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RECURSO DE REVISIÓN-Frente a sentencia que revoca la declaratoria de

responsabilidad y condena a la sanción por el ocultamiento de bienes sociales, con


fundamento en las causales primera, sexta y octava del artículo 380 del Código de
Procedimiento Civil. Reiteración de las sentencia de 3 de septiembre 1996, 2 de febrero de
2009 y 8 de junio de 2011. (SC9228-2017; 29/06/2017)

Fuente formal:
Artículo 380 numerales 1, 6 y 8 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 1824 del Código Civil.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 3 septiembre de 1996, rad. 5231.
Sentencia de 2 febrero de 2009, rad. 2000-00814-00.
Sentencia de 8 junio de 2011, rad. 2006-00545-00.

Fuente doctrinal:
Chiovenda. Instituciones de derecho procesal civil. Vol. III, Madrid: 1940, p. 406.

NULIDAD DE LA SENTENCIA–Ausencia de adecuación de los hechos invocados como


nulidad frente a una específica causa de invalidación contemplada en LOS artículo 140 del
C.P.C y 29 C.P. Elementos que la configuran y finalidad. Reiteración de las sentencia
CXLVIII, 22 de septiembre de 1999 y 29 de octubre de 2004, 29 de agosto de 2008. La
valoración de la prueba no está contemplada en las causales legales y constitucionales.
(SC9228-2017; 29/06/2017)

Fuente formal:
Artículos 140, 174, 175 y 380 numeral 8 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 29 de la Constitución Política.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CXLVIII, 1985.
Sentencia de 22 de Septiembre de 1999, rad. 7421.
Sentencia de 29 de octubre de 2004, rad. 03001.
Sentencia de 29 de agosto de 2008, rad. 2004-00729.

Fuente doctrinal:
Hernando Morales Molina. Curso de derecho procesal civil. Parte general. 8ª ed. Bogotá:
ABC, 1983. P. 652.

NULIDAD CONSTITUCIONAL–Procede cuando recae sobre la prueba obtenida con


violación al debido proceso. La valoración de la prueba no está contemplada en las causales
legales y constitucionales. (SC9228-2017; 29/06/2017)

APRECIACIÓN PROBATORIA–Improcedencia de su invocación en sede del recurso


extraordinario de revisión como causal de nulidad originada en la sentencia. Reiteración de
las sentencias de 29 de julio de1997 y 10 de diciembre de 2010. (SC9228-2017; 29/06/2017)

Fuente formal:
Artículo 140, 174 y 175 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 29 de la Constitución Política.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SR038 de 29 de julio de 1997.
Sentencia de 10 de diciembre de 2010, rad. 11001-0203-000-2005-00951-00.

DOCUMENTO NUEVO-Ausencia de acreditación de los elementos de fuerza mayor, caso


fortuito o por obra de la parte contraria como causa que impide la incorporación de los
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

documentos tendientes a demostrar la ocultación de bienes sociales. Reiteración de las


sentencias de 2 de diciembre de 1987 y 7 de diciembre de 2016. Requisitos para su
estructuración. Reiteración de las sentencias de 1 de julio de 1988, 1 de marzo de 2001 y 5 de
diciembre de 2012. (SC9228-2017; 29/06/2017)

Fuente formal:
Artículo 251 del Código de Procedimiento Civil.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SR de 2 de diciembre de 1987, G.J. t. CLXXXVIII, p. 332.
Sentencia CSJ SR237 de 1 de julio de 1988.
Sentencia CSJ SR de 1 de marzo de 2001, rad. 2009-00068.
Sentencia CSJ SR de 5 de diciembre de 2012, rad. 2003-00164-01.
Sentencia SC17719 de 7 de diciembre de 2016, rad. 2012-02692-00.

FUERZA MAYOR O CASO FORTUITO–Acreditación de la imposibilidad de aportación


por obra de la parte contraria en recurso de revisión. Violencia de género. Reiteración de la
sentencia C-297 de 2016 de la Corte Constitucional. (SC9228-2017; 29/06/2017)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia C-297 de 2016 de la Corte Constitucional.

MANIOBRA FRAUDULENTA–Evasión de medida cautelar de secuestro a través de retiro


de bienes sociales. Reiteración de las sentencia de 18 de diciembre de 2006 y 29 de agosto de
2008. Concepto. Reiteración de la sentencia de 7 de diciembre de 2000. Requisitos para su
estructuración. Reiteración de las sentencias de G. J. T. LV. 533, 5 de julio de 2000. (SC9228-
2017; 29/06/2017)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia G. J. T. LV. 533.
Sentencia de 5 de julio de 2000, rad. 7422.
Sentencia de CSJ SR-243 de 7 de diciembre de 2000, rad. 007643.
Sentencia de CSJ SR-208 de 18 de diciembre de 2006, rad. 2003-00159-01.
Sentencia de 29 de agosto de 2008, rad. 2004-00729.

TRANSITO DE LA LEY-Aplicación del Código de Procedimiento Civil, en virtud del


artículo 624 del Código General del Proceso, al ser el estatuto procesal vigente al momento de
la formulación del recurso de revisión frente a sentencia que revoca la declaratoria de
responsabilidad y condena a la sanción por el ocultamiento de bienes sociales. (SC9228-2017;
29/06/2017)

Fuente formal:
Artículo 624 del Código General del Proceso.

Asunto:
Se formula recurso de revisión frente a sentencia que revocó la decisión de declarar al
demandado como responsable por el ocultamiento de varios semovientes de propiedad de la
sociedad conyugal y lo condenó a la pérdida de su porción, proferida por el juez de primera
instancia. Se presentó demanda revisión por las causales 1ª, 6ª y 8ª del artículo 380 del
Código de Procedimiento Civil. La Corte declaró infundado el recurso al considerar que no se
configuraron las causales aducidas por el recurrente debido a la falta de concurrencia los
presupuestos y elementos que las estructuran.

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ


Magistrado Ponente

SC9228-2017
Exp.: 11001-02-03-000-2009-02177-00

(Aprobado en sesión de veinticuatro de mayo de dos mil diecisiete)

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

Bogotá D.C., veintinueve (29) de junio de dos mil


diecisiete (2017).

Se resuelve el recurso extraordinario de revisión que


formuló Ana Beatriz Barbosa de Herrera contra la sentencia
de segunda instancia proferida el diecinueve de junio de dos
mil ocho por la Sala Civil Familia Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de San Gil.

I. ANTECEDENTES
A. La pretensión

Con fundamento en la causal octava del artículo 380


del Código de Procedimiento Civil, el impugnante pretende se
anule la sentencia objeto de revisión y en su lugar, proferir
fallo que confirme el proferido en la primera instancia.

