JÜKJSPKüBENCa
$* A pesar de lo dicho propondré que las
costas sean distribuidas con relación a am-
bas instancias en el orden de mi origen;
porque una parte del reclamo fracasa ro-
tuttdamente y la estimación de lo restante
se ha fondado en consideración formal, de
modo que subsiste la posibilidad de <jue el
banco demandado pueda hacer revisar con
base en planteo idóneo las circunstancias
que motivaron este enredo.
6? Por lo expuesto basta ahora sugiero
confirmar la sentencia en cuanto desestimó
la pretensión fundada en el cheque identi-
ficado en el parág. 3? de mi exposición 7
revocarla en lo restante; de modo que la
acción ha de ser estimada en cuanto al
efecto pecuniario pretendido como conse-
cuen:ia de la falta de restitución del cheque
identificado con el número 15.122.900 girado
sobre el Banco Cooperativo de Caseros por
$a 500.000.
La prestación sustítutiva ha de llevar
indexacíón de su monto desde la interpe-
lación cursada por la actora (marzo 9-1985),
y basta el 1 de abril de 1991, con interés
del 6% anual; y sólo el interés corriente
(art. 565, cód. de cerní.) con alterioridad a
esta fecha.
T sugiero que las costas sea distribuida
en el orden cansado respecto de ambas ins-
tancias (art. 68, cód. procesal),
tos doctores Camero y Rotman adhieren
al voto precedente.
—Concluida la deliberación los jueces de
Cámara acuerdan: a) confirmar la senten-
cia de fs. 221/5 respecto de la pretensión
fundada en el cheque identificado en el
parag. 3? del voto del doctor Alberti; b)
revocar dicho decisorio y condenar al de-
mandado al pago del monto del cheque nú-
mero 15.128.900 girado sobre el Banco Coope-
rativo de Caseros, $a 500.000; c) establecer
que esa soma devengará indexación desde
el 9 de marzo de 1985 inclusive hasta el 1
de abril de 1991 inclusive, con interés del
6% anual, y el interés trae cobre el Banco
de !a Nación desde el 2 de abril de 1991
inclusive; d) distribuir las costas en el
orden causado respecto de ambas instan-
cias {art. 68, cód, procesal) y e) fijar los
honorarios ¿e los letrados intervinientes
(arts. «», 7?, 9», 10, 13, 1», 22, 37, 38 y 49,
ley 21.839 [EDLA, 1978-290} y decreto-ley
16.838/57). Redúcese a tres días el plazo del
art. 49 de la ley 21.83». — Felipe lí. Cuarteto.
— Cartea tí. Rotman. — Edgardo U. Áfberti
(Sec.: Héctor O. Chomer),
CONSTITUCIÓN NACIONAL: Deredio
tón; valoración: prn-
cipios y normas aplicables. Pacto de
San José de Cosí» Rica: operatWdad
de sos cláusulas, fundamentos. Requi-
sitas de procedencia: "información
inexacta o agraviante", alcances;
agrarios inferidos a, la f8 católica en
un programa televisivo: {procedencia;
legitimación activa: presupuestos. li-
bertad de prensa: alcances y prima-
cía; libertad de prensa, y derecho de
respuesta. TRAIATOS Y CONVE-
NIOS: Disposiciones de la Convención
de Viena; Pacto de San José de Cqs-
ta SRica: «misión reglamentaria de al-
gunas cláusulas; facultades de los ór-
ganos jurisdiccionales. Prioridad del
derecho internacional; interpretación.
RECURSO EXTRAORDINARIO: Pro-
cedencia; interpretación del Pacto
de San José de Costa- Rica; trascen-
dencia. institucional.
1. — En el análisis valorativo del de-
nominado "derecho de respuesta" no só-
lo se encuentra en juego la tutela de la
libertad de expresión o el derecho de
imprimir sin censura previa, sino tam-
bién la adecuada, protección de-fc-díswí"—
dad, la honra, los sentimientos ]/ la inti-
midad del común de los 'hombres y por ,
constituiente la garantía jurisdiccional
Para el sostenimiento de estos valore»
de la personalidad, garantía que puede
encontrar un medio apto de ejercicio «•"•>
través de la rectificación, respuesta o
procedimientos que se aproximen a es»
objeto,. Ambos valores deben ser ade-
cuadamente sopesados, sin perder de ,
vista que, con la respuesta, se trata de
asegurar el derecho natural,' primario, r
elemental a la legitima defama de te
diímidflíí, la honra y la intimidad,* a 5«e *
la vida del común de los hombres n»,
sea convertida en materia de escándalo
por el /periodista, el comentarista, ó'-ets¿
locutor de turno. A ove su vida, tu pri-5"-1
«acidad, «u honra siga siendo tufa; a
seguir respetándose a sí mismo.
Z.—Sl derecha de rectificación o *e*-g
puesta tiene por finalidad la aclarado*,
gratuita e inmediata /rente a In/orww «
dones que causen daño a la dígnidaSí,
honra e intimidad de tina persona en ios „
medios de comunicación social gue las
difundieron, £n cuanto a su encuadre ,
jurídico, no se reduce a la* delitos con-
tra el ftoBOr ni requiere el ánimo ae
calumniar o de injuriar, ni el presapve*"
to de la criminalidad delictiva. So «•
íraia de la, querella por calumnias o «
EL MSBBCHO
juríta, ni la acción por reconocimiento
de. danos y perjuicios.
3.—La respuesta o rectificación tu-
tela bienes de naturaleza civil, no polí-
tica ni electoral; la mayoría de las noti-
cias contestables no son ilícitas y la
respuesta es sólo un modo de ejercicio
de la misma libertad de prensa yate pre-
supone la aclaración razonablemente
inmediata y gratuita en el mismo medio
que publico la información considerada
ofensiva en trámite simple y expeditivo,
sin perjuicio del ejercicio de las accio-
nes civiles o penales que pudieren co-
rresponder al afectado.
UN FAU.O SOBRE DERECHO DE REPLICA QUE
. PONE EN MORA AL CONGRESO
Así como al fallar "Sejean c. Zafes de Se-
je an" (i), la Corte demostró la mora del
Congreso en resolver una cuestión que re-
quería de tratamiento legislativo (2), tam-
bién en este caso se ha puesto en evidencia
que el Derecho de Réplica necesita da la
intervención parlamentaria para despejar
las muchas dudas que sobre él existen y
NOTA os REDACCIÓN: Sobre el tema ver, ade-
más los siguientes trabajos publicados en EL DE-
RECHO; El derecho de réplica, por GJSKMÁN I.
BIBART CAMPOS, ED, 115-829; El derecho de
réplica, por GREGORIO BAOENJ, ED, 116-795; Eí
derecho de réplica, por SUSANA C, CA.YOSO y RI-
CARDO TmicAut. GASTÉ, ED, 117-977; Noticias
erróneos difundida! por la prensa y el resarci-
miento del daño moral a ü victima, por don-
MÁS J, BCDART CAMPOS, ED, 118-304; H derecho
de réplica y la tutela de los derechos de la per-
sonalidad en las segundas jomadas del derecha
civil, comercial y procesal (junín 196S), por Non-
BEHTO R. PALACIO y ECUASPO J. MONTX, ED,
132-881; La admisión del derecho de réplica co-
mo derecho subjetivo Implícito en ¡a Constitución
Nacional, por JOMO C. Brviau, ED, 123-115;
Eí derecho de réplica va encontrando eco favo-
rable en nuestra jurisprudencia, -pac GERMÁN J.
Biavwr CAMPOS, ED, 117; ¿Puede eoruülerarse
que el derecho ¿e réplica es un derecho implícito
en el ort- 33 de la Constitución?, por GERMÁN
J. HCDART CAMPOS, ED, 119-$7Sj Innecesaríedad
reglamentar el derecho de respuesta, por Mi-
B. M. EAOTUU,, ED, 128-293; £2 derecho de
( 1 148) 339
~ 4.—ta defensa de los sentimientos
religiosos, en el caso a través del ejer-
cicio del derecho de respuesta, forma
parte del sistema pluralista gue en ma-
teria de cultos adoptó nuestra Constitu-
ción en *« art. 14, Ss fácil advertir ff»«,
ante la injuria, "burla, o ridicula presen-
tación —a través de los medios de difu-
sión— de las personas, símbolos o dog-
mas que nutren la /e de las personas,
estas pueden sentirse moralmente coac-
cionadas en la libre y publica profesión
de su religión, por temor de sentirse
también objeto de aquél ridiculo difun-
dido en extraordinaria multiplicación
Por ALBERTO B. BIANCHI
que un fallo sólo puede resolver dentro del
reducido ámbito que el tema de la litis
brinda a una sentencia.
No son muchos los casos ea que la Corte
Suprema se ha ocupado del Derecho de Ré-
plica (») desde su incorporación al ordena-
miento jurídico nacional, a partir de la
aprobación de la Convención toteramerica-
na de Derechos Humanos o Pacto de San
réplica ante A juicio de la Corte- Suprema, por
GEHMÁJÍ J. BEOAKT CAMPOS y DANDO. E. HE.
RREOTOKF, ED, 131-526; Para la Corte, los de-
rechos implícitos no alojan al derecho ¿e réplica
¿Por qué no?, por GKKMAN J. Bnusr CAMPOS,
ED, 131-543; Ei derecho de respuesta inmediata,
¿Criterio editorial o dignidad humana?, por MA-
MO A. K. Mmóst, ED, 131-857.
(1) FaBos 308-2238 (1986); ED, 131-521,
( 2 ) Mas al'á de mi personal disenso o aplauso
respecto de este fallo (coincido con el voto del
juez Beilascio), creo que en lo que hace a h
relación de los poderes Legislativo y Judicial,
quedó demostrado que cuando el primero no toma
la iniciativa, el segundo por fuerza se te adelanta.
(3) Con anterioridad lo Babia hecho, en "Sán-
chez, Abelenda o. Ediciones La Urraca", Fallos,
311-2553 (1988) y "Ekmekdjiaa c. Neustadt",
Fallo», 311-2497 (1938), amparo promovido por
la misma persona que motivo el fallo aquí co-
mentado. Anteriormente, en "Costa e. MCBA",
Fallos, 310-508 (19S7) k Corte había conside-
rado el derecho do réplica como óbiter de un
fallo sobre- indesmlzíLcióa de daños y perjuicios
por 'egresiones vertidas en una publicación, ,

JURISPRUDENCIA
340
por el poder actual de los medio* de
comunicación masiva,
5. — Tratándose en el caso de la tute-
la de un derecho subjetivo de carácter
especial y reconocimiento excepcional,
- requiere —para habilitar el ejercido del
derecho de rectificación o respuesta—
una ofensa de gravedad sustancial, es
decir no una mera opinión disidente
con la sostenida por el afectado, sino
una vsrctadera ofensa generada en una
super/icial afirmación sin siquiera razo-
nable apariencia de sustento argumen-
ta!. En estas condiciones 2a afirmación
que provoca la rectificación o respuesta
invade los sentimientos íntimos del
afectado convirtiéndose así —y tratán-
dose de un sentimiento o creencia de
sustancial valoración para el derecho—
en un agravio al derecho subjetivo dé
sostener tales valores trascendentales
/rente a Avienes, sin razón alguna, lo»
difaman hasta llegar al nivel de insulto
soez con grave perjuicio para la libertad
religiosa.
6. —En el ordenamiento jurídico ar-
gentino, el derecho de respuesta o rati-
ficación ha sido establecido en el art. Ut
del Pacto de San José de Costa Rica que
al ser aprobado por ley 23.054 y rati/i-
. codo por nuestro país el 5 de setiembre
de 19S4, es Ley Suprema de la Nación
conforme T¿ dispuesto por el art. 31 de
la Constitución Nacional.
7. — la Kiolacídn de un tratado inter-
nacional puede acaecer tanto por el es-
tablecimiento de normas internas que
prescriban una conducta manifiesta-
EL DERECHO
mente contrario, cuanto por la omisión -
de establecer-disposiciones yue 'hagan
posible su cumplimiento; ambas situa-
ciones resultarían contradictorias con
la previa ratificación internacional del
tratado; dicho de otra manera, signifi-
caría el incumplimiento O repulsa del
tratado con las consecuencias perjudi-
ciales que de ello pudieran derivarse.
*. —Cuando la Nación ratifica un tra-
tado que firma con otro Estado, se obli-
ga internacionalmente a que sus órga-
nos administrativos y jurisdiccionales lo
apliquen a los supuestos que ese tratado
contemple, siempre que contenga des-
cripciones lo suficientemente concretas
de tales supuestos de hecho que hagan
posible su aplicación inmediata. Una
norma es operativa, cuando está dirigida
,
(t.148)
a una situación de Za realidad en la que
: puede, operar inmediatamente fin nece-
- -sidad de instituciones que debe estable-
- cer el Congreso.
9.—£1 supuesto previsto en el art. 14
del Pacto de San José de Costa Rica es
claro y terminante en cuanto otorga en
las situaciones que allí se describen, el
derecho de recti/icació'n o respuesta,
aunque remitiendo a la ley aquellas
particularidades concernientes a su re-
glamentación. La interpretación textual
de dicho articulo (según la cual toda
persona "tiene derecho a...") despeja
toda duda sobre su carácter operativo.
Por otra parte, la interpretación del
Pacto debe, además, guiarse por la ju-
risprudencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, que al respecto

José_djLfiosta Rica (*).pero, ciertamente, la
sentencia actual ha virado 180 grados res-
pecto de las anteriores (5). Un profesor de
Derecho Constitucional, el doctor Migue! A.
Ekmtkdjian, quien hace cuatro años había
fracasado en su intento por replicar al ex
presidente Frcndizi en el programa Tiempo
Nuevo sobre ciertos conceptos sobre la de-
mocracia (*), ha logrado ahora —Corte Su-
prema mediante— replicar al escritor Dal-
miro Sáenz en punto a sus opiniones acerca
de la Virgen María.
E'.lo debiera llenarnos de gozo a todos los
ciudadanos que carecemos de una tribuna
pública para expresar nuestras ideas o sólo
tenemos una muy reducida, como puede ser
la cátedra universitaria o los espacios que,
generosamente, nos reservan las publica-
ciones especializadas. Pero, al menos en mi
caso persona!, no es así. Creo, como lo ex-
plicaré más ade'.ante, que nos asiste el de-
recho a replicar o responder a quienes nos;
han agraviado u ofendido personalizada y
directamente, o cuando se da una informal
ción incorrecta acerca de nuestra persona.
Pero no creo que el derecho que consagra
el art 14.1. del Pacto de San José de Costa
Rica se extiende al extremo de imponer a
los medios de comunicación, la obligación
de conceder un espacio a toda persona que
se sienta ofendida por las opiniones que
sobre religión se hayan vertido.
(4) Ley 23.054, BO mano 17-1934; EDLA,
1984-22.
(5) En los osos citados precedentemente en
nota 3, la Corte siguiendo el óbiter de "Costa",
sostuvo que el derecho de réplica no serla ope-
rativo huta que (e produjera en reglamentación
*"!(«) •Ekmekdjian c. Neosbdt", dt. en nota 3.
Una Corte muy dividida ('), ha logrado
imponer un criterio amplio respecto del
Derecho de Réplica, produciendo un fallo
digno de análisis, en el cual aparecen tees
posiciones nítidamente diferenciadas. La
mayoría* consügra^el Derecho de Réplica
ideológico o de opinión. Cua'quiera que se •
sienta intimamente ofendido por un pea- \o expresado enyunel medio
nicación puede replicar en ese mismo medio.
La minoría integrada en dos votos, Pe-
tracehi - Moliné CXGonnor, por un lado ¡y
Levene por el otro, admiten sólo el Derecho
de Réplica informativo. El derecho a repli-
car, en esta segunda versión, sólo es conce-
dido a quien ha sido victima de una falsa
información y tiene derecho a corregirla
en el mismo medio y espacio en que se pro-
dujo el error. Por último, en una posición
aislada, Belluscio continúa negando opera-
tlvldad al Derecho de Réplica hasta que
una ley se la conceda.
- • •
Comienza la mayoría con un brindis ,Í
favor de la libertad de expresión. ""-.••<*
esta causa —dice— no se encuentra en tela
de Juicio que la libertad de prensa en *
acepción constitucional es condición DíCJ
sarta para la existencia de un gobierno li
y el medio idóneo para orientar y aun .«
_ . '' . «i-t- 13 '
(i) H fallo se divide 5-4, donde I*,
la integran los jaeces Barra, Boggiano,
Martínez, Fayt y Nazarenoi La minoría
gra a su vez con un voto de los Jueces
y Moüné O'Connor. otro voto cotoddea»*
presidente del Tribunal d-ctor Levene y ™**
voto con fundamentos diferentes del jue* BdBB
mar una opinión pública vigorosa" (»). In-
mediatamente después, centra lo que á su
criterio es la piedra angular de la discusión.
".. .el núcleo de la cuestión a decidir radica
en la tensión entre la protección del ámbito
privado de la persona de cuanto lesione el
respeto a su dignidad, honor e intimidad;
derecho de expresar
de coma- V libremente las
ideas ejercido por medio de la prensa, la
-wdio y la televisión" (•). Luego, se muestra
muy preocupada por e! extraordinario po-
der que la revolución tecnológica del Siglo
XX, ha otorgado a los medios masivos de
comunicación (i«), cita en su apoyo una
sentencia de la Corte norteamericana (U) y
señala "está fuera de discusión que los me-
dios de comunicación social —los medios
técnicos de información— ejercen influen-
cia sobre la opinión pública y que el ex-
traordinario poder de sugestión de esas
técnicas en la elaboración de estructuras
mentales, condiciona la vida humana" (.12).
Por ello, "frente a los avances y al uso que
se dé a los medios de- comunicación no pa-
rece inapropiado considerar que el porve-
nir de la sociedad contemporánea depende
<») Constó. 6».
(») Consid. 7».
(W) Consids. St a 10.
(«) Ver consid. 8».
(W) Consid. 11.
( u ) Consid. 12, pin. último,
(") Consid. 13 a 15.
( w ) Cabe recordar qu« la Corte antes de
ahora —y el fallo se encarga de hacerlo notar—
admitía la igualdad entre leyes y tratados, v. gr.
Martin & Cía. Ltdx, S. A. c. Nación Argentina",
Fallos, 257-99 (1963), en contra de la posición
doctrinaria de Bidart Campos que ha sostenido,
desde siempre, la supremacía .de lo* tratados
del equilibrio entre el poder de los medios
y la aptitud de cada individuo de reaccio-
nar ante cualquier intento de manipula-
ción"^).
De allí pasa a la consideración, en térmi-
nos generales, del Derecho de Réplica (*«)
deteniéndose en algunos pormenores acerca
de la supremacía de los tratados internacio-
nales sobre las 'leyes del Congreso («), a
partir de la ratificación de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Trata-
dos n«> y pasa luego a Justificar la opera-
tividad del Dsrecho de Réplica (").
A partir de a li y luego de haber trans-
cripto el articulo 141 del Pacto de San José
de Costa Rica C 18 ), la Corte desbroza su
contenido. Curiosamente, repite en tres
ocasiones algo que luego no ha de tener en
cuenta. En efecto, el derecho de réplica que
el Pacto consagra es —espec'ticamente— a
favor de quienes se han visto afectados por
"informaciones inexactas o agraviantes emi-
tidas en su perjuicio" (i*) y la Corte en tres i
ocasiones reitera, al analizar !a norma en •
(£1 Derecho Constitucional del Poder, Buenos
Aires, Ediar, 1967, t. II, p. 131).
(W) Consid. 18.
(«) Consids. 20 a 22.
(18) Ver consid. 20, párr. 2°.
