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MODELO: CARTA DE GERENCIA

Bogotá, Enero 3 de 2013

Sres.
NOMBRE DEL ESTUDIO DE AUDITORIA

De nuestra consideración:

Esta carta de declaraciones es provista en relación con su auditoría de los estados


contables de ( NOMBRE DE LA EMPRESA ). al DIA de MES de AÑO ( FECHA DE LOS
EECC ) con el fin de expresar una opinión que indique si dichos estados contables presentan
razonablemente la situación financiera y los resultados de las operaciones de acuerdo con las
normas contables vigentes.

Confirmamos, de acuerdo con nuestro leal saber y entender, las siguientes declaraciones:

1.- Reconocemos nuestra responsabilidad en relación con la presentación razonable de los


estados contables de acuerdo con normas contables vigentes, incluyendo la revelación
apropiada de toda la información estatutaria requerida.

2.- No ha habido irregularidades en lo que se refiere a la gerencia o a los empleados que


desempeñan un papel importante en el sistema de control interno que pudieran tener un efecto
importante sobre los estados contables.

3.- Hemos puesto a su disposición los libros de contabilidad y los comprobantes y todas las
actas de las Asambleas de Accionistas y de las sesiones del Directorio. Las reuniones más
recientes fueron:
Asamblea: A.G.O. del ( FECHA DE ASAMBLEA ) y A.G.E. del ( FECHA DE ASAMBLEA )
Directorio: ( NRO Y FECHA DE LA REUNIÓN DE DIRECTORIO )

4.- Los estados contables no tienen errores u omisiones importantes.

5.- La compañía ha cumplido con todos los aspectos de los convenios contractuales que
pudieran tener un efecto importante sobre los estados contables en caso de incumplimiento.
No ha habido comunicaciones de incumplimiento con los requerimientos de las autoridades
regulatorias en relación con asuntos financieros.

6.- Lo siguiente, de corresponder, fue debidamente registrado y, cuando se juzgó conveniente,


fue adecuadamente revelado en los estados contables:

a) Saldos y transacciones con partes relacionadas.


b) Pérdidas derivadas de compromisos de compra-venta.
c) Contratos para volver a comprar los activos
previamente vendidos.
d) Activos dados en prenda como garantía colateral.

7.- No tenemos planes ni intenciones que pudieran afectar en forma importante el valor en
libros o la clasificación de los activos y pasivos reflejados en los estados contables.

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Al igual que años anteriores y atendiendo a la realidad económica los préstamos con
compañías del Grupo por U$S XXX,XXX.XX se exponen como no corriente. ( EJEMPLO DE
INTENCIONALIDAD DEL DIRECTORIO, DESTINO PROBABLE )

8.- Las existencias fueron determinadas mediante recuentos físicos, pesaje o medición
efectuados en forma rotativa a lo largo del ejercicio (de manera de recontar todos los productos
por lo menos una vez en el año) por empleados competentes bajo la dirección de la Gerencia,
y fueron ajustados adecuadamente al fin del ejercicio. Las cantidades mostradas en el balance
están razonablemente determinadas y no se han incluido artículos por los que no se haya
registrado el pasivo correspondiente. Todas las existencias son propiedad de la empresa y no
incluyen mercaderías recibidas en consignación o facturadas a los clientes en la fecha del
inventario o en fechas anteriores.

No existen al cierre artículos obsoletos, de lento movimiento, en mal estado, invendibles, etc.,
habiéndose efectuado los ajustes y/o previsiones necesarios en el caso de corresponder. En
ningún caso las existencias figuran valuadas a mayor valor que su valor recuperable, hasta
donde nos ha sido posible determinarlo a la fecha.

9.- La compañía tiene título satisfactorio de todos los activos y no hay gravámenes o cargos
sobre los activos de la compañía.

10.- Hemos registrado o revelado todos los pasivos, tanto reales como contingentes, excepto
los juicios laborales informados por el abogado con probabilidad de resultar desfavorables sin
suma determinada. No obstante lo mencionado estimamos que los montos involucrados no
merecen, por su significatividad, una mención en nota a los estados contables.
Asimismo consideramos que los importes provisionados para hacer frente a los pasivos
contingentes son suficientes en razón de los elementos de juicio conocidos al cierre.

