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a) Obligaciones simples
Son aquellas en las que tanto la parte acreedora como la parte deudora están
integradas, cada una, por un solo sujeto. De manera, entonces, que toda la
acreeduría pertenece a una sola persona, y toda la deuda está a cargo, también,
de una sola persona. De esa suerte, en caso de incumplimiento, el único acreedor
demanda toda la prestación al único deudor.
b) Obligaciones mancomunadas
Son aquellas en las que la parte acreedora, o la parte deudora, o ambas a la vez,
están integradas por más de una persona. Por tal razón, la mancomunidad puede
ser:
- Unidad de causa (origen común). Debe existir una razón voluntaria o proveniente
del objeto de la obligación por la que actúan conjuntamente. Por ejemplo: Las
personas A, B y C, copropietarias de un inmueble urbano desean construir una
casa. Para tal fin obtienen de D, E y F un préstamo de dinero.
- División del objeto. La obligación es originariamente única, pero para efectos
de su cumplimiento se considera dividida en tantas obligaciones como personas
integren la parte acreedora y la parte deudora.
Espín indica que “Es aquella en que existiendo varios acreedores o varios
deudores, o varios deudores y varios acreedores a la vez, cada acreedor puede
exigir y cada deudor debe cumplir íntegramente la prestación, de tal forma que la
obligación queda totalmente extinguida por la reclamación de un solo acreedor y
el pago de un solo deudor”.
Unidad de causa (origen común). Esto significa que debe existir alguna razón
determinada por la voluntad de las partes o por la ley, que les obliga a actuar
conjuntamente, vinculados por una misma relación jurídica.
- Unidad de objeto.
Naturaleza jurídica. Creo que el Código Civil, siguiendo una teoría que tiene
muchos adeptos, fundamenta la mancomunidad solidaria en la unidad del objeto.
Así explica que uno solo de los acreedores pueda exigir el cumplimiento íntegro de
la prestación debida, y que uno solo de los deudores pueda ser constreñido al
cumplimiento total.
Ahora bien, si eso fuera totalmente cierto, no existirían casos en los que el mismo
código, como más adelante puntualizo, permite el cumplimiento parcial de la
obligación mancomunada solidaria.
Por esa razón pienso, no obstante mi respeto por la doctrina expuesta, que lo que
verdaderamente existe en esta clase de obligación es, no obstante la pluralidad
de sujetos, una indivisibilidad de la prestación (sea por la propia naturaleza de la
misma, por disposición categórica de la ley o por la forma en que fueron
expresamente estipuladas las obligaciones y los derechos de los interesados), lo
cual determina que exista una sola e indisoluble relación jurídica.
Por supuesto, estoy consciente que el Código Civil no admite puntos de vista
como el mío, desde luego que en su artículo 1375 afirma que “La solidaridad no da
a la obligación el carácter de indivisible, ni la indivisibilidad de la obligación la hace
solidaria”.
Autores como Boffi Boggero comparten la tesis del Código Civil. Este autor dice
que las obligaciones indivisibles y las mancomunadas solidarias coinciden en
algunos de sus efectos, pero difieren en su causa. La solidaridad deviene del título
constitutivo de la obligación, en tanto que la indivisibilidad la determina la clase o
tipo de prestación.
Planiol, citado por Rojina Villegas dice: “La solidaridad produce, en las relaciones
del acreedor con los deudores, algunos efectos secundarios que no pueden
explicarse mediante la simple obligación de cada uno por el total. Es necesaria
otra idea, la de una representación recíproca entre los codeudores, que hace que
el acto ejecutado por o contra uno de ellos se considere realizado por o contra los
demás, respecto de los cuales produce efectos como si fuere realizado por ellos”.
Clases:
- Efectos jurídicos:
Entre los acreedores y el deudor común:
Cada acreedor puede hacer lo que beneficie a los demás, pero no lo que les
perjudique.
Elementos:
Pluralidad de sujetos.
Unidad de objeto:
Efectos jurídicos:
Todos los deudores, o cualquiera de ellos pueden ser constreñidos por el acreedor
común al cumplimiento íntegro de la prestación. Esto determina dos ventajas para
el acreedor: una, que tiene derecho de elegir si exige el pago a todos o a uno solo;
y otra, que hay varios patrimonios sobre los que puede ejercer coerción judicial
para obtener el pago.
El pago total efectuado por uno solo de los deudores libera a todos frente al
acreedor común, y extingue totalmente la obligación.
En caso de demanda, el deudor podrá interponer contra el acreedor común todas
las excepciones que le sean personales, las que se originen de la naturaleza de la
obligación y las comunes a todos los codeudores. Como puede fácilmente
apreciarse, la ley confiere amplitud de defensa procesal al deudor demandado, y
es lógico y justo que así sea, porque a él está el acreedor demandándole el
cumplimiento íntegro de la prestación. Obviamente, las únicas excepciones que no
puede interponer son las que sean personales de los otros codeudores.
