Está en la página 1de 20

EL LIBRO DE LOS MUERTOS DE LOS

ANTIGUOS EGIPCIOS

TRABAJO REALIZADO POR:

- JUAN ALBERTO CABELLO HERNÁNDEZ


- ANTONIA FERNÁNDEZ MORILLO
- MARÍA DEL CARMEN GARCÍA GUZMÁN
- ANA ROCÍO RAMÍREZ SÁNCHEZ

1
Índice:

I. Introducción
II. La Religión Egipcia
1. Religión Egipcia
2. Sacerdotes
III. El libro de los Muertos
1. El Libro de los Muertos es un libro de Oraciones
2. Las letanías y las rúbricas
IV. Rituales de momificación
V. Aspectos de interés
1. Simbología
2. El Juicio de las acciones
3. Metempsicosis
4. Fórmulas para los vivos
VI. Valoración del Libro de los Muertos
VII. Bibliografía final
VIII. Web grafía

2
I. INTRODUCCIÓN

Antiguo Egipto, la tierra de los difuntos, pues sus restos arqueológicos


hablan por sí solos: monumentalidad, esplendor, tesoros, momias, sepulcros y
muchos etcéteras, que nos reflejan la involucración de la civilización con sus
fallecidos y el Más Allá.

Nuestro trabajo se centrará en el conocido “Libro de los Muertos”, para


de esta manera entender y comprender los ritos funerarios o las ya
mencionadas creencias en el Más Allá. Trataremos de hacer una clarificación
de carácter general, pues la historia de Egipto abarca desde finales del IV
milenio a.C., hasta la aparición del Cristianismo en el siglo III, poniendo fin
definitivamente a su religión. Una historia llena de misterio y religión, que poco
a poco hemos ido descubriéndola.

II. RELIGIÓN EGIPCIA

Antes de entrar de lleno con Libro de los Muertos, hemos de explicar los
distintos dioses con los que Egipto contaba, junto con el sistema de teológico
del mismo:

1. RELIGIÓN EGIPCIA

“De los primitivos dioses predinásticos, se pasó paulatinamente a un


complejo panteón susceptible bien pronto de dividirse, y aun subdividirse, en
diferentes categorías divinas. Así, puede hablarse de dioses primitivos
(animales, plantas y árboles, piedras, fetiches), de divinidades locales (en
realidad formas de Ptah), de dioses cósmicos o celestes (Nut, Geb, Shu, Thor,
Re, Sepedet), de divinidades funerarias (Osiris, Anubis, Sokaris), e incluso
abstractas (Sia, Sutech, Astarté, Anat, Qadesht).

Todas estas categorías de dioses presentan muchísimos problemas de


compresión. La religión egipcia se nos presenta como una religión oficial, con
un marcado politeísmo, que comprendía dioses y diosas, exigió un orden de
importancia y de cambios en la misma, los cuales pueden detectarse a través

3
de la evolución histórica”1. Hay un gran número de dioses en la religión egipcia,
destacaremos los más representativos y llamativos para nuestro trabajos 234:

a) Dioses de mayor significación:


o Ra: dios del Sol, adorada en Heliópolis primitivamente con el nombre de
Atum. Se le representaba en forma de escarabajo Khepri, como halcón
coronado con disco solar, entre otras.
o Amón: dios del aire y del viento. Representado con forma de carnero, y
posteriormente vinculado con Ra (Amón-Ra).
o Osiris: dios de la vegetación y rey de los muertos, por lo que preside el
“tribunal” que juzga a las personas tras su muerte.
o Horus: algunos egiptólogos hablan de este Dios como una divinidad
antigua del cielo, otros en cambio, como hijo de Osiris. Se le representa
en forma de halcón. A lo largo de la historia egipcia, fue vinculado con Ra
(Ra-Horajhti)
o Seth: dios guerrero vinculado con un animal, en sus orígenes constaba de
un gran prestigio, pero a lo largo de la historia egipcia, se le vinculaba con
una imagen más maléfica.
o Ibis Thot: dios que estaba presenta en el pesaje que las almas de los
muertos sufrían en el juicio final (juicio de Osiris) y cuidaba de proteger la
barca del sol en esos momentos. Era representado como babuino.
o Ptah: dios de los artesanos en sus inicios, y posteriormente vinculado
como dios misteriosos titular de la muerte. Representado como una
momia con la cabeza rapada
o Anubis: dios encargado del embalsamiento de los muertos, es decir, dios
encargado de conducir a los difuntos hasta el tribunal. Se le representaba
con cabeza de lobo.
b) Divinidades femeninas:
o Isis: diosa que representa la sede sagrada del rey, diosa de la magia. Se
le representaba como mujer, forma humana, coronada por un trono.