B. Los hechos

1. Ana Beatriz Barbosa de Herrera formuló demanda


ordinaria contra Luis Emilio Herrera para que se le declarara
responsable del ocultamiento de veinticuatro cabezas de
ganado de propiedad de la sociedad conyugal y de la venta
ficticia de cinco animales más encontrados en la diligencia de
secuestro practicada dentro del proceso de divorcio y
liquidación de la sociedad conyugal promovido por el
cónyuge, amén de declararlo responsable del deterioro y
pérdida rentable de los diez semovientes restantes que fueron
secuestrados, de los cuales fallecieron dos.

En consecuencia, pidió que se declarara que el


demandado había perdido su porción en las cabezas de

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

ganado de la sociedad conyugal y que se le condenara a


restituir doblada dicha cantidad o su equivalente en dinero,
además de recompensar el daño ocasionado a los otros diez
vacunos mencionados.

2. Afirmó que el demandado promovió en su contra un


proceso de divorcio dentro del cual omitió denunciar la
totalidad de los bienes sociales, por lo cual ella procedió a
denunciarlos, incluidos los semovientes que se encontraban
en el predio “El Brazil” de propiedad de los esposos, respecto
de los cuales solicitó su secuestro.

3. Dos días antes de la diligencia y en compañía de dos


acompañantes, la demandante verificó la existencia de
treinta y tres cabezas de ganado en el indicado inmueble,
pero en la víspera del acto judicial, el demandado y su amigo
Plinio Manuel Useche sacaron del fundo la mayor parte de
los vacunos.

4. Por lo anterior, solicitó realizar el secuestro en la


finca “Bella Vista” de propiedad de un tercero, donde
presumiblemente se hallaban los animales y en el predio “El
Brazil”, encontrándose solo nueve, de los cuales fue
designada como depositaria.

5. Luis Emilio Herrera impidió el ejercicio del depósito


mediante agresiones físicas y amenazas contra su ex cónyuge
y sus dos hijas para que no volvieran a la finca, además de
sacar los semovientes cautelados de los potreros en que
pastaban y dejarlos a la deriva, obrando de consuno con el
secuestre nombrado por el juzgado de conocimiento.

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

6. Respecto de cinco de los nueve vacunos


secuestrados, un tercero promovió incidente de
levantamiento de embargo aduciendo la compra de los
mismos, el cual no prosperó.

7. Posteriormente, el demandado y el secuestre, sin


avisarle al juez ni a ella, sacaron los nueve semovientes y dos
crías del predio al cual habían sido llevadas por la
demandante para su estadía, para su posterior venta por el
auxiliar de la justicia por un precio muy inferior al que les
correspondía en condiciones normales del mercado.

8. Sin embargo, después de la venta, dichos animales


fueron llevados a la finca “El Brazil” para ser manejados por
Luis Emilio Herrera.

9. Con anterioridad, el demandado ya había acudido a


la simulación de ventas con Plinio Manuel Useche como
medio para distraer bienes de la sociedad conyugal, lo que
ocurrió con el predio “El Brazil” y con una casa de habitación
ubicada en el municipio de Velez, Santander, hechos por los
cuales se promovieron dos juicios; en uno de ellos se declaró
la nulidad absoluta del contrato, y en el otro Luis Emilio
Herrera se allanó a las pretensiones de la demanda.

9. Los semovientes sustraídos del predio “El Brazil” no


quedaron dentro del inventario de bienes del haber social en
razón de su desaparición.

10. Al contestar la demanda, Luis Emilio Herrera se


opuso a las pretensiones y negó la mayor parte de los hechos

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

aducidos. Como única excepción de mérito, formuló la de


«cosa juzgada», argumentando que entre las partes cursó un
proceso de divorcio y liquidación de la sociedad conyugal, en
el que se aprobaron los inventarios y avalúos que sirvieron de
fundamento para decretar la partición y adjudicación de
bienes.

11. El a quo declaró al demandado responsable de la


ocultación dolosa de veinticuatro cabezas de ganado de
propiedad de la sociedad conyugal y lo condenó a la pérdida
de su porción en las mismas y a restituir a la sociedad
conyugal la suma de $35.100.000, correspondiente al doble
del valor de los bienes ocultados.

12. El demandado interpuso recurso de apelación con


sustento en que el a quo omitió el decreto de pruebas
solicitadas en la contestación de la demanda y en que dio por
probado que el demandado obró de manera fraudulenta en
complicidad con un tercero para ocultar semovientes de
propiedad de la sociedad conyugal a pesar de encontrarse
demostrado que no eran bienes sociales.

13. Mediante sentencia de 19 de junio de 2008, el


Tribunal revocó el fallo de primera instancia porque las
pruebas recaudadas no demostraban que los vacunos
incluidos por la actora en el inventario adicional hayan hecho
parte del haber común, pues no se acreditó plenamente su
existencia y la titularidad del dominio en cabeza del
demandado.

14. La demandante recurrió en casación, que no fue


concedida por el ad quem en proveído de 30 de octubre de
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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

2008, habiéndose declarado bien denegada en sede de queja


ante esta Corporación mediante auto de 26 de agosto de
2009.

C. El recurso extraordinario de revisión

La impugnante invocó, en su orden, las causales 8ª, 1ª


y 6ª del artículo 380 del Código de Procedimiento Civil, con
fundamento en lo siguiente:

1. Existió nulidad originada en la sentencia que puso


fin al proceso, toda vez que el juzgador de segunda instancia
fundó su decisión en la determinación adoptada sobre el
inventario adicional, aceptando la tesis del demandado sobre
la existencia de una sociedad con Plinio Manuel Useche
respecto de 33 cabezas de ganado, de la cual negó que
hubiera obtenido ganancias, comportamiento doloso que fue
tomado como probanza en contra de la demandante
«desnaturalizando el fin de la prueba, que es aportar certeza
acerca de la verdad, el derecho y la justicia para fallar»1, con
lo que se incurrió en nulidad constitucional y legal.

2. Posterior a la sentencia se encontraron documentos


provenientes de la Caja de Crédito Agrario que acreditan los
préstamos que realizaba Luis Emilio Herrera como ganadero
desde 1994; las sentencias judiciales proferidas por el Juez
Primero Civil del Circuito de Vélez dentro de un proceso de
simulación; la declaración extraprocesal rendida por Luis
Emilio Herrera; un préstamo por $5.000.000 que el
demandado otorgó por la época de la liquidación de la

1
Folio 92, c. Corte.

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

compañía de ganado con Plinio Useche, y el pago de una


indemnización de perjuicios por accidente de tránsito pagada
por el señor Herrera en el Juzgado de Cimitarra, Santander.

