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~{ij elaboración de esta investigación como resultado de una ca-
rrera profesional, ha implicado un arduo camino que he podido recorrer
gracias al abrigo que me brindó la Z¿ niversidad JVacional Ji utónoma
de ~éxico, institución por demás sobresaliente en mi vida, asi como al
apoyo de muchas personas, entre las que se encuentran:

J wami Sri Sathya Narayana Rajú, quien ha iluminado mi existen-


cia con su ejemplo y sabiduría de la trascendencia y quien tiene la entre-
ga, el amor y la paciencia de guiarme por el sendero espiritual, a pesar
de mí misma.

6/ Dr. Mario Hoyo Candfiel, quien me infundió el estímulo nece-


sario para tomar la decisión de estudiar esta carrera y me dio el valor pa-
ra comenzar de nuevo.

6/ Dr. Roberto Peimbert Rámos, quien tan sinceramente al acep-


tar dirigir mi tesis, creyó en mis convicciones y me exhortó con entusias-
mo y confianza desusados, a realizar un proyecto amplio y complejo que
me ha permitido adentrar en temas relevantes para mi vida personal y
profesional.

~{ij Mtra. Luz María Solloa García, a quien admiro, quiero y res-
peto profundamente, ya que además de haber sido una docente clave en
mi formación como psicóloga clínica y de otorgarme su guía y apoyo
personal para el logro de mi consolidación laboral, siempre se preocupó
por revisar el contenido de este trabajo y aportar observaciones que re-
sultaron de gran utilidad para el mismo.

~ Mtra. Selma González Serratos, la Mtra. Georgina Martínez


Montes de Oca y el Lic. Fernando Herrera Gómez por haber sido mis ma-
estros en la vida académica y emocional y por su interés y valiosos co-
mentarios en relación a este trabajo.

& Dr. David Velázquez Martínez por estar siempre presente en


mi formación profesional y por la fortificante' deferencia de su amistad.

~ Mtra. Ana María González Garza, quien desde un principio me


otorgó la oportunidad de aprender más de ella, donándome su valioso
tiempo y sus comentarios para realizar este esfuerzo.

& Dr. Héctor Chavarría Caro, a quien siempre visito con mis sue-
ños bajo el brazo y quien ha sido un vehículo muy importante para mi
autoconocimiento .

.Atiguel, maestro, amigo inequívoco y padre perfecto.

.Afiela, quien continúa siendo la mujer más importante de mi vida.

cfi>sé, Oscar David y José Ricardo, quienes principalmente me han


impulsado a conocer al ser humano y han reflejado desde que nací lo que
ignoro de mí misma.

!l aby, quien siendo tan comprometida, trabajadora y solidaria,


imprimió un matiz de alegría y hermandad a nuestro esfuerzo académico
y profesional.

Jtngie el) la mejor y más traslúcida experiencia familiar, con quien


me reuniré en cualquier momento en el gozo pleno de nuestras conver-
saciones y sonrisas infinitas.
§~ ........................................................... 76

B~/.. ¿;¡~
7.7. Introducción ................................................... 26
7.2. Sigmund Freud y el Psicoanálisis Ortodoxo ............... 2.2
f.S. Carl Gustav Jung y la Psicología Analítica ................ 6S

Bo¡;rtulo-2: ¿;¡B~
2./. Introducción ............... ....... .......................... 6'f
2.2. Conductismo Ortodoxo ...................... ............... 6'6
2.2.1. John Broadus Watson y el Condicionamiento
clásico ............................................... 6'ó
2.2.2. Burrhus Frederic Skinner y el Condicionamiento
Operante ........................................... 6'6'
2.2.S. Albert Bandura y la Teoría del Aprendizaje So·
cial .................................................. ..90
2.2.4. Terapia Conductual ............................... .22
2.2.6. Biorretroalimentación ............................ ..96'
2.S. Enfoque Cognoscitivista . .................... .............. f07
2.S.7. Aaron Becky la Terapia Cognitiva ............... toS
2.S.2. Albert Ellis y la Terapia Racional·Emotiva ... ... f06'
2.SS. Terapias Cognitivo·Conductuales ff2

Bo¡;rtulo- 8.· ~cv~ fuunan.ista,


S.1. Introducción ................................................ 1{9
S.2. Erich Fromm yel Psicoanálisis Culturalista ............. 127
s.s. Kurt Goldstein y la Teoría Organísmica de la Autorre·
alización .................................................... . 14/
S.4. Carl Rogers y la Terapia Centrada en el Cliente 146'

(JoARdo-4.·ZCú~~
4.1. Introducción ................................................ 16S
4..2. Roberto Assaglioli y la Psicosíntesis ...................... 1M
4.S. Abraham Maslow y la Jerarquía de Necesidades ......... 170
4.4. Stanislav Grof y la Respiración Holotrópica ..... ........ 16'0
4.6. Ken Wilber y el Espectro de la Conciencia

(Joj;íádo-6: J~teórá=ckbcom:¡C/l.c¡cú
6.1. Introducción ............................................... .20l
6..2. Distintas concepciones de conciencia .................... .211
6..2.1. Estados alterados de conciencia ................. .2{9
6.S. La conciencia psicoanalítica .............................. .2.26
6.4. La conciencia conductista ................................ .2S6
6.6. La conciencia humanista ................................. .2<1.9
6.Ó. La conciencia transpersonal .... .......... ... ....... ....... .2,&

(J~ ó.- §~ck b COIlciem:ia-t:/V b.s.aladyefo--


m.edad?fÚ¡aic.tu
Ó.1. Introducción ............................................... .267
Ó..2. Antecedentes históricos de la enfermedad mental ...... .267
Ó.S. Concepciones médicas, psiquiátricas y psicológicas de .
salud y enfermedad ................... :.................... .27Ó
Ó.S./. En oriente ........................... :............... .277
Ó.S.1.1. India ................... ................... .277
Ó.S.1..2. China ..................................... .26'.2
Ó.S.1.S. Tibet ...................................... .26'6

72
6:8.1.4. Japón .................................... 26'6'
6:8.2. En occidente .................. ........... ........ 5&0
6:8.2.1. Medicina alópata y homeópata ........ 2...92
6:8.2.2. Concepciones contemporáneas ....... 5&8
6:8.2.2.1. Medicina psicosomática .... 5&Ó
6:8.2.2.2. Clasificación de los trastor·
nos mentales ............... 2...96'
6:8.2.2.8. Normalidad y anormalidad. 800
6:4. Postulados de las escuelas psicológicas ........... 808
6:4.1. El psicoanálisis ............................ 808
6:4.2. El conductismo ........................... 8M
6:4.8. La psicología humanista ................. 816'
6:4.4. La psicología transpersonal ............. 826

(J~ .......................................................... 867


~fob ............................................. 860
[JJ~ ... ........................ ...... ..... ................. ... 876
JÚlea:o- ...... ........ ....................................... ........... 401
«El único fracaso auténtico
está en no empezar"

f<i
q; esde el surgimiento de la filosofía en la antigua Grecia, el hom-
bre en su afán de conocerse a sí mismo y de descubrir el proce-
so por medio del cual conoce a los demás, ha pretendido encon-
trar una explicación de los estados conscientes que ha expe-
rimentado. Esto lo ha llevado por largos años a especulaciones filosóficas
y posteriormente, con la intervención de la ,ciencia, a instaurar teorías y
escuelas psicológicas que han difundido el conocimiento alcanzado.

De esta manera, con el surgimiento de la psicología científica, dis-


tintas escuelas psicológicas intentaron estudiar los componentes y el pro-
ceso del funcionamiento de la conciencia, como fue el caso del estructu-
ralismo, el funcionalismo y el asociasionismo, aunque estas disciplinas
nunca aplicaron sus teorías al contexto clínico.

Posteriormente, el tema de la conciencia ha sido estudiado bajo el


enfoque del psicoanálisis (primera fuerza de la psicología), de la psicolo-
gía humanista (tercera fuerza de la psicología) y de la actual psicología
transpersonal (cuarta fuerza de la psicología), vinculándose este cons-
tructo, en mayor o menor grado, con la salud mental de los individuos.
E! conductismo radical (segunda fuerza de la psicología) por su parte, no
toma en cuenta en sus postulados la posible influencia que la conciencia
pueda ejercer en el proceso salud-enfermedad, sin embargo, el cognosci-
tivismo si involucra esta variable en su marco teórico, aunque no la de-
nomina propiamente como conciencia.

De esta manera, los representantes del psicoanálisis, de la psicolo-


gía humanista y de la psicología transpersonal, han tratado de esclarecer
qué es la conciencia, cómo funciona y en qué medida interviene en la sa-
lud mental de los individuos, mientras que el conductismo clásico deja de
lado esta preocupación, adosándose exclusivamente a la conducta como
dato observable y mesurable, aunque la actual corriente cognoscitivista
se ocupa de los procesos cognitivos conscientes' en pro de la salud men-
taL '

El psicoanálisis, la psicología humanista y el cognoscitivismo, se han


encargado de estudiar a la conciencia ordinaria, es decir, aquella que co-
loquialmente conocemos como estado de vigilia o de alerta, mientras que
la psicología transpersonal se ha abocado al estudio de la conciencia que

17
es capaz de trascender al ego sin que el individuo pierda su propia identi-
dad, incluyendo sus estados alterados.

En este trabajo se pretende conocer el papel que juega la concien-


cia del ser humano en relación a su propia salud mental, a fin de tomar
en cuenta el nivel evolutivo de dicha conciencia, para así saber cómo in-
tervenir desde el punto de vista clínico cuando esto sea necesario. Para
encontrar los vínculos entre la conciencia y la salud mental, se requirió
revisar los principales postulados teóricos que emanan desde el psicoaná-
lisis hasta la reciente psicología transpersonal, intentando con ello dar
respuesta a las siguientes preguntas:

1. ¿Cuáles son las afirmaciones centrales del psicoanálisis, del conductis-


mo, de la psicología humanista y de la psicología transpersonal en tor-
no al papel de la conciencia en la salud mental?

2. ¿Cuáles son los puntos de convergencia entre las distintas corrientes


psicológicas mencionadas en relación a la influencia de la conciencia en
la salud mental?

3. ¿Cuáles son los puntos de divergencia entre los diferentes enfoques psi-
cológicos mencionados en cuanto a la función que la conciencia ejerce
en la salud mental?

4-. ¿Existe un modelo que integre los diferentes puntos de vista que ema-
nan de dichos enfoques psicológicos en relación al papel de la concien-
cia en la salud mental? En caso afirmativo: ¿Cuáles son sus postulados?

Con el fin de dar respuesta a las preguntas que se plantearon en el


apartado anterior, en esta investigación se llevaron a cabo los siguientes
objetivos:

1. Identificar y analizar las afirmaciónes centrales del psicoanálisis, del -


conductismo, de la psicología humanista y de la transpersonal, en tor-
no al papel de la conciencia en la salud mental.
2. Identificar y describir cuáles son los puntos de convergencia entre las
distintas corrientes psicológicas mencionadas, en relación a la influen-
cia de la conciencia en la salud mental.

3. Identificar y describir cuáles son los puntos de divergencia entre las


diferentes comentes psicológicas mencionadas, en cuanto a la función
que la conciencia ejerce en la salud mental.
'1-. Identificar si existe un modelo que integre los diferentes puntos de
vista que emanan de dichos enfoques psicológicos, en relación al papel
de la conciencia en la salud mental y, en caso afirmativo, analizar sus
postulados teóricos.

Las corrientes psicológicas, generalmente establecen "verdades"


que consideran excluyentes de las que surgen de otras escuelas, por lo
que la psicología se ha visto atomizada y parcializada por largo tiempo,
lo cual ha ocasionado que su conocimiento haya sido restringido a cier-
tos elementos que conforman la realidad psíquica del individuo, pero no
al todo que la constituye.

En la actualidad, se encuentran nuevas corrientes psicológicas, que


surgen como respuesta a las exigencias y problemáticas que plantean las
condiciones presentes de vida, por lo que es menester conocerlas e in-
tentar conciliarlas con las tendencias ya existentes, a fin de estudiar al
ser humano en forma más flexible e integral.

Cada escuela psicológica aborda el estudio de la salud mental bajo


diferentes perspectivas de la conciencia, de ahí que parecen contraponer-
se unas a otras, cuando en realidad forman parte de un continuo que ne-
cesariamente implica una evolución psicológica, que va desde los estra-
tos puramente biológicos hasta los niveles superiores.

Dar a conocer esta gama teórica de posturas psicológicas y deter-


minar sus semejanzas y diferencias, puede proporcionar al psicólogo clí-
nico las herramientas necesarias para intervenir terapéuticamente, con-
forme al nivel de conciencia en que se encuentre el paciente o cliente y
no únicamente en relación a la sintomatología que éste presente, permi-
tiendo con ello un mejor diagnóstico y un tratamiento más oportuno
que restablezca su salud mental.

Por otra parte, este trabajo pretende mostrar una visión general
tanto de las corrientes tradicionales de la psicología occidental, como de
las propuestas eclécticas contemporáneas que toman en cuenta las teo-
rías psicológicas orientales, con el fin de propiciar el interés de los espe-
cialistas del campo y continuar la exploración e investigación de nuevas
líneas de conocimiento dentro del ámbito de la psicología clínica que
tiendan a la integración de las diferentes perspectivas teóricas y al mis-
mo tiempo, motivar al desarrollo de una nueva generación de psicólogos
clínicos involucrados en la evolución de su propia conciencia y en la de
sus pacientes.

Para la realización de este trabajo, se aplicó el método de revisión


bibliográfica comparativa, por medio del cual se llevó a cabo el análisis de
las semejanzas y diferencias entre el psicoanálisis, el conductismo, la psi-
cología humanista y la psicología transpersonal, enfocándolo en la mane-
ra en que cada una de estas disciplinas aborda el papel de la conciencia
en cuanto a la salud mental.

Con este propósito, se efectuaron los siguientes pasos:

1. Se realizó una semblanza general de los acontecimientos históricos e


ideológicos que circunscribieron el surgimiento de cada escuela psico-
lógica.

2. Se describieron los postulados teóricos y técnicos más relevantes que


constituyen a cada uno de los modelos psicológicos.

3. Se identificaron a los principales representantes del psicoanálisis, el


conductismo, la psicología humanista y la psicología transpersonal.

4. Se revisaron las aportaciones de cada uno de estos autores con respec-


to a la relevancia que atribuyen a la conciencia en relación a la salud
mental. .

20
5. Se compararon los diferentes enfoques mencionados con el fin de de-
terminar las semejanzas y las diferencias que existen entre ellos res-
pecto del tema en cuestión.

6. Se esquematizaron los puntos de convergencia y de divergencia que se


detectaron, con el fin de esclarecer y delimitar el análisis propuesto.

7. Se discutieron los constructos de conciencia y salud mental derivados


de las corrientes psicológicas anteriores, en la búsqueda de un modelo
integrativo que permita abordar a la salud mental en función del nivel
de conciencia de los individuos.

A continuación se enlistan las fuentes que fueron utilizadas para re-


copilar la información necesaria a fin de llevar a cabo este trabajo, con-
forme a los lineamientos que establece Rojas Soriano (1977).

Fuentes primarias:

• Publicaciones de las obras originales de los distintos autores.

• Autobiografías.

• Monografías.

• Tesis de licenciatura.

Fuentes secundarias:

• Traducciones de las obras de interés.


• Recapitulaciones y revisiones bibliográficas de las corrientes psicológi-
cas mencionadas.
• Bibliografía teórica y metodológica sobre el tema.

Fuentes terciarias:

• Libros de texto.
Con el fin de dar estructura y continuidad al presente trabajo, su
contenido se dividió en una introducción, 6 capítulos y las conclusiones y
consideraciones finales. En el primer capítulo, intitulado "El Psicoanáli-
sis", se muestran las principales aportaciones del Psicoanálisis ortodoxo
de Sigmund Freud, así como de la Psicología Analítica de Carl. G. Jung.

21
En el segundo capítulo, se plantean las consideraciones generales
pertinentes sobre el conductismo ortodoxo, con las contribuciones de
John Bruadus Watson y el condicionamiento clásico, Burrhus Skinner y el
condicionamiento operante, Albert Bandura y la Teoría del Aprendizaje
Social, además de analizar la Terapia Conductual derivada de esta co-
rriente. En el mismo capítulo, se bosqueja el cognoscitivismo con las teo-
rías de Aaron Beck y su Terapia Cognitiva, Albert Ellis y su Terapia Racio-
nal-Emotiva, así como las Terapias Cognitivo-Conductuales.

Posteriormente, en el tercer capítulo, se subrayan las principales


aportaciones de la psicología humanista, con representantes como Erich
Fromm y el Psicoanálisis Cultura lista, Kurt Goldstein y la Teoría Organís-
mica de la Autorrealización y Carl Rogers con los preceptos de la Terapia
Centrada en el Cliente.

En el cuarto capítulo, se plantean los aspectos teóricos de la psico-


logía transpersonal, con exponentes como Roberto Assaglioli creador de
la Psicosíntesis, Abraham Maslow y la concepción de la jerarquía de nece-
sidades, Stanislav Grof y su técnica denominada Respiración Holotrópica,
para finalizar con Ken Wilber y un panorama general acerca de su postu-
ra en torno al espectro de la conciencia.

En el quinto capítulo se realiza una semblanza teórica de las distin-


tas concepciones de conciencia, donde se incluye una breve descripción
de los estados alterados de conciencia, para continuar con la mención de
las principales aportaciones de la cuatro fuerzas de la psicología en rela-
ción al tópico en cuestión.

En el sexto capítulo se aborda el tema de la influencia que la con-


ciencia ejerce sobre la salud y la enfermedad psíquica, tomando en cuen-
ta para ello los antecedentes históricos de la enfermedad mental, las con-
cepciones médicas, psiquiátricas y psicológicas; en oriente, con descrip-
ciones de la medicina india, china, tibetana y japonesa y, en occidente,
con los lineamientos de la medicina alópata y homeópata, además de las
concepciones contemporáneas que involucran la medicina psicosomática,
la clasificación de los trastornos mentales y los parámetros de normali-
dad y anormalidad, para concluir con los postulados de las escuelas psico-
lógicas mencionadas.

22
"El cuerpo no es un ente separado
sino una morada para el alma"

28
Sigmund Freud (1923a, p. 28), reconocido como el "padre del psi-
coanálisis", establece que esta corriente "[. .. ] es el nombre: lo. De un mé-
todo para la investigación de procesos anímicos [que no son] capaces [de
ser] accesibles de otro modo. 20. De un método terapéutico de perturba-
ciones neuróticas basado en tal investigación y 30. De una serie de cono-
cimientos psicológicos así adquiridos, que van constituyendo paulatina-
mente una nueva disciplina científica."

Cueli y Reidl (1976), consideran que el psicoanálisis es una discipli-


na del individuo que tiene su propio método y lo que comprende en sí
mismo le confiere características científicas y su finalidad es la de cono-
cer y ayudar a conocer. Por su parte, Malinowsky (en Tallaferro, 1997, p.
22), sociólogo y antropólogo, ha definido al psicoanálisis diciendo que
"[. .. ] es, en lo esencial, una teoría de la influencia de la vida familiar so-
bre el psiquismo humano"; Anna Freud (en Tallaferro, 1977, p. 22), lo
considera como "[... ] la adquisición del mayor conocimiento posible de
las tres instancias supuestas como constitutivas de la personalidad psí-
quica [Yo, Ello y Superyó] y de las relaciones existentes entre sí y el mun-
do exterior", a lo que Tallaferro agrega: así como "el uso de esos conoci-
mientos para evitar y curar los trastomos producidos por las desarmo-
nías entre ellos."

El psicoanálisis ortodoxo, es un enfoque médico-dinámico que esta-


blece que los condicionamientos biológicos de índole instintiva hacen que
el hombre pase por distintas etapas de su desarrollo biopsicosocial. Cada
etapa cuenta con sus propias características en relación al medio donde
se desenvuelve el individuo, teniendo lugar estos acontecimientos en for-
ma inconsciente. El nivel de superación que logra el sujeto en cada una
de estas etapas, determina su grado de salud psíquica cuando es adulto,
pasando, en un continuo, desde la normalidad, a la neurosis y en grado
superlativo, hasta la psicosis.

El psicoanálisis logró avances significativos en la comprensión y el


tratamiento de los trastornos funcionales (psicógenos), en los que se des-
cartaba cualquier base orgánica. Se basó en los aspectos irracionales del
psiquismo y no en la lógica de la razón, alimentándose en el trasfondo in-
consciente del ser humano, estableciendo con ello, que los procesos ocul-

26
tos modelan frecuentemente la personalidad sin que el individuo se per-
cate de esta situación.

Por largo tiempo, tanto la ciencia como la filosofía se basaron en la


dualidad cartesiana entre cuerpo y alma, "10 que condujo a un mundo ex-
cesivamente mecanisista, sin embargo, se ha demostrado que el proceso
psíquico suscita una serie de fenómenos somáticos. En esto coincide el
psicoanalista junguiano Enrique Galán (en Almendro, 1994), quien consi-
dera que el psicoanálisis logra pasar de la especulación de un inconscien-
te filosófico que le precedió por largo tiempo, a un inconsciente operati-
vo, que permite el surgimiento de la concepción de la medicina psicoso-
mática, al interrelacionar la mente con el cuerpo.1

En relación al desarrollo del psicoanálisis, específicamente en cuan-


to al descubrimiento del inconsciente, Henry Ellenberger (en Welhr, 19-
85, p. 81), afirma que "[.. .J ninguna rama del saber ha sufrido tantas me·
tamorfosis como la psiquiatría dinámica: del primitivo arte de curar al
magnetismo, 3 del magnetismo al hipnotismo, del hipnotismo al psicoaná-
lisis y a las más nuevas escuelas dinámicas. Además, esas diversas orien-
taciones han pasado reiteradamente por épocas de rechazo y de acepta-
ción. A pesar de ello, las escuelas dinámicas más recientes jamás han sido
tan unánimemente aceptadas como los descubrimientos físicos, químicos
o fisiológicos."

Entre los principales precursores del psicoanálisis se encuentra a


Sigmund Freud, creador del mismo; Alfred Adler, cuya doctrina habla del
sentimiento de inferioridad y su superación; Carl G. jung, creador de la
"psicología analítica"; Sandor Ferenczi, colaborador ortodoxo muy cerca-

¡ René Descartes hace una distinción muy estricta entre pensamiento y materia y entre
cuerpo y alma. por lo que a los animales los considera exentos de pensamiento o con-
ciencia verdadera. ya que estas cualidades $On particulares de la esencia del alma
humano. Al alma. representada por el pensamiento, Descartes la ubica en la glóndula
pinea!. argumentando que los animales no racionales carecen de epffisis (Butterfield, 19-
82).

2 El psicoanalista. escritor y médico George Walther Groddeck, quien llegó a ser el padre
de Ja medicina psicosomática, estableció una relación epistolar con Sigmund Freud en
la que hizo aportaciones importantes al psicoanáliSis (Freud y Groddeck. 1977).

3 Ver Franz Anton Mesmer en "Antecedentes Históricos" del Capítulo 5 de este trabajo.
no a Freud; Otto Rank, quien considera que el trauma del nacimiento es
un conflicto que determina la vida de los sujetos, hasta que logran su in-
dependencia completa; whilhe/m Reich, quien estudia la función del or-
gasmo en el ser humano y los representantes de la escuela culturalista:
Karen Horney, Erich Fromm y HarO' stack Sul/ivan, quienes subrayan la
influencia de la sociedad en la incidencia de los trastornos mentales.
También es importante mencionar a los teóricos postfreudianos
(Munroe, 1955; Bleichmar y Leiberman, 1989), que reelaboraron las
ideas de Freud, quienes, entre otros, se constituyen principalmente por:
• Representantes de la Psicología del Yo:

a) Erik Erikson, que establece 8 etapas psicosociales del desarrollo con .


-base en crisis o tareas que el individuo debe resolver.

b) Anna Freud, quien estudió la normalidad y la patología en la niñez y


creó técnicas psicoanalíticas para los niños.

c) David Rapapon, quien escribió sobre el pensamiento, el origen y la


naturaleza de los afectos, la conducta y la teoría analítica del cono-
cimiento y definió en forma sistemática las hipótesis metapsicológi-
caso

d) Heinz Hartmann, quien se preocupó por la adaptación de las funcio-


nes del Yo que involucran una realidad externa, incluyendo las ---
áreas libres de conflicto.

• Representantes de la Escuela Británica:

a) Melanie Klein, quien habla de un yo incipiente, de las relaciones de


objeto tempranas y de las posiciones esquizo-paranoide y maniaco-
depresiva, así como de sus defensas.
b) Fairbairn, Guntrip y Ba/int, quienes se caracterizan por su gran in-
terés en la clínica de pacientes muy perturbados, tomando en cuen-
ta centralmente la teoría de las relaciones de objeto, por lo que die-
ron primacía a la búsqueda del objeto, más que a la descarga impul-
siva.

27
• Representantes de la Escuela Francesa:
a) Jacqs Lacan, quien señala que la constitución del sujeto es excéntri-
ca desde el lenguaje y la cultura y define la identidad a partir de lo
imaginario del otro con su gráfico L

• Representantes Postkleinianos:
a) Wilfred Bion, quien explica el concepto ,de continente-contenido y
menciona que en toda persona existe una parte psicótica.

• Representantes Contemporáneos:
a) Donald Winnicot, quien define el término holding, el selfverdadero
y el falso y estudia los fenómenos de los objetos transcisionales.
b) Margaret Mahler, quien plantea un modelo de desarrollo emocional
del niño que va de la simbiosis hasta la separación/individuación.

c) Heinz Kohut, quien se centra en el self y en el trastorno narcisista


de la personalidad.

d) atto Kemberg, quien se preocupa por los estados fronterizos (bor-


derline), las relaciones objeta les y el trastorno narcisista de la per-
sonalidad. Propone también un modelo de desarrollo de la perso-
nalidad basado en la psicología del Yo yen la teoría de Mahler.

Debido a que existe una basta gama de modelos psicoanalíticos,


como se ha podido observar, en este capítulo sólo se revisarán los prin-
cipales postulados de Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis y los de
su controvertido colega Carl G. Jung, por ser estos los más representati-
vos de la escuela psicoanalítica. En relación a Erich Fromm, a pesar de ser
un psicoanalista ortodoxo de origen, no se le incluyó en este capítulo si-
no en el tercero, denominado "La psicología humanista", debido a que su
labor es un antecedente importante para dicha corriente.
En la pequeña aldea de Freiberg, Moravia, territorio de los Habs-
burgo (actualmente denominada Príbor y ubicada en Checoslovaquia), el
6 de mayo de 1856 nació en un hogar judío el primogénito de siete her-
manos: Sigismund Schlomo Freud. Su padre fue Jacob Freud, quien era
comerciante de lana y su madre, tercera esposa de su padre,' fue Amalia
(Nathansohn) Freud. Durante los últimos años de la secundaria, Freud
prefirió adoptar el nombre de "Sigmund" y con éste continuó hasta el fi-
nal de sus días (Gay, 1989).

Se educa en la ciudad de Viena bajo el imperio liberal austro-hún-


garo hasta sus estudios universitarios, cursando la carrera de medicina y
la especialización en neurología. Trabaja como asistente del psiquiatra
Theodor Meynert, creador de la teoría de la estructura de la corteza ce-
rebral, con el que descubre el poderoso efecto anestésico de la cocaína,
desconociendo, en un principio, sus nocivos efectos secundarios. Poste-
riormente, obtiene una beca para ir a París, donde trabajó en el hospital
de la Salpetriére y estudia en la clínica del neurólogo Jean Martín Char-
cot, quien, al igual que él, se interesaba por el estudio de la histeria.

Consolidado como médico, se establece nuevamente en Viena, don-


de inicia su práctica privada y se casa a los treinta años de edad con Mar-
tha Bernays. De la relación matrimonial nacen 6 hijos: Mathilde, Sophie,
Martin, Oliver, Ernst y Annerl (Anna), quien fue la única que siguió los
pasos de su padre, convirtiéndose en psicoanalista; poniendo especial én-
fasis en el psicoanálisis infantil y en sus técnicas terapéuticas 6 (Freud,
1993).

4 Después de Freud nació Anno, Julius, quien falleció a los siete meses, Rosa, Mane, Adol-
fine, Pouline y su hermano menor Alexonder (Goy, 1989).

s Del primer matrimonio, Jocob Freud tuvo dos hijos Emanuel y Phlltpp. Este último tan
$010 ero un año menor que la madre de Sigmund la cual era veinte años menor que su
esposo (Gay. 1989).

(, En el marco de la enseñanza y de la práctica psicoanalítico Infantil, una de la prinCi-


pales aportaciones de Anna Freud fue la fundación en Londres de lo Clínica Hampstead
en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, donde se han Impartjdo cursos de en-
trenam¡ento psicoanalítico, supervisiones y práctica terapéutico. Posteriormente. a esta
En un principio, Freud se dedica al estudio y clínica de las enferme-
dades neuroiógicas, en especial a la histeria, la cual manifestaba multitud
de síntomas cuando era conversiva, tales como ceguera o sordera psico-
lógicas, mutismo, parálisis de los miembros, sensibilidades y anestesias;
estos síntomas parecían indicar que el padecimiento era de origen orgá-
nico pero en realidad su etiología era psicógena. Freud trabaja conjunta-
mente con Josef Breuer, utilizando la hipnosis como medida terapéutica
por lo que en 1893 publicaron un trabajo preliminar titulado Sobre el
mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos yen 1895, otro trabajo
conocido como Estudios sobre la histeria, donde se considera que en el
psiquismo existen dos zonas, una consciente y otra inconsciente CTallafe-
rro, 1997).

Al separarse Freud de Breuer, por falta de afinidad teórica, ya que


este último no estaba de acuerdo con su postulado de la sexualidad in-
fantil, Freud sustituye el método de la hipnosis -que daba origen al pro-
cedimiento catártico o "curación hablada" de la histeria-, por considerar-
lo inoperante' y, utiliza el método de la persuasión y la sugestión "[... ]
colocando la mano sobre la frente del paciente y asegurándole que, si
pensaba insistentemente, podía recordar lo que había ocurrido'" (Tallafe-
rro, 1997, p_ 49). Finalmente, Freud al analizar los sueños de sus pacien-

clínica se le de'lominó "The Homps+ead Chlld-Terapy Clinic" (Sandler, Kennedy y Tyson,


1980).

7 "El procedimiento catártico [. __ ] tendía a la supresión de los síntomas y lo conseguía re-


trotrayendo el paciente al estado psíquico en el cual había surgido cada uno de ellos
por vez primera. Emergían entonces en el hipnotizado recuerdos, ideas e im;Julsos ausen-
tes hasTa entonces de su conciencia, y una vez que el sujeto comunicaba al médico, en-
tre intensas manifestcciones afectivas, tales procesos anímicos, quedaban vencidos los
síntomas y evitaba su reapa:ición. [Sin embargo]. [... ] como la posibilidad de hipnotizar a
una persona no depende tan sólo de la mayor o menor destreza del médico, sino sobre
todo de la personalidad del sujeto. existiendo muchos pacientes neuróricos a los que no
hay modo de sumir en io hipnosis, la renuncia al hipnotismo hacía posible la aplicación
del procec!irr.ie'lto e l..:; número limitado de enfermos" (Freud, 1903, p. 1003).
s Freud recurrió a este método, recordc: .. do cuando estudió en Nancy las experiencias
'·A" y "3" de Bernheim; La experiencia "A" cons¡stía en que el paciente, bajo la ejecución
posthipnóticc, realizare una determinado acción (ordenada duranTe lo hipnosis), sin que
éste conociera íos causas que io impulsaban a hacerb y, cuando se le pedia une justifi-
cación de los hechos, su tendencia era a mentir, s:n conocer las rezones por los aue lo
hacia, simplemente dando respuestas aparentemente lógicas, pe!"O falsas. La exoerien-
cia "B" implicaba que SI el hipnotizador sugestionaba e insistíc, el paciente lograba acor-
darse de la orden recibida, hecho que implicaba que lo que no e~o consciente, entrara
al campo de 'e conciencia fTaHc7erro, 1997).
tes y los propios, descubre la asociación libre y con ello una técnica nove-
dosa creada por él mismo, a la que denominó psicoanálisis.
"A partir de la sustitución del hipnotismo por la técnica de la asocia-
ción libre, el procedimiento catártico de Breur quedó transformado en
el psicoanálisis, el cual fui yo sólo en practicar y desarrollar por más
de un decenio» (Freud, 19230).

Evidentemente Sigmund Freud, como médico, psiquiatra y fisiólo-


go, acuna al psicoanálisis con una orientación biológica y se basa en el
naturalismo de principios del siglo XIX. De esta manera, sustenta su teo-
ría bajo el paradigma newtoniano; el cual imperaba en su época y plan-
tea que "son los instintos primarios y las fuerzas intrapsíquicas las fuen-
tes originales de la motivación humana y, por ende, las que controlan su
comportamienton (González, 1989, p_ 8).
Thompson (1950, p. 16) opina que "l. ..] cen el psiceanálisis se ini-
cia una nueva actitud hacia las enfermedades mentales. Todos los otros
métodos de terapia trataban de aliviar el síntoma, pero. no de hacer desa-
parecer la causa. Se reconoció que la sugestión y la hipnosis, apremiando
al paciente a "olvidar" la perturbación, podían en realidad sumergir la
causa aún más prefundamente. Lo que Freud trataba de hacer con su
n
nueva terapia era descubrir las raíces de la neurosis.
Por su parte, Freud puse en práctica la teería psicoanalítica en sí
mismo y comenzó su autoanálisis en 1879, llevándolo a cabo la última
media hora de cada día y continuándelo el resto de su vida. A través de
su autoanálisis y, especialmente por medio del intercambio epistolar con
su amigo el médico whilhelm Fliess, Freud comprendió su propia neuro-
sis, la cual le sirvió de parámetro para sus investigaciones (Gay, 1989).
Después de la ruptura con Breuer y de la publicación de sus libros
La interpretación de los sueños en 1900 y Psicopatología de la vida co-
tidiana en 1901, Freud en 1903, funda una mesa redenda que per lo ge-
neral se reunía los miércoles por la noche, la que estuvo constituida ori-
ginalmente, por Alfred Adler, Wilhelm Stekel, Max Kahane y Rudolf Rei-

9 Se considera newfoniano al pensamiento freudiano, por su esfuerzo tendiente a subor-


dinar las leyes de la mente a las leyes del movimiento, así como en la búsqueda de pro-
porciones abiertas a la verificación empírica (Gay, 1989).

8/
tler y más adelante por Paul Federn e Isidore Sadger. Este círculo de psi-
coanalistas posteriormente se convirtió en la Sociedad Psicoanalítica de
Viena. En 1905, Freud escribe Tres ensayos sobre la teoría sexual (19-
05a), así como El chistey su relación con lo inconsciente (l905b).

Debido a la necesidad de retroalimentar las ideas freudianas y de


que se promoviera internacionalmente el movimiento psicoanalítico, se
fundan distintas sociedades en Europa y Estados Unidos: en Viena, Freud
funda la Sociedad Psicoanalítica, en Zurich Ludwing Binswager preside la
Sociedad Freudiana, en el Círculo Psicoanalítico de Berlín queda al frente
Karl Abraham, en la Sociedad Psicoanalítica de Londres Emest Jones,
quien además se convierte en biógrafo de Freud, el Círculo Psicoanalítico
de Hungria es encabezado por Sandor Ferenczi y después del viaje a los
Estados Unidos, se crea en 1911 la Asociación Psicoanalítica Americana,
con James J. Putnam al frente.

Como resultado del auge de la doctrina psicoanalítica y del interés


por la misma, el 26 de abril de 1907, se lleva a cabo en la ciudad de Salz-
burgo, Austria, el Primer Congreso. Psicoanalítico Internacional con una
participación de cuarenta y dos personas. C. G. Jung, psicoanalista suizo
muy allegado a Freud, quedó encargado de presidir ese congreso así co-
mo los subsecuentes y la Sociedad Psicoanalítica Internacional, cargo que
desempeñó hasta el momento de su ruptura con Freud en 1914 (Welhr,
1985).

Desde el punto de vista profesional, Freud sufrió el impacto del re-


chazo de la comunidad científica de su tiempo, especialmente en Europa,
al pretender que el psicoanálisis estudiara las áreas irracionales de la vida
de los individuos, pero, a pesar de ello, consiguió introducir "el método
racional de la investigación científica en el área del irracionalismo" (Al-
mendro, 199'1-, p. 33) Y con ello, hacer del psicoanálisis una doctrina re-
levante tanto para la psiquiatría como para la psicología.
En los Estados Unidos, se despertó un gran interés por este movi-
miento. La obra de Freud así como la de su discípulo Jung tuvieron una
enorme acogida, motivo por el que fueron invitados a la Universidad de
Clark, en Worcester, cerca de Boston, MassachusetS, por su rector, el psi-
cólogo Stanley Hall. El 20 de agosto de 1908, Freud, Jung y Ferenczi,
quien los acompañó, se embarcaron rumbo a Nueva York yen Worcrster
dieron a conocer los postulados psicodinámicos con gran éxito. Al finali-
zar las conferencias, Freud y jung recibieron el título de doctor honoris
causa en Derecho, en referencia a lo cual Freud escribe: "l. .. ] La breve es-
tancia en el Nuevo Mundo le hizo muy bien a mi concepto de mí mismo;
en Europa me sentía excluido, aquí me veía recibido como un igual por
los mejores. Fue como la realización de una fantasía inverosímil" (Welhr,
1985, p. 126).
En 1910 se lleva a cabo el Congreso de Nuremberg, en el que se
funda la Sociedad Psicoanalítica Internacional, quedando 1j. años como
presidente jung, por lo que su sede se establece en Zurich, lugar de resi-
dencia de este teórico. El Tercer Congreso Psicoanalítico Internación tie-
ne lugar en Weimar en 1911, donde asistieron dos figuras femeninas im-
portantes: Emma jung, esposa de Carl Jung y Lou-Andreas-Salomé, quien
fue el amor que inútilmente pretendió Nietzsche años atrás, 'además de
ser una discípula muy allegada a Freud, con quien estableció un extenso
intercambio epistolar y afectivo (rfeiffer, 1972).

El cuerpo teórico del psicoanálisis, se encuentra constituido por


una serie de hipótesis acerca del funcionamiento y el desarrollo de la
mente. A estas hipótesis, se les conoce como "meta psicológicas", ya que
surgen de la "metapsicológía", término creado por Freud para referirse a
la psicología por él fundada. La meta psicología freudiana crea una serie
de construetos, como veremos más adelante, que se encuentran muy le-
janos a la experiencia objetiva, tal es el caso de la ficción de un aparato
psíquico dividido en instancias, la teoría de las pulsiones, el proceso de la
represión, etc.

Freud (en Laplanche y Pontalis, 1993, p. 225), define a la metapsi-


cología como un intento científico de corregir el concepto de la metafísi-
ca, aceptada como supersticiosa y alejada de la realidad, en el sentido de
considerarla como un proceso psicológico que le concierne al inconscien-
te y que es proyectado al exterior:
"Gran parte de la concepción mitológica del mundo que se extiende
7

hasta las religiones más modernas, no es otra cosa que psicología pro~
yectada hacia el mundo exterior. El oscuro conocimiento (podríamos de·
cir la percepción endopsíquica) de los factores psíquicos y de lo que acae·
ce en el inconsciente, se refleja [...] en la construcción de una realidad su-
prasensible que la ciencia debe transformar en psicología del inconscien-
te [.. .J. Cabría en lo posible dedicarse [...] a convertir la metafisica en me·
tapsicol09ía:
Tiempo después, Freud (en Laplanche y Pontalis, 1993, p. 225) da
una definición más concreta de la meta psicología diciendo: "Propongo
que se hable de exposición [Dasrstellungl metapsicológica cuando se pa-
sa a describir un proceso psíquico en sus relaciones dinámicas, tópicas y
económicas." Con base en esta definición, se estudiará a lo largo de este
apartado, a la meta psicología freudiana desde los tres puntos de vista
mencionados: el dinámico, el tópico y el económico.
Para comenzar, cabe mencionar que además, existen tres hipótesis
fundamentales que rigen la teoría psicoanalítica, las cuales procederemos
a describir: a) El determinismo psíquico o causalidad psíquica; b) la exis-
tencia del inconsciente y, c) La compulsión a la repetición.

El determinismo psíquico se refiere a que nada sucede casualmente


en la mente, puesto que cada uno de los fenómenos psíquicos se encuen-
tra determinado por otros que le precedieron, es decir, siempre existe
una relación causal entre los eventos mentales, por más insignificantes o
accidentales que parezcan. Tal es el caso, por ejemplo, de los síntomas
neuróticos, que aparentemente se encuentran desvinculados de cualquier
proceso mental del individuo y que sin embargo, son causados por otro
fenómeno psíquico que desconoce el propio paciente, como puede ser un
trauma en la infancia.

La hipótesis de la existencia del inconsciente, se refiere a que la


actividad psíquica es principalmente inconsciente. Freud considera al in-
consciente como el conjunto de los contenidos no presentes en el campo
actual de la conciencia y, como el continente de los procesos primarios
alógicos, que obedecen al principio de placer. Agrega, que la formación
de los sueños constituye un segundo modelo de funcionamiento del in-
consciente (Dupont, 1987; Laplanche y Pontalis, 1993).

Brenner (1968, p. 19), comenta que tanto la hipótesis del determi-


nismo psíquico como la de la existencia del inconsciente, se encuentran
íntimamente vinculadas, ya que la aparente discontinuidad de nuestra
mente en relación a lo que causa el fenómeno mental observable, se debe
a que es una causa inconsciente. "Cuando una idea, un sentimiento, un
olvi.do accidental, un sueño' o un síntoma patológico parezca no estar re-
lacionado con lo que aconteció antes en la mente, es porque su conexión
causal reside en algún proceso mental inconsciente.» Por lo tanto, la úni-
ca manera en que se puede lograr que desaparezcan las discontinuidades

84
aparentes de la mente, es descubrir la causa (s) inconsciente (s) de las
mismas, tarea a la que se aboca el psicoanálisis.

Las actividades mentales inconscientes no son observables, por lo


que el psicoanálisis las infiere de sus efectos en los pensamientos, senti-
mientos y acciones que el paciente expresa al terapeuta. Por ello, es rele-
vante que el paciente renuncie al control consciente de sus pensamien-
tos, permitiendo que estos fluyan libremente en una asociación, con base
en la que el terapeuta pueda inferir los procesos mentales inconscientes
que subyacen.

La postura de la existencia del inconsciente es una de las más gran-


des aportaciones del psicoanálisis a la psicología, ya que esto permitió
que Freud incrementara el área de estudio de la actividad psíquica de los
individuos y la posibilidad de curación de las enfermedades mentales de
su tiempo.

Freud descubrió que los fenómenos mentales inconscientes se divi-


den en dos categorías.

1. Los preconscientes (Pes), que son fácilmente recordados con un es-


fuerzo de atención y por ende se constituyen en conscientes.

2. Los inconscientes en strictus sensus Ocs), que son todos aquellos ele-
mentos psíquicos que pueden acceder a la conciencia por medio de un
esfuerzo considerable, ya que se encuentran "aislados" de la misma, así
como de la memoria por otra fuerza anímica de la mente que debe
vencerse, a la que Freud denominó represión.

Existen fenómenos psíquicos normales que le permiten al psicoaná-


lisis inferir procesos inconscientes no observables, como es el caso de los
sueños y los lapsos (lapsus lingüis) o actos fallidos. Los sueños son cau-
sados por una actividad mental inconsciente, por lo que a través de su
interpretación, el terapeuta puede lograr que dicho material llegue a la
conciencia del paciente. Los lapsos, que pueden ser verbales y escritos
(errores), o bien mnemónicos (olvidos), indican también procesos menta-
les inconscientes encubiertos, por ejemplo, olvidar pagar una cuenta,
puede deberse a que es algo desagradable para la persona, aunque no lo
reconozca conscientemente.
Es interesante como Stefan Zweig (en Tallaferro, 1997, p. 55) en
su libro La curación por el espiritu, resumió las aportaciones freudianas
relacionadas con el inconsciente en las siguientes consideraciones:
t<Ef inconsciente no es de ninguna manera el residuo del alma, sino, por
el cOfltrario, su materia prima, de la que sólo una porción mínima ':Alcan-
za la superficie iluminada de la conciencia; pero la parte principal, Iltama-
da inconsciente, que no se manifiesta, no está por eso muerta o privada
de dinamismo. Dotada de vida y acción influye en forma efectiva sobre
nuestros pensamientos y sentimientos, representando el sector más plás-
tiCO de nuestra existencia pSÍquica. Por eso el que en toda decisión no to-
ma en cuenta el querer inconsciente, comete un error, puesto que exclu-
ye de sus cálculos el elemento principal de nuestras tensiones internas,'
se equivoca groseramente, como se equivocaría el que valuara la fuerza
de un témpano [iceberg) considerando sólo la parte que emerge del
agua. Su verdadero volumen queda bajo ella."

En relación al concepto de la compulsión a la repetición, Freud lo


describe como un proceso inconsciente, en virtud del cual el sujeto se si-
túa activamente en situaciones penosas, repitiendo de esta manera, expe-
riencias anteriores o conductas patológicas, sin recordar el prototipo de
las mismas, sino al contrario, con la impresión muy clara de que se trata
de algo completamente presente (Laplanche y Pontalis, 1993).

Por otra parte, la hipótesis desde el punto de vista económico del


psicoanálisis considera que "[ ... 1 los procesos psíquicos consisten en la
circulación y distribución de una energía cuantificable (energía pulsio-
na!), es decir, susceptible de aumento, de disminución y de equivalencias"
(Laplanche y Pontalis, 1993, p. 102).

Bajo este enfoque, los instintos o impulsos del ser hUr.1ano, son
fuerzas inconscientes, dinámicas, que le dan energía y lo conducen hacia
la acción, que generalmente se traduce en la búsqueda de la satisfacción
o gratificación de necesidades. Comúnmente estas fuerzas son conocidas
con el nombre de instintos, sin embargo, para evitar el correlacionarlas
con los instintos animales en general, se les prefiere llamar impulsos.
"Un Impulso, entonces, es un constituyente psíquico, genéticamente de-
terminado, que, cuando actúa, produce un estado de excitación psíquica
0, corno se dice CA menudo, de tensión. Lo. eXCItación o tensión Impele al
individuo a una actividad, que también está determinada genéticamente
en forma genera!, pero que puede alterarse en forma considerable por la
experiencia individual. Esta actividad debe ilevar a algo que podemos Ila-


mar: cesación de la excitación o tensión, o gratificación" (Brenner, 1968,
p.33).

Para establecer la hipótesis (económica) de que la energía mental


se deriva de los impulsos, Freud toma como modelos las formas mecáni-
cas, eléctricas, químicas y biológicas del universo. Dicha energía que se
dirige hacia las representaciones mentales de una persona o una cosa,
Freud la denominó catexia, por lo que tanto el impulso como su energía
son fenómenos intrapsíquicos, ya que no se unen en el espacio exterior.
De esta manera, se catectizan los pensamientos, las fantasías y los re-
cuerdos del objeto 10 (psicológicamente hablando) que se relaciona con las
representaciones psíquicas, por lo que a mayor catexia, más relevante es
el objeto y a menor catexia, menos lo es para el individuo.

Originalmente, en 1890, Freud clasifica a los impulsos en sexuales


y de autoconservación, haciendo posteriormente a un lado al impulso de
autoconservación por no satisfacerle el término, hasta llegar en 1920 a
reformular su teoría de los instintos, en dirección a dos impulsos básicos
de la vida mental: el sexual y el agresivo. El impulso sexual, da como re-
sultado el elemento er<?tico de la actividad mental (Eros) y el agresivo, el
componente destructor de la misma (Thanatos). Ambos impulsos se en-
cuentran vinculados estrechamente, por lo que se manifiestan al mismo
tiempo pero en diferente grado:
"Hasta el acto más encallecido de crueldad intencional, que en su su-
perficie no parece satisfacer más que algún aspecto del impulso de agre-
sión, aún posee algún si9nificado sexual para su autor y le proporciona
un cierto grado de gratificación sexual inconsciente. Del mismo modo, no
hay acto de amor, por más tierno que sea, que no proporcione simultá-
neamente un medio inconsciente de descarga del impulso de agresIón"
CBrenner, 1968, p. 36).
Freud al publcar Una teoría sexual y otros ensayos (1905a), esta-
bleció que existen distintas etapas por las que el individuo debe lograr su
desarrollo psicosexual. Llamó psicosexuales a estos períodos porque les

lO El término "objeto" desde el marco psicoanalítico, se utiliza para designar persOnas o

cosas de! ambiente exterior que tienen importancia psicológica en la vida psíquica de
los individuos, ya sean éstas animadas o inanimados. Por ello, las "relaciones de objeto"
se refieren a fa actitud y comportamiento que se lleva a cabo con respecto a tales obje-
tos (Brenner. 1968).

S7
asignó un papel preponderante a los impulsos sexuales en la formación y
desarrollo de la personalidad. Con base en las zonas del cuerpo que se
vuelven focos de placer sexual, Freud delineó cuatro etapas de desarrollo
psicosexual a saber: oral, anal, fálica y genital. Entre la etapa fálica y la
genital se encuentra otro período llamado de latencia, el cual no es consi-
derado por Freud como una etapa del desarrollo psicosexual propiamen-
te dicha, como se verá más adelante.

En la etapa oral, que va de los O a los 18 meses, el niño establece


como zona de placer la boca y sus aledaños; la etapa anal, de los 18 me-
ses a los 3 años y medio, corresponde a la época del control de esfínte-
res, cuya zona erógena se encuentra ubicada en el ano y sus funciones de
acumulación, retención y expulsión de heces; en la etapa fálica, de los 3
a los 5 ó 6 años, se hacen más intensas las tensiones y placeres en los ór-
ganos genitales que tienden a ser autoestimulados. En esta etapa se pre-
senta el Complejo de EdipofElectra, en el que el infante siente atracción
sexual por el progenitor del sexo contrario y una rivalidad con respecto
al del mismo sexo por dicha causa.

En el período de latencia, de los 6 a los 12 años, se consolidan y


elaboran los rasgos y habilidades adquiridos anteriormente; el niño pone
más atención al aprendizaje en la escolarización y a la socialización con
sus coetáneos y la sexualidad queda latente para manifestarse nuevamen-
te en la siguiente etapa. De esta manera, en la etapa genital, que comien-
za con la pubertad, surge por completo el desarrollo de los instintos
sexuales, donde el joven va a dirigir su sexualidad en forma hetero-
sexual, 11 incluyendo el coito y el orgasmo, a diferencia de la etapa fálica
en la que la libido era autodirigida y por lo tanto egocéntrica y arcaica.

El punto de vista dinámico de la meta psicología freudiana, sostie-


ne que los fenómenos psíquicos son el resultado del conflicto y de la
composición de fuerzas que ejercen un determinado empuje, siendo
éstas, en último té rm li1 o, de origen pulsional (La planche y Pontalis, 19-
93).

?cm F:-eud, :c únicc mO"ierc normal de concebir la sexualicaci es la hete~osexucL yo


que cualqL.;ier otro preferencia sexual es catalogada por é! como perve:iicia y por lo
tanto po:ológicc.
Esta concepción es reconocida por diferentes teóricos postfreudia-
nos como es el caso de Erich Fromm (1947), quien afirma que Freud de-
sarrolló la primera y más consistente teoría del carácter, como un siste-
ma de impulsos subyacentes a la conducta, pero no idénticos a ella, ba-
sándose en la motivación. El concepto de la motivación inconsciente de
Freud se encuentra muy relacionado con su teoría de la naturaleza cona-
tiva 12 de los rasgos de carácter. Agrega Fromm, que Freud reconoció la
cualidad dinámica de los rasgos de carácter y, sostuvo que la estructura
del carácter de una persona representa uná forma particular en la cual
la energía está encauzada en el proceso de vivir.

Freud (1906; 1912) trató de explicar esta naturaleza dinámica de


los rasgos de carácter combinando su caracterología con su teoría de la
libido, ya que asumió que el impulso sexual era la fuente de energía del
carácter y, explicó los diferentes rasgos de carácter como "sublimacio·
nes" de las varias formas del impulso sexual o como ''formaciones reacti·
vas" contra ellas (Fromm, 1947; Thompson, 1950).

De esta manera, la clasificación que Freud hizo de los caractéres se


puede dividir en dos tipos generales. En uno de ellos se acentúa la etapa
psicosexual, es decir, el origen libidinal y comprende los caractéres oral,
anal, fálico y genital y, en el otro, recurre al criterio clínico, incluyendo al
narcisista, al histérico y al obsesivo o compulsivo (Thompson, 1950).

El punto de vistCl tópico, supone una diferenciación del aparato


psíquico en diversos sistemas dotados de funciones específicas. General·
mente, se considera la existencia de dos tópicas freudianas; la hipótesis
topográfica y la hipótesis estructural, sin embargo, charles Brenner (19·
68), señala que a lo largo de los escritos freudianos se encuentran tres
distintas hipótesis relacionadas con la constitución del ClpClrato psíquico:
a) la hipótesis telescópica; b) la hipótesis topográfica y e) la hipótesis es·
tructural.

la hipótesis telescópica, la expone Freud en la parte final de su li·


bro LCI interpretClción de los sueños (1900), en donde relaciona al apara·
to mental con un instrumento óptico, (telescopio, miscroscopio o un

12 la conación es "la actividad psíquica dirigida a un objetivo: esfuerzo, tendencia, vo-


luntad. B opuesto de conativo es cognitivo" (Dorsch, 1991. p. 137).
aparato fotográfico), que consta de diversos elementos ópticos que lo
conforman. Así, para Freud el aparato psíquico o "sistema \ji" [sistema
psi], se constituye de varios componentes psíquicos que se sitúan en un
continuo cuyos polos son por un lado el "extremo sensible" (percepción)
y por el otro, el "extremo motor" (actividad), además de contener dife-
rentes sistemas de recuerdo (huellas mnémicas) y asociación interme-
dios. De esta manera, las percepciones producen huellas mnémicas (Hm),
que a su vez conforman sistemas mnémicos que constituyen la base de
las asociaciones. Estos diversos procesos se van movilizando, a través de
una especie de excitación psíquica que fluye de un sistema a otro. Este
primer modelo, no fue desarrollado por Freud, pero dio paso a la siguien·
te hipótesis.

Diez años después, Freud explica la hipótesis topográfica o prime-


ra tópica, en la que trata de establecer la localización de las partes que
componen al aparato psíquico, es decir, la topografía de la mente. Esta-
blece en ella que existen tres sistemas mentales que conforman al apara-
to psíquico: el consciente (Cs), el preconsciente (Pcs) y el inconsciente
(res). Bajo este esquema, Freud considera al sistema consciente (Cs), co-
mo todos aquellos contenidos y procesos psíquicos que se encuentran
alertas en la mente; al preconsciente (Pcs) como aquellos que podrían al-
canzar la consciencia mediante un esfuerzo de atención y al inconsciente
(rcs), COmo los que se encuentran impedidos de acceder a la conciencia.
Debido a su "proximidad funcional", Freud agrupa a los sistemas Cs y Pes
en uno solo, el CsPes y lo contrapone con el sistema inconsciente (lcs).

Freud estipula que tanto el sistema consciente (CsPes) como el in-


consciente (rcs), se rigen por dos tipos de proceso de pensamiento, el pri-
mario, llamado así por ser el modo original de funcionamiento del apara-
to psíquico y el secundario, que evoluciona gradual y progresivamente
con el crecimiento del individuo. El proceso primario es inconsciente, aló-
gico y atemporal, mientras que el proceso secundario es consciente, por
lo que tiene las funciones del pensamiento vigl1, la atención, el juicio, el
razonamiento y la acción controlada.

A su vez, el proceso primario se caracteriza por el principio de pla-


cer, que sólo busca la gratificación sin postergación, evitando el displa-
cer, en contraste con el principio de la realidad, que es la capacidad pa-
ra distinguir entre el. mundo exterior y el interior de la persona, el cual
se vincula con el proceso secundario de pensamiento. Para mejor com-

40
prensión de la relación que existe entre las estructuras del aparato psí-
quico, los procesos de pensamiento y los principios rectores, ver el Cua-
dro No_ L

6'uarko-.Ko-_ t
~~~detojxu'túo-~~d&
~.Y~recúHY:&
- fFreud

~ ~de-~ ~recLo¡<

Consciente Secundario De la realidad

Preconsciente Secundario De la realidad

Inconsciente Primario De placer

A partir de 1923, Freud establece la hipótesis estructural o segun-


da tópica, con la publicación de su libro El yo y el ello (1923b), donde es-
tudia el aparato psíquico, partiendo de la interrelación y el desarrollo de
sus tres subestructuras o instancias: el Ello o Id, el Yo o Ego y el Superyó
o Superego_

El Ello surge con el individuo, es inconsciente y está integrado por


la totalidad de los impulsos instintivos; se rige por el principio del placer
y por el proceso primario de pensamiento; el Yo es el mediador entre las
necesidades del Ello y las exigencias del Superyó, es regulado por el prin-
cipio de realidad y por el proceso secundario de pensamiento y, el Super-
yó, proveniente en un principio de la conciencia moral, la cual se rige por
el principio del deber, ya que representa la voz de los padres y sus
normas, puediendo ir desde las restricciones más absolutas hasta las ca-
rencias de éstas; como ideal del Yo, se rige por el principio de perfección
y tiene como función el inhibir los impulsos agresivos y sexuales del Ello
y persuadir al Yo a que substituya las metas reales por las morales y a
que tienda a la perfección_

4/
Cuando nace el ser humano, el Ello abarca todo el aparato psíquico
y es con el crecimiento, que el Yo y el Superyó se van diferenciando del
Ello. Por tal motivo, en un bebé prevalece su parte impulsiva y deman·
dante y, con el paso del tiempo, entre los 8 meses y los Z ó 3 años de
edad, debido al interés por su medio ambiente, comienza a desarrollar las
funciones del Yo, como el control motor, la percepción, la memoria, el
afecto y los pensamientos. Cuando el Yo se comienza a diferenciar del
ElIo7 surge como un ((Yo corporal», ya que el niño se relaciona primera-
mente con su cuerpo, el cual "siente y es sentido a la vez", lo que le per-
mite tener una fuente inmediata de gratificación. Freud establece que el
Superyó inicia su diferenciación al rededor de los 5 ó 6 años y la consoli-
da entre los 10 y 11 años de edad (Brenner, 1968).
El Ello funciona conforme al proceso primario de pensamiento y al
principio del placer durante toda la vida y el Yo durante sus primero
años, mientras se está diferenciando del Ello. Por eso, la tendencia a la
gratificación inmediata de los impulsos se encuentra presente en estos
casos. Con el paso del tiempo, el principio de realidad y su consiguiente
proceso secundario de funcionamiento psíquico, que caracterizan al Yo,
tiende a modificar el principio de placer imponiéndose a éste y regulán-
dolo durante la vida, por medio de la neutralización de la energía im-
pulsiva.
De esta manera, el satisfacer los deseos ya no es el resultado inmi-
nente y demandante del proceso primario de pensamiento, sino que el
individuo adquiere la capacidad de demora necesaria para funcionar con-
forme a las exigencias medioambientales, logrando postergar la descarga
impulsiva, lo cual propicia la tolerancia a la frustración, a través del pro-
cesos secundario de pensamiento.
Al encontrarse el Yo ubicado entre el mundo interno (como recep-
tor y controlador de los impulsos del Ello por medio de elementos repre-
sores al servicio del Superyó) y externo (medio ambiente), utiliza para
evitar la angustia que su intensa actividad le produce y con fines ho-
meostáticos, los mecanismos de defensa yoicos, los cuales son incon-
scientes.
"En el hombre [...] las exigencias de los instintos sexuales, que van mu-
cho más allá del individuo, son juzgadas por el yo como un peligro que
amenaza su conservación o su propia estimación. Entonces el yo se sitúa
a fa defensiva, niega a los instintos sexuales la satisfacción deseada y los

42
oblrga a buscar, por largos rodeos, aquellas satisfacciones susbtutivas
que se manjfiest~n como síntomas nerviosos" (Freud, 1917, p. 2433).

Tallaferro (1997) confirma que la angustia es el factor que movili-


za las defensas del Yo; y que su origen puede ser intra o extra psíquico,
por lo que el Yo se protege de posibles peligros y lucha contra ellos des-
plegando sus defensas en ambos niveles. Los mecanismos de defensa yoi-
cos contra peligros intrapsíquicos son; represión, regresión, aislamiento,
anulación o reparación, formación reactiva, identificación, proyección,
cambio de un instinto por su contrario, vuelta del instinto contra el Yo y
la sublimación. Por otra parte, alguno de los mecanismos defensivos del
Yo contra los peligros extrapsíquicos son: negación en actos y palabras,
negación en la fantasía, limitación del Yo, identificación con el agresor te-
mido y renuncia altruista. l3

La represión es el mecanismo defensivo más comúnmente utilizado


por el Yo, consiste en alejar de la conciencia el impulso indeseado del Ello
o cualquiera de sus derivados, ya sean estos emociones, recuerdos, de-
seos o bien fantasías y por lo tanto es el mecanismo que mejor nos expli-
ca la producción de síntomas en la psicopatología, ya que sus causas son
desconocidas para los pacientes por ser reprimidas por el Yo. Dichas re-
presiones mantienen el propósito de evitar el dolor, conteniendo las mis-
mas un "núcleo sexual", por lo que Freud concluye que "[ .. .] únicamente
la frustración de los impulsos sexuales [pueden] producir una represión"
(Thompson, 1950, p. 96).

Por esta razón, Freud considera a los síntomas como el resultado


de una solución de compromiso psíquico entre fuerzas opuestas; es decir,
entre el instinto y la instancia que se opone a su satisfacción, lo que im-
plica que el síntoma proviene de la represión de un instinto o afecto (Du-
pont, 1987). Es por eso, que en enfermedades como la histeria, cuando la
energía sexual o libido encuentra obstáculos para continuar su curso
normal, fluye hacia otros órganos, manifestándose en forma de sínto-
mas.

En realidad los mecanismos de defensa generalmente se utilizan en


forma combinada o múltiple, por lo que la represión y la sublimación en-

13 Para mayor profundización del tema, ver Tallaferro (l997J. Curso básico de psicoanáli-
~. México: Paldós, pp. 98-117.
tendida como e[ mecanismo de defensa más tolerado y recomendado so-
ciaimente, se acompañan siempre. Freud afirma lo anterior en Introduc-
ción al psicoanálisis (19153, p. 18), a[ establecer que "[ ...] determinados
impulsos instintivos, que únicamente pueden ser calificados de sexuales
[... ] desempeñan un papel [... ] en [a causación de las enfermedades ner-
viosas y psíquicas y, además coadyuvan con aportaciones nada desprecia-
bles a la génesis de las más altas creaciones culturales, artísticas y socia-
les del espíritu humano."

En cuanto a la formación del Superyó, como se recordará, en [a


etapa fálica, entre los 3 y los 5 ó 6 años de edad, surgen impulsos inces-
tuosos con el padre del sexo contrario e impulsos parricidas combinados
con celos y rabia hacia el padre del mismo sexo, a lo que Freud denominó
el complejo de Edipo, por la analogía con la tragedia griega de Edipo Rey,
quien mató por ignorancia a su padre y cohabitó con su madre. Este pe-
ríodo somete al niño varÓn al gran temor de ser castigado por el padre
por medio de la castración o pérdida del pene y de perder su cariño por
. .
ios celos aue manifiesta Dar la madre.

En el caso de la niña (complejo de Electra), ésta se siente inferior y


avergonzada por no tener pene (envidia del pene) y culpa por ello a la
madre, a quien además quiere despojar del cariño de su padre quien se
vuelve su objeto de amor. Tanto en el caso del niño como de la niña,
cuando los deseos incestuosos se ven frustrados, estos se abandonan o
bien se mantienen controlados a través de los mecanismos de defensa, es-
pecia[mente por la represión, a lo que se denomina "resolución del com-
plejo."

Freud (Brenner, 1968) considera que en la formación temprana


del Superyó influyen todas las prohibiciones morales de los padres y de
las figuras substitutas de éstos, como son las nanas, los gobernantes y los
maestros y que e[ complejo de Edipo, es un factor determinante para [a
interiorización de dichas normas, debido a las identificaciones que se ma-
nifiestan con los aspectos morales y prohibitivos de los padres, como son:

1. La aprobación o desaprobación de [os actos y deseos sobre la base de


ia rectitud.

2. La 2utoobservación crítica,

3. La exigencia de reparació:1 o de arrepentimiento por el mal hecho.


4. La propia estimación o el propio amor como recompensa por los pen-
samientos o actos virtuosos o deseables.

Estas imágenes interiorizadas de los aspectos morales de los pa-


dres, vigilan constantemente los impulsos del Ello, lo que coadyuva al
control defensivo de los mismos por parte del Yo, convirtiéndose en una
ventaja para éste. Sin embargo, dicha vigilancia no le permite al Yo dis-
frutar libremente de las gratificaciones de los impulsos. De esta manera,
el Yo tiene como aliado al Superyó, pero a la vez, se ve sojuzgado por él
mismo. La desaprobación del Superyó tiene consecuencias conscientes
muy conocidas, como la culpa y el remordimiento, pero también presen-
ta otras que son inconscientes como son los sentimientos de inferioridad
o autoestima disminuida.

Como se ha podido observar, el Yo se ve constreñido por las exi-


gencias del Ello, por las del Superyó y por las del medio ambiente y ante
tales circunstancias, debe ser capaz de lograr ser el mediador que armo-
nice la gratificación de las necesidades requeridas en el momento y en el
lugar adecuado, utilizando para esto sus funciones. Con el fin de que
queden más claros los conceptos expresados en esta segunda tópica en
relación a la constitución del aparato psíquico y sus principios rectores,
se puede consultar el Cuadro No. 2.

~~~~
,ysa&-~redo-re&
, [Tretd

Ello De placer

Yo De la reaildad

Ideal del Yo De perfección


Supetyó<
Condencia moral Del deber

46
Hasta este mOMento, se han analizado los postulados teóricos que
sustentan al psicoanálisis, sin embargo, para que su estudio sea comple-
to, es importante revisar las técnicas psicoanalíticas que permiten la in-
tervención terapéutica.

Freud (1923a) bajo el modelo médico, establece que hacer con-


sciente lo inconsciente (dinamismo) permite la curación de las enferme-
dades mentales de los individuos, ya que libera la energía reprimida en el
inconsciente, misma que causa la ansiedad que se manifiesta en los sínto-
mas del paciente. Lo anterior indica que en la medida en que el paciente
tenga conciencia de la lucha interna que está enfrentando entre sus ins-
tintos y la instancia que se opone a su satisfacción, podrá lograr reducir,
bajo el proceso secundario y el principio de realidad, los conflictos entre
ambas fuerzas y con ello, la enfermedad mental que lo desestructura, lo
cual es posible alcanzar a través de la terapia psicoanalítica.

Como se comentó anteriormente, Freud desarrolló una técnica psi-


coanalítica, denominada asociación libre, método que consiste en expre-
sar sin discriminación los pensamientos que vienen a la mente) ya sea a
partir de un elemento dado (palabra, número, imagen de un sueño, re-
presentación cualquiera), o bien de forma espontánea (Laplanche y Pon-
talis, 1993). Por medio de dicha asociación, se logra llevar las represiones
inconscientes del individuo a la conciencia.

Un elemento importante aportado al psicoanálisis es el concepto de


insight, entendido éste como la tolerancia del paciente al conocimiento de
la realidad, externa e interna, pudiendo con ello vencer las resistencias al
análisis y ciertos mecanismos defensivos durante el proceso terapéutico.
"El insight define una experiencia subjetiva [... ] que se integra en la con-
ciencia, como conocimiento, hechos de la experiencia hasta entonces frag-
mentados, dispersos, reprimidos o negados" (Dupont, 1987, p. 79).

Otra técnica psicoanalítica es la interpretación de los sueños, los


cuales se consideran como "la vía regia al inconsciente", ya que como
Freud postuló en su libro intitulado con el mismo nombre (1900, p. 64),
cada uno de los sueños son "L.,] un producto psíquico pleno de sentido,
al que puede asignarse un lugar perfectamente determinado en la activi-
dad anímica de la vida despierta."


Para Freud (en González-Núñez, 1997), el sueño representa el cum-
plimiento de un deseo que por la razón que sea no pudo realizarse en la
vida despierta y señala que como fenómeno psíquico, el sueño se consti-
tuye por los siguientes elementos:

1. El Contenido Manifiesto, que son las imágenes que se recuerdan cuan-


do el individuo se despierta.
2. El Contenido Latente, que involucra la verdadera razón de dichas imá-
genes.

3. La Censura que es la represión yoica al servicio del Superyó.

4. El Trabajo de sueño o elaboración onírica, la cual somete al contenido


latente para hacerlo manifiesto mediante la condensación, el desplaza-
miento, la simbolización y la sustitución.

Una aportación más es la interpretación de los actos fallidos o


lapsos, que como se comentó, es una denominación otorgada por Freud
entre 1915 y 1917 a aquellos actos cuya ejecución implica una falla evi-
dente de algún mecanismo psíquico (Tallaferro, 1997), los cuales, depen-
diendo del mecanismo psíquico que falla, se agrupan en: orales, escritos,
de falsa lectura y de falsa audición, olvido temporal, pérdidas y actos sin-
tomáticos. La característica primordial de los actos fallidos es que expre-
san alguna intensión latente que se encuentra reprimida en el Incon-
sciente, la cual, por lo general, el propio individuo no la identifica.

Con el tiempo, Freud fue descubriendo que en la relación terapéu-


tica, el paciente tiende a "transferir" al psicoanalista las actitudes y senti-
mientos que se vinculan con las figuras parentales de sus primeras eta-
pas de la vida, reviviendo en el consultorio la situación original cuando
ejerció la represión. A este proceso lo denominó transferencia y lo inclu-
yó en su cuerpo teórico, ya que consideró que dicha transferencia permi-
tía al psicoanalista observar más claramente la problemática del paciente,
ya que [... ] la transferencia, al reactivar los deseos y experiencias infanti-
les que se reprimieron, conducían al núcleo de la neurosis" Qacoby, 19-
92, p. 22).

Otro fenómeno que se puede dar en la situación psicoanalítica es el


de la contratransferencia, la cual se considera como "[ ... ] una reacción
emocional del psicoterapeuta. Es lo que éste siente hacia sus pacientes en
la psicoterapia psicoanalítica -ya sea individual o grupal-, producto de su
historia, complejos, cultura, aparato psíquico etc., y también de lo que ei
paciente le hace sentir objetivamente con su personalidad y su transfe-
rencia [.. .]" (González-Núñez, 1989, p. 11). Debido a este fenómeno, se
recomienda que los psicoterapeutas a su vez experimenten su propio
proceso terapéutico, a fin de que conozcan plenamente sus dificultades
en algunos puntos, que los puedan conducir a reaccionar frente al pa-
ciente como 10 hacía la figura parental objeto de la transferencia y, con
ello, no se logre el insight deseado por parte del paciente.

Con el objetivo de esclarecer y resumir la teoría y técnica psi coa-


nalítica, a continuación describiremos sus principales postulados:

1.- Postulados Teóricos:

A) Hipótesis Fundamentales:

• El determinismo psíquico.

• El descubrimiento y demostración de la existencia del inconsciente.

• La elaboración del concepto de la compulsión a la repetición.

B) Hipótesis Metapsicológicas:
• La instauración de un constructo que permita la comprensión de la di-
námica interna de la psique humana, basándose para ello en el primer
principio dinámico de la mecánica newtoniana (punto de vista dinámi-
co).

• La elaboración de un constructo relacionado COn la existencia del apa-


rato psíquico y sus funciones (punto de vista tópico).

• La afirmación de que el motivo o motor que activa el comportamiento


es la energía psíquica que se origina en los instintos o impulsos, to-
mando como modelos las formas mecánicas, eléclricas, químicas y bio-
lógicas del universo (punto de vista económico).

C) El establecimiento de las etapas psicosexuales para explicar el


desarrollo humano; en oral, anal, fálica, (de latencia) y genital.
D) La aportación del constructo de libido, entendida como energía
destinada a la conservación (Eros) o a la entropía (Thanatos), inclu-
yéndose posteriormente a la agresión como parte del instinto de muer-
te.

E) El efecto condicionante que el desarrollo de la sexualidad tiene


en la formación de la personalidad y en el funcionamiento del indivi-
duo.

F) La clasificación de los caracteres oral, anal, fálico y genital, así


como narcisista, histérico y obsesivo o compulsivo.

G) El establecimiento de los mecanismos de defensa yoicos, como


diversas maneras en las que el individuo se enfrenta con la ansiedad.

II.- Postulados Técnicos:

• La asociación libre.

• La importancia del insight (conciencia).

• La interpretación de los sueños.

• La interpretación de los actos fallidos o lapsos.

• El descubrimiento del fenómeno que se presenta en la relación entre el


terapeuta y el paciente, al que se le dio el nombre de transferencia-
contratransferencia.

La teoría psicoanalítica desde sus orígenes, ha sido muy controver-


tida, autores como Tallaferro (1997, p. 21), consideran que el psicoaná-
lisis ha contribuido a la integración de lo somático y de lo físico, duali-
dad cartesiana entre cuerpo y alma que ha predominado en el mundo oc-
cidental científico. Menciona que "L.,] el volver a un tratamiento inte-
gral del ser habría resultado difícil sin la ayuda de la psicología biológica-
mente orientada de Sigmund Freud. Con la consideración de los factores
psíquicos inconscientes y su concepto del instinto como una fuerza bioló-
gica continua, con equivalentes psíquicos. [Agrega que] Freud derribó la
rígida línea demarcatoria que se había levantado entre la ciencia natural
y la psicología." Dupont (1987, p. 21) por su parte, se adhiere a la postu-
ra de Tallaferro, comentando:
"Fue la función integrativa de Freud, fa que al fin logró la fusión de fas
corrientes ideológicas derivadas def humanismo clásico, helénico. De ahí
que el psicoanáfisis y sus postulados teóricos y técnicos se sustenten en
una visión siempre integrada del hombre. Desde esta visión, el hombre es
mente y cuerpo, familia y sociedad, interacción objetal y relación con su
cuerpo,' es poseedor de un mundo objetar interno y está inmerso en su
medio social y cultural; nace y crece en un espacio donde la fantasía y la
realidad, la mente y el cuerpo interactúan y se influencian permanente-
mente mientras se mantenga la vida. [...J El psicoanálisis, señaló una
frontera de contención de la deshumanización de la ciencia y la cultura;
una frontera que, como doctrina psicoanalftica, mantiene vivo el espíritu
del humanismo."

Irvin Yalom (1984, p. 332) se suma a este argumento al comentar


que Freud en su libro Psicopatología de la vida cotidiana escrito en 19·
01, vincula al estrés con la enfermedad al establecer que "[... ] las heridas
accidentales no son tales, sino que constituyen una manifestación de un
conflicto psíquico. Así, describió al individuo «propenso a los acciden·
tes» que sufre numerosas lesiones accidentales." Por su parte, también
Jahoda (1985), señala que el descubrimiento freudiano del papel que re-
presenta la sexualidad en la neurosis, aporta la posibilidad de que lo
sexual establezca un vínculo entre el cuerpo y la mente.

Sin embargo, la crítica más profunda que se le hace al psicoanálisis


es que su concepción de la naturaleza humana, se encuentra basada fun-
damentalmente en las ciencias naturales, lo cual "reduce al ser humano a
ser esclavo de sus elementos biológicos" (González, 1989, p. 8), bajo su
orientación biológico-mecanicista. Algunos otros teóricos (Fromm, 1947)
también consideran que Freud investigó y analizó el carácter neurótico e
improductivo del ser humano (carácter pregenital), pero poco estudió
acerca de la personalidad normal, madura y sana (carácter genital) del
ser humano, dejando con ello, inconclusa su teoría.

A este respecto, Matson (1984) comenta que el psicoanálisis se


orienta hacia un reduccionismo psicogenético que no da cabida a la crea-
'tividad, racionalidad o responsabilidad, ya que según Freud el hombre
responde básicamente a sus instintos, particularmer>te a los de la vida
(Eros) y a los de la muerte (Thanatos), los cuales se encuentran en cons-
tante lucha entre sí y con el medio ambiente, Agrega este autor, que pa-
ra Freud la sociedad se sustenta en la renuncia a dichos instintos por me-
dio del mecanismo de la represión, motivo por el que éstos permanecen
"bloqueados temporalmente", pero que ni para la persona individual ni

"o
para la sociedad, existe una solución definitiva o "final feliz" sino sola-
mente ajustes, por lo que el precio de la civilización es la "neurosis en
masa", lo que reduce al ser humano al papel de "víctima-espectador."

Otro punto de controversia de la doctrina freudiana, es el pensar


que ésta se sustenta en áreas que lejos de formar parte de los postulados
científicos, pertenecen al ocultismo y a la parapsicología. Cristian Moreau
en su libro Freud y el ocultismo (1976), comenta que Sigmund Freud, a
pesar de ser un médico científico, se encontraba impregnado por la tradi-
ción mística judía, ya que en su biblioteca conservaba una importante co-
lección de obras judaicas, especialmente gran cantidad de libros alemanes
sobre la Cábala" así como un ejemplar del Zohar15 traducido del francés.
Además, agrega que era muy sabido que a Freud le gustaba el juego po-
pular que se basaba en la Cábala, llamado Tarot.

Todas estas inquietudes místicas que Freud tenía, según Moreau


(1976, p. 28), se interrelacionan con la teoría psicoanalítica, debido a
que "L.] cábala y psicoanálisis muestran una asombrosa semejanza en
dos puntos principales: las técnicas de interpretación y la importancia
atribuida a la sexualidad [... ] [Por otra parte], [... ] la curiosidad de Freud
lo impulsó siempre a interesarse por problemas que ofrecían posibilida-
des de investigaciones promisorias. Cuando vislumbraba poca cosa, su in-
terés se desvanecía con prontitud. El ocultismo ofrecía un campo rico de

l~ la Cábala es un sistema teosófico muy extendido en el judaísmo medieval del siglo X


que posteriormente se difundió por toda la cristiandad. "Cábala" viene del hebreo
qabbalah que significa "doctrinas recibidas por tradición". la doctrino de la Cábala
comprende la naturaleza de Dios, las emanaciones diVInas o Sephlrol, fa creación de 10$
ángeles y de los hombres, su destino futuro y el verdadero carócter de la Ley revelada
Su teología es panteísta; todas las cosas emanan de Dios: todo lo que somos y todo lo
que vemos es el resultado de un grandioso proceso de expresión de la DIVinidad misma
(Pike. 1951; Halevi, 1976).

15 El Zohar se deriva del hebreo y significa "esplendor". Es un comentario alegórico del


Pentateuco, que en griego significa "cinco libros", por lo que es el nombre dado en el SI-
glo ![! a 10$ cinco primeros libros de la Biblia atribuidos a Moisés: Génesis, Éxodo, Levíflco,
Números y Deuteronomio, que los judíos denominan Toro o ley y, vn verdadero compen-
dio de la teosofía cabalista. Está escrito en arameo yen hebreo y se cree que es obro de
Moisés de león (Pike, 1951 J.

6/
promesas. En forma muy temprana se había interesado en esas viejas
creencias de la humanidad. El mundo mágico de la curación por la hipno-
sis y en especial el' dominio misterioso de los sueños, rodeado todavía de
lo sobrenatural, iban a constituir los puntos de partida de una investiga-
ción que desembocaría en la teoría psicoanaIÍtica."

Freud, junto con sus alumnos más destacados, Jung y Ferenczi, ma-
nifestó su interés por la investigación del ocultismo, especialmente en lo
concerniente a la detección de los mecanismos inconscientes que inter-
vienen en el proceso de la "transmisión del pensamiento" y del onirismo,
con el fin de desmitificar al ocultismo tradicional que partía de la base de
experiencias para psicológicas. Para sustentar lo anterior, escribió Telepa-
tía y Psicoanálisis en 1921, Sueño y telepatía en 1922, La significación
ocultista del sueño en 1925 y Sueño y ocultismo en 1932. Lo anterior
se ve claramente reflejado en la carta que Freud en 1921 escribió a Here-
ward Carrington, diciéndole que "[.. .J si hubiera tenido que rehacer su vi-
da, tal vez la consagrara a las investigaciones sobre los fenómenos ocul-
tos [ ... ]" (Moreau, 1976, p. 42).

Walsh y Vaughan (1993a, p. 90), yendo un poco más lejos, compa-


ran el pensamiento de Freud con pasajes del misticismo hinduista, argu-
mentando que el reconocimiento freudiano del malestar de la cultura, se-
gún el cual «el hombre no es dueño siquiera de su propia casa, su men-
te», evoca en ellos "[ .. .J el clamor desesperado emitido por la Bhagavad
Guita 16 hace unos dos mil años [sic: 5000 años]:
La mente del hombre está inquieta
y permanece atrapada
en las garras de los sentidos.
Está tan embrutecida y ofuscada
por obsesivos deseos [.. .]
que realmente creo
que es tan indómita como Un huracán [...].'"
Como hemos podido observar, Freud ha sido una figura muy con-
trovercial, ya que para algunos autores, pecaba de científico, reduccionis-

,o La Bhagavad Guita es un texto religioso hindú en el que se describe un diálogo entre

el dios Krishna y el guerrero Arjuna, quien se encuentra desesperado por tener que com-
batir contra sus propios panentes en la gran guerra familiar entre 10$ kauravas y los pan-
davas que constituye la historia principal del Mahabharata o libro épico de la India (Ra-
macharaka, 1975).

62
ta y cartesiano y, para otros de acientífico, subjetivo y hasta místico. Fi-
nalmente, lo relevante de este teórico es la intensión de que el psicoaná-
lisis, creara un método de investigación de los procesos psíquicos, que le
fuera propio y que además se apoyara en las hipótesis meta psicológicas
que constituyen su teoría psicológica, con el fin de lograr la curación de
las enfermedades mentales.
"El psicoanálisis es un procedimiento médico que aspira a la curación
de ciertas formas de la nerviosidad (neurosis). [.. .] Como ejemplo de las
formas patoló9icas accesibles al psicoanálisis pueden ser citadas las con-
vulsiones e inhibiciones de la histeria y los diversos sintamas de la neuro-
sis obsesiva (actos e ideas obsesivas). Trátase de estados que desapare-
cen a veces espontáneamente y responden de un modo caprichoso, hasta
ahora inexplicado, a la influencia personal del médico" (Freud, 1913).

Finalmente, después de una intensa labor como teórico, escritor,


psicoanalista y didacta, en junio de 1938 Freud parte a Londres huyen-
do de los nazis y el 23 de septiembre de 1939 fallece en esa ciudad a cau-
sa de un tumor inoperable en la mandíbula, como consecuencia de un
doloroso cáncer en nariz y garganta que lo obligó durante su vida a so-
meterse a 33 operaciones y a usar una prótesis en el maxilar. Tuvo pa-
cientes hasta poco antes de su muerte y se mantuvo cuidado por su hija
Anna, quien además, colaboró con él y lo representó en diversos eventos,
como fue el caso del Premio Goethe que se le otorgó en Franckfurt en
1930.

Este autor relata en su autobiografía Recuerdos, sueños, pensa-


mientos (1961), que nació en Kesswil, una pequeña comunidad campesi-
na del Romanshorn, junto al lago de Constanza en el cantón suizo de
Thurgau en 1875, lugar del que no recuerda nada, debido a que a los
seis meses de edad su familia se trasladó a Lausen, cerca de la cascada del
río Rin, donde vivió cuatro años, mudándose en 1879 a Klei-Hüningen,
del otro lado del Rin frente a Basilea, sitio en el que pasó el resto de su
infancia.

Jung fue el segundo hijo de Achilles Jung, doctor en filosofía y pas-


tor de la iglesia evangélica reformada y de Emilie Preiswerk. Su nombre,
lo hereda de su abuelo paterno, quien legendariamente fue considerado
"l. .. ] hijo natural de Goethe [...]" CWelhr, 1985, p. 23). Paul, el primer
. hermano de Jung, n·ació dos años antes que él y murió al poco tiempo y,
su hermana Johanna Gertrud nació nueve años después que Jung, motivo
por el que Carl creció como si fuera hijo único.

Durante la época escolar de Jung, se comenta que no disfrutaba


mucho de sus clases y que incluso se aburria constantemente en ellas y,
que a los 12 años, tuvo un episodio neurótico al desmayarse fuera del co-
legio, lo que permitió que se le autorizara por un tiempo el no asistir a la
escuela, hecho que por demás le resultó gratificante, porque le permitió
disfrutar de su soledad y de la naturaleza que rodeaba su hogar. Sin em-
bargo, tuvo posteriormente que reponer sus clases, estudiando desde las
cinco de la mañana CFordham, 1966). Ya siendo un joven, en 1895 estu-
dió medicina en la Universidad de Basilea, manteniéndose él mismo, debi-
do a la precaria situación económica de su familia.

Desde el punto de vista filosófico, Jung se siente fuertemente in-


fluenciado por los conceptos de Friedrich Nietzsche quien había fungido
como profesor de filología clásica en la Universidad de Basilea hasta 1879
y, quien todavía vivía, aunque se encontraba perturbado mentalmente en
aquel momento. l7 Jung explica: "[ ... ] Nietzsche era para mí el único hom-
bre de aquella época que me proporcionaba respuestas adecuadas a cier-
tas preguntas acuciantes, que yo, por aquel entonces, sólo podía intuir"
CWelhr, 1985, p. 62). Además, lee a Schopenhauer, a Kant, a Goethe y se
familiariza con el ocultismo y el espiritismo, que actualmente conforman
la parapsicología, al leer a autores como Johann K, Zollner, Leipzing, Wi-
lliam Crookes, Carl du Prel y Franz Anton Mesmer,'8 entre otros.

Después de que Jung experimenta algunos acontecimientos "extra-


ños e inexplicables" en su hogar,'9 atraído por los fenómenos ocultos,

17 Friedrich Nietzsche quedó perturbado mentalmente en enero de 1889.

18 Ver franz Anton Mesmer en "Antecedentes Históricos" del CapítulO 6 de este trabajo.

19 En dos distintas ocasiones. en casa de Jung se escuchó un ruido estruendoso. seme:jan-

te a un tiro de pistola. En la primera de ellas, se encontraba estudiando en la habitación


contigua cuando escuchó el ruido y al entrar al comedor. donde se encontraba muy
cerca su madre, con asombro observó, junto con ella. que la mesa de nogal estaba
partido por la mitad. cuando no había ninguna explicación lógica a! respecto y, por se-
acude, por un tiempo junto con su madre y ''Trudi" su hermana, a las se-
siones de espiritismo que dirige su prima materna Helen Preiswerk, ex-
perimentos que posteriormente, en 1902, narra en su tesis doctoral inti-
tulada De la psicología y de la patología de los llamados fenómenos
ocultos, sin mencionar que la "médium", a quien denominaba señorita S.
W., era su prima, ni la asistencia de su familia a las reuniones, ni mucho
menos que los supuestos mensajes recibidos por la joven eran de su di-
funto abuelo materno Samuel Preiswerk, quien, a su vez, era reconocido
como médium (Moreau, 1976; Welhr, 1985). Para los fines del doctora-
do,jung tipifica la experiencia de mediumnidad como un "caso de sonam-
bulismo de una persona en crisis, [... ] [en el que] el experimentador [-en
este caso jung-] registra un gradual decrecimiento en la intensidad de los
éxtasis" (Welhr, 1985, pp. 77-78).

En 1899,Jung al leer el tratado de psiquiatría de Richard von Kra-


fft-Ebbing, se interesa profundamente por este campo, a pesar de que
gracias a su notable capacidad, tenía abiertos los prometedores caminos
de la medicina interna y de la cirugía, áreas que en su tiempo, gozaban
de gran prestigio, a diferencia de la entonces incipiente psiquiatría, que
era despreciada científicamente. Debido a su entrega e interés, años des-
puésjung escribe en sus memorias (1961, pp. 122-125), que la psiquia-
tría, "L .. ] en el más amplio sentido, es el diálogo de una psiquis enferma
con la psiquis definida como "normal", del médico, un análisis de la per-
sona "enferma" a la luz de la personalidad, en principio igualmente sub-
jetiva del que la trata L.. ]" y agrega refiriéndose a su carrera de psiquia-
tra que ésta era como un "[.. .] experimento subjetivo del cual nació [su]
vida objetiva."

El primer trabajo formal de jung dentro del área de la psiquiatría


fue el de asistente en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Zurich
en 1900, denominada Clínica Burghólzli, por lo que se ve impelido a
abandonar Basilea, lo cual sucedió poco después de la muerte de su pa-
dre. En este lugar, Jung trabajó bajo la dirección del psiquiatra Eugen

gunda vez. unas semanas después, su madre y su hermana volvieron a escuchar el mis-
mo ruido, pero sin enconfrar nada roto en el comedor, por lo que Jung al llegar a casa.
se dedicó a buscar alguna causa de 10 acaecido y, en uno de los cajones del trinchador
descubrió un cuchillo para pan cuya hoja de acero se encontraba partida en cuatro
pedazos. sin que nadie lo hubiera tocado {Jung, 1961: Moreau, 1976: Rhine, 1982; Welhr.
1985}.

66
Bleuler, quien además de estar al cargo de la clínica, era considerado,
junto COn Emil Kraepelin de Munich, como uno de los principales líderes
de la psiquiatría en esa época, así como de ser muy humano y bondadoso
_con los pacientes: Bleuler se había especializado en lo que él llamaba "es-
quizofrenia" y Kraepelin en la "dementia praeco'¡' o demencia precoz.

jung viaja a París a finales de 1902, para estudiar en el hospital de


la Salpetriére al lado de Pierre janet, alumno y sucesor de Charcot, a
quien considera el origen de su formación psicoanalítica y, al regresar a
Zurich organiza y dirige en la clínica Burghólzli un laboratorio de psico-
patología experimental, en el que se dedica a la investigación de las aso-
ciaciones, un experimento que consistía en la presentación a una persona
de una lista con una serie de palabras como estímulo, las cuales deberían
evocar en el sujeto contingentemente palabras asociadas. Se mide el
tiempo de reacción además de la respuesta y se registran las oscilaciones
de la resistencia eléctrica de la piel con un galvanómetro_ Con dicho expe-
rimento, jung pudo descubrir los "complejos" afectivos, considerados co-
mo los contenidos autónomos del inconsciente que no permiten que flu-
yan las respuestas.

Debido al éxito alcanzado en sus experimentos, jung fue ascendido


hasta el puesto de médico jefe y el 14 de febrero de 1903 se casa con
Emma Rauschenbach, con quien tiene 5 hUos: Agatha en 1904, Gret en
1906, Franz en 1908, Marianne en 1910 y Helene en 1914. Emma jung,
interesada en los postulados junguianos, se forma como analista y se
convierte además en colega de jung, contribuyendo con ello en el trabajo
de su esposo. Tenía sus propios pacientes e impartía conferencias y semi-
narios en el Instituto junguiano de Zurich, además de que, entrenaba
visitantes de todo el mund0 20 (Fordham, 1966).

En 1905, jung comienza a dar clases en la Universidad de Zurich


hasta 1913 y en 1906, escribe Acerca de la psicología de la dementia
praecox, para después, en 1908 publicar El contenido de la psicosis. Du-
rante su trabajo en la clínica Burghólzli, se le solicitó a jung que prepara-
ra un informe acerca de la obra freudiana La interpretación de los sue-
ños (1900), momento crucial en el que se inicia una etapa muy relevante
tanto para Sigmund Freud como para el propio jung, ya que con ello ca-

20 Emma Jung muere en Zurich en 1955.


mienza una relación muy importante entre ambos. La admiración que
surge después de la lectura de esta obra, la demuestra Jung con estas pa-
labras: "[...] Para nosotros, los psiquiatras jóvenes, fue una fuente de luz,
mientras que para nuestros colegas de más edad era objeto de burlas"
(Welhr, 1985, p. 102).

Freud, después de recibir una carta de Jung en 1905, acompañada


de sus Estudios de asociación diagnóstica, inicia un intenso intercambio
epistolar profesional y amistoso con el joven psiquiatra hasta abril de 19-
14, momento en que se da la ruptura entre ellos (McGuire, 1994). Jung
al igual que su profesor y amigo el Dr. Bleuler, simpatizaban con la doc-
trina psicoanalítica y formaban parte de los psicoanalistas suizos no ju-
díos que estaban realizando investigaciones relevantes para la difusión
del psicoanálisis, motivo por el que Freud llegó a considerar a Jung como
su futuro sucesor y heredero del psicoanálisis, dándole un trato paternal
muy distinto al que le otorgaba a sus demás colegas.

Jung visita dos veces a Freud en viena y viaja con él a los Estados
Unidos donde recibe el título de doctor honoris causa en Derecho. Todo
este tiempo, ambos teóricos discutían sobre los postulados psicoanalíti-
cos, mostrando Jung en diversas ocasiones grandes diferencias en rela-
ción a la teoría freudiana.

Dentro de las inquietudes de Jung, se encuentra la postura del ita-


liano Roberto Assagioli (1989), quien se formó como psicoanalista freu-
diano en Italia y en 1911 objetó las enseñanzas de Freud, considerándo-
las parciales e incompletas, ya que no tomaban en cuenta el ámbito espi-
ritual del ser humano. Assagioli 21 es el creador de la Psicosíntesis, un mé-
todo terapéutico que toma en cuenta el punto de vista prospectivo de!
desarrollo humano, concibiendo el desarrollo futuro de la mente, lo que
involucra la evolución del individuo y no solamente el punto de vista fi-
nalista o retrospectivo que establece el psicoanálisis.

Cuando Jung comenta a Freud tal orientación, éste no le otorga el


menor interés, estableciéndose entre ambos una mayor brecha ideológica

21 En el Capítulo 4 se estudia con más detenimiento a este autor, asi como sus aportacio-
nes en relación a la Psicosínfesis. Assagioli y Jung son considerados como los principales
precursores de la actuol Psicología Transpersonal.

<i7
(Welhr, 1985). Con el tiempo, la concepción teleológica de Assagioli for-
ma parte indisoluble del bagaje teórico junguiano, el cual se distingue
completamente del freudiano, debido a que Jung considera que el hom-
bre es una especie de combinación entre lo teleológico y lo causal, por lo
que "[ ... ] la conducta del ser humano está condicionada no sólo por su
historia individual y racial (causalidad) sino también por sus objetivos y
aspiraciones (teleología); el pasado como realidad y el futuro como po-
tencialidad orientan la conducta presente del individuo [... ] el individuo
vive tanto por sus objetivos como por sus causas" (Hall y Lindzey, 1957,
p.l0).

A principios de 1913, Freud y Jung dieron término a su correspon-


dencia personal 22 y, meses más tarde, a su vinculación profesional, moti-
vo por el que no volvieron a verse jamás. La ruptura se debió a que Jung
se opuso a la preponderancia que Freud daba al sexo, considerando que
en el hombre también ejercen influencia otras fuerzas de una naturaleza
más elevada, las cuales tienen que ser conciliadas con su propia naturale-
za animal, debido a que intervienen en la creación de los conflictos del
individuo. Tampoco estaba de acuerdo con la teoría freudiana de la re-
presión, la que a su juicio daba a "[... ] entender que los hombres son ex-
cesivamente morales y reprimen los impulsos de su naturaleza inmoral
[argumentándo que] el hombre inmoral, el que deja libres y sin freno los
impulsos de su naturaleza, sería pues, totalmente invulnerable a la neu-
rosis. Pero, evidentemente, la experiencia diaria enseña que no es éste el
caso, sino que ese hombre desenfrenado puede ser tan neurótico como
los demás" (jung, 1950, p. 39).

Básicamente, Jung desarrolló su trabajo en dos sentidos. El pri-


mero se vinculó con la creación de un procedimiento científico a través

22 En total. el intercambio epistolar fue de 330 cartas (HaH y Lindzey. 1957}. Cuando Jung
siente que Freud subestima su texto Transformaciones y símbolos de /0 libido, le escribe el
30 de abril de 1914 que "[ ... ] francoMente[ ... ]desea conservar la relación con el, sin du-
da. pero preservando sus propias ideas", por lo que Freud responde que "[ ... ] con ello ve
[ ...] puesta en tefe de juicio la posibilidad de que las relaciones continúen[ ... l." La última
carta que Jung envia a Freud respondiendo a lo anterior, fue muy breve, en ella escribe:
"Quendo señor profesor:
Me resígnaré a su deseo de renunciar a nuestras relaciones personoles, pues Ja-
más impongo mi amistad a nadie. Por lo demás, piense en /0 que este momento significa
para usted. «Lo demás es silencio» [Se añade uno frase con una comunicación de
carácter administrativo, y después el final]: Atentamente, .Jung" ¡We!hr, 1985. p. 152}.
de sus pruebas de asociaciones y, el segundo, consistió, como veremos
más adelante, en formular su método sintético de los opuestos (conscien-
te-inconsciente), a través del estudio de las analogías que le proveían las
fantasías bizarras de sus pacientes, lo cual le acarreó muchas críticas en
el ámbito científico (Fortham, 1966).

En relación a su conceptualización teórica, jung, aportó una nove-


dosa definición para referirse a la libido, "[ ... ] considerando que repre-
senta la energía general de la vida que, aun si tuviera un origen sexual,
no puede reducirse de modo alguno a lo sexual." (Thompson, 1950, p.
21). Esta energía se deriva de la del organismo como sistema biológico y
se transmuta en energía psíquica, por lo que se trata de una energía na-
tural que sirve para los propósitos de la vida. Cuando hay un excedente
de la cantidad necesaria de libido para la satisfacción de los instintos, és-
te se puede convertir en trabajo productivo que se utiliza para propósi-
tos culturales.