1
F. LARA PEINADO, (1989), pp16.
2
Ibídem pp 17-18.
3
FOTO 1
4
FOTO 2

4
o Neftis: diosa benefactora, que había colaborado en la resurrección de
Osiris.
o Hathor: diosa del cielo, amor y alegría, madre de Horus. Se representa
como mujer humana sonriente y cabeza de vaca o con orejas y cuernos
de vaca, por lo que también simboliza maternidad.
o Uadjet: diosa protectora del rey, representada como una cobra.

También hay una serie de dioses inferiores o genios, que son


divinidades más modestas y de menos complejidad religiosa, pero que aún así
contaban con sus cultos por parte de las clases populares.

2. SACERDOTES

Crearon una serie de sistemas teológicos, donde ser organizaba y


jerarquizaba a los dioses. Cómo centros sacerdotales destacados tenemos a
Heliópolis, Tebas y Menfis.

Todas estas teorías de los orígenes del universo y el hombre creadas


por los sacerdotes, están recogidas en diversos capítulos del Libro de los
Muertos. “Lo que nos interesa destacar de estos sistemas teológicos, es su
propia capacidad especulativa y el grado de abstracción que supieron emplear,
cuyo ejemplo lo podríamos centrar en el principio de Maat, la Verdad y la
Justicia, aunque nunca se preocuparon en dejar articuladas de modo orgánico
sus reflexiones teológico-filosóficas”5.

III. EL LIBRO DE LOS MUERTOS

El libro de los muertos es la obra de los dioses y es <<probablemente la


más antigua producción del espíritu humano>>, ha escrito Amélineau. Hace
poco más de un siglo solamente que se han descubierto en el Valle del Nilo
papiros procedentes de Menfis, de Tebas, y de Heliópolis, de los cuales los
más importantes son los de las VXIII, XXI, XXVI y XXXI dinastías. Conviene
señalar los nombres de los eminentes sabios que fueron los primeros en
descifrar estos textos iniciáticos: W. Pleyte, W. Budge, L. Speleers, A. Erman,
J. Vandier, A. Moret, Nina G. Davies, Jéquier, Samuel A. B. Mercer, E. Naville,
H. Grapow, P. Le Page Renouf. Los griegos que fueron iniciados en los
5
F. LARA PEINADO, (1989), pp 22.

5
santuarios del Antiguo Egipto no nos han revelado nada de lo que aprendieron
en el mayor secreto6.

1. EL LIBRO DE LOS MUERTOS ES UN LIBRO DE ORACIONES

Para ayudar al alma del muerto, o a su “doble”, en su viaje a lo


desconocido, el oficiante deposita un papiro iniciático al lado de la momia,
antes de que sea sellada la última puerta de su tumba. Este papiro se llama El
libro de los Muertos, o Libro de las Letanías del Sol, o Libro de la Morada
oculta, o Libro de las Puertas, o Libro de las Respiraciones, muy en pro de
Tebas, o Libro de Aquello que está en la Duat. Sobre este papiro están
copiadas las plegarias que deben recitarse al principio de la noche, cuando Ra
queda vencedor de sus innumerables enemigos del mundo inferior, así como
fórmulas mágicas y redentoras. El primer “Libro de los Muertos” que
conocemos es el texto grabado en las pirámides, que comprende como mínimo
453 capítulos, que fueron codificados mucho más tarde en 165, en el siglo VII
a. de C., bajo el reinado de los Psamméticos.

El mejor ejemplar de esta recesión es un papiro de 20 metros de largo,


actualmente conservado en el Museo Egiptológico de Turín, publicado por vez
primera por Lepsius, que explora, con Bunsen, Egipto y Nubia en 1842, y
redacta numerosas obras siempre llenas de autoridad. Lepsius tradujo también
un gran número de “textos de sarcófagos” que adornaban las paredes
interiores de los féretros. <<Estos escritos –evoca Jean Capart, de la
Fundación Egiptológica Reina Elizabeth de Bruselas- no han sido compuestos
de una vez. Son la obra de teólogos que han tratado de combinar doctrinas
provenientes de diversas partes de Egipto y de diversas escuelas sacerdotales,
y corresponden, verosímilmente, a alumbramientos muy distantes uno de otro
del pensamiento religioso de los primitivos egipcios. >> Citemos así mismo los
trabajos de G. Maspero, que sucedió a Mariette en calidad de director de
Excavaciones y Antigüedades de Egipto, y a quien debemos la apertura de la
pirámide de Ounas, en Saqqarah, pirámide cuyas cámaras secretas han dado
los más antiguos textos religiosos egipcios conocidos, y el rimbombante
hallazgo de un escondrijo de momias reales en el templo funerario de la reina

