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¿CÓMO SER PADRES?
Nuestros hijos no necesitan perfección, sino nuestra presencia. Dios quiere usarnos de una
manera única por medio de lo bueno, lo malo, las alegrías y las luchas. Hagamos de nuestra
familia una prioridad y de nuestro hogar un lugar donde sus corazones sean edificados. Si
apuntamos al corazón, aplicamos la sabiduría del desarrollo de equipos y respondemos al
llamado divino, Dios hará mucho más de lo que nos hemos imaginado.
PRIMER PRINCIPIO DE CÓMO SER PADRES
Muchos de nosotros hacemos una gran cantidad de cosas como padres. Queremos que
nuestros hijos tengan éxito en la vida y con Dios. Y hay una amplia variedad de cosas que
reclaman nuestra atención. Pero ¿no sería excelente saber dónde generar el mayor impacto
como padres y tener una idea de dónde concentrar nuestros mejores esfuerzos para producir
mejores resultados que sean duraderos en nuestros hijos?
En Proverbios 3:1 el rey Salomón le pide a su hijo que no olvide sus enseñanzas (su ley, sus
mandamientos), sino que las guarde en su corazón. A partir de esto podemos aprender que
el primer principio de cómo ser padres es apuntar al corazón de nuestros hijos. Hay muchas
metas secundarias a las cuales apuntar, las cuales también son buenas. Pero primero
deberíamos apuntar a lo principal, lo cual sería el corazón de nuestros hijos.
Algunos apuntan a la cabeza en lugar de al corazón. Es verdad que debemos tener hijos
preparados que puedan hacer un buen papel en la escuela. Lo académico es tremendamente
importante, pero no es lo número uno. Otros apuntan a sus manos. Sería excelente que
afinaran sus habilidades. Que tocarán esa trompeta correctamente. Que fueran excelentes
en las tablas gimnásticas. Que fueran buenos actores o actrices. Que patearan bien la pelota.
Pero eso sigue sin ser el foco principal. Y aun otros más apuntan a su interacción social. Es
deseable que puedan ser aceptados o populares y que tengan amigos. Pero no hay mayor
alegría que ver que nuestros hijos anden en la verdad.
La palabra hebrea para ‘corazón’, ahab, es una palabra que es utilizada simbólicamente no
para representar emociones, sino el asiento del intelecto y la voluntad. En otras palabras,
significa entregar su ser interior a Dios y no ser independientes de Dios. Pero ¿cómo lo
hacemos?
Al hablar de obediencia con nuestros hijos, cultivaremos su corazón al permitirles conocer el
“por qué” detrás de las reglas. Los niños son como una pastilla de jabón. Si los apretamos
demasiado fuerte, los perdemos, pero si los soltamos y los dejamos ir, también los perdemos.
Tenemos que sostenerlos con la fuerza adecuada, y lo logramos al unir el ‘por qué’ con el
‘qué’ detrás de esas reglas. Queremos que crezcan en su dependencia de Dios; que su
voluntad y su ser interior se dirijan a Él. Así que, apuntemos primero al corazón y luego
añadamos todo lo demás.
Proverbios 3:1
“Hijo mío, no te olvides de mí ley. Y tu corazón guarde mis mandamientos” (RV60)
“Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis
mandamientos.” (NVI)
¿EN SERIO?
Imagínese que su hijo le pega a otro niño. ¿Qué solemos hacer como padres? Le decimos a
nuestro hijo: «Di: “Lo siento”». Y él dice a regañadientes: «Lo siento». Pero nuestro hijo no
lo siente. «Hijo, da las gracias». Nada. «A ver, hijo, ¿cómo decimos?». «Gracias». ¿Ese niño
está realmente agradecido? No lo creo.
No se trata de las palabras que dicen nuestros hijos, sino de que tengan un corazón
verdaderamente arrepentido cuando dicen que lo sienten o verdaderamente agradecido
cuando le agradezcan a alguien. Así pues, ¿cómo manejamos esta situación? Una buena idea
podría ser que más tarde, en otro momento, se siente con él y le pregunte: «¿Estabas
realmente arrepentido cuando dijiste que lo sentías?». «No, realmente no». «Bueno,
hablemos de eso».
