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República Bolivariana De Venezuela

Universidad De Ciencias De La Salud. Hugo Chávez Frías

Programa Nacional De Formación. Medicina Integral Comunitaria

San Carlos, Estado Cojedes

Relación de la Guerra
Federal con la crisis del
siglo XXI

Autores

Michelle Ramírez. C.I: V- 30.169.561

Richard Aparicio. C.I: V- 30.924.785L


La guerra federal fue el conflicto en tierras venezolanas más fatídico después de la
Guerra de Independencia, dicha guerra contó con la prolongación de los problemas
políticos y sociales presentes en nuestra gesta emancipadora, dejados sin resolver una
vez lograda definitivamente la emancipación de España con la victorias de 1821 y 1823
y la separación de la Gran Colombia en 1830. En términos generales, en la Guerra
Federal se enfrentaron dos bandos políticos que venían luchando por el poder desde
1846: Conservadores y Liberales.

Con la crisis económica que se experimentó partiendo en 1842 en Venezuela,


empezaron a evidenciarse las fuertes tensiones sociales latentes, la pauperización
creciente de nimios y medianos propietarios, despojados de sus tierras por los efectos
de la elevación del crédito y de las hipotecas, la marginalización de pequeños
comerciantes, vinculados esencialmente a los circuitos de distribución interna de los
productos agropecuarios, son las causas principales de los levantamientos de los años
1846 y 1847. La expresión política se reflejó en la radicalización de los planteamientos
del Partido Liberal y de su vocero, el periódico El Venezolano. No obstante, los
planteamientos del sector liberal no estaban orientados a modificar de manera profunda
la estructura de la sociedad, ya que se enmarcaban dentro de los intereses de una
clase propietaria: los hacendados. En tal sentido, durante la década de la consolidación
en el poder de la «autocracia liberal» (ocurrido de 1848 a 1858), después de los
acontecimientos del 24 de enero y la derrota de José Antonio Páez (agosto de 1849),
se experimentan ciertas medidas favorables a la clase terrateniente: abolición de la
esclavitud y otorgamientos de indemnizaciones a los antiguos propietarios de esclavos;
modificación de la Ley de 1834 y de su suplantación por la Ley de Espera y Quita de
1841. Finalmente, ante el acaparamiento de tierras por parte de la dinastía monaguista,
una fracción del Partido Liberal logra un entendimiento con un grupo de los
conservadores bajo la consigna de «Unión de los venezolanos y olvido de lo pasado»
que deriva en el derrocamiento de José Tadeo Monagas en marzo de 1858.

Como hemos recitado anteriormente, las repercusiones de la Guerra Federal fueron


impresionantes, tuvo la mayor pérdida de ciudadanos en toda la historia de Venezuela,
fallecieron más de 300 mil personas, en aquél entonces, Venezuela solamente tenía
menos de 40 años de independencia.

Respecto al siglo XX, una de las crisis más grotescas ocurrió cuando el bolívar sufrió
una abrupta devaluación comparado con la moneda estadounidense (dólar) derivada de
políticas económicas asumidas por el entonces presidente Luis Herrera Campins, que
incluyeron el establecimiento de un control de cambio, imponiendo una restricción a la
salida de divisas y que fueron severamente objetadas por el entonces presidente
del Banco Centra de Venezuela, Leopoldo Díaz Brutal. Consecuentemente, para
Venezuela, el Viernes Negro representa un hito que cambió su historia económica.
Hasta ese día se mantuvo oficialmente la estabilidad y fiabilidad que desde la segunda
década del siglo XX había caracterizado al bolívar, cuya última cotización libre con
respecto al dólar fue al valor fijo de 4,30 bolívares. Desde entonces la devaluación
constante del bolívar, complicaciones con el pago de la deuda externa, el acelerado
deterioro del poder ejecutivo y la implantación de un control de cambio
llamado Régimen de Cambio Diferencial (RECADI) — que funcionó entre el 28 de
febrero de 1983 y el 10 de febrero de 1989 y que tuvo graves casos
de corrupción durante el gobierno de Jaime Lusinchi — hicieron desaparecer la
estabilidad de la moneda venezolana.

