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Cuentos bla
roleados bla
para
jugar en
cualquier
momento
y lugar

Dácil Isabel Muñoz Porta


Índice
Siempre es un buen momento para iniciar un cuento roleado.
Bienvenidos a las puertas de la imaginación en estado puro.

Comenzamos... 4

Personajes 5

Ambientación 6

Turnos 7

Aventura 8

Esquema 10

Esquema en blanco 11

Mapas 12

Las Preguntas 13

El Máster 14
Texto y maquetación: Dácil Muñoz.
Imágenes: Bancos de Imágenes gratis.
Cuentos roleados para jugar en
cualquier momento o lugar by Dácil
Isabel Muñoz Porta is licensed under
a Creative Commons Reconocimien-

Cuento roleado aleatorio 16


to-NoComercial 4.0 Internacional
License.
El Laboratorio 18

En una habitación oscura


(cuento en dos partes):

Primera parte 24

Segunda parte 30

Gran aventura en la
cueva del dragón (cuento
teatralizado) 36

Para los más pequeños

El niño que quería ser


pirata 42

Pablo el bombero 46

Cuentos de ejemplo
Al final encontraréis cuentos que hemos roleado mis hijos y yo. Esperamos
que os sirvan de inspiración. Están todos publicados en mi blog
blogdeunamadredesesperada.blogspot.com.
4
Comenzamos...
Qué necesitamos:
Imaginación
Materiales:
¡Ninguno! Ni dados siquiera. Hablamos de cuentos en los que los peques son los
protagonistas y van eligiendo lo que van a hacer a continuación.

Número de jugadores:
Todo el que tenga ganas de vivir emocionantes aventuras.

Edad mínima:
Que sepa hablar.
5

Personajes

Reales:
Personajes reales en aventuras ficticias. Es decir, juegan ellos
mismos como ellos mismos. Hay niños, sobre todo los más
pequeños, que les encanta ser los protagonistas absolutos de
las historias.

Predefinidos:
Se los damos hechos. Es una opción muy buena si
conocemos bien a los peques.

Seleccionables:
Hay que dar opciones cerradas y pocas. Lo más recomendable es darles tres
opciones.

Ejemplos:
- Guerrero, mago o ladrón.
- Iroman, Hulk o Spiderman.
- Gato, oso o salamandra.

A mayor edad, más opciones podéis barajar. Por ejemplo, si los niños tienen más
de ocho años podéis dejar que elijan personajes combinando raza y oficio: Enano
guerrero, elfo mago, humano ladrón… Pero poned vosotros las razas y oficios a
elegir, y mejor que no sean más de tres.

Cada personaje tendrá sus habilidades y/u objetos especiales.


6

Ambientación
¿Dónde se va a producir la aventura? ¿En el espacio, en un mundo de fantasía
heroica, en la actualidad con tintes mágicos?... Los ambientes conocidos son muy
buena opción: el colegio, el parque, el pueblo, el barrio... Elige uno que sepas que les
va a gustar.

Ejemplos
Fantasía Medieval: Lugar imaginario:
- Una mazmorra. - Guarida de los villanos.
- Un pueblo. - Edificio futurista con
- Un castillo. inteligencia artificial.
- Un campamento militar. - Alcantarillas.
- La casa de un mago. - Ciudad del futuro.
- Ciudad medieval.
Espacio exterior: - Laberinto.
- Una nave pequeña. - Laberinto de espejos.
- Una nave nodriza. - Selva.
- Una estación espacial. - Desierto.
- Otro planeta. - Zoológico de animales
inventados o mitológicos.
Lugares conocidos reales: - Montaña llena de cuevas.
- El colegio. - Máquina del tiempo.
- El pueblo. - Un bosque mágico.
- El barrio. - Dentro de nuestra mente.
- Nuestra casa. - Dentro de nuestro cuerpo.
- El zoo. - Aquí cabe todo lo que se
- El parque nos ocurra...
7

Turnos

No hay.

Cada uno habla cuando se le ocurre una idea. El máster tiene que preguntar
directamente a uno de los personajes cuando ve que participa poco.

Hay que ir equilibrando las participaciones, porque cada niño es un mundo.


Hay quien tiene muchas ideas pero no se atreve a decirlas en voz alta, si no le
preguntamos directamente, y hay quien habla incluso antes de pensar lo que dice.

Entre esos dos tipos de niños existe un amplio espectro de caracteres, genios,
personalidades…

Lo que diga uno de los jugadores puede llegar a cambiarlo todo…


8

Aventura
Antes de empezar tenemos que tener un esquema básico en la cabeza, pero debe
ser dinámico y abierto a las posibilidades más inverosímiles. Tened en cuenta que
vamos a tener que improvisar continuamente. Nunca se sabe cómo va a reaccionar
un niño a las situaciones que les planteemos.

El esquema
responde a
las partes del Ejemplo
relato de toda
la vida: Inicio:
Estamos en el parque jugando. De repente os dais cuenta de
que uno de vuestros amigos no aparece por ninguna parte.
INICIO Os ponéis a buscarlo entre todos y al rato alguien grita que
tampoco encuentra a otro de vuestros compañeros.
El amigo con el que estáis buscando por vuestra zona os
NUDO mira preocupado. Te giras un segundo porque has oído un
ruido y cuando vuelves a mirarle ya no está. Se te ponen
los pelos de punta. Al poco ya sólo quedáis vosotros en el
DESENLACE parque. Ni rastro de vuestros amigos. ¿Qué hacéis?

Desarrollo:
Los jugadores van a ir encontrando pistas y objetos que les
irán conduciendo a diferentes escenarios con más pruebas
y enigmas. Lo mejor es ir desarrollando estas pistas y estos
escenarios según lo que vayan diciendo. Aunque aconsejo
tener un esquema básico predefinido en la mente para
no perdernos. Por ejemplo, en esta aventura propuesta
podemos tener este esquema: parque (huellas), columpios
(piedra que nos teletransporta), dormitorio desconocido de
un castillo (libro con encantamiento, cuadros con animales
humanoides), pasillo con tres puertas (que elijan y les lleve
a diferentes escenarios con diferentes pistas)…
9

Desenlace:
Todas las pistas, personajes no
jugadores que se encuentren en el
camino y escenarios van a llevar a los
niños a averiguar que un mago de
un mundo, en el que viven animales
humanizados, saca mucho poder
de los niños humanos que rapta,
teletransportándolos.

Tiene su mundo esclavizado. Toca


luchar contra él con los poderes o
armas que hayan encontrado durante
el juego. Cúrratelo para que la batalla
sea épica y participen todos tus
jugadores.

Las pociones mágicas nos pueden salvar de muchas situaciones inésperadas.


Que encuentren un líquido sospechoso en algún lado y más adelante les puede
servir para curarse, volar, desaparecer, volver media hora atrás en el tiempo...
10

Esquema
Mi consejo es que, si no sois muy de improvisar, os hagáis primero un esquema
con el mapa en el que se van a mover y los movimientos principales de la trama.

Ejemplo
Nos encontramos en una escuela de magos. Somos
alumnos y están produciendose hechos muy extraños.
Tenemos que buscar pistas para resolver el misterio.

Empezamos en Alguien se ha
clase de hechizos comido todo
de transformación. el pescado de
Se oye un fuerte la despensa del
rugido. colegio. Hacéis una
Pista: el rugido gran fiesta porque
proviene del patio. no lo vais a comer
en toda la semana.
El suelo está
quemado. Pista:
Veis unas huellas En esta clase hay
El tunel lleva de gato gigantes. un libro abierto
al club de los Objeto: una en el suelo. Han
exorcistas. Allí botellita con un arrancado una
encontráis a líquido sospechoso. página. Se titula
Gatosfio y unos “Invocación de
estudiantes demonios”.
muy siniestros.
¡Comienza la
batalla final! Hay un agujero extraño En la clase de
en el suelo. Cuando os artefactos mágicos
acercáis sentis miedo. se han dejado
Algo os impide entrar. El director del
olvidadas unas cole está en su
Letrero: ilumina tu velas.
camino. despacho. No sabe
que está pasando,
En la mesa de pero os cuenta
la bibliotecaria unas cosas muy
encontráis la página interesantes sobre
que falta del libro: sucesos extraños.
Gatosfio, demonio
de primer nivel.
Leed muy bien sus
debilidades.
11

Esquema en blanco
Escena inicial

Nosotros les
guíaremos
sabiamente para que
pasen por todas las
escenas

Escenas intermedias

Preludio

Escena final

- ¿Dónde pasa?
- ¿Que pasa?
En cada casilla nos haremos - ¿Hay pistas?
las siguientes preguntas: - ¿Hay objetos que
puedan usar?
12

Mapas
Define el mapa que van a recorrer los aventureros
en tu cabeza y tenlo muy presente durante todo el
cuento.
13

Las preguntas

Durante el cuento les llevaremos a situaciones determinadas


y les preguntaremos “¿Qué haces ahora?”. Si les veis perdidos
tenéis que darles pistas. Ejemplo: “Parece que algo se mueve
en ese arbusto”, “Oís un ruido tras la segunda puerta”, “¿Está
brillando el cuadro que hay sobre la chimenea?”, “Recordad
lo que leísteis antes en el libro del brujo. Os da una pista de lo
que tenéis que buscar ahora”…

También podemos preguntarles directamente qué creen que


van a encontrar en el baúl, o qué animal quieren encontrar
dentro de la cueva, etc. A los niños les encanta participar
muy activamente en el desarrollo de las historias. Si el
animal que encuentran en la cueva se va a convertir en su
inseparable compañero da igual que sea un gato, una pulga o
un elefante.
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El máster

Tranquilo. La aventura no tiene que salir perfecta. Lo mejor es que los jugadores
no saben lo que tenemos en la cabeza, así que pensarán que lo que ha salido era lo
que teníamos preparado (confesión: jamás sale igual que lo que tenía en la cabeza
en un principio).

