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SUELOS COLAPSABLES

SUELOS COLAPSABLES

INTRODUCCIÓN

Muchos de los fenómenos que determinan el comportamiento de los suelos son complejos y no
pueden siempre reducirse a causas puramente mecánicas, sino que muchas veces intervienen
factores de otra índole (químicos, ambientales, etc.), provocando un comportamiento
singular del terreno. En algunos suelos, estos factores "no mecánicos" tienen una importancia
capital y son objeto de un estudio particular. Dicho grupo de suelos es conocido genéricamente
como "suelos estructuralmente inestables".

Uno de los principales fenómenos que afectan a algunos de estos suelos es el colapso brusco de su
estructura intergranular, denominándose a los suelos que presentan estas características: suelos
colapsables. En estas notas se analizarán exclusivamente aquellos suelos en los cuales el colapso es
provocado por humedecimiento.

2. SUELOS METAESTABLES

En la Mecánica del Suelo y en la Ingeniería de Cimentaciones suele hacerse una división de los
suelos según sean los factores que determinen su comportamiento en (4 y 5):

 Suelos estructuralmente estables


 Suelos estructuralmente inestables o metaestables

Se define a los primeros como aquellos, cuyo comportamiento depende sólo de sus
propiedades intrínsecas y de factores mecánicos; y a los segundos, como suelos cuyo
comportamiento no sólo está en relación directa con las solicitaciones mecánicas, sino que
también está controlado por factores externos al suelo, por ejemplo, factores químicos,
variaciones ambientales, etc.

En (6) se presenta una adaptación simplificada de los principales tipos de suelos estructuralmente
inestables propuesta por Aitchison (1973). Esta clasificación refleja tanto la inclusión de los suelos
colapsables objeto de nuestro estudio dentro de los suelos estructuralmente inestables, como
la gran variedad de ellos y algunas de sus características más importantes.

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SUELOS COLAPSABLES

SUELOS COLAPSABLES

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Características comunes:
Reginatto (1977) señala que, en general, los suelos colapsables presentan una serie de
características comunes, tales como (8):
 Estructura macroporosa, con índice de huecos (e), entre relativamente alto, a muy alto.
 Granulometría predominantemente fina, con predominio de fracciones de limos y de
arcilla. El tamaño de los granos es generalmente poco distribuido y con los granos más
grandes escasamente meteorizados.

 La mayoría de las veces, la cantidad de la fracción arcilla es relativamente escasa, pero sin
embargo, tiene una influencia importante en el comportamiento mecánico de la estructura
intergranular.

 Estructura mal acomodada, con partículas de mayor tamaño separadas por espacios
abiertos, y unidas entre sí por acumulaciones o "puentes" de material predominantemente
arcilloso. En muchos casos existen cristales de sales solubles insertados en tales puentes o
uniones arcillosas.

Definición de colapso:
Zur y Wisemam (1973) definen como colapso a cualquier disminución rápida de volumen del suelo,
producida por el aumento de cualquiera de los siguientes factores (9):

 Contenido de humedad (w)


 Grado de saturación (Sr)
 Tensión media actuante (τ)
 Tensión de corte (σ)
 Presión de poros (u)

Reconociendo por lo tanto que el colapso de la estructura del suelo puede producirse por una
variedad de procesos diferentes de la saturación. Reginatto (1977) sugiere que, a esta lista de
factores puede agregarse la interacción química entre el líquido saturante y la fracción arcillosa.

A efectos de definir y diferenciar los distintos tipos de colapso Uriel y Serrano


(1973,1974) clasifican a los suelos colapsables o desmoronables en:

Grupo I: Suelos en los que tiene lugar un rápido cambio de la relación entre presiones efectivas y
las deformaciones sin que se alcance la resistencia última del material. De acuerdo con esto la
causa del colapso es únicamente el cambio de las presiones efectivas. A este grupo
pertenecen los limos o arcillas cementadas y las rocas de gran porosidad. Cuando se ensaya a

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humedad constante, se detecta una notable modificación de su módulo de compresibilidad al
alcanzar un cierto valor las presiones efectivas.

Grupo II: Suelos en los que, sin la presencia o cambio de las condiciones que producen el colapso,
no hay cambio abrupto en la relación presión-deformación. Tal es el caso de los loess y algunas
arcillas que contienen sulfatos.

Si se ensayan a humedad constante, la relación tensión-deformaciones es una curva suave y


continua y sin agudos quiebros. La saturación produce, sin embargo, un importante cambio
volumétrico, debido probablemente a un incremento de la presión de los poros que origina el
agotamiento de la resistencia al corte del suelo.

Suelos colapsables por humedecimiento:


Establecida la definición general de colapso, nuestro análisis se centrará en aquellos suelos en los
cuales el colapso de la estructura del suelo es provocado por un incremento del contenido de
humedad (10). Por lo tanto, en lo sucesivo cuando se hable de suelos colapsables, se entenderá
que son aquellos suelos, en que un aumento en el contenido de humedad, provoca una brusca
disminución de volumen, sin la necesidad de un aumento en la presión aplicada.

A partir de esta definición, se advierte:

 Por un lado una destrucción o un cambio en la estructura que el suelo tenía


originalmente, y
 Por el otro lado, un agente externo: el agua, que provoca este fenómeno.

En la Mecánica de Suelos clásica de los suelos saturados o de los suelos secos el fenómeno de
colapso generalmente viene asociado a un cambio en el estado tensional del suelo. En cambio
aquí, y en una primera definición, estaría provocado por un agente externo (cambio en el
contenido de humedad).

En el proceso de consolidación de suelos saturados (Teoría clásica de Terzaghi) también se produce


una disminución de volumen, pero puede decirse que en muchos aspectos el colapso es lo
contrario de la consolidación, tal como se indica en Reginatto (1977) (11).

MECANISMO DEL COLAPSO

A continuación, se analizarán los diferentes mecanismos de colapso para distintas estructuras de


suelos, para lo cual se seguirá, principalmente el trabajo de Dudley (1970).

Las siguientes condiciones generales son las que establece Dudley para que ocurra el colapso (13):

1. La estructura del suelo deberá tener ciertas características, de modo tal que se tienda a la
ocurrencia de dicho fenómeno.
2. Las partículas estarán unidas entre sí por fuerzas o materiales cementantes que son
susceptibles, -tanto unas como otros- pueden ser anulados o reducidos cuando aumenta
el contenido de humedad del suelo.
3. Cuando este soporte es reducido o anulado, las partículas del suelo deslizan o ruedan, por una
pérdida de la resistencia al corte.
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Los suelos granulares, como las arenas y las gravas, presentan un tipo de estructura simple,
también ampliable a los limos. En ella, las uniones entre granos son contactos reales debidos a
fuerzas gravitacionales, fuerzas exteriores o capilares. Estas últimas tienen un carácter temporal ya
que dependen del grado de saturación que posea el suelo. La humedad del suelo puede variar
entre el estado saturado y el seco, del mismo modo las tensiones capilares serán variables con el
contenido de humedad y desaparecerán tanto al saturarse, como al secarse el suelo.

Según puede verse en (14), la forma que toman los meniscos hace que el agua esté traccionada y
por lo tanto la presión de poros sea negativa. Esto origina un aumento de la presión efectiva que
une un grano con el otro. Este aumento de la presión efectiva origina un aumento en la resistencia,
por lo cual los granos opondrán una mayor resistencia al deslizamiento.

Si en este estado el suelo se satura, la presión efectiva disminuirá, y con ella la resistencia al corte,
pudiendo provocar un deslizamiento relativo entre los granos de suelo.

Cuando la estructura es macroporosa, este deslizamiento entre granos se manifiesta en una


importante disminución de volumen.

Este tipo de mecanismo de colapso o desmoronamiento puede ampliarse también para aquellas
arenas en las que sus vínculos están formados por partículas de limos, como se esquematiza en la
(15 y 16).

Cada partícula de arcilla posee una carga neta negativa que se equilibra con los cationes de la
doble capa que la rodea. Dos partículas se repelerán entre sí cuando entran en contacto sus
dobles capas. A medida que se trate de acercarlas, esta fuerza de repulsión aumentará. Además
de esta fuerza de repulsión existe una fuerza de atracción entre las partículas debidas a las
fuerzas de Van der Waals o fuerzas de enlace secundario, esta fuerza también es función de la
distancia entre las partículas. Por lo tanto, las partículas se atraerán o repelerán en función de
la resultante de estas dos fuerzas.

Las fuerzas de repulsión son dependientes de las características del sistema (espesor de la
doble capa), no así las fuerzas de atracción, que en general son independientes de él. Las partículas
podrán alejarse o acercarse, modificando las características del medio y por ende el espesor de las
dobles capas. El proceso de acercamiento de una partícula con otra se denomina floculación y al
proceso de alejamiento de una partícula respecto a otra dispersión.

Lambe y Whitman (1969) indican que se provoca una tendencia a la floculación aumentando una o
varias de las siguientes características:
- Concentración de iones Valencia iónica
- Temperatura o disminuyendo una o más de las siguientes:
- Constante dieléctrica
- Tamaño del ión hidratado
- Absorción de aniones
- pH

Durante un proceso de saturación, además de una disminución de las fuerzas capilares, hay una
disminución en la concentración de iones, y por lo tanto un proceso de dispersión. Partículas que
antes estaban unidas por fuerzas de atracción, comienzan a repelerse y adquirir una
estructura dispersa y probablemente menos resistente.
9
Esta es una manera bastante simple de explicar un mecanismo mucho más complejo, en el que
pueden intervenir, además de los nombrados, otros factores. Sin embargo, se advierte cómo una
estructura "estable" puede ser modificada cuando entra en juego un agente externo que
desestabiliza y modifica los vínculos que primariamente le conferían una resistencia aparente.

En cualquiera de los tipos de estructuras antes descritas, los vínculos entre partículas pueden es tar
impregnados de un agente cementante que confiere una resistencia cohesiva adicional al
deslizamiento de un grano respecto a otro.

También esta cohesión puede tener un carácter temporal semejante al de las fuerzas capilares.

La pérdida de esta Resistencia dependerá tanto de las características del agente cementante como
de las del fluido. Así, si la cementación deriva de sales cristalizadas, la pérdida de resistencia será
función del grado de solubilidad de estas sales.

Finalmente, cualquiera sea el tipo de estructura de suelo q ue se esté considerando,


siempre es posible hablar de vínculos o fuerzas que unen o ligan una partícula a otra. En unos
casos, las partículas están en contacto directo entre sí (partícula-partícula) unidas por fuerzas
externas o capilares, y en otros casos estas tuerzas o vínculos pueden tener carácter físicoquímico
o eléctrico, a incluso no existir contacto directo entre las partículas.

Si la estructura del suelo se encuentra en estado de equilibrio, y un agente externo


-cualquiera- provoca una disminución o anulación de las fuerzas que vinculan unas partículas
con otras, puede suceder que el suelo pase a un nuevo estado de equilibrio.

Este proceso entre dos estados de equilibrio puede provocar o no, un cambio de la estructura del
suelo, dependiendo de (17):

 Estado tensional existente en los vínculos.


 La magnitud de los cambios provocados en los vínculos y/o fuerzas por el agente
externo.

Si los cambios provocados por el agente externo en las características de los vínculos, no son
suficientes como para movilizar un cambio de estructura, ésta permanecerá inalterada. Sin
embargo, la condición de equilibrio puede haber variado, dado que de alguna forma el agente ha
"sensibilizado" al suelo.

En cambio, si el estado tensional en los contactos es superior a la resistencia que tienen éstos
durante el proceso, las partículas cambiarán de posición, produciendo un cambio de estructura y
pasando a un nuevo estado de equilibrio.

Un ejemplo de ello puede observarse en (18), en la cual se han dibujado dos ensayos edométricos
2
de un mismo estrato. La muestra A fue cargada hasta una presión de 2,00 kg/cm , a humedad
natural (w%= 14,4), siendo posteriormente inundada a esa presión. Durante este proceso se
observa un importante cambio volumétrico. La muestra B, fue inundada a una presión de 0,10
2
Kg/cm , no observándose ningún cambio volumétrico durante el proceso de saturación.

10
Posteriormente se continuó el ensayo edométrico en forma habitual hasta una presión de 2,00
2
kg/cm .

Al no advertirse cambios volumétricos durante el proceso de saturación, puede inferirse que


tampoco se han inducido cambios en la estructura del suelo, pero es indudable que efectivamente
se ha generado una notable disminución en la resistencia de los vínculos, dado que al aumentar el
estado tensional el comportamiento del suelo varió radicalmente del que se observó durante
el proceso de carga a humedad natural en la muestra A.

Esto también queda reflejado en las curvas de (19). La primera de ellas corresponde a la variación
de las deformaciones verticales en función del tiempo, cuando la muestra A fue saturada a una
2
presión axial de 2,00 kg/cm , en tanto la segunda corresponde al salto de carga de 1,00-2,00
2 2
kg/cm del ensayo B (saturada a 0,10 kg/cm ). En ambas curvas se advierte en primer término
una brusca disminución de volumen, señalada como colapso primario (Redolfi, 1982).

En esta etapa, la resistencia y la estabilidad de la estructura macroporosa y mal acomodada


dependen básicamente de la resistencia al corte, a la tracción y a la compresión de los puentes o
acumulaciones de arcillas y/o sales en los puntos de contacto entre las partículas (Reginatto, 1977).