6
A. CHAMPDOR, (1963), p 47.

6
Hatshepsut, en Deir el Bahari, al otro lado del Nilo, frente a la Tebas de los
vivos7.

2. LAS LETANÍAS Y LAS RÚBRICAS

El libro de los Muertos comprende cerca de doscientos sortilegios o


“Capítulos”, para emplear la palabra de los egiptólogos, cuyo conocimiento
permitirá al difunto orientarse en el mundo inferior que deberá recorrer en el
curso de su atrevido viaje por las doce regiones de la Duat, reconocer a los
dioses que le serán favorables y a los guardianes de los pilonos y de las
ciudades, saber despertar su benevolencia mediante plegarias, algunas de las
cuales son sumamente bellas, como por ejemplo la Plegaria a Osiris, y sobre
todo no dejarse maltratar de ningún modo por los espíritus maléficos, que son
numerosos, voraces y socarrones, ni dejarse sorprender por los demonios-
serpientes que os devoran el nombre, la memoria o las entrañas y viven
continuamente a la sombra de las divinidades del universo de los muertos. La
lectura de las letanías del Libro de los Muertos era hecha por los sacerdotes-
lectores en estado de pureza ritual; vueltos hacia la momia del difunto durante
toda la duración de las ceremonias funerarias, recitaban los textos sagrados.

Los primeros capítulos del Libro de los Muertos, del I al XIV, preparan a
los difuntos para las ceremonias funerarias durante las cuales las “momias
iluminadas” penetrarán en el otro mundo. Los difuntos se inquietan por su
porvenir, así como por los trabajos y los gozos que les esperan, y tienen buen
cuidado de hacer depositar cerca de ellos, por sus parientes o por sus amigos,
las figurillas mágicas untadas con aceite de cedro que trabajaban en su nombre
y en su lugar en los Campos de los Bienaventurados donde es preciso sembrar
el grano y cosechar la cebada y el mijo para vivir, como se hace en el Valle del
Nilo. ¿Resultaría inconveniente subrayar que los alimentos tienen su
importancia en el más allá? Recordemos que Lord Carnarvon descubrió en un
almacén del palacio funerario de Tuthankhamen, junto a la famosa sala de los
Sarcófagos de Oro, treinta y seis grandes jarras de vino de las propiedades de
Amón de Tebas, trescientos cincuenta litros de aceite, de ungüentos y de
perfumes en cuarenta vasos de alabastro translúcido, y ciento dieciséis

7
A. CHAMPDOR (1963), pp 51-52.

7
canastas de frutos diversos, todo lo cual le dejó maravillado. Hay que
reconocer, con el debido asombro, que los muertos se preocupaban mucho,
cuando aún estaban vivos, de no dejarse poner a régimen de ningún modo en
el momento en que estuviesen, para toda la eternidad, y real y continuamente,
“muertos y renacientes en Osiris”. Y, para probar lo bien fundado de esta vulgar
preocupación, bastaría con señalar que los difuntos se regocijaban al escuchar
repetir, veces y veces, al recitador vestido con piel de pantera, que serían
“luminosos y saciados”, “saciados por las ofrendas sepulcrales de Osiris”,
“saciadas de pan, de cerveza y de aves asadas en la barca de Ra”, que
podrían “tomar sus alimentos y calmar su sed en presencia de Osiris, todos los
días, realmente, continuamente, eternamente”; se regocijaban al escuchar al
sacerdote salmodiarles que detrás de las cuatro aberturas del cielo, en las
Regiones de la Felicidad, del Nilo Celeste y de los Espíritus luminosos 8.

El capítulo XVI del Libro de los Muertos evoca la creación del mundo. A
continuación, los capítulos XXI a XXX, se exponen los medios y fórmulas que
permitirán al difunto adquirir una nueva memoria, que no será jamás ni
corrompida ni hedionda. El capítulo XXX evoca lo que será un primer juicio, que
hallará su total desarrollo en el CXXV. Los capítulos XXXI a XLI serán recitados
por el sacerdote para que el difunto sepa luchar contra los ocho demonios de
cabeza de cocodrilo que se alimentan de deyecciones y escupen fuegos
devastadores.