Tampoco se trata solo de su comportamiento. Si no abordamos los asuntos del corazón, ellos
seguirán siendo los mismos, sea que continúen haciendo lo mismo o no. Por ejemplo, cuando
hablemos con nuestros hijos de sexo no solo hablamos de biología, enfoquémonos en los
asuntos del corazón. ¿Por qué Dios diseñó que las relaciones sexuales fueran algo especial
que solo se debe compartir entre un hombre y una mujer como parte de su matrimonio?
Algo que nos puede ayudar a tocar el corazón de nuestros hijos es reconocer que existen por
lo menos cuatro etapas de crianza. Primero, pasamos de ser cuidadores a policías. «No
toques eso. Haz lo que te dije». Luego, cuando crecen pasamos de ser policías a coaches.
«¿Qué crees que debas hacer en esa situación?». Para que cuando se vayan de casa, quieran
buscar nuestro consejo como consultores.
Si tratamos de ser policías cuando necesitan un coach, vamos a complicar el asunto.
Iniciemos conversaciones espirituales. Oremos con ellos. Hablemos de la voluntad y la gracia
de Dios. No solo les digamos «haz esto y cambia lo otro». Usemos la vida cotidiana para
señalar a los asuntos del corazón. Que nuestras conversaciones tiendan a las cosas de Dios y
a lo que sucede en nuestro interior. «¿Cómo te sientes al respecto? ¿De qué tienes miedo?».
Sostengamos ese jabón correctamente.
Queremos darles vida verdadera y real. ¿Significa que será la larga vida que siempre
quisimos? No lo sé. ¿Significa que tendremos más dinero del que habíamos imaginado?
Probablemente no. ¿Significa que la vida siempre es perfecta? No. Pero sí significa esto:
seguir a Jesús y sus mandamientos de corazón resulta en una vida plena.
Lucas 6:45
“El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es
malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.”
(NVI)
Proverbios 3:2
“Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad.” (NVI)
Juan 10:10
“El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vid y
la tengan en abundancia.” (NVI)
SEGUNDO PRINCIPIO DE CÓMO SER PADRES
En la Biblia podemos encontrar la sabiduría que necesitamos para nuestra vida diaria. Hay
tres libros de la Biblia escritos con el propósito de comunicarnos conocimientos y sagacidad
milenarios. Uno de ellos es el libro de Proverbios que fue escrito por el rey Salomón, el
hombre más sabio que ha existido hasta Cristo. En el capítulo 3, versículos 3‐4, Salomón nos
da la instrucción de no permitir que el fiel amor y la lealtad nos abandonen. Algunas versiones
incluso utilizan las palabras ‘misericordia’ y ‘amor’ en lugar de ‘fidelidad’, y utilizan las
palabras ‘verdad’ o ‘sinceridad’ en lugar de ‘lealtad’.
¿Por qué los menciona unidos entre sí? Porque así es como se desarrolla un equipo. Nos
encanta ver jugar a nuestro equipo favorito. ¿Por qué? Porque parece que se están
divirtiendo. Lo pasan bien juntos. Hay un poco de lealtad, fidelidad y amor en el equipo. Hay
muchas otras cosas necesarias para desarrollar un equipo, pero estas son tres columnas
importantes.
Podemos considerar a nuestra familia como un equipo y no solo eso, sino que podemos
llamarla así regularmente como parte de nuestras conversaciones cotidianas. Podríamos usar
nuestro apellido o cualquier otro nombre que nos identifique como familia. Solo tenemos
que llenar el espacio: Equipo __________. Incluso podríamos mandar a hacer papelería con
el nombre de nuestro equipo familiar y sus miembros. Lo que podamos hacer para fortalecer
esta verdad en casa rendirá buen fruto. Solo queremos inculcarles esto: «Eres parte de un
equipo». Y el equipo más importante es el equipo de casa. Por eso es tan emocionante
cuando nuestro equipo gana en casa. Estábamos en nuestro estadio. Sabíamos que lo
lograríamos. Fue increíble poder hacerlo.