Los esfuerzos que se producen en dichos vínculos y puntos de contactos han superado la
resistencia del material, provocando el consecuente desmoronamiento de la estructura del suelo,
dando como resultado una totalmente distinta a la anterior. Posterior a esta primera etapa
(cambio de pendiente de las curvas), sigue existiendo una importante disminución de volumen,
debida posiblemente a un reacomodamiento de las partículas del suelo a esta "nueva estructura"
de suelo mejorado o "compactado".

El objetivo de todo este apartado no ha sido explicar el mecanismo último del colapso, sino más
bien tratar de comprender a través de ejemplos simples y factibles, cómo la entrada de agua en
una estructura metaestable origina una desestabilización o sensibilización en la resistencia
existente entre los vínculos.

Tampoco se ha pretendido hacer una revisión exhausti va de todos los mecanismos que
diversos investigadores han propuesto para explicar el fenómeno del colapso, sino tomar en
consideración aquellos más documentados y que mejor se adaptan al caso de suelos loéssicos con
estructura macroporosa que serán objeto de un especial análisis en estas notas.

COLAPSO RELATIVO

Con referencia al Colapso Relativo (δcol) existe una aparente anarquía, tanto en su
denominación como en la forma de calcularlo. En (21) se señalan algunas de las más conocidas.

Del análisis de las diferentes ecuaciones se advierte que la única diferencia en el cálculo radica en
el denominador o valor de referencia que se elija: altura inicial de la probeta (h0); la altura de la
probeta a humedad natural cargada a una presión igual al peso propio de las tierras (h1); o la
altura de la probeta antes de la inundación cargada a una presión a σ(wHN). Esta variedad de
definiciones es aparente, dado que para el caso del cálculo de la magnitud del asentamiento
debido solamente al peso propio de las tierras, dos de las ecuaciones se hacen iguales, puesto que

11
para ese caso particular h1= hHN, a incluso suele suceder que h, es aproximadamente igual a h0
(20).

En lo sucesivo se utilizará la siguiente ecuación para definir el Colapso Relativo


(δcol):

hHN − hs ε − εHN e − es
δ col = ó δs= ó δ= HN
h1 1 − e1
col 1 − ε1 col

12
hHN = Altura de la probeta a humedad natural (antes de la inundación) cargada a una presión
cualquiera σ.

hSAT = Altura de la probeta saturada (después de producido el colapso) cargada a


la presión σ.

h1 = Altura de la probeta a humedad natural cargada a una presión axial igual al peso propio
de las tierras.

SUELOS AUTOCOLAPSABLES Y POTENCIALMENTE COLAPSABLE

En el gráfico semilogarítmico que representa el comportamiento de un suelo, un ensayo a


compresión confinada realizado sobre en condición saturada, se puede
observar un quiebre en la curva de compresibilidad. La presión axial a la cual se produce este
quiebre o este cambio de comportamiento se la denomina Presión de Fluencia Saturada o
Presión Inicial de Colapso. En principio se establece que para presiones menores a esta, el suelo
tiene un comportamiento elástico y los asentamientos por colapso son bajos y nulos. Por el
contrario, para presiones mayores a la de Fluencia el suelo tiene un comportamiento elásto-
plástico y los asentamientos por colapso son importantes.

Se dice que un suelo es auto colapsable cuan do la presión de tapada o geoestática (σ0) es
superior a la Presión Inicial de Colapso (σi.col) . Esto quiere decir que cuando en ese suelo se
produzca el humedecimiento, se producirán asentamientos importancia con solamente la acción
de su peso propio (23)

Se designa con suelos potencialmente colapsable a aquellos suelos en los que la presión de
tapada o geo-estática (σ0) es menor a la Presión Inicial de Colapso (24).

PERFILES DE COLAPSIBILIDAD

Lo realmente interesante de los conceptos antes enunciados, radica fundamentalmente en que


han permitido generar una metodología de análisis de los perfiles con suelos susceptibles al
colapso.

Este análisis permite confrontar a cada profundidad considerada la magnitud de la Presión Inicial
de Colapso (σi.col) con la Presión total (σT) igual a la suma de la presión debida a la carga aplicada
(Δσ) más la presión por peso propio (σ0).

En (26) se presenta un perfil de suelo en el que se ha dibujado la variación de ambas presiones (la
Presión Inicial o de Fluencia y la Presión Total) en función de la profundidad, para dos estados de
cargas: en (26.a) el correspondiente a las presiones geostáticas y en (26.b) el correspondiente a las
presiones totales provocadas por una carga en la superficie del terreno.

A partir del análisis de estas curvas pueden establecerse, por ejemplo, los espesores de los suelos
que autocolapsarán por humedecimiento, y aquellos que colapsarán si además de la saturación se
aumentan las cargas; y consecuentemente clasificar los suelos en sus diferentes grupos:

13
suelos verdaderamente colapsables (autocolapsables) o suelos condicionalmente colapsables
(colapsables bajo cargas externas).

Aun cuando el valor de la Presión Inicial sea aproximado, este tipo de análisis es de fundamental
interés en el diseño de los diferentes tipos de cimentaciones, ya que se podrá conocer cuales
serán, en forma aproximada, los principales problemas que se presentarán en el diseño de las
obras, permitiendo de esta forma elegir correctamente el tipo de cimentación o el método de
mejoramiento del suelo a emplear para disminuir o anular la susceptibilidad al colapso.

MAGNITUD DEL ASENTAMIENTO POR COLAPSO

Definiciones:
La magnitud del asentamiento por colapso producido por humedecimiento del terreno
depende según Grigoryan y Ivanov (1968) tanto de:

‰ Factores intrínsecos del suelo (características fisico-mecánicas), y de


‰ Factores externos al suelo (estado tensional y el área inundada)

Se define al asentamiento adicional por colapso (Wcol.t) de un manto de suelos colapsables de


espesor Ht,, a la sumatoria (28):
n n
Wcol = ∑ Wcol. j = ∑ δ col . j × H j
j =1 j =1
.t

donde:

Ht = H1+H2+... = Hj+...Hn
Hj = Espesor del estrato j
Wcol.j = Asentamiento adicional por colapso del estrajo j
δcol.j = Colapso relativo del estrato j a la presión σzj
σzj = Presión total (peso propio + incremento de presión) en el estrato j.

Características físico-mecánicas (29):


Un aspecto importante del comportamiento de este tipo de suelos y que por lo tanto
influyen en la magnitud de los asentamientos es su marcada heterogeneidad. Los suelos
loéssicos colapsables en cierto entorno suelen considerarse como suelos homogéneos, pero en
realidad poseen una apreciable heterogeneidad extendida dentro de la masa. Algunos de estos
aspectos pueden ser puestos en evidencia a través de ensayos geotécnicos.

La determinación de los parámetros tenso-deformacionales como el colapso relativo (δcol) puede


diferir según Abelev y Abelev (1979) de 1,5 a 2 veces, incluso si se lo hace a partir de probetas
gemelas talladas de un único bloque de suelo.

Esto sólo se explica a través de la gran heterogeneidad local que presentan estos suelos, en los
cuales existen macroporos dejados por raíces o: insectos y concreciones aisladas de carbonatos,
etc, que pueden hacer variar las características deformacionales en órdenes de magnitud de los
arribaseñalados.

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Otro aspecto que señalan Bally et al (1969) es la heterogeneidad en la variación local de las
características químicas y mineralógicas, las cuales son difíciles de ser advertidas por métodos
usuales de investigación. Para corroborar todo este tipo de heterogeneidades, en (30) se
muestran, líneas de igual asentamiento para un estanque experimental de 30 mestros de lado al
cabo de 3 meses de continua inundación. Pueden observarse asentamientos diferenciales de hasta
60 cm. Esto induce a pensar que aunque las propiedades tenso deformacionales pudieran ser
aproximadamente constantes, vías preferenciales de humedecimiento (canalículos verticales
dejados por raíces de hierbas) pueden saturar mayores espesores o presentar curvas de iso
saturación apartadas del modelo teórico.

En resumen, una de las características principales que deben tenerse siempre en cuenta en el
cálculo de la magnitud de los asentamientos por colapso es que estos frecuentemente no serán
uniformes, ya sea por las causas antes expuestas como por otros factores como por ejemplo la
dimensión del área inundada.

Área inundada:
Otro de los aspectos que influyen considerablemente en la magnitud de los asentamientos por
colapso son: el tipo de humedecimiento que se realice dentro de la masa del suelo y las
dimensiones del área humedecida. Gol´dstein (1969) distingue cuatro tipos de humedecimientos:
1. Humedecimiento localizado del suelo a poca profundidad debido generalmente a la rotura de
conducciones hidráulicas de las construcciones. En estos casos es casi imposible predecir a
priori la forma en planta y en corte de estos humedecimientos y por lo tanto hacer una
estimación de la magnitud de los asentamientos y su distribución en planta.
2. Humedecimiento extenso de todo el perfil del suelo causado por una importante
infiltración de agua (rotura de canales o efluentes industriales). Los asentamientos en estos
casos pueden ser importantes y dañinos para las construcciones, especialmente cuando los
asentamientos son desiguales.
3. Una elevación uniforme del nivel freático debido generalmente a una recarga del freático
causado por una fuente lejana.
4. Un aumento gradual y lento del contenido de agua debido, por ejemplo a, la condensación del
vapor y una acumulación de humedad causada por cambios en las condiciones ambientales
(pavimentación de la superficie del terreno).

En cuanto a la forma y las dimensiones del área humedecida, se ha demostrado


experimentalmente que los asentamientos por colapso calculados con la ecuación indicada arriba,
son sólo aplicables cuando la superficie de saturación o fuente de humedecimiento es del orden de
2/3 a 1 vez el espesor de los sedimentos colapsables (Krutov y D'yakonov, 1973). En cambio,
cuando esta relación es menor y la zona humedecida se aparta de la supuesta unidimensional, los
asentamientos reales son sustancialmente menores a los calculados.
Por tal motivo algunos investigadores coinciden en afirmar que dicha ecuación debe estar
afectada de un coeficiente (m) que tenga en cuenta el tipo, la forma y las dimensiones del área
humedecida (32):

m = f (B, L, Z)

donde B y L son el ancho y largo de la fuente de inundación, y Z el espesor de la zona humedecida.


Así en la ex URSS, es habitual afectar a los asentamientos calculados por un coeficiente llamado de
"condiciones de campo o de operación".

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Este coeficiente es pues, la relación entre el asentamiento real medido en el terreno y el
calculado. De modo que:

Wcol .t (campo)
m=
Wcol.t (calc)

Estado tensional:
La magnitud del asentamiento adicional por colapso, es función de la tensión actuante en el manto
de suelo considerado. Si se analiza el caso particular de una zapata apoyada sobre la superficie del
terreno, el asentamiento adicional por colapso será función de la forma y las dimensiones de área
cargada, del espesor del manto susceptible al colapso, y del tipo y la forma de la zona humedecida.
Sin embargo, se ha comprobado experimentalmente que si el espesor de los mantos de suelos
colapsables que se encuentran por debajo de la zona comprimida es suficientemente importante
como para que pueda colapsar por peso propio, la amplitud del asentamiento no depende
prácticamente de la forma y de las dimensiones de las fundaciones (Abelev y Abelev, 1979).

En las numerosas experiencias realizadas sobre zapatas a escala real, se ha comprobado que los
asentamientos adicionales por colapso medidos pueden llegar a ser entre 1,5 a 2 veces mayores
que los calculados, sobre todo en zapatas con anchos inferiores a los 2,0 m de ancho (Abelev y
Abelev, 1979).

Estas divergencias entre el valor de los asentamientos calculados y los reales pueden atribuirse a
varios factores, entre los cuales pueden señalarse:
c) La elección del espesor del manto de suelos colapsables o susceptibles a sufrir un asentamiento
adicional ha sido largamente discutido. Así Kodrynova (1969) en base a ensayos de zapatas a
escala real pudo establecer las dimensiones de la zona realmente deformada. Confirmando
que la profundidad de la zona deformada era menor que la profundidad que por ejemplo,
establecían las Normas Soviéticas vigentes en ese momento. Estas Normas hacían sólo
consideraciones tensionales, y fijaban la profundidad del manto como aquélla para la cual, la
relación entre el valor de la carga adicional debida a la zapata (Δσ) y el de la presión natural
(σ0), se hacían igual a 0,20. Kodrynova (1969)
comprobó que el criterio más adecuado para establecer este espesor era usar el concepto de
resistencia estructural o Presión Inicial de Colapso sugerido por Abelev en 1968. Así, observó
que la zona deformada se correspondía muy bien con aquellos lugares donde los valores
de tensiones totales (σz) eran mayores al valor de la Presión Inicial de Colapso (δi.col). Por
tanto, concluyó que el espesor Zo puede definirse como la profundidad en la cual se
comprueba que:

σz
≤1
σ
i.col

Esto coincide con lo advertido por Grigoryan (1967) en ensayos de zapatas cuadradas y
rectangulares, en donde solamente se observaron asentamientos en la masa del suelo cuando
la tensión actuante era mayor al valor de la Presión Inicial de Colapso (δi.col).