Nunca les fuerces a seguir el camino predeterminado que tienes pensado. Los
jugadores no te leen la mente y tienen iniciativa propia. Un cuento demasiado
lineal puede llegar a ser aburrido… o no. Depende de la interpretación del
narrador.

Coge lo que te den los jugadores y úsalo en el provecho de tu historia. Si


estamos en medio de una batalla épica y uno de los jugadores se pone a escalar
paredes de repente, al más puro estilo Spiderman, pueden, por ejemplo, ponerse a
temblar los muros. “Has pisado un resorte secreto que había en la pared, lo siento
amigo. A ver cómo salís de esta”. O si rompe el libro dónde estaba la pista definitiva
antes de leerla… “¡Oh! Os dais cuenta de que una de las páginas es indestructible.
Debe estar protegida por un poderoso hechizo. ¿La leéis?”. ¿Quién se resiste a leer
una página protegida por un fuerte hechizo?

Prepárate para esquivar troleos. Si estamos en un mundo de fantasía medieval


y quieren usar una metralleta (muy probable en las mentes infantiles) les dices
que es una pena, pero la que llevan está sin munición, o que se convierte en una
serpiente venenosa y les muerde (sanción por intentar trolear al máster), “Tenéis
cinco minutos para encontrar el antídoto por la habitación antes de morir”. O
“Mueres, pero tu amigo puede resucitarte. Cuidado, otro desliz como ese y morirás
definitivamente”.

Parar la aventura para pensar nuestro siguiente paso no es pecado mortal,


sino muy necesario en muchas ocasiones. Es imposible tener en cuenta todas
las posibilidades que te puedan presentar tus jugadores y a veces te dejan muy
descolocado. No pasa nada, se les dice “Esperad que piense un momento” y cuando
lo tengamos controlado de nuevo seguimos el cuento.

Recuerda, el máster es el que dirige los destinos de los jugadores. Es todo


poderoso, pero no omnisciente. No podemos meternos en sus cabecitas para
ver qué demonios estaban pensando para decidir hacer la acción que han
elegido. Paciencia y pregúntales todo lo que creas necesario para comprender sus
decisiones y seguir con la historia de una forma que os convenza a todos.
15

El máster no tiene por qué ser siempre


el adulto. Si ellos quieren rolear su
propio cuento lo mejor es convertirnos
en jugadores y dejarles vía libre.

Recordad que ellos no siguen nuestros


mismos razonamientos, así que tenemos
que tener la mente muy abierta, tanto
para dirigir como para que nos dirijan.
Puede que acabemos en una guerra de
salchichas volantes, dando headshots a
caniches que bailan el rap de Fornite.
Pues nada, a exprimirse las neuronas
para decidir nuestro próximo paso.

Dadles tiempo para pensar. Improvisar


sobre la marcha para unos puede ser
muy sencillo y para otros un mundo.
Paramos y les hacemos sugerencias
acordes a lo que está contando si lo veis
necesario y él quiere.

Recuerda:
la
imaginación
no tiene
límites, pero
hay que ir a
buscarla.
No llega sola.
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Cuento roleado aleatorio


A lo mejor te ayuda esta tabla para comenzar. Haz tus tiradas con los dados de seis
y que los hados te sean favorables.

Escenarios Personajes

1. Castillo 1. Animal humanoide


2. Nave espacial 2. Guerrero o militar
3. Mazmorra 3. Mago o hechicero
4. Bosque 4. Crack de la ciencia y
5. Laberinto tecnología
6. Pueblo 5. Monstruo o demonio
6. Espíritu
Problemas
Desenlaces
1. Amenaza mágica
2. Bestia mitológica 1. Batalla épica
3. Dirigente tirano 2. Explosión
4. Secreto terrible 3. Desastre natural
5. Agujero negro que 4. Acuerdo
absorbe la realidad 5. Huida final
6. Trampas y acertijos 6. Caos total
para escapar
17

Cuentos de ejemplo
18

El Laboratorio

“Mamá, ¿juegas conmigo a un juego hablado?”,


me propuso el mayor un día que íbamos de
camino a casa de la abuela.
“¡Claro! Aunque preferiría que de vez en cuando
me hablarais de cómo os va la vida, pero bueno”,
le respondí resignada. No hay día que no me
propongan un juego hablado el uno o el otro.

“¡Biennn!” saltó el mayor de mis churumbeles,


“Eres un investigador y te han llamado tus jefes
para que enviarte a un laboratorio secreto del
que no tienen noticias desde hace más de una
semana. No te pueden dar más datos porque el
proyecto es ultrasecreto. ¿Vas?”
“Hombre, si me lo ordenan mis jefes...”
“Después de un larguísimo viaje, tu misterioso
guía te deja delante de una puerta en un edificio
gris e inquietante, ¿qué haces?”
“Abro la puerta”
“Está cerrada”
“Busco una ventana”
“Te cuesta mucho encontrarla, pero tras dar
muchas vueltas ves una a bastante altura y con
gotas de sangre. El cristal está roto”
“Apilo cosas para llegar a ella y colarme”
“Entras con mucho cuidado a una habitación
que parece un almacén. Te resbalas con la sangre
de la ventana y te caes sobre un montón de cosas
que se desparraman. A tu lado descubres una
hoja de papel...”

“La leo”
“Parece ser una página arrancada de un diario.
Tiene gotas de sangre. Pone: 10 de marzo de
2019. Los compañeros empiezan a ponerse
nerviosos. Últimamente, hay muchos que se
quejan de dolor de cabeza o estómago. Incluso
19
dos de ellos tienen la vergüenza de haberse metido en la cama, ¡con
lo retrasados que vamos! A mí me duele la cabeza, pero nada me
impedirá seguir con la investigación”
“Vale. Pues miro por la habitación a ver que veo”
“Compruebas que, efectivamente, es un almacén lleno de cosas
como sábanas, toallas, latas... Una de las paredes está llena de sangre
y las manchas son algo extrañas. En otra de las paredes hay una
puerta con botones de números”
“Me fijo en las manchas de sangre a ver si veo algo”
“Te parece que algunas de ellas podrían formar números”
“Descifro los números y meto ese código en los botones de la
puerta”

“Se abre con un clic y tú la empujas para meterte en un pasillo


iluminado con bombillas. Algunas fallan a veces. Da muy mal
rollito. Allí las paredes también están salpicadas de sangre. Un poco
más adelante ver un papel en el suelo”

“Lo recojo y lo leo”


