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FLAMAS DIVINAS

UN ENCUENTRO PARA EL DESPERTAR INTERIOR

GOY PAZ
FLAMAS DIVINAS
Un encuentro para el despertar interior

Goy Paz
Dedicado a todos los encuentros que
han despertado al amor incondicional
y a los que están en el camino

GOY PAZ 3
Reseñas

Excelente, profundo, esclarecedor. Una lectura apasionante de


descubrimiento del “Yo” reflejado en nuestro compañero cósmico. Y
cito: “las FD vienen en niveles tan opuestos de despertar y de concien-
cia... las Almas se conectan mejor lejos de las demandas físicas.” Goy
Paz encara como pocos autores la verdadera esencia espiritual de la
Unión entre las Flamas Divinas.
Verónica Segovia, Flama Divina

Muy buen contenido y presentación sobre el tema de las Fla-


mas Divinas. Es un libro muy interesante y profundo. Me hace re-
flexionar mi posición en esta vida y me hace analizar las relaciones
más cercanas. La dinámica de incluir anécdotas, historias, experien-
cias propias, mientras Goy define los diferentes conceptos, es muy
agradable y motivadora. Hace que sea una lectura dinámica. ¡Me gus-
tó mucho!
María Esther Muñoz, Lectora

Este libro esclarecedor como pocos, narra la experiencia sin-


gular y profunda que se manifiesta en un encuentro entre Flamas
Divinas. Un tema peliagudo, complicado incluso en el mundo espiri-
tual, controvertido y difícil de abordar. A mi modo de ver, es un libro
valiente y sincero, sin florituras, puesto que hablamos del encuentro
con uno mismo, casi siempre, de una manera abrupta e inexplicable.

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Cuando menos lo esperas, todo se presenta ante ti y, normalmen-
te, no sabemos qué hacer. Toca mirar adentro, como muy
bien nos devela la autora en estas páginas. El dolor nos saca
de nuestro estado de somnolencia y nos impulsa a la gran
aventura, la más importante, sin duda: el camino a nuestro
interior, el descubrimiento de lo que realmente somos. Mis
felicitaciones por este hermoso y conmovedor libro.
Isara, Flama Divina

Leer este libro fue una gran experiencia. Tengo que reconocer
que hubo muchos conceptos y situaciones totalmente nuevas para mí
y difíciles de entender, pero en todo momento me sentí llevada de
la mano de Goy. La guía a través de sus experiencias maravillosas y
únicas me ayudó a comprender mejor la teoría. Está muy clara la in-
tención al escribir este libro: a través de sus experiencias personales,
facilitarnos el camino y darnos las herramientas, a los lectores, para
conectarnos con nuestro interior y, como lo menciona: “aprender a
ver la luz”. Felicito a Goy Paz por este libro y le deseo muchos éxitos.
Belén Baca, lectora

Hace unos años, conocí a Goy Paz a través de su blog. Desde


ese espacio, fui acompañada durante un proceso intenso, demoledor
y desconocido hasta ese momento para mí: el camino de las flamas
divinas. Con este libro, Goy nos ayuda a comprender que necesita-
mos ser los creadores de un mundo nuevo, “que nazca de las cenizas
de nuestro proceso interior”. Para ello, explora temas clave como el
alma, el karma, la espiritualidad, las flamas divinas, almas gemelas y
relaciones kármicas. Y comparte, desde su propia experiencia, el sig-
nificado del amor incondicional y del propósito de vida. Leerlo es un
valioso regalo para quienes elegimos trabajar, a fondo, en el autoco-
nocimiento”.
Magdalena Ananda, escritora y Flama Divina

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Evidentemente, hay mucho trabajo de investigación detrás
de estas letras manifestado, de manera clara, en los primeros siete
capítulos. Fue interesante conocer los estudios sobre el tema, desde
diferentes corrientes y pensamientos. Naturalmente y como bien se
menciona en el libro, cada persona vivirá de manera distinta este pro-
ceso. En muchos aspectos me identifiqué y pude sentir de manera di-
recta, lo que Goy experimentó, por la relación que he llevado con mi
ex pareja desde hace 15 años y de la cual aún no logro identificar, qué
tipo de relación es. Los últimos capítulos se centran en el ego. Cierta-
mente, es la parte más difícil de dominar. Goy tuvo que transitar por
muchos caminos para descubrir el amor incondicional. Sé que uno de
los caminos para el despertar interior, como lo menciona en el libro,
es la meditación y, por ello, aunque tome varias vidas, seguiré por ese
sendero. Gracias por las enseñanzas, por compartir las experiencias
que, sin duda, ayudarán a más de uno a comprender, que primero
debemos amarnos y respetarnos nosotros mismos, para poder amar
a los demás. Pero, sobre todo entender que es posible dominar al ego,
si dejamos de alimentarlo. Nuestra Flama Divina está allí, en algún
lugar del universo.
Carmen Elena Huras, lectora.

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Prólogo

En Flamas Divinas, Goy Paz nos lleva a través de un relato vibrante,


a descubrirnos al tiempo que ella nos cuenta cómo inició su propio proceso
de descubrimiento. Goy maneja a la perfección el ritmo narrativo del libro,
llevándonos prolijamente de cima en sima, con remansos, sin obviar nada.
Hace las pausas necesarias en un relato de gran profundidad, erudito y tam-
bién coloquial, para posibilitarnos la reflexión y la introspección.

Con la voz de quien sabe, nos propone un viaje en el que el destino es


el propio camino. Nos invita, nos evoca y nos convoca, a vivir, experimenta-
do el amor incondicional, y como bien nos explica, este amor, es mucho más
que un sentimiento, es, un estado de conciencia, porque lo abarca todo, tanto
como un grano de arroz puede contener un universo.

El libro se sustenta en su propia experiencia, nos propone trascen-


der al entendimiento racional conceptual, para vivir la sutil experiencia del
amor, que no es dualidad sino unidad. Goy nos explica claramente que las
Flamas Divinas o Llamas Gemelas son el ying y el yang, la energía negativa y
positiva, unidas para hacer un todo.

El amor hacia esa parte nuestra es inigualable, pero el proceso para


reconocerla puede ser muy complejo. Para lograrlo es necesario que cada
una de las partes se sientan completas por si mismas, y para esto deberán
trabajar con sus egos.

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Este libro nos propone un encuentro para el despertar interior. Este
despertar se produce primero aprendiendo a ser permeables a distintas
energías, siendo conscientes, ese ser conscientes es el primer paso para nues-
tro autoconocimiento, que es además un proceso que tiene un principio pero
que no tiene final.

Este libro es también un acto de generosidad, Goy Paz sabe que en el


compartir está el conocimiento, que el amor es una vibración altísima y que
esta vibración puede tener distintas intensidades y expresiones, por tanto,
este libro es también un acto de amor.

Rómulo Moya Peralta, editor.

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Agradecimientos

Primero quiero agradecerle a Él por ser la inspiración


para este libro y por haber estimulado un proceso de
transformación interior. En este camino siempre he tenido
guía de seres de luz, mi gratitud hacia ellos es infinita.
También agradezco a mi familia, que me ha brindado los
espacios para poder crecer. Un especial agradecimiento
a María Esther Muñoz, María Belén Baca, María Suárez,
Carmen Elena Huras, Magdalena Ananda, Verónica
Segovia e Isara, que no dudaron en recibir el borrador
del libro para leerlo y darme sus opiniones. Agradezco a
Rómulo Moya, de Trama Ediciones por su generosidad
con la información y la paciencia para explicarme todo lo
relacionado al ebook. Finalmente, quisiera expresar mi
agradecimiento a todos los seguidores de mi trabajo pues
han confiado en lo que ofrezco.

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El Tao que puede llamarse Tao
no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del Cielo y la Tierra;
y con nombre, es la madre de las diez mil cosas.
Desde el No-Ser comprendemos su esencia;
y desde el Ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, Ser y No-Ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el Misterio.
Y en este Misterio
se halla la puerta de toda maravilla.
Lao Tze - Tao Te Ching

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Índice

Capítulo I 13
Introducción

Capítulo II 15
Antecedentes

Capítulo III 28
La espiritualidad es inherente al ser humano

Capítulo IV 32
¿Qué es el alma o yo superior?

Capítulo V 49
Orígenes de las Flama Divina e historias

Capítulo VI 72
¿Flama divina, alma gemela o relación kármica?

Capítulo VII 80
Identificando la flama divina

Capítulo VIII 86
Mi viaje

Capítulo IX 101
Despertar de un nuevo amor

Capítulo X 105
Señales del multiverso
Capítulo XI 112
Los Chakras, La Kundalini y El Despetar

Capítulo XII 119


El amor incondicional y la misión de flamas divinas

Capítulo XIII 128


Homo Ego-Centrum

Capítulo XIV 140


Cambiando la matriz de la existencia

Sobre la autora 148

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Capítulo I
Introducción

He decidido escribir sobre las Flamas Divinas puesto que hay mucha
confusión sobre el tema y, también porque hay personas estancadas en una
parte del proceso emocional, que les impide llegar a la auténtica realización
de este encuentro. En este trabajo, compartiré desde mi propia experiencia,
investigación, transformación, observación, proceso de integración y enten-
dimiento, lo que este viaje nos puede ofrecer.

Deseo brindar una visión real, pragmática, entendible desde el lado


humano y desde el lado espiritual, armando con cuidado los conceptos para
la asimilación racional a la que estamos tan acostumbrados. Muchas cosas
se podrán comprender intuitivamente, sintiendo la conexión con el Yo Su-
perior y ese aspecto de nuestro ser que está entre el ego y el alma. Otras se
podrán comprender con la inteligencia y el raciocinio. Pero nada, absoluta-
mente nada, podrá superar la propia experiencia y asimilación centrada de
los acontecimientos.

El proceso de integración puede tomar mucho tiempo. Cada día es


una oportunidad para avanzar en el despertar interior. Maravillosamente,
siempre hay nuevos niveles de comprensión y profundización de las ense-
ñanzas recibidas, a través de las experiencias vividas, ¡no las dejemos en el
aire! Espero que el texto ofrecido, en las siguientes páginas, aporte claridad y
comprensión en tu despertar.

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Iniciaré compartiendo algunos antecedentes sobre el estado de la psi-
cología colectiva actual. Abordaré otros factores que son importantes com-
prender para darnos cuenta por qué han surgido estas conexiones, en estos
tiempos, y su relación con el despertar espiritual. Intentaré usar los términos
que, de alguna manera, se acerquen más a la experiencia. Ofreceré una vi-
sión amplia que llegue, de la mejor manera posible, a la esencia de las Flamas
Divinas y el camino de despertar interior.

Este, como cualquier otro tema, se lo puede mirar desde muchas


perspectivas y todas tienen su validez. Si bien cada uno tiene una experiencia
distinta, te llevaré desde lo personal hacia lo impersonal. Giraré en torno
a lo que considero es el tema más importante de este encuentro: el amor
incondicional y el despertar interior, con la intención de abonar la se-
milla de su más pura vibración. Considera e integra lo que resuene contigo.

¡Que tu luz interior sea tu guía!

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Capítulo II
Antecedentes

“Una vida sin examinarse no merece ser vivida”


Sócrates

¿Podrías imaginar cómo hubiese sido tu vida en el año 834 AEC (an-
tes de la era común) o en el año 1628 DEC (después de la era común)? ¿Cuá-
les crees que hubieran sido las creencias que formaban aquella realidad?
¿Qué tan diferente sería la versión tuya, de ahora, en relación con las de
aquellas épocas? Sin duda, habría grandes diferencias porque las distintas
épocas marcan un tipo de vibración que genera formas de pensar y de sen-
tir comunes. Así como han existido eras mucho más oscuras, sin duda, han
existido otras más luminosas, según lo transmiten los sabios de varias tradi-
ciones cuando se refieren, por ejemplo, a la Era de Oro (griegos) o Satya Yuga
(hindúes). Durante las distintas “eras”, los humanos respondemos al tipo de
energía que gobierna su tiempo. ¿Qué podríamos decir sobre esta era global
del siglo XXI que estamos compartiendo? Algunos factores que nos marcan
pueden ser: internet, consumismo, medios sociales, tecnología, movimientos
ambientales, una juventud más activa en relación con los eventos mundiales,
religiones en decadencia, sistemas económicos en decadencia, deterioro de
recursos naturales, pugnas de poder, un notorio egocentrismo, sentimos que
los años pasan volando y que todo se ha acelerado, entre tantas cosas más.
Si consideramos la manera en que estos factores influyen en nuestra forma
de vida y creencias, e imaginamos cómo pudo haber sido una era temprana,

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en la que nos movilizábamos a pie, en caballos o carretas, cuando la educa-
ción era privilegio de pocos y tenía un enfoque totalmente diferente al que
conocemos hoy, podríamos comprender cómo, el pensamiento colectivo da
forma a la realidad en la que interactuamos.

Hay aspectos de nuestra humanidad que trascienden las eras: ego,


codicia, poder, amor, miedo, honestidad, mentira, confianza, engaño, su-
pervivencia, bondad, compasión, sabiduría, ignorancia, frustración, etc. Sin
embargo, la relación, con los distintos aspectos de nuestra humanidad, varía
según el enfoque predominante de cada era. Por ejemplo, se cree que, en
Eras de Oro anteriores, según los griegos, o Satya Yuga, según el hinduismo,
se vivía, mayormente, en paz. La gente estaba sumamente conectada con su
espiritualidad y su comprensión de la energía “Dios” era absoluta. Un nivel
elevadísimo de moralidad gobernaba el inconsciente colectivo y, por ende, la
gente se comportaba, naturalmente, de manera muy ética, pensando en el
bienestar de la comunidad. Su vida no se enfocaba, exclusivamente, en el yo
personal pues comprendían que el bien comunitario afectaba, directamente,
al bien personal.

Hoy por hoy, en esta Era de Bronce greco-romana que corresponde a


Dwapara Yuga, según Sri Yukteswar, el ser humano está todavía sumergido
en su egocentrismo. Pero, el cambio de era (de Piscis a Acuario), nos está
obligando a ver el impacto de uno en lo personal y en la comunidad. Han
surgido, por ejemplo, la física cuántica, la teoría de las cuerdas, la teoría M y
científicos que hablan del campo cuántico y como todo está interconectado,
como es el caso de la teoría del campo unificado. Eso nos está haciendo cam-
biar nuestra percepción del mundo, poco a poco.

Platón y Sri Yukteswar coinciden en relacionar estos cambios con la


precesión de los equinoccios, lo mismo, han mencionado los mayas, los su-
merios, los egipcios y mesopotámicos. El inconsciente colectivo está, direc-
tamente, influido por la energía de cada era y el ser humano responde, de

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acuerdo con su nivel de conciencia, a esa energía masiva que co-crea la reali-
dad con la humanidad. Sin duda, en cada era hay gente que está en distintos
niveles de conciencia. Lo que marca la diferencia es que la energía prepon-
derante, de cada era, afecta a la mayoría. Por eso es por lo que en la Era de
Oro, la mayoría responde a una vibración muy elevada y son pocos los que
están viviendo en la oscuridad. En cambio, en la Era de Hierro o Kali Yuga,
la mayoría responde a la vibración de más bajo nivel y son pocos los que
están en nivel de conciencia elevada. En tal caso, quizás logremos cambios
interesantes, en el poco tiempo que nos queda, antes de arrasar con la vida
en el Planeta.

Es importante considerar la manera en que vivimos los humanos, y la


manera en que compartimos el Planeta para poder entender los cambios en
los que necesitamos sumergirnos. Claramente, estamos viviendo una tran-
sición que, inevitablemente, está experimentando nuestra Madre Tierra, en
su ciclo cósmico y, por ende, el impacto es directo en todas las formas de
vida del Planeta. Una evidencia de la transición la notamos en movimientos
masivos intensos, que reflejan la insatisfacción con los sistemas establecidos.
Estos movimientos, de diversas escalas, promueven cambios en el estatus
quo. No se puede adjudicar una fecha precisa para los cambios de era, pero
las fechas que indican, por ejemplo, los Mayas, son indicadores importantes.
Realmente, no se trata de fechas, sino de eventos que responden a una ener-
gía cósmica. Aun así, fechas como el 21 de diciembre de 2012, importante en
el Calendario Maya, han sido interpretadas de muchas maneras. Encontrar
su significado original requiere de mucha investigación. Un artículo intere-
sante del Smithsonian basado en material proporcionado por el Dr. Bryan
Méndez del Laboratorio de Ciencias Espaciales de la Universidad de Califor-
nia en Berkeley dice así:

“El 21 de diciembre de 2012 marca el fin de un ciclo importante en


el Calendario Maya de Cuenta Larga. Este ciclo está compuesto de 13 pe-
ríodos, llamados baktún, de 144.000 días cada uno. Este ciclo de 13 baktún

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comenzó en la fecha de Cuenta Larga 13.0.0.0.0 4 Ajaw 8 Kumk’u y abarca
5.125,366 años solares. Esta fecha de la creación corresponde al 11 de agos-
to de 3.114 A.C. (calendario gregoriano) y el otro registro arqueológico de
Tortuguero en Tabasco, México, registra el fin del ciclo de 13 baktún como
13.0.0.0.0 4 Ajaw 3 K’ank’in, que corresponde al 21 de diciembre de 2012.
No hay evidencia en estas inscripciones, o en cualquier otro registro cono-
cido, que los antiguos mayas pensaban que el calendario de Cuenta Larga
implicaría algún tipo de “fin” catastrófico.” El mismo artículo hace referen-
cia a la alineación planetaria con el centro galáctico y dice lo siguiente: “En
el solsticio del 21 de diciembre de 2012, el Sol, visto desde la Tierra, cruzó el
plano de la Vía Láctea cerca de su centro. Este tipo de alineación del paso
del Sol con el plano de nuestra galaxia ocurre cada año; por lo tanto, no
es muy especial. Sin embargo, la alineación del Sol con nuestra galaxia en
el solsticio de diciembre ocurre cada año, pero solo durante un período de
400 años consecutivos, y dentro de cada ciclo de precesión de 25.772 años.
Esto, por lo tanto, es más especial. Es posible que los antiguos mayas esta-
blecieran el comienzo del calendario de Cuenta Larga para que el ciclo de
13 baktún se completara en el solsticio de diciembre de 2012.”

Hay cosas que nos costará mucho comprender. Ni siquiera la ciencia


moderna ha llegado a explicar, con claridad, nuestra relación con el Universo.
Entonces, hay que ir atando cabos, como se pueda, entre hallazgos aislados,
observación y participación en la vida diaria, tanto a nivel personal como a
nivel mundial. Sensibilizarnos a la energía que nos rodea es fundamental.
Lo que no podemos negar es que hay un movimiento de energía intensa, en
todo el Planeta, que está estimulando cambios profundos y, dicha energía,
busca maneras de lograr su propósito.

Existe una inteligencia más grande que podemos comprender, que


está detrás de las dinámicas universales, sea que la llamemos Dios, Diosa,
Universo, Multiverso, Energía o, como dijo Nikola Tesla: “si quieres enten-
der el Universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración”. A

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pesar de que, en estas épocas, el tiempo parece pasar más rápido, se puede
constatar que el proceso de transformación colectiva sucede en espacios de
tiempo muy grandes. Realmente, toma varias generaciones hacer cambios
cuantiosos en la colectividad.

Por siglos las generaciones nuevas han edificado sobre lo que han
construido las anteriores. Sin embargo, esta etapa parece caracterizarse
por la necesidad de crear nuevas formas de co-existencia. Esto implica que
hay que desestructurar lo establecido para volver a empezar, no solo crean-
do nuevos sistemas y formas de vivir sino, sobre todo, manifestando nue-
vos niveles de conciencia colectiva más elevados. El proceso para lograrlo
es tremendamente intenso y, si fuese únicamente por nosotros mismos, no
podríamos lograrlo. Por eso nos enfrentamos a tantos desastres naturales,
otros generados por nosotros mismos, pandemias de origen dudoso y, tam-
bién, nos llegan experiencias extraordinarias y maravillosas que nos están
estimulando a cambiar de raíz. Todo se está moviendo, se está reajustando
y preparando para un nuevo mundo, con nuevos niveles de vibración y de
conciencia.

Tenemos a nuestra disposición mucha información que puede apoyar


esta transición. Sin embargo, los cambios solo pueden darse a través de un
despertar interior individual. En vista de que no es fácil lograr ese despertar
y lo estamos necesitando con urgencia, muchas personas están siendo es-
timuladas a través de prácticas profundas, experiencias muy dolorosas de
todo tipo o, también, recibiendo el “regalo” del encuentro con la Flama Di-
vina, también conocida como Llama Gemela. Este encuentro nos invita a la
elevación vibracional de la conciencia para vivir más alineados con nuestra
esencia espiritual. El condicionamiento colectivo nos ha llevado a vivir, muy
apegados, a las vibraciones del ego y, el mundo del espíritu ha sido relegado
a la fantasía por la inseguridad sembrada por la razón. Queremos creer en
nuestra intuición taponada por las incertidumbres e impurezas de los senti-
dos. El proceso para llegar a la conexión auténtica, con la intuición, implica

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que nos embarquemos en una relación de descubrimiento y discernimiento
interior.

Recuerdo que cuando empecé, más conscientemente este viaje de co-


nexión interior, quería creer todo lo que percibía internamente y, también,
tenía miedo de ver las cosas como son. La duda siempre era más fuerte: ¿será
o no será?, ¿cómo puedo saber si lo que percibí es verdad o no?, ¿cómo se
siente la certeza? Al principio, inclusive, lo tomé como un juego. En la dé-
cada de los 80 y luego los 90, tomé unos cursos de Control Mental Silva.
Había mucho trabajo de visualización interna y, en la última parte del curso,
nos hacían visualizar personas. No las conocíamos, nos decían el nombre, la
edad y la ciudad en que vivían. Nosotros teníamos que escanear a esa perso-
na, en nuestra pantalla mental interna, y decir lo que veíamos. Durante los 3
cursos que realicé, describí lo que cada persona padecía, acertadamente. De
juego pasó a susto. ¿Cómo puedo ver si ni siquiera conozco a esta persona?
¿Cómo funciona esto? Me asustó lo suficiente para dejarlo pasar porque no
podía encontrar explicación. Pasaron los años, las experiencias internas y
contacto con seres de dimensiones superiores siguieron presentes. La mayor
parte del tiempo creí que era solo mi imaginación hasta cuando sentí un lla-
mado muy fuerte para cambiar el curso de mi vida. Tenía 26 años cuando,
en una sesión de Cromoterapia con Giovanni Ciardelli, una luz muy fuerte
cautivó mi atención y me llevó a su presencia. Era como la luz de una es-
trella. Fui a ese lugar y me encontré con un “Maestro,” tipo Merlín, que me
dijo que estaba en el camino correcto. No podía creer lo que me dijo, pues
sentía que mi vida no tenía mayor sentido. Trabajaba en un banco, no sabía
cómo se sentía la realización personal y menos sabía cómo identificar mis
tendencias laborales y de existencia naturales. A pesar de que me gustaban
aspectos del trabajo, no me sentía llena. No conocía otra posibilidad, así que
no podía comparar. Entonces, el comentario de ese “Maestro” parecía no
concordar con mi realidad. A pesar de la intensidad de la experiencia, creí
que era una respuesta de la imaginación, pues en ese entonces, creía que
un “Maestro Espiritual” aparecía para decirnos lo que teníamos que hacer.

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Cuando le pregunté: “¿qué es lo que tengo que hacer?” Me dijo: “no estoy
aquí para decirte lo que tienes que hacer, estoy aquí para guiarte.” No en-
tendí su respuesta porque tenía ese prejuicio sobre los maestros espirituales.
Fue al verme desorientada que me dijo: “lo que te puedo decir es que estás
en el camino correcto.”

Ahora que he pasado el medio siglo de existencia, puedo decir que los
impulsos importantes de energía suceden esporádicamente y hay que saber
escucharlos. El cambio radical llegó a los 27 años de edad cuando, en medio
de una terapia respiratoria, que realicé durante un ayuno líquido en la clínica
Buchinger en Überlingen, me fundí con la energía del terapeuta de respira-
ción. Fue una experiencia tan intensa y transformadora que decidí cambiar
de profesión. Entonces, entendí lo que me dijo ese “Maestro”. A raíz de esta
experiencia y, sabiendo que tenía que hacer cambios importantes, sentí que
me rodeaba una energía más grande que lo que conocía de mí misma, hasta
ese momento. Tomé la decisión de empezar un nuevo camino y nada pudo
impedir que manifieste los cambios de profesión y de vida. Me dediqué de
lleno, de ahí en adelante, a la meditación y la vida alternativa que me ofreció
esta oportunidad.

Durante los años de estudio y práctica, volverían a sucederme cosas


similares a las del Control Mental Silva. Inicié asistiendo a unos cursos para
sanación psíquica. En una sesión nos hicieron conectarnos con un “Maestro
Sanador”. Para mi sorpresa era el mismo personaje que apareció durante las
clases de Control Mental y la sesión de Cromoterapia. En la clase de aquel
día, nos guiaron para conectarnos con un maestro sanador y nos pidieron
que preguntáramos su nombre. ¡A mí no me lo dio! Todos los demás tenían
el nombre de su “Maestro Sanador”. Pensé, obviamente, que algo había he-
cho mal o que, simplemente, mi imaginación estaba truncada ese día. Nos
enviaron tareas para realizar con este “Maestro” y vaya que tuve experiencias
extra-ordinarias. Te contaré una que no he podido olvidar y que me hizo
cuestionar cuantas realidades existen, conjuntamente, al mismo tiempo.

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Decidí hacer el deber por plena curiosidad. Si bien no me dio el
nombre sí sentí su presencia. Entonces, le invité a que me acompañara a
donde fuera. Yo vivía en la casa de mi prima Sylvia en Hayward, Califor-
nia. Había llegado donde ella porque fue la única que contestó mi carta
solicitando ayuda para encontrar algún lugar para estudiar medicina al-
ternativa. Así que vendí todas mis pertenencias, dejé todo atrás y me fui
a California, para aventurarme a encontrar ese algo que buscaba a raíz de
esa experiencia de fusión con el terapeuta en Alemania. Es más, mi prima
había encontrado este centro psíquico en Pleasanton que quedaba cerca de
Hayward. Así que los primeros meses viví con ella y asistí a este lugar. Un
día, que me preparaba para ir a clases nocturnas, abrí la refrigeradora para
ver si había algo de comer. No vi nada interesante y, entonces, pensé que
comería algo en el camino. Al cerrar la refrigeradora, la comunicación te-
lepática con ese “Maestro” se activó y me dijo: “no te preocupes, al regreso
tendrás un plato de fideo esperándote”. Con escepticismo fruncí el ceño
y dije: “bueno, bueno” con total incredulidad. Al subirme al carro, lo pri-
mero que hice, como era mi costumbre, fue poner música. Había llevado
cassettes cromados, grabados con mi música favorita, bien variada. Tenía
cassettes de música new age, música clásica, jazz, rock, pop y merengue.
Me cercioraba de tener siempre la mejor calidad auditiva y un buen equipo
de audio. Cuando quise poner un cassette de new age, esa voz me dijo: “pon
el cassette de esa música alegre que tienes”. Yo me negué a creer que, real-
mente, ese “Maestro” se estaba comunicando conmigo. Sin duda, pensaba
que todo era mi imaginación, así que no le hice caso y puse el cassette de
new age y no funcionó. Me insistió que ponga ese cassette de merengue
y me negué nuevamente, así que puse uno de música clásica y tampoco
funcionó. Esto jamás me había pasado puesto que los escuchaba todo el
tiempo. Medio entre asustada y resignada, puse el cassette de merengues
y funcionó. Me quedé totalmente callada y no quise dialogar, telepática-
mente, con ese ser pues, en mí, se movían una serie de intrigas sobre lo que
estaba pasando.

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Al llegar a Pleasanton pasé por un Burger King y pensé “onion rings”
(anillos de cebolla). Los compraría al salir de clases. El Maestro me dijo que
no sería necesario, pero no creía nada de lo que me decía a pesar de lo que ya
estaba pasando. Al salir de clases, ya estaba oscuro y pasé, lentamente, por
la calle para visualizar el Burger King y pues, mis ojos no lo vieron. Decidí
regresar para imponer mi testaruda decisión y, cuando lo encontré, entré en
el drive thru. Pedí 2 órdenes de anillos de cebolla. Al llegar, el hombre me
tenía 4 órdenes listas. Le dije que solo había pedido dos y me quería cobrar
por las 4. Finalmente, me dio las 2 órdenes y el rato de salir del drive thru,
no entiendo cómo, no vi bien el camino y me salí por la vereda golpeando
mi carro. Es como que todo esto salió al revés. Luego de golpear mi carro,
ese “Maestro” me volvió a decir que nada de eso era necesario porque me
esperaba un plato de fideos al regresar a casa. Fue tal mi confusión que hasta
se me fueron las ganas de comer esos anillos de cebolla. Quedé consternada
y, nuevamente, viajé silenciosa. Jamás se me ocurrió que al llegar a casa,
mi prima me estaría esperando con spaghettis, pero así fue. Me quedé tan
estupefacta que comí y me encerré en el cuarto. No quería ni pensar. ¿Exis-
ten otras dimensiones con las que podemos interactuar al mismo tiempo?
¿Dimensiones en donde el tiempo no es lineal como aquí? ¿Era una parte
de mi la que creaba todo esto o, realmente, estaba interactuando con seres
de otras dimensiones?

A los pocos meses de asistir a este centro psíquico, encontré el Institu-


to de Acupresión, en Berkeley, que me ofrecía lo que andaba buscando. Dejé
el entrenamiento anterior y, sin embargo, un día buen día, quizás al año de
estar estudiando en el Instituto de Acupresión, durante una meditación, una
voz me dijo: “estás lista para conocer mi nombre, me llamo Teodoro”. Abrí
los ojos y salí, inmediatamente, de la meditación algo consternada. ¡Vaya
nombre! ¿de dónde habrá salido? No sé cómo pasó eso, pero sucedió, así
que me levanté y me dirigí, al centro comercial más cercano, para buscar una
librería que tuviera libros sobre el significado de los nombres. Entiéndase
que, en 1991, todavía no había internet para el público. La vida se movía a

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otro ritmo y, si quería investigar algo, tenía que acudir a una librería o una
biblioteca. Llegué a Walden Books y encontré un libro sobre el significado
de los nombres. Lo abrí y caí sentada al piso. Teodoro significa: “regalo de
Dios”. No tenía idea de qué hacer con todo lo que me estaba sucediendo.
No había manera de entrelazar el mundo interior con el mundo exterior. La
meditación se había vuelto un medio para conectarme con ese mundo que
surgía cuando lograba el silencio mental, pero unir los dos mundos parecía
imposible.

Las experiencias inusuales no cesaron. Recuerdo que fui con un grupo


de alumnos del Instituto, que gustábamos de las clases particulares de una
de las profesoras, a un retiro en Nevada. Era un retiro para hacer prácticas
shamánicas y chi kung en el desierto. Nunca había hecho algo parecido. Du-
rante la meditación para conectarnos con nuestro animal de poder, primero
me encontré con un puma arrogante. Me cayó mal así que seguí la búsqueda
para ver si asomaban otros animales. Intenté conectarme con aves y otros
animales, pero ese puma volvía a aparecer. En eso, como recuerdo, me llevó
a una fuente de agua y me hizo ver el reflejo de esta. Vi a un jabalí horrible
en vez de ver mi rostro reflejado. Empecé a desesperarme y cuando regresé
a ver al puma, con una sensación interna de susto y sorpresa, me desgarró
la cara de un manotazo. Yo temblaba y quería que acabe la meditación. Al
regresar de este viaje a los interiores de la tierra, la profesora nos invitó a
compartir las experiencias. Yo no pude hablar, estaba en shock, mi expe-
riencia era totalmente diferente a la de mis compañeros. Quedé sumamente
sensible y llorosa. Más tarde, se me acercó la profesora y me preguntó qué
sucedió. Le conté lo que pasó y le dije que, seguramente, lo hice mal y ella me
dijo: “tu animal de poder normalmente te devora” y me dio la tranquilidad
de que había experimentado, justamente, la forma de conectar con el animal
de poder.

No tenía expectativas del proceso ni un conocimiento previo que in-


fluyera en lo que experimentaría. Seguramente, si nos hubiera contado con

24 FLAMAS DIVINAS
anticipación de qué se trataba este viaje, todos hubiésemos tenido en men-
te, algo preconcebido que influiría de manera no natural sobre el proceso.
Quedé golpeada y sensible por varios días hasta poder asimilar el asunto.
Siempre sorprendida del mundo interior y sin saber qué creer. Adiestrada,
como la mayoría, a vivir en función del mundo externo, dependiente de los 5
sentidos, todo lo relacionado al mundo interior se sometía al reino de la duda
y al entendimiento racional. Como no coincidía con el formato de la realidad
externa, era muy fácil negarlo o dejarlo como actividad de la imaginación,
la misma que una gran mayoría asocia con el mundo fantasioso del pen-
samiento. Sin embargo, para Einstein, la imaginación era tremendamente
importante, por eso dijo: “La imaginación es más importante que el conoci-
miento. El conocimiento es limitado, la imaginación rodea al mundo.”