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Por lo tanto, se puede concluir que no existen reglas prácticas, -como las que existen en
otros tipos de suelos- que puedan dar valores indicativos de la relación entre el ancho de la
cimentación y el espesor del manto deformable. Sin embargo, de lo que sí hay abundante
evidencia es que la zona deformada generalmente aumenta cuando aumenta el contenido
de humedad (Tsytosich et al, 1979).
b) La distribución de tensiones en la masa de un suelo colapsable provocada por una zapata rígida
se asemeja a la de un medio seminfinito y elástico (error entre 20 a 30%), sólo cuando el
2
suelo está a humedad natural y la tensión no sobrepasa los 3,0 kg/cm (Grigoryan,
1967). Tsytosich et al (1979) comprobaron experimentalmente esta afirmación,
observando que a posteriori
de la inundación del suelo, el cambio tensional sobre la vertical en el borde y en el centro
de la zapata aumentan Se advierte que durante el proceso de inundación del suelo ubicado
debajo de la zapata se produce una concentración de tensiones bajo la zapata,
disminuyendo el área en donde se distribuyen las cargas. Según Abelev y Abelev (1979) esto
puede explicarse, porque las relaciones tensión-deformaciones de los suelos macroporosos no
son lineales a estos niveles de tensión.

METODOS DE IDENTIFICACIÓN

Aspectos generales:
A partir de la década de los años 50, se generó una preocupación manifiesta por parte de
diferentes investigadores, en identificar y clasificar la potencialidad al colapso en los distintos
suelos (35).

Estos intentos a escala mundial se han enfrentado fundamentalmente con dos inconvenientes o
limitaciones, como son:

1. La gran variedad de tipos de suelos que colapsan por humedecimiento: Así, por ejemplo,
métodos probados en ciertos países o regiones en determinados tipos de suelos no han podido
hacerse extensivos a suelos de otras zonas, cuyo origen geológico y genético es francamente
diferente.
2. La frecuente heterogeneidad de los suelos colapsables por humedecimiento: En este
sentido hay coincidencia entre los investigadores, que han estudiado suelos colapsables de
distinto origen geológico. Así, pueden encontrarsereferencias tanto en investigadores que
analizaron suelos lateríticos o de origen eólico como el loess (Abeley y Abeley 1979;
Moretto,
1986) que en principio suelen considerarse como suelos homogéneos. Es frecuente encontrar
una variación en el grado de cementación (por ejemplo, debido a carbonatos) en sólo algunos
centímetros. En otros casos esta heterogeneidad es debida a la presencia de grandes
macroporos dejados por raíces o insectos.

Esto ha llevado a una gran variedad de metodologías para establecer la susceptibilidad al colapso
de los suelos y una anarquía en la terminología empleada en los diferentes países para su
clasificación. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los diferentes investigadores o códigos han
tendido a discretizar el comportamiento del suelo frente al colapso en dos grupos: suelos que
colapsan bajo peso propio y suelos que colapsan bajo una carga mayor.

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Rocca (1985) ha confeccionado una tabla de equivalencias, con la denominación que reciben en los
distintos países (36).

Clasificación de los métodos de identificación de suelos colapsables:


En cuanto a los tipos de métodos de identificación propiamente dichos, varios han sido los
enfoques que se han propuesto. Estos podrían clasificarse en tres grupos:

 Métodos basados en parámetros físicos de identificación de suelos, tales como Peso


Unitario, Límites de Consistencia Granulometría, etc.
 Métodos basados en ensayos mecánicos, principalmente en ensayos
edométricos.
 Métodos basados en la magnitud del colapso.

Existe una abundante bibliografía sobre los diferentes métodos de clasificación a identificación, en
las cuales se ha realizado un análisis crítico sobre los diferentes métodos, como las ya referidas
de Rocca (1985) y Redolfi et al (1986) y otras como las de Sultan (1969), Reginatto (1970,
1974), López Corral (1977), Jiménez Salas (1987) y Lutenegger y Saber (1988). Por lo tanto, en este
apartado no se insistirá en ello, sino más bien se hará un enfoque general del problema y se
presentarán aquellos conceptos v métodos que posteriormente serán utilizados en el desarrollo de
estas notas.

Métodos basados en parámetros físicos de suelos (37)


En general, la mayoría de estos métodos de identificación tienen más bien un carácter cualitativo
que cuantitativo, pretendiendo ubicar el suelo analizado en algunos de los grupos mencionados en
(36). La clasificación consiste, habitualmente en establecer si el suelo es autocolapsable
(colapsable bajo su propio peso) o bien si es condicionalmente colapsable (colapsable bajo carga
externa).

En estas notas solamente se analizarán tres de ellos, que tienen en común que relacionan el límite
líquido y el peso unitario seco.

a) Denison (1961) establece el Coeficiente de Colapso (k) igual a (39 y 40):


eL
k=
e

y el colapso ocurrirá cuando la relación de vacíos del suelo en estado natural


(e) es mayor que la relación de vacíos correspondiente al Límite Líquido (eL).

b) Gibbs (1961) establece una Relación de Colapso (R) igual a (41 y 42):
w SAT
R=
w
L
y el colapso ocurrirá cuando la humedad de saturación del suelo (wSAT) es mayor que el
Límite Líquido (wL).

18
c) Código de edificación de la U.R.S.S (1962) establece un Indice de Colapso
(R) igual a (43 y 44):
e 0 − eL
R=
1+ e
0
y el colapso ocurrirá cuando R es mayor de -0,10.

En (45) se han superpuesto los puntos correspondientes a pares de valores del peso unitario seco
y el Límite Líquido de suelos de la ciudad de Córdoba, Argentina (Redolfi et al, 1986). De
ella se desprende que los valores de los parámetros obtenidos son valores típicos de la
formación loéssica de Córdoba, y que para todas las metodologías aquí presentadas la gran
mayoría de los suelos son colapsables, puesto que están incluidos dentro de las zonas que los
clasifican colapsables.

Métodos basados en ensayos edométricos


Estos métodos están basados en la Presión Inicial de Colapso o Presión de Fluencia. La
determinación del grupo al cual pertenece el suelo estudiado (auto colapsable o colapsable bajo
carga), se realiza comparando la presión de tapada o geostática con la presión a la cual se
produce el colapso. Asumiendo como hipótesis que el colapso por humedecimiento ocurre sólo
a partir de una cierta presión por encima de la cual, la resistencia estructural del suelo es
superada.

La magnitud de esta presión, para la cual se produce el desmoronamiento de la estructura del


suelo, ha sido designada por algunos autores como (47):

 Presión Inicial de Colapso (σi.col) (Abelev y Abelev, 1979) o


 Presión de Fluencia Saturada (σf sat) (Reginatto, 1970).

Experimentalmente se ha demostrado que cuando la presión total en el suelo (σt), ya sea por
cargas externas y/o peso propio, es menor que esta magnitud, no se producen asentamientos de
colapso por humedecimiento. Krutov y Tarasova (1964) señalan acertadamente que desde un
punto de vista teórico la Presión Inicial de Colapso o Presión de Fluencia debería ser aquella
para la cual el colapso es igual a cero, pero concluyen que desde un punto de vista práctico una
pequeña magnitud de colapso puede asumirse como permisible. Siguiendo este concepto, por
ejemplo, las Normas Soviéticas SNIP, definen a la Presión Inicial de Colapso como aquella presión
para la cual en una probeta instalada en un edómetro, se produce un colapso relativo unitario
igual a 0,01 o porcentual del
1,00 %.

δi.col = 0,01 = 1,0%

En (47) se han representado las curvas presión-deformaciones unitarias de dos ensayos


edométricos del mismo suelo, uno a humedad natural y el otro en estado saturado. El colapso
relativo (δi.col) es igual a:

δi.col = εHN - εSAT

donde: εHN = Deformación unitaria a humedad natural.


εSAT = Deformación unitaria en estado saturado.

19
En tanto, Reginatto (1970) define a la Presión de Fluencia saturada de un suelo colapsable de la
misma forma en que se establece la presión de preconsolidación de una arcilla saturada en un
ensayo edométrico (Ver 47)
.
En (48) se presenta la correlación que realizan Lin y Wang (1988) entre los valores de la Presión
de Fluencia Saturada y la Presión Inicial de Colapso (el Código Chino la establece para un
valor de δi.col = 1,50%). Se puede observar que aproximadamente se establece una relación
directa entre ellas. Esto no es de extrañar, puesto que conceptualmente ambas definiciones tratan
de fijar la presión a la cual la estructura del suelo saturado comienza a colapsar.

Los numerosos intentos realizados en ensayos in situ para comprobar la validez de esta
hipótesis (Krutov y Tarasova, 1964; Abelev y Abelev, 1979) parecen indicar, a primera vista,
que las predicciones tienen buen acuerdo con la realidad en muchos casos, pero en cambio en
otros la diferencia entre lo predecido y lo sucedido es importante, sobretodo en aquellos casos
referidos al colapso por peso propio.

Métodos basados en la magnitud del asentamiento por colapso


Los métodos basados en la magnitud del asentamiento por colapso se fundan en determinar la
magnitud del mismo de un perfil de suelos en un lugar determinado, debido solamente a su peso
propio.

Así, por ejemplo la Clasificación Rumana de Suelos Loéssicos Colapsables


(LCS) define el Potencial Total de Colapso (Img) (Bally et al,1973) como (52):

n
img = ∑ img j × Hj
j=1

donde: Hj es el espesor del estrato j en metros, y img es el asentamiento edométrico adicional de


una muestra de estrato j inundada a una presión igual al peso propio de las tierras (σ0), expresado
en cm/m:

El Código de Construcción de Edificios de la República Popular China en regiones de suelo


colapsables sigue un criterio similar (Lin y Liang, 1982; Lin y Wang, 1988). La evaluación de la
susceptibilidad al colapso en un determinado sitio se realiza en dos etapas. En primer lugar se
evalúa su aptitud al autocolapso y se determina el "Tipo de sitio" (Tipo 1 o Tipo 2) (53).

La magnitud del colapso por peso propio Δzc se obtiene, de forma similar a la utilizada por Bally
et al, (1973) en Rumania, sumando los asentamientos individuales de los n estratos colapsables del
perfil:

n
Δzs = ∑ δzs j × H j
j=1

donde Hj es el espesor de estrato en cm y δzsj es el coeficiente de colapsabilidad del estrato j en


cm/cm o en por ciento, obtenido por medio de ensayos edométricos, en los cuales primero se
carga el suelo hasta la presión por peso propio y luego se inunda la muestra:

20
h1 − h s1
δzs =
h0
La sumatoria sólo tiene en cuenta aquellos valores de δzsj mayores de 0,015.
Si Δzs < 7 cm., se considera al suelo no autocolapsable por humedecimiento y se clasifica al lugar
como sitio TIPO 2. Si en cambio, Δzs > 11 cm., se considera al suelo autocolapsable por
humedecimiento y se lo clasifica como sitio TIPO 1.

Por último, si 7 cm < Δzs < 11 cm el tipo de sitio debe ser determinado después de un exhaustivo
estudio de la geomorfología, estratigrafía y características estructurales del suelo.

El Código también establece que la magnitud del colapso por peso propio (Δzs) también puede ser
determinada directamente en el terreno, a través de una balsa o laguna de infiltración de
dimensiones específicas.

La segunda etapa de la evaluación de la colapsabilidad consiste en establecer el "Grado de


Colapsabilidad" del suelo de cimentación. Para ello se carga a las muestras representativas de cada
uno de los estratos a una presión de 200 kPa y luego se las inunda (54). La magnitud del colapso se
obtiene:

n
Δs = ∑ δs j × H j
j=1

donde δsj es el Coeficiente de colapsabilidad del estrato j en cm/cm. para una presión de
200 kPa. La sumatoria sólo tiene en cuenta valores de Δs mayores de
0,015.

hHN − h s
δs =
h0
donde:

hHN = Altura de la probeta a humedad natural (σ = 200 kPa)


hs = Altura de la probeta saturada (σ = 200 kPa)
ho = Altura inicial de la probeta.

En (54) se señalan las distintas categorías de colapsabilidad de los suelos loéssicos colapsables en
función del valor de Δs.

Las diferencias entre los métodos que usan la Presión Inicial de Colapso y los que usan la magnitud
del colapso radican sobretodo, en que en los primeros la evaluación se hace localmente a cada
nivel del perfil, o estrato por estrato, permitiendo de este modo hacer un estudio más
exhaustivo del perfil, señalando los espesores de los suelos verdaderamente colapsables y de
alguna manera el grado de susceptibilidad al colapso en cada nivel. En tanto en los métodos
basados en la magnitud del colapso por peso propio, sólo se da un índice global

21
del perfil del suelo en el sitio analizado. Lo cual resulta muy interesante y útil a la hora de hacer
por ejemplo zonificaciones o estudios de anteproyecto.

RESISTENCIA AL CORTE EN SUELOS COLAPSABLES

Resistencia al corte en suelos parcialmente saturados:


Los primeros enfoques sobre el tema fueron realizados por Bishop et al(1960), quienes
definen la resistencia al corte de un suelo parcialmente saturado:

τ = c´+[(σ − u a ) + χ (u a − u w )]× tgϕ

donde: c' y ϕ son la cohesión efectiva y el ángulo de rozamiento interno efectivo, respectivamente.

A efectos de verificar la validez de dicha ecuación, Bishop y Donald (1961) y Bishop y Blight
(1963) realizaron una serie de ensayos triaxiales sobre muestras de limos no saturados. Durante
el proceso de corte, se variaron la presión de confinamiento (σ3), la presión del agua (uw), y la
presión del aire (ua), pero permanecieron constantes las diferencias de presiones: (σ3 - ua) y (ua -
uw).