“Pone: 23 de marzo de 2019. La gente está asustada. Hay que ver
lo poco que hace falta para emparanoiar a mis compañeros. Sólo
porque uno de los que estaban en cama ha muerto y ninguno
de esos inútiles es capaz de saber por qué. Yo podría descubrirlo
enseguida, pero no puedo perder el tiempo en tonterías. La
investigación tiene que continuar y me da la impresión de que soy
el único que se la está tomando en serio. A lo mejor debería echar
un vistazo al otro que está en la cama, me han dicho que ha estado
vomitando sangre, pero no sé si será verdad o rumores para acabar
de asustarse entre ellos. Por lo visto, dos más se han desmayado y
también están en cama. Lo que hace la gente para no trabajar”
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“Sigo pasillo adelante”
“Tienes varias puertas a cada lado, pero todas están
cerradas. Cuando pasas al lado de una de ellas algo la
golpea con fuerza y te pegas un buen susto. ¿Qué haces?”
“Sigo pasillo adelante para verlo todo y decidir después”
“Llegas al final del pasillo y te encuentras una llave frente
a la última puerta”
“La cojo e intento abrir esa puerta si no es la del golpe. Si
es la del golpe paso”
“No, esa es otra. Felicidades, esa llave abre la puerta. Oyes
otro fuerte golpe en la puerta que has dejado atrás. Entras
en la habitación y ves una especie de laboratorio lleno de
máquinas, instrumentos y probetas, pero todo está roto
y hecho un desastre. Parece que una parte del laboratorio
se ha quemado. También hay claros rastros de sangre”
“Investigo con mucho cuidado para no tocar sustancias
sospechosas”
“Entre tanto líquido pegajoso y cosas destrozadas ves
que hay otra hoja en el suelo. Pone: 18 de abril de 2019.
Empiezo a estar preocupado. Sólo quedamos cinco, el
resto ha ido muriendo y nadie ha podido averiguar la
causa. Yo no tengo tiempo para examinar los cadáveres.
Tengo que terminar mi investigación. Hace días que no
duermo y no tengo nada de hambre. Hoy me he visto al
espejo y me he asustado. Tengo la cara llena de heridas,
los ojos grises y mi saliva es verde. He decidido ponerme
una máscara como el resto de mis compañeros. Ellos la
usan por miedo al contagio. Yo para taparme. Tengo que
seguir...”
“Me guardo la hoja con las otras y sigo investigando”
“Detrás de una mesas ves algo horrible que casi te hace
vomitar. Un cuerpo quemado. La deformada cara está
medio cubierta por una máscara”.
“Me acerco para investigar”.
“Lo examinas y ves que no respira. Es imposible que siga
vivo con esas heridas. Estás revisando uno de los bolsillos
que quedan en la bata de científico cuando de repente
te parece que se ha movido. Levantas la cabeza y te das
cuenta de que ha abierto los ojos y te está mirando”.
“Salgo pitando por la puerta”
“El muerto te enseña unos dientes afilados y lo último
que ves cuando cierras la puerta de un portazo tras de ti
es que se incorpora con sorprendente rapidez”
“Cierro la puerta con la llave”
21
“Justo cuando acabas de dar vuelta a la llave el monstruo impacta contra la puerta.
Menos mal que son puertas reforzadas. ¿Qué haces?”
“Pruebo con la llave en una puerta por la que no se oigan ruidos”
“Se abre. Entras y ves una habitación muy desordenada con la cama sin hacer,
las cosas por el suelo y una mesa llena de papeles. Algunos de ellos te llaman la
atención porque se parecen mucho a los que has ido encontrando. En el primero
pone: “5 de mayo de 2019. Otros dos han muerto. Pero esta vez ha sido en un
incendio en el laboratorio. La culpa fue de uno de los fallecidos que cometió un
error estúpido. Ya me había dado cuenta de que últimamente estaba cada vez más
torpe. Todos mis compañeros en realidad. Parece que yo sea el único que sigue con
la mente clara. El resto tiene una mirada muy extraña. Parece que su mente esté
en otro lado. Tengo que repetirles las cosas varias veces hasta que consigo que me
hagan caso. Inútiles. Estaría mejor solo”

“Otro pone: 13 de mayo de 2019. Solo quedo yo. Mis compañeros están todos
muertos. Tengo que acabar la investigación lo más rápido que pueda. He
comenzado a cerrar la puerta de mi cuarto por las noches porque oigo ruidos raros.
Yo, que no creo más que en la ciencia, he dejado de pasar por delante de la puerta
del cuarto dónde hemos ido metiendo a los investigadores fallecidos. Y eso que
también la he cerrado con llave hace un par de días. Es una tontería. Lo sé. Los
muertos ya no pueden hacer daño a nadie. Mis compañeros me han pegado su
paranoia antes de morir”

“El resto están demasiado estropeados para leerlos. Un líquido les ha caído encima
y la tinta se ha corrido. En la mesa también hay un montón de llaves y una nota que
pone: Archivo habitación 12. Ultrasecreto”

“Voy a buscar la habitación 12 en el pasillo e intento abrirla usando todas las llaves
que he encontrado en la mesa”

“La encuentras enseguida porque está cerca de la habitación en la que estabas.


Pruebas con las llaves y se abre al quinto intento”

“Espera, espera. Primero escucho a ver si oigo ruidos extraños”


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“No oyes ninguno”
“Pues entro”
“Ves un montón de estanterías llenas de carpetas y papeles. Están descolocados.
Algunas estanterías están caídas. Hay un par de armarios empotrados...”
“Abro el primero”
“Está cerrado, pero ves que tiene una especie de tabla de hierro entre las asas de las
dos puertas que es lo que lo mantiene cerrado”
“Quito la tabla”
“De repente una masa humanoide salta a tu yugular”
“Le pego. Soy un investigador con cinturón negro de kung fu”
“No es suficiente, es muy fuerte. Y tiene uno dientes muy afilados”
“Pero me lo quito de encima el tiempo suficiente para mirar a mi alrededor para ver si
veo algo que me sirva como arma”

“Ves muchas cosas, pero te llama la atención un palo de escoba partido en dos.
Ambas partes del palo acaban en punta como si fueran estacas. Las coges y con
rapidez se las clavas en los ojos a esa cosa. No parece que le duela, pero al menos lo
has aturdido. Se cae al lado de otro de esos papeles que ya conoces tan bien”.
“Le empujo de nuevo al armario y cierro la puerta con la tabla de hierro”
“El bicho cae sin problemas dentro del armario, pero se resiste a que le encierres de
nuevo. Te cuesta un poco pero gracias a que entrenas todos los días y eres muy fuerte
logras cerrar de nuevo el armario con él dentro. Coger la hoja y ves que pone: “15 de
mayo de 2019. Que tonto he sido. La toxina que estamos investigando para mutarla
y conseguir una cura para el cáncer es la culpable de todo lo que está pasando.
Sospecho que tiene una inteligencia muy desarrollada y es capaz de hacer que la
materia muerta se mueva. Es más, puede cambiar la forma de la materia. He visto a
uno de mis antiguos compañeros y me hubiera gustado no haberlo hecho. Esa imagen
me acompaña cada noche en mis pesadillas, incluso cuando estoy despierto no paro
de verle en cada rincón. Estoy atrincherado en mi cuarto porque los cadáveres de
mis compañeros campan por el laboratorio a sus anchas destrozándolo todo. No
aguantaré mucho aquí dentro. Estoy decidido a intentar escapar. La mayoría está
encerrada en el cuarto de los cadáveres. Sólo tengo que esquivar a los pocos que
escaparon cuando yo, idiota de mí, aún no lo había cerrado con llave”

“Buf. Cojo todos los papeles del diario y me largo de ahí”.

“Cuando vas a salir al pasillo. Oyes un estruendo enorme. La puerta en la que estaban
dando golpes continuamente se está rompiendo y una mano gris y ensangrentada
asoma por un hueco astillado”.

“Salgo pitando hacia el almacén para intentar escapar”


23
“Pasas por delante de la puerta rota y ves como dos
brazos más la atraviesan y casi te tocan. Justo cuando
estás atravesando la puerta del almacén, la puerta
estalla en pedazos y ves como salen los primeros
muertos vivientes llenos de heridas y enloquecidos”

“Cierro la puerta del almacén detrás mía y apilo


cosas para llegar a la ventana”

“La puerta del almacén tiembla ante los porrazos,


pero aguanta”

“Cuando llego hasta la ventana la pego una patada


a lo que he apilado para que se caiga y no puedan
seguirme”

“El estrépito de las cosas al caer no logra apagar el


que hacen los zombis golpeando la puerta”

“Salgo por la ventana y busco al que me llevó hasta


ahí para informar rápidamente de lo que está
pasando dentro”

“Lo encuentras frente al coche de espaldas a ti.


Cuando le tocas la espalda se da la vuelta y te
aterrorizas al ver sus ojos muertos sobre ti. Un
poco más allá ves relucir los dientes afilados de otro
zombi. Por lo poco que queda de sus facciones y las
fotos que te enseñaron antes de comenzar la misión
sospechas que se trata del investigador jefe que había
intentado escapar hacía un par de semanas. Por lo
visto ya estaba infectado cuando tuvo la misma idea
que tú y salió por el ventanuco. Es lo último que
piensas antes de que los dos se abalancen sobre ti”

“Gracias Daniel. Seguro que esta noche tengo dulces


sueños después de este bonito juego”
“Jo, mamá, ¿Qué quieres?”
“¿Sobrevivir? ¿Completar la misión con éxito? ¿Es
tanto pedir?”.

FIN
24
En una habitación oscura…
(cuento en dos partes)

“Mamiiii, juega conmigo a un juego de hablar”, comenzó


Primera Iván...
“Noooo”, protestó Daniel, “Hoy me toca a míiiii”.

parte Buuuuf, me tienen un poco cansada de los juegos de


hablar llenos de misterio, aventuras, terror, fantasía y
muchas, muchísimas luchas y batallas. Al principio me
encantaba, pero no hay día que salgamos a la calle que no
se peleen por dirigir una nueva aventura narrada.