En otro momento, durante un curso avanzado en el Instituto, la pro-


fesora nos pidió que rodeáramos a una de las alumnas. Luego, nos pidió que
encontráramos un lugar donde poner nuestras manos encima de la alumna
y que nos abriéramos a percibir. Al terminar el ejercicio y al empezar a com-
partir lo que vimos, la compañera me quedó viendo asombrada y me pre-
guntó que cómo sabía eso. No supe qué decirle excepto que eso es lo que vi.
Esa noche mis manos se hincharon y tuve la excusa perfecta para no poder
usarlas en la siguiente clase. Evidentemente, era un reflejo del miedo que me
dio ver con las manos. Esto me pasó muchas veces durante esos años de es-
tudio. Asimismo, tuve otras tantas experiencias en las que sentía que percibí
correctamente y no fue así. Aprender a discernir toma tiempo. Tenemos que
entrar en los aspectos más sutiles de las cualidades vibracionales de cada
cosa. Es como hacer una disección para identificar las células de cada parte
que se va abriendo. Sino que esto es algo sutil. Se trata de identificar el con-
tenido o la información de la energía. Otra forma de ilustrarlo es como hacer
una degustación de algo y lograr distinguir todos los sabores con absoluta
claridad y certeza. Esto mismo necesitamos hacer con nosotros mismos. Así
podemos empezar a diferenciar entre el comportamiento estimulado por el
ego y las cualidades del alma. El ego nos hace ver lo que quiere, el alma nos

GOY PAZ 25
hace ver lo que es. Mientras no conozcamos y diferenciemos estos dos aspec-
tos del ser, será poco fácil experimentar las certezas de la sabiduría.

Comparto estas experiencias porque el camino hacia el interior, desde


donde partimos la mayoría, es un camino de dudas, confusiones, ilusiones,
certezas difíciles de comprender. No es un camino fácil y, aun así, necesita-
mos, urgentemente, realizar un proceso de despertar interior para alinear-
nos con esa verdad esencial interna trascendente. Los caminos son diversos
y, el encuentro con la Flama Divina es apenas, una de esas opciones que le
sucede a algunas personas, para estimular el despertar y la transformación.
No podemos desaprovechar la oportunidad para avanzar a pasos agiganta-
dos en esta transición de conciencia. Para alinearnos con nuestra esencia
espiritual, necesitamos depurar nuestros filtros de percepción. Como lo puso
William Blake: “Si las puertas de la percepción fueran limpiadas, todo apa-
recería al hombre tal cual es: infinito”.

Este proceso de interiorización y purificación nos hará pasar por mu-


chas etapas, muchas capas de nuestra ilusión sobre el ser. Necesitamos com-
prender cómo funcionamos tanto interna como externamente y, por ende, es
importante explorar y desarrollar, por lo menos, las siguientes herramientas
indispensables en este viaje: 1) la autoobservación, 2) el discernimiento, 3)
la contemplación interior y la meditación, 4) la apertura mental, 5) la genti-
leza con uno mismo en el proceso, 6) saber dejar ir, 7) la humildad, 8) una
brutal sinceridad con uno mismo y 9) saber perdonarse a uno mismo y a los
demás.

En vista de que, inicialmente, no podemos creer todo lo que sentimos


hasta entender de dónde viene la información, necesitamos ser tolerantes
con los errores. Este es un camino de humildad y sorpresas. Despertar la
sabiduría requiere paciencia y tolerancia. No podemos pretender conocer,
claramente, nuestro interior si no hemos aprendido a relacionarnos, con
nosotros mismos, internamente. Luego, necesitamos identificar cómo fun-

26 FLAMAS DIVINAS
ciona el ego y cómo maneja la personalidad. En esta época, de acrecenta-
da energía, hay más oportunidad de despertar que en épocas anteriores. El
proceso puede tomar un par de décadas y, en una sola vida, se podría lograr
avances enormes. Los tiempos entre las eras, en cambio, son más lentos y no
ofrecen una dinámica tan intensa y transformadora como las transiciones.

Entonces, este viaje parte desde la realidad que vivimos la mayoría.


Hay personas que, por su karma, podrán tener un acceso, más fácil, a dimen-
siones superiores de la conciencia. A otras personas les costará más, pero hay
que aprovechar el movimiento de energía masiva que está apoyando esta
transformación. Como lo manifestó William Blake: “El verdadero método
para el conocimiento es el experimento”.

Fusión de dos almas

El perdón está un peldaño más


arriba del amor personal

Referencias
https://maya.nmai.si.edu/es/2012-la-cuenta-reinicia/el-significa-
do-del-2012

The Yugas- Keys to Understanding Our Hidden Past, Emerging Pre-


sent and Future Enlightenment by Joseph Selbie & David Steinmetz,
Crystal Clarity Publishers; Original Edition (August 16, 2011)

GOY PAZ 27
Capítulo III
La espiritualidad es inherente
al ser humano

“Conócete a ti mismo”
aforismo griego

La palabra “espiritual” tiene su origen en el latín “spiritualis”,


significa “relativo al espíritu” y se refiere al ser inmaterial esencial y
que, interesantemente, en diversas tradiciones se relaciona con el alien-
to o soplo de vida. En griego es penuma, en latin spirare, en hebreo
ruah y en sanscrito atman. Entonces, este ser inmaterial se manifiesta,
en nuestra humanidad, a través de la respiración. Hay conceptos en
los que espíritu y alma son lo mismo y otros que los consideran como
aspectos diferentes. Entonces, usaré “conceptos” para transmitir ideas
basadas en la experiencia interna, la observación y la investigación, sin
el afán de encasillarlas como verdades últimas. En cualquiera de estos
casos, este aliento o soplo de vida está directamente relacionado con
una actividad autónoma del cuerpo físico: la respiración, algo que no se
ve, pero se siente.

Es importante abordar este tema, en relación a la Flama Divina


(de ahora en adelante FD), porque he notado que muchas personas no
paran a considerar lo que este término o Llama Gemela, realmente, sig-
nifica. Simplemente, se está asumiendo que cualquier relación intensa
e inusual, con características no convencionales, es una FD y está lejos

28 FLAMAS DIVINAS
de ser verdad. El encuentro con la FD es un encuentro, esencialmente,
espiritual. “Flama o llama” se refiere al elemento fuego, el mismo que
está relacionado al espíritu en diversas tradiciones. “Divina” se refiere
a que se origina en los reinos superiores y “gemela” se refiere a ser un
reflejo idéntico. En este caso, no se refiere a un reflejo físico sino a que,
la esencia espiritual, es una y la misma.

Comprender que la espiritualidad es inherente al ser humano re-


sulta más fácil cuando se tiene la apertura para conectarse al silencio
interior. Las diversas formas de meditación son el mejor camino para
despertar esa conexión. Ahí, nos podemos dar cuenta de que la existen-
cia va mucho más allá de la realidad que vemos con los 5 sentidos. Nos
damos cuenta de que somos multidimensionales y que las realidades,
en dimensiones superiores, son más abarcadoras, funcionan de formas
distintas y nos permiten acceder a una sabiduría sensorial y abstracta
que sobrepasa el raciocinio.

Consideremos al espíritu como ese “ser inmaterial” que tras-


ciende la dualidad, por ende, está en unión con Todo lo que Es. Podría
relacionar este principio de “Espíritu” con el concepto de Wuji en el
Taoísmo. Este es el aspecto no manifestado del Tao y le antecede a la
diferenciación dual del Yin y Yang que, a su vez, da nacimiento a las 10
mil cosas en el mundo manifestado con sus varias cualidades y compor-
tamientos. Según Elizabeth Reninger, autora del artículo The Meaning
of Wuji (Wu Chi), The Unmanifested Aspect of the Tao: “el corazón de
la cosmología taoista es el ciclo entre el Tao silencioso y quieto y el Tao
en movimiento, entre el Wuji no manifestado y el Tai Chi manifestado
que hace la danza del Yin y Yang.”

Wuji es el estado primigenio del Universo no diferenciado según


la filosofía china. Es el vacío que lo abarca todo y se representa, justa-
mente, con un círculo vacío. Del Wuji nace el Tai Chi, el símbolo del Yin

GOY PAZ 29
y Yang, la dualidad y las polaridades. Del Yin y Yang nace el Bagua, que
representa la miríada de cosas que surgen del proceso del Wuji, al ma-
nifestarse en la dualidad. Esto es importante conocer para comprender
el punto en que las Flamas Divinas se dividen.

El artículo también dice: “Una cosa importante a tener en cuen-


ta es que los aspectos manifestados y no manifestados del Tao se valo-
ran por igual, tampoco se le otorga un estatus privilegiado. El regreso
de los fenómenos a Wuji, a lo no manifestado, puede entenderse como
algo parecido a dormir bien por la noche. Es maravilloso y nutriti-
vo, pero decir que dormir es el “objetivo final” o el “destino final” de
tu vida de vigilia no sería del todo correcto… el punto no es rechazar
los fenómenos del mundo, sino comprenderlos profundamente, verlos
claramente y abrazarlos con la máxima intimidad.”

La espiritualidad, entonces, es como la respiración. Natural,


siempre presente, está ahí nos demos cuenta o no. Funciona sin que
tengamos que pensar al respecto y, silenciosamente participa en el mo-
vimiento interior y exterior de la existencia. No necesitamos de una re-
ligión para ser espirituales porque es nuestra naturaleza. Más bien, la
religión nos necesita para existir. Las enseñanzas más profundas de Je-
sús, Buda, Paramahansa Yogananda y todos los maestros e iluminados
que se puedan nombrar, se basan en una sola cosa: el amor. Cómo será
su nivel de comprensión del amor que todo gira a su alrededor. Y, cómo
será nuestra comprensión del amor que vivimos en un mundo caótico,
gobernado por la ira, el miedo, y la violencia. No podemos vislumbrar
la profundidad de su sabiduría y entendimiento como para emanar la
misma fuerza. Claro, nada es gratuito, ellos hicieron lo que tenían que
hacer para llegar a ese nivel de entendimiento. Finalmente, ¿cómo mis-
mo se sentirá ese amor que tanto promueven? Podemos tener nocio-
nes teóricas, conocimiento, pero la sabiduría es un viaje de despertar y,
cuando llegamos a esa experiencia, solo ahí sabremos a lo que se refie-

30 FLAMAS DIVINAS
ren. Espíritu, paz interior, libertad, amor, compasión, en esa dimensión
elevada de conciencia, son una misma cosa. Así que, no demoremos
nuestro viaje pues lo que buscamos, sepamos o no, se encuentra en la
esencia de nuestra espiritualidad.

Quien soy yo – Introspección Guiada

Referencias
https://www.learnreligions.com/wuji-wu-chi-3183136

GOY PAZ 31
Capítulo IV
¿Qué es el alma o yo superior?

“Poseemos un “sentido interno” que en momen-


tos especiales en que logramos interrumpir el flujo
habitual de distracciones y pasiones nos da un conoci-
miento directo y claro de nuestra Alma”
Joseph Gratry

Continuando con los motivos por los que es importante comprender


la dimensión espiritual en relación a la FD, abordaré algunos enfoques so-
bre que es el alma. The New World Encyclopedia tiene unas perspectivas
interesantes. Dice: “No existe un acuerdo universal sobre la naturaleza, el
origen o el propósito del alma, aunque existe mucho consenso de que la
vida, tal como la conocemos, implica una fuerza animadora más profunda
inherente a todos los seres vivos (o al menos en los humanos). De hecho,
el concepto de una fuerza vital intrínseca en todos los organismos ha sido
una creencia humana intercultural dominante. Muchas culturas prelitera-
rias abrazaron las nociones de animismo y chamanismo postulando ideas
tempranas del alma. Con el tiempo, la reflexión filosófica sobre la natu-
raleza del alma / espíritu y su relación con el mundo material se volvió
más refinada y sofisticada. En particular, los antiguos filósofos griegos e
hindúes, por ejemplo, eventualmente distinguieron diferentes aspectos del
alma o, alternativamente, afirmaron el no dualismo del alma cósmica. Los
filósofos griegos usaron muchas palabras para el alma, como thymos, ker

32 FLAMAS DIVINAS
/ kardie, phren / phrenes, menos, noos y psyche. Finalmente, los griegos
diferenciaron entre alma y espíritu (psyche y pneuma, respectivamente)
y sugirieron que la “vitalidad” y el alma estaban conceptualmente vincu-
lados. Sin embargo, no está del todo claro que un solo ser tuviera una sola
alma, como se cree hoy en día. De hecho, varias culturas antiguas como
los egipcios y los chinos postulaban que los seres individuales formaban
parte de almas diferentes (o tenían elementos diferentes en su alma). Por
ejemplo, la mitología egipcia enseñaba que un individuo estaba formado
por varios elementos, algunos físicos y otros espirituales, el Ren (nom-
bre), el Bâ (personalidad), el Ka (chispa vital), el Sheut (sombra) y el Jb
(corazón). La tradición china sugiere que cada individuo tiene dos tipos
de alma llamados hun y po. El taoísmo considera que hay diez elementos
en el alma: tres hun y siete po. En consecuencia, la definición de un alma
no es tan sencilla como parece, ya que se confunde con la cuestión de si su
alma es una o muchas, si las almas son preexistentes o creadas, y si están
unificadas o separadas, así como su relación con un ser divino. Por estas
razones, es imposible llegar a una definición universalmente reconocida de
un alma, aunque en la espiritualidad popular las almas, generalmente, se
perciben como la esencia interna de una persona que sobrevive a la muerte
y es esencialmente espiritual, aunque estos puntos de vista no concuerdan
con enseñanzas escriturales.”

Otra definición de alma dice así: “El término alma o ánima (del latín
anima) se refiere a una entidad inmaterial que, según las afirmaciones y
creencias de diferentes tradiciones y perspectivas filosóficas y religiosas,
poseen los seres vivos. La descripción de sus propiedades y característi-
cas varía según cada una de esas tradiciones y perspectivas. Etimológi-
camente, la palabra, del latín anima se usaba para designar el principio
por el cual los seres animados son semovientes, esto es, estaban dotados
de movimiento propio y por tanto poseían vida. En ese sentido originario,
tanto las plantas como los animales en general, el Sol, la Luna, los planetas
conocidos, el viento, el fuego, el agua estarían dotados de alma (animismo)

GOY PAZ 33
en proporciones distintas, por lo que algunos serían mortales (perderían su
vida poco a poco) y otros no.”

Por su parte, el budismo no cree en un alma inmortal. No profundiza-


ré en los conceptos que llevan a esta creencia, pero brindaré una información
puntual. Si bien creen en la “reencarnación”, los principios son diferentes a la
reencarnación hinduista. Ellos, por eso, prefieren llamarlo renacimiento. Un
muy buen artículo, en felitia.com, sobre los budistas y el alma dice: “según
la cosmología budista, en el universo no existe nada permanente y, por lo
tanto, tampoco puede existir una conciencia-alma eterna. Debido a esto, el
budismo tibetano propone que lo que pasa a otra vida es la llamada mente
muy sutil. Al no poder existir nada eterno, el budismo niega rotundamente
la existencia de un yo/alma eterna e inalterable, creada por la deidad o
emanada de una esencia divina. El Buda se mantuvo alejado de las creen-
cias que mantienen que hay un alma inmortal e inalterable y, también, se
alejó de las teorías opuestas que sostienen que ningún elemento de la vida
actual continúa en otra, proponiendo en su lugar una vía media entre am-
bas creencias.” Por eso es que ellos no se refieren, como en el hinduismo,
al Atman (espíritu) sino a Anatman (an=negación) negando un alma creada
por la deidad o emanada de una esencia divina. Recordemos que el budismo
es una filosofía y religión no-teísta. Su práctica se concentra en compren-
der cómo funciona la mente, sus diferentes niveles y vivir desde el camino
del medio para liberar los aferramientos y el sufrimiento. Su propósito más
importante es que descubramos la esencia de la compasión y la felicidad a
través de prácticas internas de meditación y contemplación que lleven a la
iluminación. La película Little Buddha (Pequeño Buda), con Keanu Reeves,
relata de una manera deliciosa, al estilo de Bernardo Bertolucci, la vida de
Gautama Siddhartha y la filosofía budista.

En el hinduismo nos encontramos con el concepto de Atman. En


e
Wikipedia encontramos que “Ātman (/ ‘a:tm n /; sánscrito: ) es una
palabra sánscrita que significa ser interno, espíritu o alma. En la filosofía

34 FLAMAS DIVINAS
hindú, especialmente en la escuela Vedanta del hinduismo, mantman es el
primer principio, el verdadero yo de un individuo más allá de la identifica-
ción con los fenómenos, la esencia de un individuo. Para alcanzar Moksha
(liberación), un ser humano debe adquirir autoconocimiento (atma jnana),
que es, según Advaitins, darse cuenta de que el verdadero yo (mantman) es
idéntico al trascendente Brahman.” El hinduismo también tiene por meta
llegar al nirvana (iluminación) para liberarse de la cadena de samsara (rueda
de encarnaciones). Si no se consigue la iluminación, el alma seguirá reencar-
nando según su karma en distintos cuerpos y circunstancias.

Entonces, como se puede notar, definir algo inmaterial y sutil puede


traer muchos debates, pues lo que hacemos es tratar entender algo abstracto
desde una perspectiva racional limitada. De esta misma manera queremos
comprender la relación de Flamas Divinas. El entendimiento racional es ne-
cesario y ayuda, pero también limita, por eso, necesitamos abrirnos a experi-
mentar y conocer el mundo abstracto del espíritu, en el que sólo las vivencias
nos alinearán con la esencia de este viaje. Existen muchos más enfoques que
podría compartir sobre el alma desde las perspectivas filosóficas y religiosas.
He ofrecido conceptos introductorios para crear una visión amplia sobre el
tema. Quiero concluir este segmento filosófico-religioso con el taoísmo por-
que, el símbolo de su filosofía (tai-chi/yin-yang, balance perfecto), es el que
resuena más, para mí, con el tema de FD y, por eso, es parte de la portada de
este libro.

El Taoísmo es una tradición filosófica y religiosa que lleva más de dos


milenios ejerciendo su influencia en los pueblos de extremo oriente. Signi-
fica “enseñanza del camino.” El Tao Te Ching es el libro que contiene todas
las enseñanzas de Lao Tze y no solo es la base de la filosofía sino de la me-
dicina oriental. Los principios del Feng Shui se comprenden desde la visión
taoísta porque es una filosofía que entiende el movimiento de la naturaleza
y, el ser humano es parte de ella. Existe el concepto de Wuji, que es el vacío
infinito y sin límites como se mencionó en el capítulo anterior. Es la parte no

GOY PAZ 35
manifestada del Tao y está representado por un círculo vacío. Debido a las
traducciones, a veces se entiende al Tao y Wuji como lo mismo. Pero Wuji
sería el Tao en quietud y Taiji (Tai Chi) es el Tao en movimiento. Del Tao,
nace la dualidad concebida en el yin y el yang, opuestos complementarios y
de ahí nacen las diez mil cosas. Un símbolo tan sencillo y simple contiene los
principios de nuestro mundo.

El Taoísmo establece la existencia de tres fuerzas: una pasiva (yin),


otra activa (yang) y una tercera, conciliadora. Las dos primeras se oponen y
complementan, simultáneamente, entre sí. Esto quiere decir que son inter-
dependientes de manera absoluta y funcionan como una unidad. La tercera
fuerza es el tao, o fuerza superior que las contiene. Chuang Tzu, otro im-
portante taoísta, se refería a que “la vida es limitada y las cosas por saber
son ilimitadas”. Decía que “usar lo limitado para buscar lo ilimitado es una
necedad”. Además, consideraba que “nuestro lenguaje, cognición, etcéte-
ra, están condicionados por nuestra propia perspectiva y debemos tener
cuidado al concluir que nuestras conclusiones son igualmente ciertas para
todas las cosas.” Este concepto es importante asimilar pues, desde nuestra
humanidad, las experiencias que tenemos y cómo las interpretamos depen-
den de esa perspectiva condicionada.

Algo que es importante comentar es que el encuentro con la FD


nos permite romper muchos aspectos de ese condicionamiento para
crear nuevas formas de entender las relaciones y el amor. Experimentar
esta relación desde el formato global que nos ha regido estos milenios,
nos lleva a querer “tener” una relación física con la FD, queremos que
sea nuestra pareja porque es tan fuerte la conexión y lo que sucede, que
pensamos que ésta es la persona que hemos estado buscando. Esa visión
aprendida es la que nos hace malinterpretar la esencia de esta conexión.
Sin duda es el “alma” que hemos estado buscando en el cuerpo de una
persona, pero mientras no comprendamos lo que nos impulsa a esa bús-
queda, corremos el riesgo de adaptar ese impulso a nuestras necesidades

36 FLAMAS DIVINAS
mundanas. Mientras más despertamos a nuestra esencia espiritual más
comprenderemos de qué se trata esta relación y sabremos que somos
Uno. No hay separación y, esa esencia que nos hace Uno, no conoce el
miedo porque su origen es el amor incondicional que trasciende la dua-
lidad. Aun así, teniendo la experiencia de contacto con la FD, estimulada
por experiencias sutiles, nos lleva a indagar más en el interior para com-
prender los niveles de conciencia que se mueven y nuestra multidimen-
sionalidad.

Cuando hablo de niveles de conciencia, me refiero a niveles físicos,


emocionales, mentales y espirituales que consisten en distintos tipos de
energías de las que podemos tomar conciencia y asimilar para manifestar
en nuestra vida. Aquello de lo que somos conscientes representa, apenas,
la punta de un iceberg, como lo descubrió Freud. Ser multidimensionales
es como existir en un barril sin fondo. Krishnamurti dijo: “Cuanto más
te conoces, más claridad hay. El autoconocimiento no tiene final -no al-
canzas un logro, no llegas a una conclusión. Es un río sin final.”

Por su parte, Roberto Assagioli (1888-1974), contemporáneo de


Freud y Carl Gustav Jung, creó un diagrama de la psique, en tres niveles
de conciencia en los que participamos, más o menos, dependiendo de
nuestro nivel general de conciencia. Consideraremos al alma o Yo Supe-
rior desde la perspectiva de la psicosíntesis, desarrollada por Assagioli, ya
que para él el tema transpersonal y espiritual fueron igual de importantes
como cualquier parte de nuestra psicología personal. Este diagrama del
huevo (apodado por sus alumnos), se utiliza para ilustrar la naturaleza
multidimensional de la mente humana y cómo las diversas partes de su
conciencia se relacionan entre sí. Las líneas entrecortadas nos muestran
que nada es estático. Los límites entre estas dimensiones no son fijos.
Recordemos que el mapa no es el territorio, sin embargo, es una guía que
nos puede servir para identificar muchas cosas.

GOY PAZ 37
6

7
1. Inconsciente inferior o inconsciente
3 personal
2. Inconsciente medio o Subconsciente
5 3. Inconsciente superior o Superconsciete
4. Campo de la conciencia o consciente
4
5. El Yo consciente o Yo personal
2 6. El Si Mismo Superior o Transpersonal
7. Inconsciente Colectivo

1
7 7

1) Inconsciente Inferior: en este lugar se guarda material repri-


mido, no digerido ni asimilado como traumas de la niñez y recuerdos olvida-
dos. Esta parte de nuestra psique coordina el proceso autónomo y las funcio-
nes corporales inteligentes. El bienestar físico, la incomodidad, el hambre,
las necesidades sexuales, el deseo, la agresión y muchos impulsos agrada-
bles y desagradables fluyen desde el inconsciente inferior hacia el campo de
conciencia afectando el comportamiento del yo. Diversas manifestaciones
patológicas, como fobias, obsesiones, impulsos compulsivos y delirios pa-
ranoicos se guardan aquí. Ciertas circunstancias reactivan estos recuerdos
y surgen como miedo, ansiedad, vergüenza, dolor y diversas inhibiciones
inexplicables. Encontramos nuestras necesidades básicas de supervivencia,
protección y seguridad. El Inconsciente Inferior es increíblemente vital. Nos
permite enfrentar el mundo con confianza y nos da la energía para luchar
por lo que necesitamos. Es la base sobre la cual la personalidad se edifica.
Alguien cuyo único enfoque es la seguridad material y la seguridad de la fa-
milia, extraerá su identidad principalmente del Inconsciente Inferior.

2) Inconsciente Intermedio: en este espacio no somos conscien-


tes de los impulsos o de las motivaciones internas, pero podemos recuperar
datos y extraer información mediante la memoria inmediata sin dificul-
tad. Recuerdos, pensamientos y sentimientos son fácilmente recuperables.
Como lo dice Assagioli, en una entrevista realizada por Stuart Miller en 1973:
“son aquellas cosas que están latentes, inactivas o activas en nuestra per-

38 FLAMAS DIVINAS
sonalidad pero que no estamos conscientes en este momento.” Aquí alma-
cenamos nuestra autoimagen consciente y establecemos una identidad, que
luego permite nuestra autoexpresión y el desarrollo de límites. En este espa-
cio según el diagrama, nuestras diversas experiencias se asimilan, nuestras
actividades mentales e imaginativas ordinarias se elaboran y se desarrollan
en una especie de gestación psicológica antes de su nacimiento a la luz de la
conciencia.

3) Inconsciente Superior o Superconsciente: es la región de


donde recibimos inspiraciones e intuiciones de toda índole. En el incons-
ciente inferior está la parte más primitiva de nosotros, mientras que en el
inconsciente superior esta nuestro potencial evolutivo. Aquí está el origen
de los sentimientos más elevados y altruistas, la genialidad, la iluminación
y el éxtasis espiritual. En momentos excepcionales, podemos tener una vi-
sión intuitiva de la naturaleza del universo, un sueño lúcido que nos lleva a
comprender más de nuestra naturaleza espiritual, una experiencia intensa
de un sentido de unidad con todos los seres, una comprensión profunda del
significado de la vida o una inspiración creativa. Se trata de momentos en
los que trascendemos los límites de nuestra individualidad y nos conecta-
mos con una realidad universal. La psicosíntesis presta mucha atención al
superconsciente y al contacto con el Yo transpersonal. En la entrevista que
Sam Keen realiza en diciembre de 1974 a Roberto Assagioli, para la revista
Psychology Today, Assagioli comenta: “Prestamos mucha más atención al
inconsciente superior y al desarrollo del yo transpersonal. En una de sus
cartas, Freud dijo: “Estoy interesado solo en el sótano del ser humano”.
La psicosíntesis está interesada en todo el edificio. Intentamos construir
un ascensor que permita a una persona acceder a todos los niveles de su
personalidad. Después de todo, un edificio con solo un sótano es muy li-
mitado. Queremos abrir la terraza para tomar el sol o mirar las estrellas.
Nuestra preocupación es la síntesis de todas las áreas de la personalidad.
Eso significa que la psicosíntesis es holística, global e inclusiva. No está en
contra del psicoanálisis o incluso las modificaciones de comportamiento,

GOY PAZ 39
sino que insiste en que las necesidades de significado, de valores más al-
tos, de una vida espiritual, son tan reales como las necesidades biológicas
o sociales.” En esta misma entrevista, Assagioli menciona luego: “Muchas
personas parecen haberse sometido, voluntariamente, a una lobotomía
espiritual, a una represión de lo sublime, una negación completa del ser
transpersonal. En consecuencia, los inconscientes superiores siguen sien-
do prácticamente desconocidos para muchas personas… muchas de las
personas más creativas de la historia humana informan experiencias
de naturaleza transpersonal. ¿Con qué derecho podemos negar que los
impulsos espirituales son menos reales, básicos o fundamentales que los
impulsos sexuales o agresivos?”

4) Campo de la Conciencia: muestra el área del saber cotidiano.


Es esa parte de nuestra personalidad de la que somos directamente cons-
cientes. Nos conectamos con el flujo incesante de sensaciones, imágenes,
pensamientos, sentimientos, deseos e impulsos que podemos observar,
analizar y juzgar. Se refiere a aquello de lo que somos conscientes en cual-
quier momento. No estamos conscientes de todo lo que sabemos en un
momento dado, naturalmente, pero lo llevamos a nuestra atención en el
campo de la conciencia cuando lo necesitamos.

5) Yo consciente, Yo Personal o Yo Inferior: este es el centro


de la personalidad y el hogar del ego desde la perspectiva que comparto
más adelante. Para la psicosíntesis este es el centro del observador. El ob-
servador es un punto de autoconciencia y voluntad pura y, a su alrededor,
se extiende un campo de conciencia. Este yo experimenta un sentido inte-
grado y esencial de ser continuo, que es distinto de los aspectos cambiantes
de nosotros mismos, pero no está separado de estos. Lo que pensamos o
sentimos surge aquí desde los cuatro niveles del inconsciente mencionados
anteriormente. Las intuiciones nos llegan directamente del alma. Aquí el
observador refleja e interpreta todas las energías entrantes a través de las
funciones psicológicas. La mayoría de nosotros estamos identificados con

40 FLAMAS DIVINAS
los contenidos de la conciencia. Pensamos que somos nuestros pensamien-
tos y sentimientos. Todavía no hemos reconocido la diferencia entre la
conciencia y su contenido; es decir, todavía no nos hemos desidentificado
con los contenidos de nuestra conciencia. Este es un hecho que cualquiera
puede experimentar simplemente tratando de observar el contenido de su
conciencia. En pocas palabras, este yo consciente es el observador interior
que nos refleja, generalmente, de manera neutral, lo que pensamos y sen-
timos para poder comprender nuestra relación con el mundo. Me gusta-
ría diferenciar entre el yo consciente, que es el observador interior, y el yo
inferior al que asocio con el funcionamiento del ego. Ofreceré una visión
que distingue entre las herramientas del ego y las del alma en el camino
del despertar y la existencia. El yo de este diagrama se refiere más a ese
yo observador que no vive en el tiempo lineal que viven nuestros cuerpos.

6) Yo Superior o Transpersonal: se refiere al alma que se co-


necta a la conciencia universal. Las expectativas y asuntos personales pa-
san a segundo plano pues aquí, la relación es con lo trascendente. La fuente
de todo ser esencial, a menudo se la describe como un sentido profundo
de interconexión con la vida, de amor puro y un propósito para beneficiar
a toda la humanidad. El Ser es uno, realmente, y se manifiesta en dife-
rentes dimensiones y grados de conciencia. El Yo Transpersonal es una
proyección de su fuente luminosa y se comunica a través de la voz interior
y la intuición, así como a través de sueños lúcidos. Tiene la capacidad para
dirigir nuestra atención, en experiencias pico, al lugar indicado para co-
nectarnos con lo trascendente. Encontrar el puente de comunicación entre
el Yo Superior y el Yo Inferior es clave para lograr una integración del Ser
satisfactoria y de realización.

7) Inconsciente Colectivo: es como un manto de energía global


que nos rodea de donde recibimos información y la manifestamos, gene-
ralmente, de manera inconsciente. Abarca desde el Inconsciente inferior
al Superconsciente y representa nuestro entorno psicológico circundante.

GOY PAZ 41
El Inconsciente Colectivo es como la memoria que sostiene la energía que
nos hace crear y compartir la realidad que vivimos. Sostiene las estructuras
mentales globales que nos estimulan a edificar un mundo basado en su
vibración. Estamos en contacto telepático constante con el mundo exterior
y estamos influenciados por todo lo que la humanidad ha experimentado y
está experimentando. Tenemos una relación recíproca con el inconsciente
colectivo. Nosotros respondemos a su vibración y nuestra respuesta im-
pacta la información que se guarda en este campo. Para lograr cambios
importantes en la humanidad, hay que impactar el inconsciente colectivo a
través del cambio personal y la elevación de la conciencia.

Este diagrama nos permite, entonces, tener una noción, una pers-
pectiva muy interesante de nuestra estructura psicológica. Es un mapa
para ayudarnos a comprender nuestro potencial. La maravilla de la psico-
síntesis es, justamente, el valor que da a la presencia y experiencia trans-
personal.

El Yo Superior está tan presente en nuestras vidas como nosotros


lo permitamos. El encuentro multidimensional del ser puede suceder de
muchas maneras. Podemos ir de abajo hacia arriba (ascenso) trabajando
con el dominio del ego y abriendo paso al alma. También sucede de arriba
para abajo (descenso) cuando el alma impone su presencia a través de ex-
periencias extraordinarias. Lo ideal es que en algún momento la conciencia
se unifique en una. Este proceso también tiene varios nombres. Thomas
Yeomas, Ph.D., en un artículo titulado “Occasional Note #10 Descent of
the Higher Self”(Descenso del Yo Superior), nos recuerda que a este proce-
so natural Jung lo llamó “individuación”, Abraham Maslow lo llamo “rea-
lización”, Albert Szent-Györgyi habló del “impulso en la materia viva para
perfeccionarse a sí misma”, y Teilhard de Chardin se refirió a esto como la
evolución hacia el “Punto Omega”, que es el punto más alto de la evolu-
ción de la conciencia, considerándolo como el fin último de la misma. Este
proceso tiene muchas facetas, muchos niveles y dimensiones.

42 FLAMAS DIVINAS
Como vivimos en este estado beta de ondas cerebrales, la mayor
parte del tiempo, la experimentación de vibraciones superiores no es muy
evidente. Las experiencias extraordinarias suceden, normalmente, cuando
entramos en estado alfa y theta. Realmente, no son extraordinarias, solo lo
son para la dimensión en la que pasamos la mayor parte del tiempo (beta).
Por eso son extra-ordinarias. En esas dimensiones es de lo más natural pues
así funcionan. Thomas Yeomans, Ph.D., dice algo interesante en este mismo
artículo: “necesitamos contactarnos con nuestro Yo Superior a través de la
trascendencia y necesitamos anclarlo y expresarlo a través del descenso.
La madurez espiritual no es real hasta que el Yo Superior haya logrado
manifestarse completamente en la Tierra, en este caso, a través de tu vivir
diario y personal.” De todas maneras, es importante considerar que noso-
tros también podemos hacer algo para ascender, en vibración, y no solo es-
perar que el Yo Superior descienda para encontrarse con el yo personal. Los
dos pueden tener un grato encuentro en el corazón, punto intermedio entre
los chakras superiores y los inferiores. Por algún motivo, dentro de mi enten-
dimiento, siento que este concepto del inconsciente colectivo es muy similar
a la teoría del campo unificado en física. Inclusive el diagrama de Assagioli
tiene similitud con la energía toroidal, que forma un vórtice de energía como
un donut, en el que la energía está constantemente circulando hacia adentro
y proyectándose hacia afuera con un espacio en el centro que parece el ojo de
un huracán. Finalmente, mientras avanzan estas ciencias, en búsqueda de
una verdad, parecen encontrar las mismas fuerzas de la energía con distintos
nombres. Esto puedo concluir tras realizar entrevistas radiales que realicé a
físicos como Nassim Haramein, que está en la vanguardia de esta ciencia,
tanto como a Piero Ferruci y Thomas Yeomans, alumnos directos de Rober-
to Assagioli y que están publicadas en el canal de youtube de Grupo Sereni-
dad. Es más, algo hermoso que me dejó la entrevista con Thomas Yeomans
fue que mencionó varias veces lo que Assagioli decía con frecuencia: necesi-
tamos aprender a vivir desde el alma y para eso necesitamos identificarnos
y manifestarnos desde su energía.