La novación celebrada por el acreedor común con uno solo de los deudores, libera
a los demás. Esto es razonable, desde luego que ello implicaría que por haber
introducido cambios sustanciales al objeto de la obligación ésta se extinguió y
nació una obligación nueva, la cual no puede vincular a quienes no fueron parte en
su celebración.
Lo que el Código Civil no aclara es qué pasa con los derechos que tenían los
deudores que quedaron liberados (en caso la obligación mancomunada solidaria
fuere bilateral y los deudores tuvieren derechos contra el acreedor). Resolver el
caso no es fácil. La dificultad nace de una mala regulación de la ley. Lo correcto, a
mi juicio, hubiese sido, siguiendo la tesis de la unidad de objeto implícita en el
Código Civil, establecer que la novación solo puede celebrarse con el
consentimiento unánime de los deudores, de donde devendría que, si se celebra
con uno solo de ellos, dicha novación sería nula absolutamente por falta de un
elemento esencial: el consentimiento de los demás codeudores.
Si el acreedor común celebra novación con uno solo de los deudores y luego
exige la adhesión de los demás codeudores, y estos se rehusan, subsiste
inalterada la obligación originaria. Esta regulación es correcta, pero contradictoria
con la comentada en el párrafo anterior. Resulta, relacionando ambas: que si el
acreedor común celebra la novación con uno solo de los deudores sin consultarle
a los demás, es válida la novación y dichos deudores quedan liberados; pero si la
celebra con un deudor y posteriormente exige la adhesión de los demás y estos
se rehusan, la novación pierde validez y subsiste la primitiva obligación.
Creo que lo correcto sería regular la situación en la forma que sugiero en la parte
final del párrafo anterior.
El pago parcial aceptado por el acreedor no altera sus derechos por el resto de la
deuda, ni los de los deudores entre sí. Desde luego, dicho pago parcial sí implica
fraccionamiento del objeto de la obligación.
La quita o remisión que hiciera el acreedor común a uno solo de los deudores
solidarios, no altera sus derechos por el resto de la deuda ni los deudores entre sí.
Pero sí quebranta la tesis de la unidad del objeto, pues al perdonar a uno solo de
los deudores únicamente le está condonando su parte alícuota y dejando el resto
de la deuda a cargo de los demás codeudores. Puede sintetizarse esto diciendo
que el perdón de uno no implica el perdón de todos.
La confusión libera a los otros codeudores por la parte de aquel en cuya persona
se han reunido las calidades de acreedor y deudor. Esto es absolutamente
razonable. Sería injusto que el antiguo codeudor, que por virtud de la confusión
se convirtió en acreedor de sus antiguos compañeros, cobrase a aquellos toda la
deuda, inclusive la parte que a él le hubiese correspondido pagar de haber
continuado en su calidad de codeudor.
El deudor solidario a quien se haya requerido el cumplimiento, no puede oponer
compensación al acreedor por lo que éste deba a otro de los codeudores. Esto es
congruente con la exigencia del Código Civil relativa a que para que sea
procedente la compensación es indispensable que ambos sujetos sean
acreedores y deudores recíprocos, por derecho propio. Por lo tanto, si se aceptara
que el deudor solidario demandado interpusiese compensación por lo que el
acreedor común debe a otro de los codeudores, se estaría admitiendo una
alegación de compensación invocando derecho ajeno.
Si el acreedor común renuncia a la solidaridad respecto a uno solo de los
codeudores y otro cae en insolvencia, la parte del insolvente será repartida
proporcionalmente entre todos los deudores, comprendiendo al que había sido
liberado de la solidaridad.
Critico por partes la norma transcrita, así: 1.) No debería el acreedor poder alterar
la solidaridad por sí solo, es decir, sin el consentimiento de todos los deudores.
Eso quebranta gravemente el consentimiento que dieron todos los codeudores al
celebrar la obligación; 2.) Si el acreedor renunció a la solidaridad respecto de uno
de los deudores, ello significa que éste sale de la relación originaria, y entabla
con el acreedor una nueva relación jurídica que le permite responder únicamente
de su parte de la prestación. Entonces, si otro de los antiguos codeudores suyos
deviene insolvente, tendrían que ser los restantes codeudores los responsables
de responder por su cuota. El liberado de la solidaridad no, puesto que él ha
dejado ya de ser deudor solidario y pasado a ser deudor simplemente
mancomunado, y por lo tanto, responsable únicamente del cumplimiento de su
parte. 3.) Regular el caso como lo hace el Código Civil no solo quebranta
principios básicos de la mancomunidad, sino tutela exagerada e injustificadamente
al acreedor.
Si se comprueba que el acreedor común quiso liberar de toda obligación al deudor
respecto del que renunció a la solidaridad, y otro de los deudores deviene
insolvente, la parte de éste quedará a cargo del acreedor.