Ese día estaban especialmente belicosos, así que tiré por


la carretera de en medio. “¡Se acabó! Lo voy a contar
yo y punto”. Pensé que protestarían y que seguirían
exigiendo su momento de protagonismo como narradores
interactivos, pero ¡que va! Ambos se callaron y pusieron
sus ojos en mí muy atentos. No me quedó otra que poner
las neuronas a trabajar, porque lo había dicho muy rápido,
pero no tenía ni idea de qué les iba a contar.

“Eeeer... Empezáis en una habitación oscura”, así me daría


más tiempo a pensar en algo.
“Pero no es un escape room de esos. ¿Verdad?”, me
interrumpió Daniel desde el minuto cero.
“Nooooo, no es un escape room. Empezáis en una
habitación oscura. Os acabáis de despertar. No recordáis ni
quienes sois ni qué hacéis ahí. ¿Qué hacéis?”, continué.
“¿Seguro que no es un escape room?”, insistió Daniel
cabezón.
“Que noooo”
“Yo me muevo un poco, e investigo. Voy con las manos
por delante para no pegarme un tortazo”, comenzó Iván.
“Muy bien, ves un haz de luz que se cuela por un
agujerito...”
“Miro a ver qué se ve”
“Yo también, yo también”, se unió su hermano mayor.
“Un momento, que tú aún ni te has movido. Iván ve un
poco de un pasillo. ¿Tú qué haces?”
25
“Me muevo también”
“Vale, pues tú te encuentras con una rendijita de luz al ras del suelo.
¿Qué crees que puede ser?”
“¡Una puerta!”, exclamaron los dos casi al unísono, “La abrimos”,
decidió el primogénito.
“Palpando, palpando os dais cuenta de que el pomo está muy alto...”
“Hago una llave de kárate ¡kiaaaaa! y me cargo la puerta, la hago
astillitas con una gran explo...”
“¡No!”, corté la perorata sin sentido del mayor, “Sólo consigues
hacerte daño”.
“La empujamos”, lo intentó el pequeño.
“No se mueve”
.....
....
....
“¡Venga hombre! ¡Pensad! El pomo está muy alto y sois DOS”
“Me subo sobre Iván”, dijo Daniel rápidamente.
“¡No, no! Yo sobre Daniel”
“Nooo, yo lo dije primerooooo”
“¡Vamos a ver! Da igual. Uno se sube sobre el otro, alcanzáis el pomo
y abrís la puerta. Fin de la discusión. Cuando os acostumbráis a la
luz veis el pasillo del que sólo pudisteis atisbar un poquito desde el
agujero de la habitación. Os miráis el uno al otro y os dais cuenta de
que sois gatos. Gatos negros...
“¡Gordos!”
“¡Peludos!”
“Kawaiiiis”
“Vale, vale... pues eso gatos negros peluditos, enormes y
monisisisisimos. Os llega un olorcito a comida...”
“¡Sardinas!”
26
“Síiiii, deliciosas sardinas friiitas”
“Bueeeno, pues de sardinas. ¿Vais hacia el olor o
investigáis el pasillo?”
“¡Hacia las sardinas!”, lo tenían muy claro.
“Llegáis a unas cocinas muy grandes, en las que hay un
montón de gente atareada con un montón de sartenes,
cazos y demás utensilios de cocina”.
“Robamos las sardinas”, propuso Daniel entusiasta
“... sigilosamente”, completó Iván, que es más cauto.
“Avanzáis con mucho cuidado entre las patas de las mesas
para que no os vean. De repente oís un gruñido y veis
que un perro corre hacia vosotros con cara de pocos
amigos...”

“Le destrozo la cara con mis uñas” “Yo le ataco con mi


conocimiento de kungfu”
“No sabes kungfu. Eres un gato”
“Sí, que sé. Le meto una lluvia de patadas y puñetazos”.
“El perro sale corriendo con el rabo entre las patas. Los
cocineros os han visto y notáis que os miran con miedo
y comienzan a gritar. El perro ha vuelto con tres amigos
caninos e intentan rodearos.
“Les curtimos”, “Les arranco las entrañas con mis garras”,
“Les muerdo los ojos hasta llegar al cerebro”
“Eeeeeh, chicos, por favor. Que vamos en el metro, la
gente empieza a mirarnos raro y me está dando mucha
vergüenza”.
“Pues que acabamos con ellos y ya está”
“Antes de que eso suceda llegan unos guardias y os
atrapan. Os llevan de nuevo a la primera habitación y os
encierran”
“Pues volvemos a abrir la puerta como antes”.
“Está cerrada. Los guardias no son tontos”.
“Yo voy al agujerito de antes, rasco con mis uñas y me
doy cuenta de que hay algo”, improvisa Daniel.
“Muy bien. Habéis encontrado la entrada a un tubo de
ventilación. Os metéis y salís al pasillo del inicio. Volvéis
a oler las sardinas y oís ladrar a los perros ¿Exploráis el
pasillo o volvéis a las cocinas?”
“Exploramos. ¿Verdad?”
“Sí, sí. Exploramos”
“Veis que un poco más adelante hay una rampa que va
hacia abajo y unas escaleras que suben”
“Vamos por las escaleras”, me sorprende que nunca se
peleen sobre hacia dónde tienen que ir.
27
“Subís las escaleras con cuidado y llegáis a una especie de biblioteca llena de todo
tipo de libros, organizados en estanterías que llegan hasta un techo altísimo. En el
centro de la estancia hay un libro enorme. Abierto y colocado en un atril...”
“Prendo fuego a los libros” decidió el mayor con los ojitos brillantes.
“No tienes con qué hacer el fuego”
“¡¡Pues tiro las estanterías!! ¡¡Y los libros!! ¡¡¡¡TODOOOO!!!! ¡¡¡Lo destruyoooo!!!”
“Ante de que Daniel haga eso, yo cojo el libro”, me dijo Iván un poco ansioso.
“Vale, Iván coge el libro y empezáis a oír ruidos metálicos por las escaleras”
“Yo me escondo”, respondió el pequeño muy rápido.
“Yo me preparo para la lucha muahahaha”, siguió delirando el mayor.
“De repente aparecen un montón de guardias que cogen a Daniel por el pescuezo y
lo vuelven a encerrar. ¿Qué haces Iván? ¿Intentas liberar a tu hermano o dejas que
se pudra en su prisión por intentar trolear el juego de su madre?”
“Eeeeeh, bueno. Eeeeh... Lo libero. Apilo muebles para llegar al pomo de la puerta y
la abro para que salga Daniel”
“Buuuf, bueeeeno. Está bien”
“Y ahora bajamos por la rampa”, dijo el mayor, libre de nuevo.
“¡Espera! Primero vemos el libro”, si es que Iván sigue mejor las reglas de estos
juegos.
“Veis que es una especie de listado de brujos, hechiceros, magos... ¿Lo has cerrado?”
“Sí, pero me acuerdo de la página”
“Pues lo abres y te das cuenta de que falta una página y que en la siguiente hay una
foto vuestra que pone: cuidado. Gatos mágicos muy peligrosos.”
“Intento hacer magia”, aventura Iván.
“No puedes. Bajáis por la rampa y de repente todo está muy oscuro. Pero vosotros
veis bastante bien con vuestros ojos de gatos y os dais cuenta de que estáis en una
mazmorra. En una de las celdas se mueve algo. Parece una persona pequeña. ¿Qué
hacéis?”
“Nos acercamos con cuidado”
“La prisionera os ve y os llama por vuestros nombres. Es una niña. Muchu, Puchu”,
ya no me daba la imaginación para más, “Habéis escapado, que bien. Rápido,
liberadme con vuestra magia... ¡Oh! Si os han quitado vuestros collares. Ni siquiera
podéis hablar ya. Sólo maulláis. Seguro que ha sido esa reina malvada. ¿Dónde los
habrá escondido? Tenéis que recuperarlos”.
28
“Subimos la rampa para buscar los collares”
“Aún tenéis una dirección del pasillo por la que no habéis ido”.
“Investigamos eso”
“Pues llegáis a un salón inmenso en el que hay un montón de gente celebrando un
banquete. Oís que de vez en cuando gritan cosas como: Por fin los tenemos a todos
entre rejas, Ahora todo se solucionará y Bravo por la reina. Están tan entretenidos
y hacen tanto ruido que no se percatan de vuestra presencia. Al final de la sala veis
cuatro puertas. Una tiene el dibujo de un orinal, otra de una cama, otra de un vestido
y la última de una flor. ¿Qué hacéis?”
“Yo voy por la puerta del baño, que fijo que es la del orinal, para ver al rey cagando”,
suelta Daniel, muy fino él.
“Te asomas por la puerta y ves que no hay nadie. ¿Entras?”
“No, mejor me voy a la habitación de la cama, que seguro que están los collares”
“¿Vas con él Iván?”
“No, yo voy a la puerta de la flor”.
“Vale, pues Daniel entra en lo que parece ser el dormitorio de la reina. Hay una cama
enorme pegada a una de las paredes con mesitas de noche a ambos lados. También
ves un enorme escritorio con tres cajones”.
“Miro en los cajones”
“Sólo puedes abrir los dos primeros. El tercero está cerrado con llave. En el primero
hay material de escritura como papel, tinta, plumas... En el segundo cartas, mapas,
notas...”
“Me las leo”
“Pues descubres que una terrible niebla mágica ha inundado el reino y que le echan la
culpa a los magos y hechiceros. Por eso mismo los han apresados a todos. Sobre todo
se sospecha de un par de gatos muy mágicos y muy traviesos a los que les han quitado
los collares para quitarles sus poderes”.
“Intento romper el último cajón”
“No lo consigues. Ahora vamos con Iván, que se ha asomado a la puerta de la flor y
ve que da a un jardín. Desde dónde estás puedes ver unos setos preciosos, llenos de
flores. Y un poco más allá un montón de plantas amenazadoras”.
“¿Carnívoras?”
“Puede ser. ¿Qué haces? ¿Te acercas a ellas?”
“No, me voy con Daniel”
“Pues si son plantas carnívoras, no hay problema”, interviene el mayor, “Porque sólo
comen bichillos y eso”.
“Bueno, el caso es que va contigo a la habitación. ¿Qué haces Iván?”
“Yo hago ¡chin! saco una garrita y fuerzo la cerradura del cajón”.
“Muy bien. Logras abrirlo y encuentras la página que había sido arrancada del libro.
En ella ves un dibujo de los collares y una anotación que pone que para anular su
magia hay que meterlos en agua.
29
“El baño” Exclama Iván.
“El lago”, exclama Daniel.
“Exacto”, digo yo.
“¿Qué lago? Si no hay ningún lago”, protestó Iván
“Seguro que hay uno en el jardín”, se entusiasma Daniel.
“Pero yo ya he estado allí y no he visto ningún lago”, asegura el benjamín.
“Eso es porque te has quedado en la puerta al ver las plantas amenazadoras”