GOY PAZ 43
Considera lo siguiente: ¿cuánta gente a tu alrededor conoces que
ha tenido experiencias extraordinarias relacionadas con el Yo Superior?
¿Con qué han asociado, estas personas, lo que les sucedió? ¿Con Dios? ¿Con
algún Ángel? ¿Con algún milagro? ¿Cuántas personas pueden decir que
es una experiencia con su propia Alma o Yo Superior? Y, las personas que
no han tenido nada relativamente extraordinario en sus vidas, ¿creen en el
alma? ¿creen en el espíritu o alguna forma de trascendencia? En la medida
en que no se tenga contacto, ya sea por “trascendencia” o por “descenso”,
como lo dice Thomas Yeomans, no vamos a tener la experiencia que nos per-
mita creer en algo diferente de lo, masivamente, convencional.

La primera experiencia extraordinaria que recuerdo y que marcó la


visión de vida que desarrollaría, me sucedió cuando tenía entre 8 y 10 años
de edad. Una noche me acosté a dormir, pero no lo logré. Más bien, me re-
lajé profundamente y, de pronto, me salí del cuerpo. Nunca tuve intención
consciente de hacerlo, sólo sucedió. Me veía en la cama y supe, como se sue-
le saber cuándo se tiene este tipo de experiencias, que yo era ese estado de
conciencia que observaba. No era el cuerpo, era quien estaba teniendo la ex-
periencia fuera del cuerpo. No supe cómo entender. No me dio miedo, solo
tuve la experiencia que me dio una certeza sobre algo. Pasaron años antes
de volver a tener desdoblamientos. Ya en mi veintena me volvió a suceder
en una de las clases de Control Mental Silva que mencioné antes. Después,
sucedió cuando hice entrenamiento autógeno en un centro de ayuno (Clínica
Buchinger) en Alemania. La segunda vez, durante el Control Mental Silva,
me fundí con la silla en la que estaba sentada y perdí la noción del cuerpo,
nuevamente. Es un momento en el que no existe el tiempo y tampoco da
ganas de regresar. La tercera vez, en Alemania, estaba acostada en el piso.
Una persona me guiaba y entré en un estado tan profundo de relajación que
me fundí, energéticamente, con el piso. Me convertí en todo lo que ella me
sugería. Fue una experiencia de omnipresencia total. Era todo, el agua, el
paisaje, el cielo y la tierra, al mismo tiempo. Esta vez sí tuve miedo, regresé
sumamente sensible y asustada. Me preguntaba: ¿qué me sucede? ¿quién

44 FLAMAS DIVINAS
soy? ¿qué significa todo esto? ¿qué debo hacer con esto? Ya no era la prime-
ra vez y ahora tenía unos 22 o 23 años de edad. Mi atención y mi vida estaban
enfocadas en la vida cotidiana. Trabajaba en un banco y apenas empezaba a
comprender lo que era la vida de los adultos. Estas cosas raras me asustaban
y más cuando, en el mundanal ruido, se creía que eran experiencias imagi-
narias creadas por la mente. De todas maneras, es importante comprender
que ese miedo reflejaba inmadurez, desconocimiento de mí misma y que no
estaba preparada integrar ese Yo Superior. Podía decir que siempre fui yo
misma, pero a cuál “yo” podía referirme sino al yo con los rasgos de la per-
sonalidad y el ego.

Sin lugar a duda, las experiencias trascendentes marcaron mucho


el norte de mi atención. Había mucho trabajo que hacer. En realidad, no
se trata de que porque uno tiene este u otro tipo de experiencias trascen-
dentes ya está listo para ser uno con el Yo Superior. Hay que madurar y
despertar, en este proceso interno. En necesario enfrentarse a uno mismo
una y mil veces, romper las estructuras rígidas de la conciencia, sanar y
liberar el karma, abrir la mente para poder seguir asimilando y elevando
la vibración, hasta poder contener la fuerza, de lo que realmente somos,
en esta vasija corpórea de la tercera dimensión. Tantas veces que suce-
dieron experiencias extra-ordinarias y, más allá de cuestionarme todo,
sentía un profundo miedo de asumir esa energía sutil. Sí, un miedo de ser
lo que soy. Sentía que me sobrepasaba, que era tan grande y que yo era
demasiado chiquita para contener esa energía tan magna.

Mis recuerdos del pasado no son muchos. Quedan aquellos que


marcaron de una u otra forma la vida que he llevado. De esos recuerdos
inusuales tengo uno cuando habré tenido entre 5 y 7 años de edad. Mis
padres me llevaron a un concierto de música clásica en el Teatro Sucre.
No recuerdo la obra ni recuerdo a mis padres. Lo que se quedó grabado
en mi fue que me senté junto a una señora de la tercera edad. Cuando
la música empezó había muchos instantes en que la señora cerraba los

GOY PAZ 45
ojos y hacía puños, en sus manos, al sentir la música desde lo más pro-
fundo de su ser. Yo, la niña, le veía y tenía ganas de reírme. Sin embargo,
recuerdo que, al mismo tiempo, una parte de mí la veía con una gran ad-
miración como queriendo poder sentir, de la misma manera, la música.
Siendo niña no podía comprender esas dos presencias en mi: 1) la de la
niña que deseaba reírse de ver los gestos de la anciana y 2) la presencia
que observaba a la señora y que añoraba sentir con esa intensidad. Esa
presencia era atemporal, no tenía edad, aún en esa edad, la pude notar
con claridad. A pesar de sentirla, no podía identificar de qué se trataba.
La misma presencia se ha presentado en las distintas experiencias que he
compartido. Cada vez es más familiar, aunque todavía no posee a ese yo
inferior en toda su magnitud.

En este mundo dual, en el que existe la oscuridad tanto como la


luz, necesitamos comprender los dos polos e integrarlos si vamos a tras-
cender. Como lo explica T. Yeomans: “una segunda implicación es que,
en este proceso de encarnación, las experiencias de oscuridad son de
igual valor que las de la luz. Esta oscuridad puede ser nuestro propio
sufrimiento, nuestro inconsciente o el de los demás, u oscuridad en el
mundo, incluida la presencia del mal. Todo esto debe ser confrontado y
trabajado, no solo como un bloqueo en el proceso de maduración, sino
más bien como el medio mismo de la encarna ción espiritual. Necesi-
tamos aprender, como Seres Superiores, a abarcar todo el espectro de
nuestra experiencia humana, oscura y luminosa, para darnos cuenta de
la plena madurez y poder de nuestras vidas ordinarias. Nuestros luga-
res oscuros son tanto maestros como nuestra luz, y el Ser Superior, de
hecho, los necesita para realizarse plenamente.” Parece un camino duro
y pesado. Con solo pensar en todo lo que hay que enfrentar nos puede en-
volver una pereza existencial. Sin embargo, el llamado interior, aunque
puede tardar muchas vidas, llegará a un punto de sentirse listo para en-
focar su atención en el trabajo que necesita realizar para trascender. Por
eso, es importante caminar con cierta predisposición para despertar la

46 FLAMAS DIVINAS
conciencia. Eso nos ayudará a que la travesía no se convierta en un peso,
contraproducente, que nos hale más hacia un sufrimiento y desazón exis-
tencial prolongados.

Encontrarnos con el Yo Superior o Alma, se asemeja a ir conociendo a


tu mejor amigo. Al principio sabes apenas su nombre, sientes una conexión,
luego empieza el contacto, lo nutres con tiempo, atención, comunicación y
así, se van conociendo. En este caso se trata del cultivo de la relación conti-
go mismo y hacia el interior. Hay que sensibilizarse, descubrirse, conocerse,
enfrentar los miedos de la relación e irse sintiendo más cómodos con su pre-
sencia, con su fuerza, su guía. Mientras más tiempo dediques a tu proceso in-
terno, ubicando las cosas en su lugar, discerniendo y degustando las cualida-
des internas de esa relación, más cerca estarás de ser lo que realmente eres.

Qué es el Alma y Su Relación


con la Flama Divina o Llama Gemela

Reconociendo el ego y el alma

GOY PAZ 47
Referencias

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https://www.newworldencyclopedia.org/entry/Soul

https://en.wikipedia.org/wiki/Ātman_(Hinduism)

https://www.felitia.com/cuerpo-espiritual/24/budistas-y-el-alma

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Ferrucci, Piero, (1982)- What we may be, Jeremy P. Tarcher, Inc.


California

Young Brown, Molly, (1982) – The Unfolding Self – Psychosynthesis


and Counseling.

Yeomans, Thomas, (2020)- Holy Fire, The process of soul awakening

48 FLAMAS DIVINAS
Capítulo V
Orígenes de las Flama Divina
e historias

“Observa el mundo del pensamiento y separa lo


falso de lo verdadero.” D.K.

“Flama Divina” es la traducción interpretativa del término anglosajón


“Twin Flame” y se refiere a una presencia divina que, al manifestarse en la
dualidad, se divide en dos energías opuestas y complementarias. La palabra
Flama se relaciona con el elemento fuego, que es el elemento del espíritu
de acuerdo con algunas tradiciones. Divina se refiere a su origen divino y
espiritual. En castellano a este concepto también se lo conoce como “Lla-
ma Gemela”. En este caso, la palabra Llama se relaciona, igualmente, con
el elemento fuego. Generalmente, asociamos el concepto de gemelo con un
idéntico físico y eso lleva a considerar que la llama gemela se refiere a un
idéntico interior. Esto, según el enfoque, puede ser correcto o no. No pode-
mos menospreciar las asociaciones aprendidas que tenemos de ciertos con-
ceptos, que pueden no ser fieles a la esencia del concepto como tal. Por eso,
mientras no tengamos un contacto claro y consciente con nuestra divinidad,
nos guiaremos en base a las asociaciones que hemos aprendido. La mayor
parte de gente busca una contraparte “ideal” para compartir la vida y, ese
impulso, puede confundir el propósito de la FD.

Quisiera mencionar algo sobre relaciones de FD del mismo sexo. El


encuentro se puede manifestar, en cualquier caso, heterosexual u homo-

GOY PAZ 49
sexual. Lo importante, a la final, no es la identificación sexual sino la mi-
sión que nos ofrece. Hay varias posibilidades y niveles en el propósito del
encuentro en un determinado tiempo histórico. En estos tiempos de cambio
de era, la intención más importante de estos encuentros, es el rompimiento
de creencias que han co-creado una realidad disfuncional sobre el amor y las
relaciones. Estas creencias necesitan transformarse en algo más auténtico
y alineado con la energía del amor espiritual. Hemos vivido el mundo del
amor eros, un amor basado en la necesidad, la posesión, la dependencia, la
atracción física y sexual. Esto no tiene nada de malo, es y será una parte de
nuestra humanidad que lleva a un determinado tipo de consecuencias, evi-
dentes para la mayoría. Ahora, que nos dirigimos a una era de hermandad
y cooperación, el amor espiritual nos anima a reconocer que todos estamos
conectados y nos afectamos mutuamente. Eso hará que busquemos el bien-
estar común. El instinto sexual no va a desaparecer, seguirá siendo parte de
nuestra experiencia. Quizás cambie de un enfoque puramente por placer a
un acto, de unión, más sagrado. Eso hay que trabajarlo. La transición puede
tomar un par de siglos y estamos, más o menos, cerca de la mitad. Entonces,
el propósito principal para esta época es romper las estructuras mentales.
Para la mayoría, por ende, la “unión” como pareja, no es el propósito prin-
cipal. Aun así, como seguimos funcionando, en el formato antiguo, lo que
quiere y busca esa mayoría es la unión como pareja. Quedarse enganchado
en esa fijación impide que el propósito de transformación se logre. Lastimo-
samente, es a través del conflicto y el sufrimiento, que nos genera esta rela-
ción, que podemos romper esas estructuras. Digo lastimosamente porque
no nos gusta sufrir, sin embargo, es el motor propulsor de grandes cambios
internos. Si nos gustara el sufrimiento no tendría la misma fuerza transfor-
madora, porque sería parte de nuestra zona de confort.

Existiendo en la dualidad, necesitamos la dinámica de fuerzas po-


lares para mover la energía y generar cambios a todo nivel. Sin oscuridad
no hay luz. El sufrimiento es un vehículo de gran purificación interior si lo
asumimos con responsabilidad y no como víctimas del dolor. No es parte de

50 FLAMAS DIVINAS
la experiencia humana solo para incomodarnos. Tampoco se trata de con-
vertirnos en mártires sino en comprender las dinámicas de la dualidad y su
razón de ser. Los humanos buscamos lo fácil y cómodo por nuestra propia
naturaleza. Estos sentimientos dolorosos nos sacan de nuestra zona de con-
fort y nos estimulan para crecer, para buscar alternativas nuevas. Está en
manos de cada uno cómo manejar las experiencias de este calibre.

Por algo, la mayor parte de FD vienen en niveles tan opuestos de des-


pertar y de conciencia. Si fuese el tiempo de manifestar la unión, entonces,
la mayor cantidad de FD estuvieran en un mismo nivel de despertar y de
reconocimiento de su esencia espiritual. Si nos quedamos enganchados en
la idea de buscar unión vamos a perder la oportunidad de transformación y
de encontrarnos con el amor incondicional. Otro factor importante que nos
deja saber que no es momento para la “unión” es la separación o distancia
característica de estos encuentros. Las almas se conectan mejor lejos de las
demandas físicas. Al comunicarnos por correo, chat, o la mayor parte de op-
ciones para comunicarse a distancia, estimula una comunicación que nace
de la voz interior. A través de la voz interior se comunica el alma. Igualmente,
las experiencias sensoriales de familiaridad, de conexión, se experimentan
mejor teniendo la distancia de por medio, sin el estímulo visual y sensorial.
Con todo esto no me refiero a que la unión no es posible. Simplemente, de-
pende del estadio en que cada “pareja” esté y el propósito que vino a cumplir.
Lo más generalizado, dadas las circunstancias globales, es que tenemos que
hacer un trabajo personal/impersonal para romper las anclas antiguas, de la
conciencia, para dar este paso gigantesco hacia un nuevo mundo.

Entendamos los simbolismos detrás de las condiciones que caracteri-


zan a estos encuentros. Nuestra realidad física está supeditada a las fuerzas
polares, la dualidad y, por ende, las flamas divinas al llegar a esta dimensión,
normalmente, responden a la energía de esas fuerzas opuestas que, en este
caso, serían mujer y hombre, hembra y macho, femenino y masculino, yin y
yang. La experiencia del alma pasará por la mayor cantidad de posibilidades

GOY PAZ 51
para alcanzar su despertar total. Esto quiere decir que a veces será mujer, a
veces hombre, y pasará por una buena cantidad de experiencias entre el yin
y el yang. Para lograr la unión física óptima de FD, tendrán que encontrarse
en el aspecto original en que se dividió, por primera vez, y estar despiertas
por igual. Eso sucederá cuando el período histórico se dé y su propósito esté
alineado con la energía de ese momento. Si bien suceden muchas cosas en el
camino, y hay encuentros de todo tipo, en un momento dado, es importante
comprender más allá de nuestros deseos egocéntricos y mundanos. Por eso,
la última y óptima unión se dará cuando las dos Flamas hayan despertado
espiritualmente, estén alineados con el Yo Superior y hayan regresado a su
partición original. La fusión siempre se da a nivel energético, la unión sucede
a nivel físico. Las dos experiencias, en este punto, son de gran poder vibra-
cional y de manifestación.

A continuación, revisemos diferentes tipos de relaciones que refleja-


rían el poder de la Flama Divina, desde lo espiritual, lo mitológico hasta lo
más humano.

Se podría asociar el concepto “Flama Divina”, con el discurso de Aris-


tófanes en el Banquete de Platón, como está en la edición de Patricio de Az-
cárate, que dice: — “«Hasta ahora los hombres han ignorado enteramente
el poder del Amor; porque si lo conociesen, le levantarían templos y altares
magníficos, y le ofrecerían suntuosos sacrificios, y nada de esto se hace,
aunque será muy conveniente; porque entre todos los dioses él es el que
derrama más beneficios sobre los hombres, como que es su protector y su
médico, y los cura de los males que impiden al género humano llegar a la
cumbre de la felicidad. Voy a intentar daros a conocer el poder del Amor,
y queda a vuestro cargo enseñar a los demás lo que aprendáis de mí. Pero
es preciso comenzar por decir cuál es la naturaleza del hombre, y las mo-
dificaciones que ha sufrido. En otro tiempo la naturaleza humana era muy
diferente de lo que es hoy. Primero, había tres clases de hombres: los dos
sexos que hoy existen, y uno tercero compuesto de estos dos, el cual ha des-

52 FLAMAS DIVINAS
aparecido conservándose solo el nombre. Este animal formaba una especie
particular, y se llamaba andrógino, porque reunía el sexo masculino y el
femenino; pero ya no existe y su nombre está en descrédito. En segundo
lugar, todos los hombres tenían formas redondas, la espalda y los costados
colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisonomías, unidas
a un cuello circular y perfectamente semejantes, una sola cabeza, que re-
unía estos dos semblantes opuestos entre sí, dos orejas, dos órganos de la
generación, y todo lo demás en esta misma proporción. Marchaban rectos
como nosotros, y sin tener necesidad de volverse para tomar el camino que
querían. Cuando deseaban caminar ligeros, se apoyaban sucesivamente
sobre sus ocho miembros, y avanzaban con rapidez mediante un movi-
miento circular. La diferencia, que se encuentra entre estas tres especies
de hombres, nace de la que hay entre sus principios. El sol produce el sexo
masculino, la tierra el femenino, y la luna el compuesto de ambos, que par-
ticipa de la tierra y del sol. De estos principios recibieron su forma y su
manera de moverse, que es esférica. Los cuerpos eran robustos y vigorosos
y de corazón animoso, y por esto concibieron la atrevida idea de escalar el
cielo y combatir con los dioses, como dice Homero de Efialtes y de Oto. Jú-
piter (Zeus) examinó con los dioses el partido que debía tomarse. El negocio
no caería de dificultad; los dioses no querían anonadar a los hombres…
porque entonces desaparecerían el culto y los sacrificios que los hombres
les ofrecían. En fin, después de largas reflexiones, Júpiter se expresó en es-
tos términos: Creo haber encontrado un medio de conservar los hombres y
hacerlos circunspectos, y consiste en disminuir sus fuerzas. Los separaré en
dos; así se harán débiles y tendremos otra ventaja, que será la de aumentar
el número de los que nos sirvan; marcharán rectos sosteniéndose en dos
piernas… Enseguida mandó a Apolo que curase las heridas y colocase el
semblante y la mitad del cuello del lado donde se había hecho la separación,
a fin de que la vista de este castigo los hiciese más modestos. Apolo puso el
semblante del lado indicado, y reuniendo los cortes de la piel sobre lo que
hoy se llama vientre, los cosió a manera de una bolsa que se cierra, no
dejando más que una abertura en el centro, que se llama ombligo… Hecha

GOY PAZ 53
esta división, cada mitad hacía esfuerzos para encontrar la otra mitad de
que había sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban
y se unían, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad, con un ar-
dor tal, que abrazadas parecían de hambre e inacción, no queriendo hacer
nada la una sin la otra. Cuando la una de las dos mitades perecía, la que
sobrevivía buscaba otra, a la que se unía de nuevo, ya fuese la mitad de
una mujer entera, lo que ahora llamamos una mujer, ya fuese una mitad
de hombre; y de esta manera la raza iba extinguiéndose. Júpiter, movido
a compasión pone delante los órganos de la generación y de esta manera
la concepción se hace mediante la unión del varón y la hembra. Entonces,
si se verificaba la unión del hombre y la mujer, el fruto de la misma eran
los hijos… De aquí procede el amor que tenemos naturalmente los unos a
los otros; él nos recuerda nuestra naturaleza primitiva y hace esfuerzos
para reunir las dos mitades y para restablecernos en nuestra antigua per-
fección. Cada uno de nosotros no es más que una mitad de hombre, que ha
sido separada de su todo, como se divide una hoja en dos. Estas mitades
buscan siempre sus mitades. Los hombres que provienen de la separación
de estos seres compuestos, que se llaman andróginos, aman las mujeres; y
la mayor parte de adúlteros pertenecen a esta especie; así como también
las mujeres que aman a los hombres y violan las leyes del himeneo. Pero a
las mujeres que provienen de la separación de las mujeres primitivas, no
llaman la atención los hombres y se inclinan más a las mujeres; a esta espe-
cie pertenecen las tribades. Del mismo modo los hombres, que provienen de
la separación de los hombres primitivos, buscan el sexo masculino.”

El concepto andrógino es muy interesante y, nuevamente, se lo puede


comprender desde varios ángulos. En esa entrevista que le realizó Sam Keen
a Roberto Assagioli en 1974, Assagioli comenta lo siguiente: “En el corazón
del ser hay un elemento activo y pasivo, un agente y un espectador. La au-
toconciencia implica que seamos testigos, un testimonio puro, objetivo y
amoroso de lo que sucede dentro y fuera. En este sentido, el yo no es una
dinámica en sí mismo, sino un punto de testigo, un espectador, un observa-

54 FLAMAS DIVINAS
dor que observa el flujo. Pero hay otra parte del yo interno, la voluntad o
el agente director, que interviene activamente para orquestar las diversas
funciones y energías de la personalidad, para hacer compromisos e insti-
gar a la acción en el mundo externo. Entonces, en el centro del ser hay una
unidad de lo masculino y femenino, voluntad y amor, acción y observa-
ción.” Este “observador interior” es neutro, no se guía por una identificación
sexual sino por su presencia observante que ayuda a reflejarnos las cosas
que experimentamos. Krishnamurti también mencionó, continuamente, la
importancia de este observador interior. Es “andrógino” en su equilibrio de
las fuerzas polares. Este estado neutral, sin aferramientos ni obsesiones, nos
permite experimentar una objetividad abierta, en la medida de nuestra pro-
pia apertura mental.

Por su parte, en la Biblia hay un pasaje que se puede relacionar con


el concepto de Flama Divina que dice así: “Pero al principio de la creación
Dios ‘los hizo hombre y mujer’. Por eso dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo. Así
que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre.”(Marcos 10: 5–9) Claro que, a cada versión, se le puede
dar muchas interpretaciones, sin embargo, es un concepto muy interesante
que vale considerar.

El libro del Amor de Kathleen Mcgowan empieza con esta narración.

“En el principio, creó Dios los cielos y la tierra.

Pero Dios no era un ser único. No reinaba a solas sobre


el universo. Gobernaba con su compañera, su bien amada.

Así, en el primer libro de Moisés, llamado Génesis,


Dios dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como
semejanza nuestra», como si hablara con su otra mitad, su

GOY PAZ 55
esposa. Porque la creación es un milagro que se da con ma-
yor perfección cuando la unión de los principios masculino y
femenino se halla presente. Y el Señor Dios dijo: «Y he aquí
que el hombre se ha convertido en uno de nosotros».

Y el libro de Moisés dice: «Creó, pues, Dios al ser hu-


mano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hem-
bra los creó».

¿Cómo era posible que Dios creara la hembra a ima-


gen suya, si no poseía imagen femenina? Pero así lo hizo, y
fue llamada Athiret, y este nombre significa La Que Camina
Sobre el Mar. Pero no sólo se refiere a los mares de nuestro
mundo. También lo hace sobre el mar de las estrellas, la fran-
ja de luz que llamamos la Vía Láctea.

Camina sobre las estrellas, pues constituyen sus domi-


nios, ya que ella es la Reina de los Cielos.

Y llegó a ser conocida por muchos nombres, y uno de


ellos es Stella Maris, la Estrella del Mar. Ella es la Mer Maid

[1] , pues mer significa tanto «amor» como «mar», y


por ello con frecuencia se considera el mar como un símbolo
de su sabiduría compasiva.

Otro símbolo utilizado para representarla es un círcu-


lo de estrellas que bailan alrededor de un sol central, la esen-
cia femenina que arropa a la masculina en su amor. Donde
veáis este símbolo, sabréis que todo cuanto es divino en la fe-
minidad está presente.

56 FLAMAS DIVINAS
Más adelante, Athiret del Mar y las Estrellas fue co-
nocida en hebreo como Asherah, nuestra Divina Madre, y el
Señor fue conocido como El, nuestro Padre Celestial.

Y así fue que El y Asherah desearon experimentar su


gran y sagrado amor de una forma física más expresiva, y
compartir tal dicha con los hijos que engendraran. A cada
alma que crearon se le concedió un gemelo hecho de la misma
esencia. En el libro llamado Génesis, esto se relata en la alego-
ría de la hermana gemela de Adán, que es creada a partir de
su costilla, es decir, de su propia esencia, pues es carne de su
carne y hueso de su hueso, espíritu de su espíritu.

Entonces Dios dijo, tal como lo narra Moisés: «De ma-


nera que ya no son dos, sino una sola carne».

Así se creó el hieros-gamos, el sagrado matrimonio de


la confianza y la conciencia que funde a los amantes en un
solo ser. Es el mayor regalo sagrado que nos hicieron nues-
tros padres de los cielos. Pues cuando nos unimos en la cá-
mara nupcial, descubrimos la unión divina que El y Asherah
deseaban que experimentaran todos sus hijos terrenales, a la
luz del goce puro y la esencia del verdadero amor.

Quienes tengan oídos para oír, que oigan.”

El y Asherah, y los sagrados orígenes del hieros-ga-


mos, del Libro del Amor, tal como se conserva en el Libro
Rosso.

Quienes tengan oídos para oír, que oigan. Es una frase muy impor-
tante porque nuestra comprensión religiosa ha sido muy manipulada, en

GOY PAZ 57
el caso del cristianismo, y eso ha impedido que comprendamos la verdad
de Jesús y sus enseñanzas tal como, seguramente, fueron impartidas. Por
ejemplo, si somos hechos a imagen y semejanza de Dios entonces Dios tuvo
una pareja, una esposa. Al parecer, Asherah fue borrada de la biblia y de las
escrituras sagradas judías. En 1967, Raphael Patai fue el primer historiador
en mencionar que los antiguos israelitas adoraban tanto a Yahweh como a
Asherah. Francesca Stavrakopoulou, quien comenzó su trabajo en Oxford
y ahora es profesora titular, en el departamento de Teología y Religión de
la Universidad de Exeter, continuó con estas investigaciones y dice que la
conexión de Asherah con Yahweh se explica en una inscripción en cerámi-
ca del siglo VIII AEC (antes de la era común) encontrada en el desierto del
Sinaí, en un sitio llamado Kuntillet Ajrud. Stavrakopoulou basa su teoría en
textos antiguos, amuletos y figuras desenterrados, principalmente, en la an-
tigua ciudad costera cananea llamada Ugarit, hoy en día en Siria. Todos estos
artefactos revelan que Asherah era una poderosa diosa de la fertilidad. As-
herah es a veces llamada Astarot, y es la misma deidad adorada como Ishtar
por los babilónicos y Astarte por los griegos, arquetipo del divino femenino
representado en la Luna, la Tierra y Venus.

En el hinduismo, la historia de Radha y Krishna simboliza el intenso


anhelo del alma por alcanzar el amor trascendental y la unión con la divini-
dad a través del amor incondicional. Ellos nunca se casaron para demostrar
que el amor y el matrimonio son dos cosas distintas. Krishna le dijo a Radha
que era su alma y, por ende, Radha es también el alma de Krishna pues son
Uno, manifestados en el complemento divino femenino y masculino. Sri
Krishna es el alma de Radha y Radha es, sin duda, el alma de Shri Krishna.
Ella es la forma indivisa de Shri Krishna. Ella seguirá siendo un misterio,
pues nadie, mejor que él, en la danza cósmica compartida, pudo conocer
más sobre la divinidad que su Ser contenía. En otras palabras, Radha es
el aspecto femenino del Señor Krishna y no es diferente de Krishna. Los
dos, en conjunto, aúnan tanto los aspectos masculinos y femeninos, que les
permite cumplir con el propósito de disfrutar de sus juegos amorosos y ex-

58 FLAMAS DIVINAS
hibir una relación de intercambios amorosos sumamente trascendentales.
En varias tradiciones vaishnavas, Radha es una deidad principal, avatar
de la diosa original Laksmi, la consorte del dios Visnú. En realidad, los
vaisnavas creen que Radha es la personalidad origen de todas las Diosas
Madre. Radha también es el objeto principal de adoración en la tradición
Nimbarka Sampradaya, ya que Nimbarka, el fundador de la doctrina de-
claró que Radha y Krisna juntos constituyen la verdad absoluta.

Según el Tantra, el Universo nace de la unión cósmica de los


principios femenino y masculino, el yin y el yang, la energía y la con-
ciencia y, el amor, es la expresión de esta unión a nivel humano. Shiva
representa la esencia masculina, y Shakti la femenina. Cuando estas
esencias se encuentran se produce una interacción vital y amorosa.
Shakti (luego Parvati) y Shiva son otro reflejo de la trascendencia de
la dualidad en la unión cósmica de la energía femenina y la masculina.
Shakti es un aspecto creativo y dinámico. Adoptó la forma de kundalini,
energía latente, que se sitúa en la base de la columna vertebral esperan-
do ser despertada. Shiva es conciencia suprema, que permanece como
una cualidad estática, sin forma, y que se aloja en el vórtice superior
de la cabeza, el séptimo chakra o Sahasrara. Como explica el profesor
Sri Sankara Bhagavadpada, la belleza del concepto radica en que Sha-
kti está siempre con Shiva; están enlazados en una danza de vida. No
son dos entes separados, sino que representan los dos aspectos de una
misma conciencia. Ellos son inseparables como el fuego y el calor y así
se describe, textualmente, en los Upanishads. No puedo dejar de rela-
cionar esta dinámica con aquella entre el Yo Inferior y el Yo Superior.
Shakti representaría el yo inferior que permanece dormido, en su iden-
tidad egocéntrica, y Shiva representa el despertar del Alma. El viaje de
concienciación implica que Shakti despierte la kundalini con el llamado
de Shiva hasta que se conviertan en el Uno Consciente que siempre han
sido. Lo mismo sucede entre el yo inferior y el Yo Superior. En algún
momento serán Uno.

GOY PAZ 59
La historia de Jesús y María Magdalena, según los evangelios apó-
crifos, es otro caso que refleja la unión del divino masculino y el divino fe-
menino. Estos términos también se utilizan al hacer referencia a las FD, sin
mucha comprensión de lo que eso significa. Al igual que la etiqueta “Flama
Divina”, el “Divino Masculino” y “Divino Femenino” están apuntando hacia
nuestra divinidad, directamente relacionada con nuestra esencia espiritual.
Sólo cuando comprendamos lo que la espiritualidad abraza y lo que significa,
podremos asimilar, adecuadamente, estos términos. Mientras tanto querrán
ser adaptados, a nuestra mundanidad, desde la visión del ego y sus necesi-
dades. Si bien somos divinos, por naturaleza, al no ser conscientes de lo que
esto significa, no podemos vivir desde la divinidad. Esto requiere un proceso.
Hablar del divino masculino y el divino femenino, con la idea de unirse como
pareja, sin haber llegado a la realización de la divinidad, no es más que otro
juego del ego y una espiritualidad engañosa.

