado originalmente en español por Whitaker House


whitakerhouseespanol.com
ISBN: 978-1-64123-596-9
eBook ISBN: 978-1-64123-597-6

Recursos adicionales en español disponibles para


descarga gratuita y transmisión en video en
MessengerX.com y en la app MessengerX

Para contactar al autor: JohnBevere@ymail.com

Este libro es un regalo de Messenger International y


NO ES PARA LA VENTA

App Store es una marca de Apple Inc., registrada en los Estados Unidos y en otros países.
Google Play y el logo de Google Play son marcas registradas de Google LLC.
Dedicado a las magníficas esposas de nuestros hijos…

Lisa y yo les amamos profundamente, y cada una de ustedes


muestra los hermosos rasgos enumerados abajo y aún más,
pero estos son los que más sobresalen:

Julianna
Casada con Addison el 25 de octubre de 2009.
Eres encantadora y sabia.
Siempre serás mi primera hija.

Jessica
Casada con Austin el 24 de septiembre de 2018.
Eres amable y adorable.
El gozo llena la atmósfera dondequiera que vayas.

Christian
Casada con Arden el 18 de noviembre de 2018.
Estás llena de gracia y ternura de corazón.
Amas a nuestro hijo de una forma muy hermosa.

La futura señora de Alec Bevere


Mi corazón anhela conocer a nuestra futura hija.
Ya te amo profundamente.

Cada una de ustedes nos produce un gran gozo a Lisa y a mí.


Gracias por multiplicar nuestra familia.
Nuestras hijas para siempre.
ÍNDICE

Acerca de este libro ix

1 Unir los puntos 1

2 Habilidades impartidas 19

3 Evalúese sinceramente 39

4 Administradores 53

5 Fiel 75

6 Diligencia y multiplicación 97

7 Gran multiplicación 117

8 Ideas estratégicas 135

9 Inversión 155

10 El catalizador 179

11 Imítenme a mí 199

12 Obstáculos para la multiplicación I 223

13 Obstáculos para la multiplicación II 241

14 Descubra y desarrolle sus dones 259

15 Ungido 283

Apéndice 297

Reconocimientos 301

Notas 303
ACERCA DE ESTE LIBRO

A lo largo de estas páginas encontrará ideas y estrategias bí-


blicas que le empoderarán para descubrir su propósito, encen-
der su pasión, y darse cuenta de cuál es su potencial. Con cada
capítulo hay también preguntas de reflexión que le ayudarán a
personalizar lo que está aprendiendo.
Si le gustaría aprender más sobre cómo multiplicar, he
creado contenido extra, incluyendo lecciones en video, una
guía de acompañamiento y otros recursos en el Internet que se
pueden usar individualmente o en un entorno de grupo. Puede
acceder a estos recursos, y a toda mi librería de recursos de dis-
cipulado, enMessengerX.com. Millones de personas han
usado nuestros recursos, y nuestra meta es ponerlos a disposi-
ción de cada persona al margen de su ubicación, idioma o posi-
ción económica (algo sobre lo que aprenderá más en este libro).
Dedique un minuto a mirar la página y a unirse a nuestra co-
munidad global de mensajeros.
Y si tiene alguna pregunta, por favor no dude en contactar
conmigo y con mi equipo de Messenger International.
¡Mucho ánimo!
John
El temor del Señor es la base de la
sabiduría… La sabiduría multiplicará tus
días y dará más años a tu vida. Si te haces
sabio, serás tú quien se beneficie.
—Proverbios 9:10-12
1

Unir los puntos

C
orría el año 2012. Yo tenía previsto ser orador en la
zona de Los Ángeles en unas reuniones de fin de se-
mana de una iglesia. Mi patrón normal es volar el sá-
bado en la tarde, ministrar el sábado en la noche y el domingo
en la mañana, y regresar a casa el domingo en la tarde. Esta
rutina estaba a punto de cambiar.
Uno de nuestros socios ministeriales, al que llamaré Stan, al
saber que tenía programado estar en la zona de LA, me llamó
y me preguntó si me gustaría jugar un partido de golf en el fa-
moso Riviera Country Club. No tuve que pensarlo dos veces,
ya que jugar allí estaba en mi lista de cosas por hacer antes de
morir. Con entusiasmo le respondí: “Por supuesto que sí, ¡me
encantaría!”.
Permítame darle un poco más del trasfondo de la historia.
En los más de treinta y cinco años de viajar y comunicar la Pa-
labra de Dios, de vez en cuando mi pasión por jugar al golf se
cuela en mi mensaje cuando me dirijo a las audiencias. Una con-
secuencia de ello, no planificada pero a la vez agradable durante
los años, ha sido varias ofertas para jugar en algunos de los clu-
bes de golf más bonitos del mundo. Esta, sin duda alguna, era
una de esas ocasiones.
2 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Esta era una invitación muy especial. Riviera es un club


exclusivo y privado, en el que es muy difícil entrar. Cada año
este campo alberga el evento de la PGA llamado Genesis Invi-
tational (antes conocido como el Abierto de Los Ángeles). Tam-
bién ha albergado importantes torneos, incluyendo algunos US
Open, Campeonatos de la PGA, el US Amateur y otros torneos
destacados.
Stan me recogió temprano el sábado en la mañana para el
recorrido soñado. Para hacer que las cosas fueran aún mejores,
uno de mis mejores amigos, Aaron Baddeley, acababa de ganar
el LA Open el año anterior. ¡Yo anticipaba mentalmente repetir
algunos de sus increíbles golpes cuando ganó el torneo en 2011!
Comencé los cuatro primeros hoyos haciendo tres sobre par
(los nervios me traicionan), pero terminé la ronda con dos bajo
par. Stan y yo pasamos un gran tiempo juntos; fue una mañana
memorable, por decirlo con suavidad.
De camino de regreso a mi hotel en el centro de Los Ángeles,
Stan me hizo una pregunta sincera: “John, ¿puedo preguntarte
por un asunto con el que he estado batallando?”.
“Claro”.
De una forma vulnerable y muy sincera, me hizo esta pre-
gunta: “John, he trabajado de forma incesante y diligente, em-
pleando muchas horas para construir mis negocios durante las
dos últimas décadas. Mi valor neto es aproximadamente de 9
millones de dólares. Todo va bien con mis clientes actuales. El
resultado de años de duro trabajo es que mi esposa y mis hijos
tienen la vida económicamente resuelta”.
Entonces llegó esta pregunta: “Ahora que estoy entrando
en la década de los cincuenta años, ¿por qué trabajar al mismo
Unir los puntos 3

ritmo? ¿Por qué seguir afanándome por construir mis negocios


hasta alcanzar los 35 millones de dólares durante los próximos
diez años?”.
El Espíritu Santo al instante me dio la sabiduría para saber
responder. “Permíteme plantearte un escenario”, le dije. “Supón
que yo te dijera: ‘Stan, he pasado años trabajando duro para
escribir diecisiete libros que ahora están en más de ochenta
idiomas con una cifra de ejemplares que oscila en múltiples mi-
llones. He volado más de diez millones de millas en los últimos
veinticinco años, he luchado contra el jet lag, he experimentado
diversas culturas y comidas extrañas, y me he quedado en di-
minutas habitaciones de hoteles, todo para poder ministrar el
evangelio por todo el mundo. El ministerio va bien y las finan-
zas son estables; Lisa y mis hijos también tienen la vida resuelta.
¿Por qué debería continuar trabajando al mismo nivel?’”.
Fue un escenario perfecto. Con una ligera sonrisita, él res-
pondió: “No me gustaría estar en tus zapatos cuando un día
estés delante de Jesús”.
De inmediato le dije: “Stan, eso es exactamente lo que me
dijiste con respecto a tus negocios”.
La sonrisa desapareció de inmediato de su rostro. Apartó
sus ojos de la carretera para mirarme con expresión de asombro.
Con descrédito, me preguntó: “¿Cómo consigues eso?”.
“Stan, Dios ha dado dones a cada uno de sus hijos. Esos
dones son asignados divinamente para edificar su reino; sin em-
bargo, somos administradores y por lo tanto podemos escoger,
en cada momento, usar esos dones de una de tres maneras:
Podemos usar los dones para edificar el reino.
Podemos usar los dones para edificarnos a nosotros mismos.
4 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Podemos ser negligentes con esos dones”.


Tenía la atención de Stan, así que continué: “Algunos de mis
dones obvios son escribir y hablar; tus dones están relaciona-
dos con los negocios y el dar. ¡Tú te reíste de mi escenario! Sin
embargo, tu escenario es exactamente el mismo. Tus dones son
tan importantes para edificar el reino como los míos. De hecho,
los tuyos quizá son más importantes, ¡pero no has unido los
puntos!”.
Seguimos hablando al respecto. Por nuestra conversación,
fue a la vez reconfortante y agradable ver el rápido cambio en los
pensamientos y la actitud de Stan.
Seis meses después llamé a Stan para ponernos al día y ver
cómo le iba. Fue otra conversación inolvidable.
“Hola, Stan, ¿cómo te va?”.
“¿Quieres una respuesta sincera?”. Su respuesta me agarró
desprevenido.
“¡Sí, claro!”.
“He estado turbado, en el buen sentido, por las palabras que
me dijiste hace seis meses atrás”.
“¿Qué estás haciendo al respecto?”.
Con una carcajada, rápidamente me dijo: “Estoy rompiendo
la parte de atrás para edificar mis negocios hasta los 35 millones
de dólares para así edificar el reino”.
“¡Me alegro por ti!”.
Stan había entendido la realidad de que él no es un espec-
tador en la tarea de avanzar el reino de Dios, sino un partici-
pante vital. Entendió la visión, la cual muchos eluden, de que
sus habilidades únicas son valiosas para lo eterno, no solo para
lo temporal. Ahora entiende plenamente que tiene dones para
Unir los puntos 5

un propósito mayor que él mismo y su familia. Estoy muy agra-


decido de que fuera abierto, sincero y humilde. Estos rasgos le
abrieron para poder recibir la verdad que cambiaría su vida. Y
debido a su testimonio, no solo su vida, sino también la de mu-
chos otros.
Esa comprensión de Stan se ha convertido ahora en su moti-
vación para multiplicar, y es ejemplo del propósito principal de
este libro. Al conversar con creyentes durante mis años de via-
jes, el inmenso número de personas que piensan como Stan es
una realidad asombrosa. De hecho, si yo estuviera acorralado en
una esquina, tendría que decir que es la mayoría. Sin embargo,
muchos no son tan sinceros como Stan para admitirlo, pero
según se produce la conversación, se descubre la desconexión.
Si cuestiona su propósito con pensamientos similares, estoy
contento de que tenga este libro en sus manos. Espero sincera-
mente que también cambie su paradigma.
Como Stan, sea sincero consigo mismo; eso le ayudará a unir
sus puntos. En esta postura de humildad descubrirá y creerá fir-
memente en multiplicar sus dones únicos para edificar el reino.
Usted está tan llamado por Dios como su pastor o como yo. Su
llamado es tan legítimo como lo fue el del gran Billy Graham o
cualquier otro ministro muy reconocido.
Hablaremos sobre cómo descubrir, desarrollar y, lo más im-
portante, multiplicar sus dones para mejorar su llamado espe-
cífico. La Palabra de Dios y las historias contenidas en este libro
edificarán su fe para aumentar en gran medida su eficacia. Lo
sé de primera mano; ocurrió conmigo al escribir y editar este
libro.
6 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

NACIDO CON PROPÓSITO PARA


UN PROPÓSITO

Comencemos examinando un pasaje de las Escrituras muy


familiar:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto


no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para
que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9, RVR-60)

El enfoque de estos dos versículos es la gracia de Dios. Está


claro, muy claro, que somos salvos por gracia y que esto es un
don de Dios. La iglesia del siglo XXI ha hecho un trabajo ex-
celente al comunicar esta verdad. Nunca podremos trabajar
duro, vivir puros o sacrificarnos lo suficiente para merecer el
privilegio de pasar la eternidad con nuestro Creador, el Dios
Todopoderoso. Este versículo tan conocido ha sido uno de las
principales referencias, si no la principal, para revelar esta ver-
dad importante. Sin embargo, no se ha prestado atención a lo
que viene después:

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús


para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:10, RVR-60)

Notemos que la siguiente palabra después del versículo 9 es


porque. Esta palabra es una conjunción, la cual une las dos frases
en una sola. En otras palabras, el comienzo del pensamiento no
está completo aún. La palabra porque significa “por esto”, así
que el versículo 10 no se debería dejar fuera cuando citamos los
Unir los puntos 7

versículos 8 y 9; de lo contrario no obtendremos el significado


completo de lo que se quiere comunicar.
El versículo 10 afirma que somos obra de sus manos, creados
para un propósito: producir buenas obras. Por lo tanto, en esen-
cia, en estos tres versículos Pablo está diciendo:

Somos salvos por gracia para ser primero alguien: un


hijo de Dios; y somos empoderados igualmente por esa
misma gracia para hacer algo.

Nunca podemos enfatizar demasiado una verdad descui-


dando otra verdad. Pero déjeme enfatizar desde el principio
que quienes somos en Cristo Jesús es clave para lo que hacemos,
porque todo lo que hagamos debería proceder de quiénes somos.
Es fácil evitar el aspecto del “hacer algo”, ya que nos exime
de cualquier presión de trabajar para edificar el reino. La triste
realidad, sin embargo, es que es nuestra labor lo que nos vigo-
riza. Jesús dice: “Mi comida es que haga la voluntad del que me
envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34, RVR-60). También dice:
“Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21,
RVR-60). Juntando sus dos afirmaciones, vemos claramente que
nuestra comida es hacer y terminar la voluntad de Jesús quien
nos envía. La comida es lo que nos fortalece. Si no comemos,
nos debilitamos y valemos para muy poco.
Ahora llevemos esto a nuestra vida espiritual. Si no hacemos
la voluntad de Jesús quien nos envía, nos debilitamos. Ahora
somos vulnerables a la tentación.
En más de cuarenta años caminando con Jesús, he obser-
vado que una de las principales causas de que las personas se
8 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

aparten de la fe es una falta de “hacer”. Se vuelven perezosos y


vagos con respecto a su llamado, y sin darse cuenta se encuen-
tran en una borrachera complaciente, en la inmoralidad, o en-
tregados a intereses que les acercan más a la forma de vivir del
mundo. Pierden su fortaleza espiritual. Este es el resumen:

Lo que hacemos nos fortalece.

Entonces, permítame reafirmar la verdad de estos tres versí-


culos: usted nació de nuevo mediante el don gratuito de la gra-
cia para ser un hijo de Dios, y fue igualmente empoderado por
esa misma gracia para hacer algo. La Biblia declara que Dios
planeó cada una de nuestras obras de antemano. David escribe:

Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida es-


taba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado
antes de que un solo día pasara. (Salmos 139:16)

Dios diseñó cosas para que usted hiciera antes de que na-
ciera. En realidad, ¡Él escribió esas obras en un libro! Solo pode-
mos imaginar cuán enorme es ese libro, porque cada momento
de nuestra vida está escrito en él. Esas tareas que Él planeó para
nosotros giran en torno a edificar su reino. Su deseo más pro-
fundo es que cumplamos sus planes para nuestra vida, pero no
está garantizado que lo hagamos. Notemos en Efesios 2:10 la pa-
labra anduviésemos. No dice “para que andemos en ellas”, sino
“para que anduviésemos en ellas”. Aquí es donde entra en juego
nuestro libre albedrío. Él organizó de antemano nuestras obras,
pero depende de nosotros andar en lo que Él planeó.
Estoy firmemente convencido de que cuando estemos delante
de Jesús en el tribunal de Cristo (donde seremos recompensados
Unir los puntos 9

por nuestra labor como cristianos o sufriremos pérdida por nues-


tra negligencia), Él abrirá ese libro y dirá: “Comparemos cómo vi-
viste realmente según el plan original que mi Padre y yo teníamos
en mente para ti” (con respecto al juicio, está escrito en dos lugares
distintos de la Biblia que “los libros fueron abiertos”; ver Daniel
7:10 y Apocalipsis 20:12, RVR-60). Creo que estos libros los escribió
Dios sobre nuestra vida antes de que naciéramos. Con respecto a
nuestro llamado específico, no seremos juzgados por lo que hici-
mos, sino por lo que fuimos llamados a hacer. Esto es aleccionador.
En este punto quizá sienta un poco de pánico. ¡No, por favor!
Hay tres cosas importantes que destacar: primero, Dios está más
apasionado que usted con respecto a que termine lo que le ha lla-
mado a hacer, así que no le va a ocultar sus planes. ¡Él desea que
conozca su llamado más que usted mismo! Segundo, el proceso de
crecer hasta la plenitud de su llamado es un viaje y no un evento
puntual, así que luche contra la urgencia de caer en la impaciencia.
Tercero, en este libro encontrará ideas tanto de la Biblia como de
la experiencia para que pueda descubrir y desarrollar su llamado.
Para ayudar a ilustrarlo, piense en este ejemplo. Suponga-
mos que estoy proyectando una ciudad y deseo construir un
espectacular complejo residencial, recreativo y de tiendas cerca
del centro de la ciudad. Ser el planificador de la ciudad me con-
vierte en el diseñador jefe, así que soy yo quien organizo el plan
maestro con buenos promotores y arquitectos. En este complejo
quiero áreas de juego, atracciones para montar en ellas, pistas
deportivas, fuentes, zonas para sentarse y recorridos para cami-
nar. También quiero incorporar tiendas con apartamentos en el
piso de arriba, restaurantes, cines y otros toques creativos para
que nuestro complejo sea único.
10 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Una vez terminado el diseño, después decido qué contratis-


tas necesitaré para lograr los distintos aspectos del plan maes-
tro. Contrato a varios de estos contratistas y les doy el tiempo
que tienen para realizar sus tareas. El proyecto está listo para
comenzar.
Si todos los contratistas hacen exactamente lo que les pido,
el proyecto masivo se construirá sin problemas e irá todo bien.
Sin embargo, ¿qué ocurre si algunos de los contratistas no hacen
de este proyecto una prioridad? ¿Y si aceptan la tarea, pero en
el tiempo que les he dado para la construcción usan sus habili-
dades para trabajar en otros proyectos? ¿Qué ocurre si se van a
pescar, a jugar al golf, y asisten a eventos deportivos de manera
frecuente y descuidan su trabajo? ¿Y si otros son perezosos y no
se toman su trabajo en serio? Si dependo totalmente de estos
contratistas originales, el proyecto no se terminará a tiempo. De
hecho, quizá nunca se termine.
La decisión la tienen los contratistas sobre qué hacer con su
tiempo y talentos; sin embargo, como planificador de la ciudad,
no me voy a conformar con grandes demoras o con la posibili-
dad de que el proyecto nunca se termine. Lo que haré será con-
tratar a otros para que hagan el trabajo.
¿Cuál es el resultado? Los contratistas originales no reciben la
recompensa de ser parte del equipo que edifique el bonito com-
plejo. No podrán enseñar a sus hijos, nietos y amigos su parte en
el bonito enfoque del centro de la ciudad. Sus hijos no podrán
decirles a otros que sus padres fueron parte de ello. También
perderán la recompensa de su pago por la tarea encomendada.
Podemos ver este mismo principio ejemplificado en toda la
Biblia. Dios tiene un plan maestro para la edificación de su reino.
Unir los puntos 11

Sin embargo, a lo largo de la historia, Dios ha tenido que trabajar


con personas que no han cumplido sus deseos y, por lo tanto, fre-
cuentemente ha tenido que ajustar su plan original (hablo en tér-
minos humanos porque Dios conoce el fin desde el principio; Él
no está sujeto al tiempo). Por lo tanto, “cambiar” el plan no es algo
que le tome por sorpresa. Él sabía de antemano lo que sus traba-
jadores escogerían. Él ya estaba preparado con sus reemplazos.
Aquí tiene algunos de los muchos ejemplos de esto en las
Escrituras. Puede verlo con el padre de Abraham, Taré (nuestro
hijo menor, Arden, recientemente me recordó esta verdad). La
mayoría de nosotros sabemos que Abraham nació y creció en
Ur de los caldeos antes de que Dios lo llamara a ir a la tierra de
Canaán. El hecho menos conocido es que si analizamos de cerca
a su padre, Taré, descubriremos que fue él a quien Dios llamó
originalmente a hacer esto. Leemos:

Cierto día, Taré tomó a su hijo Abram, a su nuera Sarai


(la esposa de su hijo Abram) y a su nieto Lot (el hijo de
su hijo Harán) y salieron de Ur de los caldeos. Taré se di-
rigía a la tierra de Canaán, pero se detuvieron en Harán
y se establecieron allí. Taré vivió doscientos cinco años y
murió mientras aún estaba en Harán. (Génesis 11:31-32)

Hay dos cosas a considerar. En primer lugar, ¿por qué un


hombre, sin razón alguna, desarraiga a su familia de Ur y viaja
más de 900 kilómetros –de todos los lugares posibles– hacia la
tierra de Canaán? El viaje en camello es lento y arduo. Con mu-
jeres y niños, probablemente les tomó al menos varios meses. No
es que Taré pudiera entrar en el Internet y buscar imágenes y leer
12 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

artículos de Canaán como un buen lugar para vivir y trabajar. No


lo descubrió mediante comentarios en las redes sociales. Debió
haber una razón para este movimiento diferente y distante.
En segundo lugar, si se dirigía a Canaán, ¿por qué se esta-
bleció en Harán? ¿Por qué no terminó su viaje hasta su destino?
¿Podría ser que fue tentado a no terminar? ¿Quizá se enfrentó a
deseos que interfirieron, dificultades, un familiar que se cansó
de viajar, o cualquier otra circunstancias que le distrajo? ¿Pudo
ser que vio más oportunidades en Harán y no quiso arriesgarse
a perderlas solo por hacer caso a una palabra de Dios?
Al considerar todo esto, ¿podríamos concluir que Taré era la
primera opción de Dios para que fuera “el padre de muchas na-
ciones”? ¿Se le asignó también originalmente ser el padre de la fe,
un término ahora atribuido a Abraham (ver Romanos 4:16-17)?
Taré decidió no recorrer la distancia, y se estableció en
Harán. Creo que si se hubiera mantenido en su viaje, hoy lee-
ríamos sobre sus aventuras y su pacto con Dios. Creo que Israel
lo hubiera considerado como su padre y que Jesús habría sido
conocido como “la simiente de Taré” en lugar de “la simiente de
Abraham” (ver Gálatas 3:16, RVR-60).
Otro ejemplo de un cambio en el plan maestro de Dios es el
juez y sacerdote principal Elí. A él y a sus descendientes se les
asignó ser los sacerdotes que se acercarían a Dios por el pueblo.
Sin embargo, un profeta enviado a Elí declaró:

Por lo tanto, el Señor, Dios de Israel, dice: prometí que


los de tu rama de la tribu de Leví me servirían siempre
como sacerdotes. Sin embargo, honraré a los que me
honran y despreciaré a los que me menosprecian. Lle-
Unir los puntos 13

gará el tiempo cuando pondré fin a tu familia para que


ya no me sirva en el sacerdocio. (1 Samuel 2:30-31)

La desobediencia de Elí afectó tanto a él como a sus descen-


dientes. Si hubiera caminado honorablemente delante de Dios,
el sacerdocio habría continuado con el clan de Elí.
Otro ejemplo más de esto son todos los reyes de Israel. El
primero fue el hijo de David: Salomón. Dios le dijo: “Ya que no
has cumplido mi pacto y has desobedecido mis decretos, cier-
tamente te arrancaré el trono y se lo daré a uno de tus siervos”
(1 Reyes 11:11). Más adelante, si Salomón se hubiera mantenido
veraz, el reino nunca le habría sido arrebatado de su hijo Ro-
boam. La mayoría del reino se le entregó a Jeroboam, el cual
después tampoco fue fiel. Dios le dijo:

Yo te saqué de entre la gente común y te hice goberna-


dor de mi pueblo Israel. Le arranqué el reino a la fa-
milia de David y te lo entregué a ti; pero tú no has sido
como mi siervo David, quien obedeció mis mandatos y
me siguió con todo el corazón y siempre hizo lo que yo
quería… Como me has dado la espalda, traeré desastre
sobre tu dinastía. (1 Reyes 14:7-10)

Jeroboam habría tenido una larga dinastía si no hubiera


usado mal su posición y sus dones para beneficiarse él mismo
en lugar del reino de Dios. El rey Baasa de Israel recibió un men-
saje parecido (ver 1 Reyes 16:1-7), así como otros a quienes se les
confiaron responsabilidades en el reino.
14 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Este es mi punto: a menudo nuestra infidelidad al llamado


de Dios sobre nuestra vida no solo nos afecta a nosotros, sino
también a nuestros descendientes. Con Taré no sucedió, pero
fue así con muchos otros.
Vemos una situación parecida entre los profetas. Eliseo sir-
vió a Elías y recibió una doble porción de lo que había en la vida
de Elías. Pero años después, el sirviente de Eliseo, Giezi, que era
el siguiente en la línea para caminar en el don profético, perdió
el enfoque de lo que era importante y se alejó. Contrajo la lepra
y dejó el servicio al que originalmente fue llamado (ver 2 Reyes
5:20-27). Un nuevo sirviente (de quien no se dice el nombre)
ocupó su lugar para ayudar a Eliseo.
En el Nuevo Testamento vemos esto con Judas Iscariote.
Como usó mal su llamado y los dones que se le entregaron, tuvo
que ser reemplazado. Pedro dijo a los discípulos en el aposento
alto: “Esto estaba escrito en el libro de los Salmos, donde dice:…
‘Que otro tome su lugar’. Entonces ahora tenemos que elegir a
alguien que tome el lugar de Judas” (Hechos 1:20-21).
¡Qué triste, y qué trágico! Es aleccionador pensar en los la-
mentos que muchos tendrán por haber escogido no administrar
de un modo digno el llamado o los dones que había en sus vidas.
Regresando al aspecto positivo, usted, querido lector, nació
a propósito y con un propósito. Su vida tiene un gran valor para
edificar lo eterno. No es la voluntad de un mero hombre o mujer,
sino algo que Dios mismo determinó.

USTED DETERMINA SU EFICACIA

Esta es la asombrosa realidad: Cuán eficaz sea usted no depende


de Dios sino de usted. Eso puede parecer irreverente si usted ha
Unir los puntos 15

puesto todos los logros de su vida en la cesta de “la soberanía de


Dios”. Sin embargo, le aseguro que no es irreverente y que esta
afirmación no le resta nada a la soberanía de Dios. Es un testi-
monio de su confianza en nosotros, y su deseo de que sus hijos e
hijas ejerzan el libre albedrío que Él nos ha dado.
Volvamos a ver una parte de la Biblia que abrió este capítulo:

La sabiduría multiplicará tus días y dará más años a tu


vida. Si te haces sabio, serás tú quien se beneficie.
(Proverbios 9:11-12)

¡Esta verdad es muy alentadora y poderosa! ¿Qué significa


multiplicar tus días? No puede referirse a alargar su vida; esto
ya está cubierto por la frase “…y dará más años a tu vida”. No
puede significar otra cosa que aumentar su eficacia cada día. En
otras palabras, sacará más del día que alguien que no tenga la
sabiduría de Dios.
Probablemente haya escuchado el proverbio: “Si se embotare
el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces
más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir” (Ecle-
siastés 10:10, RVR-60). La sabiduría es el enfoque aquí. No será
tan eficaz o productivo con un hacha sin filo (falta de sabiduría).
Contrariamente, usted será capaz de cortar muchos más árboles
con un hacha que esté afilada (vivir sabiamente). Multiplicará
sus esfuerzos usando la misma fuerza.
La sabiduría de Dios es muy importante. Más adelante en el
libro compartiré una historia de un amigo mío que fue impro-
ductivo como creyente durante décadas, y finalmente se cansó
de su estado aletargado. Lo primero que hizo fue sumergirse en
16 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

las Escrituras por seis meses. Esto le dio la sabiduría para ser
más eficaz, y se sorprenderá de la historia de su vida.
No es solo a mi amigo, sino que a todos se nos dice: “¡Adqui-
rir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer!” (Proverbios 4:7).
Me encanta esta frase. Cuando realmente la creemos, damos
nuestro tiempo y energía a la adquisición de sabiduría. Pero la
gran verdad de Proverbios 9:11-12 es esta: una vez que obtiene
sabiduría, ¡usted es el primer beneficiado!
La sabiduría de Dios sobre la que escribo en este libro me
tomó años de buscar, indagar y escuchar, además de experien-
cias tanto positivas como negativas. Pero como descubrirá, no
soy solo yo, sino muchos otros a los que he tenido el privilegio
de entrevistar que han caminado sabiamente y han dado un
fruto tremendo. Solo espero que, en un breve espacio de tiempo,
usted reciba lo que a mí me costó años conseguir, y que usted
vaya mucho más lejos que yo con esta sabiduría. Es un asunto
del reino; todos somos uno, así que si usted se beneficia, enton-
ces yo me beneficio. Si usted va más lejos que yo, eso también
me ayuda, porque somos uno. Todos estamos trabajando por un
propósito común y para la gloria de un Rey.

UN SECRETO OCULTO

Pasemos al capítulo siguiente con esta pregunta: ¿estaría usted


interesado en conocer un secreto oculto que la mayoría de la
gente desconoce, que impulsará sus habilidades más allá de lo
que ha experimentado jamás?
¡Creo que sí! Y esto es lo interesante: hay un secreto así. Es
una verdad escondida que estamos a punto de destapar.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. Según Efesios 2:10, Dios planeó cosas para que usted las
hiciera antes de que naciera. ¿Ha buscado conocer esos
planes? ¿Qué le ha impedido descubrirlos?

2. Usted nació a propósito y con un propósito. A la luz de la


historia de Stan, ¿cómo ve sus dones y habilidades? ¿Los
ve como algo importante para edificar el reino de Dios?
¿O quizá usted, al igual que Stan, no ha sabido unir los
puntos?

3. Hacer la voluntad de Dios nos fortalece. ¿Le está fortale-


ciendo lo que está haciendo con su vida? ¿Está apasionado
con la obra que está haciendo? Si no, ¿por qué le falta
satisfacción?
De manera que, teniendo diferentes
dones, según la gracia que nos
es dada, si el de profecía, úsese
conforme a la medida de la fe.
—Romanos 12:6 (rvr- 60)
2

Habilidades impartidas

T
engo un amigo, Jim, que ha entrenado a un equipo de
básquet femenino del instituto durante dieciocho años.
En todo ese tiempo no fueron capaces de ganar el cam-
peonato estatal. Año tras año, el equipo perdía en la final regio-
nal o, si llegaba al torneo estatal, los eliminaban en la primera
ronda.
Jim compartía conmigo: “Estaba frustrado y listo para aban-
donar, pero en ese periodo de tiempo descubrí el poder de la
gracia de Dios”.
Jim tomó una decisión firme. Ya no entrenaría en sus pro-
pias fuerzas, como había hecho por dieciocho años, sino que
confiaría totalmente en la gracia de Dios. Le preguntó al Señor
qué hacer, y la respuesta de Dios fue: “Reestructura tus entre-
namientos. En lugar de noventa minutos en la cancha, pasa
cuarenta y cinco minutos en los vestuarios leyendo la Biblia,
compartiendo y orando, y después pasa los últimos cuarenta y
cinco minutos en la cancha”.
Jim me dijo: “John, eso parecía contraproducente. Necesi-
tábamos trabajar en las habilidades y en las jugadas; necesitaba
cada uno de los noventa minutos para entrenar. Pero sabía que
había escuchado a Dios”.
20 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Continuó con su historia: “Entonces les conté la nueva estra-


tegia a las chicas. Ellas pensaron que era un poco religioso y les
pareció una idea tonta. Algunas incluso se frustraron cuando
lo oyeron por primera vez, pero después de compartir un poco
más lo que había en mi corazón, lo aceptaron”.
Con una sonrisa en su rostro, dijo: “Ese año ganamos el
campeonato de básquet estatal por primera vez. Por si eso fuera
poco, al año siguiente lo volvimos a ganar”.
También me comentó sobre el segundo campeonato estatal:
“Fue asombroso, ya que perdimos todas las bandejas en canasta
en la final. ¡No deberíamos haber ganado con todos esos tiros
fallados! Sin embargo, tras revisar las estadísticas nos dimos
cuenta de que establecimos un récord en ese partido en tiros de
tres puntos. Los tiros de tres puntos compensaron todas las ban-
dejas falladas y nos dieron el marcador necesario para ganar”.

EMPODERAMIENTO

Jim sintonizó con la sabiduría divina; de hecho, fue la misma


idea que descubrió el apóstol Pablo, una que estadísticamente
elude más del noventa por ciento de la iglesia del siglo XXI. La
idea es esta: la gracia bíblica no es solo el regalo de salvación
de Dios, sino también su empoderamiento para nuestras vidas.
Examinemos las palabras de Pablo, pero tengamos en mente que
estas palabras son una cita exacta de la boca de Dios: “Mi gracia
es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad”
(2 Corintios 12:9).
No hay dudas ni áreas grises aquí. Dios se refiere directa-
mente a su gracia como su empoderamiento. La palabra debili-
Habilidades impartidas 21

dad en el versículo de arriba significa “incapacidad”. El Señor


le dice a Pablo, y también a usted y a mí: “Mi empoderamiento
(gracia) se optimiza en situaciones que van más allá de tu habi-
lidad natural”.
Dieciocho años de duro trabajo de Jim, intentando con
todas sus fuerzas dirigir a sus chicas hasta un campeonato, y
¿qué conseguían? Solo años de quedarse cortos. Pero valió la
pena la angustia y las múltiples decepciones cuando Jim des-
cubrió finalmente la sabiduría: la gracia de Dios nos empodera
para ir más allá de nuestra habilidad natural.
En una carta distinta, Pablo hace una afirmación bastante
atrevida: “Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los
otros apóstoles”. Vaya, ¿realmente escribió esto? Pensemos en
quiénes están incluidos en esta lista: Pedro, Santiago, Juan, Ber-
nabé, Apolos, y otro montón de grandes hombres. Suena un
poco arrogante, pero si leemos el resto de su afirmación, enten-
deremos que no lo es:

Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los


otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a
través de mí por su gracia. (1 Corintios 15:10)

Pablo está alardeando del empoderamiento de Dios, no de


su propia habilidad, así que no hay alardeo personal en ello. Él
confiaba en la gracia para lograr su misión divina. Después de
años de frustración, y al final iluminación como entrenador,
Jim ahora depende del empoderamiento (gracia) de Dios para ir
más allá de su propia habilidad, y llevó esta sabiduría a todas las
áreas de su vida; ¡su hacha ha sido afilada!
22 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Con esto en mente, regresemos a nuestra misión individual.


De nuevo, la Palabra de Dios declara: “Porque somos hechura
suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios
2:10, RVR-60). Dios mismo preparó su tarea incluso antes de
que usted naciera. Este llamado artesano es lo que le dará ver-
dadera satisfacción; ¡ningún otro trabajo o juego lo hará! Es su
propósito, y es extraordinario en magnitud. De hecho, con res-
pecto a su consecución, hay una verdad crítica que debe saber:

Su destino, el cual Dios preparó para usted,


¡sobrepasa sus habilidades naturales!

Permítame dejar esto muy claro. Es totalmente imposible


que nosotros cumplamos nuestra tarea divina en nuestra propia
habilidad. ¿Cómo sé que esto es cierto? Porque Dios declara con
firmeza que no compartirá su gloria con nadie (ver Isaías 48:11,
RVR-60). Si alguno de nosotros quisiera alcanzar su destino divino
con su propia habilidad, entonces Dios tendría que compartir su
gloria con nosotros, ¡y Él no hará eso! Dios hizo su llamado inten-
cionalmente para que estuviera más allá de su habilidad natural,
¡a fin de que tuviera que depender de su gracia para cumplirlo!

HABILIDADES ESPECÍFICAS

A continuación deberíamos preguntar si hay algún otorga-


miento específico de gracia. En otras palabras, del mismo modo
que la gracia nos empodera para vivir por encima de nuestra ha-
bilidad natural, ¿hay capacidades únicas que recibimos de Dios
para equiparnos y lograr nuestra misión específica?
Habilidades impartidas 23

Permítame contestar con varios ejemplos. Roger Federer


nunca habría podido llegar a ser uno de los mejores jugadores
de tenis del mundo si no hubiera tenido acceso a una raqueta y
pelotas de tenis. El carpintero artesano más fino de la ciudad
nunca habría llegado a serlo si no tuviera herramientas. Nunca
habríamos sabido quién es Miguel Ángel si él nunca hubiera te-
nido acceso a un cincel, un pincel o pintura. ¿Ocurre lo mismo
con nuestros llamados divinos?
Dos historias rápidas nos servirán para aclararlo. Cuando
comencé por primera vez en el ministerio, conocí a un líder de
alabanza y adoración excepcional. Este caballero dirigía la ala-
banza para un renombrado evangelista mundial de mitad del
siglo XX. El evangelista murió en la década de 1970, y este líder
de alabanza lanzó su propio ministerio.
Frecuentaba nuestra iglesia en la década de 1980, y a me-
nudo yo me quedaba asombrado viéndolo y escuchándolo,
¡tenía mucho talento! Sabía tocar el piano como pocos a quienes
yo había oído, y sin aparente esfuerzo. En cuestión de minutos
podía motivar a tres mil quinientas personas a ponerse de pie,
cantar y danzar. Cuando alababa a Dios, toda la atmósfera cam-
biaba; estaba cargada de la presencia de Dios.
Las últimas veces que vino a ministrar, tuve el privilegio de
hospedarlo. Al pasar tiempo juntos, le hacía preguntas porque
quería conocer sobre las habilidades que Dios le había dado.
Descubrí que su mamá, una mujer buena y piadosa, oraba mu-
chas horas al día. Me dijo: “John, cuando yo estaba en el vientre
de mi madre, un hombre (su mamá creía que fue un ángel) llegó
a la casa un día. Ese hombre, a quien mi mamá no había visto
24 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

nunca antes, dijo: ‘Su hijo llevará a multitudes a la presencia de


Dios y tocará hábilmente el piano a una temprana edad’”.
Después llegó la parte de su historia que me asombró, ha-
ciendo que fuera inolvidable. Cuando tenía unos dos años, un
día se sentó al piano de sus padres y comenzó a tocar perfecta-
mente, sin ninguna lección previa ni haber tocado antes. No era
una canción facilona, sino una pieza compleja que solo un estu-
diante de piano experimentado podía tocar. Y, por supuesto, lo
hizo sin ninguna partitura.
A partir de ese día tocó hábilmente, sin leer jamás ni una
sola nota musical; tocaba todas las canciones de oído. Tenía la
habilidad de oír una canción y tocarla en cuestión de segundos.
Su ministerio comenzó cuando era un niño que tocaba en
las reuniones de la iglesia de su ciudad. Finalmente, su don le
abrió la puerta para tocar para el famoso evangelista.
Es obvio que tenía un don: una habilidad divina.
Otra persona muy reconocida con un don es Akiane Krama-
rik, quien sin recibir ninguna lección de arte comenzó a dibujar
excepcionalmente a los cuatro años. A los seis, pasó a pintar
objetos complejos así como sus visiones únicas. A los ocho años
de edad pintó el ahora famoso Príncipe de paz, un retrato que
tengo detrás de mi escritorio.
Es obvio que ella tiene un don: una habilidad divina.
¿Por qué solo algunos reciben dones? ¿O realmente es ese el
caso?
La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿reciben dones al-
gunos, muchos, o incluso todos los hijos de Dios? Volvamos a
leer el versículo del inicio de este capítulo en la Nueva Traduc-
ción Viviente:
Habilidades impartidas 25

Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para


hacer bien determinadas cosas. (Romanos 12:6)

En este versículo de la Biblia vemos dos palabras muy impor-


tantes, pero distintas. Ya hemos hablado de la primera: gracia
es la palabra griega charis. Añadamos ma a charis y tendremos
otra palabra griega: carisma; es la palabra para dones en el versí-
culo antes mencionado y será nuestro enfoque.
En los años de estudiar diccionarios de griego y examinar
el contexto de cómo se usa carisma en el Nuevo Testamento, he
creado una definición:

Carisma: Un otorgamiento específico de gracia que em-


podera a un individuo con una habilidad especial.

Esta habilidad es, en realidad, una capacidad divina que


Dios entrega a un individuo, y siempre supera la habilidad natu-
ral prevaleciente. Algunos dones son claramente sobrenatura-
les. Por otro lado, otros parecen habilidades humanas naturales,
pero en realidad son extraordinarias. Algunos dones se dieron
al nacer, y otros se dan en un momento específico por la Palabra
del Señor.

CARISMA PARA ESCRIBIR

Permítame empezar nuestra exploración de carisma usando mi


vida como ejemplo (he escrito brevemente sobre estas historias
personales en un libro anterior: Guiado por la eternidad).
Un carisma en mi vida es escribir. A menos que haya se-
guido nuestro ministerio por años, probablemente no sabrá que
26 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

el inglés, la escritura creativa y la lengua extranjera eran mis


peores asignaturas en la escuela. A veces pienso que mis maes-
tros de inglés me aprobaban ¡solo para no tener que aguantarme
otro año más!
Cuando nuestra clase recibía una tarea de escritura de sola-
mente una página o dos, yo tardaba horas en hacer lo que de-
bería ser una tarea rápida. Escribía una frase o dos, las miraba
fijamente durante unos minutos, y con cada segundo que pa-
saba me disgustaba cada vez más lo mal y patética que sonaba.
Finalmente, arrugaba el papel y comenzaba el proceso de nuevo.
Repetía esto una y otra vez, gastando mucho papel, tiempo y
energía mental. Recuerdo ocasiones en las que había escrito du-
rante una hora y aún no tenía hechos los dos primeros párrafos.
Si duda de mi valoración personal, entonces permítame
darle mi resultado del examen SAT. Como probablemente sepa,
el SAT es un examen exigido para poder entrar a muchas uni-
versidades. Cuando yo hice ese examen, había dos áreas princi-
pales que estaban cubiertas: matemáticas y verbal. La verbal era,
básicamente, un examen de inglés. Evaluaba las habilidades de
lectura y escritura. Lo máximo que se podía conseguir eran 800
puntos. Mi resultado en la parte verbal fue de 370 (sí, ha leído
correctamente). Si analiza el porcentaje, fue un enorme 42 por
ciento, y eso es una F de suspenso en la mayoría de las curvas
de calificación. En todos mis viajes durante los últimos treinta
y tantos años, solo he conocido a un individuo que sacó menos
que yo en la parte verbal del SAT.
Ahora avancemos rápidamente a cuando tenía treinta años.
Una mañana de verano, en 1991, mientras estaba orando en
Habilidades impartidas 27

un lugar remoto y desierto, Dios me habló: “Hijo, quiero que


escribas”.
Yo me reí por dentro: “Dios, debes tener tantos hijos e hijas
en esta tierra que me has confundido con otro. Seguro que no
quieres que yo escriba; pregúntales sino a mis maestros de in-
glés de la secundaria”.
No hubo respuesta. Solo silencio.
Tomé su silencio como que estaba de acuerdo. Me convencí
de que había salido victorioso porque no tuve una contestación
de Él. Pero en mi corazón sabía que había algo más.
Diez meses después, dos mujeres diferentes se acercaron a
mí de dos estados distintos, con dos semanas de intervalo entre
ellas, y me dijeron exactamente las mismas palabras: “John
Bevere, si no escribes lo que Dios te está dando para escribir,
Él dará los mensajes a otra personas, y un día tendrás que dar
cuentas de ello”.
Cuando la segunda mujer, de Texas, me dijo las mismas pa-
labras que la primera mujer de Florida me había dicho, el temor
santo de Dios vino sobre mí, y actué. Era el año 1992 y no había
iPads, solo pluma y papel, así que tomé una hoja de papel de un
cuaderno y escribí en letras negritas en la parte superior: CON-
TRATO. Después escribí:

Padre, no sé escribir. Así que para obedecerte, ¡necesito


gracia! Si escribo, entonces mi petición es que cada pa-
labra sea inspirada por tu Espíritu y que esté inundada
de tu unción. Te pido que cambie a hombres, mujeres,
niños, iglesias, ciudades y naciones. Prometo de ante-
mano darte a ti todo honor, alabanza, gloria y agradeci-
28 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

miento. Sello este contrato (pacto) contigo en el poderoso


nombre de Jesús.
Tu hijo y siervo, John Bevere

Avancemos rápidamente hasta hoy, casi treinta años des-


pués. Actualmente, he escrito más de veinte libros y su número
de ejemplares es de decenas de millones. Muchos de ellos han
estado en varias listas de éxitos de ventas en los mercados ge-
neral y cristiano, tanto nacional como internacionalmente. Los
libros están en más de cien idiomas por todo el mundo, y en va-
rias naciones son los libros más publicados tanto en la categoría
secular como en la cristiana.
Casi en cada libro no he oído, leído o pensado entre el veinte
o el treinta por ciento del contenido escrito. Me llegó mientras
escribía en el teclado. Recuerdo estar en mi oficina de casa o en
la habitación de un hotel y quedar abrumado por lo que estaba
tecleando. Algunas de esas veces he saltado gritando: “Vaya,
¡esto es muy bueno!”.
Usted se preguntará: ¿Cómo pudiste decir eso? Es orgullo.
A eso respondo que sé de dónde llegó ese contenido, y no
fue de mí. Creo plenamente que mi nombre está en esos libros
¡porque yo fui la primera persona fuera del cielo que pude leer-
los! Sé que las palabras vinieron del Espíritu Santo. No es muy
distinto al apóstol Pablo que también parecía un poco arrogante
cuando escribió las palabras: “Pues he trabajado mucho más que
cualquiera de los otros apóstoles”. ¿No suena eso un poco como
alguien que es competitivo, egoísta e incluso narcisista? Sin em-
bargo, sabemos por las Escrituras que Pablo estaba alardeando
del don de la gracia de Dios y no de su propia habilidad.
Habilidades impartidas 29

Creo personalmente que cuando Dios me habló en oración


aquella mañana de verano, el carisma para escribir fue liberado
en mi vida. Pero no fue hasta que tomé la decisión de obedecer
a Dios cuando se activó en mi vida. Hay algunos que objetarían
en este punto, y permítame decirlo desde ya: no es tan impor-
tante como para debatirlo. Me doy cuenta de que podría estar
equivocado en mi creencia, así que permítame poner voz a lo
que otros responderían.
Algunos argumentarían que el don fue dado en el momento
en que nací de nuevo en 1979. No puedo abordar esta discusión
por la experiencia porque no intenté escribir nada entre 1979 y
1992, cuando redacté el contrato. Una cosa sí puedo decir con
seguridad: yo no nací con este don como el pianista que des-
cribí antes en este capítulo; sin embargo, esto resuelve el punto
principal de que algunos dones se reciben desde la concepción.
Por ejemplo, sabemos por las Escrituras que Juan el Bautista
fue lleno del Espíritu de Dios (que da dones) desde el vientre
de su madre, porque reconoció al Cristo vivo en el vientre de
María cuando aún estaba en el vientre de Elisabet (ver Lucas
1:41). Treinta años después, fue este mismo don en Juan el que le
permitió reconocer a Jesús (antes que nadie) cuando llegó para
ser bautizado (ver Juan 1:29).
Por otro lado, algunos dones llegan después. Saúl, hijo de
Cis, fue un hombre que no comenzó su vida profetizando. Eso
no sucedió hasta que fue un joven y Samuel lo ungió con aceite
para ser el primer rey de Israel. Samuel dijo que Saúl después
vería a un grupo de hombres que tocaban instrumentos y pro-
fetizaban. Para citar a Samuel directamente: “En ese momento
el Espíritu del Señor vendrá poderosamente sobre ti y profeti-
30 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

zarás con ellos. Serás transformado en una persona diferente”


(1 Samuel 10:6).
Al mirar estos dos testimonios distintos de las Escrituras,
vemos claramente que algunos dones se dan desde el vientre de
la madre y otros se dan después.

CARISMA PARA HABLAR

Otro carisma en mi vida es hablar en público. Compartir sobre


este don fortalecerá nuestro entendimiento.
La primera vez que mi esposa Lisa me oyó declarar la Pala-
bra de Dios en una reunión fue memorable. Para decirlo suave,
fue un fracaso colosal, y no estoy exagerando. Se quedó dormida
profundamente en los cinco primeros minutos de mi mensaje y
siguió dando cabezadas todo el tiempo que duró. Fue un men-
saje aburrido. De hecho, su mejor amiga, Amy, que estaba sen-
tada junto a ella, se quedó tan dormida que vi saliva cayéndole
de su boca abierta, ¡mientras estaba en la tierra del más allá!
Sinceramente, yo era un comunicador público patético.
En ese entonces servía en mi iglesia local como ayudante de
mi pastor y su esposa (nuestra iglesia era muy influyente en los
Estados Unidos, con más de cuatrocientos miembros de perso-
nal remunerados). Mi función era ocuparme de las necesidades
de la familia pastoral y todos los ministros invitados que llega-
ban a nuestra iglesia. No había áreas grises aquí; mi responsa-
bilidad en el reino no era el don de hablar, más bien el de servir
entre bambalinas (hablaré de esto en un capítulo posterior).
A la vez, yo estaba intentando comenzar mi propio ministe-
rio porque Dios me había mostrado que proclamaría su Palabra
Habilidades impartidas 31

a las naciones del mundo. Mi error, entonces: estaba haciéndolo


en mis propias fuerzas. Y también estaba aún en la época de
servir principalmente al ministerio de otra persona: ser fiel “en
lo ajeno” (ver Lucas 16:12, RVR-60). Usaba todo mi tiempo libre y
energías para producir, empaquetar y vender mis mensajes (ha-
bría sido mucho mejor si me hubiera enfocado en ser un mejor
siervo y esposo para mi esposa durante ese tiempo, pero a veces
tenemos que aprender en la escuela de los golpes duros).
En pocas palabras, estaba dando a luz a un “ministerio Is-
mael”. ¿Por qué lo llamo así? Hay un paralelismo en las Escritu-
ras. Dios habló a Abram (Abraham) a los setenta y cinco años
de edad diciéndole que sería el padre de un hijo prometido y que
a través de él finalmente se convertiría en el padre de muchas
naciones. Diez años después de hacerle esta promesa, aún no
había llegado el bebé y él ya tenía ochenta y cinco años. Así que
Abraham y su esposa Sarai trazaron un plan para “ayudar” a
Dios a que se cumpliera lo que Él había prometido. De este vano
esfuerzo humano nació Ismael. Por eso identifico este tipo de
esfuerzo como un ministerio Ismael.
Es difícil de creer, pero algunas personas llegaron a darme
dinero. Los recluté para la misión que yo mismo había confec-
cionado: “Ministerios Bevere”. Nuestro eslogan era: “Alcanzar
el mundo mediante su maravillosa luz”. Me río de mi estupidez
e inmadurez mientras escribo estas palabras. La primera serie
de cuatro cintas de casete de nuestro primer Ismael ¡contenía
el mensaje que dejó dormidas a mi esposa y su mejor amiga!
¿Cuántos más fueron arrullados para dormirse y babear escu-
chando esa serie de cintas? ¡Tiemblo al pensarlo!
32 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Lo crea o no, la historia empeora. Durante esa época mi


héroe era un gran evangelista: T. L. Osborn, que ahora está en el
cielo. Él y su esposa condujeron a más de cincuenta millones de
personas a la salvación durante toda su vida. Quería parecerme
a él en mi predicación. Escuchaba sus mensajes durante horas,
aprendiendo su tono de voz, inflexiones, enseñanzas, frases po-
derosas, e incluso su humor. Yo no era tan solo un predicador
original aburrido, sino también una copia mala de otro.
T. L. era un hábil comunicador. Cuando habló en nuestra
iglesia, todos escuchaban con atención cada palabra que decía.
Una vez estaba hablando de un gran mover de Dios en una de
sus cruzadas masivas en África. Mientras compartía con noso-
tros, él estaba tan emocionado con los destacados milagros que
exclamó: “¡Wow!”. Después hizo una pausa, todos estábamos al
borde de nuestros asientos, y en tono de broma después soltó:
“Esa palabra es tan asombrosa que incluso se lee igual al revés:
¡Wow!”. Todos se rieron; lo dijo de una forma que solo él podía
decirlo.
Siendo necio e ingenuo, yo me quedé con esa palabra y co-
mencé a decir “wow” regularmente. Lo hacía como T. L. lo había
hecho en ese incidente único. El único problema es que nadie se
rió, pero por supuesto, yo no lo entendí.
Después de fracasar una y otra vez en mis esfuerzos per-
sonales, finalmente me quebré; pero entonces se produjo un
cambio asombroso. De nuevo comencé a disfrutar de mi actual
posición de servicio. Ahora dedicaba mi tiempo libre a mi ma-
trimonio y mis amigos. La vida era plena, rica y completa ahora
que el esfuerzo había terminado. Cuando encontré un verda-
dero contentamiento, fue fácil ver que todos mis esfuerzos eran
Habilidades impartidas 33

en vano, haciendo que fuera fácil desechar “Ministerios Bevere”.


Sabía que algún día Dios me daría lo que me había prometido,
pero no sucedería por mi propia iniciativa.
Cuando llegué a este lugar de paz y serenidad, ya se lo ima-
gina; el ascenso de Dios llegó en cuestión de meses. Me pidieron
que fuera el pastor de jóvenes de una de las iglesias de mayor
crecimiento en los Estados Unidos.
Nunca olvidaré el primer domingo. El pastor de nuestra
iglesia era reconocido en todo el mundo. Durante aquella época,
la gente hacía fila cada domingo durante más de una hora bajo
calor del sol para conseguir un buen asiento en nuestro audito-
rio, que se llenaba en cada reunión. Siempre había visitantes de
otros estados y naciones que asistían a nuestras reuniones.
La reunión iba viento en popa. Habíamos tenido un tiempo
excelente de alabanza y adoración. Una de las primeras cosas
que hizo nuestro pastor cuando subió a la plataforma fue infor-
mar a la iglesia del nuevo pastor de jóvenes: yo. Después, para
mi propia sorpresa, me pidió que subiera y diera unas palabras
a la multitud del domingo por la mañana durante un par de
minutos.
Sin yo saberlo, en ese momento a mi esposa le entró el pánico.
Probablemente también me habría entrado a mí si me hubiera
dado tiempo a pensarlo. ¡Asombro! Me habían pedido dirigirme
a dos mil ochocientas personas. Lisa temía el resultado, ya que
debido a experiencias pasadas sabía lo que venía. ¿Cómo nos re-
cuperaríamos de este inminente desastre? Probablemente sería
la última vez que muchos en el santuario me oirían, porque era
seguro que, después de aquello, nunca más me pedirían hablar
en la reunión principal. Todos estos temores se acumulaban en
34 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

ella mientras yo subía a la plataforma. Ella me dijo después que


oraba ansiosamente para que no hiciera mi imitación de T. L.
Osborn, especialmente mi “momento raro por defecto” y ruti-
nario ya de ¡decir “wow” al revés!
Una vez en la plataforma, nuestro pastor principal me en-
tregó el micrófono. En sesenta segundos, toda la iglesia estaba
de pie aclamando, aplaudiendo y gritando de emoción por lo
que yo estaba diciendo. Hablé durante cuatro o cinco minutos,
con las casi tres mil personas puestas en pie durante todo el
tiempo. Después le entregué el micrófono de nuevo a mi pastor
y regresé a mi asiento. Estuve temblando durante los siguientes
cinco minutos por la adrenalina, o la presencia de Dios, o pro-
bablemente ambas cosas.
Mi esposa estaba perpleja, sin creer lo que acababa de ocu-
rrir. Me dijo después de la reunión: “John, yo pensé: ¿quién ha
poseído el cuerpo de mi esposo?”.
Habíamos vivido en Texas durante mi primera posición
ministerial, pero esta nueva iglesia estaba en Florida. Durante
años, la forma en que ella lo describía a quienes preguntaban
fue esta: “John se convirtió en otro hombre en el momento en
que cruzamos la línea de Florida”. Fue una afirmación parecida
a la que se hizo de Saúl cuando el don de Dios vino sobre su vida
(ver 1 Samuel 10:6).
Desde aquella vez, he estado predicando, enseñando y ha-
blando delante de audiencias y la mayoría de las veces lo he hecho
con facilidad (explicaré los tiempos difíciles en un capítulo pos-
terior). Ya no es difícil hacerlo. Viene sin el esfuerzo que experi-
mentaba en mis días de Ismael. Los distintos resultados entre los
tiempos de Ismael e Isaac fueron tan vastos como la noche y el día.
Habilidades impartidas 35

Avancemos en el tiempo ocho o diez años después de aquel


primer domingo en Florida. A esas alturas Messenger Interna-
tional estaba bien establecido. Estábamos haciendo una lim-
pieza de primavera en nuestro garaje. Mientras andábamos
entre cajas y envases, encontramos los originales de esa serie
en cintas, incluyendo la que había arrullado a Lisa y su amiga
para dormirse. Sin dudarlo, me dispuse a tirarlas al cubo de la
basura. De repente, oí al Espíritu Santo hablándome: “Hijo, no
tires la cinta original”.
Rápidamente contesté: “¿Por qué no? Es malísima; nadie de-
bería volver a oír jamás ese mensaje. Debería destruirlo”.
De nuevo, escuché: “No lo hagas”.
Estando convencido de haber oído bien de Dios, volví a pre-
guntar: “¿Por qué?”.
“Es una protección para ti”, me dijo el Señor de forma clara
en mi corazón.
“¿Protección?”.
Entonces llegó la sabiduría: “Hijo, siempre quiero que sepas
el comunicador tan horrible que eres sin mí”.
Con cada año que pasa, reconozco más plenamente el factor
de “protección”. En las últimas tres décadas el don ha operado
poderosamente, produciendo un fruto abundante. En innume-
rables incidentes he sido testigo de cambios de atmósfera, erup-
ciones de alabanza y revelaciones, incontables vidas salvadas, y
la manifestación de numerosos milagros. Muchos han comen-
tado que sus vidas o iglesias han cambiado permanentemente.
Con todo este fruto, habría sido fácil pensar que yo tenía algo
que ver con todo eso, pero puedo decir sinceramente con el
apóstol Pablo: “pero no fui yo sino Dios quien obraba a través
36 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

de mí por su gracia” (1 Corintios 15:10). En todos estos años no


me he olvidado de lo horrible que yo era sin el carisma de Dios.