11.- No ha habido eventos posteriores a la fecha del balance general que requieran de ajuste
o revelación en los estados contables o en las notas relacionadas.

12.- No hay arreglos formales, ni informales, de saldos compensatorios con nuestras cuentas
de caja o inversiones que impliquen restricciones sobre saldos bancarios y líneas de crédito u
otros acuerdos similares.

13.- Hemos registrado, de corresponder, y revelado en los estados contables, en forma


apropiada, los contratos y opciones de recompra de acciones de capital y de capital social
reservado para opciones, garantías, conversiones y otros requerimientos.

14.- Los documentos y cuentas a cobrar a cargo de clientes representan créditos válidos a
favor de la empresa y no incluyen importes por mercancías enviadas en consignación o sujetos
a futura aprobación.

En nuestra opinión, la previsión para cuentas de cobro dudoso registrada en los libros de
contabilidad es suficiente para cubrir cualquier pérdida y descuentos especiales que pudieran
resultar en el cobro de las mismas, hasta donde resulta razonable determinar a esta fecha.

15.- De acuerdo a instrucciones recibidas de Casa Matriz, mantenemos una provisión de


honorarios directores correspondiente a una gratificación que otorgamos al presidente de la
sociedad Sr. XXXXXX por la suma de $ XXX.XXX,XX. Hemos constituido una provisión en

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concepto de gratificaciones a gerentes por la suma de $ XX.XXX,XX, que se materializará
durante el primer semestre del ejercicio próximo ejercicio. ( EJEMPLO DE SITUACIONES
PARTICULARES A SER TENIDAS EN CUENTA )

16.- En relación a los Bonos recibidos para la cancelación de los créditos por ventas que
ascendían originalmente a la suma de U$S X.XXX.XX.-, han sido pesificados en virtud del
Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nro. 214/02 a la paridad U$S1 = $1,40. Asimismo, por el
mismo decreto han sido revaluados por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER)
conformando un crédito al cierre que asciende a la suma de $X.XXX.XXX. ( EJEMPLO DE
SITUACIONES PARTICULARES A SER TENIDAS EN CUENTA )

17.- En el rubro Otros Créditos no Corrientes se expone un saldo de $ XXX.XXX,.-


correspondiente a una opción de compra de NNNN S.A.. La intención de la empresa es
mantenerlo, consideramos que el crédito mencionado es totalmente recuperable y por tal
motivo no fue previsionado.

18.- En relación con la situación fiscal y previsional de la empresa, se ha cumplido con el pago
y, en su caso, se ha registrado el pasivo correspondiente a todos y cada uno de los impuestos,
aportes y contribuciones a que está sujeta la compañía, tanto en forma directa como por
retención. Las operaciones con clientes y proveedores del exterior han sido realizadas en
condiciones normales de mercado. En consecuencia consideramos que no existe contingencia
por la aplicación de normas impositivas vigentes.

En otro orden de cosas, entendemos que, como es costumbre, vuestro examen se efectuó de
acuerdo con normas de auditoría vigentes y, en consecuencia, incluyó las pruebas de los
registros de contabilidad y los demás procedimientos de auditoría que consideraron necesarios
en las circunstancias, con el propósito de expresar una opinión sobre los estados contables,
pero no comprendió una auditoría detallada de las operaciones. También entendemos que
dicho examen no necesariamente revelaría todas las irregularidades existentes, en caso de
haberlas.