El peque me mira mal, pero consiente en darme la razón. Es que él pensaba


que no había nada más.

“Bueno, el caso es que yo me voy al baño”, concluye.


“Entras en el baño y te acercas a la bañera. Ves que está llena de agua y notas
un ligero fulgor rojo, pero cuando miras dentro no ves que haya nada”.
“Tocó el fondo con las manos”
“No encuentras nada. ¿Metes la cabeza?”
“Sí”
“De repente ves un aro rojo que se acerca muy rápido hacia ti, pasa por tu
cabeza y se te ajusta en el cuello”
“No es justooooo”, protesta Daniel, “Yo también quiero el mío”
“Pues vete al jardín. Si ya sabes dónde está”
“Voy al jardín y paso delante de las plantas carnívoras tan tranquilo porque,
como ya he diiiicho, sólo comen bichos”.
“Vale, vale. Lo acepto porque ya vamos a llegar a casa. Pues encuentras un
lago bastante grande y notas un ligero fulgor azul...”
“Me tiro de bombaaaaa”
“Eeeeh, vale. Pues ves que un aro azul se acerca rápidamente a tu cabeza y se
ajusta en el cuello. ¡Ya tenéis los dos los collares!”.
“Pero YO lo conseguí primero”
“Ivannnnnn”
“¿Ya podemos hablar?”
“Sí”
“¿Y ya podemos hacer magia?”
“Sí”
“¿Y qué magia podemos hacer?”
“Pues aún no lo sé. Eso lo dejamos para la próxima ocasión que ya hemos
llegado a casa, vosotros os tenéis que duchar y yo tengo que hacer la cena”
“Joooooooo”
“Nooooooo”
“Pero no hay que lavarse la cabeza. ¿No?”
“Y vas a pensar los poderes esta noche ¿Verdad?”
Buf
FIN
30
En una habitación oscura…
(cuentos en dos partes)

“¿Mamiii, ya has pensado en nuestros poderes?”,


Segunda esta pregunta se sucedió muchas veces tras aquel
viaje en metro con juego-aventura incluida. Pero

parte
mis pobres neuronas tenían sobrecarga y me era
imposible continuarlo.
“No”, les decía, “Estoy pensando. Paciencia.”
“Joooooo”, protestaban alborotados.

Hasta que llegó un momento en que no quise


retrasarlo más y volví a tirar por la carretera
de en medio. “A ver. ¿Qué poderes queréis
tener? Elegid dos”, si es que soy muy lista
muahahahaha.

Y ahí que se pegaron un buen rato pensando


porque no era moco de pavo la cosa. ¡Dos
poderes cada uno nada menos! Al final Daniel
eligió lanzar rayos eléctricos por las garras y
volar. E Iván lanzar rayos sónicos por las patas y
hacerse invisible. Les felicité por haber pensado
en dones tan complementarios para poder
defenderse y atacar y proseguí la historia como
pude, pero aviso que esta parte pierde mucho
con respecto a la primera.

Los niños... digoooo... los gatos, con sus collares


puestos, y llenos de poder deciden arrasar la sala
de los banquetes ideando mil millones de formas
de matar a los allí reunidos, uno escondido en
su invisibilidad como la muerte que nunca sabes
por dónde te va a llegar y el otro como ángel
vengador desde los cielos. Haciendo estallar a
los concurrentes entre agónicos gritos de dolor,
desmembrando a diestro y siniestro etc, etc, etc.

Y justo ahí, en el mismísimo inicio, les amenacé


con no jugar con ellos nunca más si su intención
31
era causarme pesadillas de por vida. “A ver tontos del hab...
digooooo... malditos troles.... digo queridos y sanguinarios hijitos. Si
os cargáis a todo dios como vais a averiguar qué narices ha pasado
aquí. Y, lo más importante, cómo arreglarlo y salvar al reino”.

Los muy pedorros me pusieron cara de ¿Uh? ¿Salvar? ¿Qué? ¿Esa era
la misión?, pero se plegaron a mi demanda por miedo a quedarse sin
historia.

“Vaaaaale”, cedió Iván (si es que siempre es él quien reconduce el


juego por el buen camino), “entonces voy a la mazmorra a liberar a
la niña”, me indicó. Por supuesto, su hermano se apuntó al plan.

“Cuando llegáis a la prisión la niña se alegra mucho de veros:


“¡Muchu, Puchu!”, exclama al veros, “Habéis conseguido encontrar
los collares. ¿Ya podéis hablar? ¿Habéis recuperado vuestros
poderes?” Qué hacéis”.
“Le decimos que sí y uso mis rayos sónicos para sacarla de la
prisión”, aventura el pequeño.
“Yo uno mis rayos eléctricos a sus rayos”, se animó el mayor.
“Muy bien. Gracias al trabajo en equipo habéis conseguido liberar a
la niña que os cuenta que...”
“Y masacramos al resto de los brujos”, me interrumpió Daniel.
“Espera, ¡qué!”
“Eso, eso”, se animó Iván.

Estaba claro que tenían gana de jarana, así que les di el gusto, pero
no con los inocentes hechiceros ¡jolín! Les mandé un ejército entero
de soldados, que habían escuchado el ruido de la puerta al saltar en
pedazos y que venían a detenerlos.
32

Lo que siguió después también estuvo lleno de vísceras, sangre y, bueno, lo típico en
estos casos de batalla salvaje entre un montón de soldados entrenados para la batalla
y dos supergatos con una imaginación un pelín truculenta. Como estábamos en casa,
sólo les reñí cuando vi que la cosa se iba a convertir en una película de Sam Raimi en
sus tiempos más gore.

Cuando acabaron con los soldados, Iván propuso ir al salón para seguir con la
carnicería, pero yo me volví a plantar. “A veeeer. ¿No habíamos quedado que ibais
a salvar el reino?”, “Ah sí”, recordó el peque. “Pero ya no sabemos por donde tirar”,
aseguró el mayor. “Eso es porque no me habéis dejado hablar” me enfadé yo.

“Vale, vale mami” “Te escuchamos. Jo, como te pones”

“Pues, COMO IBA DICIENDO, la niña os felicita por haber recuperado los poderes
y os cuenta que en realidad la culpa de la espantosa niebla mágica que inunda el
reino es VUESTRA (Muahahahaha venganza del máster). Estabais jugando a lo loco,
cuando Puchu le tiró un rayo sónico a Muchu en pleno vuelo y lo estampó contra una
estantería llena de productos quimic... digooo... mágicos, que se mezclaron causando
una gran explosión de la que surgió la niebla y que os dejó inconscientes a vosotros.

“Aaaaaah, por eso no nos acordábamos de nada...” cayó Iván.