Los capítulos XLII al XLVII tienen por objeto la “divinización de los


miembros del difunto: mi columna vertebral será la de Seth; mi falo, el falo de
Osiris”. Los capítulos XLVIII y XLIX repiten los capítulos X yXI. Los capítulos L
a LXIII son los sortilegios gracias a los cuales el alma vuelve a encontrar “el
soplo de la vida” y ve abrirse ante ella las puertas de la tierra y del cielo, y
también las aguas de los Nilos celestes que son la morada de Osiris. Los
capítulos LXIV a LXXV cuentan cómo el alma “se elevará hacia el sol”, cómo se
rejuvenecerá en el seno de Isis, cómo renacerá en el espacio celeste “que es
su madre”. A continuación, capítulos LXXVI a C, se recomienda al difunto que
escoja las “fórmulas de transformación” que le permitirán metamorfosearse.

8
A. CHAMPDOR (1963), pp 53-55.

8
Podrá ser el Halcón de Horus o el Espíritu luminoso de las Regiones frías. Será
calor o luz y será vibración en la eterna vibración cósmica.

Los sortilegios de los capítulos CI a CXXIV serán dichos para facilitar al


difunto el conocimiento de los libros secretos de Thot, escriba de los dioses, y
el de los misterios de Occidente. El capítulo CXXV es el famoso capítulo del
juicio y del acto de pesar el alma, así como el de su confesión purificadora, de
su resurrección oficial y de su ascensión.

Los capítulos CXXVI a CXXXIX recuerdan las fórmulas que deben


decirse en el momento de purificación del alma, cuando se convierte en Osiris,
cuando alcanza la perfección definitiva, aquella que será eterna en el tiempo y
en el espacio cuando se fusione con la luz en la luz creadora. Finalmente
estaría el capítulo CXC que trata del perfeccionamiento del Espíritu divinizado
en el seno de Ra y lo magnifica Osiris, lo hace poderoso cerca del Señor de
Amenti y digno de veneración cerca de las Jerarquías de los dioses.

IV. RITUALES DE MOMIFICACIÓN

5.500 a.C. Actual Tebas. Orilla. Al alba.

El día acababa de despuntar, las luces del alba abrazaban la superficie


del río sobre la que elevaba una bruma tan espesa que no podía llegar a verse
la otra orilla, y era necesario llegar a ella. Itenmu estaba allí, de pie, en un
remanso del río que abrigaba encallado un tronco de palmera que alguien
había ahuecado con infinita paciencia y la ayuda de un hacha de piedra pulida,
el medio para que le pasara a él había sido proveído. Miraba a su alrededor,
sólo había mar, un mar de arena que se extendía desde el borde de la
vegetación que crecía junto al río hasta un infinito tan hermoso como terrible.
Nadie más le acompañaba. El calor de la mañana disiparía pronto la boria, pero
cada minuto era eterno, a cada inhalación de aire un dolor agudo le
atravesaba el pecho, un pecho que cada vez acogía menos aire y menos vida.

Desde el ataque la tarde anterior en que le robaron un collar que tenía y


que había pasado de generación en generación en su familia y alguna pequeña
herramienta realizada en piedra negra, no había parado de sangrar por la
espalda. Eso era normal, pero cada vez que tosía también salía sangre por la

9
boca y eso, eso no era normal. Para colmo sabía que la sangre despertaba el
instinto de esas bestias feroces que había en el río, de manera que debía de
tener mucho cuidado al montar en el tronco, que nada de sangre tocara el
agua.

Se veía agotado, exhausto, la pérdida de fuerzas por la falta de


alimentos y la pérdida de sangre le hacía saber que le quedaba poco. Tenía
que cruzar; estaba sólo, pero tenía que ser capaz de llegar a la pequeña
elevación que se veía tras el manto verde de la orilla occidental. Si iba a
descansar tenía que ser donde sus antepasados, en el lugar sagrado, donde el
tiempo se detiene.

A la caída del sol había llegado, se recostó del lado izquierdo sobre la
arena seca y conforme las estrellas aparecían en el firmamento, cubriéndose la
9
cabeza con las manos, cerró los ojos y expiró.