Comprobaron que estos cambios no afectaron a la curva tensión-deformaciones. Por el contrario,


sólo se advirtieron cambios cuando se alteró el valor de las diferencias (σ - ua) ó (ua - uw).

Jennings y Burland (1962) interpretan que estos ensayos demuestran que dicha ecuación puede ser
estáticamente correcta, pero no demuestran la validez del principio de presiones efectivas. Para
poder hacer esto último es necesario que, mientras se realizan los cambios en los valores de (σ3-
ua) y χ(ua - uw), la presión efectiva (σ3') permanezca constante, de modo que no afecte el
comportamiento del suelo. Esto es difícil de realizar, dado que se necesita conocer previamente el
valor del coeficiente χ, que se obtiene experimentalmente, admitiendo la validez de dicha
ecuación. La determinación de este parámetro, posiblemente, sea la mayor desventaja que tiene
esta expresión, ya que depende de gran variedad de factores.

El siguiente enfoque del tema, lo realizan Fredlund et al (1978), quienes asumen que la superficie
que generan una serie de ensayos realizados hasta la rotura en el espacio τ, (σ - ua),(ua - uw) es
plano. Definen la ecuación de esta superficie de falla como (60):

b
τ = c´+(σ − u a ) × tgϕ´+(u a − u w ) × tgϕ

donde: c' = Cohesión efectiva.


ϕ' = Angulo de fricción cuando permanece constante la succión y se varía (σ -
ua).
b
ϕ = Angulo de fricción cuando lo que permanece constante es (σ -
ua) y lo que varía es la succión.

22
b
Estos autores proponen un método para la determinación de tgϕ en base a ensayos
triaxiales en estado saturado y parcialmente saturado.

En resumen, FREDLUND et al (1978), proponen que:

a) El ángulo de fricción efectivo (ϕ') es independiente de la succión o del grado de saturación,


y toma por lo tanto un valor constante.
b) La cohesión puede expresarse como una función de la cohesión efectiva, de la succión y
b b
de ϕ de la forma: c = c' + (ua - uw) tgϕ

Otros autores han demostrado que no siempre la superficie de falla se corresponde con un
plano. Escario y Saez (1987) presentan evidencia en el sentido que la superficie de falla no es
un plano.

Resistencia al corte en suelos loéssicos colapsables:


Kane (1973) interpreta al fenómeno del colapso como un proceso de corte, admitiendo para ello la
validez de la propuesta por Bishop en suelos loéssicos potencialmente colapsables, o sea, acepta
que el modelo de rotura es una recta (Modelo de Bishop) y no una superficie de falla (Modelo de
Fredlund). Estas afirmaciones surgen de las interpretaciones que realiza de ensayos a compresión
confinada con medida de succión y ensayos triaxiales con deformación lateral nula (Ensayos Ko)

Berenzantzev et al (1969) presentan relaciones empíricas entre los parámetros de corte (c y ϕ) y la


humedad, obtenidas en ensayos triaxiales realizados a muestras de loess colapsables de Azerbaijan
(URSS). En (57) se presentan estas relaciones conjuntamente con la variación del coeficiente de
reposo (Ko), con la humedad. En lo referente a la variación del ángulo de rozamiento interno (ϕ) se
observa que a partir de una humedad mayor del 8%, la variación es de tipo lineal y decreciente con
la humedad. En cuanto a la cohesión, se advierte que también a partir de un contenido de agua
cercano al 12%, la variación es de tipo lineal y decreciente con el aumento de la humedad. No
sucede lo mismo para porcentajes inferiores al
12%, en donde el gradiente es mucho más grande.

Como conclusión a este apartado puede señalarse que la resistencia al corte de un suelo
loéssico susceptible al colapso depende del:

- grado de saturación.
- peso unitario seco o el índice de huecos inicial.
- grado y tipo de cementación

SOLUCIONES INGENIERILES EN SUELOS COLAPSABLES

Consideraciones generales
La primera cuestión que debe analizarse cuando se diseñan cimentaciones en suelos susceptibles
al colapso, es la probabilidad que el agente desencadenante del fenómeno, el agua, pueda o no
introducirse en el terreno y por ende "sensibilizar" al suelo en donde se apoyarán las estructuras.
Por definición, sin la presencia del agua, el suelo no colapsa. Esta cuestión es significativa, puesto
que pueden existir numerosos casos en donde la probabilidad que el agua se infiltre en el suelo sea
lo suficientemente baja como para analizar la posibilidad de fundar la estructura, considerando el
comportamiento del suelo en su estado natural. Por lo tanto cuando se hable de suelos
potencialmente colapsables por humedecimiento, no debe pensarse unívocamente en las
soluciones ingenieriles que se utilizan en suelos colapsables.

23
Hecha esta aclaración, a continuación, se tratará de ofrecer un panorama de las distintas
soluciones ingenieriles que se adoptan en suelos colapsables por humedecimiento, cuando las
probabilidades de que se produzca el fenómeno son altas.

El objetivo central de todas estas soluciones es prevenir las fallas estructurales o de servicio que
pueden sobrevenir sobre las estructuras construidas sobre estratos de suelos colapsables.

Aitchison (1973) divide a estas soluciones en:

a) Tratamiento del suelo colapsable con vista a eliminar la tendencia al colapso a lo


largo de todo el estrato de suelos desmoronables.
b) Diseño de elementos constructivos que eliminen o disminuyan a límites razonables la
posibilidad que se inicie el colapso.
c) Diseño de estructuras y/o cimentaciones insensibles a los asentamientos
provocados por el colapso, por ejemplo, fundaciones profundas apoyadas sobre un
manto profundo no sujeto a los asentamientos por humedecimiento.

El primer grupo de soluciones comprende los métodos de mejoramiento de suelo, por medio de
los cuales la susceptibilidad al colapso es eliminada, modificando las propiedades resistentes del
suelo mediante la compactación o la cementación de los vínculos entre partículas. El segundo
grupo incluye la adopción de medidas constructivas tendientes a aislar el agua, de manera de
evitar o disminuir la presencia de condiciones favorables al colapso, admitiendo no obstante
ciertos riesgos. Finalmente, el tercer grupo engloba tanto las soluciones tradicionales por medio de
fundaciones profundas, como el diseño de estructuras con fundaciones directas insensibles a los
asentamientos diferenciales provocados por el colapso del suelo. En resumen, en el primer
grupo de soluciones se interviene directamente en el suelo, evitando así el colapso; en el
segundo grupo se intenta evitar que se produzca el colapso, sin modificar el suelo; y en el último
grupo se construyen estructuras y/o fundaciones que admitan y resistan los fenómenos
provocados por el colapso del suelo.

Evstatiev (1988) señala que los mejores resultados han sido alcanzados con una óptima
combinación de las ventajas que individualmente tiene cada uno de los tres grupos. La experiencia
ha probado que las medidas constructivas y las medidas de aislación del agua por sí solas no
pueden resolver todos los problemas de inestabilidad que provoca el colapso del suelo. Así, la
adopción de soluciones exclusivamente para la superestructura (por ejemplo: fundaciones
profundas), sin un adecuado diseño que eviten daños en los otros elementos de la construcción,
como pisos, desagües, etc., han provocado serios daños en estas partes de la construcción, que
podrían haber sido evitados aplicando medidas tendientes a evitar el ingreso del agua en el
terreno.

La eficacia del diseño adoptado en cada caso depende en gran medida de la calidad de las
investigaciones geotécnicas realizadas. La información básica que éstas deben suministrar son: el
espesor del manto de suelos colapsables y la magnitud del colapso bajo peso propio o bajo carga
de todos los estratos del perfil. Una incorrecta estimación de estos parámetros puede lle var a
proponer y construir soluciones ingenieriles totalmente opuestas a las correctas. La confección de
perfiles de colapsabilidad como los presentados permiten establecer la existencia o no de suelos
autocolapsables, sus espesores aproximados y la profundidad a la que se encuentran. Esta
metodología de análisis es de gran ayuda, por ejemplo en la elección del procedimiento idóneo
para estabilizar el terreno.

24
A continuación se presenta una descripción de las distintas soluciones ingenieriles más utilizadas
en este tipo de suelos. En primer lugar se analizan el primer grupo de soluciones que se ha
englobado bajo el nombre de: Mejoramiento de suelos; continuando luego con los otros dos
grupos: Medidas para evitar la iniciación del colapso y fundaciones y/o estructuras insensibles a los
fenómenos del colapso.

Mejoramiento de suelos colapsables


Consideraciones previas
El objetivo principal de estas soluciones es eliminar o disminuir apreciablemente la susceptibilidad
al colapso del suelo, bien disminuyendo la porosidad del suelo (compactación) o bien
aumentando la resistencia estructural entre las partículas del suelo (métodos físico-químicos).
Una de las formas de clasificar los métodos de mejoramiento o estabilización, ha sido
precisamente ésta, o sea teniendo en cuenta la acción resultante sobre el suelo (Aitchison,1973;
Rocca,1985). Sin embargo, para el desarrollo y explicación de los diferentes métodos se ha
elegido la clasificación propuesta por Evstatiev(1988), que tiene en cuenta el medio usado para
realizar la estabilización y el objeto de la misma. Evstatiev (1988) propone la siguiente
clasificación de los métodos de estabilización de suelos loéssicos, la cual puede hacerse extensiva a
suelos colapsables:

a) Métodos de mejoramiento de las propiedades del suelo por


compactación.
b) Métodos de mejoramiento de las propiedades del suelo por modificación de su
granulometría.
c) Métodos de mejoramiento de las propiedades del suelo por la creación de nuevos
contactos cohesivos.
d) Métodos de mejoramiento por medio del reemplazo del suelo colapsable por suelo no
colapsable.
e) Métodos de mejoramiento que incorporan elementos resistentes a la tracción
dentro del suelo.
f) Geomembranas.
g) Métodos de mejoramiento de las propiedades del suelo por drenaje. h)
Corrección de taludes y terraplenes.

A continuación, siguiendo la clasificación antes expuesta, se desarrollaran aquellas


metodologías de mejoramientos de suelos colapsables más extendidas. Desarrollándose
principalmente los grupos a,b,c y d, puesto que incluyen una serie de acciones particulares
frente al fenómeno del colapso. En cuanto a los restantes grupos (e, f, g y h), las técnicas de
mejoramiento del terreno utilizadas, persiguen los mismos objetivos buscados en otros tipos de
suelos, y en general la técnica empleada es prácticamente la misma. Por tal motivo, y puesto que
se apartan un tanto del objeto de estas notas, se estima conveniente no abundar sobre ellas.

Métodos de mejoramiento de las propiedades del suelo por compactación Este grupo comprende
varias de las metodologías usadas en suelos colapsables para reducir los vacíos, de modo
de eliminar la colapsabilidad, reducir la permeabilidad y aumentar la capacidad de carga. Esto
se realiza utilizando fuerzas estáticas o dinámicas, o bien a través de la inyección de lechadas

Compactación dinámica: Este método es adecuado para compactar mantos de suelos colapsables
superficiales con espesores menores a 3,50 metros. El método consiste en dejar caer en caída
libre desde una altura de 4 a 8 metros, pilones de 3 a 8 Tn. sobre la superficie del terreno, a
razón de 10 a 16 impactos en cada lugar (Abelev y Abelev, 1979). El impacto genera una rotura
de la estructura del suelo, un aumento de la presión de poros y una compresión del aire
25
presente en los poros, produciendo un reacomodamiento de las partículas, dando como resultado
una estructura más compacta. Según Malyshev et al (1983) el contenido de humedad del suelo
juega un papel importante, lográndose la máxima eficiencia con un contenido de humedad
cercano al Límite Plástico. Si el contenido de humedad es menor a éste, es necesario humedecer el
espesor de suelo de modo de alcanzar una mejor eficacia. Varios son los factores que
controlan los resultados del método, así por ejemplo el espesor compactado es función
principalmente del peso y del diámetro del pilón. En tanto el grado de compactación está
controlado por el número de impactos y la humedad del suelo. El grado de compactación no es
uniforme a lo largo de todo el espesor compactado, lográndose la máxima densificación a 1,2 a 1,5
veces el diámetro del pilón. Sin embargo, se pueden obtener Pesos Unitarios secos superiores
3
a 1,6 t/m en espesores de 2,5 a 3,5 m., lo cual en la mayoría de los casos es suficiente para
disminuir o anular la susceptibilidad al colapso del suelo. Una variante a este método es realizar la
compactación solamente en los lugares donde actúan las cargas y no en toda el área de la
construcción. Por ejemplo, en casos de fundaciones de muros de carga o fundación de columnas, el
mejoramiento del suelo se logra densificando la zona de influencia del bulbo de presiones, o sea la
zona donde los incrementos de presión pueden hacer colapsar el suelo.

Compactación por medio de pequeños pilotes piramidales: En cierta forma este método es una
variante del método anterior. Consiste en hincar un pilote piramidal de 3 a 4 metros de longitud,
con una sección transversal superior de 60 x 60 a 70 x 70 cm., y una sección transversal inferior
de 10 x 10 cm. Una vez retirado el pilote la cavidad se rellena con hormigón. Este tipo de
metodología da excelentes resultados en áreas en donde existe un espesor de suelos
potencialmente colapsables (no autocolapsables) de 3,0 o 4,0 m de profundidad, pero que
colapsarán si están sometidos a los incrementos de carga transmitidos por las construcciones. Una
de las ventajas del método es la completa mecanización de todas las operaciones. Una variante a
este método consiste en realizar la hinca sobre una capa de piedra partida, dando como resultado
un bulbo de suelo compactado alrededor de la capa de piedra, mejorando la capacidad de carga
por la punta del pilote así construido.