(») De acuerdo con el art. 14.1 del Pacto
de San José de Costa Rica Toda persona afec-
tada por informaciones inexactas o agraciante*
emitidas en su perjuicio a través de medios de
difusión legalmente reglamentados y que se diri-
jan, al púbVco en general, tiene derecho a efec-
tuar por el mismo órgano de difusión su recti-
ficación o respuesta en las condiciones que es-
tablezca la ley" (El subrayado «s mió). .
 «42 Juiunt'
rechazó el argumento de que el derecho
de rectificación o respuesta serd exigíale
una vez que se establezca una ley formal
que determine Zas condiciones para tu
ejercicio, afirmando que allí se consa-
gra un derecho en favor de toda per-
sona, ya que el sistema mismo de la
Convención está dirigido a reconocer
derechos y libertades y no a facultar a
los Estados para hacerlo.
10.—Conforme surge de la interpre-
tación textual y jurisprudencial del art.
14.1 del Pacto de San José de Costa Rica,
si por cualquier circunstancia el dere-
cho de rectificación o respuesta no pu-
diera ser ejercido por "toda persona"
sujeta a la jurisdicción de un Estado
Parte, ello constituiría una violación a
la Convención; pues se trata de una
cuestión, la spssáán,, "Inípjgnaciones" e
"toformación" (»).
Hasta aquí, todo parece indicar que el
derecho de réplica surge solamente a favor
da alguien molestado o agraviado por una
"información" errónea o mendaz. Pero no
«s as!. La_Corj;e .¡legado este panto del aná-
lisis, comienza el tratamiento de la legiti-
mación del actor (») y lo que se avecinaba
como el rechazo de la acción por falta de
eneuadramiento en la norma del Pacto de
San José de Costa Rica, se convierte en el
reconocimiento del derecho de respuesta ja
que, "la falta de legislación en el orden na-
cional sobre la materia, el carácter de pri-
mer pronunciamiento sobre el punto, y la
trascendencia Jurídica Institucional de la
cuestión proporciona a los fundamentos de
la legitimación del demandante carácter
provisional, susceptible de sufrir mutaciones
de acuerdo a la evolución del Instituto («).
En otras palabras, la Corte se reserva Un
poder enteramente discrecional para abrir
o cerrar la puerta del derecho en cuestión
U> "evolución del Instituto" seré, según lo
anuncia expresamente tí Tribunal la liare
exclusa a ese efecto (»).
A partir de allí, la Corte esboza a lo lar-
go de varios considerandos, las reglas gené-
(») Véanse los plrrs. 1», 2» y 39 del consid.
(») Ver consid. 34.
(») Consid. Z4 in fine. El subrayado es mío.
(a) No puedo mis que conjeturarlo, peto
advierto aquí una suerte de amonedación «1
Congreso, por haber demorado ocho añoj la re-
glamentación del Derecho da Replica, ihnilar a
U que tuvo lugar cuando la Corte sanciona el
divorcio vincular en "Sejean c. Zaks de Sefean"
Fallos, 308-2288 (1986), frente a un Congreso"
tUDSBtTCIA * •.
cldasttía operatitw no sujeta a -
wentactAi aífiritna para su vtffencia y 12, —ta necesaria aplicación del art
extgwtaaad.
11 — La Convención de Viena sobre el
derecho de los tratados —aprobada por
ley 19.SSS, ratificada por el PSN en se-
tiembre 5-1972 y en vigor desde enero'
/,\-~27-19SO— confiere primacía al dere-
'— cho internacional convencional sobre el
derecho interno. Ahora esta prioridad
de rango integra el ordenamiento juti*
díco argentino; la Convención es un tra-
tado internacional, constttucianalmente
válido que asigna prioridad a los trata-
dos internacionales frente a la ley inter-
na en el ámbito del derecho interno'
esto es un reconocimiento de la prima-
cía internacional por el propio derecho
interno.
ricas acerca del ejercicio del derecho de
réplica. Las mismas pueden ser sintetiza-
das así:
(1) Existe la tutela de los "intereses ideo-
lógicos (S).
(2) Asiste el derecho de réplica a toda
persona aMrJtificada m sus sení!mlaniM_
más profundos, por espresiones in«itam<mfri
agraviantes para su sistema de creencias,
considerando la presencia de un acto ilícito
o, en su caso, de un abuso de derecho 0»).l
<*> lusa..?! «aéretelo del derecho de i<-
pilca se requiere una ofensa de gravedad
sustancial, no una mera opinión disidente
con la sostenida por el afectado (»).
(4) La ofensa generada debe proceder G*
una superficial afirmación, sin .razonable
afirmación de sustento argumenta! (*D.
(5) La resr sta o rectificación toíel»
bienes "de, jSffi SU,..:<Sffl. i» poHtica al
electoral (»).
(8) En casos de tutela de "intereses Ideo-
lógicos", quien replica asume una caerte da
representación colectiva. Su efecto repara-
dor alcanza al conjunto de quienes pudie-
que titubeaba sobre el punto y que »
frente al rallo. Es evidente que hasta tanto «
Congreso se decida a dictar esa ley, la Cart»
será dueña indisputable del derecho de repito.
Luego puede serlo también, si quiere, peta' a*
berá superar limites que hoy no Uen*. '.'•
(»«) Consid. 25.
(») ídem.
(«) ídem.
(») ídem.
{») Cboaid, 29. * «que ya había sida dicho en los casos citados
EL DERECHO ft. 148) 343
rontteodo el ubre y pleno ejercicio del
27 de la Convención de Fiena impone a derecho dt rectificación o respuesta,
los órganos del Estado argentino asignar está en la obligación de lograr ese re-
primacía al tratado ante un eventual sultado, sea por medio de la legislación
conflicto con cualquier norma interna o cualquiera otras medidas que fueran
contraria o con la omisión de dictar dis- necesarias según su ordenamiento jurí-
posiciones que, en «as efectos, equival- dico interno para cumplir ese fin. Por
gan al incumplimiento del tratado in- otra parte las palabras "en las condicio-
ternacional. Esta, Convención ha altera- nes que establezca la ley" que contiene
do la situación del ordenamiento jurí- el art. 14.1 del Pacto de San José de
dico argentino contemplada en prece- Costa Rica referido al ejercicio del De-
dentes de esta Corte, pues ya no es recho de rectificación o respuesta, re-
exacta la proposición jurídica según la fieren a los diversos sistemas jurídicos
cual no existe fundamento normativo internos, integrados también por las
para acordar prioridad al tratado fren- sentencias de sus órganos jurisdicciona-
te a la ley. les. En virtud de ello puede el Tribunal
13.—Conforme lo sostuviera la Corte determinar las características con que
Interamericana de Derechos Súmanos ese derecho, ya concedido por el Trata-
do, se ejercitará en el caso concreto.
todo Sstado Parte que no haya ya era-
ron sentirse con igual intensidad ofendidos art. 33 de la Constitución,, sino que se ha
por el mismo agravio (»). incorporado al ordenamiento jurídico ar-
gentino con el Pacto de San José de Costa
(7) BLpttoexo,j63LreBUcar goza de» ptefe- Rcaí*5). Ljiego,. coincide con la mayoría
reficia temporal, de modo que el órgano en que la norma en cuestión es Qjsaaíl-
emisor de la ofensa podrá excepcionarse de va .t38) y finalmente entran en el meollo de
cuinplir con otras pretensiones de Igual o la cuestión (**). Es aquí donde se advierte
semejante naturaleza,"simplemente con la la disidencia con la mayoría" la que es ex-
acreditación de la difusión de la respuesta presada sin ambages, "...el apelante —di-
reparadora (3°). cen los jueces Petracchi y Moliné (yConnor—
no ha comprendido lo que es el derecho de
(8) La vía sumaristma del amparo, puede réplica pues le asigna un alcance que no
resultar adecuada para el ejercicio del de- encuentra apoyo ni en la Convención ni en
recho de réplica (»). el Derecho Comparado, ni en las constitu-
ciones de varios estados provinciales. Efec-
' (9) El espacio que ocupa la respuesta no tivamente, su institución no ha tenido el
debe exceder del adecuado a su finalidad y propósito de crear un foro al que pueda
en modo alguno debe ser necesariamente abordar todo aquel que crea ver atacados
de Igual extensión al que tuvo la publica- valores, figuras o convicciones a las que
• clon inicial í32). adhiera ... lo que este derecho procura
instituir es un modo de proteger ámbitos
Hasta aquí el fallo de la mayoría. Antes concernientes al honor, identidad o intimi-
de formular el comentario del mismo me dad de personas que han sido aludidas en
detendré en loa votos disidentes. algún medio de comunicación, permitién-
doles acceder gratuitamente a ellos para
El de los Jueces Petracchl y Moliné O'Con- dar su propia versión de los hechos" (*»).
nor, luego de algunas consideraciones sobre "Resulta entonces imprescindible —conti-
la procedencia del Recurso Extraordina- núan— que la persona esté directamente
rio '33), entran al fondo de la cuestión (34), aludida en la noticia, que, de ese modo,
señalando que el derecho de réplica no es pone en cuestión la mismidad intransferible
un derecho contenido implícitamente en el de aquella" C 39 ). De allí concluyen en la
(») Consid. 25. tante ya que, como señalaré mis adelante por
(«) ídem. la extensión dada al derecho de replica la ma-
<») Consid. 31. yoría, en mi criterio, no pudo haber extraído el
<») Consid. 32. mismo del art. 14.1. del tratado Internacional,
{») Conrids, 3«/ll. sino en todo caso del miaño art. 33 de la C. N.
(»} Coosids. 14/18.
(*) Consii 12.
(9) Con ello el voto de la minoría ratifica («) Consid. 19.
(38) Consid. 20.
oota 3. Esta ar^rmacióii tne pareoe impog* (») Consid. 24, pta. 2».
 JUKISPBÜDENCIA
14.—La vía súmaristma "del amparo
elegida por el accionante ante Za nega-
tiva del requerido de difundir su re*-'
puesta a afirmaciones agraviante» a su
sistema de creencia», resulta adecuada
frente a la naturaleza del derecho Que
busca ser protegido judicialmente. Un
tal sentido corresponde recordar que
esta Corte estableció que las garantios
individuales existen y protegen a los in-
dividuos por el sólo hecho de estar con-
sagrados en la Constitución e Indepen-
dientemente de las leyes reglamenta-
rias. Por tal razón, el espacio que ocu-
pará la respuesta no deberá exceder del
adecuado a su finalidad y en modo al-
guno debe ser necesariamente de igual
extensión y ubicación que el que tuvo la
publicación inicial; ello desde luego, en
un contexto de razonabilldad y buena
fe, pero evitando una interpretación
extensiva del instituto me lo tome ju-
rídicamente indefendible y ponga en
peligro el regular ejercicio del derecho
de información, pilar básico de las ins-
tituciones republicanas. En el caso, re-
sultará suficiente con la lectura de la.
primera hzja de la cana acompañada
por el actor.
15. —SI acrecentamiento de la In-
fluencia que ejercen los medios de in-
formación tiene como contrapartida
una mayor responsabilidad por parte de
los diarios, empresas editoriales, esta-
ciones y cadenas de radio y televisión,
los que se han convertido en colosales
empresas comerciales frente al indivi-
duo, pues si grande la libertad grande
también la responsabilidad.
EL DERECHO
16. —Ese tan especial reconocimiento
constitucional que merece la prensa, no
significa impunidad ni elimina la res-
ponsabilidad ante la justicia por los de-
lito* y daños cometidos, pues en la
Constitución no ha existido el propósito
de asegurar la impunidad de la prensa.
Si la publicación es de carácter perju-
dicial y si con ella se difama o injuria
a «na persona, se hace la apología del
crimen, se invita a la rebelión o ala se-
dición, no pueden existir dudas acerca
del derecho del Estado para reprimir o
castigar tales publicaciones,
ff. — Entre las técnicas de prevención
y de seguridad para evitar, atenuar y
reparar los abusos y excesos en que in-
curren los medios de comunicación se
encuentra el ejercido de los derechos
f1.148) 345
de respuesta y de rectificación. En este
sentido, resulta, un antecedente relevan-
te de la creación normativa de este de-
recho, el proyecto de Código de Honor
de periodistas de las Naciones Unidos,
admitido por una comisión de la asam-
blea general de 1SS2; el Código de Btt-
ca del Circulo de Antioquia de J970; la
Carta del Periodista de Francia d¡ 1965;
la Carta de Chile de 1969, entre otros.
ÍS. — En el caso existe cuestión fede-
ral que habilita la instancia extraordi-
naria de esta Corte si se ha cuestionado
ía inteligencia de cláusulas de la Cons-
titución Nacional y del Pacto de San
José de Costa Sica y la decisión impug-
nada resulta contraria al derecho que ti
recurrente pretende sustentar en aqué-
llas farts. 31 y 33, Constitución Nacional

ausencia de legitimación del actor, ya. que tos más profundos, por expresiones Ínsita»
la verdadera ofendida con las expresiones mente agraviantes para su sistema de creen-
de Dalmiro Sáenz seria la fe católica y no cias (Regla 2) por medio de una ofensa
ei actor quien no fue aludido en forma sustancial y no a través de una mera opi-
personal («). • nión disidente (Regla 3). Asimismo, la ofen-
La disidencia del presidente del Tribunal, sa generada debe proceder de una superfi-
doctor Levene discurre por iguales carriles cial afirmación sin razonable afirmación de
arguméntales y su doctrina, ajustada estric- sustento argumenta! (Regla 4). La respues-
tamente a la letra del art. 14.1. del Pacto ta o rectificación, por otro lado, es limitada
de San José de Costa Rica, está expresada en su ámbito pues solamente tutela bienes
en loa conde. 19 a 2B. Belluscio, por su lado, de naturaleza civil, no de orden político o
opina que al derecho de réplica "no puede electoral (Regla 5). Y una última y tal ve»
encontrársele operatlvidad en el marco de la más importante limitación es la cuantita-
citada convención" («), lo que basta para el tiva. Sólo se admite una respuesta, la que
rechazo de la acción. llega primero (Regla 7) y el espacio qué se
le asigne no debe exceder del adecuado a
m su finalidad, no debiendo tener la misma
extensión que la afirmación Inicial (Re-
Indudablemente, mas allá de las parti- gla 9) (*»).
cularidades del caso, lo que importa para el
futuro son las reglas que el fallo claramente Como puede verse, no debemos dejarno»
establece en punto al ejercicio del derecho llevar por la primera impresión que la sen-
de réplica. tencia produce, ya que su desarrollo exhibe
un derecho de réplica ideológico pero limi-
En este punto quiero ser muy claro y se- tado. Hay varias limitaciones que a mi Jui-
ñalar que, si bien no coincido con la creación cio son importantes.
de un derecho de réplica Ideológico, en modo
alguno puede decirse que el ámbito restrin- En primer lugar la ofensa, además, d*
gido dentro del cual la Corte lo concede, grave, debe provenir de una afirmación WK
puede Interpretarse como un atentado a la perficial. Es evidente que una opinión dad»
libertad de expresión o a la libertad de los por alguien con autoridad en la materia r
medios de comunicación. De allí que el es- bien argumentada, puede generar disidencia
cándalo o desconsuelo de algunos de ellos pero ello no genera una lesión en los senti-
luego de conocida la sentencia, no me pa- mientos. No es lo mismo que opine sobre la
rece justificado. Veamos. religión católica —o sobre cualquier otra—
un ateo de ocasión, en un Moque de .un
En primer lugar se requiere que el repli- programa de entretenimientos, a que lo haga
cante haya sido ofendido en sus sentimlen- un teólogo —equivocado o no— en el maroí
(40) Ideo, páir. 4». í*2) De hecho, de la carta 'del actor i—
que ser leída la primer» bota (wht» ifl
(«) Conjii 9>. dispositiva del faDo). • •'-' r•*' **
de una discusión profunda. Lo que la Corte
está penalizando es lo primero y no lo se-
gundo.
La segunda limitación es el ámbito de los
derechos protegidos. Solamente puede repli-
car aquel que se sienta ofendido por expre-
siones contrarias a bienes de naturaleza
civil. La expresión, si bien se entiende, pudo
haber sido mejor explicada. De todos modos
es claro que nadie tendrá derecho a replicar
_pOR.t»aar«>g -de orden político o electoral y
con ello quedan excluidos —me parece—
otros ámbitos menos trascendentes aún (v.
gr. los deportivos). Fallos posteriores o tal
vez la ley, si es que el Congreso decide
adoptar el criterio de la Corte, deberían
precisar esto con detalle. ¿Existe derecho de
réplica, por ejemplo, para el que se siente
afectado por expresiones ofensivas respecto
de la Constitución o de las instituciones
básicas de la Nación? ¿Qué pasa con los
agravios a ciertos valores artísticos y cul-
turales? ¿Puede replicarse en defensa, de la
«memoria de un procer?
El tercero de los limites es tal ves el más
caro á los medios de comunicación pues hace
al tiempo que deben conceder al replicante.
Aquí la Corte enfrentaba un dilema. Por un
lado su intención es proteger la lesión a un
bien de naturaleza civil, propinada por una
ofensa grave expuesta de manera superficial.
Pero como todas estas características o re-
quisitos son subjetivos, era necesario poner
un limite objetivo, para evitar la avalancha
de opiniones de todos aquellos que dicen es-
tar ofendidos gravemente y, de paso, obte-
(«} El que «.interior en el tiempo ei pre-
ferido en el derecho (Corpus luris Canonici, regla
54 de regula iuríi. Decretales de Bonifacio VIII,
ner usa corta celeridad. Es asi que la Corte
en aras de proteger la libertad no tanto de
quien se expresa —que puede ser ajeno al
programa, como el caso de autos— sino con-
cretamente de los órganos de emisión, aplica
la vieja máxima qui prior est tempore, po-
ner est ture («).
Pero con esta solución salomónica, el tri-
bunal no ha podido resolver la cuadratura
del círculo que tenía delante, pues el afo-
rismo romano-canónico no parece ser el ma*
conveniente aquí ¿Por qué el primero que
contesta ha de tener un mejor derecho que
los siguientes para replicar? La Corte no
lo explica. Indudablemente, si se quiere se-
leccionar sólo una de las respuestas, esa
decisión no puede quedar a cargo del medio
de comunicación, pues es juez y parte. De
modo que una forma objetiva de resolverlo
es que sea el primero. Ello tampoco es seguro
totalmente pues puede no quedar claro cuál
de dos cartas llegadas el mismo día es la
primera.
Indudablemente en este punto el fallo
ofrece uno de sus flancos más débiles. Había
que adoptar una solución y se escogió una
de ellas, pero no necesariamente es la co-
rrecta. Deberla elegirse la mejor de las res-
puestas y no veo por qué la primera de las
respuestas lo será. Imaginemos un supuesto
hipotético. Un ciudadano luego de escuchar
una opinión Infamante sobre su religión,
decide replicar. Rápida y nerviosamente,
garabatea su carta y la envía. Al mismo,
tiempo, prepara su réplica la jerarquía ecle-
siástica. respectiva, pero claro, como esta.
Título 12, libro 5). Véase MANS PUICAHNAU, JAI- .
ME, Los Principio* Generales del Derecha, Batee-:
Ion*. Boten, 1979, p. 840. ... -•.-,, •:
 JtnOSPRUDENCIA
-' * y 14, pacto de San José de Costa .Rica;.
Por otra parte al encontrarse en dis-
• ciwWn el alcance que cabe asignar a
normas del derecho federal, la Corte
. i Suprema no se encuentra limitada en su
decisión por los argumentos de las par-
tes o del a quo, sino que le incumbe rea-
linar una declaratoria sobre el punto
disputado.