La libido fluye siempre entre dos polos opuestos, ya que es la opo-


sición lo que permite que se manifieste. Por ello, el movimiento natural
de la libido es como el de la marea o el del corazón a través de la diásto-
les y la sístoles, que va hacia adelante o hacia atrás. Al movimiento hacia
adelante de la libido, jung lo denomina progresión y lo relaciona con la
satisfacción de las demandas conscientes, las cuates se vinculan con la
adaptación activa al medio ambiente. El movimiento hacia atrás, se cono-
ce como regresión, el cual satisface las demandas del inconsciente, en
cuanto a la adaptación de las necesidades internas. Esta regresión es con-
siderada normal (Fortham, 1966).

jung fue el primero que mencionó la posibilidad de que los aspec-


tos inconscientes de la persona no sean por necesidad rasgos indeseables,
de que muchas de las potencialidades del individuo se mantengan incon-
scientes y de que una de las tareas del psicoanálisis consista en favorecer
su desarrollo, por ejemplo, apoyando a las personas que piensan pero
que no tienen suficientemente desarrollado el aspecto emotivo y a los
que son muy emotivos ayudarlos a sacar a la luz el aspecto intelectual
{Thompson, 1950).

jung denomina a sus aportaciones como "psicología compleja",


"psicología profunda" o "psicología analítica", con el fin de distinguirla
del psicoanálisis freudiano. En ella, tiene relevancia el análisis, pero tam-
bién la psicosíntesis -ténnino acuñado por Roberto Assagioli-, tal como lo
expresa en su libro Acerca del la psicología del inconsciente CWelhr,
1985, p. 154):
"Debí advertir antes que el "análisis"~ en fa medida en que es sólo diso-
lución, necesariamente debe ir seguido de una "síntesis", y que propocio-
na materiales psíquicos que nada signincan si sólo se disuelven, pero que
adquieren muchísimo sentido si, en lugar de disofverse, se connrman en
su sentido y se amplían con ayuda de todos los sentidos conscienh~s. Las
imágenes o f05 símbolos del inconsciente colectivo ofrecen, en efecto, sus
valores, sólo si se someten a un tratamiento sintético. Tal como el análi-
sis desglosa el material simbólico de la fantasía en sus componentes] de!
mismo modo el procedimiento sintético lo integra en una expresión gene-
ral y comprensible."

Esta postura de jung, se relaciona con los fundamentos históricos y


filogenéticos de la personalidad, es decir, para él, la personalidad indivi-
dual es el producto y la síntesis de su historia ancestral, por lo que el
hombre actual ha sido confonnado con base en las experiencias de las ge-
neraciones que lo han antecedido y nace con las predisposiciones trans-
mitidas por sus antepasados; el origen de la personalidad, entonces, es
racial y no como establece el postulado freudiano de que ésta se fragua
en la infancia. Por lo tanto, para jung la personalidad es prefonnada y
colectiva, aunque puede ser modificada en relación a la experiencia ac-
tual del propio sujeto CHall, y Lindzey, 1957).

En este sentido, jung fue uno de los psicólogos que estudió en


fonna más profunda la personalidad humana, incluyendo sus orígenes
raciales. Esto se debe a sus arduos estudios de mitología, religión, símbo-
los y ritos ancestrales, costumbres y creencias de los pueblos primitivos,
así como de los sueños y visiones de sus pacientes neuróticos y los deli-
rios y alucinaciones de los psicóticos.

Para jung, la personalidad del ser humano se encuentra confonna-


da por una serie de sistemas que interactúan entre sí, mismos que iremos
revisando en este apartado y que para su mejor comprensión, se mues-
tran con más detalle en el Cuadro No.3.

óo
• El inconsciente personal y sus complejos derivados del inconsCiente colectivo.

• El inconsciente colectivo y sus arquetipos. persona, sombra, anima. animus, etc.

• El sí mismo o Se/f.

• Las actitudes de la personalidad: introversión y extroversión.

• Las funciones psicolóyicas: pensamiento, sentimiento, sensación e intuición.

• El proceso de individuación.

El Yo O ego, es para Jung la mente consciente, el centro mismo de


la conciencia; la mente se encuentra alerta, en vigilia, percibe, recuerda,
piensa, siente, y se encarga de la propia identidad. El Yo, se encuentra en
constante interacción con el inconsciente personal, por lo que, al igual
que la postura freudiana, lo que está reprimido en el inconsciente per-
sonal, puede pasar al dominio del Yo y por lo tanto al de la conciencia.
Durante esta época, en general se pensaba que el inconsciente no
tenía gran relevancia en la vida de la persona, sin embargo, Jung argu-
menta que la "[ ... ] porción inconsciente, como la experiencia ha mostra-
do con profusión, de ningún modo carece de importancia. Por el contra-
rio, las cualidades más decisivas de Una persona suelen ser inconscientes
y sólo pueden ser percibidas por qu.ienes nos rodean, o han de ser labo-
riosamente descubiertas con ayuda del exterior[ ... ]" Qung, 1991, p. 37).
Además, comenta que ya es sabido desde los estudios de Freud y de Janet,
que en el estado inconsciente, se percibe, se piensa, se tiene voluntad e
intencionalidad y se siente como si existiera un sujeto Qung, 1934).

En relación a la topografía del inconsciente, para Jung, éste se en-


cuentra conformado por el inconsciente personal y sus complejos (que se
constelan en el inconsciente colectivo) y por el inconsciente colectivo y
sus arquetipos y, agrega, que la personalidad total involucra tanto a la
conciencia (Yo o ego) como a la inconsciencia (Self o sí mismo); "l.. ,] la
conciencia no es un aquí y lo inconsciente un allí. La psique representa
más bien una totalidad consciente-inconsciente" Oung, 1934-, P. 14-4-).
El inconsciente personal es el nivel de la mente inconsciente, único
para cada individuo, que contiene los impulsos, deseos y recuerdos acu-
mulados a través de las experiencias que en algún momento fueron cons-
cientes y se reprimieron, suprimieron, olvidaron o bien se ignoraron por
el individuo, además de aquellos que por su debilidad, no tuvieron la for-
taleza de Crear una percepción consciente en el sujeto.
"Todo (o que sé, pero en lo cual momentáneamente no pienso; todo lo
que alguna vez fue para mí consciente, pero que ahora he olvidado; todo
lo percibido por mis sentidos pero que mi conciencia no advierte; todo lo
que, sin intención ni atención, es decir, inconscientemente, siento, pienso,
recuerdo, quiero y hago; todo lo futuro que en mí se prepara y sólo más
tarde lfegará a mi conciencia; todo eso es contenido de lo inconsciente"
(jung, 1934, p. 130).

El inconsciente personal tiene relación estrecha con los complejos,


los cuales devienen del inconsciente colectivo. Jung define a los complejos
como los sentimientos, pensamientos, percepciones y recuerdos que exis-
ten en el inconsciente personal y que poseen un núcleo que, a manera de
imán, atrae o "conste liza" diversas experiencias, alterando la conducta
del individuo, por lo que, si es muy poderoso, puede actuar como una
personalidad dentro de la personalidad del sujeto, quedando fuera del
control del Yo.

Como ya se comentó anteriormente, durante las investigaciones


que Jung llevó a cabo en la clínica Burghólzli, creó una prueba para iden-
tificar los complejos, denominada "prueba de asociación de palabras", cu-
yo método le permitía detectar los complejos de sus pacientes, a fin de
poder ayudarlos terapéuticamente, ya que el núcleo de los complejos es
inconsciente y difícilmente la persona, aunque sepa de él, puede hacer al-
go para controlarlo.

Uno de los postulados básicos de la psicología junguiana es la auto-


nomía de los complejos, ya que son "unidades vivientes de la psique in-
consciente", totalmente independientes del control volitivo de la con-
ciencia. Por esta razón la prueba de asociación permite contactar con di-
chos complejos; "[... ] toda vez que una palabra-estímulo toca alguna cosa
vinculada con el complejo escondido, la reacción de la conciencia del yo
es perturbada e inclusive reemplazada por una respuesta originaria de
dicho complejo. Ocurre precisamente, como si el complejo fuese un ser
autónomo, capaz de estorbar las intenciones del Yo. En rigor, los comple-
jos se comportan a la manera de personalidades secundarias o parciales
de la vida espiritual propia" (jung, 1940, pp. 30-31).

Como es saiJido, Freud consideró al sueño como la "vía regia" hacia


el inconsciente, sin embargo, para Jung el verdadero camino al incon·
sciente son los complejos del Yo, los cuales originalmente se desprenden
del inconsciente colectivo y se sitúan en el inconsciente personal, aunque
reconoce que los sueños son los que revelan dichos complejos (Baudouin,
1967). Esto se debe a que en el núcleo del complejo, Jung "[ ... ] descubrió
la principal fuente de información sobre la personalidad interior, sobre
sus motivaciones, esperanzas y temores inconscientes, así como sobre las
tendencias evolutivas ocultas del individuo" (Frey-Rohn, 1991, p. 33).

Jung comenta al escribir en 1929 El secreto de la flor de oro junto


con Richard Wilheim,23 que el I Ging o I Ching (Tai I Gin Hua Dsung Ds-
chí), texto taoista del yoga chino y tratado alquímico, le permitió susten-
tar su teoría sobre el inconsciente colectivo y sus arquetipos.
"La práctica del 1 Ging [...1 ertá de hecho, según todas las apariencias,
en la más aguda contradicción con nuestra manera occidental, científi-
co-causal, de considerar al mundo. Es, en otras palabras, extremadamen-
te acientífica, sencillamente prohibida, y por ende, apartada de nuestro
juicio científico e incomprensible para él [... ]. La ciencia del 1 Ging, en
efecto, no reposa sobre el principio de causalidad sino sobre uno, hasta
ahora no denominado -porque no ha surgido entre nosotros- que a título
de ensayo he designado como principio de sincronicidad. Mis exploracio-
nes de los procesos inconscientes me habían ya obligado, desde hacía
muchos años, a mirar en torno mío en busca de otro principio explicati-
vo, porque el de causalidad me parecía insuficiente para explicar cIertos
fenómenos notables de la psicología de lo inconsciente. Haflé en efecto

23 Richard Wilhelm fue un notable sinólogo que estudió en China con un maestro chino
de antigua escuela, se inició en la psicología del yoga chino e hizo diferentes traduccio-
nes, entre ellas la del I Chingo Para Jung, él fue la persona que "creó un puente entre
oriente y occidente" por medio de dicha traducción (Jung y Wilhelm, 1929).
primero que hay fenómenos psicológicos para!efos que no se dejan en
absoluto relacionar causa/mente entre SI: sino que deben hallarse en
otra relación del acontecer. Esta correlación me pareció esencialmente
dada por el hecho de la simultaneidad relativa, de ahí fa expresión U"sin_
cronicidad." Tal es el caso de la simultaneidad de los períodos estilísticos
chinos y europeos que no se pueden relaciona! causa/mente Gung y Wil-
he/m, 1929, pp. 15-16).

Con lo anterior, podemos entender que para Jung la experiencia


humana no es un proceso que se rige exclusivamente por las leyes causa-
les de la física, sino que en ella intervienen otros fenómenos que, aunque
no son conscientes, se encuentran presentes en el inconsciente colectivo,
como es el caso de las manifestaciones simultáneas de pensamientos, sím-
bolos o estados psíquicos idénticos, que son paralelismos causalmente
inexplicables o "sincronicidades".

El inconsciente colectivo o transpersonal es el nivel más profundo


del inconsciente, es innato y universal, por lo que es "l. .. ] un fundamento
anímico de naturaleza suprapersonal existente en todo hombre CJung,
1934, p. 10); es considerado como el residuo psíquico del desarrollo evo-
lutivo del hombre; acumulado como consecuencia de experiencias repeti-
das a través de muchas generaciones, permanece casi absolutamente des-
ligado de todo lo personal y parece ser universal, por lo que todos los se-
res humanos tienen el mismo inconsciente colectivo. Por esta razón, pero
no en forma totalitaria, las experiencias de los individuos se encuentran
moldeadas por el inconsciente colectivo.

Hall y Lindzey (1957), explican que para Jung, el inconsciente co-


lectivo es el fundamento racial heredado de toda la estructura de la per-
sonalidad; sobre él se erige el Yo, el inconsciente personal y las demás ad-
quisiciones individuales.
U"AsÍ como el cuerpo humano muestra una anatomía general por enci-
ma y más allá de todas las diferencias raciales, también la psique posee
un sustrato general que trasciende todas las diferencias de cultura y
conciencia, al que he designado como inconsciente co!ectivo. Esta psique
inconsciente, común a toda la humanidad, no conSiste meramente en
contenidos capaces de llegar a la conciencia, sino en disposiciones laten-
tes hacia ciertas reacciones idénticas. El hecho de fa inconsciente cofecti-
va es sencillamente la expresión psíquica de fa identidad, que trasciende
todas las diferencias raciales, de la estructura del cerebro" (jung y wil~
helm, 1929, p. 28).
Los arquetipos24 se encuentran depositados en el inconsciente co-
lectivo, motivo por el que son contenidos inconscientes colectivos, "tipos
arcaicos o primitivos", entendidos como formas de pensamiento o ideas
universales que contienen un gran sustrato de factores emocionales y
que producen imágenes o visiones que corresponden con experiencias o
situaciones de la vida consciente normal. Estos, son considerados como
centros autónomos con un gran contenido de energía, tendientes a pro-
ducir la repetición y elaboración de las mismas experiencias en cada ge-
neración por lo cual son una especie de "troqueles o moldes".
"El arquetipo representa esencialmente un contenido inconsciente, que al
conscientizarse y ser percibido cambia de acuerdo con cada conciencia
individual en que surBe" Qung, 1934, p. 11).

Los arquetipos, son predisposiciones a tener determinadas expe-


riencias, ya que per se, no tienen una experiencia concreta, por ejemplo,
la disposición de creer en una deidad existe potencialmente y predeter-
mina la experiencia de Dios, es decir, el sujeto debe tener la disposición
antes que pueda tener la experiencia divina (Dicaprio, 1989). Los arque-
tipos preceden a las estructuras psíquicas y troquelan conductas, senti-
mientos, emociones, actitudes y pensamientos y, por ello, no son suscep-
tibles de ser observados, sino a través de sus manifestaciones.

Dentro de la psicología junguiana, la simbolización es un tópico re-


levante, debido a que el símbolo produce una gran atracción de la libido
y también le sirve como un canal natural para que fluya ésta. El símbolo
nunca es consciente, pero surge como una revelación o intuición, por lo
que muy seguido aparece en sueños (Fordham, 1966).
"Una palabra o una imagen es simbólica cuando representa al90 más
que su si9nificado inmediato y obvio. TIene un aspecto «inconsciente»
más amplio que nunca, está definido con precisión o completamente ex-
plicado. [...] El hombre también produce símbolos inconsciente y espontá-
neamente en forma de sueños Qung, 1964, pp. 20-21).

24 También son denominados como dominantes, imágenes primordiales, ¡magos, imáge-


nes mitológicas y patrones de conducta (Hall y Undzey, 1957). Jung {1934}. señala que la
expresión "arquetipo" se encuentra en Filón de Alejandria, en lrineo, en el Corpus Hermé-
ficum, en Dionisia el Areopagita. en De Divinis Nominibus y en San Agustín..
Hall y Lindzey (1957), señalan que el símbolo cumple dos funcio-
nes específicas: la primera es el intento de satisfacer un impulso instinti-
vo frustrado, transml,ltando la libido (p. ej., la danza como manifestación
del instinto sexual frustrado) y la segunda, la corporización del material
arquetípico. Ambos son aspectos del símbolo; uno dirigido por los instin-
tos, por lo que es retrospectivo, es decir, reductivo y causal y, el otro,
orientado por el fin último de la humanidad, conviertiéndose en prospec-
tivo o teleológico y finalista.

Para Jung, los símbolos y las prácticas simbólicas (rituales), le dan


significado a la vida. Éstos son la expresión de los arquetipos,25 es decir,
los arquetipos se manifiestan a través de ellos, pudiendo ser naturales
(agua, océano, árbol, cielo, etc.) o bien, manufacturados por el hombre
(torre, cuchillo, mesa, etc.).26 Los rituales en tomo al matrimonio, al na·
cimiento y a la muerte, son símbolos universales, independientemente de
como se manifiesten. Estos se deben a que el individuo "[... ] necesita al-
guna forma de vida espiritual (una serie de creencias que explican lo des-
conocido de la vida) para vivir plenamente" (Dicaprio, 1989, p. 108).

Los mitos también han sido considerados por Jung como la expre-
sión directa del inconsciente colectivo y representan fundamentalmente
las experiencias de la naturaleza humana. Le han servido a la humanidad
como una "terapia" para tolerar y confrontar lo desconocido. Siguen
existiendo hoy en día, ya que el hombre moderno tiene sus propios mi-
tos, tal es el caso de la ciencia como solución de todos los problemas, la
riqueza como productora de felicidad, la belleza y la juventud como una
incondicional de aceptación y bienestar, el éxito como un símbolo de rea-
lización) etc.

Jung dedicó parte de su vida a explicar los diversos arquetipos con-


tenidos en el inconsciente colectivo, dentro de los cuales, los más conoci-

ZS Jung señala que los símbolos producen experiendas."numinosas" y por eso son mani-
festaciones de los arquetipos. Entiende por experiencia numinasa aquella experiencia
profunda que se da en presencia de un símbolo significativo, lo que produce la activa-
ción de un arquetipo (Dicaprio. 1989).

26 Cabe aclarar, que un símbolo tiene un sin fin de significados psíquicos. mientras que el
signo sólo corresponde a un significado, puesto que es la representación de una sola co-
sa, por lo cual no hay que confundir uno con el otro (Fordham, 1966).
dos son la persona, el anima, el animus, la sombra, la madre, el vi'ejo, el
sabio, el héroe, el niño, la muerte, el nacimiento y el de Dios (Fordham,
1966).

El v~cablo persona se deriva del latín personae, que quiere decir


"máscara", por lo que Jung considera a este arquetipo como la máscara o
imagen que generalmente utilizamos frente a los convencionalismos y
exigencias de la cultura, en función de los roles o papeles que nos toca
desempeñar. Cuando el individuo se identifica con esta personalidad pú-
blica y no con la privada o interna, se convierte en Una simple apariencia
de hombre y no en un hombre verdadero, ya que sólo refleja a la socie-
dad y no a sí mismo.

Jung ha sido considerado como el único psicólogo de nuestro tiem-


po que ha logrado marcar una diferencia entre la psicología de los hom-
bres y de las mujeres y su relación entre ambos, a través de su concep-
ción de anima y animus, palabras que derivó del verbo latino animare,
que significa "animar o dar vida", debido a que para él, estos arquetipos
son "[... ] como el alma o espíritu vivificador en el hombre y en la mujer"
(Sanford, 1998, p.l?).

Anima es el arquetipo femenino del hombre y animus el arquetipo


masculino de la mujer y son el resultado de las experiencias raciales de
ambos, por lo que el hombre por medio del contacto generacional con las
mujeres se ha feminizado y la mujer por su relación ancestral con los
hombres, se ha masculinizado. Estos arquetipos permiten que tanto el
hombre como la mujer puedan comprender mejor al sexo opuesto. 2 ? El
anima es la imagen ideal que un hombre tiene de una mujer y es además
los rasgos femeninos que el posee, mientras que el animus, es la imagen

27 Jung (1950, p. 89), comenta que Heróclito "[ ... ] que verdaderamente era un gran sa-
bio, descubrió la más admirable de todas las leyes psicológicas. a saber: la función
reguladora de los contrastes. lo Uomó enantiodromio (o contra-corriente). término por el
cual daba a entender que todo marcha hacia su contrario [... j." Dentro de la mesofia
china, existe la ley de "enantiodromia", en la que del fin surge el principio de lo opues-
to" . Tal es el caso de los postulados del I Ging en los que se establece que "[o .. J cuando
Yang [aspecto masculino] ha alcanzado su máxima fuerza, va a nacer en su interior el
oscuro poder de Yín {aspecto femenino}, pues al mediodía comienza la noche y Yangse
rompe y cambia en Yin" (Jung y Wilhelm, 1929J.
ideal que una mujer tiene de un hombre y los rasgos masculinos de ella
misma.

De esta manera, el anima es una personificación de todas las ten-


dencias psicológicas femeninas en la psique de un hombre, tales como va-
gos sentimientos y estados de humor, sospechas proféticas, captación de
lo irracional, capacidad para el amor personal, sensibilidad para la natu-
raleza y la percepción del inconsciente. En su manifestación individual, el
carácter del anima de un hombre, por regla general, adopta la forma de
la madre.

Cuando la madre ha tenido una influencia negativa en la vida de un


hombre, su anima se expresará en formas irritables, deprimidas, con in-
certidumbre, inseguridad y susceptibilidad. Por ello, los comentarios que
expresa el hombre, minusvaloran todo a su alrededor en forma destructi-
va, distorsionando la verdad. El anima en esa caracterización envuelve a
los hombres en un juego intelectual poco constructivo, ya que reflexio-
nan tanto sobre la vida que no pueden vivirla, porque pierden toda su es-
pontaneidad y sensibilidad (jung, 1964).

Los aspectos positivos del anima, le permiten al hombre encontrar


a la pareja adecuada, además de discemir hechos que se encuentran es-
condidos en su inconsciente, por lo que se convierte en la guía, o media-
dora, en el mundo interior con el sí mismo. Esto se puede concretizar
cuando el hombre fija los sentimientos, esperanzas y fantasías enviadas
por su anima, en la escritura, la pintura, la escultura, la composición mu-
sical o la danza.

Por su parte, el animus es la personificación masculina en el incon-


sciente de la mujer, que al igual que el anima en el hombre, tiene aspec-
tos positivos y negativos. De la misma manera que el carácter del ánima
de un hombre está moldeado por su madre, el animus se encuentra bási-
camente influido por el padre de la mujer. Así, el padre dota al animus de
la hUa, del matiz especial de convicciones indiscutibles y "verdaderas",
que jamás incluyen la realidad personal de la propia mujer (jung, 1964).

El animus negativo, aparece como un demonio de la muerte, al re-


presentar todas las reflexiones semiconscientes, frias y destructivas que
invaden a una mujer en ciertos momentos en que no ha conseguido rea-
lizar alguna obligación sentimental. Se manifiesta en acciones de brutali-
dad, en descuido, charlas vacías, y en obstinadas y malas ideas silencio-
sas. Por ello, alimentando secretas intenciones destructivas, una mujer
puede conducir a su marido, a su madre o a sus hijos, a enfermedades,
accidentes o a la falta de autorrealización de los mismos.

Sin embargo, el aspecto positivo del animus en la mujer, también


puede convertirse en un puente que la conduzca hacia el sí mismo, me-
diante su actividad creadora, además de dotarla de iniciativa, objetividad
y sabiduría espiritual.
Tanto el animus como el anima, son arquetipos que constituyen la
base de pautas de comportamiento instintivas, no aprendidas, que le son
comunes a todo ser humano, independientemente de su sexo, por lo que
cada sexo contiene en sí mismo al otro. "[... ] El hombre identifica su ego
con su masculinidad [animus] y no es consciente de su lado femenino,
mientras que las mujeres se identifican conscientemente con su femini-
dad [anima] y su lado masculino no permanece consciente, [por ello],
[.. .] el ego se identifica con la cualidades masculinas o femeninas del
cuerpo y entonces el otro aspecto, el anima o el animus, sería una fun-
ción del inconsciente" (Sanford 1998, pp. 25-26).
Estos arquetipos, aparecen representados a nivel consciente de ma-
nera tipificada y concreta, a través de roles y expectativas sociales y cul-
turales que influyen indudablemente en el modo en que hombres y muje-
res viven sus propias vidas, pero lo más relevante, es que el anima y el
animus, al ser factores psicológicos inconscientes, le son muy difíciles de
reconocer al individuo, por lo que normalmente utiliza el mecanismo in-
consciente de la proyección. Así, al ser proyectados en el otro, se piensa
que se encuentran fuera de él, cuando en realidad, son parte intrínseca
de él mismo. De esta manera, la pareja se convierte en el espejo de él
mismo, mecanismo que le resulta desconocido al sujeto.

La sombra es el arquetipo que manifiesta los instintos animales del


ser humano heredados a través de su evolución, al que Jung considera
como la parte inferior de la personalidad, donde se encierra lo indiferen-
ciado, minusvalorado, negativo y defectuoso. Cuando estos instintos son
proyectados en la personalidad del individuo, se producen sentimientos o
conductas indeseadas que generalmente son reprimidas en el inconscien-
te personal. Es particularmente en contacto con la gente del mismo sexo,
cuando una persona se descontrola más entre su sombra y las de los
otros, ya que frente a la sombra del sexo opuesto, la tendencia es de me-
nor molestia, por lo que se está más dispuesto a perdonarlo.

Jung (1964.) menciona que la sombra se hace hostil sólo cuando es


desdeñada o mal comprendida, por lo que es menester para lograr la per-
sonalidad total del individuo (ego y SeU), contemplar necesariamente a
su sombra, motivo por el que es importante conocerla y sacarla a la luz
haciendo consciente lo inconsciente (Frey-Rohn, 1991).

Hall y Lindzey (1957), señalan que el sí mismo, Self o mismidad, es


uno de los descubrimientos más relevantes de carácter psicológico que
haya realizado Jung. El Self constituye "el centro de la personalidad com-
pleta", por lo que los demás sistemas (el Yo o ego, el inconsciente perso-
nal y sus complejos, el inconsciente colectivo y sus demás arquetipos, las
actitudes de la personalidad y las funciones psicológicas) se encuentran a
su alrededor y se mantienen en equilibrio gracias al producto del Self
que es un arquetipo "unificador" que impulsa hacia la unidad y la estabi-
lidad de todos ellos.

Para que surja el sí mismo, es necesario que primero se hayan de-


sarrollado en forma adecuada el resto de los sistemas hasta lograr la in-
dividuación, motivo por el que Jung menciona que este arquetipo se ma-
nifiesta hasta la edad adulta, "[... ] momento en el cual [el individuo] co-
mienza a esforzarse seriamente para trasladar el centro de su personali-
dad desde el Yo consciente hasta una región que se halla a mitad de ca-
mino entre la conciencia y lo inconsciente: en el dominio del sí mismo"
(Hall y Lindzey, 1957, p. 27).

Cabe en este momento destacar la diferencia que Jung hace entre


el arquetipo del Yo o ego y el sí mismo. El Yo o ego es el centro de la con-
ciencia que primordialmente sirve a la persona (como rasgo de personali-
dad arquetípica) y ejecuta las funciones adaptativas y conductuales de la
vida coloquial, mientras que el sí mismo, Self o ego recentrado, es el
agente de control en la personalidad cuando ha tenido lugar la individua-
ción, motivo por el que es el centro de la personalidad completa y la
fuerza integradora que armoniza a los opuestos (Dicaprio, 1989).

Durante el Cuarto Congreso de la Asociación Psicoanalítica, que se


llevó a cabo en Munich en 1913, Jung por primera vez disertó sobre su
teoría de los tipos psicológicos, la que publicó en su libro Tipos psicoló-

70
gicos de 1921. Esta teoría, que es una contribución junguiana a la p·sico-
logía de la mente consciente, consiste en la mención de la existencia de
dos actitudes u orientaciones de la personalidad humana: la introversión
y la extroversión y de cuatro funciones psicológicas: el pensamiento, el
sentimiento, la sensación y la intuición, que conforman los tipos psicoló-
gicos que se concentran en demarcar las preferencias de las personas.'8

En la introversión, la orientación de la personalidad se dirige hacia


su mundo interno o subjetivo, por ello, se inclina hacia la soledad para
recuperar su energía o libido y, en el caso de la extroversión, el sujeto se
orienta hacia el mundo externo, material u objetivo, donde elige a la gen-
te como fuente de su energía." "[... ] En el primer caso predomina a to-
das luces el sujeto; en el último, el objeto" Qung, 1950, p. 57).

Ambas actitudes frente a la vida conforman la personalidad del in-


dividuo, un balance entre introversión y extroversión sería la personali-
dad ideal, pero generalmente alguna de ellas predomina, se desarrolla y
le es consciente al individuo, en tanto que la otra le resulta desconocida e
inconsciente, por lo que si el Yo consciente del sujeto es extrovertido, su
inconsciente personal le será introvertido y viceversa.

Jung resalta que la cultura occidental tiende a preferir el tempera-


mento sociable, optimista, abierto y decidido del extrovertido y, conside-
ra a los introvertidos como personas pesimista, aisladas, herméticas y te-
rritorialistas, mientras que en la cultura oriental, las características del
introvertido son cualidades necesarias para la reflexión, el autoconoci-
miento y el desarrollo espiritual y las del extrovertido son distracciones

28 Con er resurgimiento de lo teoría del temperamento durante los años cincuenta, Isa-
bel Myers y Katheryn Brigg5, aumentaron dos tipos más de actitudes que permiten la or-
ganización de las funciones de! individuo en reladón con el mundo exterior: el juicio y la
percepción. El tipo Juicio, es la persona que manifies1a una decisión a través de un juicio
firme, por lo que tiene metas fijas y planificados. E! tipo percepcíón. prefiere las cosas
abiertas y más fluidas. De la combinación de las cuatro actitudes y de las cuatro funcio~
nes, se derivan 16 tipos psicológicos que son determinables por medio de la aplicación
de la pruebo Indicador de Tipos de Myers-Briggs, que Se encuenira validada yestandari-
zada en los Estados Unidos (Keirsey y Bates, 1990).

29 Estudios recientes (Bradway, 1964, en Keirsey y Bates, 1990J. señalan que el 75 por cien-
to del público en general es extrovertido, mientras que el 25 por ciento es introvertido.
que no le permiten conocer su verdadera naturaleza (Fordham, 1966;
Keirsey y Bates, 1990).

En relación a las cuatro funciones psicológicas que le son funda-


mentales a los seres humanos, el pensamiento y el sentimiento, son con-
sideradas como funciones racionales, debido a que utilizan la razón, el
juicio, la generalización y la abstracción; la sensación y la intuición son
denominadas funciones de percepción, por lo que no son racionales,
puesto que se sustentan en las percepciones de lo concreto, en lo parti-
cular yen lo accidental (Hall y Lindzey, 1957).

Jung define al pensamiento como el sustrato ideacional e intelec-


tual, por medio del cual el individuo intenta comprender lo que él es y el
mundo que lo circunda. Cuando la vida de un individuo se encuentra re-
gida por el pensamiento y sus acciones son usualmente el resultado de
una consideración intelectual, se trata de un tipo pensamiento. Este ti-
po, por lo regular se encuentra más presente en hombres que en muje-
res, ya que estas últimas, se vinculan más con la intuición.

Los tipo pensamiento, se basan mucho en principios, consideran


que son más racionales y lógicos, tienen un fuerte sentido del deber y
creen que su manera de ver la vida representa una verdad absoluta, por
lo que cuando exacerban sus características llegan a tener romances de-
safortunados o bien a convertirse en "tiranos" dentro del seno familiar.
Su punto débil es negar sus sentimientos, los cuales tienen subdesarrolla-
dos, por lo que no practican la tolerancia y la calidez. Sin embargo, como
tienden a producir nuevos hechos o conceptualizaciones, son sujetos
muy capaces en el área académica yen la política (Fordham, 1966).

En contraste con el pensamiento, el sentimiento es la valoración de


los objetos en relación al sujeto, lo que le permite a la persona vivenciar
las experiencias de alegría, dolor, amor, odio, ira, miedo etc. Cuando los
sentimientos tienen prioridad sobre las otras funciones, se trata de un
tipo sentimiento, el cual es más común entre las mujeres que entre los
hombres.

El tipo sentimiento, son personas que se sostienen con los valores


que han heredado, por lo que tienen un fuerte sentido de la historia y las
tradiciones. Se vinculan esencialmente con las relaciones humanas y con
los valores de las personas. El tipo sentimiento introvertido, es inadapta-
do, ya que normalmente es considerado como esquizoide, pero cuando
forma parte de grupos pequeños con los que tiene cierto apego, tiende a
consolidar amistades ante las que manitiesta profundos sentimientos.

La sensación es la función perceptual del individuo a través de los


sentidos, que lo comunica con el mundo exterior o realidad. Cuando la
sensación tiene prioridad en un individuo, éste es considerado tipo sen-
sación. Estos sujetos, toman las experiencias como se les presentan, tal
como son, sin intentar ver algo más profundo en ellas, o bien explorar
sus misterios, ya que lo que cuenta para ellos, es el placer irracional de la
sensación. Por ello, generalmente son sujetos con una gran capacidad pa-
ra el gozo, aunque el peligro es caer en una sobrevaloración de los senti-
dos, lo que los puede conducir a una vida poco escrupulosa (Fordham,
1966).

La función opuesta a la sensación es la intuición, misma que le per-


mite al individuo conocer las posibilidades futuras y le brinda informa-
ción acerca de la atmósfera que rodea a las experiencias. Es otro tipo de
percepción, que se basa en los procesos inconscientes y en los conteni-
dos subliminales, a tin de conocer la esencia de la realidad, más allá de los
hechos, los sentimientos y las ideas, por lo que es un proceso creativo.

El tipo intuición, no se basa en las costumbres y en la tradición, ya


que para él, todo es sacriticable en relación con el futuro, incluyendo la
religión o las leyes, por lo que pude parecer un aventurero, sin embargo
su moral se basa en la lealtad de su propia intuición. El peligro de este
tipo de personas es que siembran pero no cosechan, es decir, se dedican
a establecer las posibilidades de algo mientras los demás se quedan con
los frutos, ya que les cuesta mucho trabajo concluir las cosas que co-
mienzan (Fordham, 1966).

Todo ser humano realiza las cuatro funciones mencionadas, pero


alguna se convierte en la función superior, es decir, la que predomina en
el individuo, mientras que las otras pasan a ser auxiliares de ésta. Existe
también una función inferior, que será aquella que se encuentre repri-
mida en el inconsciente y que sólo se accese a ella por medio de los sue-
ños y las fantasías. El ideal del ser humano es la síntesis de las cuatro
funciones, mediante la realización del sí mismo.
Todos los sistemas de la personalidad que se han explicado, interac-
túan entre sí, compensándose, oponiéndose o uniéndose en una síntesis
ideal: es decir, todos los contenidos de la mente consciente se encuentran
compensados por los de la mente inconsciente, lográndose con ello un
equilibrio que permite la salud mental. La lucha de los contrarios (Yo vs.
sombra, anima vs. persona etc.) que le es intrínseca al ser humano, con-
lleva per se al conflicto y a la dualidad, mientras que la unión de los
opuestos o función trascendente, insta hacía la síntesis de los sistemas
en pugna, a fin de lograr una personalidad en equilibrio con un sí mismo
fortalecido, por medio de "L .. l la revelación del hombre esencial y la rea-
lización, en todos sus aspectos, de la personalidad originalmente oculta
L.. l, [así como del la producción y el despliegue de la potencialidad
original."3o Oung, en Hall y Lindzey, 1957, p. 31).

Jung establece que existen dos "estados de la vida", que se relacio-


nan con dos procesos muy relevantes para el desarrollo de la personali-
dad del ser humano: la individualización y la individuación (ver Cuadro
No. 4).

l. El estado que corresponde a la primera mitad de la vida (O a 35 años)


se denomina "etapa solar", ya que se compara con la mañana, donde el
sol amanece en el horizonte y va declinando lentamente hacia el meri-
diano. En este momento, es donde se espera se presente la individuali-
zación, o proceso de formación y consolidación del ego, donde surgen
y se separan los opuestos, a través de las funciones del propio ego (se-
parar, controlar, excluir, dualizar y deseo de permanencia). Esta etapa
es muy importante, debido a que es necesario que el ego se encuentre
fortalecido para que se convierta en la vasija en la que posteriormen-
te se haga la alquimia que permita la fusión de los opuestos (trasmuta-
ción de los elementos).

2. El estado que se vincula con la segunda mitad de la vida (36 años en


adelante), se conoce como "etapa lunar" o atardecer, porque el sol, al
completar la curva de la bóveda celeste, termina desapareciendo del
horizonte. En esta etapa, Jung comenta que se puede iniciar la indivi-

30 Esta concepción junguiana acerca de llegar a ser [o Que potencialmente se es. es la


piedra angular de la posterior psiCología humanísta. como se puede apreciar en el Ca-
pitulo 3 de este trabajo_

74
duación, proceso por medio del cual se trasciende el ego ya formado, a
través de la inclusión, la sintetización, la unificación y la fusión de los
opuestos, incorporándose lo que anteriormente se desechó. Se espera
que la persona a través de la individuación se transforme procurando
un mundo más reflexivo e interiorizado. Este "método sintético" o pro-
ceso de individuación del que habla Jung, es considerado por él como
una discusión dialéctica entre la mente consciente y la inconsciente,
trabajo por demás arduo para la persona.

G~tibkoit:kJ'~tib
~b~
Sf!/'ÚV~

o años
Etapa solar 11.' - Ir Etapa lunar
Individualización Individuación
JI
/
Ego ~ I I #-Ego
36 años

Jung (1940, p. 20) en sus postulados, sustenta el punto de vista fe-


nomenológico, al cual considera exclusivamente empírico, argumentando
lo siguiente: "[... ] me restrinjo [... ] a la observación de fenómenos, abste-
niéndome de todo trato metafísico o filosófico l. ..]." En relación a este
argumento, Waelhens (en Baudouin, 1967, p. 338) declara que en la ba-
se de todo psicoanálisis se manifiesta una auténtica intensión fenomeno-
lógica.
"El fenomenólo90 pretende que el hombre no es él mismo, no es un «sí
mismo», más que cuando ejercita su relación con las cosas, cuando repi-
te sin cesar que la realidad y el ser humano llegan a sí mismos el uno por
el otro y el uno en el otro [... ]. Después de medio 5i910, el conjunto de las
ciencias del espíritu y parcialmente la filosofía hacen un esfuerzo vigoro-
so con vistas a destruir el dualismo clásico que descuartiza al hombre en
una conciencia puramente intelectual y un organismo simplemente ani-
ma/~ hasta simplemente mecánico [...]. Constatemos una vez más que és-
ta es la misión que también se ha asignado el psicoanálisis."

Lo anterior, apoya la tesis mencionada al inicio de este capítulo, de


que el psicoanálisis rompe con el paradigma cartesiano que divide a la
mente del cuerpo y, por ende, se convierte en la plataforma de la actual
medicina psicosomática y de la psicología humanista, así como de la re-
ciente psicología transpersonal, como se verá más adelante.

En relación a las críticas que ha recibido la teoría junguiana, Ger-


hard Welhr (1985, p. 4-55), manifiesta que ha sido enjuiciada por autores
como Paul J. Stem quien considera a jung como un "profeta del incon-
sciente" y, por Erich Fromm quien comenta "[ .. .] aunque el psicoanálisis
tiene mucho que agradecerle [a jung], en lo esencial ha dejado, no obs-
tante, fuera de consideración lo que es su verdadero núcleo: la búsqueda
de la verdad y la liberación de las ilusiones. Lo ha sustituido por una es-
piritualidad seductora y un brillante oscurantismo."

Sin embargo, jung ha sido considerado como el pionero de la psico-


logía transpersonal, junto con Roberto Assagíoli, al ser capaz de vislum-
brar la posibilidad de la trascendencia del ego en vías de una completud
en la unificación con la totalidad. Fue un visionario incomprendido en su
época, que atentó contra la estructura de una comunidad científica que
sustentaba sus postulados en "realidades objetivas" que partían de la ba-
se de sus limitadas y consensuales percepciones humanas.
Carl G. jung, en el prólogo de su obra Recuerdos, sueños, pensa-
mientos (1961), escribe "Mi vida es la historia de la autorrealización del
inconsciente", lo cual habla de una constante lucha de su parte para lo-
grar la maduración y la individuación, transformando con ello su propia
existencia cotidiana.
Como es sabido, jung, además de aportar a la psicología sus postu-
lados teóricos, se interesó por la filosofía, la religión, la alquimia, la mito-
logía, la simbología y la historia de la humanidad, por lo que se le reco-
noce en todas estas disciplinas. También fue un destacado investigador y
docente en diversas universidades e institutos.
Viaja por distintas partes del mundo y dedica 60 años de su vida al
estudio de la psique humana, impartiendo seminarios y escribiendo dece-
nas de libros, motivo por el que recibió diversos premios en literatura,
además de ser nombrado, (junto con Freud) en 1908, doctor honoris
causa por la Universidad de Clark y en 1936 por la Universidad de Har-
vard, en los Estados Unidos; en 1937 y 1938, por las universidades de
Calcuta, Benares y Allahabad en India; en 1938 por la Universidad de Ox-
ford, en Inglaterra; en 1945 por la Universidad de Ginebra, y en 1955
por la Escuela Superior Técnica Federal de Zurich, en Suiza.
Finalmente, tras una breve enfermedad, Jung muere el 6 de junio
de 1961 en su casa de Küsnacht, Suiza, lugar donde fue enterrado, a la
edad de 86 años.

17
"El hombre se siente solo. abandonado, cuando para nadie
es sujeto, centro de iniciativa y de libertad,
cuando se siente un simple objeto entre objetos innumerables,
más o menos anónimos"

Z9
2.7. .!T~
A pesar de que el psicoanálisis y el conductismo surgen aproxima-
damente al mismo tiempo, con menos de una década de diferencia, se
han considerado como polos opuestos, ya que mientras el psicoanálisis
puso especial énfasis en el medio ambiente interno del individuo, enfo-
cándose en estímulos tales como los impulsos e instintos, el conductismo
los colocó externamente en el medio ambiente (Matson, 1984).

El conductismo (behaviorismo), o segunda fuerza de la psicología,


surge como una respuesta empirista y positivista a los largos años de
especulación filosófica acerca del alma o de la mente y sólo acepta lo que
es posible observar, medir, cuantificar yen general conocer a través de la
objetividad del método cientifico, por lo que, como ya se comentó en la
introducción de este trabajo, la conciencia queda totalmente fuera del
interés de estos teóricos (Boring, 1950).

Debido a que el conductismo clásico se sustenta en la fisiología,


"[... ] prescinde del estudio de la conciencia porque la considera como un
epifenómeno, un reflejo inútil de la vida orgánica, en especial de los me-
canismos del sistema nervioso" CGonzález, 1989, p. 10). De ahí que todo
lo que se relaciona con la conciencia, corresponde, según este enfoque, a
conceptos metafísicos que no son observables ni comprobables científica-
mente. Así, en Norteamérica el punto central del estudio psicológico se
plantea como conducta aprendida, en un contexto de materialismo de la
realidad, en lugar de procesos relacionados con la conciencia como suce-
día con el estructuralismo, el funcionalismo y el psicoanálisis.
"Gordon AI/port l/amó la atención sobre el hecho de que la psicología
americana y británica (lo mismo que la tendencia general intelectual),
han seguido las directrices pragmáticas de Locke, que se ajustan al beha-
viorismo, a los sistemas de estímulo y respuesta y a la psicología animal"
. (M ay. Angel y Ellenberger, 1977, p. 26).

Los fundamentos filosóficos del conductismo 'ortodoxo se remon-


tan desde el dualismo de Descartes y la postura de Cabanis de que el ce-
rebro es el órgano de la conciencia, así como de que su "secreto" es el
pensamiento (Boring, 1950), pasando por el positivismo de Augusto Co-

6'1
mte 31 y el empirism0 32 de Locke en el siglo XVII, así como por el utilitaris-
mo de Bentham del siglo XIX.

Con John Locke,33 reconocido filósofo británico, se inicia la ilustra-


ción en Inglaterra, o cQmo también se le llama, la Época de las Luces o
Iluminismo, período cultural que se distingue por los grandes esfuerzos
para hacer de la razón el ordenador absoluto de la vida humana (Runes,
1960); "[... ] un retomo al hombre, y por ello, un apartamiento, lleno de
tedio, de las sutilezas metafísicas; una resuelta confianza en la razón, fa-
ro orientador de la existencia toda (ciencia, moral, política, religión .. .)"
(Hume, 1923, p. 1'1-).

Locke fundamenta el empirismo moderno, partiendo de la premisa


de que en el momento del nacimiento, la mente humana es una tabu/a
rasa o pizarrón en blanco, que en forma pasiva adquiere y se estructura
(Matson, 1984), demostrando con ello, en contra de la postura de Des-
cartes, que el hombre no posee ideas innatas, por lo que todo el conoci-
miento proviene de la experiencia, la cual puede ser externa, a través de
las sensaciones o interna, por medio de la reflexión de la autopercepción
(Hume, 1923).

"El propósito de Locke es investigar los orígenes, la certeza y el al-


cance del entendimiento humano, así como los fundamentos y grados de
las creencias y opiniones" (Monroy, 1989, p. 75). Para Locke las ideas o
conceptos son un simple complejo de sensaciones, ya que estas últimas,
son la única realidad del espíritu, lo cual implica que sólo existe lo con-
creto y sensible (Gambra, 1995). Locke argumenta que, "nada está en el
intelecto que no esté antes en los sentidos [.. .] nada, salvo el intelecto

31"Para Comte. positivo llevaba el significado de algo no especulativo o inferido, de al-


go inmediatamente observable. la base in71utable de los hechos que nos obligan a estar
de acuerdo porque nos son dados antes de basar inferencias sobre ellos. De este modo,
posifivosignifica básico. observacional, preinferencial indiscutible" (Boring. 1950, p. 655).

32 "El empirismo es la corriente epistemológica que sostiene que la experiencia es la úni-


ca fuente legitima de validación de las cuestiones de hecho" (Díaz-Walls, 1989. p. 90).

33 locke nace en Wrington, cerca de BristoL Inglaterra en 1632 y se educa en Westmins-


ter y Oxford_ En esta última universidad, se familiariza con la filosofía escolástica {filosofía
de la sociedad cristiana basada en los sistemas de Platón y Aristóteles}, apartándose
posteriormente de ella debido a la influe,cio que recibe de los escritos de Descartes,
Gassendi y Hobbes_ Muere en 1704 [Runes, 1960; Hume, 1923)_

6'2
mismo" (Matson, 1984-, p. 14-), dando origen a la doctrina de la asocia-
ción de ideas o de combinación de ideas, la cual a su vez, es la principal
base de la psicología de Wundt y otros psicólogos experimentales del si-
glo XIX (Boring, 1950).

Por su parte, Jeremy Bentham 34 es el fundador de la escuela inglesa


de filosofía utilitarista. Es muy conocido dentro del marco de la ética, por
su principio de la mayor felicidad posible, por lo que se le atribuye la
doctrina del cálculo hedónico, misma que postula que los fines de la hu-
manidad pueden ser calculados, determinando la preponderancia de lo
agradable sobre lo desagradable, con la intención de valorar lo útil, es de-
cir, el acto recto que producirá la mayor cantidad de placer o felicidad al
individuo (Runes, 1960).

El pasado más reciente del conductismo, se divide en dos períodos


relativamente distintos: uno que data de inicios del siglo XX a los años
50s, donde destacan Thomdike (1911) con el conexionismo y la ley del
efecto, Watson (1913) quien fue el primero en llamar la atención sobre
la importancia de los principios de la conducta en el comportamiento hu-
mano y Pavlov (1927) con el reflejo condicionado. El segundo período va
de los 50s hasta la fecha, en donde se desarrolla la psicología cognitivo-
conductual (Vitulano y Tebes 1991).

Por su parte, Koch (en Matson, 1984-) considera que el conductis-


mo ha pasado a través de varias fases durante su desarrollo:

1. El conductismo clásico, que dura de 1913 a 1930, dominado por las


críticas y el programa de Watson y centrado en el potencial experimen-
tal y social del reflejo condicionado.

2. El neoconductismo, que cubre el período 1930-194-5, destacando una


ciencia "hipotético-deductiva".

3. El neoneoconductismo, perteneciente a la era presente, el cual involu-


cra nuevos vocabularios cientfficos, así como el establecimiento de
procedimientos para la solución de problemas de orden mental supe-
rior y meta psicológicos, que sustenta las bases del cognoscitivismo.

34 Bentham nace en Inglaterra en 1748 y muere en 1832. Se le conoce en el derecho. en


la política yen la ética (Runes, 1960)_
Uno de los factores que más influyeron en la proliferación de psicó-
logos clínicos en el área conductual, fue la Administración de Veteranos
de la Segunda Guerra Mundial, institución que impartía programas de
formación de psícólogos que pudieran ayudar a arrontar las necesidades
de los soldados que habían combatido en la guerra y que regresaban a
los Estados Unidos.
"Los psicólogos, empapados en una sólida formación en la investiga-
ción, examinaron la eficacia de las formas de psicoterapia más frecuen-
temente practicadas y encontraron una proporción de dos tercios de me-
joría que los desalentó. Este hallazgo, dio en un punto especialmente vul-
nerable cuando se observó que [os pacientes no tratados mejoraban en
fa misma proporción [, ..J. Alejada de esta insatisfacción, creció una inte-
gración de las estrate9ias del tratamiento skinneriano r. .. ] y wolpiano
[. ..] que llegó a ser conocida como modificación de conducta o terapia de
conducta" CRimm y Cunningham, 1988, p. 320).

En los años 50s, se utilizó con éxito el enfoque conductista en el


tratamiento de ciertos desórdenes mentales, tales como la neurosis, la
psicosis, la ansiedad y el autismo, también se empleó con los adultos que
manifestaban severas distorsiones, obteniéndose buenos resultados, lo
cual contribuyó a la credibilidad y aceptación de las teorías del compor-
tamiento entre los profesionales, comprobándose que era posible lograr
una modificación de la conducta a través de estos mecanismos.

Conforme avanzaron las investigaciones y las conceptualizaciones


teóricas, se fueron adicionando otros métodos a las técnicas conductua-
les tradicionales basadas en el condicionamiento clásico e instrumental.
La difusión de técnicas para el procesamiento de la información, contri-
buyó posteriormente al desarrollo de la teoría del aprendizaje social de
Bandura, quien en 1960, introdujo nuevos elementos a la terapia con-
ductual y, a las teorías del comportamiento cognitivo de Beck y Ellis a
principio de los años 70s, como veremos más adelante.

Dentro del conductismo, se han propuesto explicaciones teóricas


diversas sobre el desarrollo y la modificación de las mismas conductas,
surgiendo una seria controversia al rededor del papel que juegan las cog-
nisciones, es decir, los pensamientos conscientes, en el desarrollo, mante-
nimiento y modificación de las conductas desadaptadas. Así, los autores
del conductismo radical, como es el caso de Watson y Skinner, evitan a
toda costa los constructos "mentalistas", tales como la cognisción, argu-

6'4
yendo que son entidades invisibles que hacen improductiva a la ciencia
psicológica.

Sin embargo, existen otros teóricos como Bandura, Beck y Ellis que
consideran a las cognisciones como mediadores siempre presentes y esen-
ciales en la conducta humana. "[... ] Autores como Wolpe [... ] se ubican
entre estos dos extremos. Wolpe se siente cómodo teorizando sobre
eventos mentales pero al mismo tiempo, mantiene que muchas reaccio-
nes inadaptadas (especialmente las fobias) no están mediadas por varia-
bles cognitivas" (Rimm y Cunningham, 1988, p. 284).

2.2. 6o-adact.isnw- ~
El conductismo radical a través de su desarrollo se ha sustentado
en tres tipos de aprendizajes que iremos revisando:

1.- El condicionamiento clásico o respondiente.

2.- El condicionamiento operante.

3.- El aprendizaje social

Al conductismo clásico se le considera como Reduccionismo meca-


nicista, ya que toda la conducta, tanto del animal como del hombre, pue-
de ser explicada por leyes tan objetivas como las que rigen el comporta-
miento de las máquinas. 35 Determinismo ambientalista, porque el am-
biente, representado por todos los estímulos que ha recibido cada uno a
lo largo de su vida es el único responsable de su conducta y evolucionis-

3S Zuroya Monroy (1989, pp. 59-60), comenta que "la importanda de la revolución meCQ-
nicisfa radica, en gran parte, en la constitución de un modelo de conocimiento tal que
se convirtió en prototipo de cientificidad. Este nuevo modelo de conocimiento fue pau-
latinamente aplicado al dominio de las realidades humanas, adquiriendo un carácter le-
gitimador de lo que es. o no científico para la totalidad del saber. Como señala Japiassu
[agrega]. «las disciplinas que no hicieran uso de los modelos de las ciencias naturales,
no ingresarían en el santuario del saber objetivo»."

&6
mo pragmatista, porque la conducta es tan sólo interesante en cuanto
es instrumento de adaptación del organismo al ambiente. 36

A continuación describiremos brevemente las aportaciones de John


Broadus Watson (condicionamiento clásico o respondiente), Burrhus Fre-
deric Skinner (condicionamiento operante o instrumental) y Albert Ban·
dura (aprendizaje social) al campo del conductismo.

2.2.1.~{lJ~%,af:&on,JPde~
elá.wxr
John B. Watson fue el principal exponente del Behaviorismo o con·
ductismo; nace cerca de Greenville, Carolina del Sur el 9 de enero de 18·
78. Fue el cuarto hUo de un granjero por lo que tuvo que trabajar para
pagarse sus estudios. Después de la muerte de su madre asistió a la uni·
versidad graduándose con un trabajo en el que demostraba que las ratas
captan las señales que les ayudan a salir de un laberinto. Dio clases en la
Universidad de Chicago y en la Universidad Johns Hopkins, Baltimore, de
1908 a 1920. Muere el 25 de septiembre de 1958 en Nueva York, Esta·
dos Unidos (Bonin, 1983).

Watson, aunque entrenado dentro del movimiento funcionalista,


argumentaba que la técnica de introspección jamás sería objetiva ni cien·
hAca, motivo por el que también se opuso al Estructuralismo (Salama y
Villarreal, 1992). Por ello, el objetivo más relevante del enfoque conduc·
ti sta es identificar las relaciones de estímulo-respuesta que son predeci·
bies y repetibles.
En 1913, Watson fundó el conductismo con su ensayo La psicolo·
gía como la ve el conductista, ejerciendo con ello una gran influencia en
la ciencia. Como se mencionó, rechaza la validez de los datos que provie·
nen de la introspección, por su naturaleza exclusivamente subjetiva, lo
que hacen que sean incontrastables objetivamente. Para él la tarea de la
psicología es formular las leyes que rigen el comportamiento animal y
humano y predecir y controlar la conducta, es decir, el comportamiento

36 En este pun;-o, se observa la infiuenc;a del evo[ucior.lsmo biológico ca:winicno el t~o­


tar de asegurar la superviver1c1a de los 'nd:vid:..."os en uro medio hostil.
visible y no cree que la conciencia sea el objeto de estudio de la psicolo-
gía (Bonin, 1983)..
Watson al respecto, proclamó que el conductismo comenzó por
"l. .. ] barrer a un lado todas las concepciones medievales. Extrajo de su
vocabulario científico todos los términos subjetivos tales como sensación,
percepción, imagen, deseo, propósito, e incluso pensamiento y emoción
como estaban definidos subjetivamente." El conductismo implicaba poder
y control por lo que aseveró que el interés que tenía el conductista 'l .. ]
es mayor que el interés de un espectador, [puesto que] quiere controlar
las reacciones del hombre como los científicos físicos quieren controlar y
manejar otros fenómenos naturales" (Matson, 1984, pp. 25-26).

La psicología se centra como "ciencia de la conducta" y su sistema


se basa en el determinismo, el empirismo, el reduccionismo y el ambien-
talismo (Almendro, 1994). La conducta se constriñe a lo que el organis-
mo humano hace o dice en función de una situación estimular. Todos es-
tos hechos tienen lugar sin la intervención de la mente, la voluntad o
cualquier otra variable subjetiva, es decir, se renuncia a la psique. A este
punto de vista se le denominó método del "organismo vacío" ya que sola-
mente toma en cuenta a la conducta observable que se relaciona con los
estímulos del ambiente y no con los agentes inobservables de la persona-
lidad.

Watson adopta el modelo de condicionamiento clásico o respon-


diente de los reflexólogos rusos y en especial el de Iván Petrovich Pa-
vlov.'7 Éste es un modelo de condicionamiento clásico de asociación por
contigüedad de un estímulo y una respuesta, consistente básicamente en
que un estímulo originalmente neutral o indiferente (campana), que es
apareado repetidamente con un reforzador como la comida (estímulo in-
condicionado), será capaz por sí solo de provocar la misma respuesta in-
voluntaria y refleja (salivación) que provocaba el reforzador y con ello,
convertirse en un estímulo condicionado (papalia y Olds, 1989).

37 Pavlov nace en Rjassan, Rusia el 14 de septiembre de 1849. Estudia fisiología y neurolo-


gía y desalTolla junto con Vladimir Bechferev la teoría de! "reflejo condicionado" y con-
secuentemente el método del condicionamiento. En 1904, obtuvo el premio Nabel de
medicina. Muere el 27 de febrero de 1936 en Leningrado.
Para explicar que el condicionamiento es la base de toda la conduc-
ta, Watson utiliza el enfoque genético; realiza experiencias con niños en
los primeros meses de su vida para comprobar cómo se va formando, a
partir de unos pocos reflejos incondicionados, la compleja gama de res-
puestas condicionadas que representan toda la conducta del adulto. Lo
anterior lo confirmó diciendo: "Denme al bebé y lo haré gatear y cami-
nar, en el mundo al que lo traigo, lo haré escalar y usar sus manos en la
construcción de edificios de piedra o madera; lo haré un ladrón, un pisto-
lero o un adicto a las drogas" (Matson, 1984, p. 26).
Watson ' ... ] sostenía que el niño normal viene al mundo con poco en
forma de conducta innata. Lo que el niño se convierte es resultado del ti-
po de ambiente y de las experiencias de aprendizaje que encuentra f..]
propuso que podia tomar un niño promedio y hacer de él cualquier cosa
específica: un genio o un estúpido, un miembro productivo de fa comuni-
dad o un criminar' CDicaprio, 1989, p. 438).

Tal fue el experimento que Watson realizó con Alberto, un peque-


ño de once meses, quien aprende a reaccionar con respuestas de "mie-
do", como llorar y huir, ante un objeto atractivo (rata blanca), por haber
condicionado contigentemente su presencia con la aparición de un fuerte
ruido (estímulo incondicionado provocador de respuestas de miedo). Una
vez establecido este condicionamiento (presencia de la rata-respuesta de
miedo), otros estímulos parecidos a la rata (una piel blanca, un paquete
de algodón etc.), también provocan una respuesta de miedo análoga ya
que ha tenido lugar la propagación o transferencia del efecto de un estí-
mulo a otros parecidos (Papalia y Olds, 1989).

2.2.2. ~::FrederioJhúmer-,fd G'~­


nzien/;o-~
Por su parte, Burrhus F. Skinner nació el 20 de marzo de 1904 en
Susquehanna, Pennsylvania, en los Estados Unidos, donde estudió litera-
tura inglesa y psicología. Recibió su doctorado en psicología en la Univer-
sidad de Harvard en 1931. Dio ciases en la Universidad de Minnesota en
1936 y en la de Indiana de 1945 a 1948, regresando a Harvard donde
impartió ciases hasta su jubilación.
Como psicólogo, Skinner argumenta que la personalidad no puede
conocerse sino mediante las deducciones de la conducta, por lo que las
variables internas salen sobrando, siendo los acontecimientos del medio
los que prevalecen. "l. .. ] Sostiene que la conducta humana puede ser diri·
gida, sin tratar de influir en la mente ni de cambiar la personalidad, sino
cambiando el medio. Skinner está interesado particularmente en contro-
lar la conducta a través de sus consecuencias: es decir, estableciendo con-
tingencias de reforzamiento por las que Se recompense cierta conducta"
(Dicaprio, 1989, p. 438).

Skinner creó una técnica de investigación denominada condiciona-


miento operante partiendo de la observación y experimentación de los
comportamientos animales; llevándolos a realizar determinada acción co-
mo oprimir una palanca (ratas) o bien picar un determinado punto (pa-
lomas), por medio de los reforzamientos -positivos o negativos- externos
(nunca internos), a través de los cuales se obtiene con mayor frecuencia
una reacción dada. Este modelo (E-R-refuerzo) le permitió a Skinner ave-
riguar cuándo y bajo qué condiciones (programas y formas de refuerzo)
se refuerza una respuesta y las consecuencias que esto tiene sobre su
probabilidad de emisión.

Son diversos los programas de reforzamiento que utiliza Skinner


en sus experimentos; si siempre que el animal responde de una determi-
nada manera se le da el alimento (programa de reforzamiento continuo),
"aprenderá" rápidamente a dar esa respuesta, pero si se deja de reforzar,
muy pronto se extinguirá ésta. Puede darse el caso de que el animal reci-
ba alimento no siempre que hace algo (programa de refuerzo intermiten-
te), en este caso, tal respuesta es más resistente a la extinción cuando
deja de ser reforzada. El experimentador puede poner como condición
para el refuerzo, que se ejecute una conducta un cierto número de veces
(programa de reforzamiento de razón) o que pase cierto tiempo entre
refuerzo y refuerzo (programa de intervalo temporal) para que una con-
ducta sea reforzada (Skinner, 1961).

Skinner, además intentó crear en su libro Ciencia y conducta hu-


mana (1961) una extensión del modelo de condicionamiento operante
que estudiara la conducta individual y que se dirigiera hacia el comporta-
miento social, demostrando que ciertos fenómenos sociales se pueden lle-
var al laboratorio y otros son factibles de estudiar en su ambiente natu-
ral (Santoyo y López, 1990).
El condicionamiento operante se basa en el postulado de que el
comportamiento puede ser modificado o mantenido dependiendo de sus
consecuencias. El comportamiento que provoca consecuencias positivas
incrementa su frecuencia, mientras que el comportamiento al que le si-
guen consecuencias no placenteras disminuye en frecuencia. El condicio-
namiento operante difiere del clásico en que involucra el comportamien-
to voluntario más que un simple estímulo-respuesta.

2 --2.S. Albero aftuub-a,y la fTeor-fa. del ~


JodaI
Albert Bandura nace en Alberta, Canadá, en 1925 y llega a los Esta-
dos Unidos en 1949. Recibe el grado de bachiller en la Universidad de Bri-
tish, Columbia y el de maestría y doctorado en la Universidad de Iowa en
1952y por largos años es docente de la Universidad de Stanford.

Crea una teoría social del aprendizaje sobre la modificación del


comportamiento, basándose en la teoría del aprendizaje de G. 5tanley
Hall'8 y de B. F. Skinner, así como en sus propias ideas sobre la imitación
y la identificación. Desarrolla la concepción del "aprendizaje de modelos",
tomando en cuenta el entorno social del individuo, al postular que los
seres humanos aprenden a hacer determinadas cosas dependiendo del
modelo que elUan, como es el caso de la madre en la infancia.
"El ser humano no actúa como criatura aislada~ sino como ser social
que ve las consecuencias del comportamiento de otros seres humanos.
Con base en esas consecuencias observadas, puede juzgar si fa conse-
cuencia de su propio comportamiento es la justa. Dependiendo del esque-
ma COn el que se fortalece a los demás, puede percibir su propia expe-
riencia directa como un castigo, como un premio, o neutral. Una tercera
fuente de fortaleza es la capacidad del ser humano de observarse a sí
mismo. El hombre adopta determinadas normas de comportamiento y re-
acciona S€9ún su propia conducta" CBonin, 1983, p. 43).

38 Stanley Hall nace en Asfield, Massachusetts ello. de febrero de 1846 y muere el 24 de


abril de 1924 en Worcester. Massachusetts. Después de haber estudiado con Wilhelm
Wundt. en Leipsig, Alemania, de 1881 a 1888, Hall funda el primer laboratorio de psicolo-
gía experimental de Jos Estados Unidos, en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore.
Uno de sus principales seguidores fue John B. Watson, quien hizo de esta universidad la
cuna del conducfismo (Bonin, 1983).
La teoría del aprendizaje social de Bandura, también conocida co-
mo teoría social c;:ognitiva, establece que el aprendizaje se da por la inte-
gración de los dos tipos de reforzamiento (positivo y negativo) y por los
procesos cognitivos. En este modelo, el aprendizaje se da por observación
e imitación (aprendizaje vicario) y el comportamiento se encuentra de-
terminado por tres fuerzas: la conducta, el conocimiento y las influencias
ambientales. Este enfoque, pone énfasis en la capacidad de uno mismo
para llevar a cabo el cambio.

De esta manera, Bandura (en Dicaprio, 1989, p. 485) sostiene que


la mayor parte de nuestro aprendizaje se lleva a cabo a través del mode-
lamiento en un contexto social.
"Ciertamente, el aprendizaje puede ocurrir y ocurre por medio del ensa-
yo y error, con el reforzador que selecciona la conducta directa. El apren-
dizaje puede ocurrir y ocurre a través de nuestros propios esfuerzos, pe-
ro la proporción de ese aprendizaje es pequeña comparada con el apren-
dizaJe por observación. Podemos incluso afirmar que el aprendizaje direc-
to por medio de reforzadores hubiera arriesgado desde hace mucho ti-
empo la supervivencia humana. El aprendizaje directo por fa general es
muy lento y requiere ocasiones y condiciones apropiadas, las cuales por
lo regufar no están presentes cuando se requiere el aprendizaje. Obser-
var a un modelo efectuar conductas adaptativas y apropiadas conduce a
un aprendizaje rápido y a la evitación de errores costosos."

Esto implica que el aprendizaje es "vicariante", es decir, que el indi-


viduo es capaz de aprender por medio de la observación de un modelo
que demuestra ciertas habilidades y que luego es recompensado por esas
mismas habilidades.
"Para Bandura, era terriblemente ineficiente, sino prácticamente impo-
sible, enseñar habilidades complejas como conducir un automóvil, utili-
zando únicamente procedimientos de condicionamiento operante, donde
las conductas se «enseñan» o se refuerzan y se suministra el refuerzo
inmediatamente después de la ocurrencia de (a respuesta deseada. Al uti-
lizar este enfuque, el que en~eñu tiene que esperar la aparición de la res-
puesta correcta, como, por ejemplo, insertar la llave en el automovil, lo
cual ocurre por mero azar y es entonces, cuando se refuerza la respues-
ta. Dado que se necesitan Cientos de respuestas para conducir, este pro-
ceso podría llevar años. Adicionalmente, si el aprendiz llega a poner el
automovil en movimiento, y simplemente se espera a que de la respuesta
de frenado, podría resultar peligroso e ineficiente. Cuánto más fácil sería
si simplemente se enseñara al aprendiz cómo operar un auto, y entonces,
reforzarlo cuando demostrara fas hab¡{idades (Rimm y Cunmngham, 19-
88, p.p. 286-28 7 ).

En este enfoque, se requiere de la utilización de procesos cogniti-


vos, como es el caso de la actividad simbólica, que implica la formación
de representaciones imaginarias, conceptuales y verbales de los hechos,
de la gente y de los objetos, ya que estos símbolos son los mediadores en-
tre las situaciones que se experimentan y las reacciones y acciones que
despliega el individuo. De esta manera, Bandura considera al pensamien-
to como una "[ ... 1 conducta cuhierta autorreguladom. Esta se refiere a
formar símbolos cognoscitivos, arreglarlos y rearreglarlos" (Dicaprio, 19-
89, p. 4-85).

Conforme lo establece la teoría del aprendizaje social (Rimm y


Cunningham, 1988), la manera en que las personas evalúan las situacio-
nes, fijan sus expectativas, establecen pautas internas, recuerdan selecti-
vamente los eventos y ponen en acción rutinas de resolución de proble-
mas, implica que son capaces de observar y analizar su propia conducta,
debido a dos factores importantes:

l. Una gran parte del aprendizaje del ser humano es mediado por estruc-
turas cognitivas.

2. Por ello, los individuos responden princi"palmente a las representacio-


nes cognitivas que surgen del ambiente, atendiendo selectivamente e
interpretando los eventos, en vez de responder simplemente a las con-
secuencias ambientales, coma propone Skinner en el condicionamiento
operante.

La Terapia Conductual es una rama de la psicología aplicada que


enfatiza considerablemente en los principios del aprendizaje como pilares
para la adquisición y modificación de la conducta inadaptada. Rimm y
Cunningham (1988), consideran básicas las siguientes características de
la Terapia Conductual:

• Tiende a centrarse en los procesos conductuales o procesos más cerca-


nos a la conducta manifiesta.
• Se concentra en el aquí yen el ahora.

• Da poco crédito al insight histórico que ha sido relevante en el psicoa-


nálisis.

• Asume que las conductas inadaptadas son adquiridas, en gran parte,


por medio del aprendizaje, de la misma manera que cualquier conduc-
ta es aprendida.

• Establece objetivos terapéuticos específicos y bien definidos.

• Rechaza el enfoque tradicional de los rasgos de personalidad.

• Acentúa el valor de obtener apoyo empírico o científico para sus diver-


sas técnicas y métodos.

Las técnicas de la terapia conductual (ver Cuadro No. 5) pueden ser


categorizadas dependiendo del cambio que se necesite producir en los in-
dividuos:

A) Reforzar, desarrollar o mantener un comportamiento.

B) Reducir o eliminar un comportamiento inadecuado.

Para reforzar, desarrollar o mantener una conducta, dentro


de la Terapiá Conductal se utilizan distintas técnicas tales como:
1. El reforzamiento.
2. Los estímulos discriminativos.
3. El modelamiento.
4. El reforzamiento condicionado.
5. El entrenamiento de habilidades sociales.
6. El entrenamiento de habilidades cognitivas.
El reforzamiento, es un proceso por medio del cual se fortalece
una conducta por sus consecuencias. En el reforzamiento positivo una
recompensa se presenta después de que ocurre el comportamiento desea-
do. En el caso del reforzamiento negativo, la recompensa implica el eli-
minar o mmover un estímulo aversivo después de que se obtiene el com-
portamiento deseado.

Ambos reforzamientos difieren del castigo el cual se utiliza para re-


ducir la frecuencia de un comportamiento particular, mientras que el re-
forzamiento positivo y negativo tienen como propósito el incrementar
un comportamiento específico. Tanto el reforzamiento positivo como el
negativo son técnicas que se utilizan para enseñar habilidades y para
compensar los déficits de conducta y de aprendizaje.

Los reforzadores pueden ser tangibles (premios, oportunidad para


realizar un evento, eliminación de sanciones) o intangibles (elogio, sonri·
sa, aprobación). También pueden ser externos si se obtienen de otros o
bien internos si provienen de uno mismo. Es importante recordar que se
debe dirigir la atención solamente al comportamiento que se quiere in-
crementar y se debe individualizar el uso de las técnicas de acuerdo a las
preferencias de cada sujeto.

Para cambiar el comportamiento, también se utiliza la técnica de


entrenamiento en la discriminación de estímulos, por medio de la cual
se refuerza una respuesta particular en la presencia de cierto estímulo y
no se refuerza la misma respuesta en la presencia de otro estímulo, lo
que permite el aprendizaje discriminativo en el sentido de saber distin-
guir cómo y cuándo y bajo qué condiciones es adecuado emitir una res-
puesta específica y cuándo no lo es.

Existen tres técnicas para el entrenamiento de la discriminación co-


mo veremos a continuación:

• Moldeamiento: consiste en reforzar los avances logrados cuando no se


puede alcanzar de una sola vez la conducta deseada (aproximaciones
sucesivas).

• Desvanecimiento: implica un cambio gradual de un estímulo que con-


trola una respuesta para que eventualmente un estímulo nuevo alter-
nativo produzca la misma respuesta.

• Encadenamiento: se refiere a refuerzos más numerosos de estímulo-


respuesta que forman una compleja cadena de comportamiento.

El modelamiento es una técnica que consiste en la observación de


una secuencia particular de comportamientos con el propósito de produ-
cir un cambio en el comportamiento del observante. Se han identificado
tres tipos de modelamiento:

• Vivo, que consiste en observar a un modelo en vivo y trabajar en el


comportamiento deseado.

• Simbólico, donde se observa el modelo en el cine o vídeo o se imagina


uno mismo trabajando en el comportamiento deseado.

• Participante, en el cual se observa el comportamiento deseado y des-


pués se intenta el mismo comportamiento.

En 1986, Bandura (en Vitulano y Tebes, 1991) señala que el mode-


lamiento puede tener un gran número de efectos: adquisición de un nue-
vo comportamiento, adquisición de habilidades sociales, impacto de in-
fluencias ambientales, provocación de emociones específicas y desinhibi-
ción y extinción de comportamientos.
En el reforzamiento condicionado, un estímulo particular (refor-
zador condicionado) señala que el reforzador está próximo. Con el tiem-
po este reforzador condicionado se vuelve reforzante en sí mismo. Para
este tipo de reforzamiento, se han utilizado técnicas como la economía
de fichas, que es un programa de comportamiento que utiliza fichas de
manera sistemática, las cuales se pueden intercambiar por algún privile-
gio, a fin de lograr la conducta deseada.
En 1985, Hops (en Vitulano y Tebes, 1991), comenta en relación al
entrenamiento de habilidades socia/es, que se implementan técnicas de
cambio conductual en esta área, combinadas entre sÍ, como es el caso de
reforzamiento positivo, modelamiento, entrenamiento, juego de roles y
ensayo de comportamiento. Se utiliza habitualmente para el entrena-
miento de niños agresivos, antisociales, con retraso mental y rechazados
socialmente.
En el entrenamiento de habilidades cognitivas, se enseña el domi-
nio de técnica cognitivas mediacionales tales como oraciones correctivas
y verbalizaciones que ayudan a regular el comportamiento en distintas
situaciones; también se utiliza para disminuir la impulsividad, la agresivi-
dad o los miedos de la infancia.

En la mayoría de los programas de entrenamiento, las personas


utilizan oraciones propias para identificar el problema, generan solucÍo-
nes alternativas, deciden por una solución, evalúan el resultado de su
elección y se autorefuerzan.

A) Yl9'orzm-, ~~ <r r/WflLozer- = con~lierd<r.


• Reforzamiento.
• Estímulos discriminativos:
1) Moldeamiento.
2) Desvanecimiento.
3) Encadenamiento.
• Modelamiento.
1) Vivo.
2) Simbólico.
3) Participante.
• Reforzamiento condicionado.
• Entrenamiento de habilidades sociales.
• Entrenamiento de habilidades cognitivas.

• Extinción.
• Reforzamiento diferencial de otras conductas:
1) Refuerzo diferencial de otro comportamiento.
2) Refuerzo diferencial de comportamiento incompatible.
3) Refuerzo diferencial de baja frecuencia de ocurrencia de la con-
ducta indeseada.
• Castigo:
1) Sobrecorrección.
2) Tiempo fuera.
3) Costo de respuesta.
• Desensibilización:
1) La implosión.

En cuanto a las técnicas que se utilizan para reducir o eliminar una


conducta, se pueden señalar:
1. La extinción.
2. El reforzamiento diferencial de otras conductas.
3. El castigo.
4. La desensibilización.
La extinción se refiere al proceso por medio del cual el refuerzo es
retirado después de una respuesta para reducir la frecuencia de su ocu·
rrencia.

El reforzamiento diferencial de otras conductas (R.D.O.), es dado


por la no ocurrencia o bajo promedio de ocurrencia de la conducta pro-
blema. Existen tres tipos de refuerzo diferencial:

• Refuerzo diferencial de otro comportamiento, en el cual un sujeto es


reforzado cada vez que presenta otro comportamiento y no el com-
portamiento que deseamos extinguir.

• Refuerzo diferencial de comportamiento incompatible, donde un in-


dividuo es reforzado por emitir un comportamiento incompatible con
la conducta problema.

• Refuerzo diferencial de baja frecuencia de ocurrencia de la conducta


indeseada, mismo que permite que una persona sea reforzada por
emitir un bajo promedio del comportamiento problema durante un
tiempo específico.

En relación al castigo, existen diferentes técnicas que pueden ser


empleadas para implementarlo:

• Sobrecorrección, que consiste en restaurar el mal comportamiento o


el daño hecho y superarlo.

• Tiempo fuera (time out), en el que el sujeto es sacado del ambiente


donde ocurrió el mal comportamiento (que se presupone es un am-
biente reforzante) y es colocado en un ambiente restrictivo por un pe-
ríodo breve.

• Costo de respuesta, que implica eliminar un reforzador contingente-


mente a un mal comportamiento.

La desensibilización se refiere a una serie de entrenamientos para


reducir el miedo en las personas (fobias), exponiéndolas a un estímulo

J/7
condicionado. En la desensibilización sistemática, primero se establece
una jerarquía de miedos para tener mayor potencial de éxito, después se
le ayuda al sujeto a sentirse 'relajado (ya sea por medio del diálogo, juego
o dándole un privilegio). Una vez relajado el paciente, el terapeuta le pide
que imagine la escena menos angustiosa en la jerarquía de miedos y que
indique si la escena sigue siendo angustiante. Si continúa provocando ano
siedad, se le pide a la persona que se relaje por unos segundos y el proce-
dimiento se repite con la misma escena hasta que no produzca ansiedad
en tres ocasiones sucesivas. El terapeuta debe repetir este procedimiento
con cada escena tensionante sucesiva en la jerarquía hasta que el indivi-
duo no experimente tensión por los estimulas temidos.

Otra técnica alternativa a la desensibilización es la técnica implosi-


va, introducida por Thomas Stampf1 en 1961, que consiste en poner al
sujeto en contacto con el estímulo más temido en su jerarquía ya sea en
vivo o imagen hasta que su miedo se extinga.
"En la terapia implosiva, las escenas pueden empezar en cierto modo
como en la desensibilización, excepto en que los fterns usualmente son re-
lativamente altos en la jerarquía. Sin embargo, se presentan de inmedia-
to las escenas que tienen un contenido claramente psicoanalítico o freu-
diano. La idea es que la ansiedad no está sólo condicionada a señales
conscientes (al estilo de Wolpe(Goldfried), sino también, a señales incon-
scientes, que son en su gran mayoría reflejos de pensamientos, senti-
mientos e impulsos reprimidos. Los temas psicoanaliticos que el terapeu-
ta presenta, incluyen el aspecto oral, anal, los problemas sexuales, fa
agresión, el rechazo, las pérdidas del control del impulso o la culpa"
(Rimm y Cunningham, 1988, p. 304).

2.2.6.{jJ~

Es importante señalar que a finales de los años setentas, surge un


movimiento denominado "Medicina Conduct!-,al" o "Psicología de la Sa-
lud" 'que" es definido como "[... ] el·campo interdisciplinar relacionado con
el desarrollo y la integración del conocimiento y las técnicas de las cien-
cias conductuales y biomédicas relevantes para la salud y la enfermedad,
así como la aplicación de este conocimiento y estas técnicas a la preven-
ción, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación" CCarrobles y Go-
doy, 1991, pp. 9-10). Para la medicina conductual, la utilización de la
biorretroalimentación o biofeedback, es uno de los modos más eficaces
que permiten lograr la modificación de la conducta en los campos de los
problemas orgánicos o médicos, especialmente de las enfermedades cono-
cidas como psicosomáticas, incluyendo los trastornos neuromusculares y
el estrés.

A este respecto, Carrobles y Godoy (1991) comentan que la biorre-


troalimentación rompe con el paradigma cartesiano de la dicotomía en-
tre mente-cuerpo, al vincular por medio del ,aprendizaje al sistema nervi-
oso cerebro-espinal y al sistema neurovegetativo o sistema nervioso autó-
nomo, que originalmente se consideraban como sistemas totalmente se-
parados e independientes en su funcionamiento y, al enlazar al mismo
tiempo al condicionamiento clásico y al operante, que eran concebidos
como doctrinas opuestas ya que la primera involucra las respuestas refle-
jas (S.N.A.) y la segunda la voluntad del sujeto (S.N.C.).

Los antecedentes más importantes de la biorretroalimentación son


según estos autores los siguientes:

• Los trabajos iniciados a finales del siglo XIX por Tarchanoff, sobre el
control voluntario del latido cardiaco.

• Los trabajos de Bair a principios del siglo XX, sobre la posibilidad de


aprendizaje del control voluntario de la actividad neuromuscular cuan-
do se le facilita al sujeto información (feedback) sobre la misma.

• Las investigaciones realizadas en 1932 por Schultz yen 1925-1938 y


1939 por Jacobson sobre la relajación y sus procedimientos: el Entre-
namiento Autógeno y la Relajación Progresiva.

• Los trabajos sobre condicionamiento interoceptivo que se llevaron a


cabo por los fisiólogos y psicólogos rusos durante la primera mitad del
siglo XX (Kimble, 1962).

• Los estudios realizados en los años 50s sobr~ la Meditación Trascen-


dental y diversa formas meditativas orientales como la Meditación Zen,
que involucran el control voluntario de diversas funciones autónomas
como el ritmo cardiaco, el ritmo respiratorio etc.

Relacionado con este último punto es el hecho de que el doctor


Tomio Hirai (1994-) realizó un estudio científico donde correlacionó las
ondas eléctricas del cerebro humano con la práctica del zazen,39 llegando
a la conclusión de que este método "[ ... ] es la única manera de producir
inconscientemente, naturalmente, automáticamente, ondas de esta cate-
goría [ondas alfa]," que siempre fueron consideradas como involuntarias
(Deshimaruy Chauchard, 1993, p. 30).

Cabe señalar que la biorretroalimentación viene a confirmar lo que


por largo tiempo los yoguis orientales han sostenido controlar (ritmo
cardiaco, presión sanguínea, actividad gastrointestinal y secreción hor-
monal), ya que "[' ..l sus afirmaciones habían sido descartadas como im-
posibles por los científicos occidentales, cuyas teorías, como su experien-
cia personal, rechazaban esa posibilidad" (Walsh y Vaughan, 1980, p.
23).

"Desde hace cientos de años, en el mundo occidental se ha tenido noti-


cia reiterada de que en el lejano Oriente unos hombres llamados faqui-
res parecían estar dotados de manera incomprensibfe del poder de domi-
nar con la voluntad buena parte de lo que tradicionalmente se ha llama-
do, en los textos de anatomía que se usan en las facultades de medicina
de todas nuestras universidades, "el sistema nervioso autónomo", autó-
nomo justamente de los dictámenes de la voluntad. [Por medio de la bio-
rretroalimentaciónl, [, .. 1 el "sistema nervioso autónomo" ya no es autó-
nomo, y nunca fo había sido para estos extraños ascetas hindúes que ja-
más merecieron a lo largo de tanto tiempo ninguna consideración cientí-
fica especial y cuyas misteriosas facultades, que pareCÍan imposibles, o
sobrehumanas, se ha demostrado que, mediante el entrenamiento debi-
do, se encuentran al alcance de cualquier hombre normal" (Machado, 19-
75, pp. 29-30).

Ante estas consideraciones, podemos observar que a pesar de que


la corriente conductual no parte del supuesto de la utilización de la con-
ciencia para llevar a cabo sus procedimientos, con esta novedosa técnica,
está coadyuvando precisamente a la expansión de la misma, puesto que
está permitiendo que el sujeto "se de cuenta" de que es capaz de contro-
lar procesos internos de los cuales siempre se sintió ajeno y que, final-
mente, es un ser integral poseedor de potencialidades evolutivos.

39 El zazen es sentarse a practicar el zen o "proceso de concentración y absorción por


medio del cual la mente logra primero tranquilizarse y llegar a un punto de concentra-
ción poro después despertar" (Kapleau, 1988. p. 409).

100
Como pudimos observar, el conductismo clásico intentó eliminar de
sus postulados, las explicaciones psicológicas que se basaran en las varia-
bles de la personalidad y en todo lo que se derivara de la introspección y
sólo se centró en la conducta observable y en las causas de tipo ambien-
tal, considerando a los individuos como "c~as negras". Sin embargo, "[ ... ]
la victoria conductista sobre la cognisción distaba mucho de ser absolu-
ta" (Davidoff, 1987, p.13), por lo que años después, los teóricos del
aprendizaje cognoscitivo y social adoptaron las variables de la personali-
dad, así como los determinantes cognoscitivos de la conducta manifiesta
(Dicaprio, 1989). Este modelo, desarrollado principalmente por Beck en
la década de los 80s, estuvo influenciado por las ideas de Adler, Alexan-
der, Freud, Horney, Piaget, Ellis y Rogers.
«Estos nuevos psicólogos de fa mente, conocidos como psicólogos cog-
noscitivos, no rechazaban totalmente el conductismo. Tomaron el princi-
pio conductista clave: formular preguntas precisas y realizar investiga-
ción objetiva. Al mismo tiempo, se sentian en libertad de basarse en sus
propias introspecciones y en el estudio de los comentarios de los partici-
pantes en la investigación acerca de lo que surgía en sus mentes" (Davi-
doff, 1987, p. 14).

Los antecedentes inmediatos de esta nueva corriente son, por un


lado, la teoría y tecnología cibernética, que llevó al análisis del procesa-
miento de la información de los individuos como un símil de la progra-
mación de las máquinas capaces de procesar la información, conocidas
como computadoras y, por el otro lado, la lingüística moderna o ciencia
del lenguaje que cada vez estudiaba más los proceso simbólicos del pensa-
miento (Davidoff, 1987).

El objeto de la psicología cognitiva es estudiar la actividad humana


de un sujeto que busca, elige, interpreta, elabora, transforma, almacena
y reproduce la información proveniente del medio ambiente o del inte-
rior, a la luz de un propósito y, de acuerdo con él, planifica, programa,
ejecuta y corrige la acción en el proceso (feedback) o al término de la
misma.

A pesar de que muchos teóricos (Almendro, 1994; González, 1989)


consideran que las investigaciones de esta escuela se apoyan en el enfo-
que metodológico del positivismo lógico, por lo que estudian variables

701
que directamente no pueden observarse, pero que de alguna manera, se
puede concluir su existencia, estructura, proceso y cuantificación, par-
tiendo de las variables de estímulo y respuesta y, que por lo mismo el
cognoscitivismo, al igual que el conductismo, también parte de una con-
sideración racionalista de la vida, en la que no hay cabida para la con-
ciencia, pensamos, en contraposición a lo anterior, que precisamente la
tarea que lleva a cabo el paciente bajo este enfoque, es la de hacer con-
scientes sus propios procesos internos, a fin de que se produzca una mo-
dificación conductual, que lo conduzca al equilibrio, como veremos a lo
largo del presente apartado.

La misma etimología de la palabra "cognición" avala el argumento


anterior, ya que es el "[ .. .] término empleado para designar todos los
procesos que implican la acción de conocer. [El individuo] se inicia dán-
dose cuenta inmediata de la existencia de los objetos en la percepción, y
se extiende a toda clase de razonamientos[ ... ]". Lo mismo sucede con la
palabra "cognoscitivo", que se refiere "[ .. .] a los procesos comprendidos
en el conocimiento" (Warren, 1934, p.53).

Harter en 1977 y Wright en 1988 (en Petti, 1991), coinciden en


que en el modelo cognitivo, la conducta y los sentimientos están determi-
nados por la forma en que las personas estructuran las situaciones y los
eventos en su mente. Los pensamientos y las imágenes de un evento son
cogniciones que son modeladas al clasificarlas, interpretarlas y evaluar-
las, basándose en los esquemas, es decir, en las actitudes y supuestos su b-
yacentes que se han derivado de las experiencias previas. Los esquemas
se desarrollan durante la infancia y pueden ser adaptativos o desadapta-
tivos, universales o idiosincráticos, positivos o negativos.

Davidoff (1987), señala que existen tres premisa que comparten los
psicó lagos cognoscitivistas:

1. Se enfocan al estudio de los procesos, estructuras y funciones menta-


les, ya que consideran que la mente le da a la conduela su sabor distin-
tivamente humano.

2. Se dirigen hacia el conocimiento y las aplicaciones prácticas. (Si por


ejemplo, se comprende mejor todo lo relacionado con la memoria, se
podrá enseñar esté tópico óptimamente).

ID.:!
3. Consideran que la autoobservación o introspección y los autoinformes
(monitoreos) son útiles, aunque marcan una preferencia por los mé-
todos objetivos.

A continuación haremos un breve bosquejo de las principales apor-


taciones de la tendencia cognitiva-semántica representada principalmen-
te por Aaron Beck y Albert EUis, la cual da origen a la Terapia Cognitiva y
a la Terapia Racional-Emotiva, respectivamente, así como también se re-
visarán las bases y técnicas que sostienen a las Terapias Cognitivo-Con-
ductuales, que vinculan las aportaciones conductuales de Albert Bandura
con las de los teóricos de la corriente cognitiva-semántica.

El psiquiatra Aaron Beck pertenece junto con Albert Ellis a la línea


cognitiva-semántica. Esta área se sustenta en el principio de que es me-
nester que se modifiquen los patrones erróneos de pensamiento de los
individuos, así como sus premisas, asunciones y actitudes subyacentes a
estas cognisciones, ya que el contenido ideacional es lo que precisamente
envuelve el síntoma en las psicopatologías. Por esta razón, [... ] los tera-
peutas cognitivos intentan familiarizarse con el contenido del pensamien-
to, los estilos de pensamiento, los sentimientos y las conductas de los pa-
cientes con el fin de comprender sus interrelaciones. El enfoque está
orientado fenomenológicamente ya que el terapeuta intenta ver el mun-
do a través de los ojos del cliente" CMeichenbaum, 1988, p. 332).

Según Beck y Weishaar (1995), la Terapia Cognitiva se deriva de 3


fuentes principales:

1. La corriente fenomenológica, donde el punto de vista central descansa


en el self y en el mundo personal, por lo que se da un especial énfasis
en la experiencia subjetiva consciente.

2. La teoría estructural y la psicología profunda de Kant y Freud, espe-


cialmente en relación al concepto freudiano de la estructura jerárquica
de la cognición en los procesos primario y secundario de pensamiento.

3. La psicología cognitiva, sustentada en teóricos como George Kelly que


por primera vez comentó en 1955 acerca de los "constructos persona-

lOS
les" e hizo hincapié en el papel de las creencias en los cambios conduc-
tuales. También es el caso de las aportaciones de las teorías cognitivas
de la emoción como la de Magda Arnold en 1960 y la de Richard Laza-
rus en 1984-, quienes dan una mayor relevancia a las cogniciones
emocionales en los cambios conductuales.

De esta manera, Beck (en Meichenbaum, 1988) desarrolla una tera-


pia cognitiva que se centra en los procesos de pensamiento del cliente,
con un enfoque activo y estructurado que atiende a diversos desórdenes
psiquiátricos. Para comprender su teoría es menester definir tres concep-
tos básicos: 1) los eventos cognitivos, 2) los procesos cognitivos y 3) las
estructuras cognitivas.

Los eventos cognitivos, son la corriente de pensamientos e imáge-


nes que tiene el individuo, a la que con frecuencia no se le pone atención,
pero que con un cierto esfuerzo se pueden recuperar fácilmente. Beck
(en Meichenbaum, 1988) señala que estos pensamientos surgen en for-
ma automática, razón por la que los denomina "pensamientos automáti-
cos", ya que tienen la característica de ser vagos, amorfos e involunta-
rios, por lo que son difíciles de interrumpir.

Estos pensamientos se encuentran vinculados con una serie de


emociones que influyen en la conducta del individuo, como es el caso de
la depresión que se relaciona con la "triada cognitiva", en la que 1.- el su-
jeto tiene pensamientos negativos acerca de sí mismo ("soy estúpido, in-
competente etc."), 2.- cree que los demás también piensan lo mismo de él
("piensan que soy torpe, incapaz, etc.") y 3.- no puede ver las cosas me-
jor en el futuro ("terminaré quedándome sólo, no podré recurrir a nadie,
etc.").

Mientras que estos eventos cognitivos se relacionen con el conteni-


do de los pensamientos, imágenes y sentimientos que se asocian, los pro-
cesos cognitivos, tendrán que ver con la manera que piensa el individuo,
es decir, con el "cómo" lo hace, con la forma en que procesa la informa-
ción. Por ello, en 1979 Beck (en Petti, 1991) afirmó que las creencias y
actitudes disfuncionales, se convierten en reguladores silentes de la con-
ducta. Éstos sobrepasan el sentido común y las respuestas realistas dan-
do como resultado reacciones emocionales patológicas. Algunos tipos de
distorsiones cognitivas están asociados con la depresión; por ejemplo:

104
1. La inferencia arbitraria, que implica sacar conclusiones sin tener la
evidencia que l~s confirme, o aún teniendo evidencias que las contradi-
cen.

• Ejemplo: "esto es tan difícil que no podré hacerlo, mejor no lo inten-


t o.
"

2. La abstracción selectiva, que consiste en sacar los detalles del contex-


to, ignorando la información relevante para conceptualizar la expe-
riencia.

• Ejemplo: "me va a reprobar porque no le caigo bien" (esto lo deduce


porque no le preguntó el maestro cuando él sabía la respuesta).

3. La personalización, que es atribuirse a uno mismo la responsabilidad


por eventos externos sin bases para establecer una causalidad.

• Ejemplo: "yo soy culpable de que se peleen mis papás".

4. El pensamiento dicotómico absolutista, donde todas las experiencias


son colocadas en categorías extremas y el paciente generalmente elige
la más negativa.

• Ejemplo: "nunca aprenderé a hacer eso".

Las estructuras cognoscitivas pueden definirse como representa-


ciones mentales que se han almacenado gracias a la memoria y se han or-
ganizado en estructuras mentales. Son los esquemas, las asunciones im-
plícitas o las premisas, que determinan a qué eventos se presta atención
y cómo se interpretan éstos. Estas estructuras explican el establecimiento
de prioridades del procesamiento de la información de los individuos, ya
que permiten la rápida identificación de los estímulos, la resolución de
un problema y coadyuvan por lo general al logro de metas.

Beck (en Meichenbaum, 1988) indica que estos esquemas, pueden


extenderse a la información que el sujeto tiene de sí mismo, convirtién-
dose en "autoesquemas" relacionados con un "tema ideacional" determi-
nado que están al servicio del sí mismo. Por ello, sujetos que por ejemplo
son muy ansiosos, procesan la información bajo un esquema dominado
por ideas constantes de amenaza y peligro y, los sujetos depresivos pro-

106
cesan la información en un esquema de fracaso social y continuo recha-
zo.

La terapia cognitiva se sustenta en una teoría de la personalidad


que establece que así como uno piensa, en gran medida determina cómo
uno se siente y se comporta, es decir, el enfoque se basa en que nuestros
pensamientos y percepciones son el origen de la conducta. "Nuestra con-
ducta y sentimientos son motivados por pensamientos que tenemos, las
interpretaciones que hacemos acerca de nosotros mismos y de las situa-
ciones en que intervenimos" (Ehrlic, 1994, p. 75). También Petti (1991,
p. 831) señala que "las cogniciones son pensamientos e imágenes de un
evento, que son modeladas, clasificando, evaluando y dando significado al
evento, en base a actitudes o suposiciones preexistentes (esquemas) deri-
vadas de eventos anteriores."

La Terapia Cognitiva (T. C.), se sustenta en la hipótesis de que los


esquemas mentales están influenciados por la historia del desarrollo del
individuo (anterior a la aparición del trastorno) y, en situaciones estre-
santes, los esquemas negativos latentes resurgen al activarse por circuns-
tancias similares a la que originalmente provocó la distorsión, o bien por-
que el niño se enfrenta a una situación que sobrepasa sus capacidades de
afrontamiento. Es entonces cuando surgen los pensamientos automáti-
cos.

En el desarrollo normal del pensamiento se da un proceso autoco-


rrectivo que involucra el refinamiento de la percepción a través de pro-
barla con la realidad y con la experiencia previa, para después modificar-
la para que refleje la realidad de una manera más objetiva. Sin embargo,
cuando surgen los pensamientos automáticos, este proceso reflexivo y
autocorrectivo (conciencia), deja de funcionar y la persona podrá res-
ponder con un afecto exagerado, o bien con conductas desviadas.

Los pensamientos automáticos que son parcialmente accesibles a la


conciencia, son aceptados como verdaderos sin cuestionarlos, por lo que
al analizarlos con detenimiento es fácil encontrar distorsiones y errores
en su lógica. Los trastornos psiquiátricos ocurren cuando el paciente está
sensibilizado a estas situaciones que evocan las distorsiones cognitivas
(errores sistemáticos en el razonamiento).

lOÓ
La meta de la Terapia Cognitiva es aliviar los síntomas y prevenir
trastornos futuros. El terapeuta es activo y directivo, facilita la resolu-
ción de problemas sin dar él la solución. Al diagnosticar toma en cuenta
diferentes fuentes de información, juzga los antecedentes conocidos, de-
termina la naturaleza del problema y la mejor estrategia para su trata-
miento (Kendall, 1991).

Las técnicas que utiliza esta terapia, se basan en los siguientes pa-
sos:

• Identificar distorsiones y deficiencias.

• Probar la validez o invalidez de las mismas.

• Corregir las distorsiones y deficiencias.

Para cumplir con el procedimiento mencionado, se lleva a cabo un


monitoreo de los pensamientos negativos que surgen automáticamente
al presentarse una situación, el analizar las peores consecuencias que di-
cho evento puede traer y la posibilidad real de que ocurran, eliminando
fantasías y conceptos falsos acerca del ambiente y de uno mismo.

Al inicio, las estrategias del tratamiento están dirigidas a clarificar


el modelo de trabajo y la teoría, a definir el problema y a aliviar algunos
síntomas. Se entrena a los pacientes a identificar sus pensamientos auto-
máticos y a tratarlos como hipótesis que deben ser probadas. También es
crucial enumerar los problemas y las prioridades para el tratamiento.

El término empleado para designar el proceso por medio del cual


se enseña al paciente a usar el diálogo socrático40 para rebatir sus pensa-
mientos irracionales es el de descubrimiento guiado. En este procedi-
miento, primero se identifica una suposición errónea y posteriormente el
paciente y el terapeuta realizan un proceso de validación consistente en
determinar su aplicación universal, enumerar la evidencia que lo apoya y
evaluar 10$ pros y contras de modificar el supuesto.