1986 d.C. Egipto. Gebelein. Nomo IV Tebano

Recién comenzados los trabajos, un obrero se acerca apresurado y


nervioso a Wallis Budge y, con voz entrecortada, le comunica que parecen
haber dado con un cuerpo. Budge se acerca al lugar con la inquietud propia de
momento y, con delicadeza, retira la arena que cubría el cuerpo que volvía a
ver la luz tras un sueño de 5.500 años. Un cuerpo que estaba perfectamente
momificado. 10

El R.A.E. Define la momia como “Cadáver que naturalmente o por


preparación artificial se deseca con el transcurso del tiempo sin entrar en
putrefacción” pero ¿qué hizo que se conservara?. “La palabra momia, deriva
del vocablo persa “mummia”, que significa, cosa bituminizada y de ésta nació la
palabra árabe «múma>> que quiere decir, cera mineral o betún, el llamado
<Betún de Judea>, que tan profusamente fue utilizado en el proceso de
momificación en el Egipto faraónico11.”

9
FOTO
10
FOTO
11
E. LLAGOSTERA CUENCA, (1977), p 3.

10
“El cadáver enterrado entre la arena tiende a conservarse de forma
natural. En ésta época (tiempos predinásticos) se achacaba esta conservación
a la existencia del túmulo o colina que se formaba por el sobrante de arena 12.”

“En tiempos predinásticos (anterior al 3400 a J.C.), los enterramientos se


realizaban generalmente en el desierto. Los cadáveres, completamente
desnudos, eran colocados en posición fetal, en decúbito lateral izquierdo, con
el cráneo orientado hacia el sur y su cara mirando a occidente, en fosas poco
profundas excavadas en la arena. El calor radiante durante el día y la
irradiación nocturna, iban desecando paulatinamente aquellos cuerpos,
preservándolos de la corrupción. Lógicamente y no es de extrañar, que con
mucha frecuencia apareciesen cadáveres en la superficie, debido a las arenas
movedizas, animales depredadores del desierto o por otras causas y esto pudo
originar el pensar que pudiesen haberse movido ellos solos debido a existir otra
vida después de la muerte. Esto indujo a construirles una morada para después
de la muerte y así aparecen las primeras cámaras mortuorias 13.” “En el
momento de la muerte -considerada como una fase natural del ciclo vital, una
transición entre la vida terrenal y la del más allá-, se producía la separación
entre el cuerpo y dichos elementos (Akh, ka, Ba) espirituales, que, aunque se
dispersaban por el cosmos, conservaban íntegra su individualidad 14.”

De esta manera habremos de establecer una división que, por evidente,


ya resulta obvia: Cuerpos momificados por procesos naturales sin influencia
humana, como se ha expuesto en los párrafos precedentes, y las momias,
resultados de procesos antropogénicos.

En el proceso de momificación nos centraremos en la parte física, el


cuerpo en sí, sin entrar en considerandos de carácter rituario y litúrgico que, si
bien conformando un todo único en el proceso de enterramiento no afecta a la
cuestión antropológica. En éste horizonte partiremos desde el momento en que
se produce la propia muerte en la que dan inicios “...las muestras de dolor junto
al cadáver que, desde Isis y Neftis lamentándose por la muerte de Osiris hasta
nuestros días, repiten (las plañideras) incansablemente el gemido y el llanto

12
J. IGNACIO VELASCO, (2007), p. 94
13
E. LLAGOSTERA CUENCA, (1977), p 3
14
M. CRISTINA GUIDOTTI, (2002), p 86

11
nacidos del dolor de ver partir a un ser querido. A continuación, el cuerpo,
siempre acompañado por sus deudos, es conducido, en una barca con
baldaquino hacia la casa de embalsamamiento, colocada bajo el patrocinio de
Anubis15.”

Esta casa de embalsamamiento es conocida como Casa de la Muerte,


lugar donde se procedía a la preservación del cuerpo. “Los embalsamadores
procedían a la deshidratación del cuerpo, tras extraerle los órganos internos.
Las vísceras, tratadas por separado, eran depositadas en cuatro recipientes de
barro cocido o de piedra, los vasos canopes, que del imperio nuevo en
adelante se distinguieron por la forma de sus tapas, a las que los cuatro “Hijos
de Horus” prestaron su semblante: cabeza humana, Imsetis, el genio protector
del hígado; cabeza de halcón, Qebehsenuef, protector de los intestinos; cabeza
de babuino, Hapi, guardián de los pulmones; cabeza de chacal, Duamutef, que
velaba por el estómago. Los vasos canopes estaban identificados con las
cuatro diosas protectoras: Isis, Neit, Neftis y Serquet 16.”

