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1. Los 3 cheques
2. ¿Inversión estable?
El próximo año el país tendrá que destinar alrededor de $43,29 billones para pagar
pensiones estatales, 12% más que los $38 billones usados este año. Esto
representa 20% del presupuesto total de 2020 –el mayor gasto que hace el Estado
por encima de cualquier sector– y es equivalente a cerca de dos terceras partes
de lo que recauda por impuesto de renta, tanto de personas naturales como
empresas. A pesar de ser la mayor tajada del presupuesto, beneficia a muy pocos,
lo que muestra la necesidad de una reforma pensional.
4. 80% del gasto tiene poca flexibilidad
6. Ganadores y perdedores
Los sectores con las mayores asignaciones son educación ($43,1 billones),
defensa y policía ($35,8 billones), salud y protección social ($31,88 billones) y
trabajo ($31,86 billones). Mientras que los sectores con menor presupuesto son
inteligencia ($103.000 millones), ciencia, tecnología e innovación ($393.000
millones) y cultura ($395.000 millones). Los sectores con los mayores recortes son
la Registraduría, Presidencia y el sector agrícola.
Según el DNP, en el presupuesto del 2020 hay $9,8 billones garantizados para la
implementación de los acuerdos de paz: Reforma Rural Integral ($7,3 billones),
solución al problema de las drogas ($1,34 billones), víctimas del conflicto
($645.000 millones), fin del conflicto ($371.900 millones), implementación,
verificación y refrendación ($53.800 millones) y participación política ($14.500
millones). Además, existen recursos por $1,7 billones del Ocad Paz, también
destinados a financiar proyectos que benefician a los municipios del Programa de
Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).
9. Y el de las IA
Aunque la cuenta cambia todos los días, el cálculo es que los diferentes
compromisos asumidos oscilan entre ocho y diez billones de dólares a lo largo y
ancho del planeta. Las más audaces son las naciones desarrolladas en donde la
prudencia de otros tiempos quedó atrás.
Para solo citar un caso, Estados Unidos se encamina a un déficit fiscal que
equivaldría al 15 por ciento de su producto interno bruto este año, un desfase que
en otras circunstancias habría sido considerado como un enorme factor de
inestabilidad.
Tras un primer paquete, vienen más fondos federales, algo que parece
indispensable ante la revelación de que 26 millones de norteamericanos han
perdido su trabajo en las últimas cinco semanas.
Por su parte, los países latinoamericanos hacen lo que pueden. Según Alicia
Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, los diferentes gobiernos “han
implementado medidas inmediatas para contener el virus, proteger la fuerza
laboral y los ingresos del hogar”.
Como salta a la vista, el tamaño del esfuerzo varía de un lugar a otro. La razón de
fondo es que la región venía de una época difícil, pues las tasas de crecimiento se
desplomaron a partir de 2014.
La caída en los precios de los bienes primarios puso en aprietos a aquellos que
gastaron a manos llenas en la época de las vacas gordas. Un ejemplo de ello es
Ecuador, cuya realidad era muy compleja desde hace un par de años y que
fracasó en su intento de poner orden en la casa debido al rechazo popular a los
propósitos de austeridad.
Tal como están las cosas, la viabilidad de asumir parte de las nóminas o de
girarles a millones de colombianos un bono cercano a un salario mínimo que supla
sus necesidades durante uno o varios meses es mínima.