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PROGRAMA No.

0491

1 CRONICAS

INTRODUCCION

En el día de hoy, amigo oyente, comenzamos nuestra consideración de los dos Libros de
Crónicas, en el Antiguo Testamento. Gran cantidad de personas encuentran estos libros
históricos del Antiguo Testamento, un poco faltos de interés. Sin embargo, nos alegra
saber que muchas de las personas que han estado viajando con nosotros A Través de la
Biblia, han descubierto hasta ahora que ellos son sumamente interesantes. Quisiéramos
decir que tanto el Primero, como el Segundo libro de Crónicas, son probablemente menos
interesantes que la mayoría de los otros libros; sin embargo, creemos que ésta es una
porción emocionante de la Palabra de Dios.

Vamos a pasar de una manera muy rápida por esta sección, más rápido aun, que por
cualquiera otra porción que hemos estudiado anteriormente. Y quisiéramos que usted
escuche con atención la introducción que daremos a los dos libros de Crónicas. Estos dos
libros de Crónicas y Reyes son muy similares. Muchos consideran a Crónicas como si
fuera un duplicado de Reyes. Ambos cubren el mismo período desde Saúl hasta Sedequías.
¿Y no es eso una duplicación? Históricamente ambos analizan el mismo terreno.

Bueno, sobre eso permítanos ser enfáticos, amigo oyente. Y decir que, en realidad NO
cubren lo mismo. Los libros no son iguales. Los traductores griegos llamaron a estos dos
libros, los de las “cosas omitidas.” Eso es un buen título pero no cubre exactamente todo lo
que es necesario y no es realmente adecuado. Aquí hay mucho más que lo que se dejó de
decir en los otros libros históricos. Este es otro ejemplo de aquello que señalamos al

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comienzo de este estudio, o sea, la Ley de la Repetición, o la Ley de la Recapitulación.

El programa y plan de acción del Espíritu Santo al darnos la Palabra de Dios, es el de


dar mucha expansión a la verdad, el de cubrir gran cantidad de terreno y luego regresar y
hacer resaltar, las cosas sobre las que desea hacer una ampliación. Es como si el Espíritu
de Dios tomara un telescopio, observara el paisaje por nosotros, y luego toma una sección
en particular y la pone en el microscopio para que nosotros la podamos observar. Eso es lo
que está sucediendo aquí, en estos dos libros de Crónicas.

Hemos visto esta ley en acción previamente. Usted recuerda el segundo capítulo de
Génesis; repasa los siete días de la creación y hace énfasis en una sola cosa: la creación del
hombre. Para nosotros eso es importante ya que pertenecemos a esa raza. Y es en eso que
el Primer Libro de Crónicas, pondrá énfasis.

También tenemos algo similar a lo que vimos en el Libro de Deuteronomio. Muchas


personas piensan que Deuteronomio es simplemente una repetición de las leyes que fueron
dadas. Su nombre, Deuteronomio, significa la segunda ley. Lo que en realidad vimos fue
que no era una repetición. Era la interpretación de la ley bajo la experiencia de cuarenta
años en el desierto, y había muchas cosas que agregar , y necesitaba algunas
interpretaciones.

Lo que nosotros vamos a encontrar aquí, es que Dios volverá a recorrer el terreno
cubierto en los dos libros de Samuel, y en los dos libros de Reyes, para poder agregar
algunos detalles y poner énfasis en asuntos que El considera importantes. Ese es el caso
que tenemos delante de nosotros en este Primer Libro de Crónicas.

Por ejemplo, el tema aquí, es David. En el Segundo Libro de Crónicas, lo que se


destaca es la casa de David, pero como dijimos aquí, es David mismo el centro de la

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historia. En Crónicas vemos la historia de Judá y el reino del norte quedó prácticamente
ignorado cuando se hizo la división. El pecado de David ni siquiera se menciona en
Crónicas. ¿Por qué? ¿Por qué no mencionó Dios eso en este Libro? Bueno, cuando Dios
se olvida, se olvida. Cuando El separa nuestros pecados de nosotros, los lleva a una gran
distancia.