Las primeras documentales desvirtúan el testimonio de


Plinio Useche y el interrogatorio del demandado con los que
se pretendió demostrar que el último tenía necesidad de
recibir ganado en aumento para subsistir por la época en que
se ordenó su secuestro, pues gozaba de buen crédito y tenía
ingresos permanentes que le permitían ejercer su oficio de
ganadero de manera independiente sin recurrir a la figura de
“compañías”, en tanto las providencias judiciales dejan
establecido que Plinio Useche y Emilio Herrera se han unido
para realizar contratos simulados.

Por otra parte, al cotejar la declaración extraprocesal


del demandado y la jurada que rindió en el juicio, se
evidencian las contradicciones en que incurrió sobre la
persona a favor de la cual se realizaron, porque en la primera
indicó que había enajenado los vacunos a favor de Rafael
Ortiz y en la otra manifestó que fueron vendidos a Plinio
Useche. Por último, el préstamo contradice la versión de que
por la liquidación de la compañía de ganado, Luis Emilio
Herrera solo recibió $1.500.000 por los 33 semovientes,
mientras que el pago del resarcimiento al perjudicado en el
accidente de tránsito es prueba de su solvencia económica.

Los documentos no fueron aportados porque se


encontraron en la casa que fue de la pareja Barbosa-Herrera
que fue dejada por la demandante debido a las amenazas de
muerte que recibió de su esposo y la violencia física que él

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ejerció en su contra y no conocía los datos precisos de la


prueba referente a la reparación extracontractual.

3. El demandado incurrió en maniobras fraudulentas


con el fin de defraudar los gananciales de su cónyuge, pues
retiró “por las vías de hecho y en horas de la madrugada” 24
cabezas de ganado de la finca “El Brazil” de propiedad de la
sociedad conyugal sobre las cuales existía decreto de medida
precautelativa incurriendo en fraude procesal y omitiendo
acudir a vías de derecho como la oposición al secuestro;
celebró ventas ficticias sobre 9 vacunos; ejerció violencia y
amenazó a la demandante para impedirle ejercer su función
de depositaria; sacó los animales secuestrados de la finca “El
Brazil”, después los vendió de manera soterrada obrando de
consuno con el secuestre y los retornó al predio, lo que hace
presumir que no salieron de su propiedad y por último, a
través de un tercero, presentó un incidente de levantamiento
de la cautela de los semovientes.

D. Trámite del recurso extraordinario

1. Admitida la demanda, se ordenó correr el traslado de


rigor al demandado, a quien se le designó curador ad litem
(folios 159 y 180, c. Corte).

2. El auxiliar de la justicia contestó la demanda sin


oponerse a las pretensiones (folio 185).

3. En el auto de apertura a pruebas, se tuvieron como


tales las documentales aportadas y fueron decretadas
algunas de las pedidas (folios 190-191).

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4. En la oportunidad para presentar alegatos de


conclusión, la recurrente insistió en los fundamentos
fácticos y jurídicos que adujo en apoyo de las causales de
revisión invocadas (folios 207-214).

II. CONSIDERACIONES

1. A pesar de hallarse vigente desde el 1º de enero de


2016 el Código General del Proceso, este asunto se rige por
las disposiciones del Código de Procedimiento Civil y con
base en estas será resuelto, dado que el recurso
extraordinario fue presentado en vigencia suya.

En ese sentido, el artículo 624 del primer estatuto


citado, el cual modificó el precepto 40 de la Ley 153 de
1887 estatuyó que «los recursos interpuestos (…), se regirán
por las leyes vigentes cuando se interpusieron…».

El recurso de revisión ha sido concebido como un


medio de impugnación de naturaleza excepcional,
extraordinaria y taxativa, de ahí que su procedencia se
concreta a los casos en los que la controversia fue dirimida
por medios injustos, los cuales constituyen hechos nuevos
y distintos a los que debieron ser expuestos y analizados en
las instancias.

Se trata de una excepción al principio de


inmutabilidad de las sentencias cuya finalidad es hacer
prevalecer la justicia, y dispensar protección al derecho de

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

defensa de los intervinientes y a la cosa juzgada material


producida por un fallo anterior.

De ahí que en tales eventos -explica Chiovenda- «Nada


ofende en sí a la razón, que la ley admita la impugnación de la
cosa juzgada; pues la autoridad misma de la cosa juzgada no
es absoluta y necesaria, sino que se establece por
consideraciones de utilidad y oportunidad; de tal suerte que
esas mismas consideraciones pueden a veces aconsejar que
sea sacrificada, para evitar la perturbación y el daño mayores
que se producirían de conservarse una sentencia
intolerablemente injusta».2

Mas, precisamente por ser excepcional, requiere la


delimitación precisa de su ejercicio, pues de otro modo se
desfiguraría su naturaleza extraordinaria y la seguridad
jurídica de los fallos legalmente en firme, sufriría un grave
menoscabo.

Es por eso que en sede de revisión resulta inadmisible


-según lo tiene aceptado la jurisprudencia-, plantear «temas
ya litigados y decididos en proceso anterior», ni es la vía
regular «para corregir los yerros jurídicos o probatorios que
hayan cometido las partes en litigio precedente», como
tampoco un mecanismo al alcance de las litigantes que les
permita «mejorar la prueba mal aducida o dejada de aportar»
o «encontrar una nueva oportunidad para proponer
excepciones o para alegar hechos no expuestos en la causa
petendi» (CSJ SR, 3 Sep. 1996, Rad. 5231; CSJ SR, 8 Jun.
2011, Rad. 2006-00545-00).
2
Instituciones de derecho procesal civil. Vol. III, Madrid: 1940, p. 406.

11
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

Además, en virtud de las características del aludido


recurso, el juez no puede ocuparse oficiosamente de la
acreditación de los hechos alegados para fundarlo; como se
ha explicado «corre por cuenta del recurrente la carga de la
prueba, de modo que le corresponde demostrar que efectivamente
se presenta el supuesto de hecho que autoriza la revisión de la
sentencia, compromiso que sube de tono si se tiene en cuenta que
el presente es un recurso extraordinario y que, con su auxilio, se
pretende socavar el principio de la cosa juzgada formal» (CSJ SR,
2 Feb. 2009. Rad. 2000-00814-00).