“Generalmente los antiguos egipcios evisceraban los cuerpos cono


primera etapa de la momificación cuando eran llevados a la casa de la muerte.
Le extraían las vísceras practicando una incisión en el flanco izquierdo e
introduciendo el brazo, llegaban a todos los rincones de las cavidades torácica
y abdominal.

Sólo quedaba ‘in situ” el corazón, pues según su creencia, era el lugar
donde residían las emociones. En cambio, al cerebro no le daban ningún valor
(en este sentido) y era extraído generalmente por vía nasal con instrumental
adecuado.

Después de lavar cuidadosamente el cuerpo, era secado e introducido


en una especie de bañera, donde era cubierto por completo con abundante
cantidad de natrón17.”

Por sus propiedades químicas, el natrón que “...proviene del término


NTR del Antiguo Egipto, que significa "divino" o "puro", dando lugar a la palabra

15
N. GRIMAL, (2004), p 152
16
C. GUIDOTTI, (2002), p 90
17
E. LLAGOSTERA CUENCA, (1997), p 3, 4

12
compuesta "sal divina”... fue empleado por los antiguos egipcios en el proceso
de momificación. También se utilizaba en la fabricación de cerámica vítrea:
fayenza; además, esta sal fue destinada para usos relacionados con la
limpieza, tales como el aseo de las viviendas y la higiene del cuerpo 18,” era el
elemento natural que se utilizaba para la deshidratación del cuerpo, en un
proceso que duraba setenta días y que se componía de cuatro fases, a saber:

- Extracción del cerebro. “se extraía el cerebro por los orificios de la


nariz, mediante unos ganchos de bronce, para verter posteriormente
en su interior un líquido resinoso. El encéfalo, se reduce entonces a
una pulpa, fluyendo a continuación a través del agujero hecho. En
algunos casos, por lo general para una momificación menos
avanzada, se divide la caja craneal y se extrae el cerebro que es
retenido, por los vendajes. En un segundo paso, se vierte natrón en
el cráneo para disolver los restos de cerebro que puedan quedar,
quedando el cráneo vacío. Después se vierte un líquido resinoso
formado por resina de coníferas, cera de abejas y aceites vegetales
perfumados19.”

- Evisceración. “Con una piedra etíope afilada, extraen todos los


órganos del abdomen, incluyendo el hígado y los intestinos. Se lava
con vino de palma, se rociaban perfumes y finalmente se cosía
después de haberlo llenado de mirra pura triturada, canela y otros
perfumes, excluyendo solamente el incienso20.”

- Deshidratación. “Egipto, gracias a su clima cálido y seco, ha


conservado cuerpos enterrados hace miles de años. Pero a medida
que se construían tumbas más complejas y el cadáver no estaba en
contacto directo con la arena del desierto, se fue haciendo necesario
un método para conservar el cuerpo. El natrón, una mezcla natural
de bicarbonato sódico y sal, se encontraba cerca de los lagos del
desierto y era la solución ideal para el desecado del cuerpo. La zona
de El Kab y la del wadi Natrun eran grandes productoras de natrón.

18
http://es.wikipedia.org/wiki/Natrón
19
http://www.buenastareas.com/ensayos/Historia-Del-Antiguo-Egipto/54462341.html
20
Heródoto, Historias, II, 86-87.

13
Colocado el cuerpo en seco en esta mezcla durante 36 días, sólo
quedaban después la piel y los huesos. Entonces se procedía a
rellenar el interior con ropa, serrín, pimienta, cebollas y otras
sustancias para darle una apariencia de vida 21.”

- Vendaje. Con el objeto de preservar la desintegración del cuerpo.


Con tiras de vendajes de lino se envolvía completamente el cuerpo
para, posteriormente, envuelto en un sudario, disponerlo en el ataúd.

Concluido el proceso, el difunto se encontraba en disposición de


perpetuar su existencia más allá del tiempo y “poder respirar el aire en el
mundo inferior”, conforme al capítulo XLVII del Libro de los Muertos: “Entre los
Purificados yo soy un Purificado. Yo soy el dios Shu, que en las regiones de los
dioses luminosos atrae hacia él el aire del océano celeste, hasta los límites del
cielo, hasta los límites de la Tierra, hasta los límites de la luz divina. Que el aire
vivifique pues, a este joven dios y ¡que despierte! 22”.