- 19.—El derecho de réplica, rectifica-
ción o respuesta, excluida su consagra-
ción espresa en la Constitución Nacio-
nal, tampoco se encuentra contenido en-
tre los implícitos que reconoce el art. 33
de aquélla. Por otra parte, el Pacto de
San José de Costa Rica integra el orde-
namiento furidieo argentino {art. Sí,
Constitución Nacional} puesto que se
segunda respuesta es más meditada y debe
ser objeto de consultas, llega más tarde. El
primero, seguramente un hombre devoto,
fiel, de buena voluntad, pero que tal vez
hasta puede estar equivocado en la res-
puesta, ha sido erigido —por obra del tiem-
po, como en un programa de preguntas y
respuestas— en representante colectivo de
toda la grey amenazada. La carta o respues-
ta de las autoridades competentes, quedará
en cambio, guardada en un cajón y será
conocida públicamente sólo sí el canal de
televisión, la estación de radio o el diario
en cuestión, quieren darla a conocer.
Como vemos, la solución de la Corte no es
buena. Pero, insisto, el problema no es otor-
gar el derecho de réplica al primero, al
segundo o a alguno de los que repliquen, el
el problema es la naturaleza del derecho de
réplica que se ha instituido. Una vez que se
concede el derecho con fuentes ideológicas,
la base de la legitimación es tan ancha que
cualquier limitación que luego se Intente
poner será artificial y no conformará a
nadie. V la prueba de ello es que los medios
se quejan; sin razón pero lo hacen. A su
vez. los eventuales replicantes, legitimados
a partir de este fallo, tienen una chance
muy reducida y limitada a la celeridad con
que la respuesta se produzca.
IV
ha el dwechTde
ofend,
trata de una convención vigente deque
üt Argentina se ha hecho parte median-
te el oportuno depótito del instrumento
-. • de ratificación; ello así, independiente-
... mente del carácter operativo o progra-
mático de las normas' que lo integra*
(del voto en disidencia de los doctorea
PKIBACCHI y Mouxi O*ComroR).
20.—Para determinar ti la norma que
prevé el derecho de réplica o respuesta
(art. 14, Pacto) exhibe naturaleza ope-
rativa o programática, es menester es-
tudiar la cuestión desde la perspéctica
del Derecho Internacional de lo* Dere-
chos Súmanos; una da cuyas caracte-
rísticas es distinguirse del resto de lo»
tratado* de otras especies. Kn efecto, lar
tratado* sobre derechos humanos no so»
rectificar esa información. Asimismo, cuan-
do el Pacto se refiere a informaciones no*
solamente está aludiendo a hechos, sino
también a opiniones sobre esa persona, ya
que de lo contrario una interpretación me-
ramente literal puede afectar el fin de la
norma.
De modo que la Corte ha ampliado sus-
tanclalmente el derecho que esta convención
internacional protege y en tal sentido me
inclino a pensar que el derecha de réplica
ideológico debería ser extraído, en todo caso,
de los derecjujs-.toplíciíos del art. 33 de la
Constitución. SÍ esta afirmación fuera co-
rrecta, los considerandos acerca de la pri-
macía de los tratados sobre las leyes y la
operatividad del Pacto en punto al derecho
de réplica, no Integran el holding del fallo.'
• lado, el derecho de répaca!
no permite fomnlar%r<wie
estrictos sobre su futuro. MentoM
tnr* ^...r —••"" "• «auo luna» a la cns-
lura, pero en versión minimizada nodrá
moldearla como mejor crea conveniente;
-! '"(•'"i* Sf'^&ji* V
tJ^i»1 °ü£°» Udo *° «M»l>to»;ia Oort» n*
tomado partido «n un tema de fondo, con»
«* ™ Primacía de los tratados internado-'
nales sobre las leyes. Este es tal
<Ucamento,, el saldo más real o
ate fallo ya que sobre este ponto. * dtt»¿
«nel* del anterior, las aJttonatrfu «rt
«n medio pora equilibrar recíprocamen-
te intereses entre lo* Estados sino que,
por el contrario, buscan establecer «n
orden público común cuyos destinata-
rios no son los Estados sino los hombres
que pueblan sus territorio*; «sfirposi-
ctón jurídica es compartida en América
y Europa (del voto en disidencia de los
doctore* FRUCCBX y Momia O/Cow-
JTOR).
21.—Es consecuencia de la distinción
habida entre los tratados de derechos
, humanos y los tratados de otras espe-
cies, la presunción de operativldad yut
poseen las normas contenidas en los
Tratados Internacionales sobre derechos
humanos. En otras palabras, el Tribunal
considera que ¡as normas aludidas uta-
pocas y la Corte ha sido verdaderamente
claca en su configuración, con la cual con-
cuerdo. En efecto, creo que los tratados con
naciones extranjeras, sean bilaterales o mul-
tilaterales, tienen primacía sobre ¡as leyes
del Congreso y una ley posterior no puede
derogarlos. Esta cuestión es particularmente
importante en el marco del derecho de la
integración que ha de convertirse en uno
de los capítulos trascendentes de nuestro
ordenamiento jurídico.
Pero es cierto también que si —como
creo— el derecho de réplica que la Corte ha
creado no tiene base en la Convención In-
teramericana de Derechos Humanos, sino en
todo caso en el art. 33 de la Constitución,
esta parte del fallo es un obiter dietum
pues no es necesario para fundarlo.
Queda por analizar si el derecho de ré-
plica ideológico puede tener cabida, efecti-
vamente, dentro del art. 33 de donde a mi
Juicio debería extraerlo la Corte (**>. Si lo
analizamos dentro del contexto muy redu-
cido en que el Tribunal le da cabida, no en-
- cuentro nada en el art. 33 que lo prohiba.
No hay nada que lo haga Incompatible con
la soberanía del pueblo o la forma repu-
blicana de gobierno. Se trata, simplemente,
de una regulación más a la libertad de ex-
presión. Una versión más amplia, por el
contrario, sí podría ser incompatible con la
"'
prohibición de restringir la libertad de ex-
presión del art. 14 p la de imprenta del
art. 32. Pero aun así, creo que ello desna-
turaliza la esencia del derecho de réplica el
cual está basado en un esquema simétrico
e&tre el agresor y el agredido. Para que este
derecho se ponga en funcionamiento, debe
haber alguien que informa incorrectamente
u ofende a alguien en concreto. Esa persona*
>:ifef: - . • • • • ' - • .-••"• • • -
'
Ht, DERECHO ft!48) 34T
bteceit derecha» que se presumen pue-
\n ser broceados, ejercfdot y amparo-
- dos sin el complemento de disposició»
legislativa alguna. Ello sg. funda -en ei -
derecho de respetar, los derecho» del
'hombre, axioma central del Derecho In-
ternacional de,Ja» Derecho» Humanos.*
Es claro que'e'sta presunción cede cuan-
do la norma en examen es nítidamente
programática (v.gr. derechos económi-
cos, sociales y culturales) (del voto en
disidencia de los doctores PRUCCIU y
MOLUTÍ OCotmos).
22. — Toda ves que el Pacto de San"
José de Costa Rica es un tratado inter-
nacional sobre Derechos Humanos, su»
norma» potan de la presunción de ope-
ratividad; es decir que pueden ser invp-.
específicamente aludida, es quien debe con-
testar. Nadie más.
Si en cambio la agresión es a una creencia
a un sentimiento, los tribunales pueden
ayudarnos a encontrar una solución, pero
ésta será más ficta que real. Por ello no
debemos caer en la ingenuidad de creer que
las leyes o el Estado, nos pueden amparar
de todos los riesgos a los que estamos ex-
puestos. El derecho no es un reaseguro in-
falible contra todos los males. Es un medio _
instrumental para hacer viable la vida en
sociedad.
Porque, en definitiva, no hay nada más
riesgoso que vivir en una sociedad demo-
crática. Las dictaduras aunque parezca men-
tira, son seguras. Los centros desde donde
se imparten las reglas son pocos y están
controlados. Los que las acatan viven con-
fortablemente y los díscolos van a la cárcel.
Kn las democracias, contrariamente, este
reparto básico de premios y castigos no se t
da. Incluso, a veces, los más rebeldes son t
los más beneficiados. Una prensa opositora,
bajo una dictadura, tiene poco a ganar.
Bajo una democracia, puede tener tiradas
fabulosas. La democracia, además, es mo-
lesta. Tenemos que tolerar a los intolerables.
Tenemos que convivir con los que se nos
parecen y con los que no. La democracia
es un acto diarlo de ejercicio de la virtud
de la paciencia. Pero aún así; es el único
modo de convivencia civilizada que aún se
ha inventado. Es, como decía Winston
Churchill, el peor de los sistemas despulí
de todos los demás. Estas son las reglas de
Juego. -
(4i) Roctadeznój de todos nodos que
'•—•"ictán «uterfor ha negado está*
i otsos efeoo* *á nota 3,
••.:.-.•»••»
 348 JURISPRUDENCIA
codos, " ejercidos y amparado* «in el
Complemento de disposición legislativa
alguna (del voto en disidencia de los
doctores PETRACCIU y MOLINÉ O'CON-
23. — La. norma que regula el derecho
de rectificación o respuesta en el Pacto
de San José de Costa Rica (art. 141 es
operativa, no sólo por la presunción que
en tal sentido gozan en general la» dis-
posiciones de la Convencían, sino ade-
más, por cuanto eso es lo que surge de
su propia interpretación gramatical (del
voto en disidencia de los doctores Ps-
TSACCHI y MOLIKÉ O'CONKOR).
24. — A la luz de una Interpretación
de buena f e del Pacto de San José de
Costa Rica (art. 14) parece evidente que
EL "ADENTRO" Y EL "AFUERA" DEL DERECHO DE
REPLICA
SEMÁNTICA Y OBJETO
1. Tal vez desde el caso "Sejean" en 1986
no asistíamos a tan enorme difusión y de-
bate en torno de una sentencia de la Corte.
La retahila de criticas vino fundamental-
mente, esta vez, de los medios de comunica-
ción sccial, especialmente la prensa escrita. Y
es ana lástima que la primera-oportunidad
en que la Corte ha sentado una muy buena
doctrina en materia de derecho de rectifi-
cación y respuesta, la "aplicación" de esa
doctrina al caso concreto que decidió haya
sido, a nuestro Juicio, equivocada. La disi-
dencia de los jueces Petracchl y Moliné
O'Connor, en cambio, compartiendo buena
parte de la doctrina acogida por la decisión
mayoritaria, ha acertado en la solución, al
sostener que la cuestión planteada no admi-
tía encuadre en el derecho de rectificación
y respuesta.
2. Vayamos en primer lugar al problema
semántico. ¿Hay diferencia entre derecho
"de réplica" y derecho "de rectificación y
respuesta"? No nos preocupa ni aturde el
problema semántico. Para nosotros son la
. NOTA BE HHJACCIÓN: Ver la nota de Redacción
incJuida en ei trabajo del doctor Alberto Bianchi,
en p. 339 de este mismo tomo.
el derecho de respuesta o rectificación
procede frente a informaciones intxacr
tas o agraviantes que, además, causen
un perjuicio actual y concreto a la
persona aludida. Ss decir que la infor-
mación c/ue genera este derecho a re-
plicar es aquél 9"e refiere directamente,
al afectado o al menos ¡o alude de modo
tal que resulta fácil su individualiza-
ción (del voto en disidencia de los doc-
tores PETRACCHI y MOLUÍÉ O'CoimoR),
25.—Si el derecho de respuesta o
rectificación se reconociere sin el re-
quisito de "individualización" de la per-
sona afectada por la información in-
exacta o agraviante, se abriría la posibi-
lidad de intentar cvestionamientoi a
expresiones ideológicas o conceptúale*
Por GERMÁN J. BIDART CAMPOS
misma cosa, aunque creemos mejor usar la
denominación más precisa que emplea el
Pacto de San José de Costa Rica: derecho
"c5e rectificación y respuesta". Pero "répli-
ca" también es palabra correcta, porqué el
diccionario de la lengua nos alecciona so-
bre sus acepciones: respuesta o argumento
con que se contesta a otro.
Lo que importa, entonces, no es el nom-
bre que le demos a -este derecho, sino el
obfeto propio y específico, es decir, la Co-
bertura tutelar que depara. ¿Qué es lo que
se puede y se debe responder, rectificar-o
replicar? Sólo, y sólo los informes que 96*.
ser agraviantes o inexacto* afectan en for-
ma directa e individualizada a tina persona,
tea en su honor, sea, en su dignidad, sea •»,
su intimidad. No en sus ideas, ni en sus Opi-f
niones, ni en sus creencias. No puede ha-
ber, no debe haber espacio para responder»
rectificar o replicar ideas, opiniones, creen-
cias, o cosa semejante. Ese no es el objeta
incluido en el perímetro d*l derécho^o
rectificación y respuesta. Lo" señala «raj
bien el voto de los doctores Petracchl y Mp-
liné O'Connor.
3. Pero dejar fuera del ámbito ampara*
por este derecho a las ideas, opiniones
creencias no puede servir, no «3we tejí
de fundamento para denostar y repewf •
correcta y ceñida interpretación del **
cho de rectificación y respuesta « «1 am
EL DERECHO
que, en definitiva, atentarían contra la
libertad de prensa. Libertad cuyo espe-
cial resguardo ha asumido la Corte al
grado tal de efectuar cuidadosas preci-
siones (del veto en dls.dencia de ios
doctores PETRACCHI y Motaré O'CON-
NOR).
26.—La institución del derecho de
réplica no ha tenido el propósito de
crear un foro al que pueda abordar todo
aquel que crea ver atacados valores, fi-
guras o convicciones a los que adhiera;
aunque sea muy comprensible el dis-
gusto (o aun la conmoción; yue tales
ataques —a veces desaprensivos— pue- ,
dan producir, lo cierto es que lo que
este derecho busca instituir es un modo
de proteger ámbitos concernientes al
ño que de él contiene el art. 14 del Pacto
de San José.
tío es, pues, una cuestión de nombres, sino
de objeto. Quienes han criticado el fallo sin
entenderlo, seguramente responden a una
adentrada convicción que se opone al al-
cance moderado y justo que el derecho de
marras tiene en el citado tratado interna-
cional.
EL PODER DE LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN
4. Ha causado desagrado en muchos ám-
bitos la serie de verdades que la decisión
mayoritaria sostiene y explica acerca del
poder social de los medios de comunicación
masiva. Es un tema "tabú'', y ha hecho muy
bien la Corte en no tenerle miedo. Tampo-
co se ¿o tenemos nosotros personalmente,
ni siqiiera porque como directores de EL
DERECHO ejercemos un periodismo específi-
co en el campo jurídico.
¿Era necesario decir lo que dijo la Corte?
En un sentido estricto no !o era. Pero para
los de dura cerviz, que no comprenden o no
quieren comprender el sentido de justicia
y de libertad que reviste el derecho de rec-
tificación y respuesta, ha sido bueno el re-
cordatorio de que el común de las gentes
necesita imperiosamente un Instrumento
que compense y equilibre la libertad de ex-
(*) Para no intercalar diversidad de citas re-
mitiendo a nuestros trabajos, recordamos que
nuestras mis recientes interpretaciones pueden
verse en: "Tratado elemental de derecho consti-
tucional argentino'', Ed Ediar, Buenos Aires, t.
*H: "Los pactos internacionales sobre derechos
«únanos y la constitución", 1983; "Teoría gene-
ít.148) 349
honor, identidad o intimidad de perso-
nas que han sido aludidas en algún me-
dio d-í comunicación, permitiéndoles
acceder gratuitamente a cílos para dar
"supr pía versión de los hechos (del voto
en disidencia de los doctores PETRACCHI
y MotINÉ O'COSNOH) .
27. — Sí, en el caso, el actor expresa
que se ha sentido dolido como conse-
cuencia de expresiones vertidas en un
programa de televisión que habrían sido
lesivos para la Je católica, ésta sería, en
verdad, la eventual atacada. No lo ha
sido en cambio, el recurrente: éste no
alega que se lo haya mencionado o alu-
dido en el citado programa. En conse-
cuencia es palmaria su ausencia de le-
presión cuando un medio d.e comunicación
difunde públicamente un informe inexacto
o agraviante que afecta a una persona con-
creta en sus derechos personalisimos. No
en sus Ideas, creencias u opiniones.
No nos incomoda, pues, que el fallo de-
dique los considerandos que destina a dar
el porqué es indispensable —con el alcance
que nosotros venimos asignándole— el de-
recho de replica. Muy lejos de cercenar o
aminorar la libertad de expresión, de in-
formación, de crónica, de critica, permite
que esa libertad no se unllateralice en un
único sector de la sociedad, sino que esté
en d'sPonibi'idad y circulación para todos
y entre todos.
ra
LOS ARGUMENTOS FAVORABLES AL
ART. H DEL PACTO DE SAN JOSÉ DE
COSTA RICA
5. La interpretación que tanto la mayoría
como el citado voto disidente efectúan del
Pacto de San José de Costa Rica en el ám-
bito del derecho internacional de los dere-
chos humanos es más que correcta. Hace
años aue venimos predicando los mismos
argumentos en cuanta ocasión nos es posi-
ble, y en nuestros escritos y libros. Casi
no hay un so'o razonamiento en el fallo y
en la disidencia que no hayamos anticipa-
do desde tiempo atrás (»).
ral de los derechos humanos", Ed. Astrea, Buenos
Aires, 1901; "Constitución y derechos humanos.
Su reciprocidad simétrica", Ed. Ediar, Buenos
Aires, 1991; y en coautorá con Daniel E. Efe-
rrendorf; "Principios de derechos humanos y. ga-
rantías", Ed. Ediar, Buenos Airea, 1991. _•'•

ffitimación para ejercer el derecho de
rectificación o respuesta, en «1 presente
«aso. X* por ello que corresponde con-
firmar la sentencia apelada en cuanto
denegó la posibilidad del ejercicio del
derecho en cuestión al actor (del voto
en disidencia de los doctores Pcratccm
y MOUWB O'CoimoR) .
28. — Así como la Corte se encuentra
habilitada para desestimar los asuntos
que carezcan de trascendencia —art.
2SO, CPCC— asi también lo está para
intervenir cuando de un modo claro
aparezca dicha trascendencia, aunque,
como sucede en el casa, el recaudo de
fundamentactón recursiva no se encuen-
tra suficientemente cumplido. En tal
sentido, en el caso, la trascendencia del
Alguna v«z criticamos —en orden a la
interior jurisprudencia de la Corte ahora
uperada y dejada sin efecto— que nuestra
Jorte no tomara en cuenta, aunque fuera
iara refutarla, la doctrina emergente de las
)pioiones Consultivas de la Corte Inter-
mericana de Derechos Humanos, sobre todo
¡lando la República Argentina (ha acatado
into su Jurisdicción supraestatal cuanto la
3 la Comisión Interamericana de Derechos
límanos. Ahora nuestro máximo tribunal
; hace cargo de esa doctrina, la asume, la
ta, y la comparte. No podemos dejar dé
«gratularnos por tan correcta y esmerada
«tura. Más allá de lo estrictamente Ju-
dico, creemos que hasta ea un gesto de
•rtesía internacional.
0. De aquí en más, también la Corte aco-
j el buen principio de que efectuada la
ítíficacion de un tratado internacional, éste
• incorpora a nuestro derecho interno, y
parte de él. ¿Como no habría de ser así,
el art. 31 de la Constitución está dando
so más que firme para sostener tal prln-
3io? Ta no se podrá decir más que el
teto de San José no es derecho positivo
temo, ni que su art. 14 necesita de una
/ interna porque toda limitación a la 11-
rtad de expresión requiera que el Oon-
;so la establezca, y solamente el Congre-
pueda hacerlo. Eso es falso de toda fal-
lad, un tratado, que tiene naturaleza fe-
ral, y que por otra parte antes de su ra-
ícación internacional ha precisado la
-obación del Congreso, está en condicio-
; de introducir en el derecho interno una
litación como la. del art. 14 del Pacto.