Desarrollemos nuestro equipo familiar mediante amor, lealtad y fidelidad. Y que el equipo
más importante para nosotros sea el de casa.
La palabra hebrea para ‘fidelidad’ en español significa «firmeza, confiable, que se puede
depender de él y digno de confianza». ¿No es una imagen hermosa de cómo debería ser un
padre? ¿O una madre? ¿Y no es una imagen hermosa de cómo queremos que sean nuestros
hijos? Si cada uno de nosotros fuésemos firmes, confiables, se pudiese depender de nosotros
y fuésemos dignos de confianza, no seríamos arrastrados por el viento de «todos lo hacen»
o algo similar. Esa es una descripción excelente de un papá, una mamá y sus hijos. Y eso es
lo que forma un equipo fuerte en Dios.
PROVERBIOS 3:3‐4
“3Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y
escríbelos en el libro de tu corazón. 4Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama
entre la gente.” (NVI)
EL MAYOR DESAFÍO PARA LOS PADRES
EN NUESTRA CULTURA
Cada uno de nosotros, y especialmente nuestros hijos, estaremos en muchos equipos
diferentes. Pero no deberíamos permitir que eso menoscabe el equipo de casa, que es
nuestra familia. Como familia enfrentaremos muchos desafíos para mantener en pie las tres
columnas de lealtad, amor y fidelidad. No obstante, se ha dicho que el mayor desafío para
los padres en nuestra cultura son los deportes y las pantallas.
Ambos se hicieron para conectarnos como seres humanos, ¿no es así? Pero ¿qué sucede con
la presión que hay en los deportes? (Con deportes me refiero a las actividades extraescolares
como gimnasia, pintura, música y otras). Si eres padre, sabes que hay muchas cosas que nos
salen al encuentro y al de nuestros hijos todo el tiempo y que el horario es lo más difícil de
cumplir.
Nuestros hijos sufren de ansiedad, depresión y de todo tipo de diferentes padecimientos, por
lo que viene a ellos a través de estas cosas. Los deportes y las pantallas en lugar de
conectarnos, de hecho, nos están alejando a lugares de aislamiento.
A muchos nos encantan los deportes. Pero como cultura nos hemos vuelto locos. Lea el
siguiente fragmento del artículo «Los deportes juveniles se han alocado demasiado. Deberían
relajarse», el cual apareció en The Wall Street Journal.
«Más chicos están abandonando los deportes organizados antes de tiempo, deshechos por
las presiones, los obstáculos económicos y las lesiones. Las estadísticas son preocupantes.
Una encuesta realizada por el Aspen Institute de Utah State dice que las familias del
laboratorio deportivo encontraron que la participación general en los deportes juveniles, por
equipos en los EE. UU., se encuentra en declive. Solo 38% de los chicos están jugando en
deportes de equipo hoy. Abajo del 45% de hace una década. El muchacho promedio renuncia
a los deportes juveniles después de menos de tres años, a la edad de once años».
Están renunciando porque la presión se ha vuelto demasiado fuerte. Nos hemos olvidado de
hacerlo por diversión. Algunos entrenan a sus muchachos como si fueran máquinas, incluso
obtienen patrocinios de las grandes marcas en sus partidos. Y les enseñan a explotar las
debilidades de los contendientes y a no parar hasta no solo haberlos derrotado
deportivamente, sino humillado su espíritu habiendo olvidado el espíritu deportivo por
completo.
Hay muchas maneras de ganar. No solo ganamos en el marcador, también deberíamos ganar
en integridad, en perseverancia, en disciplina y en clase.
SALMO 128
“1Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos. 2Lo que ganes con
tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad. 3En el seno de tu hogar, tu esposa
será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo.
4
Tales son las bendiciones de los que temen al Señor. 5Que el Señor te bendiga desde Sión,
y veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. 6Que vivas para ver a los hijos
de tus hijos. ¡Que haya paz en Israel!”(NVI)
DOS PREGUNTAS IMPORTANTES
Podemos ver nuestras familias como equipos fuertes en los que la lealtad, el amor y la
fidelidad generen tal vínculo que nos haga capotear cualquier tormenta que se nos presente.