Sobre esta pareja histórica y/o mitológica, más allá de la manera en


que se ha adaptado y manipulado la información de estos personajes, tene-
mos que saber ver sin esos ojos fanáticos y condicionados, para comprender,
apenas, un porcentaje mínimo de lo que pudo haber pasado y lo que su men-
saje representa. Es impresionante lo que se puede hacer con una historia
distorsionada. Lo que nos han contado ha impactado, profundamente, el
pensamiento occidental, al menos. Veamos qué ha sucedido. El papa Grego-
rio Magno, en el año 591, proclamó que el personaje de María Magdalena se
trataba de una prostituta y pecadora cuando dijo: “Aquélla a quien el evan-
gelista Lucas llama la mujer pecadora es la María de la cual son expulsa-
dos los siete demonios y qué significan esos siete demonios si no todos los
vicios”. Así ha quedado marcada por mil quinientos años. La manipulación
de las creencias tiene consecuencias devastadoras. A pesar de que la iglesia
pidiera disculpas en 1969 cuando, el papa Pablo VI, hizo retirar del calenda-
rio litúrgico el apelativo de «penitente» adjudicado, tradicionalmente, a Ma-
ría Magdalena, es alto el porcentaje de creyentes que la siguen sosteniendo,
en su mente, como una prostituta. Desde 1969 dejó de emplearse, en la litur-

60 FLAMAS DIVINAS
gia de la festividad de María Magdalena, la lectura del Evangelio de Lucas
acerca de la mujer pecadora. ¿Cuánto tiempo ha pasado, cimentado, en
la conciencia colectiva, una idea falsa que, a pesar de estos cambios, si-
gue marcando el pensamiento de tantos cristianos? Y, de prostituta pasa
a “apóstol de apóstoles” según la carta Mulieris Dignitatem de Juan Pablo
II en 1988. Finalmente, el papa Francisco decretó el 10 de junio de 2016,
elevar la memoria litúrgica de Santa María Magdalena al grado de fiesta,
para toda la iglesia universal, en el calendario romano general, para el 22
de julio. ¿Qué significa todo esto? Que, a pesar de todos estos cambios, en
el interior de la iglesia, tendrá que pasar mucho tiempo antes de que quede
totalmente borrado un prejuicio injusto e incorrecto. Mil quinientos años
de machacar una imagen falsa, afectó la visión de la gente sobre la impure-
za, no solo, de María Magdalena sino también del género femenino. Todo
lo que ha sucedido refleja la idiosincrasia patriarcal de la era que estamos
dejando atrás. Durante este período se minimizó todo lo que representa la
energía femenina; se dañó la sacralidad en el matrimonio y el acto sexual.
Se creó un pensamiento machista que ha discriminado, injustamente, por
satisfacer un deseo egocéntrico de poder. No se trata de una exclamación
feminista, ni se trata de que sea bueno o malo. Se trata de comprender que
estamos todos respondiendo a la energía marcada por una era. Esas olas de
energía que gobiernan los distintos ciclos nos permiten experimentar las
posibilidades de lo que esa fuerza representa. La era patriarcal y machista
de piscis está quedando atrás y nos ha permitido ver la funcionalidad y dis-
funcionalidad de un tipo de energía inclinada a un solo lado de la balanza,
en este caso, hacia la energía masculina. En esta transición de era que nos
encontramos, las cosas van saliendo a la luz para prepararnos para una
nueva etapa. Las experiencias masivas van reflejando ese cambio y es así
que ahora podemos ver más mujeres empoderadas que están en posicio-
nes de poder y liderazgo. La fuerza femenina está recuperando su poder y
esto no vendrá solo. Las “mujeres” tienen que prepararse para asumir ese
poder femenino. Este proceso de empoderamiento, para lograr un equili-
brio temporal, ha tomado dos siglos.

GOY PAZ 61
Esperemos que la energía de acuario nos traiga una era más ar-
moniosa y justa entre las fuerzas polares. En la transición de eras, no
solo se deja ir lo antiguo, sino que se siembran las semillas de concien-
cia para la nueva era que retoñarán a su propio tiempo. Luego de tanta
convulsión que estamos viviendo, será agradable tener un tiempo de
alivio y respiro para conocer y vivir, masivamente, niveles más elevados
de amor. ¿Te imaginas cómo será un mundo en que se experimente
mucho más la fuerza del amor que la del miedo o la ira? ¿Un mundo en
que comprendamos que somos uno, o que al menos sepamos que nos
afectamos mutuamente? Sin duda, siempre existirá todo tipo de niveles
de conciencia, pero haciendo el trabajo que necesitamos hacer ahora, el
porcentaje de armonía colectiva será mucho mayor al que conocemos
hoy por hoy.

He visto algunos documentales sobre la posición que tienen dis-


tintos frentes sobre la relación de Jesús y María Magdalena. Evidente-
mente, la iglesia no admitirá, fácilmente, la posibilidad de que Jesús
haya tenido pareja y menos descendencia. De pronto, en 1945 se en-
contraron, en Nag Hammadi, Egipto, una serie de evangelios apócrifos
(significa ocultar lejos) que nos cuentan una historia muy diferente a
la que se conoce en los 4 evangelios aceptados en el Nuevo Testamento
(Mateo, Marcos, Lucas y Juan). El Evangelio de Felipe, por ejemplo,
dice: “la compañera del Salvador es María Magdalena. El Salvador
la amaba más que a todos los discípulos y la besaba en … con frecuen-
cia.” (Pp. 63-64; Biblioteca de Nag Hammadi, II 35).

Lo interesante es que, en este mismo evangelio de Felipe, lo que


opina sobre el matrimonio contradice la idea de la descendencia. Pero,
solo podemos hacer conjeturas sin saber los fondos de todo lo que pasó
en aquella época. Sobre el matrimonio dice lo siguiente: El matrimo-
nio es una mancha. (pp. 65,1 = Biblioteca de Nag Hammadi, II 36) El
matrimonio físico mancilla al ser humano y se opone al matrimonio

62 FLAMAS DIVINAS
espiritual que es inmaculado. El segundo es puro/el primero, carnal y
material (por tanto, degradado y pésimo); El matrimonio espiritual
pertenece a la luz; el físico, a las tinieblas (pp. 81, 20-82, 15 = Biblio-
teca de Nag Hammadi, II 48). El matrimonio físico es obra de los espí-
ritus impuros y sólo tiene el deseo de que siga subsistiendo el mundo,
la materia, lo cual no es deseable (Biblioteca de Nag Hammadi, II 36).

Entonces, referirnos a complementos divinos tiene sentido cuan-


do se comprende el hieros (del griego sagrado) gamos (del griego unión
o matrimonio) o matrimonio sagrado, un concepto que apenas pode-
mos comprender. Tendríamos que profundizar en el significado de sa-
grado y de matrimonio desde esa perspectiva. Pero, lo primero que se
nos cruza por la mente, a la mayoría, al pensar en matrimonio, es lo que
conocemos como unión de dos personas que se aman y deciden hacer
una vida juntos. ¿Cómo sumamos a esto el tema sagrado? Sagrado sig-
nifica que está dedicado a la divinidad. La divinidad es entendida como
característica ligada a la deidad. Entonces, matrimonio sagrado puede
referirse a una unión espiritual, por encima de todas las cosas. Es como
el caso de Radha y Krishna, de Shakti y Shiva e inclusive, se puede men-
cionar el caso de Jesús y María Magdalena, entendiendo que Jesús ha-
bía logrado la pureza absoluta y que María Magdalena estaba a un nivel
muy alto de conciencia que le permitió comprender la misión de Jesús.
Eldad Junoh, profesor de Kabbalah, menciona, en el documental “Los
Secretos del Código”, que la Kabbalah no ve como algo prohibido que
una mujer aprenda con los hombres. La mujer, en el Antiguo Testamen-
to, participaba activamente en todas las expresiones de la vida social,
política, económica y religiosa. Considera que Jesús no hubiese logrado
lo que logró sin una esposa. La Torá considera que la sexualidad es no
pecaminosa. Más bien, consideran que no se debe reprimir el deseo se-
xual ya que es un hecho fundamental de la vida. En la pareja, el papel
del hombre es traer la luz y el de la esposa es revelar la luz en el mundo
físico. Si se ve a través de la Kabbalah, que es la tradición mística judía,

GOY PAZ 63
Jesús debió tener esposa. Nuevamente, a pesar de los hallazgos y las
creencias, solo podemos hacer suposiciones e interpretaciones.

Es muy interesante notar la extrema susceptibilidad que hay cuando


se quiere presentar alternativas, más reales, a creencias que se han sostenido
como verdades durante siglos. Otro pequeño ejemplo de estas “mentiras”
que se sostienen, en las creencias colectivas, es el nacimiento de Jesús, de
una madre virgen, un 25 de diciembre. Esta historia no es más que una re-
petición de tradiciones anteriores. Podemos considerar los mitos de Mitra,
Osiris y tantos otros que sostienen los mismos principios. ¿Por qué lo repli-
camos? ¿Es que siempre vamos a tener necesidad de seres divinos y supe-
riores para que nuestra existencia tenga sentido? En tal caso, estas historias
y mitologías narran los principios de uniones divinas que, de alguna manera,
podemos asociar con la experiencia interna de flamas divinas. No en vano
existen estas mitologías y, muchas veces, son la mejor manera de transmitir
la esencia de la existencia. Lo que he compartido nos sirve como guía de lo
divino a lo humano. Ahora consideremos historias que van de lo humano a
lo divino.

La historia más antigua que asociaré con el sendero de Flamas Di-


vinas es la de Pedro Abelardo y Eloísa. Pedro Abelardo (Le Pallet c.1079
- Chalon-Sur-Saône 1142) fue el filósofo y teólogo francés preeminente del
siglo XII. Fue un gran maestro de su generación y, también, fue famoso
como poeta y músico. Llevó la tradición latina nativa, en filosofía, a su
máxima expresión. Su genio fue evidente en todo lo que hizo. Es, posible-
mente, el mayor lógico de la Edad Media y es, igualmente, famoso como el
primer gran filósofo nominalista. Abogó por el uso de la razón en asuntos
de fe. Su tratamiento sistemático, de las doctrinas religiosas, es tan notable
por su penetración filosófica y sutileza, como por su audacia, su ingenio,
su lengua afilada, su memoria perfecta y una arrogancia ilimitada. Su rela-
ción con “Héloïse” (Eloísa) lo convirtió en una figura trágica del romance
medieval.

64 FLAMAS DIVINAS
Eloísa, por su parte (c.1101-1162-64) probablemente fue criada en el
convento de monjas de Argenteuil, Francia. Recordemos que durante los si-
glos XII y XIII, se estableció la primogenitura masculina. Esto permitió que
el hijo mayor heredara toda la propiedad en lugar de dividirla entre todos
los descendientes, incluidas las hijas, manteniéndola intacta para la fami-
lia. Los hijos que seguían eran enviados a la vida militar o académica o la
vida monástica. A las hijas se las casaba o se las enviaba a un convento. En
este período, muchas mujeres ricas optaron por vivir en monasterios, don-
de podían recibir educación, mientras que otras estructuras institucionales
les negaron, cada vez más, esta oportunidad hasta finales del siglo XIX. El
alcance de la educación de Eloísa es incierto, pero, incluso en su juventud,
fue considerada una prodigio. Su fama ya era conocida antes de mudarse a
París, y esta es una de las atracciones que llevó a Abelardo a organizarse para
convertirse en su tutor. De las cartas de Eloísa podemos ver que ella estaba
bien versada en los poetas latinos seculares y las tradiciones filosóficas clási-
cas. Amaba a Cicerón y la retórica latina, además conocía de matemáticas y
filosofía. En 1116, Eloísa dejó la abadía en Argenteuil y se mudó a la casa de
su tío, Fulbert, en París. Fue en este período que conoce a Abelardo e inicia
su trágica y amorosa historia.

Habiéndose conocido ya, Abelardo desarrolló un plan para mudar-


se a la casa del Canon Fulbert, alegando que su propia casa era demasia-
do ruidosa y, así, poder seducir a Eloísa. Convenciendo a su tío, se volvió
en su tutor y las reuniones de aprendizaje se convirtieron en momentos
apasionantes de un amor loco y prohibido. Con el tiempo, Eloísa se quedó
embarazada. Al descubrirse este secreto se separaron hasta que Abelar-
do logró huir con ella a su tierra para quedarse con su familia. Abelardo
quería casarse con Eloísa, pero ella se negó, considerándolo innecesario,
sobre todo, porque arruinaría su reputación. El trabajo de Abelardo, en su
opinión, era mucho más importante que su vida y su embarazo. Aun así,
Abelardo regresó a París con ella y, de hecho, se casaron, con su tío presen-
te, después de haber dejado a su hijo, de nombre Astrolabium, para que lo

GOY PAZ 65
criara la hermana de Abelardo. Ella vivió un tiempo con su tío, tratando de
mantener el matrimonio en secreto. Abelardo la visitaba, pero este arreglo
no aplacó el sentido de deshonra de su tío, ni se mantuvo en secreto. Ful-
bert abusó de ella en varias ocasiones y, por eso, decidió seguir las instruc-
ciones de Abelardo de regresar, a Argenteuil, como invitada laica, en lugar
de vivir, abiertamente, con él como su esposa o amante en París. Fubert
pagó a un criado de Abelardo para que le dejará pasar al cuarto donde vivía
y, como venganza por la deshonra, castraron a Abelardo entre varios. La
castración fue escandalosa y, como resultado, Abelardo se retiró de la vida
pública con vergüenza. Eloísa se sintió despojada de lo más importante
en su vida, sin embargo, su amor por Abelardo se mantuvo ya que, para
ella, esta terrible prueba le confirmó que si antes su amor no era tan puro
y le amaba por su mente y la relación física que mantuvieron, ahora estaba
convencida de que el “hombre” es lo que menos valoró en él. Eloísa estaba
más contenta de poseer su corazón.

Abelardo le pidió que se convierta en monja ya que él también reali-


zaría los votos. Accedió a su petición y se dedicaron a la vida monástica de
lleno. Abelardo siguió teniendo problemas por sus enemistades intelectua-
les y nunca pudieron estar juntos. Aun así, su amor creció más fuerte. Su
libro Historia Calamitatum, que narra, al estilo de confesiones, su historia
con Eloísa inicia con esto: “Los ejemplos —mucho más que las palabras—
suscitan o mitigan con frecuencia las pasiones humanas. Esto fue lo que
me decidió —después de un leve intento de conversación en busca de un
consuelo momentáneo— a escribir una carta de consolación a un amigo
ausente sobre la experiencia de mis propias calamidades. Estoy seguro de
que, comparadas con las mías, tendrás a las tuyas como no existentes o
como simples tentaciones y te serán más llevaderas.” Es un libro desgarra-
dor que cuenta su historia. En el mismo también dice, refiriéndose a su rela-
ción con ella: “Ninguno lamentaba sus propias desdichas, sino las del otro.
La separación de los cuerpos hacía más estrecha la unión de las almas. Y
la misma ausencia del cuerpo encendía más el amor. Se realizó en noso-

66 FLAMAS DIVINAS
tros lo que narra la leyenda poética cuando fueron sorprendidos Marte y
Venus.” Esta historia humana, llena de dolor, de despertares espirituales, de
inspiración, de amor trascendente, es celebrada hasta ahora con visitas, de
millones de personas, a su tumba en Père Lachaise, donde descansan juntos
desde el 16 de junio de 1817.

En esta relación, existen algunos factores que se relacionan con las


experiencias de FD. Para comenzar, la diferencia de edad. Él era mayor a
ella entre 20 y 22 años. La conexión fue inmediata y, en el caso de ellos, eso
se tradujo en una atracción sexual brutal. Los sentimientos que se movían,
entre ellos, no solo se reflejan en el libro de Pedro Abelardo Historia Cala-
mitatum, sino también en las cartas que intercambiaron durante esos años
de separación. Las distintas épocas encuentran formas diferentes para pre-
sentar circunstancias parecidas. En aquellos tiempos fueron separados por
ideologías, creencias y rivalidades que hoy las vemos limitantes, pero así era
en ese entonces. Toda la sabiduría de Abelardo expresada con arrogancia,
le trajo muchos enemigos. Pocas personas le comprendieron como lo hizo
Eloísa, que no solo amó su mente sino su alma. En estas épocas tecnológicas,
en cambio, nos separan las distancias y, en algunos casos, el estatus marital.
Por eso, hay que ver en el fondo de la relación para comprender su origen.
Es muy importante lo que él comenta en su libro al decir que “La separación
de los cuerpos hacía más estrecha la unión de las almas” pues nos ayuda
a comprender y aceptar esos distanciamientos que potencian el encuentro
de las almas. Esta historia nos refleja estos aspectos de amor de almas y la
separación, común en las flamas divinas. La inspiración mutua es otro factor
que podemos aplicar al tema de este libro.

Otra historia, que vale la pena compartir, es la de Dante Alighieri y


Beatrice Portinari. Dante (Florencia, c.1265-Rávena, 14 de septiembre de
1321), fue un poeta italiano, conocido por escribir la Divina Comedia, una de
las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al rena-
centista y una de las cumbres de la literatura universal. Dante participó, acti-

GOY PAZ 67
vamente, en las luchas políticas de su tiempo, por lo que fue desterrado de su
ciudad natal. Fue, también, un activo defensor de la unidad italiana. Escribió
varios tratados, en latín, sobre literatura, política y filosofía. Cuando tenía
nueve años, conoció a Beatriz Portinari, hija de Folco Portinari, de la cual se
enamoró «a primera vista», y con la que, al parecer tuvo dos encuentros más
directos, el primero a los nueve años y el siguiente a los 18 años de edad. Su
amor fue de índole platónico ya que nunca llegó a conocerla bien. De esta
experiencia propuso el ejemplo para el amor cortés. Es difícil entender lo que
este amor comprendía, en realidad, pero fue algo sumamente importante
para la cultura italiana. Fue en nombre de este amor que Dante dio su impre-
sión al Dolce stil nuovo que, posteriormente, influenció a escritores y poetas
a descubrir el tema del «Amor», que nunca antes había sido tan acentuado.
El amor por Beatrice, al parecer, era la razón de su poesía y de su vida, junto
con sus pasiones políticas. Cuando Beatrice murió en 1290, Dante encontró
refugio en la literatura latina.

En aquellas épocas, los matrimonios negociados a edades precoces


eran frecuentes. A sus doce años le comprometieron con Gemma, hija de
Messer Manetto Donati, con la que se casó en 1291 y con quien tuvo algu-
nos hijos. Su amor por Beatrice nunca se desvaneció y fue la inspiración de
sus obras literarias. La Vita Nuova es la primera obra conocida de Dante
Alighieri; escrita entre 1292 y 1293, poco después de la muerte de Beatrice
debido a la peste negra. En la obra se alternan 31 poemas líricos y 42 capí-
tulos en prosa. El sentido del título viene dado por la renovación vital, que
experimenta el poeta, al enamorarse de su amada. Por su parte, La Divina
Comedia, considerada como una de las obras maestras de la literatura ita-
liana y mundial, fue escrita entre el año 1304 y 1321, cuando Dante muere
por malaria. El tema principal de La Divina Comedia es el viaje espiritual
del hombre a través de la vida. En este viaje, aprende sobre la naturaleza
del pecado y sus consecuencias. Llega a detestar el pecado después de com-
prender su naturaleza y cómo corrompe el alma y aleja al hombre de Dios.
Y, claro, Beatrice es parte de esta magnífica obra. Justamente, es en esta

68 FLAMAS DIVINAS
obra que Dante pide a Beatrice que le conduzca a su lado cuando escribió:
“Beatriz, guíame hacia el paraíso, ya que Virgilio ya cumplió su misión.
Nuestro amor no es terrenal, porque este sentimiento es tan inmenso que
no lo supera el amor de Dios por la humanidad”. Beatrice es la mujer que
baja del cielo para ayudarlo y protegerlo, pues se ha enterado del difícil mo-
mento que vive Dante. Por tanto, es la imagen de Beatrice la que lo impulsa
a iniciar el camino de purificación que lo llevará a bajar al infierno, recorrer
el purgatorio y conocer el paraíso. Aunque sea parte de la literatura y no
una autobiografía, podemos decir que Beatrice es quien inspira a Dante
para su despertar espiritual. Este es un caso más claro, todavía, de Flamas
Divinas. Y es que de esto se trata, de estimular el despertar espiritual, al
menos en uno de los dos.

Hay muchas historias más que se podrían contar. Escogí estas dos
por los rasgos relacionados a lo que muchos experimentan en estos en-
cuentros contemporáneos. No puedo garantizar, de forma directa, que
estas historias traten de Flamas Divinas, pero sirven para ilustrar ejem-
plos de encuentros poderosos, que son capaces de llegar a la fibra más
profunda de la existencia de un ser para transformar, para inspirar, para
despertar los secretos del alma. Han sido dos relaciones diametralmente
opuestas en su manifestación. La una muy física, cuya distancia estimuló
la relación de las almas y la otra que nunca tuvo un contacto físico, pero
con efectos similares. Generalmente, para esta época, los sentimientos,
entre Flamas Divinas, no son recíprocos pues, uno de los dos, siente la
conexión de manera más profunda y clara, mientras que el otro, es menos
consciente de sí mismo. Esto es así por motivos simples y claros a los que
me refiero en otros capítulos. Conforme pase el tiempo, seguramente, ve-
remos que las diferencias en los niveles de despertar se irán nivelando.
Eso sucederá cuando el momento haya madurado en el proceso de trans-
formación de la conciencia. Por eso, es bueno ver estas relaciones en el
contexto global de lo que sucede en el Multiverso y la relación de nuestro
Planeta con ese cosmos dinámico en este tiempo.

GOY PAZ 69
Finalmente, la última historia que se puede contar es la tuya. Si has
llegado a este libro, seguramente, es porque has tenido un encuentro inusual
con alguien que supera todo lo que creías sobre una relación o, mejor todavía,
una conexión inexplicable, profunda, única con otro ser que te va rompiendo
esquemas y creencias. Las dudas, los cuestionamientos, las inseguridades
son todos parte de este proceso. Su intención es llevarnos a nuestro interior,
para aprender a encontrar las respuestas en nuestra conexión con el Alma a
través de la intuición y/o la voz interior. Evidentemente, es opacada por la
razón, por el ego y sus deseos, por ende, se necesita realizar un proceso largo
de aprendizaje, discernimiento y apertura para indagar en esos espacios del
alma que, en esta época de transición de era, es justamente lo que necesita-
mos descubrir y recordar.

Qué es la flama divina y cómo


identificarla

Recuperando a María Magdalena

70 FLAMAS DIVINAS
Referencias

https://satkarayogastudio.com/shiva-shakti/

https://www.guioteca.com/cultura-india/shiva-y-shakti-las-dos-for-
mas-de-la-conciencia-en-la-milenaria-cultura-india/

https://compartiendoluzconsol.com/2016/06/26/radha-kr-
ishna-la-danza-circular-del-amor-cosmico/

https://masialatorre.wordpress.com/centro-social/actividades-realiza-
das/tantra-para-parejas/

http://llamasgemelasmasalladelamor.blogspot.com/2018/09/las-al-
mas-gemelas-y-el-libro-de-los.html

https://pijamasurf.com/2011/03/asherah-la-esposa-de-dios-fue-edita-
da-fuera-de-la-biblia-segun-acedemico/

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ence-science/t/did-god-have-wife-scholar-says-he-did/#.Xu_uI2hK-
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https://elpais.com/diario/2002/05/04/babelia/1020469818_850215.html

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https://elrincondemisdesvarios.blogspot.com/2019/08/

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https://ast.wikipedia.org/wiki/La_Divina_Comedia

https://es.wikipedia.org/wiki/Dante_Alighieri

http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf05285.pdf banquete de
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Madrid 1871

McGowan Kathleen (2009) The Book of Love – Touchstone NY

Pedro Abelardo, Historia Calamitatum, Omegalfa.es, biblioteca libre

Peter Abelard and Heloise, The love letters of Abelard and Heloise,
Library of Alexandria

GOY PAZ 71
Capítulo VI
¿Flama divina, alma gemela o
relación kármica?

“Mis acciones son mis únicas pertenencias. No


puedo escapar de las consecuencias de mis acciones.
Mis acciones son el suelo sobre el que estoy parado.”
Thich Nhat Hanh

Las distinciones entre un tipo de relación u otro pueden ser muy


sutiles y, por ende, se pueden fácilmente confundir. Se requiere mucha
observación a la dinámica, lo que genera internamente y lo que cada
una evoca. Para comprender estas diferencias, en términos generales,
lo desmenuzaré en las tres opciones que dan título a este capítulo. Esto
ayudará a identificar mejor el tipo de relaciones “intensas” que se están
presentando. Es importante saber que todas las relaciones, hayan sido
buenas o no en otras vidas, necesitan engancharse a través de la atracción
y el magnetismo. Por eso, resulta difícil reconocer qué tipo de relación
es. Si hemos tenido algo pendiente con alguien, necesitamos tener una
atracción para que se manifieste un encuentro más cercano y, de ahí, se
repetirán las situaciones que necesiten resolución. Con las almas gemelas
hay una atracción y una familiaridad que hace que las personas se sien-
tan a gusto con alguien que creen conocer, misteriosamente, hace mucho
tiempo. Las flamas divinas pueden mezclar estas dos experiencias de re-
laciones kármicas y almas gemelas más un toque adicional de profunda
intensidad.

72 FLAMAS DIVINAS
Iniciaré con las relaciones kármicas. Empecemos comprendiendo
que es el karma. Karma es una ley universal de causa y efecto. Toda acción
genera una reacción. Tanto para el hinduismo como para el budismo, el kar-
ma no implica solamente las acciones físicas, sino que hay tres factores que
generan reacciones como: los actos, las palabras y los pensamientos, inclusi-
ve. Los cuatro sufrimientos esenciales que incurrimos, al venir a esta vida, y
de los cuales podemos lograr liberarnos son: nacimiento, enfermedad, vejez
y muerte. A través de un camino recto, centrado, noble y virtuoso podemos
lograr liberarnos del karma y obtener un profundo despertar, que concluye
con la iluminación o nirvana. Sogyal Rimpoché, en su Libro Tibetano de la
Vida y la Muerte dice: “El karma, pues, no es fatalismo ni predestinación.
Karma es nuestra capacidad de crear y cambiar. Es creativo, porque po-
demos determinar cómo y por qué actuamos. Podemos cambiar. El futuro
está en nuestras manos, y en manos de nuestro corazón. Buda dijo: El kar-
ma lo crea todo, como un artista; el karma compone, como un bailarín.” En
tal caso, karma y reencarnación van de la mano ya que una sola vida humana
no alcanzaría para experimentar todos los efectos de las acciones realizadas,
sean buenas o malas, y menos lograr la iluminación

Las relaciones kármicas se encuentran para resolver cosas pendien-


tes, a menudo dolorosas. Suelen ser relaciones que generan mucho sufri-
miento. Digamos que tu maltrataste a una persona en otra vida. En esta se
juntarán para recrear los eventos y encontrar una solución. Generalmente, la
solución es el perdón, algo que no suele ser fácil lograr. Este perdón no solo
implica perdonar al que maltrató sino también perdonarse a uno mismo y,
este perdón, es el más costoso. En vista de que nuestra memoria se ha bo-
rrado, normalmente vivimos la experiencia como si fuera la primera vez que
sucede. Entonces, no vemos más allá en el tiempo lineal para reconocer que
estamos repitiendo patrones de conducta con las mismas personas. Esto se
puede entender con solo mirar nuestro comportamiento ahora y cómo repe-
timos los mismos errores una y otra vez. Si en una vida eso es evidente, tras-
lademos eso a tiempos más grandes, aunque no nos acordemos. Entonces,

GOY PAZ 73
intentemos resolver lo pendiente. Si soy víctima en una relación, necesito
recuperar el empoderamiento. Si soy quien maltrata, necesito recuperar el
respeto, la consideración y perdonar lo que generó el dolor que me convirtió
en una persona maltratadora. Necesitamos salir del círculo vicioso hacién-
donos conscientes del impacto de nuestros actos. Caso contrario seguiremos
dando vueltas en lo mismo, vida tras vida, hasta despertar, resolver, perdo-
nar y volver al amor, por uno mismo, y dar un paso hacia el reconocimiento
de la unidad de todos.

El tema de almas gemelas es la siguiente dimensión en este orden. Es


una relación en que la energía del alma reúne a un grupo de personas afines.
Se puede tener algunas almas gemelas en una vida con distintos niveles de
cercanía e intensidad. En este nivel, la dualidad sigue existiendo, pero con
un tinte de lo misterioso e inexplicable, para el raciocinio, como la sensación
de conocer a la otra persona como si fuese alguien muy familiar. Existe una
atracción que está por encima de lo físico. La atracción física todavía tiene su
enganche y su efecto, pero son estos aspectos más sutiles los que magneti-
zan la unión. El reconocimiento suele ser mutuo, aunque se de en diferentes
niveles de conciencia. Las almas gemelas pueden llegar como amigos, fami-
liares, relaciones románticas, relaciones pasajeras que vienen a cumplir una
ayuda en un momento dado. Este elemento de conexión interior puede sen-
tirse a través de, por ejemplo, una comunicación telepática. Por ende, cuan-
do piensas en alguien, de la nada, es por algo. No podemos entender, con
claridad, cómo funcionan las conexiones. Creemos que pensamos a alguien
por pensarle, pero muchas veces, surge el pensamiento por una necesidad de
la otra persona o porque, también, te está pensando.

Estamos conectados a través de redes sutiles, plasmadas en geome-


trías sagradas, y respondemos a las vibraciones, generalmente, de manera
inconsciente. También hay almas gemelas con ciertos lazos kármicos, es de-
cir, con cosas pendientes de otras vidas. Pero, en general, estas relaciones
son más fluidas, afines, relajadas, satisfactorias y más misteriosas que las

74 FLAMAS DIVINAS
relaciones convencionales. Por convencional me refiero a una relación en la
que hay atracción física, pero sin una conexión interior importante. Las al-
mas gemelas, a más de familiaridad, nos brindan tranquilidad y confianza.
Estas cosas sensoriales inexplicables, para la mente dormida, hacen que la
relación llegue a un nivel de satisfacción más profunda. El alma es parte de
la dualidad, sino que es una expresión más, refinada, pura y elevada que el
ego, por ende, la conexión y la experiencia de amor es más significativa en
esta dimensión.

De ahí llegamos al nivel de las flamas divinas. Como lo citan en Wi-


kipedia: “de acuerdo a la mitología de las flamas divinas, en el inicio de
los tiempos fuimos creados de una sola fuente que se dividió en unidades
pequeñas hasta crear dos almas (y en raras ocasiones mitades de un alma)
que viajarían a la Tierra para aprender sobre la experiencia de la duali-
dad. Reencarnarían en muchas vidas con el deseo del uno por el otro, en-
contrándose con frecuencia, hasta reunirse en el nivel de conciencia que les
permitiría dejar este plano físico como uno.”

Por ende, Flama Divina solo hay una. Tomando esta cita y compa-
rando las mitologías mencionadas anteriormente, se entiende que antes de
dividirnos para venir a experimentar la dualidad, estábamos en la dimen-
sión de la unidad total. Esa es nuestra más profunda naturaleza. Al venir
a la dualidad nos dividimos y nos separamos. La añoranza del regreso a la
unidad está en cada átomo de nuestro ser. Para regresar a esta unión total
necesitamos trabajar las dimensiones de la dualidad. Por eso estas son las
relaciones, por un lado, más complicadas y difíciles y, por otro lado, las
únicas que nos permitirán sentir esa plenitud de la verdadera unión. La
realización de las relaciones, a este nivel, se da cuando los dos seres, en
sus respectivas polaridades de la separación inicial, llegan a un nivel de
conciencia espiritual lo suficientemente alto como para reconocerse. En
este nivel, el amor ya no es una emoción y, aunque se puede sentir esa
energía, no es exactamente un sentimiento sino un estado de conciencia

GOY PAZ 75
que lo abarca todo. Aquí ya no se trata de la relación de dos almas, que
viven en la dualidad, sino del encuentro del espíritu en sus fuerzas polares
conscientes. Por eso, estas relaciones suelen ser fatales entre “personas”.
Las personas vivimos sobre todo en la conciencia del ego con chispas de la
presencia del alma. Entonces, cuando dos flamas divinas se encuentran, si
no están preparadas para una relación espiritual, son terriblemente caó-
ticas, extremadamente dolorosas, sumamente intensas, profundamente
magnéticas e increíblemente transformadoras.

Estos encuentros están dándose con más frecuencia en estos tiem-


pos, porque estamos viviendo una época de cambio de conciencia en la que
necesitamos salir de nuestro estancamiento condicionado, para elevarnos,
con el fin de crear una nueva concepción de vida. Siempre ha existido el
cambio, es la única constante que conocemos, por ahora, sino que los cam-
bios de estos tiempos necesitan que sembremos los principios de un nuevo
mundo. Los únicos seres que nos pueden impulsar con fuerza, para un pro-
fundo cambio interior, son nuestras FD, porque tienen la capacidad para
generar terremotos en nuestro mundo interior, como ningún otro ser. Y,
como son relaciones tan difíciles y dolorosas, muchos no pueden soportar
el encuentro, a pesar de añorarlo.

¿Qué se puede llegar a sentir en la conexión interna con la flama


divina? Se puede llegar a sentir una conexión irrompible así no estén en
contacto. Se puede llegar a sentir ese amor, al que hice referencia, que es
totalmente libre, que da una paz interior de tal magnitud que quema, abso-
lutamente, todo tipo de miedos. Se puede sentir esa sensación de ser uno
con el otro, separados y unidos al mismo tiempo. Se puede llegar a ver al
otro con total transparencia, sin pretensiones ni mentiras. Ese ser se siente
como el hogar de nuestro interior. Finalmente, se puede sentir esta sen-
sación de estar siempre acompañado, en la esencia del amor. Realmente,
es una experiencia que solo cuando se la tiene se la puede comprender y
apreciar.

76 FLAMAS DIVINAS
Se están dando muchos contactos entre FD. Un gran número termi-
nan siendo relaciones imposibles porque, si uno de los dos, o los dos, no han
despertado a su dimensión espiritual, la relación no puede cumplir su misión
esencial de despertar al amor incondicional para anclar su vibración en el
inconsciente colectivo. Este es un encuentro, primeramente, a nivel espi-
ritual y para encontrarse en esa dimensión hay que estar ahí, conscien-
temente. Por eso, es de extremada importancia que nos preparemos, que
hagamos nuestro trabajo interior porque, el verdadero anhelo de amor
que deseamos satisfacer se encuentra solo a este nivel y, para eso, hay que
recorrer el sendero, el viaje hacia el interior.

Mucha gente se apresura en etiquetar una atracción como FD y,


por eso, hay mucha confusión en la identificación. Lo que no se suele
comprender, es que la FD nos ofrece una relación, una conexión, esen-
cialmente, espiritual, caso contrario no tendría este nombre. Las perso-
nas, en su mayoría, están buscando a su pareja ideal; la proyectan en
cualquier relación inusual e intensa y asumen que es la FD. En esta época
de cambio de era, gran cantidad de encuentros van a ser intensos. Si es
una relación kármica, será intensa porque es la mejor oportunidad para
resolver lo pendiente y empezar la nueva era sin cargas. Si es alma geme-
la, será intensa porque se necesitan mutuamente para apoyar este proce-
so. Si es Flama Divina, es extremadamente intensa porque sacude hasta
las raíces en el despertar.