12
En el Salmo 103, versículo 12, leemos: Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo
alejar de nosotros nuestras rebeliones. Eso es tan lejos, que Dios no vuelve a traerlas. El no
las menciona aquí. Cuando Dios se olvida, amigo oyente, se olvida de veras.

En Crónicas también ocupa un lugar de importancia el templo de Jerusalén. En los


libros de Reyes, la historia de la nación se da desde el trono. Pero en Crónicas, la
encontramos desde el altar. En Reyes, el centro está es el palacio, mientras que en
Crónicas, el centro es ocupado por el templo. Vamos a decir algo sobre el templo, que no
hemos dicho antes. En los libros de Reyes tenemos el relato histórico de la política, y en los
libros de Crónicas, tenemos el relato de la historia religiosa.

Crónicas es una interpretación del libro de Reyes, de ahí la continua referencia a este
libro cuando leemos Reyes. Usted recuerda que leímos en Reyes: ¿no está escrito en el libro
de las crónicas de los reyes de Israel? ¿Por qué? Porque Crónicas es la interpretación.
Reyes nos da el punto de vista humano, mientras que Crónicas nos de el punto de vista
divino. Al leer los primeros capítulos de Crónicas, usted los hallará muy faltos de interés,
pero también se dará cuenta que ahora estamos observando el punto de vista de Dios. Y
eso es de suma importancia para nosotros y lo debemos apreciar.

Quisiéramos que usted notara los primeros capítulos porque aquí no los vamos a leer ya
que ellos son simplemente una genealogía. ¿Ha notado usted, cómo comienza este Libro?
En realidad tenemos ante nosotros uno de los pasajes más destacados de la Palabra de
Dios. Los primeros nueve capítulos contienen estas genealogías, que en muchos sentidos, es

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algo destacado en la Palabra de Dios. Preste atención a los primeros cuatro versículos de
este Primer Libro de Crónicas:

1
Adán, Set, Enós, 2Cainán, Mahalaleel, Jared, 3Enoc, Matusalén, Lamec, 4Noé, Sem, Cam
y Jafet.

Con la simple lectura de esos cuatro versículos hemos cubierto mucho terreno. Lo
único que tienen esos cuatro versículos son nombres que han sido mencionado en el
comienzo. Esto es muy importante notar, pues, tiene mucho valor.

Luego en el versículo 5 se comienza a hablar de los hijos de Jafet. Se sigue con los de
Cam, y luego los de Sem. Puede usted notar que aquí se sigue el mismo sistema que fue
usado en el libro de Génesis: la línea rechazada se da en primer lugar, luego la línea que
debe seguirse hasta Cristo, se menciona. Y en estos primeros nueve capítulos, usted tiene la
genealogía que lo lleva desde Adán hasta el Señor Jesucristo. En la genealogía que
encontramos en el evangelio según San Mateo, por ejemplo, tenemos la genealogía
comenzando con Abraham y llega a Cristo. En el evangelio según San Lucas, mientras
tanto, comienza con Adán y llega a Cristo. Eso es lo que se enfatiza aquí. Luego se
continúa con la línea de Sem, y esa descendencia lo lleva hasta Abraham. Luego vemos que
se mencionan los hijos de Ismael. Los hijos de Cetura y los hijos de Esaú; los primitivos
reyes de Edom, y luego tenemos a los jefes de Edom.

En el segundo capítulo se menciona a los hijos de Jacob. Ahora se está siguiendo a


Israel. Entonces encontramos la descendencia de Isaí. Este Isaí tuvo un hijo llamado
David. Y ahora se seguirá la línea de David, y esa línea de descendencia es muy
importante. Ahora, en el capítulo tres usted puede ver que se menciona la familia de
David, y encuentra que él tuvo algunos hijos, de los cuales no sabíamos mucho antes. Ellos
no fueron mencionados, ni en los dos libros de Samuel, ni en los dos libros de Reyes.