El artículo 380 del Código de Procedimiento Civil 3


consagra los únicos motivos por los que es posible reclamar
la revisión de una sentencia. Dentro de estas se encuentran
las que alegó la demandante, correspondientes a la «nulidad
originada en la sentencia que puso fin al proceso y que no era
susceptible de recurso» (numeral 8º); «haberse encontrado
después de pronunciada la sentencia documentos que habrían
variado la decisión contenida en ella, y que el recurrente no pudo
aportarlos al proceso por fuerza mayor o caso fortuito o por obra
de la parte contraria» (numeral 1º) y «haber existido colusión u
otra maniobra fraudulenta de las partes en el proceso en que se
dictó la sentencia, aunque no haya sido objeto de investigación
penal, siempre que haya causado perjuicios al recurrente»
(numeral 6º), las cuales se resolverán por el Despacho en el
orden de su formulación, que además se aviene a la lógica
de resolución atendiendo las consecuencias que acarrearía
su eventual prosperidad.

2. PRIMERA CAUSAL
3
Este es el estatuto adjetivo aplicable por ser el vigente a la interposición del
recurso extraordinario.

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2.1. El motivo de revisión consagrado en el numeral


octavo del artículo 380 del estatuto procesal civil refiere a la
nulidad que surge en el acto mismo de dictar el fallo con
que termina el juicio, siempre y cuando no procedan en su
contra los recursos de apelación o de casación, pues ante
esta posibilidad, la irregularidad deberá alegarse al
sustentar tales mecanismos de defensa; de modo que si la
respectiva impugnación no se interpuso, se produce el
saneamiento del eventual vicio.

Respecto de esta causal, ha reiterado la Corte que «…


no se trata, pues, de alguna nulidad del proceso nacida antes de
proferir en éste el fallo que decide el litigio, la que por tanto puede y
debe alegarse antes de esta oportunidad, so pena de considerarla
saneada; ni tampoco de indebida representación ni falta de notificación
o emplazamiento, que constituye causal específica y autónoma de
revisión, como lo indica el numeral 7º del texto citado, sino de las
irregularidades en que, al tiempo de proferir la sentencia no susceptible
del recurso de apelación o casación, pueda incurrir el fallador y que
sean capaces de constituir nulidad, como lo sería, por ejemplo, el
proferir sentencia en proceso terminado anormalmente por
desistimiento, transacción o perención; o condenar en ella a quien no
ha figurado como parte; o cuando dicha providencia se dicta estando

suspendido el proceso». (CXLVIII, 1985)

De igual modo, la jurisprudencia ha aclarado que la


nulidad que surge del fallo tiene que ser de naturaleza
procesal, en tanto la finalidad del recurso de revisión se
dirige a «abolir una sentencia cuando en ella misma o con ocasión de
su pronunciamiento se ha vulnerado el debido proceso o menoscabado

el derecho de defensa.» (CSJ SC, 22 Sep. 1999. R. 7421)

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

Es decir que ha de tratarse de « una irregularidad que


pueda caber en los casos específicamente señalados por el legislador
como motivos de anulación, puesto que en el punto rige en el
procedimiento civil el principio de taxatividad, como es bien conocido.
(SR 078 de 12 de marzo de 1991, sin publicar), lo cual significa que ‘los
motivos de nulidad procesal de la sentencia son estrictamente aquellos
que -a más de estar expresamente previstos en el Código de
Procedimiento Civil- …se hayan configurado exactamente en la

sentencia y no antes». (CSJ SC, 29 oct. 2004. Rad. 03001)

Este tipo de nulidad puede originarse según la


doctrina «con la sentencia firmada con menor número de magistrados
o adoptada con un número de votos diversos al previsto por la ley, o la
pronunciada en proceso legalmente terminado por desistimiento,
transacción, perención, o suspendido o interrumpido» (Hernando
MORALES MOLINA. Curso de derecho procesal civil. Parte general. 8ª
ed. Bogotá: ABC, 1983. P. 652).

Y otros eventos adicionales que destaca la


jurisprudencia de esta Corporación radican en la condena a
quien no ha figurado en el proceso como parte, o si al
resolver la solicitud de aclaración del fallo se termina
modificándolo, y cuando se dicta sentencia « sin haberse
abierto el proceso a pruebas o sin que se hayan corrido los traslados

para alegar cuando el procedimiento así lo exija». (CSJ SC, 29 Ago.

2008. Rad. 2004-00729)

2.2. La nulidad originada en la sentencia no puede


confundirse con las deficiencias o excesos que pueda tener
el contenido de la sentencia, y que dicen relación a su
fundamentación jurídica o probatoria, a la razonabilidad de
sus conclusiones o, en fin, a cualquier tema relacionado
con el fondo de la controversia.

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2.3. El supuesto fáctico descrito por la recurrente como


fundamento de la causal no corresponde a ninguno de los
motivos de nulidad taxativamente señalados en el artículo
140 del Código de Procedimiento Civil ni el específico
instituido en el inciso final del artículo 29 de la Constitución
Política.

En efecto, además de que la impugnante no indicó una


específica causa de invalidación, la circunstancia que refirió
como generadora de «nulidad constitucional y legal»4, esto es,
la de haber fundado su decisión de revocar la sentencia
proferida por el a quo en los inventarios y avalúos adicionales
que se presentaron dentro del proceso de divorcio y
liquidación de la sociedad conyugal formada entre Ana
Beatriz Barbosa y Luis Emilio Herrera, no está prevista en el
ordenamiento adjetivo como motivo que dé lugar a la
anulación de la indicada providencia.

Ciertamente, las providencias judiciales deben fundarse


«en las pruebas regular y oportunamente allegadas al proceso»
(art. 174 C.P.C.) y sirven como medios de prueba los
mencionados en el artículo 175 de la codificación procesal
civil e incluso los no previstos en ella, que el juez practicará
atendiendo las disposiciones que regulen probanzas
semejantes o de acuerdo a su prudente juicio, pero la
supuesta violación de tales preceptos que repercute en la
valoración que haga el juzgador de los medios probatorios y
de los hechos aducidos por las partes, no constituye un vicio
procedimental inmanente a la sentencia que conlleve la
prosperidad de la causal octava por haberse incurrido en una
4
Folio 92, c. Corte.

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

nulidad establecida expresamente por el legislador.