V. ASPECTOS DE INTERÉS

A parte del mensaje salvador que encerraba la simple posesión de un


ejemplar del Libro de los Muertos, la larga serie de sus fórmulas contiene no
pocos aspectos interesantes, entre los cuales podemos señalar su simbología,
la creencia en un juicio que el difunto sufría en su tumba, la posibilidad de un
metempsicosis y los consejos dados a las personas todavía en uso de la vida
terrenal.

1. SIMBOLOGÍA

Todo el libro es, por su propio origen y formación, una simbología


absoluta, centrada en el renacimiento y transfiguración del difunto. Los
abundantes símbolos que aparecen a lo largo de sus capítulos son tan antiguos
que incluso los propios egipcios del siglo XVI a. C., época de su mayor éxito,
no fueron capaces de desentrañar, por lo que hubieron de recurrir a exégesis
más o menos afortunadas.

21
J. Padró, (2000), p 45
22
Anónimo (1998), p 62

14
El interés de los egipcios por la muerte justificó la elaboración de unas
fórmulas tendentes a hacer frente y a explicar tal problema, que se negaron a
entender en su aspecto puramente material. La muerte era sólo una primera
etapa de una larga cadena de fenómenos suprafísicos, la cual podía ser
traspasada para alcanzar así, en buena parte gracias a ella, mundos
superiores23.

El porqué primero sólo tuviese acceso a la inmortalidad el rey, que


estaba en posesión de unos misterios por su propia esencia divina, es otro de
los grandes interrogantes conectados directamente con el Mito de Osiris. En
cualquier caso, gracias a la muerte de Osiris, el egipcio pudo penetrar en el
dominio de la muerte y alcanzar así la eternidad 24.

En el Libro de los Muertos también se hallan presentes los tres grandes


mundos en que creyó el egipcio (tierra, cielo y mundo inferior) con sus
interconexiones y con las metamorfosis que posibilitan el paso y la
comunicación entre ellos, gracias siempre a la naturaleza cósmica del sujeto
humano.

No obstante, tenemos que tener en cuenta que la compresión de todos


los símbolos que aparecen en el Libro de los Muertos es una tarea difícil por
muchas razones. La mentalidad del texto, las constantes mitológicas y
teológicas, las fórmulas extraídas de antiquísimos cultos mistéricos, los
principios mágicos recogidos, las doctrinas iniciáticas más o menos reflejadas,
son las constantes de una obra de difícil lectura.

2. EL JUICIO DE LAS ACCIONES

De los 190 capítulos que constituyen el Libro de los Muertos el más


importante de todos, por aportar también la idea más original, es el 125, titulado
“Fórmula para entrar en la Sala de las Dos Maat” (las Dos Verdades). Sin
embargo, no sólo este capítulo, sino que también otros dos capítulos (por
ejemplo, el 30) contienen alusiones más o menos precisas al hecho de un juicio
antes de poder entrar en el otro mundo25.

23
F. LARA PEINADO, p 43.
24
Ibídem, P 44.
25
Ibídem, p 44.

15
Ya en los Textos de las Pirámides y en el de los Sarcófagos aparecía la
idea de un juicio ante un gran tribunal a fin de justificar las acciones personales,
pero sin presentar su total desarrollo.

Poco a poco se fue estableciendo una conexión entre las malas


acciones del hombre y el principio de justicia que representaba la divinidad,
originándose así la idea de un orden moral que se personificó en la diosa Maat.
Gracias a las viñeras de algunos ejemplares del Libro conocemos con bastante
detalle la escena del juicio que todo difunto sufría ante Osiris y su tribunal y en
cuyo transcurso debía declarar por dos veces su inocencia. Esta duplicidad de
confesiones negativas demuestra que hubo como mínimo dos textos separados
en un principio26.

Todo este juicio, de hecho, era una pura fórmula, dado que cuando el
muerto entraba en la gran sala de Osiris ya había pasado por los ritos de
purificación y solarización. Ya era, en una palabra, un ser puro, justificado. Sin
embargo, se ha de ver el lado positivo, que no es otro que testimoniar la fe que
el egipcio tuvo en la equidad de sus jueces, así como en creer la eficacia de las
buenas acciones, capaces de hacer perdonar las faltas 27.

3. METEMPSICOSIS

El cambio del alma del difunto en forma de animales (serpiente, insecto,


ibis, fénix, etc.), de divinidades (Osiris, Ptah o la que se quisiera), de plantas
(flor, árbol), o de objetos (pilar) es otro de los aspectos más significativos del
Libros de los Muertos.