En los círculos de FD se comenta, con cierta regularidad, sobre la


Llama Falsa y hay que aclarar que esta idea nace de la confusión y la falta
de claridad de las personas. Esencialmente, la FD es una y es imposible
que sea falsa, por ende, falsas son nuestras percepciones, ideas y deseos.
Se refieren a una “Llama Falsa” porque no les da lo que buscan. Puede
que se trate de una relación intensa que está cumpliendo con un propó-
sito kármico y le etiquetan con el término “Llama Falsa”. Seamos claros
en esto, si no podemos ver en nuestro interior, con claridad, para poder

GOY PAZ 77
discernir e identificar las experiencias, caeremos en etiquetar las relacio-
nes sin que estén alineadas con su propósito.

Todo se amplifica y es más intenso en este período, por ende, nos


encontraremos para resolver relaciones kármicas, tendremos encuentros
intensos con almas gemelas y, quienes adquirieron el compromiso de des-
pertar el amor incondicional, tendrán la opción de encontrarse con la FD.
No es la única manera de despertar al amor incondicional. Simplemente
es una opción poderosa. Todo depende del compromiso que adquirimos
para ser parte de esta transición. Entonces, recordemos que tenemos la
oportunidad para sanar, liberar y empezar una nueva etapa con otro nivel
de energía. Si, en tu encuentro, no hay despertar profundo de conciencia
es posible que no se trate de tu FD. Este encuentro cambiará tu manera
de mirar el mundo, cambiará tu idea de lo que es el amor, te llevará a
comprender que tú y tu FD son UNO, por ende, la obsesión por estar
juntos se desvanece porque te darás cuenta de que nunca han estado se-
parados. No se puede separar lo que es UNO. Si ambas Flamas logran un
despertar importante, al mismo tiempo, lo más natural es que se junten.
Este tiempo es para lograr cambios de raíz y hay que lograr despertar a
una nueva conciencia. Si no purificamos nuestros filtros de percepción
interior, no podremos reconocer con claridad a la FD. Además, no todo el
mundo vino para encontrarse con su FD. Hay tantas cosas en las que hay
que trabajar para lograr el cambio para un nuevo mundo que, despertar
al amor incondicional, es misión de este grupo de almas. Si tu encuentras
tu propósito de existencia y te alineas con los dictados de tu alma, estarás
participando con tu parte y eso es lo más importante.

Otro punto que quisiera señalar es que, con frecuencia, en estos mis-
mos medios sociales de FD, también se habla del cazador y corredor como si
fuese una situación exclusiva de las FD. Eso sucede en prácticamente, todas
las relaciones humanas. En el caso de las FD esto se da porque el nivel de
conciencia de una de las flamas se encuentra más en el lado del miedo y la

78 FLAMAS DIVINAS
desconexión de su propio ser. Estas relaciones son un regalo maravilloso,
a pesar del dolor que traen. Ese dolor es una forma de purificarnos y nos
refleja todo el trabajo que todavía necesitamos hacer con nosotros mismos.
Es realmente importante que seamos transparentes y honestos con nues-
tros procesos. La manera de etiquetar estas frases como divino masculino y
divino femenino, cazador y corredor y otras adicionales que van surgiendo,
sin comprender su significado, sin vivir en la divinidad, no es más que otra
ilusión. Nuestro ego proyecta mucho materialismo espiritual, como lo diría
Chogyan Trungpa. Veamos, a continuación, los aspectos que identifican a las
Flamas Divinas.

Flamas divinas y el sufrimiento

El romanticismo y las flamas divinas

La Obsesión por ser Pareja de la


Flama Divina (Llama Gemela)

GOY PAZ 79
Capítulo VII
Identificando la flama divina

“¿Alguna vez te has sentido sumamente cerca


de alguien? ¿Tan cerca que no puedes comprender por
qué tú y la otra persona tiene dos cuerpos separados,
dos pieles separadas?”
Nancy Garden

Algunas características comunes de estos encuentros son:


- Distancia Física
- Rango de Edad
- Profunda Familiaridad
- Relación Intensa
- Telepatía, Sincronismos y Experiencias Místicas
- Nivel Personal Caótico
- Nivel Espiritual Armónico
- Nivel de Conciencia Dispar
- Sanación y Despertar
- Activación de la Kundalini
- Amor incondicional

80 FLAMAS DIVINAS
Distancia Física

La mayoría de estas experiencias se han caracterizado porque las


dos personas viven en países distintos o ciudades distintas. Hay también,
muchos casos en que las FD están separadas por matrimonios estable-
cidos, no solo la distancia. ¿Por qué se vuelve más intensa y misteriosa
la conexión a distancia? Cuándo leemos un correo o un mensaje escri-
to, ¿estamos leyendo lo que nos están queriendo decir, leemos lo que
queremos interpretar, o es un medio para que hable el interior? ¿Qué
tanto del diálogo, con el otro, no es más que un diálogo interno con uno
mismo? ¿Cómo se establece la conexión del Alma? ¿Cuál es la pregunta
precisa para comprender lo que sucede a distancia?

Sin duda, la ausencia de contacto físico despierta ese misterio,


del mundo sutil, que termina siendo misterioso solo porque no hemos
aprendido a relacionarnos con esas dimensiones. Y, la verdad, es tan
fascinante, que resulta muy magnética. Es como si, en el fondo, supiése-
mos que esa dimensión contiene las verdades o la información que bus-
camos sobre la existencia multidimensional. Bien lo narró Antoine de
Saint-Exupéry en su libro El Principito, en el capítulo que el zorro le da
la lección al Principito cuando le dijo: “Solo con el corazón se puede ver
bien, lo esencial es invisible a los ojos”. Qué frase tan poderosa, tan pro-
funda y de impacto. En el fondo concordamos con esto y lo apreciamos,
pero hemos olvidado como hacerlo. ¿Cómo se ve con el corazón? ¿Qué
podemos considerar como esencial? ¿Por qué lo esencial es invisible
a los ojos? ¿Será porque lo esencial viene de la sutileza del espíritu?
Para ver con el corazón necesitamos conectarnos con nuestro interior,
discernir las capaz que envuelven al corazón hasta llegar al fondo. Ahí
encontramos la voz interior, directamente conectada a la intuición. La
distancia es uno de los mecanismos más poderosos para que surja la co-
municación del Alma. La relación física crea ciertas demandas y, sobre
todo, está basada en las percepciones de los cinco sentidos. A la distan-

GOY PAZ 81
cia, sin duda, el sexto sentido se amplifica y nos permite conocer mejor
la dinámica del alma.

Rango de edad

No es un factor determinante, pero se ha notado que, para la mayoría,


hay una diferencia de edad interesante. Sea porque ella es mayor a él con 10
años o más, o si es al revés la diferencia de edad supera los 10 años.

Profunda familiaridad

La sensación de familiaridad surge muy rápido y, para la mayoría,


esta sensación se diferencia de las almas gemelas en que, a la FD, se la siente
como si fuese el hogar interior de uno. Esta sensación es distinta de sentir
familiaridad con alguien y saber que se le conoce. Es algo mucho más pro-
fundo, certero e inexplicable.

Relacion intensa

La relación, para la mayoría, genera mucho sufrimiento por no poder


estar juntos. Hay pocas Flamas que se han juntado, como pareja, de mane-
ra consciente. En este caso hay mucha armonía y trabajan, conjuntamente,
para anclar la vibración del amor sin ataduras. Si no han llegado al necesario
despertar, la relación es tremendamente intensa ya que hay mucha provoca-
ción interior, mental, emocional y física.

Telepatía, sincronismos y experiencias místicas

Las Flamas se suelen sentir con claridad. Esto no solo pasa entre FD,
también pasa con las otras formas de relaciones, solo que, en este caso, todas
estas experiencias se magnifican. Siendo relaciones a distancia, las flamas
pueden sentir y saber cosas del otro de maneras poco convencionales. Los

82 FLAMAS DIVINAS
sincronismos también suceden en todo tipo de relaciones. Lo que dife-
rencia de las FD es la intensidad. En cuanto a las experiencias místicas,
aumentan y se intensifican con este encuentro. Pueden venir en meditacio-
nes, sueños, en medio de cualquier actividad. El alma siempre buscará las
formas y los momentos de hacerse presente para que le prestemos aten-
ción. La duda podrá hacerse presente, pero la insistencia de las señales y
de la presencia nos derribarán las resistencias.

Nivel personal caótico

Una de las características que se da, en general, a nivel personal, es


el conflicto. El conflicto es parte de lo que nos sacude para despertar. Este
genera sufrimiento y la intensidad nos lleva a buscar una solución, un ca-
mino que nos libre del mismo. Aunque hay excepciones, la mayor parte de
personas necesitamos aprender muchas lecciones sobre el amor. Creemos
que es cuestión de sentir un afecto importante por alguien. A amar, como
tal, no se aprende. Es algo que fluye naturalmente en nosotros. Pero las
formas de amar si son aprendidas y, ese aprendizaje identificado con el de-
seo del ego, nos lleva a querer poseer al objeto amado. Las Flamas vienen
a romper nuestro condicionamiento para que despertemos y, el conflicto
que generan nos ayuda a buscar un cambio más satisfactorio para la vida
misma.

Nivel espiritual armonioso

A este nivel es donde más se mueve la energía. Es tan poderoso, tan


magnético, tan intrigante y misterioso. Es el lado opuesto del nivel perso-
nal y se puede sentir el profundo amor, a pesar de que llegue a través de
lecciones dolorosas. Este amor que se experimenta nos resulta novedoso,
aunque se sienta más auténtico, porque el amor espiritual no es un campo
conocido. La conexión de las almas trae tantas experiencias sorprendentes
para nuestro raciocinio que siempre nos dejará maravillados.

GOY PAZ 83
Nivel de conciencia dispar

Para poder generar el sacudón necesario para despertar, generalmen-


te, una de las dos Flamas está más despierta y conectada espiritualmente que
la otra. La que no está conectada es la que genera la mayor irrupción y movi-
miento en la relación. No siempre la Flama dormida llega a despertar, pero la
que ha iniciado su despertar será elevada a niveles muy altos de conciencia.
Esto tiene un claro propósito: despertar y cambiar el nivel de vibración en la
conciencia colectiva. La misión de las FD es impersonal, más que personal.
Los encuentros más armoniosos y saludables se dan cuando los dos hayan
despertado y reconocido la misión de su encuentro. Hay personas que pien-
san que, por ser uno, las dos comparten el mismo nivel de conciencia en la
tercera dimensión. Esto no es así. Somos uno en la dimensión espiritual, aquí
estamos divididos para experimentar esta realidad. Cada uno responde a su
nivel de despertar, dado por su trabajo interior, y también responde al papel
y el compromiso que adquirió al reencarnar en esta vida.

Sanación y despertar

El proceso de remover las heridas guardadas tiene un propósito im-


portante de sanación psicológica. Si bien todo depende de cómo, cada perso-
na, maneje la dinámica, se espera que, en algún punto del proceso, se logre
la sanación, considerando que la Flama Divina, es la única que puede topar
las llagas más profundas que guardamos silenciosa e inconscientemente. Ese
proceso de interiorización y de sanación genera un despertar que empodera.

Activación de la Kundalini

Esta es una de las señales más importantes para tener claro que se tra-
ta de la FD. La conexión y el origen, de esta relación, es tan poderoso que es-
timula el movimiento de la kundalini. Justamente, esta energía se despierta
para mover los estados de conciencia. Esto mismo nos ayuda a comprender

84 FLAMAS DIVINAS
la misión de las FD. Necesitamos anclar este despertar para afectar los cam-
bios globales. No solo somos parte de la danza de la kundalini despertando
nuestra conciencia sino, también, del impacto que eso tiene en el cambio
global.

Amor incondicional

Al estimularse la Kundalini y lograr niveles de conciencia mayores,


en algún punto del proceso, se llega a la experiencia del amor incondicional.
Este es el motivo principal por el cual se están encontrando las FD en estos
tiempos. Necesitamos sembrar la fuerza y la energía del amor incondicional
en el inconsciente colectivo.

Qué es el amor incondicional

GOY PAZ 85
Capítulo VIII
Mi viaje

“El despertar espiritual ya no es una opción sino


una necesidad si queremos que la humanidad y el
Planeta sobrevivan.”
Eckhart Tolle

Mi historia inició en abril de 2008. Había pasado un mes con un ba-


jón emocional porque dejé de hacer mi programa radial en FM. No sabía si
el Universo estaba detrás de las circunstancias que provocaron mi salida de
la radio, o si ya no era necesario que siga transmitiendo programas para el
despertar de la conciencia. Mi autoestima estaba en el piso. Me llené de cues-
tionamientos sobre la alineación de lo que transmitía con verdades esencia-
les. Pensé que, a lo mejor, la claridad que había logrado, hasta ese entonces,
se había desviado del centro y, por eso, me veía obligada a dejar de hacer lo
que más amaba.

En el año 2006, había creado una radio online: Radio Serenidad. No


le presté mucha atención mientras hacía FM pero, al salir de la radio, volqué
mi atención a nuestra propia creación. Radio online es un mundo totalmente
distinto a radio FM, sin embargo, le puse la mejor de las intenciones. Para
dar a conocer Radio Serenidad, copiaba los correos electrónicos de envíos
masivos que me llegaban y hacía publicaciones invitando a escucharnos. Un
trámite tedioso que llegaría a personas que ni conocía. Un buen día, a finales

86 FLAMAS DIVINAS
de abril de 2008, recibí un correo electrónico de una persona que vivía en
Suiza pero que era de mi país. Recuerdo que ese correo decía que a pesar de
vivir en Suiza y acceder a radios online de Europa, luego de escuchar Radio
Serenidad, consideró que nuestra programación estaba a igual o mejor nivel
que las radios europeas. ¡Me quedé asombrada! Por fin, alguien que aprecia-
ba nuestra propuesta. Por su forma tan seria y formal de escribir pensé que
se trataba de una persona avanzada en sus años. Le agradecí y le pregunté
cómo se enteró de nuestra existencia. Me comentó que su madre había reci-
bido un correo con información de la radio y les había reenviado a sus hijos.
Su hermano, que también vivía en Suiza, empezó a comunicarse frecuen-
temente. En esa época todavía era mínimo el tema de los “chat” así que la
comunicación con este personaje era, mayormente, por correos electrónicos.
Creo que hotmail sacó un chat y yahoo sacó otro, pero era una novedad. Con
el hermano empecé a tener mucho más contacto por chat, al inicio. A tal
punto que, un buen día, le comenté sobre la serie animada “Avatar” con su
increíble personaje “Aang”, el último maestro aire y, viendo su entusiasmo,
quedé en enviarle la primera temporada. Estaba tan contenta de haber en-
contrado personas con gustos afines en música y hasta en concepto de series,
que la tristeza que cargué todo ese mes se me fue.

Pasó algún tiempo y, más o menos, para junio envié la serie anima-
da. Esos primeros meses casi ni me comuniqué con el señor que me había
mandado ese correo sobre la radio. Para mi sorpresa, los primeros días de
julio, recibí noticias de él. Me comentaba lo emocionado que estaba con la
serie animada que había enviado a su hermano. Yo me encontraba en Brasil,
acompañando a Liga Deportiva Universitaria a la final de Copa Libertadores.
Lo que vivimos esos días, con el equipo, fue tan intenso que quedé en escri-
birle a mi regreso a Ecuador. De ahí en adelante empezamos a escribirnos.
Me mandó una foto y me pidió que le mande una mía para conocerme. Me
sorprendió que sea mucho más joven de lo que parecía en su primer correo,
es más, era 8 años menor a mí. Por esas cosas que resultan difíciles compren-
der, él empezó a contarme su vida. Se abrió conmigo, quizás porque se ente-

GOY PAZ 87
ró que era sicóloga o quizás por ese impulso misterioso. Según me comentó,
él no se abría, normalmente, con otras personas. Empecé a tener sensacio-
nes extrañas. Esta conexión a distancia, sin duda, permitía que las almas se
conecten más que lo que sucede cuando está entrando todo por los ojos. La
conexión se fue haciendo cada vez más intensa. Sentía que podía ver en su
interior como con rayos X. Eso me llevó a notar que tenía una desconexión
con ese interior encerrado del cual ni él se daba cuenta. Sucedió lo que suele
pasar al sentir estas conexiones intensas: me enamoré. En septiembre decidí
decirle lo que sentía y él me dijo algo que, literalmente, me paralizó por me-
ses. Su respuesta fue: “¡tú no eres mi tipo de chica!” Lo recibí de una manera
tan intensa que me dio una lumbalgia que me impidió moverme por 3 meses
y con secuelas por un año. He tenido rechazos de chicos que me han gustado
antes, pero nada me había impactado así de fuerte como sus palabras. Le dije
que me resultaba imposible verle como amigo así que lo mejor sería dejar de
comunicarnos. Él me dijo que entendía y que dejaba una puerta abierta por
si yo decidía mantener una amistad. Pasaron dos semanas que me consumí,
internamente, y sentía un impulso, como nunca antes, por volver a comuni-
carme con él. Era un impulso que no venía del ego o del deseo. Sentía que
tenía una misión que cumplir con él y no entendía de qué se trataba. Una
parte de mí no quería volver a contactarle, pero este impulso salía de las en-
trañas. Entonces, le escribí y le dije que sentía que había algo que teníamos
que hacer juntos y que intentaría verle como amigo. Además, con solo mirar
su nombre, me generaba una sensación tan extraña y profunda que jamás he
identificado y que no me ha pasado con nadie antes. No se trata del signifi-
cado de su nombre, es como la vibración que sale del conjunto de nombres y
apellido que me mueve las tripas.

Fue, en ese momento, que me subí a la montaña rusa de la relación.


Me embarqué en un viaje impresionante de dolor y sorpresa, de conexión
con dimensiones inexplicables, fuerzas de las almas que estimulaban un
intercambio poderoso mientras que, en lo personal, estaba lleno de sufri-
miento y ganas de terminarlo todo, sin poder lograrlo. Todo era tan intenso,

88 FLAMAS DIVINAS
en este intercambio y, cuando empezamos a chatear, el maltrato emocional
mutuo, se intensificó. Intenté terminar la relación innumerables veces, pero
siempre sucedía algo que nos volvía a conectar. Esos “algos” no eran expe-
riencias ordinarias sino llenas del misterio de las fuerzas del alma. Sentía,
todo el tiempo, que la relación personal no valía la pena pues me traía dema-
siado dolor, entonces, cada vez que tomaba la decisión de dejarlo ir, sucedía
algo extraordinario, de ese mundo inmaterial, que me volvía a enganchar.
Esa parte era tan misteriosa, intrigante y fascinante que, simplemente, no
estaba dispuesta a dejarlo pasar hasta poder comprender lo que sucedía. En-
tre las cosas curiosas que puedo contar, está la primera vez que pedí una
señal para confirmar si él era mi FD.

Había pasado al menos un año y tenía la necesidad de recibir una


señal del Universo. Durante todo ese año (2008 a 2009) la comunicación
sucedía sólo por correo electrónico de lunes a viernes. Él estaba sin trabajo y
me dijo que podía comunicarse mientras mandaba sus currículos a distintos
lugares desde la casa de su hermano, que disponía internet. Me dio a enten-
der que, debido a su situación, no tenía internet en su departamento. Enton-
ces, no habría comunicación durante el fin de semana. Así estuvimos todo
ese año. Él controlaba la comunicación y cuando le propuse que hagamos
un chat, con los sistemas existentes en ese momento, simplemente se negó.
En vista de que tenía tanta curiosidad por comprender todas esas cosas suti-
les que se movían con tanta fuerza, acepté sus condiciones. Transcurrido
ese año, durante una meditación dominical, pedí al Universo una señal.
Suelo pedir señales que resultan imposibles pues, de otra manera, no la
sentiría como respuesta auténtica. Así que, pedí recibir un correo electró-
nico de él ese domingo. Su negación a escribir, en fin de semana, durante
tanto tiempo solo podía seguir manteniéndose. Sin embargo, justo ese
día, no cualquier otro, justo ese día y justo mientras yo pedía la señal al
Universo, él escribió. Terminé la meditación toda incrédula y despren-
dida porque estaba convencida de que no sucedería. Entré a la casa y
mi teléfono móvil, un blackberry (ahora una reliquia), tenía esas luces

GOY PAZ 89
intermitentes señalando que había mensajes o correos. Abrí sin tener la
menor idea de que él me había enviado un correo electrónico justo durante
la meditación. Me senté sobre la cama en ese estado mental roto, vacío, to-
talmente sorprendido, la boca abierta y abrumada por el sincronismo. Mi
escepticismo intervino apenas salí del asombro y me dije: “¡vaya, qué coinci-
dencia!” ¿Será? O, ¿realmente me han dado una señal? ¿Qué hizo que justo
ese día me escriba? Conociendo su estructura mental, era poco probable que
rompa su decisión de no comunicarse en fin de semana. Seguiría, entonces,
en este camino pensando que ésta debe ser una relación importante para que
sucedan estas cosas y las que vendrían.

En un principio no relacionaba lo que sucedía con el tema de Flamas


Divinas o Llamas Gemelas. Realmente, no recuerdo cuánto tiempo pasó has-
ta encontrar esta denominación. Al investigar encontré algunas asociaciones
que se relacionaban con lo que me estaba pasando. Pero, lo único que tenía
para comprender en qué consistía esta relación era, justamente, lo que suce-
día a diario, sea que nos estemos comunicando o no. Luego de esta primera
señal, empecé a pedir señales con más frecuencia porque no podía saciar la
curiosidad. Quería comprender los sincronismos y, también, tenía un deseo
enorme de entender lo que estaba sucediendo en esas dimensiones sutiles.
Las cosas más impresionantes, realmente, sucedieron cuando no estaba co-
municándome con él. Sea que sucedía un sueño lúcido o que entraba en es-
tados alterados de conciencia por mínimos estímulos, empecé a tener reve-
laciones, como si canalizara información para comprender esas dimensiones
de existencia, sin perder conexión conmigo misma. La energía kundalini se
movió, con intensidad, durante el tiempo que estuve en contacto con él. Fue
gracias a ese despertar que avancé en el sendero interior para comprender
cosas que no hubiese podido de otra manera. Dedicaré un capítulo entero al
tema de la kundalini.

Lo que puedo decir es que, durante 7 años de estar en contacto con


él, padecí un sufrimiento constante. Quería algo que no podía tener y, en el

90 FLAMAS DIVINAS
camino, me fui dando cuenta del poder de transformación que había en esta
situación. El sufrimiento resultó ser un estímulo muy grande para cambiar
la visión de la vida, para cambiar las creencias, para buscar, profundamente,
verdades más auténticas que se alineen con esa energía interna inexplicable
y misteriosa. La lucha constante entre querer acabar la relación personal y
el enganche con todas las experiencias místicas me tenían erizada de intriga.
Peleas constantes, frustración, maltrato. Todo apuntaba a una relación kár-
mica pero, en esto, había mucho más. La relación con el alma era perfecta,
estaba en armonía total. Había una fuerza impresionante y sentía cada acto
de amor que envolvía los golpes al ego. Mi duda constante era: ¿esa alma
tiene algo que ver con esa persona? Él, en lo personal, más desconectado
del sentido interior de existencia, no podía estar. Simplemente, parecían dos
entidades diametralmente opuestas. Siempre mantuve la duda de si ese Ser,
que me traía tantas experiencias profundas y reveladoras, tenía algo que ver
con él. Pedía y pedía pruebas todo el tiempo porque esto no me cuadraba y
siempre recibía respuestas afirmativas. Claro, insistía en pruebas porque no
podía creer y ese era el problema. Pensaba que quizás, debido a su vacío in-
terior, aquella alma lo utilizaba para provocarme todas las experiencias que
suscitaban. La curiosidad solo pretendía saciar mis necesidades. A la final,
saber eso no era lo importante ni trascendente sino realizar el proceso para
llegar a la experiencia del amor incondicional. No sabía de qué se trataba el
proceso, todo era incierto al principio. La búsqueda constante afuera y aden-
tro estimulada por el dolor, la incertidumbre, la curiosidad del mundo sutil
fueron clave para no desmayar y encontrar muchas respuestas. La medita-
ción, la contemplación, la apertura, el cuestionamiento, el discernimiento, la
sanación, el perdón, todo lo que procesaba para ir rompiendo el condiciona-
miento, me permitía aumentar la claridad de esta oportunidad. Hacer este
proceso no es para nada fácil, se necesita convicción, propósito, tenacidad,
deseo de auto explorarse honestamente y voluntad. ¿Puedes imaginar lo
que es romperse a uno mismo en mil pedazos? Llegamos a adultos tenien-
do ideas fijas sobre lo que somos. Hacemos la vida según estos formatos de
creencias y de relaciones basados en las tendencias sociales, sean saludable o

GOY PAZ 91
no. Como es algo “común” creemos que así deben ser las cosas. Sin embargo,
es notoria la disfuncionalidad sobre el amor y la visión de la vida con la que
hemos crecido. Las consecuencias están a la vista en todo el Planeta. Bien
dijo Krishnamurti que “no es signo de buena salud estar bien adaptado a
una sociedad profundamente enferma”. Ser humano es algo muy complejo
pues tenemos que lidiar con nuestra multidimensionalidad lo cual es un reto
y una bendición. Entonces, enfrentarse a uno mismo para poner las cosas en
la balanza interna, cuestionarlas sin aferramientos ni pasiones, notar nues-
tras limitaciones, romper las mismas, reconocer errores y las mentiras sobre
las que edificamos nuestra realidad e intentar expandir los horizontes de la
conciencia, requiere una determinación guerrera sin lugar a dudas.

He observado la manera en que, un gran número de personas se que-


da estancada en sus deseos por encontrar la “pareja ideal”. No profundizan
en lo que hay detrás de esta experiencia. Ese deseo es entendible porque
surge del estado psicológico colectivo y de la tendencia natural y biológica
que nos lleva a buscar pareja para la supervivencia de la especie. En un ini-
cio yo también buscaba esa pareja ideal en él debido a la conexión interior.
Por algunos años, pensé que él despertaría y se daría cuenta de quién soy yo
para él. No podía creer que, el despertar, me estuviese pasando solo a mí y
que él no experimente nada. Me podía sentir como una con su alma, pero
jamás con la persona. Luego, fui comprendiendo que, si las circunstancias
no hubiesen sido así de extremas, el ámbito para el aprendizaje no hubiese
sido tan eficaz. Para poder hacer cambios importantes y radicales se necesita
algo que lleve a los extremos y rompa las limitaciones. Aunque no nos demos
cuenta, vivimos en un cuadrado mental totalmente condicionado y limitado.
Esa ruptura de las limitaciones lo logra la FD, si tenemos la predisposición
para caminar, liberar, aceptar y transformar. Este proceso y trabajo interior
toma décadas y, en muchos casos, vidas. La FD llega para trastornar todos
esos conceptos y ayudarnos a despertar de este condicionamiento. Hemos
co-creado las relaciones basadas en el deseo y nos olvidamos de la semilla del
amor incondicional. Sin duda, puedo decir que es la conexión más intensa

92 FLAMAS DIVINAS
que vamos a experimentar internamente. Nadie puede llegar tan profundo
como la FD. Así que, si bien la mayor parte de historias de estos encuentros
están afectadas por un profundo sufrimiento, realmente, es gracias a un pro-
fundo amor que nos lleva por este camino de destrucción. Duele terrible-
mente, pero también nos lleva a ver una verdad más profunda y clara sobre
nuestra trascendencia espiritual. Necesitamos trabajar en todo ese manto
ilusorio que nos envuelve y que nos hace creer cosas que no somos.

Las experiencias que vivía, prácticamente a diario, no me daban un


recreo para distraerme y relajarme. Era tal la presión de la situación que no
tenía alternativa. Tenía que buscar nuevas formas de relacionarme conmigo
misma, con el amor, con la vida. Tenía que encontrar la manera de romper
mis creencias y encontrar paz interior. Debe haber muchas maneras de lo-
grar esa paz interior. En mi caso fue gracias a este encuentro, que provocó
el despertar de la kundalini, con fuerza, y que me trajo tantas revelaciones,
sueños lúcidos, inspiraciones que, finalmente, logré asimilar de alguna ma-
nera. También tengo claro que recibir las revelaciones no ha significado que
logré la transformación completa. Han servido, sobre todo, para señalar el
camino, uno que seguiré recorriendo hasta el final de estos días. Asumir el
descenso de la fuerza del alma al yo inferior, o elevar el yo inferior para ese
encuentro, es un proceso de ir sintonizándose con lo que esa energía repre-
senta. Una energía enorme a la que le he temido siempre por la enorme res-
ponsabilidad que conlleva y, claro, porque vivir en el yo personal es vivir en el
pequeño yo dormido, sin más que vivir en la ilusión de la existencia.

Pensé que esta intensidad no acabaría nunca. Si bien nos distanciába-


mos, a veces, por resentimientos e inclusive terminábamos todo, esas olea-
das de energía sutil nos volvían a conectar. Durante una vacación de vera-
no, decidí ir donde una hipnoterapeuta para ver si podía encontrar alguna
información sobre mi sobrepeso. Mi contacto con él era esporádico en ese
momento y, aunque seguían pasando esas cosas extrañas con su alma, esta-
ba con la atención enfocada en mí. Empecé la sesión con toda la intención de

GOY PAZ 93
encontrar respuestas sobre este asunto. Haciendo la regresión dirigida apa-
recí en una época de alrededor de seis mil años antes de la era común. Vivía
con un grupo nativo que estaba en total armonía con la naturaleza. El viaje
empezó, justamente, en un árbol. Yo era un hombre y estaba acompañado de
una joven muy cercana a mí. Ella era mi compañera. El tema de matrimonio
era diferente en esa época. Estábamos juntos porque eso era lo natural para
los dos. No solo había conexión con la naturaleza, sino que la vida interior
era mucho más rica. Se experimentaban certezas internas porque se vivía
de manera más natural. Al parecer también era una época de cambio de
energía pues, junto con otras personas de la “tribu”, decidimos que teníamos
que buscar otras tierras. El viaje sería largo. Me despedí de ella, sintiendo la
confianza y seguridad de la conexión. Tenía tanta seguridad que descuidé la
importancia de nutrir la conexión interior con ella, sobre todo porque la dejé
en la aldea en vez de llevarla conmigo. Pasaron algunos años antes de regre-
sar y, cuando volví a casa para verla, ella había perdido su alma y yo entré en
shock. ¿Cómo explicarlo? No sé cuántos años habrían pasado, pero fueron
algunos. Cuando llegué al pueblo, ella tenía la mirada perdida, cargaba un
niño en su cadera, miraba solo al piso y había perdido el brillo de su ser. Ni
siquiera me reconoció. Me impactó tanto que me sentí culpable de lo que sea
que le sucedió. Fue tan fuerte la escena que no quise indagar en esa situación.
Solo sé que su alma ya no estaba en su cuerpo. Me fui a vivir en aislamiento
cerca del pueblo para cuidarla a distancia y así estuve hasta morir. Ella, en
esa historia, era mi FD en esta vida. Cuando salí de la regresión hipnótica
seguí llorando por varios días. Recuerdo que ese mismo día le llamé por telé-
fono, algo que nunca hacía. Le conté lo que experimenté y le pedí perdón. No
podía dejar de llorar por el impacto de ver perder el alma al ser más cercano.
Él escucho, aceptó el perdón y le pareció que tenía sentido. Sin embargo,
creo que parecían ecos lejanos para él pues la que experimentaba todas estas
cosas era yo.

Cuando nos comunicábamos él me solía contar de su vida y sus afec-


tos. En medio de nuestro intercambio, se enamoró, locamente, de una chica

94 FLAMAS DIVINAS
de su pasado, que vivía en otro país latinoamericano. Fue cuando más sufrí.
No tanto por lo que él me contaba de ella, sino por lo que pasaría cuando pla-
nificó un viaje familiar a Quito en que aprovecharía para conocerme, física-
mente, por primera vez. Esto sucedió en 2012. Para variar habíamos pasado
meses de muy poco contacto. Yo siempre con el deseo de que la conexión se
disipe y que ya no tenga impulsos extraños para mantener contacto con él.
Por esas cosas inevitables nos comunicamos y me dijo que vendría a Ecua-
dor en septiembre, con su madre y hermana. Quería contarme que deseaban
pasar por Quito. Habían pasado cuatro años en que, todo el tiempo, le había
pedido que venga a Quito o me permita ir a visitarle en Suiza y siempre se
negó. Supongo que tenía que venir de él la propuesta. Sabía que mantenía
contacto con ella y que sus sentimientos eran bastante fuertes, sin embargo,
su interés por visitarme me dio, no solo, mucha alegría sino alguna esperan-
za. Para ese entonces yo había empezado a salir con alguien. Hablé con mi
pareja y le pedí que me permita descubrir un poco más sobre esta relación.
Él conocía toda la historia, con mi FD, así que no se opuso, es más, inclusive
le llegó a conocer.

Mi departamento apenas tenía espacio para recibir a tres personas,


así que lo preparé, lo mejor que pude, para que estén cómodos. Estaba tan
nerviosa que pedí a una colega del trabajo que me acompañe al aeropuerto.
Esperé con mucha ansiedad. Le buscaba entre las personas que salían de los
vuelos nacionales y estaba tan nerviosa que no podía ubicarle. Finalmente,
salió y me lancé al abrazo. Era más pequeño de lo que imaginé, pero bueno,
no era lo importante. Él, realmente, no venía para visitarme, sino para hacer
un pequeño recorrido con su familia. Pasaría el día de viaje, le vería la noche
y luego la mañana siguiente desayunaríamos y saldrían de tour por la ciudad
antes de regresar, por tierra, a Guayaquil.