Por eso, si la censura se funda en que el Tribunal, para


juzgar improcedente la imposición al demandado de la
sanción contemplada en el artículo 1824 del Código Civil, se
basó en que, ni los semovientes ni la rentabilidad que la
demandante denunció en los inventarios y avalúos
adicionales dentro del procedimiento liquidatorio del haber
social, fueron tenidos en cuenta por el sentenciador de esa
causa para integrar el patrimonio común a efectos de su
liquidación, y ese proceder quebranta los artículos 174 y 175
del estatuto procesal, pues no podía tenerse «como prueba en
contra de la cónyuge ANA BEATRIZ BARBOSA» por no
corresponder a ninguno de los medios probatorios
contemplados en la ley, ni podía el ad quem desconocer los
principios de «valoración de la prueba y de la sana crítica y
análisis conjunto»5, es claro que tales inconformidades no
tienen ínsito el planteamiento de una eventual nulidad del
fallo, sino que encierran un cuestionamiento sobre la
apreciación de los medios probatorios (error in iudicando) que
no puede oponerse por vía de la revisión.

El aducido, entonces, no es un vicio de naturaleza


procesal que se adecúe a alguna de las hipótesis
consagradas en el artículo 140 del Código de Procedimiento
Civil como «nulidades procesales» o aquella prevista en el
inciso final del artículo 29 de la Constitución Política,
carácter que se reclama de los motivos que válidamente
pueden invocarse bajo el amparo de la previsión contenida
en el numeral 8º del artículo 380 ejusdem.

5
Folio 73, c. Corte.

16
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

Ese requisito no lo satisface la mera enunciación de la


incidencia de las deficiencias reseñadas en «el mandato
constitucional del debido proceso»6 impuesto por el artículo
29 de la Carta Política, dado que la causal de nulidad de
linaje constitucional admitida para estructurar el motivo de
revisión es únicamente la de pleno derecho que recae sobre
la «prueba obtenida con violación del debido proceso»,
hipótesis diferente de la argüida por la recurrente.

Adicionalmente, recuérdese que en el recurso de


revisión no procede la aducción de vicios in iudicando, lo
que cobra especial relevancia tratándose del motivo que se
comenta, el cual consagra un típico vicio in procedendo, de
ahí que la jurisprudencia haya desestimado como
fundamento de ese motivo la alegación de « errores de juicio
atañaderos con la aplicación del derecho sustancial, la interpretación
de las normas y la apreciación de los hechos y de las pruebas que
puedan ser imputadas al sentenciador', pues su ámbito de aplicación

reposa en la denuncia de vicios de estricto orden procesal'» (CSJ SR,

10 Dic. 2010, Rad. 11001-0203-000-2005-00951-00; se


destaca).

En ese mismo sentido, la Corte en oportunidad


pretérita, precisó que «la razón u origen de la nulidad, como de sus
mismos vocablos se desprende, tiene que estar ínsita en la sentencia.
Esto es, debe ser el fallo en sí, el que contenga una causa de ineficacia.
Por ello, invocar como motivo de nulidad originado en la sentencia, el
que en esta se hubiesen hecho apreciaciones erradas al valorar las
pruebas, o no se hubiese aplicado una determinada regla de derecho, o
se hubiere hecho indebidamente, o interpretada torcidamente, no
constituyen, en verdad, circunstancias que autoricen la revisión por la
6
Ibídem.

17
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

causal invocada» (CSJ SR038, 29 Jul. 1997).

Por lo discurrido, la causal analizada en este apartado


no prospera.

3. SEGUNDA CAUSAL

3.1. La aparición de documentos que de haberse


apreciado por el juzgador hubieran conducido a una
decisión en sentido diverso al que contiene el
pronunciamiento, ha sido ampliamente estudiada por la
jurisprudencia de esta Corporación, la cual ha sostenido
que para la cabal estructuración de dicho motivo de
revisión es necesario el cumplimiento de los siguientes
requisitos:

a) Que las pruebas documentales se hubieren hallado


ulteriormente al momento en que fue proferida la sentencia
impugnada pero no creado después de ella, de ahí que se
autoriza la aducción de documentos que tengan
preexistencia material, pues no se trata de producir un
nuevo medio de prueba que logre cambiar la decisión de la
administración de justicia, como tampoco procede aportar
los que estuvieron en poder del recurrente cuando en el
proceso era posible allegarlos para que integraran el acervo
probatorio.

b) Tales medios probatorios, por su contenido u otra


circunstancia, deben constituir una verdadera e innegable
novedad frente al material probatorio recaudado y acopiado
en el proceso, de modo que la alegada injusticia de la

18
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

resolución adoptada en la providencia pueda «vincularse


causalmente con la ausencia del documento aparecido» (CSJ
SR237, 1º Jul. 1988), esto es, que el sentenciador dirimió la
litis en el sentido reprochado, precisamente porque
desconocía esa prueba literal que se aduce en revisión.

c) El alcance del valor persuasivo de esas pruebas


debe ser suficiente para transformar la decisión
cuestionada, es decir, el documento «debe ser decisivo y por
tanto tener la suficiente fuerza como para determinar un
cambio sustancial de la sentencia recurrida» (CSJ SR, 1º
Mar. 2001, Rad. 2009-00068) al punto de evidenciar que lo
resuelto es manifiestamente contrario a la verdad que
emana de los hechos, por lo que las piezas documentales
“encontradas” deben ser capaces de demostrar plenamente
hechos que el juzgador tuvo por no probados.

d) Ha de constatarse que las documentales no se


aportaron tempestivamente sin culpa del recurrente porque
le fue imposible aducirlas. Acepta el legislador que tal
impedimento es únicamente el que proviene de fuerza
mayor o caso fortuito (hecho externo, imprevisto e
irresistible), o de obra de la parte favorecida con el fallo
(conducta dolosa imputable a la contraparte) (CSJ SR, 5
Dic. 2012, Rad. 2003-00164-01), de modo que si la falta de
aportación se debió a negligencia inexcusable del
impugnante o por otra causa que no coincida con las
señaladas por la codificación adjetiva, no existe un
«documento recobrado» en que sea admisible apoyar la
causal.

19
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

3.2. La impugnante alegó en sustento de sus súplicas,


que con posterioridad a la sentencia encontró una serie de
documentos, los cuales obran a folios 3 a 68 de este
cuaderno y son: (i) un pagaré otorgado a favor de la Caja
Agraria; un contrato de mutuo celebrado con dicha entidad;
tres comprobantes de depósito en cuenta bancaria del
demandado; cinco formatos de liquidación de abonos y
obligaciones con la Caja Agraria; certificado individual de
seguro de vida relacionado con obligación crediticia con la
entidad citada; copia de folio de matrícula inmobiliaria del
predio “El Brazil”; copia de las sentencias proferidas en los
procesos de simulación adelantados uno por la recurrente
contra su ex esposo y Plinio Manuel Useche y el otro por
Luis Emilio Herrera contra la impugnante, su hija y Plinio
Useche; acta de audiencia de conciliación y constancia de
no acuerdo; copia de una letra de cambio otorgada por
Pedro Castellanos a la orden de Luis Emilio Herrera; copia
de piezas documentales del proceso ejecutivo promovido por
el último contra el otorgante del título valor y Guillermo
Quiroga, y copia de actuaciones surtidas en trámite de
prueba anticipada de interrogatorio de parte del cónyuge
demandado.