. T ya que estamos tocando este ponto,
nos de decir qué. quienes a fuerza, de
car y ««tipiar argumentos contrarios al
echo dé réplica, sostienen eme el art 14
,-
debate se encuentra determinada por fe
interpretación de ¡a Constitución Nacio-
nal y del Pacto de So» Jote de Costa
Rica tn lo que atañe al derecho de rf-
plica, rectificación o respuesta, con la
repercusión que tendrá la solución 0*1
mismo tanto en el orden nacional como
internacional, puesto que se encuentra
en juego el cumplimiento de buena /e
de obligaciones internacionales asumi-
das por la Argentina, Esta circunstancia
determina la existencia de cuestión fe-
deral suficiente que habilita la instan-
cia extraordinaria del tribunal (del voto
en disidencia de los doctores Perwccsa
7 Mouní O'CoiixoB).
29.—El carácter de derecho de répli-
ca, rectificación o respuesta, como aere'
del Pacto es inconstitucional, debieron ha-
ber analizado su texto antes de la aproba-
ción y de la ratificación, o sea, abrir el pa-
raguas antes de la lluvia, y no después. Pero
no recordamos que en esa oportunidad ae
hubiera prevenido que el derecho de réplica
que iba en curso de ingreso al derecho ar-
gentino por fuente internacional fuera *
contrariar la constitución. ¿Alguien se opu-
so a la aprobaciónya la .calificación con
base en los argumentos que ahora ce es-
grimen?
£§} Día vez que el tratado de man» e*
daao por incluido en nuestro orden Jurídi-
co, tanto la mayoría como la mencionad*
disidencia aciertan en reconocer que el de-
reeho de rectificación y respuesta previsto
en el art 14 es operativo. La disidencia uti-
liza, incluso, el argumento que mucho he-
mos difundido, en el sentido de que en tak
tratados de derechos humanos hay que pre-
sumir la operativipad de sus cláusulas, «att
vo que con evidencia ello resulte Imposible.
Y es harto elocuente el discurso a travíi
del cual se afirma que el art 14 tiene Bp*
turaleza operativa, o sea, de aplicabllMW
automática y directa, sin necesidad deinW"
ma ulterior interna que lo reglamente, LO
que de "reglamentario" puede admití»* t
tenor de la última frase de la norma ('
las condiciones que establezca la teo
traba aquella operatividad autoaplle
porque se explica bien en el'YalIo cóaí «
el alcance menor de «se reenvió a te *
interna.
í. Pero queda otra cosa. . OTRO ACIERTO: EL CONGRESO NO
como la disidencia de Petraccbl y 1
OtJonnor avanzan a ateo «wtañei»
importantíilmo. Un tratado te toe***
tíntala en jurisdicción, ínter»* *r*
citando se dictan norma» contraría* m
EL DERECHO (t 148) 35L
cho esencial de la persona tendiente a ftnal de este ordenamiento. Por otra
proteger su honra y dignidad, le confie- parte, por ta esencia de derecho inhe-
re una naturaleza distinta a la de otros rente a la persona que el propio legisla-
derechos de índole económica o social, dor le ha otorgado al ratificar en su
que hace necesaria una tutela más in- totalidad el Pacto y los antecedentes ju-
tensa y una interpretación siempre fa- risprudenciales existentes emanados de
vorable a su existencia (del voto en disi- organismos internacionales, refuerzan la
dencia del doctor LBVENE £hj). convicción de esta Corte sobre su vigen-
cia y la necesidad de reconocerlo y am-
30.—SI derecho de réplica, rectifica- pararlo aun a /alta de reglamentación
ción o respuesta contenido «n el art. legal sobre aspectos vinculados a su
14,1 de la Convención Americana de los ejercicio (del voto en disidencia del doc-
Derechos Súmanos, como parte inte- tor Imán [ta.]).
grante de ¡a ley 23.054 que la incorporó
al ordenamiento jurídico vigente en 31.—En la medida en que el instituto
nuestro país, constituye un derecho su- Ae derecho de réplica o rectificación ha
ficientemente definido como para mere- sido concebido como un medio para la
cer la tutela de este Tribunal al que protección del honor, la dignidad y la
la Constitución ha constituido custodio intimidad de las personas, el perjuicio
sino también cuando se incurre en omisio- mental, la mayoría y la siempre citada
nes. Si en nuestro caso del derecho de re- disidencia no digan que el tratado está ri-
plica se entendiera —acaso— que el art. 14 gente porque lo aprobó (o peor: lo "ratifi-
es programático y no operativo, habría de có") el Congreso, sino que está vigente por-
todos modos que decir que al no haberse que fue ratificado intemadonalmente me-
dictado una ley interna durante los siete diante el depósito del respectivo instru-
años transcurridos desde la ratificación del mento. El Congreso no ratifica tratados:
Tratado en 1984, la República Argentina los aprueba, o los rechaza. Los ratifica el
habría incurrido en amisión inconstitucio- Poder Qjecutivo. De modo que, aun en su
nal. Y esta omisión hubiera requerido ser vocabulario, el fallo es preciso y exacto. Así /
subsanada por la Corte. Pero no era el caso. ha de ser, porque los, Jueces tienen el deber
de emplear bien el lenguaje Jurídico, y mu-
De cualquier manera, es muy útil que el cho más la Corte.
fallo baya dejado sentado que un tratado
es susceptible de violarse por la omisión de
establecer las disposiciones que sean nece-
sarias para su cumplimiento. DOS FELICES PACTAS DE LA MAYORÍA
Una omisión de ese tipo, en el supuesto 11, Consecuentemente con lo antedicho,
de precisarse una medida interna, .sería la mayoría sostiene con muy buena audacia
también la de los tribunales argentinos que, que una ley del Congreso no puede derogar
de faltarles la ley reglamentaria, no reme- un tratado. Es clarísimo: el tratado no está
diaran tal ausencia en sus sentencias; es vigente en Jurisdicción interna porque el
decir, si desconocieran al tratado sin su- Congreso lo ha. aprobado, sino porque el
plir la omisión legislativa. Y ello es asi por- Ejecutivo lo ratificó. Por el principio del
que, como ya lo hemos insistido demasiado, paralelismo de las competencias, el Congre-
el art 29 del Pacto obliga a adoptar medi- so no puede derogar en el derecho interno
das legislativas "o de otro carácter" para una norma (el tratado) que no fue puesta
hacer efectivos los derechos que todavía no por él en «1 derecho interno, sino por un
lo fueran en el derecho interno. Entre las acto complejo en que, si bien tfi Congreso
medidas "de otro carácter" se bailan, in- tomó parte (al aprobar el tratado), la In-
dudablemente, las sentencias, especialmen- corporación sólo se produjo a partir de la
te las de los superiores tribunales de pro- ratificación internacional efectuada por el
vincia y las de la Corte Suprema de Justi- Poder Ejecutivo.
cia de la Nación.
12. Y ahora sobreviene el cambio visce-
IV ral que Juagamos más notorio: la Corte —«n
su decisión mayor¡taria-~ deja de lado una
viejísima y anacrónica Jurisprudencia suya,
RATIFICA LOS TRATADOS que negaba prioridad a los tratado* sobra
las leyes. Veníamos diciendo, sin querer
10. También nos ha cansado honda satis- profetizar, que en pauta estábil destinada
facción que «1 recorrer toda su linea argu- a ser dejada do Jado en el futuro. Y «*
352 JURISPRUDENCIA
que autorice a demandar con funda-'
menta en él debe provenir de un ataque
directo a esos derecho» personalísimos,
fin que la» aflicciones o sentimientos
que produzcan las expresiones ideológi-
cas, políticas o religiosas vertida* públi-
camente, puedan considerarse como ta-
les cuando no están dirigida» a persona
determinada tino contra el patrimonio
común de un grupo que, por más respe-
table que sea, escapa a la tutela, del de-
recho de respuesta (del voto en disiden-
cia del doctor Usmnt [h.]).
32.—Si, en el caso, en el programa
del demandado no se han vertido infor-
maciones inexactas O agradantes sino
expresiones •que más allá de la inten-
cionalidad con que fueron expuestas en
futuro ha llegado con esta sentencia. ¡En-
horabuena! T ojalá la nueva tesis se con-
solide, se reitere y sustituya para siempre
a la anterior
La Corte sienta su buena doctrina en este
punto apoyándose en la Convención de Vle-
na sobre derecho de los tratados, conforme
a cuyo art. 27 un Estado parte en un tra-
tado no puede incumplirlo ni desobligarse
invocando su derecho interno. Es correcto
que la Corte armonice este principio dentro
de nuestro derecho interno, y sobreponga
los tratados a las leyes.
13. Lo que no ha dicho —no hacia falta
en el caso— es como compatibilizar la pri-
macía del derecho internacional sobre el
derecho interno cuando se trata de compa-
rar un tratado con la constitución. Por
ahora, que la constitución argentina tal
cual es, no parece viable que ella ceda su
supremacía frente a los Tratados. Pero
también venimos pregonando que, de efec-
tuarse una reforma constitucional, seria
muy deseable que en una nueva norma
constitucional se reconociera la primacía
del derecho Internacional sobre todo el or-
den interno, incluida la propia Constitu-
ción, al menos respecto de los tratados so-
bre derechos humanos en tos que Argentina
fuera parte.
Pero si es cierto que el art. 27 de la Con-
vención de Viena presta asidero al argu-
mento de que los tratados prevalecen so-
bre ;as leyes internas, siempre hablamos
creído y sostenido, aun sin esa base norma-
tiva internacional, que existían otros sobra-
dos argumentos para «ostentar igual punto
de vista. No es del caso ahora explayarnos
en el tema, bastándonos remitir a nuestras
obras anteriores, al menos desde 1964. .
modo alguno puede caracterizarse como
tal, y menos aún fueron referidas al re-
• .cúrrente, Aa de concluirse <rue éste ca-
r?£e jde legitimación para~tnterponetr1a
presente'demanda procurando el ejer-
cicio de su derecho de réplica, por lo
que corresponde confirmar la sentencia
que denegó tal pretensión (del voto en.
disidencia del doctor Ixvcnx {&.]).
• 33.—Conforme se estableciera e»
otros antecedentes, cuyos fundamento»
esta Corte en su actual composición
comparte, el derecho de réplica, rectifi-
cación o respuesta no tiene consagración
expresa en la Constitución ni te en-:
euentra entre los implícitos que recono-
ce el art. 33. Tampoco cabe otorgarla
operatividad directa en el marco 'de la
Casi treinta años .después, la Corte no».
respalda. También enhorabuena, no por va-
nidad personal, sino por la sincronización
que ha alcanzado con el ritmo universal del
derecho internacional público.
VI
¿EL DERECHO DE REPLICA SE PUEDE
ALOJAR EN EL ART. 33 DE LA »
CONSTITUCIÓN? «J
14. La disidencia de los doctores Petrae——
Cfoi y Moliné O'Connor, que tan brillante-
mente hace pie en el Pacto de Costa Rica
para dar por cierto que el derecho de réplica-
es operativo y hace parte del derecho argen-
tino, sostiene —en cambio— que tal derecho
no pertenece al orbe constitucional argen-
tino de los derechos implícitos. Aunque est»
obüer dicta no frustra la vellosidad de la
disidencia que comentamos, nos permitimos
una leve discrepancia, porque en nuestro»
largos comentarios acerca del derecho in-
ternacional de los derechos humanos en re»
lación con la constitución argentina, tentf-" *
mos sugerida una Interpretación amplia f
generosa que, en caso de encontrar «n to».
tratados internacionales (como un ^ntn*");
algunos derechos ajenos al plexo de noe*-
tra constitución, lleve a darles
en su art. 33 sobre derecho»
El de réplica es uno de los que
mente damos por albergados en el
de la constitución.
vn
EL CASO RESUELTO NO ENCUADRA BH
EL DERECHO DE REPLICA
- 15. Y aquí aparece nuestra nueva
panela, esta .vez con lo resuelto por Ja
EL DERECHO
Convención Americana sobre Derechos
Humanos —que integra el derecho ar-
gentino— pues ella lo remite a "las con-
diciones que establezca la ley" (art. 14.11
de manera que mientras tal ley no sea
dictada no podrá adquirir operatividad
(del voto en disidencia del doctor BB-
J.LTJSCIO).
34. — Mientras no se dicte la ley que
reglamente el ejercicio del derecho de
réplica o respuesta —cuestión esta de
política legislativa, ajena a los órganos
jurisdiccionales— rige el principio de
reserva consagrado en el art. 19 de la
Constitución Nacional, según el cual na-
die está obligado a hacer lo que la ley
no manda (del voto en disidencia del
doctor BIXLUSCIO).
yoría al subsumir el caso de autos en el
art. 14 del Pacto de San José, y nuestra
adhesión, en este aspecto, a los argumen-
tos de los ministros Petracchi y Moliné
Qttonnor.
Entiéndase bien lo que decimos y lo que
negamos: el art. 14 del Pacto es derecho
internacional incorporado al derecho ar-
gentino; la cláusula es operativa; su inter-
pretación debe hacerse en compatibilización
con la constitución y orientada por la doc-
trina sentada por la Corte Interamericana
dé Derechos Humanos; los tratados preva-
lecen sobre las kyes, etc. Pero el art. 14 del
Pacto no incluye en su objeto ni en su con-
tenido la réplica de ideas, opiniones ni
creencias. Sólo cubre a quien ha sido perso-
nal y directamente afectado en derechos
personalisimos (honor, dignidad, intimidad)
por un informe inexacto o agraviante, a
efectos de que por el mismo medio de co-
municación masiva que lo difundió públi-
camente, esa persona afectada responda o
rectifique con inmediatez y prontitud.
16. Hay que reparar en que con este con-
torno estricto no estamos para nada negan-
do la existencia y la tutela de los intereses
difusos, o colectivos, o de pertenencia difu-
sa. Tampoco negamos que para su defensa
deba reconocerse legitimación a cualquier
afectado en la parte que "com-parte" con
otros en esos mismos intereses. Aquí el pro-
blema es otro. El problema es éste: el dere-
cho de rectificación y respuesta no es idóneo
Para asumir representaciones colectivas en
materia de intereses difusos cuando éstos se
sitúan en el crbe de las ideas, de las opinio-
nes p de las creencias. Y no lo es porque la
rectificación o la respuesta están deparadas
solamente al afectado directo e Individuali-
zado en el informe Inexacto o agraviante,
agravio o la Inexactitud no han de recaer
(t, 148)
35. — La circunstancia de gue todo
cristiano haya podido sentirse molesto o
agraviado por expresiones . hirientes
para los valores que alienta su fe reli-
giosa, no significa que pueda abrirse una
acción ejercitadle por cualquier persona
que profese el cristianismo, pues de lo
que se trata es permitir una respuesta
o rectificación al directamente aludido
por la información inexacta o agravian-
te y no de abrir el debate en el cual
cada habitante de la Nación pueda re-
batir las ideas expuestas por otro en un
medio de difusión. Una comprensión di-
ferente del derecho de réplica, no sólo
se apartaría de los términos en que es
reconocido ese derecho en el Pacto (art.
14.1) sino que lesionaría gravemente la
. libertad de expresión y el derecho de
en ese sistema —muy valioso por cierto—
de las ideas, las opiniones o las creencias,
que .aunque pertenecientes a conjuntos y
sectores plurales de personas, son también
intransferiblemente propias y personales.
Pero en cuanto son ideas, opiniones o creen-
cias, no se pueden dar por violadas a efectos
del derecho de réplica por la difusión de
otras distintas u opuestas, asi se las vierta
y difunda en forma indecorosa, soez, gro-
tesca o hasta ofensiva. El derecho de ré-
plica tiene otro objeto y presta otra cober-
tura. T es asi no porque se desconozcan los
intereses difusos o colectivos, sino porque
en materia de ideas, opiniones y creencias
la libertad de expresión no tolera que la
adhesión personal a ellas legitime para In-
vocar agravios cuando en el circuito de la
comunicación se infiltran otras que moles-
tan, ofenden, o hasta hieren a alguien, asi
ese alguien sea parte de un conjunto huma-
no muy amplio y numeroso.
Hay un derecho personal —personalisimo
sin duda— a formarse un sistema de creen-
cias, opiniones e ideas, a vivir y actuar con-
forme a él, a defenderlo, a difundirlo, a
expresarlo. Pero no hay un derecho a repli-
car cuando "mi" sistema sufre violencia
porque otros, aunque de modo acaso indig-
no, lo atacan.
Baste, pues, con esto.
vm
LA VIABILIDAD DEL PROCESO PENAL Y
DEL PROCESO CIVIL POR ACCIDENTES
DE TRANSITO NO HACE INÚTILES A LOS
SEMÁFOROS
•17. Hay un argumento tan pueril contra
el derecho de réplica, que casi es perder
 JURISPRUDENCIA
propiedad contapradot en los artt, U y
de la Constitución Nacional, jote" cional de Apelaciones en lo Civil rechazó el
amparo interpuesto por Miguel A. Ekmek-
a admitir un debate abierto djian, en ejercicio del derecho de réplica,,
contra Gerardo Sofovich. Contra dicho pro-
F tema «"' *« »*We«
Puobcolermediante tu utilización, nunciamiento el actor dedujo recurso ex-
«nulondo de ese modo, tu propia Ii- traordinario, cuya denegación motiva la
ertad da expresión. *n virtud de lo *•<
presente queja.
tíWMto, corresponde confirmar la ten-
3f> Que de acuerdo a lo expuesto por el
SLfítf? ? "I euanto
del 1derecho ¿enego el recurrente, lesionado profundamente en su»
reído de réplica al re.
sentimientos religiosos, a fs.'84/85 promo-
vió demanda de amparo contra Gerardo So-
fovich, para que se lo condenara a leer en
el programa "La Noche del Sábado" —que
se emitía por el canal 2 de televisión—, ana
«SSSSn
*
i. Gcn>rdo carta documento que le remitiera contes-
tando a Dalmiro Sáenz, quien expresó fra-
Airea, Julio 7 de 19» — Coiwítfe- ses que consideraba agraviantes en relación
rondo: a Jesucristo y a la Virgen María, en la au-
Que la sala H de la CAmaraWto- dición del sábado 11 de junio de 1988. Que,
DERECHO ít.148) 355
como la carta no fue leída, debió toldar ejercicio. Considera, en consecuencia, que
juicio de amparo, fundado en el derecho de 'ei derecho de respuesta no tiene carácter
réplica que, según su criterio, le concede el operativo, COJEO lo resolviera esta Corte en
art. 33 de la Constitución Nacional y el art. el caso E.60.XXII "Ekmekdjian, Miguel A. c.
14.1 del Pacto da San José de Costa Blca, Neustadt, Bernardo y otros s/amparo" [ED,
aprobado por ley 23.054 [EDLA, 1934-22] y 131-526], el I? de diciembre de 1988. A este
vigente para la República Argentina desde fundamento el a gao agrega que el propio
el depósito del instrumento de ratificación actor reconoció no ser titular de un derecho
el 5 de setiembre de 1984. subjetivo ft la respuesta que reclama sino
3? Que el fundamento central utilizado que tiene un interés de carácter difuso, lo
por el a yus para rechazar las pretensiones que obsta a su legitimación, pues conforme
del actor consiste en considerar que el art. a la Índole del derecho de respuesta o recti-
14.1 del Pacto de San José de Costa Rica ficación, éste seria un derecho de la perso-
consagra el derecho de respuesta "en las nalidad O personalisimo, lo que involucra
condiciones que establezca la ley", razón por en su titularidad a un determinado sujeto
la cual el propio tratado inhibe la autofun- —persona fisica— y excluye a los de carác-
cionalidad de la respuesta normada en él ter difuso o colectivo, concluyendo que el
mientras no se reglamenten sus requisitos actor no está habilitado para obtener una
sustanciales y se regule procesalmente su sentencia estimatoria.