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En el versículo 5 del capítulo tercero de este Primer Libro de Crónicas, se menciona a
Simea y a Sobab. ¿Ha oído usted hablar de ellos alguna vez? Luego se menciona a Natán, y
Salomón. Eso es interesante. De Salomón, ya conocemos mucho, pero quizá alguien diga,
“no hemos oído nada de Natán.” Sin embargo, cuando uno lee la genealogía del Señor
Jesucristo que se menciona allá en el evangelio según San Lucas, encontramos que la
misma es a través de Natán a David, y no a través de Salomón; allí es que usted tiene las
genealogías de José y de María, mencionadas. En el evangelio según San Mateo, el Señor
Jesús tiene el título legal al trono de David, y en el evangelio según San Lucas, El tiene el
título por parentesco al trono de David. Y eso es de importancia entender.

Luego tenemos la genealogía de las 12 tribus de Israel. Y no vamos a tomar el tiempo


ahora para leer todo eso. Pero, quisiéramos indicar que eso es de beneficio para nosotros.
Por eso quisiéramos mencionar algo que usted debe notar en estos primeros nueve
capítulos del Primer Libro de Crónicas.

Son nueve capítulos de genealogías: sus hijos. ¿Los hijos de quién? Los hijos de Adán.
Es la genealogía más larga en las Escrituras, y es notable porque es la lista más larga y
grande en las Escrituras, y no hay nada similar en toda la literatura universal. Comienza
con Adán y llega hasta Cristo. Comienza con el primer Adán y concluye con el último
Adán. Tenemos el cuadro genealógico más grande de toda la humanidad; y por esto, nos
damos cuenta que todos nosotros pertenecemos a la misma familia. Ninguno puede
reconstruir completamente su genealogía. Usted puede leer allá en el versículo 1 del
1
capítulo 9 de este Primer Libro de Crónicas, lo siguiente: Contado todo Israel por sus
genealogías, fueron escritos en el libro de los reyes de Israel. Y los de Judá fueron
transportados a Babilonia por su rebelión.

Estas genealogías fueron guardadas y llevadas luego a Jerusalén, y todavía existían en


el año 70 D.C., cuando fueron destruidas por Tito. Todo desapareció en esa ocasión y por
eso nadie puede buscar su genealogía hasta el primer hombre, Adán. Muchos de nosotros

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somos descendientes en la línea de Jafet. Otros lo son a través de Sem, y otros a través de
Cam; y todos lo hacemos hasta Adán. Estas genealogías son notables.

Ahora, una de las cosas que se destaca al observar esto, son las omisiones que saltan a la
vista: Caín y su familia, por ejemplo, ni siquiera son mencionados. ¿No tuvo acaso Adán
un hijo que se llamaba Caín? Sí, pero no aparece mencionado aquí, porque su
descendencia se terminó. Fue destruida con el diluvio - allí se acabó. Hay omisiones en
todos los cuadros genealógicos, aun en el Libro de Génesis. No creemos que el Espíritu de
Dios tuviera intención de darnos todas ellas. Después de todo, las que tenemos son bastante
monótonas para leer. Es nada más que una lista, un nombre después de otro. Pero esto
puede iluminar una pregunta importante: ¿Cuántos años tiene la humanidad? Creemos
que tiene más de seis mil años. Creemos que el hombre ha estado en el mundo por muchos
años. Pero cuando Dios lo creó, creó a Adán - era un hombre - no un mono.

Hay un dibujo de esos que aparecen en revistas de historietas, que presenta en forma
satírica la teoría de la evolución y el alardeado progreso de la civilización. Este dibujo
muestra una escena de destrucción total. Una bomba atómica ha sido detonada y el
hombre se ha destruido a sí mismo. Los últimos vestigios de la vida han desaparecido, con
una sola excepción: Dos monos están sentados en la rama de un árbol semidestruido. Allí
están ellos sentados contemplando esa escena desolada. Ya no hay más vida sobre el
planeta. Debajo del dibujo se puede leer lo siguiente: “Ahora vamos a tener que empezar
desde el principio otra vez.” Amigo oyente, ¿No es eso ridículo?