En la demanda se indicó que las pruebas


documentales aducidas no se allegaron en oportunidad al
proceso en que se profirió la sentencia recurrida, porque
fueron hallados posteriormente en la finca “El Brazil” de
propiedad de la sociedad conyugal que la recurrente debió
abandonar por amenazas y agresiones físicas del
demandado que recibió luego de iniciarse el proceso
liquidatorio de la sociedad conyugal.

20
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

Con tales piezas que, según afirmó, eran suficientes


para cambiar el criterio del Tribunal en la cuestión litigiosa,
se demuestra que: 1) Luis Emilio Herrera «fue ganadero de
profesión… que no tenía necesidad de entablar COMPAÑÍAS
con otra persona», o de recibir ganado “en aumento” para
subsistir para la época en que se decretó el secuestro de los
vacunos existentes en la finca “El Brazil”, pues solicitaba
créditos para invertir el dinero en la compra de dichos
animales, gozaba de buen crédito bancario, manejaba
ingresos permanentes y era una persona solvente; 2) Que
recurría a la simulación de negocios jurídicos para evadir
sus responsabilidades y para ello obraba de consuno con
Plinio Useche; 3) Sus versiones carecen de veracidad, lo que
se deduce de las contradicciones sobre el comprador de los
vacunos que enajenó, las cuales se aprecian entre su
declaración de parte extraprocesal y la que rindió en el
juicio y de la letra de cambio a su favor que desmiente que
solo hubiera recibido la suma de $1.500.000 por la venta de
33 cabezas de ganado en compañía.

3.3. La Corte, con base en lo anterior, procederá a


analizar si concurren los requisitos para la prosperidad de
la causal invocada, a saber:

a) Que la nueva prueba encontrada sea de índole


documental: Para el efecto, el artículo 251 del Código de
Procedimiento Civil establece que «son documentos los
escritos, impresos, planos, dibujos, cuadros, fotografías, cintas
cinematográficas, discos, grabaciones magnetofónicas,
radiografías, talones, contraseñas, cupones, etiquetas, sellos y,

21
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

en general, todo objeto mueble que tenga carácter representativo


o declarativo, y las inscripciones en lápidas, monumentos,
edificios o similares. Los documentos son públicos o privados.
Documento público es el otorgado por el funcionario público en
ejercicio de su cargo o con su intervención. Cuando consiste en un
escrito autorizado o suscrito por el respectivo funcionario, es
instrumento público; cuando es otorgado por un notario o quien
haga sus veces y ha sido incorporado en el respectivo protocolo,
se denomina escritura pública». En el caso presente, no cabe
duda de que las pruebas aducidas son de tipo documental.

b) Que los documentos preexistieran a la sentencia


impugnada, pero se hubieran hallado posteriormente:
Son preexistentes a la sentencia, los relacionados con las
obligaciones crediticias del demandado con la Caja Agraria,
los depósitos en cuenta de aquel, la letra de cambio
otorgada por Pedro Castellanos a la orden de Luis Emilio
Herrera y las actuaciones del proceso de ejecución a
excepción de la providencia que ordenó suspenderlo.
También el acta de conciliación y la constancia de
inexistencia de acuerdo; las sentencias proferidas dentro de
las acciones de prevalencia y el interrogatorio procesal.

c) Que no se hayan podido aportar al proceso por


«fuerza mayor o caso fortuito» o por «obra de la parte
contraria»: Aunque la recurrente sostuvo que no le fue
posible aportar al proceso ninguno de los documentos que
allegó con la demanda de revisión por «obra de la parte
contraria», la Sala no encuentra acreditada la conducta
dolosa del demandado Luis Emilio Herrera en virtud de la

22
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

cual a la demandante le hubiera sido imposible aportar los


documentos que adujo en esta sede extraordinaria.

Respecto de la imposibilidad de aportación causada


por «obra de la parte contraria», esta Corporación precisó
que son dos sus presupuestos: (i) La «presencia del
documento que hubiera podido servir de medio de prueba en
manos o bajo el dominio de la parte contraria durante o antes de
la tramitación del proceso revisado» y (ii) la «participación de
dicha parte en la retención de dicha prueba» (CSJ SR, 2 Dic.
1987, G.J. t. CLXXXVIII, p. 332, citada en CSJ SC17719, 7 Dic.
2016, Rad. 2012-02692-00).

Si bien la impugnante adujo que halló algunos de esos


documentos en la que fue residencia de los esposos (finca
“El Brazil”), la cual debió abandonar luego de adelantarse el
proceso de divorcio y liquidación del haber social por
amenazas y agresiones físicas de su esposo, según lo
denunció en el proceso de violencia intrafamiliar que obra
en el expediente como prueba trasladada -el segundo de esa
clase que promovió contra Luis Emilio Herrera-, ese
proceder del demandado contra su ex cónyuge, no obstante
ser merecedor de total reproche como violencia de género,
fenómeno social que «se fundamenta en la discriminación de
la mujer y tiene serias consecuencias para el goce de sus
derechos fundamentales» (CC, C-297-16), en tanto vulnera
los derechos de las mujeres a vivir libre de todo tipo de
violencia, a la seguridad personal, a la integridad, a la
salud, a la vida y a la dignidad humana, no evidencia la
intención del demandado, como detentador de las piezas
documentales, de impedir que su contraparte las aportara

23
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

al proceso con el que se pretendía la aplicación de las


sanciones previstas en el artículo 1824 del Código Civil.

Tal agresión injustificada pudo tener otros motivos


como no querer compartir el inmueble, la existencia de otra
pareja, impedir el uso y goce del bien a la demandante,
sentimientos de odio o animadversión, entre muchos otros,
y no única e inequívocamente el de impedir la aportación de
esas pruebas documentales.

Adicionalmente, algunas pruebas pudieron ser


aducidas dentro de las oportunidades probatorias o
efectivamente fueron allegadas, como a continuación se
detalla:

El folio de matrícula inmobiliaria correspondiente a la


finca “El Brazil” pudo ser aportado al juicio por tratarse de
un documento público que reposa en oficina de registro de
instrumentos públicos correspondiente al lugar de
ubicación del predio, el cual podía obtenerse suministrando
solamente el nombre del propietario.