Compactación por pilotes de suelo: Este es uno de los métodos más usuales para compactar
espesores importantes (18 a 20 m.) de suelos loéssicos susceptibles al colapso. El procedimiento
consta de dos partes: primero se realiza la perforación y segundo se llena la cavidad con suelo
compactado. La perforación se realiza usualmente mediante la hinca de un pilote metálico con
base ensanchada (1,5 veces). En otra metodología de reciente uso, la excavación se hace de la
siguiente forma: se perfora hasta la profundidad deseada un hoyo de 8 cm. de diámetro dentro del
cual se coloca una columna de explosivos, que luego de estallar crea una perforación de
aproximadamente 0,80 m de diámetro. Después de efectuada esta perforación dinámica" la
cavidad se rellena con suelo local, introducido en tongadas de 100 a 200 Kg, que luego son
compactadas dinámicamente por medio de un útil especial. Concluidas ambas etapas quedan
formadas columnas de suelo compactado con un diámetro aproximado igual a dos veces el de la
perforación. El grado de compactación va decreciendo a medida que se aleja del centro de la
columna, por tal motivo es importante conocer esta ley de decrecimiento para diseñar
correctamente la cuadrícula de pilotes de suelo. Al igual que en los otros métodos, la eficiencia
del sistema aumenta en la medida que la humedad del suelo natural y compactado se
encuentre a una humedad cercana al Limite Plástico. Por tal motivo es usual que previo a la
perforación se realice una humectación del espesor de suelos a compactar. Las densidades
3
alcanzadas son del orden de 1,70 a 1,80 t/m , que son suficientes para evitar el colapso por peso
propio y permiten el use del espesor compactado como manto de fundación.

26
Compactación por explosiones de gas: Esta relativamente nueva metodología de compactar
espesores de suelos colapsables consiste en introducir, a través de una lanza de agua a
presión, una cámara de compresión que contiene una mezcla de gas propano y oxígeno, la cual se
va elevando a medida que se producen una serie de explosiones de la mezcla. De este modo se
va generando una columna
3
1,20 1,40 m de suelo compactado (Densidad de 1,50 t/cm ) (Martemyanov et al,
1979).

Compactación por humedecimiento (Hidrocompactación): En este caso se utiliza la propia


susceptibilidad del suelo a colapsar bajo peso propio. El método más frecuente de realizar la
humectación o saturación del terreno, es a través de infiltración del agua desde la superficie del
terreno, para lo cual se efectúan excavaciones poco profundas (0,40 a 0,80 m) o bien se construyen
grandes estanques. En muchos casos a efectos de acelerar el ingreso del agua al terreno se
construyen dentro del estanque, drenes de arena convenientemente espaciados. Este
sistema ha sido empleado ampliamente en varias partes del mundo, por ejemplo en EE.UU. por
Gibbs y Bara (1967) y Clevenger (1956); en Rumania por Bally et al (1965,1969); en la URSS por
Lomize (1968) y Mustafaef (1967); en China por Lin y Liang (1982); y en Argentina por Moll et al
(1979). A pesar de su amplia utilización y su bajo costo, el método presenta una serie de
inconvenientes: aparición de grietas de tracción en el contorno del área inundada; existencia de
importantes deformaciones posteriores al colapso; necesidad de recompactar los 4 ó 5 primeros
metros utilizando otro tipo de metodología. La efectividad de este método se mejora
sustancialmente si al mismo se lo combina con otro método de compactación dinámica.

Compactación por humedecimiento previo y por explosiones profundas: Este método fue
desarrollado en al Unión Soviética por Livinov (1976) en la década de los 60. El espesor de suelos a
compactar es previamente humedecido a través de un sistema de drenes (cuadrícula de 3 x 3 a 5 x
5 m). Las cargas explosivas (5 a 7
Kg.) son colocadas en el fondo de los mismos drenes o bien en tubos metáli cos colocados en
perforaciones adicionales. La cuadrícula con las cargas es aproximadamente de 4 x 4 m. En este
procedimiento no es necesario la completa saturación del suelo, que por ejemplo necesita el
método anterior. Posterior al humedecimiento se hacen estallar las cargas de toda un área (2.000 a
2
50.000 m ). La explosión generan una onda de choque que hace licuar la estructura del suelo, lo
cual permite un reacomodamiento de las partículas y un crecimiento de la densidad del suelo. En
ciertos casos es aconsejable la construcción de trincheras alrededor de la zona a compactar a
efectos de evitar la propagación de grietas fuera de ella. La explosión produce un importante a
inmediato asentamiento de la superficie del terreno. Los asentamientos en general se estabilizan
al cabo de 3 ó
4 semanas. Este tipo de método es aconsejable cuando se desea compactar grandes
volúmenes de suelo, particularmente en grandes complejos industriales o bien en obras
hidroeléctricas.

Métodos de mejoramiento de las propiedades del suelo por modificación de su granulometría

En este apartado se incluyen aquellos métodos de estabilización consistentes en la mezcla y


posterior compactación de suelo colapsable con otros materiales (arena, gravas) a efectos de
conseguir mayor resistencia y mayor rigidez. Este tipo de estabilización es de amplio use en la
ingeniería vial, en la construcción de bases y de sub-bases.

27
Métodos de mejoramiento de las propiedades del suelo por la creación de nuevos contactos
cohesivos

Este grupo incluye a aquellas metodologías en las cuales el mejoramiento de las propiedades
resistentes del suelo se consiguen con la creación de vínculos más sólidos y estables en la
estructura del suelo. En algunas de ellas, la inyección de agentes cementantes provoca la rotura
de la estructura original del suelo. En otras, por el contrario, la inyección de agentes
químicos actuan directamente sobre los vínculos, sin modificar la estructura del suelo. Los
métodos se pueden dividir en métodos superficiales y métodos profundos, dependiendo en donde
se realice la estabilización. En los métodos de estabilización superficiales, el mejoramiento en
general se consigue mediante la mezcla y posterior compactación del suelo con agentes
químicos o cementantes, tales como: cemento, cal, emulsiones asfálticas, sales (NaCl, Nat C03,
NaPO3), etc. Estos métodos de estabilización son también usuales en otros tipos de suelos y son de
amplia utilización en todo tipo de obras de ingeniería civil, por tal motivo no insistiremos
en ellos. Por el contrario los métodos de estabilización profunda, aunque también se han utilizado
en otros tipos de suelos, muchos de ellos se han desarrollado y usado específicamente para
eliminar o disminuir la susceptibilidad al colapso en espesores importantes de suelo. A
continuación se presentan algunos de ellos:

Inyecciones de agentes químicos: Las investigaciones y las realizaciones en este tipo de


estabilizaciones se ha desarrollado principalmente en la Unión Soviética. Según Mitchell (1981) la
razón principal por la cual estos métodos no se han extendido universalmente se debe
principalmente a los altos costos, frente a otros tipos de estabilizaciones. Sin embargo, Esvtatiev
(1988) da cuenta de la existencia, en la URSS, de más de 800 proyectos en donde se han utilizado
satisfactoriamente p. ej. el método de silicatización). Esto ha permitido un continuo mejoramiento
de la tecnología, una reducción de los costos y una abundante normativa en la regulación de su
uso. El agente químico más utilizado, por su bajo costo frente a otros agentes químicos, es el
Silicato de Sodio. El método consiste en inyectar en todo el espesor de suelo a tratar, una solución
3
de silicato de sodio (Densidad = 1 ,10 a 1 ,04 g/cm ) a través de un tubo inyector de 42
mm de diámetro con perforaciones de 3 mm protegidas por un manguito de goma. La inyección se
realiza a una presión de 2,0 a 4,0 Kg/cm2 y una descarga de 48 litros por minuto (Zvyagin et al,
1978). La silicatización del suelo es sólo posible en un medio fuertemente alcalino. Según Sokolovic
(1973) se logra una mejor eficiencia mediante una pre y post gasificación con carbonato de calcio.
Luego de la inyección, tres son los cambios que se observan en el suelo: un aumento significativo
2
de la resistencia a la compresión (superior a 20 Kg/cm ), una eliminación de la susceptibilidad al
colapso y una disminución de la permeabilidad. Otro de los tratamientos con agentes químicos es
la inyección de amoníaco. La mejora en el suelo es inferior al tratamiento por silicatización,
además presenta la desventaja de ser un elemento tóxico y su utilización requiere medidas
especiales de protección (Sokolovic, 1973).

Estabilización térmica: Esta técnica comenzó a desarroIlarse en la URSS en la década de los años
50, y ha sido utilizada exitosamente en un importante número de emprendimientos. Según
Esvtatiev (1988) la aplicación de este método es técnica y económicamente aconsejable en los
siguientes casos: a) en la estabilización de fundaciones existentes de estructuras altas como
chimeneas, tanques de agua; b) en la paralización de los asentamientos en construcciones
existentes, provocados por el colapso del suelo. Las propiedades de los minerales arcillosos
cambian cuando éstos son sometidos a altas temperaturas, lo cual genera un aumento importante
de la resistencia y por ende la eliminación de la susceptibilidad al colapso del suelo. La tecnología
ha ido variando y mejorando su eficiencia a lo largo de estas décadas. No obstante la variedad de
métodos, casi todos ellos consisten en la introducción de un quemador de fuel o gas dentro de
un pre pozo de 0,20 metros de diámetro, con una presión de aire de 2,0 a 3,0

28
2
Kg/cm . De esta forma al cabo de 10 a 15 días se consigue una columna estabilizada de suelo de
2,0 a 3,0 metros y una profundidad de 10 a 15 metros (Beles y Stanculescu, 1958).

Estabilización mediante mezclado mecánico con agentes cementantes: El objetivo de este tipo de
estabílización es la creación de columnas o pilotes de suelo con alta resistencia y rigidez, que
permitan la transferencia de las cargas a mantos más profundos y estables. Varios son los
métodos constructivos que pueden agruparse dentro de este grupo. Los subdividiremos en los
siguientes subgrupos, dependiendo del lugar en donde se realiza la mezcla del suelo con el agente
cementante.

1. La mezcla del suelo y el agente cementante se realiza en superficie. En este caso la excavación
se puede realizar bien utilizando la técnica constructiva empleada en los pilotes de suelo
(hinca), o bien usar técnicas usuales de perforación. La mezcla de¡ suelo con el agente
cementante (preferentemente Cemento Portland) puede ser fluida (suelo cemento plástico) a
introducirse dentro de la excavación en forma de pastones; o bien mezclar el suelo y
elcemento con porcentaje de humedad óptimo a introducirlos en la perforación en tongadas
(100 a 200 Kg) las cuales posteriormente son compactadas dentro de la misma excavación. Por
lo tanto existen cuatro variantes según sea el tipo de excavación y el tipo de mezcla.

2. La mezcla del suelo y el cemento se realiza en el mismo proceso de perforación. En este


caso la mezcla del agente cementante se realiza con el propio suelo. La mezcla puede
realizarse mediante útiles especiales que van mezclando el suelo con una lechada de cemento
o bien usar la técnica del jet grouting mediante un chorro de lechada a alta presión.

Métodos de mejoramiento por medio del reemplazo del suelo colapsable por suelo no colapsable
Este tipo de estabilización se realiza principalmente en terrenos con suelos potencialmente
colapsables, en los cuales la presencia de cargas adicionales en superficie puede generar
asentamientos adicionales ante un incremento de la humedad del suelo. Así, una parte del
suelo colapsable superficial, ubicado directamente debajo de las fundaciones, es excavado,
extraído y reemplazado por otro material más competente. Los materiales generalmente utilizados
son los siguientes: el mismo suelo extraído, compactado y eventualmente estabilizado
granulométricamente; arena compactada o suelo cemento compactado. La elección del tipo de
material está condicionado generalmente por variables técnico económicas. Los espesores de
estos mantos son variables (1 a 4 m) dependiendo del tipo de cargas y de las características del
proyecto. Por ejemplo en algunos proyectos, los condicionantes pueden ser los asentamientos
diferenciales (edificios), en cambio en otros (canales), no sólo importa disminuir la probabilidad
que se produzca el colapso, sino también lograr una capa de suelo más impermeable. Este tipo de
metodología ha sido utilizada con éxito en numerosos países y en innumerables tipos de obras.
También es frecuente el empleo de esta metodología en forma conjunta con otro tipo de
estabilización profunda, cuando se presentan mantos de suelos colapsables profundos y con
espesores muy dispares.

11.3. Medidas conducentes a evitar la iniciación del colapso:


Arriba, se señalaron los tipos de humedecimientos, que según Goldstein (1969), pueden
presentarse en una masa de suelo:
a) humedecimiento localizado por rotura de conducciones hidráulicas o infiltraciones
de aguas de lluvia;
b) humedecimiento extenso causado por roturas de canales o efluentes industriales;
c) ascenso del nivel freático;
d) aumento gradual y lento del contenido de humedad, por condensación del vapor de
agua, provocados por condiciones ambientales.