¿TIENE USTED UN DON?

Estos son dos de los dones dados por Dios que hay en mi vida
para servir y edificar a otros. ¿Puede identificarse con las luchas
que yo experimenté? Quizá hacen que sus propias luchas a la
hora de encontrar el carisma en su vida parezcan más normales.
O quizá, al leer estos relatos, su frustración ha crecido al pensar:
Yo no tengo ningún don. Le aseguro que sí lo tiene, y le quedará
claro en los dos capítulos siguientes.
Prometí responder a la pregunta: ¿Reciben dones algunos,
muchos o todos los hijos de Dios? ¡La respuesta inmediata es sí!
Y demostraré esto en breve con la Escritura. Esta pregunta no
solo se cubrirá con detalle, sino que antes de que termine este
libro, tendrá un firme entendimiento de cómo encontrar su ca-
risma, desarrollarlo y operar en él, y así multiplicará su eficacia
para edificar el reino de Dios.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. La gracia bíblica no es solo el don de salvación de
Dios, sino también su empoderamiento para nuestra
vida. ¿Cómo ha visto usted la gracia de Dios? Tras leer
este capítulo, ¿cómo ha cambiado su entendimiento
de la gracia?

2. Su destino, el cual Dios preparó para usted, está por


encima de su habilidad natural. ¿Por qué diseñó Dios
esto así? ¿Cómo puede acceder a la gracia de Dios
que empodera y que está disponible para usted en
abundancia?

3. ¿Reciben dones algunos, muchos, todos los hijos de


Dios? ¿Qué dones y habilidades ha recibido usted?
¿Cómo considera estos dones beneficiosos para otros?
Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos.
—Romanos 12:3
3

Evalúese sinceramente

A
hora que he compartido el esfuerzo de tener que
identificar y caminar en el carisma en mi vida, quiero
compartir brevemente para lo que no tengo dones.
Sería imposible hacer una lista exhaustiva, pues son dema-
siadas cosas. Lo primero en la lista es cantar y tocar instrumen-
tos musicales. Siempre que canto en casa, mi esposa y mis hijos
de manera educada pero firme, me piden que cante para mí.
Durante las clases de educación física en la secundaria,
mientras estábamos en las duchas de los vestuarios canté solo
una vez. La reacción fue intensa; unos cuantos compañeros
al unísono me gritaron que cerrara la boca, y uno de ellos, de
broma, me tiró un bote de champú.
Mis padres nos apuntaron a todos sus hijos Bevere a clases
de piano. Mi maestra era una pianista profesional, bastante co-
nocida en nuestra ciudad natal. Se dedicaba a enseñar piano y
era muy buena en ello, pero después de cuatro años duros de
lecciones, se acercó a mis padres y les rogó que me permitieran
dejarlo. ¡Era así de malo!
Con el paso del tiempo pensé que era solamente el piano, así
que unos años después lo intenté con otro instrumento. Después
de comprar una guitarra clásica, encontramos a un maestro
40 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

muy conocido. Era paciente y trabajaba meticulosamente con-


migo; yo ponía todo mi esfuerzo, ensayaba diligentemente pero
me costaba mucho. Fue otro año y medio de lecciones hasta que
tuve que admitir que no tenía ninguna habilidad musical.
¿Cuál fue el resultado a largo plazo? Digamos que no ha su-
cedido nada a lo largo de los años. Es completamente distinto a
la historia de mi escritura. En ningún momento de mi vida se ha
manifestado ninguna habilidad musical repentinamente.

AUTOEVALUACIÓN

Podría seguir escribiendo las cosas para las que no tengo un


don, pero usted ya entiende la idea. Es seguro decir que todos
tendemos a saber las cosas que no hacemos bien. A veces de-
searía que fuera tan fácil identificar nuestros dones como lo es
señalar para lo que no tenemos un don.
Con eso en mente, avancemos para ver más instrucciones
de Pablo:

Basado en el privilegio y la autoridad que Dios me ha


dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente:
ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean
realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según
la medida de fe que Dios les haya dado. Así como
nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene
una función específica, el cuerpo de Cristo también.
Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y
nos pertenecemos unos a otros. Dios, en su gracia, nos
ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas
cosas. (Romanos 12:3-6)
Evalúese sinceramente 41

Pablo comienza posicionando lo que está a punto de escri-


bir como una advertencia. Permítame aislar y enfatizar su ad-
vertencia: “ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean
realistas al evaluarse a ustedes mismos”. Aquí se nos dice que
hagamos una autoevaluación sincera. ¿De qué? De los dones que
Dios ha puesto en nuestra vida en tiempo real.
¿Por qué uso las palabras en tiempo real? Sencillo. Piense en
el ejemplo bíblico usado anteriormente. La evaluación sincera
de Saúl antes de encontrarse con Samuel habría sido: “Yo no
puedo profetizar”. Eso hubiera sido cierto y preciso para ese mo-
mento; sin embargo, cuando se encontró con Samuel y el don de
Dios vino sobre su vida, su evaluación sincera también tuvo que
cambiar a: “Yo puedo profetizar”.
Ah, cuánto desearía haber leído este versículo con más de-
tenimiento cuando estaba intentando dar a luz a mi ministerio
Ismael. Si hubiera sido sincero, me habría dado cuenta en ese
tiempo de que estaba fuera de mi elemento de hablar en público;
sin embargo, tenía un don para servir a mi pastor. En mi habili-
dad natural, no obstante, estaba intentando llevar a cabo lo que
había escuchado con claridad, se me había revelado en oración,
y me habían profetizado varios líderes sobre lo que vendría. To-
davía no era el tiempo real, y era obvio, si tan solo hubiera pres-
tado atención a este mandato en la Escritura y hubiera hecho
una valoración sincera de que no estaba listo, me habría aho-
rrado mucho tiempo, recursos y energía. También habría sido
más eficaz en aquello para lo que tenía el don en ese periodo de
tiempo.
Con respecto a los distintos dones, las palabras de Pablo son
muy claras: “Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y
42 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo tam-


bién” (Romanos 12:4). Es sencillo, pero muy revelador, cuando
consideramos nuestro propio cuerpo. Piénselo; nuestros dedos
pueden hacer cosas que nuestra nariz no puede hacer. Nuestra
nariz puede hacer cosas que nuestros oídos no pueden hacer.
Nuestros oídos pueden hacer cosas que nuestro estómago no
puede hacer. Nuestro estómago puede hacer cosas que nuestro
hígado no puede hacer, y la lista continúa. Así que este es el
punto principal:

Feliz y dichosa la persona que conoce


sus dones y opera en ellos.
Miserable y estresada la persona que
intenta operar en los dones de otro.

¿No sería extraño si una mañana se despertara y su dedo


pulgar dijera: “¡Ya es suficiente! Boca, llevas años hablando. Hoy
voy a ser yo el que hable”. Eso es ridículo; el pulgar no tiene la
capacidad de producir sonidos como la boca. Sin embargo, el
pulgar tiene habilidades únicas que la boca no tiene. Imagínese
que la boca dijera: “¡Quiero escribir en la computadora hoy!”.
Otra vez, es ridículo.
La siguiente pregunta importante es: ¿por qué valoramos los
“dones de plataforma”? ¿Por qué vemos a los ministros que ha-
blan y a los líderes de alabanza que dirigen congregaciones como
si tuvieran los dones más sublimes? Las palabras de Pablo a la
iglesia corintia sobre este tema dicen: “De hecho, algunas partes
del cuerpo que parecieran las más débiles y menos importantes,
en realidad, son las más necesarias” (1 Corintios 12:22).
Evalúese sinceramente 43

Permítame darle un ejemplo práctico. ¿Alguna vez ha no-


tado que las piernas llaman la atención? La gente dice cosas
como: “Ella tiene las piernas muy bonitas”, o “¡Él tiene unas
piernas musculosas!”.
Recuerdo a mi papá, que era muy conservador, disciplinado
y callado, haciendo algo completamente fuera de su carácter
cuando yo era un adolescente. Él casi nunca llamaba la atención
hacia sí mismo, pero un día soltó: “Hijo, tienes unas piernas
muy bonitas”.
Asombrado, lo miré fijamente sin saber qué responder y aso-
mando una sonrisa curiosa, me pregunté a dónde quería llegar
con lo que dijo. Entonces continuó: “¿Quieres saber por qué? Es
porque yo tengo unas buenas piernas; las heredaste de mí”.
Yo no sabía si morirme de risa o reconocer su afirmación,
porque me agarró totalmente desprevenido esta acción tan atí-
pica. Tan solo me reí y dije: “Gracias, papá, por dame unas bue-
nas piernas”.
Es cierto, las piernas llaman la atención. Pero ¿ha conside-
rado el hecho de que la gente puede vivir sin piernas? Conozco
a un hombre que perdió una pierna en un accidente de tráfico,
pero sigue manejándose bien y lleva una vida normal.
Pero el hígado es otra historia. Nadie puede vivir sin el hí-
gado. Es extremadamente importante, mucho más que una
pierna. Sin embargo, ¿alguna vez ha oído a alguien decir:
“¡Caramba, qué buen hígado tienes! ¡Es espléndido!”? ¡Eso no
sucederá!
Así que escuchemos de nuevo las palabras de Pablo: “De
hecho, algunas partes del cuerpo que parecieran las más débiles
y menos importantes, en realidad, son las más necesarias”.
44 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Pregunto de nuevo: ¿por qué valoramos los dones de plata-


forma? Son las partes “visibles” y necesarias, pero según la Pala-
bra de Dios, no son las más importantes.
Mi amigo Stan (del capítulo uno) tiene un don para alcan-
zar a la gente del mundo de los negocios, así como para hacer y
repartir dinero. Su don parece menos valioso que un don de pla-
taforma, y con la cultura eclesial que tenemos, así se comunica
de forma no verbal. ¿Cuál ha sido el típico mensaje subyacente
en la iglesia? “Los que están en la plataforma son los escogidos
que realmente tienen un llamado en su vida”.
Piense en eso. Si alguien dice: “Él o ella tiene un llamado en
su vida”, todo el mundo supone de inmediato que es el llamado
de pastor, líder de alabanza, líder de jóvenes, escritor cristiano,
misionero, y cosas así. Al oír esa afirmación, muy pocos pensa-
rían: “Tiene un llamado al campo médico y está descubriendo
nuevas formas de curar el cáncer”. “Está en el gobierno esta-
bleciendo leyes para proteger los avances del reino”. “Está en la
educación sembrando las mentes jóvenes con el conocimiento y
la sabiduría de Dios”. “Está en el mundo empresarial para alcan-
zar ahí a los perdidos y financiar la edificación del reino”.
Las consecuencias de esta mentalidad sobre los dones son
evidentes: Stan había estado en la iglesia durante años sin darse
cuenta de que está tan “llamado” como yo. Las habilidades que
Dios le ha dado, aunque válidas, no le parecían tan importantes
por este entendimiento no declarado de que los dones “relacio-
nados con la iglesia” son más importantes que otros. ¡Esto tiene
que cambiar! Todos somos llamados y tenemos los dones únicos
necesarios para cumplir con nuestra tarea del reino.
Esta es la totalidad de lo que Pablo dijo a la iglesia en Corinto:
Evalúese sinceramente 45

Pero nuestro cuerpo tiene muchas partes, y Dios ha


puesto cada parte justo donde él quiere. ¡Qué extraño
sería el cuerpo si tuviera solo una parte! Efectivamente,
hay muchas partes, pero un solo cuerpo. El ojo nunca
puede decirle a la mano: «No te necesito». La cabeza tam-
poco puede decirle al pie: «No te necesito». De hecho, al-
gunas partes del cuerpo que parecieran las más débiles y
menos importantes, en realidad, son las más necesarias.
Y las partes que consideramos menos honorables son
las que vestimos con más esmero. Así que protegemos
con mucho cuidado esas partes que no deberían verse,
mientras que las partes más honorables no precisan esa
atención especial. Por eso Dios ha formado el cuerpo
de tal manera que se les dé más honor y cuidado a esas
partes que tienen menos dignidad. Esto hace que haya
armonía entre los miembros a fin de que los miembros se
preocupen los unos por los otros. (1 Corintios 12:18-25)

Quizá la razón por la que honramos los dones relacionados


con la iglesia más que otros es porque limitamos la discusión de
Pablo a la iglesia o los entornos de conferencias. Es obvio que
los dones para predicar o enseñar tienen más demanda en esta
atmósfera, pero el trabajo del reino se produce en todo lugar,
así que este es otro paradigma que debe ver un cambio radical.
La palabra griega para “iglesia” es ekklēsías, que significa, “lla-
mados afuera”. La definición del diccionario griego añade, “el
pueblo llamado, o los llamados afuera o reunidos en los asuntos
públicos de un estado libre, el cuerpo de ciudadanos libres lla-
mados a unirse mediante un heraldo”.1
46 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

¿Somos solo la iglesia cuando nos reunimos dentro de un


edificio? ¿Somos solo una iglesia cuando nos juntamos para orar,
adorar, predicar o ministrar? Este paradigma hace que la gente
actúe de una forma en este tipo de entorno y cambie a una con-
ducta distinta cuando está en la sociedad. Somos la iglesia y esta-
mos equipados con dones para edificar el reino dondequiera que
estemos ¡las 24 horas del día, 7 días por semana, 365 días al año!
Recientemente conocí a un multimillonario. Estaba reali-
zando lo que él llamaba su “gira de Dios”. Él y su equipo habían
volado a varias ciudades para asistir a iglesias y conferencias
para reunirse con ciertos ministros. Su meta: quería que el mi-
nisterio quíntuple le afilara y equipara más para su trabajo. Mi
reunión con él la había programado con antelación un buen
amigo. Ocurrió durante una conferencia en la que yo estaba ha-
blando en Dallas. Resultó que tuvimos un buen almuerzo de
tres horas, y salí de allí sintiendo que yo había recibido más que
él en ese almuerzo.
Me dijo que había tenido problemas económicos en el mundo
de los negocios al principio de su carrera, pero llegó el día en
que sus ojos fueron abiertos. La iluminación comenzó cuando
se preguntó por qué la actividad del reino solo se produce en la
iglesia o en entornos de conferencias, ¿por qué no en todos los
lugares? Él sabía que estaba llamado al mundo de los negocios,
pero ¿por qué se comportaba en ese campo de una forma que no
difería en nada de los incrédulos? Nada le separaba del mundo.
Decidió que “caminaría con Dios” en los negocios y escu-
charía la voz del Espíritu Santo, sin diferencia alguna a como
un ministro haría sobre una plataforma. En esencia, enfrentó la
pregunta del llamado y decidió que estaba tan llamado por Dios
Evalúese sinceramente 47

como cualquier pastor. Después identificó los dones que Dios


le había dado y decidió operar a propósito en ellos. Escuchaba
la voz de Dios en sus tiempos de quietud, así como en las reu-
niones de negocios. Y en efecto, Dios le dio palabras de conoci-
miento y sabiduría para sus asuntos empresariales.
Los resultados son evidentes; ¡ya no tiene problemas econó-
micos! Compartió algunas de las palabras específicas de Dios,
y a menudo parecían insignificantes. Sin embargo, él estaba
decidido a obedecer aunque las instrucciones divinas fueran
en contra de la sabiduría empresarial convencional y fueran
incómodas de seguir. Nos contó todo el cuestionamiento, los
ceños fruncidos, preocupaciones e incluso la resistencia que ex-
perimentó, tanto de clientes como de sus propios miembros del
equipo. Pero el fruto de su firme confianza en las palabras de
Dios demostró valer miles de millones. Yo estaba fascinado con
las milagrosas historias que compartió.

DISCÍPULOS DE NACIONES

Si conseguimos dar la vuelta a esta mentalidad cultural sobre los


dones en la iglesia actual, ¿cuál será el resultado? Si comunicá-
ramos eficazmente a todos los que escuchan nuestros mensajes
que cada persona está llamada, tiene un don y es valiosa para la
edificación del reino, ¿qué sucedería? Es fácil; todos trabajarían
con el propósito y la pasión de Billy Graham, Oral Roberts, la
Madre Teresa y el apóstol Pablo. Observé este propósito y pasión
en el multimillonario, en la reunión que tuvimos. Él conocía
su misión y la importancia de los dones que Dios le había dado
para realizarla.
48 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Este es el paradigma que debemos tener para que las nacio-


nes sean discipuladas. Pero cavemos un poco más hondo en este
punto. Jesús no dice: “Hagan discípulos de asistentes de iglesias”.
Él nos manda “hacer discípulos de naciones” (ver Mateo 28:19).
La palabra griega para “naciones” es ethnos, que está definida
como “un cuerpo de personas unidas por parentesco, cultura y
tradiciones comunes”.2 Esto ciertamente incluye naciones físi-
cas, tribus, territorios y grupos étnicos; sin embargo, también
comprende personas con características compartidas, como
ciclistas, actores, médicos, propietarios de empresas, pilotos,
abogados, amas de casa, trabajadores del gobierno, deportis-
tas y muchos otros, pues la lista es prácticamente interminable.
Tenemos que hacer discípulos de los hombres y las mujeres en
todos estos distintos círculos de vida.
Pero llevémoslo un paso más adelante. Jesús no dice: “Hagan
discípulos de las gentes de las naciones”. Él dice: “Hagan discí-
pulos de las naciones”. Es importante entender la diferencia; te-
nemos que cambiar la forma en que operamos en estos círculos
distintos mediante la Palabra de Dios. Por supuesto, esto ocurre
primero y, sobre todo, alcanzando a las personas de estos distin-
tos círculos; sin embargo, es más profundo. Tenemos que bau-
tizar (sumergir) no solo a personas, sino también sus modos de
actuación, en los caminos del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Un ejemplo sería ayudar a transformar la mentalidad de quienes
están en el mundo empresarial, como la del multimillonario.
Esto es solo la punta del iceberg.
Pensemos en Zaqueo. Él era un jefe de los recaudadores; no
cabe duda de que era uno de los mejores de la región. En esencia,
era el jefe de la mafia en la zona. Probablemente era odiado por la
Evalúese sinceramente 49

gente porque hacía lo que la mayoría de los recaudadores hacían:


aprovecharse de su posición para una obtener una ganancia per-
sonal. Probablemente robaba, timaba, engañaba, intimidaba y do-
minaba a los ciudadanos. Era un personaje destacado e influyente,
así que su ejemplo es muy probable que se repitiera entre las filas.
He sido testigo de esto en algunas de las naciones a las que
he viajado. El líder de la nación es corrupto, y exige que sus ofi-
ciales le pasen dinero por debajo de la mesa. Bueno, esta con-
ducta se extiende por las filas. Ahora el oficial de inmigración
del aeropuerto necesita un soborno o usted no conseguirá su
aprobación para salir del país.
De vuelta a Zaqueo, Jesús lo llamó por su nombre y, algo
interesante, solo le dijo estas palabras: “¡Zaqueo!... ¡Rápido, baja!
Hoy debo quedarme en tu casa”.
Zaqueo se paró delante del Maestro y respondió: “Señor,
daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con
sus impuestos, le devolveré cuatro veces más” (Lucas 19:5-8)
¿Qué ocurría en esa región con respecto a la recaudación
de impuestos? El modo de actuar del modelo a imitar del jefe
cambió de técnicas oscuras y mundanas a prácticas del reino.
Ahora esta área de empresa/gobierno se haría aquí en la tierra
de una forma más parecida a como se hace en el cielo. Se había
producido un cambio en la sociedad. Este cambio no sucedió
durante una reunión en la iglesia, ni tampoco Jesús predicó un
mensaje en una conferencia, convenciendo a Zaqueo para que
fuera un seguidor. Sucedió en el centro de la ciudad. Zaqueo
tuvo un encuentro con Jesús, y sus métodos de actuación cam-
biaron de repente. Esto debería ocurrir cada vez que las per-
sonas nos encuentran en las distintas naciones (los círculos de
50 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

influencia a los que somos llamados), porque este mismo Jesús


vive en nosotros.
Actualmente estoy ayudando a un exjugador de fútbol de la
NFL que tiene una audiencia inmensa en las redes sociales de
fisioculturistas. Él enseña a estos fisioculturistas de tal forma
que la cultura del reino de los cielos está fluyendo a esta nación
(grupo ethnos), ya sea que sus seguidores estén sometidos o no
al señorío de Jesús. Él habla a estas personas de una forma que
demuestra los caminos y los métodos del reino.
Nuestros dones no son solo para la congregación de los
santos en un edificio, aunque esto es válido e importante, y de
ningún modo quiero menospreciar nuestras reuniones. La in-
tención aquí es ampliar nuestra visión de la operación de los
dones de Dios. Si somos llamados fuera de la iglesia, lo cual se
aplica a la mayoría de nosotros, somos llamados a operar so-
brenaturalmente a través de nuestros dones dentro de nuestro
círculo de influencia, en medio de nuestro grupo ethnos.
Si usted ha separado lo secular de lo sagrado, esa mentalidad
tiene que cambiar. Cuando usted entra en una sala, al margen
de cuál sea (la sala de hospital para su trabajo como cirujano o
enfermera, su aula de trabajo como maestro de escuela pública,
la fábrica si es mecánico, etc.), ha recibido un don para llevar lo
sagrado a esa atmósfera y discipularla en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. En otras palabras, tiene su respaldo
y autoridad para traer el cielo a la tierra, del mismo modo que
Jesús hizo con Zaqueo y otros. Usted ha sido llamado a multipli-
car el modo de operación del reino en su ámbito de influencia.
¿Acaso no hace esto que ir a la oficina o la escuela sea mucho
más parecido a una aventura?
PA R A R E F L E X I O N A R
1. La Biblia nos advierte que seamos sinceros en la
evaluación de nosotros mismos. Esta evaluación debe-
ríamos hacerla en tiempo real. Compartí la historia
de cuando intenté empezar un ministerio antes de
tiempo. ¿Cómo puede usted evitar cometer el mismo
error? ¿Para qué tiene un don en este momento de su
vida?

2. Bendita y dichosa la persona que conoce sus dones y


opera en ellos. Miserable y estresada la persona que
intenta operar en los dones de otro. ¿Alguna vez se
ha visto tentado a perseguir un área de dones que es
distinta a su llamado? Si es así, ¿por qué?

3. Nuestros dones no son solo para las reuniones de san-


tos en un edificio, sino también para nuestras áreas
concretas de influencia. ¿Cómo puede considerar su
vida cotidiana vital para edificar el reino de Dios? ¿De
qué maneras puede usar sus dones vocacionales para
los propósitos del reino?
Así, pues, téngannos los hombres por
servidores de Cristo,
y administradores de los misterios de Dios.
—1 Corintios 4:1, rvr- 60
4

Administradores

H
emos exhibido las palabras gracia y don; ahora lleva-
remos nuestro enfoque hacia administración. Tras es-
tablecer una comprensión de esta palabra, podemos
unir las tres palabras de la Escritura para descubrir un claro
mandato para nuestras vidas.
El diccionario Merriam-Webster define administración
como “el manejo cuidadoso y responsable de algo que se ha con-
fiado al cuidado de alguien”. Es prudente examinar las definicio-
nes griegas de las palabras clave, porque a menudo las palabras
traducidas no reflejan el significado exacto. Sin embargo, no es
así con administración; el significado en griego y en español es
bastante similar. La palabra griega para administradores en el
versículo de arriba es oikonomos. Se define como “alguien que
tiene la autoridad y responsabilidad de algo, alguien que está a
cargo de, alguien que es responsable de, mayordomo, gerente”.3
Hay tres aspectos claros de la administración que se derivan
de ambas definiciones:
• Supervisa lo que le pertenece a otro.
• Tiene autoridad para gestionar lo que se le ha confiado.
• Es responsable: él o ella dará cuentas al dueño.
¡Dios creó todo y lo posee todo! Salmos 24:1 declara: “De Jehová
es la tierra y su plenitud” (RVR-60). Esto nos hace mayordomos o
54 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

administradores sobre todo lo que hay en este ámbito. Debemos


gestionar la tierra: todo el terreno, el agua, el aire, recursos, anima-
les, peces y aves. Somos responsables de cuidar el bien de los seres
humanos espiritualmente, emocionalmente, intelectualmente y fí-
sicamente. Esto incluye todo conocimiento piadoso y beneficioso,
sabiduría y entendimiento. Podría continuar, pero en esencia somos
responsables de todo lo que hay en la tierra, visible e invisible.
Pero indaguemos hasta llegar al uso preciso de administra-
ción en la frase de Pablo. Él escribe sobre ser “administradores
de los misterios de Dios”. La Nueva Traducción Viviente dice
que “se nos encargó la tarea de explicar los misterios de Dios.”.
Uno de los dones (carismas) en la vida de Pablo era la revelación;
comunicar misterios: verdades ocultas que aún no habían sido
reveladas. Por lo tanto, la administración exacta a la que se re-
fiere no es la administración de dinero, tiempo o recursos (todas
ellas administraciones válidas), sino más bien administrar el
don (carisma) en su vida. ¿Se aplica eso también a nosotros?
Pedro escribe: “Cada uno según el don que ha recibido, mi-
nístrelo a los otros, como buenos administradores de la multi-
forme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10, RVR-60). Todas nuestras
palabras destacadas se encuentran en este versículo (don: ca-
risma; administradores: oikonomos; y gracia: charis). Pedro nos
informa, igual que Pablo, de la administración que se nos ha
encomendado del carisma. Se revela mucho en esta sola frase,
así que deberíamos examinarla cuidadosamente.
Observemos que Pablo escribe que “cada uno” ha recibido
un don. Es importante desde el inicio destacar que no dijo “cada
ministro”, “cada pastor”, “cada líder de alabanza”, ni ninguno de
los demás dones ministeriales vocales, sino que dijo “cada uno”.
Administradores 55

Si usted ha nacido de nuevo, tiene un don o dones que le han sido


impartidos y se le han confiado. Esta es la respuesta de la Escri-
tura a nuestra pregunta de hace dos capítulos atrás. Usted tiene
un don o dones, y para reiterar, estos dones son otorgamientos es-
pecíficos de gracia que le empoderan con habilidades especiales.
Para mostrar la importancia de sus dones, usemos la actitud
de Pablo como una plantilla. Él se tomó en serio su administra-
ción, de hecho, muy en serio. Un poco después, en la carta a los
corintios, escribe:

Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué glo-


riarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí
si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de
buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala
voluntad, la comisión me ha sido encomendada.
(1 Corintios 9:16-17, RVR-60)

De inmediato, las palabras ay de mí captaron mi atención. Estas


son palabras fuertes, más fuertes de lo que la mayoría de nosotros
podemos comprender. La palabra griega para ay es ouaí. Se define
como “desastre, horror”.4 Otro diccionario expresa su significado
como “interjección de dolor o indignación”.5 Cada aparición de
esta palabra en el Nuevo Testamento implica un juicio muy serio
y terrible que espera a los que están sometidos a él. Cuando Pablo
dice: “Ay de mí”, es parecido a pronunciar una maldición sobre sí
mismo. Esto debería captar nuestra atención de inmediato. Es un
asunto serio descuidar los dones que Dios nos ha dado.
Pablo sabía que Dios le había confiado algo de gran valor.
Esta es la aleccionadora verdad: si él no lo administraba ade-
56 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

cuadamente, entonces otros no experimentarían el beneficio, e


incluso sufrirían la pérdida, de lo que Dios quería que ellos reci-
bieran. Pablo sabía que el don no se dio para él; se dio para otros
a través de él. En otras palabras, él llevaba lo que Dios quería que
otros tuvieran, de ahí la razón de la severidad detrás de declarar
“ay” sobre sí mismo por descuidar su administración.
Volvamos a usted y yo. Hay dos puntos interesantes que des-
tacar. Primero, el don de Pablo fue un don “notorio”. Recor-
demos que Dios ha escogido los dones que no son obvios para
tenerlos en mayor honor que los que son claros y evidentes. Si
Pablo trató su don notorio con tanta seriedad, nosotros no de-
beríamos devaluar el don que Dios ha puesto sobre nosotros,
especialmente si no es notorio.
Más importante aún es la segunda moraleja: los dones de
Dios en su vida no son para usted; son para que otros se benefi-
cien a través de usted. El don de escribir no es para mí, sino para
usted. El don de hablar no es para mí sino para aquellos a los
que me dirijo. El don de liderar no es para mí sino para aquellos
a los que lidero, y así con todo.

NOSOTROS DECIDIMOS CÓMO USAR EL DON

Podemos usar bien el don que hay en nuestra vida, o usarlo mal;
la decisión es nuestra. El don seguirá operando aunque no se
use según su intención original divina para edificar el reino.
Adolf Hitler fue un líder con un gran don y pudo haber dirigido
a su nación de una forma que beneficiara a millones de alema-
nes, judíos, rusos, franceses, británicos y demás. ¿Usó este don
para la gloria de Dios, o para beneficiarse él mismo y a quienes
favorecía? ¿Usó su don para producir daño? ¿Fueron los judíos y
Administradores 57

otros muchos asolados, devastados, torturados y sentenciados a


muerte por una causa impía? ¿Usó mal el don de liderazgo que
había sobre su vida? La respuesta a estas preguntas no necesita
discusión alguna, pues es totalmente clara.
La administración de Adolf Hitler es obvia, pero permítame
hablar de otras dos personalidades muy reconocidas en las que
quizá no sea tan obvio. Primero, Whitney Houston, una artista
que tuvo una de las mejores voces que he oído en toda mi vida.
El toque de Dios era evidente sobre su vida. Cuando Whitney
cantaba, todo el que la escuchaba se conmovía profundamente.
Era etérea, aparentemente angelical, y bastante poderosa.
Un segundo ejemplo sería Freddie Mercury, el cantante y líder
del grupo de rock Queen. Él tenía la habilidad de mover a esta-
dios enteros con sus dones de composición y canto. Su habilidad
estaba muy lejos de ser común, y algunos incluso dirían que era
sobrenatural. Podía emocionar a una multitud para que siguiera
sus indicaciones en casi cualquier entorno. Años después de su
muerte, sus canciones aún siguen sonando por todas partes.
¿Gestionaron bien sus dones Whitney o Freddie? No cabe
duda de que hay muchos que dirían que sí, pero veamos esta
pregunta a la luz de las palabras de Jesús:

Pero la sabiduría demuestra estar en lo cierto por medio


de sus resultados. (Mateo 11:19)

Y también:

Pero la sabiduría demuestra estar en lo cierto por la


vida de quienes la siguen. (Lucas 7:35)
58 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Examinemos el fruto de estos dos asombrosos artistas, los re-


sultados de su administración tanto a corto como a largo plazo.
¿Usó Whitney su don para llevar a la gente a la presencia de Dios?
Después de escucharla cantar, ¿era movida su audiencia a la pie-
dad? ¿Fortalecían sus canciones el pacto matrimonial, o fomen-
taban el descontento creando una expectativa romántica irreal?
¿Usó Freddie su don para mover a sus audiencias hacia la justicia
y la rectitud? ¿Señalaba a la gente a honrar a su Creador? ¿Cómo
dejaron esta tierra Whitney y Freddie? ¿Su legado perdura o se
desvanece? ¿Durará para siempre, o perecerá con este mundo?
Jesús nos alienta a examinar el resultado, así que le dejaré
que sea usted quien decida los resultados de la administración
de Whitney y de Freddie. Sin embargo, el último examen llegará
ante la presencia de nuestro Creador. Cada uno dará cuentas en
el juicio.
Soy consciente de que si usted es un admirador de Whitney
o de Freddie, puede que se sienta incómodo con esta discusión,
pero hagamos una pregunta que arrojará más luz sobre cómo
será evaluada su administración en el juicio. Veamos sus lega-
dos desde el punto de vista de dentro de diez millones de años.
¿Cómo mirarán atrás Whitney y Freddie para ver cómo ges-
tionaron los dones que Dios les dio? Examinar la perspectiva
eterna puede cambiar su visión original.
La vida se trata de perspectiva. Si la vemos con los lentes de
ochenta años, veremos las cosas de una forma; sin embargo, si
la vemos con los lentes de la perspectiva eterna, las cosas se ven
distintas.
Consideremos este escenario: usted ha sido invitado a cenar
en una cafetería. Paga un precio y puede comer todo lo que
Administradores 59

quiera. Hay una gran mesa llena de deliciosos postres. Si mira


esta mesa con la perspectiva de un día, ¿qué hará? Es muy pro-
bable que se coma todos los postres que hay en la mesa. ¿Qué
pasaría si mira la misma mesa con la perspectiva de un año?
Probablemente se comería solo uno o quizá ninguno de los pos-
tres. ¿Por qué? No querrá tener dolor de estómago mañana por
la mañana, con quince kilos de grasa añadida a su cuerpo al año
siguiente, ¡y poner en peligro su salud a largo plazo!
Cuando miramos el fruto de Whitney y Freddie desde la
perspectiva eterna, la sabiduría de su administración queda más
clara.
No es amenazante hablar de Adolf Hitler, o incluso de Fred-
die Mercury o Whitney Houston, pero esta es la cruda realidad:
usted y yo tendremos que dar cuentas de los dones que nos entre-
garon cuando estemos delante del Juez. Nuestros dones se verán
con la perspectiva eterna, no con la perspectiva de ochenta años.
Nuestros dones serán examinados a la luz de la Palabra eterna
de Dios, que nos comisiona para edificar su reino. ¿Perdurará
nuestro legado o morirá con el sistema del mundo?

UNA MIRADA DE CERCA A LA MOTIVACIÓN

Permítame volver a expresar lo que discutimos en el primer ca-


pítulo. Usted puede administrar su don en cualquier momento
de una de estas tres maneras:
• Puede usarlo para edificar el reino.
• Puede usarlo para su propio beneficio.
• Puede descuidarlo al no usarlo en absoluto.
Es importante ampliar el segundo punto, que puede ser en-
gañoso. Hay muchos que piensan que están edificando a otros,
60 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

incluso por causa del reino y, sin embargo, se hace con el motivo
de la ganancia personal.
Yo caí en esto sin darme cuenta. Años atrás, en los primeros
tiempos del ministerio, constantemente decía palabras bonitas y
agradables a todos los de nuestro equipo, en la iglesia, y a todas
las personas del mundo. Expresaba esas afirmaciones felices y
agradables, incluso si no eran ciertas. Llegó a mis oídos que yo
era muy amable y afectuoso. Esos elogios ciertamente animaron
mi conducta.
Un día en oración, Dios me dijo: “La gente dice que eres una
persona afectuosa, amable, y que se interesa, ¿verdad?”.
Normalmente, yo habría tomado sus palabras como una
afirmación, pero por la forma en que el Espíritu Santo las dijo,
no parecía ir en esa dirección. Así que cautelosamente respondí:
“Sí, eso dicen”.
Él de inmediato me respondió: “¿Sabes por qué solo le dices
cosas bonitas a la gente?”.
Incluso con más cautela, respondí: “¿Por qué?”.
“Porque tienes miedo a que te rechacen”, dijo Él. “Entonces,
¿cuál es el enfoque de tu amor, ¿tú o ellos?”.
Sabiendo que mis motivos habían quedado totalmente ex-
puestos, admití que su declaración era cierta.
Entonces Él dijo: “Si realmente amaras a las personas les di-
rías la verdad, aun corriendo el riesgo de ser rechazado”.
Esta corrección lidió con mi trato hacia la gente, pero con
respecto a nuestra discusión aquí, tengo que preguntar: ¿pode-
mos usar mal el don de Dios en nuestra vida de una forma si-
milar? En otras palabras, podría parecer a otras personas que
estamos usando nuestro don para edificar el reino, pero en rea-
Administradores 61

lidad, ¿lo estamos usando con motivos egoístas? Ciertamente,


la respuesta puede ser sí, y una vez más me pondré yo mismo
como ejemplo y después lo apoyaré con ejemplos bíblicos.
Normalmente no recibo una palabra directa del Señor en
cuanto a lo que debo hablar en una conferencia o en una re-
unión en una iglesia, pero siempre escucho a mi corazón bus-
cando la guía del Espíritu. Dicho esto, hubo un caso en el que
definitivamente oí una palabra del Señor antes de hablar.
Tenía programado ministrar en una conferencia en el Medio
Oeste. Cuando me desperté en la habitación del hotel el día que
estaba programado que hablara, sin duda alguna escuché al Es-
píritu Santo decir: “Quiero que ministres sobre La trampa de
Satanás en la conferencia de esta noche (este es un libro que
escribí en 1994 sobre vencer las ofensas y perdonar libremente a
quienes nos han ofendido).
Luché todo el día con sus instrucciones. El mensaje de La
trampa de Satanás lo había compartido durante varios años.
Fue un libro éxito de ventas, y había predicado su mensaje por
todo el país durante una etapa larga, y muchas personas ya lo
habían oído. Lo que hizo que esta instrucción del Espíritu Santo
fuera aún más difícil es que yo estaba en el proceso de trabajar
en un nuevo manuscrito. Cuando estás en medio de meses de
escritura, esas verdades son más fuertes y están más frescas en
tu corazón. En resumen, realmente no quería declarar el men-
saje antiguo. Pero tenía una palabra directa del Espíritu Santo.
Al llegar al auditorio esa noche, me dijeron los coordinado-
res de la conferencia que la gente había viajado desde muy lejos
para oírme. Yo temblé, pensando que aquellos viajeros proba-
blemente oirían un mensaje repetido o que sería muy probable
que ya hubieran leído La trampa de Satanás.
62 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Al entrar en el auditorio observé que la atmósfera era vibrante.


La expectación de la gente era obvia, y eso hizo que obedecer las
instrucciones que había recibido en la mañana fuera más difícil
todavía. De algún modo, yo no quería decepcionar a la gente.
Cedí a la presión y decidí dar el mensaje “fresco”, y estaba con-
tento con cómo fue. La predicación fue fuerte y la gente respondió
con entusiasmo. Algunos incluso se pusieron de pie, afirmando
los puntos fuertes que yo establecía. Parecía que “me había sa-
lido con la mía”, o quizá no había oído de Dios esa mañana. De
cualquier forma, estaba contento. Después, en el camerino, todos
estaban emocionados y agradecidos por un gran mensaje.
Por lo general, me voy de una ciudad con una sensación de
satisfacción y gozo; es casi como si Dios sonriera en mi corazón.
Pero no tenía en absoluto esa sensación a la mañana siguiente. Me
desperté con el corazón pesado, sin energía, incluso lidiaba con la
depresión. De inmediato supe por qué: había desobedecido a Dios.
Lo primero que hice esa mañana fue ponerme de rodillas, arrepen-
tirme y pedir perdón. Le pedí que la sangre de Jesús me limpiara.
Sin embargo, no hubo alivio. Llevé esa pesadez y tristeza
todo el día: el resto del tiempo en el hotel, el viaje al aeropuerto,
la espera en el aeropuerto debido a un vuelo demorado, y el viaje
a la costa oeste. La tristeza, pesadez y depresión eran casi in-
soportables. Finalmente, cuando volábamos en círculo sobre la
ciudad de San Diego, todo eso se fue de mí.
Pregunté: “Padre, me arrepentí y pedí perdón esta mañana.
¿Por qué no has restaurado mi gozo, paz y contentamiento hasta
ahora?”.
Oí al Señor decir: “Permití que llevaras el peso de tu desobe-
diencia para que pudieras entender su seriedad. Había un pastor
Administradores 63

en la reunión anoche que necesitaba oír el mensaje que te había


confiado: La trampa de Satanás. Es un tiempo crítico en su vida
y ministerio. Me desobedeciste y hay consecuencias. El peso que
has sentido es una advertencia para que esto no vuelva a suce-
der. Esta es una nueva ciudad; ahora obedéceme”.
Pensando en la noche anterior, las personas en la audiencia,
el equipo de la conferencia y el líder de la conferencia, estaban
todos felices. Me volvieron a invitar e incluso oí reportes des-
pués de los buenos resultados de esa reunión. Es obvio que el
don de Dios obró a través de mí aquella noche, incluso aunque
yo no lo usé según la intención divina.
¿Está usted convencido de que esto puede pasar realmente?
Veamos ocasiones en la Escritura para ilustrar el mal uso de un
don divino. Pensemos en Moisés. Fue llamado a dirigir a Israel
hasta la Tierra Prometida y recibió un don para hacer grandes
milagros para cumplir con su misión.
En una ocasión, Dios le dijo a Moisés que hablara a la roca y
saldría agua de ella para dar de beber al pueblo, pero Moisés gol-
peó la roca por la ira, desobedeciendo directamente las instruc-
ciones divinas. Sin embargo, el agua aun así salió en abundancia,
suficiente para dar de beber a millones de personas en medio del
desierto. ¡Fue otro milagro espectacular para el currículum de
Moisés! De nuevo, el pueblo se quedó asombrado por el don de
su líder. Sin embargo más adelante, cuando terminó “la confe-
rencia”, Moisés fue llamado a dar cuentas por no administrar el
don como Dios le había dicho. Se le negó la entrada a la Tierra
Prometida por su mal uso. Es muy serio si se piensa bien.
Otro ejemplo sería Balaam. Él profetizó sobre Israel, y sus
palabras siguen registradas en la Biblia hasta este día. Vaya, ¡qué
64 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

gran testimonio que tu profecía esté en la Palabra eterna de Dios!


Pero la historia no acaba ahí: Dios le dijo específicamente que no
fuera, que no hiciera lo que otros querían. Sin embargo, el don
que se le confió a Balaam funcionó incluso cuando Dios directa-
mente le ordenó: “No vayas con ellos” (Números 22:12, rvr-60).
De nuevo, el don operó fuera de la intención divina original.
Esto es lo fundamental. Dios no controla de modo excesivo
los dones que confía. Si nos supervisara de esa manera no nos
llamaría administradores, porque a un administrador se le da
autoridad para gestionar lo que se le ha confiado sin una super-
visión directa. Un ejemplo bíblico de esto sería la parábola de
Jesús del mayordomo injusto:

Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y


éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes.
Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca
de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no po-
drás más ser mayordomo. (Lucas 16:1-2, rvr-60)

Como la mayordomía era más común en los días de la Biblia


que en el presente, es fácil no entender algo importante aquí.
Observemos que hubo una época en la que el hombre rico ig-
noraba lo que sucedía. No estaba viendo los movimientos del
mayordomo día a día. Necesitó un reporte de otra persona para
captar su atención sobre la mala administración que se había
producido durante un buen tiempo.
Esto lo volvemos a ver con José en el libro de Génesis. En
Egipto comenzó como un esclavo en la casa de Potifar, pero fi-
nalmente fue ascendido y puesto como administrador de toda
Administradores 65

la casa. Leemos: “Pues Potifar le dio a José total y completa res-


ponsabilidad administrativa sobre todas sus posesiones. Con
José a cargo, Potifar no se preocupaba por nada, ¡excepto qué
iba a comer!” (Génesis 39:6). Potifar no controlaba ni supervi-
saba el trabajo de José. Le confió a José toda la administración.
Esto es similar a los dones que Dios pone en usted y en mí.
El apóstol Pedro nos manda ser buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios en nuestra vida: el carisma.

DONES ETERNOS QUE NO SON OBVIOS

Ahondemos un poco más. En primer lugar, refresquemos nues-


tra memoria con las palabras de Pedro: “Cada uno según el don
que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos adminis-
tradores”. Como administradores se espera que ministremos, o
usemos los dones. De nuevo, no son para nosotros sino para
otros. La palabra ministrar es diakonéō, y se define como “servir,
esperar, con énfasis en la obra que hay que hacer”.6 Debemos
mantener una actitud de servicio con nuestros dones. Nuestros
dones se nos dieron gratuitamente y debemos usar estos dones
de buena gana con el propósito de edificar las vidas de otros.
Tenemos que “ministrar los dones que se nos han confiado los
unos a los otros, como buenos administradores de la multiforme
gracia de Dios”. La palabra multiforme aquí significa “de varios
tipos”.7 Se necesitarían demasiadas páginas para enumerar la di-
versidad de dones que Dios ha dado a su pueblo. De hecho, proba-
blemente no sea posible compilar una lista así. Algunos dones son
obvios en su conexión con la edificación del reino; sin embargo,
hay muchos más que sería un reto identificar. Este es un ejemplo.
66 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Recientemente escuché a un pastor reconocido hablar sobre


una conversación interesante que ocurrió justo antes de su con-
ferencia anual. Este evento anual es popular y tiene muy buena
asistencia. Cuando el equipo estaba preparando el auditorio, el
pastor vio a un médico que era miembro de su iglesia poniendo
folletos en los asientos para los delegados de la conferencia.
El pastor se acercó al médico y se disculpó: “Doctor, usted
no debería estar haciendo esto. Tenemos interinos y otros vo-
luntarios que pueden hacerlo”.
El pastor reportó que el médico lo corrigió de manera edu-
cada pero firme. “Dejo mi consulta médica cada año para estar
en esta conferencia. Es la semana que más valoro del año porque
puedo hacer algo para edificar el reino de Dios”.
Al escuchar a mi amigo pastor contar esta historia, me dolí
por ese médico. Me di cuenta de que no había unido los puntos
sobre el valor de su don para edificar el reino de Dios. De nuevo,
algunos dones conectan directamente mientras que la mayoría
son indirectos, pero no por ello menos importantes.
Ese médico no era distinto a Stan, a quien mencioné en el
primer capítulo. ¿Qué ocurriría si no hubiera médicos? ¿Qué
ocurre cuando las personas que son llamadas a edificar el reino
en otras áreas se enferman? Muchos se irían antes de tiempo si
no hubiera ayuda médica.
Vamos a crear un caso hipotético ilustrando la conexión. Un
médico usa su don ayudando a recuperar la salud de un ama de
casa que no trabaja fuera. Como resultado, como esta mujer ya
no está en cama y no morirá prematuramente, puede florecer y
desarrollarse en su don de educar a sus hijos de manera piadosa.
Su hija tiene un don en el área de la innovación, y su mamá le
Administradores 67

anima. Cuando su hija se gradúa de la universidad con una li-


cenciatura en computación, acepta un puesto trabajando para
una empresa que desarrolla software.
Esta hija adulta, que ahora opera plenamente en su don, diseña
un nuevo modo de comunicación que es mucho más eficaz que
cualquiera que haya en el mercado. Sin embargo, su innovación
no llegará lejos sin su compañero de trabajo del departamento de
publicidad. Él usa su don para dar a conocer a los minoristas y
clientes el potencial de este nuevo paquete de software.
Uno de los minoristas, una empresa dirigida por una mujer
con don para los negocios, selecciona el producto. Esta tienda
minorista tiene un equipo de ventas, y un hombre ejerce su don
vendiendo el paquete de software a un ministerio que está lla-
mado a discipular a las naciones del mundo.
Este ministerio tiene a una persona con un don para la com-
putación que reconoce el potencial de ese software y recomienda
comprarlo. Él integra el software en su sistema existente.
Como resultado, este ministerio ahora tiene la capacidad de
impactar con más eficacia a pastores y líderes globalmente. Los
resultados: más hombres y mujeres exponencialmente llegan a
la salvación y son discipulados a través de este paquete de sof-
tware de comunicación.
En el tribunal de Cristo, Jesús le enseñará al médico, quien
originalmente trató a la mamá ama de casa, las multitudes de
personas que alcanzó en las naciones del mundo. Casi podemos
imaginar lo que sucederá. El médico preguntará: “No, no puedo
ser yo. Nunca fui a esas naciones”.
Jesús entonces le enseñará que, como fue fiel con el don en
su vida, eso dio como resultado la reacción en cadena que fi-
68 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

nalmente condujo a muchas salvaciones y el fortalecimiento de


los creyentes que se produjo globalmente. Jesús probablemente
le dirá a este médico: “Trabajaste de buena gana en tu consulta
médica como si estuvieras trabajando para el Señor y no para
los hombres, y tu fruto es evidente. Muchos fueron impactados
gracias a tu obediencia. Bien hecho, ¡buen siervo y fiel!”.
Quizá se esté preguntando: ¿Realmente la Biblia defiende
esta idea? Leamos lo siguiente:

Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si


fuera para el Señor y no para la gente. Recuerden que el
Señor los recompensará. (Colosenses 3:23-24)

Este es solo un supuesto. Hay infinitas posibilidades de este


tipo de conexiones o reacciones en cadena.
Regresemos a la historia real de mi amigo pastor. ¿Qué pa-
saría si el médico se hartara de sentirse realizado solamente una
semana al año? (por supuesto, la falta de satisfacción está im-
pulsada por la ignorancia de la importancia de su don). Es muy
posible que finalmente abandonara el campo médico, buscando
sentirse realizado cincuenta y dos semanas al año. Supongamos
que acepta un puesto en su iglesia enseñando y desarrollando
un temario para las clases de discipulado. ¿Qué sucedería en el
tribunal de Cristo? ¿Recibiría una recompensa mayor por haber
dejado el don que se le confió?
Tristemente, he visto con frecuencia a hombres y mujeres
batallando en puestos de ministerio a tiempo completo por no
reconocer que sus dones se desarrollarían en lugares fuera del
entorno de la iglesia.
Administradores 69

Se necesita conocimiento, sensibilidad espiritual y madurez


para ver los puestos de servicio en el reino que no son tan obvios.
Esta es la cruda verdad: su don, ya sea que opere mejor en el
cuidado de la salud, la educación, el gobierno, el deporte, la em-
presa, las artes, los medios de comunicación, la casa o en cual-
quier otro ámbito, tiene una conexión para edificar el reino. El
Maestro Planificador lo diseñó así.
Es muy posible que no reconozcamos las conexiones de
nuestra obediencia con el éxito hasta que finalmente estemos
delante de Jesús en el tribunal de Cristo. Como escribe Pablo:
“Sucede igual con las buenas obras, aunque no se conozcan al
principio, finalmente serán reconocidas” (1 Timoteo 5:25, TPT).
Por lo tanto, ya sea que su don sea evidente o no, su mandato
es: “y como Dios llamó a cada uno, así haga” (1 Corintios 7:17,
rvr-60).

LA MOTIVACIÓN ES CRUCIAL

Volvamos a las palabras de Pablo que estamos usando como


plantilla para nuestra administración:

Porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anun-


ciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena volun-
tad, recompensa tendré. (1 Corintios 9:16-17, rvr-60)

La siguiente verdad a destacar es que nuestra “recompensa”


está relacionada directamente con nuestra “buena voluntad”
o, en un sentido más general, con nuestra “actitud”. Dicho de
forma sencilla, si nuestra actitud es desinteresada, recibimos
70 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

una recompensa; si nuestra actitud es egoísta, no recibimos nin-


guna recompensa.
Los diferentes escenarios de motivaciones desinteresadas o
egoístas también son muchos, demasiados para enumerarlos.
Destaquemos solamente algunas comparaciones. Una actitud
desinteresada podría ser: Qué privilegio servir a otros con las ha-
bilidades que he recibido. Una motivación egoísta sería algo más
parecido a esto: ¿Qué puedo obtener yo de mi habilidad? Para de-
cirlo de una forma más directa, la primera es: ¿Qué puedo hacer
por ti? La segunda es: ¿Qué puedo sacar de esto?
Otra actitud desinteresada sería: Me esforzaré al máximo, al
margen de lo que obtenga a cambio, mientras que la motivación
egoísta es: ¿Para qué hacer un trabajo a conciencia cuando no
saco nada de esto para mí?
Una motivación desinteresada más: Debo proseguir; hay
muchas personas que impactar. Sin embargo, la actitud egoísta
sería: Me está yendo bien, así que puedo relajarme.
Pablo escribe sobre la importancia de las actitudes o las mo-
tivaciones: “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de
Cristo, y administradores”, y a estas palabras le siguen inmedia-
tamente las siguientes:

En cuanto a mí, me importa muy poco cómo me califi-


quen ustedes o cualquier autoridad humana. Ni siquiera
confío en mi propio juicio en este sentido. Tengo la
conciencia limpia, pero eso no demuestra que yo tenga
razón. Es el Señor mismo quien me evaluará y tomará la
decisión. Así que no juzguen a nadie antes de tiempo, es
decir, antes de que el Señor vuelva. Pues él sacará a la luz
Administradores 71

nuestros secretos más oscuros y revelará nuestras inten-


ciones más íntimas. Entonces Dios le dará a cada uno el
reconocimiento que le corresponda. (1 Corintios 4:3-5)

A Pablo no le preocupa la evaluación de sus amigos, críticos,


o ninguna otra autoridad que se considere como tal, ni siquiera
su propia opinión. Estas valoraciones no tienen ningún signifi-
cado comparado con lo que todos nosotros al final enfrentare-
mos: el examen divino. Lo que importa es cómo evaluará Jesús
nuestra administración.
A decir verdad, nuestras acciones u obras obedientes cierta-
mente serán importantes en el juicio. Jesús dice claramente: “Miren,
yo vengo pronto, y traigo la recompensa conmigo para pagarle a
cada uno según lo que haya hecho” (Apocalipsis 22:12). No se trata
de “escoger” entre una u otra, sino de considerar el “todo”: tanto las
motivaciones como las obras serán examinadas en el juicio.
Algunos quizá piensen que Pablo está haciendo referencia
al juicio de los incrédulos, es decir, el “juicio del gran trono
blanco” donde los incrédulos darán cuentas de sus pecados por
no recibir la gracia salvífica de Jesucristo. No se trata de esto en
modo alguno, porque en el juicio del gran trono blanco nadie
recibirá “reconocimiento” de Dios, como afirmó Pablo.
Es importante mantener el contexto de su tema; Pablo está
hablando de administración. No cabe duda de a qué se está refi-
riendo. Nuestros “secretos más oscuros” y nuestras “intenciones
más íntimas” al manejar nuestros dones serán revelados en el
juicio. ¡Esto sí que capta mi atención!
Permítame aclararlo aún más usando mi historia anterior de
desobediencia al Señor sobre lo que debía predicar. Los que asis-
72 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

tieron a esa reunión es muy probable que crean hasta la fecha


que yo fui obediente a Dios al darles mi mensaje “fresco”. No
lo fui. Es muy posible que, en el juicio, se enteren de mi desobe-
diencia, porque Jesús dice:

Llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto


será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a
todos. Todo lo que hayan dicho en la oscuridad [nues-
tras motivaciones privadas y secretos] se oirá a plena
luz, y todo lo que hayan susurrado a puerta cerrada, ¡se
gritará desde los techos para que todo el mundo lo oiga!
(Lucas 12:2-3, aclaración del autor entre corchetes)

Es muy posible que en el tribunal de Cristo se me llame para


disculparme con el pastor y con todos aquellos que no recibie-
ron el mensaje de La trampa de Satanás aquella noche.

¿QUÉ SE ESPERA?

Hemos establecido sólidamente la importancia de entender la


administración. La pregunta más importante ahora es: ¿qué se
espera de nosotros? En otras palabras, ¿cuáles son los resultados
que Jesús buscará en el juicio cuando examine cómo hemos ma-
nejado los dones que nos confió? ¿Podemos saberlo? Claro que
sí, porque Jesús declara que seremos “juzgados el día del juicio
por la verdad que yo he hablado” (Juan 12:48).
Comenzaremos esta discusión reveladora y empoderadora
en el siguiente capítulo. Es el enfoque de este libro.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. Antes de leer este capítulo, ¿se veía a usted mismo
como un administrador? ¿Por qué sí o por qué no?

2. Los dones que se le han entregado no son para usted;


han de llegar a otros a través de usted. En otras pala-
bras, usted tiene lo que Dios quiere que otros tengan.
Con esto en mente, ¿por qué es importante adminis-
trar sus dones fielmente? ¿Qué hay en juego si usted
descuida su administración?