40 El diálogo socráríco consiste en una serie de preguntas diseñadas con el fin de condu-

cir al sujeto a responder lógicamente en relación a las conclusiones basadas en una hi-
pótesis (Corsini y Wedding, 1995).

f07
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _"I_h_i'_'h_"_"_'_"_'_"'_" ''i'u

Bajo este enfoque, se pretende que el cambio conductual ocurra


cuando el sujeto desarrolle suposiciones más realistas, adaptativas y con-
gruentes, lo cual se espera suceda en un corto tiempo (aproximadamente
20 sesiones), con el fin de "[ .. .1 ayudar al cliente a hacerse consciente de
sus eventos, procesos y estructuras cognitivas, así como a cambiar la In-
fluencia de los mismos" (Meichenbaum, 1988, p" 338)"

Como se mencionó anteriormente, uno de los terapeutas semánti-


cos más relevante es Albert Ellis, quien después de practicar el psicoanáli-
sis desde los años 40s hasta mediados de los 50s, consideró que no im-
portaba cuánto insight hayan realizado sus clientes o que tan bien hayan
comprendido los eventos de su infancia temprana, ya que difícilmente de-
jaban de experimentar sus síntomas, además de que mantenían la ten-
dencia a crear otros nuevos" Ellis pensó que esto no se debía exlusiva-
mente a procesos irracionales derivados de la infancia, sino a que los
clientes también construyen demandas disfuncionales en ellos mismos y
en los demás, por lo que se mantienen adoctrinados con dichos coman"
dos a lo largo del tiempo, creando sus propias dificultades emocionales
(Ellis, 1995}

Por tal razón, Ellis desarrolló en los años 50s una teoría de la per-
sonalidad y un método psicoterapeutico denominado Terapia Racional-
Emotiva (T"RE), en la que se plantea una mayor tolerancia con sí mismo
y con las demás personas, combinado esta actitud con un cambio cogniti-
vo importante" EHis (1995) considera que sus procedimientos conllevan a
un progreso notable en unas pocas semanas, a diferencia de otros trata-
mientos que requieren de meses o años.

Ellis (1995) funda en 1959 el InSTituto de Terapia Racional-Emoti-


va en la ciudad de Nueva York, a cuya sede se encuentran afiliadas diver-
sas ciudades de los Estados Unidos y de otros países, como es el caso de
México" En esta institución, se imparten cursos de actualización, progra-
mas de entrenamiento individual y grupal a nivel de posgrado y, se edi-
ta, entre otros materiales, la Revista de Terapia Racional-Emotiva y Cog-
nitiva-ConductuaL

lOÓ'
Los orígenes filosóficos de la Terapia Racional-Emotiva, se remon-
tan a filósofos asiáticos como Confucio, Lao-Tse y Buda y, especialmente,
a los filósofos estoicos, particularmente Marco Aurelio y Epicteto, el cual
consideraba en el siglo primero d.c. que la gente no se encuentra pertur-
bada por sus pensamientos, sino por la manera en que estos se interpre-
tan (Ellis, 1995).

Albert Ellis (1995), señala que otro precursor relevante de esta co-
rriente es Alfred Adler, quien considera que el individuo no se encuentra
predeterminado por la información que adquiere del exterior, como
normalmente se cree, sino de acuerdo con la interpretación que el haga
de sí mismo y de sus problemas presentes, lo que a su vez va a determi-
nar sus relaciones con el mundo exterior. Esto significa, que el individuo
se encuentra autodeterminado por el "significado" que le da a sus experi-
encias.

En 1983, Ellis y Bernard (en Petti, 1991), señalan que a diferencia


de la Terapia Cognitiva de Beck, la Terapia Racional-Emotiva busca un
cambio permanente y profundo de la personalidad enfatizando el debate
activo con el paciente en relación a sus pensamientos irracionales y el he-
cho de enseñarle a evaluar sus acciones. Se enfoca en el núcleo del siste-
ma de creencias disfuncionales dentro de la estructura de una teoría in-
teractiva entre la personalidad y el desorden de la personalidad.

Los mismos autores comentan que en la Terapia Racional-Emotiva,


las creencias expresan valores y la percepción y evaluación personal de la
realidad y no la interpretación en sí misma. Las ~uposiciones compren-
den tanto a las interpretaciones hechas acerca de la realidad (que pueden
ser verdaderas o falsas) como a la evaluación de las interpretaciones, que
pueden a su vez, ser ponderadas en cuanto a su validez. Agregan que las
creencias irracionales son supuestos antiempíricos que se forman en la
niñez y que quedan fijados a la personalidad.

Esta terapia al igual que la cognitiva, busca modificar o reemplazar


enlaces cognoscitivos-emocionales disfuncionales y aminorar problemas
emocionales y conductuales específicos, proporcionando una amplia base
de habilidades y estrategias para resolver diferentes problemas durante y
después del tratamiento.

101
Según establece Sernard (en Petti, 1991), en la Terapia Racional-
Emotiva los trastornos emocionales ocurren cuando suceden algunos de
los siguIentes errores cognitivos:

1. Cuando se interpreta la percepción de una situación a través de una


distorsión empírica de la realidad.

2. Cuando se da una apreciación errónea de la interpretación debido a


una evaluación negativa de las inferencias respecto a la propia vida. Es-
te tipo de error es clave para entender los trastornos emocionales y
para el tratamiento, ya que una percepción distorsionada, no produce
niveles de ansiedad tan elevados si se evalúa adecuadamente.

Para modificar los enlaces cognitivos-emotivos disfuncionales a fin


de disminuir los problemas conductuales y emocionales, la Terapia Racio-
nal-Emotiva, plantea una serie de estrategias y habilidades denominadas
paradigma o modelo "ABe" del proceso terapéutico (Meichenbaum, 19-
88), en el que A representa un evento externo, S representa lo que se
piensa en relación a A y, C representa las respuestas conductuales y emo-
cionales ante A. Según este paradigma, S sigue a A y C sigue a S, por lo
que las ideas, conductas y emociones, se encuentran influenciadas por los
estímulos externos:

1. Un evento activador (A) se analiza a la luz de las creencias de la perso-


na (S).

2. Esta situación (8), que genera una respuesta emocional, también se


analiza en relación a sus consecuencias (C).

3. Se discute la situación durante la sesión.

4. Se cuestionan las hipótesis insostenibles, las creencias irracionales y los


supuestos imperativos que la persona sostiene sobre sí misma, el mun-
do, los otros y su medio ambiente.

5. Se obtiene una confianza renovada cuando los supuestos y las creen-


cias irrea'es sean reformuladas en otros más válidos, lo que da lugar a
cambios cognitivos, afectivos y conductuales.

Por lo tanto, el objetivo básico de la Terapia Racional-Emotiva es el


internalizar una filosofía de vida y estrategias cognitivas más racionales y

//0
realistas a través de poner a prueba las evaluaciones de las interpretacio-
nes que hace la persona. En 1983, Young (en Petti, 1991) afirma que en
el caso de niños y adolescentes, se pueden plantear objetivos más concre-
tos, como es el caso de que aprendan a autoaceptarse y a evaluar sus im-
perativos personales.

Bernard en 1988 (en Petti, 1991) señala que la Terapia Racional-


Emotiva requiere de tres etapas:

1. El desarrollo de la relación de trabajo terapéutico, a propósito del


cual el autor establece que no se requiere un alto nivel de rapport pa-
ra que el tratamiento sea exitoso.

2. La evaluación de las habilidades, que involucra la identificación de las


cognisciones, emociones y conductas disfuncionales; evaluándose las
fortalezas y debilidades cognitivas (estrategias de afrontamiento y de
resolución de problemas), el grado en el que el lenguaje controla la
conducta del individuo y su capacidad para tomar distancia de los pro-
blemas. También es necesario identificar las condiciones antecedentes
y consecuentes de la conducta problema y la severidad de éstas.
3. El desarrollo de las habilidades y la implementación de las mismas.
En el desarrollo de habilidades se entrena al sujeto a utilizar habili-
dades de resolución de problemas y a responsabilizarse y controlar sus
emociones, a través de un pensamiento racional. Con ello, se espera que
el paciente implemente estas nuevas habilidades para "pensar racional-
mente" fuera de las sesiones de terapia, para lo cual se pueden dejar ta-
reas y utilizar un sistema de reforzadores (en el caso de ser niño, con la
colaboración de los padres), a fin de lograr la conducta deseada.

Específicamente cuando el tratamiento se aplica a niños, a su vez


es menester ayudar a los padres a entender y sobrellevar las dificultades
de su hijo, para lo que es necesario que ellos también entiendan y mane-
jen sus creencias disfuncionales. Es por esto que a los padres, al mismo
tiempo se les asigna la tarea de que mejoren sus emociones, que distin-
gan las ideas racionales de las irracionales, que lleven a cabo cambios en
su conducta y que lean lit~ratura sobre el manejo de los niños.

fff
En el ámbito clínico, han sido dos las teorizaciones e investigacio-
nes que han contribuido al surgimiento de las Terapias Cognitivo-Con-
ductuales. Una línea deriva de la adecuación de los procedimientos de la
terapia de conducta basada en la teoría del aprendizaje, con autores co-
mo Julián Rotter, Alber Bandura, Walter Mischel, Michael Mahoney y Don
Meichenbaum y la segunda línea proviene de los hallazgos de los teóricos
cognitivos semánticos, como son George Kelly, Albert Ellis y Aaron Beck
(Meichenbaum, 1998).

Por ello, el término cognitivo-conductual representa una integra-


clOn de estrategias cognitivas, conductuales, afectivas y sociales para
cambiar los patrones de conducta de un individuo. Las estrategias cogni-
tivas-conductuales utilizan procedimientos interactivos así como inter-
venciones cognoscitivas para producir cambios en la manera de pensar,
sentir y comportarse.

Mientras que algunos terapeutas semánticos como Ellis, sostienen


que los disturbios emocionales y la conducta desadaptada derivan de
creencias irracionales y distorsiones cognitivas, los terapeutas cognitivo-
conductuales consideran que las cognisciones del cliente son únicamente
uno de los múltiples factores que coadyuvan a la etiología y manteni-
miento de la conducta anormal. Del mismo modo en que los terapeutas
conductuales han puesto en relieve el papel de los acontecimientos am-
bientales externos, especialmente las relaciones sociales de otros determi-
nantes de la conducta anormal, el terapeuta cognitivo-conductual ve es-
tos acontecimientos externos únicamente como uno de los componentes
del proceso.

Es por todo lo anterior, que los terapeutas cognitivo-conductuales


intentan hacer una "integración" de los puntos de interés de ambas es-
cuelas, a fin de combinar por un lado la comp.rensión clínica de los tera-
peutas semánticos, con la tecnología de los terapeutas de la conducta por
el otro lado (Meichenbaum, 1988).

Así, surge el enfoque cognitivo-conductual que se extiende a la


emoción, al sentimiento y al pensamiento del ser humano, basándose
propiamente en las destrezas y habilidades de los individuos sin tomar en
cuenta sus causas, por ello, la modificación cognitiva conductual se sus-
tenta en el cambio del comportamiento cognitivo y de sus procesos, co-
mo es el caso de las atribuciones, los conocimientos, los valores, las ex-
pectativas y las experiencias, los cuales influencían y afectan el comporta-
miento de los individuos.

Terapéuticamente, Kendall (1991) señala que las intervenciones


cognitivo-conductuales buscan proporcionar experiencias que atendiendo
al contenido, proceso y producto cognoscitivo, permitan al niño y al ado-
lescente, construir una estructura que tendrá una influencia positiva en
sus experiencias futuras. En este renglón, se intenta también el introdu-
cir cambios en el sistema familiar involucrando a los padres en el trata-
miento.

Petti (1991) establece que la meta de esta terapia es desarrollar


modelos eficientes y adaptativos para responder a situaciones problemá-
ticas, eliminando conductas inapropiadas; su objetivo primario es el de
desarrollar formas de respuesta adaptativas a situaciones problemáticas
y eliminar o reducir conductas inadaptadas o inapropiadas, por medio
del logro de la internalización del autocontrol y de las habilidades para
resolver problemas.

Tomando en cuanta lo anterior, en 1984, Cohen y Sleser (en Petti,


1991), señalan los siguientes factores que están relacionados con las ha-
bilidades de solución de problemas durante el desarrollo:

1. Se espera que los niños generen estrategias para solucionar problemas.

2. La discriminación y el análisis de los datos y la subsecuente planeación,


son aspectos característicos de la solución de problemas.

3. Los estilos de solución de problemas cambian a lo largo del desarrollo.

4. Con la edad, los niños se vuelven más reflexivos.

En 1988, Leahy (en Petti, 1991), comenta que es importante to-


mar en cuenta, que los niños preescolares o preoperacionales funcionan
en el aquí y el ahora, y por ello, son incapaces de planear en situaciones
de solución de problemas. Los niños en la época de las operaciones con-
cretas, pueden comprender la utilidad de usar estrategias para resolver
un problema, pero es fácil que pierdan la atención, o bien, que se enre-
den en la situación problemática y que pierdan los detalles del proceso;

ftS
es por esto que, para este nivel se recomienda utilizar estrategias mne-
motécnicas. Una vez que los niños llegan a la etapa de las operaciones
formales, ya pueden atender selectivamente a las tareas, razonar en for-
ma deductiva, emplear estrategias para solucionar problemas y aprender
estrategias que pueden ser utilizadas de una forma fiexible.

En relación a los individuos deprimidos, los terapeutas cognitivo-


conductuales se ocupan de los procesos intrapsíquicos de estos, consis-
tentes en experimentar "[ ... ] un humor disfórico caracterizado por senti-
mientos de tristeza, desvalimiento y desesperanza. Este humor puede
afectar los propios procesos de pensamiento [por lo que] los individuos
depresivos tienden a pensar más lentamente, prestan una atención selec-
tiva y recuerdan eventos depresivos negativos y, además, tienden a cul-
parse por los fracasos y errores, en lugar de buscar otras explicaciones
que incluyan factores situacionales" CMeichenbaum, 1988, p. 339).

Estos procesos intrapsíquicos de los sujetos deprimidos, por lo ge-


neral producen un impacto depresivo en otros, razón por la que tienden
a disgustar a los que los rodean, lo que conlleva la evitación y el rechazo
social, siendo estas reacciones sociales, las que confirman las creencias
iniciales que estas personas tienen acerca de su inutilidad, el miedo a las
pérdidas y al abandono. Con ello, crean inadvertidamente las diferentes
situaciones sociales que sostienen su conducta depresiva. "[ ... ] En suma,
los sentimientos, pensamientos, conductas y consecuencias sociales que
perciben los individuos, interactúan para mantener así un ciclo depresivo
auto-derrotista" CMeichenbaum, 1988, p. 340).

Como en las terapias anteriores, se requiere de un proceso de eva-


luación antes de comenzar el tratamiento. Es muy importante diferenciar
entre trastornos con síntomas interiorizados para elegir las estrategias;
por ejemplo, la depresión y la ansiedad, responden mejor cuando se tra-
baja con las percepciones erróneas, las expectativas y el estilo atribucio-
nal, mientras que los trastornos exteriorizados, responden bien a los mo-
delos en los que se da un entrenamiento en las técnicas de mediación
verbal, como por ejemplo, autocontrol, autoinstrucciones y, estrategias
refiexivas para solucionar problemas.

Los métodos básicos de las Terapias Cognitivo-Conductuales inclu-


yen el modelamiento, el juego de roles, las aplicación de contingencias
conductuales dentro del plan terapéutico, las terapias de habilidades de

174
afrontamiento, las terapias de resolución de problemas, el entrenamiento
auto-instructivo, así como los diferentes procedimientos de auto-controL
"Aunque existen diversas formas de poner en práctica la TCC, es posible
identificar algunas características en común. Las intervenciones de la T-
ce usualmente son actívas~ de tiempo limitado y considerablemente es-
tructuradas. La TCC está diseñada para ayudar al cliente a identificar,
hacer pruebas de realidad y correair las conceptualizaciones distorsiona-
das e inadecuadas y las creencias irracionales. Se exhorta al cliente a
examinar los efectos de las cognisciones y creencias a través de las asig-
naciones de tareas específicas o de las experiencias graduales en vivo. El
terapeuta de la TCC trabaja con el cliente para procesar las consecuen-
cias de estos experimentos personales y~ de esta manera~ llegar a cam-
biar los sentimientos y pensamientos de éste" (Meichenbaum, 1988, p.
345).

Para finalizar con este capítulo, es importante señalar que el con-


ductismo clásico así como ha tenido un gran auge, especialmente en los
Estados Unidos, también ha sido ampliamente criticado por considerárse-
le reduccionista, cientificista, mecanicista y por ende psicotecnológico,
imputándosele el hecho de que se ha olvido del ser humano, su objeto de
estudio. Kenneth MacCorquodale (1984-, p. 36), en este sentido comenta
que "[... ] cuando la ciencia descubre y enumera las variables que contro-
lan la conducta del hombre, éste no pierde su autonomía ni libertad, en
el peor de los casos descubre que tenía límites insospechados; no obstan-
te, no pierde nada de lo que una vez tuvo. Los límites son los impuestos
por las leyes de la naturaleza, no por las leyes de los científicos; [puesto
que] ningún científico puede crear realmente el control, solamente pue-
de revelarlo."

Sin embargo, como ya se comentó con antelación, el enfoque cog-


noscitivo, aunque no lo determina con estas palabras, se ocupa de que el
paciente o cliente esté alerta de sí mismo, de que rompa la inercia del au-
tomatismo y de que a través de una mayor expansión de la conciencia,
logre modificar las conductas que le son disfuncionales, por lo que es una
corriente que por medio de los cambios conscientes y volitivos de las cog-
nisciones, permite el restablecimiento de la salud mentaL

176
"La bIenaventuranza más pura
es la naturaleza innata del hombre u

117
8.1.§~

Brinckerhoff (1984, p. 48) comenta que tanto el modelo del desa·


rrollo humano freudiano como el conductista, se basan en premisas de·
terministas. "Los hombres pueden ser libres de hacer lo que quieran, pe·
ro sus elecciones se gobiernan por el impulso o el hábito; por los impul·
sos internos y a menudo inconscientes, o bien por las influencias amo
bientales (recompensas y castigos). Podemos hacer nuestra voluntad, pe·
ro la voluntad misma se determina por una combinación de factores bio-
lógicos y ambientales [.. .] Toda la ciencia, y la psicología [... ] se funda en
la creencia de que la conducta, ya sea a nivel atómico o humano, se de-
termina por condiciones antecedentes."

Frente al determinismo, naturalismo y materialismo" de las dos


primeras fuerzas de la psicología, surge la psicología humanista o tercera
fuerza, sustentándose en la filosofía existencialista de la postguerra y en
las corrientes fenomenológicas.· 2 Su objetivo es que el individuo desarro-
lle al máximo sus potencialidades y capacidades en "el ahora y el aqur',
sin importar lo que sucedió "allá y entonces" ni lo que sucederá "más
allá y después", por lo que persigue la autorrealización y que el indivi-

41 los rasgos distintivos del materialismo, según Novack (1987) son los siguientes:
• La existencia de la realidad es independiente de la existencia de la humanidad. la
materia es la sustancia primordial, la esencia de la realidad. Todo proviene de la ma-
teria y sus movimientos, y la materia es la base de todo, por lo que la naturaleza es la
fuente última de todo lo existente en el universo, inCluyendo los pensamientos del ser
humano.
La materia produce el pensamiento y éste nunca existe independiente de la materia.
La naturaleza existe independientemente del pensamiento, pero éste no puede existir
separado de la materia.
• Queda excluida la posibilidad de la existencia de Dios, espíritus, almas u otras entida-
des inmateriales que dirijan o influyan a la naturaleza, a la sociedad o al hombre.

42 En realidad, la concepción de dos puntos de vista radicalmente opuestos en relación


a la naturaleza humana. ha surgido desde los tiempos antiguos: uno que sostiene que el
hombre es la víctima de su destino (determinismo) y otra que parte de la base de su li-
bertad (voluntarismo). Es por ello que Gordon Allport (en Matson, 1984, p. 13) argumenta
que todas las teorías psicológicas de la actualidad "[ ... ] parecían orientadas hacia una
de las concepciones polares, las cuales, a riesgo de alguna simplificación histórica, !Ja-
maré las tradiciones lockeana y leibnitziana respectivamente f...]. Para locke, el orga-
nismo era reactivo cuando se estimulaba; para leibnitz era autopropulsado."
duo "llegue a ser lo que realmente es", para lo cual requiere de tomar
conciencia de sí mismo, responsabilizándose de su propia existencia.

La fenomenología que antecede a la psicología humanista, es una


escuela fundada por Edmundo Husserl," bajo la influencia de Franz Bren-
tano_ Husserl mantiene que el método filosófico debe prescindir de toda
presuposición y describir, sin hacer hipótesis, las esencias que se ofrecen
al pensamiento_ De esta manera, Husserl pretende describir los fenóme-
nos, especialmente los ideales y, para ello, la forma de conocimiento que
utiliza es la intuición (Xirau, 1964). Por lo tanto, la fenomenología hace
uso de un solo método, T .. ] cuya norma es dejar que las cosas mismas
se hagan patentes en su esencial contenido, mediante una mirada intuiti-
va y reveladora, en el más íntimo y fiel contacto sintonizante con la obje-
tividad real" (Hirschberger, 1963).

Es importante aclarar que lo que inspiró a la fenomenología fue la


presuposición de un ser consciente y activo que vive la experiencia (vi-
vencia), a diferencia del empirismo como antecedente del conductismo, el
cual toma la experiencia no en relación a la persona sino en términos de
la observación externa (Matson, 1984).

La filosofía fenomenológica de Husserl repercutió en el pensamien-


to psicológico de principios de siglo: la relación que existe entre la filoso-
fía fenomenológica y la psicología fenomenológica es que la primera se
encarga de las leyes causales o genéticas que explican lo que la segunda
meramente describe (Runes, 1960). Desde el punto de vista psicológico
y, específicamente dentro de la psicología clínica, El modelo fenomenoló-
gico afirma que "[ ... ] la conducta de cada ser humano en cualquier mo-
mento está determinada principalmente por la percepción del mundo
que tenga el individuo [... por ello], cada persona es única [...y, por ende]
la perspectiva de la realidad de cada persona es un poco diferente de la
de los demás, [... por lo que] la conducta de cada persona refleja esa pers-

~3 Husserl nació en Prossnitz, ,'Aorav,e (emonces Austria) en 1859, estudió f:sico, matemáTi-
cas y astronomía en Leipzig y posre:"IOrmente filosofía con Bremano. Inauguro el método
fenomenológico en 1900 con su obra principal Investigaciones lógicos. Su segunda gran
obra publicada er 1913 se cenomrno Ideos relativas a uno fenomenología puro y una fi-
/osofía fenomenológrco. Fue maestro en Friburgo de Brisgovia donde murió en 1938 (Hirs-
chberger, 1963; Fischl, 1994,1.

1.20
pectiva (cambiante) conforme se da de un momento a otro" (Bernstein y
Nietzel, 1988, p. 79).

El existencialismo por su parte, tiene sus más remotas raíces en el


pensamiento de Soeren Kierkegaard" como una necesidad de romper con
la filosofía tradicional que hasta entonces imperaba y, especialmente, co-
mo protesta ante los postulados hegelianos,45 en los que la especulación
metafísica sobre el ser como totalidad y sus relaciones frente al hombre
y su espíritu, eran considerados por Kierkegaard como pensamientos abs-
tractos que dejaban fuera la existencia, es decir, el modo mismo de ser
del hombre 46 (Hirschberger, 1963; Marías, 1985).

Kierkegaard (en May, Angel y Ellenberger, 1977, p. 29) considera a


Hegel, como "el totalitarismo de la razón", puesto que identifica la ver-
dad abstracta con la realidad, argumentando que "[ ... ] la verdad sólo
existe en la medida en que la produce el individuo en el curso de la ac-
ción."

44 Kierkegaard nace en 1813 en Copenhague, fue el último de ocho hijos de un rico co-
merciante. Estudió teología por deseo de su padre sin ejercer como eclesiástico, y se de-
dicó a estudiar filosofía, doctorándose en 1841. Rompió con la iglesia cristiana y se volcó
contra ena hasta el final de su vida. Después de períodos de gran creatividad. le seguían
otros de profunda depresión, por lo que mostraba un perfil maníaco-depresIvo. Muere en
Dinamarca en 1855 (FischL 1994).

45 George Wilhelm friedrich Hegel nació en Stuttgart, Alemania en 1770 en el seno de

una familia burguesa protestante y estudió teología así como filosofía. SJS principales
obras son Fenomenología del espíritu y Ciencia de lo lógico. Llegó a ser rector de la Uni-
versidad de Berlín '{ murió por una epidemia de cólera en dicha ciudad el . 4 de noviem-
bre de 1831 a la edad de 61 años. Su obra es considerada como la culminación del
idealismo alemán (Morías, 1985).

46 "Para Hegel, la realidad es el absoluto, que existe en una evolUCión dialéctica de ca-
rácter lógico, racional. Según su famoso afirmación, todo 10 real es racional y todo lo ra-
cional es real. Todo lo que existe es un momento de ese absoluto, un estadio de esa evo-
lución dialéctica, que culmina en la filosofía, donde el espíritu absoluto se posee o sí mis-
mo en el saber" (Morías, 1985, p. 309). Hegel se refiere a la lógica como un sistema de
"rozón pura", es decir, como el reino del puro pensamiento, el cual es la "verdad" y le
compete originalmente a Dios, antes del surgimiento de cualquier espíritu finito.

1.21
Rollo May comenta que tanto Kierkegaard como los existencialistas
posteriores a él, no estaban de acuerdo con las tendencias racionalistas e
idealistas que "[. .. ] querían ver en el hombre nada más que un sujeto ·es
decir, un ser que sólo tenía realidad en cuanto ente pensante- [. .. ] La
existencia se puede «existir» (sentir, vivir), pero na se puede decir. Tan
pronto como [... se le] traslada a conceptos lógicos, se extingue" (Fischl,
1994, p. 496).

Otro exponente relevante que contribuyó al movimiento existen-


cialista de esa época fue Karl Marx:? quien promueve un materialismo di-
aléctico (no hegeliano) bajo el escenario histórico en el que tanto los in-
dividuos como los grupos le dan realidad a la verdad. Marx se manifiesta
en contra del industrialismo moderno que en aras de una economía capi-
talista, que beneficia a los que detentan el capital y el poder, utiliza a la
clase trabajadora convirtiéndola en seres deshumanizados que tan solo
deben producir para el mantenimiento del sistema sin importar su perso-
na.

Posteriormente, un nuevo impulso del existencialismo fue propicia-


do por el movimiento de la "filosofía de la vida" de Friedrich Nietzsche:s
quien al igual que Kierkegaard, estaba en contra del pensamiento racio-
nalista hegeliano y del intelectualismo que lo antecedía. "Nunca antes, co-
mo hasta Nietzsche, irrumpe la individualidad de una existencia humana
concreta en el campo del pensar filosófico" (Noriega, 1996, p. 5). Niet-
zsche (1981) critica -incluso su propia vida- y rompe los valores sociales,
psicológicos y religiosos que prevalecen en su momento histórico occi-
dental. Lucha por la destrucción del hombre "masa" robotizado por la

<.7 Kar[ Marx, nació en 18iS er, Tréverís, Alemania, junto a Mosela, fue hijo de un abogado

judío. Estudió filosofía, historio, sociología y economía. Su obra inicialmente se vio influen-
ciada por Hegel y postenormente por su amigo Friedrich Engels. Muere en 1883 ;Hirs-
chberger, 1963,1.

48 Federico Guillermo Nietzsche, ncCló en : 844 en Rocken, Alemania, ce~ca de Leipzig,


como hijo de una familia de postores protestantes. Cursó filología clásica er Son n y en
Leipzig ¡la filología es ,o ciencia que estudia las ienguas y las obras literarias producidos
en ellas desde un punto de vLsta erudito), donde se entusiasmó con la filosofía de Scho-
penhauer. A los 24 eños, enseñe filología en la Universidad de Sosileo, donde conoció a
J. Burckardt Pcdeciendo siempre de una salud inestable, er 1889 sufrió un trastorno men-
tal y murió en 1900 (Sernc, 1980)

12.2
cultura, propugnando por su libertad, por lo que se impone la tarea de
rescatar al ser humano a través de su obra.

La liberación para Nietzsche, significa utilizar la "voluntad de po-


der", es decir, destruir todos los valores existentes. Para él, "romper con
las ataduras" preconcebidas por una cultura, implica ser sí mismo a tra-
vés de la reflexión 49 y "hacerse consciente" de sus propias limitaciones,
dolores, sufrimientos y debilidades. Llegar al sí mismo, no como la suma-
toria de las condiciones sociales de existencia, sino a un sí mismo autoli-
mitado y capaz de crearse o reconstruirse, sin caer en el "vicio" de crear
nuevos valores, que finalmente serían nuevos prejuicios y ataduras a su
libertad, por lo que se debe ser inmune a los valores a través del sentido
del "antivalor)).

Para Nietzsche (1957, p. 45), "el hombre es algo que debe ser su-
perado", por lo que es conveniente pasar del "hombre masa o rebaño" al
ser creador e individual con una nueva conciencia; llegar al "superhom-
bre"
"El hombre que no tiene prejuicios, aquel que no vive con estigmas y en
sí mismo vive por igual con la pureza y la impureza, necesariamente lIe-
ga a ser océano para poder recibir una corriente impura sin mancharse.
He aquí este océano: el superhombre [.. .]. Los espíritus libres somos ya
una transmutación de todos los valores [...] El hombre es una cuerda ten-
dida entre el animal y el superhombre; una cuerda tendida sobre el abis-
mo."

Un siglo después de los planteamientos de Kierkegaard, en Alema-


nia, Martin Heidegger,'O bajo la influencia de su maestro Edmundo Hu-
sser, de quien se convierte en asistente, es considerado junto con Karl

49 Nietzsche denomina a esta reflexión "reflexión a través del martillo", ya que con ella, el

sujeto lleva a cabo un desprendimiento de las envolturas que lo aprisionan y que no le


permiten conocerse a sí mismo.

so Heidegger nace en 1889 en Messkirch (Baden), Alemania, en un ambiente campesino.


Fue hijo de un sacristán católico. motivo por el que fue novicio jesuita por un tiempo. Es-
tudió teología y posteriormente filosofía en Fnburgo de Bnsgovia, doctorándose en 1913
(Fischl, 1994).

t2S
Jaspers,51 como el iniciador oficial de la filosofía existencialista. El método
fenomenológico de Husserl le permite ver a Heidegger al hombre como es
realmente y no como un "espíritu absoluto" a la manera tradicional, por
lo que el ser humano individual "[... ] como «existencia», [es] «arroja-
do» al mundo y confrontado, desde un principio, con el hecho de su fin,
de la muerte. La existencia es [... ] un «ser hacia la muert€», no por la
voluntad de la muerte, sino más bien en el sentido de que toda la vida se
dirige finalmente hacia la muerte" (Quitman, 1989, p. 61). Este temor a
la muerte es lo que subraya la finitud de la propia existencia y la necesi-
dad, por ende, de buscar la libertad a través de la "elección" y la "deci-
sión" del individuo.

Heidegger parte de la base de que el ser humano no se encuentra


consigo mismo, sino que permanece "anónimo" a sí mismo, simplemente
está "caído en el mundo", por lo que su labor es emerger de esta confu-
sión y "convertirse en él mismo". De ahí que el miedo para este autor,
tiene el aspecto positivo de hacer reflexionar al ser humano sobre su fini-
tud y enajenación, empujándolo a descubrir lo que realmente es."

El existencialismo que se preocupa fundamentalmente por la onto-


logía o ciencia del ser, tiene otros expositores relevantes, COr10 Ortega y
Gasset, Marcel Proust, Bergson, Albert Camus, Jean Paul Sartre, Si mane
de Beauvoir y Maurice Merleau-Ponty, entre otros (Sartre, 1946), quie-
nes siguieron aportando a esta corriente nuevas ideas, enriqueciendo
este fértil campo. Los estragos de la Segunda Guerra Mundial y el deseo
de reivindicar al ser humano frente a su decadencia y destrucción, permi-
tieron que los postulados existencialistas se diseminaran rápidamente
por todo el mundo y que tomaran gran fuerza tanto entre los filósofos

s Jasper nace en 1883 en Qldenburg, Alemanic, proceciendo de una rcnlio de fu:'c'o-


norias. Estudió medicina doctorándose en 1909, se dedicó al estudio de la p5iCOpC-010-
gía y en 1916 fue nombrado profesor de diche disciplina en le Universidad de Hedei-
berg. Por su gran conocimiento de filosofía, en 1921 comenzó a dar clases en.c Fec:.. 7ad
de Filosofía de dicha universidad y en 1948 se le otorgó el premio de 10 paz oe los Iibr2~os
alemanes (FischL 1994).

52 Para mayor profundización sobre el tema, ver Marrin Heidegger (1927). El ser y el - :11-
QQ. México: Fondo de Cultura Económica.
contemporáneos como entre los estudiosos de distintas áreas, como es el
caso de la psicología, la sociología, la antropología, la política y el arte.

Helmut Quitman (1989) agrupa las aportaciones centrales de la fi- .


losona existencia lista y de la fenomenología como se aprecia a continua-
ción:

• Miedo y libertad como dos caras de la existencia humana. La amena-


za y el miedo por la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, es una
condición necesaria para que el ser humano busque su libertad como
componente de su existencia.

• Elección y decisión. Es el albedrío más representativo de la libertad del


ser humano.

• Responsabilidad. Hay un rechazo de la autoridad superior ya que la


única autoridad reconocida es la del propio ser humano, por lo que só-
lo en él recae la responsabilidad de su existencia.

• Condición del presente. El ser humano debe actuar intencionalmente


en el presente anticipándose al futuro, dándole con ello sentido a la
existencia.

• Estar en el mundo. La existencia del hombre no es concebible sin el


mundo que le rodea y viceversa.

Como se comentó inicialmente, la fusión entre la filosofía existen-


cialista y la fenomenología dio origen a la psicología humanista. La Ame-
rican Association of Humanistic Psichology (A.A.H.P.) -Asociación Ameri-
cana de Psicología Humanista-, presidida por Abraham Maslow, en 1962
fue fundada con el apoyo de Charlotle Bülher y James Bugental, entre
otros, por miembros tan destacados como Gordon, W. Allport, Heinz Ans-
bacher, Kurt GoIdstein, Madley Cantril, Rollo May, Lewis Mumford, Henry
A. Murray, David Riesman, Carl A. Rogers y Ernest G. Schachtel (Matson,
1984).

La A.H.P. (ya que posteriormente perdió el prefijo "American"), de-


finió a la psicología humanista como "la tercera rama fundamental del
campo general de la psicología (las dos ya existentes son la psicoanalítica
y la conductista) y como tal trata en primer término de las capacidades y
potenciales humanos que no tienen lugar sistemático ni en la teoría posi-

/20
tivista ni en la conductista, o en la teoría clásica del psicoanálisis" (Quit-
man, 1989, p.29).

Posteriormente, en 1963, la A.H.P. agregó que "el enfoque huma-


nista es fundamentalmente una orientación hacia la totalidad de la psico-
logía más que hacia una rama o escuela específica. Se fundamenta en el
respeto por la valoración de las personas, respeto por los distintos enfo-
ques, apertura hacia métodos aceptables e interés en la exploración de
nuevos aspectos de la conducta humana. Como tercera fuerza de la psi-
cología contemporánea, ésta se ocupa de temas que tienen poca relevan-
cia en las teorías y sistemas existentes, ej., amor, creatividad, self, desa-
rrollo, salud, organismo, gratificación de necesidades básicas, autoactuali-
zación, valores superiores, ser, espontaneidad, autonomía, responsabili-
dad, significado, experiencias trascendentales, experiencias cumbre, valor,
así como de conceptos relacionados" (González, 1995, p. 16).

En general, para los psicólogos humanistas, el hombre es natural-


mente bueno y posee una naturaleza individual, que es única e irrepeti-
ble. El ambiente no es quien lo moldea, como afirman los conductistas, si-
no algo que le impide o le permite, en mayor o menor grado, desarrollar
sus capacidades individuales. Por ser cada hombre distinto a los demás,
no se le debe de incluir en conceptos o esquemas preestablecidos, por
medio de los cuales se pretenda dar explicación de sus conductas a nivel
masivo, por lo que se utilizan los estudios "nomotéticos" (test, escalas,
etc.) en forma parcial, dándole relevancia al método "ideográfico", el cual
atiende a lo típico de cada persona (diarios, cartas, grafología, preguntas
directas, etc.).

Lo anterior es corroborado por Rollo May cuando argumenta que


"[... ] el nuevo conocimiento del hombre, debido al análisis existencial de
Heidegger, se funda en la nueva idea de que al hombre no se le puede
comprender aplicándole ningún cliché teórico, mecanicista, biológico o
psicológico" (May, Angel y Ellenberger, 1977, p. 20).

Dentro de la corriente de la psicología humanista, han destacado


exponentes como Erich Fromm, Karen Horney, Cad Rogers, Abraham
Maslow, Gordon Alport, Angyal, Búhler, Maustakas, Combs, Rollo May,
Kurt Goldstein, Martin Buber, Víctor Frankl, Igor Caruso, Asch, Kelly
Contril, Fritz Peds, Lecky y Jourard, entre otros.

12Ó
Sin embargo, cabe aclarar que Cad G. jung, a pesar de haberse for-
mado bajo la tutela de Sigmund Freud en la escuela psicoanalítica, es un
gran humanista y más que eso, un pionero de la psicología transperso-
nal, como veremos en el Capítulo 4. Baudouin (1967, p. 278) comenta
que "[ ... ] el humanismo de jung es profundamente persona lista. El hom-
bre, en el pleno sentido de la palabra, es el sí mismo; que no se despren-
de, en cada uno, hasta el final del «proceso de individuación,," y señala
que el resquebrajamiento del humanismo es "el poder creciente de las
masas, la «masificación" [Nietzsche] de la que el mundo entero nos
muestra el espectáculo y contra la que jung [... ] se ha creído el deber de
advertirnos en términos patéticos."
"En la masa el hombre inconscientemente desciende a un nivel moral e
intelectual inferior, al nivel existente siempre por debajo del umbral de
la conciencia" (Jung, 1940, p. 32).

La psicología humanista no conforma una sola teoría específica,


debido a que existen diversos modelos según sus exponentes, aunque de
fondo, todos ellos se sustentan en similares estructuras psico-filosóficas,
antropológicas y pedagógicas.
En este capítulo, se describirán las principales aportaciones de al-
gunos representantes del modelo humanista-existencial, con el fin de co-
nocer sus teorías. Comenzaremos por Erich Fromm, que a pesar de ser
psicoanalista de origen, revisa la doctrina psicoanalítica, se opone a mu-
chos de sus postulados y, a manera de transición, plantea las bases de un
psicoanálisis humanista-social que concuerda con la postura central de
los teóricos del humanismo. Posteriormente, estudiaremos a Kurt Golds-
tein, considerado "padre" de la psicología humanista y a Cad Rogers y su
psicoterapia conversacional.

Erich Pinchas Fromm fue hijo único dentro de un hogar judío orto-
doxo. Nació en Francfort del Meno, Alemania, el 23 de marzo de 1900.
Su madre fue Rosa (Krause) Fromm y su padre, Naftalí Fromm, quien era
comerciante de vinos, aunque siempre manifestó el deseo de haber sido
rabino. Los antepasados por la línea paterna de Fromm eran famosos

127
dentro de la tradición judía, como fue el caso de su bisabuelo el rabino
de Würzburg y de su abuelo Seligmann Pinchas Fromm, de quien heredó
uno de sus nombres. Erich Fromm, desde muy temprana edad recibió ins-
trucciones en el estudio del Talmud S3 por su tío abuelo materno, razón
por la que "soñaba ser talmudista" (Funk, 1987), pero su madre no le
permitió mudarse a la lejana Lituania a continuar sus estudios talmúdi-
cos, ya que tendía a sobre protegerlo igual que su padre.

Erich Fromm estudió dos semestres de derecho, posteriormente so-


ciología (ocasión en la que tuvo como maestro a Alfred Weber, hermano
de Max Weber), psicología y filosofía en la ciudad de Hidelberg y en 1922
obtuvo el Doctorado en Filosofía, cuya tesis para alcanzar el grado se in-
tituló "La ley judía". Fromm vivió los estragos de la Primera y Segunda
Guerras Mundiales, siendo testigo de la deshumanización, la tragedia y la
muerte.

El rabino Nehemia Anton Nóbel fue uno de los maestros más rele-
vantes para Fromm, debido a que le resultaba una mezcla de "erudición
talmúdica, de talento místico y de amor a Goethe" (Schole, en Funk, 19-
87, p. 45). Fromm continuó sus estudios del Talmud con Franz Rabinkow
en Hidelberg bajo una interpretación humanista del judaísmo, que invo-
lucraba el hecho de ver al hombre en su capacidad biofilica, en su capaci-
dad para el amor, para la autonomía, para orientarse productivamente,
para el bien, para el humanitarismo y para la libertad. Cuando Fromm se
encontraba en Munich en 1926, formándose como psicoanalista, se sepa-
ró del judaísmo ortodoxo y se declaró partidario de "un humanismo no
teista" (Funk, 1987), tendencia que influyó en toda su obra.

En 1924, Fromm conoció a la psiquiatra Frieda Reichmann, diez


años mayor que él y, a su vez incursionó por primera vez en el psicoaná-
lisis. Ella fue su primer analista y después de dos años se convirtió en su
esposa, motivo por el que se psicoanalizó posteriormente con Karl Landa-

53 La pclabra Talmuc viene del ca ideo "instrucción" y es el codigo fundamental del de-
recho judío civil y canónico, que complementa la Biblia y represento une labor de más
de setecientos años. Los temas que quedan comprendidos en éi son: agricultura, fiestas,
mujeres (incluyendo el mctr;monio y el divorcio), derecho civ:l y penal, ofrendas sagra-
das (culto sacrificial, servicios del Templo, etc.jl y purificaciones (Pike, 1951: $mith, 1988).

126'
uer y en Munich con Wilhelm Wittenber. Fromm culminó su formación
psicoanalítica en .el Instituto de Berlín con Hans Sachs54 entre 1929 y 19-
30, donde conoció a Karen Horney y a Wilheim Reich. En esta época, Fro-
mm, al igual que Reich, trataba de entrelazar el psicoanálisis con el mar-
xismo, ya que la psicología de la religión, junto con el interés por una psi-
cología social de orientación marxista, fue para Fromm un punto central
en su trabajo (Funk, 1987).

Fue en este momento cuando Fromm rechaza más abiertamente,


junto con Karen Horney y Sullivan Stak, los conceptos libidinales freu-
dianos, incluyendo la significación central del complejo de Edipo en la
teoría y en la práctica psicoanalítica y adopta un punto de vista diferente
en cuanto a la naturaleza del hombre y a sus relaciones con la sociedad.
Por tal motivo, estos autores pertenecen a la llamada "escuela cultural o
cultura lista" y, en particular a Fromm, se le ha considerado como psicoa-
nalista con orientación humanista y científico social debido a su labor co-
mo escritor, docente y político.

Fromm define a su teoría combinatoria de psicología social y aná-


lisis, como aquella que permite "a partir de su estructura socioeconómi-
ca, la estructura de las pulsiones, la postura libidinal -en gran medida in-
consciente- de un grupo" y agrega que la familia actúa como una ins-
tancia mediadora en este proceso de formación de la estructura pulsional
al comentar que "l.,,] la familia es el medio a través del cual la sociedad,
es decir la clase, imprime al niño -y con ello al adulto- la estructura espe-
cífica que a ella le corresponde; la familia es el agente psicológico de la
sociedad." (Funk, 1987, p. UD).

Erich Fromm emigra a Nueva York en 1934, durante la gran depre-


sión y en 1941 adopta la ciudadanía norteamericana, casándose poco an-
tes por segunda vez con Henny Gurland, quien falleció en 1952. Conti-
núa trabajando con Sullivan y Horney y en 1943 se retira, junto con el
grupo de Horney de la Sociedad Psicoana\ític~ de Nueva York y funda el
Instituto WilIiam Alanson White en la misma ciudad.

54 Hans Sachs, fue uno de los seis hombres de mayor confianza de freud por lo que for-

maba parte del "Comité" psicoanalítico (Funk, 1987).


Se traslada a la ciudad de México en 1949 ya partir de 1951 fun-
ge como profesor extraordinario de la Facultad de Medicina de la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México yen 1956 funda la Sociedad Psico-
analítica Mexicana (que hasta la fecha continúa formando psicoanalistas
de corte frommiano) y cambia su residencia a la ciudad de Cuernavaca,
donde vive hasta 1967 con Annis Freeman, su tercera esposa.

Fromm tuvo una gran actividad política en los Estados Unidos, for-
mando parte incluso en la campaña de McCarthy a la presidencia en
1968 -la cual perdió para darle acceso a Nixon-. Esta última experiencia
lo llevó a escribir La revolución de la esperanza (1968), donde plantea
la encrucijada en la que se encuentra el ser humano: por una parte, sien-
do una pieza del gran engranaje mecanizado de la sociedad y por la otra,
constituyendo el nódulo esperanzador del renacimiento humanista.

Después de algunos problemas de salud, Fromm se fue a radicar a


Tessin, Suiza, a fin de continuar escribiendo y el 18 de marzo de 1980
falleció a consecuencia de un tercer infarto.

Desde el punto de vista humanista, Fromm escribe extensamente


sobre lo que significa ser humano y teoriza respecto de la personalidad,
el desarrollo y el funcionamiento óptimo del individuo. Como se mencio-
nó anteriormente, Fromm está en desacuerdo con Freud respecto a la
teoría instintiva de la libido, puesto que considera que los mecanismos
que el ser humano utiliza para adaptarse en la vida no son instintivos, si-
no que dependen del aprendizaje, de la herencia cultural, de las tradicio-
nes, de las costumbres y de los valores, por lo que las pasiones, angus-
tias y sufrimientos del hombre son un producto cultural (Fromm, 1941).

De este postulado parte para establecer que la neurosis, por ende,


es el resultado de las presiones a las que se somete el individuo para al-
canzar cada vez nuevas metas encumbradas por la cultura y al mismo
tiempo debido a las limitaciones impuestas por ésta para que el ser hu-
mano desarrolle sus potencialidades.

Clara Thompson (1950), menciona que las principales aportaciones


que Fromm hizo al psicoanálisis son el estudio de la individualidad y sus
dificultades, así como los efectos que tiene la cultura sobre la personali-
dad humana. En este mismo sentido, Karen Horney escribe en su libro La
personalidad neurótica de nuestro tiempo (1937) que las tendencias

ISO
neuróticas no son instintivas sino que dependen de la manera en que vi-
ve la persona culturalmente y la angustia que esto le provoca.

De la misma manera, Alfred Adler, al escribir el libro El carácter


neurótico (1912), asevera que en su Psicología del Individuo se niega que
el psiquismo dependa del sustrato orgánico y que más bien se deriva de
la actitud que el sujeto tenga en relación a la convivencia humana, por lo
que el grado desadaptativo que manifieste frente a las exigencias sociales,
determinará los trastornos psíquicos y la intensidad de los mismos.

Fromm considera que el individuo debe satisfacer adecuadamente


sus verdaderas necesidades humanas, las cuales señala como; de relación,
trascendencia, raíces, sentido de identidad y de estructura, de lo contra-
rio, generalmente el sujeto sufre de impedimentos psicológicos y físicos
(Dicaprio, 1989). La necesidad de relación con otros individuos emana
del sentimiento humano de soledad y aislamiento; la necesidad de tras-
cendencia involucra el tener control de nuestra vida y saber elegir y de-
terminar nuestro destino; la necesidad de tener raíces, surge del deseo de
establecer nexos importantes con el medio que nos rodea y con el pasa-
do; la necesidad de identidad se determina por el deseo de tener claros
los roles que se desempeñarán en la vida y los de los demás y, la necesi-
dad de tener una estructura es darle sentido a la propia vida compren-
diendo el mundo en el que se está inmerso.

Para Fromm (1947), estas necesidades se pueden llevar a cabo me-


diante actividades creativas y productivas, plenas de amor, a diferencia
de las destructivas e improductivas, que sólo desequilibran la salud men-
tal de los individuos. Agrega que la ética que regula la conducta humana,
es parte intrínseca de todo sujeto, por lo que los juicios de valor son la
base de nuestras acciones y expectativas y, que la incapacidad de la per-
sona para resolver los conflictos de valor que se presentan durante la VI-
da, se refleja en su neurosis.

Fromm también aportó al psicoanálisis su teoría del carácter. Bajo


este rubro, Freud consideró como base fundamental del carácter a los
distintos tipos de organización de la libido, mientras que Fromm susten-
tó su teoría en los modos específicos de relación de la persona con el
mundo, dándole de esta manera, un enfoque eminentemente socio-cultu-
ral a sus postulados. En su libro Miedo a la libertad (1941, p. 341), par-
tió de la base de que "[. ..] solamente cuando el hombre llega a disponer

181
de mayor tiempo y energías que los indispensables para la satisfacción de
sus necesidades primarias, puede desarrollarse la cultura y con ella aque-
llos impulsos que acompañan al fenómeno de la abundancia_ Los actos li-
bres (o espontáneos) son siempre fenómenos de abundancia."

En relación a este punto y refiriéndose a Freud, Fromm (1941, pp.


341-342) explica que "[ .. .l la de Freud es una psicología de escasez. Defi-
ne el placer como la satisfacción que resulta de la eliminación de una ten-
sión dolorosa. Los fenómenos de abundancia, como el amor o la ternura,
en realidad no desempeñan ninguna función dentro de su sistema [... l" y,
añade que esta visión es limitada aún en la sexualidad, a la que tanta im-
portancia le dio, debido a que "[ ... l Freud vio en ella [la sexualidad] sola-
mente el elemento de compulsión fisiológica, y en la satisfacción sexual el
alivio de las tensiones dolorosas. El impulso sexual como fenómeno de
abundancia, y el placer sexual como goce espontáneo -cuya esencia no re-
side en la eliminación de una tensión dolorosa- no hallaron lugar alguno
en su psicología."

Como se puede observar, la motivación por escasez y la motivación


por abundancia tienen distintos resultados. La primera tiene como efecto
el aliviar la tensión, mientras que la segunda tiene como fin el desarrollo
del individuo. La diferencia que plantea Fromm es que hay que hacer lo
que se tiene que hacer, en contraposición con hacer lo que se desea ha-
cer.

En su libro Ética y psicoanálisis (1947, p. 72), Fromm afirma que


puede definirse el carácter "como la forma (relativamente permanente)
en la que la energía humana es canalizada en los procesos de asimilación
y socialización" y agrega, que el ser humano se relaciona con el mundo
1) adquiriendo y asimilando objetos (proceso de asimilación) y 2) relacio-
nándose con otras personas y consigo mismo (proceso de socialización).
Fromm estipula que los tipos de caracteres receptivo, explotador, acumu-
lativo, mercantilista y productivo, se relacionan con la asimilación y que
los tipos de relaciones interpersonales se vinculan con la socialización.
Para una mejor comprensión de estos conceptos, ver el Cuadro No. 6.

t¿¡2
'Puu:do- ená'e- iÓ& ~ tbClV'lic/;&<-f iÓ& ~
~ fXJfl/iÓ&~tb~
~fTl'O-OlDl/

1.- Productivas: capacidad para el amor


y el trabajo creador.
2.' Improductivas o patolóeicas:
2.1. Carácter receptivo. Proceso de Asimiladón
2.2. Carácter e.plotador.
2.3. Carácter acumulativo.
2.4. Carácter mercantilista.

1.- Relación simbiótica. Proceso de Socialización


2.' Relación de distanciamiento-destructividad:
2.1. Orientación necrofílica.
2.2. Orientación narcisista.
3.' Relación de amor.

Dentro de la clasificación frommiana de estructuras de carácter de


los individuos, el carácter receptivo, el explotador y el acumulativo son
considerados como el resultado de la interacción del niño con sus padres.
En relación a lo anterior, Thompson (1950, p. 82) comenta que la influ-
encia de los padres sobre los hijos surte los efectos desde un principio de
la vida, por lo que el carácter del niño se comienza a troquelar desde ese
momento:
"En ciertos h09ares~ el niño desarrollará la actitud de esperar recibirlo
todo, porque la situación que le ofrecen las circunstancias la maneja me-
jor siendo receptivo, amable y complaciente. En una atmómra más frus-
trante, el niño podrá sentir que sólo puede tener lo que él mismo toma y
que la única fuente de su seeuridad es explotar a los demás. Si el am-

188
biente familiar es duro, ansioso y desconfiado, el niño quedará impresio~
nado por un "sentimiento de escasez" y puede desarroJlarse en él la ca~
racterfstica "anal" de atesorar lo que tiene ya que no podrá obtener na~
da más."

El tipo receptivo se caracteriza por su deseo constante de comer y


beber, tendiendo a compensar su ansiedad y depresión con la ingesta y la
deglusión de líquidos. Esta orientación frommiana, correspondería al ca-
rácter oral pasivo freudiano, mientras que el explotador se relacionaría
más con la personalidad oral activa o agresiva. La semejanza entre estas
orientaciones consisten en que tanto los receptivos como los explotado-
res, esperan obtener las cosas del mundo exterior. En cuanto a la orien-
tación acumulativa, la persona no siente seguridad de la obtención de co-
sas nuevas del mundo exterior, sino de la posesión y ahorro de su bienes,
sentimientos y afectos, por lo que cualquier "gasto" le resulta amenaza-
dor. Esta orientación coincide con la personalidad anal freudiana.

En cuanto al cuarto tipo de carácter que conlleva una personali-


dad mercantilista, Fromm lo considera como el resultado de la gran
orientación de mercadeo moderno de nuestra cultura, que se sustenta en
el oportunismo. De lo anterior, dependerá lo bien que una persona pue-
da "venderse" en el mercado, utilizando para ello su imagen o "envol-
tura", su abolengo y su curriculum socio-económico, sabiendo que con
ello, puede "imponer" su propia personalidad.

A las orientaciones receptiva, explotadora, acumulativa y mercanti-


lista Fromm las considera como orientaciones improductivas (o patológi-
cas a la manera freudiana), mientras que a la orientación productiva (o
normal, plena de espontaneidad), la caracteriza principalmente por la ca-
pacidad para el amor y para el trabajo creador, basándose en aspectos
positivos de la personalidad.

Fromm en su libro ¿Tener o ser? (1976, p. 33), plantea una serie


de disyuntivas esenciales a los individuos en cuanto al hecho de tener,
que responde a las ambiciones materiales y a los deseos de poder (orien-
tación improductiva) y, al hecho de ser, que involucra el postulado vital
del amor, el placer y la comunión (orientación productiva).
«Parece que tener es una función normal de la vida: para vivir, dehe~
mOs tener cosas. Además, debemos tenerlas para gozarlas. En una cultu-
ra cuya meta suprema es tener (cada vez más)~ yen la que se puede de-
cir de alguien que "vale un millón de dólares", ¿cómo puede haber una
alternativa entre tener y ser? Al contrario, parece que la misma esencia
de ser consiste en tener;y si el individuo no tiene nada, no es nadie."

Para Fromm (1947), la productividad es la realización de las poten-


cialidades del hombre que les son características; el uso de sus poderes
(poder racional, poder amatorio, poder imaginativo etc.); es decir, que la
potencia del hombre es la capacidad de hacer uso productivo de sus po-
deres y la incapacidad de ello es su impotencia. Agrega que para lograr la
productividad se requiere la capacidad reproductiva y generatriz" y que
el objeto más importante de la productividad es el hombre mismo, a fin
de dar nacimiento a las potencialidades intelectuales y emocionales del
individuo, así como a su propio Yo.
"La productividad es la capacidad del hombre para utilizar sus fuerzas
y para realizar las posibilidades que le son inherentes. Si decimos que el
hombre debe utilizar "su" capacidad, ello implica que debe ser libre y no
dependiente de nadie que ejerza un dominio sobre él y sus fuerzas [...].
La productividad significa que el hombre se experimente a sí mismo co-
mo la encarnación de sus fuerzas como actor; que se sienta uno junto
con sus fuerzas, que éstas no se le oculten y que no le sean ajenas" (Fro-
mm, 1947, p. 99).

Con respecto a las relaciones interpersonales que Fromm (1947)


vincula con la socialización, las clasifica en tres rubros: relación simbióti-
ca, de distanciamiento-destructividad y de amor.

En cuanto a la relación simbiótica, Fromm (1947, pp. 122-123) di-


ce que en la interacción con otra persona, se puede perder o bien, nunca
obtenerse la independencia, evitando con ello el "peligro de la soledad" y
de esta manera se busca ser "absorbido" por el otro o bien "absorber" al
mismo. Afirma que la raíz de este tipo de relación es el masoquismo [ser
absorbido], entendido éste como "[... ] el intento de despojarse del yo in-
dividual, de huir de la libertad y de buscar la seguridad adhiriéndose a
otra persona [... ]" y el sadismo [absorber], que involucra el tener un "[ ... ]

55 la capacidad reproductiva es aquella en la que el individuo percibe la realidad al


igual que "una película copia literalmente tos objetos fotografiados", mecanismo que
también requiere de la participación activa de la mente y, la capacidad generatriz la
concibe como la vivificación y recreación de la realidad a través de "la actividad es-
pontánea de los propios poderes mentales y emocionales" (Fromm, 1947).

IS6
dominio completo sobre una persona impotente [...]" a la cual no se le
trata como a un ser humano, sino que se le utiliza y explota. A lo ante-
rior, también se puede añadir el "dominio benevolente", que normalmen-
te es disfrazado de "amor". .

En relación a esta clasificación, Fromm (1964, pp. 109-110), agre-


ga posteriormente en el libro El corazón del hombre, un punto de vista
distinto al freudiano en cuanto a la fijación simbiótica en la madre o sim-
biosis incestuosa, ya que Freud la considera como la fuerza de la libido
genital que está detrás de la adhesión a la madre por parte del hijo pe-
queño, "[ ... ] que le hace desear sexualmente a su madre y odiar al padre
como un rival sexual [complejo de Edipo]. Mas, como este rival tiene más
fuerza, el niño reprime sus deseos incestuosos y se identifica con las ór-
denes y las prohibiciones del padre. Pero, inconscientemente, sus deseos
incestuosos reprimidos persisten, aunque sólo en los casos más patológi-
cos con gran intensidad."

Para Fromm (1964, p.111), esa tendencia "incestuosa", pregenital,


no se debe a impulsos libidinosos, sino que "[... ] es una de las pasiones
más fundamentales en hombres y mujeres, y comprende el deseo de pro-
tección del ser humano, la satisfacción de su narcisismo, su anhelo de
verse libre de los riesgos de la responsabilidad, de la libertad, del conoci-
miento, su anhelo de amor incondicional, que se ofrece sin esperar nada
de su respuesta amorosa [... ]" por lo que el niño necesita una persona
"maternizante". Ahora bien, Fromm aclara que cuando el infante crece,
la madre es reemplazada por la familia, el clan, la raza, la religión o los
partidos políticos, los cuales se convierten en una "madre común", por lo
que el culto a la madre trasciende de lo individual a lo social.

Tanto en la simbiosis individual como en la social, el sujeto tiende a


no desarrollar su independencia ni su integridad, se siente extremada-
mente angustiado y temeroso sin el vínculo, el cual se relaciona con sus
sentimientos y sus fantasías en dirección a la persona con la que inte-
ractua, motivo por el que tiende a no separarse de ella. Además, el sujeto
no puede entender su fusión con objetividad o razonamiento, ya que es
inconsciente y no considera a los demás como "plenamente humanos"
debido a que no comparten la misma sangre, el mismo suelo o el mismo
partido político, por lo que se destruye la capacidad de amar. De ahí que
Fromm (1964, p. 124), asevera que "[ ... ] el hombre sólo nace plenamen-
te y es en consecuencia, libre para avanzar y ser él mismo, en el grado en
que se libera de todas las formas de fijación incestuosa", incluyendo la
social.

En la relación de distanciamiento-destructividad, lo que predomina


es la necesidad del individuo a apartarse de los demás, mostrándoles indi-
ferencia, ya que los percibe amenazadores para su integridad. La des-
tructividad es un rasgo más activo. Se considera a la otra persona tan pe-
ligrosa para uno, que se llega a la conclusión de que debe ser destruida.

En los años sesentas, Fromm amplía este concepto, integrando la


orientación narcisista y la necrofilia como parte de la relación por distan-
ciamiento y retracción, y las expone en su libro El corazón del hombre
(1964), declarando que la necrofilia, el narcisismo y la f0ación simbiótica
en la madre en sus formas más graves y regresivas, convergen y acaban
por formar el "síndrome de decadencia".

La orientación caracteriológica necrofílica, que tiene relación con el


proceso de asimilación, se vincula con el carácter sádico-anal de la teoría
freudiana y con su instinto de muerte (Thanatos), pero Fromm la dis-
tingue como un carácter social cada vez más determinante en nuestra vi-
da coloquial. Este carácter es ampliamente inconsciente y se manifiesta
con la destrucción medioambiental y el armamentismo atómico que nos
amenaza hasta la fecha, al traspolarse al proceso de socialización.

Fromm (1964, p. 38) describe a la persona COn esta orientación,


como aquella que "[.. .] se siente atraída y fascinada por todo lo que no
vive, por todo lo muerto: cadáveres, marchitamiento, heces, basura. Los
necrófilos son individuos aficionados a hablar de enfermedades, de entie-
rros, de muertes. Empiezan a vivir precisamente cuando hablan de la mu-
erte [... J." A la necrofilia la considera como un proceso patológico del in-
dividuo, debido a que la tendencia sana o normal de éste es la biofilia o el
amor a la vida.

En relación al tema del narcisismo, Fromm explica que la teoría y


práctica freudiana, se constriñó al narcisismo del niño pequeño y del pa-
ciente psicótico, mientras que en su postura y bajo el enfoque del proce-
so de socialización, comprende el nacionalismo, los odios nacionales y las
motivaciones psicológicas para la destrucción y la guerra, como una tran-
sición del narcisismo individual al social.

fS7
Para Fromm (194-7, p. 125), el tema del amor es por demás rele-
vante, ya que es ¡.In factor determinante en su teoría. Señala que es una
forma productiva de relacionarse con los demás y con uno mismo. Invo-
lucra responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento, así como el deseo
de que la otra persona crezca y se desarrolle. "[ ... ] Es la expresión de la
intimidad entre dos seres humanos bajo la condición de la conservación
de la integridad de cada uno." En el libro El arte de amar, Fromm (1956,
p. 33), escribe ampliamente sobre el amor productivo y manifiesta que
éste "[ ... ] es un poder activo en el hombre [... ] lo capacita para superar
su sentimiento de aislamiento y separatidad, y no obstante, le permite
ser él mismo, [y] mantener su integridad."

Una persona predominantemente productiva se caracteriza por la


lealtad, la autoridad, la equidad, la afirmación, mientras que la persona
improductiva se vincula más con la sumisión, el dominio, el alejamiento y
la destructividad. Fromm comenta que por lo general las orientaciones
en una persona se combinan, pero que si se desea caracterizarla, se debe-
rá tomar como base su orientación predominante. Agrega que tanto la
productividad como la improductividad también se combinan ya que no
existe una persona con una orientación exclusivamente improductiva o
totalmente productiva, puesto que la personalidad es dinámica y, que es-
ta segmentación se debe más bien a fines didácticos.

Con lo anterior, Fromm concluye acerca de las orientaciones pro-


ductivas e improductivas caracteriológicas del ser humano y también de-
dica parte de su tiempo en escribir acerca de la li.bertad, distinguiendo
entre la "libertad de" y la "libertad para". Señala que se puede estar libre
de toda restricción y control externo, pero no serlo para utilizar nuestra
habilidades, debido a que recurrimos a mecanismos de escape o de eva-
sión (sado-masoquismo, conformidad automática, destructividad, etc.),
en vez de enfrentar los riesgos que conlleva la propia vida (Thompson,
1950; Dicaprio, 1989).

Desde el punto de vista clínico, la meta de la terapéutica frommia-


na, no es la adaptación a las normas socialmente establecidas sino el des-
pliegue de las fuerzas propias del paciente que resuelven sus dificultades
en la vida y lo liberan de sus síntomas. A este respecto, Frieda Fromm-
Riechmann, primera esposa de Fromm, piensa igual que él al subrayar
que "idealmente, estas metas terapéuticas se alcanzarán con el crecimien-
to y la maduración así como con la independencia interior del paciente.
Ellas se verán cumplidas más aún a través de su liberación del temor, de
la ansiedad y de los laberintos de la codicia, la envidia y lo celos. Esta me-
ta también será realizada mediante el desarrollo de su capacidad de auto-
rrealización, su facilidad para establecer relaciones profundas duraderas
con otros, y para dar y aceptar amor maduro" (Funk, 1987, p. 86).

Lo anterior, queda claramente expresado por Fromm (1983) cuan-


do habla del bienestar, al que define como "estar de acuerdo con la natu-
raleza del hombre", lo que permite superar el sufrimiento que produce la
experiencia de separación (alienación) de uno mismo, con los otros y con
la naturaleza. El bienestar es el estado de haber llegado al pleno desarro-
llo de la razón. Es nacer por completo y convertirse en lo que realmente
se es en potencia. Ser creador y desprenderse del propio ego, ser y no te-
ner. Para lograr este bienestar habrá que experimentar el proceso en el
c¡ue el inconsciente se vuelve consciente.

Por otra parte, Clara Thompson (1950) agrega que Fromm duran-
te su vida no ha escrito nada específicamente acerca de la psicoterapia,
pero que su propósito más relevante a este respecto es el de estudiar la
forma en que el individuo se "defiende" en sus relaciones cotidianas de
los demás, además de examinar su historia, a fin de entender "cómo ha
llegado a ser la persona c¡ue es" y como puede desarrollar sus potenciali-
dades y, no exclusivamente el hecho de "desenterrar el pasado" como lo
hace la técnica psicoanalítica ortodoxa.

Como se expresó en el apartado de Carl. G. jung, Fromm manifestó


una tajante controversia en relación a la psicología profunda de este au-
tor, e incluso lo llegó a considerar como antisemita, al señalar que ''l.-.]
jung exaltó a los nazis mientras éstos obtenían la victoria, y se apartó no
sólo de los nazis sino de todo el pueblo alemán cuando perdieron la gue-
rra." jung, por su parte, frente a los ataques de Fromm, en 1958 comen-
tó c¡ue "todo juicio humano, por grande que pueda ser el convencimiento
subjetivo, está sujeto a error, en especial los juicios que conciernen a te-
mas trascendentales [y agregó], me temo que la filosofía de Fromm no
ha superado aún el nivel del siglo XX; pero el impulso del ser humano y
su hybris'6 son tan grandes que cree en el juicio de validez absoluta. Nin-

S6 Jung retoma el concepto antiguo de hybds para referirse al estado de inflación del
ego, donde el individuo pretende estar en el nivel de los dioses, lo cual le puede aca-
lTear graves consecuencias, como fue el caso dentro de la mitología griega, de ícaro,
gún hombre que piense científicamente y posea sentido de la responsabi-
lidad intelectual puede permitirse tal arrogancia" (Welhr, 1985, p. 4-55).

A mediados de la década de los 20, Fromm contactó con el budismo


y por largos años practicó la meditación Zen hasta su muerte, conforme
la había estudiado con un monje budista nacido en Alemania llamado
Nyanaponika Mahathera. El interés por este tema, lo condujo a llevar a
cabo en 1957, en su casa de Cuernavaca, un seminario sobre budismo
Zen y psicoanálisis, con la participación de Daisetz T. Suzuki. Como con-
secuencia de este seminario, Fromm escribió el libro Budismo Zen y psi-
coanálisis (1960), donde mostró los puntos de convergencia y divergen-
cia entre la postura oriental y occidental a través de estas dos disciplinas,
las cuales en lo central coinciden en la total experiencia humana.

El postulado budista de que "[... 1 cada hombre tiene dentro de sí


mismo la capacidad de despertar y ser iluminado [... J," no contradice el
planteamiento racional del psicoanálisis de que se requiere un profundo
autoconocimiento, ya que "[... 1 hacer del inconsciente consciente trans-
forma la mera idea de la universalidad del hombre en la experiencia viva
de esa universalidad; es la realización en la experiencia del humanismo
[... 1 Cobrar conciencia de lo inconsciente y ampliar así la propia concien-
cia significa entrar en contacto con la realidad y, en este sentido, con la
verdad (intelectual y afectivamente). Ampliar la conciencia significa des-
pertarse, quitar un velo, abandonar la caverna, hacer luz en la OSCUrI-
dad" (Fromm, 1960, p. 116-117).

Erich Fromm, además de meditar diariamente, practicaba su auto-


análisis con base en sus sueños," porque sentía que "[ ... 1 estos modos de
experiencia religiosa de sí mismo hacían posible la trascendencia hacia un

Faetonte e Ix,Ó:1. Paro [os griegos, Aidós y Némesis son conceptos centrales de la expe-
riencia emociona: de los indivicuos A¡dós significa reverencia o los poderes suproperSQ-
ncles e incluso. el sentimiento ce verguenzc cuando estos poderes han sido t~asgredidos.
Vémes/s es la reacción provocada por io ca~encic de Aidós, por ejemplo, riybris (E:din-
gei. 1972)

57 Fromm en su lloro El lenguGje olVidado (1951. p. 5) manifestó que pora logrcr contactar
con uno mismo era imoorfonte comprender sus propios sueños que se sustentan en un
lenguaJe simbólico" [.) ur. leng'Jaje por demás propio [.1 el único lenguaje universal
que haya procucido le humartcad '.

t~O
sí mismo superior [... ] (Funk, 1987, p. 190). Esta postura establece la re-
lación del Fromm no teista y humanista con el Fromm psicoanalista.

David Schecter (en Funk, 1987, p. 166), en un homenaje póstumo,


comentó que "[, ..1 Fromm estaba especialmente interesado en la expe-
riencia de volverse uno con el objeto de la percepción- por ejemplo, una
flor- y traspasar los límites del propio yo en este proceso. Susuki no sólo
enseñaba acerca de esta experiencia sino que la vivía, y Formm deseaba
aprender de Susuki."

s.s_ ~!7~~bg-eo-r[a,~¿b
~
Kurt Goldstein nace en 1878 en Kattowitz, Alta Silesia dentro del
seno de una familia judía acomodada. Estudió inicialmente filosofía y lite-
ratura en Breslau y Heidelberg y concluyó haciendo la carrera de medici-
na en Franclcfurt, la cual concluyó en 1903. En 1914, durante la Primera
Guerra Mundial, fundó en esta ciudad un Instituto para la investigación
de las consecuencias motoras, sensoriales, perceptuales y lingüísticas de
las lesiones cerebrales, lo que lo condujo a formularse una visión unitaria
del organismo humano. En 1933 en Amsterdam escribe El organismo y
en 1935 emigra a Nueva York dedicándose a la consulta psiquiátrica y a
prestar sus servicios en hospitales y universidades, muriendo en 1965 a
la edad de 87 años.

Goldstein recibe una gran influencia de la psicología de la Gestalt


de Berlín, al estudiar a sus principales representantes; Wertheimer, Ko-
hler, Koffka y Kurt Lewis, quienes fueron sus coetáneos. Esta escuela se
opuso antes de la Primera Guerra Mundial a la psicología atomista de
Muller y de Wundt -padre del conductismo- y postuló las leyes de la Ges-
tatt (proximidad, conjunto cerrado, pregnancia, constancia, variabilidad,
estabilidad, ambigüedad, etc.), el concepto de figura-fondo y la tendencia
hacia una buena figura o Gestalt. Con base en lo anterior, para Goldstein
el organismo humano es una "totalidad" o Gestalt, que a su vez forma
parte de un todo, entorno o mundo, con el que lucha constantemente
(Quitman, 1989).

141
Goldstein observa al ser humano como una unidad dependiente al
espíritu y a la vida, no acepta la superioridad de uno sobre el otro y
plantea la "tendencia a la realización" dependiendo de las circunstancias,
que por lo general causan tensión en el individuo. Así, el ser humano es
visto por este autor como un "organismo total" que en un estado de ten-
sión o "catástrofe", tiende a moverse entre el "ser en orden" y el "ser en
desorden", conformando con ello su "teoría organísmica de la autorreali-
zación."

La catástrofe a la que se refiere Goldstein, es el choque "producti-


vo" del individuo con el mundo, que lo conduce necesariamente a la
autorrealización. "[ ... ] Llamamos normal, sano, a aquel en el que la ten-
dencia a la realización sale desde dentro y al que supera las perturbacio-
nes, que se derivan del choque con el mundo, no por el miedo sino por la
alegría de la superación" (Quitman, 1989, p. 79).
Este concepto se contrapone a la postura rreudiana en la que la re-
lajación de las tensiones es lo que produce alegría en el ser humano. Para
Goldstein no existe la necesidad de "reprimir" las tensiones, sino que
éstas se "reestructuran". Cuando el individuo satisface alguna necesidad
básica, ésta se coloca en el primer plano como "figura" y se aleja del
"fondo", el cual representa al resto del organismo, lo que le permite re-
forzar su tendencia a autorrealizarse siendo creativo: el hecho de partir
de un comportamiento desordenado a uno ordenado conduce al indivi-
duo a lograr la autorrealización a través de la creatividad.

Los principios goldstianos mencionados influidos por la filosofía


existencialista, la psicología de la Gestalt y la fenomenología, que a me-
diados de los años 30s emigraron a los Estados Unidos, permiten conside-
rar a Goldstein como el "padre de la psicología humanista". Su trabajo
docente en universidades tan prestigiadas como Harvard, Columbia y
Brandesis, le dio gran renombre en América, contribuyendo con ello a la
consolidación de esta corriente. Su discípulo más cercano fue Fritz Per-
Is,ss creador de la terapia de la Gestalt.

.sóFrederick t" Frirz") Perls, nació el 8 de julio de 1893 en Berlín, Alemania, en un hogar ju-
dío. fue médico mil,~or durante la Primera Guerra Mundial. posteriormente se formó co-
mo psicoanalisTa con Karen Horney y Whilheim Reier.. Trabaja como asisteme en Franck-
furt con Kurt Goldstein en el :nstituto para Soldados con Lesiones Cerebrales. Se casó con
lore y tuvo uno hija con las cuales huyó a Amsterdam y posteriormeme a Sudáfrica, don-

/42
Cad Ransom Rogers nace el 8 de enero de 1902 en Oak Park, I1li-
nois, Estados Unidos, dentro del seno de una familia protestante muy re-
ligiosa. Comenta (1961, p. 17) que en su hogar había muchas restriccio-
nes, "[ ... ] nada de bebidas alcohólicas, ni bailes, juegos o espectáculos,
muy poca vida social y mucho trabajo [... por lo que fue] un niño bastan-
te solitario [.. .l." Inició sus estudios en agronomía (2 años), cambió a his-
toria (3 años), después a teología en el Union Theological Seminary (2
años) y concluyó estudiando psicología, doctorándose en 1928 y, por se-
gunda vez, en 1931 se doctoró en filosona en la Universidad de Colum-
bia. En 1940 fue profesor en la Universidad Estatal de Ohio, en 1945 dio
clases en la Universidad de Chicago yen 1957 en la Universidad de Wis-
consin, para después dedicarse a la docencia en el Centro para el Estudio
de la Persona en La Joya, California.

Durante sus primeros 10 años de práctica profesional, Rogers se


dedicó a trabajar en el Departamento de Estudios Infantiles de la Socie-
dad para la Protección de la Infancia Contra la Crueldad en Rochester,
Nueva York, donde recibió la influencia de Theodore Reich y atto Rank,
psicoanalistas antifreudianos. Cuando trabajó en la Universidad de Chica-
go, desarrolló la técnica de hacer grabaciones de las sesiones de sus clien-
tes, así como los métodos para estudiar sus respuestas. Para Rogers, la
terapia "como posibilidad de cambiar la personalidad humana en el
transcurso del proceso terapéutico" (Quitman, 1989, p. 131), fue el pun-
to central de su interés. Sus aportaciones, han contribuido en varias
áreas del desarrollo humano; en la asesoría individual, en la vida familiar,
en la educación y el aprendizaje y en los grupos, creandose el "movimien-
to de encuentro" (Dicaprio, 1989).

Influenciado por Goldstein y Maslow, Rogers asume que cualquier


organismo viviente, incluyendo el humano, tiende hacia su propia ac-
tualización (autoactualización), lo cual denomina como "sabiduría orga-
nísmica". Dicha sabiduría la posee el organismo desde su nacimiento co-
mo una "[ ... ] tendencia natural del hombre hacia su desarrollo integral,

de fundó el Instituto Sudafricano de Psicoanálisis. En 1946 emigra a Nueva York desarro-


llando su propia terapia Muere el 14 de marzo de 1970 en Vancouver, Canadá, a la
edad de 77 años {Bonin, 1983; Quitman, 19891.
la necesidad de llegar a ser lo que en verdad se es, autorrealizarse y tras-
cender" (González, 1989, p. 67). "Para Rogers, toda elección realizada
por los seres humanos es expresión de la búsqueda de autorrealización,
de desarrollo total. Esta aspiración a la comp[etud personal es para él
una característica de la existencia humana" (Quitman, 1989).

A pesar de la tendencia innata que el hombre tiene hacia la auto-


rrealización, Rogers no deja de considerar la influencia que el medio am-
biente ejerce sobre él. Si la tendencia de actualización se ve reforzada
por un evento, a este se le valora como "positivo" y si no, se le considera
como "negativo", por lo que el organismo tiene [a capacidad de valorar
sus propias experiencias y con ello modificar su autoconcepto.

Rogers crea una teoría de la personalidad que "[ .. .] es de carácter


básicamente fenomenológico, y se basa ampliamente en el concepto del sí
mismo como construcción explicativa. Describe el punto final del desa-
rrollo de la personalidad como una congruencia básica entre el campo fe-
noménico de la experiencia y la estructura conceptual del sí mismo, si-
tuación que, si se logra, significa librarse de tensión y ansiedad internas,
y librarse de tensiones potenciales; representa el grado máximo de una
adaptación orientada realísticamente; el establecimiento de un sistema de
valores individualizado, parecido en grado considerable al sistema de
valores de cualquier otro miembro de la raza humana igualmente bien
adaptado" (Hall y Lindzey, 1970).

La teoría de la personalidad de Rogers, (ver Cuadro No. 7) confor-


me [o establece Ana María González (1989), está estructurada en tres
áreas del campo fenoménico total que e[ ser humano es capaz de perci-
bir:

• El Self o sí mismo, e[ cual es la conciencia de ser y de funcionar, la


construcción explicativa de [a personalidad. Es con lo que e[ individuo
se indentifica; el "yo", "mi" o "mío" .

• La estructura del sí mismo, que se forma por medio de [os valores que
experimenta e[ organismo directamente, así como [os que provienen
del exterior y SO" introyectados, pero que e[ sujeto los percibe como si
hubiesen sido experimentados en forma directa. "[ ... ] Las evaluaciones
de [a conducta del niño efectuadas por sus padres y demás personas
son algunas veces positivas y otras negativas, el niño aprende a dife-

144
renciar entre las acciones y los sentimientos que tienen valor (aproba-
das) y aquellas sin valor (desaprobadas). Estas últimas tienden a ser
excluidas del autoconcepto, aún cuando son válidas desde el punto de
vista organísmico, y así resulta un autoconcepto que no coincide con la
experiencia organísmica" (Hall. y Lindsey, 1970, p. 46).

• El campo de la experiencia, constituido por las experiencias senso-


riales y viscerales que son rechazadas por el individuo por no corres-
ponder con la estructura del sí mismo o bien con el autoconcepto que-
dando las experiencias latentes en dicho campo.

II 1 111

L Área del Sí mismo o Self-ConcienCla del "YO", "MI" o "MIO",


n. Área de la Estructura del Sí mismo. Estructura conceptual de "quién soy",
III. Área de la Experiencia. Experiencias directas organísmicas que no han podi-
do ser asimiladas a la conciencia de sí mismo por ser incompatIbles con su
estructura .

• Adaptado de González, A. M. (1989). Colisión de paradIgmas. Hacia una psicología


de la conciencia unitaria. México: Universidad Iberoamericana. Departamento de De-
sarrollo Humano, p. 71.

/4á
Di Caprio (1989), comenta que para Rogers la estructura concep-
tual del yo es el concepto del sí mismo, que puede o no corresponder al
yo real. Agrega que el campo fenomenológico experiencial está constitui-
do por partes conscientes e inconscientes. El inconsciente se conforma
por experiencias psicológicas que no se encuentran simbolizadas, es de-
cir, que no están disponibles para el yo consciente. Así, cuando se pue-
den probar las experiencias psicológicas conscientemente, la persona está
en un estado de congruencia, en el que su yo corresponde al yo real, pe-
ro si lo que prevalece es la incongruencia entre el sí mismo y el organis-
mo, el individuo se siente amenazado y ansioso, por lo que se conduce en
forma defensiva y su pensamiento se constriñe, volviéndose rígido.

Rogers (1961, p. 105), señala que el hombre desea saber quién es


y cómo puede convertirse en "sí mismo" y para ello requiere desarrollar
confianza en su propio organismo en un proceso de actualización, en el
que el individuo comience a abandonar conscientemente las máscaras, fa-
chadas o roles con los que ha enfrentado siempre la vida, descubriendo
algo más profundo, más propio de sí mismo. Argumenta que en este pro-
ceso, el sujeto "[ ... 1 descubre que una gran parte de su vida se orienta
por 10 que él cree que debería sery no por 10 que es en realidad, lo cual
se torna doloroso y dificil [... 1 La remoción de una máscara hasta enton-
ces considerada una parte muy real de uno mismo puede ser una expe-
riencia profundamente turbadora; sin embargo, el individuo avanza hacia
ese objetivo cuando tiene libertad de pensar, sentir y ser."

Para lograr "ser lo que realmente se es", Rogers (1961, p. 157)


propone que el sujeto comience "[ ... 1 a vivir en una relación franca, amis-
tosa e íntima con su propia existencia [... J," explorando sus sentimientos
inconscientes a fin de introducirlos en la conciencia y así modificar el
concepto que tiene de sí mismo, es decir, que "[ ... 1 a medida que el indivi-
duo percibe y acepta más experiencias orgánicas en su estructura del sí
mismo, encuentra que está remplazando su actual sistema de valores -ba-
sado en gran medida en introyecciones simbolizadas de manera distorsio-
nada- por un proceso continuo de evaluación organísmica" (Hall y Lind-
zey, 1970, p. 50). Con ello, el individuo se beneficia individualmente y so-
cialmente, ya que comprendiéndose él mismo, puede admitir en mayor
medida a los demás como "personas diferenciadas".

Desde el punto de vista psicoterapéutico, Rogers crea una teoría


conversacional en la que contrariamente a la situación psicoanalítica or-

/4é
todoxa, el terapeuta mantiene una posición analítica y observadora exte-
rior al acontecer psíquico del individuo, participando activamente con to-
da su subjetividad. Para su mayor comprensión, Helmut Quitman (1989),
divide en tres fases el desarrollo de la teoría psicoterapéutica rogeriana:

• En la primera fase, de 1940 a 1950, Rogers subraya la importancia de


la reflexión del terapeuta de los sentimientos del cliente,'9 "reflejándo-
le" sus sentimientos y adoptando un comportamiento no directivo
con éste.

• En la segunda fase, de 1950 a 1957, Rogers desplaza el punto central


de la no directividad, hacia uno centrado en el cliente, asumiendo por
parte del terapeuta una autentica empatía COn éste.

• Con los anteriores antecedentes, a partir de 1957, en la tercera fase,


la terapia rogeriana se centra en la situación, la atmósfera y el en-
cuentro entre las personas. El terapeuta deja a un lado los aspectos
técnicos y muestra también sus sentimientos, instaurándose una au-
téntica relación yo-tú al estilo buberiano. 60 La confianza del terapeuta

59 Rogers al emplear la palabra "diente", sustituyendo la de "paciente", al intentar ale-


jarse del campo de la medicina, pretende ver al individuo que acude a terapia como
un ser humano y no como un enfermo, sin embargo, en lo personal me da la impresión
de que este concepto no es muy afortunado. ya que denota un contenido utilitarista,
comercial o de intercambio de prestaciones, que dista mucho del sentido humanista
que Rogers intentaba Impregnar a su teorio.

60 Martín Buber nace en 1878 y muere en 1965. "Con su visión acerca de la respon-
sabilidad personal del individuo y de su unión con la comunidad en su núcleo existencial
más profundo [... ] fue uno de los caudillos y creadores más decIsIvos del judaísmo cen-
tro-europeo. cuyas tendencias a \0 unidcd, a \0 acción y al futuro, representan una
«trascendencia a la humanidad», que se encuentra en todos los hombres [... ]"
(Quitmcm, 1989, p, 322). Buber en 1923 escribió su obra central denominada Yo y tú en la
que reconoce que el hecho fundamental de la existencia no es el ser humano sino el
«hombre con los hombres», estableciendo una dualidad en la que en lugar de sentir al
otro como su opuesto, surge una <<reciprocidad» completa en la relación, puesto que
el Yo se encuentra completamente lleno de la presencia de dicho tú.
Otro autor humanista que recibe gran 'Influencia de Buber en relación al concep-
to Yo-tú, es Víctor Frankl quien afirma que "[ ... ] <<yo a través de mi relación me hago tú;
como soy yo, yo digo tú» ¡ .. lo cual] nos recuerda que «el yo solamente es tal en el tú
[ .J. sólo un yo que tiene por pnmaria intención un tú, puede integrcr el propio "es"» "
[Fizzo!i 1974).
o facilitador en su organismo y en el de su cliente permite el creci-
miento personal de todos los que participan en la terapia, potencián-
dose el proceso de autorrealización por la relación de "encuentro", lo
que permite que el cliente detenga la deformación de la realidad e in-
cremente su capacidad de decisión en el sentido existencial.

La congruencia, la empatía, la valoración y la aceptación sin condi-


ciones del cliente por parte del terapeuta, son los comportamientos tera-
péuticos fundamentales en la psicoterapia conversacional rogeriana. A
este respecto, Yalom (1984) comenta que son "incontables" los estudios
de investigación que demuestran que la triada rogeriana de la empatía, la
autenticidad y la deferencia positiva e incondicional del terapeuta, son
características que facilitan el resultado positivo de la terapia.

Como se pudo observar, Rogers fue modificando su concepción psi-


coterapéutica con el paso del tiempo y por ende su terminología; origi-
nalmente habló de "pacientes", después de "clientes" y finalmente de
"ayudantes o facilitadores" refiriéndose en este último caso a los tera-
peutas. Además, dependiendo del tipo de conversación psicoterapéutica
que llevaba a cabo, las fue denominando; "no directiva", "centrada en el
cliente" y "centrada en la persona".

Anteriormente se comentó que Rogers hizo tres importantes apor-


taciones a la psicología humanista; el desarrollo de la psicoterapia con-
versacional, la formulación de la teoría del sí mismo y la investigación
empírica de la psicoterapia. En relación a este último punto, Rogers es un
especialista en empirismo y estadística ya que proviene originalmente del
conductismo.

Cuando se acercó a la fenomenología, Rogers consideró que "[ ... ] la


subjetividad del que investiga, que resulta de su experiencia e interés, es
decir, de su persona, debe reconocerse [... ] al igual que la exigencia de
exactitud de las mediciones empíricas, como un constituyente de la inves-
tigación científica [... ] El científico que reconoce y explicita el carácter
subjetivo de sus intereses, pero agota simultáneamente todos los medios
de los que dispone para que sus resultados sean comprobables, actúa de
forma conscientemente responsable frente a la sociedad" (Quitman, 19-
89, pp. 176-177).
Para concluir este capítulo, cabe mencionar que en contraposición
con las dos fuerzas de la psicología mencionadas en los capítulos anterio-
res, la psicología 'humanista hace énfasis en una relación en la que el te-
rapeuta participa con la totalidad de su ser, procurando conocer, com-
prender y ayudar al otro y dejando con ello de constituir "[ ...1 la pantalla
vacía o el «catalizador mudo» de los días de Freud"61 (Matson, 1984-, p.
31), puesto que la psicoterapia no se lleva a cabo por medio de la obser-
vación detallada, sino por la observación participante del terapeuta.
"El terapeuta está interesado en el <<tú» del paciente, no sólo en el
«tú» presente, sino también en el <<tú» dormido y potencial. Emplea
su sentido intuitivo de amplitud y cercanía al paciente para 9uiarse, bus-
cando siempre profundizar en la relación" (Yalom, 1984, pp. 488·489),

Por otra parte, las críticas que ha recibido esta corriente, especial-
mente por los conductistas, se basan en que percibe en forma ingenua-
mente optimista al ser humano como un "yo benigno", que únicamente
requiere de ser aceptado sin sugerencias directivas y sobre todo, sin que
necesite del aprendizaje de actitudes específicas y habilidades necesarias
para la vida cotidiana (Dicaprio, 1989). Skinner comenta al respecto, que
este enfoque no es mas que "[ ...1 el residuo de las creencias tradicionales
místicas que dejarán [algún día] su lugar a las estrictas nociones científi-
cas del análisis conductual" (Matson, 1984-, p. 93).

61 Como es sabido. el papel tradicional freudiano de la "pantalla en blanco" del tera-


peuta. así como de los arreglos del mobiliario para que éste permanezca por detrás del
diván durante la sesión psicoanalítico. tiene como finalidad que no aparezca en escena
el verdadero yo del terapeuta, para evitar que se pierda la "objetividad" y por lo tanto
el control de la situación analítica, ya que el terapeuta puede "ser arrastrado" por los
deseos de los pacientes y no por sus necesidades. Además de que se puede ver afec-
tada la trasferencia del paciente, punto por demás relevante para el terapeuta psico-
analítico (Ya 10m, 1984).

119
"E! Universo tiende hacia la diversidad unitiva y unificante"

Jjá,& /{!!x/Ür JháclÍuch


4.7.§~

Al igual que la psicología humanista, la 'psicología transpersonal


surge como un intento de constituir un nuevo paradigma científic0 62 que
sustituya al modelo mecanicista newtoniano-cartesiano del universo, el
cual considera que éste es un complejo sistema mecánico, constituido por
un conjunto de materia pasiva e inerte, que se desarrolla sin la participa-
ción de la conciencia o inteligencia creativa, es decir, que se encuentra
gobernado simplemente por fuerzas mecánicas ininteligibles. Un ejemplo
de ello es la consideración de que la evolución de formas de vida superio-
res se debe a mutaciones genéticas "accidentales" y a un proceso de se-
lección natural que garantiza la sobrevivencia del más fuerte, lo que con-
duce según Charles Darwin (1868), creador de esta teoría, a un sistema
jerárquico de ramificaciones filogenéticas, que organiza a las especies se-
gún su nivel de complejidad.

Cabe aclarar, que a pesar de que Newton y Descartes han sido am-
pliamente criticados por sus postulados, inicialmente partieron de la base
de la existencia de una inteligencia divina, la cual constituye el origen de
las partículas materiales que conforman al universo, así como las fuerzas
que interaduan entre ellas y las leyes que las rigen. Ya creado el univer-
so, establecen que este continúa funcionando como una gran máquina,
existiendo en forma objetiva e independiente del observador humano; es
decir, el universo es material en su naturaleza, pero su origen no se debe
a causas materiales como los científicos posteriores asumieron, tergiver-
sando el legado de estos pensadores (Grof, 1994-a).,

Stanislav Grof (1994-a), comenta que el paradigma newtoniano-


cartesiano ha creado una imagen muy negativa de los seres humanos,
considerándolos como máquinas biológicas operadas por impulsos instin-

62 Thomas Kuhn (1962), filósofo e historiador de las ciencias, define al paradigma científi-
co como una constelación de creencias, valores y técnicas compartidos por los miem-
bros de una comunidad científica determinado y agrega que dicho paradigma es ne-
cesario para la ciencia, pero que al mismo tiempo limita la posibilidad de explorar nue-
vas áreas de la realidad, ya que se convierte en el enfoque "obligatorio" de los proble-
mas científicos. por lo que se le llega a confundir con la realidad misma, es decir, se con-
funde el mapa con el territorio, por lo que para lograr un cambio, se requiere de una "re-
volución científica", la cual reemplaza el antiguo paradigma por otro nuevo incompati-
ble con el anterior.

/68
tivos de naturaleza animal, debido a que no reconoce los valores elevados
que éstos tienen, como las necesidades estéticas, el concepto de amor, el
sentido de justicia y la conciencia espiritual.

Han sido muchos los elementos que han contribuido al desequili-


brio del paradigma mecanicista, especialmente durante el siglo XX, lo que
ha impulsado a la creación de nuevos conceptos que describen la natura-
leza humana y su entorno, incluyendo la postura psicológica más con-
temporánea; la de la psicología transpersonal. Por ello, es relevante men-
cionar a continuación, conforme lo establecen Stanislav Grof (1994a) y
Walsh y Vaughan, (1980; 1993b), los factores más importartes que ante-
ceden a dicha corriente:

1. La decadencia del materialismo, lo que condujo a la búsqueda inte-


rior de la fuente de satisfacción que no pudieron proporcionar los fac-
tores externos, como es el caso del éxito y las posesiones, ya que como
comenta Manuel Almendro (1994), el tipo de sociedad capitalista que
impera en la actualidad, le ha dado relevancia al "tecnocientincismo" y
al "móvil económico especulativo", procurando que sus miembros hu-
yan del sufrimiento y de la muerte, aferrándose a creencias y posesio-
nes, e incluso "matando por ellas".

2. El nacimiento del movimiento del potencial humano, en el que se va-


loran las capacidades y potencialidades de los seres humanos, las cua-
les se convierten en la verdadera fuente de satisfacción y crecimiento,
revaluándose con ello los conceptos de salud y de motivación que exis-
tían hasta entonces.

3. La experimentación científica moderna con la hipnosis, la meditación,


el aislamiento, la saturación sensorial, el control voluntario de los esta-
dos internos, la biorretroalimentación (biofeedback),63 la acupuntura
y la investigación psicodélica con LSD realizada especialmente por Sta-
nislav Grof, como veremos más adelante.

4. Las psicoterapias y trabajos corporales modernos, como el análisis


junguiano,64 el enfoque gestáltico: s el neoreichiano y la imaginería di-

03 Ver Ccpí:u:o L de este rrobojo.

64 Ver Capítulo 1 de este trabajo.

164
rigida por música, así como la Psicosíntesis de Roberto Assagioli y la
Terapia Holotrópica de Christina y Stanislav Grof, las cuales revisare-
mos en este capítulo.

5. La investigación parapsicológica moderna, realizada metodológica-


mente por científicos como Stanley Krippner, Charles Tart y Gardner
Murphy, entre otros, donde se ha demostrado la existencia de la tele-
patía, la clarividencia, el diagnóstico y la curación psíquica, la psico-
kinesis y la proyección astral.
Charles Tart (1995) comenta al respecto, que una demostración de
la estrechez de la concepción fisicalista del universo sostenida por la
gran mayoría de los científicos contemporáneos, son los fenómenos
paranormales, los cuales han sido demostrados científicamente en un
buen número de investigaciones, por lo que deben dejar de considerar-
se como experiencias subjetivas ya que son tan reales como el mundo
físico ordinario.
6. El auge de las disciplinas meditativas, las cuales utilizan métodos que
permiten el acceso a estados alterados de conciencia similares a los
producidos por drogas.

7. Los descubrimientos de la física cuántica-relativista, realizados por


Albert Einstein, Niels Bohr, Louis de Broglie, Erwin Schrbdinger, Wer-
ner Heisenberg, Robert Oppenheimer, Wolfgang Pauli, Max Planck, Paul
Dirac y David Bohm, entre otros.
Las investigaciones científicas actuales señalan que la auténtica na-
turaleza de la materia difiere del concepto clásico de masa y volumen,
es decir, de lo tangible y mesurable, y que por el contrario, éstos son
tan solo aspectos aparentes de la materia, lo que "no es", ya que su re-
al constitución es ondulatoria y energética (Pintos, 1996).
Fritjof Capra (1975), considera que el paradigma newtoniano-car-
tesiano ha tenido gran relevancia dentro de la física debido a que ésta
se dedica a explorar los fenómenos de nuestra experiencia cotidiana, es
decir, a los cuerpos sólidos que se mueven por el espacio vacío; en la
"zona de dimensiones medias"~ sin embargo, cuando se inicia una seria
investigación más allá de los límites de la percepción ordinaria; en el

6.S Ver Capítulo 3 de este trabajo.

166
macromundo de la astronsica y en el micromundo de las partículas
subatómicas, el paradigma se torna obsoleto, ya que se demuestra que
los cuerpos no son sólidos debido a que existe un espacio entre los áto-
mos que los constituyen -por lo que hay vacío-, donde los procesos
subatómicos, con su aspecto dual de partículas u ondas, se manifiestan
constantemente en forma probabilística. Con ello se confirma que los
cuerpos parecen sólidos debido a que los átomos colisionan millones de
veces por segundo y siempre regresan a su forma original después de
cada colisión.

Uno de los descubrimientos más relevantes en el campo de la física


cuántica, es esta naturaleza dual de la materia, ya que originalmente
se pensaba que ésta se encontraba constituida por partículas y des-
pués se demostró que no eran partículas sino ondas lo que la confor-
maba, para posteriormente descubrirse que la materia estaba consoli-
dada tanto por ondas como por partículas y que su manifestación de
una o de otra forma, dependería de la situación experimental en la que
se encontrara, es decir, del sistema con el que se viera obligada a enta-
blar una relación recíproca.