NOMBRE DE LA EMPRESA SA

Gerente General Gerente de Adm.y Finanzas Sub-Gerente de Finanzas

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A “CARTA DE GERENCIA” COMO PROCEDIMIENTO DE AUDITORIA (Concepto CCTCP
183 de Agosto 10 de 1998)
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1. SÍNTESIS DE LA CONSULTA El Revisor Fiscal preparó una “carta de gerencia” para que la
firmara el representante legal de la entidad, dirigida a dicho revisor fiscal y haciendo algunas
afirmaciones con relación a los estados financieros examinados por el mencionado revisor
fiscal. Esta “carta de gerencia” es responsabilidad de los administradores y suele ser solicitada
por algunos revisores fiscales como medio de tener mayor seguridad al emitir su dictamen
sobre estados financieros. En la consulta se pregunta : 1. El representante legal está obligado
por la ley a firmar esta carta? 2. El hecho de que el representante legal se abstenga de firmarla
es causal para que la revisoría fiscal objete los estados financieros? 2. ANTECEDENTES En
ninguna norma legal sobre contaduría pública, revisoría fiscal o auditoría se menciona la
expresión “carta de gerencia”, denominada también “salvaguardas y manifestaciones obtenidas
de la gerencia del cliente” o “carta de representación o manifestaciones de la gerencia”. Las
conocidas como firmas de contadores (sociedades de contadores públicos, según el artículo 4º
de la Ley 43 de 1990), han venido utilizando estas “cartas de gerencia” desde hace bastantes
años, como un procedimiento de auditoría que les permite elevar el nivel de evidencia válida y
suficiente al que se refieren las normas de auditoría generalmente aceptadas, incorporadas a la
normatividad legal colombiana mediante el artículo 7º de la Ley 43 de 1990. La utilización de la
“carta de gerencia” como procedimiento de confirmación es de libre opción por parte del revisor
fiscal, o el auditor externo, según el caso. Al no tratarse de dicha “carta de gerencia” en norma
legal alguna, no puede ser obligatoria pero tampoco está prohibida, máxime si en nada se
opone a lo que es lícito. 3. FUNDAMENTACIÓN LEGAL Para analizar el caso es importante
tener en cuenta apartes de algunas normas contenidas en el Decreto 2649 de 1993 sobre
Normas de Contabilidad Generalmente Aceptadas, la Ley 222 de 1995 reformadora del Código
de Comercio, la Ley 43 de 1990 reglamentaria de la profesión de Contador Público y el
Pronunciamiento No. 4 del Consejo Técnico de la Contaduría Pública sobre normas de
auditoría generalmente aceptadas. Artículo 33 del Decreto 2649 de 1993 : “Son estados
financieros certificados aquellos firmados por el representante legal, por el contador público
que los hubiere preparado, dando así testimonio de que han sido fielmente tomados de los
libros”.

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Artículo 37 de la Ley 222 de 1995 : “El representante legal y el contador público bajo cuya
responsabilidad se hubiesen preparado los estados financieros deberán certificar aquellos que
se pongan a disposición de los asociados o de terceros. La certificación consiste en declarar
que se han verificado previamente las afirmaciones contenidas en ellos, conforme al
reglamento, y que las mismas se han tomado fielmente de los libros”. Artículo 57 del Decreto
2649 de 1993 : “Antes de emitir estados financieros, la administración del ente económico debe
cerciorarse que se cumplen satisfactoriamente las afirmaciones, explícitas e implícitas, en cada
uno de sus elementos. Las afirmaciones que se derivan de las normas básicas y de las normas
técnicas, son las siguientes : Existencia. Los activos y pasivos del ente económico existen en
la fecha de corte y las transacciones registradas se han realizado durante el período.
Integridad. Todos los hechos económicos realizados han sido reconocidos. Derechos y
obligaciones. Los activos representan probables beneficios económicos futuros (derechos) y
los pasivos representan probables sacrificios económicos futuros (obligaciones), obtenidos o a
cargo del ente económico en la fecha de corte. Valuación. Todos los elementos han sido
reconocidos por los importes apropiados. Presentación y revelación. Los hechos económicos
han sido correctamente clasificados, descritos y revelados”. Literal “c”, numeral “2”, del artículo
7º. De la Ley 43 de 1990, sobre normas de auditoría relativas a la ejecución del trabajo : “Debe
obtenerse evidencia válida y suficiente por medio de análisis, inspección, observación,
interrogación, confirmación (el subrayado es nuestro) y otros procedimientos de auditoría, con
el propósito de allegar bases razonables para el otorgamiento de un dictamen sobre los
Estados Financieros sujetos a revisión”. Pronunciamiento No. 4 del Consejo Técnico de la
Contaduría Pública : “88. La evidencia del Contador Público es la convicción razonable de que
todos aquellos datos contables expresados en los saldos de las cuentas han sido y están
debidamente soportados en tiempo y contenido por los hechos económicos y circunstancias
que realmente han ocurrido. 89. La naturaleza de la evidencia está constituida por todos
aquellos hechos y aspectos susceptibles de ser verificados por el contador público y que tienen
relación con las cuentas que se examinan. 90. La evidencia se obtiene, por el contador público,
a través del resultado de las pruebas de auditoría aplicadas según las circunstancias que
concurran en cada caso y de acuerdo con el juicio profesional del contador público. 91. El
Contador Público no pretende obtener evidencia absoluta, sino que determina los
procedimientos y aplica las pruebas necesarias para la obtención de una evidencia suficiente y
adecuada.