No obstante, debemos estar al tanto de los peligros que vienen en nuestra contra y hacer
una pequeña revisión de vez en vez. Hay dos preguntas que nos pueden ayudar a evaluar
hacia dónde vamos como equipo.
Número uno: ¿Nuestra familia está siendo ayudada o estorbada por las actividades de
nuestros hijos? ¿Mis hijos están siendo criados por otras personas? ¿Con cuánta frecuencia
comemos juntos como familia? ¿Hemos estado juntos en las vacaciones de primavera, de fin
de año y de verano? ¿Hemos pasado tiempo juntos? ¿Estamos involucrados en la iglesia? Si
decimos que queremos criar niños que amen al Señor y que tengan un corazón por Dios, pero
nunca están en la iglesia, ¿qué estamos tratando de hacer?
Pensamos que cualquiera puede lograrlo solo trabajando duro y siendo positivos. Pero
¿sabías que menos del 1% de los jugadores de ligas menores llegarán a las ligas
profesionales? En contraste, la probabilidad de que rindan cuentas delante de Dios es del
100%.
Cuando inscribas a tus hijos necesitas saber qué grado de compromiso requiere. Pregunta
cuándo serán los partidos. Si juegan principalmente los domingos por la mañana, ¿habrá
partidos los sábados o los domingos por la tarde? Pero ¿qué sucederá cuando el entrenador
les pida estar en el partido y Dios les pida estar en la iglesia? ¿A quién escucharán? ¿La
actividad ayuda o estorba a la familia?
Número dos: ¿Cuál es el retorno sobre el esfuerzo, el tiempo y el dinero invertidos? ¿Un
contrato de $16 millones de dólares en una liga profesional? ¿Una asombrosa beca para
asistir a la universidad? ¿Un lugar para practicar su pasión, tener amigos y desarrollar su
carácter?
La verdad es que la mayoría de nosotros solo estamos criando buenos o incluso excelentes
jugadores de torneos intramuros. Estamos vendiendo nuestra alma por eso, y nuestros hijos
no participan en la iglesia. No queremos estar en la situación en la que se encuentran tantas
personas, quienes crían a sus hijos, pasan por todas estas cosas y luego dicen: «Querido Dios,
¿por qué mis hijos no están en la iglesia? Por favor, haz algo en su vida». Los deportes son
excelentes, pero nuestra sociedad se ha vuelto loca. Medite en estas cosas y hagan lo que
consideren necesario.
HEBREOS 10:24‐25
“24Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.
25
No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos
unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.”(NVI)
LAS PANTALLAS: ¿AISLAMIENTO O INTERACCIÓN?
Como padres debemos estar al tanto de cualquier cosa que quiera interferir con lo que más
le conviene a nuestra familia. Las nuevas tecnologías y los dispositivos digitales han sido
hechos con el propósito de mejorar nuestras relaciones. Pero ¿está sucediendo? ¿La
tecnología está uniendo a los miembros de nuestra familia? ¿Las pantallas promueven
aislamiento o interacción familiar?
¿Recuerdas cuando ibas de viaje con tu familia? Algunas familias jugaban juegos que
generaban conversaciones excelentes. Pero en el mundo de hoy todos nos metemos al coche
en silencio porque estamos viendo la pantalla todo el tiempo.
Hay tres opciones que podemos considerar con respecto a las pantallas. No necesitan
suceder todas al mismo tiempo. ¿Cuándo deberían recibir un celular para hablar y enviar
mensajes? Podría ser a los 13. ¿Cuándo deberían tener navegador de internet en su celular?
Podría ser a los 14 o a los 15, que es cuando los chicos podrían verdaderamente meterse en
problemas. Considera utilizar una aplicación de supervisión como Covenant Eyes que los
puede ayudar a no visitar los lugares equivocados. ¿Cuándo deberían tener una cuenta de
redes sociales? Los 16 podrían ser una buena edad para añadirlos a un par de aplicaciones
aprobadas de redes sociales.