La primera noche, cuando regresaron de su tour, por el norte del país,


me quedé conversando con su hermana. Él se retiró temprano porque estaba
muy cansado. Conversamos largo rato y ella me preguntó que cómo creería

GOY PAZ 95
yo que su hermano reaccionaría si se encontrase con la chica de la que él
andaba enamorado. Le comenté que seguramente sería algo fuerte para él,
pero no me extendí en el asunto. En la mañana, preparamos el desayuno,
con mis colegas del trabajo, en honor a ellos. Luego salieron de tour por la
ciudad y, esa noche, salimos todos a cenar. Fue un momento muy agradable.
Salieron de viaje muy temprano al siguiente día. Habíamos quedado que,
una vez que llegue a Guayaquil, pasaría unos días ahí y luego volvería para
un taller de superación personal que había organizado, para él, con mis otros
alumnos. Ese era el momento que estaba esperando más que nada. Sería un
espacio de trabajo interior y de estar juntos para conversar y conocernos de
manera más personal y directa.

En estos dos días, que pasó por Quito, tuvimos muy poco tiempo para
conversar. Durante su viaje hacia Guayaquil, pararon en algunos lugares y,
su hermana, enviaba fotos, por correo electrónico, y algo de información so-
bre su recorrido. Nunca me fijé en la lista de correos a quien iba dirigido el
mensaje. Al siguiente día, su “amada” contesta uno de esos correos y nos
llegó a todos lo que estábamos en la lista. Ahí, ella contaba que no sabía si
valía la pena mantener en secreto su visita a Guayaquil para darle una sor-
presa a él. Cuando leí eso, tuve un bajón tan grande que sentí que toda la
sangre del cuerpo se me bajó a los pies. Me puse a temblar y no sé de dónde
saqué fuerzas para no desvanecerme. Él no sabía nada al respecto, pero su
hermana sí. La manera en que se dieron los eventos me llevó a sentirme en-
gañada y utilizada. Esa noche le escribí una carta terrible desde el dolor que
me envolvía. Esta carta resultó ser la mejor excusa que él tuvo para cancelar
su viaje, de regreso a Quito, para el taller. Esa época la pasé muy mal. Hasta
conocerle, físicamente, representó una explosión nuclear en mi interior. ¡Ya
no podía más, ya no quería más! Hablamos varias veces luego de esto y yo ya
no quería más. Parecía un juego. Esto me obligó a indagar más en la expe-
riencia de amor incondicional que me había llegado años antes pero que no
había logrado integrar en mi proceso. Con más decisión continué buscando
herramientas internas para desprenderme de mi deseo de tener una relación

96 FLAMAS DIVINAS
de “pareja” con él. Quería alinearme con aquella experiencia que me había
sido dada. ¿Cómo busco? ¿Qué busco? Pues, todo eso se aclara haciendo algo
al respecto. ¡No hay otra opción! A partir de ese momento empecé la última
etapa de la relación con él. Desmenucé las sensaciones internas que la expe-
riencia de amor incondicional me dio. Fui cambiando mi forma de ver, no
solo la relación con él, sino la relación con el amor, distinguiendo el efecto
del amor personal y el del amor espiritual. Siempre, en el espíritu, me he
sentido más llena, más feliz, más lo que realmente soy. Entender eso me ha
seguido estimulando en buscar maneras de fusionar la fuerza del alma con la
manifestación de la persona. Todavía hay mucho por descubrir, por alinear y
sí, todavía hay mucho por romper. Siento que esta experiencia me ha sacudi-
do en todas las bases de la estructura de mi identidad. Ha hecho que me vea
como un ser espiritual y un ser mundano que buscan ser uno.

Mantuve contacto regular con él hasta el 2015. Fue en ese año que
llegó la última experiencia que marcaría el cierre de esta etapa. No fue una
experiencia para nada agradable y tenía que ser así porque si no, no hubiese
llegado el tiempo de desprendimiento para procesar todo lo que sucedió du-
rante esos siete años. En este punto ya nos comunicábamos por whatsapp.
No era frecuente, pero había comunicación. Recuerdo que una tarde, mien-
tras estaba en un curso sobre tecnología digital, empezó a enviarme mensa-
jes seductores. No podía creer lo que estaba haciendo. Entre mí, pensé: “a lo
mejor ya se dio cuenta de quién soy para él y me ha empezado a ver con otros
ojos.” Apenas podía concentrarme en la clase. La seducción se puso provo-
cativa e intensa y, más allá de mi pensamiento inicial, consideré que algo no
cuadraba en su comportamiento. Ya empezaba la noche para mí y, para él, ya
era madrugada. Me molestó su manera de seducirme, sexualmente, con pre-
guntas muy provocativas. Nos despedimos y, al siguiente día, le pregunté si
había tomado alcohol. Me contestó que sí. Le pregunté si había pasado algo
y me comentó que su “amada” le había terminado. Otra vez, me sentí horri-
ble, como la última rueda del coche para él. Todo lo elevado y trascendente
del contacto espiritual se fue al tacho de basura con su provocación sexual y

GOY PAZ 97
los motivos por los que lo hizo. Lo importante de esta experiencia fue que,
gracias a ella, finalmente se rompió el contacto continuo. ¡Así debía ser! Ese
mismo año, conocí a otra persona que, con su sola presencia, me ayudó en el
proceso de desconexión.

Todavía no termino de atar todos los cabos para comprender lo que


determinó que la conexión deje de ser tan fuerte, que ya no sienta al alma,
que la kundalini se haya calmado a tal punto que ya no siento nada de esas
vibraciones en la columna. He pasado en proceso de asimilación y manifes-
tación de los cambios que esto me produjo. Todavía mantenemos contacto,
quizás un par de veces al año. Pero ya me bajé de la montaña rusa. Ya no hay
sincronismos, ni señales, ni nada a ese nivel de intensidad y conexión evi-
dente. Sin embargo, veo su nombre y me sigue generando la misma reacción
de siempre. Siento mucha paz interna, no tengo expectativas ni espero nada.
No sé de su vida y, aun así, siempre me inspira compasión y amor. Siento
que camino junto a él sin estar con él y, sobre todo, tengo claro hacia donde
apuntar mi atención en relación con mi propio despertar.

He analizado lo que sucedió, desde varios ángulos. En lo personal,


parecería muy visible una gran falta de autoestima, por haber soportado
tanto maltrato. Sin embargo, no era la relación personal el motivo principal
por el que me mantenía en comunicación con él. Como mencioné antes, las
circunstancias más dolorosas fueron las que me obligaron a indagar, más
profundamente, en las lecciones espirituales. Tuve la suerte de haber tenido
las revelaciones que me abrieron a esa dimensión con más claridad. Sin eso,
definitivamente, nada hubiese tenido sentido.

Aunque ya no siento la presencia, ni la energía, como en aquella eta-


pa, no dejan de pasar cosas que me asombran. La última semana de julio
2020 me dediqué a terminar el borrador de este libro. Tuve que recordar
muchas cosas y le tenía presente. Sin embargo, un buen día, le pensé de una
manera distinta. Pensé que le tenía presente por todas las cosas que había

98 FLAMAS DIVINAS
recordado, pero eso ya venía haciendo todo el tiempo que escribía. Ese día,
en particular, fue distinto, así que le escribí una pequeña nota diciendo
que le tenía presente y que esperaba que esté bien. No me fijé en el día,
solo actué por impulso. Él respondió un par de días más tarde, como de
costumbre. Lo interesante de esto es que, dos días después de recibir su
escueta contestación, al acostarme para conciliar el sueño, me vino a men-
te que su cumpleaños fue en esos días. Entonces, me levanté inquieta para
ver la fecha en la que le había escrito ese mensaje y resultó ser el día de su
cumpleaños. ¿Otra coincidencia? A juzgar por cómo surgió, este episodio,
ya no puedo hablar de coincidencias. Hace años que no le escribo por su
cumpleaños, ya ni me acuerdo bien qué fecha es. No ando pegada al calen-
dario para ver en qué día estamos, y menos durante esta pandemia global.
Simplemente, sigo la energía del día. Si hay inspiración para escribir, lo
hago. Si tengo ganas de preparar un tema para el programa Reflexiones, lo
hago y así sucesivamente. Lo último que se me ocurrió hasta esa noche, fue
pensar en su cumpleaños.

Con todo lo sucedido, ya por años, he logrado aprender a distinguir,


aunque sea de forma mínima, estas olas de energía que vienen de esas di-
mensiones sutiles del Yo Superior. Tantos años trabajando, internamen-
te, para haber logrado un pequeño discernimiento. Esa es la medida en la
que puedo darme cuenta de la complejidad que somos y lo que podemos
abarcar. Mucha gente, que no cultiva la relación con su interior, tiene la
necesidad de pruebas científicas y certezas externas de todo tipo para creer
algo. Eso deja de suceder cuando se va desarrollando, con más claridad, la
relación con uno mismo. Existe una sabiduría que abarca verdades pro-
fundas, pero dicha sabiduría, no se puede entender desde la razón única-
mente. Navega en el reino de lo abstracto y debe ser, por eso, que los sabios
hablan en parábolas. Nuevamente, es imposible explicar estas conexiones
de una manera racional. ¡Y yo, que ya había pensado que todo se apagó! Lo
mejor es no tratar de entenderlo, racionalmente, pues la mejor experiencia
consiste en vivirlo e ir realizando el proceso que lleva a la claridad interior.

GOY PAZ 99
En los siguientes capítulos narraré algunos procesos que fueron una
parte muy importante de la historia que me llevó al amor incondicional.

Este capítulo lo terminaré con un poema escrito por Julio Esaú Delga-
do (mi bisabuelo paterno) en Guayaquil- 1940

NUPCIAL SIMBÓLICO
Iban el dolor y la alegría
Juntos y enamorados
Por los senderos de la tierra un día;
Unieron su esperanza, sus encantos,
Se juraron amores a porfía;
Pero al llorar la dicha sus quebrantos
El dolor la miraba… ¡y se reía!

El amor que es un ángel lisonjero,


Les ofreció su abrigo, su ilusión;
Pero, llegó el olvido primero
I cual pájaro agorero
Anidó en su corazón.

Desde entonces es la vida


Con su incierto resplandor,
Una estrella desprendida
En la noche del dolor.

Septiembre 2012, un mes devastador

El Sendero del Guerrero Espiritual


y La Flama Divina

100 FLAMAS DIVINAS


Capítulo IX
Despertar de un nuevo amor

“La relación espiritual es mucho más preciada


que la física. La relación física sin la espiritual es como
el cuerpo sin alma”
Mahatma Gandhi

Las discusiones iban y venían. Nunca sabré los motivos personales


por los que él se mantenía en contacto ni cómo procesaba las experiencias.
Lo que sí estaba claro es que había una energía gigante, enorme más allá de
lo inimaginable, que nos mantenía pegados. Siempre sentí que su alma era
más elevada que la conciencia que yo tenía de la mía. Esto se debe a todas
las experiencias, extrasensoriales, que viví mientras estaba en contacto con
él. Cuando entrábamos en comunicación personal pocas veces sentí esa ale-
gría profunda por el intercambio que, en cambio, me generaba su alma. El
primer encuentro con una nueva experiencia de amor sucedió un día mien-
tras estaba sentada trabajando en mi oficina. Escuchaba Radio Serenidad
todo el tiempo, pero generalmente, sonaba de fondo y no le prestaba mayor
atención. Ese día, sonó una canción que jamás había escuchado antes. Al ser
muy auditiva, primero reacciono a la melodía. No suelo prestar atención a la
letra de las canciones. Sin embargo, ese día algo diferente sucedió. La can-
ción empezó a sonar y, una fuerza mayor que mi yo inferior, me hizo parar y
poner toda la atención a la canción. Es una canción de Michelle Featherstone
titulada I’m there too:

GOY PAZ 101


La letra dice así:

I see myself in you Me veo a mi misma en ti


In everything you do En todo lo que haces
And when you’re all alone at night Y cuando estás solo en la noche
You know I am by your side Sabes que yo estoy a tu lado
‘Cause I’m there too Porque ahí estoy también
I see me in your eyes Me veo a mi misma en tus ojos
And I’m the tears you cry Y soy las lágrimas que tú derramas
And when you fall apart Y cuando te desmorones
And I’m dying from a broken heart Y yo esté muriendo por el corazón roto
I’m there too Ahí estoy también
I see your footsteps in the sand Veo tus pasos en la arena
As you journey on across this land Mientras viajas por esta tierra
But if you should fall on your way Pero si te caes en el camino
Then I will carry you that day Entonces yo te sostendré ese día
‘Cause I’m there Porque ahí estoy
I’m there too Ahí estoy también
Yeah I’m there too Sí, ahí estoy también
I see your face in mine Veo tu cara en la mía
I know there’ll come a time Y sé que llegará un momento
When you will take my hand En que tomes mi mano
And I will understand Y comprenderé
That you’re there too Que tú también estás ahí
When you will take my hand Cuando tomes mi mano
And I will understand Comprenderé
That you’re there, you’re there too Que tú estás ahí, tú también estás ahí

102 FLAMAS DIVINAS


Esta canción no solo describía, exactamente, lo que me pasaba con su
alma, sino que mi mente se disparó a otra dimensión en la que se mantuvo
por una semana. Me costaba estar enraizada en este plano. Era como que la
mente estaba fuera del cuerpo, estaba por encima del cuerpo y la atención
estaba ahí también. No conocía sobre la cuarta dimensión ni la quinta y, esta
experiencia, me ayudó a considerar su existencia porque, definitivamente,
no era en donde, normalmente, funcionaba mi atención o mente. Parecía
que andaba volada. El cuerpo en la tercera dimensión, pero la energía men-
tal era como si estuviera en una nube sobre la cabeza, conectada a través de
hilos con mi presencia física. No sé qué hizo que la energía se dispare a ese
lugar y tampoco sé que hizo que vuelva al cuerpo, solo sé que estuve como 7
días en ese estado. El yo que conocía no estaba en control de, prácticamente,
casi nada de lo que me sucedía. Mi capacidad de autobservación era lo único
que me mantenía unida entre realidades. ¿Qué saqué de esto? Pues, no mu-
cho más allá de que hay cosas sobre las que no tengo ningún control y que
hay mucho más allá de lo que podemos asimilar racionalmente.

No recuerdo cuánto tiempo después de esto me sucedió la siguiente


experiencia. Parecen venir de manera secuencial y eso tiene sentido. No
hubiese podido aceptar ni comprender lo que me sucedió la segunda vez si
no tenía esa primera experiencia y, la segunda vez, me preparó para las si-
guientes. Vaya que quisiera estar totalmente rendida al alma, pero para eso
hay que realizar un proceso, no se da de manera “gratuita”. Y, justamente,
se trata del proceso de despertar interior. Esa segunda vez, asimismo, de la
nada y, de pronto, le vi a él en un espacio sin tiempo. Vi una secuencia de
vidas, pero todo al mismo tiempo. Eso me ayudó a comprender mejor su
historia. No funciona el raciocinio de la misma manera. Las experiencias
son abstractas, sensoriales. Se comprende un todo más amplio sin palabras
ni definiciones. El raciocinio divide, define, encasilla. Aquí es todo lo con-
trario. Es como sentarse frente a un cuadro que cuenta una historia y uno
lo absorbe a través de todo el ser. Otra vez, mi atención se disparó a otra
dimensión, por unos días.

GOY PAZ 103


Gracias a estas situaciones inusuales llegué a investigar sobre otras
dimensiones y concordé con ese lugar donde no existe el tiempo y que se su-
pone es la cuarta dimensión. Esta vez, luego de ver, compasivamente, toda la
línea de vidas al mismo tiempo, empecé a experimentar un nuevo sentimien-
to de afecto. Era como empezar a conocer el amor con nuevos ojos, nueva
mente y nuevo corazón. No lo hubiera podido reconocer si no hubiese sido
porque se presentaron experiencias secuenciales, que me iban preparando
para experimentar lo que sería el amor incondicional. Necesitaba tiempo
para familiarizarme con estas nuevas propuestas. Es como nacer en un lu-
gar desconocido, no como bebé, sino despierta en un terreno de conciencia
distinto.

Este tipo de experiencias siguieron apareciendo y no podía evitar pe-


dir confirmación al Multiverso, porque necesitaba algo que me reafirme que
no me estaba volviendo loca y que, efectivamente, había una mano grande
atrás de todo esto. Las respuestas a las señales siempre llegaron afirmati-
vamente. La cabeza dura no encontraba manera de aceptar ni de entender
cómo funciona la comunicación interdimensional. Tampoco podía negar, en
absoluto, dicho intercambio.

Michelle Featherstone
I’m There Too (from Peaceful Warrior)

De la tercera a la cuarta dimensión

104 FLAMAS DIVINAS


Capítulo X
Señales del multiverso

“Solo desde el corazón puedes tocar el cielo”


Rumi

Cuando el espíritu quiere comunicarse, simplemente, nos llama la


atención con cosas inusuales. Por más de 30 años he ido, con la familia, a
pasar una temporada de vacaciones en el mismo lugar. En toda esta época
jamás me he topado con un halcón. Siempre suelo estar atenta a los pájaros,
los animales y las cosas inusuales. Un día, luego de haber pedido, desde el
corazón, un espacio de reconexión con la energía espiritual, al ir a la piscina
estaba un pájaro grande sentado sobre la agarradera de la piscina. No había
nadie más, solo los dos. No me moví, por un rato, hasta fijarme en qué tipo
de pájaro era. ¡Era un halcón! Luego ingresé en el área de la piscina y el hal-
cón voló hacia un árbol. Nos quedamos vigilando, mutuamente, por como,
media hora. El rato que ingresó alguien más en el área de la piscina, el halcón
desapareció. Por varios días salí, al mismo lugar, para ver si nos encontrába-
mos nuevamente y no le vi más. ¿Coincidencia? ¿Sincronismo? O, ¿cone-
xión con mensajes simbólicos? Todo esto sucedió justo luego de pedir una
reconexión con el mundo espiritual. Cada animal tiene varios simbolismos
y lo primero que encontré sobre el halcón decía: “el halcón simboliza la ca-
pacidad de utilizar la intuición y la visión superior para completar tareas o
tomar decisiones importantes. Los halcones representan a los mensajeros
del mundo espiritual, por lo que verlos definitivamente significa que el uni-

GOY PAZ 105


verso quiere que aprendas lecciones poderosas o expandas tu conocimiento
y sabiduría.” Además, en esas semanas, empezaron a llamarme la atención
ciertos horarios. Me despertaba a las 2:22, alguien me preguntaba la hora
y era 4:44, veía el reloj para saber la hora de salida y era 9:09 y, en los sue-
ños aparecía, el 12:12 más la presencia de animales como la pantera negra y
otros felinos. Las cosas suceden en ciclos, mareas que vienen y van. Etapas
que pueden durar años, meses, días u horas. Los mensajes del Multiverso,
a través de animales, y este tipo de sincronismos, siempre han sido parte
de mi vida y, con seguridad, de la vida de muchas personas. Los siete años
que estuve en contacto continuo con mi FD quizás fueron los más activos en
señales y símbolos, que venían con mucha fuerza.

He mencionado ya algunas de las señales que recibí y aquí contaré


algunas más. Uno de los motivos por los que pedía señales era porque, mi
mente incrédula decía: “coincidencia no más ha de ser. ¡Es que no puede
ser, no quiero que sea, no él, por favor, no él!” Realmente, puede tomar
mucho tiempo y muchas experiencias para dejar la incredulidad atrás. No
compartiré todas las señales, pero sí las que más me impactaron. Él había
aceptado que le mande unas meditaciones guiadas para sanar algunas cosas
de su pasado. Preparé los textos y me encerré en el estudio de grabación.
Nuestra radio online estaba dentro del Serenidad Spa, así que las oficinas
y acceso al área de piscina y terapias estaban en el mismo sector. En el área
de piscina teníamos una publicidad de Mastercard repartida en 2 ventanas
enormes y, para “adaptarse” al ambiente del lugar nos permitieron que di-
vidamos el logo en el símbolo del yin y yang, uno en cada ventana, claro,
manteniendo los colores rojo y amarillo de la tarjeta. La publicidad estaba
en unas planchas pegadas a los ventanales. Resulta que, mientras grababa
estas introspecciones guiadas en las que me enfoqué una buena parte en el
simbolismo del yin y yang, habían ingresado al área de la piscina, dos tór-
tolas. Yo no escuché nada. Había que pasar por unas puertas de vidrio para
ingresar en el área húmeda. En tal caso, al terminar las grabaciones salí del
estudio muy en paz. En eso se me acercó uno de los compañeros de trabajo

106 FLAMAS DIVINAS


y me preguntó si no había escuchado todo el bullicio que se había armado.
Le respondí que no, y empezó a contarme lo que sucedió: las tórtolas sobre-
volaron el área interna de la piscina, dando algunas vueltas y, en eso, una
de ellas se estrelló en la publicidad de Mastercard y no se explican cómo se
metió adentro y quedó atrapada en el centro del símbolo. Lo interesante es
que la otra tórtola hizo lo mismo. Entonces, los empleados del Serenidad se
habían subido en unas escaleras para ver cómo sacar y salvar a las tórtolas.
No podían explicarse cómo se metieron ahí dentro ya que esa publicidad es-
taba pegada en los ventanales. Por suerte lograron sacarlas y las liberaron.

En ese momento solo asocie lo que había grabado sobre el símbolo del
tai chi y este suceso. No se me ocurrió investigar sobre el simbolismo de las
tórtolas. Pasó como un año y, un 24 de diciembre, nos reunimos en el par-
que, con el grupo de meditación, para el acostumbrado trabajo interior. En
eso, por algún motivo, empecé a contarles sobre esa experiencia y, mientras
lo hacía, aparecieron unas tórtolas y empezaron a picotear el piso a nuestro
alrededor y bien cerca. No se espantaron ni se movieron. Para comenzar,
nunca se habían acercado tórtolas a nuestra área de meditación. Por eso fue
evidente y nos llamó la atención. Lo interesante es que estarían a menos de
un metro de distancia del círculo que formamos para meditar. Mientras con-
taba la historia se quedaron junto a nosotros. Lo más interesante fue que,
cuando empecé a guiar la meditación, las tórtolas no se fueron, sino que se
sentaron en el césped, esta vez a unos tres metros de distancia. Decidí no
cerrar los ojos para ver qué sucedía con ellas y, durante toda la meditación,
permanecieron sentadas recibiendo el sol. Cuando acabamos de meditar, se
levantaron y volvieron a picotear a nuestro alrededor. Al terminar el proceso
y empezar a despedirnos, se fueron volando y nunca más vimos tórtolas en
el sector.

En ese momento, me quedé más que sorprendida y empecé a inves-


tigar sobre el simbolismo de las tórtolas. Encontré alguna información que
me cautivó. Tanto en la literatura como en las escrituras sagradas estas aves

GOY PAZ 107


representan devoción y convenio de amor. El uno da la cara por el otro y,
al mismo tiempo, es un espejo del otro. En el cantar de los cantares son un
emblema de amor devoto formado por lazos monogámicos muy fuertes. Por
ende, son un símbolo de fidelidad.

¿Qué está sucediendo? Los cuestionamientos no paraban. Aunque


había tenido experiencias fuertes con el falso profeta del que escribo en el
libro De la Oscuridad a la Luz, jamás sucedió algo tan consistente y constan-
te como en este caso. Además, sentía su amor, su fuerza, su dedicación, su
sacrificio inclusive por mi despertar. Se me pasó por la mente, varias veces,
que él vino, en ese estado de desconexión de su alma, para ayudarme a mí en
el despertar. Claro que, para poder lograr las transformaciones en el incons-
ciente colectivo, las condiciones en las que encarnamos, para cumplir ese
propósito, necesariamente tienen que ser así de adversas.

Otra señal que me impactó sucedió después de una pelea que nos
distanció por meses, y que me llevó a creer que, por fin, eso había acabado.
Yo estaba envuelta ya en otra relación y poco le pensaba. Un buen día, su
energía empezó a llamar mi atención y sentía como si él estuviese fuera de
mi casa y/o fuera de mi trabajo, espiándome. Era tan rara la sensación, que
por eso me cercioré de mirar por todos lados para ver si estaba por ahí. Pasó
una semana y seguía, a diario, en mi mente. Pasó otra semana y no se iba de
mi atención. Me empecé a incomodar y me dije: “ya pasará”. En la tercera
semana me quería arrancar los pelos de la cabeza. No tenía la menor idea de
su vida y, para calmar ese estado inquietante, decidí escribirle para saber si
estaba bien y contarle que le había estado pensando por tres semanas. A los
veinte minutos, recibí una contestación de su parte contándome que estaba
en Ecuador. Que había estado justamente tres semanas en Guayaquil y, que
al día siguiente, regresaba para Suiza. ¿Cómo no me voy a quedar asombra-
da? Sentí que debía tirar la toalla con mis intentos por romper, bloquear u
olvidar esta conexión. Decidí que fluiría con lo que venga hasta cuando tenga
que ser y eso me ayudó mucho en todo lo que siguió.

108 FLAMAS DIVINAS


Con tantas señales, ya era hora de aceptar. Sin embargo, no hay cosa
más difícil que romper la estructura mental racional. Logré dejar de luchar
en contra de esto, sobre todo luego de esta experiencia. Al aceptarlo, también
dejé de pedir señales. Ahí empecé un proceso de paz interior que llegaría a
su máximo esplendor cuando tuve la experiencia de amor incondicional que
narraré en uno de los siguientes capítulos.

Durante gran parte de esta extraña experiencia no pude comprender,


con total claridad, si su alma se estaba comunicando con la mía a distintos
tiempos de los terrenales. Dudaba de absolutamente todo y, a más de lo que
he señalado al respecto, la duda surgía porque no tenía una conexión clara
ni sólida con ese mundo misterioso. Apelando a la intuición y a la conexión
con lo no visible, siempre sentí la presencia y energía de un ser, asociado
con él de alguna manera. Esa presencia era tan fuerte cosa que me sentía
chiquita, inconsciente, dormida junto a su fuerza. A nivel personal, él vivía
en un mundo que no rasgaba la superficie para indagar en la profundidad,
porque debajo de ese nivel superficial había mucho dolor y trauma. Eran po-
los opuestos, en todo, y eso me generó mucha incertidumbre todo el tiempo.
Las cosas más intensas no sucedían mientras estaba chateando con él sino
durante el día, la noche, o en cualquier otro momento. Nunca vi una imagen
de esa “Alma” pero su presencia era clarísima. Me pregunté muchas veces si
esa Alma era mi Yo Superior y si los dos compartíamos ese mismo Yo Supe-
rior. Esa claridad no me ha llegado, pero puedo deducir, del proceso vivido,
que somos uno, que ese Yo Superior es el mismo para los dos y, probable-
mente, al experimentar la dualidad y la separación, lo percibimos como un
ser externo a uno.

Hay cosas que suceden sin que uno lo haya planificado ni lo haya es-
tado buscando. Las veces que su presencia se imponía nunca fueron solicita-
das, conscientemente. Requirió mi apertura y contacto con los sentidos tanto
físicos como sutiles. La intuición fue muy importante, en el proceso, porque
solo necesitaba saber escuchar y me dirigía en el camino. La interacción a

GOY PAZ 109


nivel personal, como lo he mencionado, era un desastre. La mayor parte de
tiempo había agresividad por ambos lados, él me hería y yo igual. Así conti-
nuaba el contacto entre idas y venidas. Por más que quería bloquear la pre-
sencia de esa energía, no podía. El proceso que viví antes de conocerle me lle-
vó a conectarme más con la voz interior. Había trabajado, en la relación con
mi interior, desde niña y eso algo ayudó a relacionarme con lo que sucedía,
pero nada parecía haberme preparado para todo lo que removió. Aprendí
hacerle más caso a la intuición y, aunque el raciocinio intervenía con fre-
cuencia, buscaba el silencio interno para escuchar y discernir las cualidades
y calidades de la información con la que me enfrentaba. Lastimosamente, la
intuición, para una gran mayoría de la humanidad, ha sido tan maltratada
que, muy probablemente, para muchos al referirme a ella, le quitarán su va-
lor, y la duda y el cuestionamiento les sobrellevará. ¡Inevitable! Sin embargo,
sé que es una herramienta poderosa para conocerse a uno mismo.

Definitivamente, mientras no se tenga la experiencia de la conexión


con la dimensión interior, con más claridad, siempre será motivo de duda
y cuestionamiento. Por eso, solo puedo compartir tal y como me sucedió,
lo que aprendí, y las enseñanzas que dejó con el afán de que sirva de guía a
quien lee este libro y quiera dilucidar con qué tipo de relación se enfrenta.

Hoy en día, al no sentir más la presencia de esa “Alma”, por el motivo


que sea, puedo comparar con lo que pasaba en aquél entonces y reconocer
que, realmente, sí sucedió y esa presencia fue auténtica y muy real. Desde el
año 2015 dejé de navegar con la intensidad de años anteriores. La kundalini
también fue bajando su intensidad, las revelaciones se apagaron y me quedé,
otra vez, en el limbo del despertar. A pesar de que me hacía falta un descanso,
puedo confesar que extraño mucho ese movimiento de energía que, interna-
mente, se sentía como un huracán en movimiento, despedazando muchas
cosas en su camino, abriendo la mente hacia lo divino, rompiendo ilusiones,
ideas, creencias que se habían formado por la vibración de conciencia de la
humanidad. Me siento protegida por el Yo Superior pues me va dando las

110 FLAMAS DIVINAS


cosas de una manera que puedo soportar y los tiempos para asimilar. He
aceptado que al no tener control sobre el 99.95% de las cosas, está bien vivir
fluyendo, día a día, con esas fuerzas que me estimulan. Siento la conexión
con la energía del momento y me dejo llevar por donde necesita mirar para
actuar. Quizás, ésta es una manera de dejar el dominio del ego y permitir que
el Yo Superior tome las riendas. En esa transición me encuentro. El ego no
desaparecerá en esta vida, las raíces son muy fuertes, pero siento que es un
peldaño más que se está logrando en la integración del espíritu en la materia.
Y es, definitivamente, un proceso fascinante.

Mensajeros con alas

Lenguaje de los símbolos

GOY PAZ 111


Capítulo XI
Los Chakras, La Kundalini y El
Despetar

“El camino de la libertad consiste en desviar el


énfasis de la persona superficial y variable, al testigo
interior y siempre presente”
Nissargadatta Maharaj

La energía kundalini es concebida, en el hinduismo, como una


energía cósmica divina que está dormida en el primer chakra (Muladha-
ra). Kundalini viene del sanscrito kundal que significa circular o anular
y se relaciona con una culebra enroscada que yace dormida en este pri-
mer chakra. El concepto aparece en los Upanishads (c. 1000-500 AEC)
y el despertar, de su energía, puede ser abrumador y transformador. La
experiencia de despertar de la kundalini puede suceder a quienes se han
preparado o no. Generalmente, se requiere un proceso de purificación
y de fortalecimiento interior para estar preparados para todo el alboro-
to que trae a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Hay técnicas
de pranayama, prácticas de yoga, cantos de mantras, ejercicios físicos y
meditaciones que se practican para prepararse para este despertar. Sin
embargo, quizás también se trate de un tema de acumulación de obras
de vidas pasadas, como me lo explicó Lama Gueshe Tenzing Tamding, en
una entrevista que le realicé para la radio.

112 FLAMAS DIVINAS


Hay personas que tienen este despertar de la kundalini, en una
vida, sin haber realizado todas estas prácticas mencionadas. Las formas
de despertar pueden ser muchas, con distintas consecuencias y distintas
experiencias. El proceso de cada persona es único y responde a su vida y
su práctica. Al ser un movimiento de energía intenso, si se tiene guía se
podrá asimilar mejor la experiencia, caso contrario no solo asusta, sino
que puede tomar mucho tiempo procesar lo que está sucediendo.

En función de lo que he investigado y lo que he vivido, parecería


que el movimiento de la kundalini puede suceder en distintos niveles y
capas. Seguramente, quienes practican pranayama, asanas, o prácticas
dirigidas para despertar la kundalini, tienen experiencias muy místicas
y cósmicas como el caso de Gopi Krishna, tal como lo narra en su libro
Kundalini, el yoga de la energía o Paramahansa Yogananda en su Au-
tobiografía de un Yogui. Y, también hay movimiento de la kundalini, de
menor intensidad, como me pasó a mí y a tantas otras personas. Esto sólo
lo asumo, en función de lo leído, porque no he presenciado casos directos
de otras personas.

Este tema es importante abordar en este libro pues, el despertar de


la kundalini, es una experiencia que, normalmente, se potencia cuando
se encuentran FD. El proceso no necesariamente inicia con este encuen-
tro, pero puedo dar testimonio de que sí se incrementa e intensifica con
la presencia de la FD. Como mencioné, la forma de iniciar este despertar
es distinta para cada persona. Si hay algo que es similar para todos es la
estimulación de la conciencia espiritual. Compartiré, a continuación, mi
experiencia esperando que sirva de apoyo para quienes no tienen guía y
no saben qué hacer cuando esto empieza a moverse en su vida.