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Evidencia suficiente 92. Se entiende por tal, aquel nivel de evidencia que el contador público
debe obtener a través de sus pruebas de auditoría para llegar a conclusiones razonables sobre
las cuentas que se someten a su examen. Bajo este contexto el Contador Público no pretende
obtener toda la evidencia existente sino aquella que cumpla, a su juicio profesional, con los
objetivos de su examen. 93. El nivel de evidencia a obtener por el Contador Público, referido a
los hechos económicos y otras circunstancias, debe estar relacionado con la razonabilidad de
los mismos y proporcionar información sobre la circunstancia en que se produjeron, con el fin
de formarse el juicio profesional que le permita emitir una opinión. 94. Para decidir el nivel
necesario de evidencia, el contador público debe, en cada caso, considerar la importancia
relativa de las partidas que componen los diversos rubros de las cuentas examinadas y el
riesgo probable de error en el que incurre al decidir no revisar determinados hechos
económicos. 95. El contador público deberá tener en cuenta y evaluar correctamente el costo
que supone la obtención de un mayor nivel de evidencia que el que está obteniendo o espera
obtener y la utilidad final probable de los resultados que obtendría. 96. Independientemente de
las circunstancias específicas de cada trabajo, el contador público debe obtener el nivel de
evidencia necesario que le permita formar su juicio profesional sobre las cuentas examinadas.
97. La falta del suficiente nivel de evidencia sobre un hecho de relevante importancia en el
contexto de los datos que se examinan, obliga al contador público a abstenerse de emitir una
opinión, o bien a expresar las salvedades que correspondan. Evidencia Competente. 98. El
concepto de competente de la evidencia es la característica cualitativa, en tanto que el
concepto suficiencia tiene carácter cuantitativo. La confluencia de ambos elementos,
competencia y suficiencia, debe proporcionar al contador público el conocimiento necesario
para alcanzar una base objetiva de juicio sobre los hechos sometidos al examen. 99. La
evidencia es competente o adecuada cuando sea útil al contador público para emitir su juicio
profesional. 100. El contador público debe valorar que los procedimientos que aplica para la
obtención de la evidencia adecuada sean los convenientes, así como que las circunstancias del
entorno no invalidan los mismos. La convergencia de ambos factores permite considerar que la
evidencia obtenida es la adecuada. Importancia Relativa - Riesgo Probable. 101. Los criterios
que afectan a la cantidad (suficiencia) y a la calidad (competencia) de la evidencia a obtener y,
en consecuencia, a la realización del trabajo de auditoría, son los de importancia relativa y
riesgo probable. Estos criterios deben servir, así mismo, para la formación de su juicio
profesional.