n i
utiliaado, F*ro a fuerza de ser Por un lado, la rectificación o la respues-
decir algo sobre éL ta es una forma de que el afectado corrija
Cuando yo cruzo un semáforo con lus o conteste. Por otro lado —y esto valga para
»* f '"í?6110 " ^í» (? to lesiono lo quienes tanto destacan el "cuarto poder" de
mato) puedo ser pasible del a) unaCanción las comunicaciones y su indudable proyec-
por la infracción de tránsito; b)1S proceso ción social e institucional— el derecho de
penalpor esiones culposas o por homicidio réplica logra a través de esa misma rectifi-
culposo; c) un proceso civil por indemni- cación o respuesta que la sociedad que reci-
zación de daños (material y moral). bió en su circuito informativo el informe
¿Diré que por disponer de las vías b) y agraviante o inexacto, reciba en compensa-
ción y equilibrio dentro de ese mismo cir-
a ""«^o «ue haya normas sobre cuito, y en forma inmaSatariírversión que,
ya semáforos? De ninguna ma-
del otro lado del mostrador, tiene derecho
a -ingresar el afectado, respondiendo o rec-
tificando.
En este espacio social e institucional que
indudablemente reviste la libertad de ex-
•To,,"
—~—o. Que1 si?*??? de r,inexacto
el informe épuca OCÜTIe lo
o agra- presión y la comunicación masiva, el dere-
cho de réplica parifica en igualdad de opor-
viante configura delito pueda haber proceso tunidades al informante y al afectado. Que
Penal, es una cosa; no siempre —por otra uno so!o del binomio —el primero— dis-
parte- un informe inexactao agraviante
encuadra en una incriminación típica-pue- ponga del medio de comunicación, y el otro
de no constituir delito; pero S acaso» deba sumirse en la «pasividad, es injusta
Más, diríamos que e& inconstitucional. Por
£&£ W2
diferente al **** de««•réplica-
del derecho Si aSSttSS
tiende
eso, la inexittencia del derecho de réplica
también es inconstitucional, porque es desl-
a sancionar un delito. El dereclode réplica gualitaria en desmedro grave de la libertad,
S« £ mÜneUn a nfda" **a eqaWbrto que no puede existir para unos y no existir
X rf»^L y ?ra la libert«l dV expre- para otros y para todos. ' sita su cobertura especifica.
sión, de información y de crónica. Que si el
Informe inexacto o agraviante inTcauM d" 19. La superflua afirmación de aue el
^WP^ acu<iir.a »» Proceso civil1 para afectado por el informe inexacto o agra-
viante dispone de un proceso penal fao
• to sancl°n penal, ni tiende a siempre, porque el informe puede no confi-
equilibrar la libertad de expresión; Busca gurar
resarcirme. En cambio, el derecbo de répli- daños delito) y/o de un proceso civU por
(tampoco siempre, porque pued*.»»
ca _«mp el semáforo en el tránsito- ü*n* haber daño
por objeto, no sancionar penalmente ni In- que ya cuenta efectivo), no vale para sostener
demnizar, sino rectificar o responder y re- vías disponibles.con tutela suficiente y «»
Decir cosa tan *»«»**
paremos bien en la doble faz que acá se sentido es tanto como
•ñifla. afirmar que Por e»j-
tir la posibilidad de un proceso penal 1 *•
«n proceso *ivil por daños en caso de acci-
dentes de tránsito, no es necesario que haya
semáforos, ni que se sancionen las infrac-
ciones de' tránsito.
Además ¿para qué tanta insistencia en la
proyección social e institucional de la liber-
tad de prensa, de expresión, de información,
de critica, de comunicación social, si luego
y de inmediato se va a Ignorar que es esa
misma proyección la que exige que el afec-
tado por informes inexactos q agraviantes
pueda y deba disponer de idéntico acceso
al circuito informativo de la sociedad Para
responder o rectificar? ¿Es que aquella pro-
yección social e institucional no está mos-
trando a las c!aras que la sociedad que re-
cibe un informe inexacto o agraviante en
afectación a una persona determinada, tiene
que recibir igualmente de esa persona, y
por el mismo medio, la rectificación o la
respuesta que proporcionan equilibrio social
a la libertad?
Esperamos que con argumentos serios se
nos contradiga. No con el tan estólido de
que basta el proceso penal y el proceso civil
para defensa de! afectado. Hay miopía en
no discernir que los bienes Jurídicos tutela-
dos no son idénticos, y que cada uno nece-
XX
EL USO DEL AMPARO PARA EFECTmZAR
EL DERECHO DE REPLICA
20. Es a la vez ilustrativo que tanto la
mayoría como la disidencia de Petracchi y
de Moliné OConnor, y la de Levene, en-
tiendan que el derecho de réplica del Pacto
de san José de Costa Rica abre la vía del
amparo. Sobre el amparo, la Jurisprudencia
de la Corte tiene construida buena doctrina
desde 19S7-S8, con escasos huecos. Ahora
sabemos, para desbaratar alguna anterior
Jurisprudencia de tribunales inferiores, que
los derechos reconocidos en su calidad de
derechos humanos por el Pacto de Costa
Rica son tuteiables a través del amparo.
¿Cómo no habrían de serlo si, a su modo,
integran nuestro sistema constitucional de
derechos humanos? Además, el propio Pac-
to exige que los derechos en él contenidos
dispongan de una vía Judicial breve para
su defensa. Entonces, si el derecho argen-
tino cuenta con esa vía (babeas corpua y
amparo), es imposible negar que el amparo
• sirva para proteger derechos que hacen par.
te del tratado comentado.
Que solamente la mayoría haya hecho
lugar al amparo Por considerar que el caso
de autos revestía fisonomía hábil para en-
marcarlo en el art. 14 del Pacto, y que las
citadas disidencias hayan interpretado que
ese caso no cabía en el perfil de la réplica
prevista en el tratado, no significa que los
disidentes hayan rechazado la aptitud del
amparo para postular el derecho de réplica
en el ceñido caso a que alude el Pacto.
Ve acuerdo, entonces, en que el amparo
es ejercitable para impetrar la rectificación
o la respuesta cuando concurre el diseño
trazado por el Pacto.
EL BALANCE DEL FALLO
21. Hagamos un breve balance. De los
cinco jueces que componen la mayoría de-
cisoria, y de las disidencias de los doctores
Petracchi, Moliné O'Connor y Levene —un
358 JURISPRUDENCIA (t.l48)'3o7
EL DERECHO
49 Que en el caso existe cuestión federal se encuentra en tela de juicio que la liber-
que habilita la instancia extraordinaria del esta Corte ha dicho que "entre las liberta- y armonía entre derechos de jerarquía cons-
tad de prensa, en su acepción constitucional,, des que la Constitución Nacional consagra, titucional, y en definitiva, de la tutela de K
Tribunal, toda vez que se ha cuestionado la. es condición necesaria para la existencia de
Inteligencia de cláusulas de la Constitución la de la prensa' es una de las que poseen dignidad humana, en tanto se vea afectada
Nacional y del Pacto de San José de Costa un gobierno libre y el medio Idóneo para mayor entidad, al extremo de que sin su de- por el ejercicio abusivo de la información.
orientar y aun formar una opinión pública bido resguardo existiría .tan solo una de- En particular, corresponde decidir si el de-
Rica y la decisión impugnada resulta con- vigorosa, atenta a la actividad de los pode-
traria al derecho que el recurrente pretende res públicos. En tal carácter es un adecuado mocracia desmedrada o puramente nomi- nominado "derecho de réplica o respuesta"
sustentar en aquéllas (arts. 31 y 33, Cons- nal. Incluso no seria aventurado afirmar integra nuestro ordenamiento jurídico co-
titución Nacional y 14, Pacto de San José de Instrumento de ordenación política y moral, que, aun cuando el art. 14 enuncie dere- mo un remedio legal inmediato a la situa-
Costa Rica). en la Nación. Este pensamiento responde chos meramente individuales, está claro que ción de indefensión en que se encuentra el
en última instancia al fundamento repu- la Constitución, al legislar sobre la libertad común de los hombres frente a las agresio-
blicano de la libertad de imprenta, ya que de prensa, protege fundamentalmente su nes a su dignidad, honor e intimidad cuan-
50 Que, por otra parte, al encontrarse en no basta que un gobierno dé cuenta al pue-
discusión el alcance que cabe asignar a nor- blo de sus actos; sólo por medio de la más. propia esencia democrática contra toda po- do son llevadas a cabo a través de los me-
mas de derecho federal, la Corte Suprema amplia libertad de prensa puede conocerse sible desviación tiránica" (Fallos, 248-291). dios de comunicación social.
no se encuentra limitada en su decisión por la verdad e importancia de ellos y determi-
los argumentos de las partes o del a yuo, T Que en este caso, por el contrarios el 8? Que a lo largo de los siglos XVII y
sino que le incumbe realizar una declarato- narse el mérito o responsabilidad de las au-
toridades intervinientes. Dentro de ese mar- núcleo de la cuestión a decidir radica en la XVIII y hasta fines del siglo XIX la cues-
ria sobre el punto disputado (Fallos, 308- co, las empresas periodísticas configuran el. tensión entre la protección del ámbito pri- tión de pensar y expresar el pensamiento
647, consld. 5* y sus citas). vado de la persona de cuanto lesione el res- se resolvía en la lucha de los individuos
ejercicio privado de funciones de interés so- peto a su dignidad, honor e intimidad; y el frente al Estado por la conquista de la li-
cial, ya que su actividad está dirigida al derecho de expresar libremente las ideas bertad de expresión y la consagración del
69 Que, de manera preliminar, cabe dejar bien de la sociedad y por tanto de todos y
claramente sentado que en esta causa no cada uno de sus miembros. En tal sentido. ejercido por medio de la prensa, la radio y derecho de prensa. Estas reivindicaciones
la televisión. Es decir, se trata del equilibrio individuales, verdaderas conquistas del libe-
tota! de ocho ministros de la Corte sobre XI
nueve— podemos extraer unanimidades en "sin-razón" que en verdad mueve a los opo- porque ha estimado que en el caso existió
la doctrina judicial que ahora surge de sitores al derecho de réplica. una ofensa de gravedad sustancial. De to-
LAS OPOSICIONES AL DERECHO DE dos modos, si es verdad que cuantos profe-
nuestro máximo Tribunal. REPLICA No es el caso de la disidencia del doctor san un determinado sistema de creencias
Ese mínimo común denominador compar- Belluscio que, aunque no la compartimos, religiosas se sienten heridos y mortificados
tido por los ocho jueces arroja el siguiente 22. Habíamos aludido a la retahila de- se sustenta en la afirmación de que la nor- cuando esas creencias son objeto de agra-
resultado: a) el Pacto de San José está in- críticas y de argumentos adversos al dere- ma del art. 14 del Pacto es programática vio, y que por eso en el caso de autos con-
corporado a nuestro derecho interno; b) con cho de réplica. Detengámonos un poco en. y no operativa, y que por ello requiere de curría una muy irrespetuosa ofensa a sen-
el tema. una ley interna que la reglamente, aparte timientos religiosos, !a ofensa no estaba
ese alcance, lo está el derecho de rectifica-
ción y respuesta (réplica); c) el derecho de de aseverar a continuación —con toda ra- personalmente dirigida a alguien determi-
rectificación y respuesta es operativo; d) Algunos han dicho y siguen diciendo que- • zón— que el caso de autos tampoco seria nado. Se desparramaba en todos. La afec-
el art 14 del Pacto de San José de Costa encuadrable en la citada normativa. tación parece —por ende— no haberse ti-
por ende, ninguna omisión de los otros dos Rica es inconstitucional porque viola tos
poderes impide al poder judicial recono- pificado del modo como entendemos que lo
cerlo y tutelarlo. arts. 14 y 32 de la Constitución. ¡Y hasta exige el Pacto de San José.
que viola el derecho de propiedad
Destacamos que es trascendental recono- EL SISTEMA DE CREENCIAS RELIGIOSAS 24. Ya algo dijimos sobre los intereses
Este primer recurso defensivo contra el difusos. Aquí ¿los había? Seguramente; y
cer que el lincamiento anterior surge de derecho de réplica ha dejado lugar a otro,. el interés difuso de cuantos reverenciamos
ocho cotos sobre nueve. Que de esos ocho cada vez que por ley se ha intentado regla- 23. Para poner punto final a nuestro co- a la Virgen María fue maltratado pública-
haya tres que, para nosotros con acierto, mentarlo. ¿Qué se sostuvo entonces? Que- mentario, recalemos en la tutela del siste- mente mediante expresiones que, a su mo-
hayan sostenido que el caso de autos exhi- el congreso no puede legislar en esa ma- ma de creencias. do, traducían ideas y opiniones adversas.
bía una naturaleza ajena al objeto tutelado teria por imperio prohibitivo del art 32 dé- Más al!á del lenguaje empleado, y aunque
por el derecho de réplica en el art. 14 del la constitución. Ergo, quienes asi piensan •• Parafraseando a ORTEGA podemos recor- sin nivel de debate teológico o científico,
Pacto, no desbarata la solidez compartida han de consentir que «1 congreso no puede, dar que las ideas "se tienen", en tanto en no hubo otra cosa que ideas y opiniones.
de los principios a que hemos hecho refe- pero que si pueden las provincias. las creencias "se está" instalado. Sociológi- Muy mortificantes, e inútilmente mortifi-
rencia. camente, las creencias suelen ser vistas co-
mo más adheridas entrañablemente a la cantes y ofensivas para un sistema de creen-
¿Y de qué echan mano cuando son las cias, pero sin sentido direccional hacia per-
Es por eso llamativo que este aspecto de provincias las que reconocen el derecho de subjetividad personal de quien las asume y sona concreta.
coincidencias no haya sido puesto de relie- réplica? (véase que el fallo enumera mu- profesa, de aquél "que está en ellas".
ve en las criticas al fallo, que parecen ha- chísimas constituciones provinciales en ese Nos cuesta asumir que el caso fuera sub-
ber recaído solamente en la decisión ma- sentido). Pues, no sabemos qué discurso1 •Dentro del sistema de creencias, es indu- sumible
yoritaria, cuando tres disidencias solamente dable que las religiosos ocupan el vértice ser en el derecho de réplica, porque de
recitan, porque tampoco les viene bien qu* réplica, lo era de ideas, de opiniones y
baa discrepado sobre el encuadre de "este sean las provincias las que, por no poder jerárquico dentro de un orden del valor. de creencias.
caso" particular en el derecho de réplica, según ellos hacerlo el congreso, reglamen- " Por supuesto, hay muchos que carecen de por el derechoYde ése no es el objeto tutelado
réplica.
pero no en cuanto a que tal derecho tiene tan el derecho de réplica. creencias religiosas, o que hasta, según sea
albergue constitucional por fuente interna- »'«- * su ateísmo, las repelen. Pero objetivamen-
cional en el derecho argentino, y que aten- Se ve entonces que los disfraces de ln- te, las creencias religiosas hacen parte de 25. ¿Se diría que el "derecho" del pro-
to su naturaleza operativa es ejercitable constitucionalidades a que acuden para < lo más íntimo del ser humano. motor del amparo, y de cuantos comparti-
por la sola circunstancia de hacer parte del nostar el derecho de réplica esconden ' mos con él la misma fe religiosa, es tam-
tratado internacional que nos ocupa. . aversión visceral al mismo. Esa es la : La mayoría de la Corte le ha dado aloja- bién uno de los derechos de la tercera pe.
miento y amparo en el derecho de réplica neracíón? No hace falta internarse en* tan
 358
JURISPRUDENCIA
-ralismo, se encuentran consagradas en el EL DERECHO
•art. 11 de la Declaración de los Derechos nuevas técnicas suponen finaaciamiento, ít. 148) 35»
del Hombre: "la libre comunicación de pen- gastes y costea que están fuera de las posi-
samientos y expresiones es uno de los dere- bilidades del común de los hombres. A estos o agraviante de la información periodística,
radial o televisiva? Ya no están a su alcan- 9? Que estos cambios, que han modificado-
chos IB as preciosos del hombre; todo Indi- les queda la posibilidad de elegir el diario, la situación de la prensa, han sido recono-
viduo puede escribir, hablar, imprimir li- la estación de radio o el canal de televisión ce —se afirma— los medios con que conta-
ba en los sigbs XVIII y XIX. Las salas de cidos por la Corte Suprema de los Estados
bremente". Pero en nuestro tiempo —se cuyas palabras e imágenes habrán de incor- Unidos de América. En ."Miami Herald Pu-
aduce— por obra y gracia de la revolución porarse al mundo de sus representaciones, los directores de las empresas periodísticas,
de radio o televisión están fuera de su acce- blishing Co., División oí Knight Newspapers,
técnica, los contendientes en la lucha por condicionarán sus opiniones, formarán sus Inc. vs. Tornillo" (418 U.S. 241 —1974—), la
el dominio y control de los medios de comu- hábitos y comportamientos. Del derecho ac- so; y en ellas se reúnen los que tienen en su
mano irrumpir en su destino Individual, di- Corte Suprema ds los Estados Unidos dijo
nicación han cambiado. Él individuo como tivo de publicar sus ideas por la prensa fin "... la prensa de hoy es en verdad muy'di-
sujeto activo esta virtualmente eliminado. censura previa, es decir, del derecho de In- famarlo o ridiculizarlo o exponer su intimi-
Quienes se enfrentan son el Estado y los formación, peco le queda al hombre de dad a la mirada de todo el mundo. Son se- ferente de aquella que existió en los prime-
grupos; y los grupea entre si. nuestro tiempo; la resta el derecho pasivo a res distantes, que manejan un poder incon- ros años de nuestra existencia nacional".
saber, a onocer, a que le digan lo más mensurable en una civilización audiovisual En la última mitad del siglo una revo'ución
No siempre se movilizan las pasiones por verazmente posible lo que ocurre, es decir, que tiene como accesorio a la letra impresa de las comunicaciones permitió la intro-
la reivindicación de un derecho. Se lucha el derecho social a la Información. (Rivero, J.. "Le Statut des techniques le for- ducción de la radio y la televisión en nues-
por los más eficaces y poderosos medios téc- mation de l'opínion, l'opinion publique", tras vidas. La promesa de una comunidad
nicas de formación del pensamiento, las ac- En consecuencia ¿qué derecho tiene el «o- Presses Uníversitaires de France, 1957, p, global cobró realidad a través del uso de
titudes y comportamientos humanos. Las mún de los hombres cuando es ofendido y 113 y sigtes.). Se manifiesta asi un injusto los satélites de comunicación y e; espectro
difamado, p:r el ejercicio abusivo, inexacto reparto de los poderes sociales que exige ser de una nación 'cableada' a través de la ex-
corregido a través de mecanismos razona-
bles y apropiados. pansiva red de cables de televisión. La pren-
resbaladizo terreno, porque aunque titula- sa Impresa, se dice, no -ha escapado a los
rizara un derecho de esa índole, el agravio de Costa Rica dentro del derecho argentino,
no estaba dirigido a él personalmente. Y estamos persuadidos de aue esta sentencia
era un agravio derivado de ideas y opinio- está a la a:tura de las que mejor pueden
nes, de muy mal gusto e inoportunas, pero exhibir un alineamiento actualizado en tor-
nada más. V no toda mortificación sufrida no del derecho intsrnacícnai de ios derechos
da lugar al derecho de réplica. humanps. EL FALLO DE LA CORTE ¿UN REMEDIO A LA
No se nos escapa que ofensas graves a Nuestra Corts Suprema, como cabeza da BUENA SALUD?
sentimientos y creencias de índole religio- la administración judicíaria de un Estado
sa pueden merecer tutela, incluso Penal, adherido al s'stema interamericano de de-
coico forma de tutelar la libertad religiosa rechos humanos, que además ha consentido Por JORGE B. BASSO DAgI3KLU£_
y, más aun, el valor religiosidad, de cual- _j4_juris.Jiccicn sup.-aestatal en él organ¡3a-
quier culto o confesión que sea. Pero des- oa, ha actuado como verdadero Tribunal de
plazar esto al derecho de réplica no nos las. Garantías Constitucionales, ponísndo LA CUESTIÓN FACTICA
entra en nuestro razonamiento. atención en la importancia que para nuestro rio restringido, también podríamos incluir
orden interno cuanto para el derecho inter- * Cuando analizamos, desde el punto ds vis- aquí a las que quiebran, innecesariamente,,
Si con tanto énfasis postulamos y defen- nacional revisten los tratados sobre dere- ta láctico, de qué formas se puede afectar la intimidad o el decoro (Ej.: caso "Ponzetti
demos el derecho de réplica, con igual én- chos humanos y procurando resolver a tono a ana persona por medio de la prensa, dos de Balbín c. Editorial Atlánüda", LL, 1985-
fasis sostenemos que a ningún medio de surgen ds un modo casi evidente; B-114). Hablamos de criterio restringido
con el derecho internacional <je los derechos
comunicación social se lo puede obligar a humanos pues parece oportuno recordar que los (hom-
difundir o transmitir ideas, opiniones o jurisdicción interna.ón de sus normas en la
la inserc • A través de informaciones inexactas: bres públicos deben hacerse carga ds su
creencias que no quiera difundir ni trans- aquejas que pueden causarle algún perjui- condición de tales y no confundir intimidad
mitir. Es un campo vedado a toda injeren- cio, pero por lo general no atenían contra con impunidad, aduciendo casi como una
cia extraña, Sin abroquelarse en anticuadas nociones, «u buen nombre, honor o intimidad. Por constante acoso o persecución po^ la prensa.