Werner Heisenberg (en Capra, 1982) bajo este supuesto, creó el


"principio de incertidumbre", en el que establece que ante esta polari-
dad, observamos a la naturaleza tal como se nos revela en relación a
nuestro método de experimentación, por lo que a medida que acentua-
mos nuestra observación en un polo, más incierto se vuelve el otro ex-
tremo. Niels Bohr (en Capra, 1982), por su parte, introdujo la idea de
"complementariedad", concibiendo las imágenes de la onda y la partí-
cula como dos descripciones complementarias de la misma realidad.

El hallazgo de una dualidad que no es mutuamente excluyente y


que unifica los opuestos, es decir, que permite la coexistencia de las
polaridades sin que haya conflicto, ya que las partículas pueden ser on-
das y las ondas partículas, destruye la idea clásica del objeto sólido,
por lo que rompe con el paradigma científico occidental y con las ba-
ses que sustentan la lógica aristotélica donde lo que es A no puede ser
B, pasando a formar parte este hallazgo de la lógica paradójica oriental
en la que pueden coexistir Ay B sin dejar de ser A ó B (Fromm y Suzu-
ki, 1960).

fóé
Con la teoría de la relatividad, se afirma que la masa no depende
de alguna sustancia específica, sino que es una forma de energía que
no se crea ni se destruye, sino que simplemente se transforma (E=
mc Z), por lo que se transmutan las partículas en otras partículas o
bien se desvanecen en energía, interconectándose el universo en una
especie de "telaraña cósmica" de constitución "dinámica" con patrones
de energía inseparables, por lo que no pueden entenderse como enti-
dades aisladas sino como partes integrantes del todo. El dinamismo de
la materia implica que se mueve constantemente, "danzando y vibran-
do", por lo que los nsicos aseguran que no existen estructuras estáti-
cas en la naturaleza, lo que existe es una "estabilidad" como resultado
del equilibrio dinámico (Capra, 1982).

Capra (1975, p. 181), comenta que no somos conscientes de tal


unidad, ya que normalmente dividimos al mundo que percibimos en
objetos y sucesos separados (sujeto-objeto), por lo que consideramos
que nosotros (ser) somos distintos a todo lo que nos rodea (no ser),
motivo por el que científicamente podemos aislarnos como observado-
res objetivos e imparciales e investigar los hechos externos a nosotros,
pero la física cuántiCa ha demostrado que el observador "[... ] se ve in-
volucrado e inmerso en el mundo que observa hasta el punto en que
influencia las propiedades de los objetos observados," por lo que se po-
ne en tela de juicio el concepto de objetividad de la ciencia, rompién-
dose con ello nuevamente el paradigma cartesiano de la división entre
mente y cuerpo, puesto que entre el observador y lo observado no hay
separación.

Por otra parte, la nsica clásica considera que existe un espacio tri-
dimensional, absoluto e independiente de los objetos materiales que
contiene y que dicho espacio, obedece a las leyes de la geometría eucli-
diana, la cual siempre fue considerada como inherente a la naturaleza.
Einstein (en Capra, 1975), revoluciona tal concepto con su teoría de la
relatividad al declarar que la geometría no es una parte inherente de
la naturaleza, sino que ha sido impuesta por la mente humana sobre
ella, por lo que tanto el concepto de espacio como el de tiempo ha sido
creado por la mente y por lo tanto, "son relativos".

De esta manera, el espacio no es tridimensional ni absoluto coma


pensaba Newton, ni el tiempo es lineal, sino más bien existe un conti·
nuo cuatridimensional espacio-temporal inseparable, en el que el tiem-

/67
po no fluye uniformemente, sino que depende de la posición de los ob-
servadores y de sus velocidades relativas con relación a lo observado,
por lo que a la's tres coordenadas de espacio se agrega la del observa-
dor, Evidentemente, estos conceptos no son fácilmente asimilables, de-
bido a que carecemos de experiencia sensorial directa del espacio-tiem-
po cuatridimensional ya que generalmente se requiere para ello de la
utilización de herramientas como la cámara de burbuja, que desarrolla
altas velocidades a las que no tenemos acceso en forma cotidiana.

Como es sabido, la teoría general de la relatividad, formulada en


1915, se amplía para incluir a la gravedad, cuyo efecto es curvar el es-
pacio-tiempo, donde la geometría euclidiana deja de ser válida. La teo-
ría de Einstein establece que "[ ... ] la curvatura del espacio es produci-
da por los campos gravitacionales de los cuerpos sólidos. Siempre que
haya un objeto sólido, el espacio que lo rodee será curvo, y el grado de
curvatura, es decir, el grado en que la geometría se desviará del mo-
delo de Euclides, dependerá de la masa del objeto" (Capra, 1975, p.
229).

Para mayor claridad, en tomo a las diferencias entre los postulados


newtonianos y de la mecánica cuántica, se puede observar el Cuadro
No. 8.

Finalmente, dentro de los descubrimientos de la física modema, el


físico David Bohm (en Pintos, 1996), advierte la naturaleza holográfica
de la materia, estableciendo que cada "porción" del universo contiene
a su vez la información de la "totalidad" de éste, por lo que cada "par-
te" contiene el "todo", lográndose con ello que las "porciones indivi-
duales" sean el "todo universal", postura que impacta notoriamente en
el pensamiento contemporáneo.
8. Las aportaciones de la teoría de los sistemas,66 que ha demostrado
que "[... ] todo conjunto de partes y componentes dotado de circuitos

oó El ingeniero Heinz van Foes+e:" crea la Teoría General de los Sistemas en Alemania. al
interesarse en ia cibernética. Forma parte del Círculo de Viena y decide raaicar en Nue-
va York después de la Segunda Guerra Mundial. donde conoce al neurofls;ólogo y neu-
ro psiquiatra Warren McCulloch y 01 ~eórico de la comunicación Gregory Batson, con qui-
enes vj:-:culc los conceptos abstractos ce la cibernética, -que se encargo de crear mo-
quit"1orias que pueden autorregulorse,- con la psicología, especialmenre con la Terapia
Familiar Sistémica (Von Foester, 1991).

/68
cerrados causales de adecuada complejidad y relaciones energéticas
apropiadas, ma!)iflesta características mentales; reconoce diferencias,
procesa información y se autocorrige" CGrof, 1994a, p. 81). Las carac·
terísticas mentales pueden ser por ejemplo, de las células, de los teji·
dos, de 105 órganos de! cuerpo, de un grupo cultural o de una nación,
de un sistema ecológico, o bien, de todo e! planeta.
6'aathJ.. h. 6'
(J~ concej.>taa1&lÓ'&b
Jiriav~yb~caánLiau

Representa y describe la realidad - No puede representar la totalidad.


(totalidad).

Se basa en la percepción ordinana. Se basa en el comportamiento de las -


partículas subatómicas y sistemas, que
no pueden ser observados directamente.

Describe cosas; objetos individuales Describe el comportamiento estadístico


en el espacio y sus cambios en el de los sistemas.
tiempo.

Predice y controla los eventos. Predice las probabilidades sobre las cua-
les no ejerce control.

Asume una realidad objetiva que se No asume la existencia de una realidad


encuentra "allá afuera". objetiva que se encuentre separada de la
propia experiencia.

Puede observarlo todo sin cambIar- No se puede observar algo sIn provocar
lo o afectarlo. cambios en éste.

Declara y afirma estar basada en la Declara solamente ser capaz de correla-


verdad absoluta; conocer la naturale- cionar la experiencia de una manera co-
za tal como es. rrecta .

• Tomado de Ana María González, Colisión de Paradigmas. 1989, pp. 137-138.


9. Los descubrimientos recientes en neurofisiología y biología. La cien-
cia tradicional considera que la vida está destinada a una muerte tér-
mica o entropía, basándose en la segunda ley de la termodinámica,"
sin embargo I1ya Prigogine (en Grof, 1994-a), oponiéndose a este con-
cepto, estudió las "estructuras disipativas" de determinadas reacciones
químicas y descubrió que las rige el principio del" orden a través de la
fluctuación", en el que los sistemas cuando en una determinada área
se ven afectados por la entropía, tienden a mutarse hacia nuevos regí-
menes. Así, la misma energía con sus principios, evolucionan a todos
los niveles, ya sean materiales, de fuerzas vitales, de información o de
procesos mentales, por lo que el universo deja de ser inerte y se mani-
fiesta dinámico y vital.

Por su parte, Rupert Sheldrake (en Grof, 1994a) ha realizado expe-


rimentos con ratas y simios en las áreas de la morfogénesis durante el
desarrollo individual y la evolución de las especies, así como en la
genética y en las formas instintivas y más complejas del comporta-
miento. En sus estudios, estableció la existencia de una "resonancia
mómca" consistente en la adquisición automática de uno de los miem-
bros, de comportamientos aprendidos por un número importante de
los demás miembros de su especie, sin que medie entre ellos ningún
contacto. Este aprendizaje no tiene conexión directa con el tiempo y el
espacio y manifiesta propiedades acumulativas.

Bajo esta tendencia de ruptura del paradigma newtoniano-cartesia-


no y con los antecedentes expuestos, surge la psicología transpersonal.
Como sabemos, Abraham Maslow, está directamente involucrado con la
psicología humanista junto con Goldstein, quien es considerado el padre
de esta corriente. Además, se encuentra vinculado estrechamente con la
psicología transpersonal, de la cual se le considera fundador. Así, Maslow

~7 ~c segundo ley de la termodinámica establece que e: celor no pasa, por sí mismo, de


un lugar feío a Jno calienie, por lo que el flujo ce calor :-iene un sólo sentido. Dicha ley
sentencia la muer,e del universo debido a que existe una tendencia a convertir Toda la
energía universo! e~ calor distribuido uniformemente. de Tel manera que todo llegará a
estar a la misma temperatura sin poder hacer ningún cambio. por io que no se podrá
efectuar flingC.'n trabajo. La enrropía es la tendencia e la nivelación cel color. Lo máxima
entropía se clcanzoiá en el momento en que toda :0 temoeraturc sea lo misma, por lo
que e', movimiento r:1olecular será completamente desordenado v no será posib'ie nin-
gún trebaJo y, el universo habrá Muerto ¡Faires. 1965: Nava-Rivera. 1991).

IÓO
llamó la atención· sobre las posibilidad de ir más allá de la autorrealiza-
ción, es decir, de trascender los límites cotidianos de la identidad y de la
experiencia. Al respecto, en 1968 declaró que "l.. ,] la psicología humanis-
ta, la psicología de la tercera fuerza, es un movimiento de transición, una
. preparación para una cuarta psicología, "superior" a ella, transpersonal,
transhumana, centrada en el cosmos más que en las necesidades y los in-
tereses humanos, una psicología que irá más allá de la condición huma-
na, de la identidad, de la autorrealización y cosas semejantes" (Walsh y
Vaughan, 1980, p. 20).
De esta manera, en los Estados Unidos de América, diversos estu-
diosos de la psicología contemporánea, además de Maslow, como Antho-
ny Sutich, James Fadiman y Stalisnav Grof, consideraron que había llega-
do el momento de iniciar un nuevo movimiento psicológico, basado en el
estudio de la conciencia, que tomara en cuenta la dimensión espiritual de
la mente humana, al cual denominaron "psicología transpersonal". Poco
tiempo después se publicó el Journal of Transpersonal Psycho/ogy (Re-
vista de Psicología Transpersonal) y se fundó la Asociación de Psicología
Transpersonal (Grof, 1994a).

En la primavera de 1969, el primer número de la Revista de Psico-


logía Transpersonal, establece que "la psicología transpersonal es el títu-
lo dado a una fuerza que emerge en el campo de la psicología por obra
de un grupo de psicólogos y de profesionales de otros campos, quienes se
interesan en esas capacidades y potencialidades humanas últimas que no
tienen lugar en la teoría psicoanalítica clásica ("primera fuerza"), en una
teoría positivista o conductista ("segunda fuerza") ni en la psicología hu-
manista ("tercera fuerza"). Esta emergente psicología transpersonal ("cu-
arta fuerza") se ocupa específicamente del estudio científico empírico, y
de la implementación responsable de los descubrimientos pertinentes, del
devenir, las metanecesidades del individuo y de la especie, los valores últi-
mos, la conciencia unitiva, el éxtasis, la experiencia mística, el temor re-
verencial, el ser, la autorrealización, la esencia, la beatitud, el prodigio, el
sentido último, la trascendencia del sí mismo, el espíritu, la unicidad, la
conciencia cósmica, la sinergía del individuo y de la especie, el encuentro
máximo interpersonal, la sacralización de la vida cotidiana, los fenóme-
nos trascendentes, la máxima toma de conciencia sensorial, la capacidad
de respuesta y expresión y, conceptos, experiencias y actividades relacio-
nadas con todo ello" (Tart, 1994).
En 1978, Stanislav Grof (1994a), Michael Murphy y Richard Price,
fundaron la Asociación Transpersonal Internacional (A.T.r.), misma que
se ha encargado de difundir las formulaciones teóricas y a consolidar el
movimiento transpersonal en otros países. Entre los principales exponen-
tes de esta corriente, además de los ya mencionados, se encuentran Án-
geles Arrien, Arthur Hasting, Jack Korfield, Ralph Vaughan, Roger Walsh,
Charles Tart68 y Ken Wilber.

Por su parte, Walsh y Vaughan (en Pinto, 1996, p.18), definen a la


psicología transpersonal como "el área de la psicología que se enfoca ha-
cia el estudio de experiencias transpersonales, entendiendo por éstas,
aquellas en las que el sentido de identidad o del self se extiende más allá
del individuo o de lo personal, para abarcar aspectos más amplios de la
humanidad, de la vida, de la psique o del cosmos."

Estos autores (Walsh y Vaughan, 1980, p. 15) agregan que la psico-


logía transpersonal enfoca su interés en "[... ] la expansión del campo de
la investigación psicológica hasta incluir el estudio de los estados de salud
y bienestar psicológicos de nivel óptimo. Reconoce la potencialidad de ex-
perimentar una amplia gama de estados de conciencia, en alguno de los
cuales la identidad puede ir más allá de los límites habituales del ego y de
la personalidad."

Esta nueva corriente no se aleja del pragmatismo, pero renuncia a


los modelos "patologizantes y taxonómicos". Sin embargo, admite al res-
to de las psicologías estudiadas hasta el momento y las ubica dentro de
un espectro en forma integrativa; es decir, la psicología transpersonal
pretende llegar a una psicología integral que unifique las distintas postu-

68 Charles Theodore Tart nació el 29 de abril de 1937 en Momsville, Pennsylvania. En


1963 se doctoró en psiquiatría en la Universidad de Carolina del Norte y trabajó du-
rante varios años en el Laboratorio Psicofisiológico del Departamento de Psiquiatría de
la Universidad de Carolina del Norte, en Durham. Se ocupó de la hipnosis, de la investi-
gación del sueño y de la parapsicología (Bonin, 1983). Una de las prinopales aporta-
ciones de Tart a la psicología transpersonal es el intentar congeniar los fenómenos que
resultan de la alteración de la conciencia con la esencia del método científico, por lo
que se ha convertido en uno de los principales divulgadores científicos que aborda los
estados de concienda, intentando demostrarlos científicamente.

162
ras psicológicas, donde exista una complementariedad de los diversos
puntos de vista, ya sean estos sensoriales, introspectivo-racionales o con-
templativos (Wilber, 1977, 1983, 1986).

Esta tendencia deja atrás el positivismo newtoniano del conductis-


mo y del psicoanálisis clásico, sin negarles un sitio en el espectro psicoló-
gico y se une a los parámetros emergentes de su tiempo; al indeterminis-
mo atómico, a la relación cuántica más allá de la materia, al relativismo y
a la tendencia dirigida hacia la unificación del sujeto-objeto (Almendro,
1994).

La psicología transpersonal agrega la dimensión espiritual al estu-


dio integral del ser humano, de esta manera, al hombre se le observa co-
mo un ser bio-psico-social y espiritual, ya que en las otras posturas este
último aspecto de la naturaleza humana ha sido ignorado y hasta consi-
derado como patológico, sin embargo, "[... ] gran parte de la angustia de
nuestro tiempo proviene de un vacío espiritual [debido a que] nuestra
cultura se halla en medio de una crisis que puede resolverse en la aniqui-
lación nuclear, en la muerte masiva por hambre (y] en el derrumbe par-
cial o total de la civilización" (Tart, 1975, pp. 12-13).

Bajo este enfoque, la conciencia es vislumbrada como una concien-


cia de unidad que trasciende al ego y sus dicotomías. Este estado de con-
ciencia absoluto o unitivo es considerado por los teóricos transpersona-
les como "una energía psíquica inmortal, eterna y atemporal", que cons-
tituye la "esencia del ser" (González, 1989).
Las experiencias transpersonales, cumbre o meseta, ya sean espon-
táneas o naturales así como las inducidas por agentes externos, son con-
sideradas por la psicología transpersonal (González, 1989) como estados
alterados de conciencia, donde el sujeto tiene la sensación de identidad
más allá (trans) de sí mismo, llegando a abarcar aspectos de la humani-
dad, de la vida, del psiquismo y del cosmos, los cuales originalmente eran
experimentados como ajenos (Walsh y Vaughan, 1993). A continuación
mencionaremos una serie de características que constituyen a las expe-
riencias transpersonales:

• La sensación de atemporalidad.

• La disolución de dicotomías y polaridades, donde se experimenta la uni-


dad y la totalidad.

1M
• La concentración y expansión de la percepclOn, tanto visual, auditiva
como krnésica de uno mismo y del cosmos.

• El desapego del ego, como una desidentificación con el mismo, trascen-


diendo sus fronteras momentáneamente, sin que haya una desintegra-
ción de la pecsonalidad.

• La experiencia integradora en la que se despiertan los valores superio-


res y las emociones más intensas.

• La inefabilidad de las mismas, donde las palabras no pueden expresar


lo experimentado.

Walsh y Vaughan (1993b), aclaran que en el nuevo paradigma


transpersonal o movimiento interdisciplinario transpersonal, no solo se
incluye a la psicología sino también a otras áreas del conocimiento, que
a su vez estudian los fenómenos transpersonales, como son la psiquia-
tría tmnspersonal, la cual centra más su atención en los aspectos clíni-
cos y biomédicos de dichos fenómenos; la antropología tmnspersonal
que estudia interculturalmente tales fenómenos, además de las relacio-
nes que existen entre la conciencia y la cultura; la sociología tmnsperso-
nal, que estudia las dimensiones, implicaciones y manifestaciones de ín-
dole social de los fenómenos transpersonales y la ecología tmnsperso-
nal, que al igual que en el caso anterior, estudia las dimensiones, impli-
caciones y aplicaciones ecológicas de los fenómenos.

Estos autores agregan que las disciplinas transpersonales, a dife-


rencia de lo que sucede con otras escuelas que tienden a confiar exclusi-
vamente en su metodología, han fomentado una postura más ecléctica,
interdisciplinaria e integradora, que se sustenta, como diría Ken Wilber
(1983), en los "tres ojos del conocimiento"; es decir, en el conocimiento
adquirido a través de lo sensorial, de lo introspectivo-racional y de lo
contemplativo, involucrando con ello a la ciencia, la filosofía, la intros-
pección y la meditación, por 10 que incluye tanto las perspectivas occi-
dentales como las orientales.

En cuanto a las técnicas psicoterapéuticas que la psicología trans-


personal utiliza para intervenir adecuadamente en el desarrollo físico,
emocional, mental y espiritual de los individuos, éstas serán esbozadas
brevemente a lo largo del apartado correspondiente al final del Capítk!o
6.
Como se analizó en el Capítulo 1, la aportación más relevante de
Carl Gustav Jung a la psicología transpersonal es el concepto del incons-
ciente colectivo, mismo que trasciende las fronteras del individuo, traspa-
sa las barreras espacio-temporales y abarca a la humanidad entera ya
que en él se encuentran los arquetipos que son secuencias mitológicas
culturales de orden trascendental. Así, Jung y Roberto Assagioli (de quien
adoptó el concepto de inconsciente colectivo) con la Psicosíntesis, han si-
do considerados como los pioneros de la psicología transpersonal, mu-
chos años antes de que Abraham Maslow fundara esta corriente. Otros
autores importantes han contribuido a enriquecer esta disciplina, como
es el caso de Stanislav Grof y Ken Wilber, a quienes también revisaremos
brevemente a continuación.

Roberto Assagioli nace en Venecia en 1888 y muere en Florencia en


1974. Publica distintos artículos en la Rivista de Psicología Applicata
entre 1906 y 1909 Y un año más tarde, recibe su doctorado en medicina
en la Universidad de Florencia, para obtener poco después la especializa-
ción en psiquiatría. Assagioli se forma como psicoanalista freudiano, sien-
do uno de los pioneros del psicoanálisis en Italia. Sin embargo, en 1911
formula serias objeciones a las enseñanzas de Freud y describe al psicoa-
nálisis como un enfoque de los problemas humanos que no es incorrecto,
pero sí parcial e incompleto, especialmente en la desatención y falsa idea
de Freud en relación con la dimensión espiritual de la vida humana (Assa-
gioli, 1989).

En el campo clínico, después de que utiliza diversos métodos psico-


terapéuticos, tales como la sugestión, la persuasión y el psicoanálisis,
crea un nuevo método al que denomina "psicosíntesis", el cual "L .. ] pro-
pone la formación y reconstrucción de la personalidad entera del «en-
fermo»" (González, 1989, p. 32), por lo que en 1926 publica su libro
Psychosynthesis. A New Method of Healing (Psicosíntesis, un nuevo mé-
todo de curación), en donde manifiesta su concepción interactiva entre
mente y cuerpo, dando lugar al basamento de la psicología psicosomáti-
ca.

166
Poco tiempo después, Assagioli funda el Instituto de Psicosíntesis
en Roma, el cual permanece activo hasta 1938 cuando el gobierno fascis-
ta de Mussolini interviene en sus funciones humanitarias internacionales
sospechando de las mismas. Después de la Segunda Guerra Mundial, el
Instituto nuevamente entra en funciones, pero esta vez en la ciudad de
Florencia, circulando al mismo tiempo la Revista Psiche fundada en 19l1
por este autor.
En 1931 publica su obra Desindeintificación y auto identificación
considerándola el ejercicio fundamental de la psicosíntesis. En 1934 ha-
bla del yo superior, o yo transpersonal, así como del supraconsciente, el
cual establece una relación decisiva con respecto al inconsciente colectivo
junguiano.

Assagioli escribe más de 300 libros e imparte conferencias por Eu-


ropa y Estados Unidos. Forma parte de la Real Sociedad de Medicina de
Londres y de la Sociedad Italiana de Medicina Psicosomática, además de
ser miembro de la dirección editorial del Journal of Humanistic psycho-
logyy deljournal ofTranspersonal Psychology (González, 1989).
Para Assagioli, el presupuesto básico de la psicosíntesis era el hecho
de que el individuo se encuentra en un constante proceso de crecimiento
personal, de realización de su potencial oculto. Al contrario que Freud,
que se centraba en los instintos básicos de la naturaleza humana, Assa-
gioli resaltaba los elementos positivos, creativos y gozosos, así como la
relevancia de la voluntad (Assagioli, 1989). La psicosíntesis, es la tenden-
cia innata del ser humano hacia el equilibrio, la armonía, la síntesis de
sus diversos aspectos, que van desde los más simples hasta los más com-
plejos. Es la tendencia de la materia viviente hacia su perfeccionamiento,
que en el caso del ser humano se convierte en un intento consciente de
coadyuvar al proceso natural de crecimiento personal (González, 1989).

El esquema que Assagioli hace de la personalidad humana, tiene


cierta similitud con el sistema psicológico junguiano:9 De esta manera,
su teoría reconoce y respeta la espiritualidad. del ser humano, su esencia
transpersonal, planteándose como meta, el manifestar esa esencia o
"se/T' en su vida coloquial y, además, incluye el concepto de consciente

69 Puesto que JL.:ng se basa en este autor.


colectivo. La personalidad según Assagioli, se estructura en un esquema
(ver Cuadro No. 9) que comprende las dimensiones inconscientes, cons-
cientes y supraconscientes, por lo que se le ha denominado "tridimensio-
nal" (Assagioli, 1989, González, 1989; Almendro, 1994).

·.....
··--7

••1+._~~_6
1. Inconsciente inferior
2. Inconsciente medio
3. Supraconsciente
4. Campo de la conciencia
5. Ser personal o yo
6. Ser transpersonal
7. Inconsciente colectivo
I ----'-c---

• Tomado de Rowan en Almendro, M. (1994). Psicología y Psicoterapia Transpersonal.


Barcelona: Kairós, p. 151

167
El inconsciente a su vez se subdivide en tres áreas: el inconsciente
inferior, el inconsciente medio y el inconsciente elevado, también conoci-
do como superconsciente o supraconsciente. El inconsciente inferior, di-
rige las actividades psicológicas básicas como los instintos primitivos y
los complejos emocionales, además de que contiene las experiencias re-
primidas del individuo, su pasado psicológico y las experiencias arcaicas,
que debido a que no se encuentran simbolizadas en la conciencia no se
recuerdan. Esta dimensión corresponde al inconsciente freudiano.

El inconsciente medio, asimila las experiencias antes de alcanzar la


conciencia y corresponde al preconsciente freudiano. El inconsciente su-
perior, superconsciente O supraconsciente, es la sede de los sentimientos
y capacidades superiores del ser humano, de sus impulsos más elevados y
evolucionados, como es el caso de la inspiración, la intuición, el amor al-
truista, las acciones humanitarias, el insightfilosófico y espiritual, la ten-
dencia hacia una búsqueda de significado existencial, la contemplación y
el éxtasis. Esta dimensión no se correlaciona con el Superyó freudiano ya
que para Assagioli el supraconsciente es innato y es una fuente del po-
tencial de autorealización y trascendencia que tan solo espera ser realiza-
do.

Para Assagioli, el individuo sufre no tan solo por reprim1r sus 1m-
pulsos biológicos como estima Freud, sino debido a que reprime también
los aspectos sublimes y elevados que constituyen su propia naturaleza.
Estas tendencias elevadas reprimidas, agrega, no son el resultado de la
sublimación de los instintos primitivos sexuales y agresivos como lo con-
cibe el psicoanálisis.

En el esquema de la psicosíntesis, existe también el campo de la


conciencia personal, en el cual interactuan los contenidos psíquicos que
el individuo es capaz de darse cuenta. En este campo reside el selt, sí mis-
mo personal o yo consciente, el cual analiza los impulsos, sentimientos y
pensamientos de la conciencia, por lo que es denominado el "centro de la
conciencia personal", en cuyo entorno se integra la personalidad del suje-
to. Este selftiene dos funciones primordiales: la conscientización y la vo-
luntad; conscientización del mundo interno y externo que es posible gra-
cias a la voluntad del individuo.

Otro elemento que conforma el esquema es el Sí mismo o Se/f


transpersonal, que centra y unifica tanto al supraconsciente como al in-
dividuo. Es la realidad psicoespiritual que permite las experiencias transo
personales y donde se encuentran depositados los valores más elevados,
los del Ser. Finalmente, el área que rodea a todas estas dimensiones co-
rresponde al inconsciente colectivo junguiano, que involucra a toda la
colectividad.

Lo primero que se lleva a cabo en el proceso psicosintético, es el


descubrimiento de la situación existencial individual, tomando en cuenta
la etapa del desarrollo en la que se encuentra el sujeto, para después ac-
tivar los aspectos y situaciones que estén sin desarrollo pleno, a través de
distintas técnicas que deben aplicarse en forma sistemática y clara. La
psicosíntesis toma en cuenta también el aspecto social y las relaciones in-
terpersonales del individuo.

Por otra parte, Assagioli distinguió entre dos fases consecutivas


dentro del proceso terapéutico: la personal y la transpersonal. Cuando se
trata de la psicosíntesis personal, el objetivo es que el sujeto alcance el
nivel más alto y saludable en sus áreas personales y en la psicosíntesis
transpersonal, el individuo aprende a expresar los más altos valores, mis-
mos que le corresponden a su ser transpersonal que va más allá de su
persona.

Bajo este enfoque, se debe actuar desde el propio centro o sí mis-


mo, a fin de desapegarse o desidentificarse de falsas subpersonalidades
que generalmente representan distintos roles que conforman la persona-
lidad del individuo, con la finalidad de crear una síntesis de las mismas.
En la medida en que el sujeto descubra sus subpersonalidades, las reco-
nozca y las acepte, irá integrándolas al Yo adquiriendo con ello un mayor
desarrollo y funcionamiento de su personalidad.

Conforme el individuo va avanzando en su desarrollo personal, va


adquiriendo libertad de elección, poder de decisión sobre su vida, habili-
dad regulatoria de sus propias funciones y una responsabilidad existen-
cial, siempre bajo el sustrato volitivo, haciendo a un lado los comporta-
mientos impulsivos e instintuales así como las dependencias. A medida
que se va identificando con su Ser Transpersonal, experimenta una com-
pletud y armonía que le permite manifestarse con un espíritu de servicio
y buena voluntad (González, 1989).
Para Assagioli, el término "espiritual" es muy amplio, ya que se re-
laciona en todo momento con la experiencia humana empíricamente ob~
servable; las experiencias religiosas, los estados de conciencia y las funcio-
nes y actividades humanas centradas en los valores superiores, tales co-
mo los éticos, heroicos, humanitarios y altruistas (Assagioli, 1989). Agre-
ga que en distintas fases del desarrollo espiritual del individuo, pueden
surgir perturbaciones positivas y necesarias para su progreso, tales co-
mo: las crisis que aparecen antes, durante y después del despertar e$piri~
tual, así como cuando se presentan las fases de transmutación de la per-
sonalidad, procesos que analizaremos detenidamente en el Capítulo 6.

4.S . .A6-raIzanv./f.lúdow-y fa, ~ ¿ fleced-


d-zde&
Abraham Maslow nace en Nueva York en 1908 y muere en 1970, a
la edad de 62 años. Se titula en la licenciatura, maestría y doctorado en
psicología en la Universidad de Wisconsin, concluyendo sus estudios en
1934-. Imparte clases en las Universidades de Wisconsin, Columbia, Broo-
klyn y Brandesis, donde en esta última ocupa el puesto de Presidente del
Departamento de Psicología. Durante su vida, Maslow fue muy reconoci-
do, recibiendo premios y honores, entre los cuales se encuentra su elec-
ción a la presidencia de la Asociación Psicológica Americana (A.P.A.) en
1967.

Maslow desde su inicio profesional se mantiene en contacto con


distintas corrientes psicológicas. Originalmente su vinculación se da con
el estructuralismo y el conductismo, sin embargo, siente que estas postu-
ras no explican los comportamientos más complejos del ser humano e in-
cluso de algunos animales superiores, como es el caso de los monos con
los cuales trabaja experimentalmente bajo la tutela de su maestro Harlow
en la Universidad de Wisconsin.

Desde el punto de vista psicoanalítico, Maslow incluso es coautor


de un libro sobre psicología anormal, pero termina refutando ciertos
postulados freudianos tales como la relevancia en lo irracional, lo anima-
lista y lo patológico de los seres humanos. Siente que Freud ha basado
sus descubrimientos en personas enfermas en vez de haberlo hecho con
personas sanas, como fue su caso~ cuando inicia sus investigaciones con
hombres que se encontraban "en sus mejores momentos" (Dicaprio, 19-
89), es decir, trabaja con personas autorrealizadas. Después de las distin-
tas experiencias que Maslow tuvo en estas disciplinas, manifesta sus sen-
timientos más profundos al respecto en las siguientes líneas:
"La exploración de los logros más elevados de la naturaleza humana y
de sus posibilidades últimas [...) ha supuesto para mí la destrucción de
mis axiomas más queridos y me ha obligado a enfrentarme de continuo
con paradojas~ contradiCCIones y aparentes vaguedades y ha supuesto
también el colapso ocasional de aquellas leyes de la psicología que conSI-
deraba bien establecidas~ en las que creía firmemente y que~ por consi-
guiente, me parecían inexpugnables" (Wa[sh y Vaughan, 1993, p. 191).

Como se comentó al inicio de este capítulo, Maslow es un teórico


relevante de la psicología humanista y el padre de la transpersonal, a la
que originalmente denominó como trashumana, ya que se encuentra
centrada en el cosmos más que en las necesidades del hombre.

Maslow (1982a) da mucho énfasis a la motivación poniendo en te-


la de juicio la postura tradicional de que evitar el dolor y reducir la ten-
sión son el origen de la motivación de los seres humanos, ya que el toma
en cuneta la lucha por el desarrollo, la felicidad y la satisfacción como su-
puestos básicos motivacionales. De esta manera, considera a la motiva-
ción como un compuesto de distintos niveles, cuya base jerárquica de ne-
cesidades varía en cuanto al grado potencial.

En la base, como si se tratara de una pirámide ascendente (ver Cu-


adro No. 10), Maslow coloca a las necesidades deficitarias, las cuales es-
tán constituidas por las necesidades fisiológicas, de seguridad, de perte-
nencia y de amor, hasta llegar a las "meta necesidades del ser" o necesida-
des de desarrollo, que involucran la verdad, la bondad, la belleza, el or-
den, la autarrealización o autoactualización, las experiencias cumbres o
bien la trascendencia. Cuando un nivel de necesidades se satisface, el si-
guiente nivel pasa a ser el foco de atención de los individuos, teniendo
más potencia las necesidades inferiores que las superiores, ya que las pri-
meras inmiscuyen a la sobrevivencia.

En el Cuadro No. 11 (pág. 174), se describen con más detalle las


distintas necesidades del ser humano en forma ascendente y piramidal

171
conforme lo establece Maslow, por lo que las primeras necesidades cons-
tituyen el basamento piramidal y las últimas su cúspide.

9Ji'lfl/a.l7ta" r.k b ¿.erar'fUÚV r.k J~,r.k,:.


&f9Ú7/ .Jf.1OdflW"

f
/\\
Autorreal¡zación

Necesidades sOCIales

/ \ Necesidades psicológicas

/ \ Necesidades fiSIOlógicas

Además de esta jerarquía de necesidades o jerarquía natural de


predominio (González, 1989), Maslow establece que existe otra jerarquía
que sustenta el desarrollo de la personalidad y se refiere a la jerarquía
°
natural de desarrollo crecimiento, en la que la intervención de la vo-
luntad hace la distinción entre lo animal o instintivo y lo humano. De
esta manera, cuando se logra trascender las necesidades deficitarias que
se encuentran en la base piramidal de la jerarquía, el proceso se invierte,
quedando la base en la parte superior, debido a que 105 metavalores son
los que motivan a la acción y no las necesidades básicas o instintivas.
Lo anterior es más comprensible cuando Maslow distingue entre
105 valores D (déficit) que son los fines de las necesidades deficitarias, los
cuales conducen a una reducción de la tensión y al cese del comporta-
miento y, los valores B (being o ser), que son 105 fines de las metanecesi-
dades y cuyo logro incrementa la tensión del desarrollo superior y esti-
mula por ende al comportamiento, fomentando nuestra existencia como
seres humanos_ Agrega Maslow que los individuos se mantienen en una
lucha constante entre el miedo al autoconocimiento y la valentía de
lograrlo, lo cual les reditúa en su autorrealización; "Ll todos los impul-

172
sos psicológicos y factores sociales que contribuyan a aumentar el temor,
reducirá nuestros impulsos por conocer; todos los factores que permitan
la valentía, libertad y atrevimiento, liberarán por consiguiente nuestra
necesidad de conocer" (Maslow, 1979, p. 106).

Una de las principales críticas que ha recibido Maslow es en rela-


ción a su jerarquía de necesidades o de predominio, ya que él considera
que "l. .. ] por definición, las personas autorrealizadas están gratificadas
en todas sus necesidades básicas (de pertenencia, afecto, respeto y auto-
estima). Esto equivale a decir que tienen un sentimiento de pertenencia y
de arraigo, que están satisfechas en sus necesidades de amor, tienen ami-
gos y se sienten amadas y dignas de amor, tienen un estatus y un lugar
en la vida y cuentan con el respeto de otras personas y tienen una sensa-
ción razonable de valor propio y respeto por sí mismas" (Maslow, 1980,
p. 182).
Lo anterior implica necesariamente, que el ser humano tiene condi-
cionada su autorrealización a la satisfacción de sus instintos y de otras
necesidades, lo que deja fuera a muchos individuos que en las situaciones
más adversas, es decir, sin que pudieran satisfacer las necesidades pri-
mordiales de su vida, han logrado autorrealizarse. Además, se vislumbra
una contradicción entre la afirmación de que todos los seres humanos en
forma natural tienden a autorrealizarse y, al hecho de dejar sujetos a los
individuos a una vida instintiva que no podrá ser superada si no se le sa-
tisface (Di Caprio, 1989; González, 1989).

A diferencia del psicoanálisis, en el humanismo y en la psicología


transpersonal, se postula que el crecimiento psicológico del ser humano
puede seguir desarrollándose a lo largo de toda la vida, por lo que no es
lo mismo la madurez convencional que la psicológica. Los metamotivos
de Abraham Maslow son un ejemplo de ello. Sin embargo, debido a este
miedo al crecimiento, los individuos despliegan una especie de "meta de-
fensas" a las que Maslow denominó "complejo de Jonás", recordando con
ello la tentativa del profeta Jonás a negarse a asumir su misión divina
frente a su pueblo. Por tales motivos, es evidente que el potencial trans-
personal de los individuos permanece en muchos casos sin evolucionar,
ya que somos nosotros mismos los que entorpecemos su desarrollo con
nuestras resistencias (Walsh y Vaughan, 1993b).
• Necesidades fisiológicas:
-necesidades de liberación de sed y hambre
-necesidad de donnir
-necesidad de sexo
-necesidad de alivio del dolor o desequilibrios fisiológicos
Necesidad de seguridad:
-necesidad de seguridad
-necesidad de protección
-necesidad de estar libre de peligro
-necesidad de orden
-necesidad de un futuro predecible
Necesidades de amor y pertenencia:
-necesidad de amigos
-necesidad de compañeros
-necesidad de una familia
-necesidad de identificación con un grupo
-necesidad de intimidad con un miembro del sexo opuesto
Necesidad de estima:
-necesidad de respeto
-necesidad de confianza basada en la buena opinión de los otros
-necesidad de admiración
-necesidad de confianza en sí mismo
-necesidad de autovalía
-necesidad de autoaceptación
Necesidad de autoactualización:
-necesidad de satisfacer nuestras propIas capacidades personales
-necesidad de desarrollar nuestro potencial
-necesidad de hacer aquello para lo cual se está en mejor aptitud
-necesidad de desarrollarse y ampliar las metanecesidades
-necesidad de descubrir la verdad
-necesidad de crear belleza
-necesidad de producir orden
-necesidad de fomentar la justicia
• Necesidades de trascendencia:
-necesidades asociadas con un sentido de comunidad
-necesidades de contribuir a la humanidad
-necesidad asociada con un sentido de obligación hacia orros, basada en
nuestros propios dones (nobleza).

• Tomado de Nicholas Dicapno, Teonas de la personalidad, 1989, p. 368,


Cuando Maslow trabajó con personas autorrealizadas, incluyendo
personajes públicos contemporáneos e históricos, obtuvo por medio de
entrevistas, biografías, autobiografías y observaciones casuales del com-
portamiento, que éstas no trabajaban por trabajar, sino que encontra-
ban en su trabajo la satisfacción de requisitos de crecimiento y de valo-
res últimos tales como la verdad, la belleza, el servicio a los demás etc.
Con los datos recopilados, Maslow (en Dicaprio, 1989) elaboró una lista
de rasgos característicos de los individuos autoactualizantes o autorreali-
zadores, los cuales tienen.

1. Una percepción más eficaz de la realidad y una relación más cómo-


da con ella. Aceptan más fácilmente lo desconocido, lo cual incremen-
ta su potencial indagatorio.

2. Una aceptación de sí mismos, de otros y de la naturaleza.

3. Una espontaneidad, sencillez y naturalidad.

4. Una resolución objetiva de los problemas sin emociones.

5. Una cualidad de despreocupación y necesidad de intimidad, por lo


que disfrutan estando solos, clasificando sus propios pensamientos y
sus propios valores.

6. Un locus interno de toma de decisiones. Los factores que determinan


la conducta vienen de dentro en vez del mundo exterior, por lo que
tienen iniciativa propia y consideran la libre voluntad como un proce-
so activo.

7. Autonomía, motivo por el que se manifiestan autosuficientes e inde-


pendientes de las condiciones ambientales.

8. Una continua apreciación nueva, expresada en una alegría renovada,


a pesar de que los hechos comunes se repitan frecuentemente.

9. Experiencias cumbre o estados de bienestar poco comunes, caracteri-


zados por un sentido de pérdida del tiempo (cronológicamente hablan-
do) y de sí mismo; donde el sujeto queda transfigurado, inspirado con

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admiración y, en un estado de maravilla. Momento en el que se da la
percepción de unicidad donde se desvanece la dicotomía sujeto-objeto.
Tradicionalmente y por largo tiempo, este tipo de experiencias han
sido consideradas como revelaciones sobrenaturales, mientras que pa-
ra Maslow (1972), son vivencias humanas perfectamente naturales.
Este autor menciona que las personas que nunca han tenido este tipo
de experiencias debido a su extremada racionalidad y materialismo, tie-
nen en realidad miedo de ellas, por lo que prefieren suprimirlas, negar-
las, o bien olvidarlas en caso de que se hayan presentado. A estas per-
sonas, Maslow las denomina "anaclimáxticas", agregando que el recha-
zo de estas experiencias se debe al miedo de perder el equilibrio men-
tal, por lo que la defensa del individuo consiste en apegarse desespera-
damente a la realidad, al control y a la estabilidad.
Maslow (1971, p. 260), señala que las experiencias cumbre y su
realidad empírica, no pueden ser transmitidas a los anaxc\imáticos y
menos si estos se consideran científicos ya que para ellos la ciencia
"[.. .] es una actividad inemocional y anti-emocional que está regida
completamente por la lógica y la racionalidad."
Sin embargo, para Maslow las personas que vivencían este tipo de
experiencias, se caracterizan por:
o La percepción del universo como un todo integrado y unificado .
• Una enorme concentración que no ocurre normalmente.
o Una tendencia a desapegarse de las preocupaciones humanas, lo que
agudiza la percepción y permite trascender el ego, olvidándose de sí
mismo. Entre más clara y fuerte sea la identidad del individuo, tiene
mayor capacidad para trascender su ego.
o Un alto valor que conlleva la experiencia, lo que le permite encontrarle
sentido a su vida.
o Una actitud más pasiva y receptiva que permite escuchar mejor a los
demás.
o Una exaltación de las emociones ante la grandeza de la experiencia.
o Una trascendencia o resolución de las dicotomías, polaridades y conflic-
tos de la vida.
o Producir efectos positivos inmediatos o posteriores a las personas que
las experimentan, convirtiéndolas en personas más reales, ya que con-
tactan con su verdadero ser.
o Un sentimiento de mayor autodeterminación y responsabilidad.
o Una mayor manifestación de cariño y adaptabilidad.
• Una actitud de baja demanda y exigencia debido a su ausencia de es-
. fuerzo, de motivación, de necesidades y de deseos.
• Una sensación de que se resuelve la polaridad entre humildad y orgu-
llo.
• La presencia de la "conciencia unitiva "cuando por ejemplo se experi-
menta lo sagrado en lo propiamente mundano.
o Una tendencia hacia la pérdida, aunque sea transitoria, del miedo, la
ansiedad, la defensa, el control, el conflicto, la compulsión, el tiempo y
el espacio.

10. Un sentido de hermandad. Las personas sanas se identifican con los


seres humanos en general. Se dan libremente afecto, comprensión y
simpatía.

11. Relaciones interpersonales limitadas, pero firmemente cimentadas.

12_ Una estructura democrática de carácter, por lo que aceptan a toda


clase de personas.

13. Discriminación entre medios y fines, entre el bien y el mal, por lo


que están seguros respecto de sus convicciones y no tienen confusio-
nes, caos ni creencias conflictivas. Para ellos, los medios son fácilmente
intercambiables, en tanto que los fines permanecen fijos.

14_ Creatividad, expresada en una constante inventiva, originalidad y


espontaneidad.
Todas las características anteriores se condensan en las palabras
que a continuación Maslow expresa cuando se refiere a las personas au-
torrealizadas:
"La experiencia nos demuestra que {as personas autorrealizadas ~fos
mtijores experimentadores- son también los más grandes benefactores y
reformadores de la sociedad, las personas más compasivas, los luchado-
res más eficaces contra la injusticia, la desigualdad, la esclavitud, la
crueldad y la explotación (y también los más eficientes, los más compe-
tentes y los más magnánimos). Cada vez resulta más evidente que los
mejores «colaboradores» son las personas más plenamente humanas"
(Walsh y Vaughan, 1993a, p. 94).
Los individuos autorrealizados son personas que se definen por ser
espontáneas y naturales, que se expresan en lugar de enfrentarse, que
tienen Como vocación su misión, por lo que se unifica el juego y el tra-
bajo disolviéndose las dicotomías. Por ello, estos sujetos aman lo que ha-
cen, lo que repercute positivamente en los demás individuos. En forma
complementaria, Maslow reconoce los valores intrínsecos de los sujetos,
es decir, los de naturaleza instintiva, los cuales al verse privados pueden
producir "metapatologías", por lo que el equilibrio entre las distintas ne-
cesidades es muy relevante para el individuo (Almendro, 1994).

Maslow (1971) enfatiza su concepción del Ser, definiéndolo como


"la expresión de la propia naturaleza" sin necesidad de confrontación, es-
fuerzo, voluntad, control, interferencia o dominio; es decir, lo considera
como "espontaneidad sin esfuerzo", la cual se transparenta en la conduc-
ta del ser humano.

El entorno social también es relevante para Maslow, ya que consi-


dera que éste permite el desarrollo transpersonal de los individuos, espe-
cialmente cuando se trata de un "entorno eupsíquico", es decir, un me-
dio ambiente óptimo para el desarrollo psicológico, en el que se puede
compartir con personas interesadas en el desarrollo transpersonal y se
permite recibir protección y seguridad para no tener qu"e estar imple-
mentando continuamente conductas defensivas (Walsh y Vaughan, 19-
93a).

Resulta muy interesante para nuestro trabajo comprender el con-


cepto de trascendencia. Según Maslow (1982b, p. 269), no existe una so-
la definición de este constructo ya que posee distintos significados, sin
embargo, en forma condensada comenta que "[.. .] se refiere a los niveles
más elevados, inclusivos u holísticos de la conciencia, la conducta y las
formas humanas de relacionarse como fines y no como medios con uno
mismo, con otras personas significativas, con los seres humanos en gene-
ral, con otras especies, con la naturaleza y con el cosmos" y, agrega que
el holismo se entiende como una integración jerárquica, así como el iso-
morfismo cognoscitivo y valorativo que él hace.

Entre los diversos significados de la trascendencia que Maslow, en-


lista mencionaremos los más relevantes a continuación:

176'
• Trascendencia en el sentido de pérdida de la conciencia del yo y de
la autoobservqción por el hecho de estar absorto, concentrado o fa-
scinado.

• Trascendencia en el sentido metapsicológico, lo que involucra ir más


allá de la propia piel, el propio cuerpo, en una identificación con los
valores más altos, volviéndose estos inherentes al propio yo.

• Trascendencia del tiempo, por la fascináción de lo experimentado.


• Trascendencia de la cultura para convertirse en un hombre universal.
• Trascendencia del propio pasado, aceptándolo y perdonándolo por
completo en el presente, trascendiendo la culpa, la vergüenza, el arre-
pentimiento, etc.

• Trascendencia del ego, del yo, del egocentrismo, etc., cediendo y sien-
do receptivo a la realidad extra psíquica, viviéndola como si uno perte-
neciera a ella, en una especie de "armonía con la naturaleza" y, por
medio del amor-identificación, como sería el caso del amor a los hijos o
a un amigo amado.

• Trascendencia corno experiencia mística, como una concepción tradi-


cional de la fusión mística o con otra persona.

• Trascendencia de la muerte, el dolor, la enfermedad, el mal, etc.,


venciendo con ello la amargura, la rebelión, la furia y el resentimiento,
en una actitud valorativa y de sabiduría muy elevada.

• Trascendencia de la polaridad nosotros-el/os, lo que incluye no nada


más a las personas sino también a las instituciones sociales y a las cul-
turas.

• Trascendencia de las necesidades básicas, satisfaciéndolas o vencién-


dolas en una fusión con los valores más elevados del ser humano.

• Trascendencia de las situaciones más adversas, estar por encima de


ellas, como sería la esclavitud, la servidumbre, la experiencia en un
campo de concentración, así como la maldad, la ignorancia, la estu-
pidez o la inmadurez de otras personas.
• Trascendencia de los juicios de los demás, convirtiéndose en un yo
autónomo, que no es factible de manipulación ni seducción.
• Trascendencia del Superyó freudiano COn el fin de alcanzar el remor-
dimiento, el arrepentimiento y la vergüenza adecuada y justa sin lace-
rarse a uno mismo.

• Trascendencia de la propia debilidad y dependencia, logrando con


ello dejar de ser un niño para convertirse en el propio padre o madre
de uno mismo, volviéndose fuerte, responsable e independiente en un
proceso de crecimiento constante.

• Trascendencia de las dicotomías o polaridades, juntando los elemen-


tos separados en una integridad.

• Trascendencia de la propia voluntad y de la necesidad de controlar


o de hacerse cargo de las cosas.
• Trascendencia de las limitaciones, las imperfecciones, los impedimen-
tos y las restricciones humanas, rebasándolos para mejorar.
• Trascendencia del espacio por estar absorto y no saber donde se en-
cuentra o bien por una identificación con toda la especie humana.

• Trascendencia del propio credo o sistema de valores, volviéndose más


inclusivo que exclusivo con una actitud integradora.

Stanislav Grof es un psiquiatra que ha realizado un amplio trabajo


psicoterapéutico con LSD y una gran investigación de los estados altera-
dos o no ordinarios de conciencia; primero en el Instituto Psiquiátrico de
Praga en los años cincuentas y, más tarde, a finales de los sesenta y prin-
cipios de los setenta, como jefe de investigación psiquiátrica del Centro
de Investigación Psiquiátrica de 'Maryland, en Baltimore. Ha ocupado la
cátedra de psiquiatría en la Universidad John Hopkins y desde 1973 es
académico residente en el Esalen Isntitute, en Big Sur, California.

r80
Después de haber guiado más de 4-,500 sesiones con LSD y de ha-
ber tenido acceso a más de 2,000 sesiones conducidas por sus colegas de
Checoslovaquia y Estados Unidos, Grof se vio obligado a abandonar esta
línea de investigación debido a las restricciones legales contra esta sus-
tancia, por lo que tuvo la necesidad de desarrollar otras técnicas de in-
vestigación que inducen a un estado similar sin la ingesta de sustancias
psicodélicas, como es el caso de la Respiración Ho/otrópica o Terapia Ho-
lotrópica, con la que confirma que sus descubrimientos reflejan propie-
dades auténticas de la psique humana, postura que analizaremos más
adelante.

Algunos autores (Washburn, 1995), consideran que Grof con sus


investigaciones, ha ido más lejos que nadie en la exploración de las expe-
riencias arquetípicas que se encuentran almacenadas en los estratos pro-
fundos del inconsciente, además de que ha demostrado un gran interés,
junto con su esposa Christina, sobre las dificultades que pueden surgir
con el despertar espiritual, tema que, como recordaremos, ya había sido
abordado por Roberto Assagioli y que desarrollaremos en el capítulo si-
guiente.

En relación a los experimentos con drogas psicodélicas, Grof llevó a


cabo sus investigaciones con distintos sujetos, entre los que se encontra-
ban: voluntarios sin ninguna patología, distintos grupos de pacientes psi-
quiátricos (depresivos, neuróticos, alcohólicos, drogadictos, con desvia-
ciones sexuales, enfermos psicosomáticos, psicóticos indeterminados y es-
quizofrénicos) así como cancerosos terminales. Dentro de los grupos que
no estaban formados por pacientes, se encontraban psiquiatras y psicólo-
gos, científicos de distintas disciplinas, artistas, filósofos, teólogos y auxi-
liares psiquiátricos, por lo que Grof considera que sus hallazgos "l. .. ] tie-
nen una validez general para la comprensión de la mente humana, tanto
en la salud como en la enfermedad" (Grof, 1994-a, p. 50).

Los años iniciales de investigación con LSD se caracterizaron por


considerar a esta sustancia como parte de un "modelo de la psicosis", de-
bido a que en pequeñas dosis podía producir cambios notables en el fun-
cionamiento mental de los individuos. Grof (1980), señala que en esa
época, muchos investigadores, incluyéndose él, pensaban que el LSD po-
día imitar los síntomas que producía la esquizofrenia, por lo que creye-
ron que estudiándolo, permitiría conocer los propios procesos de la es-
quizofrenia, la cual se consideraba como una alteración bioquímica. Sin

16'1
Jjómco _ yz,O{7 ::':;;/l(yu

embargo, no lograron demostrar nada al respecto, por lo que se abortó


este proyecto.

Por su parte, Grof no consideraba que los estados inducidos por el


LSD fueran simplemente una psicosis tóxica como se había pensado, sino
que muchos de los fenómenos que se provocan por esta sustancia tenían
un significado psicodinámico entendible desde el punto de vista psico-
lógico, donde la reacción era específica a la personalidad del individuo,
por lo que en realidad consideraba que el sujeto, lo que hacía era em-
prender un viaje por las regiones de la mente que generalmente eran in-
conscientes. Por tal motivo, Grof (1994c, p. 94) continuó con sus investi-
gaciones partiendo de la base de que éstas no constituían un estudio de
los efectos que produce la sustancia psi coactiva, sino de la mente huma-
na, con la ayuda de potentes catalizadores químicos, por lo que comentó:
ULa investigación clínica sistemática con LSD y la relacionada con subs-
tancias psicodélicas han mostrado que estas drogas pueden entenderse
más bien como ampfificadores no específicos de los procesos mentales.
No crean las experiencias que inducen, sino que activan el inconsciente
profundo y hacen que su contenido esté disponible para llevar a cabo un
proceso consciente. Por ello, las observaciones de las sesiones psicodé{i-
cas tienen una validez general para la comprensión de fa psique huma-
na."

En estas sesiones psicodélicas, Grof (1994a) descubrió las "caracte-


rísticas formales de los estados de conciencia no ordinarios o inusuales,"
que consisten en la experimentación por parte de los sujetos de secuen-
cias dramáticas, con gran agudeza, realismo e intensidad sensorial, muy
similares a las percepciones ordinarias, donde predominan las percepcio-
nes ópticas, aunque también se experimentan potentes sonidos aislados,
algunas voces humanas o de animales, secuencias musicales, dolores físi-
cos y sensaciones corporales, además de olores y gustos.

El pensamiento también se ve alterado durante estas sesiones, por


lo que el sujeto hace interpretaciones de la realidad muy diferentes a las
normales, trascendiéndose el espacio y el tiempo y prescindiéndose de la
distinción entre el microcosmos y el macrocosmos, además de que se ma-
nifiestan intensas emociones en el proceso. Sin embargo, muchas expe-
riencias de este tipo, son muy similares a la vida cotidiana, ya que están
constituidas con elementos tales como la secuencias en el espacio tridi-
mensional y su desarrollo se da en el tiempo lineal continuo.
Otra característica de las experiencias psicodélicas, es que el indivi-
duo logra superar la distinción entre materia, energía y conciencia, por
lo que la materia que en la vida coloquial se percibe como sólida, objetiva
y tangible, bajo este estado se puede desintegrar transformándose en
energía. Las personas que normalmente consideraban, bajo el enfoque
cartesiano, que la existencia y la mente se originaban en la materia, en
estas experiencias, descubren que la conciencia es independiente a la ma-
teria y al cuerpo y que tiene "una realidad única".

Finalmente, los sujetos bajo los efectos de LSD, se percatan de las


"experiencias de contendido condensado o compuesto" (COEX), que cons-
tituyen experiencias condensadas compuestas por recuerdos de distintos
períodos de su vida, que surgen con un tema en común, el cual es básico
y similar y se acompañan siempre de una gran carga emocional. Entre las
constelaciones COEX, se encuentra material doloroso y culpígeno, así co-
mo experiencias positivas relacionadas con la paz, el éxtasis o la beatitud.
Por último, en estas sesiones, los individuos superan la diferencia entre el
ego y el mundo exterior, es decir, entre la parte y el todo, por lo que
pueden experienciar simultánea o alternativamente distintas formas de
identidad reduciéndose la experiencia al cuerpo material, o bien, en el ex-
tremo opuesto, teniendo la conciencia indiferenciada de la mente univer-
salo vacío.

Como es de esperarse, toda esta investigación emplnca, obligó a


Grof (19941, p. 56) a poner en tela de juicio las bases de la ciencia new-
toniana-cartesiana, lo cual describe sin igual en estas palabras:
"Trabajando con LSO, hace ya mucho tiempo~ me resultó imposible ig-
norar el permanente aluvión de datos asombrosos, por el simple hecho
de que fueran incompatibles con los supuestos básicos de la ciencia con-
temporánea. Tuve que dejar de intentar convencerme a mí mismo de que
debían existir explicaciones razonables, a pesar de mi incapacidad de
imafjinarlas por mucho que dejara volar mi fantasía. Admití la posibili-
dad de que nuestra visión científica actual del mundo resultara ser tan
superficial, imprecisa e inadecuada, como muchas de las que la habían
precedido en la historia. A partir de aquel momento comencé a tomar
nota cuidadosamente de todas las observaciones enigmáticas y polémi-
cas, sin juzgarlas ni intentar explicarlas. Cuando logré romper mi depen-
dencia de (os antiguos modelos y convertirme en un simple observador
participante en el proceso, comencé a darme cuenta de que había mode-
los importantes en las filosofías antiguas yen fas ciencia occidental mo-
derna que ofrecían alternativas conceptuales emocionantes y promete-
doras."

Evidentemente, Grof con sus descubrimientos estaba acercándose a


los conceptos fundamentales de las grandes tradiciones orientales como
el budismo y el hinduismo que de ninguna manera se fundamentan en la
lógica aristotélica ni en el paradigma materialista y reduccionista que im-
pera en occidente, además de que encontraba una gran congruencIa en-
tre sus hallazgos y los relativos a la fisica cuántica.

Con los datos que Grof (1980; 1994a) obtuvo en sus investigacio-
nes con LSD, llegó a la conclusión de que los sujetos vivencían básicamen-
te cuatro principales experiencias bajo los efectos de la droga:

1.- Las experiencias abstractas o estéticas:, que son las más superficiales
y accesibles para las personas y que no requieren de un contenido simbó-
lico específico, las cuales se manifiestan como imágenes visuales o auditi-
vas impregnadas de belleza.

2.- Las experiencias psicodinámicas, biográficas o recordativas, en las


que se reviven los sucesos pasados y presentes del individuo, los cuales
pueden ser claramente observados bajo el enfoque freudiano, por lo que
Grof (1980, p. 130) afirma que "[ .. .] las psicoterapias con ácido [licér-
gico] podrían ser consideradas como pruebas de laboratorio de las pre-
misas freudianas básicas. La dinámica psicosexual y los conflictos funda-
mentales de la psique humana, tal como los descubre Freud, se manifies-
tan con excepcional claridad y nitidez. [... ] Bajo la influencia del LSD, ta-
les sujetos sufren regresiones a la niñez e incluso a la primera infancia,
vuelven a vivir diversos traumas psicosexuales y sensaciones complejas
relacionadas con la sexualidad infantil y se ven enfrentados a conflictos
que ponen en juego las actividades de diversas zonas libidinales. Tienen
que afrontar y elaborar algunos de los problemas básicos que describe el
psicoanálisis, tales como los complejos de Edipo y de Electra, la angustia
de castración y la envidia del pene."

Sin embargo, Grof añade que no todas las experiencias psicodiná-


micas pueden ser entendidas bajo los supuestos psicoanalíticos, ya que
las más profundas no le son accesibles, por lo que menciona que los siste-
mas COEX como constelaciones específicas de la memoria que permite"
une m2;'~Y comprensión de dichas experiencias, deben de ser introduci-
dos en el pensamiento psicoanalítico clásico, como un postulado nove do-

tdY
so y necesario para tener una mayor comprensión de los aspectos psico-
dinámicos del individuo. La estructura de la personalidad tiene por lo ge-
neral un gran número de sistemas COEX, los cuales, como ya se especifi-
có, pueden ser "negativos", ya que condensan experiencias emocionales
displacenteras, o bien "positivos" porque las condensaciones son placen-
teras.

En relación a los sistemas COEX, Grof (1980), afirma que la "expe-


riencia nuclear", o primera experiencia específica que quedó registrada
en el cerebro, es la parte más relevante de dichos sistemas, debido a que
constituye un "prototipo o matriz base" para continuar subsecuente-
mente registrando los acontecimientos similares relacionados con la ex-
periencia inicial.

3.- Las experiencias perinatales, más apegadas al modelo de Orto Rank


que al de Sigmund Freud, se relacionan con los acontecimientos biológi-
cos del nacimiento, donde el individuo es capaz de vivenciar las distintas
fases de su nacimiento, a las que Grof denominó Matrices Perinatales
Básicas, que van desde la pacífica estancia en el útero materno o expe-
riencia de "unidad cósmica", pasando por la primera etapa clínica del
parto, donde las contracciones de un útero cerrado se comparan con la
sensación de "no hallar salida" o del "infierno"; la segunda etapa clínica
del parto, en la que se experimenta el doloroso esfuerzo de salir por el
canal del parto, donde coexiste la pugna entre la muerte y el renacimien-
to, hasta la tercera etapa clínica del parto, en la que termina el proceso
del nacimiento vivenciándose la muerte y el renacimiento del ego y la re-
lajación posterior a este evento.

La activación de las matrices relacionadas con aspectos perinatales,


permite al individuo revivir el trauma de su nacimiento, experimentando
todos los cambios psicosomáticos de este proceso, como la aceleración
del pulso, la sensación de ahogo, los cambios del color de la piel, la hiper-
secreción de saliva y flema, (a tensión muscular excesiva con grandes des-
cargas de energía, las posturas y movimientos específicos y la sorpren-
dente aparición de "magulladuras y marcas del nacimiento" (Grof, 19-
94a). En estas experiencias, el sujeto tiende a comprender la similitud
entre el proceso del nacimiento y el de la muerte, "t...] por lo que haga
lo haga en la vida, no puede evitar lo inevitable: tendrá que dejar este
mundo desnudo de todo lo que ha acumulado y logrado y a lo cual ha es-
tado emocionalmente apegado" (Grof, 1980, p. 134).
4.- Las experiencias transpersona/es, que se caracterizan por la sensa-
ción que tienen los individuos de que su conciencia se expande más allá
de los limites usu·ales del ego, así como de las limitaciones espacio-tempo-
rales cotidianas.

Stanislav Grof (1980), clasifica las experiencias transpersonales en


dos grandes rubros: 1.- aquellas que se encuentran dentro del marco de
la "realidad objetiva" como la expansión espacio-temporal de la concien-
cia que involucra las vivencias fllogenéticas y las vivencias de la unidad
dual así como las identificaciones con otros y la constricción de la con-
ciencia, como es el caso de la conciencia que adquiere el individuo de sus
órganos, tejidos y células y, z.- a~uellas que se encuentran más allá del
marco de la "realidad objetiva" como las vivencias arquetípicas, la com-
prensión intuitiva de los símbolos universales, la conciencia de la mente
universal y el vacío supracósmico.

Para Grof es importante aclarar que las experiencias transpersona-


les generalmente son consideradas por los profesionales de la salud como
manifestaciones psicóticas, o bien se les da una explicación psicoanalítica.
Desde este último punto de vista, las experiencias intrauterinas o perina-
tales que surgen en sueños y asociaciones libres de muchos pacientes
normalmente son consideradas como simples fantasías; la explicación que
se da de diversas ideas y sentimientos religiosos es que se trata de con-
flictos no resueltos con la autoridad parental y las experiencias de uni-
dad cósmica Son interpretadas como indicativas de un narcisismo infantil
primario, por lo que Grof (1980, p. 145) concluye diciendo:
'<Actuafmente me quedan pocas dudas de que estas vivencias son fe-
nómenos SU! generis que se orlsinan en la profundidad del inconsciente,
en domimos que el psicoanálisIs freudiano clásico no ha percibido ni re-
conoCldo. Estoy convencido de que no es posible reducirlas al nivel psico-
dinámico ni explicarlas adecuadamente dentro del marco conceptual fre-
udiano. En fas sesiones pSlcoanafíticQs COn ISO todos mis sujetos trascen-
dieron, tarde o temprano, ef estrecho marco de referencia psicodinámlCo
para adentrarse en fos ámbitos perinatafes y transpersonales."

Como se comentó en la introducción de este capítulo, cuando las


intervenciones con LSD fueron prohibidas en los Estados Unidos, Grof
después de dirigir miles de sesiones psicodélicas, desarrolló, junto con su
esposa Christina en el Instituto Esalen, en Big Sur, California, una nueva
técnica denominada Respiración H%trópica (Ho{otropic Breathwork),
con el fin de inducir estados alterados de conciencia y así acceder al psi-
quismo inconscierte y superconsciente (como postula Assagioli) de sus
pacientes. El objetivo de esta técnica novedosa es el activar el inconscien-
te, desbloquear la energía que se encuentra atrapada en los síntomas
emocionales del paciente y transformar el equilibrio energético estacio-
nario en un flujo experiencial, todo esto, en un ambiente de buena rela-
ción y confianza, donde se trabaja tanto con la abrreación como con la
catarsis 70 (Almendro, 1994; Grof, 1994b; Pintos, 1996).

Esta nueva herramienta, que significa trepein (ir hacia o moverse


en la dirección de) y holos (íntegro, completo, todo), es decir, "moverse
hacia la totalidad", logra su mayor significado cuando supera la frag-
mentación psíquica y el sentido de aislamiento del mundo que percibe el
individuo y, se basa en las experiencias de estados no ordinarios de con-
ciencia,71los cuales son vivencias que deben dejar a un lado los juicios,
las interpretaciones y los análisis para que surjan con toda su intensi-
dad, permitiéndose que la sabiduría del organismo las dirija.

A la Respiración Holotrópica se le puede considerar como una téc-


nica psicoterapéutica que altera la conciencia bajo la dirección externa
del terapeuta, pero que conlleva la intencionalidad y la actitud de lograr
el cambio por parte del sujeto, ya que no es producto de la ingesta de
sustancias psicodélicas. Esta técnica surge como resultado de 15 años de
profusa investigación con pacientes con más de veinte mil sesiones, lo
que llevó al matrimonio Grof a diseñar un programa de entrenamiento
global para formar especialista en este ramo en todo el mundo, cuya es-
cuela se encuentra en Pocket Ranch, California (Almendro, 1994).

Para acceder al estado alterado o no ordinario de conciencia, la


Respiración Holotrópica se sustenta en un proceso combinatorio de res-
piración controlada, de música evocativa y otras formas de sonido, así

70 La abrreación es el nombre que Breuer y Freud dan a la brusca descarga de afectos


(sentimientos y pasiones) inconscientes almacenados desde mucho tiempo antes, en
contraposición con la elaboración consciente y la descarga o disminución gradual. La
catarsis o método catártico, también es utilizada por el psicoanálisis y consiste en procu-
rar que el paciente diga todo lo que se le ocurra sobre lo qve le preocupa, especial-
mente sobre los traumatismos psíquicos que ha experimentado. Esta descarga puede
culminar en una abrreación útil para la curación (Dorsch. 1991 J.

71 Ver "Estados Alterados de Conciencia" en el Cap;tvio 5 de este trabajo.

16'7
como de trabajo corporal, y expresión artística, en la que se le solicita al
paciente que se acueste en un lugar cómodo, que permanezca con los
ojos cerrados y que se concentre en su respiración y en las sensaciones
corporales que tenga en ese momento, sin que medie el razonamiento o
el análisis, ya que esto produce resistencias.

La respiración debe ser más rápida que de costumbre, manifestán-


dose con ello una hiperventilación que modifique el P.H., produciéndo
acidosis metabólica, la cual, a su vez cambia la oxigenación cerebral, con
lo que se altera la conciencia del paciente, mismo proceso que conduce a
que éste vivencíe distintas experiencias. Un punto muy importante en el
trabajo holotrópico es que el terapeuta haya logrado su propia transfor-
mación para de esta manera, propiciar la de su paciente.

Con los hallazgos obtenidos en las investigaciones con Respiración


Holotrópica, Grof construyó una "cartografía del inconsciente humano",
constituida básicamente por tres campos específicos (ver Cuadro No. 12),
muy similares a las experiencias con sustancias psicodélicas, mismas que
le permitieron redescubrir un conocimiento de la conciencia humana que
había existido siempre: 1.- el nivel biográfico tradicional, en el que apa-
recen recuerdos de la primera infancia y de la adolescencia conforme el
modelo freudiano, 2.- el nivel perinatal que se relaciona con las experi-
encias asociadas al trauma del nacimiento biológico y 3.- el nivel trans-
personal, que trasciende los limites cotidianos de nuestro cuerpo y ego y
se conecta directamente con el inconsciente colectivo junguiano y con el
universo en general.

En relación al nivel biográfico tradicional, Grof menciona que es el


más accesible a la conciencia, motivo por el que a través de la técnica psi-
coa na lítica es posible llegar a él; esta técnica, con el fin de acceder al in-
consciente y librar al individuo del material reprimido, analiza sistemáti-
camente los sueños, las fantasías, los síntomas neuróticos, los lapsus lin-
guae, la conducta cotidiana y otros aspectos de la vida del paciente, utili-
zando para ello la asociación libre como expresión verbal.

Sin embargo, a mediados del siglo XX, al mismo tiempo que surgía
la psicología humanista, se recurría al "trabajo corporal" para que 2\
individuo pudiera expresar plenamente sus emociones dentro de un en-
cuadre seguro, lo que aumentó la eficacia del trabajo en el nivel biográ-
fico al agregar esta técnica, ya que muchas de las experiencias pasadas de
la persona pudieron haber surgido en una etapa intrauteriana o bien
después del nacimiento cuando todavía no adquiría el dominio del len-
guaje, por lo que le resultaban inefables.

No obstante lo anterior, tanto la técnica psicoanalítica como la cor-


poral se vinculan con estados ordinarios de conciencia, dejando fuera
aquellas experiencias de estados alterados de conciencia que contienen
material biográfico significativo, mismo que es posible recuperar a través
de la técnica de Respiración Holotrópica, pero, aclara Grof, que esta recu-
peración no nada más se presenta como un recuerdo sino como una ex-
periencia capaz de ser revivida. Este punto puede resultar muy contro-
vertido, especialmente para la ciencia, sin embargo, Stanislav Grof (19-
94b) señala que en su amplia investigación con esta técnica, muchos de
sus pacientes se regresionan a estadios tan tempranos, que presentan el
reflejo de Babinski,72 que es exclusivo de los neo natos, lo cual es fácil-
mente comprobable por el terapeuta.

En este nivel, también es posible lograr que el paciente contacte


con los primeros traumas físicos que le afectaron emocionalmente, lo-
grando con ello la liberación de las emociones y tensiones que se encuen-
tran almacenadas en el cuerpo y reduciendo los síntomas generalmente
psicosomáticos de enfermedades como el asma y la migraña que eran el
resultado de dichas huellas psíquicas.

En el ámbito perinatal, los pacientes experimentan traumas de su


nacimiento biológico, combinándose la vida y la muerte, donde se viven-
cía la sensación de peligro fnminente, acompañada de una desesperada
lucha por la supervivencia. La medicina tradicional rechaza la posibilidad
de que el niño sea capaz de registrar en su memoria las experiencia que
rodean a su nacimiento, sin embargo, con la terapia psicodélica y con la
Respiración Holotrópica, Grof asegura que esto es factible y comenta que

72 El reflejo de Babinski de los bebés, consiste en Ja extensión y apertura en forma de


abanico de los dedos de los pies al presionar fas plantas con un objeto punzante. Este re-
flejo desaparece con el tiempo, por lo que los niños más gandes al ser estimulados de la
misma manera, responden de forma contrario, es decir. flexionando Jos dedos. Esto se
debe a que los haces corticoespinales de la vía piramidal no se mielinizan hasta pasado
un año. Cabe adarar que este reflejo también se puede presentar en sujetos con enfer-
medades degenerativas, con infecciones meningeas y con traumas craneoencefálicos
que comprometan la vía piramidal. los cuales quedan excluidos de este supuesto {Van-
der. Sherman y Luciano. 1978}.

1<f9
tal es el caso de personas que con esta técnica han podido recordar acon-
tecimientos específicos de su nacimiento como la utilización de fórceps,
un parto de nalgas o bien las reacciones iniciales de sus madres, lo cual
ha sido posible verificar posteriormente con los pediatras, hospitales o
familiares del paciente.

Los fenómenos que surgen en este nivel se manifiestan a través de


cuatro "pautas experiencia les" a las que Grof (l994b) denomina "Matri-
ces Perinatales Básicas (MPB)", las cuales se encuentran vinculadas con
las 4 etapas consecutivas del parto que ya han sido descritas. Cuando el
paciente experimenta los estados no ordinarios de conciencia tiene un
acceso directo a estas vivencias, lo que permite comprender mejor las
fuerzas que determinan la vida de las personas.

A la primera matriz perinatal MPB 1, Grof la denomina "Universo


Amniótico", refiriéndose a las experiencias intrauterinas previas al parto.
La segunda matriz perinatal MPB II se conoce como "Opresión Cósmica, o
Sin Salida" o bien como "La experiencia de la inmersión cósmica y del
infierno," perteneciente a las vivencias que se presentan entre el mo-
mento en el que se inician las contracciones del útero y el instante en
que el cuello de la matriz comienza a dilatarse. La tercera matriz perina-
tal MPB III, llamada "Lucha por la Muerte y Renacimiento", se asocia con
la experiencia de cruzar el canal del parto y, la cuarta matriz perinatal
MPB IV, conocida como "La experiencia de Muerte-Renacimiento", se vin-
cula con la experiencia de abandonar el cuerpo de la madre. Cada matriz
perinatal está constituida por sus propios aspectos biológicos, psicológi-
cos, arquetípicos y espirituales. Por último, Grof (1994b; 1994c) aclara
que el orden de estas cuatro etapas no necesariamente se presenta como
lo es en el proceso natural del parto, sino que puede variar dependiendo
de cada persona.

Finalmente, la gama de las experiencias transpersonales culmina


con la cartografía que Grof hace de la conciencia humana, aduciendo que
este es el mayor desafío al modelo mecanicista del universo newtoniano-
cartesiano, porque el común denominador de este grupo de experiencias
lo constituye la sensación individual de "expansión" de la conciencia, más
allá de las fronteras del ego, del tiempo y del espacio, donde la fragmen-
tación y la multiplicidad se fusionan en una conciencia unitiva, que al
igual que las experiencias de la física cuántica, se perciben como conexio-

{90
nes de todos los elementos del cosmos, esfumándose la sensación del In-
dividuo de separatidad entre el Yo y el no Yo, entre el ser y el no ser.

Es el más accesible a la conciencia, por lo que es po-


sible llegar a él a través del Psicoanálisis y de la Te-
rapia Corporal.

*MPB 1: "Universo Amniótico" Ce:<periencias intrauterinas


previas al parto),
*MPB !l: "Opresión Cósmica" o "Sin Salida" (vivencias entre
las contracciones del útero y la dilatación del cue~
110 de éste).
*MPB III: "Lucha por la Muerte y Renacimiento" (experiencia
de cruzar el canal del parto)
* MPB IV: "La experiencia de Muerte-Renadmiento" (vivencia
de abandonar el cuerpo de la madre).

Sensación individual de "expansión" de la concien-


cia, más allá de las fronteras del ego.

* MPB: Matriz Perinatal Básica.

Las investigaciones de Grof (1990; 1994c) concluyen en la consi-


deración de que el nivel analítico y recordatorio, así como el inconsciente
individual son absolutamente biográficos en su naturaleza. El ámbito
perinatal parece una intersección límite entre lo personal y lo transper-
sonal, lo que refleja su asociación profunda con el nacimiento y la muer-
te, mientras que los fenómenos transpersonales, revelan vínculos entre el
individuo y el cosmos que actualmente no son fácilmente comprensibles.
Ken Wilber nace en los Estados Unidos en 1949, siendo hUo de un
militar norteamericano que trabajó en la Fuerza Aérea. Siempre mostró
un talento precoz para todo lo que fuera lógico y científico, en especial
para la química. Sin embargo, en su primer año de colfege, se tropieza
con el libro chino del Tao te Ching y a partir de ento:cces, com'enza 2
leer literatura mística de todos tipos.

Inicialmente, Wilber (1991, p. 20) pretende ser médico y durante


dos años estudia medicina en la Universidad de Duke, en Durham, Caroli-
na del Norte, pero termina abortando este proyecto debido a que se sien-
te insatisfecho intelectualmente por esta profesión, ya que "[ ... ] se redu-
cía a memorizar hechos y almacenar información, para después aplicar-
los de forma bastante mecánica." Continua sus estudios de química y bio-
logía para evitar ir a la guerra de Vietnam y además elige estas materias
porque le resultan fáciles y no tiene que dedicarles tiempo para estudiar
y así poder leer sobre filosofía, religiones orientales, metafísica y psicolo-
gía, donde busca profundas respuestas existenciales. Finalmente, Wilber
se gradua con muy buenas calificaciones en bioquímica en la Universidad
de Nebraska, en Lincoln, experimentando incidentes como el que narra a
continuación:

"Mis insólitos intereses preocupaban mucho a miS profesores] qUienes


sospechaban que no debía tratarse de nada bueno (es decir, de nada
científico). En cierta ocasión, en lugar de dar una conferenCia sobre a[90
tan fascinante como «La fotoisomenZQClÓn de la rodopsina aislada a
partir del segmento dIstal de los bastones oculares de 105 bovinos»,
charlé durante dos horas sobre «¿Qué es la realidad y cómo fa conoce-
rnos?», un decidido ataque frontal contra la metodolo9ta de la ciencia
empírica. Los asistentes escucharon muy atentamente, hicieron pregun-
tas muy inteligentes y muy sesudas y sigUieron perfectamente las conclu-
siones expuestas. Sin embargo, al terminar la exposición, se escuchó un
comentario en voz baja que resumía perfectamente fas sentimientos de
casi todos los alIr reunidos: «Bien. ¡Ahora volvamos a la reafidad!».

Poco después de los veinte años, Wilber se percata de las grandes


contradicciones que existen entre las distintas escueias y tradiciones, !o
cual lo confunde inicialmente, preguntándose por ejemplo el por qué pa-
ra los freudianos ortodoxos fortalecer el ego es la base de la salud men-
tal, mientras que para los budistas la afirmación es que la ausencia de
ego conlleva al estado más elevado del ser humano.

Ken Wilber practica la meditación Zen y experimenta la psicotera-


pia, llegando a la conclusión de que ambos modelos conducen al indivi-
duo a su autoconocimiento y superación, por lo que concluye en su libro
El espectro de la conciencia, el cual escribe a la edad de 23 años, que to-
das las escuelas ofrecen verdades parciales y que la evolución de la con-
ciencia se realiza a través de etapas, así como la luz se descompone en un
espectro; existen terapias psicoanalíticas que coadyuvan para hacer con-
sciente a la persona de sus contenidos mentales reprimidos, consiguiendo
con ello la integración del ego; las terapias humanistas sirven para dejar
de ignorar el cuerpo e integrarlo con la mente y, cuando esta integración
se ha logrado y existe armonía, las auténticas tradiciones místicas le per-
miten al sujeto llegar a integrarse con el conjunto del Universo.

Trabajando como lavaplatos y mesero, Wilber continua escribien-


do con mucho éxito, al grado de que lo comienzan a llamar "el Einstein
de la conciencia." Se casa con Amy y a los nueve años se divorcia de ella,
como él dice, "igual de feliz". En 1981 se traslada a Cambridge Massachu-
setts, donde se hace cargo de la publicación del ReVISION Journal, una
revista que tres años antes había fundado junto con Jack Crittenden con
el fin de difundir la interrelación existente entre el conocimiento oriental
y el occidental. Además, dirige ¡he New Science Library (Biblioteca de la
Nueva Ciencia), publicada por Shambhala, con obras acerca del diálogo
entre la ciencia y el espíritu, dentro de los postulados contemporáneos
más novedosos.

Después de un año de permanecer en Cambridge, Wilber se tras-


lada a la ciudad de Tiburón en San Francisco, donde conoce a su segun-
da esposa, Treya Killam con quién se casa en 1983 viviendo con ella cin-
co años de difíciles experiencias y grandes logros espirituales, debido al
cáncer de mama que finalmente le quita la vida. Fue en esta época en la
que Wilber junto con Treya escriben un libro autobiográfico, en el que
describieron la vida y la muerte de su compañera, al que Wilber (1991)
intitula Gracia y Coraje, donde la búsqueda de la espiritualidad y de los
conceptos de salud y enfermedad resultaron sumamente interesantes.

Wilber ha basado sus escritos en la filosofía perenne (philosophia


perennis), esbozada originalmente por Aldous Huxley (1993, p. 343),
misma que es el resultado de diversos legados de la humanidad, "[ ... ] los
cuales subyacen al marasmo de lenguas, mitologías, historias locales y
doctrinas particuiares que constituyen cada tradición particular", que en
todo tiempo y lugar han llegado a un acuerdo sobre ciertas verdades
profundas relativas a la condición humana y sobre cómo acceder a lo Di-
vino.

«Se la denomina «perenne" o "universal" porque aparece implícitamen-


te en todas las culturas del planeta y en todas [as épocas. Lo mismo fa
encontramos en Indio, MéxICO, China, japón y Mesopotamla, que en E9ip-
to, el Tlbet Alemania o GreCia. Y donde quiera que fa hallamos presenta
siempre los mismos ras90s fundamentales: es un acuerdo universal en lo
esencial" (Wilber, 1991, p. 95).

Uno de los principales postulados de la filosofía perenne es el de "la


gran cadena del ser" (Wilber, 1993b), donde se establece que la realidad
no es unidimensional sino pluridimensional, ya que se encuentra consti-
tuida por diversas dimensiones que a pesar de ser diferentes, son conti-
nuas; son distintos grados o niveles que van desde los más bajos o den-
sos, hasta los más elevados y sutiles; es decir, desde la materia hasta el
Espíritu, por lo que "[ ... ] la afirmación fundamental de la filosofía pere-
nne es que los hombres y las mujeres pueden crecer y desarrollarse (o
evolucionar) a través de toda la jerarquía hasta llegar al Espíritu, en
donde tiene lugar la realización de la «identidad suprema» con la divini-
dad, el ens perfectissimus al que aspira todo crecimiento y evolución"
(Wilber, 1993a, p. 346; Wilber, p. 55).

Esta jerarquía es un ordenamiento de acontecimientos que se es-


tructuran en forma holística, es decir, que aquello que constituye el to-
do en un determinado nivel, se convierte en una parte de la totalidad
mayor que le corresponde al siguiente nivel, así, Wilber da como ejemplo
la formación de un párrafo, diciendo que una letra forma parte de una
palabra, la que constituye a su vez parcialmente a una frase y subsecuen-
temente a un párrafo.

Ken Wilber (1991) considera que los principios fundamentales de


la filosofía perenne son siete:

1. El Espíritu existe, lo cual se confirma por la evidencia y la comproba-


ción experimental directa de las personas, especialmente de los místi-
cos, es decir, por medio del conocimiento experimental, no por las cre-
encias, ideas, teorías o dogmas.

"Los místicos te piden que no creas absolutamente en nada y te ofrecen


un conjunto de experimentos para que los verifiques en tu propia con-
ciencia. EI/abaratarío del místico es su propia mente y el experimento es
la meditación. Tú mismo puedes verificar y comparar los resultados de
tu expedencia con los resultados de otros que también haya llevado a
cabo el mismo experimento" (Wilber, 1991, p. 100).

2. El Espíritu está dentro de nosotros, no en el ego individual con el que


nos identificamos, sino en el centro del propio ser, donde uno mismo
es el Todo, el Espíritu del universo entero, lo Verdadero.

3. A pesar de ello, la mayor parte de nosotros vivimos en un mundo de


separación y dualidad, donde uno mismo se escinde en un "sujeto"
separado del mundo de los "objetos"; en un estado de caída ilusorio,
en el que priva la carencia, la fragmentación y por ende el sufrimiento,
motivo por el que no nos percatamos de ese Espíritu interno, debido a
que nuestra conciencia no se encuentra relajada y centrada en nuestro
ser superior, sino cerrada, contraída y concentrada en uno mismo. 73

"Estoy separado y aislado del mundo del «ahí afuera», un mundo que
percibo como si fuera completamente externo, ajeno y hostil a mi propio
ser. En cuanto a mi propio ser en sí, desde luego que no parece ser uno
con el Todo, con todo lo que existe, uno con el Espíritu infinito, sino que,
por el contra no, permanece encerrado y aprisionado dentro de las pare-
des /imitadoras de este cuerpo de carne mortal" (Wilber, 1991, p. l02).

4-. Existe una salida, un Camino para este estado ilusorio que conduce a
la liberación, a la verdadera naturaleza, el cual puede ser de dos tipos:
a) La expansión del ego hasta el infinito, lo que involucra una vía de
conocimiento en la que se concluye: 'yo soy la Verdad Universal" y b)
La reducción del ego a la nada por medio de la devoción, llegando a la
concepción de que 'yo no soy nada, tú si lo eres Señor."

73 A este respecto, Tens¡ng Gu¡atso (1998, p. 19), el XIV Dalai Lama, comenta que "los re-
alistas afirman la existencia verdadera del cuerpo y de la mente, mientras que los centris-
tas los consideran carentes de existencia verdadera; aunque aparecen como verdade-
ros, no existen de tal forma; son como ilusiones."
5. Si seguimos ese Camino hasta el finai /legaremos a un Renacimiento,
a una Iluminación, a una experiencia directa de! Espíritu interno, a
una Liberación Suprema o transformación en la que no hay dualismo
ni existen los opuestos.

6. Esa experiencia marca el final del sufrimiento, ya que como expresaba


Sidharta Gautama "Bu da", "[ ... 1 lo que causa el sufrimiento es el apego
y el deseo de nuestra identidad separada; y lo que pone fin al sufri-
miento es el camino meditativo que trasciende al pequeño yo y al de-
seo. El sufrimiento es inherente a ese nudo o contracción llamado ego
y la única forma de acabar con el sufrimiento es acabar con el ego"
(Wilber, 1991, p. 106).

wilber comenta que el individuo iluminado un día se despierta y


simplemente experimenta que todo lo que lo rodea es su verdadero ser
y que a pesar de haberlo estado mirando mucho tiempo atrás, hasta
ese momento se siente uno con todo lo manifestado, uno con el uni-
verso y se percata, además, de que nunca había tenido la conciencia de
que siempre había sido esa unidad. También aclara que no por el he-
cho de alcanzar la iluminación ya no se siente dolor, miedo, angustia o
daño, sino que simplemente estos sentimientos ya no amenazan la
existencia del individuo, puesto que éste no deposita en ellos ninguna
energía, ni los dramatiza, ni se identifica con los mismos.

7. El final del sufrimiento conduce a una motivación hacia la acción so-


cial amorosa y compasiva de todos los seres sensibles, intentando
ayudar a todos los seres humanos a que alcancen su liberación. Esto se
basa en la concepción de que como somos uno con todo, entonces el
hacer servicio a los demás implica ayudarse a uno mismo.

Ken Wilber no tan solo ha incursionado en la psicología y la filoso-


fía, sino que también ha sido muy prolífico en temas como la antropolo-
gía, la epistemología, la sociología y 12 historia de las religiones, tópicos
que combina brillantemente en su libro Después del edén (1981), donde
relata la evolución filogenética de la especie humana desde los primeros
homínidos hasta la fecha, pasando por la época arcaica, mágica, mítica y
mental, una evolución que como el comenta, sigue caminos tortuosos
que no han concluido.
Además, se ha involucrado en el estudio de la ciencia, recogiendo
en su libro El paradigma holográfico (1982), diversos puntos de vista
sobre la nueva ciencia, es decir, aquella que rompe el paradigma newto-
niano-cartesiano y en el libro Los tres ojos del conocimiento (1983),
sienta los puntos cardinales que debería guiarla: el reino empírico de los
sentidos, el reino racional de la mente y el reino contemplativo del espíri-
tu. Ambas obras señalan los problemas que obstaculizan el florecimiento
del nuevo paradigma; entre otros, el extender todas las áreas del saber, a
los resultados de una ciencia concreta; o el confundir regresiones y sec-
tas con el misticismo verdadero; o bien el pretender que leyendo sobre
misticismo y nueva era (newage), se logra lo mismo que practicando du-
rante años alguna disciplina de la conciencia.

Como se mencionó anteriormente, Wilber se basó en la "filosoña


perenne" de Huxley para elaborar su doctrina y paralelamente, señala
que existe una psychología perennis o "psicología perenne" que a su vez
muestra una visión universal acerca de la naturaleza de la conciencia hu-
mana, la cual estudia y profundiza hasta elaborar un modelo espectral de
la conciencia.

De esta manera, bajo el enfoque de la psicología perenne y los pos-


tulados de Roberto Assagioli, Wilber desarrolla con gran claridad un mo-
delo espectral, global, evolutivo, estructural, jerárquico y sistemático de
la evolución de la conciencia, el cual fue extraído tanto de las escuelas
orientales como de las occidentales (Wilber, 1986).

En 1977, en su libro El espectro de la conciencia y posteriormente


en La conciencia sin fronteras (1979), Wilber establece que la conciencia
es "pluridimensional", ya que se halla compuesta por dimensiones o eta-
pas distintas pero continuas que se expresan como un arcoiris compues-
to por numerosas bandas o niveles de identidad, comparando este fenó-
meno con el de la luz que al descomponerse muestra un espectro de dis-
tintas gamas. "[".1 Según este modelo espectral de la conciencia, del mis-
mo modo que el espectro electromagnético de la ñsica constituye una ex-
presión en múltiples bandas de una misma onda electromagnética, la per-
sonalidad humana representa una manifestación o una expresión multi-
estratificada de la única conciencia" (Wilber, 1993a, p. 50), por lo que es
relevante describir sus niveles o etapas (ver Cuadro No. 13), mismos que
no deben ser considerados como discretos, sino más bien que se van difu-
minando unos en otros:

{97
1. Nivel de la persona o de la sombra.

2. Nivel del ego.

3. Nivel existencial

4. Nivel transpersonal.

5. Nivel de la "Mente".

1. El nivel de la persona o de la sombra es el más común, ya que la ma-


yor parte de los individuos se encuentran atrapados en lo que creen
que son; la persona, que en latín quiere decir personae o máscara y
que representa la imagen positiva que el individuo quiere dar de sí
mismo a los demás y con la que se identifica, negando con ello su hos-
tilidad, sus impulsos eróticos inadecuados, su agresión etc., tendencias
indeseables que lejos de desaparecer, se proyectan hacia el exterior en
forma de sombra, creándose con ello una frontera que separa los
opuestos persona-sombra; la persona que es el ser y la sombra que se
convierte en el no-ser, dicotomía que aliena y empobrece al individuo.
Un ejemplo de este mecanismo proyectivo es el siguiente:
"De un grupo de diez amigas nueve de ellas quieren ajiIl, pero Betty, la
décima, no puede soportarla porque, según dice, es una remilgada [sic.
remilgosaJ y ella detesta la mojigatería. Por elfo, intenta convencer a sus
amigas de la supuesta mojigatería de jíl! pero nadie parece estar de
acuerdo con ella, lo cual la enfurece todavía más. Quizás resulte eviden-
te que la única razón por la que Betty odia aji/l sea su propia tendencia
inconsciente a la mojigatería proyectada sobre jill. De esta manera, un
conflicto que originalmente tiene lugar entre Bett)' y Betty termina con-
virtiéndose en una disputa entre Betty y jill,jill, por supuesto, nada tiene
que ver con ese conflicto y su único papel en esta escena se limita a ac-
tuar como espejo involuntario del desprecio que Betty siente hacía sí mis-
ma" (Wilber, 1992, pp. 390-391).

El mecanismo inconsciente de la proyección de la sombra, confor-


me Wilber lo explica, consiste en que surge en el individuo un impulso
cualquiera, como puede ser el enojo o el deseo y éste "apunta al me-
dio" o se dirige hacia el exterior y cuando es proyectado, aparece como
un impulso que se hubiera originado en el medio y que "apunta hacia
uno" en un efecto de bumerang, lo cual es traducido por el individuo
como "presión externa" que se ejerce en contra de él, por lo que siente
que el impulso "lo ataca desde el exterior", en lugar de que le permita
atacar al medio. De esta manera, "[. ..] todo aquello que nos fastidia, in-
quieta, repugna o -en el otro extremo- nos atrae, fascina u obsesiona,
es generalmente un reflejo de la sombra" (Wilber, 1979, p. 126).

Con este razonamiento podemos observar la resistencia que el suje-


to manifiesta a aceptar su sombra, es decir, a la parte inaceptable de
su personalidad, mecanismo que se constituye básicamente por dos
elementos: a) el sentimiento de que carece del impulso, rasgo o ten-
dencia que está proyectando y b) el hecho de que le parece que el im-
pulso, rasgo o tendencia existiera en el exterior, generalmente en otras
personas, produciendo que lo que el individuo es, disminuya y lo que
no es, aumente, convirtiéndose su vida en una visión errónea de la rea-
lidad, de la cual él está convencido y que difícilmente se encuentra ca-
pacitado para modificarla.

2. El nivel del ego consiste en la identificación que tiene el individuo con


las imágenes mentales de sí mismo, con su ego, por lo que su organis-
mo total nuevamente se encuentra dividido en una dicotomía, la "psi-
que" y el "cuerpo", polaridad muy cartesiana, que se torna responsa-
ble de esta concepción que ha influido notablemente en la cultura occi-
dental. Wilber (1991, p. 119), enfatiza que el ego no es más que otro
objeto, "[,.,] no es más que un puñado de símbolos, de imágenes y de
conceptos mentales con los que nos hemos identificado. Nos identifica-
mos con esos objetos y luego los usamos como algo a través de lo cual
miramos y, por consiguiente, distorsionamos el mundo."

En este nivel evolutivo, el individuo no se concibe como una unidad


psicosomática, cree que su conciencia se encuentra ubicada exclusiva-
mente en su cabeza, considerando al cuerpo como algo gobernado por
la mente, por lo que el cuerpo se convierte en un objeto o una proyec-
ción igual que. como sucedió con la sombra. Wilber (1991) comenta
que esta dualidad se debe a que consideramos que en el cuerpo se en-
cuentra la "morada de la muerte", por lo que el ego se siente acorrala-
do debido a la vulnerabilidad del cuerpo al dolor y decide desidentm-
carse de su cuerpo perecedero, a fin de identificarse con una imagen
del se/f "aparentemente inmortal".

En la psique se encuentran el contr':'l, la manipulación y todos los


procesos voluntarios, mientras que en el cuerpo, privan organizada-
mente los procesos involuntarios, motivo por el que el individuo se
identifica sólo con aquellas acciones que le representan seguridad y
que por ende son controlables y voluntarias. Esta pugna entre lo vo-
luntario y lo involuntario, conlleva a una enajenación del cuerpo, don-
de sus procesos automatizados le resultan inadvertidos al ego, por lo
que sus experiencias se parcializan al razonamiento y por lo tanto, se
ven empobrecidas. El ego tiene la sensación de ser una identidad sepa-
rada del cuerpo, tanto cognitiva como afectivamente y se percibe ame-
nazado por éste cuando siente dolor o miedo.

3. El nivel existencial involucra la integración entre mente y cuerpo, por


lo que los individuos se identifican con la totalidad del organismo psi-
cofísico existente en el tiempo y el espacio, un organismo bio-psico-so-
cial. Aclara Wilber (1993a) que éste es el primer nivel en el que queda
trazada una línea que divide el selfy el otro, es decir, el organismo y el
medio, por lo que el ser humano se experimenta como un ser social
que requiere de su comunidad, logrando con ello concebir la noción
del "nosotros" y, agrega que es una etapa del desarrollo en la que el
sujeto despliega procesos de pensamiento racional, de voluntad perso-
nal y de intencionalidad.

En este nivel, la dualidad que se presenta está dada por el organis-


°
mo y su entorno medio ambiente, dicotomía que conlleva la lucha y
el conAicto. Sin embargo, cuando el individúo se encuentra en el límite
superior de este nivel, en las denominadas "bandas biosociales", experi-
menta la sensación de existencia plena, gracias a las huellas mnémicas
internalizadas por los condicionamientos culturales, las relaciones fa-
miliares y los convencionalismos sociales que ha vivido, tales cama las
leyes, la ética, la lógica y el lenguaje, que le permiten aportar más a la
sociedad en una actitud de servicio desinteresado y sentirse menos

200
identificado con su organismo, lo que a su vez, va a propiciar el ingre-
so al siguiente nivel evolutivo.

4. El nivel transpersonal se encuentra constituido por las "bandas trans-


personales" o regiones "supraindividuales" del espectro, donde el indi-
viduo aún no consciente de su identidad con la Totalidad, tampoco se
encuentra delimitado por las fronteras de su identidad personal, es de-
cir, es un estadio de transición donde se sitúan básicamente los arque-
tipos a los cuales el sujeto comienza a tener acceso a fin de evolucio-
nar hacia la unidad total, por lo que se vuelve capaz de expandir su
conciencia más allá de los límites y fronteras del organismo individual.
"Por ejemplo, al reflexionar sobre la propia vida a través de fos
arquetipos e imágenes mitoló9icas comunes a la humanidad, el
concienciamienfo del individuo comienza a desplazarse necesaria·
mente a una perspectiva universal: un punto de vista trascendente,
despersonalizado, transpersonal. Cuando dicho proceso se acelera,
el individuo deja de estar exclusivamente identificado con su senti·
do de auto independencia y, por consi9uiente, de estar únicamente
vinculado a sus problemas puramente personales" CWilber, 1977, p.
343).