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102. La importancia relativa puede considerarse como la magnitud o naturaleza de un error
(incluyendo una omisión) en la información financiera que, bien individualmente o en su
conjunto, y a la luz de las circunstancias que le rodean, hace probable que el juicio de una
persona razonable, que confía en la información, se hubiera visto influenciado o su decisión
afecta como consecuencia del error u omisión. 103. El concepto de importancia relativa, que
está considerado en la emisión de principios o normas de contabilidad, habrá de ser
considerado tanto en el desarrollo del plan global de auditoría como en el proceso de formación
de la opinión técnica del contador público. 104. La consideración del riesgo probable supone la
evaluación del error que puede cometerse por la falta absoluta de evidencia respecto a una
determinada partida o a la obtención de una evidencia incompleta de la misma. 105. Para la
evaluación del riesgo probable, debe considerarse el criterio de importancia relativa y
viceversa, al ser interdependiente en cuanto al fin de la formación de juicio para la emisión de
una opinión. Las decisiones a adoptar, basadas en tales evaluaciones, al ser también
interdependientes, deben juzgarse y evaluarse en forma conjunta y acumulativa. Obtención de
la Evidencia 106. La evidencia suele obtenerse de: las cuentas que se examinan, los registros
auxiliares, los documentos de soporte de las operaciones, las declaraciones de empleados y
directivos, los sistemas internos de información y transmisión de instrucciones, los manuales
de procedimientos y la documentación de sistemas, la obtención de confirmaciones de terceras
personas ajenas a la entidad y los sistemas de control interno en general, sin que esta relación
tenga carácter exhaustivo. 107. Los datos contables y, en general, toda información interna, no
pueden considerarse por sí mismos, evidencia suficiente y adecuada. El contador público debe
llegar a la convicción de la razonabilidad de los mismos mediante la aplicación de las pruebas
necesarias. 108. La evidencia de los datos contables podrá ser obtenida, entre otros, mediante
los siguientes procedimientos: Inspección, observación, investigación, confirmación, cálculo y
revisión analítica”. “113. Confirmación. Consiste en la respuesta que se da a una investigación
que pretende ratificar los datos contenidos en los registros contables”. En oficio 91041429 de
fecha 27 de Julio de 1991, la Superintendencia Bancaria opinó sobre el tema : “1. La “carta de
gerencia” es necesaria, como prueba de la evidencia válida y suficiente que documenta los
papeles de trabajo del revisor fiscal, sobre los cuales se sustenta el dictamen e informe de los
estados financieros básicos y sus correspondientes notas objeto de revisión. 2. La “carta de
gerencia” no es un mecanismo que diluye la responsabilidad del revisor fiscal en el
cumplimiento de sus funciones ni traslada responsabilidades de éste a la administración.

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3. Que es responsabilidad de la administración definir el control interno, el cual comprende el
ambiente de control, el sistema contable y los procedimientos de control que permite preparar,
presentar y formular los estados financieros básicos y sus correspondientes notas, en atención
a las normas de contabilidad de general aceptación, y que al revisor fiscal, en ejercicio de sus
funciones legales y profesionales, le corresponde evaluar, conforme a las normas de auditoría
de general aceptación, a propósito de emitir el dictamen e informe pertinente. 4. Que la “carta
de gerencia”, como prueba de auditoría, comprende las manifestaciones de la gerencia en
aspectos sobre los cuales debe conceptuar el revisor fiscal por mandato legal, en especial para
eventos o sucesos que por su naturaleza impliquen contingencias presentes o futuras que
involucren incertidumbre o subjetividad. 5. La exigencia de la “carta de gerencia”, por parte del
revisor fiscal, es optativa, vale decir, que en las circunstancias podrá ser requerida o no”. Por
su parte la Superintendencia de Sociedades, mediante oficio OR 32561 del 20 de Diciembre de
1991, se manifestó así : “Primeramente se establece que el contenido del documento allegado,
está redactado en términos alusivos al modelo de la denominada “carta de representación o
manifestaciones de la gerencia”, la cual es un requerimiento técnico que hacen, por lo general,
los auditores independientes y los revisores fiscales en desarrollo de las normas de auditoría,
que encierra en sí misma manifestaciones de la gerencia relacionadas con aspectos sobre los
cuales debe emitir concepto el revisor fiscal, ya sea en cumplimiento de sus funciones, o en lo
referente al contenido de su informe o dictamen (C. Co., arts. 207, 208 y 209). De otra parte,
ya la superintendencia, en el Oficio IN-13266 del 2 de junio de 1980, se expresó al respecto
indicando que la carta de representación corresponde a un procedimiento de auditoría de
aceptación general, cuyo principal apoyo se encuentra en los numerales 1º y 2º del artículo 208
del Código de Comercio (y hoy en la L. 43/90, art. 7º num. 2º lit. c)) que establecen, entre
otros, la obtención de evidencia válida y suficiente por medio de interrogación, confirmación y
otros procedimientos de auditoría, con el propósito de allegar bases razonables para el
otorgamiento de un dictamen sobre los estados financieros sujetos a revisión”. Y termina su
oficio de esta manera: “De lo expuesto se concluye: 1º La carta de gerencia o “carta de
representación o manifestaciones de la gerencia” es un documento necesario como prueba de
evidencia válida y suficiente que documenta los papeles de trabajo del revisor fiscal y los
auditores, sobre los cuales sustentan sus dictámenes o informes de los estados financieros. De
otra parte, si bien “la carta de gerencia” no está expresamente determinada en la ley, tampoco
la contraviene, y se entiende como un procedimiento de auditoría de aceptación general, que
está haciendo curso en nuestro país como una sana costumbre propia del trabajo del contador
público. 2º Tal como se dijo en el oficio de este despacho antes referido, la aceptación de la
“carta de gerencia” por parte de los administradores de las sociedades, no disminuye en nada
su responsabilidad y la que le asiste a los revisores fiscales o auditores independientes.