3. En cualquier momento dado, usted puede escoger


usar los dones que Dios le ha dado de tres maneras.
Puede usarlos para edificar el reino. Puede usarlos
para su propio beneficio. O puede descuidarlos, no
usarlos nunca. ¿Cómo está usando sus dones? ¿Qué
cambios debería hacer con respecto a la forma en que
administra lo que Dios le ha dado?
Así, pues, téngannos los hombres por
servidores de Cristo, y administradores
de los misterios de Dios. Ahora bien,
se requiere de los administradores,
que cada uno sea hallado fiel.
—1 Corintios 4:1-2, rvr- 60
5

Fiel

E
l apóstol Pablo identifica a Apolos y a sí mismo como
servidores de Jesucristo y administradores de los dones
que les habían sido confiados. En el capítulo anterior
aprendimos que esta identidad no solo es aplicable a estos dos
grandes santos o solo a un líder eclesial actual, sino también a
todo creyente. Usted y yo también somos servidores de Jesu-
cristo, y una de las principales maneras de cumplir este papel es
siendo buenos administradores de los dones que nos han sido
confiados.
Ahora dirigiremos nuestra atención a lo que se requiere de
un servidor, y hay solo un atributo escrito: fidelidad. Antes de
ahondar en ello, meditemos en el hecho de que no hay dos, tres
o más características enumeradas. Pablo podía haber dicho que
se requiere de los administradores que muestren gozo, o que
sean fuertes, o que sean eruditos de la Biblia, o que sean com-
pasivos, o que tengan cualquier otro rasgo piadoso. No quiero
restar importancia a todos estos atributos, por supuesto. Sin
embargo, estoy destacando que solo hay escrito uno, y es obliga-
torio; por lo tanto, es muy importante que nos concentremos en
esta virtud si queremos ser buenos administradores y oír un día
decir a nuestro Maestro: “Bien hecho”.
76 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

LA DEFINICIÓN DE FIDELIDAD

He tenido el privilegio de dirigirme a equipos de liderazgo en todo


el mundo, no solo equipos ministeriales –aunque estos supondrían
la mayoría– sino también a personas en equipos corporativos, gu-
bernamentales, de empresas, de educación y deportivos. He pedido
varias veces a miembros de los equipos que den una definición de
fidelidad de una sola palabra. Al ser líderes, por lo general están
deseosos de hablar. Tras oír respuestas similares en casi todos los
ámbitos, decidí hacer una lista de las respuestas más populares:
• Firmeza
• Constancia
• Fiabilidad
• Lealtad
• Veracidad
• Confiabilidad
• Dedicación
• Determinación
• Obediencia
Me han dado otras, pero estas han sido las más populares.
Incluso más importante es que todas estas respuestas están en
línea con las definiciones y sinónimos del diccionario.
Hay una definición muy importante, sin embargo, que no he
escuchado ni una sola vez en ningún ámbito: “multiplicación”.
Quizá piense inmediatamente: ¿multiplicación? ¡Eso no es
una definición de fiel! Quizá también cuestione mis capacidades
verbales, como hacían mis antiguos maestros de inglés. Sin em-
bargo, le aseguro que al final de este capítulo no solo estará de
acuerdo conmigo, sino que probablemente lo considere una de
las definiciones de fidelidad más importantes.
Fiel 77

LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS

Para introducir la multiplicación, vayamos a la parábola de Jesús


de los talentos. Por favor, léala con atención aunque la haya leído
ya cientos de veces.

También el reino del cielo puede ilustrarse mediante


la historia de un hombre que tenía que emprender un
largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero
mientras estuviera ausente. (Mateo 25:14)

En primer lugar, esto es una parábola; por lo tanto, es sim-


bólico, no literal. Así, tenemos que interpretarla a la luz del en-
tendimiento bíblico: el consejo global de la Palabra de Dios. El
hombre que se iba a un largo viaje representa a Jesús. A cada
uno de sus siervos se le confía que administre algo, y esto es
simbólico de usted y yo.
Después, observemos que el viaje es largo, lo cual apoya dos
hechos. Primero, han pasado casi dos mil años desde que Jesús
nos dejó el mandato de edificar aquello por lo que murió: el
reino. Obviamente, Él no ha regresado aún, pero incluso en este
punto de la historia ya ha pasado mucho tiempo.
Tercero, esta parábola de nuevo nos muestra que la admi-
nistración no hay que controlarla en exceso. El hombre de la
parábola se va y no regresa cada mes para revisar el progreso
de sus administradores. Según la parábola, no inspecciona su
trabajo hasta su regreso.
Continuemos con esta historia:

Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno.


Al primero le dio cinco bolsas de plata; al segundo, dos
78 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Luego se


fue de viaje. (Mateo 25:15)

En esta historia se les confía dinero. La mayoría de las tra-


ducciones de la Biblia usan la palabra talento, y esta palabra es
cierto que es la más precisa, porque la palabra en griego es tá-
lanton. Un talento es una medida de peso, y se usaba principal-
mente para el oro o la plata. Un talento es aproximadamente
unos treinta y cuatro kilos. La mayoría de los expertos calculan
que un talento de plata valdría aproximadamente unos 18 000
dólares en moneda estadounidense (otras estimaciones varían,
pero no sustancialmente). En lo que sí están de acuerdo todos
los expertos es que el Nuevo Testamento representa un talento
como una gran suma de dinero. ¡Una bolsa de treinta y cuatro
kilos de plata no es cosa de poco!
Basándome ahora en mi entendimiento, personalmente no
creo que la cantidad exacta sea muy importante a la hora de
interpretar esta parábola. Lo que sí podemos concluir con segu-
ridad, no obstante, es que un talento representaba una respon-
sabilidad importante.
No creo que Jesús está hablando aquí de dinero, aunque po-
drían aplicarse a él sus principios. Pocas veces Jesús usa en una
parábola la representación exacta de lo que se está discutiendo.
Él usa comparaciones, como trigo para las personas piadosas,
cizaña para las personas malas, semillas para las palabras, espi-
nos para los afanes de la vida, la cosecha para el fin del mundo,
cosechadores para los ángeles, y más cosas. De todo el consejo
global del Nuevo Testamento, es casi seguro que estos talentos
representan carisma, o los dones que se nos han confiado.
Fiel 79

Otro punto importante de esta historia es que no todos los


siervos recibieron la misma cantidad. Cubriremos esto con más
detalle después, pero esta es la razón del porqué a veces me he
referido ya a lo que se nos ha confiado como “dones”. Algunos
tienen uno, otros dos, y otros tienen más.
Las diferentes cantidades también podrían representar la
magnitud de nuestros dones. Seamos francos; hay algunas per-
sonas que tienen mayores dones que otras. Hay muchos que tie-
nen el don para cantar, y ellos inspiran a todos los que les oyen.
Pero no todos los que cantan tienen el nivel de talento que tienen
Celine Dion o Andrea Bocelli. Por lo tanto, si me ponen entre la
espada y la pared, diría que cada talento representa cierto don, o
que también podría representar la magnitud de un don. Sigamos:

El siervo que recibió las cinco bolsas de plata comenzó a


invertir el dinero y ganó cinco más. El que tenía las dos
bolsas de plata también salió a trabajar y ganó dos más.
Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó
un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su amo.
(Mateo 25:16-18)

Permítame personalizar la historia asignando nombres a nues-


tros siervos. Llamemos al primer siervo Allison, al segundo Bob y
al tercero Larry. Allison comenzó con cinco y multiplicó lo que se
le había dado y terminó con diez. Bob multiplicó sus dos y terminó
con cuatro. Sin embargo, Larry no multiplicó el don que se le había
confiado sino que lo mantuvo. Pongámoslo de forma clara:
Allison: 5 x 2 = 10
Bob: 2 x 2 = 4
Larry: 1 = 1
80 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

A partir de este punto, personalizaré el versículos con los


nombres dados a cada siervo.

EL JUICIO

De nuevo, es crucial destacar el énfasis que hace Jesús en la palabra


mucho en esta parábola. La historia comenzó con la descripción de
un largo viaje, y de nuevo dice: “Después de mucho tiempo, el amo
regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de cómo
habían usado su dinero” (Mateo 25:19). Las cuentas que el amo
pide rendir a cada uno de los administradores representan el juicio
que cada uno enfrentará para rendir cuentas de cómo usamos los
dones que nos confiaron. Examinemos primero a Allison:

Allison, a quien le habían confiado las cinco bolsas de


plata, se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted
me dio cinco bolsas de plata para invertir, y he ganado
cinco más”.

Escuchemos el juicio de su amo:

El amo lo llenó de elogios. “Bien hecho, mi buen siervo


fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad,
así que ahora te daré muchas más responsabilidades.
¡Ven a celebrar conmigo!” (Mateo 25:20-21)

Este es un punto muy importante que no nos debemos per-


der: el amo dice: “Has sido fiel”. Usted puede dividir la respuesta
del amo como quiera, pero no hay otra interpretación: Jesús di-
rectamente atribuye la fidelidad a la multiplicación. Vuelva a leer
Fiel 81

los comentarios del amo detenidamente; ¡no hay nada más que
Allison hiciera que se destaque aquí! Él no dijo que fue firme,
fiable, leal, dedicada, veraz o cualquier otra de las definiciones
de una palabra para fiel. No me malentienda; todos estos atribu-
tos admirables describen el ser fiel, pero no se mencionan aquí
ni se enfatizan. Tampoco destacó ninguna otra virtud, acción o
resultado de su administración, solo que había multiplicado. Por
lo tanto, él directamente asemeja la fidelidad a la multiplicación.
Lo mismo ocurre con Bob. Leamos con atención su relato:

Se presentó Bob que había recibido las dos bolsas de


plata y dijo: “Amo, usted me dio dos bolsas de plata
para invertir, y he ganado dos más”.

En los mismos términos, oigamos el juicio de su amo:

El amo dijo: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido


fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora
te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar
conmigo!” (Mateo 25:22-23)

De nuevo, Jesús identifica directamente la fidelidad con la


multiplicación. No hay nada más que se destaque, ni acción, ni
virtud ni resultado. Jesús no quiere que el énfasis del amo se di-
luya; solo hay una moraleja: este hombre multiplicó lo que se le
había confiado y se le asemeja claramente con ser fiel.
También, el elogio que recibe Bob es exacto, palabra por pa-
labra, al que recibe Allison. Esto revela que en el día del juicio
nuestro “marcador” de multiplicación estará basado en nuestra
labor. Jesús se agradará igualmente con nosotros al margen de
82 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

la cantidad o la magnitud de nuestros dones. Lo único que im-


portará es saber si lo multiplicamos o no.
Un ejemplo sería la mamá ama de casa que multiplicó su
eficacia. Ella será elogiada tanto como el empresario que multi-
plicó sus negocios y sus ofrendas para el reino.
Ahora enfoquemos nuestra atención en Larry:

Por último se presentó Larry que tenía una sola bolsa


de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre
severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cose-
chas que no cultivó. Tenía miedo de perder su dinero,
así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está su dinero
de vuelta”. (Mateo 25:24-25)

Antes de pasar al juicio de Larry, destaquemos algunos


datos importantes. Primero, Larry no multiplicó; él mantuvo
lo que se le entregó. Además, observemos la razón por la que no
multiplicó: primero, no conocía el carácter de su amo, así que lo
percibió incorrectamente como alguien severo. A lo largo de los
años de ministrar a creyentes de distintas partes del mundo y de
todos los ámbitos de la vida, he observado que una de sus prin-
cipales piedras de tropiezo para dar fruto es no conocer la natu-
raleza de Dios (hablaré de esto con más detalle en otro capítulo).
El que percibamos a Dios de forma incorrecta a menudo pro-
voca lo que hay detrás de no haber multiplicado: temor. ¡Larry
tuvo miedo! El temor, la timidez o la intimidación apagará los
dones genuinos de Dios en nuestras vidas. Esto es muy impor-
tante y no se puede enfatizar lo suficiente. Esto lo sé de primera
mano, ya que lo sufrí durante años (también hablaré de esto en
profundidad en otro capítulo).
Fiel 83

Ahora veamos el juicio de Larry:

Pero el amo le respondió: “¡Siervo perverso y perezoso!”.


(Mateo 25:26)

¡Vaya! Hagamos una pausa y examinemos esta afirmación


antes de continuar. Recordemos que los tres, no solo Allison y
Bob, sino también Larry, son siervos; no son extraños. Es su amo
quien está valorando su trabajo. Larry no escucha: “Bien hecho,
mi buen siervo fiel” como se les dijo a los otros dos, sino que en
su lugar escucha: “¡Siervo perverso y perezoso!”. Esto definitiva-
mente llama la atención. Jesús no está hablando de la salvación,
sino del juicio con respecto a cómo manejamos nuestros dones,
siendo recompensados o sufriendo la pérdida de nuestra labor.
Veamos con atención las dos firmes palabras del amo. Co-
menzaremos con la más fácil de digerir. La palabra en griego
para perezoso es oknērós. Esta palabra se define como “demorar,
lento, tarde, vago”.8 Otro diccionario lo define como “pertinente
a retraerse de o dudar en involucrarse en algo que vale la pena,
posiblemente con la implicación de falta de ambición”.9
Mi amigo Rick Renner, que es un experto en el idioma
griego, dice de oknērós: “conlleva la idea de una persona que
tiene una actitud de no hacer nada, estar aletargado, de ser
lánguido, apático, indiferente, tibio con respecto a la vida”. De
estas tres fuentes, vemos que la definición griega amplía nuestro
rango y nos da más luz.
Si alguien tiene miedo, dudará o se frenará a la hora de par-
ticipar en una actividad que se debería o se podría hacer. Si está
aletargado, le faltará el empuje para lograr lo que debería hacer.
84 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Si es apático, no le importará lo suficiente como para pensar en


hacer algo. Todos los escenarios tienen que ver con esta palabra
griega, pero el siervo confesó: “Tuve miedo”. Los otros aspectos de
la pereza podrían haber entrado en juego en la vida de este siervo,
pero al final, la duda debida al temor fue el factor principal.
¿Alguna vez ha sentido la urgencia de hacer algo, sintiendo
que no podía sacárselo de la cabeza, especialmente cuando
oraba, pero titubeó demasiado tiempo porque le dio miedo fa-
llar? ¿Y después vio a otra personas que lo hacía? Entonces usted
pensó para sí: Yo tuve esa idea y debería haberla llevado a cabo.
Este es el punto de Jesús con respecto a este siervo. Él dudó y
dudó, no solo una o dos veces, sino que dudó todo el periodo
de su administración. Es aceptable una o dos veces, ya que, por
lo general, crecemos por estas situaciones; pero si coqueteamos
con la duda mucho tiempo, se puede convertir en un patrón que
finalmente conduce a evitar por completo las cosas y a una ad-
ministración infructuosa.
Cuando el Señor me pidió que escribiera por primera vez,
dudé durante diez meses. Tenía miedo de escribir. Había fraca-
sado muchas veces en la escuela. Tenía un compañero de clase
en la universidad que criticaba mis escritos ¡delante de todos!
Un aspecto de una asignatura era leer el trabajo de otro, y du-
rante la discusión de clase, mi compañero de clase expresó su
desaprobación de mi trabajo al profesor. Fui el único estudiante
que recibió la crítica de otro compañero de clase.
Mi temor a escribir estaba bien fundamentado: tenía una
nota terrible en los exámenes SAT y ACT, la crítica negativa de
varios maestros, malas calificaciones y un compañero de clase
muy crítico; la historia no estaba de mi lado. Todo eso no hacía
Fiel 85

otra cosa que confirmar mis dudas. Escribir un libro me toma-


ría una cantidad de tiempo enorme, y el tiempo es crucial. Me
alejaría de otros esfuerzos por desarrollar nuestro joven minis-
terio. Tuve que poner esos miedos y preocupaciones importan-
tes a un lado para obedecer el mandato de Dios.
¿Qué habría pasado si yo hubiera dudado demasiado tiempo
y no hubiera obedecido? El resultado habría sido exactamente
como lo que Dios me había dicho a través de las dos mujeres que
mencioné antes. Le habría dado el talento a otra persona, una
“Allison”, por así decirlo, que hubiera cumplido la misión. Ella
habría recibido mi tarea. Entonces, ¿dónde estaría yo hoy? ¿Ha-
bría terminado escuchando la palabra “perezoso” en el juicio?
¡No me daba cuenta de que mi destino estaba envuelto en la
escritura! Si me hubieran dicho cuando tenía veinte años: “John,
Dios te enviará a las naciones del mundo a través de tus libros”, yo
habría respondido, mientras me reía de usted: “¡Te has vuelto loco!
Ni siquiera puedo escribir una redacción de tres páginas”. Pero
ahora los libros son éxitos de ventas nacionales e internacionales,
en más de cien idiomas y con más de diez millones de ejemplares
vendidos. ¿Qué habría pasado si yo no hubiera obedecido? ¿Qué
pasaría si hubiera permitido que el temor me retuviera? ¡Tiemblo
al pensar en el alcance de mi oportunidad perdida!
Ahora centrémonos en la palabra más difícil que dijo el amo
al tercer siervo. La palabra perverso puede parecer demasiado
intensa, pero Jesús nunca usó las palabras a la ligera. La pala-
bra griega para perverso es ponērós. Se define como “poseer una
falta seria y por consiguiente ser inútil”.10
En cuanto a cómo manejó Larry lo que se le había confiado,
esta definición encaja. No difiere de cuando Pablo dijo “ay de
86 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

mí” si no hubiera sido fiel con el don de Dios sobre su vida. La


visión equivocada de Larry del carácter de su amo fue una falta
seria que impulsó su temor. Él fue inútil para el funcionamiento
del don que se le había confiado. Estas son frases muy fuertes; sin
embargo, si comparamos las palabras de Pablo sobre la posibili-
dad de no usar su don con la conducta de Larry, suenan veraces.
Permítame resumir claramente que esto no tiene que ver
con nuestra salvación, sino con cómo manejamos los dones que
nos han entregado. La visión de Dios es que:

Los que multiplican son buenos y fieles.


Los que simplemente mantienen poseen
una falta seria, son inútiles y perezosos.

¿Podría ser que nuestra visión de la fidelidad es incompleta?


Pensemos en este ejemplo: hay un hombre de negocios que vive
en una zona con una economía fuerte y en expansión. El nego-
cio, una pequeña tienda que el propietario heredó de su padre,
da beneficios pero no está creciendo. El hombre ha tenido opor-
tunidades de abrir nuevas ramas del negocio en otras partes de
la ciudad, pero al margen de su don empresarial, se ha confor-
mado con “mantenerse cómodo”.
Ahora, permítame apretar las tuercas. A la luz del juicio de
Larry en la parábola, déjeme hacerle dos preguntas importantes.
¿Debería usar este empresario su don para abrir nuevas tiendas
y aventurarse en otros mercados con el propósito de edificar el
reino? ¿Su deseo de “jugar a la segura” es sinónimo de la estra-
tegia del siervo infiel de “mantener”?
¿Hemos usado el mismo criterio para evaluar la fidelidad
como Jesús lo usa? Aunque el empresario está viviendo una vida
buena, acaso la pregunta principal no debería ser: ¿está multipli-
Fiel 87

cando o manteniendo sus dones? Seamos sinceros en nuestra va-


loración. ¿Medimos la fidelidad solo por la fiabilidad sin tener en
cuenta la reproducción? ¿La firmeza sin tener en cuenta la expan-
sión? ¿La coherencia sin prestar atención a la duplicación? ¿Será
que no hemos sido capaces de ver todo el rango de lo que signi-
fica ser fiel: multiplicar cualquier don que hayamos recibido?
El primer mandamiento de Dios a la humanidad cuando
puso al hombre y a la mujer en la tierra fue: “Sean fructíferos
y multiplíquense” (Génesis 1:28). Por supuesto, nos estaba di-
ciendo que tuviéramos bebés y pobláramos la tierra; pero tam-
bién, y mucho más aún, el mandamiento es este: Todo lo que
Dios nos entregue para su cuidado, debemos devolvérselo mul-
tiplicado. Debemos procrear mediante la multiplicación. En la
parábola de los talentos, Jesús aplica específicamente este man-
damiento inicial de Génesis a los dones que se nos han confiado.

¡NO ES SU PROPIA CAPACIDAD!

¿Se está sintiendo incómodo? Probablemente lo esté, pero re-


cuerde que la gracia de Dios es lo único que necesita. No se le
ha pedido hacer esto en sus propias fuerzas, sino por la charis
y carisma de Dios. El propósito de escribir este mensaje no es
desalentarlo, sino que sea más consciente del potencial que Dios
le ha dado y expanda su fe en la gracia de Dios y los dones sobre
su vida. No tengo la intención de ponerle una carga pesada, de-
masiado difícil de levantar. Pablo le pidió a Dios tres veces que
aligerara su carga, pero mire cómo le responde el Señor:

«Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa


mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jac-
88 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

tarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo


pueda actuar a través de mí. Es por esto que me deleito
en mis debilidades. (2 Corintios 12:9-10)

Una de las definiciones de la palabra griega para debilidad es


“limitaciones”. Usted y yo no somos los únicos que nos sentimos
abrumados a veces. Todos tenemos limitaciones, como le pasó al
apóstol Pablo. En el contexto específico de este versículo se refiere
a la resistencia, oposición e incluso persecuciones físicas que su-
fría en cada ciudad (ver capítulo 11), pero este principio también
es aplicable a las restricciones o imposibilidades que podamos en-
frentar, cuando la tarea nos parece inviable. Aunque ciertamente
no es fácil, esto debería hacer que aumente nuestra resolución,
que nos apoyemos en su fuerza. En lugar de escuchar a las limita-
ciones que gritan en nuestra mente, declaremos las promesas de
Dios. ¿Nos escuchamos a nosotros mismos demasiado cuando,
en cambio, deberíamos hablarnos a nosotros mismos?
Pablo le pidió a Dios tres veces que interviniera, y cada vez
Dios le recordó a Pablo el charis. Pablo lo entendió la tercera vez,
y se dio cuenta de que sus limitaciones deberían conducirle a
creer en la gracia y los dones de Dios en su vida. Por eso su tono
cambió de “Dios, ¡llévate esto!” a “me deleito en mis limitacio-
nes”. ¿De veras dijo “deleito”? ¡Sí! Ahora se había dado cuenta de
que mientras más imposible es el desafío, más se manifestará el
poder de Dios en su vida, ¡si creía!
Este es un principio importante: La gracia que necesitamos
para multiplicar ¡solo podemos alcanzarla creyendo! Pablo escribe:
“por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia” (Ro-
manos 5:2, rvr-60). Imagínelo de este modo: la fe es la tubería
que abastece a nuestro corazón de la gracia necesaria para mul-
Fiel 89

tiplicar. Cuando oímos este mensaje, nuestra fe o tubería debería


alargarse, no disminuir. Pero es decisión nuestra. Se nos dice:

Pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acom-


pañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos
creído entramos en el reposo. (Hebreos 4:2-3, rvr-60)

No vea lo que está leyendo de una forma que no le aproveche;


en su lugar, mézclelo con fe. La misma Palabra de Dios consi-
guió dos cosas distintas para los hijos de Israel. Les aprovechó a
Moisés, Josué y Caleb; fueron fortalecidos al verlo de una forma
positiva. Pero la misma Palabra no les aprovechó a los otros is-
raelitas porque lo vieron de una forma negativa. Esta es la dife-
rencia entre creer y no creer.
Crea que Dios le ha equipado para ir más allá de su propia
capacidad. Él no le ha dado ninguna otra opción para obtener
fortaleza y empoderamiento que depender de su gracia. Cuando
usted haga esto, entrará en el verdadero reposo, dejando sus pro-
pios esfuerzos, no esforzándose ya por producir resultados. ¿Cuál
es este reposo? Es cooperar con la capacidad de Dios para lograr
su misión. Cuando entre en reposo, ¡Dios le llevará a multiplicar!
Esta es la razón por la que a David se le llamó “un hombre
conforme al corazón de Dios”. Él dependía de la fortaleza de
Dios, y no de la suya propia. Repetidamente proclamó: “Jehová
es la fortaleza de mi vida” (Salmos 27:1, rvr-60). En todo lo que
lograba, había un denominador común: dependía de la capaci-
dad de Dios en él y a través de él. Por eso Pablo dice a su hijo
espiritual Timoteo, que estaba luchando con el temor y la inti-
midación: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en
Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1, rvr-60).
90 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Por eso dediqué el segundo y el tercer capítulo de este libro


a establecer firmemente los conceptos de charis y carisma antes
de hablar de la parábola de los talentos. Sería abrumador y des-
alentador hacer frente a nuestra administración en nuestras
propias fuerzas.
Por favor, no lo olvide nunca: su llamado es mayor que su
capacidad natural. Quizá por eso se nos dice:

Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois


muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos,
ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió
Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo
escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del
mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es,
para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su
presencia. (1 Corintios 1:26-29, rvr-60)

¿A qué se debe esto? ¿Por qué hay solo algunos sabios, pode-
rosos y nobles que son llamados? ¿Podría ser que es más fácil que
quienes tienen un talento natural “tengan éxito” en sus propias
fuerzas? ¡Son necios! Se comparan con otros, y ganan. En cambio,
deberían verse a sí mismos a la luz del llamado de su Creador.
Pablo era distinto. Aunque al medirse con sus contempo-
ráneos era sabio y noble antes de ser salvo, llegó un punto en el
que llegó a ver toda su capacidad natural como “basura” para
poder entrar en el poder de Cristo sobre su vida. Fue uno de los
pocos, porque aprendió que aunque era naturalmente más sabio
que la mayoría, no era sabio comparado con la sabiduría de Dios
(ver Filipenses 3:4-11).
Fiel 91

¿SOCIALISTA O CAPITALISTA?

Continuemos con la parábola de Jesús. Puede que no parezca


posible, ¡pero realmente se pone más fuerte y más impactante!

Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dén-


selo al que tiene las diez bolsas de plata. (Mateo 25:28)

A ver, ¡espere un minuto! ¿Hemos leído bien? El amo ordena


que le quiten la bolsa de plata (talento) a Larry y que se la den a
Allison. Veamos esto claramente:
Allison: 5 x 2 = 10 + 1 (de Larry) = 11
Larry: 1 – 1 (dada a Allison) = 0
Allison termina con once, ¡y Larry termina con cero!
Una mañana en oración quedé impactado por lo que escu-
ché en mi corazón. Permítame explicárselo. Realmente no había
pensado en la parábola de los talentos por algún tiempo. Esa
mañana oí al Espíritu de Dios decirme: “Hijo, yo soy más bien
capitalista, no socialista, en mi manera de pensar”.
¡¿Qué?! Alcé una ceja al oír sus palabras, pero había cami-
nado con Él lo suficiente para saber cuándo Él nos revela cosas
que no sabemos. A menudo suena contrario al pensamiento
religioso o normal, ¡y a veces incluso suena absurdo! Esta vez
me pareció absurdo cuando oí sus palabras. Pedí entendimiento
porque pensé que si Dios era alguna de estas dos cosas, era más
socialista en el modo en que hizo las cosas.
Esa mañana, Él me llevó a esta parábola y me mostró que si
su pensamiento fuera socialista, esta parábola habría sido dis-
tinta. La historia habría comenzado así: Los tres habían recibido
el mismo número de talentos:
92 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Allison: 3
Bob: 3
Larry: 3
Allison y Bob habían sido fieles (multiplicado), pero Larry,
por sus fallas de ser una persona inútil y perezosa, se mantuvo
fiel a su costumbre. El resultado hubiera sido:
Allison 3 x 2 = 6
Bob 3 x 2 = 6
Larry 3 = 3
El hipotético Dios socialista habría hecho lo siguiente:
Allison 6 – 1 = 5
Bob 6 – 1 = 5
Larry 3 + 1 (de Allison)
+ 1 (de Bob) = 5
¡Todos habrían terminado con cinco talentos! Pero no es
esto lo que ocurrió. Dios quitó a Larry la única bolsa de plata y
se la dio a quien tenía diez. ¿Por qué? Jesús lo explica:

A los que usan bien lo que se les da (multiplican), se les


dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que
no hacen nada (mantienen) se les quitará aun lo poco
que tienen. (Mateo 25:29)

No estoy diciendo que Dios sea capitalista. No, ¡nunca! Es


solo que el capitalismo, particularmente aquí, está más en línea
con su pensamiento y formas de actuar que el socialismo. Nues-
tros jóvenes en América y en todas partes en el siglo XXI están
siendo entrenados para pensar de manera socialista. El socia-
lismo no es piadoso y beneficioso; de hecho, va directamente
Fiel 93

en contra de la sabiduría de Dios. Es un espíritu del anticristo,


enmascarado como el bien común, que quiere recompensar la
pereza y penalizar la diligencia, el éxito y la abundancia.
La forma de Dios es recompensar con más a los que mul-
tiplican, y no tiene problema con que tengan abundancia. De
nuevo Jesús dice: “Y tendrán en abundancia”. Dios desea que
tengamos abundancia mientras nuestro corazón esté en edificar
el reino y usar nuestra abundancia para otros.
Probablemente haya oído esta frase antes: Dios no está en
contra de la abundancia; Él está en contra de que la abundancia
nos controle. Esta es una afirmación muy cierta. Para aquellos
cuyo corazón arde con las pasiones de Dios, su satisfacción no
viene de acumular abundancia. Más bien, viene de caminar con
Dios y usar la abundancia que Él da para edificar su reino. La
abundancia es solo una herramienta para que ellos edifiquen a
otros, y obviamente, si somos sabios, no nos enamoraremos de
nuestras herramientas.
Es importante hacer una pausa y enfatizar una verdad im-
portante: debemos cuidar de los pobres, de los que son incapa-
ces de trabajar o de los que necesitan levantarse. Pablo escribe:
“El amor nos empodera para cumplir la ley del Ungido al llevar
los problemas los unos de los otros. Si crees que eres demasiado
importante para agacharte y ayudar a otro, estás viviendo un
engaño” (Gálatas 6:2-3, TPT).
Cuando los líderes de la iglesia primitiva se reunieron, se
dieron cuenta de cuáles eran sus distintas tareas, e incluso no
estuvieron de acuerdo en asuntos menores. Pero ciertamente es-
tuvieron de acuerdo en la responsabilidad de ayudar a los que
tenían problemas. Pablo escribe:
94 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Ellos simplemente me pidieron una cosa: que me acor-


dase de los pobres y necesitados, que era la carga que yo
ya tenía en mi corazón. (Gálatas 2:10, TPT)

Habiendo dicho esto, es importante identificar si alguien


está en necesidad o sencillamente es perezoso. Un enfoque so-
cialista es darle igualmente al perezoso y al pobre. Si damos a
los que están en la categoría de “perezoso”, solo aumentamos su
dependencia de nosotros. Nuestra meta es siempre dirigir a las
personas al don que Dios les ha dado, para que puedan prospe-
rar y edificar el reino de Dios.

LA APLICACIÓN PRÁCTICA

En cualquier caso, lo importante es el hecho de que se nos han


confiado dones y se espera que los usemos para multiplicar. Si
usted ama a Dios, deseará apasionadamente usar sus dones para
su gloria. Mi principal intención es despertarle su deseo inte-
rior y su potencial. Ha sido creado a propósito con un propósito.
Tiene la capacidad de multiplicar lo que le ha sido dado para la
gloria de nuestro Rey. Esta es la moraleja más importante de
este capítulo.
Ahora que hemos llegado a un entendimiento de la parábola
de los talentos y lo que representa, estamos listos para pasar a los
asuntos prácticos. ¿Cómo se hace esto? ¿Cómo traducimos esto
a nuestra vida cotidiana?
Nuestro viaje virará ahora en esta dirección en el siguiente
capítulo.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. Hay un atributo que define claramente a un adminis-
trador: ser fiel. ¿Cómo ha visto usted la fidelidad? Tras
leer este capítulo, ¿cómo ha cambiado su perspectiva?

2. La multiplicación eterna no se consigue en nuestras


propias fuerzas. Es un resultado de cooperar con la
gracia de Dios. ¿Está intentando multiplicar sus dones
en sus propias fuerzas? ¿Cómo puede multiplicar
sus dones desde una postura de reposo, en lugar de
esfuerzo?

3. Dios no está en contra de la abundancia; Él está en


contra de que la abundancia nos controle. ¿Por qué
cree que es importante para Dios que usted multipli-
que sus dones? ¿Cómo puede honrar a Dios la multi-
plicación de sus dones y también impactar a otros en
una escala mayor?
El que administra lo poco que se le ha
entregado con fidelidad e integridad,
será ascendido y se le entregarán
mayores responsabilidades.
—Lucas 16:10, tpt
6

Diligencia
y multiplicación

S
egún las palabras de Jesús, si vivimos con integridad y
somos firmes, fiables, de confianza, honestos, diligentes,
y multiplicamos lo que gestionamos actualmente, reci-
biremos responsabilidades mayores. Dicho de forma sencilla:
cuando multiplicamos con integridad, Dios nos entrega más res-
ponsabilidades. Él nos asciende. Es una ley de su reino.
Haga una revisión personal. ¿Tiene usted una actitud de
multiplicación? ¿O ha cargado más bien con una mentalidad
de mantenimiento? ¿Ha rodado sin pedalear cuando ha conse-
guido el nivel de éxito que consideró que estaba por encima de
la media, que era mejor que el de sus padres, o suficiente para
vivir cómodamente?
Sea sincero en su valoración. Si se ha dedicado más bien a
mantener en vez de multiplicar, la buena noticia es esta: aún vive
en la tierra y tiene tiempo de cambiar, multiplicar y finalmente
¡que reciba más responsabilidades!
98 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

DOS RESULTADOS DISTINTOS

Incluso cuando era un niño, no me resultaba difícil reconocer


estas dos motivaciones opuestas de mantener y multiplicar, por-
que mis dos abuelos ejemplificaban las diferencias justo delante
de mis ojos. Uno se jubiló a los sesenta y cinco años y entró en
un estilo de vida dócil. Nos visitaba en casa dos semanas al año,
y yo le observaba, día a día, haciendo prácticamente nada. Se
sentaba bajo nuestro gran árbol en el jardín a fumar su pipa. No
era muy distinto cuando lo visitábamos en su casa. Tristemente,
en sus últimos años parecía haberse conformado con existir en
lugar de vivir.
Mi otro abuelo se jubiló a los sesenta y dos años y comenzó
lo que parecía su segunda vida. A sus sesenta se inscribió en
la Universidad de Rutgers y estudió agricultura. Durante las
dos décadas siguientes escribió dos libros, plantó y mantuvo
un gran jardín, crió animales, ayudó a llevar condominios a las
playas de Florida para crear lugares bonitos para las personas
mayores, y estuvo activo en muchos proyectos empresariales y
comunitarios. Siempre se acercaba para ayudar a cualquiera que
tuviera una necesidad.
Cuando él nos visitaba o nosotros lo visitábamos a él, era
una ocasión que esperábamos con anticipación. Él planificaba
viajes de pesca, días en parques de atracciones, y viajes a la ciu-
dad de Nueva York. Jugaba a juegos con nosotros, nos llevaba a
conocer a los vecinos, ayudaba a los empresarios locales con sus
tareas en sus tiendas, y cada noche nos preparaba una rica cena.
Mi otro abuelo no ayudaba ni siquiera en la cocina.
Un abuelo murió a los setenta y cinco años y el otro a los no-
venta y uno. ¿Sabe quién vivió más? Sí, el que tenía una visión,
Diligencia y multiplicación 99

el que multiplicaba. Esto es lo interesante: no fue hasta que tuvo


ochenta y nueve años que recibió la salvación. Incluso así, ante-
riormente él había vivido según los principios de Dios, las leyes
del reino, y fue bendecido abundantemente.
Antes de que yo tuviera el privilegio de conducirlo a Jesús,
mi abuelo me persiguió mucho por mis creencias. Se burlaba de
mi fe casi cada vez que estábamos juntos. Tras varios intentos
de compartir el evangelio con él, casi me caí al piso cuando fi-
nalmente dijo: “Quiero recibir a Jesús como mi Señor”. ¡Fue un
día grande!
Un mes después de su conversión, volví a visitarlo. En ese
entonces, solo vivía a una hora de distancia de nuestra casa.
Se acababa de mudar de su condominio en Daytona Beach a
una residencia asistida para mayores en Ormond Beach. En esa
visita me dijo: “John, ¿te gustaría conocer mi tarea? ¿Para qué
estoy aquí en esta tierra?”.
Me sorprendió que un hombre recién salvado de su edad
pensara así. Pero en lugar de ir por ahí, simplemente respondí:
“Sí, abuelo, ¿cuál es tu tarea?”.
Él dijo con una sonrisa: “El Espíritu Santo me dijo que estoy
aquí para hablar a todas estas personas sobre Jesucristo” (había
varios cientos de personas ancianas en su complejo).
Dos años después, mi mamá y su hermano lo trasladaron a
Oklahoma para estar cerca de su único hijo. La primera semana
que estuvo allí se quedó despierto toda la noche contándole a la
nueva enfermera que le habían asignado la historia de su vida.
En las primeras horas del día, justo antes del amanecer, le dijo:
“Es el momento de ir a casa. Dile a mi hijo que haga una fiesta
por mí”. Con eso, dejó su cuerpo y se unió a su familia celestial.
100 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Mi mamá estaba angustiada y preocupada por haberle


puesto –quizá – bajo mucha presión con la mudanza de Florida
a Oklahoma. Cuando ella dijo eso, yo le aseguré rápidamente
que no habían hecho tal cosa: “Mamá, cuando el abuelo tenía
ochenta y nueve años, me dijo que Dios le mostró que tenía
dos años más sobre la tierra para cumplir su tarea en Ormond
Beach. Esta fue su primera semana en Oklahoma; su tarea se
terminó”.
Mi mamá se quedó consolada y asombrada.
Aunque mi abuelo era un hombre incrédulo, los principios
de Dios de la fidelidad diligente se manifestaron en su vida. Al
ser testigo de las distintas decisiones de mis dos abuelos, incluso
antes de que yo fuera creyente, había decidido que mi vida se-
guiría el curso de mi abuelo que multiplicó y vivió con propó-
sito hasta su último aliento.
Pero permítame ser franco. Numerosas veces ha surgido la
tentación de girar bruscamente hacia el otro lado, a una vida
tranquila. Es necesario redirigir intencionalmente nuestros
pensamientos para no sucumbir al estilo de vida de “manteni-
miento” porque es mucho más fácil.
La multiplicación no se manifestará con una motivación
vaga, reticente, despreocupada o apática. El apóstol Pablo nos
dice: “No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y
sirvan al Señor con entusiasmo” (Romanos 12:11).
En primer lugar, entendamos que esto es un mandato, no
una sugerencia. Mire sus palabras: “trabajen con esmero”. Para
multiplicar, este es el primero de los rasgos que debemos mos-
trar. No solo tenemos que trabajar con esmero, sino que también
tenemos que ser entusiastas en nuestra labor. No me malen-
Diligencia y multiplicación 101

tienda; fe, visión y perseverancia son tres factores muy impor-


tantes para la multiplicación, ¡pero no sirven de mucho sin un
buen trabajo con esmero a la antigua usanza!
Lisa y yo hemos trabajado diligentemente casi desde el día
que nos hicimos creyentes. Es algo que está integrado en noso-
tros, y Dios hace lo mismo para cada creyente. Nuestro entu-
siasmo no ha estado impulsado por las circunstancias externas,
sino por una profunda pasión que se deriva de dos cosas: nuestro
firme amor por Jesús y por su pueblo. Esta pasión está basada en
una firme decisión del corazón, no en sentimientos, y alimenta
el deseo ardiente de edificar su reino. Esto es muy importante,
porque las emociones exaltadas no siempre estarán presentes.
De hecho, puede que lleguen épocas en las que los sentimientos
no estén ahí presentes.
Una de las palabras raíz para entusiasmo es la palabra griega
entheos, que significa “tener a Dios dentro”.11 Nuestra diligencia
debe estar impulsada por lo que sacamos de su presencia en no-
sotros, no de las emociones o las circunstancias externas.

MULTIPLIQUE LO QUE LE PERTENECE A OTRO

Después de casarnos, la primera iglesia a la que asistimos Lisa


y yo estaba en Dallas, Texas. Era una de las iglesias más reco-
nocidas de nuestra nación, con una plantilla de cientos de per-
sonas. Como voluntarios, constantemente nos apuntábamos
para hacer cualquier cosa que se necesitara. Fui ujier, me ofrecí
como voluntario para el ministerio en las prisiones, ministré en
centros de detención, visité residencias de ancianos, ayudé en
conferencias, eché una mano a los empleados de la iglesia con
102 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

tareas pequeñas, e incluso les di a los hijos del pastor clases de


tenis. Nunca dije “no” a ninguna forma de servicio, fuera lo que
fuese, y todo esto sucedió mientras trabajaba cuarenta horas por
semana como ingeniero en Rockwell International.
Finalmente, tras ver mi pasión por servir, la esposa del pas-
tor principal (que era la jefa de operaciones de la iglesia) me pre-
guntó si estaría dispuesto a unirme a la plantilla de la iglesia a
tiempo completo. Durante nuestra entrevista formal, ella dijo:
“John, no creo que podamos pagarte suficientemente”.
Mi respuesta fue: “Sí, sí pueden pagarme lo suficiente”. No
me importaba lo que me ofrecieran. Estaba listo para aceptar
cualquier posición por cualquier salario. Tras la entrevista, me
ofreció el puesto de ayudante del equipo ejecutivo. Lisa y yo no
tuvimos que orar demasiado al respecto porque sabíamos que
esa era la voluntad de Dios. Acepté la oferta con un salario de
18 000 dólares al año, lo cual suponía una gran reducción de
sueldo, pero sentimos que fue un ascenso. Lisa y yo sabíamos
que necesitábamos una provisión milagrosa para vivir con este
nuevo salario, pero no nos importó. Estábamos comprometidos
con lo que creíamos con todo nuestro corazón que era el lla-
mado de nuestra vida.
Las responsabilidades de este puesto eran ayudar a mi pas-
tor, su familia y sus invitados. Yo operaba bajo tres motivaciones
predominantes. Primero, servirlos como si estuviera sirviendo
a Jesús. Segundo, mirar siempre con antelación, anticipando sus
necesidades, y supliéndolas antes de que me lo pidieran. Final-
mente, si me pedían hacer algo, no volver y decir: “No se puede
hacer”. Buscaría siempre una forma de hacerlo mediante la ora-
ción, la creatividad y el trabajo duro. Si algo no se podía hacer
Diligencia y multiplicación 103

(y eso no sucedía muchas veces), siempre volvía con la mejor


solución alternativa. A menudo era incluso una forma mejor de
realizar la tarea que lo que me habían pedido en un principio.
Lisa y yo no teníamos hijos durante el tiempo que duró este
puesto. El trabajo en la semana, por lo general, era de cincuenta
a setenta horas en un periodo de seis días. Tanto ella como yo
sentíamos que era importante quitar a nuestros pastores toda la
presión posible. Queríamos que pudieran prestar toda su aten-
ción a dirigir nuestra iglesia.
Podría compartir muchas historias que ilustraban nuestras
motivaciones, pero daré solo una. Mi pastor tuvo un invitado
que estaba en el equipo ministerial de un evangelista mundial-
mente conocido que ya ha fallecido. Mi pastor quería aprender
más sobre el evangelista fallecido, así que los dos se quedaron
hablando hasta muy entrada la noche. Mi teléfono sonó a la 1:00
de la mañana. Era mi pastor pidiéndome que fuera a su casa
(que estaba a unos veinticinco minutos de distancia de nuestro
apartamento) y llevara a su invitado de regreso al hotel.
“Estaré ahí en un momento”, dije sin dudarlo.
Fui a la casa y esperé mientras se despedían, y llevé de nuevo
al invitado a su hotel. Me fui a la cama después de las 2:00 de la
mañana.
Mi pastor no sabía que tenía que ir al aeropuerto a recoger
a otro invitado que hablaría en nuestra iglesia al día siguiente.
Llegaba en un vuelo de madrugada esa misma mañana proce-
dente de Hawái que aterrizaba a las 5:40 de la madrugada. Tenía
que levantarme a las 4:30 para ir a recogerlo. Nunca le dije a mi
pastor que dormí menos de tres horas aquella noche. Estaba de-
104 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

cidido a suplir cualquier necesidad que tuviéramos, y constan-


temente me recordaba a mí mismo que era un privilegio servir.
Tras servir a mi pastor y su esposa como su asistente du-
rante cuatro años, un día cuando estaba a solas con ellos les dije:
“Estoy orando y pidiéndole a Dios que el hombre que ocupe un
día mi lugar haga este trabajo dos veces mejor que como yo lo
he hecho”. Quería irme bien y ver que quien ocupara mi puesto
lo hiciera incluso mejor.
“Eso no es posible”, respondieron ellos. “Has hecho un gran
trabajo”.
Fue una afirmación de mucho ánimo. Su afirmación hizo
que todo el trabajo duro pareciera fácil, pero yo quería mejorar.
Finalmente, pusieron a dos personas en ese puesto. Mi pastor
nos despidió con una bendición para ir a servir bajo otra iglesia
muy reconocida en Florida, con el puesto de pastor de jóvenes
que mencioné en el capítulo 2.
Cuando acepté el puesto de Florida, estaba frustrado porque
no estábamos alcanzando más adolescentes. Esto era a media-
dos de 1980, cuando nuestro único medio visual era la televi-
sión. No había computadoras, tabletas o teléfonos inteligentes.
No se había inventado el streaming. Dicho en pocas palabras,
la retransmisión diaria por televisión era la mejor manera de
alcanzar a la gente.
Tras hacer una investigación, descubrí que una de las es-
taciones de televisión más poderosas en Florida centro tenía
un hueco a las 10:00 los sábados en la noche. Pregunté cuánto
costaría comprar esa media hora de tiempo. Era una cantidad
importante.
Diligencia y multiplicación 105

Me acerqué a mi pastor principal y le pregunté si podíamos


comprarlo para un programa de alcance de jóvenes. “John, no
está en el presupuesto de la iglesia”, me dijo.
Le pregunté: “¿Le importaría si le damos a los adolescen-
tes la oportunidad de dar mensualmente para poder pagar el
programa?”.
“No me importa, siempre que puedan permitírselo”, respon-
dió. No creo que él creyera que los jóvenes podrían hacerlo.
Me puse delante de los jóvenes y compartí con ellos la visión
de alcanzar a los perdidos. En esos días, muchos jóvenes veían
la televisión hasta tarde el sábado en la noche. En este programa,
primero predicaríamos la Palabra de Dios, y después invitaría-
mos a los televidentes a asistir a la iglesia y al grupo de jóvenes.
Animé a los jóvenes de nuestro grupo a dar de sus pagas, de sus
trabajos después de la escuela o a crear trabajos poco comunes.
Cuando nos dijeron las cantidades que se comprometerían a dar,
mi ayudante de pastor de jóvenes y yo nos quedamos sorpren-
dimos, pues el costo del tiempo de televisión estaría cubierto.
Mi pastor principal se sorprendió aún más. Nos dio el per-
miso y comenzamos nuestro programa: Youth Aflame (Jóvenes
Prendidos). Cubrimos el costo cada mes, y la parte emocionante
fue que muchos jóvenes que no asistían a la iglesia comenzaron
a asistir al grupo de jóvenes y aceptaron a Jesús. Personas se
han acercado a mí más de veinte años después, compartiendo
que a finales de 1980 vieron Jóvenes Prendidos y lo mucho que
impactó sus vidas.
Cuando dejé el puesto de pastor de jóvenes, dividimos el
grupo de jóvenes en tres ramas distintas. Los tres líderes ahora
estaban haciendo lo que habíamos comenzado con uno. De
106 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

nuevo, la gracia de Dios, la obediencia y el trabajo duro produ-


jeron la multiplicación.
Jesús dice:

Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que


es vuestro? (Lucas 16:12, RVR-60)

Volvamos a exponer sus palabras según la parábola de los


talentos:
Si no han multiplicado lo que es de otro, ¿quién les dará lo
suyo para que lo multipliquen?
Fue este pastor principal el que declaró el plan de Dios para
Lisa y para mí de lanzar Messenger International. Él lo dijo pri-
mero, no nosotros. Cuando comencé mi tiempo como pastor de
jóvenes, le había dicho: “Pastor, estaré aquí hasta que Jesús re-
grese por mí a menos que Dios nos muestre tanto a usted como
a mí que tengo que hacer otra cosa”. Si Dios no le hubiera impul-
sado en oración sobre cuál debería ser nuestro siguiente lugar de
ministerio, no estoy seguro de si nos habríamos sentido libres
para irnos de la iglesia. Creo hasta este día que esa fue la razón
por la que Dios se lo mostró a él primero.

NACIMIENTO DE MESSENGER INTERNATIONAL

Poco después de dejar la iglesia de Florida, estábamos minis-


trando en Columbia, Carolina del Sur. Era temprano en la ma-
ñana, y había encontrado un lugar remoto donde orar. Dios me
habló: “Hijo, recogerás una gran cosecha por las fieles semillas
que has plantado estos siete años pasados sirviendo en los mi-
Diligencia y multiplicación 107

nisterios de otros. Comenzará de inmediato y continuará du-


rante años”.
Ahora que miro atrás, me asombro de la cosecha.
Cuando nuestra iglesia nos lanzó para dar a luz Messen-
ger International, la diligencia fue de nuevo un factor clave en
nuestra multiplicación. Lisa y yo pasábamos muchas noches
trabajando con tareas como duplicar cintas de casete, haciendo
etiquetas y juntando series de sermones. Teníamos amigos que
venían regularmente para etiquetar y hacer tandas con nuestro
boletín informativo o ayudar en otras áreas. Lisa y yo escribía-
mos cartas, ingresábamos cheques, llevábamos la contabilidad
y hacíamos todo el papeleo necesario. Escribíamos artículos en
la computadora, íbamos a la oficina de correos e íbamos a com-
prar suministros, y esa es la lista corta. Comenzábamos a tra-
bajar después de orar por la mañana, y a menudo trabajábamos
hasta las 9:00 de la noche o más.
Lo hacíamos con gozo y lo considerábamos un privilegio.
Nuestra motivación venía de dentro, y soportó innumerables
decepciones y tiempos de sequedad. Creo que la fuerza para no
desanimarnos venía del tiempo que pasábamos en oración cada
mañana.
Viajábamos por la I-95, la principal autopista de la Costa
Este, en nuestro Honda Civic con dos niños pequeños en sus
sillitas atrás, y predicábamos en iglesias pequeñas a ochenta o
cien personas. Nuestra primera reunión fue, de hecho, en una
iglesia que se reunía en una casa fúnebre; ¡qué comienzo tan
glamuroso!
Vendíamos nuestros casetes y usábamos los beneficios para
expandir el ministerio. Hicimos el compromiso de que esos fon-
108 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

dos no serían para pagar nuestro salario; era importante cre-


cer y multiplicar Messenger. Había veces en las que los fondos
personales que necesitábamos llegaban exactamente el día que
eran necesarios. Teníamos dinero en nuestra cuenta de “ventas
de recursos de audio”, pero habíamos hecho el compromiso de
no tocarla.
No fue hasta después de un año y medio de duro trabajo que
llegó a mí la palabra de Dios diciéndome que debía escribir. Me
preocupaba mucho que no hubiera tiempo suficiente en el día
para escribir y cumplir con tantas otras responsabilidades. Pa-
recía arriesgado hacer ese compromiso, pero lo hicimos. Y tardé
bastante tiempo en escribir el primer libro. Lo que no esperaba
era que algunos hombres jóvenes se ofrecieran como volunta-
rios para ayudarnos con esas tareas de poca importancia que
me habrían impedido escribir. Llegaron para hacer lo mismo
que nosotros habíamos hecho con nuestro pastor en Dallas.
Vieron una necesidad en nuestra vida y dieron un paso al frente
sin que se lo pidiéramos.
Terminé el manuscrito de Victoria en el desierto tras un año
de trabajo duro y a veces frustrante. Aprendí esta clave impor-
tante: Debemos crecer en la gracia (dones) que hay en nuestra
vida. La mayoría no tenemos unos resultados “fantásticos” al
comienzo. Pedro escribe: “creced en la gracia… de nuestro Señor
y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18, RVR-60). Mi capacidad para
escribir ahora está mucho más desarrollada que cuando escribí
el primero libro.
Lisa y yo entregamos el manuscrito a un editor muy recono-
cido. Para mi sorpresa, él lo criticó duramente, diciendo que yo
Diligencia y multiplicación 109

era demasiado joven e inexperto como para llevar un mensaje


así al cuerpo de Cristo.
Tras ese golpe de rechazo, Lisa y yo inmediatamente busca-
mos otro editor. Encontramos uno, y procedió a cambiar casi
todo el manuscrito. Lisa y yo nos quedamos devastados cuando
nos lo devolvió. El manuscrito había perdido mi voz y el fuerte
impacto del contenido. Y peor aún, ¡no tenía mucho sentido!
Dicho en pocas palabras, lo había destrozado. Otro golpe más;
¿qué debíamos hacer? Ya había pasado más de un año.
No nos rendimos. Encontramos otra editora, y después de
que ella lo leyó, acordamos que habían arruinado el manuscrito
original. “John y Lisa –dijo ella– a menudo la mejor solución
no es arreglar una chapuza. Den por perdido lo que pagaron al
editor y comiencen de nuevo”. Ella recomendó que Lisa editara
el original y después se lo enviara a ella.
Aceptamos el consejo de la editora, y Lisa pasó horas en el
manuscrito original, mejorando la fluidez del mensaje. La nueva
editora después tomó la edición terminada de Lisa y comenzó su
proceso. Hizo un trabajo fantástico, y sentimos que finalmente
teníamos un gran manuscrito.
Se lo entregué a dos editoriales muy reconocidas. Una nunca
se puso en contacto con nosotros, pero la otra respondió. Dije-
ron que mi libro era demasiado “sermoneador”, y como yo no
era un ministro muy reconocido, no lo iban a publicar. Intenté
dárselo a otras editoriales menos conocidas, pero ninguna mos-
tró interés.
¿Se puede imaginar nuestra decepción? Ahora, después de
una inversión de trabajo y tiempo de más de un año, parecía
110 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

que estábamos en un callejón sin salida. Yo estaba desconso-


lado, pero no estaba dispuesto a rendirme.
En esos tiempos la autopublicación era algo que práctica-
mente no se conocía. Nadie que tuviera éxito publicando lo
había hecho, pero un amigo nos sugirió que lo probáramos. Nos
enteramos de que nos costaría unos 12 000 dólares imprimir
unos miles de libros, y eso no incluía el costo del material gra-
fico y la composición tipográfica; y ya habíamos pagado a dos
editores.
Esta era una gran suma de dinero para nosotros. Todos los
ingresos de Messenger International de 1990 eran de 40 000 dó-
lares. Estábamos comenzando nuestro tercer año como minis-
terio, y no habíamos ingresado mucho más de lo que habíamos
ingresado el primer año. Casi al final de nuestro segundo año,
recuerdo sentirme abrumado cuando compramos nuestra pri-
mera computadora, que costó solo unos cientos de dólares; ¡12
000 nos parecía una cifra imposible! Necesitábamos un milagro
para poder conseguir esa cantidad de dinero.
Conocimos a una señora que trabajaba como tipógrafa para
una pequeña editorial especializada en libros de deportes al aire
libre. Ella me escuchó hablar sobre escribir y se acercó a Lisa
para ofrecerle sus servicios con la composición tipográfica y la
composición de nuestro libro sin cobrarnos nada. Estábamos
felices de no tener que pagar miles de dólares por este servicio.
Dios trajo el dinero de forma milagrosa para el resto de lo
que necesitábamos para publicarlo nosotros mismos, e impri-
mimos cinco mil libros de Victoria en el desierto (que desde
entonces ha sido retitulado como Dios, ¿dónde estás?). Nuestra
emoción inicial no duró mucho cuando nos dimos cuenta de
Diligencia y multiplicación 111

que no teníamos canales de distribución. Las distribuidoras y


librerías no tenían ni idea de quiénes éramos, y en ese entonces
estas empresas solo compraban a editoriales establecidas. Nadie
estaba interesado en un libro autopublicado.
Añadimos el libro a la serie de casetes de nuestra mesa de
recursos y vendimos ejemplares en los sitios donde ministrába-
mos. Cuando hablaba sobre el tema del desierto, lo vendíamos
todo. A la gente le encantaba el mensaje, pero eso es lo más lejos
que llegaba.
En oración, Dios me habló sobre escribir otro libro, así que
pasé otros nueve meses escribiendo The Voice of One Crying
(Una voz que clama). Todavía no había editoriales interesadas,
así que de nuevo publicamos ese libro nosotros mismos en 1993.
Ahora teníamos dos libros en nuestra mesa de recursos, pero
ninguno estaba disponible en ningún local de venta al público.

