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Comportamiento sexual, Corteza cerebral, sistema límbico.

Sepúlveda

CORTEZA CEREBRAL Y COMPORTAMIENTO SEXUAL

Doctora Elene Sepúlveda


Sexóloga Clínica

Numerosos experimentos llevados a cabo con animales de experimentación vienen poniendo


de relieve la importancia de la corteza cerebral en la sexualidad.
La conclusión más importante de estos estudios en los que se ha intentado explorar las
relaciones entre la corteza cerebral y el comportamiento sexual, es que precisamente en esta
zona del cerebro es donde se realizan las funciones que están mas en relación con los estímul
os psíquicos y ambientales
.
La corteza cerebral, según estas teorías sería una de las principales zonas anatómicas
responsables de las repercusiones que los estímulos sensoriales y psíquicos tienen sobre la
actividad sexual del hombre.

La corteza está íntimamente conectada con el hipotálamo, a través del cual se relaciona con la
hipófisis
,
con la medula espinal, con otras estructuras nerviosas, con las glándulas endocrinas y con el
aparato genital
, también se relacionan muy directamente con el
sistema límbico;
de este modo la corteza recibe y elabora la información que le llega, y a su vez remite órdenes
e información al resto de las estructuras nerviosas, influyendo notablemente en muchos
aspectos de la respuesta sexual.

Estas conexiones son en alguna medida las que explican la gran influencia de diversos
factores psíquicos en la respuesta sexual, por lo que la corteza es una de las zonas cerebrales
mas directamente implicadas en los trastornos de la sexualidad de origen piscosomático.
Cuando la persona se encuentra en condiciones óptimas desde el punto de vista psicológico,
ambiental, general, se encuentra relajada, despreocupada, sin conflictos en la esfera de la
sexualidad, es más probable que la actividad sexual sea satisfactoria.
Por el contrario
, algunos factores como la ansiedad, el miedo, preocupaciones, estrés, ciertos sentimientos y
emociones, la depresión, se elabora a través de la corteza cerebral y pueden ocasionar graves
disfunciones sexuales.

CEREBRO INTERNO  (SISTEMA LIMBICO -hipocampo amígdala, septum, giro cingulado-,


HIPOTALAMO,   NUCLEO ESTRIADO)   Y SEXUALIDAD

Dentro de lo que es el cerebro interno, es decir de las zonas cerebrales que se suceden al
profundizar en el cerebro tras la corteza, existen diversas formaciones neurológicas implicadas
en la sexualidad, las más relevantes según los conocimientos actuales serán el sistema
límbico, el hipotálamo y el núcleo estriado.

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El sistema límbico no es propiamente una estructura del cerebro interno, sino más bien un
conjunto de estructuras nerviosas que se hallan rodeando el tronco cerebral, como si se tratara
de un anillo, y fundamentalmente está compuesto por cinco grandes estructuras que se
denominan: hipocampo, amígdala, septum, giro cingulado y campos de proyección olfatoria.
Se trata de un sistema extraordinariamente complicado, tanto en lo que se refiere a los
vínculos que mantiene entre sus diversas estructuras internas como respecto de las
conexiones que estas tienen con otras formaciones externas al sistema límbico, ya que están
íntimamente ligadas a la corteza cerebral, al tálamo y al sistema reticular.
Las implicaciones de estos sistemas en la sexualidad no se han aclarado definitivamente, y tan
sólo se conocen algunas relaciones puestas de manifiesto en diversos
trabajos experimentales.

La amígdala parece jugar un papel central en la conducta sexual, habiéndose comprobado


que la estimulación del septo y del área pre óptica media daban lugar a una erección total en
animales de experimentación.

Otra formación de gran importancia dentro del sistema límbico es el hipocampo, ya que se
cree que ejerce una influencia moduladora de la tumescencia genital, regulando por tanto la
afluencia de volumen sanguíneo al aparato genital, lo cual es hasta la actualidad el índice más
fiable para medir la excitación y la respuesta sexual.

El sistema límbico está estrechamente vinculado con otra zona del cerebro interno que, a su
vez, parece estar ampliamente relacionada con la sexualidad, se trata del hipotálamo, que
también está implicado en la esfera de los instintos, incluso se ha descrito un área del placer.

El hipotálamo está relacionado con varias estructuras nerviosas, recibe vías neurológicas de
comunicación, del sistema límbico y del tálamo y de él parten vías de comunicación hasta el
tálamo, la médula y la hipófisis; también está conectado con la corteza cerebral, y asimismo se
relaciona con el sistema nervioso autónomo, dando lugar a través de éste a la gran mayoría de
las transformaciones fisiológicas propias de la respuesta sexual normal.