29
Muchos de estos tipos de humedecimientos pueden ser prevenidos, principalmente los
primeros, pues en general éstos son debidos a fallas o roturas de las instalaciones de la misma
construcción. En cambio los otros tipos de humedecimientos están condicionados por factores
externos al proyecto, como por ejemplo puede ser el ascenso del nivel freático o la rotura de un
canal cercano y ajeno al proyecto. La acción del proyectista debe estar encaminada principalmente
a impedir, dentro de los límites del proyecto, la generación de estos humedecimientos provocados
por elementos de la propia construcción. Robinson y Narkiewicz (1982) sugieren las siguientes
medidas de protección contra el humedecimiento de edificios:

a) Pendientes adecuadas en la superficie del terreno que rodea a la construcción,


de modo que no se produzcan embalsamientos de agua en las cercanías de las
fundaciones y que cualquier pérdida de agua pueda ser eliminada con rapidez.
b) Canalización de todos los desagues de techos y patios hacia el exterior de la
construcción.
c) Instalación de membranas impermeables o pavimentación de la superase que rodea a la
construcción, de modo de limitar la infiltración de agua en el suelo adyacente a las
construcciones.
d) Encerrar las conducciones de agua o efluentes cloacales dentro de conductos de
fácil acceso, a efectos de detectar posibles pérdidas.

Algunas de estas medidas requiere una serie de medidas de control y mantenimiento durante la
vida útil de la obra, de manera que periódicamente se realicen inspecciones a las instalaciones y
puedan detectarse pérdidas o daños en las mismas. También es aconsejable que los propietarios
de la obra conozcan perfectamente los riegos a que está expuesta la misma, de modo que su
actividad y/o descuidos no inicie procesos de humedecimiento del terreno.

Las medidas de protección, en otros tipos de obras civiles (canales o caminos), tienen la misma
filosofía, es decir, elementos de protección que impidan o dificulten la entrada del agua en el
terreno de fundación. Así por ejemplo, en las obras lineales se debe prestar una especial atención
al diseño del sistema de alcantarillado y de desagües. En algunos casos, estas obras suelen seguir
parcialmente las curvas de nivel del terreno, convirtiéndose en verdaderas presas que impiden el
natural escurrimiento de las aguas, provocando la acumulación de agua en su entorno, lo que
genera un humedecimiento generalizado del terreno de fundación con los consecuentes daños en
la obra.

Es frecuente que en ciertos tipos de obras, como viviendas unifamiliares de una planta o incluso
caminos y canales, las únicas medidas a adoptar sean las presentadas en este apartado, ya que la
utilización de técnicas de mejoramiento o fundaciones profundas resultan prohibitivas. En realidad
la mayoría de las obras aludidas se construyen admitiendo el riesgo de un posible colapso del
terreno. El buen comportamiento que han tenido la mayoría de ellas se debe fundamentalmente a
que no se ha producido ningún tipo de humedecimiento. En contraste, los daños son serios en
aquellas obras que los han sufrido. Por todo ello, es un deber de los investigadores a ingenieros
buscar nuevas soluciones económicas que permitan disminuir los riesgos, y por ende los daños
en este tipo de obras. Uno de los caminos en tal sentido, es el estudio de estructuras que absorban
o minimicen los posibles asentamientos diferenciales provocados por el humedecimiento
localizado del suelo sin un aumento excesivo de los costos.

30
Estructuras y/o fundaciones que admiten y resisten los fenómenos provocados por el
colapso:
El análisis de este apartado se centrará principalmente en el estudio de las fundaciones
superficiales en suelos potencialmente colapsables, ya que el otro gran grupo de soluciones:
fundaciones profundas mediante pilotes, será objeto de un examen detallado en los apartados
siguientes.

La lista de estructuras que se asientan directamente sobre mantos de suelos potencialmente


colapsables es amplia, entre ellas pueden señalarse: viviendas unifamiliares, construcciones
transitorias, galpones, ductos enterrados, canales, caminos, etc.

Las fundaciones directas sobre suelos colapsables pueden ser divididas en dos grupos:

a) Fundaciones rígidas, utilizadas principalmente en estructuras livianas y con cargas


puntuales, por ejemplo, torres de líneas de alta tensión, columnas de naves industriales o
depósitos. En general, este tipo de estructuras tienen algunos rasgos comunes, como son
por ejemplo: cargas verticales bajas, cargas horizontales importantes, y en general suelen
aceptar asentamientos admisibles mayores.

b) Fundaciones de baja rigidez longitudinal, en este caso se trata de estructuras con


cargas lineales (muros de carga, canales, etc.) con baja rigidez en el sentido de las cargas.
Este tipo de estructuras son sensibles a humedecimientos localizados del terreno
que generan asientos diferenciales importantes. En general, las medidas que suelen
tomarse para disminuir los efectos de los asientos diferenciales son las siguientes: diseño
de elementos que rigidicen la estructura (Clemence Y Finbarr, 1981), y el diseño de
elementos constructivos que eviten la introducción del agua en el terreno, señalados
anteriormente.

RECAPITULACIÓN

Definido el concepto de colapso, el estudio se ha enfocado al análisis de los suelos


colapsables por humedecimiento. En esta clase particular de suelos metaestables, el agente
externo que desencadena el fenómeno de colapso, es el agua. En estos suelos un incremento
de humedad puede provocar una disminución o anulación de las fuerzas que vinculan unas
partículas con otras, y por lo tanto cambiar el estado de equilibrio en la estructura del suelo.

El colapso de la estructura del suelo depende fundamentalmente de dos causas: a) de la


importancia de los cambios provoca dos por el agua en los vínculos existentes entre las partículas,
y b) del estado tensional en los vínculos. O sea, para que se produzca el colapso es necesario un
agente "sensibilizante", y un estado tensional capaz de provocar la des-estabilización de la
estructura del suelo.

Por este motivo, los métodos que mejor reflejan la susceptibilidad al colapso de un suelo, son
aquellos basados en ensayos mecánicos, donde ambos factores están presentes.

31
La gran subdivisión que se hace a los suelos colapsables, parte precisamente de verificar, cómo es
el comportamiento del suelo en su estado tensional "original" o bajo su propio peso. Si se produce
el colapso bajo este estado, se indica que el suelo es verdaderamente colapsable o
autocolapsable, en cambio si el fenómeno no se produce, se señala que el suelo es
candicionalmente colapsable o colapsable bajo carga.

En este contexto, diversos investigadores introducen el concepto (también tensional), de Presión


Inicial de Colapso" (σi.col) o Presión de Fluencia Saturada" (σf), como aquella presión a la cual
se produce el colapso. Desde un punto de vista teórico esta presión debería ser aquella para
la cual el colapso es igual a cero, pero desde un punto de vista práctico se asume que una
pequeña magnitud del colapso es permisible. Por ejemplo, las normas Soviéticas Lo toman igual
al
1,00 %, las Chinas igual al 1,50%. En cambio en Argentina, se utiliza más la
Presión de Fluencia Saturada, que se obtiene de forma similar a la Presión de Preconsolidación. No
obstante esta diferencia metodológica, en ambos casos el concepto es el mismo.

Con respecto a las metodologías usadas para establecer la susceptibilidad al colapso de un suelo o
de un perfil de suelo, han sido analizadas las que utilizan el concepto de Presión Inicial de Colapso
y la magnitud del colapso. Esta selección se realizó fundamentalmente por las siguientes causas:
primero, porque se hacen en base a ensayos mecánicos, donde intervienen el agente externo (el
agua) y el estado tensional del suelo, y segundo porque permiten establecer, ya sea a través de un
perfil de colapsabilidad o la magnitud del colapso, cómo será realmente el comportamiento del
terreno ante las solicitaciones producidas por la obra de ingeniería.

Los perfiles de colapsabilidad relacionan, en profundidad, el peso propio de las tierras con la
Presión Inicial de Colapso, esto permite determinar el espesor de suelos autocolapsables, o el
espesor de los suelos que colapsarán si además del humedecimiento se aumenta el estado
tensional. Estos perfiles son de gran ayuda al proyectista de fundaciones en suelos colapsables,
dado que le permiten conocer en forma global la magnitud del problema al que está enfrentado.
No obstante, su utilidad no termina allí sino que por el contrario, estos perfiles le permiten
tomar decisiones sobre cuáles son las soluciones ingenieriles más convenientes del proyecto. Pues
con su ayuda, se podrá seleccionar el método de mejoramiento del terreno, la cota de fundación
de una fundación profunda, la magnitud de la carga por rozamiento negativo, etc.

La determinación de la magnitud del colapso de un perfil de suelo, usada como metodología de


clasificación, también es de utilidad en el diseño de construcción de obras de ingeniería en
suelos colapsables. Sobre todo en la caracterización del terreno de grandes áreas, ya sea en obras
lineales (canales, caminos, etc) o puntuales (complejos fabriles, obras hidráulicas, etc), dado
que cada perfil de suelo está caracterizado por un parámetro, lo cual permite el manejo de
un número importante de información. Obviamente, esta metodología también es de gran use en
cualquier tipo de obras, independientemente de su tamaño a importancia.

En un abundante número de proyectos, no es suficiente haber realizado una caracterización o


clasificación del terreno, sino que es necesario determinar la magnitud de los asentamientos que
pueden producirse en las obras. Los asentamientos por colapso depende básicamente de dos tipos
de factores: intrínsecos y extrínsecos.

32
Se señalan como intrínsecos aquellos factores propios del suelo, como son sus propiedades físicas
y mecánicas. El comportamiento del suelo dependerá: del tipo de estructura o la forma en que
están ordenadas las partículas, del grado de compacidad, del tipo de vínculos que unen grano
con grano, etc. Estos factores, en general, no se encuentran homogéneamente distribuidos, por lo
cual los parámetros que definen sus propiedades tenso-deformacionales pueden sufrir variaciones
locales importantes.

Los factores externos que influyen en la magnitud de los asentamientos son dos: el área
inundada y el estado tensional. Estos dos factores influyen considerablemente en la magnitud de
los asentamientos por colapso, y por tal motivo deben ser analizados específicamente en los
cálculos. Respecto al primero de los factores, a pesar que se han realizado importantes trabajos
teóricos, la información experimental indica que todavía existe cierta indeterminación en su
estimación. Por tal motivo, la influencia del área inundada en la magnitud de los asentamientos, se
limita a realizar correcciones de tipo empírico. En cuanto a la influencia que el estado tensional
tiene en los asentamientos, las investigaciones se han centrado especialmente en el estudio de
cargas externas (zapatas) en la superficie del terreno.

33
GRAVAS COLAPSABLES
COMENTARIO

Los suelos gruesos como las gravas especiales vienen siendo estudiados e in vestigados en el
mundo por sus efectos y casos de fallas y colapsos de estructuras y cimentaciones de
construcciones. En el Boletín Nº1, presentamos el tema de discusión sobre licuación de
gravas; en esta oportunidad lo hace mos con las gravas colapsables, que por primera vez {1980)
el autor identificó
y estudió este tipo de grava en el deslizamiento compuesto de la Irrigación La
Cano en Vítor Arequipa, Perú (Fotos 1 al 7)

En esa oportunidad originó muchos comentarios e incertidumbre de su existen cia, la atención


de los especialistas fue de sorpresa y técnicamente nula, dado a su limitado conocimiento e
información, pues se tenía referencias sólo para los suelos finos, donde existía abundante
documentación.

Esperamos 15 años para que se reconozca la existencia de las gravas colap sables, y no era una
ilusión del autor, pues se confirmaba en 1994 que por primera vez en la literatura técnica
mundial Rollins, M.et al. (1994) dan a cono cer de seis casos, publicados en el Journal of
Geotechnical Engineering (March, 1994, Vol, 20, Nº,3.) de la Sociedad Americana de
Ingenieros Civiles (ASCE), que corresponde a los Estados Unidos en la zona de la Represa de
HawthorneNevada, la Planta de Cemento en LeamingtonUtah, la Planta de tratamiento de
agua en StocktonUtah, la Residencia Colinas India en Prevo Utah, el Reservorio de Agua en
MonroeUtah y residencias en las colinas de Santa Catalina TucsonArizona; y posteriormente
de tres casos más en 1995, de suelos de gravas colapsables en zonas áridas: en La expansión en
Necev lsrael, Presa de Relave en Verdad o ConsecuenciasNuevo México y en el Edi ficio
Comercial en la Ciudad de CedarUtah.

{ *) Reproducción Boletín M.I.G. Nº 7 Ene.- Abr. 2003

Como las nueve evidencias, dadas anteriormente en el extranjero, no fuera suficiente para
los sorprendidos, desinformados y desactualizados críticos, asesoré una tesis de Maestría
sobre la Investigación del conglomerado co lapsable de "La Cano, VitorArequipa, Perú.
Siendo el M.Sc lngº Erasmo Fernández Sixto el primer titulado en el Perú como maestro
en Geotecnía
de la F.l.CUNl1998.