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3º “La carta de gerencia” no es un mecanismo que diluye la responsabilidad de los contadores
en el cumplimiento de sus funciones ni traslada responsabilidades de éstos a la administración.
4º Que el aludido documento es una prueba de auditoría, que comprende las manifestaciones
de la gerencia en aspectos sobre los cuales deben conceptuar los revisores fiscales o auditores
y por lo tanto su exigencia es optativa, valga decir que en circunstancias podrá ser requerida o
no, y de su aceptación o negación, a juicio de ellos, dependerá el contenido de sus
dictamenes”. 4. CONSIDERACIONES ESPECIALES Adicionalmente es bueno recordar lo
escrito por Luis Alirio Téllez, acerca de la “justificación de la carta de gerencia o carta de
representación”, en la Revista Memorando Económico, Bermúdez y Valenzuela, Volumen XV,
número 10, Octubre-Noviembre de 1997 : “Justificación de la carta de gerencia. “(...). Es
posible que, en el pasado reciente, antes de la expedición de la Ley 222 de 1995, fuera factible
requerir la carta de representación. Hoy, con la simple lectura de los artículos 23 (deberes de
los administradores), 24 (responsabilidad de los administradores), 25 (acción social de
responsabilidad de los administradores) y 37 (estados financieros certificados) de la citada ley,
en concordancia con el artículo 57 del Decreto Reglamentario 2649 de 1993, se puede afirmar,
con certeza, que no tiene sentido exigir y otorgar la carta de gerencia o carta de
representación, dado que los administradores, entre otros, deben velar por el estricto
cumplimiento de las disposiciones legales (civiles, comerciales, tributarias, laborales, penales y
legislación de ventanilla) y estatutarias, velar porque se permita la adecuada realización de las
funciones encomendadas (por ley y reglamento) a la revisoría fiscal y abstenerse de participar
en actos respecto de los cuales exista conflicto de interés. (...). Así como la ley prevé que los
administradores no pueden eludir sus responsabilidades con cláusulas elusivas o evasivas en
los contratos sociales para absolver o limitar a los administradores de sus responsabilidades,
en particular las relativas a la emisión de estados financieros razonables y conforme a los
principios de contabilidad de general aceptación, las cartas de representación no deben ser un
soporte, ni siquiera un indicio, de elusión o evasión de las responsabilidades de los revisores
fiscales, a la luz de las normas vigentes. Para ello están las herramientas que la misma ley o
reglamento han determinado como sería la evidencia de la permanencia y la cobertura total a
través de los denominados papeles de trabajo, desarrollados en aplicación de las funciones
encomendadas por la ley o el reglamento y con atención en las normas de auditoría de general
aceptación, hoy reguladas por ley. La exigencia de la carta de gerencia o carta de
representación, per se, por parte de un revisor fiscal, que no de un auditor independiente, por
las limitaciones en el alcance del trabajo, sería un punto de partida para cuestionar el ejercicio
de la revisoría fiscal, pues ello conllevaría a que no tiene la suficiente seguridad que los
papeles de trabajo respaldan con evidencia válida y suficiente el cumplimiento de las funciones
de ley y estatutarias. La exigencia de la carta de gerencia, conllevaría deficiencias marcadas
en el ejercicio de las funciones a cargo de la revisoría fiscal y sus características, por lo menos,
de permanencia y cobertura total o que ésta se ejerce a manera de auditoría externa, con el
rótulo de revisoría fiscal, vale decir, revisoría fiscal formal, que no real y efectiva. Si los
administradores, cuando certifican los estados financieros, declaran, en principio, legalmente,
que han verificado previamente las afirmaciones, explícitas e implícitas, contenidas en ellos
(los estados financieros e información complementaria a los mismos), conforme al