UNA OPORTUNIDAD DE PUERTAS ABIERTAS

Un año después, un amigo mío me llamó y me pidió que almor-


záramos juntos. “Quiero que conozcas a un amigo mío”, dijo.
Accedí a ir. Supe que era el nuevo líder de la editorial que
me había rechazado hacía dos años atrás. El almuerzo fue bien,
y el hombre se interesó en lo que Lisa y yo estábamos haciendo.
“¿Cuál es el mensaje que ha estado predicando últimamente?”,
me preguntó.
Comencé a compartir el tema más ardiente en mi corazón.
Era un mensaje que hablaba de la importancia de vencer las
ofensas y perdonar a quienes nos han herido. Él siguió inda-
gando, y le hablé más del mensaje. Tras quince minutos, dijo:
112 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

“John, sabe que no podríamos publicarlo porque solo publica-


mos entre veintidós y veinticuatro libros al año, y esos libros los
han escrito autores o ministros muy reconocidos”.
Yo le miré, perplejo, y dije: “No estaba intentando conven-
cerle para que lo publicara; usted me preguntó sobre qué predi-
caba en mis viajes”.
Él lo entendió, y se rió. “Es cierto, tiene razón, continúe”.
Así que continué hablando. Quince minutos después, me
interrumpió otra vez: “¿Puede hacerme llegar un manuscrito en
menos de tres meses?”.
Perplejo, respondí: “Pensaba que dijo que no podía publicar
más manuscritos”.
“He cambiado de idea”, respondió. “Este mensaje tiene que
llegar a la tierra”.
La empresa lanzó La trampa de Satanás en junio de 1994.
Estaba muy emocionado. Dios había abierto una puerta que por
mí mismo nunca podría haber abierto. Estaba seguro de que
inmediatamente se volvería conocido y se vendería bien; sin
embargo, eso no ocurrió en los primeros siete meses. Un mes
tras otro recibía la desalentadora cifra de ventas de la editorial.
Yo creía en mi corazón que ese mensaje estaba destinado a ir
a las masas, a las naciones del mundo. Rehusé deshacerme de
esa esperanza, pero todos los indicadores señalaban hacia otra
devastadora decepción.
Pocos meses después recibí una llamada de uno de los
miembros del equipo de mercadotecnia de la editorial. Ella dijo:
“John, hay un programa de entrevistas internacional en directo
que quiere que estés en su programa el 16 de enero de 1995. Te
darán veinte minutos, pero principalmente quieren que hables
Diligencia y multiplicación 113

sobre ti, Lisa, tus cuatro hijos y tu ministerio itinerante. Sin em-
bargo, están dispuestos a mencionar tu libro. Es un comienzo;
una rendija en la puerta, por así decirlo. ¿Quieres que lo acepte-
mos por ti?”.
“¡Por supuesto que sí!”.
Fui, y era una pareja muy reconocida la que dirigía el pro-
grama esa noche. Después de que él me saludó, lo primero que
hizo el esposo fue mostrarme La trampa de Satanás y pregun-
tarme: “¿Cuál es la trampa de Satanás? ¿De qué se trata este
mensaje?”.
Me sorprendió que sacara primero este tema, y no el de
nuestra familia, pero enseguida procedí a contarle cuál era el
contenido del libro. Fue como si todo se frenara en seco en el
estudio. Me habían dicho que mirara atentamente a la direc-
tora, porque me enseñaría carteles indicando el tiempo que me
quedaba en la entrevista. Me habían hecho énfasis en que solo
tendría veinte minutos. La directora no me enseñaba ningún le-
trero. Los presentadores estaban fascinados con lo que yo estaba
diciendo y no me interrumpían, se interponían ni decían nada.
La pareja y yo perdimos la noción del tiempo y después supimos
que había hablado sin parar durante cuarenta minutos.
El presentador estaba muy impactado. Tenía una de las ma-
yores conferencias de la nación. Una de las primeras cosas que
hizo, en directo, fue invitarme a ir y hablar sobre este tema en
su conferencia.
Un par de días después, la editorial me informó que todas
las librerías de los Estados Unidos habían agotado La trampa de
Satanás y se habían pedido veinte mil ejemplares. “John, nunca
antes habíamos visto esto”, dijo él, “y el programa de entrevis-
114 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

tas nos ha dicho que nunca habían tenido una respuesta igual”.
Supe en mi corazón que era algo divino, y confirmaba que este
era un mensaje de Dios que estaba ascendiendo.
La trampa de Satanás finalmente se convirtió en un éxito de
ventas internacional y ha estado entrando y saliendo de las grá-
ficas durante los últimos veinticinco años. En estos momentos
se está acercando a la marca de los dos millones, en papel im-
preso, libro electrónico y audiolibro. Es irónico mirar atrás para
ver cómo se desarrolló todo. La editorial que originalmente me
rechazó como autor ahora tiene La trampa de Satanás como
uno de sus libros de más ventas de todos los tiempos. ¡Dios cier-
tamente tiene un buen sentido del humor!
Si yo hubiera desobedecido y no hubiera escrito, el mensaje no
habría fortalecido a tantas personas. Escribir hizo que el mensaje
se multiplicara, ya que el libro estaba llegando sustancialmente a
más personas de las que yo podría haber llegado a hablar.
De hecho, esta profunda proliferación no comenzó al escri-
bir el libro. La multiplicación comenzó mucho antes, al perma-
necer en este rumbo a pesar de los muchos golpes que sufrimos.
Yo trabajé diligentemente para quitarle la máxima presión a mi
pastor, y después multiplicando el alcance de nuestra iglesia
como pastor de jóvenes. Continuó durante Messenger Interna-
tional, trabajando todas las horas del día y la noche y después
obedeciendo la voz de Dios para escribir y publicar.
Pensé que el proceso de multiplicación para el mensaje de la
trampa de Satanás estaba establecido, que continuaría creciendo
de forma natural con las ventas del libro y conmigo compar-
tiendo el mensaje en conferencias e iglesias globalmente. Estaba
equivocado. Dios estaba a punto de confiarme más.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. ¿Tiene usted una actitud que fomenta la multiplica-
ción? ¿O ha cargado más bien con una mentalidad
de mantenimiento? ¿Está viviendo cómodamente y
dejándose llevar, o continúa retándose a sí mismo?

2. La multiplicación no se lleva a cabo siendo perezoso


y pasivo. No solo tenemos que trabajar duro, sino que
también debemos ser entusiastas en nuestro trabajo.
¿Se consideraría usted un buen trabajador? ¿Le entu-
siasma su trabajo? ¿Se ha relajado cuando ha logrado
cierto nivel de éxito, el cual usted consideró suficiente
o mejor que la media?

3. Cuando comencé a escribir experimenté frustración,


rechazo y desánimo; pero el cambio llegó al mante-
nerme obediente a lo que Dios me había dicho que
hiciera. ¿Cómo está creciendo en la gracia que hay en
su vida? ¿Cómo le anima mi historia para superar la
frustración y el desánimo?
Los bendice, y se multiplican en gran manera.
—Salmos 107:38, rvr- 60
7

Gran multiplicación

A
menudo Dios usará la frustración o el descontento como
un catalizador para avivar nuestra fe para una multipli-
cación inicial o para el siguiente nivel de multiplicación.
Un ejemplo de esto se encuentra en Abram (Abraham). Dios se le
apareció cuando tenía setenta y cinco años y le habló en una visión:

No temas, Abram, porque yo te protegeré, y tu recom-


pensa será grande. (Génesis 15:1)

Preparemos la escena. El Dios Todopoderoso es quien creó y


posee toda la tierra, incluidos sus vastos recursos. Él siempre ha
existido y nunca cesará. Ningún otro ser se acerca siquiera a su
grandeza. Él no tiene vida, sino que es vida. Todo conocimiento,
sabiduría, tesoros y placeres imperecederos están en Él. No hay
nada de valor fuera de Él.
Con esto en mente, este Ser asombroso declara que protegerá
a Abram y le dará una gran recompensa. Hablemos de la protec-
ción y la gran recompensa.
En primer lugar, la protección. Imagine si el presidente de los
Estados Unidos asignara todas las fuerzas armadas para prote-
gerle a usted. Todos los generales informan a los oficiales a su
cargo que usted es una prioridad principal, y que implemen-
118 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

ten cualquier cosa que sea necesaria para que usted esté seguro.
Si fuera necesario, situarían cerca de usted a cada soldado, con
todo su espectro de armamento avanzado. Es casi inimagina-
ble, pero si esto ocurriera, estoy seguro de que se sentiría muy
a salvo y seguro. Pero esto palidece en comparación con lo que
dice el Dios Todopoderoso: “Yo te protegeré”.
¿Y qué hay de la gran recompensa? Si su vecino dice: “Voy
a darte una recompensa enorme”, eso es algo muy amable y
generoso, salvo que puede que él no tenga mucho que ofrecer.
Si la persona más rica de los Estados Unidos dijera esa misma
frase, usted se emocionaría más. Pero ninguno de ellos se iguala
al caso que nos ocupa. El dueño de todo lo que hay en el pla-
neta y en el universo ¡es quien ofrece la recompensa! Él le dice
a Abram: “La recompensa que tengo para ti es ‘grande’”. Since-
ramente, le enormidad de esta promesa es difícil de entender. Y
aún no hemos terminado de preparar la escena.
La otra realidad asombrosa es que el Creador no envía a un
mensajero; acude Él mismo en persona. El Dios Todopoderoso
hace esta promesa inimaginable cara a cara. ¿Se imagina la
magnitud? ¿Cuál sería nuestra reacción? ¿Cómo pueden expre-
sar las palabras la emoción, el gozo, la felicidad y el asombro que
cualquiera de nosotros sentiría? Pero la respuesta de Abram no
se acerca a estas emociones. De hecho, no está emocionado; ¡en
realidad está frustrado!

Abram le respondió: –Oh Señor Soberano, ¿de qué sir-


ven todas tus bendiciones si ni siquiera tengo un hijo?
(Génesis 15:2)

¿Oye el descontento en su respuesta? ¡Asombroso! Pero, ¿po-


dría la falta de entusiasmo de Abram ser algo bueno? Imagínese
Gran multiplicación 119

que Abraham hubiera dicho: “Vaya, ¡esto es asombroso! ¡Qué em-


piece la fiesta!”. ¿Habría sido distinto el resultado final? De hecho,
una pregunta mejor sería: ¿se habría aparecido Dios a Abram si
esa hubiera sido su respuesta? No lo creo; permítame explicarlo.
Hagamos una pausa en la historia de Abram para aportar
claridad. Años después, cuando los israelitas vagaban por el de-
sierto, su descontento se derivaba del descontento personal, el
cual, tristemente, les costó su destino. Sin embargo, el apóstol
Pablo proyectó su propia buena actitud al decir:

Porque he aprendido a estar contento con lo que tengo.


Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He
aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea
con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco.
(Filipenses 4:11-12)

Tanto en Pablo como en Abram, Dios encontró a alguien dis-


puesto a aceptar las dificultades y mirar más allá de sí mismo. Su
insatisfacción no era personal, más bien estaba enfocada en otros.
Esta es una buena regla general: si el descontento se deriva de
lo que me falta personalmente, eso es algo que desagrada a Dios.
Por el contrario, si el descontento se enfoca en las necesidades de
otros y la edificación del reino, eso sí agrada a Dios. Esta era la
frustración de Abram, y ¿en qué quedó todo? Dios expandió su
visión señalando las estrellas del cielo y la arena del mar, prome-
tiendo que su recompensa impactaría más de lo que él pudiera
contar. Llevó a Dios a declarar: “Y pondré mi pacto entre mí y ti,
y te multiplicaré en gran manera” (Génesis 17:2, rvr-60).
¿Qué habría ocurrido si Abram se hubiera conformado con que
su propia vida fuera muy bendecida? ¿Hubiera tenido él, a los setenta
120 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

y cinco años, razón alguna para creer que podría ser padre de un
hijo? Su insatisfacción se convirtió en el catalizador para multiplicar.
He aprendido que este descontento no es algo que debemos
ignorar, sino que es un trampolín para aumentar la eficacia. Es
lo que le faltaba a la iglesia de Laodicea. Jesús los corrigió con
severidad por su actitud de “Yo… de ninguna cosa tengo ne-
cesidad” (Apocalipsis 3:17, RVR-60). No se sentían frustrados
cuando no veían que otros eran influenciados, porque estaban
enfocados en sí mismos y cómodos en su abundancia. Por con-
siguiente, no buscaron multiplicar.
Esto describe la tentación con la que lidiaba Stan. Yo, a veces,
lidio también con esto y he tenido que luchar contra ello. De
hecho, casi todos o la mayoría de nosotros lo hacemos.
Mientras más sirvo a Dios, más he llegado a entender que
uno de los frutos genuinos de un verdadero creyente es una pro-
funda pasión por impactar a otros para el reino. En el momento
de nuestra salvación somos cambiados en personas totalmente
nuevas. Volvemos a nacer con una pasión que nos impulsa a
servir. Jesús dice:

Estén vestidos, listos para servir y mantengan las lámpa-


ras encendidas. (Lucas 12:35)

Este mandato de nuestro Maestro destaca la postura que


todo creyente debe mantener: servicio y la pasión por servir. Es-
cojo la palabra mantener porque ya es parte de nuestra nueva
naturaleza. Esto a menudo se pasa por alto debido a nuestro
temor a ir corriendo a las “obras” para ser salvos, en lugar de
ver la salvación como un regalo gratuito. Sin embargo, este no
es el caso en absoluto; servir es el deseo innato de nuestro es-
Gran multiplicación 121

píritu. ¿Por qué querríamos evitar discutir o silenciar este as-


pecto enorme de nuestra nueva vida? ¿Podría ser que el deseo de
reinventar el cristianismo sea convertirlo cada vez más en una
experiencia de fe basada en el consumidor? ¿Estamos apelando
a la vaguería espiritual de la naturaleza humana caída?
¿Por qué diría Jesús: “Estén vestidos, listos para servir”? ¿Por
qué junta el vestirse con el servicio? El libro de Apocalipsis nos
da una pista:

Alegrémonos y llenémonos de gozo y démosle honor a


él, porque el tiempo ha llegado para la boda del Cordero,
y su novia se ha preparado. A ella se le ha concedido
vestirse del lino blanco y puro de la más alta calidad.
Pues el lino de la más alta calidad representa las buenas
acciones del pueblo santo de Dios. (Apocalipsis 19:7-8)

Primero vemos que la novia, no Dios, se ha preparado. Se-


gundo, es la manera en que ella se ha preparado. Cada novia de-
dica mucho tiempo a elegir su vestido de boda. Es una de las cosas
más importantes para ella en su lista de quehaceres para el gran
día. En nuestra cultura occidental, ella pasa un tiempo conside-
rable buscando y comprando el vestido. En el reino de Dios, al
ser la novia de Cristo pasamos un tiempo considerable haciendo
nuestro vestido. Nuestro atavío está hecho de lino fino, que según
los versículos anteriores representa nuestro servicio para edificar
el reino. Así, servir está en nuestro ADN espiritual. Jesús dice:
“Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes” (Juan
20:21). Él vino con el propósito de servir (ver Marcos 10:45), y
nuestro mandato no es distinto. Él también da el “porqué” tras la
importancia de servir: “Mi alimento consiste en hacer la voluntad
de Dios, quien me envió, y en terminar su obra” (Juan 4:34).
122 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

No duraríamos mucho físicamente sin comida o nutrientes.


De forma similar, un creyente sirviendo para edificar el reino no
durará mucho sin nutrientes, y finalmente se apartará. Y este es el
escenario que describe Jesús cuando continúa en Lucas 12. Por esta
razón, las fuerzas del sistema del mundo caído trabajarán mucho
para hacernos entrar en una actitud de comodidad y complacencia,
en lugar de aceptar la insatisfacción que conduce a la multiplicación.
Por lo tanto, querido lector, ¡no menosprecie el descontento
por el nivel de su impacto! Suele ser la forma que Dios tiene de
avivar su fe para que crea que llegará la multiplicación divina.

MI DESCONTENTO

Una vez que despegó el libro La trampa de Satanás, no solo en


los Estados Unidos sino también en otras naciones, quizá usted
pensaría que yo ya estaría satisfecho. No lo estaba. Comencé a
luchar con el descontento a otro nivel.
Entonces era orador en iglesias y conferencias mucho más
grandes, pero mi frustración provenía de la incapacidad de poder
comunicar todo el mensaje en una sola reunión. Me toma apro-
ximadamente cuatrocientas horas escribir un libro, y el Espíritu
Santo me reveló muchas cosas durante el tiempo que tardé en escri-
bir este libro. Estas verdades se revelan para la gente que Dios ama
con el propósito de fortalecerlos, liberarlos o acercarlos más a Él.
El tiempo que me dan para un mensaje en la mayoría de las
iglesias o conferencias es de treinta y cinco a cuarenta y cinco
minutos. Así que cuando hablaba sobre La trampa de Satanás,
podía cubrir un capítulo, o un capítulo y medio como mucho.
Eso significaba que el noventa por ciento del mensaje no llegaba
Gran multiplicación 123

a la gente a menos que compraran el libro y lo leyeran. Eso sig-


nifica aproximadamente una quinta parte de la audiencia.
De esta frustración, me llegó una idea cuatro o cinco años des-
pués de publicar el libro: ¿por qué no crear un temario/estudio del
libro? Podría enseñar doce lecciones en un video de treinta minu-
tos y cubrir las verdades fundamentales de cada capítulo. Ahora
las personas, ya fuera en grupos o individualmente, podrían re-
cibir todo el mensaje no solo leyéndolo sino también viéndolo y
oyéndolo. Esto también aumentaría la eficacia del mensaje. Po-
dríamos crear preguntas de discusión para grupos o individuos
que darían al Espíritu Santo la oportunidad de ahondar más y
hacer que el mensaje fuera más aplicable a cada persona.
Lo hablé con nuestro equipo. Uno de los miembros sugirió
buscar una empresa educativa que creara un manual devocional
para el estudiante, junto con un manual para el líder que com-
plementara los doce videos. Este temario/estudio se podría usar
en una amplia variedad de entornos.
Encontramos un fabricante excelente que hacía este trabajo
para más de dos mil quinientos clientes, incluidas algunas de
las empresas más grandes en los Estados Unidos. Les pedimos
desde el principio lo siguiente: “No recorten presupuesto, ni re-
bajen la calidad, y que sea muy innovador. Buscamos ir años por
delante tanto en estilo como en tecnología”. Como una nota al
margen, tuve el privilegio de hacer un estudio bíblico para los
miembros de la plantilla de uno de nuestros presidentes aquí en
los Estados Unidos. Cuando entramos en el Ala Oeste de la Casa
Blanca, no pude evitar observar la excelencia. Ese día pensé:
Esto representa al presidente de los Estados Unidos; nosotros en
Messenger representamos al Rey del universo. Aunque habíamos
124 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

subrayado la excelencia desde el principio, después de esta ex-


periencia estábamos más decididos aún a no rebajar nunca la
calidad ni recortar los presupuestos.
Una vez que teníamos el temario/estudio listo para usar, re-
asignamos a dos miembros del equipo para trabajar a tiempo
completo haciendo llamadas telefónicas (era la mejor forma de
comunicarse con líderes a comienzos de la década de 2000). Se
les dijo que contactaran con cada iglesia en la que hubiéramos
estado durante los últimos diez años e informaran a sus líderes
sobre el temario/estudio. Nuestro corazón era ponernos al lado
de los pastores y ayudarlos a discipular a su gente, para final-
mente fortalecer la iglesia local. En aquellos tiempos no había
tantos temarios similares disponibles; no habían captado la idea.
Nos alegró mucho ver que la idea les pareció bien a los líderes;
¡la respuesta fue increíble! Tras un corto periodo de tiempo, las
iglesias comenzaron a ponerse en contacto con nosotros para de-
cirnos que su asistencia estaba aumentando, o bien en los grupos
pequeños o en sus reuniones de domingo. Inicialmente pensamos
que solo las iglesias de menos de trescientos miembros usarían el
temario para sus reuniones; sin embargo, había algunas iglesias
con asistencias de miles usando los videos en sus reuniones de do-
mingo. También estaban creciendo. Los líderes reportaban que su
gente estaba pidiendo que no dieran la siguiente lección durante
un fin de semana de vacaciones porque estarían fuera. Oímos re-
portes de iglesias que duplicaron e incluso triplicaron su asistencia.
Los pastores compartían con otros pastores amigos lo que
estaba ocurriendo en sus iglesias o grupos pequeños. Ahora los
pastores nos llamaban queriendo conseguir el temario. En pocos
años, teníamos a miles de iglesias involucradas: más de veinte
Gran multiplicación 125

mil iglesias en los Estados Unidos y más de mil iglesias en Aus-


tralia. Nuestro departamento de relaciones con iglesias creció
hasta tener siete personas a tiempo completo. Seguían llegando
a la oficina testimonios de vidas, familias e iglesias cambiadas.
Durante los años siguientes, hicimos un temario/estudio
para cada libro importante que lanzaba nuestro ministerio. En
doce años teníamos más de diez temarios que se estaban usando
en iglesias en todos los Estados Unidos y Australia.
Hubo un aspecto de esta multiplicación que no previmos,
sino que lo descubrimos después. Miles de individuos, que
nunca habrían comprado un libro o me habrían escuchado ha-
blar, ahora estaban recibiendo los mensajes. Estos individuos
estaban en iglesias o grupos pequeños cuyos líderes habían de-
cidido ayudarles a ver estos materiales.

“HAS SIDO FIEL”

Por supuesto, ¡estábamos llenos de gratitud! El número de li-


bros vendidos ahora se contaba por millones, el temario/estudio
por cientos de miles, pero yo aún batallaba con la insatisfacción.
Sabía que estos mensajes eran para el cuerpo de Cristo y estaban
dando mucho fruto, pero aún había muchos creyentes que nece-
sitaban las verdades que contenían.
Le pedí a Dios que me concediera el privilegio de repartir
más libros de los que se estaban vendiendo. Sabía que había pas-
tores, líderes y creyentes en todo el mundo que no tenían los
recursos ni aun la posibilidad de comprar libros. Había millones
en iglesias clandestinas cuyas naciones no autorizaban la venta
de libros cristianos. Había incluso más en naciones que no te-
nían los recursos para importar libros.
126 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

¿Cómo podríamos ayudarles?


Sabía que había una gran necesidad, pero contactar con esos
pastores y líderes parecía una tarea imposible; sin embargo,
teníamos que hacer algo. Comenzamos respondiendo a cual-
quiera que viniera ante nosotros. Le dijimos a nuestro director
internacional que si algún grupo de líderes en una nación en
desarrollo o perseguida necesitaba libros, les enviaríamos todos
los que necesitaran como regalos o que lo organizaríamos para
pagar el costo de impresión de los libros en su nación.
La frustración seguía aumentando porque solo podíamos
hacer una parte diminuta: entre diez mil y veinte mil libros al año.
Esta cifra parecía como una gota de agua en el cubo para satisfacer
los materiales de discipulado necesarios, pero seguimos año tras
año, aprovechando cualquier oportunidad que se nos presentaba.
Entonces llegó la fiesta del Día de los Caídos en 2010 (31 de
mayo). Lisa estaba en Inglaterra ministrando en una conferen-
cia de mujeres. Yo acababa de terminar de jugar un partido de
golf. Tomé mi Biblia y me fui al sótano, ya que sentía la urgencia
de leer el libro de Daniel. Mientras estaba leyendo el segundo
capítulo, de repente el Espíritu de Dios llenó el sótano y oí estas
palabras en mi corazón: “Hijo, has sido fiel con el mundo de
habla inglesa. Ahora quiero que pongas tus mensajes en manos
de cada pastor y líder del mundo”.
La presencia de Dios se quedó varios minutos. Con asombro
y maravilla, me quedé quieto hasta que se fue. Ese día supe que
había ocurrido un cambio. Ya no solo aprovecharíamos opor-
tunidades que se nos presentaran, sino que ahora teníamos una
comisión divina: buscaríamos de forma intencional pastores y
líderes en necesidad, al margen de cuál fuera su nación, idioma
o posición económica.
Gran multiplicación 127

Lo que captó mi atención en este encuentro con el Espíritu


Santo fue el uso de la palabra fiel. En ese tiempo, yo no asociaba
“fiel” con “multiplicación”, pues no se me había revelado esta ver-
dad. Si me hubieran preguntado entonces cuál era la definición
bíblica de fiel, mi respuesta nunca habría contenido la palabra mul-
tiplicación. Las palabras del Espíritu para mí en el sótano fueron el
principio de la apertura de mi corazón a entenderlo de este modo.
Sabía que había oído de Dios, pero seguí preguntándome cómo
podría nuestro ministerio llevar a cabo una tarea tan descomunal.
Durante este periodo de tiempo teníamos un amigo de toda
la vida, Rob Birkbeck, que trabajaba para el gran ministerio inter-
nacional de un famoso evangelista. Rob era el director de ese mi-
nisterio y una de sus responsabilidades era imprimir y distribuir
los libros del evangelista, de modo que Rob estaba muy bien co-
nectado con las editoriales y las redes pastorales en casi todas las
naciones del mundo. Rob acababa de dejar su puesto debido a la
jubilación del evangelista. Lisa y yo invitamos a Rob y a su esposa,
Vanessa, a que se unieran a nuestro equipo ya que hacía poco que
habíamos perdido a nuestro director internacional. Ninguno nos
dimos cuenta del impacto que tendría esta asociación.
Era enero de 2011, y Rob y Vanessa, junto a los principales
líderes de nuestro ministerio, nos reunimos en nuestra sala de
conferencias. En el transcurso de la reunión pregunté: “¿Cuántos
libros dimos a pastores y líderes en otras naciones el año pasado?”.
Uno de los miembros del equipo miró el resumen del año
y respondió: “Treinta y tres mil libros”. Él pensó que oiría una
respuesta favorable, pero fue todo lo contrario. Mi frustración
se mostró en mis palabras: “¡Eso es patético!”. Después, espeté:
“Este año daremos 250 000 libros a pastores y líderes en nacio-
nes en desarrollo y perseguidas”.
128 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Toda la sala se quedó muda. Lisa me dijo después que en ese


momento, ¡se le subió un vómito a la garganta! (¡ella tiene un
sentido del humor fabuloso!).
Finalmente, nuestro jefe de operaciones, (resulta que era
nuestro hijo mayor) habló primero. “Papá”, dijo Addison, “¿estás
seguro de que quieres regalar tantos?”.
“Sí, lo haremos”, respondí de todo corazón.
Él continuó desafiándome durante los siguientes veinte mi-
nutos. Seguíamos hablándonos y respondiéndonos delante de
todos los demás, que se mantenían callados. Él era muy respe-
tuoso pero no dejaba de defender que mi instrucción era dema-
siado arrogante. Finalmente dijo, debido a la frustración: “¡No
quiero darle a nuestro equipo una meta poco realista!”.
En ese punto, ya estaba harto. Procedí a golpear la mesa con
mi puño y dije con firmeza: “Dije que vamos a dar 250 000 li-
bros este año”. La sala se quedó en silencio. Poco después la re-
unión se suspendió, y todos salimos sintiéndonos incómodos.
A la mañana siguiente cuando estábamos solos, mi hijo dijo:
“Me sentí incómodo por la forma en que me hablaste”.
Ahora ambos estábamos calmados y queríamos la reconci-
liación. “Hijo, sabes que me encanta oír las ideas del equipo”, res-
pondí. “Por lo general considero mucho las sugerencias y opiniones
de alguien antes de tomar una decisión definitiva; sin embargo,
ayer era distinto. No les consulté a todos: ‘¿Creen que deberíamos
entregar 250 000 libros?’ o ‘¿Cuántos libros creen ustedes que de-
beríamos dar el próximo año?’. ¡Dije que íbamos a hacer eso! Pero
tú argumentaste conmigo durante veinte minutos”.
Él lo reconoció y estuvo de acuerdo, pero me hizo pacíficamente
una última apelación: “Papá, ¿podrías orar por esto durante vein-
Gran multiplicación 129

ticuatro horas? Si después de eso sigues creyendo que deberíamos


hacerlo, nuestro equipo pondrá todo su empeño para que suceda”.
“Claro, lo haré”, respondí.
Sinceramente, ¡no oré mucho por ello! Hice una oración
poco entusiasta para cumplir mi palabra, pero ya sabía, por mi
encuentro en el sótano, que eso era lo que teníamos que hacer.
Quizá ahora usted se pregunte: “¿Estaba nervioso?”. Claro
que sí. ¡Estaba al límite del terror! Me frené para no ir por el ca-
mino mental de considerar de dónde llegarían las finanzas. Si me
permitía a mí mismo ir por ese camino, enseguida habría estado
de acuerdo con mi hijo y habría reducido el número a una cifra
más “razonable”. La meta de un cuarto de millón de libros pa-
recía imposible, pero estaba decidido a obedecer la directriz que
había recibido. Sabía que de algún modo llegaría alguna estrate-
gia creativa o habría un milagro de provisión. Poco me imagi-
naba yo que sucedería no solo una de estas opciones, sino las dos.
Tres semanas después, estaba en la habitación de un hotel en
Florida escribiendo un nuevo libro. Nuestro equipo sabe que no
debe llamarme en la mañana cuando estoy escribiendo, ya que
es el periodo en el que mejor me concentro. Sonó mi teléfono
celular y vi en el identificador de llamadas que era de la oficina.
Respondí porque sabía que debía ser algo urgente o importante.
Oí una atmósfera de grupo jovial al otro lado. Las mismas per-
sonas que habían estado en la reunión de intensa confrontación
hacía tres semanas atrás estaban ahora en la habitación, y pare-
cían estar celebrando y riendo.
Addison dijo: “Papá, no hemos enviado un comunicado oficial
a nuestros socios financieros sobre la iniciativa de dar 250 000 li-
bros, pero uno de los miembros de nuestro equipo estaba hablando
130 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

con un hombre al que conoce, y cuando se enteró de nuestro plan,


¡se comprometió a donar 300 000 dólares para este proyecto!”.
Hasta ese momento, el mayor donativo que nuestro ministe-
rio había recibido de un individuo era de 50 000 dólares. En ese
momento, ¡me uní también a la celebración! Tras muchos comen-
tarios de gozo y asombro, les dije a todos: “¿Ahora entienden por
qué fui tan insistente en esa reunión hace tres semanas atrás?”.
Mi hijo se rió y dijo rápidamente: “Papá, si nos dices que
demos un millón de libros, estoy totalmente de acuerdo”. Los
otros asintieron de todo corazón.
Nunca olvidaré aquella mañana. Colgué el teléfono y no
pude seguir escribiendo. Lo único que podía hacer era recorrer
el piso de la habitación del hotel diciendo: “¡Gracias! ¡Gracias!
¡Gracias!”. Durante todo el tiempo corrían lágrimas por mi ros-
tro. Lo único que podía ver en mi corazón era pastores y líderes
hambrientos recibiendo los recursos de discipulado que anhela-
ban con tanta desesperación.
Estoy muy agradecido de que Addison fuera sincero y me
desafiara. Estoy alegre de que no se calló sus pensamientos, sino
que expresó lo que muchos otros sentían en esa reunión. Proba-
blemente ellos también oían sus propias preocupaciones expre-
sadas en los desafíos de Addison, y esos pensamientos tenían
que ser confrontados. Todo el drama nos hizo enfrentarnos con
los temores amenazadores, a los que si les hubiéramos prestado
atención probablemente nos habrían hecho cambiar el rumbo y
quedarnos dentro de nuestros propios recursos. Nuestra visión
se habría marchitado, y no habríamos recibido un donativo tan
grande y generoso. Quizá habríamos distribuido cincuenta mil
libros o nos habríamos quedado sin decidirlo.
Gran multiplicación 131

Fijamos una meta y el Espíritu Santo la oyó, y después movió


el corazón de aquel hombre para dar un donativo extraordina-
rio. Como equipo, crecimos a un nuevo nivel de fe.
Ese año, por la gracia de Dios, pudimos dar 271 000 libros
a pastores y líderes en cuarenta y ocho naciones. Algunas de
las naciones fueron Irán, Irak, Líbano, Uzbekistán, Kazajistán,
Turkmenistán, Croacia, Albania, Egipto, Vietnam, Birmania,
Camboya, China, Mongolia, Turquía, numerosas naciones afri-
canas necesitadas, y más. En años anteriores habíamos dado de-
cenas de miles; ahora alcanzó más de un cuarto de millón. La
eficacia de nuestro alcance creció hasta ser de ocho veces más.
¡Gloria a Dios! ¡Eso es multiplicación!

MÁS INSATISFACCIÓN

¿Podría haber más?


En mayo de 2011, cuatro meses después de la intensa confron-
tación en la sala de reuniones, Rob y yo estábamos en Beirut, Lí-
bano, ministrando a pastores y líderes que habían viajado desde
todo el Medio Oriente. En medio de las reuniones, Rob se acercó
a mí con una petición: “Hay un pastor aquí de Erbil, Irak, al que le
encantaría pasar un ratito contigo. ¿Te gustaría reunirte con él?”.
“¡Claro que sí!”.
Rob arregló una reunión para vernos en el vestíbulo del
hotel. El pastor era joven, de unos treinta y cinco años, y sus
ojos ardían de pasión y deseo. Podía ver que se tomaba en serio
la edificación del reino. Estaba vestido para una reunión, ¡y su
lámpara estaba encendida! Había viajado desde Erbil por una
razón: ser fortalecido con la enseñanza y las reuniones. Pude
132 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

ver inmediatamente que era un líder progresivo e innovador,


que entendía la importancia de ser relevante para los perdidos.
Nuestra reunión comenzó relajadamente con una cómoda
interacción, pero finalmente nuestra conversación se tornó más
seria, y en cierto punto él dijo: “Pastor Bevere, yo lo veo a usted
como un padre espiritual. Leo todo lo que escribe” (había pocos
libros traducidos a su idioma, pero él sabía leer en inglés). “In-
cluso uso mi tarjeta de crédito para descargar sus materiales de
la página web de Messenger International…”.
En ese momento, desconecté. Sinceramente, no recuerdo
mucho de lo que seguimos hablando. Mi mente gritaba: Estoy
mirando a un pastor de la nación de Irak, devastada y asolada
por la guerra, ¿y tiene que usar su tarjeta de crédito para conse-
guir materiales de nuestra página web? No podía esperar a estar
a solas con el Señor para tratar esta necesidad crónica.
Después de despedirnos, me fui directamente a mi habitación
y cerré la puerta. Estaba muy frustrado, y grité: “Dios, tienes que
mostrarme cómo hacer llegar los mensajes que nos has confiado,
a los pastores y líderes de este mundo que los necesitan”. Real-
mente no me importaba quién estuviera en la habitación contigua
a la mía. Tenía que oír una estrategia del cielo para saber cómo
llevar a cabo la comisión de proveer recursos para estos líderes.
No muchos días después de este intenso tiempo de oración,
me vino una idea. Me llegó una idea para una estrategia que haría
que nuestro alcance fuera más eficaz, muchas veces más; de hecho,
exponencialmente más eficaz, sin mucho trabajo o gasto añadidos.
Era una idea brillante… y solo podía ser la sabiduría de
Dios. Algo muy sencillo, pero que no habíamos considerado.
¡Siga leyendo!
PA R A R E F L E X I O N A R
1. La frustración o el descontento pueden actuar a
menudo como un catalizador para avivar nuestra fe
para la multiplicación. ¿Le está retando Dios a crecer
en algún área de su vida? Si es así, ¿cómo está respon-
diendo a sus impulsos?

2. Si el descontento está derivado de lo que le falta per-


sonalmente, eso no agrada a Dios. Por otro lado, si el
descontento se enfoca en las necesidades de otros y
la edificación del reino, es agradable a Dios. ¿Cuál ha
sido el enfoque de su descontento?

3. Piense en mi historia de repartir 250 000 libros.


¿Por qué la fe es vital para aferrarnos a las promesas
de Dios y llegar a nuevos niveles de multiplicación?
¿Por qué es importante que obedezca a Dios, incluso
cuando otros no estén de acuerdo con usted?
Si no saben lo que están haciendo, oren
al Padre. A él le encanta ayudar.
—Santiago 1:5, msg
8

Ideas estratégicas

C
on el paso de cada año me convenzo cada vez más del
tremendo valor de una idea estratégica inspirada. A
menudo, queremos que llegue la provisión o la inter-
vención de Dios sin un plan táctico, pero por lo general no es eso
lo que ocurre. ¡Lo que llega son ideas estratégicas inducidas por
Dios! Hay demasiadas ilustraciones bíblicas para enumerarlas,
pero mencionemos solo unas cuantas para apoyar esta realidad:
• La idea estratégica de lanzar un trozo de madera a las
aguas amargas para que millones de personas pudieran
beber (ver Éxodo 15:22-25).
• Una idea inspirada distinta de golpear una roca, prove-
yendo así agua para millones (ver Éxodo 17:5-6).
• La idea estratégica de marchar una vez en silencio alrede-
dor de las impenetrables murallas de una poderosa ciudad
durante seis días. Después, al séptimo día una idea estra-
tégica distinta: marchar siete veces alrededor soplando los
cuernos y finalmente dando un gran grito. Todo esto para
entrar y conquistar la ciudad (ver Josué 6).
• La idea estratégica de identificar a los principales guerre-
ros de un ejército haciendo que decenas de miles bebieran
agua de un arroyo y después separar a los que miraron
136 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

hacia abajo de los que mantuvieron sus ojos en el campo


de batalla (ver Jueces 7:4-6).
• La idea estratégica de no atacar a un enemigo de frente,
sino rodearlo por detrás en el bosque y esperar a oír la
marcha de las tropas sobre los álamos, señalando la ayuda
del Señor en la batalla (2 Samuel 5:22-25).
• La idea estratégica, en medio de una gran hambruna,
de pedir a una viuda y a su hijo que alimentaran al pro-
feta con su última comida, en lugar de comérsela ellos; al
obedecer, ellos no murieron de hambre como les sucedió a
muchas otras familias (ver 1 Reyes 17:8-15).
• La idea estratégica de preguntarle a una viuda con deudas,
que estaba a punto de perder a sus dos hijos, qué tenía en su
casa. Después decirle que pidiera prestadas tinajas a otras
personas para verter en ellas su única posesión: una pequeña
cantidad de aceite de oliva, a fin de llenar las tinajas; después
vender el aceite y pagar las deudas (ver 2 Reyes 4:1-7).
• La idea estratégica de enviar a un oficial militar con una
enfermedad a sumergirse en el río Jordán siete veces, re-
sultando en su sanidad completa (ver 2 Reyes 5:1-19).
• La idea estratégica de enviar al equipo de alabanza y ado-
ración por delante de las tropas militares, lo cual produjo
una victoria fenomenal (ver 2 Crónicas 20:21-26).
• La idea estratégica de comer verduras, en lugar de la rica
comida del rey, para estar más saludables, mejor nutridos,
y destacar entre los hombres jóvenes mejores de la tierra
(ver Daniel 1:8-16).
• La idea estratégica de usar las tinajas que había para el
agua y agua fresca para obtener el mejor vino para salvar
Ideas estratégicas 137

el banquete de una boda (ver Juan 2:6-10).


• La idea estratégica de tomar un pequeño almuerzo, ben-
decirlo, partirlo y distribuirlo, para alimentar a miles de
personas (ver Mateo 14:13-21).
• La idea estratégica de escupir y hacer barro y untárselo
en los ojos a un ciego. Después decirle que fuera a lavarse
para recuperar su vista (ver Juan 9:6-7).
• La idea estratégica de no dejar un barco que se hundía
para salvarse (ver Hechos 27:21-44).
En cada caso, las ideas inspiradas condujeron a una inter-
vención divina. ¿Ve usted algún hilo conductor común en cada
evento? Las estrategias implicaron usar lo que los receptores ya
tenían, como un recurso disponible o una reubicación de ellos
mismos. En cada caso, la provisión divina estaba envuelta en lo
familiar. En otras palabras, el componente clave que condujo al
milagro no apareció de forma mágica.
Dios a menudo da estrategias usando lo ordinario, de una
forma poco ordinaria, para conseguir resultados extraordinarios.
Esto destaca la importancia de una idea inspirada. Se nos dice:
“¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer!” (Prover-
bios 4:7). Una forma de sabiduría divina es una idea estratégica,
y la buena noticia es que Dios no retiene la sabiduría. Cuando
enfrentamos desafíos poco comunes, el apóstol Santiago nos dice:

Si necesitan sabiduría [una idea estratégica], pídansela a


nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá
por pedirla. (Santiago 1:5, la aclaración entre corchetes
es del autor)
138 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Él se lo dirá claramente, sin retenerla ni esconderla. Esta


es su promesa. Sin embargo, hay dos condiciones que se deben
cumplir para recibir una idea estratégica inspirada:

Tan solo asegúrense de pedir empoderados por la fe, sin


dudar que lo recibirán. Porque la persona ambivalente
cree algo y al minuto duda de ello. Ser indeciso hace que
uno sea como las olas del mar que son llevadas de acá
para allá por el viento. Está arriba y al minuto está abajo.
Cuando esa persona es poco entusiasta y vacila, se vuelve
inestable. ¿Realmente puede esperar recibir algo del Señor
cuando está en esa condición? (Santiago 1:6-8, TPT)

Debemos pedir con fe. No esperamos recibir una idea tác-


tica, sino que la anticipamos con toda seguridad. Además, debe-
mos poseer una pasión por nuestra petición: debemos quererla
desesperadamente. Nuestra petición no viene de una actitud
aletargada y mediocre, del tipo: Si lo recibo está bien; si no, no
pasa nada. Hay un sentimiento de desesperación y una firme
determinación de recibir.
La idea estratégica es un regalo de Dios, y una vez recibida
nos abrirá para ir a otra esfera de eficacia. Nos empodera para
multiplicar.

UNA IDEA ESTRATÉGICA E INSPIRADA

Volviendo al hotel en Beirut, yo no me fui a mi habitación a


orar en quietud; no podía. Estaba desesperado, sin ideas, y sabía
que me habían confiado la responsabilidad de abastecer a estos
pastores necesitados y hambrientos. No suelo gritar en las habi-
Ideas estratégicas 139

taciones de los hoteles, pero sinceramente, ese día no me impor-


taba quién me oyera. Fue un clamor desesperado por recibir la
estrategia (sabiduría) para multiplicar nuestra eficacia.
Tras un tiempo de oración intensa, la paz llenó mi corazón.
Supe que mi petición había sido escuchada, y al experimentar
alivio, ahora creía que la respuesta llegaría. El agradecimiento
brotaba desde mi interior, incluso aunque aún no tenía una idea
estratégica o un plan.
Pocos días después tuve un pensamiento: Estamos empleando
mucho tiempo, dinero y energías imprimiendo y distribuyendo
estos libros, pero cada líder solo está recibiendo un artículo. ¿Por
qué no hacer lo que hicimos en inglés hace años atrás? ¿Por qué
no poner a disposición también el temario completo en otros idio-
mas para los líderes? ¡Aumentaremos toda nuestra eficacia!
Pero aún quedaba un desafío enorme; ¿cómo podemos im-
primir y distribuir tanto material? Incluso si pagáramos para
imprimir todo el contenido de un temario, en la mayoría de las
naciones que queríamos nuestros distribuidores serían respon-
sables de más kilos de peso del que podrían cargar, porque la
mayoría de la distribución se produce en junglas, montañas, de-
siertos o canales donde es difícil el acceso. A menudo no hay ca-
rreteras asfaltadas. No solo esto, sino que en naciones hostiles,
las autoridades de la oposición identificarían fácilmente a los
porteadores y confiscarían el material.
Después de más oración y meditación, surgió otra idea de
poner todo el temario en un DVD-ROM (un disco DVD que
contiene información “solo de lectura” para un sistema infor-
mático). Pero este plan también suscitaba interrogantes: los pas-
tores y líderes de esas naciones, ¿tienen la capacidad de tener
140 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

una computadora? Si la tienen, ¿podrían leer sus computado-


ras un DVD-ROM? En un plano totalmente distinto: ¿hay sufi-
ciente espacio en un DVD-ROM para contener todos los datos
necesarios para un estudio completo?
Estaba deseoso de investigarlo, así que me acerqué a Rob.
Él era la persona con más conocimiento de las capacidades téc-
nicas de las naciones que teníamos como meta, ya que había
estado en más de 160 países. Le pregunté: “Los pastores y líderes
en la mayoría de estas naciones, aunque sean pobres, ¿pueden
usar computadoras?”.
“La mayoría de ellos sí, pero hay algunos pocos que no”.
“¿Pueden sus computadoras leer un DVD-ROM? Y si pue-
den, ¿cuánto material podríamos incluir en un DVD-ROM?”.
Rob se animó y dijo: “Sí. Y para la segunda pregunta, sin
pensarlo mucho, ¡yo diría que bastante!”.
Entonces le lancé la idea: “¿Podríamos poner un bolsillo en
la contraportada del libro que contenga un DVD-ROM?”.
“¡Sí!”, afirmó con entusiasmo.
“¿Cuánto más costará hacer todo esto por cada libro?”.
Rob hizo la investigación y regresó a mí después de unos
días: “Tengo magníficas noticias. Viendo nuestro costo prome-
dio para imprimir y distribuir un libro, solo costaría otro 5 por
ciento más añadir el DVD-ROM”.
Yo estaba emocionado pero aún tenía algunas reservas, in-
seguro de cuánta información podría ir en un disco.
“Pero esta es la magnífica noticia”, dijo Rob. “¡Podemos
poner no solo todo el temario en el disco, sino también el audio-
libro, otros dos o tres libros, un Nuevo Testamento, y un archivo
PDF (para imprimir más libros si el pastor local tenía la capaci-
dad de hacerlo)!”.
Ideas estratégicas 141

Por decirlo suave, estábamos llenos de júbilo y vigorizados.


Esto condujo a otra idea estratégica. De nuevo, estaba condi-
cionada por las capacidades técnicas de las naciones que eran el
objetivo. Pregunté: “En estas naciones, ¿tiene acceso a Internet
la mayoría?”.
“En la mayoría de las naciones, sí”, respondió Rob.
“¿Qué pasaría si desarrollamos una página web que contenga
todos estos recursos traducidos? Pongámosle un nombre que no
destaque como una página web cristiana; de esta forma, los go-
biernos que prohíben las enseñanzas bíblicas no la bloquearán.
Podemos imprimir el sitio de la página web en la portada del
libro y decirle al pastor/líder que anime a su gente a descargar
todos estos recursos de la página web a costo cero para que toda
la iglesia pueda estudiarlos juntos”.
Éramos como dos niños en una tienda de caramelos, sin
poder contener nuestra emoción. Más ideas fluían entre noso-
tros para ayudar a fortalecer la estrategia.
Tras terminar toda la diligencia debida, decidimos que de-
bido a las grandes cantidades, podíamos fabricar y distribuir
estos “kits de liderazgo” aproximadamente por cuatro dólares
cada uno. Nuestro equipo de Messenger tenía la capacidad y la
sabiduría para desarrollar la página web.
Nuestro equipo enseguida se dio cuenta de que esta idea
procedente del cielo nos daba el potencial de enseñar, entrenar
y fortalecer a congregaciones enteras o grupos pequeños, y no
solo a líderes individuales. Muchas pequeñas aldeas por todo
el mundo solo tienen una iglesia, lo cual significa que éramos
capaces de impactar en gran manera a la comunidad con solo
unos dólares. ¡Qué gran beneficio para esta inversión! ¿Real-
mente sería posible?
142 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

En la siguiente reunión de jefes de departamento de Mess-


enger, compartimos la visión. El entusiasmo se contagió; cada
miembro del equipo se mostraba lleno de gozo y vigorizado por
el plan. Yo dije apasionadamente: “No importa si tardamos diez
años, veinte años o cualquier cantidad de años, pero vamos a
alcanzar y ayudar a cada líder del planeta con los recursos que
Dios nos ha confiado”.
Un mes después, un empresario de Texas llamó a nuestras
oficinas. Solicitó una reunión de quince minutos con Lisa y con-
migo. Él y su esposa volaron a Colorado. Durante nuestra reu-
nión, él comenzó a llorar. Entre lágrimas y temblando, dijo: “¡Sé
lo que están haciendo! Sé que están fortaleciendo a pastores en
lugares remotos con sus recursos. Quiero ser parte de esto”. En-
tonces puso un cheque sobre la mesa. Casi me caigo de la silla;
era de un importe de 750 000 dólares.
Durante los meses siguientes desarrollamos la página web
y trabajamos diligentemente para implementar el plan del “pa-
quete de liderazgo” en los distintos países y regiones del mundo.
Pusimos un costo único para cada traducción de los materiales
del libro, el temario correspondiente y libros extra que irían en
el DVD-ROM. Rob contrató y dirigió equipos de los mejores
traductores para los numerosos idiomas. Las dos generosas do-
naciones, que sumaban más de un millón de dólares, cubrían el
capital necesario para nuestro primer año.

LA IDEA DE FORMAR UN EQUIPO

En este punto, retrocedamos en el tiempo y regresemos a enero


de 2011 y los días inmediatamente siguientes a la decisión de
repartir 250 000 libros. Las dos grandes donaciones aún no ha-
Ideas estratégicas 143

bían llegado, y me alegro de que así fuera porque nuestra falta


de fondos se convirtió en un catalizador para buscar a Dios
cada mañana para que nos diera una estrategia. Necesitábamos
un plan para comunicar la visión, y después formar un equipo
enorme de hombres y mujeres que aportaran su don de dar para
sostener este esfuerzo masivo. Esto haría que pudiéramos dar
recursos a cada pastor y líder, al margen de cuál fuera su idioma,
ubicación o posición económica.
Tras varias mañanas de oración, el Espíritu Santo susurró en
mi corazón: “Hijo, eres muy conocido por tu amor por el golf.
Úsalo para reunir. Yo atraeré a los hombres y las mujeres correc-
tos para que se unan al equipo y apoyen la misión”. Mis pensa-
mientos fueron de inmediato al hecho de que tenemos uno de los
hoteles más bonitos de la nación en Colorado Springs: The Broad-
moor, que resulta que tiene dos campos de golf donde se celebran
campeonatos. Así que me acerqué a Addison y Lisa con el plan.
Ellos escucharon, y después preguntaron: “¿Cuándo lo
hacemos?”.
“Hagámoslo este verano”, respondí yo.
Nos preocupaba que no hubiera tiempo suficiente para orga-
nizarlo. ¿Habría habitaciones suficientes disponibles en el hotel,
que resulta ser el hotel de cinco estrellas y cinco diamantes más
longevo del mundo? Por lo general se llena con años de antela-
ción, y estábamos apuntando a la época de ocupación más alta.
La otra preocupación: nuestros posibles invitados ¿tendrían ya
sus planes hechos para este verano?
Mi hijo tomó las riendas y en un par de días regresó con
la información: “Papá, tienen casi todo lleno este verano, salvo
una semana. Podemos reservar aproximadamente cien habi-
144 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

taciones, y resulta que tanto mamá como tú están en casa esa


semana”.
“¡Reservémoslo!”, dije sin dudarlo.
Él me advirtió: “Tenemos que firmar un contrato; nos esta-
mos comprometiendo. ¿Podremos llenar las habitaciones?”.
De nuevo, dije: “Las habitaciones se llenarán”. No quería
pensar demasiado en ello; no quería razonar para no desechar
el plan.
Sabía que había muchas iglesias y hombres de negocios en
los Estados Unidos a los que les encantaría apoyar este esfuerzo.
Llamé a todos los que me vinieron a la mente, y prácticamente
todos se emocionaron con la idea de participar. En un par de
meses teníamos parejas suficientes para llenar las habitaciones
que habíamos reservado.
Para planificar el torneo, nuestro equipo decidió no hacer
solo un torneo de golf, sino un evento más amplio, una experien-
cia memorable. Decidimos que todo lo haríamos con excelencia
y propósito para hacer que la experiencia fuera especialmente
divertida para los cónyuges que no jugaban al golf. Lisa tendría
reuniones especiales con las mujeres. A su llegada, les daríamos
unas bonitas cestas llenas de aperitivos y regalos a cada pareja.
Habría comidas espectaculares, experiencias especiales únicas
del Broadmoor, sesiones de liderazgo y premios de mucha ca-
lidad para todos los participantes, todo esto para expresarles la
gratitud por unirse al equipo.
Nuestra primera Copa Messenger se celebró a finales de
junio de 2011. Antes del evento llamé a deportistas profesiona-
les y músicos muy conocidos y les pedí si podrían donar ar-
tículos firmados. También conseguimos que otros hombres de
negocios dieran artículos o experiencias valiosas. Subastamos
Ideas estratégicas 145

estas aportaciones durante el banquete. Recaudamos algo más


de 340 000 dólares en nuestro primer torneo, pero fue un poco
extraño. Aún no habíamos conectado con la mejor estrategia
para compartir la visión.
Ese otoño, uno de los miembros de nuestro equipo tuvo
otra idea inspirada. Mientras hacíamos planes para el segundo
torneo anual en el verano de 2012, dijo: “Estamos subastando
una bola de béisbol firmada, un casco de fútbol americano, una
guitarra firmada, y cosas parecidas. Al subastar estos artículos,
no estamos financiando el total de los materiales para una sola
nación. No subastemos un artículo; subastemos una nación. El
valor de una nación es mucho mayor”.
A todos nos encantó la idea, ¡pero se puso incluso mejor!
Él continuó: “Tenemos personas muy competitivas que parti-
cipan en este evento, así que podríamos crear un marcador, y
al financiar naciones, lo que den se acumulará en el marcador
y le daremos la pelota, la guitarra y otros premios a los que más
naciones hayan patrocinado”.
Las ideas creativas siguieron fluyendo. En un momento, yo
protesté: “No me gusta nada alargar las subastas; unos minutos
de silencio parecen una eternidad. Incluyamos un reloj, ponga-
mos una breve cantidad de tiempo en ese reloj, digamos treinta
y cinco minutos, y diremos a los participantes que cuando se
acabe el tiempo, terminamos la subasta. La nación cuyo pro-
yecto no esté patrocinado se quedará fuera. Eso creará una gran
sensación de urgencia”.
En este punto, permítame definir brevemente lo que es un
proyecto. Conlleva dos cosas: primero, el gasto de traducir e in-
terpretar todos los componentes impresos, de audio y video de
un paquete para líder, lo cual cuesta aproximadamente 17 500
146 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

dólares por idioma. Lo segundo es el costo de fabricar y distri-


buir los libros o los paquetes para líder a una nación. Cada país
tiene un número de líderes que oscila entre 500 y 40 000 líderes.
La media de la mayoría de las naciones está entre 5000 y 10 000
líderes, con un gasto medio de entre 20 000 y 40 000 dólares.
En reuniones posteriores fluyeron más ideas en el equipo
para mejorar la experiencia, comunicar la visión y organizar el
segundo evento.
Ese año durante la subasta, fuimos testigos de cómo los fon-
dos prometidos se duplicaron con respecto al año anterior. Con
el tiempo del reloj, más de cincuenta proyectos se financiaron
por completo. El ímpetu creció, y un año después, en la tercera
Copa Messenger, recaudamos más de un millón trescientos mil
dólares para financiar muchos más proyectos.
Cada año el clamor por recursos creció. Más naciones envia-
ban delegados a Rob, rogándole que su gente recibiera los recur-
sos. Finalmente, el número de proyectos superó la marca de los
cien, y en la sexta Copa Messenger había más de 140 proyectos
y más de 2 millones de dólares recaudados. En el noveno año
alcanzamos los 3 millones de dólares de recaudación, ¡para fi-
nanciar cerca de 200 proyectos!
Cuando se publique este libro, a finales de 2020, el equipo
de la Copa Messenger ha dado más de 30 millones de recursos a
pastores y líderes en más de 100 naciones en más de 120 idiomas.
Durante todo este tiempo, todos fuimos inspirados por uno
de mis héroes: Andrew Carnegie. Él es uno de los filántropos más
reconocidos de la historia, repartiendo la mayoría de su fortuna.
En el valor de la moneda actual, ¡Carnegie dio miles de millones
de dólares a obras de caridad! Una buena parte de esa cantidad se
Ideas estratégicas 147

dedicó a construir bibliotecas públicas. De hecho, entre los años


de 1883 y 1918 construyó más de 2500 bibliotecas, la mayoría de
las cuales están en cuarenta y siete estados de los Estados Unidos.
Permítame hacer una pregunta interesante: ¿durante qué pe-
riodo de tiempo se convirtieron los Estados Unidos en una poten-
cia mundial? Fue entre 1883 y 1925, ¡el mismo marco de tiempo
en el que Carnegie estaba construyendo bibliotecas! Creo que su
pasión por poner el conocimiento a disposición del público con-
tribuyó a la aparición de América como un líder mundial.
¡Este principio se aplica también al conocimiento espiritual!
Dios dice:

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.


(Oseas 4:6, rvr-60)

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no


tuvo conocimiento. (Isaías 5:13, rvr-60)

Ha llegado a ser evidente, tras muchos años en nuestro mi-


nisterio, que la forma más eficaz de transformar una aldea o
ciudad no es construyendo el edificio de una iglesia. Esto solo
hace que el liderazgo local dependa de nosotros. Somos mucho
más eficaces si les damos a los líderes espirituales indígenas el
conocimiento para que empoderen a su gente para influenciar
su aldea o ciudad. Tal conocimiento ayuda a producir la fe ne-
cesaria para crecer y sostener la obra, la cual, si es necesario,
incluirá edificios y otros recursos.
En el caso de nuestra iniciativa estratégica con recursos,
la asombrosa realidad es que el edificio de una iglesia podría
148 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

habernos costado cientos de miles de dólares. El paquete de li-


derazgo, que contiene cientos de dólares de recursos, ¡solo nos
cuesta una fracción de eso!
La década de distribuir paquetes de liderazgo a la iglesia en de-
sarrollo ha sido, sin duda alguna, la que más he disfrutado de mis
cuarenta años en el ministerio. Me encarta ser parte de un equipo
de hombres y mujeres unidos en pasión y visión para hacer discí-
pulos a las naciones (ver Mateo 28:19-20). Al unirnos, tenemos la
posibilidad de hacer mucho más de lo que podríamos hacer noso-
tros solos. Este esfuerzo verdaderamente ejemplifica las palabras:
“¡Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien de ustedes perseguirán
a diez mil!” (Levítico 26:8), (esto ilustra otro componente clave de la
multiplicación, juntos y unidos, que cubriremos en otro capítulo).
Nuestra llamada a la convocatoria se centra en esta parábola
de Jesús:

«Cuando ofrezcas un almuerzo o des un banquete –le


dijo–, no invites a tus amigos, hermanos, parientes y
vecinos ricos. Pues ellos también te invitarán a ti, y esa
será tu única recompensa. Al contrario, invita al pobre,
al lisiado, al cojo y al ciego. Luego, en la resurrección de
los justos, Dios te recompensará por invitar a los que no
podían devolverte el favor». (Lucas 14:12-14)

Los líderes a los que hemos alimentado quizá no sean lisia-


dos, cojos o ciegos, pero lo que nos identifica con esta parábola
es que no pueden devolvernos el favor. Si ministro en una iglesia
o conferencia en los Estados Unidos, dicen “gracias” enviando
a Messenger International un donativo u ofrenda. Estos líderes
en las naciones en las que hemos invertido no pueden hacer eso.
Ideas estratégicas 149

Todos los miembros del equipo, dadores en el mercado laboral,


líderes de iglesias y nuestra plantilla de Messenger, entienden
que tenemos un gran privilegio: dar sin esperar ninguna com-
pensación a cambio de aquellos a los que hemos ayudado.
Hace unos años, Lisa y yo viajamos a la ciudad de Ereván,
en Armenia, donde miles de líderes de todo el Oriente Medio
habían acudido para una conferencia. Mientras estábamos allí,
en un auditorio aparte reunimos a pastores de Irán, Afganistán,
Siria y naciones similares. No estaban permitidas las cámaras
y las identidades se guardaban en secreto. La presencia de Dios
fue fuerte, y yo seguía pensando: Estos líderes deberían hablar-
nos a nosotros en vez de ser Lisa y yo los que les hablamos a ellos.
En un momento dije: “Ustedes nos ven a Lisa y a mí como los
héroes. No, no son John y Lisa Bevere, sino los empresarios y las
iglesias que han donado millones de dólares para bendecirlos a
ustedes con recursos. Ellos son los verdaderos héroes”. En ese
punto, todos nos quebrantamos y lloramos.
Después de la reunión, un pastor iraní preguntó: “¿Cómo
puede dar la gente una cantidad de dinero tan grande a perso-
nas a las que nunca han conocido?”.
Mi respuesta pareció demasiado simplista, pero era la ver-
dad: “Es el amor de Dios en sus corazones”. De nuevo, las lágri-
mas fluyeron.