De las copias de las sentencias proferidas en los


juicios de simulación, la referente a la acción promovida por
Luis Emilio Herrera contra la recurrente y otras personas
fue allegada al proceso y obra a folios 6 a 20 del cuaderno
primero del expediente, en tanto en relación con la
correspondiente al juicio que adelantó la impugnante contra
su ex cónyuge y Plinio Useche, no existió obra del
demandado Luis Emilio Herrera que le impidiera aportarla;
por el contrario, conocedora de esa decisión como quiera

24
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

que fue parte demandante en esa litis, la recurrente en


revisión solicitó su decreto en oportunidad para solicitar
pruebas (folio 67, c. 1 expediente) y fue denegado por el juez
por considerarla improcedente (folio 70) y aunque tal
determinación fue recurrida en reposición (folio 73), el
juzgador resolvió prescindir de esa prueba (folio 76),
decisión que no fue apelada.

En la audiencia de conciliación extrajudicial aducida,


participó la hija de la recurrente representada por quien fue
apoderada judicial de la última en el proceso en que se
profirió la sentencia cuestionada, lo que también ocurrió en
el trámite de prueba anticipada de interrogatorio de parte
del demandado Luis Emilio Herrera, de ahí que, contrario a
lo que se argumentó en la demanda de revisión, la
impugnante tuvo la posibilidad de aportar tales documentos
dentro de las oportunidades probatorias establecidas por el
legislador, a fin de que fueran ameritadas en su valor
demostrativo, porque se presume que debió tener
conocimiento de tales actuaciones.

Por último, respecto de las copias del proceso ejecutivo


de Luis Emilio Herrera contra Pedro Castellanos, la
demandante en revisión no manifestó específicamente en
qué consistió la maniobra fraudulenta del demandado que
le imposibilitó aportarlas oportunamente, y la razón de
encontrarse en el fundo “El Brazil” que tuvo que abandonar,
solo se adujo en relación con los documentos relativos a los
préstamos bancarios, el folio de matrícula de ese inmueble
y el interrogatorio de parte del demandado que se practicó
como prueba anticipada.

25
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

«No basta -ha sostenido la jurisprudencia- con que se haya


encontrado los documentos a ultranza, si el recurrente no
demuestra que “no pudo aportarlos al proceso por fuerza mayor o
caso fortuito o por obra de la parte contraria”; es él quien debe
asumir la carga probatoria de que se presentó alguna de estas
circunstancias; de allí que la causal de revisión tampoco puede
alcanzar éxito si, por el contrario, ellos no se adujeron por falta de
diligencia del interesado o por no averiguar dónde reposaban, o
porque no se aprovecharon debidamente las oportunidades
probatorias propias de las instancias» (CSJ SR, 22 Sep. 1999,
Rad. 6946).

d) Que los documentos aducidos sean decisivos


para el caso: De este requisito se indicó en precedente
acápite que corresponde a la eficacia demostrativa de la
probanza, la cual debe ser de tal entidad que de haber
obrado el documento en el proceso, habría determinado un
fallo en sentido contrario a como fue resuelto el litigio, pero
dado que las exigencias que estructuran la causal de
revisión tienen el carácter de concurrentes, no habiéndose
satisfecho el concerniente a la imposibilidad de aducción
tempestiva de los medios documentales, no hay lugar a
discurrir sobre la eventual influencia de los documentos
invocados por la demandante en la sentencia de segunda
instancia que es objeto del recurso extraordinario.

En todo caso, aun si se tuviera por superado el


requisito anterior, lo cierto es que las documentales
aducidas en esta sede no tienen entidad para variar lo
decidido por el ad quem, porque con ellos si acaso podría
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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

estructurarse un indicio sobre la conducta del demandado y


del testigo Plinio Useche que obraría en contra de sus
atestaciones en el proceso, pero que no resulta suficiente
para eliminar la posibilidad de ser contrariado por otras
pruebas, ni es prueba contundente del hecho esencial que
motiva la inconformidad de la recurrente y en el que se
apoyó la sentencia cuestionada, esto es, la existencia de los
24 semovientes cuyo ocultamiento se endilgó al
demandado, de modo que por sí mismos los documentos
aducidos no tienen capacidad para desvirtuar el resultado
probatorio al que se llegó en el litigio.

Lo anterior determina que no prospere el analizado


motivo de revisión.

4. CAUSAL TERCERA

4.1. El sexto motivo de revisión consiste en una


discrepancia entre la verdad material y la que fue
acreditada en el proceso, en razón de las maniobras
fraudulentas realizadas por uno o varios sujetos procesales
a fin de perjudicar los intereses de su contraparte.

Se estructura -tiene dicho esta Corte- «cuando ha


existido colusión u otra maniobra fraudulenta de las partes en el
proceso en el cual se profirió la sentencia impugnada, así los
actos constitutivos de tal proceder no configuren un ilícito penal,
siempre que de él haya recibido perjuicios el recurrente. La
referida causal, como las que le anteceden, ‘…presupone que los
hechos tenidos en cuenta por el juzgador para tomar la decisión
correspondiente, no se ajustan a la realidad, y por ello su

27
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

finalidad es subsanar esa deficiencia y por añadidura remediar


así una notoria injusticia’ (G.J. t. CCXII, pág. 311). La
discrepancia en cuestión, en tratándose del motivo alegado, debe
provenir de las maquinaciones o ardides fraguados bien por una
de las partes, o de consuno por ambas, con el propósito de
obtener un resultado dañino (CSJ SR, 5 Jul. 2000, Rad. 7422).

4.2. El fraude o la maquinación engañosa para causar


perjuicios a terceros y para quebrantar la ley o los derechos
que de ella se derivan, se erige en la razón de esta causal, el
cual comporta «un elemento antecedente, que es el engaño como
medio de llegar al fraude, que es el fin u objeto a que da base el
engaño. Engaño y fraude no son sinónimos puesto que el primero
es sólo la falta de verdad en lo que se dice, se cree o se piensa.
Lo que sucede es que en el fraude el concepto de engaño va
unido, como atributo que le pertenece por esencia» (G. J. T. LV.
533).

Es preciso, con todo, no olvidar que en desarrollo de la


presunción de licitud y buena fe en el comportamiento de
las personas, la causal de revisión que se funda en las
maniobras dolosas en el proceso «además de excepcional y
restringida en su sentido, debe encontrarse plenamente probada
para su prosperidad (artículo 177 y 384 del Código de
Procedimiento Civil), so pena de que, en caso contrario,
especialmente de duda, racionalmente seria que merezca
credibilidad sobre las maniobras alegadas, se declare infundado
el recurso».7

4.3. Al amparo de esta causal, la recurrente alegó que


con el fin de defraudar sus gananciales, su cónyuge retiró
«por las vías de hecho» 24 cabezas de ganado de la finca “El
7
Ibídem.