¿a mayoría ceas a los tratados la prioridad ejemplo si se publicara o dijera que una
E3 derecho de réplica no es para refutar «sobre las leyes internas. Las disidencias de conferencia fue dada por Juan Alemann ¿Qué remedios <e brinda ei ordenamiento
ideas, por más agraviantes qus a alguien Petracchl, Mcliné CXConnor y Levene, sin cuando en realidad el orador fue Roberto jurídico vigente a un habitante de la Re-
puedan resultarle. Su perímetro es solamen- explicitar esa pauta, han concillado armo- Aiemann.
te el que diseña el art. 14 del Pacto de Cos- niosamente el derecho argentino y el Pacto pública Argent.na ante situaciones como las
ta Rica. Lo demás, queda fuera de él. de San Jcsé de Costa Rica. dsscriptas?
* A través de Informaciones agraviantes:
aquellas que causan perjuicio pues atentan
xm contra el buen nombre y honor de una per- Tercera posibilidad y piedra ds la discor-
dia; ¿puede una persona sentirse afectada
sona, con la condición que además sean por comentarios u opiniones vertidos a tra-
falsas. Por ejemplo si se acusara a alguien vés de la prensa? Desde lo humano la res-
de habar delinquido sin pruebas graves y puesta parece afirmativa en un doble sen-
DERECHOS conducentes que asi lo acreditaran. Podría
exceptuarse el requisito de la falsedad si, tido. Si, si el comentarlo u opinión la invo-
28. Dejado de lado ei tema aun cuando la Información fuera veraz, el lucra directamente con una connotación ne-
lenguaj; o modo utilizado para transmitir- gativa. Y también sí, aun cuando ni involu-
sistemas democráti- la fuese igualmente agraviante. Con crite- crándolo en forma personal, pueda afectar

s s s r rfrf
a «***«»»*» internacional»
2ue refaercen y subsidien al
de derechos del hombre.
'
NOTA rae REDACCIÓN: Ver la nota de Redacción
incluida en el trabajo del doctor Alberto Bianchí
«a p. 339 de «te mismo tomo.
su religión, nacionalidad, raza, Ideología,
etc. ¿Qué puede hacer ante estas situacio-
nes? ¿Corresponde que e; derecho ofrezca-
remedio a las personas meramente ofendi-
das?
 JURISPRUDENCIA EL DERECHO (t. 148) 361
¡60
sfíctos de esta revolución. Los periódicos se "La eliminación de la competencia entre imprimen, provienen de estas redes nacio- medies de comunicación permite poco o ca-
nales de nformación, y como resultado, en si ningún análisis crítico, excepto «n las pu-
lan transformado en grandes empresas y periódicos es mayor en las grandes ciuda- temas nacionales y mundiales tiende a ha- blicaciones de profesionales, que t'enen un
son ahora muchas menos para servir a una des, y la concentración dei control de ios ber una homogeneidad de estas opiniones. limitado númsro de lectores. Es'a concen-
•nucho más grande población aUabeta. Ca- medios que resulta de que el único perió- Los abuses de estos reportajes manipulados, tración de organizac onss de noticias a ni-
leñas de periódicos, periódicos nacionales, dico pertenece a los mismos intereses que se dice que son el resultado de la gran acu- vel nacional —como otras grandes institu-
rab'es nacionales, servicios de notic'as 7 pe- también posee una estación de radio y tele-
visión, son componentes en este camino ha- mulación de poder irrevisable de estos mo- ciones— se ha transformado en algo muy
riódicos únicos en un pueblo, son las carac- cia la concentración de la informa,ción. El re- dernos imperios de comunicación. remoto y a'go irresponsable frente a bása-
erí?t¡cas dominantes de una prensa que se sultado de estos grandes cambios tía sido el melo popular de que dependa, y que a su
íia transformado en no competitiva y enor- colocar en pocas manos el poder de infor- "En efecto, se aduce, el público ha psrdi- vez depende de él. La solución obvia, que
nemente poderosa; influye en su capaci- mar a la población americana y de formar do ¡a capacidad de responder o contribuir era accesible a los disidentes en una época
lad para manipu'ar la opinión popular y la opinión pública. Muchas de las opiniones de una manera significativa, en el debate temprana, cuando ingresar al negocio de ¡a
¡amblar el curso de los acontecimientos. vertidas en editoriales y comentarios que se de los distintos temas. El monopolio de los publicación era relativamente barato, hoy

,OS REMEDIOS JURÍDICOS. — EL PACTO
DE SAN JOSÉ DE COSTA RICA
La norma más reciente sobre la materia,
ncorporada al derecho argentino, es la Con-
tención Americana sobre Derechos Huma-
los, también conocida como Pacto de San
rosé de Costa Rica que, en su art. 14, párr.
!*, establece: ''toda persona afectada por in-
formaciones inexactas o agraviantes em'.tl-
ias en su psrjuicio a través de medies de
iifusión lega'mente reglamentados y que se
iirijan al público en general, tiene derecho
i efectuar por el mismo órgano de difusión
;u rectificación o respuesta, en las condi-
:lones que establezca la ley".
Antas de continuar, parece adecuado re-
lormular una pregunta, ante la polémica
}Ue en su memento suscitó: ¿está efectlva-
nente Incorporado al derecho argentino el
irt. 14,1 del Pacto de Costa Rica, como afir-
namos precedentemente? Para responderla,
•ecordemos que el mismo fue aprobado por
ey 23.054 [EDLA, 1984-22] de 1984 y ratifi-
:ado posteriormente por e! Poder Ejecutivo,
iin efectuarse reserva alguna sobre dicho
irtículo. Surge aquí la contienda jurídica
>ntre monistas y dualistas. Los monistas
:onslderan que tras la aprobación y ratifi-
:acíóa en tiempo y forma, un tratado tnter-
lacionai ya es ley argentina. Los dualistas,
jji cambio, reclaman el requisito de una
meva ley que lo integre y adapte al orde-
lamiento Jurídico local.
La Corte Suprema de Justicia de la Na-
ilon adoptó una postura dualista cuando
iebió fallar en un caso similar en Z988, tan
anular que el actor era el mismo ("Ek-
nekdjían c. Neustadt, Bernardo y otros s/
unparo". LL. 1989-C-18). En aquella oca-
sión, el voto mayoritarlo no hizo lugar al re-
camo por considerar que, debido a la au-
sencia de reglamentación legal, la norma
>n cuestión no formaba parte del derecho
irgentino.
Diversos autores expresaron sus criticas
:on respecto a dicha apreciación. El proble-
ma, afirmaron, no radica en decidir si el
Pacto de Costa Rica es o no derecho argen-
tino, pues lo es (postura monista), sino en
otras dos cuestiones:
a) resolver si el art. 14,1 es una norma
operativa o programática, y
b) si es aplicable a las cuestiones concep-
tuales (comentarios u opiniones vertidos a
través de la prensa).
Respecto de a), una norma es operativa
o self executive cuando de su propio con-
tenido surge el modo de ser puesta en fun-
cionamiento, sin necesidad dg una ley pos-
terior que reglamente su ejercicio. Es pro-
gramática, en cambio, cuando no puede ope-
rar por sí misma y requiere una regulación
legal. Pese a que la doctrina tampoco es
pacífica en este punto, la mera lectura del
art. 14,1 nos sugiere su carácter de progra-
mática, ya que remite a "las condiciones
que establezca la ley"-
LA CONSTITUCIÓN NACIONAL
t tai modo, ante una excepc'ón a la regla
Nuevamente es preciío detenernos por un
instante en esta instancia, para hacer men-
ción de1 art. 32 de la Constitución Nacional,
en cuanto prohibe al Congreso el dictado de
leyes que restrinjan la libertad de imprenta.
¿Prosperaría una ley de prensa, reglamen-
tando el art. 14,1 del Pacto de costa Rica?
Aun cuando no se diera cabida a la réplica
por opiniones —que, desde ya, no está eon-
temp'.ada en el articulo del pacto—, una ley
que reglamentara el derecho de réplica por
informaciones inexactas o agraviantes, ¿no
estarla restringiendo de algún modo la li-
bertad de expresión? ¿No sería, entonce»,
abiertamente inconstitucional por contrariar
al art. 32 de nuestra Norma Fundamental?
El mismo articu'ado del pacto es, en este
punto, d« dudosa constitucionalidad. Pero
al menoá no fue dictado por el congreso ar-
gentino como ley local, aunque si aprobado.
LAS CUESTIONES CONCEPTUALES
Retomando y con relación a b). la doctri-
na, hasta el presente, se había mostrado
unificada, coincidiendo en su no aplicabüi-
dad a las cuestiones conceptuales. En otros
términos, no existe norma alguna que auto,
rice a una persona que se sienta afectada
por comentarlos u opiniones d'fundidos por
la prensa, a responder por ese mismo medio.
Ni siquiera puede ampararse en e; Pacto de
Costa Rica, pues aun cuando admitiéramos
que es derecho positivo local y hasta in-
tentáramos desvirtuar el caráctar progra-
mático de su art. 14.1, del mismo texto sur-
ge qua la rectificación o respuesta sólo se-
ría invocable ante informaciones inexac-
tas o agraviantes, pero no ante meras afir-
maciones o Juicios de valor.
LA LEGISLACIÓN ARGENTINA
Por si este remedio no fuera suficiente, la
legislación pena; argentina desáe siempre
previo, a través de la tipificación de las
calumnias e injurias, la posibilidad de ha-
cer frente a los delitos que pudieran come-
terse por medio de la prensa, sin perjuicio
de los resarcimientos en materia civil a que
hubiere lugar (art. 1071 bis, cód. civil).
' CONCLUSIONES
En suma: contra las informaciones ine-
xactas o agraviantes, por sobre las disqui-
siciones efectuadas respecto del Pacto de
Costa Rica, el afectado dispone, cuando me-
nos, de un soporte legal internacional. Ade-
más. Juegan a su favor los códigos penal y
civil de la legislación argentina. Respon-
diendo a la pregunta que planteábamos con
relación a los remedios para 'a tercera po-
sibilidad: no existe remedio para lo que no
63 una enfermsdad. ¿Ssría lógico medicar
a quien goza de buena salud?
No- es difícil concluir que ya todo estaba
inventado para resguardar a las personas
que pudieran sufrir algún perjuicio a través
de la prensa. Abrir la puerta a la réplica
por opiniones, cerno lo ha hecho 'a Corte
Suprema a través del voto mayorltario en
su último fallo sobre la materia, rev rtiendo
su jurisprudencia, atenta a todas luces con-
tra dos derechos fundamentales contenidos
en la Constitución: la libertad de expresión
y la propiedad.
tTNA OBLIGACIÓN MORAL
Aun cuando del análisis surja que ningu-
na disposición lega; obliga a los medios o a
los periodistas a conceder derecho de réplica
a personas afectadas por op.niones, una
gran mayoría —considerándolo una obliga-
ción mora!— lo ha reconocido (inclusive pa-
ra contrarrestar eomentar.os relativos no
persona'izados, como por ejemp'o- la rei-
vindicación de la comunidad árabe a raíz
del presunto desprestigio sufrido durante la
cuestión Al Kassar), en muestra de la res-
ponsabilidad con que ejercen su profesión.
No pareca razonable, entonces, que el tri-
bunal supremo venga a forzar las cosas de
consuetudinaria (caso "Ekmefcdjian - Sofo-
vich"), que ponga en peligro e1 norma- de-
senvolvimiento de la actividad informativa
por los medios de comunicación. ¿Cuántos
presuntos ofendidos directos surg'rán y
cuántos "defensores populares" ante las
ofensas indirectas? El riesgo <íe abuso es al-
to. En las sociedades maduras, qu'en se
siente afectado por opiniones vsrt'das «n
un medio, o inclusive por su línea editorial,
sencillamente le retira su apoyo: cambia
de diario, canal o radio.
La restricción a la libsrtad ds expresión
no es s'mplemente prohibirle a un medio o
a un periodista publicar o mostrar o que
quiere (censura previa), sino también obli-
garlo legal o jurlsprudencialmente a infor-
mar lo qu; no quiere.
 362
en día seria la de tener
La información colectiva pone el mundo
a disposición de todo el mundo. La univer-
salidad e instantaneidad de la noticia, de
lo que sucede a los hombres en el mundo
entero y en el ordsn nacional o local, ese
flujo diario ininterrumpido de cuanto acon-
tecimiento ha ocurrido y pueda interesar a
la vida humana, amplía el horizonte social
y cultural poniendo a disposición de todos,
sin distlnc'ón objetiva de ninguna especie,
el conocimiento del ritmo del acontecer hu-
mano. Ha creado lazos de solidaridad esen-
cial en escala mundial. El hombre se ha ha-
bituado a ver el mundo como cosa propia,
pues la comunicación colectiva lo ha redu-
cido a los términos de una comarca. Los
limites geográficos han perdido s'grilfica-
ción y sentido. Una nueva dimensión tiene
su soporte en este hecho incontrastable: lo
universal tiene cabida en lamente humana
como un dominio propio.
12. Que todo lo expuesto permite una ma-
yor comprensión de: derecho de prensa. JS
acrecentamiento de influencia eme detentaa
los medios de información tiene como con-
trapartida una mayor responsabilidad por
parte de los diarios, empresas editoriales,
estaciones y cadenas de radio y televisión,
las que se han convertido en colosales em-
presas comerciales frente a; individuo, púas '••
"si grande la libertad, grande también debe ,
ser la responsabilidad" (Fallos, 310-608).
-e nuestr° Pais de»>8 Kt obje-
a si Ssmo d° SUya; f se*u!r «Atándose
d? , ? consid«ar que ei por-
del uí' trC8dadeonteniPorarea depende
sos y científicos. intm ? i° ent,re el »*« de !os mt*l°* y
¿t?í «i de C,ada ln<"viduo de reaccionar
ante cualquier Intento de manipulación.
EL DERECHO
ít,148) 363
18. Que entre las técnicas de prevención
y de seguridad para evitar, atenuar y repa- cíales; así en la d» Catamarca, art. 15; en
rar los abusos y excesos en que Incurren la de Formosa, art. 12; en la de Jujuy, art.
loa medios de comunicación se encuentra el 23; en la de La Pampa, art 8?; en la de
ejercicio de los derechos de respuesta y de Neuquén, art. 12; en la de Salta, art. 23;
rectificación. En este sentido, resulta un en la de San Juan, art 25; en la de San
antecedente relevante de la creación norma- Luis, art. 21; en. la de Santa Cruz, art. 15;
tiva de este derecho, el proyecto de código en la de Santa Fe, art. 11; en la de Santiago
de honor de periodistas de las Naciones del Kstero, art. 20, y en la de Tierra del
Unidas, admitido por una comisión de la Fuego, art. 47. Actualmente ha sido recono-
Asamblea General de 1952, que estableció cido, con excepción de Cuba, en ¡a mayor
en su art. 2* que "la buena fe con respecto parte de los países de América Latina y
a; público constituye el fundamento de todo también en Europa Occidental.
periodismo auténtico. Cualquier información
que. una vez hecha pública se revelase in- En el ámbito nacional, a su vez, existen
correcta o nociva, deberá ser rectificada es- procedimientos que se correlacionan con el
pontáneamente y sin demora. Las opiniones derecho de respuesta. El derecho a la inti-
y las noticias no confirmadas serán presen- midad y al honor tienen una estructura tu-
tadas como tales y tratadas en consecuen- telar en ei art. 1071 bis de; cód. cívl!, que
establece Que "el que arbitrariamente se en-
cia". El código de ética del Circulo de An- trometiere en la vida ajena publicando re-
ücquía de 1970, en su art. 3' establece como
obligación del periodista el "poner todo su tratos, difundiendo correspondencia, modifi-
empeño en buscar la verdad y, cuando haya cando a otro en sus costumbres o senti-
incurrido en error, toda su capacidad en mientos, o perturbando de cualquier modo
enmendarlo". La carta del periodista de su Intimidad y el hecho no fuere un delito
Francia de 1965, categoríza las faltas pro- penal", podrá pedir al juez, "de acuerdo con
fesionales y considera como las de máxima las circunstancias, la publicación de la sen-
gravedad "la calumnia, las acusaciones no tencia en un diario o periódico del lugar si
probadas, la alteración de documentos, la esta medida fuese procedente para una ade-
deformación de los hechos". La carta de cuada reparación". Esto se comp"ementa, en
Chile (1969) amplia el contenido de la ré- cuanto "arBoEor, con lo dispuesto por el art.
plica, bastando con que la persona afectada 114 del cód. penal, que determina que "cuan-
crea necesario dar una respuesta o aclarar do la injuria o calumnia se hubiere propa-
una situación como para Que nazca e¡ de- gado por medio de la prensa... el juez o
tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido,
recho y pueda ser ejercido. La Unión Euro- que l°s editores inserten en los respectivos
pea da Radiodifusión (1969) recomendó a impresos q periódicos, a costa del culpable,
sos asociados que transmitieran rectificacio-
nes. La Sociedad Suiza de Radiodifusión la sentencia o satisfacción".
(1981) dio directivas sobre las condiciones
y formas de las respuestas. 15. Que, en nuestro ordenamiento jurídico,. ~-
el derecho de respuesta, o rectificación ha
Asimismo, además del agraviado, también sido Jo$e establecido en el art. 14 del Pacto de
gozan d: este derecho los parientes en Bél- San de Costa Rica que, al ser aproba-
gica (ley de 1961), Dinamarca (ley 330 de do por ley 23.C64 [EDLA, 1984-22] y ratifi-
1976), Francia (le droit de repensé de 1881), cado por nuestro país el 5 de setiembre de
1984, es ley suprema de la Nación confor-
Uruguay (art. T>, ley 16.099). Otras legisla- me a lo dispuesto por el art. 31 de la Cons-
ciones lo otorgan a las personas morales: titución Nacional. Cabe, entonces, exami-
Austria (1981), Suiza (ley 1937), Chile (ley nar si —como
15.479), Uruguay y Francia. La Convención lla disposición afirma el recurrente— aque-
sobre Derecho de Rectificación de las Na- tiva en nuestroresulta directamente opera-
derecho Interno o si, por el
ciones Unidas de 1952, lo instituye para los contrario, es menester su complementado»—J
Eitsdos. legislativa.