Es en este nivel donde se pueden presentar diversos fenómenos


transpersonales como los que han sido descritos anteriormente en el
presente capítulo, por ejemplo: las experiencias cumbre, los estados
místicos etc. En esta etapa, el individuo experimenta una nueva dicoto-
mía, la de su ser personal y la de su ser transpersonal. La primera im-
plica el "ser" y la segunda el "no ser", debido a que el sujeto todavía en
esta parte del espectro, no se considera como un elemento constituti-
vo del Todo. Sin embargo, el sujeto tiene la capacidad de percibir cons-
cientemente todos los pensamientos, emociones, sentimientos y deseos
que experimenta, como si fuera un "testigo" inmóvil.

A este testigo, wilber lo denomina "testigo transpersonal" y lo


considera como un "trampolín" que facilita el salto hacia la conciencia
de unidad. Es un testigo que observa todo lo que sucede a su alrede-
dor pero no se identifica con ello, lo trasciende. Así, la angustia por
ejemplo, deja de ser una amenaza para el individuo:
"Aún cuando la aneustia se haBa presente, ya no lo abrumará, porque
ya no estará exclusivamente atado a efla, ya no fa corteja, ni la comba~
te, ni le opone resistencia, ni escapa de ella. De la manera más radical, la

201
angustia se acepta totalmente7 dejándola hacer lo que quiera. usted no
tiene nada que perder, ni nada que ganar, con su presencia o ausencia,
puesto que se limita a contemplar su paso [y ...} COmo está dispuesto a
ser testigo de lo que le ocurre, a mirarlo con imparcialidad7 puede tras-
cender/o" (Wilber, 1979, pp. 169-170)

5. El nivel de la "Mente", surge cuando se disuelve la dualidad entre el


ser personal y el transpersonal. En este nivel, prevalece una conciencia
sin fronteras o dicotomías, en la que el individuo trasciende el naci-
miento y la muerte, el pasado y el futuro y sólo existe el etemo "aho-
ra." Esta profunda conciencia, "[... ] es idéntica a la realidad absoluta y
última del universo, una realidad conocida con nombres muy diversos,
como Brahma, Tao, Dharmakaya, Allah. [. .. ] Según la tradición univer-
sal, la Mente es todo cuanto existe y nada existe fuera de ella. la Men-
te está más allá del espacio y es, por lo tanto, infinita; es atemporal y,
por consiguiente, eterna" (Wilber, 1993a, p. 50).

Por ello, en este nivel de la conciencia cósmica y de la identidad su-


prema de la humanidad, el individuo se identifica con el universo y se
convierte por ende en el Todo, donde en la conciencia de unidad, el
testigo transpersonal "se disuelve en lo atestiguado". Agrega Wilber
que conforme lo establece la psychología perennis, éste no es un esta-
do alterado de conciencia ni anormal, sino por el contrario, "es el úni-
co estado de conciencia real," el que conoce la realidad a través del "no
dualismo" (Ram, 1995), ya que todos los demás nivel son ilusorios,
puesto que se basan en la dualidad entre sujeto y objeto.

En cuanto a la afirmación de que esta última etapa es la única que


existe, Wilber (1993a) hace hincapié en que todos los demás niveles de la
conciencia no es que sean irreales, sino que son ilusorios, ya que la esci-
sión entre el que ve y lo visto es una división "aparente"; por lo tanto, lo
ilusorio es el dualismo que hacemos, "que aún pareciendo existir, está, de
hecho, vacío de realidad."'"

74 En relación al dualismo. Wilber (19930, p. 55), señala que existen diferentes puntos de
vista para entenderlo y que todos ellos forman parte de la psicologia perenne. Así. "des-
de el punto de vista mitológico, la filosoña perenne se refiere a este dualismo -o acto de
desgajamienfo- original como la separación entre cielo y tierra, entre mujer y hombre,
entre sol y luna: en términos epistemológicos, supone la separación enTre el sujeto y el
objeto, entre el conocedor y lo conocido, entre el observador y lo observado: desde
una perspectiva ontológica, implica la separación entre el self y el otro, entre el organis-

202
Esta ilusión o "maya" dice Wilber (1977), es explicada por los hin-
duistas y budistas, como la "magia" o "arte", por medio del cual "crea-
mos dos mundos c\e uno solo"; es el poder de la subjetividad absoluta pa-
ra adoptar una apariencia objetiva; es el "mundo mesurable" de los ma-
pas mentales puramente simbólicos que dividen y miden en forma COn-
vencional al universo y que por ende confunden el mapa con el terri-
torio, es decir, lo ilusorio con la verdadera realidad.

Finalmente, Wilber (1993a, p. 57) explica que los distintos niveles


del espectro de la conciencia van evolucionando a lo largo de una serie
de dualismos sucesivos (organismo y entorno, vida y muerte, mente y
cuerpo, persona y sombra), por lo que tienen una realidad ilusoria simi-
lar y que "[. .. ] la Mente es lo que confiere realidad a todos los niveles del
espectro y su aparente realidad independiente se debe únicamente a que
estamos demasiado cautivados por la ilusión como para romper el hechi-
zo que nos impide comprender que, a pesar de todos los aparentes dua-
lismos, el mundo siempre permanece idéntico a sí mismo." Por eso, cuan-
do intentemos tratar de comprendernos con nuestra mente y no lo lo-
gremos, nos habremos fundido con la Mente Universal. Como lo explica
Wei Wu Wei (en Wilber, 1977, p. 424) "¡era la mente lo que buscaba la
mente, sin lograr encontrarse a sí misma como objeto! ¡Y el no encontrar
era encontrar!.n

A esta Mente Universal, Wilber (1972) comenta que se le conoce


como "el absoluto" o "el uno sin segundo", "el que penetra y lo contiene
todo" y que resulta imposible describirla, definirla o clasificarla, por lo
que es inefable. Agrega que el absoluto carece de opuesto, ya que no se
encuentra dividido; es no-dual, no-dos o no-opuesto y aclara que a dife-
rencia del "uno único" que se opone al "muchos plural", el "no-dual", in-
cluye a ambos. Además, no existe nada fuera de lo "no-dual", ya que éste
"es" en cualquier punto del tiempo y del espacio y a la vez, no tiene espa-
cio, dimensión ni temporalidad, por lo que es eterno. wilber describe a la
eternidad no como el tiempo que dura siempre, sino como "un momento
sin tiempo."

mo y el entorno, mediante el cual la identidad humana se traslada -de una manera


aparente (aunque no reolJ- desde la Totalidad adual hasta el organismo."
Así pues, la Mente Universal con la que se fusiona el individuo en la
última banda del espectro de la conciencia de Wilber, nos habla de un es-
tado de conciencia absoluta que se ha encontrado total y completamente
presente en el sujeto desde el principio mismo, razón por lo que no se
puede entrar en él como un estado alterado de conciencia, ya que siendo
uno sin segundo, no puede tener ningún otro estado alternativo de con-
ciencia, sino más bien, se despierta a él como la verdadera naturaleza; "lo
que se es pero no se sabe" y que se manifiesta como la auténtica reali-
dad.

En resumen, esta evolución a través del espectro de la conciencia se


encuentra basada en la disolución de las demarcaciones o fronteras que
definen al ser humano, hasta llegar al estado fundamental de la con-
ciencia totalizadora que hemos mencionado, en el que a su vez se disuel-
ven las pequeñas conciencias parciales de cada etapa. Recordemos que en
este proceso holístico, cada estadio, nivel u holón,T5 cuan do emerge es
porque abarca las capacidades, pautas y funciones propias del estadio an-
terior, agregándole las propias (Wilber, 1993b).

Es aquí cuando Wilber en 1980 comenta en su libro El proyecto At-


man (1980a) acerca de un proyecto universal en el que detalla una serie
de distintos niveles o estadios de la conciencia que van desde el ego indi-
vidual hasta la unidad con el cosmos, mismo que analizaremos con más
detenimiento en el Capítulo 5 de este trabajo.

En 1997, Wilber escribe El ojo del Espíritu, en el que utiliza su mo-


delo espectral de la conciencia para abordar diversos ámbitos como la
psicología, la espiritualidad, la antropología, los estudios culturales, la
teoría del arte, la teoría literaria, la ecología, el feminismo y la transfor-
mación planetaria.

Para el presente trabajo, resulta de gran interés la descripción que


Wilber hace en esta obra de la ontogenia humana, en la que establece
que el individuo al nacer se encuentr2 en un "infierno inconsciente", ya

75 Ei iérmino holón fue acunado por Arthur Koestler pare referhe e [os elememos que
siendo un todo en un esiadio evo1u~ivo o de crecimiento. pasan a constituir ur.c parte de
le totol:dac superior que le CO'llpe,e al siguienTe estadiO, por lo que los ho!ones rrás nue-
vos resultan ser más abarcadores que los que le preceden (Wiloer. ~993b).

204
que está inmerso desde ese momento en el sufrimiento, pero no está
consciente de ello, con el tiempo, el yo comienza a despertar y cuando
llega a ser adulto, el sujeto se encuentra totalmente consciente de su in-
fierno, es decir) pasa de un infierno inconsciente a un "infierno conscien-
te", en el que se encuentra alienado por la vulnerabilidad y el dolor. "l. .. ]
La vida se convierte entonces en la búsqueda de lenitivos, de compensa-
ciones con las que el yo trata de convencerse, al menos provisionalmen-
te, de que el mundo de la dualidad es algo positivo" (Wilber, 1997, p.
69).

Sin embargo, agrega Wilber (1979, p.169-170) que el yo también


puede continuar su proceso evolutivo dentro de un marco espiritual,
trascendiendo su identidad polarizada y llegando a la conciencia de uni-
dad, cuya fusión permite que el individuo pase del infierno consciente al
"cielo consciente". De esta manera, el estadio infantil es un inconsciente
prepersonal, preracional, preverbal y preegoico (existe antes del surgi-
miento del ego), que pasa de la subconsciencia a la autoconsciencia y fi-
nalmente a la supraconciencia; "[...] de lo prepersonal a lo personal y,
desde ahí, hasta lo transpersonal; de lo inframental a lo mental y, desde
ahí, hasta lo supramental; de lo pretemporal a lo temporal y, desde ahí
hasta lo transpersonal [... ] o, dicho de otro modo, a lo eterno."
""Sólo es posible cifrar esperanzas
en fas que se interesan por producir una transformación
radical en el mundo mediante la comprensIón de sí mismos"

207
En los capítulos anteriores se han estudiado los principales postula-
dos de las cuatro fuerzas de la psicología; el psicoanálisis, el conductismo,
la psicología humanista y la transpersonal, así como las aportaciones de
los representantes más relevantes de dichas corrientes. Teniendo este pa-
norama general, a continuación nos abocaremos a investigar cómo cada
una de estas escuelas ha abordado el tema específico de la conciencia y la
importancia que este tópico ha tenido dentro de su doctrina, a fin de re-
lacionar este tema con la salud y la enfermedad psíquica en el siguiente
capítulo.

El interés por la conciencia surgió desde los griegos, sin embargo,


el estudio de la conciencia se inició propiamente con las alusiones de
Leibniz, quien sugería que era necesario completar las representaciones
conscientes con las inconscientes. Posteriormente Schelling amplió la
conciencia humana con la visión de lo "inconsciente eterno". Carus y
Schopenhauer, por su parte, derivaron originalmente la conciencia del
inconsciente y E. van Hartmann, fundamentó su construcción teórica ba-
jo el supuesto de un "espíritu inconsciente" que serviría de base al "Abso-
luto" (Frey-Rohn, 1991).

A finales del siglo XIX, la psicología moderna, con sus métodos in-
ductivos, descubrió las bases que sostienen a la conciencia. A ello contri-
buyeron el "estructuralismo", encabezado por Willhelm Wunde 6 en Ale-
mania y el "funcionalismo" con William James" en los Estados Unidos.

16WlIhelm Wundt nace en 1832 en Nekarau y muere en Grossbothen, Alemania en 1920


Estudia medicina y se interesa por 105 aspectos psicológicos del ser humano. IniCIo sus in-
vestigaCiones sobre la percepción en 1856, año en el que concluye su doctorado Logro
que la psicología surja en forma autónoma como ciencia, al fundar en 1879 ~n Lelpzig
Alemania. el primer instituto de investigación en psicología del mundo Wundt También
se interesa por la filosofía, la etnografía y la antropología. Dentro de sus pnnclpales
obras, encontramos Aportaciones de /0 percepción sensorial escrita en 1874 Y Elementos
de la pSlcolog¡'o fisiológica de 1874 (Bonin, 1983),

77WiJliam James nace en Nueva York en 1842 y muere en Chocorua, New Hampshire en
1910, Estudia filosofía y psicología en varias universidades europeas, En 1869 se doctoró
en la Un'lversidad de Harvard yen 1880 escrib'ló una de sus pnncipales obras, e \0 que
denominó PrinCIpios de psicología cuya base es la noción de la psicología como un co-
nocimiento polifacético orientado hacia las cienCias naturales (Bonin, 1983)
El estructuralismo tenía como obietivo de estudio a la mente hu-
mana, adulta y normal, por medio de la introspección. Buscaba su estruc-
tura elemental, es decir, sus últimos elementos básicos y los atributos de
cada uno de ellos (intensidad, claridad, extensión y duración), además de
la conexión o enlace de los mismos para formar otros más complejos.
Con estas bases, el estructuralismo llegó a la conclusión de que tres eran
los elementos simples e irreductibles sobre los que descansa toda la com-
pleja actividad mental: la sensación (elemento predominante de la per-
cepción), la afección o sentimiento (elemento perteneciente de la emo-
ción) y la imagen (elemento de la idea).

De esta manera, para wilhelm Wundt, quien posteriormente fue re-


conocido como "el padre de la psicología científica", el objetivo de la psi-
cología como ciencia era la experiencia inmediata. Consideraba a la expe-
rimentación y a la observación, como los métodos propios de la psicolo-
gía, por lo que le dio a la introspección o autoobservación una gran im-
portancia como parte de los experimentos que llevaba a cabo en su labo-
ratorio de Leipzig, Alemania (Bonin, 1983).

El funcionalismo representado por WilIiam james, a quien se le con-


sideró el "decano de la psicología norteamericana", surge como una preo-
cupación por el aspecto funcional y pragmático de la mente humana. ja-
mes, estudia la conciencia con su capacidad selectiva para lo que le es
útil, el proceso del pensar para explicar y comprender mejor los caminos
por los que discurre y el hábito como resultado de un aprendizaje que se
logra mediante ciertas leyes, lo que permite al sujeto dominar con mayor
rapidez y precisión las exigencias del medio y el posible control de la
emoción. Una gran contribución que hace james al desarrollo de la psico-
logía aplicada en sus múltiples campos, es sentar las bases de las técnicas
psicométricas.

Por otra parte, james desarrolló una concepclOn muy reconocida


denominada "flujo de la conciencia", según la cual, se considera que la to-
talidad de las actividades mentales del ser humano, que van desde la per-
cepción sensorial, hasta la conciencia de sí mismo, están estructuradas de
diversos modos, pero tienen un flujo o continuidad entre ellas.

En su momento histórico, james consideró que la psicología es una


"ciencia natural" que tiene mucho todavía que descubrir en relación a la
psique humana, lo cual expresa con las siguientes palabras:

270
"Ni el sano sentido común ni la psicología, de acuerdo con lo que se ha
escrito hasta ahora, han puesto en duda el hecho de que las condiciones
de la conciencia que estudia dicha disciplina son hechos de la experien-
cia. Se ha dudado de la existencia de las cosas, pero nunca de la existen-
cia de los contenidos de la conciencia o de las sensaciones. Se ha ne9ado
el mundo exterior, pero jamás el interior. Todo el mundo supone que po-
seemos un conocimiento introspectivo directo de nuestro pensamiento
como tal, de nuestra conciencia como algo interior y de los objetos exter-
nos conocidos. Sin embargo, debo reconocer que, por lo que a mí respec-
ta, que este resultado no me tranquiliza. Cuando trato de tomar concien-
cia de mi pensamiento como tal, lo que puedo captar es un hecho relati-
vo al cuerpo; una impresión que procede de mi frente, de mi cabeza, de
mi 9aryanta o de mi nariz. Parecería que la conciencia como una activi-
dad interior es más bien un postulado que un hecho directamente palpa-
ble: el postulado a saber, de alguien que reconoce, como correlativo de
todo lo reconocido [...l. Nos sentirnos particularmente afectados al ver
cómo la gente habla en tono triunfal de la "nueva psicología' [...l mien-
tras que no se ha vislumbrado aún un conocimiento claro de los verdade-
ros elementos y fuerzas ocultos en el mundo' (Bonin, 1983, p. 189).

Como veremos más adelante, diversas escuelas psicológicas hicie-


ron sus aportes al estudio de la conciencia. Sin embargo, antes de estu-
diar dichas contribuciones, es menester saber ¿qué es la conciencia?, con
lo que nos enfrentamos a un gran problema: la definición del constructo.
Esta dificultad se debe a que hay tantos conceptos de conciencia como
doctrinas que la han estudiado, lo cual crea mucha confusión. Por tal
motivo, en este capítulo se dará una semblanza exclusivamente psicoló-
gica de la conciencia, para lo cual es indispensable conocer primero cómo
se le concibe en este campo.

Los teóricos que analizan a la conciencia desde un enfoque biológi-


co, materialista o mecanisista (Coon, 1985; Rosenzweig y Leiman, 1992),
consideran que ésta tiene como fundamento al cerebro, el cual procesa
las operaciones mentales con base en las sensaciones interoceptivas y ex-
teroceptivas que recibe, vía aferente, de los órganos sensoriales. De esta
manera, la percepción es el proceso que organiza las sensaciones en una
representación que le resulta útil al individuo para sobrevivir.

2ft
Según el psicólogo Robert Omstein (1972, p. 49), existen dos "mi-
lagros" que realizan los sentidos en forma cotidiana, que consisten en lo
siguiente: .

"En primer IU9ar~ cada órgano sensorial actúa para transformar una
clase particular de energía física -fas ondas cortas de luz" las moléculas
de acidez- en diferentes clases de energía: el proceso electroquímico de la
excitación neurológica. Este proceso se llama trasducción. Cada sentido
posee receptores especializados que son responsables por la trasducóón
de energía externa en lenguaje cY"ebral. El ojo trasduce luz, el oído tras-
duce ondas de sonido~ la nariz trasduce moléculas gaseosas. En segundo
luaar, en algún punto del sistema cerebral y sensorial, se produce una
segunda transformación: los millares de mi/Iones de explosiones eléctri-
cas y de secreciones qwínicas de la <<eXcitación neuroló91ca» se convier-
ten en árboles y pasteles, peces plateados y risas -el mundo consciente de
la experiencia humana.'"

Para Henri Ey, Paul Bemard y Charles Brisset (1965), las infraes-
tructuras del campo de la conciencia son reducibles a las actividades ba-
sales que la componen:
l. El acto fundamental del despertar o vigilia, en el que el individuo abre
los ojos hacia el mundo exterior, le pone en una situación de encon-
trarse frente a éste, pudiendo dividir con ello su experiencia en dos ca-
tegorías básicas: la subjetiva y la objetiva.

2. El acto que separa lo imaginario de lo real, introduciéndose en la expe-


riencia del individuo.
3. El acto que le permite al sujeto disponer de su presencia en el mundo
del ahora, no en el del pasado (añoranza) ni en el del futuro (búsque-
da de deseos).

En relación al proceso de la percepclOn, resulta muy importante


mencionar las limitaciones que la conciencia perceptiva tiene en general.
Aldous Houxley (en Coon, 1985), señala que el s.istema sensorial es una
"válvula de reducción" que simplifica a la percepción, hasta convertirla
en una "gotera". Esto se debe a que la percepción es una construcción se-
lectiva que limita la información que recibe, a fin de controlar el ambien-
te en el que se encuentra el individuo, además de que también "automa-
tiza" sus reacciones, para sobrevivir en un mundo sensorial sumamente
complejo que se encuentra saturado de diversas informaciones.
Esta automatización de la conducta humana, se relaciona con la
habituación que ",1 individuo manifiesta en relación a un estímulo repeti-
do. Dennis Coon (1985, p. 123), da un ejemplo muy claro de este proce-
so: "si producimos un sonido breve cada cinco segundos, la primera vez
que suene producirá cambios notables en los patrones de las ondas cere-
brales de quién lo escuche. Después de varias repeticiones, el ruido no
producirá más respuestas; el sistema nervioso lo habrá «desconectado»
de la conciencia." Esta autora agrega que la manera de lograr la deshabi-
tuación es llevar a cabo cualquier cambio del estímulo, a fin de que éste
deje de ser repetitivo.

La extrema habituación o automatización cotidiana en la que nos


encontramos inmersos, produce hábitos perceptivos que limitan a la con-
ciencia y que no le permiten manifestarse plenamente. A este respecto,
Gurdjieff7B (1977, p. 63) comenta que los hombres son "[... ] autómatas,
puestos en movimiento por fuerzas externas, [son] como máquinas o ju-
guetes de cuerda que actúan tanto como les dura la cuerda, incapaces de
añadir algo a su fuerza." Para lograr la deshabituación, Gurdjieff propo-
ne bajo una estricta autoobservación, un ejercicio consistente en llevar a
cabo los actos habituales de manera un poco diferente, como es el caso,
por ejemplo, de ponerse los zapatos en el orden inverso, comenzar a afei-

78 George Ivanovitch Gurdjieff nace en 1877 en la ciudad de Alexandropol. en la provin-


cia de Kars, frontera entre Rusia y Turquía y muere en París en 1949. Adquiere amplios co-
nocimientos en sus viajes a Asia Centra! y al Medio Oriente durante veinte años. A su re-
greso a Rusia y después de una breve estancia en Moscú. estalla la revolución bolchevi-
que, por lo que sale de este país rumbo a Essenfuki en el CáucasQ, después a Tiflis y a
Constantinopla, donde vivió un año fungiendo como psiquiatra. Partió a Europa, primero
a Berlín, después a Londres y posteriormente a París, donde se asentó en el castillo de
Prieuré, cerca del de Fountoinbleu, estableciendo el Instituto para el Desarrollo Armónico
del Hombre. En enero de 1924. Gurdjieff y su grupo llegan a Nueva York a exhibir las dan-
zas derviches o "meditaciones en movimiento", que forman parte de su enseñanza de
desautomafización o desactivación de los mecanismos de los hábitos que dominan a la
especie humana y que no le permiten evolucionar. En Nueva York funda otro instituto a
cargo de su alumno Orage y posteriormente en Chicago sé establece otro más. Gurdjieff
siempre lucha contra el "robotismo" que destruye el auténtico potencial del ser humano,
creando para ello, técnicas de autoobservación que pretenden acceder al "auténtico
yo". Para ello, Incursiona en la psicología. la filosofía. la cosmología y la alquimia. atra-
yendo una enorme cantidad de seguidores en América y Europa. los principales alum-
nos de Gurdjieff son Ouspensky. Bennett, Orage, de Harfmann y Walker. Gurdjieff es autor
de diversos libros, entre los que se encuentran Herold of Coming Good Relatos de Belce-
bú a su nielo (1976) y la vida es reo/, solo cuando "yo soy" (1994) (De Har!mann, 1964;
Aznavwrian, 1977; Zuber, 1977; lelor!, 1982; Wilson, 1984).
tarse primero el lado de la cara que normalmente se deja al final, comer
con la mano izquierda aunque no se sea zurdo, etc.

Como hemos observado, por un lado, nuestra conciencia es limita-


da debido a los hábitos perceptivos que utilizamos, pero por otro lado,
esta falta de plenitud de la conciencia se debe a que no poseemos el equi-
po sensorial necesario para percibir todas las energía que conforman la
realidad externa, y por lo tanto éstas, no se constituyen como parte de
nuestra experiencia.

Lo anterior se debe a que percibimos la realidad de acuerdo a como


nuestros sentidos decodifican; no percibimos los rayos infrarrojos ni los
rayos x, pero no por ello podemos decir que no existen. Sólo percibimos
la información que requerimos para sobrevivir como especie, la demás,
queda descartada por nuestra limitación orgánica o bien por la autose-
lección inconsciente que hacemos de los estímulos. De ahí, que sólo tene-
mos "conciencia" de lo que percibimos. Pensamos que conocemos la reali-
dad y avalamos este pensamiento con los demás, sin damos cuenta de
que los otros también se encuentran limitados, por lo que la concepción
de conciencia consensualmente, es reducida COrnstein, 1972; Wilber,
1977a; Ouspensky, 1978; Gurdjieff, 1977; González, 1989).

Al seleccionar y elegir la información que el entorno le ofrece al in-


dividuo y al utilizarla para su preservación, el sujeto tiende a generalizar
las limitadas percepciones que obtiene del mundo, considerando que és-
tas son la totalidad, conforme lo establecen las leyes de la psicología ges-
táltica. Tal es el símil del dibujo de cuatro líneas que colocadas de tal ma-
nera que el individuo considera que forman ángulos iguales y que tienen
la misma longitud, hacen que éste dictamine que se trata de un cuadra-
do, cuando en realidad lo que observa es la sumatoria de cuatro líneas in-
dividuales.

Por tales razones, la mayor parte de nuestras experiencias son una


creación de la mente, debido a que trasducimos en diferentes grados la
información del mundo externo. A este respecto, Sri Sathya Sai Baba 79

79 Bhagavan Sri Sathya Soi Baba. nace el 23 de noviembre de 1926 en PuttapartL una
apartada aldea al sur de la India en el estado de Andra. Años después, debido a 10
gran afluencia de visitantes de todo el mundo se ignauró el ashram que sus seguidores
construyeron cerca de su puebo natal. conocido como Prashanfi Ni/ayam (La morada
(1985) menciona que el propio mundo es una proyección de la ment-e,
por lo que ésta puede acercar cosas remotas o alejar las cosas cercanas.
Es por eso que ella es la fuente del placer o el dolor, de la ignorancia y de
la i1usión,8Q motivo por el que los sabios han afirmado que "el universo
está cimentado en la mente." Omstein por su parte (1972, p. 67), subra-
ya que:
«NO existen colores en la naturaleza, ni sonidos, ni sabores. Fuera de
nosotros existe al90 frío~ tranquilo y sin color. Somos nosotros quienes
creamos los sonidos a partir de las ondas del aire; somos nosotros quie~
nes creamos colores a partir de vibraciones similares~ aunque de frecuen-
cia menor, y somos nosotros quienes transformamos moléculas que resul-
tan ajustarse a espacios en nuestra fen9ua como filete o salsa bernesa;
todas estas cosas> constituyen dimensiones de la experiencia humana, no
dimensiones del mundo externo [.. ,] nosotros no experimentamos real-
mente el mundo externo, sólo captamos una porción muy refinada del
mismo [ ..,] para sobrevivir."

Ahora bien, si partimos de la base de que nuestra experiencia pre-


determina la conciencia que tenemos de la realidad, entonces habrá tan-
tas realidades como niveles de conciencia existentes. Es por ello que la de-
finición que la psicología científica hace de la conciencia es parcial, pues-
to que la identifica como un proceso psíquico que le permite al sujeto el
conocimiento o el darse cuenta de las propias percepciones, recuerdos,
pensamientos, sentimientos, deseos, afectos, motivaciones y en general
de las experiencias o vivencias personales consigo mismo o con el exte-
rior (Dorsch, 1991), que como ya vimos, son relativos.

Lapsicología científica está partiendo de una concepción consen-


sual de la conciencia, especialmente en el campo de la psicofísica. 81 En
este supuesto también queda inmersa la psicología clínica, bajo los postu-

de la Paz Suprema), donde imparte sus enseñanzas. Su trabajo pretende estimular y


motivar al individuo en la búsqueda de la auforrealizadón. Entre otras actividades que
desarrolla, es autor de numeres libros, rector de varias universidades y colegios en la
India, así como director del Hospital de Especialidades Cardiovasculares más importante
de este país (Kasturi, 1989).

80 En la tradición hinduista, la Ilusión o maya es la ignorancia de la verdadera naturale-


za del ser humano, por lo que éste vive engañado en cuanto a la realidad.

81 la psicofísica es la teoría de las relaciones entre alma y cuerpo, por ello, estudia la re-
lación entre los estímulos físicos y las sensaciones correspondientes (Dorsch, 1991).

2M
lados del psicoanálisis, del conductismo y de la psicología humanista, pe-
ro no es el caso de la psicología transpersonal, donde la conciencia es es-
tudiada en forma más totalizadora y holística, como observaremos más
adelante.

Continuando con el esquema ordinario de la conciencia, es impor-


tante señalar que la mayor parte de nuestras experiencias son aprendi-
das, por lo que la influencia de la cultura es muy relevante en este aspec-
to. Tal es el caso de la percepción de ciertos objetos o eventos, que para
algunas personas significan una cosa y para otras algo diverso; el ejemplo
más gráfico es el refrán coloquial que dice que un "vaso se puede ver me-
dio lleno o medio vacío"; el vaso contiene siempre la misma cantidad de
agua, lo que varía es la percepción humana.

Así, el antropólogo Colin Tumbull (en Omstein 1972, p. 65), narra


que cuando se encontraba estudiando a los pigmeos del Congo que viven
entre los densos bosques de esa zona, invitó a uno de ellos a salir de ex-
cursión y cuando se encontraban en una gran planicie, observaron de le-
jos a un rebaño de búfalos que el pigmeo nunca había visto a tal distan-
cia por la limitación de su hábitat:
"Kenge echó una mirada sobre la planicie y hacia abajo, donde estaba
el rebaño de búfalos. Me preguntó que de qué tipo de insectos se trata-
ba, y le dije que eran búfalos, tan grandes como el búfalo que él conocía.
Estalló en carcajadas y me respondió que no le contase tonterías. Entra-
mos en el coche y descendimos hacia donde estaban pastando los anima-
les. Observamos cómo se hacían cada vez más grandes, y aunque era tan
valiente como todos los pigmeos, cambió de sitio, sentándose cerca de
mí, murmurando que se trataba de brujería L.,]. Cuando se dio cuenta de
que se trataba de búfalos reales, se le pasó el miedo, pero lo que le intri-
gaba era cómo habían sido tan pequeños, y si realmente habían sido pe-
queños y se habían vuelto de repente más grandes o si había sido una
especie de truco.»

A esta experiencia, la psicología social la denomina atribuciones.


Las atribuciones son la inferencia que el sujeto hace de la conducta pro-
pia y ajena con el fin de explicarse las causas que producen las acciones y
actitudes de los otros o de él mismo (Morales, Moya, Rebolloso, Femán-
dez, Huid, Marques, Páez y Pérez, 1994). De esta manera, la percepción
que tengamos de una persona (o de un grupo de animales, como en este
caso), va a depender del tipo de causa a que atribuyamos su conducta, y

2fÓ
esto dependerá, a su vez, del esquema o conjunto organizado de conoci--
mientas que utilicemos para ello.

Otro aspecto que influye en la percepción del entorno y por ende


en la conciencia que se tiene de éste, es la manera en que nos encontra-
mos y la etapa del desarrollo por la que estamos pasando: van a existir
variaciones de la concepción de la realidad dependiendo del género, de si
somos niños, adolescentes, adultos o ancianos, de si tenemos hambre,
frío, calor o si estamos despertando o cerca del anochecer. Además, uná
misma experiencia va a diferir de otra igual dependiendo de lo que la
preceda. William James (1972) comenta por ejemplo, que el silencio pue-
de resultar muy agradable después del ruido, pero muy cansado después
de otro silencio.

Con todas estas limitaciones, los seres humanos crean una "con-
ciencia consensual" que en el campo de la ciencia es conocida como para-
digma (Kuhn, 1962). Así, el paradigma que impera en algún momento
histórico, cuya concepción compartida de lo que es posible es aceptada
por la gran mayoría, se ve contaminado por el mismo constructo ilusorio
de la realidad, situación de la que la psicología en general no ha podido
escaparse. En relación a este punto, en el libro Budismo Zen y psicoaná-
lisis (1960, p. 19), escrito por Erich Fromm y D.T. Suzuki, este último ex-
plica:
"La principal característica [ .. .] que dlstínaue el método científico de
acercarse a fa realidad es describir un objeto, hablar de éste, rodearlo,
captar todo lo que atraiga nuestros sentidos e inteligencia y abstraerlo
del objeto mismo y, cuando se haya concluido todo esto, al parecer, sin-
tetizar estas abstracciones analíticamente formuladas y tomar el resul-
tado por el objeto mismo. Pero queda en pie el problema: '<¿Ha sido rea(-
mente atrapado en fa red el objeto completo?" Yo dirfa L'¡Decididamente
no! Porque el objeto que creemos haber apresado no es sino la suma de
abstracciones y no el objeto mismo."

Algunos autores (Orstein, 1972; González, 1989) consideran que


los modos de la conciencia se relacionan con los hemisferios del cerebro
y su especialización lateral. El hemisferio izquierdo que rige la parte de-
recha del cuerpo, se vincula con el pensamiento lógico y analítico, espe-
cialmente con funciones verbales y matemáticas. Utiliza la secuenciación
y el orden y por ello es lineal. El hemisferio derecho que controla la par-
te izquierda del cuerpo, se especializa en la síntesis, en la orientación
espacial, en el modo intuitivo-racional, en la creatividad artística, en la

217
imagen corporal, en la capacidad de reconocer los rostros, en la fantasía
y en la sensibilidad. A diferencia del hemisferio izquierdo, el hemisferio
derecho requiere de una integración expedita de la información, la cual
no es lineal, por lo que su estilo cognitivo es holístico (Rosenzweig y Lei-
man, 1992).

Diversos teóricos han establecido con base en la lateralización he-


misférica que existen dos formas de pensamiento. Tal es el caso de Ho-
bbes que habla del pensamiento libre o "desordenado" y el "dirigido" o
útil; Pavlov establece dos sistemas de señalización, el primero que afecta
a los fenómenos inmediatamente vinculados con las reacciones del mun-
do externo y el segundo que depende del lenguaje, por lo que es más abs-
tracto.

Por su parte, Sigmund Freud habla del "pensamiento de proceso


primario" que es más concreto y verbal y del "pensamiento de proceso
secundario" que surge con la evolución del lenguaje. Spearman, refirién-
dose a las pruebas de inteligencia, acepta un "factor verbal" y un "factor
espacial", además del "factor g" al que denomina "inteligencia general"
que integra a ambos factores. Goldstein enfatiza la existencia de una "ac-
titud abstracta" y una "actitud concreta" de los individuos (Bogen, 19-
72).

Bajo el modo ordinario de conciencia, el sujeto experimenta un


mundo basado en las leyes de la causalidad y de la duración, donde el
tiempo es lineal, ya que percibe un tiempo externo real que identifica
con el reloj a través del órgano de la percepción visual, por lo que acepta
la existencia del pasado y del futuro. Esta percepción le permite al indivi-
duo poder tener control sobre sus acciones y las de los demás a fin de so-
brevivir, motivo por el que nuestra cultura es lineal.

Robert Ornstein (1972), considera que la concepción del tiempo li-


neal se vincula con los tipos de almacenamiento de la información con
los que contamos; de esta manera, la concepción del presente se constru-
ye en torno a la memoria a corto plazo, mientras que el pasado se conci-
be debido a la memoria a largo plazo. En torno al tema de la memoria,
Ouspensky82 (1993) señala que se viven infinidad de sucesos en la vida,

82P. D. Ouspensky nació en Moscú en 1878, donde estudió matemáticas y filosofía. Fue
uno de los principales alumnos de Gurdjieff. Resume las ideas más relevantes de su mc-

216'
pero que únicamente se memorizan aquellos en los que se es consciente,
los cuales como sabemos, son reducidos, demostrándose con ello que la
mayor parte del tiempo (lineal) se tiene poca o nula conciencia de lo que
nos sucede a nosotros mismos y a nuestro entorno, debido a que se vive
automatizada mente.

Todos en algún momento hemos vivenciado la experiencia del tiem-


po no lineal; cuando nos quedamos extasiados ante una puesta del sol, o
trente al ser amado, ya que "el tiempo se detiene". En este modo de con-
ciencia la acción se manifiesta en un presente infinito y desaparecen la
causalidad y la construcción de secuencias. Tal es el caso de los momen-
tos "cumbre" que menciona Maslow y en general de las experiencias
transpersonales, como pudimos estudiarlas en el capítulo anterior.

Partiendo de la base de que los dos hemisferios cerebrales procesan


la información en una unidad mental 83 que involucra la experiencia hu-
mana, el equilibrio entre las funciones de ambos hemisferios es relevante
para que el individuo obtenga una conciencia total de la realidad. Así, pa-
ra lograr la adquisición de un conocimiento integral de dicha realidad y
desarrollar con plenitud las capacidades y potencialidades del ser huma-
no, es menester expandir ambos modos de conocimiento y de conciencia,
a través de la conjunción entre la razón y la intuición (González, 1989).

Sabemos que la conciencia sufre de ciertas variaciones, por lo que


nos intriga saber ¿cuáles son estos estados no ordinarios o alterados de

estro en su libro En busca de /o ml7agroso: Fragmentos de una enseñanza desconocida


(1949). Ouspensky se separo de Gurdjieff debido a que éste consideró a Ouspensky muy
r'ígido e intelectual. Escribe. entre otros libros: la extraña vida de /van Osokín Ter/ium Or-
ganum: Una l/ave a los enigmas del mundo (1992). Un nuevo modelo del universo: princi-
pios del método psicológico en su aplicación a los problemas de la ciencia, la religión y
el arte. Psicología de la posible evolución del hombre {1978J y la conciencia. Una bús-
queda de la verdad {1993J. Ouspensky muere en Londres en 1948.

63 Es sabido que la estructura denominada "cuerpo calloso" une y conecta ambos he-
misferios cerebrales. por lo que se piensa que la información que obtienen los dos hemis-
ferios. se vincula entre sí a través de estas fibras (Sinelnikov. 1977).

2(9
conciencia? y, ¿cómo se accede a ellos? Para responder a la primera inte-
rrogante, es preciso comentar que tradicionalmente la psicología ha
aceptado que la mente del ser humano manifiesta varios estados de con-
ciencia, como es el caso del estado de vigilia o estar despierto, al que de-
nomina como "normal u ordinario", el dormir sin soñar, el estado oníri-
co y la ensoñación que producen los estados hipnagógico e hipnopómpi-
co, debido a que toda la gente común los experimenta COrnstein, 1972;
Tart, 1975; González, 1989). Sin embargo, las múltiples investigaciones
que se han llevado a cabo con el electroencefalograma, demuestran que
existen otros estados de conciencia que no son "normales", ya que sus
trazos aparecen alterados.
Por su parte, Gurdjieff menciona cuatro estados de conciencia a sa-
ber: el sueño, el estado ordinario de vigilia, la conciencia de sí mismo o
autoconciencia y la conciencia objetiva o cósmica. En el estado ordinario
de vigilia, normalmente el individuo tiene una vaga conciencia de sí mis-
mo o autoconciencia, porque por lo general actúa en forma automatiza-
da, fragmentando su atención. Por ello, la autoconciencia se limita a bre-
ves momentos espontáneos que por lo general dejan vívidos recuerdos a
la persona, puesto que para ejercerla regularmente se requeriría del do-
minio del esfuerzo volitivo COuspensky, 1949 y 1978).
"Aunque ten9Q la posibilidad de estos cuatro estados de conciencia, el
hombre realmente vive sólo en dos estados: una parte de su v¡da la pasa
dormido y la otra parte en lo que se denomina «estado de despertar.».
[... } En el estado de dormido podemos tener chispasos de conciencia relati-
va. En el estado de conciencia relativa, podemos tener chispasos de auto-
candencia. Pero si queremos tener periodos más prolongados de autocon-
ciencia y no meramente chispasos, debemos entender que éstos no pueden
sobrevenir por sí mismos. Necesitan acción voluntaria. Esto significa que la
frecuencia y duración de Jos momentos de autoconciencia, dependen del
dominio que uno tenga sobre sí mismo. Significa también que conciencia y
voluntad son casi una y la misma cosa COuspensky, 1993, p. 20).

En cuanto al estado de conciencia objetiva o cósmica, Gurdjieff lo


relaciona con los momentos espontáneos en que se tiene plena concien-
cia de las leyes cósmicas, en los cuales se experimentan vivencias extáti-
cas de beatitud y gozosa aceptación." que por lo regular se mencionan

84 El estado objetivo o cósmico, es similar a los "momentos cumbre" de Abraham Mas-


!ow, como pudimos apreciar en el Capítulo 3 de este trabajo .

.2.20
en las grandes tradiciones religiosas. Gurdjieff comenta, que también por
medio de las drogas se puede experimentar este estado de conciencia, pe-
ro que lo adecuado es vivenciarlo como resultado de un profundo desa-
rrollo de la autoconciencia.
Jales experiencias son tan relativamente inaccesibles al hombre mo-
derno como lo era el nbet para el hombre medieval. Es como un dueño
de casa que tiene una hermosa mansión de cuatro niveles (los cuatro ni-
veles de conciencia), cada uno de Jos cuales es más suntuoso que los que
le están por debajo; pero que ha olvidado cómo subir las escaleras y que
vive en ignorancia y privación en la cocina y el subsuelo" (Tart, 1975, p.
287).

Como habíamos comentado anteriormente, William James (en Co-


nn, 1985, p. 125) describe a la conciencia como un "torrente" o un "flu-
jo" de conocimiento en permanente cambio, agregando que "[.. .] nuestra
conciencia normal de vigilia, no es más que un tipo especial de concien-
cia, en tanto que en derredor de ella y separadas por la más tenue de las
pantallas, se extienden formas de conciencia totalmente diferentes. Pode-
mos ir por la vida sin sospechar su existencia; pero si se aplica el estímu-
lo necesario, basta un toque para que estén ahí, totalmente completas
(Walsh y Vaughan, 1980, pp. 53-54). [... ] No puede ser completa ninguna
visión del universo en su totalidad que deje de considerar estas otras for-
mas de conciencia. La cuestión es cómo hay que considerarlas [... ] En to-
do caso, nos prohiben cerrar prematuramente nuestras cuentas con la
realidad" (Wilber, 1979, p.12).

Para Charles Tart (1975; 1994), los estados de conciencia altera-


dos a los que denomina "estados de conciencia distintos alterados", son
la experimentación por parte del individuo, de pautas o patrones que di-
fieren estructuralmente de las vivenciadas en el estado ordinario o "nor-
mal" de conciencia. De esta manera, una alteración de un estado de con-
ciencia (AE.C.), constituye un cambio muy claro de la calidad y el patrón
del funcionamiento mentaL Las A.E.C., generalmente difieren de la con-
ciencia normal en lo que respecta a impresiones sensoriales, imagen cor-
poral, intensidad de la emoción, memoria (lagunas, pérdida o aumento),
sentido del tiempo, sentido de identidad personal, patrones de pensami-
ento, sentido de autocontrol sugestionabilidad y el significado atribuido a
los fenómenos.

$21
Stanley Krippner85 (1972) también hace importantes aportaciones
al tema de la conciencia. Señala que un estado alterado de conciencia es
un estado mental que puede ser reconocido subjetivamente por un indio
viduo o bien por un observador objetivo del individuo, como diferente en
cuanto a sus funciones psicológicas, del estado "normal" del sujeto, es de-
cir, del estado de alerta y de vigilia y describe 20 estados de conciencia,
de los cuales los primeros 19 pertenecen a los estados no ordinarios o al-
terados de conciencia y el último al de vigilia:
1. El sueño, que presenta períodos de movimiento rápido de los ojos y
ausencia de ondas cerebrales "lentas".

2. El dormir, en el que hay una ausencia de movimiento rápido de los


ojos y un surgimiento gradual de ondas cerebrales "lentas".

3. El estado hipnagógico, que aparece entre el estado de alerta y el sue·


ño, es decir, en el principio del ciclo soñar-dormir. Se caracteriza por
una imaginería visual y en algunas ocasiones esto incluye imaginería
auditiva: ambos tipos de imágenes, son diferentes a la actividad mental
que se experimenta durante el estado de sueño y de dormir.

4-. El estado hipnopómpico, que surge al final del ciclo soñar-dormir y


que tiene lugar entre el estar dormido y el despertar y que posee las
mismas características que el estado anterior.

5. El estado hiperalerta, que como su nombre lo indica, es aquel que se


caracteriza por una vigilancia incrementada y prolongada al estar des-
pierto el individuo. Aparece en momentos de extrema tensión o por in-
ducción de drogas que estimulan el cerebro.

6. El estado letárgico, que indica una actividad perezosa y deprimida de


la actividad cerebral. Surge como consecuencia de fatiga, malnutrición,
bajo nivel de azúcar en la sangre, deshidratación, falta de sueño y dro·
gas, así como por estados de ánimo desesperados.

7. El estado de rapto, que es una sensación de éxtasis que se caracteriza


por sentimientos y emociones. intensas, sumamente placenteras y posi-

85 Stanley Krippner es dodor en psicología. Actualmente dirige el Centro de Estudios de


la Conciencia en el Instituto Saybrook de San Francisco.

222
tivas. Se alcanza a través de ritos orgiásticos, danzas frenéticas, activi-
dades religiosas, estimulación sexual y algunas drogas.
8. El estado histérico, que se produce por fuertes sentimientos negati-
vos, emociones imponentes evaluadas como destructivas tales como el
pánico, la ira, la ansiedad psiconeurótica y algunas drogas.
9. El estado de tragmentación, que se caracteriza por una falta de inte-
gración entre los aspectos o segmentos de la personalidad total. Es co-
múnmente conocido como psicosis, psiconeurosis aguda, personalidad
múltiple o disociación. Los traumas físicos o psicológicos, las drogas, la
depresión psicológica y la manipulación experimental como la priva-
ción sensorial y la hipnosis, son factores precipitantes de este estado.
10. El estado regresivo, que se caracteriza por una conducta claramente
inapropiada entre la edad cronológica y el estado psicológico del indivi-
duo. Las drogas, la manipulación experimental con hipnosis, la psicosis
senil y los traumas físicos o psicológicos son los que pueden desatar es-
te proceso.
11. El estado meditativo, que se caracteriza por una actividad cerebral
mínima y por la presencia de ondas alfa continuas en el electroencefa-
lograma, las cuales se provocan a través de la ausencia de estímulos ex-
ternos, por medio de la meditación (yoga, Zen etc.), de masajes y de la
flotación en agua.
12. El estado de trance, en el que existe una ausencia de ondas alfa con-
tinuas, hay vigilancia y concentración de la atención en un estímulo
único e hipersugestionabilidad, pero no pasividad. Los estímulos en los
que se concentra totalmente la atención, pueden ser de varios tipos:
música, voz, cantos, visualización, mirar un objeto en movimiento o
que esté estático, etc. Las danzas rituales y otro tipo de ritos provo-
can este estado de trance, así como los llamados "lavados de cere-
bro»·6 que utilizan medios aversivos de tortura psicológica continua.

86 El lavado de cerebro es cualquier técnica ideada para condicionar el pensamiento o


la actuación humana en contra del deseo. la voluntad o el conocimiento de la persona
implicada. Alude habitualmente a esfuerzos sistemáticos para adoctrinar a las personas
que no creen en una idea (Freedman. Kaplan y Sadock. 1975).

228
13. La reverie, que se caracteriza por frecuentes movimientos rápidos de
los ojos en el ,?culograma, los cuales se dan durante el trance. Este es-
tado generalmente es provocado por un hipnotizador que sugestiona
al individuo para que tenga una experiencia· parasomnffera.

14. El estado de soñar despierto, que surge como resultado de la sole-


dad, el aburrimiento, la privación sensorial, el insomnio y la insatisfac-
ción de necesidades que se suplen con la fantasía.
15. El examen interior, que se caracteriza por la conciencia de los senti-
mientos corporales en los órganos, tejidos, músculos, etc., donde la
conciencia siempre está presente pero no en forma reflexiva, hasta que
los sentimientos corporales se encuentran intensificados por el dolor,
el hambre, etc.

16. El estado de estupor, que se caracteriza por la capacidad suspendida


o muy reducida de percibir los estímulos de llegada. Se puede dar la
actividad motora, pero con una eficiencia muy reducida; se puede utili-
zar de manera limitada el lenguaje y generalmente sin significado. Este
estado puede provocarse por ciertos tipos de psicosis o drogas como
son los compuestos de opio y las grandes cantidades de alcohol.

17. El estado de coma, que se caracteriza por la incapacidad de percibir


los estímulos de entrada y donde no hay una respuesta motora res-
tringida y no se utiliza el lenguaje. El coma puede estar provocado por
enfermedades, agentes tóxicos, ataques epilépticos, traumas del cere-
bro o deficiencias glandulares.

18. La memoria almacenada, la cual supone una experiencia pasada que


no puede ser obtenida reflexivamente por el individuo, pero que sus
restos de memoria o "eneagramas" existen en alguna parte de la con-
ciencia y pueden ser recordados por medio del esfuerzo consciente,
por estímulos eléctricos o químicos de la corteza cerebral, por la aso-
ciación libre psicoanalítica o bien, porque surgen espontáneamente.

19. El estado de conciencia expandida, en el cual el umbral sensorial es


muy reducido y se percibe el mundo externo y{o interno de manera
muy diferente de las formas habituales de la conciencia ordinaria. Apa-
rece de manera espontánea o provocada a través de estados meditati-
vos y contemplativos, de la hipnosis y por medio del uso de drogas y
alucinógenos.

224
20. El estado de conciencia "normal", que es la vigilia cotidiana, la,_ cual
se caracteriza por la lógica, la racionalidad, el pensamiento de causa y
efecto, así como la intencionalidad y el sentimiento de que uno contro-
la su propia actividad mental, ya que el individuo es consciente de sí
mismo.

En respuesta al segundo cuestionamiento que se planteó al princi-


pio de este apartado, de cómo se accede a estos estados alterados de con-
ciencia, es relevante aclarar que la conciencia ordinaria es susceptible de
ser alterada por aspectos endógenos como la voluntad y la habilidad de
lograr el cambio a través de técnicas contemplativas, el yoga, la biorre-
troalimentación, el tanque de aislamiento sensorial, el ayuno, la priva-
ción del sueño, la exposición al calor y al frío, el canto, la música rítmica,
la danza, la experiencia de la muerte, etc. y por factores exógenos; como
la ingesta de sustancias tóxicas, tales como el alcohol y las drogas, las en-
fermedades, la hipnosis, el "lavado de cerebro', etc. que en forma artifi-
cial modifican en el individuo la estructura ordinaria de la conciencia y
por lo tanto la manera de percibir al entorno ya sí mismo.

Freud (1917), comenta que uno de los grandes aciertos de la doc-


trina psicoanalítica, es el hecho de considerar que tres circunstancias han
herido el amor propio de la humanidad o su ego (narcisismo): la postura
heliocentrista de Copérnico, que destruyó la tesis de que la tierra era el
centro del universo; la aportación darwiniana de la evolución de las espe-
cies, donde el ser humano pasa a formar parte de ella, dejando a un lado
el pináculo de la creación y, el postulado psicoanalítico del inconsciente,
que despoja al individuo de la soberanía de sí mismo, ya que en la época
freudiana, conciencia y actividad mental eran sinónimos.

Esta preponderancia del inconsciente en la teoría psicoanalítica, al


considerar que la mayor parte del funcionamiento mental se produce
fuera de la conciencia, implicó que el psicoanálisis rehusara a definir el
campo del psiquismo a través de la conciencia, considerándola a ésta más
bien como un atributo o una cualidad de lo inconsciente:

226
"La cuestión de la relación del consciente con lo psíquico puede ser con-
siderada ahora COmo establecida: la concienda es sólo una cualidad o
atributo de lo que es psíquico, pero una cualidad inconsciente" (Freud,
1938, p. 3422). "[ ...J El psicoanálisis no ve en la conciencia la esencia de
lo psíquico, sino tan sólo una cualidad de lo psíquico, que puede sumarse
a otras o faltar en absoluto [ ...J. En efecto, para la mayoría de las perso-
nas de cultura filosófica, la idea de un psiquísmo no consciente resulta
inconcebible y la rechazan, tachándola de absurda e ilógica [... J. Nos he-
mos visto obligados a aceptar que existen procesos o representaciones
anímicas de gran energía que sin llegar a ser conscientes, pueden provo-
car en la vida anímica las más diversas consecuencias" (Freud, 1923b,
pp. 2701-2702).

Sin embargo, no por ello, el psicoanálisis ha considerado a la con-


ciencia como un fenómeno no esencial, ya que ésta le permite al indivi-
duo inferir los procesos inconscientes a través de la percepción, lo cual se
sustenta en las siguientes palabras de Sigmund Freud:
lodo nuestro conocimiento se halla ligado a la conciencia. Tampoco
lo inconsciente puede sernos conocido si antes no lo hacemos consciente
L..] La conciencia es la superficie del aparato anímico; esto es, la hemos
adscrito corno función a un sistema que~ espacialmente considerado y no
sólo en el sentido de la función, sino en el de la disección anatóm¡ca~ es
el primero a partir del mundo exterior. [Por ello ...J todas las percepciones
procedentes del exterior (percepciones sensoriales) y aqueflas otras pro-
cedentes del interior, a las que damos el nombre de sensaciones y senti-
mientos, son conscientes" (Freud, 1923b, p. 2705).

Como vimos en el capítulo inicial de este trabajo, la primera tópica


freudiana establece que el consciente junto con el preconsciente y el in-
consciente, demarcan la topografía del aparato psíquico. Inicialmente, a
los contenidos que le resultan amenazantes a la conciencia y que son re-
primidos por ésta, Freud los denominó '~nconsciente-reprimido" o sim-
plemente inconsciente, mientras que a los contenidos "cercanos a la con-
ciencia", que con un esfuerzo atencional del individuo acceden a la mis-
ma, los nombró "inconsciente latente" o preconsciente.
"Existen dos clases de inconscientes , ...] lo inconsciente latente, capaz
de conciencia, y lo reprimido, incapaz de condencia [... } A lo latente, que
s6/0 es inconsciente en un sentido descriptivo y no en un sentido dinámi-
co, lo denominaremos preconsciente, y reservamos el nombre de incons-
ciente para lo reprimido, dinámicamente reprimido (Freud, 1923b, p.
2702).
Freud afirma que para que un acto psíquico llegue a ser consciente,
se requiere que recorra iodos los peldaños del sistema psíquico, que van
del inconsciente, pasando por el preconsciente. Esto se debe a que "sólo
puede hacerse consciente lo que ya fue alguna vez una percepción con-
sciente, [lo cual se logra ... ] por medio de [la revivicencia de] las huellas
mnémicas" (Freud, 1923b., p. 2705), a través del "vencimiento de la re-
sistencia" (Freud, 1903, p. 1005).
"Un acto psíquico pasa por dos fases con relación a su estado entre las
cuales se halla intercalada una especie de examen (censura). En la pri-
mera fase el acto psíquico es inconsciente y pertenece al sistema Ine. Si
al ser examinado por la censura es rechazado~ le será negado el paso a
la segunda fase; lo calificaremos de «reprimido» y tendrá que permane-
cer inconsciente. Pero si sale triunfante del examen, pasará a la segunda
fase ya pertenecer al segundo sistema, o sea al que hemos convenido en
/Jamar Cc. Sin embargo, su reJaéión con la conciencia no quedará ñja~
mente determinada por su pertenencia al sistema Cc. No es todavía cons-
ciente, pero sí capaz de conciencia (según la expresión de J. Breuer).
Quiere esto decir que bajo determinadas condiciones puede llegar a ser,
sin que a ello se oponga resistencia especial alguna, objeto de la concien-
cia. Atendiendo a esta capacidad de conciencia, damos tombién al siste-
ma Ce. el nombre de «preconsciente» (Freud, 1915b, p.2065).

No hay que olvidar que al darle una gran importancia a la función


sexual para la existencia psíquica, Freud sitúa a la psicología del incon-
sciente en el terreno de los factores pulsionales, por lo que considera que
el núcleo del inconsciente es el impulso instintivo, motor o motivación
primordial del acontecer psíquico.
Es relevante señalar que en la segunda tópica freudiana de 1923,
con la publicación del libro El yo y el ello, Freud abandona la equipara-
ción de lo reprimido con lo inconsciente, resaltando la importancia del
Ello. En esta instancia, reconoció un ámbito más amplio que en el del in-
consciente, ya que el Ello muestra pulsiones que no tienen por que estar
reprimidas puesto que le pertenecen al individuo filogenéticamente, por
lo que representa "una parte de la personalidad oscura, impenetrable e
inmanente a la vida humana" (Frey-Rohn, 1991, p.llO).
Lo que impulsó a Freud a sustituir el término inconsciente por el
de Ello, se debe al descubrimiento de que el Yo tiene una parte incon-
sciente, "algo que se conduce idénticamente a lo reprimido, o sea, exte-
riorizando intensos efectos sin hacerse consciente por sí mismo y cuya

227
percatación consciente precisa de una especial labor." El ejemplo que da
Freud de esta parte inconsciente del Yo es la resistencia del individuo en
la terapia psicoanalítica, la cual se detecta cuando sus asociaciones se ex-
tinguen en la medida en que se va aproximando a lo reprimido; esto se
debe a que la resistencia surge del Yo y sin embargo esta instancia no tie-
ne acceso a la resistencia conscientemente.
aReconoceremos~ pues~ que lo inconsciente no coincide con lo reprimido.
Todo lo reprimido es inconsciente, pero no todo lo inconsciente es repri-
mido. También una parte del yo, cuya amplitud nos es imposible fijar,
puede ser inconsciente, y lo es seguramente. Y este inconsciente del yo
no es latente en el sentido de lo preconsciente, pues si lo fuera no podría
ser activado sin hacerse consciente, y su atracción a la conciencia no
opondría grandes dificultades" (Freud, 1923b, p. 2704).

Al consciente se le considera como "un órgano sensorial situado en


el límite de lo interno y lo externo con capacidad para percibir procesos
de una u otra procedencia" (Tallaferro, 1997). El consciente puede tener
vagas percepciones oníricas y claras percepciones vigiles, además de que
lleva a cabo las tareas del principio de realidad, del control y de la inhibi-
ción. Freud lo describe más ampliamente de la siguiente manera.
"Suponemos en todo individuo una organización coherente de sus pro-
cesos psíquicos, a la que consideramos como su yo. Este yo integra la
conciencia, la cual domina el acceso a la moti/idad; esto es, la descarga
de las excitaciones en el mundo exterior, siendo aquella la instancia pSÍ-
quica que fiscaliza todos sus procesos parciales, y aun adormecida du-
rante la noche, ejerce a través de toda ella la censura onírica [... J. La
percepción es para el yo lo que para el Ello el instinto. El yo representa lo
que pudiéramos llamar la razón o la reflexión, opuestamente al Ello, que
contiene las pasiones [...]. El yo es ante todo, un ser corpóreo" (Freud, 19-
23b, pp. 2704-2709).

Por esta razón, Freud (1923b) establece que el ser humano se en-
cuentra dotado de un detector o amortiguador de estímulos que le per-
mite recibir el estímulo externo, amortiguarlo y transmitirlo en forma
progresiva, a fin de evitar la perturbación del reposo y del equilibrio de
las tensiones energéticas del aparato psíquico. Define a la conciencia co-
mo "la percepción de lo más inmediato y seguro de lo que sucede", es de-
cir, la considera como el conocimiento de algo que ocurre en el ambiente
exterior o interior de un individuo y que fisiológicamente se puede defi-
nir como la capacidad de percepción en relación con el mundo y en rela-
ción con uno mismo.

226'
De esta manera, Freud llega a la conclusión de que sólo se está per-
cibiendo consciel'!temente una pequeña parte de la vida mental real. ya
que el resto son funciones y conductas que actúan sin el conocimiento de
los individuos porque son inconscientes. El inconsciente psíquico freu-
diano contradice la tradición filosófica del conocimiento racional de su
época, de ahí que para Freud la noción de conciencia no se refiera tanto
al pensamiento racional "[... ] sino como la posibilidad del manejo del ma-
terial inconsciente,-en el sentido de 'posesión de sí mismo" [insight]; en
la conciencia no se elimina el origen inconsciente, al contrario, éste se ha-
ce evidente y se asume como parte fundamental de la dinámica psicológi-
ca" (Corres, 1989, p. 107).
Laplanche y Pontalis (1993), resumen la definición freudiana de la
conciencia desde distintos puntos de vista:

• La conciencia psicológica en sentido descriptivo, es la cualidad momen-


tánea que caracteriza las percepciones externas e internas dentro del
conjunto de los fenómenos psíquicos.

• Según la teoría metapsicológica de Freud, es la función del sistema


percepción-conciencia (pe-es), el cual es transitorio. Esto se refiere a
que "ser consciente es [... ]un término puramente descriptivo que se
basa en la percepción más inmediata y segura. La experiencia [mues-
tra] que un elemento psíquico (por ejemplo, una percepción) no es,
por lo general, duraderamente consciente. Por el contrario, la concien-
cia es un estado eminentemente transitorio. Una representación con-
sciente en un momento dado no lo es ya en el inmediatamente ulte-
rior, aunque pueda volver a serlo bajo condiciones fácilmente dadas"
(Freud, 1923b, p. 2702).

• Desde el punto de vista tópico, el sistema percepción-conciencia se si-


túa en la periferia del aparato psíquico (en el Yo), recibiendo a la vez
las informaciones del mundo exterior y las provenientes del interior, a
saber, las sensaciones pertenecientes a la serie placer-displacer y las
huellas mnémicas.

• Desde el punto de vista funcional, el sistema percepción-conciencia se


opone a los sistemas de huellas mnémicas que son el inconsciente y el
preconsciente, ya que en el sistema percepción-conciencia hay una
transitoriedad, debido a que no se inscribe ninguna huella duradera de
las excitaciones.

• Desde el punto de vista económico, se caracteriza por disponer de una


energía libremente móvil, susceptible de sobrecatectizar tal o cual ele-
mento, a través del mecanismo de la atención .

• La conciencia desempeña un papel importante en la dinámica del con-


flicto, -por la evitación consciente de lo desagradable y la regulación
más discriminativa del principio del placero; así como de la cura -por
medio de la función y límite de la toma de conciencia- (insight), pero
no puede definirse como uno de los polos que entran en juego en el
conflicto defensivo, ya que estos se relacionan con el Ello y el Superyó.

Por su parte, Cad jung comenta al igual que Freud, que el descubri-
miento del inconsciente, mermó la posición absoluta del ego o Yo, que-
dando relativizada a una parte de la personalidad, más no a toda ella co-
mo se pensaba anteriormente, a pesar de que el ego es el centro del cam-
po de la conciencia.

jung hace una aportación importante a la concepción tradicional


del inconsciente freudiano: la del inconsciente colectivo y sus arquetipos.
Estos arquetipos, como vimos en el Capítulo 1, tienen una gran función
en el armonioso desarrollo psicológico del ser humano y, en especial, en
la conciencia. Las imágenes que se derivan del inconsciente personal, se
vinculan según jung, exclusivamente con las huellas mnémicas del indivi-
duo, mientras que las que corresponden al inconsciente colectivo, son
"impersonales", es decir, nunca han sido vividas por la persona, ya que le
anteceden.
U"EI estrato personal termina con los primeros recuerdos de la infanda.
En cambio, el inconsciente colectivo contiene el tiempo preinfantn es de-
cir, los restos de la vida de los antepasados' CJung, 1934, p.129).

Algunos autores (Fordham, 1966; Frey-Rohn, 1991), señalan que el


concepto junguiano del inconsciente es más positivo que el freudiano,
debido a que para Freud el inconsciente consta especialmente de deseos
sexuales reprimidos desde la infancia, así como de contenidos olvidados
por ser éstos indeseables para el individuo (represión), mientras que
jung considera que en el inconsciente más profundo, en el colectivo, exis-
ten "disposiciones psíquicas de índole creadora."

MO
Por tal razón, para Jung, una porción del inconsciente, a la que de-
nomina inconsciente personal, es similar a la de Freud, pero otra, conoci-
da como inconsciente colectivo, es la matriz de la conciencia, cuyo centro
es el ego o Yo, por lo que es ahí donde se encuentra el germen de nuevas
posibilidades de vida, es decir, las potencialidades del individuo. Por ello,
el inconsciente colectivo al ser un estrato más profundo que el personal,
contiene el material desconocido para el sujeto, del cual emerge la con-
ciencia.

Uno de los principales arquetipos del inconsciente colectivo es el


Se/f, el cual se diferencía del ego o Yo, porque éste es el centro de la per-
sonalidad consciente, es el estado de vigilia, donde está puesta la aten·
ción, mientras que el Se/f o sí mismo, es el centro ordenador y unifica-
dor de la psique total, que es inconsciente: el Se/f es la suprema autori-
dad psíquica y el ego o Yo se encuentra subordinado a éste.
Ambos son centros psíquicos autónomos, por lo que al vincularse
se producen ciertos problemas, como es el caso de los cambios entre el
ego y el Se/f en los diferentes estadios del desarrollo psicológico.
Es aceptado entre los psicoanalistas junguianos que la tarea de la
primera mitad de la vida se relaciona con el desarrollo del ego y con su
progresiva separación del Se/f, mientras que la segunda mitad de la vida
requiere de la rendición del ego o al menos de la relativización del mismo
en su relación o experimentación del Self, a lo que se denomina indivi·
duación. Por lo tanto, el proceso básico del desarrollo psicológico desde
el nacimiento hasta la muerte del individuo, se vincula con el proceso de
alternancia entre la unión ego-Selfy la separación ego-Self, el cual ocu-
rre repetidamente en forma de espiral (Edinger, 1972).

La relación entre el ego O y el Self, O pasa por cuatro dife·


rentes estadios progresivos de desarrollo psicológico (Edinger, 1972),
que se caracterizan por dos procesos simultáneos; 1.- la separación pro-
gresiva ego-Selfy, 2.- la emergencia del eje ego-Se/f a la conciencia. Cabe
aclarar que el área sombreada de los esquemas que se comentarán en el
Cuadro No. 14, es la identidad residual ego-Self.

2&1
1.- Estado urob6rico,87 donde sólo existe el Self,ya que ego y Self son
uno, en un estado total de identidad primaria (estado de inflación),
por lo tanto, no hay ego ni concienda, sólo un gennen de ego poten-
cial.

2.- Ego emergente que comienza a separarse del Sel!; aungue una gran
parte continúa en identidad primaria con el Self. Con esta etapa con-
cluye la primer mitad de la vida, aproximadamente.

3.- Este estadio presenta un mayor avance de desarrollo, sin embargo


existe todavía una identidad residual ego-Self. El eje ego-Self que en
los diagramas anteriores era totalmente inconsciente, comienza a ser
parcialmente consciente. Esta etapa corresponde a la mitad de la vida,
donde puede inidarse la individuación.
4.- Total separación teórica del ego y el Self, con una conciencia comple-
ta del eje ego-Se/f, el cual se constituye en la conexión vital que asegu-
ra la integridad del ego .

• Adaptado de Edinger, E. (1972). Ego and Archetype. Nueva York: Shambhala.

El proceso que sigue el desarrollo psíquico de estadios, se repite CÍ-


clicamente, produciendo una diferenciación progresiva del ego y del Self.
En las faces tempranas, representadas aproximadamente por la primera
mitad de la vida, este ciclo se experimenta como una alternancia entre
dos estados; la inflación y la alienación. Posteriormente, en la tercera eta-
pa, el eje ego-Self alcanza la conciencia, por lo que se caracteriza como

87 Uroborus. es un término mitológico y etnográfico que significa "la serpiente ro el dra-


gón] comiendo su propia cola," que fue iniroducido por Eñch Neumann a la psicología
junguiana {Wi!ber. 1981}.

282
una relación consciente dialéctica entre el ego y el Self, a la que se deno-
mina individuación.
Para comprender mejor las etapas evolutivas de la psique humana,
Jung plantea que los orígenes de dicho desarrollo, surgen con el naci-
miento. Afirma que se nace sin ego y sin conciencia, puesto que todo es
inconsciente para el ser humano, ya que el ego latente se encuentra to-
talmente identificado con el Self, el cual ha nacido, mientras que el ego
será creado con el paso del tiempo; por tal razón, en el inicio, todo es el
Self, "la perfecta inconsciencia total de nuestro origen paradisiaco". A la
identificación que tiene el ego con el Self, jung la denomina inflación y,
asevera que todos nacemos en un estado de inflación (Edinger, 1972).

En esta etapa, el niño se experimenta como el centro del universo,


al cual puede dirigir, especialmente por la relación primaria que tiene
con la madre, quien atiende regularmente todas sus demandas, por lo
que el pequeño se torna irresponsable, arrogante y pleno de deseos por
satisfacer. jung enfatiza que sin este apoyo constante de la madre, el hUo
no puede desarrollarse psicológicamente, por lo que la inflación en esta
etapa primaria es un proceso necesario para el desarrollo humano.

Sin embargo, después de un tiempo, el mundo tiende necesaria-


mente a rechazar las demandas del infante, lo que produce que la infla-
ción original se comience a disolver y surja una alienación del vínculo
ego-Self, donde el individuo (ego) se separa de su deidad (Self) y se con-
vierte en un "exiliado del paraíso", surgiendo con ello el sufrimiento. Así,
nace el ego y la separación entre el yo y el tu, entre el sujeto y el objeto,
entre el ser y el no ser, entre la conciencia y la inconsciencia: por ello,
ser consciente, se relaciona con la capacidad de discriminación de la per-
sona.

Repetidas experiencias de alienación, comenta jung, se vlvencían


progresivamente hacia la vida adulta en un doble proceso: por un lado el
individuo se expone a la realidad que le aporta la vida y, por el otro lado
se encuentra en una constante contradicción inconsciente de lo que asu-
me el ego. Así es como el ego crece y se separa de su identidad incon-
sciente, de su totalidad, del Self, surgiendo con ello la conciencia de los
opuestos, donde reina el conflicto, el sufrimiento y la incertidumbre. Con
el nacimiento de la conciencia, aparece la dualidad, por lo que la disocia-
clOn y la represlon surgen simultáneamente en ella, ya que la primera
dualidad es la conciencia y la inconsciencia.

jung (1934-, p.15Z), señala que la conciencia es relativa, refiriéndo-


se a que sus contenidos son al mismo tiempo conscientes e incon-
scientes88 y agrega que dichos procesos se comportan "[.. .] como una es-
cala que se desliza a lo largo de la conciencia l. .. ]" cuyos extremos están
representados, por un lado, por los instintos y por el otro, por el espíri-
tu. Añade que "[... ] estas posiciones opuestas [instinto-espíritu], que son
causa de ilusión, de ningún modo son fenómenos anormales, sino que
constituyen las unilateralidades psíquicas típicas de la persona normal de
hoy."

Esta conciencia "deslizante" u ordinaria, aclara jung, puede lograr


dejar a un lado la polarización con la que normalmente se identifica y en-
contrar un "punto medio", a través de la "realización de la sombra", es
decir, de la conscientización de la parte no aceptada de la personalidad.
"El «hombre sin sombra» es precisamente el tipo de hombre estadística-
mente más común, que se imagina que él es sólo aquello que se digna sa-
ber de sí mismo. Desgraciadamente [agrega jung] ni el hombre al que se
acostumbra llamar religioso, ni el que fuera de toda duda está orientado
científicamente constituyen excepciones a esta regla" CJung, 1934-).

La conciencia ordinaria relativizada, tiene la tendencia a experi-


mentar toda su existencia con base en las polaridades y a excluir las ca-
racterísticas opuestas que considera inaceptables para su persona. De
esta manera, si el individuo cree que es bueno, no acepta lo malo en él
(sombra), proyectándolo en los demás, por lo que cualquier representa-
ción de la maldad le causa conflicto, cuando en realidad él es bueno y
malo. De ahí que para jung, fusionar los opuestos conscientemente es la
labor que involucra el mayor esfuerzo existencial.

ss Al igual que Jung, Chandra-Mohan (nombre de pila), después llamado Chandra-Mo-


han Jain, posteriormente reconocido como Bhagavon Sri Rajneesh y finalmente auto-
nombrado "Osho", señala que cuando el individuo trata de recordar algo, sólo utiliza la
mente consciente, aunque por debajo de éSTa se encuentra lo mente inconsciente, que
considera varias veces mayor que la consciente. Menciona la existencia del inconscien-
te colectivo, pero agrega un nivel más profundo: el inconsciente cósmico, el cual
vincula al individuo con la totalidad [Osho, 1988).

2M
Por ello, Jung comenta que lo que hace humano al hombre es tener
capacidad de conciencia, es decir, capacidad para lograr la síntesis de sus
contenidos conscientes e inconscientes (libertad de opuestos), por medio
de un proceso de individuación, que involucra un gran esfuerzo psíquico
y espiritual concentrado, tornándose para él, el comienzo de un "camino
evolutivo", en un proceso de transformación de la personalidad, en el
que se incrementa su nivel de conciencia (Jung, 1934-).

Como hemos visto, para Freud la personalidad humana plena y sa-


na es aquella que no ha sido materia de represiones sexuales e instintua-
les en la infancia, sin embargo, para Jung, la polarización de los opuestos,
conciencia~inconciencia) espíritu~naturaleza o instintos, es un proceso ne~
cesario y sano para el desarrollo psíquico de los individuos, ya que va di-
rigido hacia la individuación.

La individuación es en estos términos, la "recuperación del paraíso


perdido," donde surge el rescate consciente del vínculo ego-Self; sin que
por ello el individuo se identifique nuevamente con el Se/f (sí-mismo o
mismidad) como en su estado original, lo que le acarrearía psicopatolo-
gías. La conciencia acepta y asimila su oscuridad o su lado inferior por lo
que sus polaridades se sintetizan en un acto de asimilación y de unidad,
dejando de excluirse los opuestos, cohabitando éstos sin conflicto. Por
ello, la individuación implica la expansión de la conciencia.

El conductismo radical luchó abiertamente en contra de la intros-


pección, en pro de una psicología objetiva. Dejó atrás la teoría de la in-
trospección imperante en ese momento, por considerarla sujeta a erro-
res de observación, argumentando que los datos de la experiencia, al ser
objeto de estudio de la conciencia, pueden conducir a errores de aprecia-
ción, ya que la introspección establece el supuesto subjetivo de que todo
hombre es su propio observador y de que el experimentador al recoger
las observaciones de diversos observadores, las puede unir a fin de hacer
generalizaciones. A cambio de ello, el conductismo se basó en una psico-
logía que tomara en cuenta a la mente, pero excluyendo a la conciencia
de su consideración (Boring, 1950).

2Só
Para los conductistas clásicos, no es importante estudiar a la con-
ciencia en forma directa, por lo que se limitan simplemente a la com-
prensión de la conducta humana, reduciendo con ello a la conciencia a
un comportamiento medible y observable, por lo que Gregory Kimble
(1962) comenta que la conciencia es factible de experimentarse como
conducta, ya que el hecho de verbalizar un evento es operacionar el pro-
ceso presente en la conciencia. En este enfoque, la observación de la con-
ducta llegó a ser importante por sí misma y no simplemente como un in-
dicador de la conciencia. Boring (1950, p. 643) se adhiere a lo anterior
con las siguientes palabras:
"Entre la conciencia y el comportamiento existen relaciones que nos
permiten, cuando la información es suficiente, transformar a voluntad
los datos de la conciencia en datos de comportamiento. La introspección
requiere informe verbal, pero éste es comportamiento. La conciencia que
"'tiene" el sujeto es la que nos describe y describir es comportarse. Cual-
quier experimentador que sepa perfectamente lo que sucedió en su expe-
rimento introspectivo, puede trasformar los datos de la conciencia en da-
tos del comportamiento práctica que ha recibido el nombre de reducción
7

operacionaC ya que sustituye el significado del objeto de observación por


las operaciones en sí mismas.»

Por lo anterior, podemos afirmar que el conductismo no niega la


conciencia, sino que simplemente no se interesa en su estudio, por consi-
derarla subjetiva. Sin embargo, la infiere a través del comportamiento,
puesto que el sujeto "se da cuenta" de sus acciones y gracias a ello, pue-
de lograr "aprender" o "modificar" ciertas conductas percibidas. A dife-
rencia del psicoanálisis, el conductismo hace a un lado la comprensión de
la conciencia y por su puesto, la del inconsciente. .
"'Un representante de la escuela de Wundt entiende que «un estado
psíquico no podría, con todo, ser considerado psíquico si no alcanza al
menos el umbral de la concIencia». Este argumento da por supuesto, o
más bien decide, que sólo lo consciente es psíquico y que por lo tanto to-
do lo psíquico es consciente" Oung, 1934, p. 107).

Por el hecho de no tomar en cuenta a la conciencia y por manifes-


tarse tan mecanicista, esta corriente ha sido fuertemente criticada por
los principales representantes del psicoanálisis, tal es el caso de Cad, G.
Jung, quien señala que los hombres tienen miedo a adquirir conciencia de
sí mismos. "[ .. .] Tal vez se esconda realmente algo detrás de este telón
(nunca puede saberse a ciencia cierta) y por eso se prefiere considerar y
observar so.lícitamente los factores exteriores a la conciencia [. .. ] Más allá
de todo recelo natural, de todo pudor y tacto, ocúltase un secreto temor
a los peligros del'alma [... ]" Qung, 1940, pp. 31-32).

Sin embargo, el cognoscitivismo parte de otro supuesto, ya que de-


termina la neurobiología de la conciencia partiendo de la base de que se
requiere un entendimiento preciso del inexplicable proceso neuronal de
las altas funciones cognitivas del ser humano. Wolf Singer (1997), consi-
dera que los fenómenos de la conciencia emergen de la formación de me-
ta-representaciones en el cerebro; las meta-representaciones, comenta,
han sido posibles a través de la evolución de las áreas tanto de un mayor
orden cortical que procesan la información de salida (output), como las
de un menor orden cortical que procesan la entrada (input) sensorial.
Agrega que se requiere una combinación de ambos procesos para lograr
la percepción, la cual se sustenta en sincronizaciones precisas de dichas
descargas, lo que promueve una actividad cerebral que es facilitada por
los mecanismos atencionales del individuo.

Bajo el enfoque congnoscitivista, evidencias filogenéticas indican


que los cerebros se han visto modificados con los cambios más recientes
de la expansión de la corteza cerebral. Ontogenéticamente, varias mani-
festaciones de la conciencia en humanos, desde la conciencia rudimenta-
ria de las sensaciones hasta la conciencia de sí mismo expresada por los
adultos (autoconciencia), se desarrolla en forma paralela a la maduración
de las estructuras corticales.

El cerebro capaz de procesar las señales a nivel consciente, requie-


re de representaciones sensoriales y de procesos motores, lo que incluye
un estado que le "asigna valores" a lo percibido, a través de la función de
autoobservación que le permite al individuo comparar sus propias adqui-
siciones con las señales recibidas. De ahí, derivan las decisiones de los ac-
tos futuros que emanarán después de la deliberación interna. Esta inte-
rrelación entre los procesos que involucran la computación sensorial pri-
maria y la programación de respuestas motoras, tiene obvias funciones
adaptativas para el ser humano (Singer, 1997).

Estar consciente de los procesos que ocurren en el cerebro (con-


ciencia de la conciencia), requiere de estructuras cognitivas adicionales
que analizan los procesos y generan representaciones neuronales de los
mismos. Para ello, la implementación de las funciones de monitoreo, re-

1M7
quiere procesos de un nivel de segundo orden, que generan meta-repre-
sentaciones de la computación proveniente de los procesos de primer or-
den. Estos procesos, comenta Singer (1997), probablemente tengan lu-
gar en las áreas corticales que se han adicionado al cerebro durante su
evolución.

Como se pudo observar, para la corriente cognoscitivista, la con-


ciencia no es un fenómeno que deba hacerse a un lado por representar
introspección y subjetividad -aunque ella no lo asume con estas palabras-
como en el caso del conductismo ortodoxo, sino más bien, es un vehículo
que permite hacer modificaciones conductuales necesarias para el bie-
nestar del ser humano, por lo que el paradigma conductual se ha ido
transformando con el tiempo. El mismo Jean Piaget (1976, p. 9) comen-
ta que:
"El problema de la <<foma de conciencia» interesa cada vez más a la
psicología científica desde que se ha admitido qu~ contrariamente a las
tesis del conductismo clásico, no hay dicotomras sin oposición de prin-
cipio entre comportamiento y conciencia, porque la <<foma de concien-
cia» constituye en sí misma una conducta, en interacción con todas las
otras."

Actualmente, el interes de algunos psicólogos cognoscitivistas en


tomo a la concepción de la conciencia se manifiesta en forma singular.
Tal es el caso de Daniel Dennet (1989, p. 5), quien propone una teoría
cognitiva de la conciencia que coadyuve a unificar las actuales teorías de
la psicología cognitiva y la teoría de la conciencia que generalmente es
abordada por los filósofos.
"Los filósofos de la mente y los epistemólogos tienen mucho que apren·
der del trabajo realizado recientemente en el campo de la psicología cog'
nitiva; pero una de las facetas de la mentalidad favoritas de la filosofía
ha recibido poca atención por parte de los psicólogos cognitivos: se trata
de la conciencia misma, cabal, introspectiva, interior, fenomenológica.
[... ] La conciencia parece ser el último bastión de las propiedades ocul-
tas, de los epifenómenos, los estados subjetivos inconmensurables, en su-
ma, el área de la mente que se estima más conveniente dejar a los filóso-
fos, quienes son bien acogidos en ella.. [.. .1 El cognitivista debe tomar en
serio a la conciencia [pero no en forma paradógica, tratando] a fa con-
ciencia misma como una "caja negra'" de la que brotan declaraciones in-
trospectivas y retrospectivas. '"
Al igual que en el caso de las computadoras, Dennet (1989), señala
que el ser huma.no, como persona, tiene acceso a aquello que le es cons-
ciente y, no lo tiene, en relación a lo que no le es consciente. Sin embar-
go, aclara que este acceso consciente se obtiene de los resultados de los
procesos mentales, pero no de los procesos mismos, puesto que el indivi-
duo no tiene ningún medio para acceder en forma personal y directa a la
estructura de los sucesos plenos de contenido que ocurren en el interior.
Este autor agrega que el sujeto percibe más de lo que experimenta y que
experimenta más de lo que es capaz de atender.

Algunos autores (Espinosa, 1994) consideran que la cultura con-


temporánea se rige por un nuevo paradigma denominado "el principio
de la conciencia," el cual vino a reemplazar el "principio de la razón" o
"modelo causal" que como vimos anteriormente, hasta finales del siglo
XIX imperaba en forma consistente en el mundo del conocimient0 89 Bajo
este nuevo enfoque, surge un diferente "modo de ver" la realidad.

Este cambio de paradigma, ha cimbrado el estado actual de la cien-


cia, convirtiéndose (Cel principio de la conciencia" en un fenómeno revo-
lucionario, que ha llegado a ser considerado como el "principal aconteci-
miento del siglo XX" (Espinosa, 1994, p. 9). De esta manera, se comienza
a dejar a un lado la tendencia mecanicista de buscar explicaciones etioló-
gicas a los fenómenos existenciales, especialmente en los campos de las
ciencias sociales, donde el reduccionismo no permite el conocimiento de
los fenómenos en su totalidad.

Para Espinosa (1994, p. 12), la conciencia es un "[ ... ] macrologos,


un ojo lo suficientemente abierto como para que sepa aceptar de golpe la
realidad, sin pre-conceptos, sin previas maniobras reduccionistas, la reali-
dad tal y como aparece en toda su riqueza. La visión macro lógica es

89 Una realidad cualquiera es vista por la ciencia como efecto de determinada causa,
por lo que el mundo queda reducido a infinitas series de antecedentes y consecuentes
Así, el principio de la razón, analiza o desarticula la realidad para estudiarla buscando la
causa de ios fenómenos (Espinosa, 1994).
esencialmente «sintética», «total», capta «todo» -holón-, una gestalt,
"un campo o universo", por lo que es un enfoque holístico de las cien-
cias, donde desaparece la relación "sujeto-objeto" (sujeto cognoscente y
objeto cognoscido) propia del "principio de la razón", ya que el observa-
dor "participa" del hecho que está estudiando en una relación de diálogo,
siendo entonces dialéctica la conciencia y no monológica como lo es la ra-
zón.

Para una ciencia construida a través de la razón, el conocimiento


es "unidireccional o unilineal" debido a la deducción o derivación que
produce el encadenamiento causal, mientras que, cuando surge por me-
dio de la conciencia, el conocimiento es "multidireccional o multilineal",
donde no hay un solo punto de vista deductivo para explicar un fenóme-
no, sino que se implementa una "dialéctica" (discusión libre) donde se in-
tercambian diversos puntos de vista, lográndose con ello conocer las
múltiples caras, dimensiones o facetas de una realidad, como es el caso
del estudio de la naturaleza por las ciencias físicas a través de los ecosis-
temas. Así, el todo depende de sí mismo, de la interrelación de sus diver-
sas dimensiones y no de causas ajenas a él.

Cabe aclarar que tanto el modelo de la razón, que es básicamente


empirista, como el de la conciencia, que tiene raíces profundamente in-
tuitivas, son verdaderos en el sentido de "descubrir" la realidad, puesto
que son dos formas de conocimiento con las que cuenta el sujeto cogno-
scente, sólo que el primer modelo es más estrecho, limitado y absolutista
que el segundo, el cual se vincula con la compleja realidad, de una mane-
ra "polidimensional", sin prejuicios, dogmatismos y posturas previas.

El "principio de la conciencia" se abre paso en el siglo XX con los


fundamentos epistemológicos de la psicología basados en la fenomenolo-
gía de Husserl, quien trata de comprender la estructura de la conciencia.
Husserl, influenciado por Franz Bretano, utiliza el término "intencionali-
dad" de la conciencia, entendiendo por ello no el aspecto volitivo sino,
como lo dice la etimología de la palabra, "tender a" (intendereJ, es decir,
la simple actividad de la conciencia, la cual parte del polo "sujeto" al polo
"objeto" (real o ideal) para conocerlo.

En este proceso, a la dirección de la conciencia hacia el objeto se le


denomina noesis y a los distintos aspectos del mismo se les llama noemas
(p.ej. árbol: verde, grande, robusto etc.). Así al dirigirse a un objeto y ver

240
todos los aspectos que lo componen, se deben de determinar y llegar a la
totalidad del mismo. "[ ... ] Conocer, [... ] es partir de un yo, mediante un
acto de conocimiento dinámico (noesis) para alcanzar las realidades noe·
máticas que, juntas, me darán el objeto. [De esta manera], [... ] la verdad
es la evidencia de los objetos que se revelan a la descripción activa del fe·
nomenólogo" (Xirau, 1964, p. 375).

Así, Husserl y Heidegger introducen el concepto de "intencionali·


dad" en la conciencia, además del de introspección que ya existía ante·
riormente, por lo que el hombre puede elegir a partir de la reflexión,
convirtiéndose en un principio creador de la realidad. Recordemos, como
se estudió en el Capítulo 3 de este trabajo, que para la Psicología Huma·
nista Existencial, la elección con responsabilidad y libertad son factores
determinantes.
<CEI término intencionalidad [... ] implica que toda acción psíquica apun~
ta siempre a un objeto distinto con el cual la conciencia se relaciona. El
significado que el término conciencia cobra a parttr de esta nueva ópti-
ca, crea un puente entre la acepción común que considera a la concien-
cia solamente como el conocimiento que el ser humano alcanza de sus
propias percepcione's, ideas, sentimientos, voliciones, etc., y fa visión filo-
sófica moderna de la conciencia, que la contempla como la relación in-
trínseca al ser interior, al ser espiritual del hombre a través de la cual és-
te se conoce y se juzga a sí mismo. Desde esta perspectiva la conciencia
se define como una esfera de la interioridad, una dimenSIón humana de
naturaleza superior que se abre a una búsqueda que va más aflá de la
realidad a la que se accede por medio de los contenidos psíquicos, para
dirigirse a la realidad última" CGonzález, 1999b, p. 2).

Por su parte, Fischl (1994 p. 445) señala que "la acción permanen-
te de Husserl l. .. ] es una hazaña copernicana: Los procesos físicos exter·
nos no son el punto central por el que ha de dirigirse nuestra conciencia,
sino que los contenidos de la conciencia son el centro desde donde debe
aplicarse todo. No hay que explicar, como hasta ahora, los fenómenos de
la conciencia por vibraciones físicas de luz o aire, pues de los procesos fí-
sicos tenemos noticia por nuestra conciencia, y noa h inversa." Este au·
tor corrobora que "las nuevas tendencias de la filosofía comienzan, desde
Husserl, con la conciencia, incluso el neopositivismo y el existencialismo"
y agrega que "gracias al método fenomenológico, pasa hoy día por anti·
cuado el método científiconatural de la psicología experimental", el cual,
como sabemos, se basa en el principio de la razón .

.24/
Martin Heidegger (1927), como alumno de Husserl, inicialmente
parte de la base c;le la fenomenología husserliana, para posteriormente
crear una fenomenología de corte más existencial, donde la intencionali-
dad se dirige hacia el "estar en el mundo", hacia el "ser ahí". Esto signifi-
ca, que a diferencia de los objetos inanimados que son, pero que no tie-
nen ninguna relación con ellos mismos, el ser humano que "[... ] no sólo
es, sino que tiene una relación consigo mismo, con sus congéneres y con
todas las formas no humanas del ser, [... ] es la única forma del ser que
no sólo representa una variante del ser, sino que puede preguntarse
también por este ser suyo" (Quitmann, 1989, p. 298), por lo que la exis-
tencia es la sustancia del hombre cuya principal característica es la toma
de decisiones y la libre elección, a través del ejercicio de su propia con-
ciencia o awareness. 90

Ya antes de que Hidegger hablara de la conciencia existencial, sus


antecesores Kierkegaard y Nietzsche reconocían que era necesario que el
hombre recuperara la fe en su humanidad; su conciencia individual, pero
no una conciencia envuelta en la razón, sino una nueva conciencia que
permitiera la reflexión "[ .. .] un volver sobre sí mismo, un mirarse en su
propio espejo, [a fin de] [... ] ver lo que está reflejando; de otra manera la
reflexión seca la vitalidad de la persona" (May, Angel y Ellenberger, 1977,
p.49).

Después de la Segunda Guerra Mundial, tanto en Europa como en


América se vuelve a hablar nuevamente de la conciencia, a través de
términos tales como responsabilidad, respeto de los derechos humanos,
libertad, etc. Es así como la conciencia adquiere un gran peso en la psico-
logía humanista, ya que "[ ... ] la tierra prometida de los ideales de la ra-
zón y el paraíso del placer ya no cautivan más al hombre" (Espinosa, 19-
94, p. 34), tendencia que se conoce como vacío de la existencia, muerte
de Dios, ausencia de Dios, nihilismo, etc.

De ahí que el nódulo de los problemas existenciales del hombre


contemporáneo consiste en saber cómo evitar el encierro que produce

90Heidegger para hablar de la conciencia, utiliza el término inglés owareness o "darse


cuenta," por considerarlo más completo que en cualquier otro idioma (Qu¡tman, 1989).

242
una vida egoísta, solitaria y vacía, a lo que la psicología humanista propo-
ne la expansión de una conciencia que le permita al individuo su propia
realización, es decir, llegar a ser lo que realmente se es; sí mismo. Para lo-
grar esta autorrealización se requiere libertad, no en el sentido de auto-
nomía sino de entrega a una causa o ideal que le proporcione un sentido
de vida al hombre como lo proponía Víctor Frankl (19'1-6) en su Logote-
rapia.

Los diversos autores humanista que estudiamos en el Capítulo 3,


fueron haciendo importantes aportaciones al campo de la conciencia
dentro de esta corriente psicológica. Tal es el caso de Erich Fromm (19-
'1-7), quien considera a la conciencia como un medio regulador de la per-
sonalidad, es decir, como un atributo de conocimiento de sí mismo, que
permite que la persona observe, reflexione y evalúe su propia conducta.
Agrega este autor que la conciencia puede ser de dos tipos: conciencia
autoritaria y conciencia humanista.

La conciencia autoritaria consiste en una autoridad interior adop-


tada por el mismo sujeto, mecanismo que utiliza al asimilar las normas
externas que le fueron impuestas sin tomar en cuenta sus propios dere-
chos, lo cual no le permite desarrollar ni funcionar adecuadamente, ya
que lo conduce a la conformidad, la falta de espontaneidad y la supre-
sión del yo real. La conciencia humanista son las prescripciones impues-
tas por el sujeto, pero bajo las necesidades del yo real, lo cual está direc-
tamente relacionado con la productividad, puesto que fomenta el desa-
rrollo, la libertad, la espontaneidad y la satisfacción de las potencialida-
des del yo (Dicaprio, 1989).

De ahí, que la conciencia puede fomentar u obstaculizar la vida


productiva del individuo. Cuando se le obstruye al yo real con una con-
ciencia autoritaria, se conforma con las normas impuestas, pero pierde el
equilibrio que lo conduce a la enfermedad, mientras que cuando la con-
ciencia es el resultado de la expresión del yo real, (conciencia humanis-
ta), conduce al individuo a la alegría y a la felicidad. Por ello, la concien-
cia humanista rrommiana se encuentra cimentada en el bienestar indivi-
dual y social que también comprenden los postulados de las religiones
más importantes del mundo (Dicaprio, 1989).

Fromm en el libro Budismo Zen y psicoanálisis (1960, p. 121) sub-


raya que la importancia de descubrir el inconsciente, no por un acto in-
telectual sino a través de la experiencia afectiva rodeada de espontanei-
dad, "[ .. .] trasciende al tipo de conocimiento y conciencia en que el suje-
to-intelecto se observa como un objeto y que en consecuencia, trasciende
el concepto occidental, racionalista, del conocimiento." Evidentemente,
Fromm en estas frases se está refiriendo a la experiencia a través de la
intuición, como otro método de conocimiento y, recordemos que a estos
actos repentinos de espontaneidad Freud los denominaba insight

Por ello, Fromm (1960, p. 125) considera que existen técnicas que
permiten expandir la conciencia intuitiva como es el caso del Zen, al que
define como "[ ... ] el arte de ver dentro de la naturaleza del propio ser; es
un camino de la servidumbre a la libertad; libera nuestras energías natu-
rales; impide la locura o la parálisis; y nos impulsa a expresar nuestra fa-
cultad para la felicidad y el amor" y agrega:
"Si quisiéramos tratar de expresar la iluminación en términos psicológi-
cos, yo diría que es un estado en el que fa persona está completamente
sintonizada con la realidad fuera y dentro de ella misma, un estado en ef
que está plenamente consciente de ella y fa percibe con plenitud. La per-
sona está consciente de esa realidad ~s decir, no su cerebro, ni ninguna
otra parte de su organismo, sino él, el hombre total. Tiene consciencia de
elfa; no como un objeto allí afuera que capta con su pensamiento, sino
como de eso, de fa flor, el perro, el hombre, en su plena realidad. El que
despierta se abre y responde al mundo y puede estar abierto y responder
porque ha renunciado a aferrarse a si mismo como una COsa y así se ha
quedado vacío y dispuesto a recibir. Estar iluminado significa el pleno
despertar de la personalidad total a la realidad" (Fromm, 1960, p.p. 126-
127).

El pensamiento frommiano acerca de la conciencia se puede resu-


mir en las respuestas de los siguientes cuestionamientos: ¿Qué sucede en
el proceso en el que el inconsciente se vuelve consciente?, "[... ] no hay al-
go que pueda llamarse «la conciencia» ni algo que pueda llamarse «el
inconsciente». Hay grados de conciencia-consciente y de inconsciencia-
inconsciente." ¿Qué sucede cuando el individuo cobra conciencia de 10
que antes no había tenido conciencia?, "[ ... ] cada paso en este proceso
tiende al conocimiento del carácter ficticio e irreal de nuestro conoci-
miento «normaL>. Cobrar conciencia de lo inconsciente y ampliar así
nuestra consciencia supone entrar en contacto con la realidad y -en este
mismo sentido- COn la verdad (intelectual y afectivamente). Para ampliar
la conciencia debemos despertar, quitarnos el velo que nos oculta la rea-
lidad, abandonar la caverna de Platón, iluminar la oscuridad" (Fromm,
1983, p. 109).

Por su parte, Fritz Perls, creador de la Terapia Gestalt, al igual que


Heidegeer, utiliza el término inglés awareness o "darse cuenta", para ha-
blar de la conciencia y ubica a ésta en el punto central de la investigación
científica. Considera que la conciencia comprende tres ámbitos específi-
cos a saber:

• La percepción consciente del sí mismo.

• La percepción consciente del mundo.

• La percepción consciente de aquello que existe entre los dos ámbitos


anteriores, es decir, del reino intermedio de la fantasía.

De esta manera, Perls señala que es posible a través del awareness,


el lograr la integración entre lo subjetivo y lo objetivo, abandonando
"[ ...1 el principio de causalidad en favor de una acentuación más fuerte
de la descripción fenomenológica, es decir una acentuación más fuerte
del «cómo" en lugar del «por qué» (Quitman, 1989, p. 122).

Para lograr que el individuo experimente la afluencia de la "con-


ciencia continua" y tenga conciencia tanto de lo que le sucede interna-
mente como lo que acontece en el exterior, expandiendo con ello su con-
ciencia, Perls, dentro de la terapia Gestalt, utiliza la siguiente técnica. "Se
pide al paciente que exprese en voz alta la conciencia que tenga de sí mis-
mo y se continúa durante algunos momentos consecutivos compartiendo
la experiencia de sí mismo. A continuación, se pide al paciente que cam-
bie, expresando su percepción de lo que se encuentra fuera de él" (Perls
y Baugmardner, 1975, p. 32).