A finales de los años 90, ya había regresado a vivir en mi país. Asis-


tí a las enseñanzas de un supuesto maestro espiritual que menciono en el
libro De la Oscuridad a la Luz. Fue en esa época que la kundalini inició

GOY PAZ 113


su despertar en mi cuerpo. En esa época, conocía poco sobre este con-
cepto, pues mi práctica se había enfocado en la medicina china. Conocía
el concepto de “Chi” y la filosofía taoísta, de mejor manera. Practicaba
Chi Kung y así descubrí el movimiento de energía. Si bien sentía como
los movimientos acaloraban el cuerpo, más me impactaba sentirla entre
las manos. Durante esos años de estudio aprendí sobre los chakras y así
conocí sobre la kundalini. Normalmente, mientras uno no pasa por esas
experiencias extraordinarias, solo puede intentar comprender los con-
ceptos teóricos.

Lo que recuerdo, de esa primera experiencia con la kundalini, es


que cuando ya me había acostado para descansar, recostada con las luces
apagadas, boca arriba, ojos cerrados y respirando lento y profundo para
conciliar el sueño, de la nada, mis muslos empezaron a vibrar como si
fuesen un motor de camión prendido. Me asusté y puse las manos sobre
los muslos para ver si, físicamente, estaban temblando. No había nin-
gún movimiento físico, era todo energía. La sensación era fuertísima y
no sabía qué hacer. Me mantuve acostada y muy atenta. Con los ojos ce-
rrados para poder seguir lo que acontecía, empecé a ver como si tuviera
los ojos abiertos. Me topé los párpados para ver si los había abierto, pero
seguían cerrados. No entré, exactamente, en pánico, sino que me quedé
totalmente consternada. No tengo idea cuánto duró este episodio, pero
al siguiente día empecé a investigar sobre la kundalini. En internet, en
aquella época, no había mucha información (años 90). Todavía recurría
más a libros. No encontré algo que saciara mi inquietud así que, por esas
cosas de la vida, me contacté con un astrólogo brasilero que me redirigió
hacia un astrólogo norteamericano llamado Jeffrey Wolf Green.

Estaba desesperada luego de que estas vibraciones se hicieran


fuertemente presentes todos los días. Escribí al astrólogo y le conté lo
que me estaba pasando, vía e-mail y, para mi suerte, contestó. Me dijo
que, evidentemente, era el despertar de la kundalini. Me sugirió que ten-

114 FLAMAS DIVINAS


ga sexo para calmar las vibraciones y pensé que estaba loco. No me dio
muchas explicaciones y tampoco podía acudir a alguien que me ofrez-
ca una mejor guía ni mayor información. ¡Bendito internet! En tal caso,
efectivamente, no solo que mi deseo sexual se despertó, sino que, con
unos cuantos encuentros con mi pareja, de aquél entonces, la energía se
calmó. No entendía nada. Mientras tanto, seguía disciplinadamente mi
práctica meditativa. Lo único que noté, de esa experiencia, fue que, por
primera vez, conocí lo que era el deseo sexual.

Pasaría una década antes de que la kundalini volviera a hacerse pre-


sente en mi vida. En abril de 2008 se cruzó por mi camino mi FD. Al inicio
no pasó mayor cosa, pero conforme se intensificaba la relación, empecé a
tener tantas experiencias “místicas”, que mi vida se puso “patas arriba”.
Puedo decir que no sentía, claramente, el movimiento físico de la kundalini
como fue la primera vez. Lo único que me admiraba era esta continua suce-
sión de experiencias extraordinarias que me dejaban boquiabierta.

No recuerdo cuando empecé a sentir, al ir a dormir, la sensación de


una corriente de agua subterránea que parecía haber debajo del edificio
en el que vivía. Durante el día no sentía nada, todo se daba en la noche
al intentar conciliar el sueño. Habiendo aprendido sobre Feng Shui, sabía
que esto no era para nada bueno y que debía considerar mudarme de ahí.

Los tiempos no los tengo ya muy claros, pero quizás un año después
de reconocer la presencia de esta corriente subterránea, mi hermana deci-
dió que era hora de hacer cambios, en mi departamento, para que viva en
un mejor espacio. Mi desprendimiento del mundo material era tal que no
veía ninguna necesidad de hacer cambios. Su insistencia y la de mi prima,
que hace decoración de interiores, me llevó a dejar el departamento. Me
pasé a vivir con mi hermana que vivía en el penthouse del mismo edificio.
Para mi sorpresa, la sensación seguía presente aún en el tercer piso y no me
gustó. Así que fui a vivir en la casa de mis padres.

GOY PAZ 115


La experiencia parecía seguirme a donde iba. Ahí fue cuando re-
cién me di cuenta de que eso no era algo externo a mí, sino que estaba
sucediendo dentro de mí, y era la manifestación del movimiento de la
kundalini del segundo chakra (Svadhisthana) al tercero (Manipura).

Esta vez los estragos me traerían dolores no conocidos, en la co-


lumna, que estaban rompiendo los bloqueos que sostenía. A nivel de la
última vértebra cervical y la primera torácica tenía una molestia cons-
tante. Asimismo, en la mitad de la espalda sentía otro tipo de molestia.
Mis problemas, normalmente, han sido a nivel de cadera con lumbal-
gias o ciáticas, así que esto era, totalmente, nuevo y sin haber hecho
algo que provocara estas molestias.

Caí enferma con una tremenda bronquitis que finalmente me


llevó a una sala de operaciones por cálculos en la uretra. Además, en
este episodio, terminé con la extirpación de la vesícula. Obviamente, no
podía mencionar nada de la kundalini a los médicos. Sin embargo, justo
durante esta etapa, estuvo Lama Gueshe Tenzing Tamding en Quito y,
luego de otra entrevista que me dio para Radio Serenidad, conversé con
él sobre lo que me estaba pasando y me aconsejó que trabaje con Man-
jushri, invocándolo con mantras y meditación para que, con su espalda,
me ayude a liberar los bloqueos. Qué alivio sentí de poder hablar con
él y de saber que no estaba loca. ¡Realmente esto sucede y es poderoso!

La energía siguió subiendo hasta el cuarto chakra (Anahata) y


su expresión en cada chakra ha ido variando. Al llegar al corazón, la
energía me perforó, horizontalmente, como si se abriese un vórtice de
energía desde atrás, en la espalda, hacia adelante, en el pecho. En el
viaje por los centros anteriores, había comenzado en los muslos, su-
bió a la cadera y, literalmente, sentí como una anaconda que se movía
sumamente lento en la cadera. Esto fue en los años 90. De ahí, en el
segundo episodio que inició en 2008, se fue para atrás y subió por la co-

116 FLAMAS DIVINAS


lumna hasta el tercer y cuarto chakra, de manera ascendente. Al llegar
a Anahata, sentí esa perforación hacia la parte frontal. Las sensaciones
energéticas son tan claras. Me asusté con el cambio de movimiento de
esta energía.

Cuando parecía que me iba acostumbrando y familiarizando con


su movimiento, de pronto, cambió su formato. Por suerte, no hubo es-
tragos físicos en este cuarto chakra. La consecuencia del movimiento de
la kundalini a nivel de conciencia fue maravillosa. Sentía una conexión
universal que me llenaba profundamente. Me llegaba información y ex-
periencias que sacudían todos los conceptos que había sostenido, sobre
muchas cosas, hasta ese momento. Y sí, tuve una experiencia de amor
incondicional que me derritió. Luego de eso me quedó extremadamen-
te clara, la noción de que la experiencia directa es la única manera de
conocer el Multiverso. Me pareció interesante que, cuando se cortó el
contacto con mí FD, la kundalini también calmó. No sé qué forma vaya
a tomar en su ascenso al quinto chakra (Vissudha). Tampoco sé si eso
suceda en esta vida. Lo que si puedo afirmar es que, el movimiento de
esta energía ha sido una bendición en mi camino.

Algo que me impactó de este proceso, fue la sensación de no po-


der reconocer lo desconocido. Durante todo ese tiempo que sentía que
había una corriente de agua, debajo del edificio, lo sentí como algo ex-
terno a mí. El elemento del segundo chakra es el agua y así se presentó,
pero al sentirlo fuera de mí, resultaba imposible asociarlo con un movi-
miento de energía sucediendo en mí interior. Esto me llevó a cuestionar
todo aquello que en general, desconocemos y, por ende, no podemos
interpretar ni asimilar, en nuestra psique, como algo real. Me dejó ver
lo limitados que somos en relación al mundo sutil. Sin embargo, desa-
rrollamos sistemas de creencias limitantes, con las que definimos nues-
tra realidad y no son más que construcciones ilusorias, que nos hacen
quedarnos en el yo inferior y su egocentrismo.

GOY PAZ 117


Aunque somos seres tan fascinantes, con una capacidad de expan-
sión mental y de conciencia ilimitadas, nos es más cómodo quedarnos
en las limitaciones de las cuatro paredes mentales que resuenan con la
realidad material. ¡La verdadera riqueza está en el interior, así que no
dejes de buscar esa conexión!

Es hora de contarte sobre esa maravillosa experiencia de amor in-


condicional.

Entrevista Lama Gueshe

Referencias

Goy – De la Oscuridad a la Luz- Grupo Serenidad 2003

118 FLAMAS DIVINAS


Capítulo XII
El amor incondicional y la
misión de flamas divinas

El amor más noble y puro es


la expresión de luz interior
Regalo de un Maestro Ascendido

Es comprensible que al ser profundamente impactados por este en-


cuentro, lo que más deseemos sea fundirnos con la FD. El sentimiento es
tan único y profundo que no podríamos desear algo diferente. Sin embar-
go, ese deseo necesita ser desmenuzado puesto que, el motivo más mar-
cado para unirnos como pareja nace de nuestro condicionamiento sobre
lo que las parejas deben ser además de nuestros impulsos genéticos por
la procreación. Si bien, en el fondo, sabemos que somos uno, no lograre-
mos entender, con claridad, ese significado hasta no quitarnos de encima
todo ese bagaje de creencias que guían nuestros deseos. Empecemos por
reconocer y aceptar nuestros deseos e impulsos. Luego, necesitamos con-
templarlos, entenderlos, discernir hasta tener total claridad sobre las mo-
tivaciones.

No existe una píldora mágica ni una sola forma de llegar a la realiza-


ción interior. El camino lo tiene que crear y descubrir uno mismo. Existen
herramientas que ayudan como la meditación, el silencio interior, la au-
toobservación, la lectura apropiada, la guía de alguien con experiencia, el
discernimiento, pero solo tu podrás dar forma a ese camino de despertar.

GOY PAZ 119


El impacto del contacto con la FD dependerá de tu nivel de con-
ciencia, tu nivel de apertura, tu voluntad espiritual, el trabajo interior que
realices, tu capacidad para mirarte honestamente, tu deseo de comprender
de qué se trata esta relación, tu transformación y la manera en que asimiles
ese despertar en tu día a día. Considero que, si no hay un movimiento de
la kundalini, será poco fácil lograr abrirse a nuevas dimensiones de con-
ciencia. Es, justamente, una de las cosas que se suele activar cuando nos
encontramos con la FD ¿Por qué se activa? Porque es necesario para ex-
perimentar otras dimensiones de la conciencia y, sobre todo, para llegar al
amor incondicional.

El amor incondicional esencial no es un sentimiento sino un estado


de conciencia. La mayor parte de nosotros hemos heredado la idea de que,
amor incondicional, es uno que no espera nada y etiquetamos el amor de
padres a hijos como este tipo de amor. Hay algo de cierto en estas creencias,
pero ¿quién no espera algo de su “amor”, sea pareja, hijos o demás? Lo de
incondicional es, apenas, en una parte de la relación. Queramos o no, nor-
malmente tenemos expectativas y eso le quita la incondicionalidad. Se puede
decir que hay niveles de amor incondicional, pero en el fondo, todos estamos
buscando, aunque no lo sepamos, ese mismo amor incondicional esencial.

Podremos entender, racionalmente, el concepto de amor incondicio-


nal, así como entendemos tantas cosas que nos enseñan. Sin embargo, hasta
no tener la experiencia solo sostendremos un concepto. Cuando digo que el
amor incondicional, más que un sentimiento, es un estado de conciencia, me
refiero a que abarca tanto, de manera abstracta, que no cabe en una defini-
ción racional. Es, realmente, una experiencia sutil que trasciende la dualidad
porque se encuentra en la unidad, en la comprensión de que somos uno.
Esto es algo que hemos escuchado a muchos místicos decir: “Somos Uno”.
Suena bonito, lo adoptamos como verdad, pero la mayoría no entendemos
lo que se siente la experiencia de ser Uno, porque la realidad que nos go-
bierna es la división, la dualidad, la individualidad, la separación y esa es la

120 FLAMAS DIVINAS


realidad del ego. Hemos, igualmente, escuchado de estos seres iluminados y
en muchos textos sagrados, que este mundo es una ilusión, pero es la única
realidad que conocemos, en este momento. En nuestro inmedible incons-
ciente quizás sepamos esto y, por eso, alguna parte de nuestro ser lo percibe
como verdad, pero necesitamos hacer lo inconsciente consciente para que
quede comprendido y asimilado en el campo de manifestación y dirección
de nuestra existencia.

Crecí pensando que el amor incondicional era el amor que papá y


mamá sentían por nosotros. Y sí, es un amor especial, pero el amor incondi-
cional que buscamos y que parece estar refundido en alguna parte de nuestro
subconsciente, es aquel que experimentamos a nivel espiritual. Ya mencioné
que la espiritualidad es inherente al ser humano, sino que ha estado enmas-
carada por religiones que han asumido ser el vehículo del espíritu. Si desper-
tamos nuestra naturaleza espiritual tendremos una comprensión más clara
sobre el origen de nuestra existencia y de la fuerza de este amor. Cabe men-
cionar que es tan poderoso el autoengaño naciente del ego sobre el despertar
espiritual que, en muchos grupos espirituales, se vive la mentalidad de secta
sin que se den cuenta. En estos grupos gobierna, igualmente, el deseo de
poder. El ego es tremendo en su capacidad de hacernos creer cosas que no
tienen nada que ver con la verdad trascendente y, por eso, necesitamos ca-
minar con humildad y muy alertas.

En vista de que vivimos en un sistema que nos nutre, física, mental


y emocionalmente, necesitamos expandir los horizontes de la conciencia
para encontrar la esencia de la verdad que trasciende esta realidad. A cada
persona le llega la experiencia de despertar de manera muy distinta. Lo que
importa es que aprovechemos las oportunidades que se nos presentan, y que
estemos atentos a las energías sutiles que están llenas de información para
guiar el proceso. El despertar, como tal, es un proceso sobre el que vamos
edificando, o más bien vamos quitando toda la ilusión de la realidad hasta
ver las cosas como son. Lo que vamos adquiriendo es una noción de que exis-

GOY PAZ 121


te una realidad más abarcadora, más profunda, totalmente sutil, que llena,
satisface, o alegra más allá de lo inimaginable.

Mi experiencia para llegar al amor incondicional sucedió en varias


etapas. Poco después de conectarme con la FD, empecé a tener un movi-
miento de energía que venía como una ola que me impulsaba a experimentar
sentimientos y pensamientos fuera de lo común. Al inicio lo sentía, pero no
lograba identificar de qué se trataba, tal como el movimiento de la kundalini.
Tuvo que sucederme varias veces para, efectivamente, reconocer ese movi-
miento de energía y asociarla con lo que me estaba evocando internamente,
haciéndome ver las cosas desde nuevas perspectivas. Estas olas de energía,
que movían la conciencia, me invitaban a cuestionarme las cosas y a salir
del hipnotismo social. Cuando ya había aceptado mejor la presencia de esa
energía me vino un momento tan lúcido y maravilloso que sucedió un día
común de trabajo y que ya lo narré en el capítulo anterior sobre el amor (el
de la canción). Le siguió otro momento, que me llevó a la cuarta dimensión,
para ver todo al mismo tiempo y luego vino la tercera experiencia que fue la
más reveladora.

Comprendiendo que ese amor incondicional que necesitamos cono-


cer no fluye fácilmente en la tercera dimensión, en este era, tenía que lle-
garme por otro medio y así fue: un sueño lúcido, tan lúcido que habiendo
pasado años lo puedo contar cada vez con la misma exactitud.

En el sueño, él y yo caminábamos juntos en la calle (puede represen-


tar camino de vida). La verdad, él me acompañaba a mí, me seguía. Le pedí,
entonces, que vaya conmigo a la oficina de correos atrás del Centro Comer-
cial Iñaquito porque quería enviar y ver algo ahí. Llegamos a dicho punto y
una persona que atendía en este lugar, que no parecía para nada oficina de
correos, me entregó un folleto y me dijo: “ahí es donde tiene que ir”. Era un
lugar rocoso, desértico, casi sin vida, pero ahí vivía un shamán con quien
tendría que terminar mi entrenamiento, no sólo en temas de salud, sino en

122 FLAMAS DIVINAS


instrucción espiritual. Tomé el folleto y mi mente se enfocó, totalmente, en
ese lugar. Pensé sólo en mí, no me importaba estar o no con él. Mi libertad
y realización espiritual eran más importantes. Así que, en principio, quise
escapar por una puerta trasera sin que él se dé cuenta y así, dirigirme sola
al lugar rocoso del folleto. Me fugué sin que él me viera, ya que se había dis-
traído con algo más mientras yo revisaba el folleto. Al salir fijé mi mirada en
varias direcciones para ver por dónde seguir mi camino y, al poco tiempo, él
estaba nuevamente junto a mí. Le regresé a ver con una cara inquisitiva. Él
me quedó viendo y me dijo: ¡tú me llamaste! dijiste: ¡ven, mi amor! Por eso
supo, exactamente, dónde estaba.

Yo no le había llamado para nada. Más bien quería deshacerme de


él. Pero la parte de mí que me une a él y de la que no estaba consciente,
le llamó. Sentí que, realmente, no podría deshacerme de él así que me
relajé y acepté seguir caminando juntos hacia el parque La Carolina que
estaba lleno de tenía caminos difíciles. Él escogió ir por un lado y yo por
otro. Sentí, nuevamente, que era una oportunidad para separarnos defi-
nitivamente. En el camino que escogí estaban mi grupo de compañeras
del colegio esperándome. Empecé a caminar hacia ellas y, de pronto, él
apareció y volvimos a estar juntos. Después, empezamos a caminar, los
dos solos, hacia el club de tenis, en el que yo había crecido, y nos senta-
mos en las gradas de la bajada a las canchas. Luego de un rato, pasó mi
padre y un empleado que había trabajado más de 30 años con la familia
y me conocía desde adolescente. Al vernos juntos, los dos sintieron celos,
fue evidente por los gestos de sus caras. Me reclamaron por estar con él.
En eso, “mi amada tórtola” (como le apodé a mi FD) me regresó a ver y,
con una expresión muy serena y totalmente clara de lo que nos unía, me
dijo: ¿por qué sienten celos? Esta puede ser una frase cualquiera, pero la
intención y la energía que estaba detrás de esa frase me transmitió, con
total claridad, la comprensión de lo que es sentirse completo, de haber
llegado a la paz original. Fue una transmisión de energía tan vívida que
envolvió todo mi ser.

GOY PAZ 123


Por primera vez en mi vida, experimenté lo que era vivir sin miedo.
Éramos uno a pesar de ser dos. En esa frase y ese momento me transmitió
que no había nada ni nadie que nos pueda separar, que la fuente de la unión
era el amor incondicional dado por un estado de conciencia que abarcaba
la paz interior, la libertad y la unión total en la que el miedo era inexistente.
Todo era luz y no existía la dualidad. Estas sensaciones que se tienen, en este
tipo de sueños, no se pueden lograr, fácilmente, estando despiertos porque
no surgen del raciocinio sino de un lugar mucho más profundo. Hasta ese
momento, no me había dado cuenta de que mi vida y la de todos funciona
desde el miedo. No tenía idea lo que es trascender este sentimiento que nos
agobia porque había sido pan de cada día. Es una costumbre a la que todos
nos adaptamos y vivimos sin darnos cuenta cuánta energía nos demanda.

Fue un sueño tan revelador y vívido que, durante los siguientes tres
días, dormí como bebé, con una paz que envolvía todo mi ser. No sé qué tiene
el número 3 pero se había repetido varias veces. Sentí que llegué al lugar te-
nía que llegar. Sentí lo que tenía que conocer sobre el tema. Pero claro, volver
a la tercera dimensión y estar tan fuera de sintonía, en esta realidad, con él,
hizo que esa paz se desplomara por un tiempo, hasta integrar la experiencia
del sueño y todo lo que me transmitió.

Gracias a este episodio pude desprenderme de mi deseo de una rela-


ción con él. Me ayudó a comprender que somos uno y que no hay necesida-
des que nos obliguen a convivir aquí. Me dio la paciencia para liberarme de
expectativas y para calmar mis anhelos sentimentales. Pero, sobre todo, me
señaló el camino hacia el cuál necesitaba dirigirme. Lo que me pasó, abrió
una puerta para caminar por un sendero particular. Conocer este amor no
significa que ya viva en la esencia de su elevada vibración. Ahí recién se inició
el camino que me llevaría a la búsqueda de la esencia espiritual y el cora-
zón del alma que sostiene la vibración del amor incondicional. Cada paso
es un abono en el despertar. Antes buscaba la unión con él, ahora busco la
unión con mi verdad esencial pues sé que lograr esa unión, no sólo, es mi

124 FLAMAS DIVINAS


responsabilidad, sino que es el reto más importante que enfrentaré en cual-
quier vida. Ahí puedo encontrar el amor, la felicidad, la paz y la libertad
que trasciende. Conocer, por primera vez, lo que es vivir sin miedo fue tan
revelador y me reflejó que toda la vida, en esta dimensión, se basa en el
miedo. El amor más familiar para nosotros es apenas un colchón porque
no conocemos la verdadera fuerza del amor incondicional. Como lo expuso
Krishnamurti: “Solo el amor conduce a la acción correcta. Lo que trae
orden al mundo es el amor y dejar que el amor haga lo que quiera”.

Hasta lograr la experiencia trascendente de amor incondicional,


tenemos la opción de explorar y profundizar en nuestras vivencias de
amor. Notar cómo nos relacionamos y el impacto que tiene en nuestras
vidas. Si amamos con dolor necesitamos cuestionar el origen del dolor
que, generalmente, es el apego. Si comprendemos esto, necesitamos des-
menuzar el apego hasta que quede en nada y deje de gobernar nuestras
necesidades emocionales. Erich Fromm escribió un libro maravilloso ti-
tulado El Arte de Amar en donde dice: “¿Es el amor un arte? En tal caso,
requiere conocimiento y esfuerzo. ¿O es el amor una sensación placen-
tera, cuya experiencia es una cuestión de azar, algo con lo que uno «tro-
pieza» si tiene suerte?” Las experiencias de vida nos pueden servir para
relacionarnos mejor con el amor. Pero, eso no llega solo, requiere, como
dice Fromm, conocimiento y esfuerzo. Llegamos a un amor maduro lue-
go de este trabajo que podemos realizar. Como dice Fromm en su libro:
“el amor maduro significa unión a condición de preservar la propia
integridad, la propia individualidad. El amor es un poder activo en el
hombre; un poder que atraviesa las barreras que separan al hombre de
sus semejantes y lo une a los demás; el amor lo capacita para superar
su sentimiento de aislamiento y separatidad, y no obstante le permite
ser él mismo, mantener su integridad. En el amor se da la paradoja de
dos seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos.”
Qué maravilloso, al menos, llegar a este amor maduro. Lastimosamen-
te, es un privilegio de pocos. La energía global no refleja un porcentaje

GOY PAZ 125


interesante de amor maduro como para sentir que, como humanidad,
hayamos evolucionado. Fromm escribió El Arte de Amar en 1956 y ahí
dijo: “Analizar la naturaleza del amor es descubrir su ausencia general
en el presente y criticar las condiciones sociales responsables de esa au-
sencia.” Han pasado 64 años y la sensación es la misma. En hora buena,
la transición de era está estimulando despertares globales que así, como
el proceso con la FD, están llenos de dolor y sufrimiento.

¿Aprenderemos? Considero que no tenemos opción en este pun-


to. La transición toma un par de siglos y podemos notar lo lentos que
son los procesos globales. Una cosa sí está clara y lo han dicho muchos
personajes importantes: vivimos en un mundo disfuncional. No tenemos
que cruzarnos de brazos ante esta realidad. Más bien, necesitamos bus-
car la transformación. Está en nuestras manos y podremos hacer grandes
avances mientras vemos, como caen en pedazos, las estructuras antiguas
que nutrieron la realidad que estamos queriendo cambiar y no hemos
sabido cómo. La fuerza del amor renacerá de las cenizas de la destrucción
y volveremos a tener una época en la que vivamos entendiendo que el
bienestar de otros está ligado al bienestar de uno.

En el año 2002 decidí hacer un disco sobre los chakras basado


en lo que había aprendido, lo que había investigado y lo que me había
pasado. Cuando meditaba sobre el cuarto chakra recibí el mensaje con
el que inicié este capítulo. Este ser de luz me dijo que el amor más noble
y puro es la expresión de luz interior. Ese momento lo comprendí con
claridad, pero cuando salí de la meditación, sólo me quedé con la frase y
la señal que le pedí para confirmar la recepción del mensaje. Ha pasado
bastante tiempo y, aunque siento la verdad de las palabras, todavía no
llego a ser una con lo que realmente con su significado. Puedo hacer
análisis racionales y llegar a conclusiones lógicas, pero no se trata de eso.
El análisis racional se queda en el ámbito del conocimiento y flota en el
estado mental.

126 FLAMAS DIVINAS


Para comprender, de verdad, estas palabras, sé que necesito integrar,
vibrar y emanar su significado. Cuando tuve la experiencia de amor incon-
dicional entendí que amor, paz interior y libertad eran una sola cosa. Todo
esto se asocia con la luz, sin embargo, aunque entienda lo que significa “la
expresión de luz interior” siento que todavía me falta hacer las sinapsis que
me lleven a la asimilación completa del concepto.

No se puede comparar el conocimiento con la sabiduría. El conoci-


miento es el mapa, la sabiduría viene de recorrer el terreno. Hay mucha fan-
tasía espiritual. Es muy fácil hablar lindo. Es fácil dejarse tocar por frases
como la de El Principito, y tantas otras frases con las que nos sintonizamos.
Sin embargo, sentir identificación sin lograr integrar las ideas o conceptos,
de manera consciente, nos impide lograr una verdadera comprensión de las
cosas. Podemos saber que algo es verdad. Esto nos sirve de brújula. Encon-
trar el camino para vibrar esa verdad, a nivel atómico, es de lo que se trata
el viaje.

El camino hacia el Amor


Incondicional

Referencias

Fromm, Erich (1956). El arte de amar. Paidós.

GOY PAZ 127


Capítulo XIII
Homo Ego-Centrum

“El mundo arde en el fuego del deseo, codicia,


arrogancia y ego excesivo”
Sri Guru Granth Sahib.

Incluyo este tema ya que, el camino de las Flamas Divinas es el cami-


no del despertar y, el ego, es uno de los aspectos más fuertes que se interpone
en ese proceso, por un solo motivo: nos identificamos más con el ego que
con el alma. Si usáramos al ego como una herramienta de despertar interior,
comprendiendo cómo funciona y cómo se manifiesta, entonces, no sería un
obstáculo. La realidad es otra y no diferenciamos nuestra identidad del ego.
Por ende, quiero compartir este análisis sobre la etiqueta que usamos para
identificar nuestra especie y estimular la reflexión. Nuevamente, las cosas
tienen sentido desde la óptica con la que se enfoquen. Espero lograr la re-
flexión para llegar a reconocer al ego como herramienta y no como la base
de la identidad.

Más allá de las definiciones y exposiciones científicas sobre el tipo de


especie que somos los humanos, en este caso “Homo Sapiens” que significa
hombre sabio, deseo proponer, atrevidamente, que seamos objetivos y di-
rectos sobre esta etiqueta. ¿Acaso se puede considerar “sabia” a la especie
que está llevándonos a la sexta extinción masiva? Por más que intento com-
prender como llegó Linnaeus, a escoger este término para nuestra especie en
1758, me resulta irreal dada la historia y la mitología. Por ejemplo, la mito-

128 FLAMAS DIVINAS


logía grecorromana hace referencia a lo que conocemos como ego con his-
torias como la de Narciso y Hades. La mitología egipcia tiene a Seth que, en
parte, representa ese lado oscuro y describe la fuerza del ego. Está claro que,
en esa época, no existía el término “ego”, pero las características relacionadas
a la autosatisfacción y la consideración del yo como el centro del universo,
han sido narradas a lo largo de la historia. Fue Sigmund Freud quien utilizó
este término (ego) para describir aspectos de nuestra psique directamente
relacionadas al “yo”.

Contemplemos, por un momento, lo que consideramos por “hom-


bre sabio o mujer sabia”. ¿Quién se nos viene a mente? ¿Einstein? ¿Jesús?
¿Buda? ¿Hildegard Von Bingen? ¿Platón? ¿Sócrates? ¿Da Vinci? ¿Lao Tze?
¿Confucio? ¿María de Magdala? ¿Dalai Lama? ¿Gandhi? ¿Mata Amrita-
nandamayi Devi (Ammachi)? ¿Immanuel Kant? ¿Jiddu Krishnamurti?
¿Helena Blavatsky? ¿Yogananda? ¿Martin Luther King Jr.? ¿Bahá’u’lláh?
¿Djwal Kuhl? ¿René Descartes? ¿Alice Bailey? ¿Nikola Tesla? ¿Rudoph
Steiner? ¿Rumi? ¿Quién viene a tu memoria cuando piensas en seres de
sabiduría y por qué? ¿Qué es la sabiduría? ¿Cómo se la logra? La sabiduría
no debe confundirse con la inteligencia ni con el conocimiento, aunque sin
duda, la inteligencia y el conocimiento ayudan mucho en la manifestación
de la sabiduría. En general, asociamos sabiduría con profundidad de pensa-
miento, sentimiento y, sobre todo obra. Asociamos sabiduría con luz, la in-
tegridad del ser y la manifestación de los aspectos más altruistas de manera
coherente. Inteligentes y perspicaces han existido millones, pero sabios son
pocos.

La sabiduría surge de la experiencia. Podemos apoyarnos leyendo


muchos libros y estudiando, pero solo cuando adquirimos una experiencia
directa de algo podemos palpar lo que implica la sabiduría. Es importante
comprender la diferencia entre conocimiento y sabiduría. El conocimiento
se adquiere por la lectura y el estudio. Inclusive se puede tener un conoci-
miento a priori de algo. La sabiduría llega cuando se vive ese conocimiento

GOY PAZ 129


o se lo pone en práctica, pues la experiencia directa, es la mejor enseñanza
para tener claridad y emanarla. Todos podríamos llegar a la sabiduría si de-
dicáramos el tiempo necesario a la cultivación de nuestro ser, para encontrar
respuestas internas y despertar a la creatividad infinita del multiverso.

Lo más fácil es quedarnos atrapados en la identidad del yo inferior


(ego) y vivir en las revoluciones y demandas externas, de la vida diaria, sin
mirar más allá de la apariencia. Por eso, podría decir que somos Homo Sa-
piens en potencia, pero, la verdad, no comprendo cómo se pudo escapar la
realidad que vivimos la mayoría. Somos seres totalmente absorbidos por el
ego conforme vamos creciendo hasta que morimos sin distinción de edad.
Vivimos con esa noción, casi inconsciente, de que todo gira a nuestro alrede-
dor. Solo observa el comportamiento humano en una reunión de cualquier
tipo. El 90% se trata de algún “yo” que da su opinión, que habla de su expe-
riencia, que desea atención o que necesita demostrar su importancia perso-
nal. No es ni bueno ni malo, simplemente es. Hemos aprendido a cultivar
nuestra importancia personal más que nuestra esencia espiritual. Por ende,
y en función de la mayoría, somos totalmente Homo-Ego-Centrum. Esto no
excluye que tengamos momentos “sapiens” pero no es en este “modo” que
pasamos la mayor parte del día, sino en el modo ego-centrado. Si pudiése-
mos reconocer esta realidad podríamos cambiarla, colectivamente, pero es
un estado muy cómodo que nos hipnotiza.

La historia conocida de la humanidad es un claro reflejo de ese “yois-


mo” en el que vivimos sumergidos la mayoría. Admiramos tanto a estos seres
sabios que han sobresalido. ¿Por qué sobresalen? ¿Por qué los admiramos?
Si no fuese algo importante para la humanidad pasarían desapercibidos. Es-
tos personajes señalan un camino que, en el fondo, es lo que buscamos y eso
los hace tan importantes. Por ejemplo, René Descartes dijo: “Cogito, ergo
sum” que se traduce como “pienso, luego existo”. Una reflexión importante
para su época y que impactó el pensamiento occidental. A Descartes se le ha
atribuido el descubrimiento y desarrollo del “self” o “yo” como sujeto. Sin

130 FLAMAS DIVINAS


embargo, San Agustín, en el siglo IV, ya usaba el concepto de la mente huma-
na como una sustancia inmaterial para el aprendizaje. Como lo puso Henri
Oosthout, en un artículo sobre San Agustin de 1988 para el Instituto holan-
dés de estudios avanzados en humanidades y ciencias sociales: “a diferencia
de Descartes, Agustín no consideraba que la conciencia de que “yo existo”
fuera la verdad primaria y, de hecho, la única verdad que se impone con
pruebas irrefutables a la mente humana. Para Agustín, la conciencia de sí
mismo significa conciencia de uno mismo como imagen de Dios, y es esta
relación exclusiva entre el hombre y Dios lo que la mente humana no puede
negar más de lo que puede negar su propia existencia.”