Para comenzar, el hombre no va a cometer suicidio. El Señor Jesucristo dijo que le


permitiría eso. Eso si fuera posible para toda la carne ser destruida. Pero El dijo que esos
días serán más cortos porque Dios no dejará que el hombre haga tal cosa. Ahora, esta
genealogía es interesante. Nos creemos que sea algo cautivante pero sí es notable. Tiene un
mensaje para nosotros en el día de hoy. Es tan inspirado como el mensaje que leemos allá
en el evangelio según San Juan, capítulo 3, versículo 16, y que muchos han llamado la

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Biblia en miniatura.

Bien, hemos andado mucho camino; volvamos a echar una mirada hacia Adán.
¿Estuvo Dios en lo cierto, en lo correcto en cuanto a Adán? ¿Sucedieron las cosas como
Dios dijo que sucederían? La psicología está intentando tabular y clasificar al hombre
según su cociente intelectual. Es un recurso mecánico, por supuesto, y lo clasifica al
hombre según sus logros y aptitudes. Viene en un cuadro dividido en varias partes: una de
ellas llamada “normal;” por un lado tiene otra que se llama “subnormal,” y por el otro,
una llamada “supernormal” o “genio.”

Los medios utilizados por Dios son diferentes. Todos deben entrar bajo Su
clasificación, y ¿sabe lo que Dios dice? Dios dice que no hay nadie que sea normal. Todos
han pecado, y están destituidos de la gloria de Dios.

Hay tres hechos universales que deben estar de acuerdo en su relación con el hombre, y
no hay ninguna excepción, no hay forma de desviarse. En primer lugar, Adán y todos sus
hijos deben morir. Dios le dijo: El día que de él comieres, ciertamente morirás. Ahora, Dios
no creó al hombre para morir. Se nos dice que el pecado entró en el mundo por un hombre,
y por el pecado la muerte, y la muerte pasó a todos los hombres. En Adán morimos todos.
Está establecido para los hombres que mueran una sola vez.

Lo que nos llama la atención es, que este mundo en el que usted y yo vivimos, amigo
oyente, no es otra cosa más que un gigantesco cementerio. David dijo: Sigo el camino de
toda la tierra. Y todos los caminos nuestros terminan en el cementerio. Aunque ande en
valle de sombra de muerte. . . Ese es el cuadro del hombre a través de la vida. La muerte
acecha a este mundo como si fuera un monstruo gigantesco. Ahora, hay tres clases de
muerte. Una de ellas es la muerte física. Adán no murió sino hasta cuando tenía 900 años,
después de haber comido lo prohibido por Dios, pero él ya había muerto espiritualmente.
Eso significa separación. La muerte es separación. La muerte física es la separación del

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espíritu, del cuerpo. La muerte espiritual es la separación del hombre, de Dios. Y la
muerte eterna es la separación del hombre, de Dios, eternamente. Y creemos que eso es lo
que el infierno llegará a ser. Es un lugar que nunca recibe la vista de Dios. En ese lugar no
existe: ni las bendiciones, ni la misericordia, ni el amor de Dios.

Y ahora, note usted que aquí encontramos otra gran verdad. Adán, junto con todos sus
hijos son pecadores. Ese es el cuadro del hombre: Todos han pecado, y están destituidos de
la gloria de Dios. Y la prueba de ello es que - como bien sabemos - todos mueren - en Adán
todos mueren. Todos han pecado en Adán.

Abraham era una buena persona, pero Abraham era un pecador. Ismael es prueba de
ello. Caleb era un buen hombre - un hombre sobresaliente - pero él tuvo sus concubinas.
El pecado, amigo oyente, ha separado al hombre de Dios. El está en una rebelión abierta
contra Dios. Se ha apartado, al igual que Caín, de la presencia del Señor.