“Exacto, por eso habíais perdido la memoria. Como es vuestra RESPONSABILIDAD
vais a tener que hacer algo al respecto. Por ejemplo SALVAR EL REINO, ejem. Sin
matar a nadie más, a ser posible”, puntualizo muy mosqueada.

“Vaaale”, comenzó el mayor, “Pues yo creo que para salvar el reino habrá que matar a
la reina mala. ¿No? Pues yo afilo mis garras y voy al salón...”

“¡Espera! Que no he terminado. La niña sigue hablando así que calladitos los dos”
“Pero...”
“Ssssssh”
“Vale, vale”
“Pues eso, que la niña os dice que la única que puede arreglar esto es su madre, una
bruja que controla el fuego. ¿Qué hacéis?”

.....
....
....
33
“Ir al salón, ¿no?”
“Mira Daniel, no me toques las narices”
“Es que no sabemos qué hacer”, le defendió su
hermano.
“Está bien. Os doy una pista. ¿No teníais un libro
con fichas de todos los magos del reino y eso?”
“Síiiiii”, se entusiasmaron.
“Saco el libro, porque lo tenía yo”, aclaró el más
pequeño, “Y busco la ficha de la madre”
“Ves que pone que esa bruja es muy habilidosa con
el fuego, pero que éste también puede convertirse en
su prisión con cierta magia”, les explico intentando
recuperar el buen humor.
“¿Buscamos fuego por el castillo?”, sugirió el mayor.
“¡Muy bien!, y ¿dónde es más lógico encontrar una
chimenea?”

......
.....
.....

“¿Me estáis tomando el pelo? ¡¡En el salón!!”, casi


bramé.
“No, si yo me lo imaginaba, pero por si acaso no lo
decía...”, comenzó Daniel.
“¡Hombre y yo! Yo también lo sabía, pero como
estabas tan cabreada...”
“¡Iván! Se dice enfadada ¡Gruaaaarl!”
“Vale, jo mami. No te enfades. Vamos al salón”
“Vale”, respiro hondo, cuento hasta diez y sigo con
el relato, “Pues veis que sí que hay una chimenea
con un buen fuego chisporroteando en ella y que los
del festín siguen a lo suyo, comiendo y bebiendo,
si haberse enterado de la batalla épica que se ha
desarrollado en las mazmorras (por llamarla de
alguna manera).
“¿Y no puedo ni lanzarles un rayito?, preguntó
Daniel por si colaba.
“Gruarl”
“Vaaaaale, vaaaale”, se medio enfurruñó. ¡¡Encima!!
Lo que hay que aguantar. En fin, que Iván se puso a
34
investigar el fuego y vio algo raro en él. De vez en cuando
le parecía ver alguna forma humana muy difusa entre las
llamas. El primogénito escuchaba pasivamente, porque
se ve que ese día no tenía ningún interés en hacer buenas
obras.

“Pues lanzo un rayo sónico muy muy muymuymuymuy


fuerte hacia la chimenea”, decidió el benjamín.
“La chimenea estalla en pedazos, el fuego se extingue y
surge la figura de una mujer menuda cuando se posa el
polvo y se desvanece el humo. Sus ojos echan chispas.
Y un halo ígneo comienza a formarse alrededor de sus
puños cerrados”.
“Síiiiii”, chilló el mayor.

“Ainsss. Jo, no tenía pensado hacer más batallas, pero


bueno. Al final esto lo hago por vosotros”.

Ambos me miraron con ojitos brillantes.

“Está bieeeeen. La domadora de fuegos le increpa a


la reina haber utilizado el accidente de la niebla para
deshacerse de todos las personas con magia por miedo a
su poder y que eso no se lo puede perdonar, así que ahora
se hará realidad su pesadilla y... Oye, ¿al final liberasteis a
los brujos de su prisión o sólo a la niña?”
“Eeeeeh”, dudaron.
“No, no. A todos, liberamos a todos”, aseguró Daniel muy
convencidos.
“Sí, eso. A todos”, le apoyó su hermano.
“Seguro que no los matasteis con los soldados”
“Que va. Si no nos dejaste”, argumentó Iván muy
sabiamente.
“Está bien. Aceptamos barco. Pues todos los brujos se
reúnen y utilizan su magia para expulsar a la malvada
nobleza y a la reina traído...”
35
“Oh buuuu”
“Vaya roooollo”
“Queremos arrancar cabezas” “Y más cosas”
“¡Me da igual!”, les corté. “Yo cuento la historia y esto es lo que pasa. Cuando la
contéis vosotros haced lo que os dé la gana. Entre todos les echan. La bruja del
fuego logra arreglar el asunto de la niebla con mucho esfuerzo y castiga a los gatos
sin jugar a videojuegos hasta el fin de los tiempos”.

“¡Que dura! Pobres gatos...”


“Pero no nos estás castigando a nosotros, ¿Verdad? Nosotros sólo estamos
castigados hasta Navidad, eeeeeeh”.
“Que no, que no os estoy castigando yo, sino la bruja del fuego. Y sólo en el juego”
“Ah bueno”
“Pues tu juego ha estado pichí pichá. Los míos molan más”, opinó demasiado
sinceramente Daniel.
“Sí hooombre”, se enervó Iván en cuestión de segundos, “Molan más los míos.
¡¡¡Mucho más!!!”

Ainsss.

FIN
36
Gran aventura en la cueva
del dragón

Cuento
teatralizado (esto
requiere algún
material para su
realización, lo
incluyo por si os
inspira)

La profesora de la clase de Iván invitó al padre que quisiera a venir al colegio a leer un
cuento. Pregunté al peque si quería que fuera yo y me contestó que sí entusiasmado.
Pero cuando le pedí que eligiera el cuento que le apeteciera que fuera a contar me dijo
muy serio que lo que él quería es que me lo inventara y contara uno como el de El niño
que quería ser pirata, que ya les relaté hace dos años. ¡Ostras! Pues eso ya no era tan
fácil. En cuanto volví de dejarle en el cole me senté al ordenador y me enfrenté a una
hoja de word en blanco. Pero mira por donde que andaba inspirada y me salió el cuento
casi del tirón.

Resulta que hacía poco que me habían hecho tragar, digoooo.... disfrutar por
millonésima vez de esa trilogía tan resumidita que es la del Hobbit y me andaba
rondando por la mente un dragón y un tesoro. Eso y la pandilla de peluches que habita
esta casa acabaron por inspirarme y con un poco de imaginación y manualidades
para hacer un mapita aparente de una caverna mazmorra lo dejé todo listo para el día
siguiente.

El problema es que el del pirata lo había contado miles de veces antes de ir a la clase de
Iván, pero el de la cueva del dragón ni una vez y me sentía terriblemente insegura. Esa
misma noche cogí de conejito de indias a mi marido y me pareció que iba a saltos y me
quedaba en blanco demasiadas veces. ¡Y eso que me hice chuletitas! Así que fue peor
para mis nervios. Lo ensayé un par de veces más y lo dejé por puro cansancio.

Al día siguiente, me presenté a la hora convenida con mi carrito de la compra llena de


bichos de peluches, el mapa y el tesoro. Justo antes de entrar me di cuenta de que no
37
le había puesto título al cuento, así que directamente le puse el más
obvio. ¡No había tiempo para ser originales!

Me encontré con unos niños más que dispuestos a escucharme


y pasárselo genial. Participaron en todos los juegos con una
gran sonrisa, escucharon con mucha atención y al terminar me
expresaron su agradecimiento de una forma muy amorosa. Se me
fue la cosa de las manos un par de veces, pero la profe estuvo muy
atenta y les llevó al orden de nuevo con mucha rapidez. La verdad es
que es una experiencia fantástica.

Tras el cole me tocó repetir la historia con Daniel porque el pobre


se había quedado con muchas ganas de escucharlo. Iván fue mi
ayudante porque ya se lo sabía y a su hermano también le encantó
nuestra sesión aventura de la cueva.

Aquí os pongo el cuento por si alguien tiene curiosidad:

“En un pueblo escondido entre montañas se guardaba un gran


tesoro, pero un día un dragón muy malvado lo roba y se lo lleva a su
cueva llena de monstruos y peligros. Sin el tesoro estamos perdidos,
así que tenemos que recuperarlo.

Todos los niños del pueblo se reúnen en secreto mientras los


mayores piensan como solucionar el problema.

El más decidido de todos les grita a los otros niños: ¡Quien se viene
a rescatar el tesoro!

(¡¡¡¡Yooooooo!!!)
38
Pues vamos en silencio para que no nos pillen los
mayores

Sssssssh sssssssssh

En silencio…

Los niños se escaparon del pueblo y pronto llegaron a


la cueva. La puerta la guardaba un perro gigante con
dientes afilados y unos ojos que daban miedo.
- Guau gua Quien va por ahí, ¿Por qué habéis venido a
un lugar tan peligroso? Voy a comeros si no me lo decís.
(El perro da lametones a algunos niños)

(Los niños se lo explican masss o menosss)


.- Si quieres entrar tendrás que sufrir mi terrible ataque
de lametones babosos y responder a una pregunta:
En la ciudad y en el campo soy amigo del hombre
Adivina quién soy sin que te diga mi nombre

A ver un volunt...