MULTIPLICACIÓN INCLUSO MAYOR

En el año 2019 nos dimos cuenta de que nuestra página web


interna para distribuir los recursos tenía limitaciones. Había
funcionado bien en 2011 cuando comenzamos, pero ahora
le faltaba ingenio y estaba limitada en su uso. Por ejemplo, el
150 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

sitio era muy complicado para navegar por él en los teléfonos


inteligentes. Lisa, muchos de los miembros de nuestro equipo,
y yo habíamos viajado a muchas naciones pobres y en proble-
mas. No pudimos evitar darnos cuenta de que incluso aunque la
gente vivía en tiendas, casas de barro o chabolas de madera, la
mayoría tenía algún tipo de teléfono inteligente. Se calcula ac-
tualmente que en 2020, más de cinco mil millones de personas
tendrán teléfonos inteligentes.
Tras numerosos viajes fue obvio que pronto, si no ya, sería po-
sible alcanzar a todos los habitantes del planeta vía comunicación
online. Entre otros, yo sentía que de nuevo estábamos experimen-
tando un momento en la historia del tipo “calzadas romanas”.
Permítame explicarle brevemente: la Biblia dice “cuando se
cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo” (Gálatas
4:4). El “tiempo establecido” tiene en cuenta muchas cosas. Un
elemento importante del “tiempo establecido” nos dice que el
evangelio llegará a todo el mundo conocido. En el año 312 a. C.
los romanos comenzaron a desarrollar calzadas y rutas maríti-
mas que cubrían el mundo conocido. Cuando Jesús dijo: “Id por
todo el mundo”, estas rutas estaban ya bien desarrolladas. Esto
proporcionó los medios para difundir rápidamente la Palabra
de Dios por el mundo conocido.
Creo que el tiempo establecido ha llegado de nuevo para
preparar la segunda venida de Jesús: el Internet es la calzada
romana de nuestro tiempo. Tenemos la capacidad de difundir
la Palabra de Dios a todo el mundo con el propósito de hacer
discípulos a todas las naciones.
Sabiendo esto, nuestro equipo comenzó de nuevo a orar,
soñar y trazar estrategias. Tras meses de investigación, encar-
Ideas estratégicas 151

gamos un proyecto con una de las mejores empresas de desa-


rrollo de app y web de los Estados Unidos. Construimos una
plataforma de discipulado con mucha potencia, multifuncional
y fácil de usar para iPhone, Android, tabletas y computadoras.
Nos propusimos construir la mejor plataforma posible con la
tecnología actual. Queríamos que los líderes de iglesias en cual-
quier lugar, pero particularmente en naciones en problemas, tu-
vieran lo mejor. La impactante realidad es que hemos rastreado
a millones de usuarios de 227 naciones y territorios que están
aprendiendo de los libros, cursos y otras herramientas de disci-
pulado que hay disponibles en la plataforma. ¡Solo nos queda un
puñado de naciones para alcanzarlas todas!
Según pasaba el tiempo, pensamos en formas adicionales de
multiplicar. Para expandir y fortalecer la eficacia de la plataforma,
decidimos incorporar a la plataforma a otros maestros notables
con mensajes únicos y transformadores como invitados. Ahora,
líderes en todo el mundo pueden usar sus computadoras, tabletas
o teléfonos para recibir entrenamiento individual, o en pequeños
grupos, o en iglesias. Esto no solo ha multiplicado la eficacia de
la plataforma, sino que también tendrá una duración mayor que
la de un libro físico y llegará hasta las generaciones venideras.*
¿Qué habría pasado si Lisa y yo hubiéramos decidido no es-
cribir? ¿O qué habría pasado si nos hubiéramos conformado con
ser dos escritores con libros éxitos de ventas y no hubiéramos
luchado por tener los temarios/estudios? ¿Y si nuestro equipo
se hubiera contentado solamente con alcanzar a individuos e
iglesias en inglés? ¿Qué habría pasado si nuestra plantilla no
hubiera querido emplear la energía en reunir a un equipo de

* Para saber más sobre cómo puede involucrarse, visite www.MessengerX.com


152 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

todos los Estados Unidos en el Broadmoor? Cada nivel ha pre-


sentado desafíos que nos han estirado mucho, forzándonos a
depender de la gracia de Dios. En cada nivel, habría sido mucho
más fácil poner el punto muerto, y no proseguir para conseguir
una mayor eficacia sirviendo a otros.
Cuando escuchamos al Espíritu de Dios, avanzamos paso a
paso hacia una mayor multiplicación. Él no nos enseñará cada
paso desde el principio, o ni siquiera dos o tres pasos por de-
lante. Habría sido mucho más fácil mirar una bola de cristal
cuando tenía treinta años y ver todo el camino hasta donde es-
tamos como equipo treinta años después. Sin embargo, si eso
hubiera sido posible, no nos habríamos esforzado por cada paso
de manera tan intensa, ni en oración ni en el liderazgo. Además,
no habríamos adquirido la fe y la fortaleza de carácter que obtu-
vimos con cada paso de obediencia.
La idea de multiplicar no es de la humanidad, sino de Dios.
De nuevo, fue su primer mandato a la humanidad: “Cualquier
don que te confíe tiene el propósito de multiplicar mi reino” (mi
paráfrasis de Génesis 1:22 y Mateo 25:14-29). Permítame vol-
ver a exponer este punto tan importante: esta multiplicación no
debería ponerle bajo más presión porque, finalmente, es el don
de Dios. Lo único que tiene que hacer es orar, escuchar, creer y
obedecer lo que Él ponga en su corazón.
Resumen: Él le guiará a la multiplicación.
Quizá esté pensando: Mi corazón está avivado por el testimo-
nio que usted ha dado en los últimos tres capítulos, pero yo soy
una mamá joven, un estudiante, un deportista profesional, una
empleada, ¿cómo puedo multiplicar el reino?
La discusión comienza en el siguiente capítulo.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. Cuando buscamos que se produzca la provisión o la
intervención de Dios, a menudo llega en forma de una
idea estratégica. ¿Cómo ha visto sus circunstancias
cambiar mediante una idea inspirada por Dios?

2. Recibir sabiduría es lo más importante que usted


puede hacer. ¿En qué área de su vida necesita sabi-
duría? ¿Cómo se debe acercar a Dios para recibir su
sabiduría?

3. Una idea estratégica es un don de Dios y tiene el


potencial de abrirnos a otra esfera de eficacia y empo-
derarnos para la multiplicación. Una vez que se recibe
la idea, ¿cuáles son los pasos siguientes que se espera
que demos?
Dios, en su gracia, nos ha dado dones
diferentes para hacer bien determinadas
cosas. Por lo tanto, si Dios te dio la
capacidad de profetizar, habla con toda
la fe que Dios te haya concedido. Si tu
don es servir a otros, sírvelos bien. Si eres
maestro, enseña bien. Si tu don consiste
en animar a otros, anímalos. Si tu don
es dar, hazlo con generosidad. Si Dios te
ha dado la capacidad de liderar, toma la
responsabilidad en serio. Y si tienes el don
de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto.
—Romanos 12:6-8
9

Inversión

E
l apóstol Pablo destaca varios dones que Dios ha dado a
cada uno de sus siervos. De nuevo, no creo que sea una
lista exhaustiva pero cubre un amplio rango de habili-
dades divinas. Quizá usted no está de acuerdo conmigo en esto,
pero permítame compartir su premisa.
No veo en ningún lugar de la lista la habilidad de cantar,
defender casos ante un tribunal, extirpar tumores quirúrgi-
camente, pintar cuadros que inspiran, tocar instrumentos, y
muchas otras habilidades dadas por Dios que vemos diaria-
mente. Por eso no creo que esta lista sea exhaustiva. Si sigue
sin estar de acuerdo, respeto su postura; no vale la pena que
se discuta más este tema ya que no es lo principal que quiero
destacar.
Volviendo al énfasis de las palabras de Pablo, me encanta
cómo la Nueva Traducción Viviente expresa carisma como
la habilidad “para hacer bien determinadas cosas”. Esto cier-
tamente identifica el enfoque principal de este libro. Los tres
últimos capítulos han testificado de la multiplicación de profe-
tizar y enseñar. Dirijamos nuestra atención a un don diferente:
dar.
156 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

INVERTIR EN EL REINO

Tengo un amigo que se llama Mike. Se convirtió en creyente en


Jesucristo cuando tenía once años; sin embargo, era improduc-
tivo para la edificación del reino. Cada vez estaba más insatis-
fecho con su estado y, finalmente, a los treinta y cinco años se
hartó de no tener un impacto eterno. A menudo, los que llegan
a este punto intentan hacer el cambio de inmediato sin cono-
cimiento, sabiduría y fe. Sabiamente, Mike lo abordó de otra
forma. Decidió que el primer paso para causar un impacto du-
radero era “llenar el depósito”, así que durante los siguientes seis
meses ¡memorizó dos mil versículos de la Escritura!
Poco después de este periodo de seis meses decidió asistir
a una conferencia de liderazgo en Phoenix, Arizona. Era tan
pobre que no se podía permitir una habitación de hotel y tuvo
que quedarse a dormir con once estudiantes en un apartamento
de dos habitaciones.
Se tomó una ofrenda especial durante la conferencia. El líder
animó a los delegados a orar sobre lo que dar. Mike escuchó
decir al Señor: “Quiero que des 200 dólares”.
Mike protestó: “Dios, ¡eso es todo lo que tengo!”.
El Señor amablemente le respondió: “No te estoy pidiendo
que des más”.
Mike obedeció y dio todo el dinero que tenía. Dios después
le dijo a Mike que diera 100 dólares mensuales además de su
diezmo durante el resto del año.
Poco después Dios comenzó a darle ideas estratégicas, y su
nuevo negocio comenzó a crecer a paso firme. Al año siguiente,
Mike sintió que debía dar 400 dólares al mes además de su
diezmo para edificar el reino.
Inversión 157

Un año después, la cantidad aumentó a 1000 dólares al mes


además de su diezmo. Al año siguiente subió a 4000 dólares al
mes además de su diezmo, y el año siguiente subió a 10 000 dó-
lares al mes además de su diezmo.
Llegado este punto, Mike le pidió a Dios la capacidad para dar
10 millones de dólares para el reino. Parecía una petición enorme,
casi inalcanzable, pero estaba decidido en su creencia y petición.
Sin embargo, lo que oyó en su corazón le impactó: “Hijo, ¿por qué
me estás encajonando?”. Así que Mike eliminó los límites y creyó
incluso en más. Poco después, su aportación empezó a escalar rá-
pidamente, y al año siguiente dio cerca de 17 000 dólares al mes
además de su diezmo. Después llegó a 25 000 dólares al mes, des-
pués a 40 000 dólares al mes, y después a 50 000 dólares al mes.
Finalmente, Mike dio 100 000 dólares al mes además de su diezmo
para edificar el reino. La última vez que hablé con él, había llegado
al nivel de los 150 000 dólares al mes, ¡además de su diezmo!
Mike ha vivido muy bien, pero apenas con el 10 o el 15 por
ciento de su sueldo. Sí, ha leído correctamente; él da aproxima-
damente entre el 85 y el 90 por ciento de lo que gana al año.
Atribuye su éxito a aprender la Biblia, escuchar a Dios cuando
ora, y permitir que personas más maduras que él lo discipulen.
Cuando se trata de la multiplicación, no podemos ignorar
la palabra dar porque, por lo general, es el ingrediente clave. En
el área específica de las finanzas, muchos creyentes bien inten-
cionados ven las ofrendas de esta manera: ¿Qué estoy dispuesto
a dar por causa de otros? Esto es noble y piadoso, pero si es la
única expectativa, está incompleta. Permítame explicarme.
Primero, para afirmar lo positivo, Dios ha puesto su amor
por las personas en nuestro corazón; esto crea un deseo inte-
158 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

rior de dar y servir desinteresadamente. Este debería ser el deseo


principal en cualquier persona a la hora de dar. Sin embargo, un
dador sabio no solo ve una ofrenda como un regalo de amor y
servicio, sino también como una inversión. Invertir es frenarse
de consumir un recurso para hacerlo crecer. Específicamente,
con respecto a las finanzas es abstenerse de gastar ahora para
invertir fondos para el crecimiento.
Lisa y yo encontramos dos terrenos hace unos años. Sentimos
que estaban por debajo de su precio y aumentarían su valor con el
tiempo. Teníamos el dinero en efectivo para comprar ambos, y en
ese tiempo decidimos privarnos de gastar el dinero en efectivo en
gastos personales para hacer crecer el dinero. Los terrenos fueron
mejor de lo que esperábamos, y nuestra inversión se duplicó en solo
dos años. Esto resultó en que teníamos el doble de dinero dos años
después. Ahora teníamos la capacidad de invertir a un nivel mayor.
Jesús dice que cuando invertimos en el reino, “[recibire-
mos] mucho más en esta vida” (Lucas 18:29-30). Él no dijo “en
la próxima vida” sino “en esta vida”. Lisa y yo estábamos emo-
cionados por haber duplicado nuestra inversión en los terrenos,
pero lo que Jesús afirma no está en la misma categoría; hay una
diferencia enorme entre duplicar y mucho más. ¿Cuál es el po-
tencial de una inversión que se multiplica muchas más veces? La
vida de Mike es un testimonio de esta verdad.
El apóstol Pablo compara nuestro dar con plantar semillas.
Aunque varía dependiendo de las condiciones, en promedio, un
grano de trigo si no se consume sino que se invierte en el campo
producirá más de cien granos de trigo. Esto entra en la categoría
de “mucho más”. Por eso se nos dice: “Da con generosidad y
serás más rico; sé tacaño y lo perderás todo” (Proverbios 11:24).
Cuando se trata de dar, Salomón, Jesús y Pablo no habrían enfa-
Inversión 159

tizado esta verdad si los creyentes tuvieran que desechar la idea


de aumentar y multiplicar.
La mayoría vería la decisión de Mike de vivir con el 10 o el
15 por ciento de sus ingresos como únicamente un sacrificio de
amor; sin embargo, Mike ve el cuadro más amplio. Como está
lleno de la sabiduría de Dios por saturar su alma con dos mil
versículos de la Biblia memorizados, no solo lo ve como un acto
de amor, sino que también ve el aspecto de inversión.
Lo ve del mismo modo que Lisa y yo vimos los dos terre-
nos. No lo trata de una forma distinta a una familia que posee
un restaurante de éxito. En lugar de consumir todos los benefi-
cios personalmente, la familia toma un buen porcentaje de las
ganancias para comprar más edificios, contratar más personal,
comprar más comida, y todo lo demás que necesite para hacer
crecer su negocio. Si esto se hace bien, finalmente tendrán cinco
restaurantes, lo cual finalmente creará cinco veces más benefi-
cios. El resultado: tienen la capacidad de ser una bendición para
muchos más que si solo poseyeran un restaurante.
Si lo hubiera considerado como algo distinto a una inver-
sión, Mike no habría llegado a entender el significado más pro-
fundo de dar. Esto es exactamente lo que aborda la parábola de
los talentos. Veamos las palabras de Jesús: “El siervo que recibió
las cinco bolsas de plata comenzó a invertir el dinero y ganó
cinco más” (Mateo 25:16). Él usa específicamente la palabra in-
vertir para ilustrar cómo multiplicó el siervo.

OTRA PARÁBOLA DE MULTIPLICACIÓN

Veamos una parábola distinta que Jesús usó para ilustrar la


multiplicación:
160 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

La multitud escuchaba todo lo que Jesús decía, y como


ya se acercaba a Jerusalén, les contó una historia para
corregir la idea de que el reino de Dios comenzaría de
inmediato. (Lucas 19:11)

Me encanta cómo se presenta esta parábola. La gente espe-


raba que Jesús estableciera el reino y los librara de la opresión y
el gobierno romanos. Él ajusta la mentalidad de ellos dándoles la
perspectiva correcta: su deseo de que edifiquemos el reino des-
pués de su partida. Pero ¿cómo se conseguirá esto? Invirtiendo.
Escuchemos la historia:

Un hombre de la nobleza fue llamado a un país lejano


para ser coronado rey y luego regresar. Antes de partir,
reunió a diez de sus siervos y dividió entre ellos cinco
kilos de plata, diciéndoles: “Inviertan esto por mí mien-
tras estoy de viaje”. (Lucas 19:12-13)

Como en la historia de Mateo, nos dice que “invirtamos”.


No debemos ser perezosos con lo que se nos ha confiado, sino
que debemos trabajar duro y con inteligencia.
Aunque estas dos parábolas parecen iguales, son distintas.
Examinemos lo que las diferencia. En primer lugar, Mateo habla
de tres siervos, mientras que Lucas identifica a diez siervos. En
segundo lugar, en la historia de Mateo a cada siervo se le entrega
una cantidad distinta, pero en esta cada uno recibe la misma
cantidad: medio kilo de plata. En tercer lugar, en la historia de
Mateo una parte no era de medio kilo sino una bolsa que conte-
nía casi cuarenta kilos de plata. Comparando las dos historias,
Inversión 161

creo que la historia de Mateo habla de dones, los cuales no se


distribuyen equitativamente, mientras que la historia de Lucas
refleja que cada creyente recibe lo mismo de Dios: fe fundacio-
nal, el amor de Dios, la Palabra de Dios, las bendiciones de nues-
tro pacto, y cosas así. Sin embargo, el principio subyacente es el
mismo. Continuemos con la historia:

Después de que lo coronaran rey, volvió y llamó a los


siervos a quienes les había dado el dinero. Quería saber
qué ganancias habían tenido. El primer siervo informó:
“Amo, invertí su dinero, ¡y multipliqué diez veces el
monto inicial!”. “¡Bien hecho! –exclamó el rey–. Eres un
buen siervo. Has sido fiel con lo poco que te confié, así
que como recompensa serás gobernador de diez ciuda-
des”. (Lucas 19:15-17)

Hay varios puntos a destacar. Primero, el siervo invirtió lo


que se le dio. Segundo, trabajó duro y con inteligencia, lo cual
dio como resultado una multiplicación por diez. Trabajar con
inteligencia es estar en sintonía con la sabiduría de Dios, y esto
solo se produce escuchando el consejo de Dios, como hizo mi
amigo Mike. Tercero, de nuevo la multiplicación se atribuye di-
rectamente a la fidelidad. No se menciona ninguna otra acción
o virtud porque, ante los ojos de Dios, ser fiel es multiplicar.
Finalmente, la recompensa eterna del siervo es proporcional a
su multiplicación: al primer siervo se le confían diez ciudades
para gobernar.
Ahora veamos al segundo siervo:
162 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

El siguiente siervo informó: “Amo, invertí su dinero


y multipliqué cinco veces el monto original”. “¡Bien
hecho! –exclamó el rey–. Serás gobernador de cinco
ciudades”. (Lucas 19:18-19)

Este no multiplicó por diez, sino por cinco. Su recompensa


eterna reflejó su nivel de inversión: cinco ciudades en lugar
de diez. ¿Por qué no multiplicó por diez como el otro siervo?
¿Acaso no escuchó tan atentamente la sabiduría de Dios? ¿Dejó
pasar oportunidades? ¿Puso el punto muerto en sus últimos
años, como estaba planeando hacer Stan en nuestro primer ca-
pítulo? ¿Tenía una mentalidad de jubilación?
Hablé sobre multiplicación en una conferencia de liderazgo
hace algunos años atrás. Uno de los principales agentes comer-
ciales inmobiliarios de California, que ya había dado millones
al reino, se acercó a mí cuando terminé de hablar. Parecía estar
en un estado de shock, pero también lo había entendido. Dijo:
“John, he entrado en una mentalidad de punto muerto por lo
exitoso que he sido. Es una actitud en la que es fácil caer, pero
ahora veo el error. A partir de ahora, estaré más enfocado y seré
más diligente para multiplicar lo que Dios me ha dado”. Es po-
sible que su arrepentimiento genuino alterase su rumbo para
pasar de ser un multiplicador de cinco a un multiplicador de
diez.
¿Y qué hay del tercer siervo?

Pero el tercer siervo trajo solo la suma original y dijo:


“Amo, escondí su dinero para protegerlo. Tenía miedo,
porque usted es un hombre muy difícil de tratar, que
Inversión 163

toma lo que no es suyo y cosecha lo que no sembró”.


“¡Siervo perverso! –dijo el rey a gritos–. Tus propias
palabras te condenan. Si sabías que era un hombre
duro que tomo lo que no es mío y cosecho lo que no
sembré, ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco?
Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”.
(Lucas 19:20-23)

Al igual que en la historia de Mateo, este siervo tuvo las mis-


mas dos fallas graves. Primero, tuvo miedo; y segundo, no cono-
cía el carácter de su amo. Esta historia significa nuevamente que
mantener lo que Dios nos da no es fidelidad, sino perversidad.
¡Notemos que el rey gritó! La actitud perezosa enojó al rey, ¡y él
mostró su enojo! Es muy serio cuando se piensa.
Lo que ocurre después no hace sino fortalecer lo que con-
cluimos en el relato de Mateo:

Luego, dirigiéndose a los otros que estaban cerca, el rey


ordenó: “Quiten el dinero de este siervo y dénselo al que
tiene cinco kilos”.
“Pero amo –le dijeron–, él ya tiene cinco kilos”.
“Sí –respondió el rey–, y a los que usan bien lo que se les
da, se les dará aún más; pero a los que no hacen nada se
les quitará aun lo poco que tienen”. (Lucas 19:24-26)

De nuevo, vemos que Dios no es un Creador socialista sino


más bien “capitalista” en su modo de pensar. Jesús intencional-
mente ilustra que los que observaban protestaron porque el pri-
mer siervo ya tenía cinco kilos de plata, y el amo corrigió su
164 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

mentalidad de “seamos justos” declarando: “Los que invierten


bien, recibirán más”. Y por el contrario: “Los que mantienen,
incluso lo poco que tengan se les quitará”.
Es una realidad que produce a la vez asombro y temor el
hecho de que si no hacemos lo que hizo Mike, pasar una gran
cantidad de tiempo en la Palabra de Dios y en comunión con
Él, podemos filtrar fácilmente el carácter de Dios por el entorno
en el que vivimos. Podría ser el filtro de la sociedad, el filtro de
Hollywood, el filtro de Instagram, el filtro de una cadena de no-
ticias, un filtro de un padre duro, un filtro religioso, o cualquier
otra experiencia de la vida o filtro de mentalidad sociológica
que nos guste o que no nos guste. Cuando conocemos a Dios
y su Palabra profundamente, podemos reconocer estos filtros
defectuosos.

TODOS SOMOS LLAMADOS A DAR

Mike tiene el don de dar; lo hace muy bien. Sin embargo, todos
deberíamos ser dadores.
Para ayudar a aclarar más esto, voy a compararlo con la co-
misión de Jesús de ir por todo el mundo y predicar el evangelio
(ver Marcos 16:15-16). Este mandato se le da a todo creyente.
Todos nosotros deberíamos ser embajadores y compartir el
evangelio con los que están perdidos. Esto también se capta en
las palabras de Pablo: “Haz obra de evangelista” (2 Timoteo 4:5,
RVR-60), que están dirigidas a todos los creyentes.
Pero hay un oficio único y don complementario llamado
evangelista. Pablo escribe: “Y él mismo constituyó… a otros,
evangelistas” (Efesios 4:11, RVR-60). No todos, sino algunos, son
Inversión 165

llamados a entrar en este oficio. Este don aumenta la capacidad


de producir una cosecha de almas. En el libro de los Hechos,
a Felipe, y no a todos los creyentes, se le llama evangelista (ver
Hechos 21:8). Billy Graham, T.L. Osborn y Reinhard Bonnke
tenían el don de evangelistas. Ellos, con la ayuda de sus equipos,
ganaron decenas de millones de almas. Multiplicaron el don
que Dios les había dado, algo similar a lo que hizo Mike y los
otros a quienes hice alusión antes.
Así como lo fueron ellos, nosotros también somos llamados
a dar, pero hay algunos que tienen el carisma de dar. Son bue-
nos dando económicamente así como el evangelista es bueno
ganando almas. El mensaje de este libro se enfoca en multiplicar
los dones que Dios nos ha dado. Sin embargo, como dar econó-
micamente es un aspecto tan crucial de la multiplicación, para
el resto de este capítulo quiero centrarme en lo que cada uno de
nosotros estamos llamados a hacer, es decir, multiplicar en el
área de dar económicamente.
En mis cuarenta años de ministerio he visto dos extremos
cuando se trata de las finanzas y de dar. Estos extremos afectan
a muchísimas personas en la iglesia, y deseo sinceramente que
esto cambie. Primero, están los que dan solo para conseguir;
quieren más por razones egoístas. Si somos objetivos y decimos
las cosas tal y como son, una palabra para identificar esta moti-
vación es codicia.
Tristemente, esta mentalidad errónea ha ayudado a dar a luz
el otro extremo (el viejo movimiento del péndulo). Se produce
principalmente en personas que no estudian todo el consejo de
la Palabra de Dios, como lo hizo Mike. Menosprecian cualquier
enseñanza que edifique la fe de la gente sobre dar económica-
166 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

mente. Esta actitud puede llegar incluso al extremo de resentir


cualquier cosa que tenga que ver con las ofrendas. En esencia,
los defensores de esta idea obstruyen su propia eficacia, así como
la de aquellos que los escuchan. El resultado es que la obra glo-
bal del evangelio queda contenida.
Tras aceptar a Jesús, Lisa y yo fuimos miembros de una igle-
sia que enseñaba exhaustivamente sobre el dar. Era la década
de 1980 y, durante ese tiempo, muchos estaban más enfocados
en sí mismos que en la misión. Aunque la enseñanza de nuestra
iglesia era bastante buena, debido a una falta de carácter mu-
chas personas daban por motivos incorrectos, como tener una
casa más grande, mejores automóviles, vacaciones más caras, y
muchos otros “motivos” narcisistas. El enfoque no era distinto
al que persiguen muchos incrédulos, salvo que este tenía una
fórmula bíblica. Lisa y yo supimos desde el principio que algo
estaba desequilibrado, pero no sabíamos expresar lo que era.
Sinceramente, después de estar en ese entorno fue necesaria
una purga y madurez para que Lisa y yo pudiéramos ver el dar
con una luz totalmente nueva. El líder de la iglesia finalmente
sucumbió a la tentación y lo perdió todo. Tras ver el resultado,
fue tentador para nosotros irnos al otro extremo del péndulo,
pero nos comprometimos a creer en la Palabra de Dios por en-
cima de las experiencias.
Un encuentro revelador se produjo un par de años después
de que esta iglesia nos enviara para lanzar nuestro propio mi-
nisterio. Yo estaba en una reunión, preparándome para predi-
car, cuando el Espíritu Santo me preguntó: “Hijo, ¿sabes lo que
es un espíritu religioso?”.
Inversión 167

Yo había leído, hablado, oído a otros hablar e incluso había


escrito sobre lo que es una mentalidad religiosa, pero cuando Él
me preguntó, inmediatamente me di cuenta de que había algo
que no había entendido. Respondí: “Seguro que no lo sé. De lo
contrario, no me habrías preguntado. Por lo tanto, ¿qué es?”.
Oí al Espíritu Santo responder: “Un espíritu religioso es
uno que usa mi Palabra para ejecutar su propia voluntad. Esta
persona no lleva a cabo mis instrucciones dando preeminencia
a los deseos de mi corazón. Aplica mi Palabra para su propio
beneficio”.
Estas palabras fueron un catalizador para los ajustes que eran
necesarios en mi corazón a fin de ser libre del entorno tóxico en
el que había estado. Este mensaje del Espíritu Santo reveló que
podemos dar e incluso cosechar beneficios, pero se puede hacer
con las intenciones erróneas. Las leyes de Dios serán beneficio-
sas incluso si el motivo no es el correcto.
Como el apóstol Pablo usó un contexto agrícola para re-
ferirse al dar, permítame hacer lo mismo. Un granjero puede
plantar semillas con un propósito: acumular toda su cosecha.
Todos los productos que no pueda consumir, va y construye al-
macenes más grandes para guardarlos, y se dice: “Amigo mío,
tienes almacenado para muchos años. ¡Relájate! ¡Come y bebe y
diviértete!’” (Lucas 12:19).
La respuesta de Dios para él es: “¡Necio!” (versículo 20). El
principio de sembrar y cosechar le funcionó bien a este granjero
aunque, como señala Jesús, fue muy codicioso.
Por otro lado, otro granjero quizá desea ayudar y alimentar
a la gente. Él experimentará el mismo nivel de cosecha que el
primer granjero, pero su respuesta es distinta. Él se dice: “Vaya,
168 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

no solo comeré, sino que ahora puedo ayudar a mi comunidad a


ser más fuerte y saludable. ¡Puedo ser generoso!”.
La ley de la siembra y la cosecha funciona igual para ambos
hombres. Sería ridículo que todos dejaran de plantar y cosechar
por la codicia que mostró el primer hombre; sin embargo, eso es
lo que muchos han hecho en el área de dar para el reino.
Ahondemos un poco más en las palabras de Pablo. Co-
mienza diciendo:

Así que pensé que debería enviarles a estos herma-


nos primero, a fin de estar seguro de que tienen lista
la ofrenda que prometieron; pero quiero que sea una
ofrenda voluntaria, no una ofrenda dada de mala gana.
(2 Corintios 9:5)

No hay duda alguna, Pablo está hablando de una ofrenda de


dinero. Él sigue usando el principio de sembrar para ilustrar lo
que hará Dios a los que dan:

Recuerden lo siguiente: un agricultor que siembra solo


unas cuantas semillas obtendrá una cosecha pequeña.
Pero el que siembra abundantemente obtendrá una
cosecha abundante. (2 Corintios 9:6)

Si nuestro único motivo al dar es ayudar a la gente, entonces


¿por qué habla Pablo de la cosecha que recibiremos por dar?
¿Está mal tener un deseo secundario de multiplicación, espe-
cialmente cuando ayudará a impulsar y aumentar el deseo prin-
cipal de edificar vidas para el reino? ¿Podría ser que Pablo está
Inversión 169

entrenando a nuevos creyentes en la iglesia en Corinto para que


sepan cómo multiplicar su eficacia, como hizo Jesús en la pa-
rábola de los talentos? ¿Está apelando Pablo a que les mueva la
compasión, pero a la vez que inviertan también con el propósito
de ser una mayor bendición? Creo que esta es la motivación de
Pablo, porque veamos cómo continúa:

Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no


den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama
a la persona que da con alegría». Y Dios proveerá con
generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre
tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para
compartir con otros. (2 Corintios 9:7-8)

Observemos que se conseguirán dos cosas. Las necesidades


personales serán cubiertas, pero también Pablo dice específi-
camente que habrá bastante de sobra para compartir con otros.
Nuestra capacidad de ser generosos se multiplica, porque hemos
invertido o plantado semillas. Esta motivación se refuerza aún
más:

Pues es Dios quien provee la semilla al agricultor y


luego el pan para comer. De la misma manera, él pro-
veerá y aumentará los recursos de ustedes y luego pro-
ducirá una gran cosecha de generosidad en ustedes.
Efectivamente, serán enriquecidos en todo sentido para
que siempre puedan ser generosos. (2 Corintios 9:10-11)

Pablo dice específicamente que, mediante el dar, Dios au-


mentará nuestros recursos. Esto nos dará la capacidad para ser
170 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

siempre generosos. Esta verdad no solo es para los que tienen el


don de dar económicamente, sino que es para todo creyente. Es
una ley espiritual que Dios estableció hace mucho tiempo.
Cuando Lisa y yo comenzamos en el ministerio, nuestros
ingresos eran de 18 000 dólares al año. Apenas podíamos cubrir
nuestros gastos. Recuerdo nuestra primera Navidad en el mi-
nisterio. Tuvimos que tomar el poco dinero que nos quedaba y
comprar cosas para armar pequeñas cestas de regalos hechos a
mano. No teníamos dinero suficiente para comprar nada más.
Un par de años después, nuestro pastor pidió una ofrenda
especial. Lisa y yo queríamos ser parte del proyecto, y Dios nos
habló: “Den 1000 dólares”.
En los dos años anteriores a esto, habíamos ahorrado y
ahorrado para poder dar una entrada para una pequeña casa.
Habíamos acumulado 1800 dólares; era todo lo que teníamos,
no teníamos fondos de jubilación, inversiones, ni otros ahorros
en los que apoyarnos. Si dábamos esa cantidad, solo queda-
rían a nuestro nombre 800 dólares. Parecía que nuestros años
de ahorro se verían reducidos drásticamente por esta ofrenda.
Aparentemente, pasarían años hasta que pudiéramos tener di-
nero suficiente para dar la entrada para una casa; sin embargo,
dimos porque queríamos ser parte en el proyecto para impactar
a otros. También queríamos ser más generosos. Sabíamos por la
Escritura que la única forma de poder aumentar nuestra capaci-
dad de dar era multiplicando lo poco que teníamos.
Con el paso de los años, hemos sido capaces de dar más que
cestas, y más de una ofrenda de 1000 dólares. Solo este año,
hemos podido dar a las misiones cincuenta veces más que la
cantidad de esa primera gran ofrenda. Queremos impactar más
Inversión 171

vidas en todos los aspectos. Dios multiplicó nuestra capacidad


y nos empoderó para ser generosos. La traducción The Passion
expone esta verdad de una forma muy bonita:

Este Dios generoso que suple semillas abundantes al


granjero, las cuales se convierten en el pan de nues-
tras comidas, es incluso más extravagante con ustedes.
Primero él suple todas sus necesidades, y más. Después
multiplica las semillas que ustedes siembran, para que
la cosecha de su generosidad crezca. Serán grandemente
enriquecidos en todos los sentidos al dar generosamente
siempre que puedan. (2 Corintios 9:10-11)

Notemos que Él es extravagante con nosotros. A propósito,


Él multiplicará la inversión que hacemos para edificar el reino,
para que nuestra generosidad crezca. Aumentamos nuestras
cuentas celestiales, donde la polilla y el hollín no corrompen, ni
los ladrones entran a robar, y también sacaremos de las cuentas
en esta vida. Sí, hay una recompensa eterna, pero también hay
una cuenta que desarrollamos por la generosidad también en
esta era. Pablo lo dijo muy claro cuando escribió a los creyentes
filipenses:

No que yo busque o anhele [su] don, sino que busco y


anhelo el fruto que aumente en su cuenta [la cosecha
de bendición que se acumula en su cuenta]. (Filipenses
4:17, AMPC, traducción libre)

Así como algunas personas tienen cuentas bancarias, cuen-


tas de acciones y cuentas de inversión, todos los creyentes tienen
172 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

una cuenta celestial. Esa cuenta nos empodera para multiplicar


nuestra eficacia para edificar el reino en esta tierra. ¿Qué suce-
dería si todos los creyentes conocieran, entendieran y creyeran
en esta ley espiritual? ¡Alcanzaríamos al mundo mucho más rá-
pido con el evangelio! ¿Está claro por qué el enemigo del reino
intentará de todas las maneras posibles impedir que los creyen-
tes siembren semillas económicas?
Lisa y yo somos muy amigos de un hombre y su esposa lla-
mados Phil y Dana que son unos dadores extraordinarios. Dan
al reino aproximadamente el 50 por ciento de sus ingresos. Re-
cientemente, hicieron a un ministerio un donativo de 100 000
dólares para un proyecto evangelístico. Dos días después, die-
ron a otro ministerio 100 000 dólares para un esfuerzo misio-
nero diferente. Sé esto porque Messenger International fue el
segundo ministerio.
Phil comenzó sus negocios hace años y los gestionaba como
la mayoría, muy lejos de hacerlo de forma superior. Sin embargo,
hace veinticinco años, Phil y Dana se comprometieron con Dios
a dar 250 000 dólares a un ministerio durante los tres años si-
guientes. Parecía totalmente imposible, pero querían dejar espa-
cio para que Dios interviniera.
Los negocios de Phil prosperaron, pero él no estaba seguro
de lo bien que iban las cosas. Tres meses después, vio que había
en la cuenta 250 000 dólares de más. Así que él y Dana decidieron
dar de inmediato lo que habían prometido, en vez de estirarlo
durante el transcurso de tres años. Me dijo: “John, fue entonces
cuando empezó para nosotros el dar a niveles exagerados”.
Parecido a Mike, se abstuvieron de retroceder. Prosiguieron
cuando hubiera sido más fácil retroceder; por consiguiente, su
Inversión 173

cuenta celestial aumentó a niveles que nunca hubieran soñado


que sería posible. ¿Acaso no está esto disponible para usted y
para mí? Pablo de forma enfática nos dice:

Nunca duden del gran poder de Dios para actuar en


ustedes y cumplir todo esto. Él conseguirá infinita-
mente mucho más que su mayor petición, su sueño más
increíble ¡y superará su imaginación más atrevida! Él lo
superará todo, porque su poder milagroso constante-
mente les vigoriza. (Efesios 3:20, TPT)

AVANCE

He aprendido con los años de ministerio que seremos probados


tanto en nuestro carisma como en el dar financieramente. Puede
que haya una época en la que ninguna editorial esté interesada
en hablar con usted sobre su libro; de hecho, ese época puede
durar años. Usted considera detenerse porque ha sido mucho
trabajo duro, el libro parece que no va a ningún lado, y no ve
una forma posible de cambiarlo. Pero continúe en obediencia.
De repente, llega el avance.
O puede que dé y dé, pero no está viendo cosechas rápidas,
y parece que sus finanzas están demasiado justas y no puede
hacer más. Pero entonces Dios le habla, como le ocurrió a Mike,
y usted obedece incluso cuando parece imposible. Entonces es
testigo de un avance y entra en otra esfera de dar.
¿Qué es un avance? Dictionary.com lo define como “un acto
u ocasión de eliminar o sobrepasar una obstrucción o restric-
174 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

ción”.12 Imagínese esto: el agua está contenida por un muro. El


agua continúa aumentando, pero el muro sigue siendo una obs-
trucción. De repente, empiezan a aparecer grietas en el muro;
poco tiempo después, el agua de repente revienta el muro. Ahora
la obstrucción se ha eliminado, y el agua fluye libremente donde
antes estaba retenida. Eso es un avance.
El rey David declara: “Dios rompió mis enemigos por mi
mano, como se rompen las aguas” (1 Crónicas 14:11, RVR-60).
Como se rompen las aguas es una imagen de nuestra obediencia
continua a la verdad y, tras el avance, el agua que fluye libre-
mente representa el fruto o abundancia.
En cuanto a nuestros amigos Phil y Dana, después de que
dieron la primera ofrenda de 100 000 dólares, Phil me dijo que
sus negocios tuvieron una semana récord y recuperaron los 100
000 dólares, y más, solo en esa semana. Esto es lo que hace un
avance. No fue así para ellos desde el principio; dieron y dieron
y no vieron de inmediato mucha cosecha. Pero después de años
y años de sembrar continuamente, experimentaron un avance y
las cosechas casi parecían llegar tan rápido como la plantación.
Es el cumplimiento de las palabras del profeta Amós: “Lle-
gará el día –dice el Señor– en el que el grano y las uvas crecerán
más rápido de lo que puedan ser cosechados” (Amós 9:13). En
la versión Reina Valera 1960, la verdad se plasma en un cuadro
muy hermoso:

He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara


alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve
la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los
collados se derretirán.
Inversión 175

El cosechador tendrá una cosecha tan abundante que el que


planta lo alcanzará.
Los que pisan las uvas todavía estarán pisoteando las uvas
de la cosecha anterior cuando los que aran comenzarán su tra-
bajo ¡para el año siguiente! Pero el cuadro del resultado es im-
pactante. Los que aran, los cosechadores y los que pisan las uvas
tendrán el deseo común de hacer vino. Escuchemos el resul-
tado: “El vino fluirá continuamente; no se detendrá, ni habrá
más tiempos infructuosos” (paráfrasis del autor).
Hay un lugar con respecto a nuestro carisma y dar finan-
ciero en el que ocurre esto mismo. Le sucedió a Mike, y también
a Phil y Dana. Con respecto a Messenger International, tene-
mos muchos testimonios de vidas cambiadas por los recursos
que hemos sembrado a lo largo de los años. ¡Las uvas están cre-
ciendo más rápido de lo que se pueden cosechar!
Muchos se rinden justo antes del avance. Les ha abrumado
la adversidad o la falta de los resultados deseados. Lisa y yo fácil-
mente podríamos haber recurrido a la razón y la lógica y haber
ignorado la voz del Espíritu de Dios. Necesitábamos al menos
5000 dólares para la entrada de una casa que nos hacía mucha
falta. La mayoría de los apartamentos bonitos de nuestra ciudad
eran comunidades solo para adultos, y no se permitía que hu-
biera niños. Podíamos haber pensado: “Primero consigamos la
casa, y después podremos ahorrar y dar 1000 dólares para un
proyecto futuro”. Hubiéramos perdido una gran oportunidad
para invertir en el reino y aumentar nuestros recursos.
El aspecto maravilloso de la historia es que seis meses des-
pués, milagrosamente teníamos los 5000 dólares. Lisa recibió
una cantidad de dinero de una cuenta que no sabíamos que su
176 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

padre había abierto. Además, dos personas, sin conocer nues-


tra necesidad, nos dieron 2000 dólares. Estábamos en nuestra
nueva casa menos de un año después. Fue milagroso, y mucho
mejor para nuestra fe y resistencia verlo a Él proveer cuando
parecía “imposible”. No creo que eso habría sucedido si hubié-
ramos retenido los 1000 dólares que el Espíritu Santo nos dijo
que diéramos.
En este punto de este tema, es sabio dar un aviso: no de-
bemos actuar presuntuosamente. ¿Qué quiero decir con ello?
Deberíamos buscar el consejo de nuestro Socio principal: el Es-
píritu Santo. Él nos dice: “Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña
provechosamente, que te encamina por el camino que debes se-
guir” (Isaías 48:17, RVR-60). Mantener una conciencia sensible
(el lugar donde el Espíritu Santo nos ilumina) y obedecer a lo
que nos muestra es primordial, porque Él es quien nos guía pro-
vechosamente en nuestras inversiones del reino. Nosotros no
habríamos dado los 1000 dólares si Él no hubiera susurrado en
nuestro corazón que lo hiciéramos.
Algunas personas no escuchan su consejo. Otros no pue-
den oír su consejo, porque han dicho “no” demasiadas veces. Su
conciencia ya no está tierna. Si esa es su situación, simplemente
arrepiéntase y pida perdón por suprimir su voz. Su sensibilidad
volverá de inmediato; ¡Él es rápido en perdonar! Pero después
escuche sus impulsos, y no deje que la voz de la razón le haga
cambiar de opinión.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. Dios ha puesto su amor por las personas en su cora-
zón, lo cual debería ponerle en una posición de que-
rer dar y servir. ¿De qué formas en la actualidad está
sirviendo y dando a otros? ¿Cuáles son algunas de las
formas creativas en las que puede crecer en las áreas
de dar y servir?

2. Un dador sabio ve una ofrenda no solo como un


regalo de amor y servicio, sino también como una
inversión. Mediante su ofrenda y servicio, ¿qué tipo de
retorno de su inversión puede esperar? ¿Cómo cambia
su actitud con respecto a dar y servir cuando lo ve
como una inversión?

3. Usted será probado tanto en su carisma como en


su dar financieramente. Durante estas pruebas, ex-
perimentará momentos en los que parecerá que su
cosecha se demoró y su trabajo fue improductivo.
Cuando se vea tentado a rendirse, ¿cuál debería ser su
respuesta? ¿Cómo se mantiene animado?
Dios, de su gran variedad de dones
espirituales, les ha dado un don a
cada uno de ustedes. Úsenlos bien
para servirse los unos a los otros.
—1 Pedro 4:10
10

El catalizador

E
n este capítulo clave desarrollaré cuál es el catalizador
del aumento eficaz. Al usar la palabra eficaz, me estoy
refiriendo a la multiplicación que dura para siempre.
Un catalizador es un ingrediente clave que precipita o ace-
lera un acontecimiento o cambio (mi definición tomada de mu-
chos diccionarios). A todos se nos han dado dones, pero lo que
desencadena su potencial para perdurar se encuentra en las pa-
labras del apóstol Pedro: “Úsenlos bien para servirse”. Servir es
el catalizador, pero el servicio genuino siempre está motivado
por el amor. El apóstol Pablo escribe:

Porque recordamos delante de nuestro Dios y Padre


cómo pusieron en práctica su fe, cómo su amor les mo-
tiva a servir a otros. (1 Tesalonicenses 1:3, TPT)

El verdadero servicio se origina en un corazón que arde de


amor. Es una disposición interna que no se altera por la adversi-
dad, las dificultades, ni ninguna otra circunstancia desfavorable.
Se manifiesta a veces en las palabras, pero más frecuentemente
en las acciones.
180 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

LA SEÑORA DEL PAVO

Ilustraré lo que significa el servicio con una historia. La pareja


de la que hablo ahora son unos amigos nuestros muy cercanos
que han querido permanecer anónimos en su misión. Por lo
tanto, para cumplir su deseo usaré nombres ficticios.
Riley y Dave viven en un suburbio de una de las ciudades
más grandes de los Estados Unidos. El destino los unió debido a
que sus apartamentos eran contiguos.
Poco después de casarse, Riley se preguntaba por qué la ma-
yoría de las iglesias, albergues y otras organizaciones caritativas
daban comidas y regalos en Navidad pero en el día de Acción
de Gracias no se hacía mucho por las personas. Ella cree que el
día de Acción de Gracias es más importante porque se enfoca
en la familia y se centra en una comida. A muchas mamás solte-
ras, minusválidos y las personas sin hogar les cuesta conseguir o
participar de una comida adecuada. Ella cree que los comedores
sociales sirven a un propósito necesario, pero les falta la intimi-
dad que aporta a una familia una comida casera.
Riley ha dicho: “Por separado, cada uno de nosotros tiene
la oportunidad de causar un impacto, pero juntos el impacto es
mayor”. Ella conoce bien la Escritura y sabe que los esfuerzos
de dos que trabajan juntos en armonía son diez veces mayo-
res que los que puede hacer uno solo (ver Deuteronomio 32:30).
También es consciente del hecho de que los resultados siguen
aumentando a medida que más creyentes se unen. Otra verdad
que arde en su corazón es que los verdaderos siervos quieren ser
parte de un equipo y no les importa si se les reconoce o no. La
actitud de Riley personifica estos ingredientes importantes para
la multiplicación.
El catalizador 181

En su primera oportunidad de un día de Acción de Gra-


cias, Riley recaudó dinero de familiares y amigos para comprar
pavos. Con una mentalidad de multiplicación, ella y Dave pro-
metieron añadir un dólar por cada dólar recaudado. Ese año,
compró once pavos y los entregó de forma anónima desde el
maletero de su automóvil. El segundo año, el número ascendió
a treinta y un pavos.
El tercer año les dijo a sus familiares y amigos que po-
dían compartir la visión con otros amigos, siempre y cuando
lo mantuvieran como algo anónimo. Lo hicieron, y el esfuerzo
comenzó a multiplicarse rápidamente. Al quinto año habían to-
cado a quinientas familias y pudieron añadir dos latas de verdu-
ras y relleno para el pavo en cada donación.
Fue en este punto cuando formalmente ella hizo un acuerdo
de distribución anónimo con el Ejército de Salvación. Esta organi-
zación caritativa está conectada con los servicios sociales y pudie-
ron establecer un proceso de aplicación para localizar a quienes
estaban verdaderamente necesitados. Las personas escogidas no
tenían otra opción de tener provisiones (cupones de comida, pro-
gramas del gobierno, etc.). Riley y su equipo organizaron una
especie de servicio de recogida en vehículo y un lugar de distribu-
ción por ventanilla en las instalaciones del Ejército de Salvación.
Había muchos que improvisaban para recibir su tan nece-
sitado alimento. Arrastraban un carrito, llegaban en bicicleta,
empujaban una cesta, pedían a algún vecino que los llevara o
iban caminando y recogían el pavo, las verduras y el relleno, a
veces recorriendo largas distancias hasta volver a su caravana,
apartamento, parque o cualquier otro lugar al aire libre donde
vivían. Un hombre sin hogar había descubierto cómo cocinar el
182 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

pavo al aire libre para él y para sus amigos sin techo usando una
freidora que habían tirado y una olla de propano.
Finalmente, la distribución creció tanto que necesitaron un
lugar nuevo para dar cabida a tal volumen de gente. La Asociación
Cristiana de Jóvenes (YMCA por sus siglas en inglés) del vecin-
dario tenía una parcela de terreno grande y vacante, pero las rela-
ciones entre ellos y el Ejército de Salvación no eran las mejores. La
necesidad hizo que las dos organizaciones arreglaran sus diferen-
cias. Se reconciliaron y desde entonces han trabajado juntos con
el proyecto de Riley, así como en otros esfuerzos comunitarios.
Cada año, Riley y Dave establecen la meta de superar la dis-
tribución del año anterior. Decidieron que ninguna persona de
toda su zona se quedaría sin una comida de Acción de Gracias
apropiada. A medida que crecía el número, la distribución se
hacía más compleja y difícil, especialmente con el aumento de
los precios y con el hecho de que algunos amigos se retiraron
o se mudaron. La pareja era más fuerte económicamente y no
querían que el progreso se estancara en ese momento, así que
decidieron añadir dos dólares por cada dólar recaudado (como
nota al margen, no es de extrañar que su fortaleza económica
aumentara en esos seis años. Dios estaba multiplicando sus
ofrendas para que pudieran ser más eficaces).
En palabras de Riley: “De algún modo, de alguna forma,
Dios siempre suplía el dinero de distintas fuentes, haciendo que
los totales fueran cada vez más elevados”. Y lo que hace todo esto
más asombroso es que la pareja decidió desde el principio que
no recibirían ni una sola moneda de programas del gobierno
ni de ninguna empresa. Todo tenía que proceder de familiares,
amigos, y amigos de amigos.
El catalizador 183

Según subían las cifras, surgían también nuevos desafíos.


Se hizo imposible entregar todos los pavos en un solo día, ya
que el volumen de personas era muy grande. Riley y Dave se
vieron forzados a añadir un segundo día de distribución, pero
esto creaba un obstáculo importante: ¿dónde almacenarían los
pavos toda la noche para la distribución del segundo día? Riley
era persistente en su búsqueda de una respuesta. En el último
momento, una gran cadena de supermercados donde ellos com-
praban todos los pavos dio un paso al frente y donó el uso de
camiones refrigerados. Ahora el dinero se podía emplear en co-
mida en vez de en almacenaje.
Había muchos más problemas y obstáculos que superar, de-
masiados para enumerarlos. La fe de esta pareja es fuerte y su
determinación es inflexible. Ante la adversidad, oraron conti-
nuamente, clamaron a Dios, recibieron ideas estratégicas inspi-
radas y encontraron favor con personas que podían ayudar.
Acaban de llegar a su año veintiséis de servicio, y mientras
escribo estas palabras, solo este año han alimentado a 10 500 fa-
milias (si hay una media de cuatro miembros por familia, serían
42 000 personas). Han alimentado eficazmente a cada persona
necesitada en todo el condado, y una buena parte de los dos con-
dados vecinos (tengamos en mente que esta área incluye una de
las ciudades más grandes de los Estados Unidos). Para hacerlo,
llenaron cinco tráileres (todos de 14 metros y medio de largo)
con pavos y tres tráileres con verduras y relleno. Movilizan a
más de doscientos voluntarios, muchos de ellos trabajando in-
cansablemente durante varios días. La mayoría lleva trabajando
con Riley desde el principio; y esto es lo asombroso: ¡muchos
voluntarios aún no saben la identidad de la “Señora del Pavo”!
184 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Sería imposible enumerar los milagros, historias y testimo-


nios de vidas cambiadas por su multiplicación. Muchas perso-
nas han conocido a Jesús, incluido Dave, el esposo de Riley, y
muchos han regresado a la fe. Familias se han reconciliado, y
muchas personas han sido inspiradas, incluyendo trabajado-
res del gobierno, empleados del supermercado, los empleados
del Ejército de Salvación y de la YMCA, voluntarios y, de algún
modo, toda la comunidad.
Permítame compartir varias historias cortas. Uno de los
amigos de Riley es el tesorero de un club local de motocicletas.
Cada año, él les pide que recojan una colecta para la Señora del
Pavo. Realmente se desafían unos a otros a ver quién es el que da
más. El año pasado ella recibió un mensaje de texto después del
día de Acción de Gracias diciendo que los moteros habían au-
mentado su donativo en 3000 dólares más para el día de Acción
de Gracias del próximo año.
Un año, el equipo de la Señora del Pavo decidió donar el exce-
dente a una iglesia local. Eso inspiró a la iglesia a usar el modelo
de Riley para comenzar su propio programa de ayuda a los pobres
durante el día de Acción de Gracias y otros momentos del año.
Los miembros del equipo del Ejército de Salvación que han
sido trasladados a otros estados están deseosos de empezar pro-
gramas con el patrón de Riley. Otros han llegado a su zona y no
se podían aguantar las ganas de aprender sobre el ministerio, ya
que habían escuchado la historia de Riley en lugares lejanos por
los miembros del Ejército de Salvación.
Riley no es pastora, no trabaja para ninguna iglesia, y no es
empresaria ni mujer de negocios. Es esposa, mamá, y creyente
comprometida que asiste fielmente a la iglesia. Es muy consciente
El catalizador 185

del hecho de que sirve a un Dios poderoso que se deleita en su


multiplicación. Me siento honrado de ser amigo de esta pareja.