Puedes ajustar este plan conforme a las necesidades particulares de tu familia. Este es solo
un marco para ayudarte a meditar en estas cosas y que desarrolles tu propia solución para
tu equipo, porque una vez que abras esa puerta, nunca se volverá a cerrar.
Algunos padres hacen un contrato celular con sus hijos. ¿Qué debería decir este contrato?
No tiene que ser complicado. Esta es solo una idea para inspirarte a desarrollar tu propia
solución.
1. Entiendo que tener un celular es un privilegio. Si fallara en adherirme a este contrato,
el privilegio de mi celular podría ser revocado.
2. Entiendo que mi teléfono les pertenece a mis padres. Ellos establecerán las reglas y
determinarán lo que sea apropiado.
3. No estaré en mi teléfono cuando mi familia esté pasando tiempo junta, a menos que
pida permiso. Si queremos que esto realmente funcione, podríamos considerar ser un
ejemplo de esta última cláusula nosotros mismos.
4. No enviaré mensajes con chismes, descortesías o burlas…
Sin importar el camino que escojas seguir, no olvides poner atención a pasar tiempo en
familia.
MATEO 6:22‐23
“22 »El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de
la luz. 23Pero, si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en
ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad!”(NVI)
GÉNESIS 2:18
“18Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda
adecuada».” (NVI)
COMO DESARROLLAR MÍ EQUIPO FAMILIAR
Algunas cosas en nuestra sociedad están distanciando a nuestra familia. Para protegerla,
podemos verla bajo el marco de un equipo cuya estructura es soportada por lealtad, amor y
fidelidad. Pero ¿qué otros elementos necesitamos?
Tiempo. Ámalos con tu agenda, no solo con palabras. Está presente en las comidas, los
eventos deportivos, las actividades y hagan cosas juntos. Si eres una persona ocupada o eres
padre soltero, necesitas pensar en cómo hacer esto realidad. Si tu trabajo requiere que viajes
constantemente, esto podría significar cierto sacrificio, pero podrías llevarte a tu familia
contigo de vez en vez. Ganarías menos dinero por los gastos de viaje, pero estarías con ellos
y valdría la pena cada minuto.
Experiencias. Diviértanse juntos. Vayan juntos de campamento, a cazar o de pesca. Jueguen
juntos al golf o a lanzar el frisbee. Salgan a comer juntos. Vayan juntos de vacaciones. Hagan
muchas cosas juntos. Esto desarrollará experiencias en común. No traten de vivir en un
museo, es mejor generar recuerdos. Tu casa y las cosas que hay en ella no deberían ser más
importantes que las personas que viven allí. Una casa desordenada podría significar
recuerdos y experiencias que durarán para siempre.
Al divertirse juntos, tengan cuidado de cuántos amigos invitar porque lo que podría suceder
es que todos terminen pasando tiempo con sus amigos y no con los demás de la familia. Solo
asegúrate de mantener unido al equipo. Hay tiempo para pasarlo con los amigos, pero
también hay tiempo solo para la familia.
Actitud. Es poder decir: «Somos muy unidos como familia. La mejor historia no es con tu
novia, tu novio, emborrachándote o drogándote. La mejor historia se escribe aquí porque las
personas de esta casa están más a tu favor que cualquiera en el planeta. Eres una bendición,
no una carga. Te queremos aquí junto a nosotros. Eres especial y te amamos».
Misión. Un servicio transcultural y vida con propósito. Lleva a tus hijos a lugares en tu ciudad,
tu país o el extranjero donde honren, sirvan o ayuden a alguien mayor, viudas o personas
menos afortunadas para que puedan darse cuenta de que no todos tienen lo que ellos.
Regresarán siendo unos chicos agradecidos y generosos que ya no se sienten con derecho a
ser servidos. Serán chicos que estén enamorados del Señor en lugar de sí mismos.
Pueden usar estas cuatro cosas para que juntos redacten el propósito de su familia.
ISAÍAS 58:6‐12
Leer…
LUCAS 10:42
“pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.”