Además el hipotálamo influye sobre las glándulas endocrinas, y por tanto sobre la producción y
mantenimiento en el torrente circulatorio de la mayor parte de las hormonas sexuales.

El hipotálamo está implicado en los centros del placer, llamados así por lo estimulante que
resulta para los animales de experimentación la estimulación de esta área, hasta el punto de
que prefieren dicha estimulación experimental a su comida favorita.
La estimulación de estas áreas también se ha realizado en seres humanos, con resultados
variables. Algunos hombres apreciaron tras el experimento una cierta sensación de bienestar
poco definida, en otros casos dio lugar a estados de auténtica euforia.

Para algunos autores los puntos del cerebro superior que al ser estimulados dan lugar a un
aumento del tamaño del clítoris similar al de la excitación sexual de la hembra (tumescencia
clitoridiana), serían los mismos que en el macho causan la erección del pene, tal como parece
haberse demostrado en experiencias con animales.

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Excitación Sexual

La excitación sexual, tanto en el hombre como en la mujer, consta de varias fases sucesivas.
Tras una fase previa de deseo sexual, surge la fase de excitación, a la que continúa la de
meseta, hasta llegar a la orgásmica, y por último la fase de resolución.

El proceso comienza a partir de una fase previa o de deseo en la que se van acumulando
estímulos psicológicos en relación con elementos eróticos, y con la estimulación fisiológica
producida por el contacto corporal (besos, caricias), que contribuyen a la excitación sexual,
especialmente si estas se realizan en algunas zonas llamadas erógenas del cuerpo que cada
persona encontrará de acuerdo al conocimiento de su propio cuerpo y al de su pareja.

Como vemos, la estimulación sexual, la erección y las respuestas varían mucho de una
persona a otra y depende entre otras de los variados y complejos mecanismos
neurofisiológicos, psicológicos, y ambientales, además de las repuestas hormonales, de los
órganos de los sentidos que de una u otra manera intervienen en la respuesta sexual humana,
el desenvolvimiento sexual de una persona.

MECANISMOS CEREBRALES QUE REGULAN LA SEXUALIDAD

Desde hace varios años se realizan diferentes investigaciones relacionadas con la


conducta sexual humana, con el inicio del deseo, con la respuesta sexual, con la
neurofisiología de la erección y con otras variadas patologías que intervienen en el éxito
o no de una experiencia sexual.

En cuanto a la investigación publicada recientemente por el Instituto Francés de


Investigación Médicas (INSERM) y el Centro Francés de Estudio e Investigaciones
Médicas, mediante emisión de Positones, creemos que se trata de una investigación
segada, con muy pocos casos. Además que es conocido que diferentes sistemas del
organismo reaccionan ante una estimulación sexual, reacciones que han sido descritas
y estudiadas fundamentalmente en animales y en humanos.

Sexualidad e Investigación con Animales de Experimentación

Gracias a los experimentos que se han llevado acabo con diversos animales, se ha logrado un
notable progreso del conocimiento a nivel neuroanatómico de la sexualidad.
Los animales seleccionados en este tipo de experimentación han sido aquellos con un sistema
nervioso más similar al del hombre, como es el caso de los monos ardilla, y otros primates
como los macacos, los gatos, conejos, ratas, toros, etc.

Se ha comprobado que al estimular diversos puntos del cerebro se puede producir una
excitación sexual que se mide en forma de diversos grados, valorando las transformaciones
fisiológicas que se ocasionan en el aparato genital del animal denominados grados de
tumescencia, lo que se relaciona con la afluencia de volumen sanguíneo hacia los órganos
genitales, principal característica medible de la excitación sexual en el animal.
De este modo se ha visto que estimulando diversas zonas del cerebro, se puede producir no

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una mera situación de excitación sexual en el animal, sino la plena eyaculación en el macho.

La experimentación con animales ha servido para descubrir y comprender mejor de qué modo
interviene el cerebro en aspectos neurofisiológicos de la sexualidad, aunque sea de un modo
parcial. De todos modos ha aportado datos de gran interés para vislumbrar las implicaciones de
la corteza cerebral y otras estructuras nerviosas, entre ellas el sistema límbico, el hipocampo y
el núcleo estriado, cuyas posibles implicaciones en la sexualidad comentaremos.

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