28
Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

Brazil” de propiedad de la sociedad conyugal sobre las cuales


pesaba el decreto de una medida cautelar de secuestro;
omitió acudir a la oposición a la cautela como vía de derecho
idónea para hacer valer los derechos de la supuesta
compañía de ganado existente con el señor Plinio Useche;
celebró ventas ficticias sobre los 9 vacunos que pudieron
secuestrarse; agredió y amenazó a la demandante para
impedirle ejercer el depósito de los animales; sacó estos de la
finca, los vendió obrando de consuno con el secuestre y luego
los retornó al predio. Finalmente, a través de un tercero,
presentó un incidente de levantamiento del secuestro de 5
semovientes.

4.4. Las maniobras fraudulentas, como lo ha dicho la


Sala, implican «todo proyecto o asechanza oculta, engañosa y
falaz que va dirigida ordinariamente a mal fin» y existe «en todos
los casos en que una de las partes en un proceso, o ambas,
muestran una apariencia de verdad procesal con la intención de
derivar un provecho judicial o se aprovechan, a sabiendas de esa
aparente verdad procesal con el mismo fin» (CSJ, SR-243, 7 Dic.
2000, rad. 007643), lo que indica que los actos invocados
como engañosos y fraudulentos no fueron objeto de juicio,
es decir, el juzgador no tuvo la oportunidad de
pronunciarse sobre ellos.

Distinto es cuando esas conductas dolosas y falaces


presuntamente provenientes de una de las partes, fueron
puestas de presente al juez por la otra, o constituían objeto
de juzgamiento, porque en tales casos la ley no autoriza la
revisión, pues lo que revelaría el reproche es un
cuestionamiento a la valoración de los hechos aducidos, de

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

las pruebas recaudadas o al criterio jurídico del


sentenciador, vicios in iudicando, que como atrás se indicó,
no son susceptibles de alegarse en revisión.

En ese sentido, esta Corporación precisó:

… requisito para que determinada situación pueda


calificarse de maniobra fraudulenta, como causa eficiente
para dar lugar a la revisión…, que la misma resulte de
hechos externos al proceso y por eso mismo producidos
fuera de él, pues si se trata de circunstancias alegadas,
discutidas y apreciadas allí, o que pudieron serlo, la
revisión no es procedente por la sencilla razón de que
aceptar lo contrario sería tanto como permitir, que al juez de
revisión se le pueda reclamar que, como si fuese juez de
instancia, se aplique a examinar de nuevo el litigio (CSJ SR-
208, 18 DIC. 2006, Rad. 2003-00159-01; se subraya).

4.5. En el presente caso, el reclamo de la impugnante


ya fue discutido en el proceso en que se profirió la sentencia
cuya revisión se demandó, pues, precisamente, fueron las
acciones que se calificaron de fraudulentas de evasión de la
medida cautelar de secuestro a través del retiro de los
semovientes y las demás conductas mencionadas en la
causal, las que dieron lugar a iniciar ese juicio por
ocultamiento de bienes sociales, tendiente a la aplicación de
las medidas sancionatorias previstas en el artículo 1824 de
la codificación civil de pérdida de la porción en los
semovientes presuntamente ocultados y restitución doblada
de aquella.

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

En ese orden de ideas, no se trata de una conducta


desconocida por el juzgador, sino que era precisamente la
que constituía el objeto del debate y, por lo tanto, no se
trata de una cuestión novedosa. Los aducidos son hechos
que, por ser tema del litigio, fueron alegados y decididos en
el proceso, y la demandante tuvo la oportunidad de exponer
su visión de la controversia y de las pruebas.

La decisión del Tribunal en el asunto obedeció a que


no encontró acreditada la preexistencia de los bienes
sociales. Frente a ese particular, luego de apreciar los
medios probatorios, concluyó que «las pruebas practicadas
al interior del proceso objeto de alzada y las que fueron
trasladadas del trámite de liquidación de la sociedad
conyugal, no permiten demostrar lo que se afirma en la
demanda, pues de ellas no se vislumbra que los semovientes
a los que hace alusión hayan hecho parte del haber social»,
de ahí que no pudiera predicarse «que hubo por parte del Sr.
Luis Emilio Herrera, ocultamiento de bienes sociales».

Si tal conclusión no es la que emana verdaderamente


de las pruebas, el yerro que podría atribuirse al ad quem es
in iudicando, porque pertenece al ámbito de la apreciación
de las pruebas, la aplicación del derecho sustancial o
incluso puede derivar de la interpretación de las normas
aplicables, aspectos cuya alegación es inadmisible en
revisión, porque con ellos se pretende reabrir la discusión
jurídica ya zanjada por el juez.

Sobre lo anterior ha dicho la jurisprudencia que se


debe «evitar que el debate pueda ser reabierto de cualquier
manera, so pretexto de volver la mirada a la prueba para intentar

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Radicación nº 11001-02-03-000-2009-02177-00

un nuevo y mejor escrutinio de ella, o para reclamar una más


aguda o perspicaz interpretación de la ley, cosa que siempre será
posible como hipótesis, pero que es insuficiente por sí, para
desquiciar el valor de una solución hallada con la genuina
participación de todos los sujetos del proceso, decisión que
repítese, es por regla general inexpugnable» (CSJ SC, 29 Ago.
2008, Rad. 2004-00729).

Por las motivaciones expuestas, la causal no prospera.

5. Ante el fracaso del recurso, se impone condenar a la


impugnante al pago de las costas y perjuicios, para cuyo
pago se hará efectiva la caución prestada. Las costas se
tasarán por Secretaría, incluyendo como agencias en
derecho la suma de $3.000.000. Los eventuales perjuicios
se liquidarán mediante incidente.
III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO. DECLARAR INFUNDADO el recurso de


revisión que formuló Ana Beatriz Barbosa contra la
sentencia de segunda instancia proferida el diecinueve de
junio de dos mil ocho por la Sala Civil Familia Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de San Gil, dentro
del asunto referenciado.

SEGUNDO. Condenar a la recurrente a pagar las

32
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costas y perjuicios a favor de la parte opositora. Las costas


se tasarán por Secretaría, incluyendo como agencias en
derecho la suma de $2.000.000. Los eventuales perjuicios
se liquidarán mediante incidente. Para el pago de aquéllas y
de éstos se hará efectiva la caución prestada.

Oportunamente, devuélvase el expediente.

NOTIFÍQUESE

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de Sala
(Con ausencia justificada)

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

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ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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