(¡¡¡El perrooooo, el perroooooo!!!)

- Está bien, podéis pasar sin que os coma. Mucho


cuidado porque dentro hay muchos peligros
Los niños atravesaron el umbral de la cueva con mucho
miedo, pero también decididos a recuperar el tesoro.
De repente escucharon unos ruidos terribles y
empezaron a sentir picores por el cuerpo y el pelo. (A ver
cómo os rascáis) Pica, pica.
¿Qué está pasando? Se preguntan
De repente dos bichillos repugnantes se plantan en frente
del grupo.
- ¿Cómo os atrevéis a entrar en esta cueva llena de
monstruos? - Os pregunta uno de ellos.
- Yo soy piojo y ella es pulga. Vosotros sucumbiréis ante
nuestro ejército de pulgas y piojos jajajaja
Los niños se ponen a llorar muy asustados (Venga,
poneros a llorar)
- ¡Parad de llorar!- exclama pulga. - No puedo veros
llorar. Me da mucha pena.
- A mí también- Coincide piojo
39
- Está bien. Os vamos a dar una oportunidad para vencernos.
- Tenéis que hacer todo lo que nosotros digamos y si lo hacéis bien os dejaremos ir.
A ver, a ver…
- ¡Tocaros una oreja con la mano derecha! ¿Esa es la derecha? ¿Seguro? ¿Tú qué
opinas piojo? Es que yo siempre las confundo
- Ahora agitad la mano izquierda como si estuvierais saludando.
- Jajaja que divertido, espera, espera que me toca. ¡Todos a la pata coja!
- Sí, sí y a saltar, ¡a saltar!
- Y ahora caeros todos al suelo jajajajaja Que malos somos
- Que opinas pulga. ¿Cómo lo han hecho?
- No está mal, no está mal. Vamos a dejarles ir y encima le daremos una pista sobre
el siguiente peligro:
¿Quién se chifla por la miel es peligroso y goloso?

(¡¡¡El osoooo!!!)
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Los niños se marcharon corriendo rascándose todavía un
poco más por el camino. Entonces un enorme gruñido se oye
en la cueva.
¡Madre mía! Ha aparecido de repente un enooooorme oso
con garras como cuchillos. ¡Éste sí que da miedo!
- ¡Gruaaaaaar! Parece que acaba de llegar mi cena jajajaja
Los niños tiemblan de miedo (A ver cómo tembláis)
- Que se acerque mi primer plato. A ver, a ver, pequeño
aventurero. ¿Oso va con h o sin h?
(“Eeeeeh ¿qué?” “Que si se escribe con h o sin h” “Mmmm
¿con h?” Todo el público: “Noooo, nooooo”. El niño les mira,
mira al oso y exclama “¡Sin h!”)
- Muy bien, muy bien. Que se acerque mi segundo plato. ¿Y
hola?
(“¡Con h!”)

- Jajaja te he pillado, hola de saludo va con h y ola de mar sin


h. Ahora vais a tener que darme un abrazo de oso sí queréis
salir de aquí. Madre mía. Sois un montón. Será mejor que os
acompañe al siguiente peligro mientras me vais abrazando
jajaja

Uy que ruido más raro Sssssssh Ssssssssh ¿Cuál será el


próximo horror que nos espera? ¿Algún niño puede
adivinarlo ya? Sssh silencio para poder oír bien el sonido.
Nuestra enemiga es muy sibilina
¡¡¡Ay ay ay es una serpiente!!! ¡¡¡Y es muy grande!!!
- Jajajaja Soy una serpiente hipnotizadora y voy a
hipnotizaros. Sois monos jajajaja Haced el mono. Ahora.
Sois perros. ¡¡¡Ladrad!! jajaja que divertido es esto. Y ahora
¡dormid!, voy a deshipnotizar a uno de vosotros para que me
cuente por qué estáis aquí. ¿Algún voluntario? Por ejemplo
tú. A ver, a ver. Para deshipnotizaros tenéis que tirar este
dado y sumar lo que salga.
(El niño tira el dado y resuelve la suma. Me cuenta lo que han
venido a hacer).
- Así que queréis robarle un tesoro al gran dragón. ¡Que
valientes! Está bien. Os deshipnotizaré a todos porque a mí
me encantan los niños buenos y valientes.
A ver:
6+3, 2+5, 6+3, 2+4…
(Evidentemente, no todos pudieron tirar los dados porque
eran muchos, pero les dejé tirarlos cuando acabó el cuento).
41
- Muy bien. Como me habéis caído bien os voy a dar una pista importante. El
dragón es muy malo y odia la alegría, la música, las canciones, los poemas, las risas,
las fiestas…
Seguís vuestro camino y de repente oís:
- IIIIIIIIIIIIIIIIIH IIIIIIIIIIIIIIIIIH me habéis pisado. ¡Brutos! ¡Que sois unos
brutos!
Miráis al suelo y… Ooooh una ratita negra y despelusada os mira con ojos
brillantes.
Pobrecita, pedidle perdón que le habéis hecho daño.
(¡¡¡Perdooooon!!! ¡¡Lo sientooooo!!)
- Ooooh ya veo que sois muy educados ¿Qué hacéis aquí? ¿Habéis venido a ver a
alguien? ¡¡¡Cómo!!! ¿Al Dragón? Qué locura. ¿Y sabéis dónde encontrarlo? ¿Noooo?
Pero si queréis ir yo os puedo decir dónde está. Esperad que tengo un mapa de la
cueva por aquí…
Sacamos el mapa, hacemos un repaso de por dónde hemos ido y los aventureros
indican el camino a seguir hasta el tesoro.
A ver niños, a ver si llegamos al dragón. Tenéis que decir arriba, abajo, derecha,
izquierda… ¡Venga vamos a por el tesoro! (Y la ratita se va moviendo por el mapa)
Uy, no, por ahí no os habéis llenado de babas que había en el suelo y en las paredes.
Ay no por ahí tampoco os caen mocos en la cabeza puaaaaaj. Uy uy uy por aquí
tampoco, ¿qué serán esos ojillos que brillan en la oscuridad? Mejor nos vamos.

Por fin, por fin hemos llegado donde está el dragón. Yujuuuuuu.
- ¡Qué habéis venido a hacer aquíiiiiii niños locos! Os comeré con patatas fritas.
Yo soy malo de verdad. Ni os voy a hacer pruebas ni a decir acertijos. Os comeré
directamente.
¡Ay madre que nos va a comer! ¿A alguien se le ocurre algo para derrotarlo?
¿Alguien se acuerda de alguna pista importante que nos dio la serpiente?
Oye, que os parece si no ponemos cantar como locos cada uno la canción que le
apetezca y montamos un buen follón alegre para que no nos coma. (La verdad es
que no hizo falta recordarles la pista ni decir nada expresamente porque en cuanto
vieron aparecer al dragón se pusieron a cantar como locos “Lalalalalaaaaaaaa”.
- ¿Qué hacéis niños? ¡¡Callaros!! Aaaarg no lo soporto. Está bien, está bien. ¡¡¡Os
devolveré el tesoro, pero callaros por favor!!!
Y el dragón salió volando de la cueva para no volver más.

¡¡Mirad chicos hemos recuperado el tesoro!!

(Repartimos unos detallitos y fin. Yo les llevé unos cuentitos sin letras, una chuche
de chocolate y un anillo laberinto).

FIN
42
El niño que quería
ser pirata

Cuento roleado para


los más pequeños

Así como Daniel no se podía ir a dormir sin su cuento de Pablo, el bombero, Iván
necesita el suyo del niño pirata. Los cuentos del intrépido bomberito que salvaba las
más extravagantes situaciones de emergencia acompañado de su perro Fuego y su
gata Agua variaban cada noche, pero el cuento de piratas es siempre igual. ¡Y no se lo
cambies! Que ya se lo sabe y le gusta ir adornándolo con intervenciones esporádicas.

De camino a la cama va gritando “Cuento piata, cuento piaaaaaaata...” y casi todas


se lo cuento. Todas no, porque a veces viene de una sesión de cuentos con su papi y
veo que ya se ha hecho demasiado tarde para más historias (normalmente yo tengo
taaantas cosas que hacer en cuanto mis peques cierren sus ojitos que no puedo
acostarles muy tarde si quiero dormir algo).

Las noches que sí se lo cuento, se acomoda en su camita ahuecando la almohada y


tapándose hasta la barbilla. Cuando encuentra su postura, me mira expectante y muy
sonriente esperando a que comience.

“Pues había una vez, un niño que trabajaba en un restaurante, pero estaba muy triste,
muy triste, porque él, en realidad, quería ser....”