Otro autor importante que se interesa por la conciencia es Víctor


Frankl (en Fizzoti, 1974-, pp. 86-67), quien sostiene que la conciencia es
algo que trasciende al ser humano. Con ella se puede tener un diálogo ar-
monioso y no solamente un monólogo unilateral, como vimos al princi-
pio de este apartado. "A través de la conciencia el hombre siente retum-
bar en sí mismo una instancia sobrehumana, un origen trascendente al
que se liga como ser-creado. Por lo tanto, la conciencia es algo que mana
de la trascendencia y a ella retorna. El hecho psicológico de la conciencia
es sólo un aspecto inmanente de un fenómeno trascendente, de un todo
que se alza por encima del plano de la inmanencia psicológica, trascen-
diéndolo."

Ana Ma. González (1999b) resume de la siguiente manera las prin-


cipales características de la conciencia humanista existencial que surgen
del pensamiento de los diversos autores que conforman esta corriente
(ver Cuadro No. 15). Señala que la conciencia humanista existencial pasa
por diferentes niveles evolutivos, que van de la voluntad, el conocimiento
y la acción de lo individual, al ámbito de lo personal donde surge el en-
cuentro con el nosotros, los otros y la comunidad humana en generaL 9l

Inicialmente, en este proceso evolutivo surge la conciencia indivi-


dua/ al separarse de la totalidad, definiéndose por la psicología humanis-
ta como "[ ... l la propiedad o facultad del espíritu humano a través de la
cual el ser humano es capaz de reconocerse a sí mismo en sus atributos
esenciales, propiedades, experiencias y características personales, así co-
mo en todas aquellas transformaciones que experimenta. Esto significa
que la conciencia individual no es un ente que se contiene a sí mismo, si-
no una facultad propia de una entidad a la que se hace referencia como
el "espíritu humano". Esta conciencia se puede manifestar en tres senti-
dos (González, 1999b, p.7):

1. Conciencia pre-reflexiva o conciencia empírica de sí, que es la expe-


riencia inmediata que el sujeto tiene de sí mismo y de sus contenidos o
representaciones, tales como imágenes, sensaciones, deseos, impulsos,
sentimientos, tendencias, etc. Es decir, es la experiencia simple y direc-
ta, la percepción inmediata acompañada de conciencia que tienen los
organismos vivos.

>'1 Según Osho (1973, p. 13). con el advenimiento del hombre, finaliza el proceso ce
evo-
lución natural automático que se rige por [a ley de causa y efecto y, se inda la evolu-
ción consciente. por lo que el hombre ha trascendido a Ja naturaleza. Este aUTor agrega
que la evolución inconsciente es colectiva; 'Oero en el momento en que llega a ser
consciente, se transforma en algo individual. Por ello, "[oo.] la conciencia crea indiViduali-
dad" y con la individualidad, aparece la incertidumbre y el temor a elegir con acierto y
con responsabilidad individual. Cuando se logra ser consciente, explica Osho. la persona
aprende a estar sola y a vivir con su soledad experimentando el éxtasis de su verdadera
naturaleza. Ante la comprensión de la soledad en uno y en todos lo demás. el individuo
se vuelve compasivo y ama sin posesión. Por ello, en este sentido, la conciencia es amor.
Z. Conciencia reflexiva, que corresponde a los mecanismos que el indivi-_
duo lleva a cabo para conocerse a sí mismo y a los objetos, utilizando
para ello diferentes modos de percepción, como la imaginación, el pen-
samiento, la razón y la lógica. Este es el sentido epistemológico de la
conciencia que le permite al sujeto solidez y firmeza de su conocimien-
to por medio de la reflexión, donde surge la relación entre la concien-
cia y el objeto-consciente (sujeto-objeto).
3. Conciencia intencional, que lleva a cabo la relación del yo con los ob-
jetos a los cuales se refiere, aprehendiéndolos o captándolos a fin de
hacerlos suyos.

Dentro de este mismo proceso evolutivo, la conciencia individual,


que se concibe a sí misma como un centro distinto a todos los otros cen-
tros que la rodean, tiende a personalizarse incluyendo a los demás en sus
demarcaciones, surgiendo así la conciencia personal, self o sí mismo per-
sonal, o conciencia existencial, la cual tiene "[ ...] la capacidad de darse
cuenta del ser que es (autoimagen), de su funcionamiento, de su interac-
ción con el mundo y de sus relaciones interpersonales. Se contempla co-
mo una totalidad bio-psico-social armónica en la que se organiza, se sim-
boliza y se integra el mundo que se percibe" (González, 1999b, p. 10).
Sus principales características son:
1. La personalización, que implica además de alcanzar la síntesis biopsi-
cosocial del ego personal y mental, el incluir los aspectos sociales de la
naturaleza humana que pertenecen a la dimensión organÍsmico-so-
cial,92 Esta integración permite reconocer y aceptar la propia sombra,
dejando a un lado los mecanismos de defensa para mantener el equili-
brio yoico y el asumir la comprensión y el significado del compromiso
que se tiene con los demás.

Z. La infencionalidad de la conciencia que se ve consolidada y expandida


hacia terrenos que van más allá de los objetos, a fin de incluir a las
personas. Es decir, se deja a un lado el hecho de ver a los seres huma-
nos como objetos separados e independientes de uno mismo (exclu-
sión), para ser incluidos en el sí mismo por medio del amor fraterno,
la unión y la convergencia.

92 Ver Capítulo 3 de este trabajo.

247
3. La introspección, que es el cuestionamiento filosófico-existencial, la re-
flexión y el discernimiento que conduce a la conciencia de la finitud, de
la búsqueda del sentido y significado de la existencia, así como de la li-
bertad responsable.

4-. La apertura al diálogo y al encuentro, donde la conciencia permanece


abierta a la comunicación dialéctica sin conductas defensivas y actitu-
des egocéntricas, a fin de lograr relaciones interpersonales que conlle-
ven un encuentro entre el yo y el tú, así como con el nosotros, bajo el
tamiz de la aceptación incondicional, la empatía, la congruencia y la
transparencia.

5. La apertura a la experiencia y al cambio, que es la capacidad de escu-


char, reconocer, interpretar, organizar, simbolizar e integrar a la pro-
pia sabiduría organísmica, para obtener un proceso de transformación
hacia niveles más evolucionados de conciencia, donde se obtenga ma-
yor claridad y conocimiento y donde se logre ser verdaderamente.

l. Condencia individual (capacidad de reconocerse a sí mismo).


a) Conciencia pre-reflexiva o condencia empírica de sí (sentido perceptivo),
b) Conciencia reflexiva (sentido epistemológico).
e) Conciencia intencional (relación del Yo con los objetos).

2. Conciencia personal, existencial o Self (darse cuenta del ser que se es: "'autoima-
gen", de su funcionamiento, de su interacción con el mundo y de sus relaciones).
a) Personalización.
b) Intencionalidad de la conciencia.
e) Introspección (reflexión).
d) Apertura al diálogo y al encuentro.
e) Apertura a la experiencia y al cambio.

• Adaptado de González, A. M. (l999b). Sinfonía del cosmos: Floración de la concien-


cia. En X Jornadas de Desarrollo Humano Transpersonal. México: U.IA.
Como hemos podido observar en los apartados anteriores, los estu-
diosos de la conciencia parten de diferentes puntos de vista para descri-
birla, dependiendo del marco teórico en el que se encuentran inmersos.
De esta manera, el enfoque mecanicista del mundo occidental señala que
la conciencia es producto del cerebro y por ello requiere de un sistema
nervioso central muy desarrollado, sosteniendo con ello que el principal
constituyente de la realidad es la materia.

Esta teoría ha sido rebatida por considerarse reduccionista, sin em-


bargo sus allegados defienden sus postulados al aducir que existen una
serie de investigaciones que prueban la relación existente entre la con-
ciencia y el cerebro, tales como las alteraciones de la conciencia en indivi-
duos con traumatismos, tumores o infecciones en el cerebro, o bien por
la ingesta de psicotrópicos. Sin embargo, todas estas "pruebas», no pue-
den demostrar que necesariamente la conciencia es unicamente un pro-
ducto material del sistema nervioso central, ni que sea un epifenómeno
de los proceso fisiológicos del cerebro (Grof, 1994a y 1994c).

Es por ello que autores muy destacados como el Dr. Wilder Penfield
(en Grof, 1994a), neurocirujano e investigador de los procesos cerebra-
les, ha comentado en su obra El misterio de la mente de 1976, que pone
en tela de juicio el hecho de considerar que la conciencia es el producto
del cerebro y de que es factible de ser conocida a través del estudio de la
anatomía y la fisiología cerebral.
Por su parte, los estudiosos orientales sostienen en forma inversa a
la postura mecanicista que "l. .. ] lo principal y originario es la conciencia,
(y que] la materia es un producto de esta" (Walsh y Vaughan, 1980, p.
34), por lo que el mundo material pierde relevancia para ellos. Otra co-
rriente más ecléctica, establece que ninguna de las posturas anteriores
tienen prioridad, sino que más bien, ambas interactuan conformando
una realidad de orden superior; punto de vista que cobra importancia en
occidente con los actuales estudios de la física cuántica donde se recono-
ce la interconexión e indivisibilidad de la realidad holística del univer-
93
50.

Por todo lo anterior y debido a que la manera mecanicista a través


de la cual la ciencia aborda al mundo ha contribuido a generar graves
problemas para la humanidad, tanto en el área económica, política y so-
cial, como en la ecológica, muchos teóricos e investigadores "[... ] abando-
nan la estrategia de la manipulación y control unilateral del mundo ma-
terial, para buscar respuestas dentro de sí mismos, [mostrando] un inte-
rés creciente en la evolución de la conciencia, como posible alternativa a
la destrucción global, como lo demuestra la popularidad de la medita-
ción 94 y de otras prácticas espirituales antiguas y orientales, las psicote-
rapias experiencia les, así como la investigación sobre la conciencia, tanto
clínica como de laboratorio" (Grof, 1994a, p. 46). Las siguientes palabras
de Fritjof Capra (1982, p. Lj.Lj.2), corroboran lo anterior:
"Una ciencia interesada sólo en la cantidad y basada exclusivamente
en la medición será intrínsecamente incapaz de ocuparse de la experien-
cia de la calidad o de los valores; por tanto~ no podrá llegar a la com-
7

prensión de la naturaleza de la conciencia, pues la conciencia es un as-


pecto central de nuestro mundo inferior y, por ello, es ante todo una ex-
periencia. »

Como sabemos, hubo un período aproximadamente de 50 años en


los que el camino de la psicología se alejó de todo lo que se relacionara
con la introspección y con lo que pareciera subjetivo, pero todas las ra-
zones expuestas, actualmente se manifiestan en un gran interés por la in-
vestigación empírica de la conciencia, a pesar de que, como sabemos, pro-
piamente la cimiente de una psicología de la conciencia fue sembrada por
William James a principios del siglo xx.

Es así como Stanislav Grof (1994b, p. 35) al rechazar la idea de


que la conciencia es simplemente un subproducto accidental de los pro-

93 Para obtener mayor información sobre este enfoque, ver el Capítulo 4 del presente
trabajo.

94 Existen investigaciones que sostienen que la meditación favorece el desarrollo psicoló-


gico de los individuos, así como también permite que se modifiquen los procesos fisiológi-
cos, entre los que se encuentran los cerebrales, además de inducir una serie de estados
alterados de conciencia (Walsh y Vaughan, 1980).

260
cesos neurofisiológicos y bioquímicos del cerebro, argumenta que en su
opinión, [.. .] la c<?nciencia Y el psiquismo humano son expresiones y refle-
jos de una inteligencia cósmica que impregna la totalidad del universo y
la existencia entera. [Agrega que] no solo somos animales altamente evo-
lucionados que disponemos de computadores biológicos alojados en el in-
terior del cráneo sino que también somos campos de conciencia ilimita-
dos que trascendemos el tiempo, el espacio, la materia y la causalidad li-
neal."

Este autor por eso señala que los seres humanos se comportan en
forma ambivalente, ya que en algunas ocasiones se manifiestan como má-
quinas biológicas al concebirse a través de la conciencia hilotrópica (in-
dividual) como seres con una identidad fisica completa, con límites defi-
nidos, con una capacidad sensorial limitada, que se desenvuelven en un
espacio tridimensional y en un tiempo lineal y, en otras ocasiones se
muestran, bajo la influencia de la conciencia holotrópica (holística), con
una actitud experiencial ilimitada, sin que se involucren los sentidos y los
aspectos espacio-temporales lineales. Graf agrega que cuando existe una
colisión entre ambos tipos de conciencia, el individuo pierde el equilibrio
que le permite la salud mental 95 CGrof, 1994b, p. 374; Pintos, 1996, p.
101).

Ana Ma. González (1989), comenta que bajo el enfoque de la psico-


logía transpersonal, la conciencia del ser humano constantemente va
evolucionando y expandiéndose, desde el estrato material hasta el trans-
personal, pasando por la' dimensión intelectual o racional y la intuitiva u
organísmica. Adiciona que lo que precede al estrato transpersonal es el
trascendente, donde se vincula la unidad con el Todo. Es decir, se mani-
fiesta una evolución histórica que va de lo inconsciente a lo consciente,
de lo inferior a lo superior, de lo individual a lo social, de lo personal a lo
transpersonal y de lo transpersonal a lo universal (González, 1999a).
"La integración de la condencia individual a un plano más complejo.
más centrado Y. por ende, más consciente. permite al individuo conocer y
comprender que Jo más preciado de su ser va más allá de su individuali-
dad. Esta expansión de la conciencia conduce al establecimiento de una
jerarquía valoral libremente asumida. y abre una nueva puerta en el sen-
dero de la autorrealización hacia el ámbito de los reinos sutiles. [...] En

9S Ver al respecto el Capítulo 6 de este trabajo.


otras pafabras~ como resultado de! proceso eYolutiYo~ la conciencia se ex-
pande de los reinos individuales autocéntricos~ a los personales (altero-
céntricos) y de éstos a los reinos sutil~ en los que la conciencia se trans-
forma en testigo-obsef1lador tanto del sí mismo~ self o conciencia perso-
nal, COmo del Ser Trascendente" CGonzález, 1999b, p. ll).

Esta autora (González, 1999b, pp. 12-13) considera que las carac-
terísticas de la conciencia transpersonal (ver Cuadro No. 16) son las si-
guientes:

• La percepción integra~ donde la conciencia trasciende la suma de sus


partes, quedando libre de los condicionamientos, así como de las sensa-
ciones y pulsiones del cuerpo, además de las ataduras del pensamiento
racional que constituyen las creencias y los conceptos ideológicos, su-
mado esto a la falta de sujeción a los convencionalismos sociales exter-
nos y a los límites del tiempo lineal.

• La trascendencia del tiempo y el espacio físico, ya que estos pertene-


cen a la conciencia individual, por estar esta situada en el ámbito ma-
terial, mientras que la conciencia transpersonal se encuentra ubicada
en el espacio infinito del espíritu.

• El acceso a los estados alternos de conciencia, puesto que la concien-


cia individual sólo se vincula con los estados de vigilia, el sueño, la en-
soñación y el dormir sin soñar, mientras que la conciencia transperso-
nal se expande trascendiendo estos planos ordinarios de conciencia pa-
ra acceder a estados de relajación, estados meditativos, contemplativos
y místicos los cuales involucran el silenciar a la mente racional.
• La permanencia después de la muerte del cuerpo físico, debido a que
la conciencia transpersonal no está situada en las dimensiones biológi-
cas y psicológicas, sino en la dimensión espiritual.

• La conducción hacia el despertar de la conciencia al Omega, postura


de Theilard de chardin en la que señala que la conciencia expandida
después de haber trascendido la conciencia refleja o individual y la
conciencia personal, continúa definiéndose en términos de colectivi-
dad, es decir, de centros totalizados con dirección al Punto Omega, el
cual es el núcleo personal de convergencia en el que el universo se re-
fleja y en el que se resuelve el misterio de 10 uno y de 10 múltiple, ma-
nifestándose la fusión de la multiplicidad y diluyéndose las fronteras y
polaridades, por lo que da lugar al surgimiento de la conciencia tras-
cendente, la cual es unitaria o no-dual, atemporal, infinita, inmutable,
inefable, omnipresente y total.

G'aa:dv- k_ tó

1. Percepción integral.

2. Trascendencia del tiempo y el espacio ñsico.

3. Acceso a los estados alternos de conciencia.

4. Permanencia después de la muerte del cuerpo físico.

5. Conducción hacia el despertar de la conciencia al Omega .

• Adaptado de Gonlálel, A. M. (1999b). Sinfonía del cosmos: Floración de la concien-


cia. En X lomadas de Desarrollo Humano TranspersonaL México: liJ.A.

Como vimos en el Capítulo 4, después del planteamiento de un es-


pectro de la conciencia, Ken Wilber creó un modelo espectral del desarro-
llo humano que vincula los niveles de evolución de la conciencia con el
desarrollo humano y sus patologías. En 1980, Wilber escribió El proyecto
Atman en el que presentó decenas de tablas enumerando los estadios de
desarrollo humano propuestos por distintos teóricos, tales como Freud,
Piaget, Kóhlberg, Hartman, Baldwin, Sullivan, Klein, Mahler, Erikson, Fe-
renczi, Grof, Fromm, Ouspensky, Horney, Maslow, Assagioli, Fairbairn,
Allport, Kierkegaard y Bandura, entre otros, con lo que estableció una
correlación de esfuerzos combinados, entresacando un modelo ontogené-
tico de diecisiete estadios, que van desde el nacimiento hasta la ilumina-
ción. Estos estadios tienen que ver con la evolución de la conciencia del
ser humano individual.
Posteriormente, en su libro Psicología integral, Wi[ber (1986) re-
sume los diecisiete estadios, agrupándolos en nueve niveles, en [os que e[
self se va desarrollando adecuadamente. Sin embargo, cuando estos esta-
dios evolucionan de manera inadecuada pueden surgir patologías especí-
ficas, que analizaremos en e[ siguiente capítulo, junto con sus tratamien-
tos.

En esta obra, Wilber también establece que existen cinco niveles o


dimensiones de la realidad que se relacionan con la Gran Cadena del Ser,
ya que el crecimiento y desarrollo del ser humano se da a través de una
serie de estadios o niveles, que van desde el menos desarrollado e inte-
grado hasta el más desarrollado e integrado; es decir, van de la materia
al cuerpo y de éste a la mente, al alma y al espíritu, donde el Testigo o
verdadero Ser se va identificando con cada nivel, llevando a cabo tareas
propias de ese estadio, pero para que continúe el desarrollo el Ser debe
renunciar a esa etapa, desidentifIcándose de ella, a fin de dar paso a una
nueva etapa, hasta retornar o despertar a su verdadera naturaleza espi-
ritual:

lE! SerJ, tiene que diferenciarse del estado inferior, identificarse con el
superior y, por último, integrar lo superior con lo inferior'" (Wilber, 1991,
p.216).

A la tarea que lleva a cabo el individuo, de diferenciación y poste-


rior integración, Wilber la denomina "fulcro", ya que es un momento cla-
ve en el proceso del desarrollo humano. En forma correlacional, existen
nueve fulcros o momentos decisivos, así como nueve niveles de desarro-
llo de la conciencia.

Cada uno de los estadios o niveles de desarrollo de la conciencia in-


cluye al estadio anterior, agregándole sus propios aspectos únicos, con el
objetivo de configurar una unidad más amplia hasta que finalmente se
produzca la unión con el Todo. Bajo este esquema, wilber (1991, p.
121), intenta "[ ... ] demostrar que la psicología evolutiva oriental y occi-
dental, desde Freud a Jung y de Buda a Plotino, constituyen descripciones
diversas de la misma secuencia evolutiva: la Gran Cadena del Ser", con lo
que trata de sintetizar la psicología moderna con la psicología perenne.

A continuación describiremos brevemente dichos estadios o "estruc-


turas básicas de la conciencia":

2ó4
1. Estadio sensorio-físico, el cual está dominado por la materia, la sensa-
ción y la percepción y corresponde al nivel sensorio-motor de Jean Pi a-
get. .

2. Estadio fantásmico-emocional, que se refiere al nivel emocional-sexual


y a la mente inferior o mente-imagen que es la forma más simple de
representación mental, ya que opera solamente sobre la base de imá-
genes.
3. Estadio de la mente representativa que corresponde al pensamiento
preoperacional de Piaget, dividiéndose a su vez en:
a) Estadio de los símbolos, que va de los 2 a los '1- años, que a diferen-
cia de las imágenes que representan pictóricamente a los objetos,
es decir, en forma figurativa, el símbolo representa a los mismos
por medio de la verbalización.
b) Estadio de los conceptos, de los '1- a los 7 años, donde el concepto
además de ser un símbolo que representa un objeto o un acto, rea-
liza tareas cognitivas más difíciles y complejas.
4. Estadio de la mente regla/rol, que corresponde al pensamiento ope-
racional concreto de Piaget, que a diferencia del anterior, puede asu-
mir el papel de los demás y a realizar operaciones que requieran reglas
específicas, como es el caso de las divisiones, las multiplicaciones, las
clasificaciones, jerarquizaciones, etc.

5. Estadio de la mente reflexivo-formal, que corresponde al pensamien-


to operacional formal de Piaget, en el que surge por primera vez una
estructura que permite no nada más el pensamiento en relación al
mundo, sino al propio pensamiento, por lo que se torna autorreflexiva
e introspectiva. Es en este estadio donde también se da el pensamiento
hipotético-deductivo o proposicional, donde el individuo puede utilizar
abstracciones, teoría y relaciones lógicas sin necesidad de referirse a lo
concreto (Solloa, 1999).

6. Estadio del pensamiento visión-lógico o panorámico, que correspon-


de al nivel dialéctico, integrador o sintético creativo de Bruner, F1awell
y Arieti, el cual establece redes de relaciones masivas de ideas e inter-
relaciones mutuas, constituyendo con ello el inicio de una capacidad
superior de síntesis, de conexiones, de relaciones entre verdades, de
coordinación de ideas y de integración de conceptos. A este nivel, WiI-
ber lo considera como la estructura del nivel personal más integrado-
ra, a diferencia de los subsecuentes estadios que pasarán a formar par-
te del dominio transpersonal.

7. Estadio psíquico, que es considerado como la culminación del nivel an-


terior y del "insightvisionario". Wilber (1986, p. 23) lo relaciona con
el sexto chakra o "tercer ojo", "[ ... ] que según se dice, jalona el comien-
zo y la apertura a los dominios trascendentales, transpersonales y con-
templativos." Es en este nivel en el que tanto las capacidades percep-
tuales como cognitivas del individuo trascienden las limitaciones y pre-
ocupaciones personales, por lo que es conocido como el estadio de la
"mente iluminada", ya que la persona es capaz de operar sobre sus
propias percepciones y cogniciones a fin de trascenderlas, teniendo pa-
ra ello, una visión e inspiración intema directa que permite la com-
prensión totalizadora superior que no es posible obtener a través del
concepto-pensamiento.

8. Estadio sutil, en el que se asienta la "mente intuitiva". Es la morada


de los arquetipos transpersonales y del Dios personal.

9- Estadio causal, que es el sustrato trascendente de todas las demás es-


tructuras, donde se encuentra la conciencia de unidad que no tiene
ninguna demarcación o frontera, por lo que "[ ... ] despierta finalmente
a su morada previa y etema como Espíritu Absoluto radiante y omni-
presente, uno y muchos, único y todo, integración e identidad comple-
ta entre la Forma Manifiesta y lo Sin Forma no manifestado" (Wilber,
1986, p. 26).

Como se comentó con anterioridad, Wilber relaciona los distintos


estadios con la materia, el cuerpo, la mente, el alma y el espíritu; de esta
manera, como se puede apreciar en el Cuadro No. 17, el nivel uno es la
materia, el dos es el cuerpo, los niveles tres, cuatro y cinco son la mente;
el nivel seis involucra una integración entre la mente y el cuerpo (el cen-
tauro); los niveles siete y ocho, corresponden al alma y el nivel nueve es
el espíritu.

Por otra parte, también podemos observar en este Cuadro, que


Wilber agrupa a las diferentes estructuras básicas de la conciencia en tres
niveles de desarrollo: 1) El nivel prepersonal o preegoico, que contiene a
los niveles uno, dos y tres, debido a que todavía en el individuo no ha
aparecido su ego personal, individual y separado. 2) El nivel personal o
egoico, que involucra a los niveles cuatro, cinco y seis porque el ego ya
se encuentra presente. 3) El nivel transpersonal o transegoico, que vin-
cula a los estadios siete, ocho y nueve y se relaciona con la expansión de
la identidad del individuo, más allá del cuerpo-mente, hasta llegar a las
bastas dimensiones espirituales, donde se culmina en la máxima expan-
sión e identidad posible.

G'~.enúe-~~de-kcondencia,
nioeIe& de- k real«hdy nioeIe& de- áesarroIIo-,
~ 'Wifber-

~~ .AI'.vek." ¿ k rea/idad .AI'.vek.,,¿~


¿kC<HlCieneiq,
l.w Sensorio-físico materia prepersonal
2,- Fantásmico-emocional cuerpo •
3.- Representativo mente
4.- Regla(rol personal
5.- Reflexivo-formal "
6.- Visión-lógico centauro
7.- Psíquico alma transpersonal
8.- Sutil "
9.- Causal espíritu

Como hemos podido observar, para Ken Wilber, la evolución es un


proceso cósmico global en el que coexisten una serie de todos organiza-
dos jerárquicamente donde cada uno de ellos es parte de un todo mayor,
que al mismo tiempo forma parte de otro mayor y así sucesivamente. De
esta manera, la psique -como parte del cosmos y bajo su ordenamiento-

267
es una estructura pluridimensional (con múltiples capas), constituida de
todos, unidades e integraciones sucesivas con un orden cada vez más ele-
vado. Así, lo que en un nivel es el todo, se transforma en una parte del
todo del siguiente nivel, lográndose con ello la evolución de la conciencia.
Por ello, según Wilber (1980c, p. 156), l. .. ] "la evolución es la autorreali-
zación por la vía de la autotrascendencia."

Vmdad

t
"6'aasat » Región Causal Superior 'f/aciiJ.
~~ Región Causal Inferior
t

"Jud» Nivel Sutil Superior


~~ Nivel Sutil Inferior
t

"~" Funciones Transverbales --> <fr-


~úfoim= Funciones Mentales --> <fr-
Funciones Biológicas Simples --> <fr-
t

J~

266'
Wilber señala que en esta forma jerárquica evolutiva, la estructura ~
de orden superior, que es más compleja, surge al diferenciarse del orden
inferior que la sustenta, por lo que la estructura del orden superior se
introyecta en la conciencia y el sí mismo finalmente se identifica con la
nueva estructura. No obstante, en la medida en que la evolución ascien-
de, se diferencía o "despoja" del sentimiento de sí mismo, y. que lo tras-
ciende, desidentificándose con esta estructura a fin de identificarse con
la subsiguiente. Así, al trascender la estructura inferior, puede operar so-
bre ella con los nuevos instrumentos que obtiene de la estructura supe-
rior.

En el modelo evolutivo de la conciencia de Wilber, la conciencia se


desarrolla o evoluciona pasando por tres ámbitos diferentes, los inferio-
res, los intermedios y los supremos (ver Cuadro No. 18), mismos que es-
tán constituidos por diversas etapas como veremos a continuación.
En los ámbitos inferiores, se encuentran:

• Los procesos biológicos simples tales como los instintos, las sensacio-
nes y percepciones simples y los impulsos sexuales y emocionales pri-
marios. En este nivel se encuentra situado el "Ello" freudiano y el "ego
corporal" o material, donde el sí mismo es uno con el mundo físico.
Ahora bien, al diferenciarse el sujeto del objeto en este nivel, el sí
mismo trasciende ese objeto y así puede operar sobre él con ayuda del
cuerpo sensorio-motriz.

• Las funciones mentales o conceptuales, tales como la simbología, las


ideas y los conceptos o constructos que surgen con base en el lenguaje.

De igual manera, al diferenciarse el sí mismo mental del cuerpo, lo


trasciende y puede operar sobre él con ayuda del lenguaje.

• Las funciones transverbales o formales que se dan en la adolescencia


permiten al sujeto que opere sobre su propio pensamiento formal,
tanto con objetos lingüísticos como físicos.
En este estadio, al diferenciarse el sí mismo del proceso representa-
tivo del pensamiento (mentalidad del ego verbal), lo trasciende hasta
cierto punto y opera sobre él con ayuda de la mentalidad transverbal
del ego.
Es importante aclarar que la psicología occidental (salvo la psicolo-
gía transpersonaO. opera hasta este estadio, ya que el ego es el nivel de
conciencia más elevado para ella, puesto que niega la unidad de orden su-
perior o bien la considera patológica.

Los ámbitos intermedios se encuentran constituidos por la


esfera sutil, la cual a su vez se compone de:
• El nivel sutil inferior que se ubica en el sexto chakra o "tercer ojo",
donde la conciencia se vuelve transpersonal así como transverbal, ya
que se sustenta tanto en la conciencia astral como en la psíquica.

En cuanto a la conciencia psíquica, al diferenciarse de la mente y el


cuerpo, los trasciende y opera sobre ellos en forma natural.

• El nivel sutil superior surge en el séptimo chakra y se extiende por sie-


te niveles más de trascendencia, diferenciación e integración. 96 Es el
ámbito de la "supermente" o "supramente" donde se encuentra ubica-
da la gran intuición y la inspiración religiosa.

En este nivel se trascienden todas las formas mentales y al mismo


tiempo es anterior a la mente, al sí mismo, al mundo y al cuerpo.

En los ámbitos supremos se encuentra la región causal que


a su vez se compone de:

• Región causal inferior, en la que se encuentra el pináculo de la Con-


ciencia Total (misma que se inicia en la esfera sutil), donde el sujeto lo-
gra ser lo que percibía como estímulos objetivos, como es el caso de lu-
ces, colores, sonidos, olores, formas etc. En este nivel el individuo se di-
suelve en la unidad.

96 Ken Wilber conforme lo que establece el abhidharma que forma parte de uno de los
tres cuerpos de las enseñanzas de las escrituras bualStas. se refiere a los ocho tipos de
conciencia que se encuentran en este ámbito, como aquellos constituidos primeramen-
te por las conciencias de los seis sentidos (la mente como facultad pensante se conside-
ra como un sexto sentido). después una séptima conciencia que tiene las característicos
de! desconocimiento. de la nebulosidad y de la confución, misma que se relaciona con
las seis anteriores y. por último, la octava conciencia que es considerada como el deno-
minador común o la base inconsciente de las anteriores. la cual es el fundamento que
permite la función de las otras siete conciencias (Trungpa, 1975).
• Región causal superior, donde la trascendencia de las formas es tan
relevante que es innecesario que éstas surjan en la Conciencia, por lo
que es la trascendencia total y absoluta de la Conciencia sin forma,
donde desaparece el sí mismo disolviéndose en la Ausencia de Forma o
Vacío que a la vez es continente y contenido. Unidad fundamental y su·
prema a la que aspira toda evolución humana y cósmica.

wilber (1980c) comenta que cada nivel de la conciencia está consti-


tuido por: a) una estructura profunda, que es la forma que define al ni·
vel con todas sus potencialidades y limitaciones y b) por una estructura
superficial, que tan solo es una manifestación singular de la estructura
profunda, por lo que se encuentra inmersa en ella, pero puede seleccio-
nar distintos contenidos con libertad.

De esta manera, wilber denomina traslación al movimiento que se


origina entre las estructuras superficiales y transformación al movi-
miento que surge entre las estructuras profundas. Por lo que la evolu-
ción consiste en un continuo de transformaciones de las estructuras
profundas, por medio de símbolos o formas en la conciencia (cuerpo,
mente, esfera sutil, ámbito causal). Ahora bien, wilber agrega que todas
las estructuras profundas se recuerdan en forma espontánea surgiendo
de la conciencia, mientras que las superficiales simplemente se aprenden
como lo establece la psicología occidental.

Ken Wilber señala que dependiendo de la evolución del sujeto exis-


ten diferentes tipos de inconscientes, debido a que no todo lo inconscien-
te está dado desde el principio, por lo que hace mención de cinco tipos
básicos de procesos inconscientes que son a saber:

1. El inconsciente fundamental, entendido como la herencia colectiva de


la humanidad (inconsciente colectivo junguiano), el cual está presente
en todos los niveles de conciencia, desde el corporal hasta el causal.
Aclara Wilber que cuando ha surgido en forma total el inconsciente
fundamental, existe solamente la conciencia.

2. El inconsciente arcaico, que no es el resultado de la experiencia per-


sonal, por lo que no está reprimido por la conciencia, simplemente
desde un principio fue inconsciente, como lo son los instintos freu-
dianas (Ello arcaico) y los arquetipos junguianos, es decir, las formas o
imágenes asociadas a los instintos.

2ói
3. El inconsciente sumer9ido, que es aquello que una vez en la vida del
sujeto fue inconsciente y posteriormente ha sido alejado de la con-
ciencia por un olvido simple, un olvido selectivo o bien por represión.
CElia sumergido freudiano o inconsciente sumergido personal junguia-
no).

4. El inconsciente incrustado, como es el caso del Superyó freudiano, que


es represor pero no es reprimido y que forma parte del Ego incon-
sciente del sujeto. Esta instancia psíquica se encuentra incrustada co-
mo si fuera el sí mismo.

5. El inconsciente emergente, que son las estructuras inconscientes que


pueden emerger (ámbitos sutil y causal) y que por lo tanto no están
reprimidas ya que no han sido experienciadas.

Wilber aclara en relación a este último punto, que lo inconsciente


emergente sutil-causal y lo inconsciente arcaico nunca han sido conscien-
tes en el sujeto, y que lo inconsciente arcaico es el pasado de la humani-
dad (filogenético) y el inconsciente emergente es su futuro (teleológico).

Para finalizar, Wilber añade que puede haber un inconsciente emer-


gente-reprimido, que es la parte de lo inconsciente fundamental que de-
biendo surgir a la conciencia, no lo hace por los mecanismos de defensa
del ego, los cuales detienen la evolución, motivo por el que el ego se limita
a traducir cuando debería en realidad transformar.

Con el fin de comprender mejor las distintas concepciones de la


conciencia, según las diferentes escuelas psicológicas y, la influencia que
esta ejerce en el proceso salud-enfermedad, es menester ver el Cuadro No.
19.

Antes de cerrar este capítulo, es importante señalar que existen di-


versos métodos para lograr la evolución de la conciencia, que involucran
un arduo trabajo personal y que van totalmente en contra de las pro-
puestas culturales del esparcimiento, el hedonismo, la enajenación y el
raciocinio. Acallar la mente y despertarla de la ilusoria percepción de la
realidad es una tarea que implica mucha dedicación y autoconocimiento.

No es la intensión de este trabajo el describir los senderos de la


trascendencia de la conciencia ordinaria, sin embargo, se anexa al final de
esta investigación, para aquellos que estén interesados, una lista de reco-

262
mendaciones bibliográficas que se considera básica para lograr este obje-
tivo.

~ g~ 6'~'"

l.~ Conciencia ordinaria

a) Freud Capacidad de hacer consciente


lo Inconsciente Onsight).

b) Jung Capacidad para lograr la síntesis


de los contenidos conscientes e
inconscientes, que permite alcan-
zar la individuación.

2.6'~ Ninguna

a) Cognosci- Conciencia ordinaria Capacidad de modificar voluntaria-


tivismo mente los procesos cognitivos erró-
neos.

3. ~ Conciencia ordinana
5T~

a) Fromm Medio regulador de la personalidad


como atributo de conocimiento de
sí mismo.

b) Rogers Autoconocimiento que permite lle-


gar a ser lo que realmente se es, es
decir, a la autorreahzaClón.

e) Perls Darse cuenta (awareness) de sí --


mismo, del mundo y de la fantasía.
&caek y~ é'~

d) Frankl Algo que mana de la trascendencia


y a ella retoma.

4. ~ Conciencia ordinaria
fT~smuz/ y transpersonal

a) Grof Expresión y reflejo de la inteligen-


cia cósmica que impregna la torah-
dad del universo y la eXistencia en-
tera.

b) Wilber Vehículo de trascendenCl3 que pasa


por distintos niveles evOlutivoS que
van de lo material a lo espiritual.
"Si entras en el proceso de curación,
prepárate para perderlo todo'
Hasta el momento, hemos hecho un recorrido teórico de la psicolo-
gía científica de aproximadamente 100 años. Describimos los principales
postulados de las grandes escuelas psicológicas; el psicoanálisis, el con-
ductismo, la psicología humanista y la transpersonal y revisamos los
constructos más relevantes de algunos de los precursores y exponentes
de dichas escuelas, además de estudiar sus puntos de vista en relación a
la conciencia humana.

Este material, nos permitió observar las similitudes y diferencias


que existen entre los distintos modelos psicológicos y a continuación, nos
facilitará el análisis de las posturas que cada conjunto teórico tiene en
cuanto a la salud y la enfermedad psíquica y la influencia que la concien-
cia ejerce en este proceso.

Como es sabido, la psicología surge como resultado de largos años


de especulación filosófica y de su vinculación con la medicina, la metafísi-
ca y la psiquiatría, por lo que el concepto de salud y enfermedad mental
se ha visto afectado por diferentes variables según el momento y el pen-
samiento filosófico y cultural prevalecientes, por lo que es relevante co-
nocer este panorama histórico antes de entrar en materia.

Desde los tiempos prehistóricos, los conceptos de las causas de los


trastornos físicos y mentales estaban sujetos a la creencia universal de
agentes sobrenaturales, y de manera específica, a la influencia de los es-
píritus de los antepasados del clan, por lo que a este período se le cono-
ció como animista (Kosh, 1994). Así, a los individuos que tenían conduc-
tas bizarras, se les calificaba como poseídos por demonios o espíritus,
tratándoseles con diferentes tipos de "exorcismos" que incluían la trepa-
nación o pequeñas perforaciones craneanas a fin de que los espíritus ma-
lignos salieran por los orificios.

Las enfermedades mentales durante este período, representan una


crisis en el sistema magico-religioso y son atribuidas principalmente a la
violación de algún tabú, a la omisión de ciertas obligaciones ritua!ísticas
y a las posesiones demoniacas. Los "chamanes" (Kalweit, 1987) eran los
encargados del tr:atamiento de los trastornos mentales, permitiendo con
su mediumnidad que los espíritus de los poseídos, hablaran a través de
ellos:
U La sesión del eh aman ocurre de manera característica en presencia de
un grupo seleccionado de participantes. Implica un estado de excitación
creciente por parte del chaman. Este estado se induce fumando y bebien-
do mucho y con drogas, acompañado por música rítmica, especialmente
de tambores, y se caracteriza por una pérdida parcial de conciencia y
por movimientos insófitos. El chaman revela la presencia de los espíritus
mediante expresiones y acciones violentas. Los enfermos mentales, en el
curso de una participación activa en la ceremonia, pueden confesar sus
culpas o pedir la desaparición de ciertos trastornos a un espíritu diabóli-
co específico. El viaje del eh aman al reino de los espíritus es representati-
vo de la restauración de la paz en la mente del paciente mediante sacri-
ficios y otros medios simbólicos" CFreedman, Kaplan y Sadock, 1975, p. 1).

En Grecia la locura era atribuida a los dioses y en el monoteísmo


primitivo su origen también era divino, motivo por el que la filosofía y la
religión se encargaron de ella. Tal es el caso por ejemplo del Antiguo Tes-
tamento, que en el Deuteronomio, 28, 15; 28, 28, establece: "Si no qui-
sieres escuchar la voz del Señor, tu Dios, observando y practicando todos
sus mandamientos y las ceremonias que hoy te prescribo, vendrán sobre
ti y te alcanzarán todas estas maldiciones. [... ] Te castigará el Señor con
la locura, la ceguera y el delirio" (De Ausejo, 1979, pp. 229-230).

En México, ya los aztecas diferenciaban algunos trastornos menta-


les, como la epilepsia, las alucinaciones, los delirios, la demencia y la me-
lancolía, siendo el Tonalpouhqui, anciano sabio de gran jerarquía, quien
con el don de la palabra lograba la armonía psíquica perdida de los indi-
viduos, debido a "[ ... ] la cólera divina, por la infracción de normas socia-
les o como resultado de alteraciones en el comportamiento sexual" (Alva-
rez, Ramírez, Russo, Soto, Patiño y Arechiga, 1984, en solloa, 2000).

Desde el punto de vista de ia farmacología, los aztecas considera-


ban al delirio como uno de los estados anómalos del sistema nervioso y
recomendaban para combatirlo la raíz de xomilxihuitl. A la locura, la dis-
tinguieron como: locura furiosa o tlauililocayotl, y locura ligera o xolo-
piyotl y, al "loco" lo denominaron teaculiuetzi. La etiología que adjudica-
ban a este padecimiento era el envenenamiento sobrevenido por la inges-
ta de más de cuatro hojas de tlapatl ó de toloatzin (actualmente conoci-
do como toloache). La curación que se utilizaba era el jugo de las hojas
de tetlalrnelicpatli o darle de comer al enfermo la carne fumigada dél
ocelotl (ocelote), mezclada con resina (Flores, 1886).
Para la melancolía, los aztecas preparaban un compuesto de yerba
malinali, médula de carrizo y tlaolli. A los idiotas o yolloquimil se les
daba el xauactli. El estado de excitabilidad se combatía con dosis de jugo
de iztauhiatl (artemisa mexicana). Las neurosis también les fueron cono"
cidas a los aztecas, aunque parece que las confundían con la epilepsia, las
cuales distinguieron de dos clases: las más graves, que dejaban al pacien·
te "como muerto" ("Grand Mal") y las que eran menos graves ("Petit
Mal" o ausencias). El tratamiento que utilizaban para este padecimiento
era el rociar la cara y la cabeza del enfermo en el momento del acceso
con el cocimiento de raíz de micaxihuitl y posteriormente a éste, la in·
gesta del jugo extraído de los retoños de tlatlancuaye, o la raíz de tepo·
potic, machacada y mezclada con chian, la raíz de tlalhuapatli o dos raí-
ces de tecuzahuizpatli desechas en agua (Flores, 1886).
En el Viejo Mundo, en los inicios del período helénico, las aporta-
ciones de Sócrates y de Platón sustentaron las posteriores filosonas ra-
cionalistas de Europa. Platón postulaba una filosofía de corte dualista, en
la que planteaba la existencia de dos almas; el "alma racional" (alma o
mente) con la que el individuo, a través de la razón, adquiere el conoci-
miento y el "alma irracional" (cuerpo) de la que emanan los apetitos, de-
seos y acciones.
Fue hasta el siglo IV a.e., que surge el origen de la ciencia médica
occidental cuando el médico griego Hipócrates da la primera explicación
médica de las perturbaciones mentales y su posible curación, al señalar
que estos desórdenes eran causados por un desequilibrio entre las in-
fluencias ambientales, 105 modos de vida y los varios componentes de la
naturaleza humana, los cuales se describen en términos de cuatro fluidos
o "humores" fundamentales: la bilis amarilla, la sangre, la flema o pituita
y la bilis negra, que se relacionan con la combinación de cuatro cualida-
des básicas de la naturaleza: fuego, aire, agua, y tierra. Las personas bajo
este esquema, eran clasificadas según cuatro temperamentos correspon-
dientes: colérico o bilioso, sanguíneo, flemático y melancólico o atrabilia-
rio respectivamente, que se pensaba indicaban la orientación emocional
predominante del sujeto.
"La palabra <<jo/era» es el término 9rie90 con el que se si9nifica la bi-
lis y la person,a colérica es activa, ener9ética Y quiere las cosas bien he-
chas. Es una persona que se enoja, que 9 rita y que se muestra malhumo-
rada, como ocurre cuando la bilis nos inunda. Es como un volcán que en-
tra en erupción y expulsa fuera de sí el fue90 que la abrasa internamen-
te. El sanfjuíneo tiene las mejillas sonrosadas, una complexión viva que
denota una buena circulación sanfjuínea y su naturaleza es parecida a
la de una burbuja de aire. El flemático está ligado al elemento a9ua Y es
un tipo metódico y plácido. Sin embargo, al igual que ocurre con el océa-
no, si se excita puede lIe9ar a ser extraordinariamente activo. El melan-
cólico es al9uien en quien predomina la bilis neBra, la cual no se refiere
a una substancia real determinada sino a la cualidad que caracteriza a
una persona con estados de ánimo oscuros li9ados particularmente a la
tierra" (Wilkinson, 1994, p. 224).

El funcionamiento de la personalidad, bajo este supuesto, lograba


tener un nivel óptimo cuando se alcanzaba la "crasis" o interacción apro-
piada tanto de las fuerza externas como internas del individuo. El conflic-
to que se llegara a presentar entre esas fuerza, llamado "discrasia", indi-
caba la presencia de un "exceso de humor corporal" que tenía que ser ex-
traído por medio de la utilización de purgas, para lo cual se utilizaba ge-
neralmente el eléboro negro, ya que de lo contrario, este desequilibrio
humoral producía un determinado temperamento, que al hacerse extre-
mo se convertía en enfermedad mental (Freedman y cols, 1975; Ayuso y
Carulla, 1992).

La tarea del médico en esa época, era ayudar a que las fuerza cura-
tivas intrínsecas del ser humano o "el poder curativo de la naturaleza"
encontraran su equilibrio a fin de lograr la recuperación del paciente,
surgiendo con ello el significado original de la "terapia" o therapeuien,
término griego que significa "asistir". Así, el médico asiste o favorece al
proceso natural de la curación del individuo (Capra, 1982).

Esta postura médica que daba una explicación biológica y naturalis-


ta de la enajenación mental, dejando a un lado las categoría sobrenatura-
les, prevaleció hasta la caída del Imperio Romano en '1-76 d.c.

Platón, por su parte, trató de explicar los fenómenos y las conduc-


tas irracionales como una parte inevitable de la vida humana y no como
resultado de influencias externas negativas, por lo que intentó someter-
las al control racional de la mente. Describió cuatro tipos de locura en su
obra Fedro: la profética que era una especie de enfermedad temporal,

270
reservada solamente a las personas que tenían la capacidad exáltica de
los trances cham~nicos; la locura teléstica o ritual, en la que se libera-
ban masivamente las necesidades instintivas de los participantes de ritos
religiosos orgiásticos, cuya función era catártica; la locura poética, que
involucraba la posesión de las musas a fin de que el artista, por mandato
de los dioses, se inspirara e incrementara su creatividad y la locura eróti-
ca, que se asociaba con el amor humano, tanto homosexual como hetero-
sexual (Freedman y cols., 1975).

Fue Aristóteles quien estudió las diferentes expresiones de la con-


ducta humana desde un punto de vista empírico, por lo que sus aporta-
ciones concuerdan con la psicología actual. En su deseo de encontrar un
vínculo entre mente y cuerpo, consideraba que era el alma o psyke lo
que determinaba el equilibrio orgánico, y que la enfermedad mental era
el resultado de "emociones reprimidas", por lo que era indispensable libe-
rarlas para restablecer la salud mental del individuo, es decir, había que
"despertar sus pasiones". Esta fue la primera afirmación evidente de que
la liberación de las emociones o pasiones reprimidas era un prerequisito
importante para el tratamiento efectivo de la enfermedad mental, con-
cepto que sustentó lo que siglos después se conocería como "catarsis"
(Freedman y cols., 1975; Solloa, 2000).

En la cultura Romana, Galeno dividió a los trastornos mentales en:


a) orgánicos; lesiones craneoencefálicas, alcohol, cambios menstruales,
etc. y b) mentales; temores, problemas económicos, desengaños amoro-
sos, etc. Además, sostuvo que la salud psíquica depende de la correcta ar-
monía de las partes racional, irracional y sensual del alma.
No obstante el oscurantismo de la Edad Media que implicó el retor-
no a la concepción primitiva y mágica de la enfermedad mental, donde se
observaban danzas frenéticas colectivas llamadas en Italia "tarantismo",
San Agustín adopta la descripción de Cicerón acerca de las cuatro pasio-
nes humanas que podían ser modificadas por la r~zón: el deseo, el miedo,
la alegría y la tristeza (Vallejo, 1980). .

Así, en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino y Alberto Magno, para


estructurar sus teoría sobre psicopatología, partieron de la base de que
el alma no podía enfermar, razón por la que la locura era un trastorno
esencialmente somático, atribuyéndosele como causa el uso deficiente de
la razón o bien que las pasiones del individuo eran muy intensas e inter-
ferían con el razonamiento adecuado. El procedimiento terapéutico que
se recomendaba, era el sueño y los baños, los cuales resultaban poco efi-
caces, quedando el paciente mental relegado al concepto de "fenómeno
bizarro' o más amablemente como "desgraciado' (Freedman y cols., 19-
75).
Como narra Michel Foucault en su libro Historia de la locura en la
época clásica (1964, p. 175), en la Europa del siglo XIII, la concepción
de enfermedad mental se relacionaba con individuos llamados "furiosos"
(Francia), "lunáticos" (Inglaterra), "alienados" e "insensatos" y se refería,
a "l. ..] todas las formas de violencia que están más allá de la definición ri-
gurosa del crimen, y de su asignación jurídica: [... a un] desorden de la
conducta y del corazón, desorden de las costumbres y del espíritu, [al to-
do el dominio oscuro de una rabia amenazante que parece al abrigo de
toda condenación posible." Los remedios que se utilizaban normalmente
para estas patologías era la sangría, la purga, los vejigatorios97 y los ba-
ños y, cuando se les consideraban incurables, los sujetos no recibían nin-
gún tratamiento.
Durante los primeros siglos del cristianismo, la Iglesia comenzó a
tratar humanitariamente a los enfermos mentales, sin embargo, en la
Edad Media, se manifestó un oscurantismo de las ciencias con un retorno
a las explicaciones demoniacas haciéndose a un lado el modelo médico,
por lo que la Iglesia se constituyó en la encargada de la conducta abe-
rrante, instaurando la exorcisación de los malos espíritus, ya que consi-
deraba que el demonio o ángel caído tenía el poder de utilizar fuerzas ex-
traordinarias humanamente inexplicables. Al respecto, Bless en su obra
Pastoral Psiquiátrica (1957, p. 75), refiere el siguiente comentario:
"El demonio ataca al hombre de diferentes maneras. Puede influenciar di-
recta o inmediatamente nuestros sentidos exteriores e interiores, sobre to-
do la imaginación, y por medio de ella la inteligencia y la voluntad. El de·
monio puede tomar posesión del cuerpo y de las facultades sensitivas; en-
tonces obra por medio de y en el cuerpo humano contra la voluntad de su
víctima, a la que convierte en ir~strurnento suyo. Esto constituye la obse-
sión diabólica que puede provocar toda clase de síntomas patológicos.
Igualmente puede suceder que el demonio influya de tal modo en las facul-

97 los vejigatorios son sustancias que se aplican a los medicamentos. con el fin de !evan-
tarvejigas o ampoUas en la pie! (MoIiner. 1992).

272
tades que el hombre por ello pierda más o menos la razón; entonces se tie-
ne la verdadera posesión."

Posteriormente, la iglesia católica con base en el concilio de Verona


de 1185, estableció el Santo Oficio de la Inquisición, considerando como
enemigos a todos aquellos que se oponían en materia de fe a lo que ella
disponía o a aquellos que profesaban otra religión, considerándolos como
herejes o transgresores. Como culminación de esta situación, el papa Ino-
cencia VIII (en Vallejo, 1980) emite en 1484, la bula Summis Desiderati~
tes Affectibus en la que se exhorta a los clérigos a utilizar todos los me-
dios posibles a fin de detectar y eliminar la orujería.

Por tal razón, los sacerdotes-médicos emitfan el diagnóstico y de-


terminaban si el individuo tenía signos demoniacos presentes o no, y en
caso positivo, de no confesarlo y arrepentirse de ello, se les condenaba a
la tortura o bien a ser quemados en la hoguera, lo que coadyuvó a que
muchos enfermos mentales fueran procesados y privados de la vida, al
ser acusados por herejía, resabios de herejía, proposiciones heréticas,
brujería y posesiones demoniacas, entre otros "delitos" (Jiménez, 1992).
Esta situación duró muchos años en Europa y posteriormente se tras-
plantó en América, donde prevaleció hasta el siglo XVIII.

En otra región, los árabes, influenciados por la cultura griega, los


principios del cristianismo y el tipo bizantino de gobierno, utilizaban un
estilo terapéutico basado en la comprensión y el humanismo y, fue preci-
samente en Arabia, en la ciudad de Bagdad en el año de 792, donde se
funda el primer hospital mental (Vallejo, 1980).

A partir del Renacimiento y con la decadencia de las instituciones


medievales, la mujer comenzó a considerarse como un ser seductor y
tentador que desde los tiempos del pecado original, había sido poseída
por el demonio con la finalidad de destruir al hombre, por lo que flore-
ció durante los siglos subsecuentes la obsesión por la brujería. "El ritual
de brujería representaba una transmutación deliberada y una parodia
del modo de vivir cristiano, y estaba destinada a permitir la libre expre·
sión de las necesidades sexuales y agresivas reprimidas. Una persona que
presentaba delirio o alucinaciones, se consideraba que estaba poseída
por el demonio y que estaba embrujada" (Freedman, 1975, p. 6).

Gran parte de los enfermos mentales encontró una salida a sus im-
pulsos patológicos en las guerras o en las manifestaciones religiosas, co-
mo fue el caso de las cruzadas, las peregrinaciones y los movimientos he-
réticos. Sin embargo, otra parte de estos individuos, eran encerrados en
desvanes y sótanos donde estaban virtualmente prisioneros de sus fami-
liares y otros eran simplemente abandonados.

El padre español Jofre (en Berstein y Nietzel, 1988), funda en Va-


lencia en el año de 11j.()9 el primer hospital mental occidental, donde los
sujetos con trastornos conductuales se internaron bajo la convicción de
que eran enfermos mentales y no poseídos del demonio, lo que permitió
que se salvaran de morir, sin embargo el tratamiento que se les otorgaba
era similar al de los prisioneros, ya que no se les atendía médica mente,
por lo que vivían en condiciones infrahumanas: encadenados, encerrados
en calabozos, alimentados con desechos, golpeados y ridiculizados.
"No es de sorprender que las casas de internamiento tenean el aspecto
de prisiones, (y] que a menudo las dos instituciones hayan sido confUndi-
das, hasta el punto de que se hayan repartido bastante indiferentemente
los locos en unas y otras" (Foucault, 1964, p. 182).

Con este antecedente, de 1412 a 1489 se fundan en España cinco


nocosomios mentales, siendo los españoles pioneros en la asistencia psi-
quiátrica, debido a la influencia que por ocho siglos tuvieron de los ára-
bes y, en consecuencia, en 1567, en la ciudad de México, bajo la influen-
cia hispánica, se instaura el primer centro mental del Nuevo Mundo por
Bernardino Álvarez, el cual llevó el nombre de Hospital de San Hipólit098
(Vallejo, 1980).

En el siglo XVI, Paracelso (en Freedman y cols, 1975) defendió una


postura más humanitaria de los pacientes, incluyendo a los que padecían
enfermedades mentales. En 1526 en su libro De las enfermedades que
privan al hombre de razón, rechazó la idea demoniaca de las conductas
bizarras, aludió claramente al inconsciente e hipotetizó sobre los factores
sexuales que intervienen en la patogénesis de las neurosis.
En Londres, hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX, los en-
fermos mentales eran exhibidos en el hospital de Bethelehem, conocido

98 Si se desea conocer la actual situación Juñdica de los enfermos mentales en México.


sus derechos humanos y la ética profesional en relación a ellos. ver al fina! de este
trabajo el Anexo No. 1.

274
como Bedlam, en donde podían ser vistos por la audiencia a cambio de
una pequeña aportación económica. Fue entonces que Philippe Pinel, jun-
to con Xavier Bichat y Jean Etienne Esquirol, coadyuvaron a la aparición
de una verdadera ciencia de la enfermedad mental (Ayuso y Carulla, 19:
92). En Francia, Pinel fue nombrado superintendente del hospital Bicet
para hombres y del hospital de la Salpetriére para mujeres, iniciándose
con ello la era del "tratamiento moral" de los perturbados mentales, ya
que propuso la posibilidad de ayudarlos y no de continuar la práctica de'
ocultarlos, quitándoles las cadenas que los ataban como si fueran crimi-
nales o animales.

Para Pinel existían cuatro tipos de locura: la melancolía o alteración


de la función intelectual; la manía o excesiva excitación nerviosas, con
delirio o sin éste; la demencia o alteración de los procesos del pensa-
miento y la idiocia u obstrucción de las facultades intelectuales y de los
afectos. Su tratamiento moral se basaba en los postulados aristotélicos
en torno a que la salud mental se fundamentaba en el equilibrio de las
pasiones o emociones como se les conoce actualmente, lo cual sustenta el
edificio de los teóricos de la medicina psicosomática, ya que las pasiones
eran consideradas co";'o el vínculo entre la mente y el cuerpo (freedman
y cols., 1975).

Posteriormente, en 1837, Esquirol (en Freedman y cols., 1975) di-


scípulo preferido de Pinel, señaló en su obra Des Maladies Mentales (Las
Enfermedades Mentales), el papel preponderante de las emociones en la
etiología de las enfermedades mentales, instituyó una serie de programas
que involucraban actividades grupales en diferentes hospitales mentales
e impartió el primer curso de psiquiatría.

Al ftnalizar el siglo XIX, se generalizó la idea de que las conductas


bizarras se sustentaban únicamente en bases orgánicas, por lo que se les
consideró como "enfermedades" y solamente los médicos podían atender-
las. Sin embargo, en la búsqueda de nuevos conocimientos acerca de las
enfermedades mentales, algunos médicos descubrieron lo que llamaron la
"revolución psiquiátrica", la cual se inició con las aportaciones de Franz
Anton Mesmer y su teoría del "magnetismo animal" y que poco después
James Braid denominó como "hipnotismo", iniciándose con ello la con-
cepción de que los trastornos mentales no solamente tenían un compo·
nente orgánico, sino también psicológico.

276
Mesmer, basándose en las antiguas concepciones de las influencias
astrales sobre la tierra, consideraba que los planetas influían sobre la fi-
siología y psicología de los individuos. Esta influencia cósmica podía ex-
tenderse a todo el organismo humano, gracias a un "fluido universal"
que no podía verse ni tocarse. Cualquier desequilibrio en el fluido impli-
caba la gestación de una enfermedad y por lo tanto, la curación de ésta,
por lo que se debía poner al enfermo en contacto con dicho fluido a tra-
vés de la imposición de manos del magnetizador, de las cuales emana tal
fuerza, la cual podía utilizarse con fines curativos. A este tratamiento de
las enfermedades psíquicas mediante la imposición de manos y una ac-
ción de sugestión, se le denominó "magnetoterapia" CMoreau, 1976; Dor-
sch, 1991).

Como analizamos en el Capítulo 1, las investigaciones de Jean-Marie


Charcot y Pierre Janet esclarecieron la relación existente de la hipnosis
con los trastornos mentales, lo cual indicaba que estos desórdenes tenían
relación con aspectos psicológicos C8erstein y Nietzel, 1988). Es en este
momento en el que Sigmund Freud aparece en el firmamento de los mé-
dicos buscadores de herramientas para ayudar a menguar el sufrimiento
de los más afligidos; los perturbados mentales. Esta postura la estudiare-
mos más adelante, dentro de los postulados de las escuelas psicológicas.

A partir de 1896, con el establecimiento del laboratorio experimen-


tal de Wilheim Wunt en Leipzig, Alemania, se considera el nacimiento de
la psicología como ciencia independiente de la filosofía y de la medicina,
especialmente de la fisiología. Algunos psicólogos comenzaban entonces a
utilizar el método científico en el estudio de las diferencias individuales,
como fue el caso de Lightner Witmer, quien siendo un destacado alumno
de Wundt en el doctorado, fue considerado como el primer psicólogo clí-
nico, al instauran en los Estados Unidos la primera clínica psicológica del
mundo para el tratamiento de niños CBerstein y Nietzel, 1988).

ó.s.B~~~y~­
=d&Miudy~
Es importante que definamos lo que entendemos por salud y enfer-
medad en general, para después, en lo particular, hablar de estos concep-
tos desde la óptica de la psicología, aunque la distinción entre salud me n-

27Ó
tal y física es siempre relativa, ya que es imposible concebirlas en forma
separada, puesto -que al igual que no puede negarse la existencia de un
sustrato material de la vida psicológica, la salud física incluye a su vez el
ánimo, la tendencia a la actividad y los niveles de irritabilidad y de ten-
sión de los seres humanos.

Describiremos en este apartado, los conceptos contemporáneos de


la medicina, la psiquiatría y la psicología en torno a los trastornos men-
tales, tanto en oriente como en occidente, por ser éstos de especial im-
portancia, ya que el abordaje general de los desórdenes de la conducta en
la actualidad debe ser interdisciplinario y sin fronteras culturales.

A continuación, analizaremos brevemente las principales apor-


taciones de India, China, Tibet y Japón en esta área.

Ó.SJ.1. §tu!ia-

Una cultura milenaria que ha aportado un vasto conocimiento en


las ciencias de la salud es la indio-aria que data del año 1600 a. C. La his-
toria de la medicina india está dividida en dos grandes períodos:

1. El período temprano, que dura hasta el año 850 a. c., que se conoce
como el "período védico", ya que la información sobre esta época pro-
viene de los cuatro libros sagrados, escritos en sánscrito, llamados "Los
Vedas."

2. El período brahmánico, donde la casta de los brahmanes o sacerdotes


indios, dominó desde el año 800 a. C. hasta el año 1000 de la Era Cris-
tiana.

Después de esta fecha, grandes zonas de la India cayeron bajo la


dominación islámica, por lo que los médicos árabes influyeron en la prác-
tica de la medicina. Posteriormente, debido a las enseñanzas de Buda que
establecían que "la salud es la bendición más grande CAroBYa parama
faba)," se llevaron a cabo fundaciones de hospitales en toda la India, mu-

277
cho antes que el cristianismo creara estas instituciones en el mundo occi-
dental (Rogers, 1965, p. ll).

El padre de la medicina en la India fue Atreya, autor de los anti-


guos escritos denominados Atreya-Samhita, los cuales describen las en-
fermedades, no desde el punto de vista anatómico, sino de acuerdo con la
posibilidad de ser curadas por medio de la magia. El cirujano indio Su-
sutra en el siglo V y VI, es conocido por su extensa recopilación llamada
Susutra-Samhita, en la que incluye gran información sobre oftalmología,
farmacia y cirugía plástica.

Otros grandes personajes de la medicina india fueron, Charaka, cu-


ya obra Samhita es un tratado médico. Vaghbata hace una gran aporta-
ción al realizar un compendio sobre higiene, medicina y cirugía, denomi-
nado Astranga Samgraba. El máximo desarrollo de la medicina india se
alcanzó durante el período brahmánico por lo que esta disciplina estuvo
regida por el Código de Manú (Rogers, 1965).

Durante el período temprano o período védico, surge la medicina


holística (procedimiento que incluye al mismo tiempo, la mente y el cuer-
po) llamada "Medicina Ayurveda", la cual se escribió en el Atharva Veda
entre 8000 y 1800 años a.e., aproximadamente y, se ha practicado coti-
dianamente desde hace más de cinco mil años en la India, con el propósi-
to de lograr el bienestar mental y físico de los seres humanos. La palabra
Ayurveda se deriva del sánscrito Ayur que significa vida o rutina y veda
conocimiento, por lo que se le denomina "ciencia de la vida" (Hoernle,
1984-; Lad, 1988; Devaraj, 1993).

La Ayurveda está constituida por ocho ramas principales: pediatría,


ginecología, obstetricia, oftalmología, geriatría, otorrinolaringología, me-
dicina general y cirugía. Cada una de estas especialidades médicas se rige
por la teoría de los cinco elementos (éter, aire, fuego, agua y tierra); la
tridosha o los tres humores corporales (vata, pitta y kapha), los siete
dhatus, o tejidos corporales (Rasa o plasma, Rakta o sangre, Mamsa o
tejido muscular, Meda o tejido adiposo, Ashti o huesos, Maja o médula
ósea y Shukra o semen); las tres malas o excreciones (orina, excremento

27d
y sudor); y la trinidad de la vida: cuerpo, mente y conciencia espiritual 99
(Frawley, 1989).

La ciencia de la Ayurveda no se basa en datos cuantitativos como la


medicina científica, sino en la sabiduría de los rishis o "l. .. ] seres ilumina-
dos que vivieron hace miles de años, llamados "buscadores de la verdad",
[quienes] la descubrieron a través de disciplinas y prácticas religiosas"
(Lad, 1988, p.l3), entre las que se encuentra la meditación intensiva,
percibiendo de esta manera cómo la energía cósmica se manifiesta en los
seres vivientes y en los inanimados. Para la Ayurveda, el ser humano es
un microcosmos, cuya existencia individual es inseparable de la manifes-
tación cósmica total. Concibe la salud y la enfermedad en términos inte·
grales, tomando en cuenta la relación inherente entre el individuo y el
cosmos, así como entre la materia y la energía.
"Los antiguos médicos de la Indio. eran CJ grandes sabios, y su prinCi-
pal creencia consistía en que el cuerpo se crea a partir de la conciencia
[.. .J Así pues, la suya era una medicina de la conciencia y su manera de
tratar la enfermedad traspasaba la materia corporal, llegando hasta lo
más profundo de la mente" (Chopra, 1989, pp. 19-20).

Los rishis percibieron que la Conciencia Cósmica era energía mani-


festada en los cinco elementos básicos: éter o espacio, aire, fuego, agua y
tierra y, que estos elementos existen en toda la materia del universo, por
lo que energía y materia forman un todo. Al ser el hombre un microcos-
mos, en él están presentes dichos elementos, los cuales se relacionan con
el oído, el tacto, la vista, el gusto y el olfato, respectivamente, por lo que
las experiencias sensoriales humanas son observadas como manifestacio·
nes de energía cósmica (Davids, 1978).

Los cinco elementos básicos se expresan en el cuerpo humano co-


mo tres "humores" o tridosha, que son: vata, pitta y kapha, los cuales
gobiernan todas las funciones biológicas, psicológicas y patológicas del
cuerpo, de la mente y de la conciencia del individuo. Cuando estos humo·
res se encuentran en desequilibrio, contribuyen al proceso de la enferme-
dad, de ahí que su estabilidad y armonía son necesarias para la salud.

99 La mente es entendida en esta disciplina como las operaciones de razonamiento del


intelecto y la conciencia" [ ... ] como los operaciones intuitivas del alma en comunicación
directa con el principio Divino y Fuente de Toda Vida" (Lad, 1988, p. 17).
La tridosha gobierna la creación, mantenimiento y destrucción de
los tejidos, la eliminación de desperdicios del cuerpo y también es res-
ponsable del comportamiento psicológico, por lo que involucra emocio-
nes negativas como miedo, furia, avaricia, así como otras positivas como
es el caso de la comprensión, la compasión y el amor, por lo que es la ba-
se de la existencia psicosomática de los individuos (Lad, 1988).

En el plano mental, la Ayurveda señala tres atributos o gunas, que


corresponden a los tres humores que forman la constitución física de los
seres humanos. En el sistema médico de la India, estos atributos son la
base que permite distinguir el temperamento humano y observar las di-
ferencias individuales, tanto psicológicas como morales y son: satva, Ya-
jasy tamas.
Las personas con temperamento sátvico, mantienen su cuerpo, su
comportamiento y su conciencia muy puros, son religiosos y a menudo
son personas muy santas. Los individuos con temperamento rajásico, es-
tán más interesados en los negocios, la prosperidad, el poder, el presti-
gio y la posición social, por lo que tienden al enriquecimiento y a ser
muy políticos. Los sujetos con temperamento tamásico son flojos, egoís-
tas y muy destructivos por lo que generalmente, tienen poco respeto por
los demás (Frawley, 1989).

De acuerdo con la Ayurveda, las enfermedades se pueden clasificar


en psicológicas, espirituales o físicas, sin embargo, el desequilibrio que
causa la enfermedad puede originarse en el cuerpo y luego manifestarse
en la mente y en la conciencia, por lo que la dieta alimenticia, los hábi-
tos, el ambiente y los desórdenes emocionales están altamente vincula-
dos. De esta manera, las toxinas también se crean por causas emociona~
les, tal es el caso por ejemplo de la ira reprimida, que modifica por com-
pleto la flora de la vesícula biliar, el ducto biliar se inflama, así como las
mucosas del intestino y del estómago. Otro punto de desequilibrio que
puede causar enfermedades en el individuo es el sistema de excreción, ya
que la producción y eliminación de malas como las heces, la orina y el
sudor, son sumamente importantes para la salud.

Partiendo de la base de que "[ ... ] el proceso de enfermedad es una


reacción entre los humores del cuerpo y los tejidos, [por lo que] los sín-
tomas de una enfermedad siempre se relacionan con el desequilibrio de
la tridosha" (Lad, 1988), para la medicina Ayurveda, el diagnóstico de al-

26'0
guna enfermedad implica la observación continua de las interacciones en-
tre el orden o salud y el desorden o enfermedad del cuerpo. Una vez en-
tendido el origen 'del desequilibrio, el vaidya o médico ayurvédico (Cho-
pra, 1989), propone un tratamiento para restaurar el equilibrio, el cual
puede consistir, entre otros, en:

• Dietas básicamente herbolarias.


• Terapias de grasa o de aleación.

• Terapias de sudoración.
• Terapias de emesis o vómitos terapéuticos.

• Terapias de purgas.
• Terapias de enemas.
• Terapias de insuflación O administración nasal.

• Terapias de sangrías.
• Rutina y estilo de vida adecuado.
El último tratamiento involucra buena alimentación, ejercicios físi-
cos y de respiración, excretar los productos de desecho, buena higiene fí-
sica y mental y ayunar una vez a la semana. En la Ayurveda, se requiere
un nivel de relajación profunda como condición previa para curar cual-
quier enfermedad, por lo que también se recomiendan los masajes corpo-
rales, el descanso y la meditación. Esto se debe a la concepción de que es-
cuchar (sravana), reflexionar (manana) y meditar (nididhyasana) son
las bases de la experiencia directa del SelfCTejomayananda, 1986).
Por esta razón, la Ayurveda establece que la "normalidad" de un
ser humano debe evaluarse en forma individual, porque cada uno mani-
fiesta sus propias particularidades, temperamento y funcionamiento es-
pontáneo, en vez de generalizar y categorizar a la persona como lo hace
la medicina occidental.
En el siglo III a. c., durante el período Han, surge la medicina chi-
na, la cual se encontraba enraizada en la tradición chamánica que sus-
tentaba la concepción mágica-demoniaca de las enfermedades. En un se-
gundo estadio, la medicina china se deriva de la fisiología y cosmología
china, por lo que desde hace dos mil quinientos años, ha estado bajo el
dominio de la filosoña taoísta fundada por Lao-Tse, que sirvió de base a
la religión de Confucio (Yáñez, 1998), quien expresaba que "el hombre
está compuesto como todo el mundo, de cinto elementos: madera, fuego,
tierra, metal yagua, y constituye un microcosmos en el macrocosmos"
(Barquín, 1980, p.52). A los cinco elementos, corresponden cinco senti-
dos, cinco vísceras, cinco colores, cinco sabores y así sucesivamente.

Otro elemento importante en la combinación del macrocosmos, era


el principio de las relaciones entre lo masculino y lo femenino, dos cuali-
dades opuestas relevantes para el equilibrio y la armonía cósmica. La
fuerza de tipo cósmico Yang, representa las cualidades activas, como el
cielo, la luz, la fuerza, la dureza, el calor, lo seco; mientras que el Ying re-
presenta las cualidades pasivas, como la luna, la tierra, la oscuridad, la
debilidad, la humedad y el frío. Sobre el perfecto equilibrio de estos dos
principios se basa la salud, la tranquilidad y el bienestar de los indivi-
duos, por lo que su desequilibrio acarrea la enfermedad y la muerte.

En China, así como en India, se establece el origen oriental de la


medicina, que a diferencia del origen occidental hipocrático, no se intere-
sa de las relaciones causales de las enfermedades sino en la estructura-
ción sincrónica de las cosas y de los acontecimientos, por lo que conside-
ra que el individuo sano y la sociedad sana son partes constitutivas de un
gran orden estructurado y, la enfermedad es una falta de armonía a ni-
vel individual o social.

Desde el punto de vista individual, el equilibrio es dinámico y se


mantiene cuando el flujo de ch'i" OO (ki en japonés) en el organismo es

100El eh 'j es un término que no ha podido ser muy bien entendido en occidente, ya que
no es precisamente una substancia, ni tiene un significado estrictamente cuantitativo de
energía. la medicina china lo utiliza para describir u [ ••• ] los diferentes modelos de flujo y
de fluctuaciones en el organismo humano. y los continuos intercambios entre el organis-
mo y su entomo. El ch'ino se refiere al flujo de una substancia en particular, sino que re-

2&2
adecuado, de lo contrario, al romperse éste, surge la enfermedad. Las
causas de dicho pesequilibrio son variadas: mala alimentación, falta de
sueño, falta de ejercicio, falta de armonía entre los miembros de la
propia familia o con la sociedad. "El equilibrio es un estado en el que se
entra y del que se sale continuamente en el transcurso de un proceso na-
tural que ocurre constantemente durante todo el ciclo vital. Por consi-
guiente, [... ] la salud y la enfermedad se conciben como algo natural y
como partes de una serie continua. Son dos aspectos de un mismo proce-
so en el que cada organismo cambia constantemente en relación con los
cambios del ambiente" (Capra, 1982, p. 369).

En la medicina china, el médico es considerado como un sabio que


conoce la manera en que interactuan todos los elementos del universo,
trata individualmente a sus pacientes, no los etiqueta con taxonomías y
registra su estado mental y fisiológico así como la relación que este tiene
con el ambiente natural y social. Su diagnóstico depende básicamente de
las opiniones subjetivas de él y del paciente y de los datos cualitativos
que se obtienen a través de los sentidos, como el tacto, el oído y la vi-
sión.
Después de que el médico chino determina el estado dinámico del
paciente, procede a ayudarlo a restablecer el equilibrio a través de la esti-
mulación del organismo por medio de la herbolaria, los baños curativos,
los masajes, la acupuntura (que tiene sus orígenes en la medicina Ayurvé-
dica y consiste en la introducción de agujas en la piel y tejido subcutáneo
a diferentes profundidades) y la moxibustión (quema de pequeñas me-
chas de la hierba ácida pulverizada "moxa", que se aplican sobre la piel
del paciente), a fin de que se lleve a cabo su tendencia natural de retor-
nar al equilibrio (Rogers, 1965; Ros, 1995).
Bajo este enfoque, se considera que a toda alteración orgánica co-
rresponde una alteración emocional, por ejemplo un exceso de ira afecta
al hígado, o bien una profunda melancolía pue(le afectar el equilibrio pul-
monar. De ahí que los estados emocionales se desarrollan bajo la partici-
pación conjunta de los órganos. Cuando una emoción es reprimida y no
puede manifestarse, surge un bloqueo energético que puede traer consi-

presenta más bien el principio del flujo como tal. que en la visión china es siempre cícli-
co" (Capra, 1982, p. 368),
go tensión o contracturas, debido a que en esas zonas es donde se acu-
mulan y enraízan las emociones. Es por ello que la salud del ser humano
se preserva cuando éste logra consolidar y fortalecer su aspecto emocio-
nal y físico (Contreras y Velasco, 1997).

Sin embargo, la mayor parte de los médicos actuales del sistema


chino no se ocupan de los aspectos psicológicos y sociales del paciente a
nivel terapéutico, a pesar de que se reconoce abiertamente la relevancia
de los acontecimientos angustiosos en la esfera psicológica y social como
etiología de la enfermedad. Esto se origina en el pensamiento de que los
cambios terapéuticos no deben darse a nivel psicológico o social, puesto
que, al basarse la medicina en la corriente confucionista, se considera a la
enfermedad desde el punto de vista social, como un producto de la mala
adaptación a las normas y costumbres de la sociedad y, la manera de re-
cobrar la salud es, precisamente, cambiar y adaptarse al orden social im-
perante, lo cual es irrestricto y no requiere de ninguna ayuda.
"Cuando formulan sus diagnósticos, los médicos [chinos] pasan mucho
tiempo hablando con los pacientes de su situación laboral, de su familia
y de su estado emocional, pero en lo que respecta a la terapia se COncen-
tran en consejos dietéticos, en medicinas herbarias y en la acupuntura,
limitándose a una serie de técnicas que influyen en los procesos interio-
res del cuerpo. No utilizan fa psicoterapia ni hacen ninguna tentativa de
aconsejar al paciente sobre cómo cambiar su modo de vida" CCapra, 19-
82, p. 372).

Todos estos métodos son medidas cualitativas, ya que los médicos


asiáticos en general consideran a los pacientes holísticamente, es decir,
como sistemas vivientes fluctuantes o en constante cambio cuyos compo-
nentes orgánicos están relacionados entre sí y son interdependientes,
motivo por el que desechan la posibilidad de la cuantificación occidental.
De ahí que el conocimiento subjetivo y no el objetivo sea tan apreciado
en estas culturas. Por ello, para los médicos orientales es relevante la
aceptación, la observación y la experiencia, lo que conduce a la subjetivi-
dad, mientras que para los occidentales, lo importante es el cuestiona-
miento, el análisis y la deducción lógica, que conlleva la objetividad de los
hechos.

2&4
Ó.SIS. !Ti.beo
Una derivación de la medicina Ayurvédica es la medicina budista ti-
betana, la cual confluye de la trinidad índica, helénica y griega al introdu-
cir Alejandro Magno en India la medicina sustentada en los postulados de
Hipócrates, Paracelso, Plinio y Galeno (Victoria, 1985). Esta corriente,
además se ve influida por las contribuciones de la medicina china. El pri-
mer texto medico de la India en sánscrito que fue traducido al tibetano
en el siglo octavo, fue el Gyuzhi o Los cuatro Tantras de Chandranan-
dana.
El traductor más prolífico de textos médicos de la India al tibetano
fue Rinchen Zangpo, quien vivió de 958 a 1055 d. C. En el siglo XIII, Rat-
nashri, tradujo textos sánscritos de alquimia al tibetano. El Quinto Dalai
Lama, Lobsang Gyatso, en el siglo XVII, se interesó profundamente por la
medicina india por lo que invitó a diferentes personajes de este país a
que coadyuvaran a la traducción de un mayor número de textos de las
disciplinas científicas médicas. Dharmo Manrampa, físico de la corte del
Quinto Dalai Lama, logró traducir extractos de los trabajos de diez físicos
de la India que contenían, etiología, higiene, terapias de opio, fórmulas
médico-tántricas,101 series de diagramas mágicos y diversas consideracio-
nes sobre la patología (Clifford, 1984).

Todas estas traducciones fueron asimiladas por los médicos tibeta-


nos, quienes comenzaron a producir manuales y prescripciones para el
uso corriente, por ello, las ciencias médicas del Tibet han sido considera-
das como una continuación y amplificación de las originarias de la India
y han sido preservadas a pesar de la ocupación del Tibet por los chinos
en 1959. El Colegio Médico de Chakpori ubicado en Lasha, la capital del
Tíbet, fue la institución más antigua de este tipo. La medicina tibetana
viajó a Khalkhas, cerca de Mongolia y a Buryats, al noroeste de Siberia,
convirtiéndose en un sistema exiliado.

A la medicina tibetana se le considera como la única tradición en el


mundo que es coherente con la filosofía y la metafísica que la soportan,

101 La medicina tántrica se ubica en un nivel intermedio entre el mental y el físico, por lo
que utiliza prácticas yóguicas o fin de transformar las energías que se encuentran entre
el cuerpo y la mente y con ello lograr la curación del individuo
debido a que el propio Buda habló en términos médicos al expresar que
todas sus enseñanzas sostenían el concepto de "prevenir el sufrimiento".
De acuerdo con Buda, y a las dos primeras de sus "Cuatro Verdades,"102
se sufre por la frustración inherente de las condiciones de la existencia y,
el sufrimiento es causado por la impermanencia de las cosas y por el
hecho de pensar que existe el "yo", que separa al individuo de todo lo
demás o "no-yo" (Conze, 1997).

Buda prescribe aliviar el sufrimiento con base en las enseñanzas del


Dharma, las cuales se dirigen a establecer que la mente es la base de los
fenómenos; la mente crea la materia y por lo tanto las enfermedades y la
salud, lo cual denota una concepción psicosomática por parte de la medi-
cina budista. El budismo es considerado primeramente como una psicolo-
gía de la religión, en oposición a las religiones teológicas. Dedica sus es-
fuerzos al entendimiento de la naturaleza de la mente y al desarrollo de
la conciencia y la compasión. La práctica de la medicina budista del Dhar-
ma reconoce (Trungpa, 1983; Clifford, 1984):

• La impermanencia o naturaleza transitoria de las cosas, donde el


pasado se ha ido y el futuro no ha llegado, por lo que se trabaja con la
situación presente.

• El control de la mente.

• La disminución de los deseos o la necesidad del desapego.

El budismo tibetano ha puesto gran énfasis en la práctica de la psi-


quiatría, el diagnóstico y el tratamiento. La medicina psiquiátrica tibeta-
na se basa en los cambios de dieta y del ambiente, en la acupuntura y es-
pecialmente, en la medicina herbolaria que forma parte de los programas
de tratamiento. Existen tres aproximaciones de las enfermedades que
han surgido en la historia de la psiquiatría dentro del sistema tibetano:

1. Aproximación mágica-religiosa. Es una postura médica "pre-racional",


que se refiere a la consideración de la psicopatología como fruto de la

;02 Las "Cuatro Verdades" del budismo son: 1J "El reconocimiemo de lo existencia del

sufrimiento", 2) "=-I origen de :0 existencia del sufrimiento, que debe de cortarse de raíz",
3) "La supresión de !a existencia del sufrimiento" y 4) "LO e.lección del camino que
conduce a suprimir la existencia del sU7rimiemo" (Victoria, i984. p. 111).

2rYó
posesión de espíritus o demonios. El término hindú de estas fuerzas in-
visibles, antes de que surgiera la medicina Ayurveda, es el de bhutavi-
dya. Este término, posteriormente fue el utilizado para nominar los
cuatro libros Ayurvedas que incluyen a la psiquiatría y a la neuropato-
logía, estudiándo a las enfermedades mentales causadas por los espíri-
tus, así como la epilepsia y la lepra. En la psiquiatría tibetana las pose-
siones por espíritus demoniacos eran tratadas por técnicas tántricas y
prácticas yógicas de curación (magia), así como por la práctica de los
postulados del Dharma (religión), razón por la que el Tíbet se convir-
tió en un símbolo del ocultismo (Clifford, 1984).

2. Aproximación orgánica o "racional", que se sustenta en la teoría hu-


moral de la ciencia médica. Los tres humores (aire, bilis y flema) se
asocian a disposiciones psicológicas que cuando se desequilibran, pro-
ducen desórdenes psicopatológicos, lo cual establece las bases psi coso-
máticas de la teoría médica tibetana y de la psiquiatría, por lo que di-
ferentes tratamientos y medicinas se dan para influenciar a la mente a
través del cuerpo. Todo esto implica que la medicina tibetana presupo-
ne que las emociOnes tienen funciones psicológicas.

3. Aproximación psicológica. Las tres deficiencias que generan los humo-


res (ignorancia de la flema, apego del aire y odio de la bilis), confor-
man a su vez tres tipos de fuerzas psicológicas que precipitan los dese-
quilibrios humorales. Toda la aproximación psicológica de la psicopato-
logia se basa en el Dharma, en el sentido de que la esencia de las con-
diciones de la existencia son el desarrollo del ego, lo cual produce obs-
curidad en la mente, porque el "yo" se percibe separado del cosmos.
Así, las enfermedades mentales se originan por causas emocionales y
por presiones mentales, tales como el estrés, los problemas del amor,
las relaciones familiares, las pérdidas de posesiones y del estatus, la so-
ledad, la ansiedad etc. Todas estas situaciones son clasificadas por la
medicina psiquiátrica tibetana como factores que causan que la mente
se desintegre.

Las causas que originan las enfermedades mentales y su tratamien-


to, van a depender del tipo humoral al que corresponda el sujeto y del
nivel de la enfermedad, pero generalmente la curación se sustenta en las
prácticas religiosas tántricas y el medicamento se utiliza en conjunción
con medicina herbolaria y otros tratamientos somáticos (Clifford, 1984).
En el siglo IV d. c., la medicina japonesa surge como una asimila-
ción de la cultura china, a través de Korea. El primer hospital japonés fue
construido en el año 758, bajo la tutela de la emperatriz Komyo. En el si-
glo XVI, Tokuhon Nogata, conocido como el "Hipócrates de Japón", junto
con sus seguidores, estimuló y promovió los adelantos en anatomía, ciru-
gía y obstetricia. Con la llegada de los portugueses, en 1542, la medicina
europea comenzó a infiltrarse lentamente en el Japón, por lo que mu-
chos años más tarde, a mediados del siglo XIX, al abrir Japón el comercio
con Europa, esta nación comenzó a asimilar la medicina occidental, espe-
cialmente dentro de los postulados alemanes (Rogers, 1965).

Los médicos kanpó modernos, están tratando en el presente de re-


cuperar las prácticas tradicionales de la medicina japonesa, a fin de com-
binarlas con las técnicas occidentales que desde hace un siglo se adopta-
ron voluntariamente en este país. Esta fusión se debe a que los kanpó
consideran que el modelo biomédico es limitado y no alcanza a cubrir to-
das las áreas del conocimiento de la salud y la enfermedad (Capra, 19-
82).

En la actualidad, existe una terapia japonesa diseñada para el trata-


miento de la ansiedad, denominada "Morita". Esta terapia ha tenido bue-
nos resultados, especialmente en pacientes que se caracterizan por una
preocupación ansiosa y por expectativas perfeccionistas de sí mismos y,
por fobia social. El tratamiento consiste en cuatro componentes:

1. La aceptación

2. La reatribución.

3. La dereflexión.

4. El compromiso activo.

Con esta terapia, los pacientes aceptan y reinterpretan sus sínto-


mas (lo que en occidente se conoce bajo el enfoque conductual, como la
reatribución), no como un signo de debilidad e inadecuación, sino como
una reflexión de los ideales más sólidos. Con ello, surge el pensamiento
de participar en forma total en los acontecimientos de la vida, sin espe-
rar que la ansiedad se disipe. A través del compromiso, la atención se di-
rige fuera del 5eff (proceso al que víctor Frankl denomina de reflexión)
y, secundariamente, la ansiedad se reduce (Walsh, 1995).

Otra terapia novedosa es la llamada "Naikan", que es una adapta-


Clon de las prácticas budistas, consistente en una reflexión intensiva de
las relaciones humanas que se han tenido en el pasado. Los clientes co-
mentan específicamente tres cosas:

1. Qué es lo que otras personas les han hecho.

Z. Qué es lo que ellos han hecho a otros.

3. La dificultad que le han causado a otros.

La idea de la terapia Naikan es lograr una nueva cognisción de la


interdependencia humana, de cuanto se ha recibido de los otros, cuanta
gratitud se les ha tenido y, que tan precariamente se ha demostrado esta
gratitud. Después de una confrontación con la culpa, se inicia una nueva
cognisción de cuánto se ha amado y apreciado a los demás. El resultado,
por lo general, se centra en una mayor gratitud y deseo de contribuir
con los otros (Walsh, 1995).

Es notorio observar que para todas estas escuelas médicas que se


sustentan en las grandes tradiciones orientales, el "autoconocimiento" o
conciencia de sí mismo, tiene una gran relevancia para el equilibrio, bie-
nestar y evolución del ser humano, por ello, lo que contribuye a la salud
psicológica no es fortalecer simplemente al ego, sino saber quién se es
realmente y llegar a conocer su verdadera naturaleza (Needleman, 19-
83).

De esta manera, las psicologías asiáticas se enfocan principalmente


en los niveles existenciales y transpersonales del individuo y muy poco en
la patología. Contienen mapas detallados de los estados de conciencia, sus
niveles de desarrollo y los estados de iluminación que van más allá de los
postulados de la psicología occidental. Estas corrientes tienen técnicas te-
rapéuticas específicas para inducir al desarrollo de la conciencia, entre
las que se encuentran principalmente la meditación y la yoga. Para las
psicologías asiáticas, el ideal de salud se relaciona con la iluminación o li-
beración, más que con el ajuste al medio ambiente (Walsh, 1995).
La gente primitiva aprendió de los instintos curativos de los anima-
les, los cuales utilizan el descanso, el pasto, el lodo y la saliva como reme-
dios ante las enfermedades, por lo que las medicinas fundamentales que
se empleaban entre los individuos eran el aire, el agua, la piedra, la sal, el
lodo y el fuego. Como se tenía la certeza de que el origen de las enfer-
medades eran las fuerzas sobrenaturales, las personas intentaban aplacar
o echar fuera a tales poderosas fuerzas que causaban tanto sufrimiento.
Por esta razón se llevaban a cabo adoraciones, ayunos, autoflagelaciones,
bailes, ofrendas de sacrificios humanos y de animales, así como oracio-
nes. Los encargados de ayudar a la curación eran chamanes, hechiceros,
exorcistas, curanderos, brujos, sacerdotes y médiums (Yaryura-Tobías,
1987).

"El hombre primitivo humedecía sus resiones con saliva y extraía fas pú-
as incrustadas en su carne, usaba un palo puntiagudo para poder escar-
bar las larvas alojadas en su piel, pon ía hojas, lodo o barro en sus heri-
das, probaba hierbas -algunas las escupía y otras las tragaba-; para el
dolor se frotaba o se golpeaba, sus huesos rotos los entablillaba con VQ-
ras,y cuando era mordido por un anima! venenoso se chupaba e{ veneno
de su cuerpo o lo hacían sus compañeros" (Róbinson, en Rogers, 1965).

Tradicionalmente, en occidente el modelo médico de la salud, que


constituye la base de la medicina científica moderna, se deriva del pensa-
miento cartesiano que establece que el cuerpo humano es como una má-
quina que cuando sus mecanismos biológicos funcionan defectuosamen-
te, enferma, por lo que la tarea del médico es intervenir física o química-
mente a fin de lograr el restablecimiento de la maquinaria. Este modelo
hace a un lado los aspectos psicológicos, sociales y ambientales de la en-
fermedad, cuando que, el estado psicológico de una persona, no sólo es
importante en la causación de una enfermedad, sino que también es un
punto clave para su curación. Antes de René Descartes, la mayor parte
de los "sanadores" o "curanderos" se orientaban hacia la integración del
cuerpo y el alma e intervenían a los pacientes dentro de su contexto so-
cial y espiritual:
"Desde tiempo inmemorial la curación ha sido practicada por los cu-
7

randeros guiados por fa sabiduda popular según la cual la enfermedad


es un trastorno de toda la persona, que abarca el cuerpo det paciente y
también su mente la imagen que el paciente tiene de sí mrsmo su depen-
7 7

dencia del entorno física y social y su relación con el cosmos y con 105

:c;o
dioses l. ..]. Por medio de ritos y ceremonias [los curanderos] tratan de in·
fluir en la mente del paciente, disipando el miedo, que siempre es un
componente sienificativo de la enfermedad y ayudándolos a estimular
los poderes de curación naturales que todos los oryanismos vivientes po-
seen' (Capra, 1982~ p. 137).

De esta manera, observamos que los curanderos pretenden aliviar


a los pacientes de sus enfermedades por medios psicológicos, mientras·
que, en el caso de la medicina psiquiatrica orgánica, la intención general
es curar los problemas mentales de los individuos con "remedios físicos",
tales como farmacoterapias o quimioterapias, controlando con ello los
síntomas del trastorno pero sin lograr su curación. No se enseña a los su-
jetos que el organismo tiene una tendencia innata a conservar la salud,
ni se promueve la autoconfianza y una buena relación entre la salud y el
modo de vida (Capra, 1982).

En la actualidad, a pesar de la gran aceptación de la medicina cien-


tífica, continúa la ancestral práctica del "chamanismo" (Kalweit, 1987)
por todo el mundo, donde el chaman, que puede ser hombre o mujer, en-
tra volitiva mente en un estado no ordinario de conciencia, a fin de con-
tactar con el mundo de los espíritus en nombre de los m',embros de la co-
munidad, para restablecer la armonía del individuo con el orden cósmico
y con ello aliviar la enfermedad que generalmente es considerada como
psicosomática, por lo que se aplican técnicas psicológicas a las enferme-
dades físicas, tomando en cuenta en todo momento el contexto sociocul-
tural en que la enfermedad se presenta.

Friljof Capra (1982), al igual que otros autores (Dobkin, 1984,


Grof, 1994b), considera que durante muchos siglos, los chamanes han
utilizado técnicas terapéuticas similares a las actuales, que han permitido
que el paciente haga consciente los conflictos y resistencias inconscien-
tes, como es el caso de: la terapia grupal, el psicodrama, el análisis oníri-
co, la sugestión, la imaginación dirigida y la terapia psicodélica que poste-
riormente fueron redescubiertas por los psicólogos modernos como he-
mos visto en el capítulo anterior. La única diferencia que este autor en-
cuentra entre los chamanes y los terapeutas actuales es que los primeros
trabajan con el inconsciente colectivo y social compartido por la comuni-
dad del paciente y los segundos con el inconsciente personal de éste.
En occidente, nacen básicamente dos tipos de medicina científica; la
alópata y la homeopática. La medicina "alópata", trata a la enfermedad
mediante el uso de remedios que provocan en el organismo del enfermo
la aparición de síntomas opuestos a los que se manifiestan en la propia
enfermedad, según el antiguo concepto hipocrático de contraria contra-
riis curantur. Actualmente, la mayor parte de estos remedios consisten
en la utilización de fármacos O sustancias de origen animal, vegetal o sin-
tético con propiedades terapéuticas, aunque se acepta la utilización de
vacunas y sueros.

En contrapartida a la medicina alópata tradicional, a principios del


siglo XIX nace en Alemania la "homeopatía", por obra de su creador el
doctor Samuel Hahnemann, quien ejerció la medicina exitosamente inclu-
so en Viena y en Leipsic. En su libro Exposición de la doctrina homeopá-
tica, menciona que "[.. .] el verdadero modo de sanar y curar consiste en
cumplir el principio de "similia similibus curantur" [un clavo saca otro
clavo]; en efecto, para sanar en forma dulce, rápida, segura y duradera,
conviene escoger en cualquier enfermedad aquel remedio capaz de desa-
rrollar una enfermedad semejante a aquella natural contra la que el re-
medio se ha suministrado" (Ruiz, 1980, p. 669).

El principio de similia similibus curantur de la homeopatía, se con-


trapone al de contraria contrariis curantur que establece Hipócrates, pa-
dre de la medicina occidental, por lo que Hanhemann, junto con Hunter,
dedicaron gran parte de sus vidas a buscar y descubrir todos aquellos
fármacos que a determinadas dosis eran capaces de provocar en el orga-
nismo del paciente una serie de síntomas lo más parecidos posible a los
que el enfermo presentaba, de modo que la levísima enfermedad que
provocaba el fármaco, expulsaba y eliminaba la verdadera enfermedad
preexistente (Almfelt, 1996).
De esta manera, cuando el fármaco se administra a dosis mínimas,
llamadas "homeopáticas" (palabra derivada del griego omoios, que signi-
fica "similar" y phatos, "enfermedad"), tiene la facultad de curar, como
se mencionó, por su capacidad de provocar en el organismo del enfermo
una nueva y leve "enfermedad del medicamento", que pronto potenciará
e incrementará las fuerzas defensivas biológicas naturales de las que es-
tán dotados todos los organismos, pudiendo con ello, expulsar a la enfer-
medad. Este proceso es similar al del tratamiento inmunitario mediante
la vacuna alópata.

Para la medicina homeopática, la salud es la armonía funcional de


la actividad de diversas glándulas, órganos y partes del cuerpo en una
perfecta unidad, supervisadas y vitalizadas por las fuerzas vivas del mis·
mo. Cualquier fuerza o energía del exterior que interfiera en dicha armo·
nía, se vuelve antagónica y produce una enfermedad, pervirtiendo la acti-
vidad energética original en equilibrio, por 10 que al suministrarse peque-
ñas dosis de medicamentos homeopáticos, se potencia liza n nuevamente
los procesos de las fuerzas energéticas del organismo, permitiéndose con
ello que se deseche la enfermedad (Almfelt, 1996).

Corno podernos observar, esta corriente médica, se encuentra más


encaminada a los postulados orientales que a los occidentales, debido a
que le da mayor importancia al paciente que a la enfermedad. El medica-
mento al ser similar en clase, naturaleza y vibración a la actividad ener-
gética de la enfermedad, ayuda a neutralizarla y a que las fuerzas natura-
les del organismo se reactiven, a diferencia de la farmacología alópata
que lo que hace es inhibir la función del organismo y destruir directa-
mente a la enfermedad, dañando con ello en forma secundaria la salud y
vitalidad del paciente. En la actualidad, la medicina homeopática sólo se
encuentra extendida en Europa en países como Alemania y Francia y, en
América en Brasil, México y los Estados Unidos.

Ó.S.2.2. 6'~~

Bajo la influencia de la filosofía cartesiana, a la medicina se le ha


definido como la ciencia o el arte de prevenir o curar enfermedades del
cuerpo humano. Sin embargo, para el Dr. Ruy Pérez Tamayo (1980), la
medicina no puede ser considerada como ciencia puesto que el científico
busca el conocimiento y crea conceptos generales y, el médico persigue la
salud de sus pacientes y resuelve problemas individuales. Agrega este au-
tor que la medicina tampoco es un arte, a pesar de que tanto el médico
como el artista son creativos, ya que el primero busca la salud y el segun·
do la emoción estética.
Por lo tanto, para Pérez Tamayo (1980, p. 29), la medicina se rela-
ciona más con el concepto de "compasión" que con los otros términos
mencionados, debido a dos razones básicas: " la primera incluye a la pa-
sión, a la forma apasionada de nuestras emociones, que antepone a con-
veniencias sociales o tradiciones rituales el anhelo de hacer algo, de agi-
gantarnos internamente para alcanzar una satisfacción, de transformar
un sueño en una realidad; la segunda se refiere a que nuestra meta está
más allá de cada uno de nosotros, se escapa a los límites estrechos de
nuestra epidermis, se proyecta a los demás miembros de la comunidad
humana en que vivimos, y lo hace en sentido positivo, no de poseer sino
de servir, no de dominar sino de ayudar, no de prevalecer sino de convi-
vir."