EL EJEMPLO NÚMERO UNO DE


MULTIPLICACIÓN ETERNA

El servicio motivado por el amor es el catalizador para la mul-


tiplicación. Pensemos en las mejores historias de multiplicación
de la Escritura. Claro, el máximo exponente de todas es Jesús.
Él dice:

Si quieres ser el mayor, entonces vive como alguien lla-


mado a servir a otros. El camino al ascenso y la promi-
nencia llega al tener el corazón de un siervo-esclavo que
sirve a todos. Porque incluso el Hijo del Hombre no vino
esperando que todos le sirvieran, sino que vino para
servir a todos, y para dar su vida como rescate a cambio
de la salvación de muchos. (Marcos 10:43-45, TPT)

Jesús identifica el camino a la verdadera grandeza: buscar


servir, no ser servido. No es de extrañar que identifique su acto
supremo de servicio con estas palabras: “Les digo la verdad, el
grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera,
queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos
nuevos” (Juan 12:24). De nuevo, oímos acerca de plantar (o in-
vertir) y cosechar. Así como un grano de trigo invertido produce
una multitud de granos, la obediencia de Jesús para servir pro-
dujo multitudes de hijos e hijas de Dios. ¡Qué ejemplo! Él abrió
el camino y estableció el nivel, mostrándonos cómo multiplicar
eficazmente. Jesús nos dice:
186 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón,


porque es lo que soy. Y, dado que yo, su Señor y Maes-
tro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies
unos a otros. Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan
lo mismo que yo he hecho con ustedes. (Juan 13:13-15)

Como líder y comunicador, conozco la importancia de la úl-


tima palabra. Es la afirmación o mensaje que dejas a tu lector,
oyente, estudiante, miembro de equipo, empleado, hijo, o cual-
quier otro. Es la idea principal con la que quieres que se queden
tus oyentes al terminar.
En su tiempo en la tierra, ¿cuál fue la palabra final de Jesús?
Es interesante que fue un sermón ilustrado que dio antes de su
crucifixión: el lavado de pies de sus seguidores.
Voy a ser sincero: cuando era un joven creyente me desagra-
daba mucho siempre que alguien sugería en un grupo pequeño:
“Lavémonos los pies unos a otros”. De inmediato pensaba en
una razón trivial para escaparme repentinamente, ¡porque no
me gustaba que los hombres me tocaran los pies!
Años después, me alivió saber que el lavado de pies era más
bien una tradición a la que mis amigos se estaban aferrando.
Un ejemplo paralelo es cuando Moisés puso la serpiente en el
poste (ver Números 21:8-9), y todo el que la miraba era sanado
de la mordedura de las serpientes. Era milagroso y poderoso.
Sin embargo, muchas generaciones después, Israel hizo un ídolo
de esa misma serpiente de bronce (ver 2 Reyes 18:4). Destacaron
el objeto en vez de entender que originalmente, años atrás, el
enfoque fue la obediencia a la instrucción del Señor.
El catalizador 187

En la década de 1980 seguíamos un camino similar en mis


grupos de estudio bíblico. Torcimos la intención del “lavado de
pies”. Nos enfocábamos más en la acción que en lo que represen-
taba. En el primer siglo, los caminos no estaban pavimentados,
los animales eran el único modo de transporte además de cami-
nar, y no había zapatillas de deporte Adidas o Nike. La gente lle-
vaba sandalias o, en muchos casos, no llevaban zapato alguno,
así que sus pies estaban expuestos a mucho polvo, heces de ani-
males y otras suciedades. Es seguro decir que, en ese entorno,
los pies sucios y malolientes alcanzaban un nivel desconocido
para nuestro mundo occidental en la actualidad.
Cuando las personas entraban en la casa de alguien rico, los
siervos o esclavos tenían que lavar los pies de su amo, su familia y
los invitados. En una casa de clase alta típica había varias responsa-
bilidades: establos que cuidar, comida que preparar, habitaciones
que limpiar, entre otras. La tarea de lavar los pies estaba reservada
para el siervo más bajo. En algunos círculos, la designación iba
aún más lejos: esta desagradable tarea se asignaba exclusivamente
a las siervas más bajas, ya que se les consideraba las únicas lo sufi-
cientemente “indignas” para hacer algo tan desagradable.
En la última cena, los doce discípulos estaban en una casa
así, lo suficientemente grande para albergar a todo el equipo de
Jesús en una sola sala. Posiblemente era el hogar más pudiente
de la ciudad. Horas antes, cada uno de estos doce hombres había
recibido su lavado de pies por el siervo más bajo pero, de modo
asombroso, la misma noche Jesús no solo tomó el recipiente y la
jarra de agua, sino que también se quitó la túnica, eliminando
el símbolo de su posición como Maestro, y comenzó a lavar sus
pies. Ellos sabían exactamente lo que estaba ocurriendo y lo que
188 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

representaba. Por el contrario, en la universidad, yo estaba con-


fundido e incluso me disgustaba la práctica porque mis pies es-
taban limpios; acababa de ducharme antes del estudio bíblico.
También me molestaba. ¿Por qué alguien a quien apenas conozco
intenta lavar mis pies?
Si volvemos a leer las palabras de Jesús, adoptarán un signi-
ficado mucho más amplio. Él estaba dejando una última impre-
sión; una que se quedaría con estos discípulos para el resto de
sus vidas. Una última palabra.
En resumen, para ser grandes debemos ocupar voluntaria-
mente el lugar del siervo más bajo. ¿Podría ser esta la razón por
la que Jesús dice: “soy manso y humilde de corazón” (Mateo
11:29, RVR-60).
Tardé bastante en entender realmente esto. En mis prime-
ros días de creyente parecía que muchos veíamos el ministerio
como justamente lo contrario. Nuestra creencia sobreentendida
era: “La relevancia no se obtiene hasta que no estás hablando o
liderando a muchos”. Servir era para las personas en las posicio-
nes más bajas de nuestra iglesia. Si trabajabas duro, finalmente
serías una persona de relevancia. ¡Pero qué torcida estaba nues-
tra percepción!
¡Estoy muy agradecido por la paciencia del Espíritu Santo
en el proceso de madurez! Él transformó mi pensamiento, pero
tardé un tiempo. Como dije antes, mis primeros cuatro años de
ministerio tuvieron que ver principalmente con ocuparme de
las necesidades personales de nuestro pastor.
Un día, mientras estaba haciendo un recado, el Espíritu
de Dios me susurró: “Hijo, si te promuevo, será a un puesto de
mayor servicio. Si metes la pata ahora, es una camisa limpiada
El catalizador 189

en seco. En el ministerio público no será una camisa que pue-


das reemplazar; se tratará de vidas, las personas a las que yo
amo dañadas”. Sus palabras captaron mi atención. No solo me
dijo que las posiciones más altas incluían responsabilidades de
mayor servicio, sino que también me habló de la importancia de
ser siempre fiel en las cosas pequeñas. Mi nivel de servicio no
cambiaría con la verdadera riqueza: las personas.

Rebeca
Un ejemplo fascinante de multiplicación de un servicio desinte-
resado en el Antiguo Testamento lo vemos en Rebeca. Repase-
mos brevemente la historia.
Abraham envió a su siervo de mayor confianza de regreso
al país que había dejado para encontrar una esposa para su he-
redero: Isaac. El siervo se fue enseguida, llevando consigo diez
camellos para el largo viaje.
A su llegada, el siervo de Abraham se dio cuenta de que era la
hora del día en que las mujeres jóvenes salían al pozo de la comu-
nidad a sacar agua. Él oró: “Mi petición es la siguiente: yo le diré a
una de ellas: ‘Por favor, deme de beber de su cántaro’; si ella dice:
‘Sí, beba usted, ¡y también daré de beber a sus camellos!’, que sea
ella la que has elegido como esposa para Isaac” (Génesis 24:14).
Antes de terminar de orar, Rebeca se acercó con su cántaro,
así que él le pidió de beber. Lo que ocurre después es espectacular:

Sí, mi señor, beba –respondió ella. Enseguida bajó su


cántaro del hombro y le dio de beber. Después de darle
de beber, dijo: –También sacaré agua para sus came-
llos y les daré de beber hasta que se sacien. Así que,
190 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

de inmediato, vació su cántaro en el bebedero y volvió


corriendo al pozo a sacar agua para todos los camellos.
(Génesis 24:18-20)

El siervo la observaba en silencio hasta que sacó agua su-


ficiente para los diez camellos. En estos pocos versículos en-
contramos unos rasgos a destacar en el servicio de Rebeca. Los
enumeraré uno por uno:
• Entusiasta. No iba arrastrando sus pies. Lo hizo todo
rápidamente, incluso corrió de ida y regreso hasta el pozo.
Servir lentamente o por conveniencia no es un verdadero
servicio. ¿Alguna vez ha observado a personas sirviendo,
pero lo hacen de forma muy aletargada y con una actitud
que muestra: “estoy cansado de todo este trabajo”? Esa
no es Rebeca ni ningún verdadero siervo. Los verdaderos
siervos tienen una actitud de disposición y energía, que es
evidente en sus acciones.
• La milla extra. Los siervos sobresalen. Rebeca hizo más de
lo que se le pidió. Como la mayoría de nosotros no tenemos
camellos ni vivimos en un desierto del Medio Oriente, no
entendemos este factor que hace que el servicio de Rebeca
sea incluso más asombroso. Tras un largo viaje, un camello
típico sediento se puede beber entre cien y doscientos litros
de agua. ¡El siervo de Abraham tenía diez camellos! Haga-
mos las cuentas: si cada camello se bebió solo cien litros,
eso significa que Rebeca tuvo que cargar mil litros de agua
desde el pozo. Si un cántaro normalmente contenía veinte
litros, tuvo que hacer cincuenta viajes al pozo.
El catalizador 191

¡Pero es aún más asombroso! Había dos tipos de pozos en


aquellos tiempos. Uno permitía atar una cuerda al cántaro y ba-
jarlo desde la superficie hasta el nivel de agua del pozo. El otro
exigía bajar entre veinte y treinta peldaños hasta llegar al nivel de
agua. ¿Sabemos qué tipo de pozo estaba usando Rebeca? Claro
que sí, el segundo, porque después cuando el siervo le contó a
su familia lo que había hecho Rebeca, dijo: “Ella descendió hasta
el manantial y sacó agua” (versículo 45). No solo hizo cincuenta
viajes con veinte litros de agua sobre sus hombros, sino que lo
hizo mientras subía y bajaba esos peldaños en cada viaje. Y ten-
gamos en mente que se ofreció voluntaria para hacer eso, ¡sin
que nadie se lo pidiera! Lo cual nos lleva al siguiente punto.
• Atenta. Un verdadero siervo no espera a que se lo pidan
cuando una necesidad es evidente; él o ella actúa de in-
mediato. En todos mis años de experiencia, es bastante
evidente que cuando las personas esperan siempre a que
les pidas hacer algo, no multiplican. Los que siempre son
los primeros en pasar a la acción son los que aumentan.
• Comprometida. Aunque la tarea era difícil, Rebeca fue
diligente en su servicio. Con los años he observado un
patrón: mientras más dura es la tarea, más rápidamente
disminuyen las grandes actitudes; es la naturaleza hu-
mana. Sin embargo, tenemos la naturaleza de Jesucristo.
Él nunca se rindió, ni siquiera cuando tuvo que soportar
una resistencia y dificultades inimaginables. Viva según la
naturaleza de Jesús ¡y deje que Rebeca le inspire!
• Decidida a terminar la tarea. Rebeca no se detuvo hasta
que terminó la tarea. No se rindió. Hacer el noventa y
nueve por ciento de una tarea no es terminar una tarea.
192 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Recordamos que Saúl hizo precisamente eso en la bata-


lla de los amalecitas: cuando mató a decenas de miles de
personas, pero perdonó a uno, Dios no recompensó sus
esfuerzos (ver 1 Samuel 15). Rebeca hizo todo lo que hizo
sin saber que había una recompensa por su labor. Esta es
la verdadera señal del servicio: los siervos no trabajan con
el propósito de obtener la recompensa, sino que ven el
acto de servir como su propia recompensa. Les encanta el
gozo, la sensación de satisfacción y la realización que les
produce el hecho de servir. Si hay una recompensa, es solo
una bendición añadida, no la motivación. La recompensa
de Rebeca fue magnífica. No se dio cuenta de que los diez
camellos llevaban tesoros y regalos para ella, y que se casa-
ría con un hombre piadoso. Pero nada de eso fue el premio
más importante: la recompensa mejor era que entró en la
promesa de Abraham. Sería la madre de muchas naciones.
Todas las naciones serían benditas a través de ella. Rebeca
multiplicó de manera muy importante.

OTROS EJEMPLOS

Hay muchos otros ejemplos bíblicos de multiplicación eterna


resultante de un corazón de servicio. Estos son algunos más que
puede investigar en detalle durante su tiempo de estudio personal.

Rut
Parecido a Rebeca, la moabita Rut recibió tres veces la petición
de su suegra Noemí para que se volviera a su tierra natal. Pero
Rut rehusó, diciendo:
El catalizador 193

No me pidas que te deje y regrese a mi pueblo. A donde


tú vayas, yo iré; dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu
pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. (Rut 1:16)

Rut, muy parecido a Rebeca, estuvo dispuesta a ir la milla


extra, trabajar duro y mantener su compromiso, aún cuando las
cosas se pusieron difíciles. El camino de Rut probablemente fue
más difícil que el de Rebeca. Como era moabita, es muy posible
que los ciudadanos de la ciudad la persiguieran por su raza y su
procedencia. Pero ella soportó todas las dificultades para servir
fielmente a su suegra.
¿Cuál fue el resultado? Se convirtió en la ascendiente de mu-
chos nobles, incluidos el rey David, el rey Salomón y todos los
reyes de Judá. Más importante aún, entró en el linaje de Jesús.
También ella entró en el pacto de multiplicación eterna prome-
tido a Abraham.

Eliseo
Eliseo estaba decidido a permanecer junto a Elías y servirlo, aún
cuando Elías lo alentó tres veces a que se fuera. Incluso cuando
los demás profetas, más de una vez, se burlaron y lo menospre-
ciaron porque estaba perdiendo su tiempo sirviendo a Elías, Eli-
seo se quedó. El análisis de los demás parecía lógico, ya que ellos
se habían convertido en profetas a tiempo completo, ganando
estatus y experiencia. ¿Cuál sería la suerte de Eliseo cuando
Elías fuera tomado? ¿Habría malgastado sus años sirviendo a
Elías sin ninguna oportunidad de formar su propio ministerio?
Esa era la lógica de los otros profetas, pero Eliseo no los escu-
chaba. En cambio, con bastante firmeza les dijo cada una de las
194 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

veces “¡que se callaran!” (ver 2 Reyes 2). No podrían impedir


que sirviera y terminara su tarea.
La conducta de Eliseo fue similar a la de Rebeca y Rut. ¿Cuál
fue el resultado? Terminó haciendo el doble de milagros que
Elías y pudo hacer lo que Elías no pudo: terminar con la dinastía
de Jezabel. ¡Él multiplicó!

Giezi
Giezi tuvo la oportunidad de multiplicar la obra de Eliseo, pero
no tenía el corazón de un siervo. Fue egoísta y codicioso, así que
no multiplicó eficazmente (ver 2 Reyes 5).

X
En el Nuevo Testamento vemos hombres que servían las
mesas de las viudas. Se tomaron la responsabilidad en serio. Se
impusieron manos sobre ellos para asegurar que se haría bien
la tarea. El resultado fue impresionante, porque en el libro de
Hechos leemos esta asombrosa afirmación:

Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discí-


pulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén.
(Hechos 6:7, RVR-60)

¿Qué fue tan asombroso? Diga estas palabras en voz alta:


“multiplicaba grandemente”. ¡Piense en esto! Estas palabras no
se usaron después del clásico mensaje de Pedro que resultó en
tres mil nacidos de nuevo el día de Pentecostés. No, se usa la pa-
labra añadieron (ver Hechos 2:41). Al describir las conversiones
diarias, vemos de nuevo la palabra añadía (ver Hechos 2:47). Es
El catalizador 195

lo mismo en el caso de los cinco mil que dieron sus vidas a Jesús
poco después (vemos Hechos 4:4).
La palabra multiplicaba no se usó hasta el capítulo 6 de He-
chos, cuando toda la iglesia se puso en acción para edificar el
reino.
Hoy, la multiplicación comienza cuando personas como
Stan, Mike, Phil, Riley y Dave entran en su lugar de servicio
y usan sus dones. Es entonces cuando oímos sobre multiplicar
grandemente.

EL ELEMENTO CRÍTICO

¿Entiende ahora el ingrediente crítico para una multiplicación efi-


caz? Piense de nuevo en nuestros amigos Riley y Dave a la luz de
lo que hemos visto en la Escritura. Esta pareja, que ha implemen-
tado estrategias inspiradas y ha servido bien, ya ha impactado
a decenas de miles de personas. Se han convertido en grandes
según las palabras de Jesús. Lo mismo ocurre con Stan, Mike,
Phil y Dana. Todos ellos tienen el rasgo de ser verdaderos siervos.
Sin embargo, por favor, oiga estas importantes palabras:
Usted puede multiplicar egoístamente, pero su impacto no será
eterno. Hay personas que están multiplicando, pero un día
verán cómo todos sus esfuerzos se queman porque están mo-
tivados por la ganancia personal. Esto se ilustra en la parábola
que contó Jesús acerca del hombre que construyó graneros más
grandes. El hombre se felicitó de manera engreída diciendo:
“¡Relájate! ¡Come y bebe y diviértete!, porque poseo todo lo que
necesito y más”. Pero esta historia no terminó bien, ya que todos
sus logros se desvanecieron en un momento.
196 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

El mensaje principal de este libro no tiene la intención de


darle la fe para multiplicar con el propósito de acumular tesoros
para usted, sino el de animarle a dar su vida en servicio a otros.
Jesús declara que cuando hacemos esto, todas las cosas que los in-
crédulos persiguen simplemente nos serán añadidas (ver Mateo
6:33). Sé esto porque lo he experimentado de primera mano.
Regresemos a la historia de Lisa y mía con respecto a nuestra
primera iglesia. Como resultado de estar en este entorno tóxico
durante seis años, yo adquirí actitudes insanas sobre la multi-
plicación. Poco después de irme, uno de los muchos encuentros
transformadores y liberadores con el Espíritu Santo se produjo
una mañana mientras conducía mi automóvil. Él me dijo: “Hijo,
no me busques por las bendiciones. Deja que yo te las dé”.
De inmediato pensé en Mateo 6:33: “Busquen el reino de
Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les
dará todo lo que necesiten”. Las palabras del Espíritu me dieron
la perspectiva correcta y me ayudaron a erradicar las tendencias
egoístas residuales.
Estoy muy agradecido con Dios. Sé lo que es ser egoísta y
codicioso: la infelicidad, el estrés y la distancia de la presencia
de Dios. Haber conocido sus caminos y su corazón, buscar pri-
mero edificar el reino, me ha producido mucho gozo, paz y su
presencia en la vida cotidiana.

X
Ahora hemos llegado al punto en el que deberíamos pre-
guntar: ¿cómo multiplicamos cuando no somos los líderes de
nuestro propio trabajo, sino que servimos en el equipo de otro?
Respondamos esta pregunta en el siguiente capítulo y, al ha-
cerlo, veremos los grandes beneficios.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. Jesús identifica servir como el camino a la verdadera
grandeza. ¿Cómo demostró Jesús el servicio? ¿Cuáles
fueron los resultados de su servicio? ¿En qué se dife-
rencia el camino de Dios hacia la grandeza, del ca-
mino del mundo?

2. Recuerde la historia de Rebeca. ¿Cuáles fueron los


rasgos destacados de su servicio?

3. Usted puede multiplicar de manera egoísta, pero su


impacto no será eterno. ¿Cuál es la diferencia entre
servir para conseguir y servir para dar? ¿Por qué es
importante servir desinteresadamente?
Por tanto, os ruego que me
imitéis. Por esto mismo…
—1 Corintios 4:16-17, rvr- 60
11

Imítenme a mí

A
ntes de pasar a discutir sobre lo que obstaculiza la
multiplicación y lo que la fomenta, tenemos un área
importante más que tratar. ¿Cómo multiplicamos
cuando estamos empleados o estamos sirviendo a otro? Situa-
ción que para muchos de nosotros, la mayoría de las veces, es
exactamente donde nos encontramos.
Para hablar de esto me enfocaré en el área específica del mi-
nisterio, pero estos principios se pueden aplicar a cualquier posi-
ción que usted pueda tener en el ámbito empresarial, laboral, la
educación, el cuidado de la salud, el gobierno, las comunicaciones,
el deporte, las artes, y cualquier otro lugar en el mundo actual.
Pablo dice: “Ahora bien, se requiere de los administradores,
que cada uno sea hallado fiel” (1 Corintios 4:2, RVR-60). Como
hemos establecido por la Escritura, una de las principales carac-
terísticas de ser fiel es multiplicar. Pocos versículos después en
su carta, Pablo establece un componente clave para la multipli-
cación en masa. Escribe:

Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no ten-


dréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engen-
dré por medio del evangelio. (1 Corintios 4:15, RVR-60)
200 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Pablo es un padre para la iglesia corintia. Como dice este


versículo, un padre ciertamente es alguien que guía a otro a la
fe; sin embargo, un padre se puede definir de otras formas. En la
Escritura, un padre se define más frecuentemente como alguien
que no está involucrado en la conversión.
Este mismo Pablo, hablando a la iglesia gálata, hace esta afir-
mación: “y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contempo-
ráneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones
de mis padres” (Gálatas 1:14, RVR-60). Pablo no se está refiriendo
a una sola persona, ya que usa la palabra padres. Esto también
confirma su afirmación “no tendréis muchos padres”. La palabra
muchos se define en griego como “mucho de número”. Esto mues-
tra que podemos tener más de un “padre” en nuestra vida.
Pablo frecuentemente se refiere a Timoteo como su “hijo”;
sin embargo, no guió a Timoteo a la salvación, porque leemos
que Pablo fue “a Listra, donde había un discípulo joven llamado
Timoteo. Su madre era una creyente judía, pero su padre era
griego. Los creyentes de Listra e Iconio tenían un buen concepto
de Timoteo” (Hechos 16:1-2). Está claro que Timoteo ya era un
creyente establecido cuando Pablo lo conoció por primera vez.
Si miramos el Antiguo Testamento, David se refiere a su
líder duro y severo como “padre mío” (1 Samuel 24:11), y Eliseo
se refiere a su líder como “padre mío” (2 Reyes 2:12). Elías dice
que no es mejor que ninguno de sus “padres” (ver 1 Reyes 19:4,
RVR-60), y la larga lista continúa.
Para el tema de este libro, no tengo la intención de explicar
a fondo qué es un padre, sino más bien mostrar a quién puede
representar un padre. Un padre es alguien que aporta liderazgo,
educación y cultura a un individuo u organización. Para los pro-
pósitos de nuestra discusión, un padre podría tener varias posi-
Imítenme a mí 201

ciones: el dueño de una empresa para la que usted trabaja, su jefe


de departamento, su pastor, su líder de grupo pequeño, el super-
visor de su movimiento, su profesor, su entrenador, el médico al
que sirve... y esta es la lista corta. Por supuesto, probablemente
haya concluido que un “padre” en estas situaciones podría fácil-
mente ser una mujer. Por lo tanto, al referirme a los padres tam-
bién estoy incluyendo a las mujeres que cumplen esta función.

DISTINTAS OPERACIONES

Pablo, como padre de la iglesia corintia, enseña en el siguiente


versículo: “Por tanto, os ruego que me imitéis” (1 Corintios 4:16,
RVR-60).
Pablo no dice: “Imítenme a mí, así como yo imito a Cristo”
(el sí que dice esto después en el capítulo 11). Sin embargo, aquí
la instrucción simplemente es “imítenme”. Hay una buena razón
para esto y se revela en la siguiente afirmación:

Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo


amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proce-
der en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y
en todas las iglesias. (1 Corintios 4:17, RVR-60)

Sus palabras iniciales (“Por esto mismo”) son importantes.


Pablo acaba de decir a sus lectores que lo imiten, y para asegu-
rarse de que no haya ninguna desconexión en visión, métodos,
cultura y convicciones, está enviando a su hijo fiel. ¿Cuál es el
indicador de un hijo fiel? Un hijo o hija fiel multiplicará el proce-
der de su padre. Hablaré de esto con más detalle en breve, pero
primero pensemos en esto: Pablo no escribe a la iglesia corintia
202 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

diciendo que Timoteo “les recordará el proceder en Cristo del


apóstol Pedro”. ¿Era Pedro un auténtico líder en la iglesia? Por
supuesto que sí. ¿Era un líder piadoso y ungido? De nuevo, sí.
¡Tiene dos libros en la Biblia! ¿Era Pedro un apóstol desde antes
que Pablo? De nuevo, sí.
Además, Pablo no escribe que Timoteo “les recordará el pro-
ceder en Cristo del apóstol Santiago”. Al igual que Pedro, Santiago
era un líder genuino en la iglesia, había sido apóstol desde antes
que Pablo, y era un líder fiable. También tiene un libro en la Biblia
y servía como supervisor principal de la iglesia en Jerusalén.
¿Actuaban tanto Pedro como Santiago de forma distinta
a Pablo? Sí. Entonces, ¿los escritos y los caminos de Pablo in-
validaban los de Pedro y Santiago? ¡Por supuesto que no! Sin
embargo, el proceder de ellos no era apropiado para la iglesia
corintia donde Pablo era el padre espiritual.
Pablo estaba en el proceso de establecer su cultura en la
iglesia corintia. Sus métodos eran distintos a los de los otros
“padres”, pero todos eran veraces con respecto a las creencias y
enseñanzas fundamentales de Cristo. Aun así, cada uno de ellos
tenía métodos distintos, formas de proceder y convicciones que
tenían la intención de conseguir la tarea de hacer discípulos a
todas las naciones.
Esto destaca una verdad con la que muchos creyentes no
están familiarizados: una falta de consciencia que a menudo es
la fuente de divisiones dañinas entre el cuerpo de Cristo. Esta
es la verdad: hay diferentes operaciones en la iglesia. En otras
palabras, hay distintas maneras de alcanzar la misma meta de
avanzar el reino.
Pablo enseña a la iglesia corintia:
Imítenme a mí 203

Hay variedades peculiares de operar [de trabajar para


alcanzar cosas], pero es el mismo Dios quien las inspira
y vigoriza todas. (1 Corintios 12:6, AMP)

Al viajar en el ministerio a tiempo completo durante treinta


años, he visto de primera mano la variedad de culturas, mé-
todos y convicciones en la iglesia global; sin embargo, puedo
sentir la presencia de Jesús en cada atmósfera.
Pablo usa frecuentemente términos militares para enseñar a
la iglesia. No son solo imágenes; verdaderamente somos miem-
bros del ejército de Dios en la tierra. Seguiré su guía para ilus-
trar las distintas operaciones de ministerios. Nuestro ejército
en los Estados Unidos consiste en diversas ramas. Tenemos la
Fuerza Armada, Fuerza Naval, Fuerza Aérea, los Marine, Guar-
dia Costera y la Fuerza Espacial. Estas ramas tienen distintos
procedimientos y métodos para lograr sus metas y responsabili-
dades. Estas ramas, sin embargo, están del mismo lado cuando
se trata de proteger y servir a nuestra nación.
A un cadete de la Fuerza Aérea se le entrenará especialmente
como un miembro funcional de la Fuerza Aérea de los Estados
Unidos. Una gran parte de énfasis de instrucción tendrá que
ver con operaciones tácticas aéreas, porque su rama de servicio
opera principalmente en el cielo. Si este cadete fuera transfe-
rido a la Fuerza Naval, necesitaría un nuevo entrenamiento. Por
supuesto, hay muchas técnicas fundamentales que sirven para
ambas ramas; sin embargo, como la Fuerza Naval opera princi-
palmente en el mar, este exmiembro de las Fuerzas Aéreas ten-
dría que aprender muchas maniobras operativas y estrategias
militares nuevas.
204 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Es parecido en el reino de Dios. Esta es una ilustración hi-


potética. Digamos que los nombres de sus pastores principales
son Joe y Terri Anderson. Ellos y su equipo de líderes, por la
gracia de Dios, han conseguido tener mil ochocientos miembros
en su iglesia, y al hacerlo, han establecido maneras (métodos y
cultura) que son únicas de su estilo de liderazgo. El fruto de su
iglesia ha afectado a su comunidad de una forma notable. Tiene
un reconocimiento local, pero hasta ahí llega.
Ahora, en otro lugar, digamos que hay una iglesia muy popu-
lar que alberga a decenas de miles de miembros con un reconoci-
miento global. Los nombres de sus pastores principales son Kevin
y Marissa Smith. Ellos están asentando tendencias y dirigiendo
con nuevas tácticas de ministerio frescas que están influenciando
a muchas más personas que sus pastores. ¿Qué maneras va a se-
guir usted, las de los Smith o las de sus pastores, los Anderson?
Quizá se vea tentado a seguir las maneras de los líderes
globales populares e intentar persuadir a sus líderes para que
adopten sus métodos. Si cede a esta tentación, yo diría que no
está siendo un siervo fiel de Jesucristo, sino que, en cambio, está
fomentando la desunión, división e incluso la disensión. Usted,
como los corintios, debería buscar conocer y seguir los métodos
y la cultura de sus líderes por causa de la unidad. La realidad es
que los Smith no son sus líderes. Son los Anderson.
Durante mis años de viajes por todo el mundo, observando el
cuerpo de Cristo a vista de pájaro, he podido ver frecuentes tra-
gedias derivadas de no ser conscientes de esta verdad fundacio-
nal. He observado a los que han ido a escuelas de entrenamiento
bíblico o de liderazgo que tienen una cultura distinta a la de la
iglesia donde crecieron. A menudo, estas escuelas están conec-
Imítenme a mí 205

tadas a una iglesia mayor, la cual establece la cultura global. Los


estudiantes experimentan las operaciones de la iglesia tanto en la
escuela como en las experiencias de adoración del fin de semana.
Tras la graduación, los estudiantes regresan a casa llenos de
pasión y se esfuerzan por cambiar la cultura y los métodos de su
iglesia. Aunque quizá tengan razón en creer que las formas que
han aprendido son más relevantes y eficaces, si son demasiado
persistentes pueden convertirse fácilmente en un obstáculo para
la unidad global de la misión de su iglesia local.
Si la organización rechaza los métodos sugeridos de los
exalumnos, lo mejor sería para todas las partes que los alumnos
oraran y buscaran a Dios para ver si deberían irse a otra iglesia, o
someterse de todo corazón a la cultura y los métodos de su líder.
Si se van, deberían hacerlo de una forma que no dañe a su
iglesia local. Por lo general, lo mejor es que se vayan de la región.
Dios siempre puede llevar otro líder a la zona que pueda co-
menzar de cero, y evitar apartar a personas de la iglesia original
debido a relaciones existentes.

HIJO FIEL

Ahora tratemos el asunto de que el apóstol Pablo llama a Ti-


moteo “hijo fiel”. Como ya hemos dicho, un hijo fiel buscará
multiplicar el proceder de su padre. Es muy probable que usted
tenga dones que su líder no tiene; la pregunta es: ¿está usted
multiplicando sus dones en línea con su corazón? ¿Coincide el
motivo subyacente de su multiplicación con sus convicciones y
cultura, o está luchando para establecer su propio proceder que
es contraproducente y contrario a su corazón?
206 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

¿Cómo se hace esto en la práctica? De dos maneras: primero,


buscando usar sus dones para replicar el resultado de su líder si
él estuviera en su posición con sus dones particulares. Esto no
significa que deba comprometer su tarea específica convirtién-
dose en un clon de su líder. Esto es lo que quiero decir: suponga-
mos que usted es el pastor de jóvenes. Usted no alcanzará a los
jóvenes de su comunidad clonando la reunión del domingo por
la mañana de su pastor.
Es sabio adaptar su reunión de tal modo que llegue a la gente
joven, pero a la vez hacerlo con el corazón de su pastor. Esto
solo se puede lograr mediante la comunicación con él. Debe-
rían tener discusiones abiertas sobre sus estrategias y métodos.
Cuando escuche sus respuestas, debería oír sus respuestas y ver
cómo su corazón encaja en los parámetros de usted.
Para hacer esto de forma eficaz, tiene que haber una conver-
sación abierta y honesta. Si ve que está implementando algo de
lo que “espera que su pastor no se entere o se dé cuenta”, ya sabe
que está recorriendo un camino destructivo. Si tiene dudas, dí-
gaselo; sea específico para que él pueda oír exactamente lo que
a usted le preocupa. Puede que sea sabio pedir que él esté en
una de sus reuniones de jóvenes. Si a él le cuesta aceptar sus
métodos, explíquele el “porqué” de los mismos. Si aun así está
incómodo, entonces busquen de inmediato un plan en el que
ambos estén de acuerdo.
La segunda manera en que se hace esto es reproduciéndose
usted. Supongamos que usted dirige el grupo de jóvenes más
grande de la ciudad. Eso es genial; Dios está bendiciendo sus mé-
todos, y su don en su vida está atrayendo a personas. Pero ¿está
usted buscando a otros con dones similares e impartiéndoles la sa-
Imítenme a mí 207

biduría y las formas que usted ha aprendido? ¿Está desarrollando


a varios pastores de jóvenes potenciales? Al hacerlo, si su “padre”
declara que la iglesia empezará ahora un nuevo campus en otra
parte de la ciudad, usted ya tiene a personas entrenadas y listas
para ir. Creo que una de las razones por las que muchas iglesias
no pueden empezar campus en otras partes de la ciudad, o plan-
tar nuevas iglesias en otra región, es porque los que están en posi-
ciones por debajo del pastor principal no se están reproduciendo.
Quizá usted es el mejor técnico de sonido, editor de video,
pastor de niños, líder de alabanza, guitarrista, comunicador,
ujier, o uno de los demás puestos de la plantilla, pero esto por sí
solo no define el verdadero éxito del reino. El verdadero signifi-
cado radica en reproducirse usted. Pregúntese: ¿Estoy orando y
buscando a otros con dones similares a los míos? Cuando los haya
localizado, ¿está enseñando, entrenando y sacando los dones de
ellos mientras les imparte su corazón de padre?
Estas son las dos formas principales de ser fiel cuando servi-
mos a la visión de otro. Debemos recordar que Jesús dice enfáti-
camente: “Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que
es vuestro?” (Lucas 16:12, RVR-60)
Repitamos las palabras de Jesús usando su propia definición
de fiel: “Si no ha multiplicado lo que es de otro hombre, quién
le dará lo suyo propio?”. O “Si no ha multiplicado el proceder
de sus líderes, su cultura, fortaleza, visión, recursos y, princi-
palmente, su corazón, ¿quién le dará lo suyo?”. Digámoslo de
otra forma: “Si no ha dedicado sus fuerzas, inteligencia, ener-
gía y corazón a expandir su área de responsabilidad, ¿quién le
dará su propio ministerio?”. Esto es serio cuando se dice de estas
maneras.
208 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

En mis viajes, aquellos con los que me reúno que tienen


éxito, en algún momento fueron fieles con lo que le pertene-
cía a otro. Frecuentemente he preguntado cómo comenzaron,
y nunca he encontrado a nadie que ahora esté experimentando
un verdadero éxito que no haya sido fiel primero con lo que le
pertenecía a su padre o padres.

MI MAYOR LUCHA

Cuando era joven en el ministerio, mi mayor lucha era una in-


seguridad oculta que me llevaba a querer ser conocido e im-
portante. Tenía que demostrar a otros, y principalmente a mí
mismo, que yo era un líder con ideas originales. Desde enton-
ces he sabido que muchos líderes potenciales luchan con esta
misma inseguridad, y si no se trata con ella a nivel del corazón,
más adelante puede conducir a su caída.
Yo era pastor de jóvenes en una gran ciudad para una de
las iglesias de más rápido crecimiento de la nación, y nuestro
equipo había pensado en una manera de alcanzar a cada uno de
los estudiantes de secundaria de la ciudad. Era un plan único y
muy bueno. El futuro de nuestro grupo de jóvenes giraría por
completo en torno a esta iniciativa, para la que mis asistentes y
yo habíamos dedicado ocho meses a desarrollar una estrategia.
Yo había compartido la visión con nuestro grupo de jóvenes y a
ellos les había encantado.
Pero cuando se acercaba el lanzamiento del plan, descubrí
que era contrario al corazón de mi pastor. Él pidió que no ejecutá-
ramos el programa. Argumenté con él durante aproximadamente
veinte minutos, pero él no cambió de opinión. No se me ocurría
Imítenme a mí 209

qué más decir, así que finalmente cerré la boca pero estaba furioso.
Ocho meses de trabajo a la basura, un gran plan destrozado, pero
lo peor de todo era que toda nuestra visión estaba construida en
torno a ese programa. Teníamos que comenzar totalmente desde
cero. ¿Cómo se lo iba a decir a nuestros veinticuatro líderes y a
todo el grupo de jóvenes? Habían trabajado mucho.
Devastado, acudí a Lisa en busca de consuelo. Tras expo-
nerle mis frustraciones, ella me respondió dulcemente: “Bueno,
John, parece que Dios está intentando enseñarte algo”. ¡Ahora
estaba enojado con mi pastor y con mi esposa!
Procedí a alejarme de Lisa, ya que a mi parecer no me estaba
ayudando mucho. Pensé que ese era el mejor plan del mundo
para alcanzar a muchos estudiantes de secundaria perdidos. Mi
pastor y mi esposa deben estar totalmente ciegos; al menos, ¡eso
es lo que yo pensaba! Me sentía solo y frustrado, y definitiva-
mente desconsolado. En un punto, incluso pensé que era una
pesadilla y que pronto me despertaría y todo volvería a ser nor-
mal. ¿Realmente podía estar sucediendo esto?
En ese momento Dios habló claramente a mi corazón, di-
ciéndome: “Hijo, cuando te juzgue por tu tiempo de ser pastor
de jóvenes, no te juzgaré primero por cuántas personas ganaste
para mí. Primero te juzgaré por lo fiel que fuiste con el hombre
que puse sobre ti”.
Esas palabras me remataron, pero no tanto como su siguiente
afirmación. Dijo con firmeza en mi corazón: “Puedes ganar a cada
estudiante de secundaria de toda la ciudad para mí y perder todo
el crédito y las recompensas de tu labor por ser infiel a tu pastor”.
De repente comencé a temblar de temor santo. De inmediato
me arrepentí y pedí perdón, y llamé a mi pastor e hice lo mismo con
210 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

él. Al colgar el teléfono y meditar en lo que había ocurrido, el Señor


de repente me dio una visión. Me vi con cara mustia entrando en la
reunión con nuestros veinticuatro líderes. Estaba triste y cargado,
y con disgusto en mi voz anuncié: “Muchachos, saben que hemos
trabajado en esto durante meses; es la visión de nuestro grupo de
jóvenes, pero nuestro pastor principal rechazó el programa. Todo
aquello en lo que hemos estado trabajando no se llevará a cabo”.
Vi sus cabezas agachadas por el disgusto, los ojos y la boca
de otros abiertas por el descrédito. Todos estaban sorprendidos
y decepcionados. Yo sabía en esta visión que todos estaban eno-
jados con nuestro pastor principal, y nos veía a todos nosotros
como víctimas de su falta de creatividad.
Dios me preguntó si eso era lo que pretendía hacer. Yo res-
pondí: “¡No, Señor! ¡No, Señor! ¡No, Señor!”. Sabía que Él estaba
tratando mi actitud y la postura de mi corazón. Esta visión que
Él me había dado me mostró que aún no tenía el corazón de mi
padre. De inmediato me arrepentí a un nivel más profundo.
Recuerdo unos días después que entré en la reunión con
mis líderes. Ahora que tenía un temor santo ardiendo en mi
corazón, tenía otro brío en mis pasos, un guiño en mis ojos, y
una chispa en mi voz. Dije con gran entusiasmo: “Muchachos,
¡tengo grandes noticias! Nuestro pastor principal ha impedido
que diéramos a luz a un Ismael. Ha declarado que en lo que
hemos estado trabajando no es la dirección en la que quiere que
vaya esta iglesia, ¡así que vamos a descartar el programa!”.
Todos ellos de inmediato respondieron con gozo. Algunos
sonrieron, otros se chocaron los cinco, y el resto dio un grito de
aprobación. Cada uno de ellos captó mi corazón, porque final-
mente yo había entendido el corazón de mi pastor.
Imítenme a mí 211

Un año después, volví a ser probado con otro proyecto im-


portante en el que habíamos trabajado durante unos meses. Esta
vez mi pastor lo sabía y había estado de acuerdo con nuestra
dirección; sin embargo, cambió de idea tres meses después de
haber comenzado el proyecto. De nuevo, era un cambio drás-
tico de ritmo, y se disculpó. Yo lo manejé con una actitud to-
talmente distinta a como lo hice antes. Lo cancelé, no presioné,
ni argumenté ni expuse mi desacuerdo. Recuerdo claramente la
diferencia que sentí; la satisfacción de poder estar de acuerdo,
cuando de hecho, yo habría preferido seguir con el plan original
si me hubiera dado la oportunidad.
De nuevo, les presenté a mis líderes la cancelación de nuestro
proyecto, como si hubiera sido idea mía. Dios bendijo nuestro
grupo de jóvenes. Se multiplicó tres veces en tamaño durante
los dos años que estuve en ese puesto.
Estoy convencido de que no estaría donde estoy hoy si hubiera
fallado en esas pruebas. Puedo decir lo que hubiera sucedido, por-
que el Espíritu Santo me lo ha mostrado. Yo finalmente habría
cancelado el programa porque no habría tenido otra opción. Lo
habría hecho con una actitud que hubiera contagiado a mis lí-
deres, envenenándolos con ella. Finalmente me habría ido de la
iglesia y, por los dones que hay en mi vida, habría impactado a un
grupo pequeño de personas. Pero nunca habría tenido el ministe-
rio que tenemos ahora, hablando y escribiendo para millones de
personas en todo el mundo. ¿Por qué? Porque no fui fiel en lo que
era de otro, y no se me habría confiado una misión dada por Dios.
No fue fácil aprender esto. Como yo era un líder de persona-
lidad tipo A, mi tendencia habría sido luchar por lo que pensaba
que era lo mejor. Pero aprendí que Dios estaba más interesado
212 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

en mi carácter que en mis resultados. Él quería que estuviera


establecido un fundamento firme antes de confiarnos a Lisa y a
mí nuestra propia misión.
Mi querido amigo, usted también es un líder. Si caminamos
en el camino de Dios, Él ha prometido a todos sus hijos opor-
tunidades de liderazgo. Estamos puestos “por cabeza, y no por
cola”, y estamos “encima solamente y no debajo” (ver Deutero-
nomio 28:13, RVR-60). Por favor, no dé coces contra el aguijón,
como hice yo. Aprenda de mí para que usted también pueda
avanzar en la responsabilidad del reino.

LA IMPORTANCIA DE LA UNIDAD

Una organización debe estar unida para multiplicar. Una de las


partes más reveladoras de la Biblia se encuentra en el libro de
Génesis. Un grupo de personas impías se propuso hacer algo
que era casi inalcanzable para las personas de su tiempo: cons-
truir una torre que llegara hasta el cielo. Sin embargo, escuche-
mos lo que dijo el Dios Todopoderoso:

He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo len-


guaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir
ahora de lo que han pensado hacer. (Génesis 11:6, RVR-60)

Recordemos quién está hablando aquí: es Dios mismo. Es-


cuchemos sus palabras: “Nada les hará desistir ahora de lo que
han pensado hacer”. ¿Por qué dijo Dios algo así? Porque eran
“uno” y tenían “un solo” lenguaje. Estaban unidos, caminaban
juntos en acuerdo.
Imítenme a mí 213

Si esto salió de la boca de Dios con respecto a un pueblo de


incrédulos, ¿qué dirá con respecto a su pueblo del pacto? Es in-
cluso mejor, porque cuando su pueblo se une, “allí envía Jehová
bendición” (Salmos 133:3, RVR-60). La palabra envía significa
“ordenar, dirigir, designar”.13 No hay espacio para maniobrar; la
unidad atrae la bendición, la cual incluye multiplicación.
¡Esto se aplica mucho más a sus hijos del Nuevo Testamento!
No es de extrañar que repetidamente veamos afirmaciones
como:

Entonces, háganme verdaderamente feliz poniéndose de


acuerdo de todo corazón entre ustedes, amándose unos
a otros y trabajando juntos con un mismo pensamiento
y un mismo propósito. (Filipenses 2:2)

Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos,


consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el
Dios de paz y de amor estará con vosotros. (2 Corintios
13:11, RVR-60)

Solamente que os comportéis como es digno del evan-


gelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que
esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un
mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del
evangelio. (Filipenses 1:27, RVR-60)

Estamos oyendo peticiones del padre de estas iglesias. Pablo


utiliza frases como “poniéndose de acuerdo de todo corazón”,
“un mismo pensamiento”, “un mismo sentir”. Él quiere posi-
214 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

cionar a estas iglesias para que puedan recibir las bendiciones


que Dios ha estipulado. Él sabe que solo así podrán realmente
multiplicar en todos los sentidos.
Este es un ejemplo excelente de la bendición estipulada que
está reservada para los que se unen: los fieles seguidores de Jesús
obedecieron su mandamiento de permanecer en el aposento
alto (ver Hechos 1:4). Durante los cuarenta días después de su
resurrección, Jesús se apareció al menos a 500 hombres y muje-
res (ver 1 Corintios 15:6); sin embargo, diez días después de su
ascensión, solo 120 permanecían en Jerusalén. ¿Dónde estaban
los demás? Veo que más del 75 por ciento de ellos no escucharon
las palabras de Jesús. Quizá no sabemos dónde estaban, pero
sabemos que el deseo de Dios no era su prioridad.
Los hombres y las mujeres en el aposento alto estaban unidos
bajo la autoridad de la Palabra de Dios. La pregunta entonces es:
¿cómo respondieron a Pedro, la autoridad delegada de Dios, el
padre de la iglesia al que Jesús había puesto al frente?
En los Evangelios, Pedro a menudo era impulsivo y no es-
taba en sintonía con la voluntad de Dios. Cuando dijo osada-
mente que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, Jesús
declaró que Pedro era bendito. Pero en cuestión de momentos,
Jesús “volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Sa-
tanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de
Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16:23, RVR-60).
En otra ocasión, Pedro caminaba sobre el agua mientras
los otros discípulos tan solo observaban. De nuevo, estaba li-
derando el camino. Pero en momentos, comenzó a hundirse.
Jesús, lamentándose, dijo: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué du-
daste?” (Mateo 14:31, RVR-60).
Imítenme a mí 215

Aún en otra ocasión, Jesús llevó a Pedro, junto a Juan y San-


tiago, al monte de la transfiguración. Allí vieron cómo el rostro
de Jesús brillaba como el sol e incluso su ropa fue transformada.
Moisés y Elías se aparecieron y hablaban con Jesús. ¡Qué honor!
Sin embargo, antes de que Jesús y los tres discípulos descendie-
ran del monte, Pedro dijo que se quedaran a construir taberná-
culos, dos para Elías y Moisés (ver Mateo 17). De nuevo, estaba
fuera de sintonía con los planes y propósitos de Dios.
Con esto en mente, examinemos una de las primeras deci-
siones de Pedro como líder de la iglesia inaugural. Antes de ha-
cerlo, no obstante, debemos recordar otro hecho importante: en
este momento, solo habían pasado días desde que Pedro había
negado incluso conocer a Jesús. Esto normalmente habría dado
permiso a muchos hombres y mujeres para no prestar atención
al liderazgo de Pedro, especialmente si no estaban de acuerdo
con sus direcciones o decisiones.
Así que preparemos el escenario. Habían pasado pocos días
desde la ascensión de Jesús, y Pedro encontró una palabra pro-
fética en el libro de los Salmos que se relacionaba directamente
con los eventos de la traición de Judas a Jesús. Pedro leyó a la
pequeña congregación del aposento alto: “Esto estaba escrito en
el libro de los Salmos –continuó Pedro–, donde dice…’Que otro
tome su lugar’” (Hechos 1:20). De nuevo, Pedro vio lo que los
demás no habían visto, pero ¿lo manejó correctamente?
Lo que vamos a leer a continuación ciertamente se puede
considerar especulativo, pero espero dar el apoyo bíblico sufi-
ciente para que mi punto sea válido. Creo que, de nuevo, Pedro
estaba fuera de sintonía con Dios en su toma de decisión, porque
sugirió que reunieran a todos los hombres que habían estado
216 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

con ellos desde el principio para poder “echar suertes” a fin de


ver quién era el escogido de Dios para ocupar el lugar de Judas.
En ningún otro lugar en el Nuevo Testamento encontrare-
mos que Dios escogió a un apóstol ¡mediante un sistema de lote-
ría! Jesús mostró a estos hombres el camino de Dios dejándoles
un ejemplo: Él oró toda la noche y oyó de Dios antes de escoger
a los doce apóstoles originales (ver Lucas 6:12-13). Habría sido
mejor si Pedro hubiera buscado escoger al nuevo apóstol de una
forma más parecida a Jesús.
Recordemos que pocos años antes, los profetas y maestros
de la iglesia en Antioquía siguieron el ejemplo de Jesús. Ayuna-
ron y oraron antes de separar a Bernabé y a Saulo para el oficio
de apóstoles (ver Hechos 13:1-4). Esta es otra confirmación más
del error de la apresurada decisión de Pedro.
Los 120 que estaban en el aposento alto encontraron a dos
candidatos: Matías y Justo. Matías ganó la lotería y fue contado
entre los apóstoles (ver Hechos 1:23-26); sin embargo, nunca
volvemos a encontrar otra vez el nombre de Matías en el Nuevo
Testamento. ¿Por qué? Porque la Biblia demuestra que Pablo era
la opción de Dios para reemplazar a Judas, no Matías. Por eso
Pablo escribió:

Luego lo vio [a Jesús] Santiago, y después lo vieron


todos los apóstoles. Por último, como si hubiera nacido
en un tiempo que no me correspondía, también lo vi
yo. Pues soy el más insignificante de todos los apóstoles.
(1 Corintios 15:7-9)

Pablo se refirió a sí mismo como si hubiera nacido en un


tiempo erróneo; en otras palabras, probablemente era dema-
Imítenme a mí 217

siado joven para estar entre los doce originales. En mi investiga-


ción, he descubierto distintas opiniones con respecto a la fecha
de nacimiento de Pablo; las estimaciones de distintas fuentes
varían hasta en catorce años. Una cosa es cierta: nadie sabe el
año de su nacimiento. Así que veamos la línea de tiempo del
Nuevo Testamento para obtener un destello de cuál era su edad.
Según la mayoría de los relatos, el martirio de Esteban ocu-
rrió cuatro años después de la resurrección de Jesús, lo cual sig-
nifica que Jesús había escogido a su grupo original de discípulos
hacía siete años atrás. Durante la lapidación de Esteban, la Biblia
se refiere a Saulo (Pablo) como “un joven” (ver Hechos 7:58). El
diccionario griego-inglés usa la palabra “joven” en referencia a
alguien que acaba de pasar la pubertad. Así que sustrayendo los
siete años, es bastante seguro suponer que Pablo era demasiado
joven para ser un discípulo original.
Yo creo firmemente que Pablo era la opción de Dios. Él cla-
ramente poseía el fruto y la autoridad de un apóstol, mucho más
que Matías. El punto principal: creo que Pedro tomó una de-
cisión de liderazgo impulsiva que no estaba en sintonía con el
plan de Dios. Si él hubiera tomado una decisión así en la iglesia
moderna actual, probablemente habríamos tenido una división
de iglesia en tres partes: el grupo de los que estaban “en contra
del apóstol escogido por la lotería”, el grupo de “no necesitamos
un nuevo apóstol”, y el grupo “a favor del apóstol escogido por
la lotería” (que se habría quedado). Sin embargo, escuchemos las
siguientes palabras narradas en la Biblia tras este incidente:

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos uná-


nimes juntos. (Hechos 2:1, RVR-60)
218 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

La palabra unánimes corresponde a la palabra griega homo-


thumadon. Se define como “con una mente, con consentimiento
unánime, de acuerdo, todos juntos”.14 Según esta definición, no
queda espacio para la división, ni mentalmente ni conductual-
mente. Estaban unidos en propósito, mente, corazón y espíritu.
¿Cuál fue el resultado? ¡La Biblia dice que fueron añadidas tres
mil personas al Señor ese día! Si dividimos este número por
120, obtenemos una multiplicación de veinticinco veces. Pién-
selo: la iglesia creció veinticinco veces en una sola reunión. ¡Dios
mandó su bendición sobre su unidad! Es una ley espiritual.
Estoy seguro de que había algunos creyentes en el aposento
alto que hubieran hecho las cosas distintas a como Pedro las
hizo. No cabe duda de que hubiera sido una opción mejor seguir
el ejemplo de Jesús y buscar primero a Dios durante un tiempo
antes de tomar la decisión.
Aunque había una forma mejor de actuar al respecto, las
personas que estaban en esa sala vieron la prioridad más alta
de seguir siendo uno apoyando la estrategia de su líder. Todos
siguieron hacia delante como si hubiera sido su propia idea.
¿Cuántas veces nos dividimos por las más mínimas discre-
pancias en nuestros métodos? (permítame introducir aquí esta
verdad importante: si su líder toma una decisión que la Biblia
categóricamente la cataloga como pecado, es la única vez que se
nos dice que no nos unamos a ello. Sin embargo, la mayoría de
los problemas surgen por los métodos, no debido a un pecado).

CORRIENTES SUBTERRÁNEAS

Debemos recordar que la disensión no está limitada a las pa-


labras o las acciones; es algo que llega más profundo, hasta la
Imítenme a mí 219

mente, el corazón y el espíritu. Leamos los tres versículos an-


teriores de nuevo para refrescar esta idea. Podemos estar uni-
dos exteriormente pero divididos en nuestras motivaciones y
pensamientos.
Mi mamá vive en Vero Beach, Florida. Aproximadamente
a unos veinte kilómetros al norte de su residencia hay un lugar
llamado Sebastian’s Inlet. Es conocido por los lugareños por sus
fuertes corrientes subterráneas o resacas. Una resaca es un fenó-
meno que no es apreciable al ojo humano. Todo el agua encima
de la superficie del océano parece fluir en una dirección, mo-
viéndose al unísono hacia la playa. Sin embargo, por debajo de
la superficie el agua se mueve rápidamente en dirección contra-
ria. Esta corriente contraria atrapa a sus víctimas y las arrastra
hacia el océano, a veces provocándoles la muerte.
¿Hay corrientes subterráneas en nuestras iglesias, empresas,
escuelas, gobiernos, equipos deportivos, y clubes que producen
la destructiva prevención de la multiplicación? Por supuesto que
sí. ¿A qué se debe? ¿Es porque estamos intentando edificar el
reino de Dios con una mentalidad democrática en vez de una
mentalidad de reino? Somos ciudadanos de un reino real, y la
autoridad delegada por nuestro Rey no se puede pasar por alto.
Su bendición se manifiesta cuando nos sometemos de corazón
a nuestros líderes.
Debemos preguntarnos: ¿Es más importante que tengamos
la razón o que estemos unidos? Usted puede tener razón al cien
por ciento, pero al mismo tiempo puede estar equivocado al cien
por ciento. Si hubiera habido una coalición pidiendo derrocar la
decisión de Pedro del sistema de lotería para reemplazarlo por
ayuno y oración (según el patrón que hemos visto en la Biblia),
220 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

la coalición habría sido cien por ciento correcta. Sin embargo,


debido a su falta de unidad, el derramamiento de la bendición
de Dios se habría detenido.
Si recuerda, la primera vez que se produjo una multiplicación
extraordinaria en la Biblia fue después de que los padres habían
dado una directiva operativa. Después leemos: “A todos y cada
uno en la iglesia les encantó esta idea” (Hechos 6:5, TPT) ¿Cuál
fue el resultado? “y el número de los discípulos se multiplicaba
grandemente” (Hechos 6:7, RVR-60). Todos en la organización se
identificaron con la idea como si hubiera sido su estrategia. De
nuevo, estoy seguro de que algunas personas podrían haber ob-
jetado, pero habían descubierto una verdad: Era mejor ser ben-
decido que tener la razón. Así que aceptaron el método como si
fuera su propia idea.
Ahora debemos hacer la pregunta más difícil: ¿cuántos de
nosotros estaremos delante de Jesús en el tribunal de Cristo, im-
pactados y perplejos por lo que Él nos revele? ¿Nos mostrará,
con lágrimas, cómo nuestra contribución de tipo resaca obsta-
culizó la bendición pretendida? ¿Veremos las vidas que hubieran
sido impactadas para la eternidad y lloraremos con Él al dar-
nos cuenta de la oportunidad que perdimos de multiplicarnos?
¿Cuántos desearemos poder retroceder y buscar la unidad, y no
tener la razón? Pero será demasiado tarde.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. Un padre es alguien que aporta liderazgo, apoyo y
cultura para un individuo u organización, y puede
tener varias posiciones: director general, pastor, líder
de grupo pequeño, líder de departamento, jefe, maes-
tro, entrenador (estos son solo algunos ejemplos).
¿Quiénes son figuras paternales en su vida? ¿De qué
formas han sido un padre para usted?

2. Un hijo o hija fiel multiplicará el proceder de su


padre. ¿Por qué es importante imitar el proceder de
sus líderes? ¿Cómo asegura esto que no haya falta de
conexión con la visión, los métodos y la cultura?

3. Multiplicar lo que le pertenece a otro exige que usted


se reproduzca. ¿Está encontrando a otros con dones
similares e impartiéndoles la sabiduría y la manera
de proceder que usted ha aprendido? ¿Está formando
a otros para hacer lo que usted está haciendo actual-
mente? Si no, ¿cómo puede comenzar a hacerlo?
Amo, yo sabía que usted era un hombre
severo, que cosecha lo que no sembró
y recoge las cosechas que no cultivó.
Tenía miedo de perder su dinero,
así que lo escondí en la tierra.
—Mateo 25:24-25
12

Obstáculos para la
multiplicación I

A
hora ahondaremos en los motivos y pensamientos del
administrador perezoso de la parábola de Jesús. ¿Por
qué los otros dos siervos multiplicaron y él solo man-
tuvo? ¿Por qué a los siervos uno y dos se les identificó como
“buenos y fieles”, mientras que a éste se le identificó como “per-
verso y perezoso”?
Antes de continuar, dediquemos un tiempo a establecer pri-
mero una verdad: Cuando alguien está en la presencia de Jesús,
es imposible mentir. ¿Por qué menciono esto aquí? Permítame
explicarlo con una ilustración trivial. ¿Alguna vez ha visto una
película de espionaje y en un punto durante un interrogatorio,
se administra un “suero de la verdad” para sacar a la luz las rea-
lidades ocultas? El espía o agente doble entonces revela lo que
había jurado ocultar, y la verdad queda al descubierto.
Regresemos a una situación de la vida real. En nuestros
primeros años de matrimonio, yo era inmaduro e inseguro. Se
produjeron incidentes en los que yo me comporté de una forma
que en ese tiempo me parecía aceptable, hasta que Lisa me con-
frontó. En nuestras discusiones, yo defendía firmemente mis ac-
224 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

ciones y motivaciones. A menudo en esas discusiones, ¡defendía


osadamente la precisión de mis declaraciones! Después, cuando
estaba en oración y en la presencia de Dios, me daba cuenta de
que ella tenía la razón. Regresaba con Lisa en humildad y admi-
tía mi error.
El punto: engaño, falta de sinceridad, duplicidad y otras con-
ductas similares no pueden existir en la presencia del Rey Dios.
Jesús afirma:

Llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto


será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a
todos. Todo lo que hayan dicho en la oscuridad se oirá
a plena luz, y todo lo que hayan susurrado a puerta
cerrada, ¡se gritará desde los techos para que todo el
mundo lo oiga! (Lucas 12:2-3)

Jesús está hablando específicamente sobre el juicio en el que


será imposible pensar o hablar de una forma engañosa, porque
la verdad inundará la atmósfera y ninguna mentira ni palabra
engañosa será pronunciada. El solo hecho de que la parábola
de la administración representa el juicio, significa que podemos
estar seguros de que la respuesta dada por el siervo perezoso es
precisa. Él se deja a sí mismo al descubierto, incluso cuando eso
le acusa.
Hay dos factores principales detrás del por qué no multi-
plicó eternamente:
• No conocía el carácter de su amo.
• Tenía miedo.
Obstáculos para la multiplicación I 225

Estas dos razones se dan en orden. La segunda, a menudo


–aunque no siempre– viene dada por la primera, ya que la ig-
norancia del carácter de Dios fácilmente fomenta el temor. Esto
quedará claro a medida que sigamos destapando ambos errores.