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reglamento, y que las mismas se han tomado fielmente de los libros y que su contenido es
concordante con su informe de gestión, que tal declaración implica inequívocamente que han
validado la existencia de los activos y pasivos del ente económico, a la fecha de corte, la
integridad, en relación a que todos los hechos económicos se realizan y reconocen en el
ejercicio contable correspondiente, los derechos (activos) y obligaciones (pasivos) son
razonables (lo más cercano a la exactitud) a la fecha de corte de los estados financieros, la
valuación de los elementos de los estados financieros han sido reconocidos por los importes
correspondientes y la presentación y revelación de los hechos económicos han sido
correctamente clasificados, descritos y revelados, de lo anterior se sigue que ¿cuál es la
necesidad de exigir y otorgar la carta de gerencia o la carta de representación?. Si lo anterior,
no es un elemento de juicio válido y suficiente para exponer la injustificada necesidad de
requerir las denominadas cartas de gerencia o cartas de representación, sería razonable
cuestionar la validez real y efectiva de los preceptos normativos que regulan la materia. Hasta
donde se entiende la costumbre es fuente de ley, pero no la ley en sí misma, luego sería
razonable que los revisores fiscales y los administradores replantearan la necesidad de requerir
y otorgar cartas de gerencia o cartas de representación”. Es bueno explicar que según el
artículo 37 de la Ley 222 de 1995 y el artículo 57 del Decreto 2649 de 1993, transcritos en el
numeral 3 de este oficio, el representante legal “debe cerciorarse que se cumplen
satisfactoriamente las afirmaciones” enumeradas en el citado artículo 57 del Decreto 2649 de
1993. Si este representante legal, junto con el contador público bajo cuya responsabilidad se
prepararon los estados financieros, se ha cerciorado del cumplimiento de las aludidas
afirmaciones, no hay motivo para que se niegue a firmar la “carta de gerencia”, puesto que las
afirmaciones contenidas en ella son prácticamente las mismas de las cuales tratan la Ley 222
de 1995 y el Decreto 2649 de 1993. Si por algún motivo el representante legal se niega a firmar
la “carta de gerencia”, ésto no significa necesariamente que el revisor fiscal deba objetar los
estados financieros. Pero es lógico que puede afectarse el grado de confianza con relación a
tales estados financieros y si no ha podido obtener otras evidencias válidas y suficientes podría
abstenerse de dar su dictamen sobre los mismos o podría dar su dictamen con salvedades. 5.
CONCEPTOS DEL CONSEJO TECNICO DE LA CONTADURIA PUBLICA El Consejo Técnico
de la Contaduría Pública aprobó los siguientes conceptos : 1. No existe obligatoriedad legal
para que el representante legal firme la “carta de gerencia” con destino a la revisoría fiscal. 2.
El hecho de que el representante legal no firme la “carta de gerencia” no es necesariamente
causal para que la revisoría fiscal objete los estados financieros. Pero, de acuerdo a la validez
y suficiencia de las evidencias, podría dar lugar a que se abstenga de dictaminar o a que emita
un dictamen con salvedades.

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