Además de la "compasión" que requiere el médico, es necesario que


se encuentre profundamente familiarizado con la nosología, lo cual per-
mitirá que su diagnóstico sea más acertado y su intervención más opor-
tuna. Por eso Foucault (1966) afirma que "el conocimiento de las enfer-
medades es la brújula del médico; el éxito de la curación depende de un
exacto conocimiento de la enfermedad." Sin embargo es sumamente im-
portante que el conoéimiento que busca el médico se encuentre siempre
fundamentado en el marco de los postulados éticos.

El objetivo primordial de la medicina es curar la enfermedad y pro-


teger la salud de los pacientes a través de la implementación de tres acti-
vidades básicas:

l. La prevención de la enfermedad, que puede ser:

a) Primaria, ya que pretende impedir la aparición de un trastorno.

b) Secundaria, al reducir su duración.

c) Terciaria, al evitar sus secuelas.

2. El diagnóstico y el tratamiento.

3. La rehabilitación.

La salud es definida por la Organización Mundial de la Salud (O.M.-


S.) como "[... ] un estado de completo bienestar físico, mental y social
[donde prevalece el balance y la adaptación] y no simplemente la ausen-
cia de enfermedades o de males" (Capra, 1982, p. 136). De esta manera,
el individuo que es considerado como ('sano", funciona en forma armóni-
ca tanto física como mentalmente, además de estar bien adaptado a su
ambiente físico, biológico y social, a fin de poder coadyuvar, conforme a
sus capacidades, al bienestar de la sociedad (Freedman y cols., 1975).

En el extremo del mismo continuo, la enfermedad es el resultado


de la inadaptación tanto interna (fisiológica) como externa (física o so-
cial) del individuo frente a su ambiente, siendo la enfermedad clínica sin-
tomática, la que constituye el grado extremo de la inadaptación biológica
(San Martín, 1964.). De esta manera, tanto la salud como la enfermedad
son las manifestaciones de la relación ecológica dinámica entre el hombre
y su ambiente, por lo que el ser humano debe aceptar la enfermedad co-
mo algo natural y no como un castigo o señal de debilidad y la curación,
como el resultado de sus propios recursos interiores, por lo que el médi-
co sólo debe ser considerado como el ayudante de este proceso mente-
cuerpo (Yaryura-Tobías, 1987).

La etiología de la salud y la enfermedad es múltiple, por lo que co-


rresponde al conceptó holístico o de la causación múltiple de todos los
fenómenos biológicos el determinarla. De ahí que las enfermedades no
son sino manifestaciones de un desequilibrio básico de todo el organis-
mo. Ninguna enfermedad es producida por una sola causa, ni la salud de-
pende de un solo elemento, por lo que intervienen básicamente tres gru-
pos de factores que interactúan influenciándose recíprocamente:

1. El factor constitucional, que involucra las influencias genéticas.

2. Las deficiencias o anomalías en los factores ambientales que fomen-


tan la salud, como es el caso de: a) los requerimientos e1ementa[es
alimentación, ejercicio y reposo; b) [os factores físicos: temperatura,
aire, saneamiento e higiene personal; c) la higiene mental: educación,
hábitos, recreación y bienestar; d) los factores biológico sociales: nu-
trición, vivienda, vestuario, nivel económico, servicio médico y seguri-
dad social.

3. Los agentes externos directos de la enfermedad, como los microbios


que producen infecciones, los parásitos que constituyen las infestacio-
nes, la ingesta de sustancias tóxicas, los traumatismos físicos y quími-
cos y los traumas psíquicos que pueden desencadenar desórdenes or-
gánicos o funcionales.

Por lo anterior, es mejor hablar de "influencias causales o etiológi-


cas" para referirnos a los factores exógenos y endógenos que pueden in-
tervenir en la aparición de la enfermedad, ya sea que éstos se presenten
como factores predisponentes, provocadores o bien como mantenedores
de la enfermedad (San Martín, 1964).

Conforme lo establece el comité de expertos de la Organización


Mundial de la Salud (O.M.S.) y la Federación Mundial para la Salud Men-
tal respectivamente, la salud mental es "la capacidad de establecer rela-
ciones armoniosas con los demás y la contribución constructiva a las mo-
dificaciones del ambiente físico y social" y es "el mejor estado posible
dentro de las condiciones existentes" (Vallejo, 1980, p.727). San Martín
(1964-), por su parte agrega que la salud mental implica la capacidad de
obtener una satisfacción armoniosa y equilibrada de sus propios impul-
sos instintivos, potencialmente en conflicto y que el individuo haya logra-
do desarrollar su personalidad en forma tal, que le permita encontrar
una expresión armoniosa a la plena realización de sus potencialidades.

Como ya habíamos mencionado en otros capítulos, la medicina psi-


cosomática establece que la vida mental o actividad psíquica, no es el
producto exclusivo del cerebro, sino que surge del funcionamiento inte-
gral del organismo, por lo que la salud física y mental están estrecha-
mente relacionadas. La medicina psicosomática acepta que tanto el cere-
bro "emocional" como el "intelectual" pueden causar enfermedades físi-
cas, tales como: la úlcera péptica, la colitis, la hipertensión, el asma, las
enfermedades cardíacas, la obesidad, el acné, la dermatitis, los dolores de
cabeza, el dolor generalizado, los dolores en la parte baja de la espalda,
los trastornos menstruales y la fiebre del heno, además de que se ha su-
gerido que el cáncer también (Yaryura-Tobías, 1987).

Prueba de ello son la serie de investigaciones que en distintas uni-


versidades del mundo se han llevado a cabo y que Daniel Goleman (19-
97) en su libro La salud emocional recopila a fin de demostrar CÓmo las
emociones influyen en la salud de los individuos, a lo que el doctor Fran-
cisco Varela (1997) se adhiere, agregando que el sistema inmunológico es
casi un "segundo cerebro", ya que sus células especializadas se vinculan
con redes neurona les, constituyéndose con ello las bases de la nueva "psi-
coneuroinmunología."
A este respecto, Goleman (1997) nos habla de que el sistema inmu-
nológico, al que define como "mente del cuerpo" y el cardiovascular, se
ven afectados desfavorablemente por las emociones negativas cómo es el
caso de la ira u hostilidad, la depresión, el estrés y la negación de la an-
siedad y, que la influencia de emociones positivas tales como la calma, el
optimismo, la seguridad, la felicidad y la bondad, influyen favorablemen-
te a estos sistemas coadyuvando a mantener la salud de los individuos.

Generalmente el impacto de las emociones sobre el sistema inmu-


nológico se mide por el aumento o disminución del número de células in-
munes (K, T Y B) o por su eficacia y, en relación al sistema cardiovascu-
lar, se investiga el tipo de emociones que una persona tiene por ejemplo,
cuando presenta un infarto o muere por él, o bien, a través de estudios
longitudinales como es el caso de los realizados por las universidades de
Standford y Yale (Goleman, 1997), donde se compararon grupos de per-
sonas con hábitos de respuesta emocional negativas, especialmente la ira,
con grupos en los que los individuos eran tranquilos. Después de 15 o 20
años, se observó que los iracundos habían muerto en mayor proporción
por ataques cardiacos que los calmados.
También se ha demostrado estadísticamente (San Martín, 1964)
que existe un aumento en las enfermedades mentales de los países desa-
rrollados o industrializados, causado por las diferencias que surgen de
los distintos grupos sociales que compiten entre sí, debido a la diversifi-
cación económica en estas sociedades, lo cual genera ansiedad entre sus
habitantes. Por esta razón, observamos que la salud mental no es una
condición estática, sino que se encuentra sujeta a variaciones e influen-
cias de factores tanto biológicos como sociales, por lo que al igual que la
salud física, se torna como una manifestación ecológica del la diada indi-
viduo-ambiente.

De esta manera, a la enfermedad mental no se le puede considerar


como un simple hecho natural o biológico, ya que los sucesos culturales
y biográficos intervienen en su proceso, por lo que también se le designa
como un fenómeno histórico que tiene un principio y un final en el tiem-
po. Tan solo hay que recordar por ejemplo, que a finales del siglo XIX en
la época Victoriana en Europa, la histeria conversiva era una de las pato-
logías predominantes, mientras que en la actualidad, los trastornos narci-
sistas y limítrofes de la personalidad son los que más preocupan a la co-
munidad psiquiátrica y psicológica.

Ó.S.2.2.2. (f~áe-t-~
~
La clasificación de los trastornos mentales, surge a principios del si-
glo XX, al utilizarse inicialmente pruebas psicológicas que permitían eva-
luar ciertos aspectos psíquicos de los individuos, como fueron las prue-
bas de diagnóstico de Gaston-Castell, las de inteligencia de Binet-Simon,
que posteriormente gracias a Lewis Terman se estandarizaron para Nor-
teamérica y se denominaron Stanford-Binet, entre otras. Debido a la Pri-
mera y Segunda Guerras Mundiales, el auge de las pruebas psicológicas
fue cada vez más notorio. Esto se debió a la necesidad que tuvo los Esta-
dos Unidos de reclutar soldados para su ejército, 10 cual implico centrar
la atención en el diagnóstico de adultos no hospitalizados.

Con toda la experiencia alcanzada a través de largos años de diag-


nóstico clínico y con el avance de los descubrimientos de la etiología de
las enfermedades mentales, se hizo necesaria una clasificación de las mis-
mas que permitiera:

• Una adecuada comunicación entre quienes trabajan en el campo de la


salud mental, homogeneizándose para ello, la nomenclatura y la termi-
nología de los trastornos en forma metodológica.

• Una adecuada predicción del objeto de estudio a fin de prevenir o dar


un tratamiento adecuado al mismo.

• Un diagnóstico diferencial al comparar y distinguir un cuadro clínico


de otro.

• El distinguir los trastornos psicopatológicos de la normalidad.


Cabe señalar que el criterio de normalidad en el que se basan estas
clasificaciones, se manifiesta en forma difusa, ya que en general se acepta
que los patrones culturales no determinan la aparición de los síntomas
de los trastornos psiquiátricos o psicopatológicos, pero pueden influir
notoriamente en su evolución, en su persistencia o en su gravedad (Ayu·
so y Carulla, 1992).

De esta manera, existen dos clasificaciones psiquiátricas internacio·


nales muy reconocidas: a) el Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (D.S.M.) creado por la American Psychiatric Associa·
tion (Asociación Psiquiátrica Americana; A.P.A.), que en este momento se
encuentra en la versión número IV y b) la Clasificación Estadística Inter·
nacional de Enfermedades y Problemas de Salud (C.I.E.), que actualmen·
te está en la décima revisión, constituida por la Organización Mundial de
la Salud (O.M.S.) quien tiene su sede en Ginebra, Suiza.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales;


DSM-IV (A.P.A., 1995, p. xXI), considera que no existe una definición es-
pecífica para "trastorno mental", ya que son muchas las acepciones que
se han utilizado para conceptualizarlo, como es el caso de: "[.. .l malestar,
descontrol, limitación, incapacidad, inflexibilidad, irracionalidad, patrón
sindrómico etiología y desviación estadística". Sin embargo, propone que:
"Cada trastorno mental es conceptualizado como un síndrome O un pa-
trón comportamental o psicológico de significación cf{nica que aparece
asociado a un malestar (p. ej., dolor), a una discapacidad (p. ej., deterio-
ro en una o más áreas de funcionamiento) o a un riesgo significativa-
mente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de
libertad. Además~ este sfndrome o patrón no debe ser meramente una
respuesta cultura/mente aceptada a un acontecimiento particular (p. ej.,
fa muerte de un ser querido). Cualquiera que sea su causa, debe conside-
rarse como la manifestación individual de una disfuncIón comportamen-
tal, psicoló9ica o bioló9ica."

Por su parte, la Clasificación Estadísitca Internacional de Enferme-


dades y Problemas de Salud; elE-lO (O.M.S., 1992, p. 26), también reco-
noce que el término "trastorno" no es el más preciso para definir las
anormalidades mentales, sin embargo, agrega que "[ ... ] se usa para seña-
lar la presencia de un comportamiento o de un grupo de síntomas identi·
ficables en la práctica clínica, que en la mayoría de los casos se acompa·
ñan de malestar o interfieren con la actividad del individuo."
Solloa (2000), comenta que existen varios modelos que definen la
normalidad y la anormalidad, como son:

• El modelo estadístico, donde la normalidad corresponde a la media,


mediana o moda de una persona comparada con el resto del grupo ele-
gido, en cuanto a su comportamiento y rendimiento, por lo que cual-
quier desviación de dicha norma constituye una anormalidad que pue-
de observarse claramente en una curva estadística de Gaos. Existen in-
dividuos que se encuentran fuera de la norma de una población y que
son muy productivos, como es el caso de los atletas y los genios. Las
críticas a este modelo se refieren a la falta de comprensión de las dife-
rencias individuales entre los sujetos, ya que tiende a generalizar y es-
tandarizar los conceptos, perdiéndose con ello al individuo como caso
único.

• El modelo sociocultural, que parte del concepto de "deseabilidad so-


cial" para determinar la normalidad, por lo que cada cultura al tener
sus propias pautas de lo que se espera o no de un individuo como nor-
mal, hace que varíe este constructo de cultura a cultura, por lo que
una conducta deseable y aceptada en el contexto de una cultura espe-
cífica, puede resultar censurable para otra. A este modelo se le critica
por su subjetividad y parcialidad, ya que hay tantas normalidades y
anormalidades como culturas.

• El modelo clínico, que se deriva de la medicina, el cual define a la


anormalidad en relación a una serie de síntomas y signos específicos de
una patología. Es de este modelo de donde surgen las clasificaciones de
los trastornos mentales y su etiopatología. Su crítica más severa es que
"etiqueta o encasilla" a los sujetos bajo un diagnóstico, estigmati-
zándolos socialmente.

• El modelo ideal, que surge de la concepclon bíblica del cumplimiento


de los 10 mandamientos y que recientemente es retomado por el enfo-
que humanista como veremos más adelante.

Estos modelos nos muestran que existe discrepancia en cuanto al


abordaje de la concepción de la normalidad y la anormalidad, ya que son
constructos multifactoriales, puesto que involucran aspectos internos

e'lOO
(constitucionales y orgánicos) y externos (filosofla, cultura, momento
histórico, etc.) del individuo, por lo que "[... ] no se puede decir que la
normalidad eKista, sino que es un estado que debe ser logrado, es un es-
tado de equilibrio del individuo consigo mismo y con su ambiente. Es el
grado de adaptación interna y externa de la persona, que a pesar de la
crisis y conflictos encuentra la vida satisfactoria" (Solloa, 2000, s.p.), por
lo que la salud es un concepto holístico y ecológico.

Algunos autores (San Martín, 1964) consideran que la persona


mentalmente sana o normal, es aquella que no padece de una enferme-
dad mental ya que su conducta social se adapta a los cánones estableci-
dos y su personalidad se ha desarrollado individualmente como una uni-
dad, con una percepción realista del mundo y de sí mismo y que la anor-
malidad o patología no es un proceso opuesto al de la salud, sino más
bien una desviación o acentuación exagerada de tendencias presentes en
el individuo llamado normaL

Sin embargo existen otros teóricos (González-Núñez, en Solloa


2000, s.p.) que postulan que la normalidad no "debe ser entendida como
la simple adaptación a las demandas externas, pues esto sería una forma
de enajenación. El ser humano debe conservar su autonomía respecto a
las demandas de la sociedad, y la garantía para no enajenarse en su
mundo interno."

En relación a este punto, Alan Watts (1961) sostiene que lo que


produce la insania en el ser humano es el estar sometido a llevar a cabo
dos direcciones de acción que se excluyen mutuamente, proceso que Gre-
gory Bateson denominó "doble vínculo", donde por un lado, el sujeto
aprende culturalmente que su mente o ego es autosuficiente y autode-
terminable y, por otro lado, la sociedad lo constriñe estableciendo que
puede autodeterminarse sólo bajo la normatividad impuesta por la colec-
tividad y no por la propia. De ahí que este inadecuado "juego social" foue-
de conducir al ser humano hasta la "pérdida de la razón o la locura." 03

103 La Teoría del Doble Vínculo es retomada por Watzfawick (1967), en su Teoría de la Co-
municación Humana. para sustentar la llamada "comunicación patológica" que con-
duce a los cuadros esquizofrénicos.

801
El psiquiatra escocés R. D. Laing'-°4 es considerado un representan-
te importante de la "antipsiquiatria" en los Estados Unidos, movimiento
que fue iniciado por el médico y psicoterapeuta sudafricano, David Coo-
pero Las ideas de Laing involucran una marcada división con el pensa-
miento psiquiátrico tradicional, ya que establece que los "cuerdos" no
son en realidad cuerdos y que los psicóticos no están tan locos como pa-
recen (Laing, 1989). Los sujetos "normales o cuerdos", según Laing, es-
tán donnidos,lOS inconscientes, "fuera de sí", pero se les considera sanos
debido a que se comportan como cualquier otra persona, mientras que
se tacha de alienados a muchos "esquizofrénicos" que responden a un
profundo estrés social y que están desesperadamente tratando de con-
servar su integridad ante las presiones y paradojas culturales creadas por
el "doble vínculo".
"Laing denuncia sucintamente el doble papel de los factores culturales
en el desarrollo de la enfermedad mental. Por una parte, la cultura gene-
ra mucha de la angustia que da origen al comportamiento psicótico y,
por otra, establece las normas de lo que debe considerarse sano" CCapra,
1982, p. 447).

Otros factores sociales como la industrialización del trabajo y la


contaminación ambiental, afectan seriamente a la salud física y mental
de los individuos. La búsqueda del placer en satisfactores promovidos por
una sociedad consumista como la actual, también pone en peligro la sa-
lud humana: el alcoholismo, el consumo de drogas, la obesidad y la pros-
titución que conlleva el riego de las enfermedades venéreas, incluyendo
el SIDA, son parte de este proceso (Yaryura-Tobías, 1987), así como la
enajenación que produce la vida "virtual" de las computadoras, en la
nueva cibercultura.

10.4 Paro mayor profundización sobre el tema se pueden consultar diversos libros escritos

por Laing: fhe seft and ofhers, Reoson and violence, Knols, The voice of expen"encie, El yo
dividido: un estudio sobre salud y enfermedad Lo político de lo expenencia, El ave del
paraíso, Las cosas de la vida: un ensayo sobre los sentimientos. El cuesfionamiento de la
familia y su obra autobiográfica titulada Razón demencia y locura: la formación de un
psiquiatra (laing, 1989).

105 En el Capítulo 5 se estudia más detenidamente al hombre dormido por la falta de au-
toconciencia. cuando se describen los cuatro estados de conciencia según George Iva-
novitch Gurdfjieff.

802
Antes de finalizar este apartado, es importante señalar que las teo-
rías occidentales sobre la personalidad y la salud mental han prestado
una enorme atención a la etiología y sintomatológica de la neurosis, los
trastornos limítrofes y la psicosis y en muy pocas ocasiones, se han ocu-
pado de la salud, mientras que las tradiciones orientales, como pudimos
apreciar, han resaltado los estados más elevados de salud y desarrollo del
ser humano, dejando de lado las cuestiones relativas a la enfermedad y la
psicopatología, por lo que una aproximación psicoterapéutica integral
deberá incluir al bienestar humano como parte del proceso de curación
de la enfermedad.

La esencia y naturaleza del proceso psíquico normal y de la enfer-


medad mental es comprendido de manera muy diferente por las diversas
escuelas psicológicas. A continuación, analizaremos la concepción que las
cuatro fuerzas de la psicología tienen al respeto.

ó.4.j.&~
Como se comentó en el Capítulo 1. Sigmund Freud crea el psicoaná·
lisis o primera fuerza de la psicología bajo el modelo médico, ya que su
teoría se postula en la época en la que existe un gran interés por las cau-
sas orgánicas de las enfermedades mentales, además de que pone especial
atención a la anormalidad, debido a que sus investigaciones y hallazgos
las realiza con sujetos que sufrían alguna psicopatología, utilizando con-
ceptos tradicionales como paciente, diagnóstico, pronóstico, tratamiento
y curación.
Para Freud, la maduración psíquica permite el equilibrio entre el
principio de placer y el principio de la realidad, lo que a su vez constitu-
ye la salud psíquica del individuo; "no representarse sólp lo que es agra-
dable, sino lo que es real, aun cuando esto deba ser desagradable." De es-
ta manera, "[... ] en los primeros estadios de la evolución psíquica lo úni-
co que busca el hombre es satisfacer su deseo, ganar placer y evitar cual-
quier frustración de su ansia de felicidad. Pero el hombre se va haciendo

sos
adulto y aprende a soportar la frustración de la satisfacción de sus pul-
siones. La salud psíquica depende de este hecho crucial. Por ello, la huida
en la psicosis significa el regreso a fases anteriores del desarrollo donde
regía exclusivamente el principio de placer" (Espinosa, 1994-, p. 32).

De esta manera, Freud considera que el desorden emocional y la


enfermedad mental en sus diferentes grados, son la reacción de la perso-
nalidad ante las múltiples tensiones del ambiente total, interno y exter-
no. La actividad mental del individuo se desorganiza, transformándose en
un enfermo debido a las tensiones del ambiente externo o a que la grave-
dad de los conflictos emocionales internos son de tal magnitud que des-
truyen la estabilidad constitucional o adquirida de la personalidad.

Esta es la razón por la que Freud describe a la personalidad neuró-


tica cama enferma de fragmentación, es decir, de represión de los impul-
sos instintivos, de inhibición de la conciencia, de pérdida de autonomía,
de debilidad y de pasividad del Yo. Esta afección psicógena se manifiesta
con síntomas que expresan simbólicamente un conflicto psíquico enraiza-
do en la historia infantil del individuo. Por ello, los aspectos relevantes de
la neurosis son la represión o negación del hecho traumático tanto en la
realidad como en la fantasía, su elaboración como tema personal a nivel
de fantasía y su repetición compulsiva (Ayuso y Carulla, 1992).
"El comportamiento humano está más poderosamente 90bernado por
motivos inconscientes de /0 que antes [...] se había considerado posible:
que en la vida humana desempeñan un papel inesperadamente impor~
tante los deseos reprimidos que son expulsados de la conciencia y trasla~
dados al inconsciente; que las neurosis no son el resultado de pequefias
alteraciones, lfamadas funcionales, del tejido cerebral, sino de complica-
dos procesos psíquicos y de fuertes conflictos emocionales, y que el cono-
cimiento de esos hechos puede poner al médico en condiciones de com-
prender las enfermedades psíquicas y, en los casos apropiados, incluso de
curarlas" (Welhr, 1985, p. 103).

Lo anterior, se basa en el descubrimient() freudiano de la dinámica


psicológica que existe entre las experiencias de orden traumático por un
lado y, el Yo censor por el otro (conflicto entre el Yo y el Ello), lo que
produce un proceso defensivo caracterizado por la disociación de dicha
experiencia al desplazarse el afecto y hacerse inconsciente, lo cual provo-
ca a su vez la formación del síntoma consciente. De esta manera, lo único
que percibe el individuo es el síntoma pero desconoce el afecto reprimi-
do, núcleo de la neurosis (Frey-Rohn, 1991).

804
Así, Freud considera que los síntomas neuróticos están causados
por otro proceso mental que le es desconocido al paciente, que de ser
descubierto, permite que desaparezcan todas las discontinuidades apa-
rentes y la cadena causal o secuencia le resulte clara al individuo. Sin em-
bargo, este proceso de descubrimiento no es tan sencillo, ya que la obser-
vación de los procesos mentales inconscientes na es posible a simple vis-
ta. Por tal motivo, la técnica psicoanalítica, a través de la asociación libre
y la interpretación de los sueños, así como de los actos fallidos, permite
al terapeuta la inferencia de tales componentes inconscientes, como pu-
dimos apreciar en el primer capítulo de este trabajo.

Freud considera que la angustia es el elemento central de la psico-


patología, especialmente cuando ésta se deriva de un evento traumático,
aunque reconoce que también tiene una función que acompaña al desa-
rrollo normal del individuo, como es el caso de la "angustia de alarma",
en la que el Yo advierte al individuo de la existencia de una amenaza o
peligro para su sobrevivencia.

La hipótesis psicogenética sostiene que las experiencias de la vida


de un individuo condicionan de tal forma su personalidad, desde la infan-
cia temprana, que los trastornos mentales aparecen cuando tensiones o
conflictos de índole emocional o psicológica no habituales la influyen. Así,
las experiencias que se van sucediendo durante los períodos de la vida
que se caracterizan por el rápido desarrollo ñsico y mental, como son la
infancia, la adolescencia y la juventud, afectan en mayor grado a la per-
sonalidad que las que ocurren cuando ésta se encuentra ya desarrollada.

Cabe aclarar que las tensiones o conflictos que influyen en el ade-


cuado desarrollo mental del individuo, se pueden derivar de tres fuentes
principales:
• Del conflicto entre el individuo y la realidad, es decir, entre su mundo
interno y externo.

• Del conflicto intersistémico entre las instancias psíquicas Yo-Ello y Yo-


Superyó.

• Del conflicto intrasistémico de las funciones del Yo.

Estos conflictos, cualquiera que sea su origen, "producen una per-


sistencia de la catexia Iibidina! de un objeto de la infancia o de la niñez

¿j06
en la vida posterior", proceso al que se conoce como "fijación" (Brenner,
1968, p. 45). Cuando está presente una patología, en el sujeto se puede
manifestar una "regresión" a etapas anteriores, o un retorno a un modo
u objeto primitivo de gratificación, al cual el individuo ya está fijado; en-
tre más arcaica sea la regresión, más grave es la patología, como es el ca-
so de la psicosis. Es importante aclarar que la regresión por lo general se
relaciona con sucesos patológicos, pero también puede surgir en forma
normal y natural, bajo circunstancias desfavorables para el sujeto, como
es el caso del infante que se succiona el pulgar como efecto del nacimien-
to de un nuevo hermano.

Como es sabido, la técnica ortodoxa del psicoanálisis consiste en


que el paciente reviva emotivamente en el análisis, las situaciones del pa-
sado, ya que éste "enferma" porque se interrumpe la libre expresión de
una parte de su libido o energía psíquica, al permanecer "atada" a un re-
cuerdo reprimido en el inconsciente. Cuando el recuerdo se hace asequi-
ble a la conciencia, la libido y el paciente se pueden adaptar a las deman-
das de su realidad presente (Thompson, 1950); por ello, bajo este enfo-
que, hacer consciente lo inconsciente a través del insight (conciencia), es
lo que permite la cu~ación de la psicopatología y el concepto de salud
mental se relaciona con el controlo regulación interna de los conflictos
entre el Ello, el Yo y el Superyó.
"Lo anímico en ti no coincide con lo que te es consciente; una cosa es
que algo sucede en tu alma, y otra que tú llegues a tener conocimiento
de ello. [ .. .1 Las noticias de tu conciencia son incompletas, y muchas ve-
ces nada fidedignas, sucediendo también con frecuen~ia que sólo {legas a
tener noticia de fos acontecimientos cuando {os mismos se han cumplido
ya, yen nada puedes modificarlos. L.] Te conduces como un rey absolu-
to, que se contenta con la información que le procuran sus altos dIgna-
tarios y no desciende jamás hasta el pueblo para oír su voz. Adéntrate
en ti~ desciende a tus estratos más profundos y aprende a conocerte a ti
mismo: sólo entonces podrás llegar a comprender por qué puedes enfer-
mar y, acaso, también a evitar la enfermedad (Freud, 1917, p. 2436).

jeffrey Rubin (1996), señala en su libro Psychoterapy and bll-


ddhism (Psicoterapia y budismo), que desde hace 100 años, la teoría psi-
coanalítica y su práctica, se ha desarrollado y expandido dentro de un
marco del entendimiento de la mente y del tratamiento de la psicopato-
logía. En este punto, comenta que es factible unir las corrientes occiden-
tales y orientales debido a que tanto el psicoanálisis como el budismo se
interesan en el problema humano del sufrimiento y la manera de supe-

soC
rarlo. Uno de los propósitos del psicoanálisis, en concordancia con Freud,
es el de eliminar la neurosis, mientras que la tarea del budismo es la de
lograr la iluminación, con el fin de erradicar el sufrimiento.
Para trascender el sufrimiento, Cad Jung establece que se requiere
el logro del proceso de individuación, el cual pretende el desarrollo hacia
la unidad equilibrada del Self o sí mismo, con una plena diferenciación de
cada sistema (el Yo o ego, el inconsciente personal y sus complejos deri-
vados del inconsciente colectivo, el inconsciente colectivo y sus arqueti-
pos, los tipos psicológicos y las funciones psicológicas), pasando necesa-
riamente por la indiferenciación que lo caracteriza desde su nacimiento,
por lo que la tarea básica del sujeto es la adquisición del conocimiento de
sí mismo, lográndose con ello una personalidad sana e integral, de lo con-
trario, los sistemas menos desarrollados COmenzaran a actuar como cen-
tros de resistencia, desgastando al sujeto, e incluso al exacerbarse este
mecanismo, producirán neurosis o psicopatologías más graves en el indi-
viduo (Hall y Lindzey, 1957).
Esto queda más claro si recordamos que el ser humano nace en un
estado de inflación totalmente inconsciente, donde su ego se identifica
por completo con el Self. Ante las frustraciones de la vida, el infante co-
mienza a diferenciarse de su origen, surgiendo el ego o Yo y la concien-
cia, estado al que Jung denomina alienación. Tanto la inflación coma la
alienación, son factores relevantes para el desarrollo psicológico del indi-
viduo."oó

Erich Neuman (en Edinger, 1972), afirma que en la relación prima-


ria madre-hijo, ella es la fuente directriz, protectora y alimenticia del in-
fante y representa el inconsciente, por lo que el Self es experimentado
inicialmente cama proyección a los padres. Si esta relación primaria es
inadecuada, (permisiva o rechazante), el individuo permanece en un esta-
do de inflación, sin poder ascender a un desarrollo evolutivo mayor.

Muchas psicosis ilustran una identificación del ego con el Self, man-
teniéndose el individuo en un estado constante de inflación, por lo que
éste se regresiona al estado infantil original, donde se percibe coma el
centro del universo, manifestando ideas de referencia, conductas irres-

106 Ver Capítuio 5 de este trabajo.

S07
pansa bies y dependientes, a lo que Jung denomina "regresión patológica
de la libido."

Jung comenta, que se puede presentar la inflación tanto positiva


como negativa en los seres humanos: la positiva es aquella en la que el
individuo se identifica con una deidad o un ser grandioso (megalomanía)
y la negativa es cuando se identifica como víctima de la deidad, por lo
que manifiesta un excesivo sentimiento de culpabilidad y sufrimiento
(melancolía). En el primer caso, el ego piensa que lo es todo y en el se-
gundo que es nada. Los síntomas positivos y negativos de la inflación,
por lo general se manifiestan en forma excesiva, como es el caso de de-
masiada arrogancia, excesivo amor y altruismo, así como una gran lucha
por el poder y un egoísmo exacerbado (Edinger, 1972).
Por otra parte, Jung cuando habla del estado inflacionario en la
adolescencia, manifiesta que la oposición como principio inherente a la
naturaleza humana, al producir el conflicto entre los sistemas de la per-
sonalidad en el joven, da también como resultado una neurosis.

1La neurosis surge] en general de un choque entre las fuerzas de la


realidad y una actitud infantil insuficiente, que se caracteriza en sentido
causal por una enorme dependencia de los padres reales o imaginarios, y
en sentido final [teleológico], por ficciones insuficientes, es decir, propósi~
tos y aspiraciones insuficientes. [.. .] La terapia, en tal caso, sólo comien-
za cuando el paciente [en la adultez] ve que ya no hay padre ni madre
que se pon9 Q en el camino, sino que él mismo, es decir, una parte incons-
ciente de su personalidad, sigue representando el papel de padre y de
madre [por lo que llega a la conclusión:] Caigo en la cuenta de que no
hay padre nj madre que se opon9 Q Q mG sino yo mismo" Oung, 1950, p.
76).
Jung señala que después de que se logra la alienación entre el ego y
el Self, es importante tratar de reunirlos nuevamente, restableciendo el
vínculo, a fin de mantener la integridad y estabilidad de la personalidad
total del individuo, puesto que esta conexión vital es relevante para la sa-
lud física y mental del individuo, ya que provee al ego de estructura y se-
guridad, así como de energía, interés, significado y propósito. Esto se de-
be a que el ego no puede conocer el vasto campo de la psique en su tota-
lidad, puesto que tan solo es una parte de la misma.

Se espera el desvanecimiento gradual del vínculo entre el ego y el


Self en una personalidad sana (alienación), ya que de no suceder así, el
resultado puede ser la emergencia de sentimientos de vaciedad, desespe-
ración, falta de significado yen caso extremo, la movilización de energías
destructivas, que ·se pueden manifestar en crímenes, cuando la violencia
se dirige hacia el exterior o en suicidios, los cuales representan la violen-
cia autodirigida, así como en menor escala, en la depresión. Edward Edin-
ger (1972), considera que el existencialismo es una corriente sintomática
del estado alienado de la colectividad actual.
"Toda neurosis va acompañada por una cantidad equivalente de desa-
liento. El hombre es neurótico en la medida en que ha perdido fa confian-
Za en sÍ mismo. Una neurosis es un fracaso humillante, y corno tal es asi-
mismo sentida por todos los que no son enteramente inconscientes de su
propia psicología [... ] el hombre queda derrotado por algo Irreal" [... ]
aun cuando la imaginación fuese la única causa de neurosis, ella sería,
no obstante, algo muy real. [Por tal razón] [... ] sería mala estrategia per-
suadir al sUjeto de que, en alguna forma, si bien incomprensible, es él
mismo quien está detrás de su síntoma, inventándolo y alimentándolo en
secreto [debido a que seria un golpe muy duro en relación a sus ideales ra-
cionales y, especialmente), 1. ..1 a su fe en el carácter omnipotente de la
voluntad, [por lo que hay que partir de la base de la "realidad" del pa-
ciente y no de la del terapeuta para lograr el cambio] (Jung 1940, pp. 26-
34-35).

Una neurosis, dice Jung, es una clase particular de trastorno psíqui-


co que interfiere con la vida y, muy a menudo, con la salud de la persona
que la sufre. Desde su punto de vista, ésta es causada por dos tendencias;
una que se expresa conscientemente y, la otra que se manifiesta en un
complejo cuya existencia es independiente e inconsciente para el neuró-
tico, pero que, a pesar de ello, interfiere en su actividad consciente (Fort-
ham,1966).

La anormalidad para Jung es el desequilibrio entre los diversos


componentes de la personalidad (conscientes e inconscientes), por lo que
ninguno de ellos debe enfatizarse excesivamente a expensas de los demás
sistemas, ni tampoco desatenderse: por ejemplo, si la sombra domina a la
persona, ésta puede ser muy egoísta y agresiva, tal es el caso de los cri-
minales, o bien, si el anima de un hombre es descuidada, puede manifes-
tar una gran dureza, inflexibilidad y falta de empatía. Es importante se-
ñalar que la anormalidad puede surgir de la insatisfacción de las necesi-
dades de ambos niveles del inconsciente; del personal y del colectivo, por
lo que los complejos y los arquetipos pueden dañar la percepción y el jui-
cio del individuo (Dicaprio, 1989).
Este estado de desequilibrio se deriva de la intensidad de la tensión
que aparece por la contradicción que experimenta el individuo, ya que
cuando no puede tolerar el conflicto psíquico que se manifiesta entre los
opuestos, o bien reconocer como propio el componente rechazado (som-
bra), surge una división de la personalidad instalada en sus opuestos
("claro-obscuro", "bueno-malo", "positivo-negativo" etc.), que finalmente
se traduce en una división entre "consciente-inconsciente", donde se ob-
servan "fenómenos de estancamiento" a través de las manifestaciones de
"actos sintomáticos" o "síntomas neuróticos" (Frey-Rohn, 1991).

La escisión de la personalidad es el resultado de que la libio o ener-


gía vital del individuo pierde el equilibrio, debido, entre otras cosas, a
que se tornan difíciles las circunstancias externas, por lo que fluye hacia
el inconsciente en una regresión patológica, 107 sobrecargándose con
energía enferma que buscará una salida, ya sea a través de fantasías con-
scientes, de síntomas neuróticos y, en el caso de estar muy exacerbada,
del desarrollo de psicosis (Fortham, 1966).

Jung (1934, p. 167-168), afirma que la psique, cuando pierde el


equilibrio, destruye su propio mundo, por lo que 'T .. ] el examen cuida-
doso de los factores psíquicos tiene importancia para el restablecimiento
del equilibrio no sólo en el individuo sino también en la sociedad; de lo
contrario, triunfan fácilmente las tendencias destructivas." El proceso de
individuación da el equilibrio; la voluntad del Yo como energía disponi-
ble, se subordina al sí-mismo o Self. "Cuando se hacen conscientes partes
inconscientes de la personalidad, no se produce una simple asimilación de
las mismas a la personalidad del Yo ya existente, sino que más bien
ocurre una transformación de ésta."

No olvidemos que la inflación y la alienación en una persona sana,


forman parte del proceso evolutivo de su psique, ya que lo conducirán a
un mayor conocimiento de sí mismo, en el esfuerzo consciente de la indi-
viduación, la cual promueve un estado en el que el ego se relaciona con
el Self voluntariamente, "sin identificarse con él" (de lo contrario el su-
jeto estaría nuevamente en estado de inflación y por lo tanto inmerso en
una patología), donde las dicotomías que surgen con la conciencia al

187 A diferencia de la simple regresión que es necesarla para la vida. como se comentó

en el primer capítulo de este trabajo.

8tO
emerger el ego en la alienación, se reemplazan por un sentido de síntesis
o realidad unitaria (Edinger, 1972). Lo anterior, como pudimos resaltar
en el Capítulo 1, 'se basa en el principio junguiano de que el ser humano
tiene dos tendencias básicas en el desarrollo de la personalidad: por un
lado, a que surjan y se separen los opuestos, lo que se conoce como indi-
vidualización (etapa solar) y por el otro lado, a la unificación de los mis-
mos (etapa lunar), a través de la individuación (Frey-Rohn, 1991).

Esta síntesis o unión de los contrarios, del consciente e inconscien-


te, la lleva a cabo la persona a través de la "función trascendental", lo-
grando con ello, una personalidad individual, conformada por el Yo y las
partes que hasta antes de la individuación le resultaban desconocidas.
Con la individuación, Jung plantea una perspectiva muy distinta a la
freudiana, ya que mientras para Freud la personalidad sana implica el
fortalecimiento del Yo frente al Ello y al Superyó, Jung deja de sobrevalo-
rar al Yo, considerando que la salud se deriva de la totalidad psíquica,
compuesta tanto por el Yo como por el inconsciente (Frey-Rohn, 1991).
En el campo clínico, Jung (1950, pp. 16-17) señala abiertamente la
postura materialista y reduccionista de los médicos científicos que lejos
de ayudar a sus pacientes en forma integral, tratan de estudiarlos como
productos cuantificables y mesurables, con el fin de lograr la objetividad
que exige el método científico, sin tomar en cuenta la esencia humana y
la subjetividad que ésta conlleva. Por ello comenta:
"La psicología experimental de hoy está muy lejos de ilustrarle [al médi-
co] de una manera comprensiva sobre tos procesos prácticamente más
importantes del alma. Su objeto es, efectivamente, otro distinto. La psico-
logía trata de aislar y estudiar aisladamente los procesos más sencillos y
elementales posibles, que se hallan en la frontera de lo fisiológico. No
acoge lo infinitamente variable y movedizo de la vida individual del espí-
ritu, por eso sus conocimientos y datos son. en lo esencial, detalles y ca~
recen de cohesión armónica. Quien desee, por lo tanto, conocer el alma
humana, no podrá aprender nada, o casi nada, de la psicología experi-
mental. [... ) [Al médico), habría que aconsejarle ,más bien que se despoje
de la toga doctoral, que se despida del gabinete de estudio y que se vaya
por el mundo con humano corazón a ver los horrores de los presidios,
manicomios y hospitales; a contemplar los sórdidos tugurios, burdeles y
!jaritos; a visitar los salones de la sociedad eleganfu, las Bolsas, [...1 las
i!jlesias [... ) para experimentar en su propio cuerpo el amor y el odio, la
pasión en todas sus formas; y así volvería cargado con más rica ciencia
de la que pueden darle gruesos tomos y podría ser entonces médico de
sus enfermos, verdadero conocedor del alma humana.»

.sIl
Para jung, la psicoterapia es un tratamiento de la mente o de la
psique, por medio de métodos psicológicos y, considera que su Psicología
Analítica no solo es un camino de curación, sino de desarrollo de la per-
sonalidad, a través del proceso de individuación. Aclara que la individua-
ción no es la meta para todos los que buscan ayuda psicológica, puesto
que para lograrla, es importante tomar en cuenta la edad, el estado de
desarrollo del individuo, así como su temperamento. Por ello, considera
que la terapia freudiana y adleriana es más apropiada cuando la persona
es muy joven, puesto que para esta etapa el interés primario se demarca
en la sexualidad y en el deseo de poder, pero no lo es en tratándose de
una etapa más avanzada del individuo (Fortham, 1966).

Lo anterior se debe a que en las etapas tempranas del análisis, se


trabaja con los problemas personales y, por lo tanto, con el inconsciente
personal (etapa solar), mientras que en las últimas etapas, en las que las
necesidades individuales se relacionan más con la búsqueda de la vida de
las generaciones y se aspira a trascender el ego ya formado (etapa lu-
nar), se toca al inconsciente colectivo. Es por ello, que la teoría del incon-
sciente colectivo y del personal es lo que diferencía la psicología junguia-
na de otras psicologías (Fortham, 1966).

jung hace la analogía de la alquimia en cuanto a la relación entre el


paciente y el terapeuta, comentando que cuando contactan ambas perso-
nalidades, hacen una reacción igual a la de dos sustancias químicas que al
mezclarse, producen entre ambas una transformación. Esta transforma-
ción, demanda tanto del analista como del paciente, la misma honestidad
y perseverancia, así como el deseo del cambio.

Por todo lo anterior, para jung, lograr la salud mental requiere de


un profundo autoconocimiento, que permita una integración de los con-
tenidos inconscientes de la persona en un acto de realización. Este gran
esfuerzo, no solo depende del paciente, sino también del psicoterapeuta,
el cual no nada más debe comprender y escuchar al paciente, sino tam-
bién a sí mismo, por lo que es menester que experimente su propio aná-
lisis teórico. En sus memorias, jung (1961, p. 143), expresa las siguientes
palabras al respecto:
"La terapia del padente comienza, por así decirlo, en el médico: sólo cuan-
do él comprenda cómo tratarse a sí mismo y a sus propios problemas, po·
eirá familiarizarse con el paciente. Pero sólo entonces. En el análisis teórico
debe aprender el médico a conocer su alma y a tomarse en serio. Si no pue-

812
de lograr esto, tampoco lo aprenderá el paciente. Pero con ello pierde un
fragmento de su alma, del mismo modo que el médico ha perdido el frag·
mento de su alma que no aprendió a conocer. Así pues. no basta con que el
médico en los análisis teóricos adopte un sistema de conceptos. Como ana-
lista debe lograr que el análisis le afecte a sí mismo, que sea un fragmento
de vida auténtica y no un método que se pueda aprender de memoria ¡en
el sentido literal.'

ó.4..2.gt~

Bajo el enfoque del conductismo o segunda fuerza de la psicología,


en el condicionamiento clásico pavloviano, se ha demostrado la vincula·
ción entre el aprendizaje asociativo y ciertas respuestas psicopatológicas
como las fobias y las compulsiones. Pavlov descubre el hallazgo de las
neurosis experimentales con animales, las cuales se provocan al imponer·
le al sujeto que haga discriminaciones sumamente sutiles del estímulo
condicionado hasta que se desespere, produciéndole con ello perturbacio·
nes conductuales, pérdidas de anteriores respuestas condicionadas, agita-
ción y agresividad. Por su parte, Watson provocó la primera fobia experi-
mental con seres humanos, en el famoso caso del niño Alberto de 11 me-
ses de edad al que le indl!io miedo a las ratas blancas [estímulo neutrol,
por medio de siete asociaciones con un fuerte ruido [estímulo incondi-
cionado] (Ayuso y Carulla, 199Z).

Como se estudió en el Capítulo Z, especialmente loS científicos ru-


sos, bajo el paradigma conductista, demostraron en sus laboratorios, que
las respuestas viscerales podían condicionarse por aprendizajes con me-
diación de la corteza cerebral a través del método de la biorretroalimen-
tación, evitando con ello la aparición de conductas disrruptivas relaciona-
das con las enfermedades psicosomáticas, como son, la hipertensión y el
estrés (Carrobles y Godoy, 1991).

En relación al condicionamiento operante, en el que las respuestas


son instrumentales porque "operan" o "instrumentan" el reforzador o
las consecuencias del sujeto durante el proceso de condicionamiento, y
cuyos procedimientos podrían relacionarse con el hedonismo, ya que ca-
da acto se encuentra motivado por un deseo de placer, una aversión o
displacer o ambos, Burrhus F. Skinner (1961), señala que la observación
cuidadosa y la experimentación de las relaciones funcionales, y aprendi-
das entre los estímulos ambientales y la conducta observable que se rela-
ciona con sus ar¡tecedentes y consecuencias, proporciona una imagen
completa del desarrollo, mantenimiento y alteración del comportamiento
humano.

Para Skinner lo relevante es la conducta (no los síntomas) que ma-


nifiesta el individuo, la cual puede ser modificada a través de un progra-
ma psicoterapéutico específico,108 que permite la extinción o el decre-
mento de las conductas aprendidas de una manera gradual, que general-
mente se inician por una estimulación fuerte (estrés) y se mantienen por
la tolerancia y el reforzamiento del comportamiento "anormal" del suje-
to que ha sido propiciado por la sociedad y el personal hospitalario. Este
procedimiento se dirige únicamente a la modificación del consciente del
individuo, adaptándolo a las exigencias del medio ambiente que lo rodea
(Bernstein y Nietzel, 1988).

Desde el punto de vista clínico, la combinación del paradigma de


condicionamiento clásico y del operante, ha permitido la explicación de la
adquisición de ciertas fobias mediante la teoría bifactorial (Ayuso y Ca-
rulla, 1992), bajo la siguiente secuenciación:

• Se presenta un estímulo neutro antes de un castigo.

• Esto produce reacciones fóbicas al estímulo neutro, que por condicio-


namiento clásico se vuelve estímulo condicionado.

• Esto conlleva la evitación del estímulo ansiógeno.

• Con ello se logra la disminución del miedo.

• Por condicionamiento instrumental, esto fortalece la respuesta de evi-


tación.

• Se consolida la respuesta fóbica.


El enfoque del aprendizaje social, encabezado por Albert Bandura,
se concentra en la conducta y su relación con las condiciones am bienta-
les que la afectan, por lo que se sostiene que la conducta se ve influida

108 Ver Capítulo 2 de este trabajo.


por el aprendizaje que se lleva a cabo en un contexto social. De esta ma-
nera, las distintas manifestaciones conductuales de los individuos no se
deben a la "salud mental" o a la "enfermedad mental" de éste, sino a la
historia única de aprendizaje en relación con las personas y experiencias
específicas con las que tuvo contacto durante su vida.

Por ello, se considera a esta teoría como una de las más optimistas,
ya que se afirma que la normalidad o anormalidad, es con mucho pro-
ducto del aprendizaje, debido a que conforme crecemos, aprendemos nu-
merosos hábitos, habilidades, actitudes, respuestas emocionales, pejuicios
y complejos que pueden producir patologías que con el aprendizaje de
nuevos hábitos se logran erradicar. Las neurosis y otras anormalidades,
por consiguiente, se consideran como respuestas aprendidas. Una perso-
na no nace neurótica, pero adquiere "malos hábitos" que coadyuvan a la
instalación de enfermedades mentales. De esta manera, para John Do-
lIard y Neal Miller (en Dicaprio, 1989), la neurosis es considerada como
una deficiencia que obstruye el uso total de los procesos mentales supe-
riores, que con la terapia de aprendizaje, se logra la sustitución de los há-
bitos negativos por los positivos, restableciéndose con ello los procesos
.
men t a Ies superiores y 'I'b
1 eran d I sm
o os ' t amas neuro't'lCOS. 109

Desde este punto de vista, los síntomas son el problema del indivi-
duo y toda su conducta es aprendida y mantenida por reforzamiento. La
terapia conductual se centra en la conducta observable, por lo que es al-
tamente directiva. La elección, aplicación y evaluación de una técnica
concreta sigue una secuencia lógica a partir de la conceptualización con-
ductual del problema a atender. Por ello, el tratamiento conductual es un
proceso individualizado y autocorrectivo guiado por supuestos conduc-
tuales y por una metodología empírica.

Bajo esta teoría, se otorga menor importancia a las causas históri-


cas distantes y a los eventos ocurridos en las primeras etapas de la vida,
a diferencia del psicoanálisis. Lo que se lleva a cabo es un paradigma de
evaluación en el que se identifIcan y varían sistemáticamente los eventos
antecedentes y consecuentes que rodean a una conducta, a fin de deter-
minar sus efectos sobre la misma. Vitulano y Tebes (1991), comentan

109 Para mayor profundización acerca de las terapias condudua!es y cognoscitivas. ver
el Capítulo 2 de este trabajo.

8/6
que la ventaja de este enfoque es que especifica los determinantes de la
conducta y hace del diseño de un plan de tratamiento, la extensión lógica
del proceso de evaluación.

• El comportamiento observable debe ser el punto central de esta tera-


pia.

• Las técnicas deben tener una base empírica.

• El tratamiento debe de estar orientado hacia la actividad (mecanismo


primario para el cambio) y debe de ser directivo.

• El cambio del comportamiento se mantiene a través de la ayuda de


personas claves en el ambiente del paciente (generalización o transfe-
rencia).

En cuanto al enfoque cognoscitivista, las estructuras cognoscitivas


son la acumulación de experiencias en la memoria y sirven de filtro o
pantalla a nuevas experiencias. La memoria del pasado influye en la in-
formación actual que se procesa ya que refleja la influencia de la estruc-
tura preexistente. Kendall 0991, p. 9) comenta que "[... ] la psicopatolo-
gía puede ser por problemas en alguna o en todas estas áreas y debemos
considerar todos estos factores en una terapia efectiva."

Una de las características de los eventos que afectan en mayor es-


cala el proceso cognoscitivo es la intensidad emotiva o carga emocional
que llevan los eventos: a mayor carga emotiva, mayor impacto en el pro-
ceso cognoscitivo; por ello, las creencias, actitudes y suposiciones disfun-
cionales se convierten en reguladores silenciosos del comportamiento.
Por ejemplo, los pensamientos "soy un tonto" o "nunca me va a ir bien"
están latentes y pueden activarse por una situación específica.

Como se estudió en el Capítulo 2, en la literatura del enfoque cog-


nitívo-conductual, existen tres tipos de terapias cognitivas a saber:

• Terapia Cognitiva (TC).

• Terapia Racional-Emotiva (TRE).

• Terapia Cognitiva-Conductual (TCC).

(fIÓ
Para los teóricos de la terapia cognitiva-semántica Oau y Garske,
1988, p. 332), como es el caso de Aaron Beck y su terapia Cognitiva, así
como Albert Ellis y su Terapia Racional-Emotiva, "[... ] el trastomo mental
es fundamentalmente un desorden del pensamiento por el que el cliente
distorsiona la realidad de un modo idiosincrático. Estos procesos de pen-
samiento afectan de modo adverso la forma que el cliente tiene de ver el
mundo y lo conducen a desarrollar emociones disfuncionales y dificulta-
des conductuales. [Por lo que] el terapeuta cognitivo ayuda al cliente a
identificar las concepciones erróneas específicas, las expectativas no rea-
listas y las atribuciones inadecuadas, así como a medir su validez y grado
J
de razón. '

""Los terapeutas c09nitivos intentan familiarizarse con el contenido del


pensamiento, los estilos de pensamiento, los sentimientos y las conductas
de los pacientes con el fin de comprender su interacción. El enfoque está
orientado fenomenoló9icamente ya que el terapeuta intenta ver el mun-
do a través de los ojos del cliente."

Las Terapias Cognitivo-Conductuales surgen principalmente de los


trabajos de la terapia cognitiva-semántica de Albert Ellis y Aaron Beck y
de la teoría cognitiva social de Albert Bandura. Bajo esta denominación,
se encuentran incluidas una enorme cantidad de diferentes técnicas, sien-
do más completas las investigaciones que se han llevado a cabo en el área
de la depresión, la ansiedad en adultos, el control del impulso y el reta r-
do en niños Oay y Garske, 1988).

Como se ha estado comentando en forma reiterada, el conductismo


ortodoxo no toma en cuenta a la conciencia como un vehículo para ad-
quirir el equilibrio físico y mental de los individuos, sin embargo, el pun-
to de vista de la corriente cognoscitivista, incursiona en el sendero del
desarrollo de la conciencia para obtener bienestar, al intentar modificar
los procesos cognitivos que interfieren en las conductas desadaptativas.
Esto implica, que el individuo desaprende para poder aprender adecuada-
mente, evitando con ello las distorsiones que conllevan patología y que
producen sufrimiento.

8/7
La psicología'humanista o tercera fuerza de la psicología, no utiliza
el término "enfermedad" sino el de "conducta desadaptada" la cual es el
resultado de la incongruencia del sí mismo y la experiencia organísmica,
es decir, considera que hay una discrepancia, entre el yo interno y el yo
externo que llevan al individuo en crecimiento a encontrar su verdadera
naturaleza que 10 reintegrará a la salud (Rogers, 1961), por 10 que los
problemas psicológicos son contemplados "como fallas, lagunas o blo-
queos en el proceso de desarrollo, que de forma natural tienden hacia la
realización de las potencialidades innatas."

Ante tales bloqueos o desadaptaciones, la psicología humanista "se


aboca al estudio del fenómeno humano y a la atención de los problemas
y conflictos del hombre, utilizando como bases o cimientos tanto el enfo-
que fenomenológico como el clínico." La psicología humanista desarrolla
diversos sistemas terapéuticos cuyo objetivo es "facilitar el germinar de
lo mejor de las potencialidades humanas, ampliar el nivel de conciencia y
elevar la calidad de vida" de los individuos (González, 1993, pp. 14-15).

Como se mencionó en el Capítulo 3, el ser humano experimenta


preocupaciones básicas, tales como la muerte, la libertad, el aislamiento
existencial y la falta de sentido vital, que generan temores y motivacio-
nes inconscientes que producen angustia y mecanismos de defensa que
pueden desembocar en psicopatologías. Esta postura es igual a la que
propone la psicología freudiana, ya que los mecanismo de defensa, origi-
nalmente le proporcionan al individuo seguridad pero le restringen su
experiencia y pleno desarrollo. Sin embargo, entre ambos enfoques diná-
micos, se encuentra una diferencia, que estriba en el hecho de que el me-
canismo de defensa freudiano parte de los impulsos, mientras que el hu-
manista existencial 10 hace de la conciencia y el temor.

Otra diferencia entre las dos corrientes, se relaciona con la "pro-


fundidad" de la exploración clínica, la cual al estilo freudiano es de natu-
raleza" evólutiva, donde lo acaecido en la~ primeras etapas del desarrollo
humano es esencial y determinante para la futura conducta de éste,
mientras que en el caso de la psicología existencial, la exploración pro-
funda no se basa en el pasado, sino en el lograr eliminar las preocupacio-
nes coloquiales del sujeto a fin de poder centrarse en la situación existen-
cial del mismo.

816'
"SignifIca meditar más allá del tiern,Oo" pensar en la relación existente
entre nuestros pies y el suelo en que pIsamos" entre nuestra propia can-
dencia y el espacio que nos rodea; no se trata de pensar en el proceso a
través del cual llegamos a ser como somos, sino como somOS. El pasado,
es decir, lo que recordamos de él, importa sólo en fa medida en que for-
ma parte de nuestra existencia actual y ha influido en nuestra manera
de enfrentarnos" en el momento presente, a nuestras preocupaciones
esenciales. [... ] El tiempo primordial de la terapia existencial es el «pre-
sente que se convierte en futuro» (Yalom, 1984, pp. 22-23).

De esta manera, autores como Thomas Hora (1983, p. 197), cu.an-


do hablan de las técnicas que ayudan a que las personas superen la ansie-
dad, mencionan que la psicoterapia existencial es una de ellas, ya que se
plantea como objetivo el ayudar a que el individuo logre la autenticidad
de su ser. En la medida en que el sujeto, consciente o inconscientemente,
pretenda ser algo diferente de lo que es, la ansiedad siempre estará pre-
sente, puesto que ésta representa el miedo que se tiene a ser descubierto
de lo que no se es, pero que se pretende ser.
"La alienación es el alejamiento de la verdad de lo que somos. Nos
comprometemos tanto con nuestra apariencia, gastamos tanta ener-
gía en mejorar nueStra apariencia, estamos tan comprometidos con
nuestra conducta, con el role-playin9, con influir y ser influidos, que a
medida que transcurre el tiempo vamos alienándonos más y más de la
conciencia de nuestra verdadera identidad. "

Rollo May (May, Angel y Ellenberger, 1977), nos indica que existe
un gran paralelismo entre los postulados existencialistas de Kierkegaard
y Nietzsche, quienes basaron sus conocimientos en el análisis de sus pro-
pias vidas en relación a la ansiedad, la desesperación y la alienación del
hombre de sí mismo y de su sociedad.

Soeren Kierkegaard (en May y cols., 1977), adelantándose a Nietzs-


che en 40 años (y a Freud en 50), fue el primer teórico que escribió so-
bre la ansiedad en su obra The Meaning of Anxie1y, analizando los con-
flictos intrapsíquicos que la producen y los efectos psicosomáticos de la
misma. Consideraba al hombre como un ser enajenado, en un colectivis-
mo de robots abatido por la desesperación y la autodestrucción, por lo
que pretendía que el hombre se convirtiera en persona a través de la re-
cuperación de sí mismo, logrando con ello su propia salud mental. Para
Friedrich Nietzsche, la enfermedad del hombre contemporáneo implica
su sensación de fracaso, de insatisfacción y de aburrimiento de lo cotidia-
no, una falla radical en las relaciones del hombre para consigo mismo,
donde prevalece .la falta de confianza y el temor y la individualidad se
pierde en la patología del "hombre masa o rebaño."

May (1977) que siendo originalmente de formación psicoanalítica


ortodoxa, se ve influenciado por el existencialismo de la postguerra,
orientándose hacia el "análisis existencial", considera que la ansiedad es
Cilusilnte de la mayor parte de las enfermedades mentales y que es una
característica ontológica del ser humano, ya que es la expresión de la
amenaza inminente de "no ser", es decir, la amenaza de disolución de su
propio yo y por lo tanto de la ruina o derrumbe de su mundo. Esta
ansiedad, también conocida como angustia existencial, cuando es muy
profunda, trastorna en el individuo su sentido de orientación temporal,
por lo que se convierte en incapaz de imaginarse en el futuro el verse
libre de patología, quedando atrapado en ella.

May (1977, p. 102), parte de la base de la capacidad innata del in-


dividuo a trascender la situación inmediata para lograr contactar con su
verdadero ser y sanear su enajenación, su "conformismo social", sepa-
rándose de la "masa anónima" en la cual había renunciado a sus poten-
cialidades peculiares, únicas y originales que lo enfermaban. A este meca-
nismo lo denominó "autoconciencia o autotrascendencia", describiéndolo
con las siguientes palabras:
"La facultad de trascender [a situaCión es parte inseparable de la autocon-
ciencia, pues es evidente que el simple poder de darse cuenta de sí mismo
como de un ser existente en el mundo implica la capacidad de situarse fue-
ra como espectador y mirarse a sí y a su situación y afirmarse y guiarse a
través de una variedad infinita de posibilidades."

En el análisis existencial, la tarea más relevante y responsabilidad


del terapeuta es comprender al paciente como un ser, como un ser-e n-el-
mundo (recordemos a Heidegger), con el fin de ayudarlo a reconocerse y
a experimentar su propia existencia; a tener autoconciencia. Lo más im-
portante con esta técnica no es el obtener datos del pasado del paciente,
sino crear una atmósfera terapéutica adecuada orientada hacia la liber-
tad de elección y de aceptación de las propias potencialidades, conforme
a la experimentación existencial del individuo, es decir, que el paciente
experimente su existencia como real, con el fin de lograr la autotrascen-
dencia, por lo que al terapeuta lo debe caracterizar la flexibilidad y la
elasticidad, para comprender cada momento histórico del paciente.

,:]20
Por todo lo anterior, lo que persigue el terapeuta no es el "curar"
al paciente o hacer que se eliminen los síntomas que manifiesta su ansie-
dad a fin de que se adapte a su medio, sino ayudarlo a que experimente
su existencia. Si se pretende solo adaptarlo a su cultura, éste se ve libera-
do de su ansiedad, la cual brota con la libertad de su existencia, por lo
que al sentirse aliviado de sus síntomas, aceptando un mundo estrecho,
pero sin conflictos, reduce sus potencialidades renunciando al ser y a la
existencia (May y cols., 1977).
La meta de la mayoría de las terapias humanistas (Terapia Cen-
trada en el Cliente de Rogers, Terapia Gestalt de Fritz Perls, Logoterapia
de Victor Frankl, etc.), "[... ] es curar la escisión entre el ego y el cuerpo,
reunir la psique y el soma para así revelar el organismo total. Por eso a
la psicología humanista [... ] se la designa también como «movimiento de
potencial humano». Al extender la identidad de la persona desde la men-
te o ego hasta la totalidad del organismo como tal, se liberan los vastos
potenciales del organismo total, poniéndolos a disposición del individuo»
(Wilber, 1993a, p. 59).

Tal es el caso de la terapia psicocorporal o "bioenergética" creada


por Alexander Lowen, la cual une el concepto de espíritu y materia para
lograr el perfecto equilibrio del ser humano. Concibe a la salud como una
sensación subjetiva de animación y deleite en el cuerpo, que aumenta en
los momentos de alegría del individuo, por lo que el cuerpo se mantiene
elástico, brillante y cálido, es decir, con espíritu. Cuando falta esta vitali-
dad, la persona se convierte en un "cuerpo sin espíritu", donde sus accio-
nes se vuelven mecánicas y sin gracia, ya que están siendo controladas
por la mente. Para Lowen (1990, p. 29) el cuerpo es un "sistema energé-
tico" que se automantiene y que depende e interactúa con el medio a fin
de sobrevivir y considera que "[... ] la energía es la fuerza del espíritu y
por lo tanto la base de la espiritualidad del cuerpo, [la cual], utilizada en
forma consciente, se convierte en poder."
Lowen (1990), señala que la bioenergética o "energía de la vida", es
un enfoque que integra los postulados orientales y occidentales y que
con la ayuda del poder de la mente comprende las tensiones que blo-
quean al cuerpo, con el fin de movilizar la energía estancada para que se
eliminen las tensiones que produce la enfermedad. Para la medicina
oriental, es primordial conservar la salud antes que curar a la enferme-
dad, por lo que la bioenergética establece una concepción holística de la
salud que involucra el equilibrio o armonía entre el individuo y lo univer-
sal, entre lo microcósmico y lo macrocósmico, entre las fuerzas del yin
(la tierra) y del yang (el cielo) y, considera a la enfermedad como el pro-
ducto del desbalance entre tales polaridades.

Luz Ma. Solloa (2000) comenta que diversos autores humanistas,


para referirse a la personalidad sana describen las siguientes característi-
cas.

• Capacidad de amar.

• Relaciones interpersonales duraderas.

• Flexibilidad.
• Capacidad para trabajar, divertirse y descansar.

• Apreciación en forma realista de sus capacidades y limitaciones.

• El poder conservar un equilibrio entre las necesidades internas y exter-


nas.

Erich Fromm (1947, p. 105) cuando habla de la productividad hu-


mana manifestada en la "capacidad generatriz" del individuo para rela-
cionarse con el mundo, es decir, en la capacidad para recrear o vivificar
internamente lo que está percibiendo, comenta que ésta se ve extinguida
cuando el sujeto se considera "realista", ya que sólo percibe los rasgos
superficiales del fenómeno, sin poder penetrar hasta la propia esencia del
mismo a fin de visualizar "lo que aún no se manifiesta"; ve los detalles
pero no el todo; sólo los árboles más no el bosque. Fromm compara a
estos individuos "realistas" que se jactan de objetivos y juiciosos con los
enfermos mentales, aduciendo las siguientes palabras:
"La persona que ha perdido la capacidad de percibir la realidad es un lo-
co. El psicótico construye un mundo interior de realidad en el cual parece
tener plena confianza; vive en su propio mundo, y los factores comunes de
la realidad, tal como son percibidos por todos los demás, son irreales para
él. [...] En el psicótico, la verdadera realidad ha sido eliminada y una reali-
dad interior ocupa su lugar. [...] El "realista" percibe solamente los rasgos
superficiales de las cosas; ve el mundo manifiesto, puede reproducirlo de
rnodo fotográfico en su rnente y puede actuar manejando a los objetos y a
las personas tal corno aparecen en su imagen. [... ] El loco es incapaz de ver
la realidad tal como es; la percibe como un símbolo y un reflejo de su mun-

822
do interior. Ambos están enfermos. La enfermedad del psicótico que ha
perdido el contacto con la realidad es tal que éste no puede funcionar so-
cialmente. La del "realista" lo empobrece en su calidad humana, pues, aun-
que no esté incapacitado para su actuación social, su visión de la realidad.
por carecer de profundidad y perspectiva, se deforma a tal grado que lo ha·
ce cometer errores cuando se trata de algo más que de manejar datos in-
mediatos y metas de corto alcance. El "realismo" parece ser lo opuesto a la
insania Y. sin embargo, es solamente su complemento. [ ...] Lo verdadera-
mente opuesto tanto al "realismo" como a la locura es la productividad."

Para Fromm, las neurosis son producto de la incapacidad que tiene


el individuo para resolver sus conflictos éticos; esto se debe a que la per-
sona no ha satisfecho los requerimientos de su propia naturaleza a tra-
vés de orientaciones productivas y éticas. Como ya se comentó en el Ca-
pítulo 3, en el libro Ética y Psicoanálisis (1947), Fromm, establece que la
ética que regula la conducta humana, es parte intrínseca de todo sujeto,
por lo que los juicios de valor son la base de nuestras acciones y expecta-
tivas y, que la incapacidad de la persona para resolver los conflictos de
valor que se presentan durante la vida, se refleja en su neurosis.

Finalmente, para Erich Fromm (1983), el bienestar significa nacer


completamente, convertirnos en lo que ya somos potencialmente; tener
plena capacidad para la alegría y la tristeza; despertar por completo del
sueño en el que vive el ser humano normal; desprenderse del propio ego,
renunciando a la avaricia; ser y experimentarse a uno mismo en el acto
de ser, no en el de tener (Fromm, 1976), conservar, codiciar o utilizar;
lograr una relación afectiva completa entre el hombre y la naturaleza;
superar la separación y la alienación, Llegar a experimentar la unidad
con todo lo que existe y al mismo tiempo experimentarse a uno mismo
como entidad separada, como individuo.

Por su parte Víctor Frankl (1946, p. 127) comenta que "durante


mucho tiempo, de hecho durante medio siglo, la psiquiatría ha tratado
de interpretar la mente humana como un simple mecanismo y, en conse-
cuencia, la terapia de la enfermedad mental como una simple técnica. Me
parece a mí [agrega], que ese sueño ha tocado a su fin. Lo que ahora em-
pezamos a vislumbrar en el horizonte no son los cuadros de una medici-
na psicologizada, sino de una psiquiatría humanizada, [en la que hay que
ayudar] al ser humano que hay detrás de la enfermedad."

La "Logoterapia" es la técnica terapéutica creada por Frankl (1946,


p. 98), que se deriva de la palabra griega Logos que significa "sentido,

828
significado o propósito": "[... ] se centra en el significado de la existencia
humana, así com<: en la búsqueda de dicho sentido por parte del hombre.
De acuerdo con la logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre
es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida", a la cual Frankl
denominó "voluntad de sentido". Lo relevante para el ser humano es esta
voluntad de sentido, la cual al no verse realizada o al realizarse en forma
errónea, experimenta una frustración existencial que lo conduce al sufri-
miento, por lo que llegar a ser es una prioridad que sólo depende de uno
mismo ya que significa la plenitud del ser humano en todos sentidos.
Otro exponente de la psicología humanista es Fritz Perls (Perls y
Baumgardner, 1975, p. 19), el cual es el creador de la terapia Gestalt,
que "[... ] se ocupa de los problemas provocados por nuestra aversión a
aceptar la responsabilidad de lo que somos y de lo que hacemos [ya que]
primero diferencia y a continuación se ocupa de lo que experimentamos,
más bien que de lo que pensamos" y concibe al hombre como una cons-
tante interacción con su contexto (figura-fondo). Considera a la neurosis
como una vivencia autorreguladora, rígida, inflexible y compulsiva; una
maniobra defensiva que consiste en la autoprotección de Un mundo que
se percibe como avasallador y destructivo, por lo que hay que estar aten-
to, cauteloso y siempre dispuesto a reaccionar ante cualquier indicio de
amenaza.
Para Perls (1975), la neurosis al igual que el argumento de nuestra
vida, se sustenta en la fantasía, en el engaño, en una realidad inexistente,
en la Maya, palabra hindú que significa "todo es engaño". El propósito
de la psicoterapia gestalt es restaurar las partes perdidas de la personali-
dad, recuperándose con ello la experiencia y el funcionamiento rechaza-
dos, lo que nos permite, a su vez, contactar con nuestro verdadero ser.
"El esfuerzo básico en la terapia Gestalt es que el paciente se dé cuenta
de cómo está funcionando ahora, como organismo y como persona" (Sa-
lama y Villarreal, 1992, p. 33).
Perls (en Salama y Villarreal, 1992, pp. 41-42), define a la norma-
lidad o salud mental como un equilibrio entre el individuo y su contexto,
explicando que "el hombre que puede vivir en un contacto significativo
con su sociedad, sin ser tragado completamente por ella y sin retirarse
completamente de ella, es el hombre bien integrado. Él se autoabastece
porque entiende la relación existente entre él mismo y su sociedad, tal
como las partes del cuerpo entienden instintivamente su relación al cuer-
po como un todo. Él es el hombre que reconoce el límite de contacto en-

824
tre sí y su sociedad, que le da al Cesar lo que es del Cesar y se deja para
sí lo que es propio. El fin de la psicoterapia es crear precisamente este ti-
po de hombres."

Como ya se mencionó en otro apartado, para Carl Rogers (1961),


la conducta desadaptada del individuo es el resultado de la incongruencia
del sí mismo y de su experiencia organísmica, manifestándose una discre-
pancia, entre el yo interno y el externo, por lo que el sujeto en creci-
miento debe encontrar su verdadera naturaleza que lo reintegrará a la
salud por medio de la búsqueda de la congruencia entre su ser y su expe-
riencia, descubriendo y expresando su yo real.

Rogers considera que una de las causas más importantes de nues-


tro comportamiento es lo que pensamos de nosotros mismos, por lo que
el concepto defectuoso de sí mismo es causa primordial del comporta-
miento anormal. La incongruencia que experimenta el individuo se expre-
sa en sus formas más benignas como pérdida del contacto con las emo-
ciones, sentimiento de estar atrapado, de estar restringido y necesidad de
estar en guardia y de ser cauteloso y, en sus manifestaciones más se-
veras, se incluyen sentimientos de ficción, de superficialidad, de desperso-
nalización, vacuidad y disfuncionalidad.

La persona que tiene una falsa concepción del yo, limita sus expe-
riencias vitales al rol que se ha prefabricado y cuando algún aconteci-
miento lo enfrenta a su realidad, experimenta una gran contradicción en-
tre lo que creía que era y lo que realmente es, pudiéndole producir esto
un colapso psicológico que al ser superado le permita incrementar la dis-
torsión de la realidad o bien percibir la necesidad de cambiar el concepto
de sí mismo (Dicaprio, 1989).

La psicología transpersonal o cuarta fuerza de la psicología consi-


dera a la enfermedad física y mental como "la ruptura de las relaciones
normales o naturales entre los diversos subsistemas" que constituyen la
personalidad, por lo que la salud, en todos los ámbitos, "existe cuando la
persona se encuentra en un nivel de conciencia natural, unitario o aoso-

8,26
luto", donde no hay apego ni identificación fragmentada con el ego (Gon-
zález, 1989).

Esto sucede, cuando se experimenta la "realización plena de las po-


tencialidades humanas" en el sentido de integrar "las polaridades y dico-
tomías entre el mundo del ser -aquello que se acepta como propio- y el
mundo del no ser que corresponde a la sombra, es decir, a todo lo que se
proyecta al mundo exterior por no aceptarse como parte del yo o del sí
mismo" (González, 1993). En este estado de conciencia, el individuo re-
suelve sus conflictos y ansiedades que generalmente le acarrean insatis-
facción y psicopatologías, sin que por ello pierda el propio sentido de
identidad.

Roberto Assagioli (1989), precursor de la psicología transpersonal,


señala que en distintas fases del desarrollo espiritual del individuo, pue-
den surgir perturbaciones positivas y necesarias para su progreso, tales
como:

• Las crisis que aparecen antes del despertar espiritual. Este conflicto,
generalmente se maniflesta por sentimientos crecientes de insatisfac-
ción, de carencia o bien de que "algo falta", pero no del ámbito mate-
rial, por lo cual el individuo se torna incapaz de describirlo, ya que le
resulta vago y confuso, produciéndole por lo mismo una sensación de
vacío en su vida cotidiana, acompañada de síntomas físicos como ten-
sión nerviosa, insomnio y desórdenes psicosomáticos. En algunas oca-
siones estas perturbaciones se confunden con estados neuróticos o
cercanos a la psicosis, dependiendo de la intensidad y gravedad de la
crisis .

• Las crisis debidas al propio despertar espiritual. La crisis de la fase


anterior se debía a la lucha interna en la que se encontraba el sujeto,
la cual se alivia con el despertar espiritual, al abrirse el canal entre los
niveles consciente y supraconsciente, es decir, entre el "yo" y el "Yo
superior", dando paso al torrente de luz, energía y gozo que le acom·
pañan, produciendo con ello una gran liberación. Sin embargo, algunas
personas no son capaces de asimilar adecuadamente este hecho y en
lugar de acceder a planos superiores de conciencia, alimentan su ego
personal, haciendo aseveraciones tales como la de pensar que son Dios,
o bien debido a que escuchan voces, o tienen visiones, manifiestan con-
ductas desadaptadas como gritos, llantos etc. Esto se debe a que la sen-

¿izó
sación de expansión interna y universal que experimenta el individuo
lo puede confundir. El error fundamental en esta crisis es atribuirle al
yo personal, las características del Yo superior o transpersonal.

• Las crisis posteriores al despertar espiritual. Después del despertar


espiritual normal, la felicidad, el éxtasis y la sensación de amor que ex·
perimenta el individuo, tiende a disminuir o a cesar, por lo que los ele·
mentas cotidianos de la personalidad, generalmente vuelven a su esta·
do anterior, lo cual resulta por demás doloroso a la persona, ya que al
haber logrado agudizar sus concepciones éticas y morales sobre la na·
turaleza humana, se encuentra más vulnerable para juzgarse y conde·
narse por sus imperfecciones. Sin embargo, el sujeto no puede volver a
su vida coloquial ya que el recuerdo de la experiencia espiritual lo lleva
a una "nostalgia de lo divino", que en casos muy extremos se puede
manifestar patológicamente, como le sucedió a San Juan de la Cruz
cuando habló de "la noche Oscura del alma.""o Esta crisis cuando es
superada le permite al individuo tomar conciencia de haber experimen·
tado un estado superior hacia donde se puede dirigir y mantener como
una realidad permanente.

• Las fases del proceso de transmutación. Se llega a la transmutación


de la personalidad ordinaria cuando se reconoce que hay que lograr la
autorrealización con paciencia y armonía, lo cual es un proceso largo
que involucra el desarrollo de funciones superiores. Es un período aza-
roso y gratificante que lleva al individuo a cambios constantes y repen-
tinos de luz y oscuridad, así como de alegría y sufrimiento, debiendo
éste continuar con su vida laboral, social y familiar a pesar de sus ex-
periencias ambivalentes. Agrega Assagioli que este proceso es como
aquel del ingeniero que teniendo que reparar una estación de trenes,
no puede para ello interrumpir el tráfico.

110 San Juan de la Cruz (en AssagiolL 1989, p. 75), declaro que "el alma está en tinieblas
cegada por una luz mayor que la excede. [... ] Como cuando los ojos están de mal hu-
mor, impuros y enfermos, de la clara luz reciben pena. Y esta pena en el alma, a causa
de su impureza, es inmensa cuando de veras resplandece en ella esta luz divina, porque
resplandeciendo en el alma está la luz pura, a fin de expeler la impureza del alma, sién-
tese el alma tan impura y miserable, que le parece estar Dios contra ella y que ella está
hecho contraria a Dios."

827
Abraham Maslow, denominado padre del humanismo y de la psico-
logía transpersonal, quien realizó una basta investigación con poblacio-
nes sanas y no con pacientes afectados por problemas mentales como en
el caso de Freud, considera que un desarrollo pleno, sano, normal y de-
seable consiste en la actualización de la naturaleza esencial del hombre,
entendiéndose por ello la propia autorrealización, que involucra la satis-
facción de las potencialidades humanas, por lo que la psicopatología es el
resultado de la negación, frustración o deformación de dicha naturaleza
(Dicaprio, 1989). Esto es, que las disfunciones o deficiencias que obstacu-
lizan el pleno desarrollo natural del individuo y su autorrealización, es lo
que provoca lo anormal, enfermo o neurótico en el sujeto.

Maslow (1971, p. 163), partiendo de la base de que el individuo lIe-


ga a ser lo que él decide ser, en el momento en el que cobra conciencia
de su ser real o naturaleza propia, superando los límites del medio am-
biente y de trascender a sus necesidades instintuales o básicas, distingue
a la enajenación de la alienación, señalando que la primera es la escisión
del hombre consigo mismo y la segunda es la escisión del hombre con los
demás seres humanos. Por lo anterior, Maslow asevera que la neurosis no
es parte de la naturaleza profunda del individuo sino "[... ] más bien una
capa superficial de la personalidad que oculta o desfigura el yo real, es
decir, que la neurosis es una defensa contra el Ser real, contra la propia
naturaleza profunda y biológica."

En el caso de la enajenación, el individuo no logra "poseerse a sí


mismo" con toda su naturaleza autoactualizante, por lo que comienza a
depender del medio para sobrevivir, convirtiéndose en una persona indi-
vidualista y egocéntrica que sólo desea resolver sus necesidades materia-
les, dejando de lado las meta necesidades o necesidades superiores. "[... ]
La enajenación no permite al ser humano comportarse como lo que es
[por ello], al ser incapaz de poseerse a sí mismo, se convierte en esclavo
de las circunstancias" (González, 1989, p. 77).

Las anormalidades, según este autor, se pueden derivar de las frus-


traciones de dos tipos de necesidades: a) las necesidades deficitarias, las
cuales se experimentan directamente, como lo es por ejemplo el hambre,
produciéndose tensiones con ello y b) las necesidades superiores o meta-
necesidades que producen metapatologías, tales como atrofia en el desa-
rrollo, personalidades inmaduras y trastornos del carácter; como es el ca-
so de las personas que son incapaces de amar profundamente a los de-

326'
más, que no disfrutan de la vida, que no pueden aceptar sus auténticos
logros personales, ni perciben los aspectos virtuosos del individuo.

En relación a la enfermedad mental, Maslow señala que para enten-


derla primero es menester conocer profundamente lo que es la salud,
"[ .. .] los aspectos positivos y las potencialidades de la conducta humana,
como la felicidad, el goce, la satisfacción, la paz del espíritu, el éxtasis, as-
pectos que han sido ignorados por los científicos, [por lo que] el estudio
descriptivo de la normalidad a través de datos estadísticos sólo conduce
al concepto de lo que es la persona "bien ajustada" más no lo que es la
personalidad bien desarrollada. [Por dicha razón, considera que] el análi-
sis del hombre plenamente realizado debe ser la base de la ciencia psico-
lógica" (Solloa, 2000, s.p.).

Walsh y Vaughan (1980, p. 15) expresan que "la psicoterapia trans-


personal incluye los campos e intereses tradicionales, a los que se agrega
el interés por facilitar el crecimiento y la toma de conciencia más allá de
los niveles de salud tradicionalmente reconocidos. En ella se afirman la
importancia de las modificaciones de la conciencia y la validez de la expe-
riencia y la identidad trascendentales."

Agregan estos autores (1993, p. 27), que la psicología transperso-


nal se ocupa, entre otras cosas, de investigar sobre las experiencias trans-
personales, que por largo tiempo habían sido rechazadas al ser conside-
radas como comportamientos irracionales y patológicos, proponiendo
que "[... ] las experiencias transpersonales no son tanto regresiones pato-
lógicas como un paso adelante en el camino que conduce a una mayor sa-
lud." Señalan que "en opinión de Ken Wilber: ,,'Jo se trata de regresio-
nes al servicio del ego sino de la evolución y la traSl..tIlUc.iH.,;¿ del ego».n

Manuel Almendro (1994, p. 68) corrobora lo antes dicho, cuando


manifiesta que las experiencias transpersonales al trascender las fronte-
ras del individuo, traspasando las barreras del espacio y del tiempo, se
han comparado con procesos psicóticos o regresivos, ya que no coinci-
den con el modelo de "normalidad" imperante. Sin embargo, establece
que "[ ... ] la vida es un proceso de conciencia, tras las sucesivas vivencias
de muerte y renacimientos como mecanismos de trabajo, en los que las
crisis [o psicopatologías] sólo significan cambio; siendo avalada por un
principio de complementariedad, sinergia, en el que la oscuridad es el
combustible de la !uz. Lo vivencia! y !o emergente son e! contexto direc-
cional en el que cuerpo-mente y emociones alienados saltan al vacío de
lo no instituido, zona virgen marcada por los propios límites persona-
les."

Lo anterior se deriva de la concepción que la psicología transperso-


nal tiene al promover una terapia en la que el terapeuta, en lugar de eti-
quetar con taxonomías al paciente y de utilizar teorías delimitadas, debe
propugnar por la progresiva vivencia y el paso de éste a través de la en-
fermedad, lo cual le permite su propia curación bajo el binomio de la cri-
sis-cambio.

En el Capítulo 4 de este trabajo, se profundizó en el tema de las ex-


periencias transpersonales, comentándose que en ellas se experimenta la
integración con el "Todo" sin que se pierda el sentimiento de individuali-
dad, es decir, que esta identificación con la totalidad se vive como una
gran fusión en un armónico "eterno presente", en donde afloran el amor
pleno y el éxtasis, así como sentimientos de unidad, desapareciendo las
dicotomías o polaridades tradicionales. Esta identificación implica una
desidentificación con el ego o conciencia individual, que es la que tiende a
registrar la realidad ñsica con base en el dualismo, ya que percibe al
mundo en constante cambio y movimiento. Algunas de sus principales ca-
racterísticas son el desapego al ego, la inefabilidad -por lo que se utiliza
la metáfora, el lenguaje parabólico y el poético- y el sentimiento de éxta-
sis y de plenitud CGonzález, 1989).

Como hemos podido apreciar, el enfoque newtoniano-cartesiano de


la ciencia occidental, ha limitado al ser humano en cuanto al desarrollo
de sus potencialidades más profundas, debido a que desde hace doscien-
tos años, aproximadamente, ha establecido criterios de normalidad y
anormalidad conforme a su paradigma, de ahí que la persona "normal"
es aquella capaz de reproducir exactamente el mundo objetivo externo,
por lo que las funciones mentales se constriñen a la recepción de infor-
maciÓn sensorial y al almacenamiento de datos comprobables con la
"realidad consensual". Por exclusión, cuando los datos no coinciden con
dicha realidad, se interpretan como un trastorno mental y por lo tanto,
como una anormalidad.

Por esta razón, muchas personas que vivencían experiencias trans-


personales o estados alterados de conciencia, son generalmente conside-
radas por los profesionales de la salud como aquejadas por una enferme-

sso
dad mental, cuando en realidad están sufriendo una "crisis de crecimien-
to" (Bass y Davis, 1994), una "crisis transpersonal" o una "emergencia
espiritual", entena ida como una crisis que involucra la posibilidad de que
el sujeto logre llegar a un estado superior de conciencia (Grof y Grof, 19-
93), por lo que estas manifestaciones son consideradas perfectamente
naturales dentro de la dinámica profunda del psiquismo humano (Grof,
1994b).

En las experiencias transpersonales, a diferencia de las psicopatoló-


gicas, el individuo tiene la capacidad de trascender el ego y retomar a su
estado "normal" con una conciencia expandida del propio ego, sintiéndo-
se más pleno, vivificado, enriquecido y comprometido con los demás, ya
sea en forma espontánea o a través de la meditación, la autodisciplina,
etc., mientras que en los estados psicopatológicos, especialmente en los
más agudos como la psicosis, el sujeto escinde su propio yo, dividiendo a
su yo interno del externo, experimentando por ende una incongruencia
entre la valoración interna y externa y con ello produciéndose la frag-
mentación o desestructuración de la personalidad con sentimientos de
sufrimiento, angustia, temor y ansiedad.

Las experiencias transpersonales tienden a ser evolutivas y auto-


controlables, donde la pérdida de la conciencia ordinaria no implica su
reducción, muerte o destrucción, sino dejarla a un lado en un estado de
"latencia", para retomarla posteriormente con un mayor sentido de iden-
tidad personal, mientras que la psicopatología involuciona al individuo,
ya que "[... ] reduce la conciencia del ego porque se protege tras las fron-
teras que construye con el fin de defenderse de las amenazas reales de
las que percibe como tales; el autoconcepto se encuentra distorsionada-
mente simbolizado, se debilita, es independiente y no conlleva un com-
promiso personal, social o comunitario" (González, 1989, p. 239-240).

Las crisis transpersonales pueden surgir espontáneamente o bien


pueden ser el resultado del estrés emocional, del agotamiento físico, de
alguna enfermedad, de un accidente, de la utilización de drogas psicodéli-
cas, de algunas experiencia sexual muy intensa, así como de distintas
prácticas meditativas. Sin embargo, Stanislav y Christina Grof (1993) se-
ñalan que no todas las experiencias de esta índole son necesariamente
transpersonales, por lo que el diagnóstico diferencial es muy importante,
debido a que existen desórdenes mentales que sí están ligados a disfun-
ciones cerebrales o bien tienen una base orgánica.
Los esposos Grof (1993, p. 240), plantean una serie de criterios clí-
nicos para poder determinar si la persona está experimentando una
emergencia espiritual y no un trastorno mental, entre los que encontra-
mos:

1. Episodios de experiencias inusuales que implican cambios en la con-


ciencia y en el funcionamiento perceptual, emocional, cognitivo y psi-
cosomático en los que existe un "signiñcativo énfasis transpersonal en
el proceso," tales como una muerte dramática y secuencias de fenóme-
nos de nacimientos, mitológicos y arquetípicos.

2. Ausencia de un evidente trastorno orgánico cerebral, para lo cual se


habrá explorado al sujeto con antelación con las pruebas necesarias
para ello.

3. Ausencia de una enfermedad ñsica que pueda dar origen a una enfer-
medad mental.

4. Una condición somática y cardiovascular general razonablemente bue-


na que permita al paciente afrontar con seguridad el estrés físico y
emocional que se asocia con la experiencia que está viviendo.

5. Ausencia de una larga historia de tratamiento y hospitalización psi-


quiátrica convencional.

Cuando se ha descartado un fondo orgánico, los Grof sugieren que


el terapeuta ayude al paciente a que logre un desenlace positivo de sus
experiencias transpersonales, comenzando por reconocerlas como expe-
riencias inusuales de naturaleza intrapsíquicas, no patológicas. La medi-
tación o la experiencia introspectiva ayudada por la música, permiten
afrontar estas situaciones con serenidad y cuando éstas son muy abru-
madoras, existen procesos que permiten el enlentecimiento de las mis-
mas, como son el ejercicio intenso, la evitación de situaciones estresantes
y sobrestimulantes, el abandono de cualquier práctica espiritual, así co-
mo una dieta fuerte con grandes contenidos de azúcares, hasta que la
persona se sienta capaz de asimilar tales experiencias.

Para Stanislav Grof, la psiquiatria durante más de un siglo ha in-


tentado desarrollar grandes sistemas de diagnóstico, cuyos esfuerzos han
resultado vanos, ya que no existe una patogenia que sea especíñca de ca-
da enfermedad mental, puesto que ésta depende de la estructura social,

&1'2
cultural y política donde pertenezca el individuo, como es el caso de este
ejemplo tan ilustrativo:
«Durante la época stalin¡sta~ los psiquiatras rusos declararon que la
neurosis y las desviaciones sexuales eran consecuencia de conflictos de
clases y del deterioro moral de las clases burguesas. Aseguraban que
problemas de esta índole habían desaparecido casi por completo, con el
cambio de su orden social. A los paciente que presentaban tales síntomas
se les consideraba partidarios del orden derrocado y «enemigos del pue-
blo» CGrof, 1994a, p. 358).

Otro inconveniente que observa Grof es que la psiquiatría se basa


en la naturaleza y la intensidad de los síntomas observables del paciente
para determinar su nivel de recuperación frente al tratamiento, por lo
que a menor cantidad de síntomas se piensa en mejoría, mientras que a
mayor cantidad de síntomas se considera que el tratamiento no está fun-
cionando. Esta concepción, comenta, no se relaciona con la de la psiquia-
tría dinámica que establece que cuando el paciente está manifestando los
síntomas en forma recrudecida, se debe a que se avecinan progresos te-
rapéuticos relevantes.

Un punto más con el que está en desacuerdo Grof (1994a, p. 360),


es el hecho de que la psicología tradicional considera a la dimensión espi-
ritual del ser humano como patológica. "El sistema moderno de pensa-
miento psiquiátrico asocia, aunque de forma sólo implícita, el concepto
de salud mental con el ateísmo, el materialismo y las teorías mecanicis-
taso Por lo tanto, la existencia de experiencias espirituales, creencias reli-
giosas y prácticas espirituales justificarán, por lo general, un diagnóstico
psicopatológico."

Si recordamos lo que Grof comentó acerca de la conciencia en el


capítulo anterior, precisaremos que cuando existe un choque o colisión
entre la conciencia hilotrópica (individual) y la holotrópica (holística), se
produce un desorden en la salud mental del individuo, puesto que ambos
polos son complementarios y deben de vivir en armonía. Grof (1994b, p.
373) da un ejemplo claro de esto:
"Un ejemplo a nivel biográfico es el del neurótico, cuya vivencia del mo-
mento presente está distorsionada por la aparición de una vivencia per-
teneciente a otro contexto temporal y espacial. [Tal es el caso] a nivel pe-
rinatal, [donde) los síntomas representan un hfbrido espacio-temporal
[, ..1 que conecta el momento presente con el momento y circunstancias

S&l'
del parto biológico. De alguna manera, el indivIduo vive el aquí y ahora
como si involucrara una confrontación con el canal del parto; el tipo de
sensaciones físicas que estarfan completamente en consonancia con el
momento del parto se convierten fuera de contexto, en síntomas psico-
patológicos. [... ] Una persona en esta situación no experiencia ni el mo-
mento presente, ni el parto biológico; se podría decir que está todavía
atorado en el canal det parto y no ha nacido aún". [...} La mezcla de am-
bas vivencias, sin una comprensión discriminatoria, es característica de
p.sta extraña amalgama de vivencias espaciotemporales que 105 psiquia-
tras (laman «síntomas»."

Finalmente, Grof critica a la psiquiatría por no ser capaz de consi-


derar como factores relevantes la alegría de vivir, la capacidad de amar,
el altruismo, el respeto por la vida, la creatividad y la autoactualización
como procesos que permiten la salud mental de los individuos.

Por su parte, Ken Wilber (1979; 1993b), haciendo una profunda


complementariedad entre las aproximaciones orientales y occidentales en
relación con la conciencia y la psicoterapia, establece que dependiendo
del nivel evolutivo de la conciencia que tenga una persona, según el es-
pectro que analizamos en el Capítulo 4, será el tipo de psicoterapia que
requiera para aliviar su "sufrimiento".

Partiendo de esta base, Wilber comenta que los diversos enfoques


psicoterapéuticos no deberían de estar en conflicto, argumentando que
ellos son "los más correctos" para producir el cambio esperado en los pa-
cientes, ya que "todos" son adecuados en relación al nivel específico de
conciencia en que se encuentre el individuo. A continuación mencionare-
mos las distintas psicoterapias y su vinculación con el nivel evolutivo de
la conciencia del individuo, donde se origina el sufrimiento (ver Cuadro
No. 20).

• Terapias del Nivel del Ego. Las terapias de este nivel de conciencia, es-
tablecen que las patologías son el resultado de la ruptura entre los
procesos conscientes e inconscientes del psiquismo del individuo debi-
do a la escisión entre la persona y la sombra, lo que propicia que el in-
dividuo al proyectar su sombra hacia el exterior, deforme la realidad
que percibe y altere la sensación interna de lo que realmente es, debi-
do a que una vez proyectada la sombra, el sujeto la "siente" como un
síntoma. Tal es el caso, por ejemplo, del individuo que proyecta su hos-
tilidad en la gente y se imagina que las personas dirigen su hostilidad
hacia él, lo cual le causa "miedo" de los demás. "Mi hostilidad original

SS4
se ha convertido en mi sombra proyectada, de modo que ahora la
«veo» sólo en otras personas y la siento en mí mismo sólo como el
síntoma: el miedo. [Por lo tanto,] mi sombra se ha convertido en mi
síntoma" (Wilber, 1979, p. 130).

Las terapias que Wilber sugiere para este nivel son, el psicoanálisis,
el psicodrama, el análisis transaccional y la psicología del ego, donde se
permite a los pacientes establecer contacto con sus síntomas tales co-
mo depresión, ansiedad, rechazo, aburrimiento, vergüenza, etc., sin
que impongan ninguna resistencia, ya que cuando se acepta un sínto-
ma se está aceptando gran parte de la sombra que se oculta en él. En
el caso de que el síntoma persista, es importante la traducción de éste
a su contenido original (sombra), ya que hasta ese momento, el sujeto
sólo se ha enfrentado a un lado de los opuestos, es decir, a la persona,
pero no a su sombra u opuesto inconsciente. Por tal motivo, la inter-
pretación consiste en suponer lo contrario de lo que se propone, desea
o quiere a nivel consciente en ese momento, ya que es esta la forma en
que la sombra ve al mundo.

Tomar conciencia de los opuestos (persona o lo que nos gusta y


sombra, lo que no nos gusta de nosotros), experimentándolos como
una unidad, ya sean estos positivos o negativos, permite que las tensio-
nes que provocan la lucha de los contrarios, desaparezca. Lo anterior
involucra la responsabilidad de los propios sentimientos y estados de
ánimo sin culpar a los demás. "Empezar a entender que uno mismo es
quien está produciendo sus propios síntomas es un tremendo alivio,
pues ello supone a la vez, que puede dejar de producirlos si los traduce
de nuevo a su forma original. Uno se convierte en la causa de sus pro-
pios sentimientos, en vez del efecto" (Wilber, 1979, p. 135; 1992).

• Terapias del Nivel Existencial. Cuando el individuo consigue contactar


con su sombra y la integra a su personalidad, logra expandir su identi-
dad "pasando de una persona empobrecida a un ego sano". Sin embar·
go, en este nivel de conciencia, el individuo lleva a cabo una nueva esci-
sión, ahora entre su ego mental (ahí arriba) y su cuerpo físico (ahí
abajo), por lo que al igual que en el caso de la sombra, el cuerpo se

S&i
convierte en una proyección. Ul El individuo se identifica con una frac-
ción de su ser total, con su ego mental (lo voluntario) y abandona al
cuerpo (lo involuntario) proyectándolo al exterior, por lo que se con-
vierte en un enemigo iniciándose la guerra de los opuestos.

El cuerpo al manifestarse como una fuente de dolor, "de pecado" o


de muerte, propicia que el individuo tienda a sedarlo, a enajenarlo, ya
que su ego se siente atemorizado y vulnerable frente a él. El problema
es que el cuerpo también es una fuente de placer, la cual queda daña-
da o bloqueada por el aislamiento al que se le somete.

Las terapias corporales, no devalúan al cuerpo, sino que lo conside-


ran como "[oo.] el vehículo idóneo para llevar a cabo la transformación,
el templo sagrado en el que se realiza el trabajo espiritual" CZweig y
Abrams, 1992, p. 148). Las terapias recomendadas por Wilber para es-
te nivel Son las postuladas por la psicología humanista: el análisis bio-
energético, la terapia rogeriana, la gestáltica, el análisis existencial y la
logoterapia.

Superada la escisión entre psique y soma, en este nivel las terapias


se ocupan del organismo psicofísico completo, de las crisis que debe
afrontar y del potencial que puede desplegar. Además, se proponen
ampliar la identidad del individuo a todas las facetas del organismo to-
tal, a fin de pasar al siguiente nivel evolutivo.