34
SUMARIO

En el Estudio de Mecánica de Suelos para Cimentaciones de Neumáticos An dino en Pimentel


Chiclayo, Perú, por primera ves el autor encuentra gravas con matriz de sales y sulfatos,
indicando su influencia en los cimientos de la zona; en la década del 80 describe las gravas
colapsables en el estudio del deslizamiento compuesto del Pie de la Cuesta en la Irrigación
La Cano, Arequi pa Perú (Fotos 1 al 4) y otros datos en la Tabla 1, estos aportes son relevante
por no existir casos similares ni referencias a nivel local ni mundial a 1982, año que se
presentó en el IV CONIC Chiclayo; recién en E.E.U.U Rollins M et al
( 1994) reportan seis casos en el sureste árido, y en 1995 los mismos autores dan a conocer
tres casos más de experiencias en Negev Israel, Nuevo Méxi co y Cedar City Utah. Tabla2

En nuestro medio técnico se tenía un criterio equivocado al considerar que sólo en suelos finos
se presenta el problema de colapsabilidad y no en las gravas; ignorancia por falta de
observación de los elementos que producen el problema y un análisis del comportamiento
de la matriz para comprender que sí se pre senta la condición de gravas colapsables, además
de licuables y dispersivas, actualmente enseñamos en la cátedra de Problemas Especiales de
Geotecnia en el Postgrado de la F.1.CUNI, donde asesoramos y dirigimos una tesis so bre
Investigación del conglomerado colapsable de la Cano, Vítor Arequipa, Perú, cuyos
resultados confirman la clasificación de este suelo como (GPGM )
+ Bo, la hipótesis que con 5°/o de humedad la grava colapsa por su propio pe
so, y la importancia que tiene la matriz, así como los porcentajes de los contenidos de
gravas y finos encontrados en (1980) están dentro de los rangos encontrados por Rollins et al
(19941995), en los nueve casos estudiados.

35
APORTE

• Los resultados de los estudios de Rollis et al confirma lo encontrado por el autor en la


matriz del conglomerado de la Cano (Foto 5), dado en el cuadro siguiente:

• Con 5°/o de agua el conglomerado de la Cano falla por su peso propio, en


la tesis (Ref. 7 ), se ratifica la hipótesis planteada en 1980.

• Demostró que la relación de vacíos es muy baja del orden de 0.3, el tesista
encontró 0.1, esto permite establecer que no es cierto que los suelos co lapsables son
siempre de gran porosidad como se conoce en los suelos finos.

• De un modo práctico observó en el laboratorio que el tiempo que se produce el colapso


completo en la matriz, y por lo tanto del conglomerado, es de 1 hora, 45 minutos y 7
segundos.

• Establece que si la porosidad (e) del suelo grueso en las gravas es igual o menor
al volumen del suelo colapsable, que constituye la matriz, no hay co lapso de la grava pues la
resistencia al cortante será la fricción entre las gravas. Por el contrario, si las gravas se
encuentran incluidas en la matriz colapsable, es decir: están flotando o sus volúmenes son
mayores que el de la porosidad de la grava, entonces se produce el colapso del
conglomerado.

36
TABLA A-1

37
DISCUSIÓN TÉCNICA

LO RESCATABLE

• En el curso de Problemas Especiales en Geotecnia, se analizó el desli zamiento de

la Gano (Fotos 1 y 2); el alumno Fernández, 1996, se interesó en el tema

al encontrar un articulo de Collis et al 1994, que lo motivó a solicitar su tema de

tesis sobre las gravas colapsables de Vitor

Arequipa, poniendo a su disponla toda la información del caso, así co

mo investigar la presunción de que el problema era de suelos expansivos

y presencias de sales y no colapsables (Foto 4).

• En el campo se identitlcó y comprobó la exlstancla de la grava co.lapsa ble (Fotos 5, 6


y 7), que originó el deslizamiento compuesto de la Cano, sustentada en el IV-
CONIC. Chiclayo 1982.

• Fue necesario consultar la información disponible sobre suelos finos co íapsables(ver


referencias), con el propósito de comprender mejor la matriz de las gravas donde
es una fracción y analizar el enfoque de su comportamiento en las g_ravas colapsables.

• Efectuó una serie de ensayos y pruebas de laboratorio, dentro de las li mitaciones


del caso, admitiendo que sus resultados eran suficiente para
obtener los valores, indices y parámetros, que permitieran establecer
comparaciones con los resultados obtenidos. Por Collis et al.

• Analizó los trabajos de Collis et al y los 9 casos ocurridos en el mundo, e incluyó el de


La Cano de Vitor Arequipa del Perú (dentro de los casos conocidos en la literatura.
técnica (Tabla 1 ).

• Estudió 5 muestras, cuyas características y propiedades físicas y rnecánicas se dan en la Ref.


7.
• Clasificó al conglomerado con la corrección por gravas mayor que 3" Como un

(GPGM)

• Comprobó en las tres muestras, M1, M2 y M3, que su granulometría caían

dentro del rango de los 9 casos reportado por Collis et al, (Fig.7.01, Ref. 7).

38
39
CONCLUSIONES

1. Presentan pesos volumétricos y específicos altos y densos, diferencia principal con


suelos finos livianos de alta porosidad.
2. Presentan humedades bajas < 2 ºlo, y en los casos estudiados en el mundo oscilan entre
3 a10°/o.
3. El colapso se produce con el 5°/o de humedad.
4. La relación de vacíos es pequeña y por lo tanto el colapso no es depen diente de la
relación de vacíos.
5. Se le puede clasificar según SUCS, con la corrección del Profesor Martí nez, como una
grava pobremente graduada con bolonerfa como un (GP GM)+Bo.
6. En promedio tiene 16o/o de partículas mayores de 3" y 84°/o menores de 3".
7. Generalmente se comete un error cuando no yor de 3". Que muchas Normas lo
propician, se considera el material ma sobre todo en pavimentos y se ha extendido en
las cimentaciones.
8. En (6), el 84°/ode la fracción <3",corresponde 52°/o de gravas, 40% de arenas y
10°/ode limo y arcilla (incluyen las sales y sulfatos solubles).
9. La granulometría en las gravas colapsables es una forma práctica para su
identificación, pues los rangos encontrados en el mundo es de 6 a 30% de finos y de 40
a 60°/ode fracción gruesa, nuestras gravas colapsables están dentro de estas
proporciones.
10. Estos avances en el futuro deberán mejorarse con mayor investigación, que las
Universidades deben propiciar y buscar su financiación, difusión de los resultados
obtenidos y sus aplicaciones prácticas para resolver los problemas existentes aún
pendientes.

40
RECOMENDACIONES

1. Revisar y efectuar un análisis crítico de las referencias dadas en la bibliografía,


principalmente las indicadas en (2, 5, 6 y 7).
2. Será necesario actualizar los criterios y términos usados en ingeniería qeotécnica sobre
los suelos colapsables e incluir a las gravas colapsables.
3. Reglas prácticas de identificación de una grava colapsable son:

 Analizar su granulometría y el aporte de los finos de la matriz.


 Determinar la composición de la matriz usando pruebas prácticas como la del grumo; en
el laboratorio observar una muestra dentro del agua, si se forma una nube de partículas
coloidales alrededor de la muestra el suelo es colapsable, y en el campo por las
manifestaciones típicas de las sales y sulfatos, por ser solubles, sabor, manchas blancas,
reten ción de humedad en los suelos finos, y deslizamientos violentos por
humedecimiento, etc. permite determinar cualitativamente su presencia.

ACTUALIZACION DE LAS GRAVAS COLAPSABLES

No sólo los suelosfinos se colapsan, sino también las gravas.

La resistencia por aceptar la existencia de conglomerado de gravas colap sables es menor,


pero falta comprender su comportamiento por estar fu era de lo convencional.

El comportamiento depende de su matriz, en el contenido y tipo del ce mentante, en


sales y sulfatos solubles que se encuentran sedimentos que han sido arrastrados de los
productos volcánicos en en los
Sur del Perú y Chile.

Los suelos de gravas colapsables en el pasado fu e ron poco conocidos por presentarse en zonas
áridas donde el agua es escasa, o no existe, como en los desiertos de las costas del Perú.
ANTECEDENTES

Nuestra experiencia en el sur del Perú, son antecedentes de la existencia de gravas colapsables, que
si bien no se reportaron como tales, por considerar de mayor importancia el problema
de las filtraciones y disolución del agua en los suelos cementados con sales y sulfatos, en busca
de una solución, que en al gunos casos se consiguió remplazando por material no soluble,
como en el caso de la construcción del aeropuerto de la Joya, donde se detectaron perdi das de
agua por filtración en los depósitos construidos para los trabajos de construcción; en la misma
zona en las Pampas de la Joya existían problemas en las obras de irrigación en los reservorios de
distribución llamados las Melli zas, cerca de la planta lechera Ciaría, que durante su prueba de
llenado sufrió fuertes filtraciones debiendo ser suspendida, en la inspección de las filtraciones
encontraron que era en gravas angulosas arenosas y se le atribuía a la presen
cia de las sales y caliche que predominan en la matriz, es otro caso del juicio y enfoque con
criterio equivocado al considerar el problema por filtraciones en suelos finos y no de
suelos gruesos de las gravas angulosascolapsables.

41
El caso del Pie de la Cuesta en Arequipa, en el estudio del deslizamiento com puesto (Fig. 1) que
arrasó un tramo de 500m del canal y sepultó un caserío, permitieron dar la alerta sobre la
presencia de gravas colapsables, un problema con pocas alternativas de solución, donde los
ingenieros habían efectuado dife rentes formas y ensayos sin encontrar una solución, por lo que los
colonos han intentado varias soluciones provisionales como el uso de cilindros soldados y,
últimamente, el uso de plásticos logrando el paso temporal del agua a sus par
celas.

Los aportes de la investigación de las gravas colapsables de Arequipa han ad quirido mayor
importancia por los estudios de Rollins et al (1994 y 95) y por los resultados de verificación de
la tesis de Fernández ( 1997) en los siguientes puntos:

• En la composición:

50°/o de gravas más boleas, de diferentes rocas, ígneas, volcánicas y metamórficas con
diámetros que varían de %"a 1" y algunos bolees. 40°/o de matriz, como cementante formado
por carbonatos, sulfatos y sales solubles y un 10°/ode la fracción fina de arcillas.

• Por su granulometría su clasificación según SUCS modificado por Martínez


(1983) es de (GPGM )+Bo.

• La Matriz resulta el elemento más importante que regula su comporta miento en la


colapsabilidad

• El 5°/o ro, por humedecimiento colapsa las gravas por su propio peso.

• La prueba de diagnósticoen el Laboratorio de geología y geomorfología Aplicada de FICUNI


(L.g.g.a), es un testimonio del esfuerzo que se hacía en la investigación sin
ayuda.

Se observó que el suelo de la matriz, dentro del agua destilada, se dis gregaba en trozos pequeños
con fracturas en la masa, que se inició a los 5 minutos y a los 30 minutos eran más pequeños,
después de una hora se nota el colapso lateral y superficial, finalmente no se notó cam bios
después de una hora 45minutos y 7 segundos de observación.

RollinsM et al (1994). Propone una metodología para la identificación y carac terización de las
gravas colapsables, basado en la granulometría, debido a las dificultades de la obtención de
muestras inalterables y ensayos edométricos con muestras relativamente grandes.

• Establece relaciones entre el potencial de colapso y el porcentaje de arcillas,


enfatizando que para contenidos de arcilla (finos) encima de un

• Para los seis casos estudiados por los autores extranjeros, el porcenta je de finos se
encuentra entre el 1 Oo/o y 28°/o lo que facilita la formación de las fuerzas de succión por
capilaridad.

42
• Luego de un análisis más detenido recomiendan que el contenido de finos debe
estar entre 6% y 30º/o, que permite por un lado desarrollar una estructura meta estable con
fuerzas capilares y por otro lado evitar que aparezcan las fuerzas expansivas, agregando que
estos datos son insuficientes• para una generalización. En la Tabla 3 se dan más datos de
comparación que resultan de interés en futuras investigaciones.

CARACTERIZACIÓN Y ENSAYOS EN SUELOS COLAPSABLES


43
Estos suelos en condiciones de no saturación o saturación parcial presentan continuamente un
reacomodo radical de las partículas y una gran pérdida de volumen por "remojo", osea al entrar al
estado de saturación completa. La existencia de estos suelos en el mundo y las dificultades
ocasionadas a las edificaciones cimentadas sobre ellos han sido reconocidos ampliamente. Los
depósitos más extensos de suelos colapsables son eólicos o depósitos transportados de arena y limos
(loess).Se puenden encontrar comúnmente en las márgenes fluviales.

En la naturaleza las llanuras de avenidas aluviales, abanicos, flujos de lodo, depósitos coluviales,
suelos residuales y tufos volcánicos que pueden producir suelos colapsables. En la mayoría de los
casos los depósitos se caracterizan por ser estructuras sueltas de granos gruesos, frecuentes en
tamaño de limos a arena, en la figura anterior se presentaron se presentan estructuras típicas de
suelos colapsables.
Depósitos eólicos: Estos depósitos consisten en materiales transportados por el viento, el cual forma
dunas, depósitos tipo loess, playas eólicas y grandes depósitos de ceniza volcánica.
Depósitos transportados por agua :Consisten principalmente de depósitos de sedimentos sueltos a
carreados por el agua, los cuales forman abanicos fluviales y flujos deslizantes. Estos materiales
pueden ser depositados por una avenida repentina o flujo de lodo derivado de pequeñas cuencas
colectoras, sujetas a aguaceros poco frecuentes.
Suelos residuales: Estos suelos son producto del intemperismo y la desintegración y alteración
mecánica de rocas madres. Las partículas de material residual pueden variar de tamaño, de grandes
fragmentos de gravas a arenas, limos, coloides y en algunos casos material orgánico.