El alma podía viajar fuera de su tumba; tanto por el mundo celestial


como por el submundo. Esta creencia pasaría después al pensamiento griego
bajo la teoría de la metempsicosis, que tanto alcance tuvo en algunos filósofos
y sobre todo en la religión órfica28.

4. FÓRMULAS PARA LOS VIVOS

26
Ibídem, p 45.
27
Ibídem, P 46.
28
Ibídem, p 46-47.

16
No todos los capítulos o fórmulas iban dirigidos a los difuntos. Unos
cuantos de ellos eran para uso de las personas vivas, en el caso de las
conocieran, tal como puntualiza la rúbrica del capítulo 18, en la que se indica
que quien leyera diariamente la fórmula podría estar libre de daño en la tierra y
evitar los castigos en el más allá.

También en otras rúbricas el texto se indica que el texto es de gran


protección para el ser vivo, si se recitaba al despuntar el día. Son en conjunto
un cúmulo de promesas, puesto que se llega a prometer incluso la deificación
en vida, esto es, la llegada a ser como Thot y recibir adoración por los vivos,
aparte de prolongarle la vida en una hermosa vejez al conocedor y lector de
dicho capítulo.

De todos modos estas fórmulas están en contradicción con la gran


rúbrica con la que termina el Libro de los Muertos, en la cual, además de
señalar que el Libro en sí mismo es una cosa verdaderamente secreta, pide
que no se deje conocer a los ignorantes, a los habladores, ni a nadie,
marcando la excepción del amigo íntimo y del sacerdote-lector 29.

VI. VALORACIÓN DEL LIBRO DE LOS MUERTOS

La valoración del Libro de los Muertos puede hacerse, únicamente,


desde presupuestos religiosos. Dado que era un elemento imprescindible, en
una religión de culto y rito, para aspirar a la vida en el Más Allá, el Libro fue
algo muy importante, pero algo a disposición de todos, siendo tan sólo el
montante económico la condición necesaria para poseer un ejemplar del
mismo, el cual, dispuesto junto a los restos del difunto, le permitía nada menos
que la “salida a la luz del día”, la inmortalidad.

En cuanto a su estilo, hay que verlo bajo un carácter estrictamente


alegórico, no apto para las personas no iniciadas, y en el cual las imágenes y
los símbolos tenían su adecuado soporte en las hermosas viñetas que
intentaban clarificar el contenido de las fórmulas.

En cuanto a su número de ejemplares, hay que indicar que se conocen


por millares, todos ellos fragmentados. No obstante hay algunos muy bien
29
Ibídem, p 47.

17
iluminados, caso de los papiros de Ani, un escriba real que vivió en el siglo XV
a. C., por ejemplo. Todos estos libros desaparecieron engullidos por las arenas
del desierto, colaborando con este elemento de la naturaleza también los
hombres30.

VII. BIBLIOGRAFÍA FINAL


- ANÓNIMO, (1998) El Libro de los Muertos, Edimat Libros, Madrid.
- CHAMPDOR, ALBERT, (1963) El Libro Egipcio de los Muertos, La Tabla de
Esmeralda, Madrid.
- GRIMAL, NICOLÁS, (2004) Historia del Antiguo Egipto, Akal, Madrid
- GUIDOTTI, CRISTINA, (2002) Atlas ilustrado el Antiguo Egipto, Susaeta, Bilbao.
- HÉRODOTO, Historias II, Akal, Madrid.
- LARA PEINADO, FEDERICO, (1989) Libro de los Muertos,Tecnos S.A, Madrid
- LLAGOSTERA CUENCA, ESTEBAN, (1977) Aplicación de la radiografia al estudio
de momias egipcias, COL – PA publicaciones del departamento de Paleontología.
- VELASCO, IGNACIO, (2007) Egipto Eterno 10000 a.C – 2500 a.C, Nowtilus.
- PADRÓ, JOSEP, (2000) El fascinante mundo del Antiguo Egipto, Planeta de
Agostini, Madrid.

VIII. WEB GRAFÍA


- http://es.wikipedia.org/wiki/Natrón
- http://www.buenastareas.com/ensayos/Historia-Del-Antiguo-
Egipto/54462341.html

Imágenes:

30
Ibídem, p 48.

18
Foto 1: Representación en dibujos de algunos dioses egipcios.

Foto 2: Representación en dibujos de algunos dioses egipcios.

19
Foto : Ginger. Museo Británico. EA 32751. Procedencia Gebelein. Egipto.

Foto .- Sir Wallis Budge.

20

También podría gustarte