“LO QUE YO CREO”

Según destapamos el primer error, permítame contar una his-


toria. Acababa de volar ocho horas hasta Hawái para una confe-
rencia. Aún con mi ropa de viaje, esperando que mi habitación
de hotel estuviera lista, encontré un lugar donde descansar bajo
la sombrilla de una piscina. Resultó ser que una mujer de ne-
gocios también estaba esperando; ella asistía a una conferencia
distinta. Empezamos a hablar, y cuando supo que yo era un
autor y ministro cristiano, comenzó a hablar más sobre su rela-
ción con Dios.
No tardé más de un minuto o dos en darme cuenta de que
no conocía a Dios. Ella seguía hablando con confianza de lo que
creía, y muy poco de ello se correspondía con lo que revela la
Biblia. Mientras aún estaba exponiendo sus creencias, le pedí
sabiduría al Espíritu Santo, y Él me mostró qué decir.
Cuando la mujer terminó su discurso, le pregunté: “¿Ve a ese
hombre sentado al otro lado de la piscina?”.
“Ah, sí”, respondió ella.
“Permítame hablarle sobre él”, le dije. “Es un vegano es-
tricto, no come nada de procedencia animal, ni siquiera miel. Su
sueño es estar en el equipo olímpico de natación de los Estados
Unidos. Entrena y se prepara tres horas al día. Sus aficiones son
el pádel, el tenis, el paracaidismo y la pintura. Está casado con
226 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

esa mujer que está ahí junto al jacuzzi, y ella es diez años más
joven que él”.
La mujer estaba intrigada pero también un poco confusa en
cuanto a por qué cambié de tema de forma tan abrupta. Aca-
baba de compartir conmigo sus pensamientos de Dios más pro-
fundos y, como respuesta, yo de repente estaba describiendo a
un hombre que estaba al otro lado de la piscina. Su curiosidad
pudo más, así que preguntó: “¿Está aquí ese hombre para asistir
a la conferencia con usted?”.
“No, señora”.
“Bien, ¿de qué lo conoce?”, preguntó, ahora con más curio-
sidad aún.
“Nunca he hablado con él”.
Con expresión de confusión e interés, me preguntó cómo
sabía tanto acerca de él. No tengo ni idea si esto es correcto, pero
por el aspecto de su rostro, imagino que ella estaría pensando
que yo era de la CIA, un agente del FBI, un detective o incluso
un acosador. Su curiosidad llegó al límite.
Hice una pausa, y después le dije: “Eso es lo que yo creo de
él”.
Se quedó muda.
“Usted habló con la misma confianza de su creencia en quién
es Dios”, continué. “Pero casi todo lo que dijo de Él no es cierto.
Lo sé porque lo conozco”.
Entonces me giré, la miré fijamente a los ojos, y dije: “Lo que
acabo de hacer con ese hombre que no conozco es igual que lo
que usted acaba de hacer con Dios. Yo le dije lo que creía de ese
hombre en la piscina, y parecía bastante convincente. Pero es
Obstáculos para la multiplicación I 227

muy probable que la mayoría de lo que dije no sea cierto, y la


razón es que nunca me he tomado el tiempo de conocerlo”.
La mujer estaba escuchando, pero parecía ligeramente
conmovida.
“Dios nos dio su Palabra, escrita en las páginas de la Biblia,
la cual revela quién es Él”, le dije con calma. “También envió a
su Espíritu para revelarnos a Jesús, que a su vez nos muestra al
Dios Todopoderoso, porque Él es Dios manifestado en carne”.
Hice una pausa, y después le pregunté amablemente: “¿Cree
usted que quizá ha creado un Dios imaginario en su mente, uno
que realmente no existe?”.
Tristemente, o bien no estaba lista para confrontar su falta
de conocimiento de Dios, o tenía miedo de hacer frente a la rea-
lidad de conocerlo. Charlamos unos minutos más y enseguida
separamos nuestros caminos.
Quizá usted sonría mientras lee esta historia, pensando: Yo
conozco a Dios. Voy a la iglesia y he leído la Biblia. Sin embargo,
antes de que ninguno de los dos nos sintamos demasiado cómo-
dos en esa idea, debemos recordar la situación de los fariseos. Ellos
tenían una asistencia a la iglesia perfecta, oraban y ayunaban re-
gularmente, y podían recitar de memoria los cinco libros de la Bi-
blia (¡yo, al menos, estoy seguro de que no tengo un historial tan
bueno!). Sin embargo, no pudieron reconocer a Dios manifestado
en carne, a Jesús, cuando lo tuvieron delante de sus ojos.

CONOCER A DIOS

¿Quién obtiene el privilegio de conocer a Dios? Todos están


invitados, pero hay parámetros establecidos. La puerta está
228 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

abierta para una relación auténtica cuando nosotros, desde lo


más hondo de nuestro ser, tomamos la decisión de entregarle
nuestra vida por completo. No fingiendo, sino acompañado de
las acciones correspondientes. Jesús dice: “si entregas tu vida
por mi causa, la salvarás” (Mateo 16:25). ¿A qué se refiere con
“la salvarás”? Es sencillo; la verdadera vida solo se encuentra en
conocerlo a Él.
No llegamos a conocer a Dios asistiendo a la iglesia, rodeán-
donos de amigos cristianos, leyendo libros, escuchando música
de adoración, repitiendo una oración de “salvación”, o incluso
haciendo buenas obras. En la Escritura se alude frecuentemente
a Jesús como el Novio, y a nosotros como la novia. Cuando
una novia y un novio se unen, los dos se convierten en uno.
Pablo escribe: “ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son
uno” (Efesios 5:32). Para demostrar lo que significa conocerlo,
Dios nos dio un sermón ilustrado, uno que es muy común
entre la humanidad. Diariamente, se puede observar una clara
representación de una relación con Él: el matrimonio, el santo
matrimonio.
Cuando una novia recorre el pasillo de una iglesia vestida
de blanco bajo la marcha nupcial, está haciendo una fuerte de-
claración. ¡Está diciéndole adiós a aproximadamente los otros
3 930 000 000 de hombres en el mundo! Le está dando todo su
corazón, alma, cuerpo y vida al hombre que le espera en el altar.
Es interesante que su decisión representa un verdadero “arre-
pentimiento”. Está alejándose de todas las oportunidades de
establecer una unión matrimonial con el resto de los hombres
de la tierra. Ella y su esposo escogido entran en un pacto: él es
totalmente suyo; ella es totalmente de él. Los dos se embarcan
Obstáculos para la multiplicación I 229

en un viaje que tiene el potencial de ser una relación cada vez


más profunda, de conocerse el uno al otro más de lo que podrán
conocer a ninguna otra persona.
Ahora quiero decir algo que podría parecer controvertido,
pero ¡escúcheme bien! Creo personalmente que uno de los ma-
yores obstáculos que hemos creado a la hora de conocer a Dios es
la introducción de la “oración de salvación”. Nuestra tradición
por lo general es algo parecido a esto: vendemos una relación
con Dios casi como si estuviéramos vendiendo un producto a
un consumidor. Tras el mensaje o la conversación, decimos:
“¿Quiere conocer a Dios? ¿Quiere una relación con su Creador?
Entonces haga esta oración: ‘Jesús, ven a mi vida. Me arrepiento
de mis pecados. Te recibo como mi Salvador. Gracias por perdo-
narme y ahora hacerme un hijo de Dios’”.
Después, anunciamos las gratas noticias a todos los presen-
tes, celebramos que nuestros nuevos convertidos están seguros
para siempre en Dios, y los invitamos a nuestra congregación.
Sin embargo, no hemos dicho nada sobre el arrepentimiento:
su necesidad de alejarse permanentemente de un estilo de vida
egocéntrico y de abandonar su vida para Él. Sin embargo, escu-
chemos la afirmación completa de Jesús:

Si verdaderamente quieren seguirme, deben al ins-


tante rechazar y dejar de poseer su vida por completo.
Y deben estar dispuestos a compartir mi cruz y ex-
perimentarla como si fuera suya, mientras se rinden
continuamente a mis caminos. Porque si escogen el
autosacrificio y pierden sus vidas por mi gloria, descu-
brirán continuamente la verdadera vida. Pero si escogen
230 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

guardarse su vida para ustedes, perderán lo que inten-


tan guardar. (Mateo 16:24-25, TPT)

Solo podemos conocer verdaderamente a Dios entrando


en una relación auténtica con Él, que es lo que Jesús resume en
estos versículos. Conocer a Dios no es un evento puntual, sino
una decisión firme de someterse a sus caminos por encima de lo
que usted piensa que es mejor para usted. Esta es una decisión
que se toma día a día, momento a momento. Si un asunto está
claramente revelado en su Palabra, no hay debate ni alternativas
para no obedecer. Seguir a Jesús significa que usted ha tomado
la decisión en su corazón de alejarse de lo que le ofende a Él y de
servirlo continuamente.
El apóstol Santiago escribe: “No solo escuchen la palabra de
Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente
se engañan a sí mismos” (Santiago 1:22). La persona que oye
la Palabra de Dios y al mismo tiempo no responde en pensa-
miento, palabra y acción, se ha engañado a sí misma. La traduc-
ción The Passion lo denomina “autoengaño”, lo cual creo que
describe con precisión al tercer administrador de la parábola
de Jesús, a los fariseos, a la mujer de la piscina en Hawái, y a
muchos otros que me he encontrado que creen plenamente que
tienen una relación con Dios porque asisten a la iglesia y citan
la Biblia, pero regularmente hablan y viven de forma contraria
a su Palabra. Son tristemente mal guiados. Es un autoengaño.
Permítame establecer brevemente un punto aquí. Lisa le
podrá decir que ha cometido muchos errores en nuestro matri-
monio (yo he cometido más, ¡pero ahora me estoy enfocando
en la novia!), pero nunca ha intentado a propósito perseguir
Obstáculos para la multiplicación I 231

sus propios deseos a expensas de nuestro pacto matrimonial.


Su conducta no ha sido perfecta, pero su corazón nunca se ha
alejado de una firme lealtad.
Del mismo modo, en nuestra relación con Dios, si periódi-
camente desobedecemos, Él nos perdona. Esto es semejante a
un esposo y una esposa que no rompen su relación de pacto
cuando se comete un error. Una relación con nuestro Creador
es verdadera lealtad del corazón, no meras palabras sin unas ac-
ciones auténticas que las acompañen.
Jesús hace la afirmación más destacada: “El que quiera hacer
la voluntad de Dios, conocerá…” (Juan 7:17, RVR-60). Comienza en
el centro de nuestro ser, cuando deseamos profundamente actuar,
y no solo oír. Hacemos todo lo que Él dice y después conocemos.
Reconocemos y conocemos a Dios y su palabra. La traducción The
Passion expresa Juan 7:17 de una forma muy bonita: “Primero
apasiónense por hacer la voluntad de Dios, y entonces serán capa-
ces de discernir si mis enseñanzas proceden del corazón de Dios”.
En la parábola de los talentos, los tres administradores oye-
ron exactamente las mismas instrucciones antes de la partida de
su amo. Dos de ellos pusieron en acción sus instrucciones y uno
no hizo nada. No es coincidencia que el tercer administrador
realmente no conociera a su maestro, así que tomó a la ligera la
importancia de sus instrucciones. Este administrador se engañó
a sí mismo.

TEMOR SANTO

Hay una frase bíblica que describe nuestra discusión hasta


aquí: el temor del Señor. Debido a todo el temor que abunda,
232 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

especialmente en este día y hora, huimos de esta frase. Sin em-


bargo, hay dos temores, y son totalmente opuestos entre sí. Uno
es el “espíritu de temor”, y el otro es el “temor del Señor”. La
Biblia distingue entre los dos. Moisés le dijo al pueblo de Dios
justo después de salir de la presencia de Dios:

No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que


su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.
Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó
a la oscuridad en la cual estaba Dios. (Éxodo 20:20-21,
RVR-60)

A primera vista, parece que Moisés se contradice. Permí-


tame parafrasear su declaración para aclararlo: “No teman
porque Dios ha venido para ver si su temor está en ustedes”. Su
declaración no es contradictoria, más bien está diferenciando
entre “tener miedo de Dios” y “tener el temor del Señor”; hay
una diferencia. La persona que tiene miedo de Dios tiene algo
que esconder. Recordemos que Adán se escondió de la presencia
del Señor después de pecar contra Él (ver Génesis 3:9). Por otro
lado, la persona que teme a Dios no tiene nada que esconder. Él
o ella realmente tiene miedo de estar lejos de Él.
Así que permítame dejar algo muy claro desde el principio:
el temor del Señor no es tener miedo de Dios. ¿Cómo podemos
tener una relación íntima con alguien a quien tenemos miedo?
Como ya he dicho, el verdadero temor santo es tener miedo de
estar lejos de Dios. No es bueno querer estar en cualquier otro
lugar que no sea su presencia, cuidado y amor. Ahí usted es in-
conmovible, sin importar las circunstancias o cuán débiles pa-
Obstáculos para la multiplicación I 233

rezcan ser las cosas; sabemos que no hay mejor lugar que estar
cerca de Él. Esto es evidente por nuestra obediencia a Él.
Temer a Dios es venerarlo, reverenciarlo, honrarlo y respe-
tarlo más que a cualquier otra cosa o persona. Es tenerlo en la
más alta estima, aceptar los deseos de su corazón como más
preciosos y valiosos que los nuestros. Amamos lo que Él ama y
aborrecemos lo que Él aborrece. Lo que es importante para Él se
convierte en importante para nosotros; lo que no es tan impor-
tante para Él, no es tan importante para nosotros.
Esta postura nos sitúa entre los que son bienvenidos a estar
cerca de Él. Si examinamos a los hijos de Israel, su amor por
Dios era condicional. Cuando las circunstancias eran favora-
bles, ellos lo adoraban, obedecían y amaban. Cuando eran des-
favorables, se quejaban. No confiaban implícitamente en Él sino
que estaban comprometidos con su autopreservación. Al buscar
salvar sus propias vidas, hacían lo contrario a lo que Jesús dice
en el evangelio; se olvidaron del glorioso privilegio de una rela-
ción genuina con Él. Moisés temía a Dios, pero ellos no.
Sus motivaciones se manifestaban en consonancia; el pueblo
se mantenía a lo lejos, pero Moisés se acercaba a la presencia
de Dios. Ellos vivían una vida ciega a lo que era mejor. Por el
contrario, Moisés veía claramente. Moisés conocía a Dios, su
Palabra, sus caminos y su sabiduría. Ellos, por el contrario, solo
conocían a Dios por cómo respondía a sus oraciones.
Operamos apropiadamente en el temor del Señor cuando
le obedecemos al instante; incluso aunque no tenga sentido, no
haya un beneficio obvio, y quizá incluso parezca dañino para
nuestro bienestar. Conocemos su carácter, y por lo tanto nos
234 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

quedamos convencidos. Aunque algo pueda parecer perjudicial,


nunca será así cuando obedecemos a Dios.
Por último, caminar en el temor del Señor se manifiesta
obedeciéndolo hasta el fin. Abraham hizo exactamente esto
cuando Dios le dijo que le entregara lo más importante que él
tenía, aquello por lo que había esperado veinticinco años, que
rindiera a aquel que amaba más que a ninguna otra persona o
posesión: su hijo Isaac. Salió temprano en la mañana e hizo un
viaje de tres días para hacer lo que Dios le había pedido. Dios
no le había dado ningún “porqué”, y parecía que este sacrificio
arruinaría todo aquello por lo que Abraham había vivido. Pa-
recía perjudicial, pero él implícitamente confió en el carácter de
Dios (la antítesis misma de cómo actuó el siervo perezoso).
Una vez que Abraham había alzado el cuchillo para ejecutar
a Isaac, él ángel del Señor lo detuvo y declaró: “No le hagas nin-
gún daño, porque ahora sé que de verdad temes a Dios. No me
has negado ni siquiera a tu hijo, tu único hijo” (Génesis 22:12).
Este tipo de amor, confianza y fe es el corazón de alguien que
verdaderamente teme a Dios.
Se nos dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Je-
hová” (Proverbios 1:7, RVR-60). ¿Qué sabiduría? Encontramos la
respuesta poco después, pero examinemos también lo que nos
lleva a la respuesta: poner su Palabra por encima de cualquier
cosa, que no es distinto de lo que hizo Abraham:

Hijo mío, si recibieres mis palabras, mis mandamientos


guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a
la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si
clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz;
Obstáculos para la multiplicación I 235

si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a


tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y halla-
rás el conocimiento de Dios. (Proverbios 2:1-5 RVR-60)

La respuesta es bastante clara; el temor del Señor es el princi-


pio del conocimiento de Dios. Hoy lo diríamos un tanto distinto.
Quizá diríamos: “Entenderás el temor del Señor, y comenzarás
a conocer a Dios íntimamente”. Ahora entendemos el error que
está en la raíz del administrador perezoso. Le faltaba el temor
santo, que era evidente por su falta de acción y su respuesta
final. Así como Israel a veces veía a Dios como un tirano, este
administrador vio a su amo del mismo modo. Estaba ciego al
carácter de su líder.
El temor santo es el lugar de inicio para conocer a Dios. El
salmista confirma esto declarando: “El Señor es amigo de los
que le temen” (Salmos 25:14). Los amigos son aquellos que co-
nocemos a nivel íntimo. Jesús hace una declaración impactante:
“Ustedes demuestran que son mis amigos íntimos cuando obe-
decen todo lo que les he mandado” (Juan 15:14, TPT).
Muchas veces solemos decir que “amamos” a Jesús del
mismo modo que decimos que amamos a una estrella del cine
famosa, a un atleta o a cualquier figura pública. A principios de
2020, cuando Kobe Bryant y su hija Gianna murieron en un trá-
gico accidente de helicóptero, a toda la nación le dolió y muchos
lloraron. Las personas pusieron muchísimos globos, tarjetas y
flores cerca del estadio Staples Center de Los Ángeles donde él
había jugado al baloncesto. A mí también me dolió la tragedia y
pensé bastante en ello.
236 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Pero a la mayoría de los que nos dolió no conocíamos a Kobe


como su esposa, familiares y amigos íntimos. Si él nos hubiera
visto en la calle, no habría tenido ni idea de quiénes éramos. Yo
nunca pasé tiempo con él, y sin embargo me dolió su muerte
como si tuviera algún tipo de relación con él. Así como Kobe no
me habría conocido cuando estaba vivo, habrá una multitud de
hombres y mujeres afirmando conocer a Jesús porque asistían a
la iglesia, hablaban de Él en las redes sociales, escuchaban mú-
sica sobre Él, hacían cosas en su nombre e incluso profesaban
su señorío. Pero la respuesta de Jesús será: “Nunca los conocí”,
y esta es la razón:

No todo el que me llama: “¡Señor, Señor!” entrará en


el reino del cielo. Solo entrarán aquellos que verdade-
ramente hacen la voluntad de mi Padre que está en el
cielo. El día del juicio, muchos me dirán: “¡Señor, Señor!
Profetizamos en tu nombre, expulsamos demonios en tu
nombre e hicimos muchos milagros en tu nombre”. Pero
yo les responderé: “Nunca los conocí. Aléjense de mí,
ustedes, que violan las leyes de Dios”. (Mateo 7:21-23)

No quisiéramos que el Maestro nos dijera esto nunca. Si


examina este pasaje con detenimiento, estas personas confia-
ban en su relación con Jesús, incluso sentían emociones al res-
pecto. Kobe me hubiera dicho: “¿Quién eres? ¿De dónde eres?
¿Cómo te llamas?”. De esta forma, Jesús les dirá a muchos que
afirman conocerlo: “No los conozco ni sé de dónde vienen”
(Lucas 13:25).
Obstáculos para la multiplicación I 237

PASE TIEMPO CON ÉL

El temor del Señor es el punto de inicio para conocerlo íntima-


mente, pero ¿por qué acampar en el punto de inicio? Profundice
en su relación, porque Él le está llamando a acercarse. Se nos
dice: “Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes” (San-
tiago 4:8). Sorprendentemente, nosotros determinamos el nivel
de nuestra relación con Él.
Me sorprende cómo tantas personas que dicen ser creyentes
no se diferencian mucho de la mujer que conocí en la piscina
de Hawái. Obtuvieron su “conocimiento de Dios” de las redes
sociales, la música de adoración, los blogs, conversaciones con
amigos, y las charlas de su pastor sobre Él una vez a la semana,
pero no pasan tiempo personal con Él.
Las últimas estadísticas reflejan que las personas de edades
comprendidas entre los quince y los veinticinco años pasan 53,7
horas a la semana delante de las pantallas: teléfonos celulares, ta-
bletas, computadoras y televisión.15 Me pregunto cuánto tiempo
pasan en la Palabra de Dios. ¡Y esa pregunta no es relevante solo
para la juventud!
Llevo leyendo mi Biblia más de cuarenta años, y sigue siendo
una de mis cosas favoritas que hago. Antes de leer, siempre le
pido al Espíritu Santo que me revele a Jesús de una forma fresca.
He pasado años levantándome temprano y pasando tiempo
dando cortos paseos por mi sótano, o fuera en un lugar remoto,
o en la habitación de un hotel, tan solo leyendo, orando y escu-
chando. No quiero ser uno de los que predicaron el evangelio
por todo el mundo confiando solamente en mi don y sin llegar
nunca a conocer al Dador del don.
238 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Dios quiere tener intimidad con usted. Su amor perfecto


echa fuera el temor. Muchas veces nos comportamos como el
administrador que estaba cegado a la bondad de su amo. Por
eso le animo a orar para que Dios le llene de su temor santo.
Después pase tiempo de calidad con Él y descubra quién es Él
realmente: Amor.
Dios nos buscó, nos amó y murió por nosotros mucho antes
de que nosotros lo conociéramos. Él inició esta magnífica rela-
ción. Él está de su lado. Él anhela que usted lo conozca íntima-
mente. Sin embargo, Él nos ama tanto que rehúsa obligarnos a
tener una relación.
¡Así que decídalo ahora! ¡Escoja la vida! Escoja conocerlo a
Él… íntimamente.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. El temor siempre está impulsado por la ignorancia
del carácter de Dios. ¿Cómo ha afectado el hecho de
tener una visión incorrecta de la naturaleza de Dios
la forma en que usted ha administrado sus dones y su
llamado?

2. Una relación auténtica con Dios es posible cuando


se entrega a Él por completo y vive obedeciendo su
Palabra. ¿Hay alguna mentalidad o conducta que esté
obstaculizando su relación con Dios?

3. Hay una gran diferencia entre tener miedo de Dios y


tener el temor del Señor. ¿Cuál es la diferencia? ¿Por
qué tener el temor del Señor es clave para conocer a
Dios íntimamente?
Amo, sé que usted tiene altos estándares
y que aborrece hacer las cosas de forma
descuidada, que demanda lo mejor y
no consiente los errores. Tuve miedo.
—Mateo 25:24-25, msg
13

Obstáculos para la
multiplicación II

A
hora estamos listos para desarrollar la segunda afir-
mación del administrador perezoso: “tuve miedo” El
miedo lo paralizó. Me encanta la traducción de The
Message de las palabras del tercer siervo: “sé que usted tiene
altos estándares… que demanda lo mejor y no consiente los
errores”.
Esto me recuerda una historia. Yo jugué al baloncesto bajo
dos entrenadores. En ambos equipos yo era escolta, porque
hacer canastas desde cuatro metros y medio de la línea de tres
era una de las pocas cosas que hacía bien en el deporte.
Mi primer entrenador era un hombre que quería lo mejor
de nosotros y usaba el ánimo y la corrección constructiva para
conseguirlo. Sabía que él me defendía, que no estaba contra mí.
Yo hacía lanzamientos desde todas las distancias con confianza.
El hecho de que él creía en mí, fomentaba esa confianza.
Mi siguiente entrenador era distinto. En sus propias pala-
bras, él era “alguien que tenía altos estándares y no consentía
los errores”. Cuando yo lanzaba un tiro y fallaba, el entrenador
me corregía bruscamente durante el siguiente tiempo muerto,
242 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

y la mayoría de las veces me sentaba en el banquillo poco des-


pués. No podía hacer buenos lanzamientos bajo su liderazgo. En
mi tiempo de entrenamiento personal, cuando él no estaba pre-
sente, anotaba los lanzamientos desde cualquier posición. Era
el mismo jugador con el mismo talento, pero no podía ejecutar
bien cuando él estaba presente.
Si vemos la respuesta del siervo en el versículo de arriba, su
percepción del amo era exactamente la misma que yo tenía de mi
entrenador crítico. Pero hay una gran diferencia: en realidad, el
amo del siervo no se parecía en nada a mi segundo entrenador.
De nuevo, siguiendo con lo que aprendimos en el último
capítulo, esta es la razón por la que es fundamental que dedi-
quemos tiempo a conocer a Dios. Él no se parece en nada a la
percepción que tenía este administrador perezoso. Dios está por
nosotros; Él cree en nosotros y tiene confianza en nosotros. Si
no lo vemos así, podemos sucumbir fácilmente al temor y ente-
rraremos nuestros dones.
Dicho todo esto, vamos ahora a una causa de la improduc-
tividad totalmente distinta. Como mencioné en el capítulo an-
terior, hay personas que conocen a Dios pero siguen batallando
contra el temor e incluso sucumben a él. La Escritura habla de
razones de eso, y trataré de desarrollar este tema durante el resto
del capítulo. Antes de hacerlo, sin embargo, estos son algunos
comentarios esclarecedores sobre el temor y temas relacionados:

No es la muerte lo que un hombre debería temer; pero


debería temer no comenzar nunca a vivir.
—Marco Aurelio
Obstáculos para la multiplicación II 243

Nunca tenga miedo de intentar algo nuevo. Recuerde


que unos aficionados construyeron el arca y unos profe-
sionales construyeron el Titanic.
—Anónimo

El mayor error que cometemos es vivir con el temor


constante de cometer alguno.
—John C. Maxwell

Uno de los mayores descubrimientos que un hombre


hace, una de sus grandes sorpresas, es descubrir que
podía hacer lo que temía no poder hacer.
—Henry Ford

Abramos nuestra discusión con una declaración de verdad


inconmovible: lo opuesto al temor no saludable es el amor de
Dios. Cuando amamos a Dios y a los demás incondicional-
mente, el temor es exterminado. Como escribe el apóstol Juan:
“El amor perfecto expulsa todo temor” (1 Juan 4:18).
Con respecto a esta verdad, nunca olvidaré un encuentro
esclarecedor que tuve con el Espíritu Santo en San Diego. Aca-
baba de terminar un servicio, estaba solo en mi habitación, y me
encontraba lidiando con el temor con respecto a nuestros hijos.
Había oído de hijos de ministros que habían muerto de forma
trágica: uno electrocutado, muchos en accidentes de tráfico, al-
gunos por sobredosis o ahogados, y otros por varias razones.
Acababa de oír de otra tragedia y estaba intentando erradicar la
preocupación que me acechaba. De repente, oí en mi corazón:
“Hijo, el temor es un indicador. Solamente expone un área de
244 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

tu vida que no me has entregado a mí; aún eres el dueño de esa


área de tu vida”.
Sus palabras captaron mi atención. Me di cuenta de que me
había apoderado de lo que no tengo el poder de mantener. En
cuestión de momentos de esta iluminación, grité en mi habi-
tación: “Padre, estos hijos no son míos. Yo soy solamente un
administrador de unos hijos que son tuyos. Por lo tanto, lo que
tú desees para ellos es lo que quiero que suceda en sus vidas, por
encima de todo. Puedes tomarlos a mitad de camino alrededor
del mundo y llevarlos al cielo cuando estés listo para ellos, pero
te pido fervorosamente que cumplan y hagan en este mundo
todo aquello para lo cual tú los creaste”.
Después grité incluso más alto: “Pero, diablo, en el nombre
de Jesús, ¡no los toques! Declaro que son de Dios, ¡y te prohíbo
matar, robar o destruir lo que es de Dios!”.
Una paz abrumadora inundó mi corazón, y nunca me he vuelto
a preocupar desde entonces por nuestros cuatro hijos. Si la preocu-
pación intenta volver, le digo con firmeza: “Entregué el cuidado de
nuestros hijos a Dios en San Diego, y no voy a recuperarlo”. Cada
vez, el temor ha remitido de inmediato y la paz ha regresado”.
El temor es un capataz terrible. Es taimado, intenta obtener
el control, y una vez que nos tiene agarrados es avasallador. Si
no lo tratamos adecuadamente, alterará nuestro destino. Pero
esta es la buena noticia: el temor es vencible, pero hay que lidiar
con él adecuadamente.

NO DESCUIDE SU DON

Pablo escribió dos cartas a su “hijo espiritual”: Timoteo. En


ambas, habló sobre el hecho de que Timoteo estaba descuidando
Obstáculos para la multiplicación II 245

su don (carisma) y, por lo tanto, estaba inoperativo. Establezca-


mos este punto importante desde ahora; Timoteo era un hom-
bre devoto. Pablo alardeó de su probado carácter y fe genuina
en sus epístolas. Timoteo ciertamente no entra en la categoría
de alguien que esté paralizado por el miedo por no conocer el
carácter de Dios. La primera carta de Pablo dice: “No descuides
el don que hay en ti” (1 Timoteo 4:14, RVR-60).
La palabra descuides en griego es ameléō. Un par de expre-
siones que la definen serían “pasar por alto o tomar a la ligera”.16
Otra fuente define esta palabra como “no pensar en, y por lo
tanto no responder apropiadamente; ‘no prestar atención’”.17
¿Por qué Timoteo, o cualquiera de nosotros, descuida y no
presta atención a un don dado por Dios, y en un caso extremo,
ni siquiera piensa en él? Una razón podría ser:

No está obrando o produciendo


según nuestras expectativas.

La idea es: Lo he intentado y no funcionó. A menudo era ten-


tado a pensar así cuando tenía veintitantos años y comienzo de
los treinta. Como escribí antes, una ocasión se produjo después
de que Lisa y su amiga se quedaran dormidas durante mi men-
saje. Se me pasó este pensamiento: ¿Por qué iba a querer alguien
escucharme cuando los más cercanos a mí ni siquiera pueden
mantenerse despiertos?
Más o menos en ese mismo tiempo, otra realidad que au-
mentó mi lucha con pensamientos de fracaso fue cuando un
amigo y yo estábamos enseñando una clase de escuela domini-
cal. Durante este mismo espacio de tiempo, el promedio de la
asistencia de mi clase era de aproximadamente veinte personas.
246 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Hubo de hecho una clase que yo daba durante este periodo de


tiempo ¡a la que solo asistía una persona!
Hubo otras ocasiones, demasiado numerosas para enume-
rarlas todas, en las que me vi tentado a cuestionar mis dones.
Ahora entiendo que si hubiera cedido a esos pensamientos de
expectativas no cumplidas y aparente fracaso, habría dejado
el ministerio y habría emprendido otro camino, por el que fi-
nalmente hubiera sido un miserable por dejar el llamado de mi
vida.
Otra razón por la que podemos descuidar y no prestar aten-
ción al don que Dios nos ha dado es:

La crítica de otros

Sin lugar a dudas, fui seriamente tentado a dejar de escribir


después de que el primer editor –y posteriormente las editoria-
les– ignoraran, criticaran y rechazaran mi primer manuscrito.
Más adelante, tras publicar yo mismo mi libro, un amigo hizo
algunos comentarios despreciativos sobre mi estilo de escritura.
Tras oír esos comentarios, aquella noche me tumbé en el piso
de nuestro salón, sin moverme durante veinte o treinta minu-
tos, mirando al techo, sintiéndome exageradamente desalentado.
¡Me preguntaba si había malgastado todo un año de mi vida, y
mucho dinero, en ese libro! Pensaba: El primer editor, las edito-
riales, ahora mis amigos, todos lo han criticado. ¡Despierta, John!
¿Por qué no puedes admitir que no sirve de nada y que has fallado?
Si hubiera sucumbido a esos pensamientos y otros comen-
tarios, no habría escrito el segundo libro, el cual también pare-
cía ser un fracaso. Recuerdo enviarlo a mi antigua maestra de
la escuela bíblica y ella también lo criticó duramente, ¡con lo
Obstáculos para la multiplicación II 247

que me quedé aún más devastado! Habían pasado ya dos años


y medio y ninguno de los dos libros se había movido como hu-
biera querido.
Si en algún momento hubiera escuchado la crítica de otros
y mis propios pensamientos de desaliento, me habría resultado
muy fácil rendirme. Y no habría escrito el tercer libro que fue,
por supuesto, La trampa de Satanás.
Otra razón por la que podemos pasar por alto y descuidar el
don que Dios nos ha dado es:

El temor al fracaso

Esta es la irónica realidad de este temor: esperamos fraca-


sar ni siquiera antes de comenzar, así que nos protegemos ¡no
intentándolo! El pensamiento es: ¿Por qué intentarlo si no va a
funcionar? ¿Cuántos sueños y visiones se han visto frustrados
debido al temor a fracasar? Cuán trágico es que los dones dados
por Dios se malgasten de una manera que no es distinta a la del
siervo perezoso.
Con respecto a lo que produce el temor al fracaso, mi amigo
Myles Munroe (Q.E.P.D.) escribió en su libro Maximice su
potencial:

El cementerio es el lugar más rico de la tierra, porque es


ahí donde podrá encontrar todas las esperanzas y sue-
ños que nunca se cumplieron, los libros que nunca se
escribieron, las canciones que nunca se cantaron, los in-
ventos que nunca se compartieron, las curas que nunca
se descubrieron, todo porque alguien tuvo demasiado
miedo de dar ese primer paso.18
248 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Estando de acuerdo con Myles, mi mayor advertencia es: no


permita que los dones que Dios le ha dado se queden sin expre-
sión en esta vida.
Lo que diré ahora quizá le sorprenda, ya que todos estima-
mos mucho a Timoteo. Pero en las cartas de Pablo aprendemos
que Timoteo ¡iba por el mismo camino que el administrador
perezoso! El don que Dios le había dado yacía latente y él no
le estaba prestando atención. Afortunadamente, tenía un buen
padre en la fe que no permitiría que él siguiera en ese estado.
En la segunda carta que Pablo le escribió a su “hijo”, no mal-
gasta ni una pizca de tiempo y habla del asunto de inmediato:
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que
está en ti” (2 Timoteo 1:6, RVR-60). La palabra avives en griego es
la palabra anazōpuréō, que se define como “reavivar un fuego”.19
Pero el diccionario de griego-inglés comunica el significado de
esta palabra de forma incluso más completa. Define esta palabra
como “hacer que algo comience de nuevo, ‘reactivar’”.20 El don
de Dios en Timoteo estaba inactivo y tenía que volver a operar
de nuevo. Entonces, ¿cómo se produjo ese estado latente? Pablo
explica la causa en el siguiente versículo:

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino


de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7,
RVR-60)

La palabra griega para cobardía es deilia, que se traduce más


concretamente como “timidez”. Pablo está diciendo: “Timoteo,
el don que Dios te ha dado está latente debido a un espíritu de
timidez”, o dicho de forma más clara incluso: “Timoteo, el don
Obstáculos para la multiplicación II 249

que Dios te ha dado está inoperativo debido a un espíritu de


intimidación”.
Esta es una palabra con la que fácilmente nos podemos iden-
tificar. Intimidación significa “desalentarnos de hacer algo de-
bido al temor”. Pero el aspecto más importante es que el origen
final de la intimidación es un espíritu. Es una fuerza espiritual,
y si no tratamos el temor a un nivel espiritual, sus raíces no se
arrancarán por completo.

MI BATALLA CONTRA LA INTIMIDACIÓN

Conozco todo esto porque batallé con este espíritu por muchos
años. Suponía que era una debilidad de mi personalidad, pero
durante un conjunto de reuniones a comienzos de 1990 descu-
brí que estaba totalmente equivocado en mi valoración. Las re-
uniones tenían previsto durar solo cuatro días en la iglesia de
un pequeño pueblo, pero al final se convirtieron en un mover
de Dios de tres semanas. Cada noche, el edificio se llenaba al
máximo y muchos eran salvados, sanados y liberados. El don de
Dios en mi vida para predicar estaba a la máxima revolución.
Era algo impactante. La gente viajaba hasta ciento cincuenta
kilómetros para asistir a las reuniones de la noche. Recuerdo
claramente entrar en el santuario vacío durante el día, y parecía
como si la presencia de Dios se hubiera asentado en el edificio.
Pero una noche en la última semana, todo eso cambió. Al-
gunos de los líderes de alabanza habían criticado mi ministerio
la noche antes. Lo que habían dicho me lo contó uno de los líde-
res de la iglesia justamente antes de la reunión. Los comentarios
parecían tendenciosos, pero inofensivos; sin embargo, no podía
250 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

sacarme sus palabras de la cabeza. Mi enfoque cambió de la re-


unión venidera a la crítica de mi mensaje de la noche anterior. El
pastor no prestó atención a sus comentarios; oramos y pasamos
al santuario, como habíamos hecho durante muchas noches.
Esa noche todo parecía seco. Yo intenté ministrar como
había hecho las dos semanas previas, pero estaba confuso, no
podía hilar las ideas, y aborrecía estar en la plataforma. ¡Quería
escapar por la puerta de atrás! Me sentía débil, como un ado-
lescente en un mensaje en la secundaria sin saber explicarme
bien ante mis compañeros de clase. No había unción; no había
presencia de Dios en mí. Era horrible. Concluí la reunión pronto
y regresé donde me estaba quedando.
Me di cuenta de que estaba enojado con Dios. ¿Por qué no
me ayudó? ¿Por qué esa reunión fue tan distinta? ¿Por qué me
sentí abandonado? Pensé: Ese mensaje y el tiempo de ministrar
fueron patéticos. Nadie volverá mañana por la noche. De hecho,
ni yo mismo quiero regresar mañana.
Me fui a la cama con la esperanza de que al día siguiente
todo sería distinto.
A la mañana siguiente me desperté con pesadez, deprimido
y desalentado. Intenté orar pero no pude. La preocupación de
saber qué era lo que andaba mal comenzó a aumentar. Esa tarde,
pasé tres horas en oración. Luché con pensamientos de fracaso
todo el tiempo. Me animé a mí mismo a superar la pesadez y me
alentaba para la siguiente reunión.
Esa noche en el santuario, la adoración parecía tan seca
como la noche anterior, y yo sentía que no tenía nada que dar.
De nuevo, quería irme por la puerta de atrás. Una vez que me
presentaron, subí y avancé a trompicones con mis palabras du-
Obstáculos para la multiplicación II 251

rante unos minutos. No podía desarrollar las ideas. En cierto


punto escuché una voz en mi cabeza que decía: “¿Por qué dijiste
eso? ¿A dónde vas con este mensaje? ¡Eres patético!”.
En ese momento, me harté. De repente solté delante de seis-
cientas personas: “No sé qué es lo que está mal, pero algo no ha
ido bien en las últimas dos noches. ¿Pueden por favor ponerse
de pie y orar conmigo?”.
Mientras todos orábamos, Dios me habló; la primera vez
que oía su voz en más de veinticuatro horas. Me recordó lo que
Pablo escribió en 2 Timoteo 1:7 y me dijo: “Hijo, te has dejado
intimidar por el grupo de alabanza que está en la plataforma
detrás de ti. Rompe el espíritu de intimidación y habla sobre lo
que te estoy dando”.
Hice lo que Él me dijo y de inmediato pude dar un osado
mensaje basado en este versículo. Fue la reunión más poderosa
de las veintiuna. El setenta y cinco por ciento de las personas pa-
saron al frente, admitiendo que también luchaban contra la inti-
midación. Los pasillos estaban llenos de gente buscando oración
por liberación.
El pastor se puso en contacto conmigo pocas semanas des-
pués para decirme lo eficaz que había sido esa reunión. Los líde-
res que habían hecho los comentarios críticos sobre mí estaban
viviendo en pecado abiertamente: adulterio, fornicación y bo-
rracheras. Todo se reveló en las dos semanas siguientes, y todos
menos uno se fueron de la iglesia. El pastor me dijo que, desde
entonces, su grupo de alabanza nunca ha estado tan unido y
ha sido tan eficaz. Fue una experiencia que cambió la vida y el
ministerio.
252 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Para mí, fue el final de años de luchar contra la depresión e


intentar dirigir algunas reuniones teniendo inoperativo el don
que Dios me había dado. El descubrimiento más importante
fue aprender que tenemos que hablar directamente al espíritu
de intimidación, del mismo modo que Jesús declaró la Palabra
de Dios directamente a Satanás durante las tentaciones del de-
sierto. Jesús no le pidió a Dios que aliviara los ataques; Él mismo
lidió con el diablo, de manera firme e intencional.

EL REEMPLAZO DE ELÍAS

Le animo a leer 1 Reyes 17-19. Verá una experiencia con la in-


timidación, similar a la mía, que Elías tuvo con la reina Jezabel
de Israel.
Este gran profeta había confrontado valientemente a la na-
ción de Israel en el monte Carmelo, una oposición de 850 falsos
profetas, el rey Acab y los ayudantes reales. Ante toda la nación,
Dios respondió la oración de Elías de forma poderosa con fuego.
Elías incluso había mandado al pueblo a ejecutar a todos los fal-
sos profetas. ¡Elías se estaba moviendo poderosamente en su
don! Después oró y puso fin a una sequía de tres años y medio.
Además de todo esto, ¡dejó atrás a un carro real! ¡Todo esto su-
cedió en un día! ¡Vaya día de ministerio!
Pero antes de ponerse el sol, Jezabel oyó lo que había suce-
dido y comenzó la verdadera batalla:

Entonces Jezabel le mandó este mensaje a Elías: Que los


dioses me hieran e incluso me maten si mañana a esta
hora yo no te he matado, así como tú los mataste a ellos.
(1 Reyes 19:2)
Obstáculos para la multiplicación II 253

Antes de comentar sobre la amenaza de Jezabel, permítame


decir primero que los espíritus son similares a los surfistas. Los
surfistas necesitan olas en las que subirse; los espíritus necesi-
tan palabras en las que subirse. Se nos dice: “ningún arma que
te ataque triunfará. Silenciarás cuanta voz se levante para acu-
sarte. Estos beneficios los disfrutan los siervos del Señor” (Isaías
54:17). Notemos que tenemos que silenciar cada voz que se le-
vante contra nosotros. Este es nuestro trabajo, no el de Dios.
Jesús no le pidió a Dios que silenciara a Satanás en el desierto. Ni
debemos hacerlo nosotros cuando seamos atacados.
Obviamente, las palabras de Jezabel cargaban un gran espí-
ritu de intimidación. Una vez que su afirmación llegó a oídos de
Elías, veamos su respuesta: “Viendo, pues, el peligro, se levantó
y se fue para salvar su vida” (1 Reyes 19:3, RVR-60).
Este hombre, que había confrontado a la nación, a los falsos
profetas y al rey, ahora huía. Viajó por toda la nación y caminó
durante un día entero por el desierto, se sentó debajo de un
árbol y pidió morirse.
¡Vaya! ¿Es esta la misma persona? ¿Qué está sucediendo?
Obviamente está confuso, deprimido, desalentado, y ha perdido
su visión. Estos son los síntomas de un espíritu de intimidación.
La triste realidad es que la mayoría de las personas tratan los
síntomas en lugar de tratar el espíritu que hay detrás de ellos.
Por ignorancia, yo también luché con estos síntomas por
años hasta que esa noche Dios expuso los caminos de ese es-
píritu malvado. Tenía problemas en mi don y no sabía por qué.
Elías se había rendido, así que Dios envió al profeta alicaído
a hacer un viaje. Un ángel se le apareció y le dio comida para un
largo viaje de cuarenta días al monte Sinaí. Cuando llegó, lo pri-
254 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

mero que Dios preguntó fue: “¿Qué haces aquí, Elías?” (1 Reyes
19:9).
¿Qué? ¡Un momento! Dios le había mandado al ángel darle
comida para el viaje, así que Elías hizo el viaje. Pero al llegar, Dios
preguntó por qué estaba allí. ¿Se ha vuelto Dios esquizofrénico?
No, esto es lo que debemos saber. Si nos vence la intimida-
ción, a menudo Dios nos enviará a un lugar neutral para minis-
trarnos, porque Él nos ama. Yo ignoraba lo que estaba pasando
en esas reuniones, pero no creo que fuera el caso de Elías. Él
sabía cómo confrontar con valentía la oposición, pero tenía
miedo de esta reina.
La verdadera pregunta ahora es: ¿qué había detrás de la pre-
gunta de Dios? Dios le preguntó a Elías por qué no confrontó a
la reina, porque ella era la que estaba encabezando todo el mal.
Había que detenerla, pero en lugar de hacer eso, Elías huyó de ella.
En lugar de responder a la pregunta detrás de la pregunta,
Elías cambió de tema, quejándose de que era el único que había
quedado para servir a Dios. Es la clásica historia para llorar:

He servido con gran celo al Señor Dios Todopoderoso


–respondió Elías–; pero el pueblo de Israel ha roto su
pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno
de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida, y
ahora me buscan para matarme a mí también.
(1 Reyes 19:10)

Dios ignoró por completo esta respuesta y de nuevo hizo la


misma pregunta: “¿Qué haces aquí, Elías?” (1 Reyes 19:13). Y de
nuevo Elías dio exactamente la misma historia para llorar (ver
Obstáculos para la multiplicación II 255

versículo 14). Se había rendido y no quería lidiar con el mal de-


trás del mal.
Dios de nuevo ignoró por completo su historia de “pobre de
mí” y le dio la orden más asombrosa:

Regresa por el mismo camino que viniste y sigue hasta


el desierto de Damasco. Cuando llegues allí, unge a
Hazael para que sea rey de Aram. Después unge a Jehú,
nieto de Nimsi, para que sea rey de Israel; y unge a Eli-
seo, hijo de Safat, de la tierra de Abel-mehola, para que
tome tu lugar como mi profeta. (1 Reyes 19:15-16)

¿Observó las últimas palabras: “tome tu lugar como mi pro-


feta”? Dios estaba reemplazando a Elías porque sucumbió y fue
vencido por la intimidación. Si continúa leyendo el segundo
libro de Reyes, encontrará que Elías pasó la mayor parte de sus
cuatro años siguientes entrenando a su reemplazo. Además, hay
noticias más impactantes: no ungió ni a Hazael ni a Jehú. Su
reemplazo, Eliseo, tuvo que hacer eso.
Eliseo no se dejó intimidar a ese nivel. Fue valiente y no
retrocedió ante ninguna maldad. Dios dice de él: “¡y a los que
escapen de Jehú, Eliseo los matará! (1 Reyes 19:17). Entre Jehú
y Eliseo, la malvada dinastía de Acab y Jezabel fue derrocada.
Creo que esta tarea le correspondía originalmente a Elías, pero
debido a la intimidación, el destino se vio alterado.
Admitimos que Elías, a diferencia del siervo perezoso, co-
nocía el carácter de Dios. Sin embargo, su batalla muestra cla-
ramente lo que el temor y la intimidación pueden hacer con
respecto a nuestro don y llamamiento.
256 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Lo más importante es decidir firmemente no retroceder


ante el temor y la intimidación. Dios nos respaldará cuando va-
yamos a combatir contra esta fuerza. Es vencible, pero debemos
golpearla de frente con la Palabra y las promesas de Dios.
Repito: Dios está de su lado. Él cree en usted. Él quiere que
usted florezca en los dones que ha puesto en su vida. No se re-
tire. No deje que nada ni nadie le desvíe de su misión y de su
destino.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. El temor ha sido el ladrón de muchos sueños. Es
taimado, intenta obtener el control, y si no se maneja
adecuadamente, alterará su destino. ¿De qué maneras
ha intentado el temor alterar su destino?

2. Timoteo recibió la advertencia de no descuidar su


don. ¿Por qué es peligroso ignorar su don? De los
ejemplos dados, ¿con cuál de las razones para descui-
dar un don se identifica más usted? ¿Por qué?

3. La intimidación es un espíritu. ¿De qué formas se ha


encontrado usted con este espíritu? ¿Cómo debemos
vencer y derrotar a este espíritu?
Explore cuidadosamente quién es usted
y la obra que ha recibido, y después
sumérjase en eso… Cada uno debe
asumir la responsabilidad de ser lo más
creativo que pueda con su propia vida.
—Gálatas 6:4-5, msg
14

Descubra y desarrolle
sus dones

A
hora pasamos al tema de descubrir y desarrollar los
dones que Dios nos ha dado. Como ya hemos dicho,
mi intención no es hablar sobre desarrollar los ta-
lentos y habilidades naturales. Con la práctica suficiente, casi
todos pueden ser competentes en casi cualquier cosa.
Quizá mi familia no esté de acuerdo con este punto cuando
se trata de cantar, y quizá tengan razón. Así que permítame citar
un ejemplo realista: si yo dedicara diez mil horas a tocar un ins-
trumento musical, podría pasar de ser un músico terrible a uno
promedio. Mi tiempo y esfuerzo podrían hacer que escucharme
tocar el piano o la guitarra fuera una experiencia grata, pero
incluso después de todo ese ensayo, seguiría sin ser un carisma
que impulse mi llamado a edificar el reino de Dios.

LA PARTICIPACIÓN DE DIOS

En la primera parte de este capítulo nos enfocaremos en las


palabras de Pablo de “explorar cuidadosamente quién es usted
y la obra que ha recibido”. No hay fórmulas para descubrir su
260 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

llamado y los dones que le acompañan. Aunque hay varios re-


cursos que pueden ayudarle a descubrir aquello para lo que es
bueno, cuando se trata de tener un impacto eterno se necesita la
ayuda de nuestro Creador para descubrir su llamado y carisma.
A veces, la participación directa de Dios es fácil de percibir
al descubrir los dones, como cuando Él me dijo que escribiera.
Yo nunca habría intentado escribir si no hubiera recibido la pa-
labra en oración esa mañana de verano en 1991. Ningún libro o
curso me podrían haber convencido para que escribiera, y defi-
nitivamente no habría llegado a ello por casualidad. Como otro
ejemplo, el rey David nunca habría sabido que era un guerrero si
no hubiera protegido a su rebaño del oso y del león. Tras estos in-
cidentes, surgió la necesidad de que alguien librara a Israel de los
filisteos. Para David, estos depredadores previos y amenazantes
fueron solo peldaños para luchar contra Goliat, mientras el resto
de Israel se escondía. Dios permitió que David descubriera sus
dones por las demandantes necesidades que había a su alrededor.
Si pensamos en Gedeón, era más parecido a mí. Dios tuvo
que convencerlo mediante varias pruebas de que estaba llamado
a ser un guerrero.
Comencemos desde cero. Es crítico buscar y creer en la par-
ticipación de Dios para descubrir nuestro carisma. La Biblia
dice que Dios recompensa a los que lo buscan diligentemente en
fe. No dice que Dios recompensa a los que lo buscan informal-
mente con dudas (paráfrasis del autor, acerca de Hebreos 11:6).
En consonancia con esto mismo, Jesús nos dice:

Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y


encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues
Descubra y desarrolle sus dones 261

todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a


todo el que llama, se le abrirá la puerta. (Mateo 7:7-8)

Debemos tener un deseo apasionado por conocer nuestro


carisma. Espero que este libro esté provocando en usted un
deseo por descubrir y aceptar sus dones. Este anhelo le impedirá
pedir, buscar o llamar de forma despreocupada, y en cambio
será usted persistente, como Jesús nos indica arriba. No es que
Dios se resista a darle algo. Él quiere que se desarrolle una pa-
sión en usted por lo que le está pidiendo.
Cuando estaba en la secundaria, quería un telescopio de
gran alcance porque me encantaba la astronomía y quería es-
tudiar el cielo nocturno. Un buen telescopio estaba totalmente
fuera de mi presupuesto, pero seguí leyendo libros y revistas de
astronomía. Leía cuatro o cinco a la vez en la biblioteca, los re-
visaba en mi tiempo libre, a veces repetidamente, y después los
devolvía y sacaba más. La lectura desarrolló un deseo casi des-
esperado por el telescopio.
Finalmente, mi pasión me impulsó a concebir una idea in-
usual para conseguir dinero para mi telescopio soñado. Era ins-
tructor de tenis en un club de natación y raqueta, y solo daba
clases durante las vacaciones de verano. Hice algo que nunca
antes se había visto en nuestro club. Con el permiso de la direc-
ción del club, tracé un plan para ofrecer clases privadas después
de la escuela, en el otoño. Si funcionaba el plan, conseguiría el
dinero suficiente para comprar el telescopio. ¡Funcionó! Créame;
nunca di por hecho que tendría ese telescopio. Si alguien me lo
hubiera regalado antes de que mi deseo fuera tan intenso, quizá
lo habría evitado después de que la emoción se hubiera ido.
262 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Dios no es duro de oído. No está reteniendo nada. Él desea


que usted no dé por hechos los dones que le da para edificar a
su pueblo. Su pasión tiene que ser más fuerte que la adversidad
que enfrenta mientras está de camino a sus sueños. Así que deje
que el deseo crezca, y la espontaneidad le mantendrá buscando
fervientemente conocer su carisma y sus dones.
A continuación, debemos darnos cuenta de que no hay una
forma marcada en la que Dios nos responde; para cada hijo es
distinto. Me deja perplejo a veces cómo hablamos continua-
mente sobre una “relación personal” con Jesús, pero cuando se
trata de oír a Dios, en este caso de entender nuestro carisma o
dones, queremos una fórmula. Dios quiere que sea algo perso-
nal; quiere mantenerlo como algo especial entre usted y Él. Él
no responde cada una de las oraciones de sus preciosos hijos del
mismo modo. Por eso Jesús nos manda que sigamos pidiendo,
buscando y llamando. Hay una “búsqueda” de su voluntad que
es verdaderamente muy buena para nosotros.
En nuestra búsqueda deberíamos hacer preguntas, tanto a
nosotros mismos como a otros. Todo esto es parte del proceso
de búsqueda. No estamos buscando la sabiduría de los hombres,
sino oír la voz de Dios dentro de las voces de aquellos con los
que hablamos.
Es importante que sepamos con quién hablar. Debemos
encontrar a quienes animan, pero a la vez no tienen miedo de
decir la verdad. Me gustaría decir que estas personas abundan,
pero son poco frecuentes. Conozco a personas a las que puedo
acudir, que siempre me dirán lo que quiero oír. Después están
los que son pesimistas, críticos y negativos casi con todo; les
falta visión. Evite a ambos. Encuentre a la persona que tiene fe y
Descubra y desarrolle sus dones 263

es madura y sabia. Encuentre a un padre o una madre en la fe, o


a alguien sabio que haya recorrido el camino antes que usted y
que haya cometido errores y haya aprendido de ellos.
Es importante que aquellos en los que confíe hayan evitado
volverse insensibles o cínicos, porque estas actitudes desdeñosa-
mente desconfiadas surgen en quienes albergan ofensas. Busque
a una persona que sea rápida en perdonar, alguien que no se
quede atascado en una religión por repetición sino que progrese
con los tiempos y el mover fresco del Espíritu de Dios. Y lo más
importante es que debe ser alguien que vea las cosas desde una
perspectiva eterna. Cuando encuentre a esa persona, haga todo
lo que pueda para mantener y atesorar la relación.
Hay muchos que son sabios para el mundo pero les falta
la visión eterna. Usted solo puede confiar en su consejo hasta
cierto punto. Tenga cuidado cuando los escuche, y filtre siempre
su consejo con la Palabra de Dios y la oración.
Los padres, su cónyuge y los pastores deberían tener todos
ellos lo mejor para usted en su corazón y, por lo general, darle
un consejo sabio, aunque hay excepciones. De joven yo com-
partía mis sueños con mi padre con respecto a estar en el mi-
nisterio. Su generación insistía en hacerlo “a la segura” (que es
una debilidad cuando se trata de una vida de fe). Mi papá dijo:
“Hijo, no hay seguridad en ese camino”. Me sugirió la ingenie-
ría porque se me daban bien las matemáticas y las ciencias, y
él también era ingeniero desde hacía cuarenta años. Era una
decisión de carrera más segura. ¡No me estaba dando cuenta
de que estaba firmando para tener seis años de angustia en la
universidad! Aunque tenía el don para esas materias, me sentía
miserable porque no era el llamado de Dios para mi vida.
264 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Mi primer empleo como ingeniero fue trabajar para IBM.