Al Viernes Negro en Venezuela le anteceden hechos tales como la salida de Venezuela


del patrón oro, la nacionalización del petróleo, así como el comienzo de una etapa de
descalabro entre el gasto público y los ingresos del Estado. Esta situación empeora y
se hace patente con la caída de los precios del petróleo que llevó a las exportaciones
petroleras de 19 300 millones de dólares en 1981 a casi 13 500 millones en 1983 (una
caída del 30 %) y el inicio de la crisis de la deuda en América Latina. Estos hechos
produjeron una fuga de capitales de casi 8 mil millones de dólares y por ende el
correspondiente descenso de las reservas internacionales, factores que hacían
inminente una devaluación.

Respecto al siglo XXI,

Venezuela fue decayendo velozmente de una forma que provocó el desconcierto y


despertó el pavor, no solo en toda una población, sino también en los medios de
comunicación internacionales y mundiales que tenían una visión de magnifica respecto
al país que tenía la más grande reserva de petróleo en todo el planeta, generando un
estruendoso desconcierto inclusive con las potencias mundiales. El mandato del difunto
presidente Hugo Rafael Chávez Frías era beneficioso para unos pero decepcionante
para otros, falleció con una impresionante fortuna de quinientos treinta y cinco millones
de dólares, al momento de su muerte, la pobreza en la llanura venezolana se estimaba
a un 21, 2%. Una cifra alarmante comparada con la cuenta bancaria del ex mandatario,
prometiendo que en el futuro, Venezuela contaría con la mejor reserva eléctrica del país
cuando actualmente el inconveniente eléctrico en Venezuela ha subido a niveles
exponenciales, partiendo desde el inconmensurable “apagón” de marzo del año 2019
con una duración de cinco días en casi todas las regiones del país, a principios del siglo
XXI el suplemento de agua potable estaba disponible para el 87,6% de la población
nacional, en la actualidad, el 82% no recibe un servicio continuo de agua y el 75% de
los centros de salud públicos informó tener problemas con el suministro de agua. La
inflación en Venezuela no es catalogada como una “inflación”, sino como una
“hiperinflación”. El ciclo de hiperinflación que experimenta Venezuela
ininterrumpidamente desde finales de 2017 ha igualado el segundo registro más
prolongado de la historia económica, que padeció Grecia entre 1992 y 1994. La
pobreza alcanzó la cúspide del porcentaje del 94,1% y esto se considera una cifra
histórica no solo para Venezuela, también para todo el continente americano y la
historia mundial.

Más de tres millones de estudiantes en el área secundaria y universitaria han


renunciado a la educación por múltiples situaciones económicas y sociales, sumado a
esto, la educación en la región es obligatoria exclusivamente hasta los quince años de
edad, una edad que ni siquiera se allega a la mayoría de edad legal, provocando un
desequilibrio escolar fatídico en toda la historia de Venezuela.

El vínculo que mantiene la Guerra Federal con las crisis venezolanas parte de la misma
raíz y el mismo núcleo: el oficialismo (Partido Socialista Unido de Venezuela) y la MUD
(Mesa de la Unidad Democrática). Los dos partidos siendo extremadamente conflictivos
el uno con el otro, cuando en plena actualidad la democracia no es más que una ilusión
imaginada en millones de sueños provenientes de los ciudadanos venezolanos, dos
partidos desgarrándose el uno al otro cuando más del 60% de la población sobrevive en
el umbral de la pobreza, la política y el dinero siendo el eje fundamental de todos los
sucesos relacionados al gobierno. El bando conservador y el bando liberal
enfrentándose para obtener la independencia y estabilidad de un país en el siglo XIX no
fue más que una predicción futura para los principales partidos políticos que azotarían
el país, aunque sean ligeramente diferentes al igual que las causas por las que se
originaron, están ocasionando un conflicto que está acabando, no solo con millones de
vidas, sino también, el minúsculo rayo de esperanza que podría iluminar a un país en la
quiebra.

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