“¡¡¡Piata!!!” Me interrumpe Iván emocionado.

“¡Exacto!” continúo “Quería ser pirata. Un día vinieron unos piratas de verdad al
restaurante y el niño se empeñó en servirles. Se hicieron amigos y cuando llegó la
hora de despedirse les pidió que les llevara con ellos.
- No puede ser.- Dijo el capitán pirata- Es una vida muy dura para un niño.
43
Y lo dejaron en el restaurante más triste que nunca.
Estaba limpiando la mesa cuando...”

“Mapa, mapa, mapaaaaaa”

“Sí, se encontró con un maaaaapa, pero no un mapa


cualquiera....”

“¡Teoro!”

“Era el mapa del tesooooro. Al poco volvieron los piratas y le


preguntaron:
- Niño, ¿No habrás visto un mapa del tesoro por aquí?
- Siiiiiiiiiiiiiii”

“Tiiiiiiii”

“- Pero no os lo daré si no me lleváis con vosotros a buscar el


tesoro.- les dijo el niño.
Y los piratas se llevaron al niño al barco.

Cuando estaban en alta mar estalló una gran tormenta y el niño


les gritó: ¡Rápido! ¡Ataros al barco y así no os caeréis!

Y todos los piratas se ataron.

Y cayeron rayos...”

“Pom, pum catapuuuuum”

“Y truenos”

“Croooc, catacroooooc”

“¡Y relámpagos!”

“¡Catapum chimpún!”

“Pero, de repente, se acabó la tormenta y el capitán pirata le


pregunto a todos si estaban bien y todos contestaron: Siiiiii”

“Tiiiiiiiiiiiiiiiii”
44
“- Muy bien niño. Como premio puedes subirte al palo mayor.
El niño, muy contento, se subió al palo mayor y desde arriba, ¡tierra a la vista!, vio
una isla, pero una isla cualquiera... ¡Era la isla del...!”

“Teoro, teoro, ¡¡¡¡teorooooooo!!!”

“Del tesoro, sí. Entonces, los piratas se bajaron a tierra y miraron el...”

“¡Mapa!”

“Primero, tenían que atravesar la selva de los monos furiosos...”

“Uh, Ah. Uh”

“Luego, la cueva del dragón”

“Gruarrrrrrr”

“Y por último encontrar una X muy graaande. Pronto llegaron a la selva de los monos
furiosos”

“Uh. ah, uh... Cocos, cabeza, cataaaapuuuuum”

“Eeeeeh. Sí. Empezaron a caerles cocos en la cabeza. ¡Ay! ¡ay! Los monos se los
estaban tirando. El niño les dijo que abrieran sus paraguas y los cocos rebotaban
contra los paraguas y no en sus cabezas. Así lograron salir de la selva de los monos
que cada vez estaban más y más furiosos”

“Uh, ah, uh” Lo que le gusta a este niño hacer el mono...

“Los piratas llegaron a la cueva del dragón.


De repente, salió un dragón muuuuy feo”

“Gruaaaaaaarl. Dagoooooon”

“-Os voy a comer a toooodos.- Gruñó


el dragón. Los piratas se echaron a temblar.
Entonces, el niño les gritó:
- Rápido. Tiradles vuestros bocatas
de chorizo.
- Noooooo, que están muy buenos.
- Síiiiiiiii, que si no nos come.
Y todos le tiraron sus bocatas de chorizo.
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- Ñam, ñam, gruaaaar ¿qué es esto tan rico?- Exclamó el dragón. Mientras se
inflaba a bocatas los piratas escaparon corriendo y se pusieron a buscar la X
grande.

Pero no la encontraban por ningún lado. El niño decidió subirse a la palmera más
alta para ver mejor. Desde allí pudo verla. Era tan grande que no se veía desde el
suelo. Indicó a los piratas dónde estaba y se pusieron a cavar.

Encontraron un cofre, pero no un cofre cualquiera... ¡Era el cofre del tesoro!

Y dentro había...”

“¡Epadas! ¡Cudos! ¡Chuches! ¡Late! ¡Juetes!...”

“Sí, todo eso y mucho más. Los piratas se llevaron el tesoro al barco para
repartirlo. El capitán pirata le dijo al niño que podía quedarse con ellos y vivir
muchas aventuras. Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!”

“Ota veeeez, ota veeeez”

“No, otra vez, no. Ahora hay que dormir” Le beso, le tapo bien, les acaricio la
cabeza a él y a su hermano, compruebo que todo está bien y salgo de la habitación
entornando la puerta.

Tendré suerte si no aparece más de dos veces en el salón antes de coger el sueño
por fin.

Dentro de poco se contará el “olito” el cuento.

FIN
46

Pablo el bombero

Cuento roleado para


los más pequeños

El jefe de bomberos reunió a todo el personal en la central.


- Tenemos un compañero nuevo. Os presento a Pablo.
La carcajada fue general. El nuevo bombero era muy pequeñito.
- Pero jefe, es tan pequeño que se nos va a perder un día.
Pablo se puso tan rojo como su uniforme.
-Soy el mejor bombero de la central y lo demostraré -afirmó categóricamente el
nuevo.

De repente: Uaaaaaauaaaaaauaaaaaauaaaaaaa

La alarma de la central empezó a sonar como loca.

- Rápido muchachos, ¡a los camiones! Hay una emergencia. Pablo, ve con algún
compañero que te enseñe cómo funciona esto.

Pablo se metió en un camión rojo y enorme sin pensárselo dos veces. Sus compañeros
todavía seguían riéndose a sus espaldas.

Niiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

(Daniel, ¿Qué quieres que se esté quemando? Un edificio)

Pronto llegaron al lugar de la emergencia. Se estaba quemando un rascacielos


altísimo.
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- ¡Rápido, las mangueras!

Plosh, plosh, plosh, plosh. Las mangueras tiraban agua a toda velocidad.

(¿Que quieres que vaya a salvar Pablo? Un gatoooo. Miauuuu)

Un vecino se acercó a ellos angustiado.


- Mi gato, mi gato -se lamentaba-. Mi gato está dentro de mi casa.
-¿Cual es su casa? -preguntó un bombero.
- Esa de ahí.
- Enseguida subo -el bombero acercó su camión y desplegó la escalera sin perder
un segundo. Detrás de él, subió Pablo. Al ir a abrir la ventana...
¡Clan!

Este cuento está sacado de mi blog


lasaventurasdepabloynino.blogspot.com
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- Se ha quedado trabada, no se puede abrir más -se lamentó el bombero-. No quepo.

- Voy a por el hacha -dijo el bombero.


- ¡No hay tiempo! -exclamó Pablo-. Yo puedo entrar.
Y, dicho y hecho, el pequeño bombero se coló por la ventana sin ningún esfuerzo.
- Gatito, gatito, ¿dónde estás? -parecía que el techo no iba a aguantar mucho tiempo
sin caerse. Pablo buscaba al minimo por toda la casa veloz como una flecha.
- Miauuuuuuu, miauuuuu -el gatito se había subido a lo alto de un armario.
- Ya te tengo -anunció triunfal el pequeño bombero. Sin perder más tiempo salió de
nuevo por la ventana con el gatito en los brazos.
- ¡Bieeeeen! ¡Bravo por Pablo!
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(¿Ahora que va a pasar? Una niñaaaa. Hay que salvar una niña)

-¡Socorro! -oyeron los bomberos-. ¡Socorro!


-¡Allí! -señaló uno de ellos-. En esa ventana tan alta.
Una chica pedía ayuda desde el interior de uno de los pisos.
- ¡Socorro! -gritaba la chica-. El fuego se acerca. Sacadme de aquí rápido.

- Vamos a tener que subir la escalera del camión muy muy alto.

Chucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucu Subía la escalera sin


parar. Alto alto.

Tan alto la subieron que el peso de un bombero y la chica podían hacer que
se cayera el camión. Era muy peligroso, pero Pablo no tuvo miedo en ningún
momento.
- Yo soy el que menos pesa, así que yo subiré.
En un plis estaba en lo alto de la escalera ayudando a la chica a salir por la
ventana. El camión se tambaleó un poco, pero aguantó hasta que los dos
estuvieron en el suelo.
- ¡Bien por Pablo! ¡Ha demostrado ser el mejor bombero de la central!
Tan bien lo había hecho que el jefe le dió su propio camión de bomberos. Era
intensamente rojo y muy brillante.
- Te llamaré Nino -anunció Pablo muy contento.

- Chica, gato. ¿Queréis que os lleve a dar una vuelta en Nino por toda la ciudad?
- Síiiiiiiiiiiiiiiiiiii
- Miauuuuuuuuuuuu

Y Pablo les llevó montados en Nino por toda la ciudad para gran júbilo de los dos.
Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiino...

FIN
¡Felices
aventuras!

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