En sus Confesiones, San Agustín expresa su profunda inquietud al


decir: “Quid ergo sum, deus meus? Quae natura sum? Varia, multimoda
vita et inmensa vehementer.” Que se traduce como: “¿Qué soy entonces,
Dios mío? la naturaleza, ¿soy yo? Una vida variada y sumamente inmen-
sa.” Descartes hace su reflexión desde una filosofía racional que acentuó la
división del ser humano con el espíritu, en el mundo occidental. Si bien es
una reflexión profunda, la actividad mental, como base de la existencia, está
directamente ligada al ego, al menos como pensamiento racional. Pero tam-
bién existe otra forma de pensamiento que trasciende el raciocinio y que es el
pensamiento abstracto, tal como se experimenta en la actividad del séptimo
chakra (Sahasrara). Este tipo de pensamiento lo podemos experimentar, con
claridad, en estados profundos y silenciosos de meditación.

Para comprender, funcionalmente, al ego, voy a ofrecer una visión


que me ha ayudado a ver las diferencias con los aspectos superiores de la
conciencia. Podemos decir que el “ego” es el motor de la personalidad. Per-
sonalidad tiene origen en la palabra persona, del latín, que significa máscara.
Es con lo que nos identificamos individualmente. Esta “máscara de la per-
sonalidad” funciona a través de tres herramientas principales: el cuerpo, las
emociones y los pensamientos, todos canalizados, en gran medida, a través
del ego. Es parte de nuestra humanidad y un reflejo de la dimerización de

GOY PAZ 131


la luz. Consideremos que nuestro estado más puro es la “Luz”. Conforme
vamos bajando en dimensiones de conciencia, vamos bajando la intensidad
de esa “Luz”. En esta tercera dimensión la luz pura se ha atenuado y toma
más fuerza la contraluz en la que se fortalece el ego. No es que la luz ha desa-
parecido, pero ha perdido su fuerza, o también podemos pensar que la luz se
ha dejado envolver por la oscuridad, finalmente, en la dualidad, no hay luz
sin oscuridad y viceversa. La conciencia de la Luz Pura está fundida con Todo
Lo Que Es y, conforme va bajando en dimensiones, va separándose de esa
conciencia unificada. En esta dimensión nos sentimos separados los unos de
los otros y somos individuos que necesitamos identificarnos con algo para
ser. La identidad es la que marca la personalidad. ¿Por qué, la personali-
dad, habría de ser una máscara? Porque todos estamos jugando a ser esto
o aquello. Cargamos un condicionamiento social y familiar, tan fuerte, que
entre lo que aprendimos a ser y lo que somos nos perdimos en el camino.
Generalmente, creemos que somos lo que aprendimos a ser y la vida nos va
presentando retos que nos van quebrando las ideas sobre lo que creemos
ser. Mientras más profundizamos, en el interior, más notaremos el peso de
ese condicionamiento del que tenemos que salir para encontrar la esencia de
nuestra luz.

El ego, en sí, no es malo, eso es importante reconocer, al menos desde


la óptica que presento aquí. Más bien, es la herramienta que necesitamos
aprender a domar para que se fortalezca la luz. El problema con el ego hu-
mano es que nos identificamos, con el mismo, a tal punto que creemos que
eso somos, esencialmente. Su propósito más profundo y escondido es el des-
pertar del Ser Interior, de la auténtica luz interna, a través del proceso que
hacemos para domar al ego. Al observar nuestro comportamiento impulsivo
podemos notar sus efectos, sus intenciones, sus manifestaciones y sus con-
secuencias. Conforme se da ese reconocimiento y aprendemos a “domarlo” y
ponerlo en su lugar, la fuerza del alma o “Luz Interior” va surgiendo y empe-
zamos a darnos cuenta de las cualidades energéticas que diferencian al alma
del ego. Con este proceso podemos escoger alimentar a cualquier parte de

132 FLAMAS DIVINAS


nuestro “make up psicológico” y podremos comprender con más claridad las
consecuencias. No es un proceso fácil, pero sí necesario para salir del domi-
nio del ego y la oscuridad e ignorancia en la que se deleita. Hay una hermosa
leyenda Cherokee que dice así:

Una mañana un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de


una batalla
que ocurre en el interior de las personas.
Él dijo, «Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de
todos nosotros».
«Uno es Malvado – Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar,
avaricia, arrogancia, autocompasión, cul-pa, resentimiento,
soberbia, inferioridad, mentiras, falso orgullo,
superioridad y ego.
«El otro es Bueno – Es alegría, paz, amor, esperanza, sereni-
dad, humildad, bondad,
benevolencia, amistad, empatía, generosidad, verdad, com-
pasión y fe.
El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su
abuelo:
“¿Qué lobo gana, abuelo?”
El viejo Cherokee respondió: «Aquél al que tú alimentes.»

El discernimiento, en este proceso, es tremendamente importante.


Hay que desarrollar esta herramienta que se va fortaleciendo conforme
aclaramos el panorama interior. Ese proceso nos permite que la “Luz” se
haga más fuerte en las dimensiones “dimerizadas” de la conciencia. Esto
implica tanto que la luz descienda a nuestra presencia humana, como que
la conciencia de nuestro ser se eleve para fundirse con los dictados del
alma. Así, en vez de que gobiernen los impulsos egocéntricos, nos vamos

GOY PAZ 133


manifestando con la fuerza de esa luz interior, que es nuestra esencia. El
viaje es largo y puede tomar algunas vidas llegar a ese punto de reconocer
la ilusión del ego y la trascendencia del alma. Sería maravilloso llegar a
lo que Assagioli dijo: ser el alma, identificarse con el alma, en vez del ego.

Mencioné que las herramientas del ego son: el pensamiento, las


emociones y el cuerpo. ¿Qué hace que una persona piense o sienta de tal
o cual manera? Hay un par de cosas importantes que considerar:

1) el karma personal
2) el condicionamiento familiar y social
3) donde se pone la atención
4) la interpretación de la experiencia
5) la asimilación e integración del proceso.

El karma personal se puede identificar de varias formas, por ejem-


plo: lugar, fecha y hora de nacimiento, que se puede interpretar a tra-
vés de la astrología de cualquier tradición. También podemos observar
el tipo de experiencias repetitivas que nos suceden y las condiciones de
vida en las que nacemos. Hay que comprender que todo es energía, todo
es vibración. Las formas misteriosas y abstractas que tiene el Multiverso
para manifestarse, en la materia, son muy consecuentes con dichas vi-
braciones. Entonces, respondemos a simples reglas de existencia en este
juego de vida. Para resolver el karma, necesitamos despertar de la enso-
ñación en la que vivimos y resolver las cosas pendientes que arrastramos
vida tras vida. Esa ensoñación, se basa en las creencias personales que
se suman a las creencias globales y que generan una vibración que crea
nuestra realidad. ¿Qué es lo que esta realidad refleja sobre las creencias
que la están creando? Reflexionemos sobre esta pregunta.

Conforme vamos trabajando en nuestro interior, y nos vamos dan-


do cuenta de las programaciones con las que funcionamos, podremos ir

134 FLAMAS DIVINAS


transformando, liberando o cambiando el karma y el condicionamiento,
para potenciar el despertar y cambiar esta realidad compartida. Esto re-
quiere mucha disciplina, observación, meditación, discernimiento, aper-
tura, aprendizaje y tiempo. Unas cosas serán más fáciles que otras, aun
así, la transformación es muy posible. Te irás dando cuenta de los avan-
ces conforme empieces a funcionar naturalmente de otra manera.

Se me viene a la mente un pequeño ejemplo que puede ilustrar esto.


Supongamos que de pequeño aprendes que ciertos bichos son malos y hay
que matarlos. Por ejemplo, las arañas. Entonces, aprendes a matar arañas
donde sea que las veas y lo repites, todo el tiempo, hasta que, en algún mo-
mento te empiezas a preguntar: ¿por qué las mato? Para esto, han pasado
décadas desde lo que aprendiste y, probablemente, ni recuerdes por qué las
matas. Empiezas a cuestionarte hasta que, por ti mismo, decides que no está
bien matarlas y dejas de hacerlo. Al inicio de este proceso, cuando recién te
empiezas a cuestionar, todavía las matas, por costumbre, y te toca poner más
atención en tu hábito hasta que lo logras cambiar. Eso toma el tiempo que
necesites y que dediques para hacer el cambio. No es que, por darte cuenta
de que es algo que no tiene sentido, enseguida lo dejas de hacer. La costum-
bre y los hábitos son sumamente fuertes y se enraízan profundamente. Por
eso, se requiere mucha atención y paciencia para cambiar. Este proceso se
puede traducir a cualquier experiencia que necesitamos liberar en nuestra
psique.

Es poco fácil darse cuenta de que, lo que pensamos, más allá de que
sea consecuencia de un condicionamiento, también responde al karma.
Por ejemplo, en esta vida nunca tuviste una experiencia mala con el agua y,
cuando te vuelves consciente de su existencia, reaccionas con terror. No se
puede explicar ese miedo que parece ilógico, pero quizás, en otra vida, mo-
riste ahogada y traes ese recuerdo contigo a esta vida para sanar y resolver.
Por ende, es realmente complejo este proceso de superar el karma, liberar
condicionamiento y domar al ego. No quiero desanimarte, el viaje es, más

GOY PAZ 135


bien, fascinante y vale la pena. Lo ideal es que logremos que el Yo Superior
(Alma) y el yo inferior (ego) se conviertan en una y la misma fuerza. O, po-
niéndolo de otra forma, una fuerza amalgamada en que, el ego, solo sirve a la
voluntad del alma. A veces, la energía del alma desciende para darnos algu-
nas experiencias y espera, pacientemente, que la persona eleve su vibración
para lograr esa fusión en el corazón. Otras veces, a través del trabajo interior,
logramos elevar la vibración de la conciencia para acercarnos a la luz.

El alma, al igual que el ego, dispone de ciertas herramientas para co-


municarse. Estas son:

1) el pensamiento abstracto
2) la intuición
3) la visión interior
4) la voluntad
5) el llamado

El pensamiento abstracto percibe una información global y esencial


de algo. Imagina que estás frente a un cuadro de Dalí, Van Gogh o Da Vinci.
El pensamiento racional mira por partes y desea entender de esa manera
el cuadro. El pensamiento abstracto recibe toda la información del cuadro
sin quedarse en detalles. Percibe desde la energía con la que fue creado has-
ta la intención que se deseaba comunicar, todo al mismo tiempo. La intui-
ción está conectada al sexto sentido, es la voz del alma que se comunica de
diversas maneras para anunciarnos algo. La visión interior es la capacidad
para conectarnos internamente para ver objetivamente, de manera más im-
personal, el proceso que se está gestando internamente. El observador que
mencioné, anteriormente, es la fuente activa de la visión interior. La volun-
tad es una herramienta poderosa que hay que desarrollar, para alinearnos
con la misión de vida y seguir el camino. El llamado se refiere a escuchar la
intuición con una visión interior objetiva que nos dirige hacia el camino que
necesitamos recorrer. Así como el séptimo chakra no tiene sentido sin el pri-

136 FLAMAS DIVINAS


mer chakra, el pensamiento racional es tan necesario como el pensamiento
abstracto. El conocimiento es un apoyo para la sabiduría. Todo tiene su nivel
de importancia.

En la medida en que nuestros sentidos se van purificando, aprende-


mos a ver las cosas como son y no como queremos que sean. Con esto espero
que se comprenda mejor la importancia que tiene el ego para el despertar
interior tanto como la importancia de escuchar los mensajes del alma para
que nuestra existencia tenga un sentido de plenitud. Deseo terminar este ca-
pítulo con una historia maravillosa que muestra que mientras no estemos
listos, no veremos sino una realidad a medias. Es la historia de Asanga y el
Buda Maitreya, que se encuentra en el capítulo doce de El libro tibetano de
la vida y la muerte de Sogyal Rimpoché, sobre la lógica de la compasión:

“Uno de los más famosos santos budistas de India fue Asanga, ere-
mita del siglo IV que se marchó a la montaña para hacer un retiro en so-
litario, concentrando su práctica meditativa en el Buda Maitreya, con la
ferviente esperanza de ser bendecido con una visión de este Buda y recibir
enseñanzas de él. Asanga meditó durante seis años con suma austeridad,
pero no tuvo ni siquiera un sueño auspicioso. Desalentado, llegó a creer que
nunca vería cumplida su aspiración de conocer al Buda Maitreya, de modo
que interrumpió el retiro y abandonó su ermita. No llevaba mucho tiem-
po andando por el camino cuando vio a un hombre que pulía una enorme
barra de hierro con un retazo de seda. Asanga se le acercó y le preguntó
qué hacía. —Necesito una aguja —respondió el hombre—, y me estoy ha-
ciendo una con esta barra de hierro. Asanga se lo quedó mirando atónito;
aunque el hombre acabara cumpliendo su cometido al cabo de cien años,
reflexionó, ¿qué sentido tendría? De modo que se dijo: «Fíjate en las mo-
lestias que se toma la gente por cosas completamente absurdas. Tú estás
haciendo algo realmente valioso, la práctica espiritual, y no pones tanta
dedicación ni mucho menos». Giró en redondo y regresó a la ermita. Pasa-
ron tres años más, durante los cuales siguió sin recibir ninguna señal del

GOY PAZ 137


Buda Maitreya. «Ahora estoy seguro, jamás lo conseguiré», pensó. Así que
volvió a marcharse, y pronto llegó a una curva del camino en la que había
un enorme peñasco, tan alto que parecía tocar el cielo. Al pie de la roca ha-
bía un hombre que la frotaba afanosamente con una pluma empapada en
agua. Asanga le preguntó qué hacía. —Esta roca es tan grande que impide
que dé el sol en mi casa, así que he decidido librarme de ella. Asanga se
sintió asombrado por la energía incansable de aquel hombre, y avergon-
zado por su falta de dedicación. Así que regresó a su retiro. Transcurrieron
otros tres años sin que tuviera ni un buen sueño. Al fin decidió de una vez
por todas que su empresa era desesperada y abandonó el retiro definiti-
vamente. Fueron pasando las horas y entrada ya la tarde se encontró con
un perro tendido en la cuneta. Sólo tenía las patas delanteras, y la mitad
trasera del cuerpo estaba descomponiéndose y cubierta de gusanos. Pese
a su lamentable estado, el animal no cesaba de ladrar a los transeúntes y
hacía patéticos intentos de morderlos, arrastrándose por el suelo con las
patas buenas. Asanga quedó abrumado por un vivo e insoportable senti-
miento de compasión, y se cortó un pedazo de carne de su propio cuerpo
para dar de comer al perro. Después se agachó para quitarle los gusanos
que le consumían el cuerpo, pero de pronto se le ocurrió que podía hacerles
daño si los cogía con los dedos, y se dio cuenta de que la única manera de
quitarlos era con la lengua. Se arrodilló y, tras mirar la repulsiva masa
culebreante, cerró los ojos. Se acercó más, sacó la lengua... y cuando se dio
cuenta, estaba tocando el suelo con la lengua. El perro había desaparecido;
en su lugar estaba el Buda Maitreya, envuelto en un aura de luz trémula.
—Por fin —dijo Asanga—. ¿Por qué no te me has aparecido antes?’ —No es
verdad que no me haya aparecido antes —le dijo Maitreya dulcemente—.
He estado siempre contigo, pero tu karma negativo y tus oscurecimientos
te impedían verme. Tus doce años de práctica los disolvieron levemente, y
por eso al menos has podido ver al perro. Luego, gracias a tu auténtica y
sincera compasión, todos los oscurecimientos han quedado completamente
eliminados y ahora puedes verme ante ti con tus propios ojos. Si no crees
que haya ocurrido así, cárgame al hombro y comprueba si alguien más

138 FLAMAS DIVINAS


puede verme. Asanga se cargó a Maitreya al hombro derecho y se dirigió al
mercado, donde empezó a preguntarles a todos: «¿Qué llevo al hombro?».
La mayoría de los interpelados respondía que nada y seguía su camino.
Sólo una anciana que había purificado ligeramente su karma respondió:
—Llevas el cadáver putrefacto de un perro viejo, nada más. Asanga com-
prendió por fin el poder ilimitado de la compasión que había purificado y
transformado su karma, convirtiéndolo así en un recipiente digno de reci-
bir la visión y la instrucción de Maitreya. A continuación, el Buda Maitre-
ya, nombre que significa «afecto amoroso», condujo a Asanga a un reino
celestial donde le dio muchas enseñanzas sublimes que se cuentan entre las
más importantes de todo el budismo.”

La Importancia y la Necesidad
de DESPERTAR

El Impacto de las Flamas Divinas


en el Inconsciente Colectivo

Referencias

Rimpoché, Sogyal (1992) – Libro tibetano de la vida y la muerte –


harper Collins

GOY PAZ 139


Capítulo XIV
Cambiando la matriz de la
existencia

“Vivir es descubrir por uno mismo aquello que es


verdadero, y uno puede hacer eso únicamente cuando
hay libertad, cuando existe una constante revolución
interior.”
Krishnamurti

Krishnamurti ha sido un personaje influyente en mi camino. Re-


cuerdo que escuchando cassettes de sus charlas en los años 70, aprendí
sobre el observador interior, que luego conocería en el Control Mental Sil-
va tanto como en la Psicosíntesis. Es interesante que una parte de nosotros
pueda saber que hay verdad en las palabras de otros y, sin embargo, lograr
la realización en uno cuesta mucho. Pero, ¿cómo podemos saber siquiera
que hay verdad en ciertos conceptos? Hay algo en nuestro interior, conec-
tado a la fuente de toda sabiduría, que ha estado dormido por siglos. La
era de Piscis vino a mostrarnos los efectos del poder del ego bajo el siste-
ma patriarcal. Experimentamos la sumisión de la conciencia a ese estilo de
poder y hemos visto todo lo que eso ha traído. Ahora, que estamos en un
cambio de era, necesitamos hacer un proceso de desprendimiento y trans-
formación. Al ir despertando a nuevos niveles de conciencia, nos damos
cuenta de todo el adiestramiento social que hemos recibido para nutrir y
co-crear una realidad que no parecía tener alternativa, pero realmente, sí
la tiene. Las creaciones más importantes están todavía por venir. Tenemos

140 FLAMAS DIVINAS


que vivir este proceso, paso a paso, para que quede bien grabado en nues-
tro inconsciente colectivo.

Considera ¿qué es la matriz? Para esto compartiré algunas frases de


la película “The Matrix”, que son relevantes al tema. Morfeo explica a Neo
qué es la Matriz diciendo: “La matriz es un sistema y ese sistema es nues-
tro enemigo. Cuando estás ahí verás emprendedores, carpinteros, aboga-
dos, profesores. Tienes que comprender que la mayor parte de humanos
son todavía parte del sistema y no están listos para ser desconectados.
Muchos de ellos son tan inertes, tan desesperadamente dependientes del
sistema, que lucharán para protegerlo.” También le dice: “La Matriz nos
rodea. Está por todas partes. Incluso ahora, en esta misma habitación.
Puedes verla si miras por la ventana o al encender la televisión. Puedes
sentirla cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus
impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la
verdad.” Neo le pregunta: “¿qué verdad?” Y Morfeo le contesta: “Que eres
un esclavo Neo, como todos, naciste en una prisión que no puedes oler,
saborear o tocar, es una prisión para tu mente. Desgraciadamente nadie
puede decirte lo que es la matriz, la tienes que ver por ti mismo.”

Estas frases son muy fuertes y poderosas, pero como ya mencio-


né antes, podemos saber que algo no cuadra y no saber cómo alinear ese
conocimiento con la realidad que vivimos. Como dijo Morfeo: “Hay una
gran diferencia entre conocer el camino y andar el camino.” Este es otro
ejemplo que habla de la diferencia entre conocimiento y sabiduría. Se re-
quiere tanto de nuestro intelecto para poder hilar fino y encontrar un ca-
mino con sentido. Es verdad que hay que andar el camino, de eso se trata,
pero antes hay que saber dónde inicia. Para eso hay una sola respuesta: en
el interior. Es tanto lo que necesitamos quitarnos de encima que para
el 99.99% de la humanidad es un camino pedregoso. Necesitamos sanar,
liberar, perdonar, descubrir, desprender, desaprender y reconectar con lo
que ese mundo interior tiene para cada uno de nosotros. La única manera

GOY PAZ 141


de hacerlo es aprendiendo a relacionarse con uno mismo. Todos tenemos
distintas capacidades intelectuales, tenemos distintas habilidades. Sea cual
fuere nuestro potencial, el camino es solo uno, aprender a mirar interna-
mente y seguir los dictados del corazón espiritual. En ese proceso, obser-
vamos lo que pensamos, lo que sentimos, lo que creemos y cómo eso im-
pacta nuestra vida. Mientras más se desarrolla esa relación con el interior,
mayor es la claridad que vamos tomando sobre las reglas que la sociedad
nos clavó para vivir esta realidad. De la misma manera, al caminar en este
sendero interior, suele suceder que nos vamos alejando de personas que se
mantienen en la matriz y nos acercamos a otros seres que están en la mis-
ma resonancia o, por último, buscamos estar solos. El proceso de salir de
la realidad amamantada por el inconsciente colectivo no es para nada fácil.

La supervivencia tiene a la mayoría con un pie en la una realidad y


con otro pie en la otra. Esto es natural hasta encontrar la manera de dar ese
salto definitivo que nos lleva a vivir en la nueva realidad. La mayoría de no-
sotros vivirá una transición de era intensa. Quizás muchos logren entrar en
la vibración de la nueva era de compasión, amor, comunidad, hermandad
durante su ciclo de vida y será un gran logro. Sin embargo, como huma-
nidad, esto toma mucho más tiempo porque, aunque las nuevas genera-
ciones ya tienen un panorama más claro de lo que les toca vivir, todavía
quedan rezagos de la influencia generacional que creó la realidad actual.
Además, hay tantas mega diferencias en las formas de vida, que un porcen-
taje muy alto, de personas que viven sin poderse llevar un pan a la boca, no
tiene la posibilidad de usar su intelecto para pensar en la nueva conciencia.
Mientras el tema de la extrema pobreza no encuentre una solución, será
difícil que logremos los cambios más importantes en esta transición.

Gautama Siddhartha, el Buda, enseñó que pasar necesidades ex-


tremas impide que podamos usar las facultades intelectuales necesarias
para realizar el viaje hacia la iluminación. Tras largos períodos de ina-
nición y desprendimiento de lo físico, se dio cuenta que los extremos no

142 FLAMAS DIVINAS


eran saludables y, por eso, contempló y practicó el camino del medio.
Una vez que su cuerpo estuvo sano pudo sentarse bajo el árbol de Bod-
hi (ficus religiosa) a meditar hasta lograr la iluminación. Enfrentó a sus
demonios internos, la voz del ego, los deseos y toda la actividad interna
que le impedía ver la verdad hasta que se despojó de todo y logró ver las
cosas tal y como son.

Nosotros no vemos las cosas como son sino como queremos que
sean. Vemos verdades a medias, manipulamos la información para que
se adapte a nuestras necesidades y creamos plataformas sobre las que
proyectamos nuestro juego mental. Lograr ecuanimidad interior, sin afe-
rramientos y alineados con lo que es nos permitirá resonar mejor con las
cosas, aunque no hayamos logrado todavía la iluminación.

¿Qué es la ecuanimidad? Una definición dice: “es un estado de es-


tabilidad y compostura psicológica que no se ve perturbado por la expe-
riencia o exposición a emociones, dolor u otros fenómenos que pueden
causar la pérdida del equilibrio de la mente.” Otra dice: “la ecuanimidad
se refiere a mantener una actitud equilibrada y constante a lo largo del
tiempo, más allá de las circunstancias que nos rodean, bien sean positi-
vas o negativas. Por esta razón, se considera que la ecuanimidad es una
virtud que pocos individuos poseen y ponen en práctica.” Esto, obvia-
mente, no se logra en un curso de fin de semana. Mas bien, implica una
práctica disciplinada de mucho tiempo que nos permite la objetividad
suficiente para mantenernos imparciales. El día a día, de nuestras vidas,
nos ofrece una oportunidad para observarnos, cuestionarnos y reconsi-
derar si lo que estamos haciendo aporta en el camino de nuestra realiza-
ción interior.

Cada uno necesita encontrar la mejor manera de estimular esa


relación con su interior. A unas personas les funciona bien ir a la na-
turaleza, a otras les ayuda la meditación, a otras una práctica como el

GOY PAZ 143


yoga. Son muchos los caminos y cada uno brindará una trayectoria di-
ferente. Puedo decir, por experiencia, que el sendero más directo para
conectar con el interior es la meditación. Hay personas que dicen que
no pueden meditar porque su mente se inquieta con facilidad. Pues, jus-
tamente, el auto-entrenamiento implica tener la paciencia y la voluntad
para aprender a aquietar la mente. Se puede empezar con cinco minutos,
que luego se convertirán en diez y así sucesivamente. Se puede iniciar
con la introspección, luego se llega a la contemplación y, finalmente, a
la meditación. Esto toma tiempo y es muy factible lograr. Se trata, justa-
mente, de auto-entrenarnos. Eso nos lleva a romper con nuestras propias
limitaciones. Piensa, por ejemplo, en tu deportista profesional favorito.
¿Cómo crees que llegó a ser una estrella? Sencillo: práctica disciplinada.
Si conoces la vida de estos personajes, te darás cuenta de que sus logros
no caen del cielo. Podrán tener la habilidad, que supieron explotar, pero
igual han tenido que pasar por mucha preparación, sacrificios y, sobre
todo, disciplina. El proceso hacia el interior es igual. ¡Mucha disciplina
y constancia!

El 2020 nos trajo una realidad que jamás esperamos. En el contex-


to de lo que comparto no importa el origen del problema tanto como lo
que ha implicado como experiencia, para todo el Planeta. Jamás hemos
compartido algo de esta índole, todos al mismo tiempo. Compartir una
enfermedad, una cuarentena, una crisis a nivel mundial ha sido único. La
energía cambió totalmente. Mucha gente aprovechó para pausar el ritmo
de vida y reflexionar más profundamente sobre lo que está sucediendo
consigo mismo y con la humanidad. Aunque haya sido mínimo el cambio
en la conciencia colectiva, podemos sentir que ya nada será igual. Hemos
vivido una era gobernada por la ira, la frustración, el miedo y la violencia.
No podemos esperar que el cambio hacia un mundo más benevolente y
amoroso venga teñido de rosas y sonrisas porque eso nos impediría ver
el efecto nocivo de lo que hemos cultivado como humanidad. El peso del
manto colectivo que hay que cambiar es gigante y, por eso, tomará un

144 FLAMAS DIVINAS


par de siglos lograr ver los retoños de las semillas de transformación que
dejaremos sembradas durante nuestra existencia.

Estamos sumergidos en un proceso de transformación colectiva que-


ramos o no. Ahora es cuando se puede aprender con mayor claridad sobre el
impacto que tenemos en la relación con la vida en este Planeta y la dinámica
cósmica. No sé cuánto importe saber cómo fueron otras transiciones de era
pues la que tenemos en frente es la que importa ahora y, esta oportunidad de
despertar y transformación, no se repetirá con facilidad. Si bien cada ser está
en su propio proceso y nivel de conciencia, estar aquí ahora nos está dando
la oportunidad para dar saltos enormes en nuestro camino de unión con esas
verdades más profundas y trascendentes. Es muy duro darse cuenta de que
hemos vivido en una ilusión, basada en mentiras históricas que han sido ma-
nipuladas para satisfacción de poderes y corrupción.

¿Qué es lo que esto refleja de nosotros, como humanidad? Podemos


vibrar bien bajo y es más tentador, más fácil caer en estos niveles de bajeza
moral y corrupción. Pero no nos dejemos engañar. Así como lo barato sale
caro, lo fácil termina siendo bien difícil. Todo tiene un costo, y si bien las
leyes humanas se pueden quebrantar, no así las leyes universales. Vivir en
la dualidad implica vivir en contraste: noche y día, agua y fuego, malo y
bueno, hembra y macho, corrupción e integridad, rico y pobre, consciente
e inconsciente, miedo y fortaleza, etc. Sabemos que en la noche oscura po-
demos apreciar la luz de las estrellas. Así funciona la dualidad. Esto debe
tener un significado mayor que, simplemente, disfrutar de las constelacio-
nes, estrellas y planetas.

¿Es posible que, por naturaleza, busquemos la oscuridad, el do-


lor, el rencor y lo malo? O, ¿acaso lo que buscamos, por naturaleza, es el
amor, la felicidad, la alegría, la sinceridad? Pensemos en lo que es natural
para nosotros antes de que el condicionamiento corrompa esa naturale-
za. Como dijo Krishnamurti: “Cuando uno pierde la profunda e íntima

GOY PAZ 145


relación con la naturaleza, los templos, mezquitas e iglesias se vuelven
importantes.”

Las ciudades, todas encementadas, nos han quitado la conexión con


lo natural, por eso se experimenta tan poca paz y tranquilidad. Y, encima
más, ¿qué estamos haciendo los humanos? ¡Destruyendo los recursos na-
turales! Estamos acabando con nuestra Madre. ¿Hasta dónde queremos lle-
gar? ¿Cuánta más oscuridad necesitamos para ver la luz? Tenemos todo
el menú de la oscuridad frente a nosotros. Podemos darnos cuenta del tipo
de poder al que hemos respondido y ese poder ha sido mal llevado y admi-
nistrado, las consecuencias están a la vista. Hemos experimentado un po-
der de mala calidad que satisface las vibraciones más bajas del ego humano.
¿Por qué disgusta a la mayoría? ¿Qué es lo natural en nuestra reacción
al rechazo de la corrupción o de la manipulación del poder? Si olvidaste
lo que significa la naturalidad, observa a los niños pequeños. ¿Acaso tienen
el deseo de engañar y de ser corruptos? ¿Tienen deseos de hacer daño con
malas intenciones? Si una cosa nos encanta de los niños es, justamente, lo
naturales que son. A ellos se les acepta decir verdades hirientes porque lo
hacen sin malicia. Se les acepta que coman con las manos por las mismas
razones, lo hacen naturalmente. Pero, van creciendo y el condicionamiento y
enseñanzas a nivel físico, mental y emocional, de distintos niveles, los va des-
conectando de su naturalidad, los va formando y deformando hasta quedar
desconectados y listos para co-crear la realidad que nos refleja lo cercanos o
distantes que estamos de nuestra naturaleza.

El menú de la luz también está a nuestro alcance, solo que está opa-
cado por el tamaño del menú de la oscuridad. Esta oscuridad, tan enorme
que vemos, ha surgido para que podamos volcar nuestros ojos a la luz que
brilla en su trasfondo. Y así, lo que vemos hacia afuera necesitamos traducir
a nuestra dinámica interior. En este caso, despertar significa aprender a ver
la luz, recordar nuestra naturalidad y alinearnos con los principios que per-
miten manifestar esa naturaleza intrínseca de la que hemos andado perdidos

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en estos siglos. Significa volver a casa. Este es uno de los motivos por los
que las Flamas Divinas, que adquirieron el compromiso de encontrarse en
esta época de transición, están removiendo las energías estancadas de estos
siglos que llevamos encima. Es hora del cambio. No hay tiempo que perder.
Necesitamos crear un nuevo mundo que nazca de las cenizas de nuestro des-
pertar interior. El menú de la luz y la oscuridad se resume en dos opciones:
amor y miedo. ¿Qué vas a escoger para tu vida?

Despertar en esta transición


y cambio

Cómo despertar la sabiduría


y equilibrar las fuerzas polares

GOY PAZ 147


Sobre la autora

Goy Paz practica la terapia psicosomática desde 1993. Ha conduci-


do programas radiales para el despertar de la conciencia desde 1988 y ha
escrito dos libros: Reflexiones de un despertar (2000), que recopila artí-
culos escritos para su programa radial y el libro De la Oscuridad a la Luz
(2003), que narra experiencias con un “falso profeta” que fueron parte de
su camino interior. En 2008, Goy tuvo el encuentro con su Flama Divina.
Le ha tomado todos estos años procesar y comprender el motivo principal
por el que muchas personas están teniendo estos encuentros. Goy ha es-
crito en su blog www.goypaz.com sobre estos temas y otros relacionados al
despertar interior desde 2012. También tiene un canal bilingüe de Youtu-
be (Grupo Serenidad) en que presenta videoblogs y entrevistas a distintos
personajes.

Curriculum

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Flamas Divinas es una publicación de Grupo Serenidad.
Autora: Gloria Paz
©️Copyrigh: Serenidad, 2020
Todos los derechos reservados conforme a la ley. Prohibida su
reproducción total o parcial sin la autorización de los editores.
Primera edición, noviembre 2020
ISBN: 978-9942-808-17-2
Portada: Tiua Design
Diseño y realización: Trama Ediciones
Impresión: Artes Gráficas Señal
Grupo Serenidad: Carlos Montúfar E13-361 y Monitor. Sector Bellavista.
Quito - Ecuador.

Teléfono: 593.2.2444371 | Celular: 593.9.9217000


www.serenidad.ec | www.goypaz.com | serenidad@gruposerenidad.com
Hecho en Quito, Ecuador, noviembre 2020

GOY PAZ 149


Estamos viviendo una transición de gran intensidad que
requiere un movimiento de energía enorme para realizar
los cambios en la conciencia colectiva. ¿Queremos un
mundo mejor? Entonces, evidentemente, necesitamos
hacer cambios importantes en las estructuras que han
dado forma a esta realidad que compartimos. El encuen-
tro de Flamas Divinas es parte de este plan de transforma-
ción. Su misión es romper esquemas internos estancados
para despertar a la energía del amor incondicional. A
través de choques intensos que brindan una oportunidad
para desprenderse del condicionamiento mental antiguo,
las Flamas Divinas van encontrando verdades más autén-
ticas y profundas sobre su multidimensionalidad que
permiten ver la vida, con mayor claridad, desde distintas
dimensiones. Este libro sirve de reflexión y de guía para
considerar caminos que llevan al despertar interior.

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