La estructura del grano colapsable se ha desarrollado como producto de la acción disolvente sobre el
material soluble y coloidal. La lixiviación del material soluble y del material fino conduce a una alta
relación de vacíos y a una estructura inestable. Otro tipo de suelo que muestra colapso al remojo son
aquellos derivados de tufo volcánico,
sulfato de calcio, arenas sueltas cementadas por sal soluble, arcillas dispersivas y arcillas
montmorilloníticas ricas en sodio.

CAUSAS QUE GENERARÍAN DICHO COMPORTAMIENTO:


44
- Estructura parcialmente saturada potencialmente inestable.
- Una componente de esfuerzo aplicado o existente, lo suficientemente alta para desarrollar una
condición metaestable.
- Un ligante resistente o un agente cementante para estabilizar contactos intergranulares, el cual se
reduce por remojo ocasionando el colapso. La mayoría de suelos colapsables involucra la acción de
partículas arcillosas en los enlaces entre los granos gruesos de arena.

-Agentes cementantes tales como: óxido de hierro, carbonato de calcio, o la soldadura de granos en
contacto, proporcionan esfuerzos resistentes para muchos suelos colapsables. La acción de este
cementante es frecuentemente el agente principal de colapso en loess. El grado al cual el agente
cementante pierde su efectividad depende del grado de contaminación, del ingreso del agua y del
grado de disolución del agente cementante involucrado.
- Un incremento en la carga podría aumentar este efecto; también una elevación en la presión sobre
el suelo incrementaría el grado de disolución, el cual podría producir un incremento retardado en la
consolidación. Sin embargo, cualquiera que sea la base física del esfuerzo ligante, todos los suelos
colapsables son debilitados por la adición de agua. Un colapso es más inminente cuando los granos
son mantenidos juntos por succión capilar, siendo lento en el caso de cementante químico y mucho
más lento en el caso de arcillas.
RECONOCIMIENTO IN SITU
Un ingeniero debe saber identificar fácilmente los suelos que pudieran colapsar y determinar la
cantidad de colapso que puede ocurrir. Los depósitos de suelos más probables a colapsar son:
a) Terraplenes o rellenos sueltos.
b) Arenas alteradas transportadas por el viento.
c) Lavado de colinas de consistencia suelta.
d) Granito descompuesto u otra roca ígnea ácida.

ENSAYOS E INSTRUMENTACIÓN
Los aparatos serán de acuerdo a los requerimientos del ensayo de consolidación unidimensional
ASTM D2435. Los discos porosos y papel filtro que cumpla el requerimiento del ensayo de
consolidación. La muestra debe ser relativamente inalterada. Para determinar el potencial de
colapso (Ic), las muestras deben ser tomadas utilizando método secos como son: el barreno de doble
y bloques extraídos manualmente.

CONSOLIDÓMETRO PARA ENSAYO DE COLAPSO


Se procede a cortar el suelo de acuerdo con las dimensiones del anillo del ensayo de consolidación
unidimensional. Determinar sus propiedades físicas, tales como humedad natural, peso, volumen,
45
gravedad específica de sólidos, límites de consistencia, distribución granulométrica, según las
normas.
Se instala la muestra en el anillo del consolidómetro después de haber determinado el peso inicial
de la masa húmeda y altura de la muestra y fijar el conjunto anillo-muestra en el consolidómetro.
Aplicar una carga de contacto 0.05 kg/cm2 (5 Kpa), después de 5 min tomar lectura del
deformímetro, aplicar incrementos de carga a cada hora, hasta que se aplique la presión vertical
apropiada. Los incrementos de carga serán 0.12, 0.25, 0.50, 1.00, 2.00, etc Kg/cm2. (12, 25, 50, 100,
200, etc) o cargas de acuerdo al método de ensayo ASTM D2435, registrar la deformación antes de
incrementar una nueva carga.
El esfuerzo que se aplicará al suelo para evaluar el colapso dependerá de que si el potencial de
colapso (Ic) o índice de colapso (Ie) determinado es apropiado para el caso estudiado.

El potencial de colapso (Ic) es la magnitud de colapso relativa del suelo, determinado para cualquier
presión vertical. El índice de colapso (Ie) es la magnitud de colapso relativa del suelo determinado
bajo una presión de 2 kg/cm2 (200 Kpa). Después de aplicar la carga vertical apropiada, por el tiempo
de 1 hora, inundar la muestra con agua desairada y destilada, registrar las deformaciones vs tiempo
para un ciclo de lecturas de 0.1, 0.25, 0.50, 1, 2, 4, 8, 15 y 30 min, 1, 2, 4, 8, 24 h. o según el ensayo
ASTM D2435.
Se continúa el ensayo según procedimiento del método de ensayo de consolidación unidmensional
D2435. La duración de cada incremento de carga en el estado inundado será de 24 h o hasta que la
consolidación primaria sea completa.

GRÁFICO DE ENSAYO TÍPICO DE COLAPSO


Determinación del potencial de colapso:

donde:
di = lectura del dial con el esfuerzo adecuado antes de la saturación (mm.)
df = lectura del dial bajo el esfuerzo adecuado después del humedecimiento (mm.)
ho = altura inicial de la muestra (mm.)

Tmbién se puede evalua en términos de relación de vacíos:

46
donde:

Δe = cambio de relación de vacíos bajo el esfuerzo adecuado antes y después de la inundación.


eo = relación de vacío inicial

La evaluación de un suelo colapsable será de acuerdo a la siguiente tabla:

Con todo lo epxlicado, concluimos que el colapso de los suelos es la disminución moderada de
volumen cuando está con bajo contenido de humedad y una gran pérdida cuando está sumergido, y
la magnitud de asentamiento depende del contenido de humedad del suelo. En estado sumergido y
bajo la aplicación de cargas verticales los suelos colapsables presentan un mayor asentamiento. Los
suelos colapsables existen en todo el mundo principalmente en la regiones áridas y semiáridas,
nuevamente comentando que los depósitos eólicos, coluviales, residuales, tubos volcánicos, etc. son
suelos que pueden ser colapsables.
Para finalizar este post, recalco que en muchos casos los suelos colapsables no son detectados
durante la inicial investigación, es por eso que se debería dar una profunda investigación sobre la
existencia de estos suelos y los métodos de tratamiento son necesarios.

ALGUNAS RECOMENDACIONES EN TRABAJOS CON SUELOS COLAPSABLES

-Corte y relleno compactado de capas superficiales


-Impermeabilización y drenaje superficial.
-Estabilizacion química
-Uso de geomembranas de HDPE
-Pre-colapso mediante: Inundacion previa (1-2 metros) ó Apisonamiento Dinámico (3-5 metros)

CASOS DE CIMENTACION EN SUELOS COLAPSABLES

Los suelos colapsables son materiales cuyo volumen disminuye rápidamente al contacto con el agua,
lo que trae asociado una pérdida rápida de resistencia y un desmoronamiento de su estructura
interna. El colapso es la disminución instantánea y espontánea de volumen que experimenta un
suelo no saturado y sometido a sobrecarga al alcanzar cierto grado de humedad cercano a la
saturación. El aumento de humedad en los suelos podría deberse fundamentalmente a riego de
jardines, lluvias, inundaciones, ascenso de napa freática, filtraciones del sistema de agua potable y
roturas accidentales de ductos durante terremotos. Los siguientes términos han sido aplicados a este
fenómeno: colapso, hidroconsolidación, hidrocompresión, hidrocompactación.
La literatura especializada ha denominado al fenómeno colapso y al suelo que lo sufre colapsible o
colapsable. Este fenómeno es de estudio reciente y aunque esta situación fue reconocida
tempranamente por Terzaghi, sólo después de la II Guerra Mundial se comienza a mencionar este
problema (8).

Los suelos colapsables son abundantes en muchas partes del mundo, llegándose a la conclusión que
este fenómeno ocurre en una gran variedad de suelos de cimentación, incluso en terreno
compactado y muy especialmente en zonas áridas, en las cuales existen condiciones de desecación,

47
debido a lo prolongado de las sequías y a la profundidad que se encuentra el agua freática. Se han
detectado suelos colapsables en Europa, Sudáfrica, parte de Asia, Norteamérica y Sudamérica. En
países como USA, España, Rusia, Rumania, Francia, Alemania, China, Uruguay, Argentina y Perú entre
otros.
En USA se encuentran los suelos del Valle Central de California (Valle de San Joaquín), donde llegaron
a producirse asientos de 4 a 5 m por esta causa, por ello se afirma que la aridez del clima parece
tener más importancia que el modo de deposición.

Se admite que hay suelos colapsables de formación eólica, coluvial, aluvial, residual, ceniza volcánica
y rellenos hechos por el hombre. Investigaciones efectuadas en México, afirman que todos los
problemas de colapso que se han estudiado hasta el momento han ocurrido en suelos que
presentaban características fundamentales en común.
Por un lado una estructura suelta manifestada, por ejemplo, por una relación de vacíos
relativamente alta y por otra lado, un contenido de agua menor que el correspondiente a la
saturación.
En España se afirma, que pueden considerarse mecanismos de colapso que varían en función del tipo
de estructura, del contenido de las partículas y de sus enlaces, del tipo de deposición del material y
del contenido de humedad. En Rumania se ha establecido que los suelos propensos a colapsar
muestran una estructura de forma de panal y partículas redondas con algún tipo de cementación, y
que esta se ve destruida cuando el material absorbe agua hasta saturar, produciéndose un derrumbe
de los granos hacia el vacío intergranular.
En nuestro país, el fenómeno se ha presentado en suelos limo-arenosos sueltos, suelos coluviales de
relleno y de origen volcánico, entre otros. Una característica esencial de nuestros suelos colapsables
es que tienen una densidad baja y un grado de saturación también bajo, todo parece indicar que al
disminuir el grado de saturación la susceptibilidad al colapso es mayor, esta es la razón por la que los
problemas tienden a aparecer con mayor frecuencia en las zonas de fuerte desecación, también
exhiben una cohesión temporal como resultado de la presencia de materiales cementantes tales
como el yeso y el carbonato de calcio. La cohesión aparente es el resultado de la resistencia friccional
al corte en la cual los esfuerzos normales efectivos provienen de la presión de poro negativa que es
la succión en el suelo (1). En todo caso la condición de clima árido o de intensa evaporación
superficial no es indispensable, ya que han ocurrido casos de colapso cuando se humedecen suelos
también en regiones no áridas.
En general, los cambios de los factores externos, la humedad principalmente y la naturaleza del
electrolito que interviene en el fenómeno, son los que de una forma u otra, afectan la matriz succión
del suelo (diferencia entre la presión del aire y del agua), a los enlaces y pueden causar el cambio
brusco de volumen que se denomina colapso.
La causa desencadenante del colapso es la presencia de agua, conjuntamente con un esfuerzo
significativo aplicado. Los mecanismos de colapso pueden variar en función del contenido
mineralógico de las partículas y de sus enlaces, del tipo de estructura, del tipo de deposición del
material, del contenido de humedad y otros factores de naturaleza electro-química. En la mayoría de
los casos de colapso investigados por nosotros hasta la fecha son suelos con estructura panaloide y
granos redondeados unidos entre si por alguna clase de cementación (2). En todos los casos, esta
cementación era susceptible de ser disuelta cuando el suelo absorbía agua.

El mecanismo de colapso es lógicamente un derrumbe de los granos hacia los vacíos, precisamente
cuando desaparece la cementación entre ellos. Así hemos detectado que los mecanismos de
colapsos más frecuentes en suelos granulares secos son la disolución de la cementación por sales

48
solubles o la destrucción, de un ordenamiento paralelo de agregados de arcilla residual que
enlazaban a. los granos.
En suelos granulares semi-saturados es la pérdida de la resistencia al corte temporal entre los granos
dada por la tensión capilar negativa entre ellos. En arcillas el mecanismo es la reorientación de las
partículas desde una estructura floculada hacia formas mas dispersas.
En nuestro país han ocurrido casos de fallas en suelos colapsables que los hemos estudiado
detenidamente en Pisco (9) La Joya (10), y últimamente en Ventanilla entre otros numerosos, que
nos han permitido verificar algunos métodos simples de identificación de estos suelos.

los mismos que se indican en la Tabla I y la Figura 1,

Fig. 1 CRITERIO DE IDENTIFICACIÓN DE SUELOS COLAPSABLES (U.S.B.R.) GEOTECNIA DE LOS SUELOS


PERUANOS
estableciéndose además una comparación entre la cantidad de sales solubles en los suelos
colapsables de Ventanilla, Pisco y La Joya con la agresividad sulfática

correspondiente, con el fin de probar que un suelo altamente colapsable también puede presentar
severa agresividad sulfática al mismo tiempo que suelos con insignificantes cantidades de sales
solubles (caso de Ventanilla), no necesariamente tienen que ser altamente agresivos al cemento y
menos por esta causa originar asentamientos importantes como los que se presentaron en este
lugar, ya que de las investigaciones técnicamente llevadas a cabo se determinó que en la mayoría de
49
los casos los asentamientos, en los suelos sueltos de origen coluvial de Ventanilla, se habían
producido por graves defectos constructivos tales como cimentación sobre rellenos no compactos y
conexiones domiciliarias de servicios de agua y desagüe con graves defectos de instalación y calidad
de sus materiales (Figura 2).

OTRAS CONSIDERACIONES

50
SEGÚN LA NORMA

51
52
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