Pero hay coincidencia universal, de que 16. Que en ^ ««ntido, la violación de
el mismo no puede ser reconocido a part m trata<jo Internacional puede acaecer tan-
do« p ideologías políticas, para evitar que to ^ el establecimiento de normas Inter-
parahce la función esencial que cabe a la _„ ue presorlban ^a conducta man fies-
prema, en un país que comulga con ideales Hamente contraria, cuanto por la omisión
/ de establecer disposiciones que hagan posi-
/ ble su cumplimiento. Ambas situaciones re-
14. Que, en ese orden de ideas, e! derecho sultarian contradictorias con la previa ra-
ie respuesta o rectificación se encuentra in- tlflcación internacional dei tratado; d'cho
corporado en varias; constituciones provin- <je otro modo, significaría el incumplimiento
 .364
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^SíSS^^^lí^S^ ^
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aprobados per lev emitid*
Congreso violenta la diitrífín^A
ftotl.o »,.i'S- 3"? '"«Mg MM«
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normativo radica en P] = f ií¿,íundalnento
vención de Viena, «gün eí ¿,S «f la OMI-
no podrá Invocar if, rfiJlu?!. ^na Parte
derecho interno como jufc0'^8 de su
cumplimiento de un tratado" del In'
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n «u efecto,, equivalgan
JORESPRUDBNCtA
ado a*. *%**«*»* ** toé
ia
.o .cauiía acorae con las exigencias de
cooperación, armonización e integración in-
ternacionales que la República Argentina
reconoce, y previene la eventual responsa-
bilidad del Estado por los actos de sus ór-
ganos internos, cuestión a la que no es aje-
na la jurisdicción de esta Corte en cuanto
* tratados pueda constitucionalmente evitarla. En este
sentido, el Tribunal debe velar porque las
relaciones exteriores de la Nación no resul-
ley dei ten afectadas a causa de actos u omisiones
oriundas del derecho argentino que, de pro-
ducir aquel efecto, hacen cuestión federal
trascendente.
20. Que en el mismo orden de ideas, debe )
tenerse presente que cuando la Nación ra- /
tífica un tratado que firmó con otro Esta- (
do, se obliga internacionalmente a que sus )
Órganos administrativos y jurisdiccionales/'
lo apliquen a los supuestos que ese tratado I
contemple, siempre que contenga descrip-y
ciones lo suficientemente concretas de ta-/
les supuestos de hecho que hagan posible
su aplicación inmediata, una norma es ope-~7
rativa cuando está dirigida a una situación i
de la realidad en la que puede operar In- I
mediatamente, sin necesidad de institucio-^J
nes que deba establecer el Congreso.
es^ara'rtemtaatt^ "-1 ™ redacc*"
^Ah^^^^i^
norma expresa- 1 a4Lre*lamentación. La
Por informaciones' liS£fper*on» ^«ada
ffiaSfiSS S&W2SS
.»S5£&"3?«aSff
EL DERECHO
21. Que la interpretación del Pacto debe,
(t. 148) 895
además, guiarse por la jurisprudencia de la las soluciones valiosas (conf. Fallos, 302-
Corte Interamericana de Derechos Huma- 1284, entre otros).
nos —uno de cuyos objetivos es la interpre-
tación del Pacto de San José (Estatuto, art. Esta Corte considera que entre las medi-
19). Ante la consulta hecha a dicho tribu- das necesarias en el orden jurídico interno
nal acerca de si cuando el art. 14.1 dispone para cumplir el fin del Pacto deben con-
que "el derecho de rectificación o respuesta siderarse comprendidas las sentencias ju-
se ejercerá en las condiciones que establez- diciales. En este sentido, puede el tribunal
ca la ley", quiere decir que dicho derecho determinar las características con que ese
sólo es exigible una vez que se emita una derecho, ya ccncedido por el tratado, se
ley formal que establezca las condiciones ejercitará en el caso concreto.
, en que el mismo puede ser concretamente
ejercido, contestó rechazando este argumen- 23. Que, el derecho de respuesta o rectifi-
to y afirmando que allí se consagra un de- cación tiene por finalidad !a aclaración,
recho de rectificación o respuesta en favor gratuita e inmediata frente a informacio-
de toda persona, ya que "el sistema mismo nes que causen daño a la dignidad, honra
de la Convención está- dirigido a reconocer e intimidad de una persona en os medios
derechos y libertades a las personas y no de comunicación social que los difundie-
a facultar a los Estados para hacerlo" (Opi- ron. En cuanto a su encuadre jurídico, j»
nión Consultiva OC-7/86, "Exigibilidad del se reduce a 'los delitos contra el honor ni
derecho de rectificación o respuesta" (arts. requiere el ánimo de calumniar o de inju-
14.1,. 1.1 y 2, Serie A, N? 7, p. 3, párr. 14). riar, ni el presupuesto de la criminalidad
Llego a la opinión unánime en el sentido delictiva. No se trata de la querella por ca-
de que el art. 14.1 "reconoce un derecho de lumnias o injurias, ni la acción por recono-
rectificación o respuesta internacionalmen- cimiento de daños y perjuicios.
te exigible" (ibídem, p. 19, letra A) y que
la frase "en las condiciones que establece La información difundida puede afectar
la ley' se refiere a cuestiones tales como la dignidad, la honra o la reputación de
"sí los afectados tienen derecho a respon- una persona y sus más profundas convic-
der en espacio igual o mayor, cuándo debe ciones y la justicia tiene el deber de per-
publicarse Ja respuesta una vez recibida, en mitirle defenderse con innaediatea-j*~ef5«a-—
qué lapso puede ejercerse el derecho, qué cia. Se trata de una garantía para la efec-
terminología es admisible, etc." (ibídem, tiva protección de la dignidad humana, de
p. 14, párr. 27), pero que "el hecho de que la que forman parte la honra, la reputa-
los Estados partes puedan fijar las condi- ción y !a privacidad afectadas por infor-
ciones del ejercicio del derecho de rectifi- maciones inexactas o agraviantes emitidas
cación o respuesta, no Impide la exigibili- a través de una publicación o empresa pe-
dad conforme al derecho internacional de riodística, cinematográfica, de radio o te-
las obligaciones que aquéllos han contraído levisión (art. 14, 1 y 3, Pacto de San José
conforme al articulo 1.1 ...<En consecuen- de Costa Rica). Este también es-e" carác-
cia, si por cualquier circunstancia, el dere- ter que le asigna la Comisión Lüchinger, en
cho de rectificación o respuesta no pudiera Suiza, para la que "el derecho de respuesta
ser ejercido por "toda persona" sujeta a la es la expresión y la consecuencia de los
jurisdicción de un Estado parte, ello cons- derechos de la personalidad en general. To-
tituiría una violación de la Convención" da persona debe poder justificarse a los
(p. 15, Párr. 28). ojos de !a opinión pública, cuando ¡os me-
dios han divulgado, a. su respecto, alega-
22. Que en dicha Opinión Consultiva la ciones que atentan contra sus intereses per-
Corte Interamerieana sostuvo que "todo Es- sonales" ("Comission d'expert pour l'exa-
tado Parte que no haya ya garantizado el men de la protectíon de la personante en
libre y pleno ejercicio de! derecho de recti- droit civil", Rapport final, Berna, 1974, p.
ficación o respuesta, está en la obligación 21).
de lograr ese resultado, sea por medio de
legislación o cualquiera otras medidas que Es decir, que así como todos los habitan-
fueren necesarias según su ordenamiento tes tienen el derecho de expresar y difun-
jurídico interno para cumplir ese fin". dir, sin censura previa, su pensamiento
—ideas, opiniones, críticas— por cualquier
Que las palabras "en las condiciones que medio de comunicación; asi también todo
establezca la ley" se refieren a los diversos habitante —que por causa de una informa-
sistemas jurídicos internos, integrados tam- ción inexacta o agraviante sufra un daño
bién por las sentencias de sus órganos ju- en su personalidad— tiene derecho a obte-
risdiccionales, pues tanto la tarea judicial ner mediante trámite sumarisimo una sen-
como legislativa persiguen el fin común de tencia que le permita defenderse del agra-
vio moral medíante la respuesta o rectlfi-
•
 206
JURISPRUDENCIA
cación, sin perjuicio del ejercicio de las res
taaus acciones civiles y penales quVte ™ efectos de la revisión Judicial ("standlag",
«dieren corresponder. p. 1738) si son triviales o insustanciales,
esto no supone una exclusión absoluta cuan-
do dicho interés alcanza suficiente fuerza
y compromiso en la persona que los invoca.
Nótese que esta admisión (si bien por vía
de excepción) de: "interés ideolcgico" co-
mo habilitante de la tutela judicial ¡o es,
en el derecho comentado, para accionar en
orden a revisar la acción u omisión de las
agencias administrativas. Cuanto más en-
tonces cuando, como en el caso, se trata
simplsmente de admitir la "réplica" en re-
paración de un fuerte sentimiento religio-
so ofendido, sentimiento que encuentra en
nuestra sociedad sustanciales raíces cultu-
rales e institucionales.
Debe advertirse —con relación al caso
jplanteado— que se trata de un derecho sub-
letivo de carácter especial y reconocirnten-
:o excepcional, mi» ~n..)~- -
MH
25. Que cualquiera sea el nombre que se
le hubiese asignado a la acción intentada
en estes autos, por aplicación del principio
iura novit curia, esta Corte está facultada
a superar óbices formales cuando se trata,
como en el sub examine, de una persona que
s§Jl¡¡-?.£í?ílé2 mortificada en sus sentimien-
tos ¿as profundos por expresiones ínsita-
£±fr ;£££"££•:? s»s*»
mente agraviantes para su sistema de creen-
cias, considerando la presencia de un acto
ilícito o en su caso, de un abuso del dere-
cho, En sentido estricto, Daimiro Sáenz con
sus expresiones vertidas en la audición de
Gerardo Scfovich —quien posibilitó el uso
del medio, intErfirió en el ámbito privado
de Migue! A. Ekmekdjián, conmoviendo sus
convicciones más profundas. Esta conducta
ha interferido arbitrariamente 'en la vida
ajena, mortificando sus sentimientos, lo que
Jmpllca un verdadero agravio a un derecho ,
subjetivo tutelado por el legislador.
«I ™n»? . Derecho que aqui se reconoce
^1^1^™™»^ de ~
que buscan "la afirmación £ prtStotal' "cito <30lfe'encia(.de VOm ejerce la rectif¡ca-
morales o r e l i i "
facíe cho t£™- PU(SSta en defensa de ™ dere-
£££te « ? eXclMivo- ^ 'os casos como el
Presente quien replica asume una suerte d*
EL DERECHO
ít.148) 367
representación colectiva, que lleva a cabo
en virtud de una preferencia temporal, pre- 27. Que Ja defensa de los sentimientos
vio reclamo ai órgano emisor de la ofensa, religiosos, en el caso a través del ejercicio
quien podrá excepcionarse de cumplir con del derecho de respuesta, forma parte del
otras pretensiones de igual o semejante na- sistema pluralista que en materia de cultos
turaleza simplemente con la acreditación adoptó nuestra Constitución en su art, 14.
de la difusión de la respuesta reparadora. Es fácil advertir que ante la injuria, burla
o ridicula presentación —a través de los
medios de diíusión— de las personas, sím-
Asi entonces, se logra armonizar la indu- bolos o dogmas que nutren la fe de las per-
dable dimensión persoaal de la ofensa a las sonas, éstas pueden sentirse rcoralmente
profundas creencias, sentimientos o valores coaccionadas en la libre y pública profesión
• reconocidos como sustanciales, con la prac- de su religión, por un razonable temor de
ticidad de un sistema que no está dirigido sentirse también objeto de aqus! ridículo,
< a complicar, en un nivel de absurdo, el difundido en extraordinaria multiplicación
ejercicio de !a libertad de prensa y de ¡os por el poder actual de los medios de comu-
derechos del sujeto propietario del órgano nicación masiva.
de comunicación masiva de donde partió la
ofensa. Por ello 'as sociedades que más se desta-
26. Que en los autos "Ekmekdjián, Mi- can en la protección del pluralismo religio-
so, no han dejado de atender a esta deli-
guel A. c. Neustadt, Bernardo y otros s/am- cada cuestión, estableciendo regulaciones
paro", esta Corte por voto mayoritario rei- apropiadas a aquella finalidad. Asi en el
teró e'l criterio expuesto en la sentencia Código de la Televisión, de los Estados Uni-
dictada in re "Costa, Héctor R. c. Munici- dos, en el capitulo referido a "Normas* ge-
palidad de la Ciudad de Buenos Aires y nerales
otros", C-7S2.XDC y C-753.XIX del 12 de expresó para los programas", punto 5, se
que "no están permitidos los ata-
ir.arzo de 1987 [ED, 123-128], según el cual ques contra
••el derecho a rectificación o respuesta, con- giosas. .. Ellaoficio
religión y las creencias reli-
de pastor, sacerdote o
tenido sn si art. 14.1 de la Convención Ame- rabino no debe ser presentado
ricana sobre Derechos Humanos no ha sido te que ridiculice o menoscabe sudedignidad". tal suer-
objeto aún de reglamentación legal para También «1 código de la Radio de :a Aso-
ser tenido como derecho positivo interno"
y que toda restricción a la prensa "debía ciación Nacional de Radiodifusoras señaló,
«star prevista expresamente en una norma mas
tivo" (*n re "Sánchez Abelenda, Raúl c. —se
en su capitulo referido a Religión y Progra-
Jurídica sancionada por el órgaístrtefíshj'— losReligiosos, punto 2 que "deben evitar-
ataques contra las confesiones reli-
giosas". El Código
Ediciones de la Urraca, S. A. y otros", Pa- ciación Cinematográfica de Autorregulación —Aso-
lios, 311-2553, consids. 9? y 10 y sus citas prevé que "se debe respetar de Norteamérica—
[ED, 131-542]). Si bien por las razones ex- dignidad y valores básicos dey defender la
puestas fundamentalmente en los anterio- mana". "La religión no debe ser adegradada. vida hu-
res considerandos 15 a 20, en su actual com-
posición este Tribunal no comparte los pre- Las palabras o símbolos que desprecien a
grupos raciales, religiosos o nacionales no
cedentes citados, resulta útil señalar que deben
aquéllos guardan sólo analogía formal con tismo oser utilizados para instigar el fana-
el odio..." (conf. Rivers, W. y Sch-
el presente. En efecto, en el primero de ramm,
ellos, el actor trataba de obtener un espa- ción de W., "Responsabilidad y Comunica-
Masas1', 1973).
cio para replicar opiniones emitidas por el
ex presidente Dr. Arturo Frondizf. En cam-
bio, en el sub examine, el recurrente en su lo En distintos ordenamientos jurídicos, por
demás, se ha otorgado especial protec-
carácter de católico militante, se sintió ción
agraviado en lo profundo de su personali- to dealvalor, sentimiento re'igioso "en su aspec-
de un bien de tal importancia
dad y de sus convicciones por las expresio- para
nes vertidas sobre Jesucristo y la Virgen mismociertos sujetos que una lesión en el
puede comportar para el afectado
María, por Daimiro Sáenz, en la audición una grave pérdida y aflicción" (conf. Víta-
dtl demandado y remitió la carta que obra
a fs. 61/67 solicitando su lectura en ejerci- le. Antonio, "Corso di Diritto Eccleslastico",
cio del derecho de respuesta. No se trata Milán, 1992, p. 393 y sigies.).
pues de una cuestión vinculada con juicios
públicos sobre materias controvertibles pro- tor"Nuestro ordenamiento —continúa el au-
citado refiriéndose a la legislación ita-
pias de las opiniones, sino de la ofensa a
'.03 sentimientos religiosos de una persona liana— considera tan importante a aquel
qui afectan lo más profundo de su perso- bien, y tan graves ciertas lesiones que pue-
nalidad por su conexión con su sistema de de recibir de determinados comportamien-
creencias. tos sociales, que interviene sobre estos com-
portamientos lesivos a través de sanciones
 368 JURISPRUDENCIA KL DERECHO (t.148) 589
drásticas y aflictivas, en cuanto directa o ciencia de la propia dignidad no se silencia puesta no debe exceder del adecuado a su La Plata, quienes pidieron el rechazo de
indirectamente inciden sobre la libertad ni satisface con indemnizaciones pecunia- finalidad, y «n modo alguno debe ser nece- aqueja.
personal, tal cual son las sanciones penales. rias ni con publicaciones extemporáneas sariamente de igua; extensión y ubicación
dispuestas por sentencias inocuas por tar- que el que tuvo la publicación Inicial; ello, El juez de primera instancia desestimó la
"El bien a proteger es identificado con el días. "La cruda noción anglosajona de vin- desde luego, en un contexto de razcnabili- demanda, decisión que fue confirmada por
sentimiento religioso: el titulo IV del se- dicar el honor by zett,ng cash ha llegado a dad y b..ena fe, pero evitando una interpre- la sala H de la Cámara Nacional de Apela-
gundo libro del código penal está dedicado ser insatisfactoria para mucha gente de- tación extensiva del instituto que lo torne ciones en lo Civil. Contra este últoo pro-
a los delitos contra el sentimiento religio- cente. Eita quiere un proceso menos sórdido jurídicamente indefendible y ponga en pe- nunciamiento el actor interpuso recurso '
so. .. que es en sustancia, aquel sentimien- y más conveniente, que enfoque su aten- ligro el regular ejercicio de derecho de extraordinario, cuya denegación dio motivo
to de intenso respeto y de veneración que ción en io que más importa: los errores de información, pilar básico de las institucio- a la presente queja.
cada fiel nutre por la doctrina, los símbolos las declaraciones de los demandados" (Cha- nes republicanas (Fallos, 311-2553). En el
y las personas de !a propia relig.ón, de ma- ree Jr., Zacharie, "Government and Mass caso, resulta suficiente con la lectura de la 3' Que si bien es cierto que este recurso
nera que una ofensa a aquéllos provoca en Communications". Chicago, The University primera hoja de la carta de; actor obrante de hecho no cumple con el requisito de
el fiel un profundo sufrimiento por el hecho of Chicago Press, 1947, 1-145). a fs. 61. fundamentación autónoma, las particulari-
'de ver dañado un bien al que considera de dades del caso autorizan a prescindir de
gran valor y que la Corte Constitucional 29. Que, asimismo, la respuesta o rectifi- Per ello, se hace lugar a la queja, se de- dicho recaudo.
considera como entre los bienes constitucio- cación tutela bienes de naturaleza civil, no clara procedente el recurso extraordinario^ La ley 23.774 ha introducido una impor-
nalnunte relevantes (Corte Cost, 8 de julio política ni electoral. La mayoría de las no- y se revoca la sentencia apelada. Se conde-] tante modificación en el ámbito del recurso
de 1975, N9 188, Ciur. Cost, 1975, P. 1508 ticias contestables no son ilícitas y la res- na al demandado, Gerardo Sofovích. a dar/ extraordinario. Tal es la reforma del art.
y rigtes.)". puesta es sólo un modo de ejercicio de la lectura únicamente a la primera hoja de la I 280 del cód. procesal: "La Corte, según su
misma libertad de prensa, que presupone carta d'l actor obrante a fs. 81, en la pri-l sana discreción, y con la sola invocación de
Por otra parte, la House oí Lords scstuvo la aclaración razonablemente inmediata y mera de las audiciones que con ese nombre] esta norma, podrá rechazar el recurso ex-
una decisión de la Court of Appeals que, en gratuita en el mismo medio que publicó la u otro similar actualmente conduzca el de^r traordinario, por falta de agravio federal
el caso "R vs. Oay News", 1979, l-CB-10, información considerada ofensiva, en trá- mandado (art. 16, parte 2», ley 48). Cos- suficiente o cuando las cuestiones plantea-
consideró delito de blasfemia a una publi- mite simple y expeditivo, sin perjuicio del tas p:r su orden en razón de la comple- das resultaren insustanciales o carentes de
cación de contenido "desdeñoso, vituperan- ejercicio de las acciones civiles o penales jidad de la causa. Agregúese la queja al trascendencia".