• Terapias de las Bandas Biosociales. Estas bandas se encuentran en los


límites superiores del nivel existencial, e implican las huellas profundas
que las pautas culturales dejan en la orientación de la conducta del or-
ganismo total, moldeando la estructura del ego individual y su funcio-
namiento mental y, actúan como un filtro o pantalla de la realidad. Las
terapias a este nivel se proponen indagar la forma en que las diferen-
tes pautas sociales, como la lógica y el lenguaje, modulan y distorsio-
nan la conciencia del individuo, centrándose específicamente en los
condicionantes sociales y no individuales de la patología. Las terapias

I T1 John Conger (1992). psicólogo y profesor de le Bioenergetic Sociefy of Norfhern Coli-


formO. comenta a este respecto, que el ClJerpo se oculta bajo nuestros disfraces y expre-
so de forma incuestionable lo que nueSTra conciencia se esfuerza en negar.

ssó
familiares (sistémicas), las terapias semánticas y las de psicología y fe-
nomenología social son algunas de ellas (Wilber, 1980b).

• Terapias de las Bandas Transpersonales. En este nivel se localizan los


aspectos supraindividuales de la conciencia, que aunque el individuo
aún no se encuentra totalmente identificado con el "todo", su identi-
dad, sin embargo, no esta reducida a los límites de su organismo. Estas
bandas son la sede de las imágenes del inconsciente colectivo y en ellas
se puede lograr la experimentación directa, como es el caso de la expe-
riencia mística. En este nivel, el individuo ya superó las dualidades de
la persona y la sombra y del ego y el cuerpo, por lo que las neurosis
individuales tienden a desaparecer, por la falta de identificación con
estos niveles. Surge el "testigo" supraindividual que sin identificarse,
simplemente observa los acontecimientos. La principales terapias que
Wilber recomienda en este nivel son la psicología analítica junguiana y
la psicosíntesis de Roberto Assagioli.

• Terapias del Nivel de la Mente. En el nivel anterior, el Testigo trans-


personal sobrevivía a la dualidad de lo testificado, es decir, de la reali-
dad, mientras que en este nivel, el Testigo y lo testificado son "una y la
misma cosa," son la realidad misma disolviéndose por completo las po-
laridades y el conflicto. En este nivel se funde el pasado y el futuro, la
vida y la muerte, abandonándose el estado de "sueño" y "despertando"
al mundo atemporal y aespacial de la conciencia cósmica, a la verdade-
ra realidad. Las terapias que se ocupan de este nivel son el hinduismo
vedanta, el budismo mahayana y vajrayana, el taoísmo, el sufismo y
ciertas formas de cristianismo esotérico.

Wilber (1977; 19803; 1993b) advierte, que los niveles evolutivos


de la conciencia no son entidades discretas y separadas, sino que están
interaccionando y fusionándose entre sí, partiendo de una expansión de
la conciencia limitada por la persona y la sombra, hasta llegar a la con-
ciencia cósmica, involucrando una gradual desidentificación y desapego
exclusivos, hasta lograr la inclusividad del nivel de la Mente. Por ello, Wil-
ber señala que la curación de un dualismo, conduce a un cambio de iden-
tidad personal, superándose la distorsión que originaba. Cada vez que el
individuo asciende al siguiente nivel, su identidad se amplía hasta incluir
aspectos del Universo que antes consideraba ajenos, enfrentándose al
mundo sobre una base más amplia y firme, hasta lograr el "despertar de-
finitivo,"

ss;
(J~t:/lÚ&~dd~ddJ#
~JI'~

Estadios del desarrollo Psicopatologías Tratamientos

J{)%iod~
L- Sensoriomotor Psicosis Intervención fisiológica
Terapia farmacológica

2.- Fantásmico-emocional Trastornos narcisistas Técnicas de construcción


y fronterizos de la de estructuras
personalidad

3.- Mente representativa Neurosis Técnicas de descubri-


miento (psicoanálisis,
Gestalt, junguiana, etc.)

(jJ) %úzdj;er.umal:
'1-.- Mente regla-rol Patología de roles Analisis de guiones
Patología de reglas Terapia cognitiva

5.- Mente reflexivo-formal Neurosis de identidad Introspección


(diálogo socrático)

6.- Visión-lógico Patología existencial Terapia existencial

éJ %iod ~.wn.aI:
7.- Psíquico Trastornos psíquicos Disciplinas yóguicas
Terapia junguiana
Supervisión de un
maestro espiritual

8.- Sutil Patología sutil Terapia transpersonal

9.- Causal Patología causal El camino del sabio


Por otra parte, en el Capítulo 5 se analizó el modelo espectral del
desarrollo humano que Wilber plantea con sus nueve niveles o estadios
de evolución de la conciencia y, corresponde a este apartado establecer
su correlación con las patologías y tratamientos específicos para cada ni-
vel del desarrollo. Como un recordatorio, comentaremos que en estos
nueve niveles o "estructuras básicas de la conciencia", el se/f se desarro-
lla normalmente, sin embargo, cuando estos estadios evolucionan de ma-
nera inadecuada pueden surgir psicopatologías específicas dentro de un
modelo jerárquico de la patología, el cual Wilber (1986, p. 75) reco-
mienda que se utilice "[ ... ] con cierta cautela dada la variabilidad indivi-
dual, la inexistencia de casos puros, la influencia de las diferencias cultu-
rales, la predisposición genética, las enfermedades genéticas y traumáti-
cas y las diversas combinaciones posibles entre todas estas variables."

A continuación analizaremos dichas psicopatologías y tratamientos


conforme al Cuadro No. 20.

A. Psicopatologías prepersonales. Ken Wilber señala que estas patolo-


gías, también llamadas prerracionales o preegoicas, como la psicosis, los
trastornos narcisistas y fronterizos o limítrofes de la personalidad y las
neurosis, se manifiestan en estadios del desarrollo muy arcaicos, que son
anteriores al surgimiento de una identidad individual, personal y racio-
nal.

Wilber explica que para que el ser humano logre experimentar una
plena sensación de identidad, requiere pasar por tres estadios específicos:

a) De los O a los 12 meses, cuando surge un seiffísico.

b) De los 12 meses a los 3 años, donde aparece un se/f emocional

c) De los 3 a los 6 años, cuando emerge un self mental.

Es en cada uno de estos estadios del desarrollo donde el individuo


aprende a distinguir el self de lo que lo rodea y de otras estructuras que
también se encuentran presentes en su propio psiquismo. Si esta diferen-
ciación no se logra, el sujeto permanece atado o fDado a este estadio, lo
que conllevará un trastorno psicológico específico, como es el caso de:

1. La psicosis que es una fijación que se vincula


COn el estadio sensorio-
motor, que corresponde al nivel sensorio-motor de jea n Piaget, en el
cual prevalece la materia, la sensación y la percepción y donde se espe-
ra q·ue el indiv.iduo logre diferenciarse de su entorno físico como un
ente físico separado. Cuando se experimentan traumas severos y reite-
rados en esta etapa o bien cualquier otro tipo de perturbación, se im-
posibilita dicha diferenciación, permaneciendo el niño fusionado en
una indiferenciación entre su interior y su exterior, por lo que predo-
minan los procesos alucinatorios del pensamiento y los delirios, acom-
pañados de ansiedad o depresión. Las psicosis autistas, las simbióticas
infantiles, las depresivas y las esquizofrenias son parte de las psicopa-
tologías de este estadio.
Wilber agrega que las psicosis tienen un nivel de organización tan
primitivo que no responden adecuadamente al tratamiento exclusivo
de la psicoterapia y que hasta el momento, la única intervención efi-
caz, pudiéndose combinar con esta última, es la farmacología o el tra-
tamiento fisiológico.
2. Los trastornos narcisista y borderline (fronterizos o limítrofes) de la
personalidad, se presentan en el estadio fantásmico-emocional, en el
que el individuo después de haber logrado la diferenciación física, co-
mienza a desarrollar su self emocional que debe tener la característica
de diferenciarse o separarse del de los demás, especialmente de las emo-
ciones de la madre.

a) Frente al fracaso de la diferenciación psicológica emocional en el


proceso de "separación-individuación", como indica Margaret Malher
(en Wilber, 1989) y como resultado de la falta de renuncia a la gran-
diosidady la omnipotencia infantil, el individuo puede partir de la base
de que los demás sienten lo mismo que él (narcisismo), o bien, que só-
lo reflejan su propia perfección, convirtiéndose en extensiones de su
self, por lo que los principales síntomas clínicos de los trastornos nar-
cisistas de la personalidad son la grandiosidad, el sentimiento de que
sus problemas son únicos y la evidente falta de interés y de empatía
por los otros, donde, a pesar de buscar la perfección en lo que se hace,
el éxito, el reconocimiento, la admiración, la belleza y el poder, en el
fondo el individuo se siente vacío, repleto de rabia y con un constante
sentimiento de envidia. Como estos individuos nunca logran encontrar
a las personas que reflejen su perfección grandiosa, reaccionan con
mecanismos defensivos como la devaluación y la dramatización.

S40
Otto Kernberg (1975, pp. 30-31), estudioso de los trastornos
fronterizos y del narcisismo patológico, bajo el enfoque de la psicolo-
gía del Yo y de la teoría psicoanalítica de las relaciones objetales, en
este rubro añade lo siguiente:
«Tienen gran necesidad de ser amados y admirados y se detecta en ellos
una curiosa contradicción entre un concepto muy inflado de Sl mismos y \a
desmedida necesidad de recibir el tributo de los otros. Su vida emocional
carece de profundidad; experimentan escasa empatfa por los sentimientos
de las demás personas; encuentran pocos motivos para disfrutar de la vida,
más allá de los que les brindan el homenaje de los otros o sus propias fan-
tasías grandiosas; se sienten inquietos y hastiados cuando el brillo externo
se desgasta y no hallan nuevas fuentes para alimentar su autoestima. Envi-
dian a otras personas; tienden a idealizar a determinados individuos de
quienes esperan gratificaciones narcisistas, y a despreciar y desvalorizar a
otros (a menudo sus anteriores ídolos) de quienes nada pueden esperar. En
general, sus relaciones con los demás tienen un carácter netamente explo-
tador y en ocasiones parásito. Es como si Sintieran tener el derecho de con-
trolar y poseer a los otros y de explotarlos sin culpa; bajo su aparente sim-
patía y encanto, es posible percibir una naturaleza fría y despiadada. Se
considera con frecuencia que estos pacientes "dependen" de los demás por
su gran necesidad de recibir el tributo y el amor de las otras personas, pe-
ro la honda desconfianza y el desprecio que sienten por todos los hacen to-
talmente incapaces de depender de nadie."

b) Los trastornos fronterizos O limítrofes, que se encuentran ubicados


entre la psicosis y la neurosis, se manifiestan cuando el individuo se
mantiene con precarias fronteras emocionales, por lo que se percibe
inundado por un mundo avasallador que no le permite sostenerse en
forma sólida y estable. A diferencia del trastorno narcisista de la per-
sonalidad, Wilber (1989) señala que el limítrofe ha logrado cierta dife-
renciación con los demás, pero es tan frágil y endeble su estructura
que cotidianamente teme ser invadido o abandonado por los otros. Por
tal motivo, la estructura intrapsíquica del borderline es más compleja
que la del narcisista, ya que ha logrado un mayor grado de diferencia-
ción.

El tratamiento que Wilber (1989) propone en relación a los tras-


tornos narcisista y borderline de la personalidad, son las técnicas de
construcción de estructura, ya que el self todavía no es lo suficiente-
mente fuerte para reprimir ciertos contenidos en el inconsciente, exis-
tiendo vagas fronteras entre el self y los otros, lo que no permite la in-
tegración de las imágenes parciales en una imagen global o totaiizado-
ra de sí mismo y del mundo, por lo que se manifiesta una fusión, una
confusión o bien una escisión entre las representaciones propias del
self y las de las representaciones objeta les. Por este motivo, el self
siente que "engulle al mundo" (narcisismo) o bien que el mundo es el
que amenaza con tragarse al self (trastomos borderline) Estas técni-
cas, que atienden pacientes preneuróticos que utilizan la identificación
proyectiva y la escisión, pretenden capacitarlos por medio del logro del
proceso de separación-indiyiduación~ para que adquieran un nivel neu-
rótico, donde aparezcan mecanismos menos arcaicos como es el caso
de la represión.
3. Las neurosis tienen relación con el estadio de la mente representatilla
(simbólica y conceptual), que corresponde al pensamiento preopera-
cional de Piaget, donde después de que se fortalece el self emocional,
surge el self mental del niño, proceso que se favorece por la aparición
del lenguaje. De esta manera, el niño aprende más que a sentir, a pen-
sar, a verbalizar y a controlar mentalmente su comportamiento, por lo
que aprende por medio de sus pensamientos a reprimir sus sentimien-
tos y conductas inadecuadas -especialmente sexuales y agresivas-o
Cuando esta represión es muy severa y constante, los sentimientos
enajenados pueden resurgir con sintomatologías disfrazadas o neuróti-
cas, como las fobias, las compulsiones, las obsesiones, las histerias etc.
Wilber aclara que durante este estadio se espera que el individuo haya
consolidado una estructura tripartita con el Yo, el Superyó y el Ello,
por lo que sus conflictos se tornan intrapsíquicos o intrapersonales,
mientras que en el caso de las anteriores patologías, el conflicto se cen-
tra en las relaciones interpersonales.
Las técnicas de descubrimiento son el tratamiento que Wilber pro-
pone para las psiconeurosis, a fin de que el individuo conscientice as-
pectos inconscientes y los reintegre al self central. Estas técnicas re-
quieren que el sujeto tenga una estructura egoica suficientemente es-
table y fuerte. Dentro de estas técnicas se encuentra el psicoanálisis, la
terapia Gestalt y la terapia junguiana, entre otras 1l2
.93. Psicopatologías personales. Ken Wilber (1989) comenta que la pato-
logía self-rol y guión-cognitiva, la neurosis de identidad y la patología exis-
tencial, aparecen en una etapa del desarrollo en la que el individuo ha 10-

112 Ver Capítulos 1 y 3 de este irobajo

S42
grado diferenciarse física, emocional y mentalmente de su entorno, con-
solidando un ego individual y separado de los demás. Aclara este autor
que la mayor parte de las corrientes psicodinámicas consideran que en la
fase edípica (con resolución o no), concluyen las descripciones de las pa-
tologías humanas, por lo que dan por descartado cualquier otro nivel pa-
tológico. Sin embargo, él considera que el espectro patológico continúa en
los estadios "postedípicos superiores" del desarrollo, ya que por ejemplo,
la capacidad de asumir un rol se consolida hasta los 7 u 8 años, mientras
que la edad típica para la resolución del complejo de Edipo es alrededor
de los 6 años.
4. La patología de roles y la patología cognitiva de los guiones, apare-
ce en el estadio de la mente regla-rol y corresponde al pensamiento
operacional concreto de Piaget, donde el individuo puede imitar y asu-
mir el papel o rol de los otros y además realizar operaciones comple-
jas, como las divisiones, las multiplicaciones, las clasificaciones, las je-
rarquizaciones, etc., que requieren reglas específicas. En este estadio,
el niño se centra más en las reglas y en los roles que la sociedad impo-
ne, ya que impera un gran deseo por la adecuación a las normas o re-
gias, con el fin de pertenecer a un grupo, de ahí la necesidad de cum-
plir con un rol específico, entre tantos otros. Cuando esto no se puede
llevar a cabo, surge un miedo profundo a "l.. ,] no tener rostro, a con-
fundir los roles o a romper las reglas" (Wilber, 1989, p. 89). La defen-
sa que caracteriza a este estadio es el "doble mensaje", donde el indivi-
duo manifiesta expresamente un mensaje, pero implícitamente plantea
otro. Son estos mensajes encubiertos, que generalmente el individuo
no reconoce, los que constituyen las estructuras patógenas claves del
self afectado. Así, las patologías de este estadio se relacionan con los
roles inadecuados que lleva a cabo una persona y con las reglas inapro-
piadas que rigen su conducta.

a) La patología de roles ha sido estudiada por el análisis transaccional


de Berne, la terapia familiar de Nichols y la psicología cognitiva del rol
de Branden. Se manifiesta cuando el individuo envía mensajes a distin-
tos niveles de comunicación, unO de los cuales niega, elude o contradi-
ce lo que está afirmando (doble mensaje), debido a que utiliza dobles
transacciones, mensajes cruzados, roles confusos, agendas ocultas etc.
La técnica que permite separar, desentrañar, clarificar e integrar los
niveles de comunicación en esta patología es el análisis de guiones, a
fin de integrar la escisión interna que sufre el "selftextual" entre los
mensajes abiertos y encubiertos que utiliza.

b) La patología de reglas, como todas las patologías personales, se re-


laciona más directamente con aspectos cognitivos que psicodinámicos
del individuo. Se manifiesta cuando el individuo distorsiona las reglas
cognitivas, los esquemas o las configuraciones que determinan sus con-
ductas inadecuadas. George Kelly, Albert Ellis y Aaron Beck (en Wilber
1989, p. 120) señalan que la terapia cognitiva" l3 es el mejor trata-
miento para esta patología, ya que "los afectos y las conductas del in-
dividuo están determinados por las formas en que estructura el mun-
do", por 10 que "L .. ] cualquier alteración en el contenido de las estruc-
turas cognitivas subyacentes de la persona modifica su estado afectivo
y sus pautas de conducta." La terapia cognitiva coadyuva a que el pa-
ciente tome conciencia de sus distorsiones a fin de que corrija sus
constructos y así modifique las conductas disfuncionales que no le per-
miten mejorar su situación clínica. Bajo este enfoque cognitivo, la te-
rapia cognitivo-guión y el análisis cognitivo-guión son las técnicas
que mejores resultados han obtenido en esta patología.

S. La neurosis de identidad aparece en el estadio de la mente reflexivo-


formal, misma que corresponde al pensamiento operacional formal de
Piaget, en el que aparece una estructura más desarrollada que permite
además del pensamiento en relación al mundo, el pensamiento sobre el
propio pensamiento; un pensamiento hipotético-deductivo que se tor-
na autorreflexivo e introspectivo. En esta etapa, el self deja de estar
atado en forma irreflexiva a los roles sociales y a la moralidad consen-
sual, para sujetarse a los propios principios de razón y conciencia y
con ello, puede concebir Un futuro posible o bien hipotético, que con-
lleva éxitos y fracasos. El individuo "L .. ] se ha convertido en un filóso-
fo, en un soñador [... ], en un espejo reflexivo interno asombrado de su
propia existencia. Cogito, ergo sum" [pienso, luego existo] (Wilber, 19-
89, p. 91). La neurosis de identidad aparece como resultado de las difi-
cultades que impiden la emergencia de esta estructura autorreflexiva,
etapa que Erickson denomina "identidad vs. confusión de roles."

:3 Ver Capítulo 2 de este trabajo.

844
wilber (1989) considera que la técnica terapéutica que permite sub-
sanar la neurosis de identidad es la introspección del paciente a través
de un diálogo socrático con el terapeuta, que comprometa, active y
ejercite la mente reflexiva introspectiva del paciente y su correspon-
diente sensación de identidad.

6. La patología existencial surge en el último estadio del nivel personal,


el estadio visión-lógico, el cual permite una capacidad superior de inte-
gración de conceptos, con base en la síntesis, las conexiones y las rela-
ciones entre verdades, estableciendo para ello redes de relaciones masi-
vas de ideas e interrelaciones mutuas. En este nivel la mente y el cuer-
po son experimentados como una sola estructura integral, de ahí que
Wilber denomine "centauro" a este estadio. A diferencia del pasado ni-
vel, donde se inicia la concepción de las posibilidades de la vida, la vi-
sión lógica existencial conduce al individuo a descubrir "[... ] que la vida
personal es un breve destello en el vacío cósmico" (Wilber, 1989, p.
94), por lo que cuando se presentan dificultades relacionadas con la fi-
nitud, la muerte y la aparente falta de sentido de la vida, no se logra
una sólida autonomía y una adecuada autorrealización, manifestándo-
se la patología existencial con síndromes tales como depresión existen-
cial, sensación de falta de autenticidad, soledad y "extrañeza" existen-
cial, falta de autorrealización y ansiedad existencial.

Wilber (1989, p. 95), aclara que para distinguir esta patología de


otras, como es el caso de la limítrofe y la depresión psiconeurótica, es
menester tomar en cuenta que el individuo debió de haber pasado por
el estadio de operaciones formales, a fin de tener desarrollada la capa-
cidad de autorreflexión y, agrega que "l..,] es inconfundible el sabor
del estado taciturno y depresivo profundo y serio que se presenta en
una estructura estable y altamente diferenciada" como la del centauro.

El tratamiento que Wilber (1989) recomienda para la patología


existencial es la terapia existencial. u , El consenso de las distintas téc-
nicas existenciales se fundamenta en lograr una autenticidad en el
cliente, para que contacte con el sentido "intrínseco" de la vida y no
con el extrínseco, a través del análisis y la confrontación de las modali-
dades inauténticas que lleva a cabo, especialmente de aquellas que por

114 Ver Capítulo 3 de este trabajo.


lo general se orientan hacia el exterior. Además, es relevante para el
terapeuta existencial el hecho de que el sujeto asuma la responsabili-
dady el compromiso de su propia autonomía.

C? Psicopatologías transpersonales. Para Wilber, estas patologías com-


prenden los trastornos psíquicos, la patología sutil y la causal y se pre-
sentan en los estadios transpersonales del desarrollo, donde el individuo
totalmente identificado con su ego, logra desidentificarse del mismo y
trasciende todas las fronteras hasta alcanzar la conciencia de unidad. Wil-
ber agrega que a estas etapas, donde se presentan las patologías señala-
das, también se les puede nominar con expresiones más neutras, como
estadio del principiante (o del comienzo), estadio del iniciado (o del ca-
mino) y estadio del avanzado (o de la realización).

7. Los trastornos psíquicos, se relacionan con el estadio psíquico, del


principiante (o del comienzo), donde las capacidades perceptuales y
cognitivas del individuo trascienden las limitaciones y preocupaciones
personales, por lo que es conocido como el estadio de la "mente ilumi-
nada", ya que la persona es capaz de operar sobre sus propias percep-
ciones y cogniciones a fin de trascenderlas, teniendo para ello, una vi-
sión e inspiración interna directa que permite la comprensión totaliza-
dora superior que no es posible obtener a través del concepto-pensa-
miento. Los trastornos psíquicos no son más que las crisis y trastornos
espirituales "inferiores", que se pueden manifestar de las siguientes
maneras:

• Surgimiento abrupto y espontáno de facultades y energías espirituales.

• Invasión de cualquier otro nivel inferior del desarrollo cuando se ma-


nmesta gran tensión, como es el caso de la presencia de brotes esqui-
zofrénicos pasajeros.

• Sensación de ansiedad flotante leve o con componentes psicosomáticos


conversivos como el dolor de cabeza, el malestar intestinal, la arritmia,
etc. cuando el principiante de cualquier disciplina contemplativa, está
llevando a cabo una práctica espiritual errónea.

Wilber (1989) sugiere que dependiendo de la manifestación de la


crisis espiritual, el sujeto deberá someterse a distintas técnicas, como
son la práctica de disciplinas yóguicas (raja yoga, charya yoga, kunda-


lini yoga, siddha yoga, hatha-ashtanga yoga) en el caso del despertar
espontáneo, la terapia junguiana cuando se pretende construir la es-
tructura pseudopsicótica espiritual y la supervisión de un maestro es-
piritual cualificado, cuando la práctica que se ha elegido es incorrecta.
8. La patología sutil, se vincula con el estadio sutil o estadio del iniciado
(o del camino), en el que se asienta la "mente intuitiva". Es la morada
de los arquetipos transpersonales y del Dios personal. Esta patología,
comenta Wilber (1989), suele presentarse en meditadores iniciados y
avanzados. Entre otras manifestaciones, a medida que el meditador lo-
gra diferenciarse de sus propios procesos psíquicos, experimentando la
muerte de su self-mental, puede llegar a identificarse con una Concien-
cia superior o arquetípica, sin embargo, cuando este proceso de inte-
gración-identificación fracasa, se encuentra frente a una fractura en-
tre su self y el Arquetipo, percibiéndose como un ente separado en
constante dualidad.

Ante la patología sutil, Wilber (1989) recomienda la terapia trans-


personal, la cual se analizará más adelante, donde se presupone que el
terapeuta conoce lás dimensiones trascendentales o espirituales del in-
dividuo y por lo tanto, puede ayudarle a aceptar la muerte de la sensa-
ción de identidad como self-mental que hasta ese momento ha tenido,
así como de sus apegos y deseos, que le impiden el ascenso a un nivel
superior de conciencia, involucrándose con ello la desidentificación del
ego.

9. La patología causal, aparece en el estadio causal o estadio del avanza-


do (o de la realización), el cual es el sustrato trascendente de todas las
demás estructuras, donde se encuentra la conciencia de unidad que no
tiene ninguna demarcación o frontera. En esta etapa, se espera que el
individuo logre diferenciar lo manifiesto, lo que tiene forma, de lo in-
manifiesto o sin forma. Cuando se fracasa en este proceso, especialmen-
te por el deseo de la liberación, el sujeto se incapacita para aceptar la
muerte final del self arquetípico (último estadio de la sensación de
identidad separada) y la conciencia sin forma no se diferencia ni tras-
ciende los aspectos manifiestos. Por otra parte, cuando el fracaso se da
en la integración de lo manifestado y lo inmanifestado no se logrará
modificar la conciencia hacia la unidad, permaneciendo la tensión, aun·
que sea leve, que el dualismo provoca en la conciencia.
wilber (1989), basándose en las grandes tradiciones orientales, su-
giere que el tratamiento para esta patología sea la estrecha colabora-
ción entre el maestro y el discípulo, a fin de que este último logre la
conciencia de unidad o iluminación, donde desaparezca todo dualismo
o sensación de separatidad. Por tal razón, Wilber ha denominado a es-
ta técnica el camino del sabio.

En relación a la psicoterapia transpersonal, Frances y Vaughan (19-


93, p. 269) la definen como "[... l un quehacer curativo que incluye entre
sus objetivos las metas convencionales del funcionamiento saludable nor-
mal y [... l la integración entre los aspectos físicos, emocionales, mentales
y espirituales del bienestar. Este enfoque afirma el potencial curativo de
las experiencias transpersonales e investiga los objetivos espirituales des-
de un punto de vista psicológico."

Vaughan (1993 p. 271), aclara que los terapeutas transpersonales


pueden recurrir a las técnicas terapéuticas aceptadas por la psicología
tradicional, así como a los métodos que se derivan de las diferentes disci-
plinas espirituales, como es el caso de la meditación, la yoga, el entrena-
miento mental, etc., ya que la psicoterapia transpersonal busca producir
un cambio o curación en el individuo, incluyendo entre sus objetivos las
metas convencionales del funcionamiento saludable normal de la persona
y la integración entre los aspectos físicos, emocionales, mentales y espiri-
tuales del bienestar.
"Este trabajo no sólo apunta, pues, a modificar la conducta y los conte-
nidos de la conciencia sino que también persigue una verdadera toma de
conciencia como contexto de la experiencia misma.'"

Por ello, cuando el cliente o paciente deja a un lado paulatinamente


la identificación con el papel de víctima y asume su propia responsa-
bilidad con una actitud más creativa frente a la vida, el terapeuta puede ir
introduciéndose más profundamente en temas transpersonales. El obje-
tivo del terapeuta transpersonal no es resolver los problemas del cliente o
paciente, sino motivarlo a que desarrolle sus propios recursos internos
para que él mismo los solucione.

Para ser un terapeuta transpersonal, Vaughan (1993) sostiene que


se requiere inicialmente una formación convencional sólida y la obten-
ción de un título profesional en alguna área de la salud mental -psiquia-
tría o psicología-, que le permita al terapeuta estar capacitado para ejer-

$\5'
cer adecuadamente la práctica clínica, así como un amplio entrenamiento
clínico transpersonal, que implique el conocimiento teórico de este enfo-
que, de sus diagnósticos, de sus terapias y de una primera fase de super-
visión del trabajo clínico que desarrolle. Por otra parte, es relevante que
el terapeuta se halle sometido a una psicoterapia de orientación trans-
personal y se encuentre comprometido a largo plazo con alguna discipli-
na contemplativa transpersonal, como el yoga o la meditación, sea ésta
de cualquier tipo. Lo anterior es sumamente importante debido a que,
como Buda (en Vaughan, 1993, p. 261) predicaba, para transformar a
los otros es necesario de inicio transformarse uno mismo:
"Para enderezar lo torcido
primero debes hacer alBo más difíCil:
enderezarte a tí mismo.»
La curación transpersonal se produce desde las profundidades psí-
quicas del individuo; se logra cuando éste se siente más dueño de sí mis-
mo, de su cuerpo y de su mente, lo que permite el paso a la supracon-
ciencia, experimentándose una dicha que no deviene de la obtención de
satisfactores externos, propuestos por la cultura, sino por el arduo tra-
bajo interno que se ha llevado a cabo. Desaparecen los miedos, las angus-
tias y las ansiedades, prevaleciendo la serenidad que se origina en un ni-
vel de conciencia superior a causa de la desidentificación con el ego, para
lo cual se requirió tomar conciencia de que se tienen pensamientos, sen-
timientos y sensaciones, pero no por ello se es ni los pensamientos, ni los
sentimientos, ni las sensaciones (Almendro, 1994).

La identificación con el ego, nos dice Charles Tart (1975, p. 288):


"Es lo opuesto a la autoconciencia. En un estado de identificación el
hombre no se recuerda a sí mismo. Está perdido para sí. Su atención se
dirige hacia afuera, y no resta conciencia para sus estados interiores. Y
la vida ordinaria se consagra casI totalmente a los estados de identifica~
ción,"

Con la práctica terapéutica transpersonal, la conciencia del indivi-


duo va incrementando su expansividad y por ende se va identificando
con objetos más universales. Por ello, los problemas y conflictos persona-
les van perdiendo importancia y pasan a segundo término, razón que
permite que la persona se vuelva menos vulnerable y por lo tanto más
sana (Pintos, 1996).
Para finalizar con este capítulo y dejar más claros los conceptos de
salud y enfermedad, así como los distintos tipos de terapias, según los di-
versos enfoques psicológicos que se han estudiado, es importante ver e!
contenido del Cuadro No. 21, el cual se encarga de mostrar esta síntesis.
A guisa de resumen, es relevante señalar que en occidente, la psicopato-
logía ha sido explicada de diferentes maneras, dependiendo del enfoque
con el que ha sido abordada:

• Bajo la dimensión biológica, como un trastorno derivado de disfuncio-


nes orgánicas, incluyendo las químicas que involucran las hormonas y
enzimas.

• Bajo la dimensión psíquica, como una escisión de la personalidad.

• Bajo la dimensión social, como el resultado de la mala interacción con


el exterior.

• Bajo la dimensión transpersonal, como efecto de la separación de! in-


dividuo con su Conciencia Unitaria, Absoluta o verdadera naturaleza.

6"atuhr.JVo-._ 21
G'~tb&Z!ud, &¡/erm.edzd
yújb<rtb~

&caeb Jalad &¿fvmedad ~

1.~

al Freud Fortalecimiento y Reacción de la persona- Psicoanálisis.


equilibrio del Yo, lidad ante las tensiones
frente a las presio- internas y extemas, por
nes del Ello y el Su- fijaCIones tempranas.
peryó.

bl Jung Equilibrio de la to- DeseqUilibrio o escisión PSlCología Pro-


talidad psíquica (yo entre los componentes funda.
y Se/f). conscientes e inconsClen
tes de la personalidad.

360
&caek Jalad &¡fomdad ~

2.~ Terapia
Conductual.
a) Watson Modificación de la - Vinculación entre el -
conducta desadap- aprendizaje asociativo
tada. y respuestas psicopato-
lógicas CE-R).

b) Skinner Variación de los -- Vinculación entre las


antecedentes y con- conductas aprendidas
secuentes que ro-- y el reforzamiento del
dean la conducta comportamiento « anor-
patológica. mal" (E-R-Refuerzo).

e) Bandura Aprendizaje y susti- Aprendizaje desadapta-


tución de los hábi- do en un contexto so--
tos negativos por - cia!'
los positivos.

d) Beck Modificación de la - Errores sistemáticos en Terapia


conducta desadap- el razonamiento, que de- Cognittva.
tada, por medio de terminan sentimientos y
un proceso autoco- conductas desadaptados.
rrectivo del pensa-
miento.

e) ElIis. Modificar o reem- Pensamientos irraciona- Terapia Rado-


plazar enlaces cog- y distorsiones cognitivas donal- Emotiva
nosdtivos-emocio- que quedan fijados a la -
nales específicos y personalidad.
disfuncionales.

1) Teoría del Modificar los proce- Vinculación entre las cre Terapias- Cog·
Aprendizaje sos cognitivos dls- enCl3S irracionales y dis- nitlvo-Conduc-
y Teoría Cog- funcionales y los -- torsIOnes cognitivas y lo ductuales.
noscitiva-se- factores externos - acontecimientos ambien-
mántica. que refuerzan las - tales externos.
conductas desadap-
tadas.

SS!
~ Jedad &zí~ ~
(j.
~
~

a) Fromm Desplegar las fuer- Presiones culturales para Psicoanálisis


zas o potencialida- que el individuo alcance - Culturalista o
des mtemas para - nuevas metas y, limitacio- SociaL
resolver las diticul- nes sociales para que de-
tades de la vida (el sarroUe sus potencialida-
inconsciente se vuel- des.
ve consciente).

b) Goldstein Tendencia a la rea- Estado de tensión que tien


lizac¡ón que restruc- de a moverse entre el«ser
rura las tensiones, - en orden" y el «ser en de-
superando las per- sorden".
turbaciones.

e) Rogers Congruencia entre Incongruencia entre el sí Terapia Cen-


e! ser y su experien- mismo y la experiencia or- trada en el
ci a a través de sí m ¡s- ganísmica. Cliente.
mo.

d) Perls Equilibrio entre el - Maniobra defensiva, que Terapia


individuo y su con- consiste en la autoprotec- Gestalt.
texto. ción de un mundo que se
percibe como avasallador
y destructivo.

e) Frankl Conocer el signifi- Falta de realización o rea- Logoterapia.


cado de la existen- Iización errónea de la «vo-
cia y su sentido de luntad de sentido", con-
vIda. sistente en saber cuál es
el sentido que tiene la vi-
da.

(j62
&caek Jalad &¡fomdud ~

4.~
9"~

a) Assagioli Tendenda conscien- Represión de impulsos bio Psicosíntesis.


te de coadyuvar al - lógicos y aspectos sublime
proceso natural del y elevados que constituye
desarrollo personal. la naturaleza del individue

b) Maslow Autoactualización - Resultado de la negación,


de la naturaleza -- frustración o deformación
esencial del hombre de la naturaleza esencial -
(autorrealización), del hombre, por lo que se
que implica la satis- manifiesta como una de-
facción de las poten- fensa contra el Ser real.
cialidades humanas.

e) Grof Equilibrio entre la "Crisis de crecimiento" Respiración


conciencia hilotrópi- que permite el cambio, o Holotrópica.
ca (individual) y la - "emergencia espiritual",
condencia holotrópi- que coadyuva a lograr un
ca (colectiva). estado superior de con--
ciencia.

d) Wilber Identidad personal - Oisis debidas a las polari- Diversas psico-


transitoria, sin clua- dades y distorsiones que terapias, de-
lismos y distorsiones. lleva a cabo el individuo, pendiendo del
según su nivel evolutivo nivel evolutivo
de conciencia (espectro - de la conden-
patológico), que lo condu- da del ¡ndivi-
cen a un cambio de íden- duo.
tidad personal.
lodos quieren cambiar el mundo,
pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo"

866
q; urante la .realización de este trabajo, hemos analizado los postu-
lados generales y las aportaciones de los principales exponentes
de las cuatro fuerzas de la psicología occidentales; el psicoanáli-
sis, el conductismo, la psicología humanista y la psicología transpersonal,
en relación a la influencia que la conciencia ejerce en la salud mental.
Como hemos podido advertir con este estudio, la psicología científi-
ca ha sido el resultado de las experiencias evolutivas de la humanidad,
tanto personales como históricas, es decir, se ha conformado y variado
en función del incremento de conciencia que el ser humano ha ido adqui-
riendo de sí mismo en su afán de saber quién es, a dónde se dirige y có-
mo puede enfrentar la vida con mejores resultados.

De esta manera, el psicoanálisis freudiano al surgir a finales del si-


glo XIX, en un momento en el que el interés de la ciencia se encontraba
centrado en las causas orgánicas de las enfermedades mentales, se mues-
tra como un enfoque médico·dinámico sostenido sobre la base de que los
aspectos biológicos de orden pulsional, permiten que el individuo tenga
un desarrollo biopsicosocial al pasar en forma inconsciente por distintas
etapas (oral, anal, fálica, de latencia, y genital), cada una de las cuales tie-
nen características propias.

A diferencia de la postura freudiana, Jung estudia al ser humano a


partir de la combinación de lo causal (el pasado) y lo teleológico (el futu-
ro como propósito), con lo que el individuo logra constantemente desa-
rrollarse o evolucionar y no nada más repetir patrones introyectados en
las primeras etapas de la vida. Además, considera que el origen de la per-
sonalidad se encuentra preformado y es colectivo, mientras que Freud lo
basa exclusivamente en la infancia.

Siguiendo esta misma idea, para Freud el fenómeno consciente con-


siste en la percepción y conocimiento de los sucesos extrínsecos e intrín-
secos del ser humano, es decir, es el resultado de la percepción (interna y
externa) y de sus huellas mnémicas. Esta percepción consciente es tan so-
lo una pequeña parte de la vida psíquica del individuo, ya que el resto
son funciones y comportamientos inconscientes. Freud (1917) propone
el autoconocimiento como un camino idóneo para comprender las pato-
logías e incluso para evitarlas.

&i7
Este proceso implica, conforme lo indican las concepciones contem-
poráneas del psicoanálisis (Thompson, 1994), el "dejarse abrazar por la
experiencia", en el sentido heideggeriano, aunque esto resulte doloroso,
ya que es la resistencia a negar la realidad yana vivirla o experimentar-
la, lo que conduce a la neurosis o a la psicosis. De esta manera, el psicoa-
nálisis se convierte en un proceso de revelación que implica el tener insi-
ght; "tomar conciencia" o "darse cuenta" de aquellos aspectos incons-
cientes que provocan desequilibrio psíquico, aunque Freud no lo haya ex-
presado directamente de esta manera.

Por su parte, la psicología psicoanalítica junguiana, al ampliar la


concepción del inconsciente en inconsciente personal y colectivo, parte
de la base de que existe un potencial inconsciente del ser humano que a
pesar de que nunca ha sido consciente, se encuentra en el inconsciente
colectivo, donde se ubican los recuerdos preinfantiles que producen efec-
tos en la psique del individuo. Para Jung se nace inconsciente y sólo a tra-
vés del surgimiento de la conciencia se logra conocer lo no conocido, lo
inconsciente; es decir, nuestra verdadera naturaleza, el Self

En la corriente junguiana, ser consciente se vincula con la capaci-


dad que el individuo tenga para discriminar en un mundo de opuestos es-
cindidos que producen conflicto y sufrimiento. Con la conciencia surge la
dualización y sólo con la conscientización de la parte rechazada de la per-
sonalidad se puede lograr hacer a un lado dicha polarización. Así, fusio-
nando los opuestos conscientemente se alcanza la individuación o la com-
plitud a la que aspira todo ser humano.

Estas diferencias entre los constructos freudianos y junguianos, se


ven plasmadas también en la manera en que cada uno de ellos aborda el
concepto de enfermedad mental. Según Freud, el grado de salud mental
del individuo se determina cuando ya siendo adulto, haya superado o no
las tensiones y conflictos que involucraron cada una de las etapas psico-
sexuales vividas, pudiendo manifestarse en un continuo que va desde la
forma normal hasta la neurótica y, en caso extremo, hasta la regresión
psicótica. De esta manera, la salud mental implica el fortalecimiento del
Yo frente a las presiones ejercidas por el Ello y el Superyó y el hacer con-
ciencia (insight) de como estos conflictos no resueltos se reeditan en el
aquí y el ahora.
En cambio, para Jung la psicopatología no se presenta exclusiva-
mente como fijaciones a experiencias tempranas sino que puede aparecer
en cualquier momento de la vida del individuo en el que surja un dese-
quilibrio o escisión entre los componentes conscientes e inconscientes de
la personalidad, por lo que sólo en la medida en que el sujeto alcance ma-
yor conciencia de sí mismo, a través de la síntesis de lo consciente y lo in-
consciente (individuación), menor sufrimiento experimentará y mejor se-
rá su salud física y mental. Esto implica que a diferencia de Freud, la sa-
lud es el resultado del equilibrio de la totalidad psíquica y no exclusiva-
mente del Yo.

El conductismo ortodoxo, por su parte, se deriva ideológicamente


del empirismo y positivismo imperante en el momento de su aparición,
por lo que poco puede aportar en cuanto a la concepción de la concien-
cia, ya que, como es sabido, esta corriente no se interesa por los conteni-
dos intrapsíquicos, porque le resultan subjetivos, sino más bien, pone én-
fasis en los procesos externos implicados en los estímulos y las respues-
tas (condicionamiento clásico), así como en los antecedentes y conse-
cuentes de la conducta observable y mesurable del individuo (condiciona-
miento operante).
De esta manera, el modelo conductual clásico, no admite la libre
elección del individuo, ya que para esta corriente, la respuesta de la per-
sona al refuerzo obtenido es meramente reactiva. Por ello, bajo este pun-
to de vista, la curación de las enfermedades mentales no se vincula con la
conciencia que el sujeto tenga de sí, incluyendo lo que no conoce sobre él
mismo, sino con la modificación que éste haga a su conducta, ya que es
precisamente ella la responsable de la patología que experimenta.

Sin embargo y en forma paradójica, el conductismo radical, al in-


tervenir en la actual corriente de la Psicología de la Salud con la técnica
de la biorretroalimentación, permite que el individuo, a través del apren-
dizaje, expanda la conciencia de sí mismo hasta el grado de poder contro-
lar voluntariamente procesos neurovegetativos que normalmente se en-
cuentran fuera de su regulación volitiva. Estos mecanismos desde hace al-
gunos miles de años son alcanzados en oriente a través de técnicas con-
templativas y, es precisamente la corriente más escéptica de la psicología
la que los incorpora al caudal científico occidental al lograr demostrar su
objetividad.
Como podemos observar, lo anterior confirma la hipótesis de c¡ue
existen diversas formas de alcanzar el mismo conocimiento, y si retoma-
mos a Ken Wilber (1983), diremos c¡ue la primera de ellas, la occidental,
es a través del ojo empírico o de la carne y de sus extensiones, c¡ue en
este caso es el ec¡uipo de biofeedback, lo c¡ue implica percibir las señales
objetivas y mesura bies del cuerpo y, la segunda manera, la oriental, es a
través del ojo de la contemplación, el cual tiene como objeto de estudio
lo trascendental. Por medio de esta manera de conocer, el sujeto experi-
menta no los datos sensible c¡ue capta a través de la percepción, sino
ac¡uellos c¡ue en forma directa e intuitiva lo vinculan con su Self, trascen-
diendo el ojo de la carne.

Al avanzar las investigaciones conductuales en el área de la ciberné-


tica y del análisis del procesamiento de la información en humanos, así
como en la lingüística contemporánea, surge en los años 70s el enfoc¡ue
cognoscitivista. Esta corriente toma en cuenta los procesos cognitivos, es
decir, los pensamientos conscientes del individuo, en la evolución y man-
tenimiento de las conductas desadaptadas, dando con ello, -aunc¡ue no lo
reconozca con estas palabras- paso a la conciencia en el proceso de salud-
enfermedad. Así, el individuo c¡ue experimenta conductas desadaptativas,
necesita modificar sus procesos cognitivos, "dándose cuenta" de c¡ue son
erróneos, a fin de dejar de distorsionar su realidad, obteniendo y experi-
mentando con ello un sano ec¡uilibrio con su entorno.

Después de los estragos sufridos por la Segunda Guerra Mundial,


en el panorama filosófico aparece el existencialismo, como respuesta a la
deshumanización, decadencia y destrucción vivida en ese momento en
Europa. Posteriormente, en los años sesenta, al fusionarse la filosofía
existencialista y la fenomenología, surge la psicología humanista respon-
diendo a la necesidad del ser humano de ser estudiado como un ser único
e irrepetible, c¡ue tiene claras probabilidades de autorrealización a través
del desarrollo de sus capacidades y potencialidades en el "ahora y el
ac¡ur', a fin de llegar a ser lo c¡ue realmente es.

Así, conceptos como libertad, elección, decisión, responsabilidad y


sentido de vida, cobran relevancia en esta nueva tendencia, por lo c¡ue
sus teóricos consideran c¡ue las dos corrientes anteriores solamente invo-
lucran una voluntad mediatizada y constreñida por los instintos (psico-
análisis), así como por el medio ambiente (conductismo), donde no se
permite el albedrío ni la libertad del individuo que lo llevará al conoci-
miento profundo de sí mismo.

A diferencia del conductismo ortodoxo, donde la experiencia se vive


no en relación al sujeto sino a los datos observados por éste (causalidad),
la psicología humanista al fundamentarse en la fenomenología husser-
liana, viven cía la experiencia en forma consciente, es decir, a través del
individuo. Por ello, la psicología humanista mediante sus principales teó-
ricos como Erich Fromm, Kurt Goldstein y Carl Rogers, postula la necesi-
dad de que el ser humano expanda su conciencia a fin de que logre la
autorrealización y la salud, esto es, que se de cuenta de su verdadera na-
turaleza a través del conocimiento de sí mismo. Esta es la razón por la
que las desadaptaciones o bloqueos del desarrollo de las potencialidades
del individuo le causan trastornos y lo alejan del bienestar y el equilibrio.

Estas desadaptaciones según Erich Fromm, no son el resultado de


la represión de las pulsiones, como postula el psicoanálisis, sino más bien,
se derivan por un lado, de las presiones que la cultura ejerce sobre el in-
dividuo y por el otro, debido a las limitaciones que ésta impone para que
el ser humano desarrolle sus potencialidades a través del amor y el tra-
bajo productivo.

Goldstein, padre de la psicología humanista y creador de la "teoría


organísmica de la autorrealización", afirma que el ser humano, como
"ente total", "choca" constantemente con el mundo en forma productiva,
ya que lejos de que esta situación le resulte catastrófica y patologizante,
lo conduce a la autorrealización, por la alegría que le proporciona la su-
peración a través de la creatividad. Lo anterior es un punto de vista que
se contrapone al freudiano, en el que la relajación de las tensiones es lo
que le produce alegría al ser humano y no el esfuerzo de la superación
de las mismas.
Sin embargo, cabe aclarar que en el psicoanálisis, si bien la libera-
ción de la tensión es lo que produce el bienestar, también se encuentra el
concepto de sublimación, en donde es precisamente el conflicto y la ten-
sión producida por éste, lo que puede llevar al desarrollo del ser humano
a lograr vías de descarga pulsional que son productivas para él y para la
sociedad.
Rogers, por su parte, aporta el término de "sabiduría organísmica",
que es la tendencia del ser humano a su propia actualización, a su desa-
rrollo integral, a llegar a ser lo que realmente se es. Su teoría básicamen-
te fenomenológica, se sustenta en el Se/f o sí mismo que es con lo que el
individuo se identifica; el yo, el mi o mío y que además se conforma de
los valores que experimenta el organismo en forma directa, así como de
los que introyecta del exterior pensando que han sido experimentados
por él.

De esta manera, el desequilibrio Cpsicopatología) del individuo se


origina cuando prevalece la incongruencia entre el sí mismo y el organis-
mo, por lo que el sujeto se muestra ansioso y a la defensiva, tornándose
rígido (neurosis). Rogers señala que para lograr el equilibrio y convertir-
se en sí mismo, se requiere que el individuo desarrolle confianza en su
propio organismo en un proceso de actualización, en el que consciente-
mente, comience a abandonar las máscaras o roles con los que siempre
se ha identificado, a fin de descubrirse en forma más profunda.

Durante los años sesentas, aparece en el panorama psicológico una


nueva corriente; la psicología transpersonal, la cual da respuesta a los
cuestionamientos y sucesos relevantes que se van presentando a partir
de la mitad del siglo XX, tales como la decadencia del materialismo; el na·
cimiento del movimiento del potencial humano que hemos descrito en el
presente trabajo; la nueva experimentación científica en áreas hasta en-
tonces poco exploradas como la hipnosis, la meditación, el a',slamiento y
la saturación sensoriales, la biorretroalimentación, la acupuntura y la in-
vestigación psicodélica con LSD de Stalisnav Grof; las psicoterapias y tra-
bajos corporales contemporáneos; la investigación para psicológica mo-
derna; el auge de las prácticas meditativas; los descubrimientos de la físi-
ca cuántica-relativista; las aportaciones de la teoría de los sistemas y los
recientes descubrimientos de la neurofisiología y la biología.

Abraham Maslow es considerado como el padre de la psicología


transpersonal, aunque Roberto Assagioli junto con Cad Jung, son los que
ponen las cimientes de esta última corriente siendo sus precursores. La
psicología transpersonal se enfoca hacia el estudio de las experiencias
transpersonales, es decir, de aquellas en las que el sentido de identidad o
del self se extiende más allá de lo individual o personal, para abarcar as-
pectos más amplios de la humanidad, de la vida, del psiquismo y del coso
mas, donde inefablemente se vivencía una expansión perceptual, experi·

862
mentándose la unidad en forma aespacial y atemporal al disolverse las
polaridades y trascenderse el ego en forma momentánea.

Como hemos podido apreciar a lo largo de todo este trabajo, los di-
versos representantes de las corrientes psicológicas occidentales, desde el
psicoanálisis hasta la psicología humanista, constantemente han manifes-
tado tener "la verdad" en materia psicológica y han establecido que las
otras corrientes se encuentran equivocadas o bien, son parciales y, en es-
te sentido, se convierten en tendencias excluyentes. La psicología trans-
personal, por su parte, plantea una postura inclusiva e integradora, don-
de lejos de considerar a los demás modelos psicológicos insuficientes o
faltos de validez, los incorpora en un cuerpo teórico y psicoterapéutico
válido para todos los individuos, dependiendo de su nivel evolutivo de
conciencia. En la búsqueda bibliográfica del presente trabajo, este hallaz-
go ha permitido confirmar la tesis planteada inicialmente de que es nece-
sario conocer el nivel de conciencia de los individuos, a fin de determinar
el tipo de intervención psicológica que requerirán.

Es relevante señalar que la psicología transpersonal es un nuevo


paradigma en el que predomina el eclecticismo, ya que parte desde los
postulados más sensoriales hasta los que resultan etéreos e inobserva-
bles, con lo que unifica las corrientes psicológicas occidentales y orienta-
les, en un intento de complementariedad de polos y no de exclusión de
los mismos. Es por eso, que en la psicología transpersonal lo que sobresa-
le es el interés por integrar, añadir, agregar, adicionar y ser "sigma" o
sumatoria.
Por esta razón, la psicología transpersonal, accede a los niveles más
profundos del psiquismo humano, lo que le permite estudiar al individuo
desde el punto de vista biopsicosocial y espiritual. Este enfoque considera
que para evolucionar conscientemente, diversas terapias pueden ayudar
al individuo_ Tal es el caso de las terapias psicoanalíticas que coadyuvan
para hacer consciente a la persona de sus contenidos mentales reprimi-
dos, a fin de que tenga un ego fuerte y estructurado; las terapias huma-
nistas que le sirven para dejar de ignorar el cuerpo e integrarlo con la
mente, con el objeto de lograr una mejor armonía y un mayor equilibrio
y finalmente, las tradiciones místicas que le permiten al sujeto llegar a
integrarse con el conjunto del Universo, expandiendo su conciencia.
Es importante recalcar que a diferencia del psicoanálisis, tanto la
psicología humanista como la transpersonal postulan que el crecimiento
psicológico del ser humano continúa desarrollándose a lo largo de toda la
vida y no solamente hasta la etapa genital como establecía Freud, lo cual
se logra conforme sugiere Abraham Maslow, a través de los metamotivos
y según Ken Wilber, por medio del espectro evolutivo de la conciencia.

Para la psicología transpersonal, la conciencia humana reiterada-


mente se encuentra en expansión y evolución, partiendo de un estadio
material hasta alcanzar los niveles trascendentes, pasando por los estra-
tos intelectuales o racionales así como por los intuitivos u organísmicos y
los transpersonales. Así, la evolución parte de lo inconsciente a lo cons-
ciente, de lo denso a lo sutil, de lo individual a lo cósmico, de lo racional
a lo intuitivo, de lo temporal y espacial a lo atemporal y aespacial y de la
separatidad a la unidad.

Como hemos podido observar, en todas las corrientes, excepto en


el conductismo (aunque habría que tomar en cuenta lo mencionado acer-
ca de la biorretroalimentación y la actual línea cognoscitivista), la con-
ciencia influye notoriamente en el proceso de salud y enfermedad psí-
quica, especialmente en el caso de la psicología transpersonal, la cual es-
tablece que la diada conciencia unitaria-salud, se contrapone al binomio
conciencia ordinaria-enfermedad que nos ha acompañado a lo largo de la
historia de la humanidad, ya que esta corriente es un nuevo paradigma
que plantea el estudio de la enfermedad mental como un fenómeno mul-
tidimensional, que abarca aspectos ñsicos, psicológico, sociales y espiri-
tuales.

Por ello, en el ámbito clínico, la psicoterapia no puede constreñirse


a los niveles de conciencia ordinarios, sino debe también intervenir en
aquellos que se encuentran alterados, permitiendo con ello la evolución
de la conciencia del paciente para que alcance pleno bienestar ñsico y
mental. Esto se debe a que para la psicología transpersonal es fundamen-
tal la realización de un adecuado diagnóstico diferencial de las aparentes
patologías, según la psicología tradicional, en el que se determine si se
trata realmente de un trastorno de la mente o bien de un proceso de
transición evolutivo del individuo donde está presente una crisis.

Pensamos en forma cotidiana que se está desequilibrado cuando se


rompe con los cánones exigidos por la sociedad, ya que se manifiesta la
"anormalidad" y es justo aquí, donde aparece el cuestionamiento trans-
personal de si estar fuera de los lineamientos convencionales de salud
mental en algunas ocasiones lo que implica en realidad es la experiencia
de una crisis evolutiva y no una psicopatología. Esto nos recuerda a Gi-
branJalil Gibran (1975, pp. 65-66) quien resalta esta idea con la siguien-
te historia:
aEn el jardín de un sanatorio para dementes trabé conocimiento con un
varón joven de cara pálida, bastante agradable, y pleno de asombro.
y después de sentarme a su lado, en una banca, le pregunté: «¿Por qué
estás aquí? "
y aquel joven varón me observó, atónito, y me contestó: <CEs en verdad
una pregunta inoportuna, pero te responderé. Sucede que mi padre de-
seaba que me pareciese yo a la imagen de él, así como mi tío deseaba
que fuese yo como él. Mi madre deseaba que me pareciese yo a la ima-
gen de su ilustre progenitor. Mi hermana me daba el ejemplo de su mari-
do, que es hombre de mar, para que continuara su ejemplo. Mi hermano
quiere que me asemeje a él, que es un famoso deportista.
"Y mis profesores asimismo deseaban que fuese yo como ellos: el doc·
torada en filosofía, el profesor de música, el de lógica ...; todos ellos se en-
contraban empeñados en que fuera yo una imagen fiel, como la de un
espejo, de la cara de cada uno de estos varones.
"'Así que por lo tanto, vine a este lugar. Creo que este sitio es el más sa-
ludable ... Al menos aquí, puedo ser yo mismo,"
De improviso, aquel joven varón se giró hacia mí,y me demandó: "Pero,
explícame, ¿también tú arribaste a este sitio, forzado por tus educadores
y los buenos consejos?"
Le respondí: "No, solamente estoy de visita".
Y el joven varón comentó despectivo: "¡Ah! Tú eres de los que habitan
en el manicomio, al otro lado de esa valla."

Como se dijo en párrafos anteriores, donde se plantea la confirma-


ción de la tesis de este trabajo, mediante la investigación bibliográfica re-
alizada, la psicología transpersonal es una corriente integrativa y comple-
mentaria entre oriente y occidente que propone que no se atienda psico-
terapéuticamente a los individuos en forma indiscriminada, puesto que
dependiendo de su nivel de conciencia va a ser el tipo de terapia que se
requiera utilizar, razón por la que no pueden conflictuarse ni excluirse
los diferentes enfoques psicoterapéuticos, ya que todos sin excepción,
son benéficos para quien se encuentre en ese nivel. Así, Ken Wilber (19-
86) propone terapias a diferentes niveles, tomando en cuenta desde los
aspectos biológicos hasta los transpersonales, partiendo de la terapia far-
macológica en casos extremos de psicosis, hasta la intervención basada
en el conocimiento de los grandes maestros espirituales en las patologías
transpersona!es.

SÓ6
Para trascender el ego que tanto nos produce dolor y sufrimiento,
debido a la escisión y fragmentación que éste lleva a cabo, es menester
primero que se encuentre robustecido y bien estructurado, ya que el ego
es el vehículo de la trascendencia a través de la conciencia. De esta mane-
ra, tanto para el paciente como para el terapeuta, -ya que, parafraseando
a Jung, nadie puede llevar a otro a donde no ha Ilegado-, el procurar voli-
tivamente el desarrollo o la evolución de la conciencia, desidentificándose
del ego dicotomizante, a través de la utilización de las técnicas específi-
cas, permitirá el surgimiento de una sociedad con ideales encaminados
hacia el equilibrio físico y mental de sus miembros, trascendiendo las ba-
rreras o fronteras del egocentrismo y de los postulados sociales, abarcan-
do al planeta y al cosmos dentro de su conciencia vital.

Es por ello que Ralph Metzner (en González, 1989, p. 241), señala
que "[ ... ] La transición del estar físicamente trastornado o enfermo a es-
tar bien, entero y sano es análoga a una metáfora de la transición de la
conciencia ordinaria a 1;1 conciencia integrada y unificada: en ambos ca-
sos pasamos de la fragmentación a una mayor integridad."

No olvidemos que hemos consensuado una realidad con base en


nuestras limitadas percepciones, ya que somos nosotros, incluso a nivel
científico, los constructores de la realidad, por lo que todo aquello que
quede fuera de ella, siempre será considerado como anormal o patológico
(enfoque newtoniano-cartesiano), es decir, juzgamos o categorizamos co-
mo anormal lo que no está circunscrito en nuestros postulados o dogmas
existenciales y, 10 peor de todo, es que vivimos totalmente convencidos
de que así son las cosas; vivimos en nuestra propia ilusión.
Mientras estemos dormidos en la oscuridad de la conciencia frag-
mentadora y no nos aboquemos a despertarla hacia la luz, sólo vamos a
ver una parte de la realidad. Tal es el caso ilustrativo del cuento sufí del
elefante, que Rumi (1989, p.p. 59-60) narra al comentar que "en un es-
tablo oscuro había sido encerrado un elefante originario de la India. La
población, curiosa por conocer semejante animal, se precipitó en el esta-
blo. Como no se veía apenas a causa de la falta de luz, la gente se puso a
tocar al animal. Uno de ellos tocó la trompa y dijo:
« ¡Este animal se parece a un enorme tubob>
Otro tocó las orejas:
« ¡Diríase más bien un gran abanico!»
Otro que tocaba las patas dUo:
« iNO! iLo que se llama un elefante es desde luego una especie de
columna!»
y así, cada uno de ellos se puso a describirlo a su manera.
Es lástima que no hubieran tenido una vela para ponerse de acuer-
do" y ver la realidad completa.
A pesar de que la mente ilusoria causa la esclavitud, también puede
conceder la liberación del ser humano, ya que sólo a través de ella se
puede alcanzar esta meta; es como el agua que puede ahogar al hombre
o bien lo puede ayudar a nadar. Lo que hay que saber es permanecer a
flote y ésta, es una habilidad personal que se adquiere con empeño y de-
dicación a través de la experimentación existencial, para lo cual el hedo--
nismo y la enajenación son un gran peligro. Por eso, la aspiración más
importante del ser humano debe ser el acceder a la conciencia de sí mis-
mo, puesto que su tipo de vida va a depender del nivel de conciencia que
adquiera; a mayor conciencia, menor sufrimiento y viceversa.

Si se aumenta el nivel de conciencia habrá mayor desapego y desi-


dentificación con el cuerpo y por lo tanto un incremento de salud física y
mental. Somos nosotros, en gran medida, los que creamos nuestras pro-
pias enfermedades, igual que producimos nuestras propias historias per-
sonales. Esa es la razón por la que despertar de la ignorancia es sinónimo
de salud y bienestar, mientras que permanecer en la obscuridad implica
enfermedad y sufrimiento.
Al incrementar la función multiplicadora de la conciencia, que con-
siste en primero ser consciente, después ser consciente de que se es con-
sciente, y así sucesivamente hasta el infinito, podemos darnos cuenta, es
decir, percatarnos de lo que realmente somos y con ello lograr el equili-
brio, la fusión de las dicotomías y por ende la unidad perdida.
Con esta expansión de conciencia se disuelve la separatidad entre
el ser y el no ser, por lo que es el camino idóneo que conduce realmente
al conocimiento de la alteridad, de la otredad, debido a que, por lo gene-
ral "[ ... ] nuestra realidad cotidiana [y limitada] nos muestra a diario, [... ]
el desprecio por todo aquello que representa lo ajeno, lo extraño, lo otro
absolutamente otro" (Eco y Martini, 1997, p.l3).
Por lo general, vivimos obsesionados tratando de controlar todo a
nuestro alrededor, persiguiendo la permanencia, la seguridad y la certeza
que nunca logramos totalmente, ya que la vida es dinámica e inestable
por naturaleza y no aceptamos que para nuestro aprendizaje y evolu-
ción, ésta nos da lo que requerimos y no lo que pretendemos alcanzar
para vivir satisfechos. La impermanencia y el sufrimiento siempre han es-
tado presentes entre nosotros, prueba de ello es el verso de la Baja Edad
Media de los Goliardos1l 5 "Fortune plango yulnera" conocido como «Rue-
da de la fortuna" (Montemayor, 1987, p. 72), en el que los monjes euro-
peos errantes declaman:
"Cómo sufro con el llanto en mis ojos
la violencia de la 5uerte,
que su dádivas, que una vez me diera
me arrebata ahora, inmisericorde.
Muy cierto es lo que de ella se dice:
cabellera en la frente,
y siempre al pasar
su oportunidad calva ya.

En el trono de la Suerte
me senté enaltecido,
con incontables riquezas
y de fiores corom.do;
y aunque esa vez prosperé,
feliz y bIenaventurado,
ahora he caído hasta el fondo,
de mi gloria privado.

La rueda de la Fortuna ha girado:


desciendo empobrecido,
a otro hacia l~ alto elevan;
grandemente exaltado [... J."
Necesitamos desarrollar nuestra conciencia, ya que sólo ésta nos
permitirá vivir sin el sobrecogimiento y el rechazo al dolor, al sufrimien-

115 Los Golicraos era un grupo de monjes vagabundos que centraban su estirpe en un

mítico gigante denominado Go[ios, como protesto o la ideología imperante en esta


época. Escribían versos en latín en los q;Je se mofaban de [o serio dando cabida a las
pasiones humanos y a sus excesos, :nosfrando claras alusiones eróticas y de embriaguez,
por lo que se les consiaeraban irreverentes y críticos de la sociedad. Carl Orff rescata al-
gunos de estos versos y magistralmente compone música para acompañarlos, como es
e[ caso de Carmlr:a Burano (Montemayor, 1987).
to y a la enfermedad. El dolor, cuando es productivo, nos permite hacer
los cambios pertinentes; no es un enemigo que debamos aniquilar, hacer
a un lado o esquivar, puesto que es parte de la riqueza de ser; es el con-
traste necesario que nos ayuda a buscar el equilibrio perdido.

Estamos inmersos en una "cultura de miedo", como dice Espinosa


(1994), la cual surgió de las estrategias ideadas por el hombre moderno
para superar la incertidumbre básica de su existencia; su vulnerabilidad
que tanto le angustia. Esta seguridad se obtiene a través de la libertad
ejercida en forma defensiva, en una existencia alerta constantemente
contra lo que se cree que no se es, en una libertad excluyente que enfer-
ma al ser humano y lo separa de lo que realmente es. El ego busca segu-
ridad, permanencia y certeza, mientras el Se/f, como diría Wilber, nues-
tro centro, conciencia o mente interna, anda en pos de su verdadera na-
turaleza unitiva, aunque el ego no se percate de ello y jamás lo lleve a
cabo.

Como hemos podido apreciar, cada una de las distintas escuelas


psicológicas han tratado de actualizarse en relación con las problemáti-
cas histórico-culturales que se han presentado en el escenario en el que
han emergido. Por ello, han respondido a largos años de especulación fi-
losófica sobre el ser humano, al positivismo y empirismo imperante. a
modelos médico-biologizantes vigentes, a la angustia y desesperación pro-
ducidas por las guerras mundiales y a la necesidad de globalizar el cono-
cimiento del ser humano, de su entorno y del cosmos en el que se en-
cuentra inmerso, a través de la fusión de las dicotomías, comenzando por
la escisión milenaria entre oriente y occidente que había dividido a los
habitantes del planeta.

También podemos observar cómo en esta semblanza de más de un


siglo de la psicología, ha evolucionado el concepto de salud y enfermedad
mental y las terapias requeridas para la recuperación del equilibrio per-
dido de los individuos. En esencia, lo que hemos hecho con esta investiga-
ción, es vislumbrar la búsqueda continua que el ser humano ha empren-
dido desde siempre de sí mismo, es decir, hemos accedido a la conciencia
de la búsqueda de conciencia de la humanidad. No importa el nombre. la
taxonomía ni el constructo, el hombre busca solucionar lo que le causa
sufrimiento, es decir, busca evolucionar, ya sea por medio de técnicas te-
rapéuticas, contemplativas o a través del servicio a los demás, en esta
"gran cadena del ser" como diría Wilber al retomar a Assagioli.
Afortunadamente, el ser humano comienza a despertar, ya no está
buscando todo el tiempo solucionar sus conflictos en forma extrínseca,
sino que se dirige en lo personal hacia é: mismo en un rencuentro, a tra-
vés de la introspección y el contacto con su ser y, en lo colectivo se enca-
mina a la convivencia amorosa con el alter. Esto se debe a que la seda-
ción que produce el consumo desorbitado, el poder ilimitado, el poseer
con un delirio multiplicador y el controlar y dirigir a los demás, ya no le
satisfacen del todo, puesto c¡ue el individuo siente un vacío existencial,
debido a que precisamente estos "atributos" lo han fragilizado en forma
exacerbada, llevándolo a una locura compartida, a la que Capra (1982)
denomina "locura cultural."

Esta enajenación ha conducido al hombre a la destrucción de su


medio ambiente y de los ecosistemas, así como a una carrera armamen-
tista desorbitada en la que se encuentra inmerso, tendencia por demás
psicótica, donde él mismo ha resultado lesionado, por lo que finalmente
ha pisado fondo en una crisis mundial que repercute en todos las áreas,
incluyendo la salud física y mental, la economía y la política, en las que
las patologías se toman sociales, puesto que se ven claramente reflejadas
en la criminalidad, el desempleo, el desabasto, la sobrepoblación, la co-
rrupción, etc.

Lo personal necesariamente repercute en lo colectivo, es por eso


que nuestras ineptitudes no solamente nos esclavizan a nosotros mismos
sino que también encadenan a los que nos rodean, tal es el nítido ejem-
plo que le sucedió en su juventud a Rabindranath Tagore (1928, p. 124-):
"Recuerdo que, cuando yo era joven, un mendigo anciano y deBo acos-
tumbraba venir todas las mañanas a nuestra puerta conducido por un
muchacho. Era un espectáculo trágico: la ceguera de! vIejo privaba de su
fibertad al niño. Éste estaba anhelantE e impaCiente por recobrarla.
Nuestra incapacidad es un griflete con el que amarramos a {os demás a
nuestra ausencia de facultades."

Por todas estas razones, el despertar a la conciencia es urgente, no


se puede continuar en el oscurantismo, ya que destruyendo a los demás,
en realidad nos estamos destruyendo a nosotros mismos. De la única ma-
nera en que se puede lograr la evolución del género humano es a través
de la conciencia de la colectividad, por io que no solamente es indispen-
sable incrementar la conciencia personal sino la colectiva. Lo absurdo es
que incluso esta ignorancia nos está llevando a "utilizar los diagnósticos

"70
médicos para encubrir los problemas sociales: l.. ,] Preferimos que se nos
diga que sufrimos de «hipertensión» a cambiar nuestro mundo de los
negocios, tan competitivo; (yl aceptamos los elevados índices de cáncer en
vez de investigar cómo envenena la industria química nuestras comidas
para incrementar sus ganancias" (Capra, 1982, p. 182).

Por ello, la tarea primordial del psicólogo clínico es precisamente


estar consciente de los escollos y necesidades del hombre del siglo XXI y
comprender a fondo el espectro de la conciencia, lo cual implica no pre·
tender ajustar al individuo a un mundo que ya le resulta obsoleto e iluso·
rio, donde la cultura no le está permitiendo más que sobrevivir a costa
de los demás y en ocasiones de él mismo, sacrificando los valores más
profundos en aras de sobresalir y demostrar "que se es mejor que el
otro" en un afán competitivo y compensatorio del auténtico sentimiento
de desolación existencial que deja la ignorancia de lo que se es realmente.

Bien dice Wilber (1988, p. 411) que "la humanidad jamás podrá
abandonar la agresividad, la guerra, la opresión, la represión, el apego y
la explotación asesina hasta que los hombres y las mujeres renuncien a
esa propiedad llamada personalidad, es decir, hasta que despierten a lo
transpersonal. Hasta ese momento, tiempo, culpa, asesinato, propiedad y
persona seguirán siendo sinónimos", lo cual sólo será posible expandien·
do la conciencia colectiva.

Sabemos que desde el desarrollo de la ciencia aplicada en los últi-


mos cien años, el progreso material del hombre ha sido vertiginoso, lo
cual ha provocado que se desplace peligrosamente lejos de sus raíces na-
turales, mediatizándose a un sistema cuya organización legal y educativa,
lo obliga a reprimir los instintos inconscientes que le son naturales a fin
de "civilizarlo", lo que incluye la alienación de su creatividad y espon-
taneidad, por lo cual estos potenciales se ha tornado desconocidos para
el individuo, produciéndole insanía física y mental.
Estas circunstancias redundan en la necesidad de que los psicotera-
peutas se preparen profusamente tanto en lo personal, en lo académico
como en lo ético, puesto que su misión es sumamente relevante y delica-
da, ya que requiere el acompañar en forma solidaria al paciente en una
búsqueda evolutiva de la conciencia, coadyuvando a que éste resuelva los
problemas que se van generando en las distintas etapas de su desarrollo.
Lo más significativo de esta relación es el encuentro compartido; ir
juntos, paciente y terapeuta, en una especie de mezcla alquímica, en la
que predomine una comunión vivencial, consciente, respetuosa y amoro-
sa, que se dirUa hacia la transformación, el crecimiento y la unificación,
donde la influencia recíproca, permita que llegue el momento en el que
se logre el equilibrio de sus propios microcosmos y, de esta manera, am-
bos colaboren a la armonía del macrocosmos del cual todos formamos
parte.
"Sí existe el nirvana; y se experimenta cuando
llevamos las ovejas a una pradera verde,
cuando ponemos a donnir al niño
y cuando escribimos el último verso de nuestra poesía"
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"El mundo exige resultados.
No les cuentes a otros tus dolores del parto (...]
muéstrales al niño"
g¡+mrmeaéal~k~ ~
0~~~k
áic<u~
&l/~

Si nos preguntamos ¿qué derechos tienen o qué leyes protegen a


los incapacitados, discapacitados, afectados de enfermedades, los que tie-
nen alteraciones genéticas o quienes tienen algún tipo de limitación física
o mental?, la respuesta es radical; sus derechos son absolutos, puesto que
las leyes los protegen como a cualquier otro individuo enteramente ca-
paz. Sin embargo, tienen limitaciones para ejercer por sí mismos sus de-
rechos, por lo que es menester que lo hagan por medio de un represen-
tante o tutor. Por lo tanto, cabe precisar que estos sujetos no están so-
metidos a ninguna ley especial, puesto que las leyes que los regulan son
generales, impersonales y abstractas.

Sin embargo, estos individuos además del sufrimiento propio que


les acarrea su enfermedad o limitación, se suma el hecho de que las leyes
concebidas:

• O son malas o inadecuadas.


• O siendo buenas no se aplican (vacío de casi toda la actividad ejecutiva
del país).

• O finalmente, dichas leyes no existen (en cuyo caso el mal es menor, ya


que sólo hay un vacío legislativo).

Existe el principio general de que las personas sólo gozan de de-


rechos y contraen obligaciones.
Jurídicamente hablando hay dos clases de personas: las físicas y las
morales. Las primeras son los individuos biológicamente considerados, en
tanto que las segundas se constituyen como una ficción, es decir, corres-
ponden a una estructura normativa dotada de objeto social, patrimonio
y un órgano de representación (Galindo, 1995).

407
De los dos tipos de personas, para el tema que nos ocupa, las per-
sonas físicas son .las de nuestro interés, por ser el objeto de estudio de la
Psicología, así como de la Ética. Por tanto, para entender debidamente
cómo disfrutan sus derechos y cómo son protegidos por la leyes los indi-
viduos que sufren alguna limitación, es necesario partir del concepto ju-
rídico de uno de los atributos de la personalidad, la capacidad.

La capacidad en sentido amplio, es la aptitud de ser titular de


derechos y obligaciones y la posibilidad de ejercerlos.
Desde el punto de vista jurídico, existen entes que tienen derechos
y obligaciones, los ejercen y no son propiamente seres biológicos y sin
embargo, están dotados del atributo de la capacidad al ser considerados
personas por el derecho, es decir, las personas morales.

La capacidad puede ser de goce O de ejercicio. En la capacidad de


goce, se es sujeto de derecho en forma absoluta y, en la capacidad de
ejercicio, se tiene la aptitud de contraer obligaciones y ejercer el derecho
intrínseco y extrínseco de la persona.

En consecuencia, el principio normativo jurídico es que la capaci-


dad es la regla y la incapacidad es la excepción.
La capacidad de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y
se pierde con la muerte, e incluso, se va más allá, puesto que desde el
·momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección de
la ley y se le tiene por nacido para los efectos legales de adquirir dere-
chos Cart. 22 del Código Civil para el D. F., 1997).

Bajo el supuesto anterior, es notorio que el concebido o el nacido


tiene capacidad de goce más no de ejercicio, y es obvio que el sujeto en
éstas condiciones se encuentra tan incapacitado o más en relación a cual-
quier limitado físico o mental por enfermedad o alteración psíquica o ge-
nética, sin embargo, tiene derechos. El ejercicio de esos derechos y de có-
mo contraer obligaciones, lo ejecutarán por un tercero que los represen-
te, tal es el posible caso del padre, el tutor, o un ascendiente de ulterio-
res grados.

-i02
La ley parte del principio de que son restricciones a la personali-
dad, la minoría de edad, el individuo en estado de interdicción" 6 0cual-
quiera de las incapacidades que veremos a continuación, pero los incapa-
ces pueden ejercitar sus derechos o contraer obligaciones por medio de
sus representantes.

Conforme lo establece el artículo 23 del Código Civil (1997), se


consideran incapacidades:

1. La minoría de edad.

2. Los mayores de edad disminuidos o perturbados en su inteligencia, aun-


que tengan intervalos lúcidos.

3. Aquellos que padezcan alguna afección originada por enfermedad o de-


ficiencia persistente de carácter físico, psicológico o sensorial o por la
adicción a substancias tóxicas como el alcohol, los psicotrópicos o estu-
pefacientes, siempre que debido a la limitación, o a la alteración en la
inteligencia que éstos les provoque, no puedan gobemarse y obligarse
por sí mismos, o manifestar su voluntad por algún medio

Como se observa, el menor de edad es incapaz independientemen-


te de cualquier enfermedad o afección psicológica.

Cuando se es mayor de edad, inmediatamente se está en posibilida-


des de disponer libremente de nuestra persona y bienes, sin embargo, se
puede ser mayor de edad y tener limitaciones. En estos casos, hay que
distinguir:

1. Si se es sano y no se tiene afección mental, por lo tanto, se tiene plena


disponibilidad de persona y bienes a los 18 años.

2. Si hay enfermedad que afecte las funciones cerebrales superiores, aún


siendo mayor de edad, nunca se alcanza la completa disponibilidad so-
bre la persona y los bienes y, el ejercicio de los derechos se tendrá que
llevar a cabo por medio de representante o tutor.

116 la inferdición es cuando, por sentencia, a un adulto que ha sido capaz, se le priva de

la capacidad de ejercicio y se le nombra un tutor.

40S
3. En tanto, y es importante enfatizado, que disfrutar del pleno ejercicio
de derechos es factible para quienes aún afectados de enfermedades fí-
sicas o disminuidos en tal forma en que no se altere el contenido de
las funciones cerebrales superiores, siempre les será posible ejercer
sus derechos directamente, éstos son sujetos con plena capacidad de
ejercicio.

Otro cuestionamiento importante es si pueden heredar los retrasa-


dos mentales o afectados de alguna enfermedad psíquica o genética, cu-
ya respuesta es absolutamente sí, lo que no podrán hacer es testar, salvo
que el testamento lo otorguen en algún intervalo lúcido y de acuerdo a
ciertas exigencias de la ley, ya que sin ello, no será válido éste Carts. 2,
22,23,337,450,649, 1305 a 1308, 1313, 1314 Y 1316 del Código Ci-
vil, 1997).

Los derechos y obligaciones de cualquier incapaz o disminuido físi-


ca o intelectualmente por cualquier tipo de enfermedad, se encuentran
consagrados como derechos fundamentales del ciudadano en los prime-
ros 29 artículos de la Constitución General de la República. Especialmen-
te podríamos considerar los artículos 1, 2 Y 4 de la Constitución, ya que
éstos consagran libertad, igualdad y pleno goce de derechos y el derecho
de protección a la salud, así como el artículo 123 que establece la obliga-
ción que tienen los patrones y el gobierno de inscribir a sus trabajadores
a los organismos de Seguridad Social, contra accidentes de trabajo o in-
validez derivados del mismo.

En el Derecho de Protección a la Salud, queda encuadrada toda la


posible reglamentación que debe hacerse para mejorar y ayudar a los
que se encuentren afectados de alguna forma. En principio, se garantiza
el acceso a los servicios de salud, pero ello no supone que deba de esta-
blecerse una reglamentación específica para un grupo o grupos de afec-
tados, ya que esto contrariaría el espíritu general de la ley señalada.

La libertad, como atributo definitorio del ser humano, se basa


en tres bloques de derechos:
1.- En el primer bloque encontramos:

a) Los derechos destinados a garantizar la libre preservación del


cuerpo y la salud mental, lo que supone el derecho a la vida.

404
b) La prohibición de la tortura y de la esclavitud.

c) La condena del ''Apartheid' y de cualquier tipo de discrimina-


ción.

d) El derecho a la seguridad, a transitar libremente, a buscar asilo


ante la persecución, a la protección de la salud de la familia, el con-
sentimiento para el matrimonio, el derecho del trabajo y de la pro-
piedad individual y colectiva.

2.- En el segundo bloque se incluyen:

a) Los derechos del espíritu, es decir, lo que se plasma en la liber-


tad de pensamiento, de conciencia, de opinión, de reunión, de reli-
gión y de expresión.

b) El derecho a la igualdad.

c) El derecho a la protección de las minorías, a la educación y al li-


bre acceso a la cultura.
3.- En el tercer bloque se establece:

a) El derecho a disponer de los medios para poner en práctica lo an-


teriormente expuesto, lo que supone garantizar a todos la igualdad
ante la ley y la existencia de un procedimiento penal basado en la -
no retroactividad de las leyes.

b) El derecho a participar directa o indirectamente en el gobierno


de la comunidad, a acceder en condiciones de igualdad a las funcio-
nes públicas y a votar y a ser elegido en elecciones periódicas y au-
ténticas por sufragio universal.

Por otra parte, el Código Penal del D. F. (1998) a fin de garanti-


zar la dignidad e integridad del minusválido, señala castigar a quien:

a) Abuse sexualmente de una persona (violación; arto 265).

b) Ocasione contusiones, fracturas o heridas (lesiones; arto 288).

c) Obligue a otra persona a hacer algo que le brinde beneficios


económicos (extorsión; arto 390).

406
d) Abandone a un niño incapaz o a una persona enferma teniendo
la obligación de cuidarlo (abandono; arto 335).

En relación a la responsabilidad penal del sujeto con trastorno


mental, es menester conocer el concepto de imputabilidad e inimputa-
bilidad.
La palabra imputabilidad se deriva del latín imputare que significa
atribuir. Para Carrancá y Trujillo (1962), "será imputable todo aquel que
posee al tiempo de la acción, las condiciones psíquicas exigidas, abstracta
e indeterminadamente por la ley para poder desarrollar su conducta
socialmente; todo el que sea apto e idóneo jurídicamente para observar
una conducta que responda a las exigencias de la vida en sociedad huma-
na."

Para Ayuso y Salvador (1992), la imputabilidad es un concepto ju-


rídico que equivale a capacidad de culpa o capacidad para cometer un
delito y secundariamente poder hacerse responsable del mismo; en defi-
nitiva, es la capacidad penal que tiene una persona.

Para ello es requisito fundamental que el sujeto tenga las cualida-


des psicobiológicas mínimas para poder conocer, comprender y actuar li-
bremente y dirigir por tanto su conducta conforma a ese conocimiento.
Supone admitir que en el momento de cometer un delito, la persona tie-
ne un estado de madurez psicofísica en relación con su edad, tiene una
capacidad intelectiva suficiente para conocer y discernir, y puede actuar
libre y voluntariamente eligiendo o rechazando determinado comporta-
miento.

La inimputabi!idad es la incapacidad del sujeto para conocer el ca-


rácter ilícito del hecho y determinarse espontáneamente conforme a esa
comprensión (sujeto enajenado). Esta incapacidad puede presentarse
cuando no existe un determinado grado de madurez física y psíquica o
bien cuando la conciencia o voluntad se encuentran perturbadas de mo-
do permanente o transitorio, no habiendo ánimo delictivo o impruden-
cia penada (Circunstancias excluyentes de responsabilidad: arto 15, frac.
II del Código Penal para el D. F.).

Dichas exigencias, son comunes a todas las personas y en caso de


que no concurran, hay que demostrarlo mediante !a prueba pericia!
psiquiátrica, la cual debe pretender ser objetiva y recoger en un lengua-

40ó
je claro y expresivo todo aquello que facilite la comprensión a aquellas
personas a las que va dirigido el mundo jurídico en relación al estado
mental del presunto acusado.

Vallejo Ruiloba (1991), comenta que existen cinco dimensiones ca-


tegoriales bien diferenciadas de la patología mental o entidades sindró-
micas, que correlaciona con las repercusiones médico-legales, las afecta-
ciones de las capacidades en los distintos ámbitos del Derecho (penal, ci-
vil y laboral) y el riego criminológico o delictivo, las cuales veremos a
continuación:

1. La neurosis, donde se encuentra escasa o nula relevancia médico-legal


y escaso riesgo qelictivo.

2. La psicosis, donde hay elevada relevancia médico-legal en todos los ám-


bitos (penal, civil y laboral) y escaso riesgo delictivo (a pesar de la apa-
ratosidad de algunas conductas psicóticas, estadísticamente este tipo de
enfermos no presentan una peligrosidad social significativamente supe-
rior a la del resto de la población)'

3. Los trastornos exógeno-confusionales, como las psicosis alcohólicas,


las psicosis asociadas a infección intracraneal etc. en los cuales hay
una elevada relevancia médico-legal aunque habitualmente transitoria
y escaso riesgo delictivo cuando estos trastornos aparecen como com-
plicación de una enfermedad orgánica y dentro de un contról terapéu-
tico. Excepcionalmente, estos trastornos presentan elevado riesgo cri-
minológico cuando aparecen asociados a tóxicofilias y a trastorno di-
social de la personalidad (alcoholismo, uso de fármacos, psicodislépti-
cos como paleativo del síndrome de abstinencia en delincuentes toxi-
cómanos etc.).

4. Las demencias y oligofrenias (retraso mental), donde existe una ele-


vada relevancia médico-legal (total o parcial incapacidad penal, civil y
laboral según el grado deficitario) y un escaso riesgo delictivo.

5. Los trastornos de la personalidad (psicopatías), que tienen escasa o


nula relevancia médico-legal (las capacidades penal, civil y laboral sue-
len estar conservadas) y cuentan con un elevado riesgo delictivo.

407
En cuanto a la Legislación Administrativa, se encuentran aislada-
mente normas que tienden a proteger o ayudar a los incapacitados o dis-
minuidos.

a) En la Ley General de la Salud (1995), se establecen las bases


para la promoción y educación para la salud, así como las pautas de la
salubridad general del país.

b) Existen distintas normatividades para garantizar el control y


manejo de productos de cadáveres, trasplantes de órganos y tejidos; pa-
ra el control en la elaboración de alimentos y servicios farmacéuticos, así
como reglas para la experimentación de fármacos en personas (Domín-
guez, 1993).

e) En el Reglamento de Construcción para el D. F. (1995), se exi-


ge que para las personas que usen sillas de ruedas en las construcciones
públicas y privadas, se contemplen rampas y accesos adecuados, se cons-
truyan baños públicos, elevadores, etc.

d) En el Reglamento de Tránsito del D. F. (1995), las personas


impedidas tienen preferencia de paso, y en la actualidad existe un servi-
cio de transporte publico especial para dichos sujetos.

Existen los Centros de Reclusión para Incapaces, las Instituciones


de Beneficencia Pública y Asistencia Social y las Instituciones Privadas
con fines altruistas y benéficos que se constituyen como personas mora-
les con el objeto de proteger a estas personas y con los recursos necesa-
rios para alcanzarlo.

En relación a estas últimas, existen varios ejemplos como la Aso-


ciación John Langdon Down y la Asociación Proparalíticos Cerebrales. To-
das estas instituciones y asociaciones se constituyen conforme a las leyes
y con el personal técnica y profesionalmente capacitado para aplicar los
recursos y conocimientos científicos más actualizados. Es cierto que no
siempre se puede contar con los mejores medios materiales, ni la califica-
ción y preparación de la gente es la óptima y consecuentemente, se de-
sarrollan grandes vicios, sin embargos se ha avanzado bastante en esta
área.

Piénsese tan sólo que a los incapacitados mentales, nadie les puede
negar su absoluto goce de derechos y que se les debe considerar como

400'
personas, aunque existen todavía mucha ignorancia y prejuicios al res-
pecto. Antes se aceptaba la escalvitud y se negaba todo derecho de per-
sona a los esclavos, pero hoy, nadie puede sostener el concepto de la es-
clavitud, sin embargo, tampoco se puede negar que existen formas de ex-
plotación y dominio sobre la gente que constituye en la actualidad la casi
existencia fáctica de la esclavitud. Pero lo importante es que ya no se
sostiene el concepto y el tiempo irá superando la realidad. Lo mismo su-
cederá con los incapacitados ya que se espera que poco a poco su nivel
de vida y bienestar sea el óptimo.

No podemos dejar de mencionar que independientemente de las


regulaciones legales referidas, éstas mismas se han ido delineando a tra-
vés del horizonte de la historia y se puede decir que es a partir de la De-
claración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en Francia,
donde se promueve e impulsa uno de los movimientos sociales más im-
portantes y trascendentales del mundo, consolidándose las ideas de res-
peto e igualdad de la persona.

Es a través de esta declaración que se consigna la igualdad univer-


sal del hombre, es decir, de sus derechos, del respeto y protección irres-
tricta de la persona, independientemente de su edad, sexo, creencia, con-
dición social o personal.

Por tanto, podemos concluir que cualquier situación o estado


mórbido del hombre, no lo aleja de la protección de la ley y de las ins-
tituciones sociales.
Desde el punto de vista de los derechos humanos (1995), la Comi-
sión de Derechos Humanos de México, en 1988 elaboró la Carta de los
Derechos de los Enfermos Mentales (ver Cuadro No. 1), la cual debe ser
proporcionada por escrito al paciente en los primeros cinco días de hos-
pitalización, sin embargo, si el paciente está en estado de crisis, se alar-
gará el plazo a quince días y se deberá anexar una copia firmada a su ex-
pediente médico.
L Un ambil?nte seguro, hlgiénico y humano: tres alimentos diarios, agua para bañar-
se, colchón y cobijas, atención médica profesional, medicamentos adecuados y tener
ropa necesaria.

2. Estar exento de medlcación innecesaria o excesiva.

3. Estar exento de represión ñsica.

4. No permanecer en aislamiento más de 24 horas.

5. Recibir tratamiento rápido y adecuado para cualquier padecimiento físico que se le


presente.

6. Solicitar reuniones con su médico y cemás miembros del equipo que lo estén tra-
tando.

7. Demandar por abuso físico, moral o psicológico a la persona que lo cometa.

8. Usar su propla ropa.

9. Salir a la comunidad en intervalos regulares y frecuentes bajo autorización.

10. Tener oportumdades para socializar con personas del sexo opuesto.

11. Practicar la reltglón que desee.

12. Enviar y recibir correspondenCla cerrada. Tener acceso al material necesario para
escribir cartas incluyendo timbres y correo.

13. Tener acceso al teléfono, hacer y recibir llamadas (las llamadas de larga distanCia
serán cubiertas por el paciente).

14. Reobir educación si es menor de edad o si es analfabeta cuando los pacientes es-
tén hospitalizados por período largo.

15. Participar en un programa de rehabilitación.

16. Pedir revisión de su caso si el paciente no está conforme con el tratamiento médl-
ca que está recibiendo.
Desafortunadamente, en las relaciones entre la psiquiatría y los
derechos humanos, emergen una serie de problemáticas (Armienta, 19-
92):

• La estigmatización de las minorías consideradas desviadas de la nor-


malidad.

• El control psiquiátrico, que implica el encierro de los sujetos con en-


fermedades mentales.

• La instrumentación del conocimiento en la tortura y!o en el manejo


de los procesos políticos.

A pesar de lo establecido por los derechos humanos, los conjuntos


sociales sobre los cuales se realizan experimentos científicos de todo ti-
po, pertenecen en su mayoría a lo que se denomina poblaciones "cauti-
vas" siendo éstas: los enfermos mentales, los menores infractores inter-
nos, los presos, los niños de orfelinatos y de hospitales generales, los an-
cianos de asilos públicos, los soldados conscriptos, todos ellos, en su ma-
yoría miembros de los estratos bajos. Estos individuos generalmente son
sujetos!objetos de investigaciones, ejerciéndose sobre ellos una violencia
sistemática.

Por las consideraciones descritas, la ética del profesional de la sa-


lud mental debe ejercerse, ya que la institución psiquiátrica supone que
su razón de ser es la rehabilitación del paciente, pero por otro lado ve-
mos que el funcionamiento diario, lejos de preocuparse por esto, tiene
como mayor preocupación perpetuar su propia existencia. Además, es
común que las instituciones psiquiátricas sirvan para controlar a disiden-
tes políticos, a quienes no se puede encarcelar abiertamente, afectando a
los intereses e integridad del individuo, negándolo como persona.

Un intento de establecer una reglamentación en torno a este pro-


blema fue la realización en 1984, del Código Ético del Psicólogo por la
Sociedad Mexicana de Psicología, el cual desafortunadamente, no define
con claridad cuáles son reglas y principios morales y cuáles no lo son, a
fin de avanzar en esta área sin confusión y abigarramiento de objetivos,
por lo cual se proponen algunas apreciaciones que han surgido de la lec-
tura del documento que se comenta. Estas observaciones se externan en
el mismo sentido que la propuesta hecha por la Sociedad Mexicana de
Psicología, es decir, sin mayor pretensión que sugerir, y sin el afán de

411
que esto constituya un análisis valorativo negativo a la labor absoluta-
mente plausible por parte de dicha institución.

En relación a la nominación del documento, se encuentra una dis-


crepancia insalvable entre el título y los alcances y pretensiones del tex-
to, ya que el título evoca un conjunto de normas con evidente sentido y
contenido moral, es decir, que dichas disposiciones únicamente apelan al
fuero interno del sujeto y sin embargo, en el contenido de las mismas,
se evidencía que pretenden exigir el cumplimiento de obligaciones, esto
es, establecen relaciones entre partes y con terceros e incluso determi-
nan condiciones contractuales para los diferentes tipos de interacciones
que se presentan en el ejercicio profesional; además de que señalan la
posible imposición de sanciones.

Tales disposiciones dejan de estar dentro del ámbito moral y tras-


cienden al mundo de derechos, deberes y obligaciones, que para su salva-
guarda se esboza la necesidad de la tutela coercitiva. Frente a tal univer-
so, no nos encontramos en un mundo propositivo, de buena intensión, o
buena fe, con una relación unilateral entre el objeto de valor y el sujeto,
sino ante otro de eminente carácter regulatorio bilateral, heterónomo y
coercitivo per se. En éste sentido, se encuentra más adecuado buscar
otra denominación, esto es, quitar el sentido moral, suprimiendo el con-
cepto ético, y darle un nombre objetivo y claro, congruente a la verdade-
ra intención del texto.

Se hace este señalamiento que pudiera resultar trivial porque se


considera que en nuestra idiosincrasia como mexicanos, el doble juego o
"doble vínculo" que se establece entre lo que se dice y lo que se hace, de-
termina muchos de los conflictos actuales. Sobre esto se pueden señalar
infinidad de ejemplos; ya no hay prisiones sino Centros de Readaptación
Social; ya no hay prostitución sólo s€xoservicio; no existen crisis ni con~
flictos sociales, únicamente coyunturas. Sin embargo, la realidad nos re-
vela que hay más delito, decadencia, desempleo y miseria cada día. Por
ello, en nuestra profesión, menos que en ninguna otra, no se deben de
admitir ambiguedades por más adecuado que pueda parecernos un con-
cepto.

En cuanto al contenido del código, en relación a los artículos de ca-


da capítulo, se señalarán de manera general algunos otros aspectos que
llaman nuestra atención.

41.2
En el Prólogo del documento, se establece que el incumplimiento
del Código producirá sanciones por parte de la comunidad profesional,
independientemente de las que estén previstas en la leyes, lo cual pre-
senta varias dificultades, ya que en el Código no se especifica ningún tipo
de sanciones ni se precisa el procedimiento para calificarlas y proceder a
imponerlas y, en el supuesto de que lo hiciera, estas sanciones quedarían
limitadas y restringidas al principio de autoridad competente, mismo
que de ninguna manera puede ser representado por un órgano privado.

Es evidente que hablar de sanción desde el punto de vista objetivo


como pena en un código ético es innecesario, pues las sanción opera ipso
facto como consecuencia del reproche moral de la colectividad de los
agremiados" 7 y, tratándose de una regulación con postulados de dere-
chos y obligaciones para una normatividad privada, es imposible impo-
ner una sanción sin factibilidad de aplicación, tanto por no estar tipifica-
da como por su inejecutabilidad jurídica.

• En el artículo 7, en vez de hablar de "leyes generales", habría que esta-


blecer simplemente el concepto de "leyes", puesto que en sentido es-
tricto, todas las leyes son generales aunque algunas puedan ser de
aplicación específica en atención al objeto, sujeto, competencia o ma-
teria.

• El artículo 28 al hablar de cuando se trate de un trabajo profesional


conjunto de dos o más psicólogos, guardar el "secreto profesional es
igualmente proporcional en todos", de lo contrario, "acarreará una
sanción sólo a los responsables directos o indirectos y no al grupo
profesional, ni a la institución donde actúen", no toma en cuenta lo
mencionado en cuanto a la sanción, por lo que las excluyentes negati-
vas de responsabilidad del grupo y de las instituciones no tienen lugar.

• En el artículo 33, cuando se menciona la "limitante física", ésta no es


incapacitante para otorgar consentimiento por parte del sujeto de in-
vestigación.

117 Sólo es posible que se de este reproche moral entre los agremiados a la Sociedad,

siempre y cuando dentro del objeto y estatutos sociales queden comprendidos los referi-
dos principios y que sean aprobados, por lo menos, por mayoría de los miembros en
asamblea debidamente constituida.

418
• Se observa una contradicción manifiesta entre el artículo 34 y el 31
fracción c), en el sentido de que si el investigador es responsable del
daño que se le pueda ocasionar al sujeto de investigación aún con su
consentimiento, ya que independientemente de que se le otorgue al
sujeto la información de un eventual riesgo, no deja de tener respon-
sabilidad el investigador si ocurre algún daño a consecuencia de la in-
vestigación.

• El artículo 35 establece que "se garantiza el anonimato de los sujetos",


sin especificar cómo se garantiza dicha garantía.

• Respecto a la "investigación con animales", habría que replantearla con


base en la Ley Federal de Protección a los Animales e incluso con algu-
nos criterios de Instituciones y .'\sociaciones públicas y privadas que
se abocan al cuidado de la fauna.

• En el capítulo de la "docencia", se deja de incluir el que se propugne


por parte del educador la creación de una cátedra sobre la ética del
psicólogo, tema por demás relevante para la digna salvaguarda de la
profesión y de este Código.

• Se requeriría de una aplicación más extensa de los términos "consul-


tante y cliente", siendo adecuado también hablar de paciente, lo que
no se hace en ningún artículo, mostrándose con ello una clara inclina-
ción hacia algunas corrientes psicológicas, eliminando de antemano
conceptos encuadrados en alguna otra corriente psicológica como la
psicodinámica.

4/4

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