Si la cosa debida perece por culpa de cualquiera de los deudores solidarios, todos
serán solidariamente responsables del precio y de los daños y perjuicios. Los
deudores no culpables tendrán derecho a que el culpable les reintegre la parte del
precio que le corresponde y la totalidad de los daños y perjuicios resarcidos al
acreedor.
En caso de fallecimiento de un deudor solidario, cada uno de sus sucesores está
obligado al pago de la cuota que correspondía al causante, en proporción a su
haber hereditario, salvo que la obligación sea indivisible, en cuyo caso todos los
herederos deberán pagar conjuntamente la totalidad de la cuota.. Todos los
sucesores serán considerados como un solo codeudor solidario (es decir, por
estirpe) en relación con los otros codeudores.
- El acreedor de uno solo de los deudores solidarios puede exigir de él la parte que
le corresponde. Es decir, no necesariamente debe exigir el pago de la totalidad del
crédito. Artículo 1362.
- El acreedor puede hacer quita o remisión del crédito en favor de uno solo de los
deudores solidarios. Artículo 1366.
- El acreedor puede liberar a uno solo de los deudores solidarios. Artículo 1367.
La solidaridad, pues, coloca al fiador, para el caso de que se vea obligado a pagar
por el deudor principal, en la misma posición que tendría un codeudor solidario,
con la diferencia de que éste no podría repetir por el total de lo pagado, pues debe
deducir la parte que le corresponde en la deuda; en tanto que el fiador sí puede
repetir contra el deudor principal por el total, porque como ya se dijo él no debía
nada al acreedor.
Obligaciones Genéricas: Son aquellas cuyo objeto está formado por una
amplitud o generalización de prestaciones.
Pueden ser: genéricas delimitadas (de género limitado), o genéricas ilimitadas (de
género ilimitado) Puede decirse que hay algún grado de imprecisión o indefinición
en su objeto. Respecto de este tipo de obligaciones el Código Civil se limita a decir
que:
“No solo las cosas que existen pueden ser objeto de los contratos, sino las que se
espera que existan; pero es necesario que las unas y las otras estén determinadas
a lo menos en cuanto a su género”. Artículo 1538.
Son aquellas en las que se señala únicamente la clase de cosa (por ejemplo,
entregar tantos litros de leche o tantos quintales de café, sin decir de qué calidad
ni especificar de qué hato de ganado ni de qué finca productora); o el tipo de
actividad (por ejemplo: Si enferma la persona A, corresponderá a la persona B
proporcionarle la asistencia médica y hospitalaria adecuada, sin puntualizar qué
médicos se encargarán de ello ni en qué sanatorio). Para algunos autores
constituyen obligaciones genéricas ilimitadas todas aquellas en las que el deudor
queda obligado a pagar dinero. Creo que ello es cierto puesto que en tal caso se
ha señalado un género sin límites: quetzales, dólares, etcétera.
Notificación. En tanto no esté firme la elección efectuada, las cosas que integran
la prestación siguen siendo propiedad del deudor. Por lo tanto corresponden a
éste, hasta dicho momento, tanto los aumentos en las cosas como los riesgos de
las mismas.
Obligaciones divisibles: Son aquellas en las que la prestación, fuere esta de dar,
de hacer o de no hacer, puede ser cumplida por partes o por etapas. Esto será
posible si por su naturaleza la prestación puede ser fraccionada, y si por acuerdo
de las partes o por disposición de la ley, se admite el cumplimiento fraccionado. La
falta de cualquiera de dichos supuestos, como lo expondré adelante, torna
indivisible la obligación.
Cumplimiento. En caso el deudor sea uno solo, cumplirá según las porciones o
etapas que se hubieren pactado o determine la ley. En caso fueren varios, cada
uno es responsable únicamente por su porción o etapa. En caso de
incumplimiento el acreedor demandará por aparte a cada deudor, salvo que en el
contrato se hubiere establecido que uno representa a todos los demás.
Es necesario advertir que el principio que sigue en este asunto el Código Civil es
el de la indivisibilidad. Esto queda claro de sus disposición concernientes a que:
“El deudor no puede obligar al acreedor a recibir por partes el pago de una deuda
aunque ésta sea divisible, salvo convenio”; y que “El pago deberá hacerse del
modo que se hubiere pactado, y no podrá efectuarse parcialmente sino por
convenio expreso o por disposición de la ley” (Artículos 1374 y 1387, párrafo
primero).
Clases de plazo:
- Por su duración:
Determinados: Cuando se señala el día exacto del vencimiento del plazo.
Indeterminados: Cuando no se señala el día exacto del vencimiento del
plazo.
Relativos: Cuando la determinación de la fecha de vencimiento nos obliga a
realizar un cómputo.
Absoluto: Cuando depende de un acontecimiento futuro incierto.
-La condición es incierta, el plazo es cierto por largo o extenso que sea se cumple.
-La condición determina que la obligación nazca o se extinga, en cambio el plazo
solo señala cuando comienza el derecho de exigir el cumplimiento de la obligación
o en que fecha concluye.