Un día mi jefe me llamó a su oficina y me dijo: “Bevere, ¿qué
hace en la ingeniería? Usted es alguien con don de gentes; de-
bería estar en algún campo que conlleve interactuar con perso-
nas”. Ministros muy reconocidos también me tomaron aparte
en varias reuniones y me dijeron: “Hijo, veo el llamado de Dios
en ti para predicar el evangelio”.
En mi tiempo de oración a solas, Dios continuamente atraía
mi corazón al ministerio, aunque yo no quería tener nada que
ver con ello. Todos los ministros que había conocido me pare-
cían raros. Pero mi corazón aún era sensible a nuestro Creador.
Antes de ser salvo, fui a un seminario católico durante una se-
mana y me sentí como si fuera llamado al ministerio. Pero me
dio miedo que, como sacerdote católico, nunca me casaría.
Pero una vez tras otra seguía recibiendo confirmación, lo
cual finalmente me ayudó a dejar a un lado el consejo de mi
padre. Lo respetaba mucho, lo cual agradaba a Dios, pero sabía
que algo estaba terriblemente mal al haber estudiado y final-
mente trabajado como ingeniero. Como había preguntado y
buscado la dirección de Dios repetidamente, Él no permitiría
que me equivocara de camino (aunque mi papá tuviera buenas
intenciones con su consejo) y me dejó esto muy claro.
Cuando el tema quedó zanjado, tuve una pasión ardiente que
resultó en más de un año y medio de búsqueda. También estaba
a tres cuartos de camino para conseguir mi título de ingeniería.
Decidí acabarlo y después seguir el ministerio cuando me gra-
duara. Fue una buena decisión, ya que aprendí estrategias que
la escuela bíblica nunca me hubiera enseñado. ¡Dios usará todas
las experiencias para entrenarnos!
Descubra y desarrolle sus dones 265

Otro elemento muy importante para descubrir su don es


estar plantado en una iglesia local sana. La Escritura dice: “Plan-
tados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florece-
rán” (Salmos 92:13, RVR-60). Si planta una semilla de algodón,
no crecerán calabazas del suelo. El suelo es una iglesia local sa-
ludable, y cuando usted está comprometido, los dones que Dios
le ha dado se manifestarán ahí. No importa si está llamado a los
negocios, la educación, el gobierno, el deporte o cualquier otro
campo; usted florecerá. Es el diseño de Dios.

PREGUNTAS PARA HACERSE USTED MISMO


Y PARA AMIGOS SABIOS

Ahora dirijamos nuestro enfoque a hacer preguntas, tanto a


usted mismo como a amigos sabios. Las preguntas correctas
planteadas a las personas correctas pueden ayudarnos a desper-
tar el reconocimiento de las cosas para las que tenemos un don.
Estos son algunos ejemplos:

¿Qué se le da bien de modo natural?


Este es un buen punto de inicio. Quizá su don sea entender los
números, construir frases elocuentemente, armar cosas, crear
historias de video, diseñar ropa u organizar eventos. Quizá
tenga habilidades atléticas naturales, o un buen olfato para los
olores, o un buen ojo para ver los detalles. Sea lo que sea, identi-
fique sus puntos fuertes.
Si puede cantar afinadamente y tiene el deseo de llevar a per-
sonas a la presencia de Dios, este podría ser un indicador de que
quizá esté llamado a adorar o a involucrarse en algún tipo de
266 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

ministerio musical. Lo mismo sucedería si está interesado en el


cuerpo humano y le fascina la medicina. Definitivamente debe-
ría preguntar le a Dios si está llamado al cuidado de la salud. La
lista es interminable.
Pero estas indicaciones no deberían ser la última palabra.
Yo era un buen jugador de tenis, y empecé en un equipo en la
NCAA División I de la escuela, y jugué en el circuito USTA y la
Copa Davis Junior. Como ya dije, di clases de tenis profesional-
mente durante tres años y también gané el torneo de tenis de la
secundaria del estado de West Virginia. Pero en oración, supe
que el tenis profesional no era mi llamado.
Por otro lado, tengo un amigo, Aaron Baddeley, que es un
golfista destacado y está en el Tour de la PGA. Pero en 2004, su
segundo año en el torneo, no le iba muy bien (apenas se clasificó
para regresar en 2005 por terminar el número 124 de la lista).
Casi al final de su segundo año, mientras jugaba en un torneo,
se estaba quedando en nuestra casa y, tristemente, no pasó el
corte. Juntos, tomamos un avión y volamos a Las Vegas, donde
yo tenía que ministrar en una conferencia. En esa reunión, Dios
le habló cuatro veces a su corazón: “Yo no te llamé al ministerio;
te llamé al golf”.
Aaron se había resistido a dar todos sus esfuerzos al golf,
porque quería hacer lo que yo hacía. Quería viajar y hablar en
conferencias e iglesias a medio tiempo y jugar al golf también a
medio tiempo. Decidió en su corazón esa noche que se entrega-
ría por completo a su llamado y su don. En un par de años, fue el
número dieciséis del ranking mundial de golf y finalmente ganó
cuatro eventos del PGA Tour y el Masters de Australia. Lleva
en el circuito más de quince años y sigue en él. Su influencia ha
Descubra y desarrolle sus dones 267

aumentado, y ha tenido múltiples oportunidades de ministrar y


compartir mensajes con muchos que no hubieran entrado por
las puertas de una iglesia.
Tengo un amigo pastor, Al, que hace años tenía un hombre
en su iglesia al que le encantaba enseñar la Biblia y era bueno ha-
ciéndolo. Quería ser un pastor de enseñanza. También tenía un
don para arreglar automóviles. Le prometieron un puesto pasto-
ral de enseñanza en una gran iglesia en una parte distinta de la
ciudad. Entonces llevó al pastor Al a almorzar para informarle
de eso. Al es sabio y compartió con el hombre: “Al orar por ti, no
siento que estés llamado a enseñar la Biblia a tiempo completo.
Tienes un don excepcional para arreglar automóviles”.
El hombre no escuchó el consejo de su pastor y se fue a la
otra iglesia.
Un año después, el hombre se sentía fatal. El puesto de en-
señanza aún no se le había dado oficialmente, su matrimonio
iba en declive, y luchaba económicamente. En la iglesia, un do-
mingo, el Señor le habló: “Yo nunca te llamé a ser pastor, sino a
ser un mecánico que enseñara la Biblia en su iglesia local”.
El hombre acudió al pastor Al, arrepentido por no escuchar
su consejo, y regresó a su iglesia natal. Se reenfocó en su negocio
de arreglar automóviles.
Una noche Dios le dio a este hombre el sueño de conectar
una computadora a un automóvil para diagnosticar problemas
de motor. Tenía un amigo que entendía de computadoras, y los
dos construyeron un aparato de prueba para diagnósticos por
computadora. Resultó que este aparato de prueba podía identi-
ficar problemas en los automóviles en un cuarto de tiempo de
lo que tardaban los métodos tradicionales. Con el tiempo, este
268 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

hombre abrió garajes por todo Carolina del Norte con su in-
vento. Después, el hombre se acercó al pastor Al, sonrió, y dijo:
“¡Tengo un llamado para arreglar automóviles!”.

¿Qué le vigoriza?
Un día, mi asistente me pidió que llevara la cuenta de los “nive-
les de energía” en mi rutina de trabajo normal en una semana.
Ella puso esta escala de calificación: las tareas que drenan mi
energía reciben un -2; las que drenan cantidades pequeñas de
energía un -1; las cosas que añaden mínima energía un +1; y
finalmente, las cosas que me aportan mucha energía un +2.
Había varias tareas, como reuniones de departamento, via-
jar, papeleo, hacer las maletas para los viajes, y cosas así, que re-
cibieron -2 y -1. Unas pocas recibieron un +1, pero las únicas dos
cosas a las que honestamente pude darles un +2 fueron hablar y
escribir. Me sorprendieron los resultados.
Al revisar esos resultados, me di cuenta de que a menudo,
cuando estoy escribiendo, pierdo por completo la noción del
tiempo. Hay veces que empiezo a escribir por la mañana tem-
prano y no me doy cuenta de que ya es mediodía. Por lo general,
estoy mentalmente cansado después de escribir tanto, pero tam-
bién me siento vigorizado.
Lo mismo me sucede cuando predico. En los días de antaño,
en los que no teníamos restricciones de tiempo, a menudo pre-
dicaba más de dos horas. Se me pasaban como si fueran treinta
minutos, ¡pero no sé lo que pensaba mi audiencia!
He visto a Alec, nuestro hijo que es muy creativo, trabajar
en proyectos innovadores durante horas con una pérdida total
de la noción del tiempo. Ha brillado en nuestro departamento
Descubra y desarrolle sus dones 269

creativo. He observado a Lisa interactuar con mujeres durante


horas, después de reuniones de mujeres, y perder todo concepto
del tiempo. Ella se vigoriza con conversaciones que nutren.
Albert Einstein trabajaba durante horas y horas seguidas.
Cuando estaba físicamente exhausto, tomaba una bandeja de
metal y se sentaba en una silla sosteniendo la bandeja en sus
manos a la altura de sus rodillas. Justo antes de quedarse pro-
fundamente dormido, la bandeja se le escurría de las manos y
se caía al piso. El ruido de la bandeja lo despertaba, y volvía al
trabajo.
Esta es una forma muy fácil de conocer su llamado: su verda-
dero don le vigorizará, aunque quizá esté cansado mentalmente
o físicamente durante largos ratos. Para los que han descubierto
su verdadero don, las horas de ensayo, la competición o trabajar
pueden parecerles minutos. Así que pregúntese: “¿Qué me vigo-
riza y periódicamente me hace perder la noción del tiempo?”.
Su respuesta es un buen indicador de dónde está su don.

¿A qué se siente atraído?


¿Qué capta su interés? ¿Qué le hace cobrar vida? Cuando canta,
¿se llena su corazón? ¿Se da cuenta de que usted canta cuando
nadie más lo hace? Yo sé que cuando canto, es un arduo tra-
bajo para mí y me canso rápidamente. No es mi don. No podría
sentarme en una habitación y hacer armonías y escribir música
con otros. Hacer eso no es algo que cree interés en mí, pero hay
personas que conozco a quienes les encanta hacerlo.
¿Qué revistas le interesan? ¿Qué videos de YouTube le emo-
cionan? ¿Qué hace que usted se detenga cuando revisa Pinte-
270 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

rest? ¿Qué asignaturas eran sus favoritas en la escuela? ¿A qué


sección de libros suele ir cuando entra a una tienda de libros?
Esta es una pregunta importante: ¿qué le atraería hacer incluso
aunque no le pagasen nunca por ello? La mayoría de los depor-
tistas profesionales jugarían a su deporte aunque no les pagaran
por ello. Mi papá se sentaba conmigo los sábados en la mañana y
me contaba cómo funcionaba un motor a vapor o algún otro apa-
rato. Recuerdo que un sábado en la mañana se pasó más de una
hora dibujando y explicándome lo que era una caldera y cómo
funcionaba. Eso me aburría muchísimo, ¡y debería haberme dado
cuenta entonces de que mi llamado no era ser ingeniero! Amaba
tanto a mi papá que nunca me atreví a decirle que aborrecía esas
sesiones. Cometí el tremendo error de seguir la ingeniería solo
por la seguridad económica; no cometa usted el mismo error.
¿Cuántas personas se sienten fatal en su trabajo porque lo
hacen solo por una razón: recibir un sueldo?
Como mencioné antes, hace años atrás cuando la esposa de
mi pastor me dijo que no se podían permitir darme un sueldo,
mi respuesta fue: “Sí, ¡sí pueden!”. Estaba dispuesto a trabajar
por un salario muy bajo, porque me sentía atraído a este tipo de
ministerio. Una vez en el trabajo, las setenta horas por semana
de servir a mi pastor y sus invitados se me hacían como nada.
A menudo le decía a Lisa que debería pagarles yo a mis pastores
por permitirme servirles en lugar de que ellos me pagaran a mí.
Dudo si escribir esto o no, porque corro el riesgo de que
piense que estoy alardeando, pero espero que en cambio escoja
creer que mi motivación es ser útil. Cuando comenzamos por
primera vez el ministerio, Lisa y yo decidimos que mis regalías
por escribir irían a Messenger International. Ahora he escrito
Descubra y desarrolle sus dones 271

más de veinte libros y cada uno toma un promedio de entre 400


y 450 horas de tiempo para escribirlo y editarlo. Esto significa
que he invertido casi nueve mil horas en escribir. Eso es más de
tres años de escribir ocho horas al día, incluyendo los fines de
semana. En esencia, no me han pagado por esos tres años. Lo he
hecho porque es mi don que mejora mi llamado.
Puedo decir sinceramente que si tuviera que elegir entre hacer
esto y que me pagaran 200 000 dólares al año como ingeniero,
volvería a hacer esto sin dudarlo. Por eso el apóstol Pablo escribe:

Se me ha confiado la administración del evangelio me


paguen o no. Por lo tanto, ¿dónde está mi recompensa?
Se encuentra en depositar continuamente las buenas
nuevas en los corazones de las personas, sin obligación,
gratuitamente, y no insistir en mi derecho a que me
apoyen económicamente. (1 Corintios 9:17-18, TPT)

¿Hacia quién se siente atraído?


Reconocer hacia quién se siente atraído también revela mucho
sobre su llamado y sus dones. Ciertas personas despiertan y des-
tapan los dones que hay dentro de usted. Encuentre su tribu:
aquellos que tienen dones y llamados similares al suyo. Ellos se
volverán fundamentales para entender quién es usted y cómo le
ha preparado Dios con sus dones. Su tribu debería ser personas
que le acepten y entiendan.
Me encanta sentarme con otros ministros y discutir aven-
turas y retos del ministerio y, por supuesto, la Palabra de Dios.
También me encanta sentarme con empresarios y personas de
negocios. Todas estas son áreas de fortaleza en mi vida.
272 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Dirigir una organización ministerial tiene muchas simili-


tudes con dirigir una empresa en el mundo laboral. Lisa y yo
hemos tenido que ser emprendedores. Cuando éramos jóvenes,
no había ministerios conocidos parecidos a lo que nosotros
queríamos hacer; ninguno tras el que pudiéramos modelar el
nuestro. Tuvimos que trazar un camino. Por esta razón, los em-
prendedores en el mundo laboral siempre han despertado cosas
en mí que me han ayudado, de una forma más idónea y compe-
tente, a hacer lo que estamos llamados a hacer.
Si le encanta el diseño de interiores, se sentirá cómodo con
otros diseñadores. Si es médico, le estimulará conversar con
otros médicos. Si es músico, otros músicos le ayudarán a avivar
su don. Y podría seguir así; encontrar su tribu puede ayudarle a
identificar, e incluso a extraer, su don.
De nuevo, es importante recordar que ninguna de las res-
puestas a estas preguntas puede sostenerse sola, y apartadas de
su tiempo personal de buscar a Dios para ver lo que le ha lla-
mado a hacer específicamente. Si yo hubiera escuchado a la ma-
yoría de ministros que me hablaron en mis años de formación,
habría escogido una ciudad y hubiera comenzado una iglesia
como pastor. Muy pocos podían ver los llamados y dones únicos
y distintos que había en Lisa y en mí. Por otro lado, hubo un
puñado de personas sabias que nos ayudaron a dirigirnos en la
dirección que sentíamos en nuestro corazón.

DESARROLLE SU DON

Ahora dirijamos nuestra atención a la segunda mitad del versí-


culo de inicio: “Cada uno debe asumir la responsabilidad de ser
Descubra y desarrolle sus dones 273

lo más creativo que pueda con su propia vida” (Gálatas 6:5, MSG).
Dios nos ha dado a cada uno el potencial de edificar nuestra vida,
lo cual ayuda a edificar su reino. Sin embargo, en algún momento
u otro todos tendremos que enfrentar el hecho de que no basta
solamente con tener potencial; debemos hacerlo realidad.
¡Qué triste sería que usted o yo llegáramos al final de nuestra
vida sabiendo que aún teníamos más que aportar! En el tribu-
nal del juicio, el dolor del lamento sería insoportable al darnos
cuenta de lo que podía haber sido, o peor aún, de las vidas que
nunca fueron impactadas por nuestra negligencia a la hora de
desarrollar lo que Dios nos había confiado.
Deje zanjado en este momento que usted morirá vacío, sin
retener nada. Habrá derramado todo lo que hay en usted para
quedarse vacío. El mundo necesita lo que usted tiene, los dones
que Dios le ha dado.
Una idea interesante de la realidad de los dones que Dios nos
ha dado se encuentra en Proverbios 18:16:

La dádiva del hombre le ensancha el camino


Y le lleva delante de los grandes. (RVR-60)

Su don le “ensancha” y le lleva ante “personas importantes”.


“Ensanchar” significa “hacer espacio”. El “espacio” del que esta-
mos hablando aquí es doble. En primer lugar, su don hace espa-
cio para que usted cumpla su potencial, cerrando la brecha entre
donde usted está y donde podría estar. En segundo lugar, su don
hace espacio para que usted sea ascendido a nuevos niveles de
su destino. Tenga en mente que con cada ascenso se requiere un
estándar más alto de habilidad. De nuevo, Salomón escribe:
274 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Si tiene un don particular en su trabajo, brillará y será


ascendido. No se quedará atrás. (Proverbios 22:29, TPT)

Pensemos en David. En 1 Samuel 16 encontramos el relato


del rey Saúl siendo atormentado por un espíritu maligno, por-
que el Espíritu del Señor se había apartado de él. Desesperado
por encontrar alivio, Saúl ordenó que sus siervos buscaran a un
músico hábil y lo llevaran ante él.
Uno de los jóvenes siervos respondió: “Yo he visto a uno de
los hijos de Isaí, de Belén, que toca hábilmente” (1 Samuel 16:18,
AMPC). David no solo tenía el don para la música, sino que era
hábil. ¿Qué le hacía ser hábil? Había desarrollado su don, y por lo
tanto se había creado espacio para que él avanzara en su llamado.
¿Podría ser que muchos no están progresando en sus llama-
dos porque sus dones están sin desarrollar? ¿Podría ser que el
grado en que desarrollemos nuestros dones determina el grado
en que podemos ser ascendidos?
Regresemos a las palabras de Pablo a Timoteo que citamos
en el capítulo anterior. Pero esta vez continuaremos con su re-
medio sugerido para su hijo espiritual:

No descuides el don que hay en ti, [ese talento interior


especial] que te fue directamente impartido… Practica y
cultiva y medita en estas obligaciones; lánzate por com-
pleto a ellas [como tu ministerio], para que tu progreso
pueda ser evidente para todos. (1 Timoteo 4:14-15, AMPC)

Hay mucho que aprender de estas sabias palabras. Obser-


vamos a hombres y mujeres que sobresalen en sus ámbitos, y a
Descubra y desarrolle sus dones 275

veces es fácil menospreciar su éxito diciendo: “Nacieron con un


don especial”. El hecho es que ellos, al igual que usted, sin duda
nacieron con un don, y ellos decidieron desarrollarlo. En otras
palabras, solo porque no los veamos perfeccionar su don no sig-
nifica que no hayan trabajado duro con él.
Como mencionamos en el capítulo anterior, Pablo comienza
advirtiendo a Timoteo que no descuide el don que Dios le dio.
Descuidamos nuestro don prestándole poca atención. Se le dice
a Timoteo que su progreso sería evidente al invertir totalmente
en el desarrollo de su don, algo que Pablo escribió que se conse-
guiría mediante la práctica, el cultivo y la meditación. Examine-
mos brevemente cada uno de estos tres elementos.

Practicar
Practicar significa “realizar o trabajar repetidamente para ser
competente”, según el diccionario Merriam-Webster. La prác-
tica privada determina nuestro desempeño en público, porque
siempre lo realizaremos según el nivel en el que hayamos practi-
cado. Es fácil maravillarnos por una actuación pública especta-
cular, pero también podemos perder de vista las semanas, meses
y años de entrenamiento y trabajo duro que fueron necesarios
para ese nivel de práctica constante.
Según los expertos en la ciencia de la conducta y el desarro-
llo humano, se tarda aproximadamente diez mil horas de prác-
tica en ser competente o en dominar una habilidad en concreto.
Sin embargo, el Profesor K. Anders Ericsson, de la Universidad
Estatal de Florida, desafía la idea tradicional de que “la prác-
tica consigue la perfección”. El profesor va un paso más adelante
revelando que no basta con practicar diez mil horas a menos
276 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

que esas horas de práctica se hagan con la intención expresa de


mejorar, en lugar de tan solo hacerlo por inercia. Él denominó a
este tipo de práctica la “práctica deliberada”. Escribe así:

Así que aquí tenemos la práctica deliberada en dos


palabras: salga de su zona de comodidad pero hágalo
de una forma enfocada, con unas metas claras, un plan
para alcanzar esas metas, y una forma de monitorear su
progreso.21

A menos que nos obliguemos a ir más allá de nuestro nivel


de comodidad y destreza, nunca creceremos. Si no somos “de-
liberados”, el peligro está en que cuando lleguemos al nivel de
“suficientemente bueno”, podemos volvernos complacientes con
facilidad. Entonces será solo cuestión de tiempo hasta que nos
volvamos descuidados en nuestra práctica, lo cual finalmente
tendrá un efecto negativo en nuestro desempeño y obstaculi-
zará el poder tener más multiplicación.
Desarrollar nuestra área de fortaleza nos libera, no nos li-
mita. Aumenta nuestro potencial para multiplicar. Esto no
significa que no trabajemos en áreas de debilidad o que no ad-
quiramos nuevas habilidades; significa que estamos enfocados
e invertimos en las áreas que nos darán el máximo beneficio
sobre nuestro potencial.
Yo recomiendo aprender nuevas habilidades, pero nunca
siendo negligente con sus áreas de llamado.
Esto es lo fundamental: el crecimiento no es automático;
exige intencionalidad. A menos que estemos practicando con-
tinuamente para poder ser “hábiles” en nuestros dones, nunca
Descubra y desarrolle sus dones 277

descubriremos todo nuestro potencial. Por eso debemos man-


tenernos comprometidos con el crecimiento personal. La ma-
yoría de las personas quieren hacer grandes cosas con su vida,
pero no todos están dispuestos a trabajar todo lo necesario para
ser grandes. Practicar es pagar el precio que produce grandes
recompensas.

Cultivar
Practicar es algo práctico, mientras que cultivar es más edu-
cativo. “Cultivar” significa “desarrollar o mejorar mediante
la educación o el entrenamiento; promover el crecimiento y
desarrollarlo”.22
Cuando piensa en la palabra cultivar, piense en “entrenar”.
Entrenar es fundamental para su crecimiento y desarrollo per-
sonal, ya que le aporta crítica constructiva y guía que no puede
adquirir por usted mismo. Cualquiera que haya destacado en
su don ha sido entrenado y guiado por otros a lo largo de su
camino. El elemento maravilloso de los entrenadores es que ven
su potencial y están comprometidos a sacarlo de usted, ¡aunque
eso incluya tener que ser duro con usted!
Entrenar puede producirse a través de un mentor-pupilo,
padre-hijo, madre-hijo, maestro-estudiante, relaciones de entre-
namiento, aprendizajes, internados, e indirectamente mediante
libros, cursos y recursos que tenemos a nuestra disposición en
abundancia.
Otra forma de recibir educación para sus dones es reunirse
con quienes comparten dones similares. De nuevo, como diji-
mos antes, a menudo se hace referencia a esto como “encontrar a
su tribu”. Cuando está ante los que comparten talentos y pasio-
278 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

nes similares, eso ofrece la oportunidad de colaborar e innovar


juntos.
Durante las décadas de 1930 y 1940, un grupo de escritores
creativos, conocido como The Inklings, se reunían en una sala
privada en un pub cerca de los terrenos de la Universidad de
Oxford. Entre estos entusiastas literarios estaban C. S. Lewis y
J.R.R. Tolkien. El propósito de estas reuniones era leer y criticar
las obras sin terminar de los miembros, de donde se inspiró la
creación de Tolkien de El señor de los anillos, y Las crónicas de
Narnia, de C. S. Lewis. ¡Esta sí que fue una gran tribu!

Meditar
“Meditar” significa “reflexionar; contemplar”. Cierto creci-
miento solo se puede producir cuando dedicamos tiempo a de-
tenernos y reflexionar en las lecciones que estamos aprendiendo.
Cuando monitoreamos sinceramente nuestro crecimiento y nos
damos tiempo para evaluar nuestro progreso y desempeño, nos
posicionamos en un buen lugar para ser conscientes de las áreas
específicas que necesitan atención o mejora.
Mi amigo John Maxwell a menudo recuerda a sus audien-
cias y lectores que la experiencia no es el mejor maestro: lo es
la experiencia evaluada. Al reflexionar en su progreso, preste
atención a la crítica que reciba de entrenadores y compañeros,
así como a pensar en maneras innovadoras de mejorar y utili-
zar sus dones. Hágase a usted mismo y a Dios las preguntas co-
rrectas: ¿Qué tengo que cambiar? ¿Cuáles han sido mis mayores
áreas de crecimiento? ¿Cuáles son las áreas a las que tengo que
prestar más atención? ¿Qué tengo que hacer para conseguir el
avance que necesito para ir a un nuevo nivel?
Descubra y desarrolle sus dones 279

El tiempo de reflexionar nunca es tiempo perdido.

NO RETENGA NADA

Finalmente, volvamos a leer las palabras de Pablo a Timoteo:

Practica y cultiva y medita en estas obligaciones; lán-


zate por completo a ellas [como tu ministerio], para que
tu progreso pueda ser evidente para todos. (1 Timoteo
4:14-15, AMPC)

Todo lo que hemos discutido depende de que nos lancemos


por completo a lo que Dios nos ha llamado y nos ha dotado
para hacer. Su llamado demanda todo nuestro compromiso. A
medida que nos damos de todo corazón a lo que Dios nos ha
confiado, nuestro progreso será evidente para todos, y multipli-
caremos nuestro potencial.
Cada uno de nosotros es responsable de administrar sus
dones y hacer lo más creativo que podamos con nuestras vidas.
Hasta ahora hemos visto que el grado en el que desarrollemos
nuestros dones determinará el grado al que podremos avanzar
en nuestra esfera de llamado y multiplicar nuestra eficacia.
Tenemos una sola oportunidad en esta vida para dar todo
lo que tenemos. No retengamos nada, y vaciémonos, derramán-
donos por completo como un regalo que le devolvemos a Dios.
Esto es vivir. Viviendo así es como cobraremos verdaderamente
vida y la experimentaremos al máximo.
PA R A R E F L E X I O N A R
1. No hay fórmulas para descubrir su llamado. Aunque
hay varios recursos que pueden ayudarle a descubrir
en lo que es bueno, localizar su llamado y sus dones
será algo que requiere la participación de Dios. ¿Ha
buscado a Dios para que le dé sabiduría con respecto
a su llamado y sus dones? ¿Qué le ha mostrado Él?

2. En nuestra búsqueda de nuestro llamado, debería-


mos hacernos a nosotros mismos, y a otros, algunas
preguntas. Todo esto es parte del proceso. Encuentre
personas en las que confíe y pregúnteles qué ven en
usted.

3. No basta meramente con tener talento; debe mate-


rializarlo. ¿Por qué es importante que desarrolle sus
dones? ¿Qué sucede cuando desarrolla y hace crecer
sus dones intencionalmente?
Y el que nos confirma con vosotros en
Cristo, y el que nos ungió, es Dios.
—2 Corintios 1:21, rvr- 60
15

Ungido

D
urante un reciente día festivo de Acción de Gracias
estábamos sentados en familia en torno a la mesa del
salón. Lisa había preparado un gran festín. Todos es-
tábamos disfrutando del placer posterior y de la compañía de
los demás. Sentí que como el papá que era, tenía que decir algo
a mi familia, así como a algunos miembros de nuestro equipo
que estaban con nosotros.
Después de hacer una oración en silencio, vino una pala-
bra a mi corazón: “Chicos, ya tengo sesenta años y siento, de
varias maneras, mi responsabilidad en mi función de padre de
compartir algo de sabiduría. Si me preguntaran qué es lo más
importante que Lisa y yo hemos hecho en nuestro caminar con
Dios durante los últimos cuarenta años, sería esto: mantenernos
constantes.
“Hemos tenido muchas oportunidades durante los años de
‘tirar la toalla’, por así decirlo. También, muchas oportunidades
de comprometer la verdad para obtener un beneficio personal,
autopromoción o para aliviar una dificultad que estábamos ex-
perimentando. Pero hemos decidido hacer de la verdad nues-
tro ancla, aferrándonos a ella por muy dolorosas que sean las
circunstancias.
284 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

“Algo muy sabio que Job dijo en su confusión fue: ‘Al menos
puedo consolarme con esto: a pesar del dolor, no he negado las
palabras del Santo’ (Job 6:10). Cuando he cometido errores (y he
cometido unos cuantos), me he arrepentido rápidamente y he
pedido perdón tanto a Dios como a los hombres. Ahora miro
las bendiciones que abundan por obedecer constantemente a la
verdad, y son innumerables. Dios es muy misericordioso”.

LA UNCIÓN

Una gran bendición que ha resultado de someterme continua-


mente a la verdad es “la unción”. Para entender esto, veamos la
gran ordenación, el día en que Dios Padre invistió a Jesús como
Rey del cielo y de la tierra:

Porque has amado la justicia y detestado la maldad. Por


esta razón, Dios, tu Dios, te ha ungido y ha derramado
el aceite de la dicha sobre ti más que sobre cualquier de
tus amigos. (Hebreos 1:9, TPT)

Prestemos atención a las palabras por esta razón, ya que son


cruciales para entender una verdad clave. La inmovilidad de
Jesús en dos asuntos dio como resultado un gran beneficio, y su
ejemplo debería ser nuestra norma. Jesús amó la justicia. Es la
palabra griega dikaiosúnē y se define como “conformidad a las
demandas de una autoridad superior”.23 Pero al mismo tiempo
detestó la maldad. A muchos cristianos no les gusta la maldad,
pero este no es el corazón de Jesús: Él la detesta. La palabra
griega es anomía, que en esencia significa “desobediencia a la
Ungido 285

autoridad de Dios”. Él detestó todo lo que tuviera que ver con


apartarse de la autoridad de Dios. Punto. La firme obediencia
de Jesús, al margen de la dificultad, fue la razón por la que la
unción sobre su vida era más poderosa que la de cualquiera de
sus compañeros.
¿Por qué concluyo este libro sobre la multiplicación hablando
sobre la unción? La respuesta es simple, pero importante: la un-
ción es lo que aviva las habilidades que Dios nos ha dado para
multiplicar eternamente. Véalo como un potenciador de lo que
se le da bien hacer. Permítame darle dos rápidos ejemplos.
He escuchado a personas con voces tremendas que me gus-
taba oír, pero después he escuchado a algunos con voces menos
magníficas que tocaron mi corazón profundamente, algo que
tuvo como resultado un cambio. La diferencia fue la unción.
También he escuchado a personas dar mensajes con un conte-
nido profundo, mientras que ha habido otros mensajes menos
notables que me afectaron profundamente a nivel del corazón, lo
cual produjo un cambio de conducta. La diferencia fue la unción.
El mismo efecto es cierto para todos los siervos de Dios, al
margen de cuál sea el área de su llamado, ya sea el gobierno, la
empresa, las artes, la educación o cualquier otro. El rey David
hizo esta declaración:

Pero has exaltado mi cuerno (emblema de una fuerza


excesiva y una gracia majestuosa) como el de un búfalo;
estoy ungido con aceite fresco. (Salmos 92:10, AMPC)

Sus palabras son muy reveladoras. Al examinar algunos de


los principales comentarios sobre este versículo, hay un acuerdo
286 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

mutuo en que el énfasis no está en el “búfalo salvaje”, sino más


bien en la idea de que “Tú me has hecho muy fuerte”. La unción
produce gozo. Dios lo llama el aceite de la dicha o gozo, lo cual,
según la Escritura, es nuestra fortaleza (ver Nehemías 8:10). En
esencia, el salmista declara que la unción nos hace fuertes. Me-
jora y fortalece los dones en nuestra vida para dar fruto eterno.
Yo creo que este es uno de los aspectos sobreentendidos y
transformadores de la parábola de los talentos y de las minas: el
trabajo de los dos siervos que multiplican mejoró por la unción.
Digo “sobreentendidos” porque esta verdad la obtenemos de los
versículos arriba mencionados. Para que pudieran multiplicar,
era importante obedecer constantemente y detestar la desobe-
diencia a las instrucciones de su amo, atrayendo así la unción
para mejorar sus dones.
David menciona que el aceite es fresco. La unción no es algo
que ocurre una sola vez, más bien es la bendición que comienza
y continúa en alguien que camina constantemente en sumisión
a Dios. No es algo que se obtiene en un momento del tiempo y
después se da por hecho, porque ahora “la tengo”. Sansón tuvo
la unción pero no la mantuvo fresca. Transigió y desobedeció;
no aborrecía la maldad. Participó de ella unas cuantas veces,
pero finalmente su pecado lo alcanzó. La Biblia dice:

Su fuerza se apartó de él. Y le dijo [Dalila]: ¡Sansón, los


filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se
dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero
él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.
(Jueces 16:19-20, RVR-60)
Ungido 287

Sansón no era consciente de que la unción se había ido.


Por esta razón David, tras desobedecer con Betsabé, ora
apasionadamente:

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un


espíritu fiel dentro de mí. No me expulses de tu presen-
cia y no me quites tu Espíritu Santo. Restaura en mí la
alegría de tu salvación y haz que esté dispuesto a obede-
certe. (Salmos 51:10-12)

El clamor del corazón de David, su gran ruego, era que la


unción no se fuera de su vida, y sabía que eso dependía de tener
una vida fiel o constante de obediencia a Dios.
Sigamos examinando la unción y a quién se le da. Leamos de
nuevo la frase de Pablo destacada al principio de este capítulo:

Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que


nos ungió, es Dios. (2 Corintios 1:21, RVR-60)

La palabra para “ungió” aquí en griego es chríō. Se define


como “asignar a una persona una tarea, con la implicación de
una aprobación, bendición y capacitación sobrenaturales; ‘ungir,
asignar, señalar’”.24
Hay palabras clave aquí que no podemos pasar por alto. La
palabra aprobación se define como “un permiso acreditado o au-
torización, para una acción”. Dicho de forma sencilla, la unción
es la aprobación divina para actuar. Jesús dice: “El Espíritu del
Señor está sobre mí, porque me ha ungido para…” (Lucas 4:18).
La unción fue la aprobación de Dios sobre Jesús para hacer algo.
288 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

De nuevo, del mismo modo que el apóstol Pedro dice: “cómo


Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret,
y cómo éste anduvo haciendo…” (Hechos 10:38, rvr-60). Re-
pito: es para actuar.
Otro elemento clave de chríō son las palabras definitorias
asignar o señalar. Al servir a Dios, siempre hay un periodo de
prueba. Se nos prueba en obediencia antes de ser señalados, o
ungidos.
Con la historia de Mike que mencioné en el capítulo 9, su
prueba crítica se produjo cuando Dios le pidió que diera sus
últimos 200 dólares. En cuanto a Lisa y a mí, nuestra prueba
fue ver si seguíamos comprometidos con el mandato divino de
escribir, incluso cuando ninguna editorial estaba interesada en
nuestros dos primeros libros, y había muy poco interés del pú-
blico en general.
Jesús dice en más de una ocasión: “muchos son llamados,
mas pocos escogidos” (Mateo 20:16 y 22:14, rvr-60). Creo que
la palabra muchos se refiere a todos los que le pertenecen. Cada
uno de nosotros tiene un llamado divino. Sin embargo, la pa-
labra escogido significa “señalado”, y según Jesús, ese número,
tristemente, son “pocos”. ¿Por qué? Hay un proceso de aproba-
ción que se debe pasar. Lea estas palabras con atención: “Sa-
luda a Apeles, probado y aprobado en Cristo” (Romanos 16:10,
ampc).
Apeles fue puesto a prueba, como lo somos todos los que
deseamos viajar hacia nuestro destino. Él obviamente pasó la
prueba y por lo tanto fue escogido o aprobado. Por los princi-
pios de la Escritura sabemos, sin que se nos diga, que Apeles fue
ungido, porque su don tuvo el toque mejorado de Dios sobre él.
Ungido 289

Hay muchos que se señalan a sí mismos de forma prematura


en el área en que son llamados, pero no deberían esforzarse por
su propia aprobación, sino por la aprobación divina:

Porque no [es el hombre] que se alaba y elogia a sí


mismo el que es aprobado y aceptado, sino [es la per-
sona] a quien el Señor acredita y elogia. (2 Corintios
10:18, AMPC)

Cerremos el círculo regresando a la cena del día de Acción


de Gracias. Yo quería que mi familia y los miembros del equipo
que estaban presentes supieran que la obediencia continua, amar
la justicia y aborrecer la maldad es crucial para el cumplimiento
de nuestro destino, porque esa constancia nos posiciona para su
unción.
Al mirar atrás a nuestras vidas, Lisa y yo hemos obedecido a
Dios en algunos tiempos muy difíciles: a menudo esta obedien-
cia parecía contraproducente, incluso perjudicial, para nuestro
crecimiento, bienestar, popularidad, o muchos otros beneficios
personales de los que aparentemente nos estábamos alejando.
Pero lo que parecía no ser ventajoso para nosotros a corto plazo,
finalmente terminó siendo la llave que abrió una puerta impor-
tante para nuestro destino.

SU COMISIÓN

Usted ha sido llamado tanto como cualquiera, incluidos sus ma-


yores héroes de la fe. Es más que probable que su llamado no
esté en el mundo de la iglesia organizada, porque solo algunos,
290 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

un pequeño número, está llamado a esta esfera. Usted tiene el


privilegio de sobresalir, de destacar en la esfera de la vida a la
que ha sido enviado.
• Daniel destacó en las oficinas gubernamentales de Babi-
lonia (ver Daniel 6:3, RVR-60).
• José destacó en la gran nación de Egipto (ver Génesis 41:49).
• Febe sobresalió como ministra del evangelio en Cencrea
(ver Romanos 16:1).
• Su llamado no es distinto.
Sus dones son únicos. Dios ha puesto en usted las habilidades
necesarias para cumplir su misión.
Escuchemos lo que dice la Biblia de Bezalel y su equipo de
trabajadores: “El Señor ha dado sabiduría a Bezalel, a Aholiab
y a los demás talentosos artesanos, y los ha dotado de habilidad
para realizar todas las tareas relacionadas con la construcción
del santuario” (Éxodo 36:1). Estos hombres no poseían la habili-
dad, como Moisés o Aarón y sus hijos, para declarar la Palabra
de Dios y ministrar al pueblo, pero estos artesanos estaban do-
tados para trabajar con sus manos para construir el tabernáculo.
Usted también ha sido dotado para construir el tabernáculo
de Dios con las habilidades que Él le ha dado. Sin embargo, este
santuario no está hecho de oro, plata, bronce, piedras preciosas,
pieles de tejón, lino fino, madera de acacia u otros materiales
usados para construir el tabernáculo del Antiguo Testamento o
el templo de Jerusalén. Hoy, el tabernáculo de Dios está hecho
de piedras vivas, seres humanos, y estas piedras vivas están
siendo edificadas como una habitación de Dios (ver 1 Pedro 2:5
y Efesios 2:20-22). Usted ha sido dotado para edificar personas
para la gloria de Dios.
Ungido 291

Usted está empoderado para multiplicar. Somos mayordo-


mos de los dones que Dios nos da, y su deseo es que usted y yo
le devolvamos un fruto multiplicado producido por esos dones.
Para multiplicar, debemos buscar las estrategias del cielo. Los
líderes pueden enseñar principios, pero estas estrategias celes-
tiales únicas son personales; no se estudian en ningún libro ni
se aprenden en una clase.
Los líderes solo podemos animarle a buscar a Dios y escu-
char su voz. Obedézcalo a Él, incluso cuando parezca insigni-
ficante. Lo que termina multiplicándose es, por lo general, algo
que parece trivial. Recuerde: es una semilla de mostaza, la más
pequeña que cualquier otra semilla, la que crece hasta conver-
tirse en uno de los árboles más grandes.
Usted multiplica invirtiendo. Esto adopta muchas formas,
pero cuando soltamos, recibimos una cosecha de bendiciones.
Si la semilla no se planta (si no se invierte), queda sola, pero
cuando se invierte produce una cosecha multiplicada. En cual-
quier punto puede acumular su cosecha o puede reinvertirla.
No deje de invertir nunca; es la clave para su siguiente nivel de
eficacia.
Su catalizador es servir. Si su motivación es cualquier otra
que no sea servir, terminará en un lugar donde no querrá estar.
Quizá se vea muy bien a ojos de otros, pero terminará seco de
pasión. Su lámpara continuará disminuyendo, incluso hasta el
punto de apagarse. Pero, anímese, pues Él no apagará una lám-
para humeante, sino que continuamente buscará captar su aten-
ción y volver a encender su fuego (Isaías 42:3). Al margen de lo
que usted haga, busque servir, amar sin hipocresía, y soportar
cualquier dificultad que encuentre.
292 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Desee la unción. Es su potenciador. Impulsará su trabajo


para que sea eterno. Exaltará su fortaleza y le hará destacar en
la esfera de su llamado. Le separará de aquellos del mundo, e in-
cluso de la iglesia, que usan los dones que Dios les ha dado para
propósitos egoístas o mundanos.
Debe tener fe. Es la única forma de multiplicar el potencial
que Dios le ha dado. Sin fe, “es imposible agradar a Dios” (He-
breos 11:6). Para hacerla crecer, debe oír su Palabra. Se nos dice:
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Ro-
manos 10:17, RVR-60). Es por el oír, y volver a oír, y volver a oír
lo que hace que la Palabra de Dios se incruste firmemente en
nuestro corazón. Por eso sería sabio leer este libro otra vez, y
otra. ¡Pero no solo lo lea! Deje el libro y medite en cómo estas
verdades se aplican a su vida, y después actúe sobre ello. Meta
la Palabra de Dios en su espíritu, la cual está sistemáticamente
expuesta en este libro, a través de la lectura, meditación y ora-
ción hasta que llegue a creer que está llamado para multiplicar,
al margen de cómo vaya la vida a su alrededor. Esta convicción
dentro de usted para multiplicar debería ser mayor que lo que le
dicten sus circunstancias externas.
Finalmente recuerde: ¡Dios está de su lado! Él dice:

“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes –dice el


Señor–. Son planes para lo bueno”. (Jeremías 29:11)

Y de nuevo se nos dice enfáticamente:

Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse


en nuestra contra? Si Dios no se guardó ni a su propio
Ungido 293

Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos


dará también todo lo demás? (Romanos 8:31-32)

Escuche estas palabras, no las frases desalentadoras que sur-


gieron del dios de este mundo, el principal acusador y desalenta-
dor. Su Creador es su Padre, y desea que usted tenga éxito en la
labor que Él le ha llamado hacer.
Como un padre en la fe que acaba de cumplir sesenta años,
¡yo también estoy de su lado! Le estoy animando a ir más lejos
de lo que mi generación y yo hemos llegado. Servimos a un Rey,
somos ciudadanos de un reino, somos miembros de una casa,
tenemos una fe, una misión: edificar la casa de Dios en la que Él
habitará eternamente.
Trabajemos juntos. Seamos uno y mantengamos la unidad.
Veamos su gloria llenar su morada una vez más. No hay otra
solución para los problemas del mundo.
Le amo, pero lo más importante, es que Dios Padre, Jesu-
cristo el Hijo y el Espíritu Santo le aman profundamente. Y su
amor por usted es para siempre.

Y al que es poderoso para guardarles de todo tropiezo o


resbalón o caída, para presentarles inmaculados (sin culpa
ni falta) ante la presencia de su gloria en gozo y exultación
triunfante [con un deleite indescriptible y eufórico]. Al
único Dios, nuestro Salvador mediante Jesucristo nues-
tro Señor, sea la gloria (esplendor), la majestad, la fuerza
y el dominio, y el poder y la autoridad, antes que fuera el
tiempo y ahora y para siempre (hasta todas las edades de
la eternidad). Amén (así sea). (Judas 1:24-25, AMPC)
PA R A R E F L E X I O N A R
1. La unción es lo que aviva las habilidades que Dios nos
ha dado para multiplicar. ¿Cómo se cultiva la unción?
¿Qué diferencia marca la unción para que sus dones
funcionen más?

2. ¿Cómo se puede mantener fresca la unción en su


vida? ¿Qué sucede si la unción se da por sentada?

3. ¿A qué esfera de la vida ha sido usted llamado en la


que marcará una diferencia? ¿De qué maneras podría
destacarle la unción dentro de esa esfera de influencia
en particular?
Si declaras abiertamente que Jesús es
el Señor y crees en tu corazón que Dios
lo levantó de los muertos, serás salvo.
Pues es por creer en tu corazón que eres
declarado justo a los ojos de Dios y es por
declarar abiertamente tu fe que eres salvo.
—Romanos 10:9-10
Apéndice

Salvación, disponible
para todos

D
ios quiere que usted experimente la vida en toda su
plenitud. Él está apasionado con usted y con el plan
que tiene para su vida. Pero solo hay una forma de co-
menzar el viaje hacia su destino: recibiendo la salvación me-
diante el Hijo de Dios, Jesucristo.
A través de la muerte y resurrección de Jesús, Dios abrió un
camino para que usted entre en su reino como una hija o hijo
amado. El sacrificio de Jesús en la cruz hizo que la vida eterna
y abundante esté disponible gratuitamente para usted. La salva-
ción es el regalo de Dios para usted; no puede hacer nada para
ganarla ni para merecerla.
Para recibir este precioso regalo, primero reconozca su pe-
cado de vivir independientemente de su Creador, porque esta
es la raíz de todos los pecados que ha cometido. Este arrepenti-
miento es una parte vital de recibir la salvación. Pedro dejó esto
muy claro el día que cinco mil fueron salvos en el libro de los
Hechos: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borra-
dos vuestros pecados” (Hechos 3:19, RVR-60). La Biblia declara
que cada uno de nosotros nace siendo esclavo del pecado. Esta
298 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

esclavitud tiene su origen en el pecado de Adán, quien comenzó


el patrón de una desobediencia deliberada. El arrepentimiento
es la decisión de alejarse de obedecerse a usted mismo o a Sa-
tanás, el padre de mentiras, y acudir en obediencia a su nuevo
amo, Jesucristo, el que dio su vida por usted.
Debe entregar a Jesús el señorío de su vida. Hacer a Jesús
“Señor” significa darle la propiedad de su vida (espíritu, alma y
cuerpo), todo lo que usted es y tiene. Su autoridad sobre su vida
se convierte en absoluta. En el momento en que usted hace esto,
Dios le libra de la oscuridad y le transfiere a la luz y la gloria de
su reino. Sencillamente pasa de muerte a vida, ¡se convierte en
su hijo!
Si quiere recibir la salvación a través de Jesucristo, ore estas
palabras:

Dios del cielo, reconozco que soy pecador y que no


alcanzo tu estándar de justicia. Merezco ser juzgado
eternamente por mi pecado. Gracias por no dejarme
en este estado, porque creo que enviaste a Jesucristo, tu
Hijo unigénito, que nació de la virgen María, para morir
por mí y llevar mi juicio en la cruz. Creo que resucitó al
tercer día y que ahora está sentado a tu diestra como mi
Señor y Salvador. Así que, en este día, me arrepiento de
mi independencia de ti y entrego mi vida por completo al
señorío de Jesús.
Jesús, te confieso como mi Señor y Salvador. Ven a mi
vida mediante tu Espíritu y conviérteme en un hijo de
Dios. Renuncio a las cosas de las tinieblas a la que antes
me aferraba, y a partir de este día no viviré más para mí
Apéndice: Salvación, disponible para todos 299

mismo, sino que por tu gracia viviré para ti, que te entre-
gaste por mí a fin de que viviera para siempre.
Gracias, Señor; mi vida ahora está completamente en tus
manos, y según tu Palabra, nunca seré avergonzado. En
el nombre de Jesús, amén.
¡Bienvenido a la familia de Dios! Le animo a compartir su
emocionante noticia con otro creyente. También es importante
que se una a una iglesia local que crea en la Biblia y que conecte
con otras personas que puedan animarle en su nueva fe. Acaba
de embarcarse en el viaje más apasionante. ¡Deseo que crezca en
revelación, gracia y amistad con Dios cada día!
RECONOCIMIENTOS

E
l libro que tiene en sus manos es un esfuerzo de equipo,
así que quiero reconocer a algunos de los compañeros
de trabajo que contribuyeron a ello:
Bruce Nygren: Gracias por tu experiencia con la edición del
contenido. De nuevo, has tomado mi escrito y, sin perder mi
voz, has conseguido que se lea mucho mejor. Y gracias por las
preguntas desafiantes que me hiciste, que al final hicieron que el
libro fuera más preciso y más fuerte.
Cory Emberson, Laura Willbur y Loran Johnson: Gracias
por asegurar que la gramática, la puntuación y el estilo de este
mensaje fueran precisos y coherentes. Admiro su don.
Chris Pace: Gracias por tu ánimo inagotable al leer este
manuscrito según iba progresando capítulo a capítulo. Gracias
también por ayudarme a dar forma al capítulo 14. Tu aportación
fue incalculable.
Addison Bevere: Gracias por tus habilidades de edición y
tus preguntas desafiantes, que hicieron que el mensaje tuviera
una lectura mejor y más precisa. Por encima de todo, gracias
por ser un hijo fiel y alentador.
Allan Nygren: Gracias por tu brillante diseño de la tipogra-
fía de este libro y de la portada. ¡Admiro tu don!
302 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

Al equipo de Messenger International: Cada uno de uste-


des hace mucho entre bambalinas para edificar el reino de Dios.
Me gozaré con ustedes el día que seamos testigos de cómo Jesús
recompensa grandemente su servicio desinteresado.
Santo Espíritu de Dios: ¡Mi mayor agradecimiento es para
ti! Este mensaje nunca hubiera sido posible sin tu guía y sabidu-
ría. Estoy extremadamente agradecido por tu continua revela-
ción de mi Señor y el mayor de mis amores, Jesucristo. Te amo
profundamente, y es un honor servirte y hacer equipo contigo.
Notas

1. Zodhiates, Spiros. The Complete Word Study Dictionary: New


Testament. Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000.
2. Arndt, William, Frederick W. Danker, y Walter Bauer. A
Greek – English Lexicon of the New Testament and Other Early
Christian Literature. Chicago: University of Chicago Press,
2000.
3. Louw, Johannes P., y Eugene Albert Nida. Greek – English Le-
xicon of the New Testament: Based on Semantic Domains. New
York: United Bible Societies, 1996.
4. Louw, Johannes P., y Eugene Albert Nida. Greek – English Le-
xicon of the New Testament: Based on Semantic Domains. New
York: United Bible Societies, 1996.
5. Louw, Johannes P., y Eugene Albert Nida. Greek – English
Lexicon of the New Testament: Based on Semantic Domains.
New York: United Bible Societies, 1996, and Zodhiates, Spiros.
The Complete Word Study Dictionary: New Testament. Chatta-
nooga, TN: AMG Publishers, 2000.
6. Zodhiates, Spiros. The Complete Word Study Dictionary: New
Testament. Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000.
304 X: MULTIPLIQUE EL POTENCIAL QUE DIOS LE DIO

7. Louw, Johannes P., y Eugene Albert Nida. Greek – English Le-


xicon of the New Testament: Based on Semantic Domains. New
York: United Bible Societies, 1996.
8. Zodhiates, Spiros. The Complete Word Study Dictionary: New
Testament. Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000.
9. Louw, Johannes P., y Eugene Albert Nida. Greek – English Le-
xicon of the New Testament: Based on Semantic Domains. New
York: United Bible Societies, 1996.
10. Louw, Johannes P., y Eugene Albert Nida. Greek – English
Lexicon of the New Testament: Based on Semantic Domains.
New York: United Bible Societies, 1996.
11. “Enthusiasm”. Merriam-Webster.com. Consultado en línea
18 de marzo de 2020. https://www.merriam-webster.com/
dictionary/enthusiasm.
12. “Breakthrough”. Dictionary.com. Consultado en línea
5 de mayo de 2020. https://www.dictionary.com/browse/
breakthrough.
13. Baker, Warren, and Eugene E. Carpenter. The Complete
Word Study Dictionary: Old Testament. Chattanooga, TN:
AMG Publishers, 2003.
14. Zodhiates, Spiros. The Complete Word Study Dictionary:
New Testament. Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000.
15. https://www.barna.com/research/digital-babylon/. Consul-
tado en línea 10 de enero de 2020.
16. Zodhiates, Spiros. The Complete Word Study Dictionary:
New Testament. Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000.
17. Louw, Johannes P., y Eugene Albert Nida. Greek – English Le-
xicon of the New Testament: Based on Semantic Domains. New
York: United Bible Societies, 1996. 

Notas 305

18. Myles Munroe, Maximizing Your Potential Expanded Edi-


tion, Kindle. Shippensburg, PA: Destiny Image, 2013, p. 145.
19. Zodhiates, Spiros. The Complete Word Study Dictionary: New
Testament. Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000.
20. Arndt, William, Frederick W. Danker, Walter Bauer, y F.
Wilbur 
Gingrich. A Greek – English Lexicon of the New Testa-
ment and Other Early Christian Literature. Chicago: Univer-
sity of Chicago Press, 2000.
21. Anders Ericsson, Peak: Secrets from the New Science of Exper-
tise. New York: Houghton Mifflin Harcourt, 2016, p. 22.
22. “Cultivate”. Dictionary.com. Consultado en línea 1 de fe-
brero de 2020. https://www.dictionary.com/browse/cultivate.
23. Zodhiates, Spiros. The Complete Word Study Dictionary:
New Testament. Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000.
24. Louw, Johannes P., y Eugene Albert Nida. Greek – English
Lexicon of the New Testament: Based on Semantic Domains.
New York: United Bible Societies, 1996.
EL ESPÍRITU SANTO
Conoces Sobre Él - ¿Pero Lo Conoces a Él?

Durante tres años, los discípulos estuvieron junto a Jesús, caminando con Él y
escuchando todo lo que tenía para decir. Sin embargo, Jesús dijo a Sus amigos
más cercanos que necesitaba dejarlos para que el Espíritu Santo pudiera venir - y
que sería mejor para ellos (Juan 16:7, 13-14). Si eso fue cierto para los discípulos,
que pasaban día a día con Jesús, ¿cuán mayor será nuestra necesidad de que el
Espíritu Santo se involucre activamente con nuestras vidas actuales?

Tristemente, el Espíritu Santo suele ser malinterpretado, dejando a muchos sin


idea alguna de lo que Él es y cómo se revela a nosotros. El Espíritu Santo suele
ser presentado como algo “raro.” Pero la Biblia deja claro que el Espíritu no es
una cosa. Es alguien - una persona que ha prometido no abandonarte nunca. En
este libro interactivo, John Bevere te invita a un descubrimiento personal de la
persona más ignorada y malinterpretada en la iglesia: el Espíritu Santo.

No te pierdas esta increíble presentación.

Disponible en: MessengerX.com


MATAR LA KRIPTONITA
Puedes Destruir Lo Que Roba Tu Fuerza

Como Superman, que puede superar cada problema y derrotar a cada enemigo,
los seguidores de Cristo tenemos la habilidad sobrenatural de conquistar los
retos que enfrentamos. Pero el problema, tanto para Superman como para
nosotros, es que hay una kriptonita que se roba nuestras fuerzas.

Por supuesto, Superman y la kriptonita son ficción. Pero la kriptonita espiritual


no lo es.

Este libro ofrece respuestas al por qué tantos de nosotros no pueden experimentar
la fortaleza divina que era evidente entre los primeros cristianos.

En Matar la Kriptonita, John Bevere revela qué es esta kriptonita, por qué está
amenazando a nuestras comunidades y cómo liberarnos de su atadura.

No apto para los débiles de corazón, Matar la Kriptonita no es más que un


energético espiritual. Es una verdad importante para todo seguidor de Cristo que
anhela emprender el desafiante, pero gratificante, camino de la transformación.

Disponible en: MessengerX.com


DIOS, ¿DÓNDE ESTÁS?
Encontrando Fortaleza & Propósito en Tu Desierto

Quizás escuchaste a Dios hablar, pero ahora Él parece estar en silencio. Quizás
seguiste adelante por fe, pero ahora no encuentras Su presencia en parte alguna.
Bienvenido al desierto − el lugar entre recibir una promesa de Dios y verla
realizarse.

Pero estas son las buenas noticias − esto no es un páramo sin propósito. Dios usa
el desierto para prepararte y equiparte para tu destino − eso sí, si lo atraviesas
correctamente. Contrariamente a lo que muchos creen, atravesar este tiempo
no es sólo cuestión de esperar en Dios. Tienes una parte que cumplir en este
viaje. Una gran parte. Y si no quieres perder tiempo caminando en círculos, es
importante que aprendas a reconocer de qué se trata.

En este libro revelador, el autor de éxitos de ventas John Bevere te equipa con
perspectivas bíblicas claves y profundas historias que te ayudarán a atravesar tus
momentos secos o difíciles, y a entrar en todo lo que Dios tiene para ti.

Disponible en: MessengerX.com


Una jornada de discipulado para Todos, en Todas Partes

Gratis en más de 110 idiomas


diferentes
Disponible como app y online
Recursos concebidos para tu
crecimiento
Lleva un registro de tu historia
y tu crecimiento personal

Obtén toda la biblioteca de Messenger


de recursos para el discipulado,
incluyendo ebooks, libros de audio,
cortometrajes, enseñanzas en video,
biblias y más, para que
mires, leas o escuches en todos
tus dispositivos.

Disponible globalmente en App Store y en Google Play


Para descargas gratuitas y transmisión de videos
visita MessengerX.com
¿Quieres más?
Escanea aquí

Este libro es un regalo del Autor


y NO ES PARA VENTA
MessengerInternational.org

También podría gustarte