El capítulo 59 del libro del profeta Isaías, es un capítulo que todos nosotros deberíamos
leer. Si usted no lo ha hecho, amigo oyente, ya lo tendría que hacer. En el versículo 2, de
ese capítulo 59, dice: 2pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro
Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.

Adán y sus hijos son pecadores, separados de Dios. El pecado es un azote, una
enfermedad, una plaga. Ha contagiado a toda la raza. Una enfermedad como el polio es
mala, pero sólo unos tiene polio. La enfermedad del corazón es mala, pero sólo unos pocos
están enfermos del corazón. También el cáncer es una enfermedad terrible, aun cuando es
tan común, solo pocos en la raza humana lo sufren. En cambio, todos, amigo oyente, todos
han pecado. Ese es el cuadro que tenemos del hombre en el día de hoy. Y luego, Adán y
todos sus hijos obtuvieron misericordia. Enoc fue salvado. ¿Cómo? Por fe. Enoc,
recuerda usted, caminó con Dios. El fue trasladado por Dios, es decir, desapareció porque
le llevó Dios. Ahora, pensamos que Enoc puede ser uno de los dos testigos mencionados en

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Apocalipsis. No deseamos ser dogmáticos en cuanto a eso, porque todos morimos en Adán.
Y creemos que Enoc, todavía tiene que morir. Y los dos testigos, recuerda usted, mueren.

Ahora, Noé por la fe fue un buen hombre. Pero él no fue salvo por ser un buen hombre.
Fue por fe, que Noé hizo lo que hizo. También Abraham fue un buen hombre. Y Abraham
creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Porque Abraham era un pecador. Allí está la
clave para el problema del cercano oriente. ¿Quiere decir que el problema existe porque
Abraham era un pecador? Por supuesto que si. Ciertamente, ese es el problema. Fíjese
usted, si él no hubiera tomado para sí a Agar la sierva egipcia y escuchado a Sara su mujer,
y si no hubiera engendrado a Ismael; no habría árabes en el mundo. Pero como puede ver,
amigo oyente, ese era el problema, el pecado.

Luego tenemos a David, un gran hombre de Dios. Pero todos estamos de acuerdo que el
era un pecador. Hay una gran excepción en todo esto, el Señor Jesucristo. El no tenía que
morir. El dijo: ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Y nadie le podía acusar. Allá
17
en el evangelio según San Juan, capítulo 10, versículo 17 y 18, leemos: Por eso me ama el
Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 18Nadie me la quita, sino que yo de mí
mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Como
vemos, amigo oyente, el Señor Jesucristo es la única excepción.

Se nos dice en la Biblia que Dios es rico en misericordia. Eso es lo que dijo el apóstol
Pablo en su Epístola a los Efesios. Y según el apóstol Pedro escribe en su primera carta,
capítulo 1, versículo 3: Su misericordia es grande, abundante. Nuestro Dios ha hecho
posible que los hijos de Adán puedan obtener Su misericordia. ¿Ha recibido usted, amigo
oyente, la misericordia de Dios? Está allí para usted. Esto es parte del mensaje que
encontramos en los primeros capítulos de este Primer Libro de Crónicas. Tenemos la
genealogía - la familia de Adán y usted y yo estamos allí. Todos pertenecemos a la misma
raza. Todos hemos caído. Todos somos iguales. Todos hemos nacido en el mismo nivel, en
un sentido, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Y la salvación

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es para toda la humanidad en este día. Esta genealogía es una cosa gloriosa en realidad, ya
que es la genealogía de todo el globo terráqueo.

Y aquí vamos a detenernos, amigo oyente, porque nuestro tiempo ha tocado ya a su fin.
Continuaremos, Dios mediante, este estudio del Primer Libro de Crónicas, en nuestro
próximo programa.

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