te, grosero o ridiculizante en materias rela- que pudieran corresponder a afectado. principal y remítase. — Ricardo Lepene
tivas a Dios, Jesucristo, la Biblia, la Igle- (h.) (en disidencia). — Mariano A. Cavag- La finalidad más significativa del nuevo
sia de Inglaterra...". Sin embargo se acla- 30. Que, en efecto, no cabe confundir las •na. ííart'nee — Cortos S. Fayt. — Augusto texto es la de destacar el emplazamiento
ró que "no es blasfemar hablar o publicar consecuencias de una condena criminal sus- C, J. Belluseio (en disidencia). — Rodolfo que esta Corte posee en el orden de 'as_
opiniones hostiles a la religión cristiana, o tentada en el art. 114 del cód. penal —que C. Barra. — Enrique S. Petracchl (en disi- instituciones que gobiernan a la NaciOñTPo^"
negar la existencia de Dios, si la publica- presupone la tramitación de todo un pro- dencia > . — Julio S. Nazareno. — Eduardo sibilitando que —de una manera realista—
ción es expresada en un lenguaje decente CEEQ judicial ordinario con amplitud de de- Moliné O'Connor (en disidencia). — Anto- su labor -pueda concentrarse en aquellas
y temperado. El test a ser aplicado se vin- bate y prueba— con el ejercicio del derecho nio Boggíano. cuestiones vinculadas con la custodia y sal-
cula a la manera en la cua! la doctrina es de rectificación o respuesta. Aquel'a dispo- vaguarda de la supremacía de la Constitu-
sostenida y no a la sustancia de la doctrina sición tiende a que se repare «1 honor en DISIDENCIA BB ios DOCTOKES PSIHACCW Y ción Nacional, Cometido este que, desde
en si misma. Todo aquél que publique un la misma forma, modo o semejanza que la MOLINÍ O'CONNOR, — Considerando: IP Que temprana hora, el Tribunal ha reconocido
documento blasfemo es culpable del delito conferida por el ofensor en los casos en que el actor promovió demanda contra Gerardo como el más propio de su elevado ministerio
de publicar un libelo blasfemo. Todo aquél la ofensa hubiere sido propalada por la Sofovich y "Canal 2 de Televisión", con el (Fallos, 310, octubre 17-1884).
que se expresa en un lenguaje blasfemo es prensa. Es así qu«, en tal supuesto, la repa- objeto de que se los condenara a la lectura
culpable del delito de blasfemia" (Denning, ración deberá hacerse en el mismo perió- de rna carta documento «n el programa "La La reforma tiende, pues, a reforzar el
Lord, "Landaarks in the law", p. 298 esp. dico, en el mismo lugar y con los mismos noche del sábado", que emitía el mencio- criterio de especialidad que orienta a las
p. 304). caracteres que la noticia injuriosa Más aún, nado canal bajo la producción y dirección funciones de este Tribunal, al hacer!J posi-
si la sola publicación del escrito ds retrac- de G'rardo Sofovich. Señaló que el 11 de ble ahondar en los graves problemas cons-
28. Que resta, por fin, formular algunas tación fuera insuficiente para reparar «1 Junio de 1988— Dalaiiro Sáenz, en el aludido titucionales y federales que se encuentran
precisiones sobre la forma de ejercicio del hon*r de! ofendido, se ha cons'derado ne- programa, "se expresó con una serie de fra- entrañablemente ligados a su naturaleza
derecho de respuesta. En tai sent'do. se rei- cesario que sea precedido por el comentario ses agraviantes que el respeto y el buen gusto institucional.
tera que la importancia que los medios de injurioso y que la declaración se refiera a el me impiden repetir, en relación a Nuestro
comunicación social tienen en la sociedad Señor Jesucristo y a su Santísima Madre". Ello, a su vez, tributa a la vertiente juris-
contemporánea, y la situación estratégica 31. Que la vía sumarisima del amparo Destacó, además, que el 4 de ju.'lo de 1988 prudencial según la cual el recurso extraor-
que se reconoce a la prensa escrita dentro elegida por el accionante, ante la negativa había remitido a los codemandados la cita- dinario ha sido instituido como el instru-
del sistema constitucional argentino, 'os del requerido de difundir la respuesta, re- da carta documento, solicitando su lectura mento genérico para el ejercicio de la fun-
obliga moral y materialmente a cumplir con sulta adecuada frente a la naturaleza del en "La noche del sábado". Al no obtener ción jurisdiccional más alta de la Corte, la
responsabilidad sus funciones, para benefi- derecho que busca ser protegido judicial- rejpiesta a'guna de aquéllos, el actor de- que se satisface caba'mente cuando están
cio de los mismos y de la comunidad; y mente. En tal sentido, corresponde una TOZ dujo 'a presente demanda. Fundó su peti- en juego problemas de singular gravedad.
evitar, corregir y reparar los abusos y exce- más evocar que esta Corte fstableció "que ción en que lo dicho por Dalmiro Sáenz Esto es así en razón de que ei fallo del Tri-
sos que pudieren cometer. En particular, las garantías individuales existen y prote- lesionaba profundamente su "sentimiento de bunal es precisamente el fin de la jurisdic-
cuando la información afecta la reputación, gen a os individuos por el sólo hecho "de católico y cristiano" y en el "derecho de ción eminente que le ha sido conferida, aun
la honra y el honor de las personas violan- estar consagradas en la Constitución e in- réplica" que, a su «tender, le asistía. cuando su ejercicio puede promoverse en
do el derecho que todo hombre tiene a su dependientemente de las leye,<i retlamenta- cuestiones entre particulares (Fallos, 248-
intimidad, fama y estima, toda vez que no rias" ("Siri, Ángel'' Fallos, 239-459). 29 Que Gerardo Sofovich contestó la de- 61, ccnsid. 49; 248-189, consid. 3?)..
puede quedar la personalidad humana a manda y a fs. 108/114 hizo lo propio "Ra-
mercsd del poder de los medios. Esto los 32. Que, por tal razón, y por su propia dfodifu'-ora El Carmen, S A.'', en su carác- Por su proposito y su Índole, traducidas
obliga a tomar conciencia de que la con- naturaleza, el espacio que ocupará la res- ter ds licenciatarla de LS86 TV Canal 2 de en su nombre, dicha apelación es un medio

340 JÜRISPBUDENCIA
•
por el poder actual de los medios de
comunicación masiva.
5. — Tratándose en el caso de la tute-
la de un derecho subjetivo de carácter
especial y reconocimiento excepcional,
/ requiere —poro habilitar el ejercicio del
c derecho de rectificación o respuesta—
una ofensa de gravedad sustancial, es
decir no una mera opinión disidente
con la sostenida por el afectado, sino
una verdadera ofensa generada en una
superficial afirmación sin siquiera razo-
nable apariencia de sustento argumen-
tal. En estas condiciones la afirmación
que provoca la rectificación o respuesta
inuade ¡os sentimientos íntimos del
afectado convirtiéndose así —y tratán-
dose de un sentimiento o creencia de
sustancial valoración para el derecho—
José de Costa Rica (*) pero, ciertamente, la
sentencia actual ha virado 180 grados res-
pecto de las anteriores (5). Un profesor de
Derecho Constitucional, el doctor Miguel A.
Eknukdjian, quien hace cuatro años había
fracasado en su intento por replicar al ex
presidente Frcndizi en el programa Tiempo
NUEVO sobre ciertos conceptos sobre la de-
mocracia («), ha logrado ahora —Corte Su-
prema mediante— replicar al escritor Dal-
miro Sáenz en punto a sus opiniones acerca
de la Virgen María.
E'lo debiera llenarnos de gozo a todos los
ciudadanos que carecemos de una tribuna
pública para expresar nuestras ideas o sólo
tenemos una muy reducida, como puede ser
la cátedra universitaria o los espacios que,
generosamente, nos reservan las publica-
ciones especializadas. Pero, al menos en mi
caso persona!, no es así. Creo, como lo ex-
plicaré más adelante, que nos asiste el de- i
recho a replicar o responder a quienes nos
han agraviado u ofendido personalizada y
directamente, o cuando se da una informa-*
ción incorrecta acerca de nuestra persona.
Pero no creo que el derecho que consagra
el art 14.1. del Pacto de San José de Costa
Rica se extiende al extremo de imponer a
los medios de comunicación, la obligación
de conceder un espacio a toda persona que
se sienta ofendida por las opiniones que
sobre religión se hayan vertido.
(«) Ley 23.054, BO mareo 17-1984; EDLA,
1984-22.
(5) En los casos citados precedentemente en
nota 3, la Corte siguiendo el óbiter de "Costa",
sostuvo que el derecho de réplica no seria ope-
rativo hasta que se produjera su reglamentación
por ley.
i(«) "Ekmekdjian c. Neustadt", tát. en nota 3.
en un agravio al derecho subjetivo dé
_sosfener tales valores trascendentales
frente a quienes, sin razón alguna, los
difaman hasta llegar al nivel de insulto
soez con grave perjuicio para la libertad
religiosa.
6. — En el ordenamiento jurídico ar-
gentino, el derecho de respuesta o rati-
ficación ha sido establecido en el art. 14
del Pacto de San José de Costa Rica que
al ser aprobado por ley 23.054 y ratifi-
cado por nuestro país el 5 de setiembre
de 1984, es ley Suprema de la Nación
conforme To dispuesto por el art. 31 de
la Constitución Nacional.
7. — La violación de un tratado inter-
nacional puede acaecer tanto por el es-
tablecimiento de normas internas que
prescriban una conducta manifiesta-
Una Corte muy dividida ('), ha logrado
imponer un criterio amplio respecto del
Derecho de Réplica, produciendo un fallo
digno de análisis, en el cual aparecen .tos
posiciones nítidamente diferenciadas. La
mayoría consagra el Derecho de Réplica
ideológico o de opinión. Cua'quiera que se
sienta intimamente ofendido por un pen-
samiento expresado en un ¡medio de comu-
nicación puede replicar en ese mismo medio.
La minoría integrada en dos votos, Pe-,
tracchi - Moliné (yConnor, por un ládo^
Levene por el otro, admiten sólo el Derecho
de Réplica informativo El derecho a repli-
car, en Esta segunda versión, só?o es conce-,
dido a quien ha sido víctima de una falsa
información y tiene derecho a corregirla
en el mismo medio y espacio en que se pro-
dujo el error. Por último, en una posición
aislada, Belluscio continúa negando opera-
tividad al Derecho de Réplica hasta que
una ley se la conceda.
U.
Comienza la mayoría con un brindis a
favor de la libertad de expresión, "...en
esta causa —dice— no se encuentra «n tela
de juicio que la libertad de prensa en si
acepción constitucional es condición nece-
saria para la existencia de un gobierno libre
y el medio idóneo para orientar y aun for-
f) El fallo se divide 5-4, donde la mayoría
la integran los jueces Barra, Boggiano, CavágB»
Martínez, Fayt y Nazareno, La minoría se ¡nt»-
gra a su vez con un voto de los jueces Petr»cd»l
y Moliné O'Connor, otro voto coincidenta ow
presidente del Tribunal doctor Levene y nn et»rt*
voto con fundamentos diferentes del juez Beün»<*V
KL DERECHO
mente contraria, cuanto por ¡a omisión
de establecer • disposiciones que 'hagan
posible su cumplimiento; ambas situa-
ciones resultarían contradictorias core
la previa ratificación internacional del
tratado; dicho de otra manera, signifi-
caría el incumplimiento o repulsa del
tratado con las consecuencias perjudi-
ciales qus de ello pudieran derivarse.
8. — Cuando la Nación ratifica un tra-
tado que firma con otro Estado, se obli-
ga internacionalmente a que sus órga-
nos administrativos y jurisdiccionales lo
apliquen a los supuestos que ese tratado
contemple, siempre que contenga des-
cripciones lo suficientemente concretas
de tales supuestos de hecho que hagan
posible su aplicación inmediata. Una
norma es operativa cuando está dirigida
mar una opinión pública vigorosa" ( 8 ). In-
mediatamente después, centra lo que á su
criterio es la piedra angular de la discusión.
".. .el núcleo de la cuestión a decidir radica
en la tensión entre la protección del ámbito
privado de la persona de cuanto lesione el
respeto a su dignidad, honor e intimidad;
y el derecho de expresar libremente las
ideas ejercido por medio de la prensa, la
-—?adio y la televisión" (9). Luego, se muestra
muy preocupada por e! extraordinario po-
der que la revolución tecnológica del Siglo
XX, ha otorgado a los medios masivos de
comunicación (io>, cita en su apoyo una
sentencia de la Corte norteamericana (") y
señala "está fuera de discusión que los me-
dios de comunicación social —los medios
técnicos de información— ejercen influen-
cia sobre la opinión pública y que el ex-
traordinario poder de sugestión de esas
técnicas en la elaboración de estructuras
mentales, condiciona la vida humana" C12).
Por ello, "frente a los avances y al uso qua
se dé a los medios de comunicación no pa-
rece inapropiado considerar que el porve-
nir de la sociedad contemporánea depende
( 8 ) Consid. 6».
(9) Consid. 7'.
(10) Consids. 8» a 10.
(") Ver consid. 9».
(12) Consid. 11.
(") Consid. 12, párr. último.
(i*) Consid. 13 a 15.
( u ) Cabe recordar que la Corte antes de
ahora —y el fallo se encarga de hacerlo notar—
admitía la igualdad entre leyes y tratados, v. gr.
"Martín & Cía. Ltda., S. A. c. Nación Argentina",
Fallos, 257-99 (1963), en contra de la posición
doctrinaria de Bidart Campos que ha sostenido,
desde siempre, la supremacía .de los tratados
.
ít.148)
a una situación de la realidad en la que
puede, operar inmediatamente sin nece-
' -sidad de instituciones que debe estable-
cer el Congreso.
9. — £1 supuesto previsto en el art. 14
del Pacto de San José de Costa Rica es
claro y terminante en cuanto otorga en
las situaciones que allí se describen, el
derecho de rectificación o respuesta,
aunque remitiendo a la ley aquellas
particularidades concernientes a su re-
glamentación. La interpretación textual
de dicho artículo (según la cual toda
persona "tiene derecho a...") despeja
toda duda sobre su carácter operativo.
Por otra parte, la interpretación del
Pacto debe, además, guiarse por la ju-
risprudencia de ia Corte /nteramertcana
de Derechos Humanos, que al respecto
del equilibrio entre e! poder de los medios
y la aptitud de cada individuo de reaccio-
nar ante cualquier Intento de manipula-
ción" (").
De allí pasa a la consideración, en térmi-
nos generales, del Derecho de Réplica (M)
deteniéndose en algunos pormenores acerca
de la supremac'a de los tratados internacio-
nales sobre las leyes del Congreso («), a
partir de la ratificación de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Trata-
dos (16) y pasa luego a justificar la opera-
tividad del Derecho de Réplica («).
A partir de a'lí y luego de haber trans-
cripto el artículo 141 del Pacto de San José
de Costa Rica O 8 ), la Corte desbroza su
contenido. Curiosamente, repite en tres
ocasiones algo que luego no ha de tener en
cuenta. En efecto, el derecho de réplica que
el Pacto consagra es —espec'ficamente— a
favor de quienes se han visto afectados por
"informaciones inexactas o agraviantes emi-
tidas en su perjuicio" (19) y la Corte en tres ¡
ocasiones reitera, al analizar !a norma en
(El Derecho Constitucional del Poder, Buenos
Aires, Ediar, 1967, t. II, p. 131).
(16) Consid. 1S.
(«) Consids. 20 a 22.
(18) Ver consid. 20, párr. 2?.
(19) De acuerdo con el art. 14.1 del Pacto
de San José de Costa Rica "Toda persona afec-
tada por informaciones inexactas o agraciante»
emitidas en su perjuicio a través de medios de
difusión legalmente reglamentados y que se diri-
jan al públ;co en general, tiene derecho a efec-
tuar por el mismo órgano de difusión su recti-
ficación o respuesta en las condiciones que es-
tablezca la ley" (El subrayado es mío).

338 JURISPRUDENCIA.
5<" A pesar de lo dicho propondré que las
costas sean distribuidas con relación a am-
bas instancias en el orden de su orlgfen;
porque una parte del reclamo fracasa ro-
tundamente y la estimación de lo restante
se ha fundado en consideración formal, de
modo que subsiste la posibilidad de que el
banco demandado pueda hacer revisar con
base en planteo Idóneo las circunstancias
que motivaron este enredo.
6? Por lo expuesto 'hasta ahora sugiero
confirmar la sentencia en cuanto desestimó
la pretensión fundada en el cheque identi-
ficado en el paras?. 3° de mi exposición y
revocarla en lo restante; de modo que la
acción ha de ser estimada en cuanto al
efecto pecuniario pretendido como conse-
cuen:la déla falta de restitución del cheque
identificado con el número 15.122.900 girado
sobre el Banco Cooperativo de Caseros por
$a 500.000.
La prestación sustitutiva ha de llevar
Indexación de su monto desde la interpe-
lación cursada por la actora (marzo 9-1985),
y hasta el 1 de abril de 1991, con Interés
del 6% anual; y sólo el interés corriente
(art. 565, cód. de com.) con ulterloridad a
esta fecha.
Y sugiero que las costas sea distribuida
en el orden causado respecto de ambas ins-
tancias (art. 68, cód. procesal).
Los doctores Guanero y Rotman adhieren
al voto precedente.
—Concluida la deliberación los jueces de
Cámara acuerdan: a) confirmar la senten-
cia de fs. 221/5 respecto de la pretensión
fundada en el cheque identificado en el
parág. 31? del voto del doctor Albertí; b)
revocar dicho decisorio y condenar al de-
mandado al pago del monto del cheque nú-
mero 15.122.900 girado sobre el Banco Coope-
rativo de Caseros, $a 500.000; c) establecer
que esa suma devengará, indexaclón desde
el 9 de marzo de 1985 Inclusive hasta el 1
de abril de 1991 inclusive, con interés del
6% anual, y el interés eme cobre el Banco
de !a Nación desde el 2 de abril de 1991
Inclusive; d) distribuir las costas en el
orden causado respecto de ambas instan-
cias (art. 68, cód. procesal) y e) fijar los
honorarios de los letrados Intervinientes
(arts. 6?, 7?, 9?, 10, 13, 19, 22, 37, 38 y 49,
ley 21.839 [EDLA, 1978-290] y decreto-ley
16.638757). Redúcese a tres días el plazo del
art 49 de la ley 21.839.— Felipe M. Cuartera.
— Corles M. Rotman. — Edgardo M. Albertí
(Sec.: Héctor O. Chomer).
CONSTITUCIÓN NACIONAL: Derecho
de respuesta: naturaleza jurídica, ám-
bitos de aplicación; valoración: prin-
cipios y normas ap'icables. Pacto de
San José de Costa Rica: operatividad
de sus cláusulas, fundamentos. Requi-
sitos de procedencia: "información
inexacta o agraviante", alcances;
agravios inferidos a la fe católica en
un programa televisivo: {procedencia;
legitimación activa: presupuestos. Li-
bertad de prensa: alcances y prima-
cía; libertad de prensa y derecho de
respuesta. TRATADOS Y CONVE-
NIOS: Disposiciones de la Convención
de Viena; Pacto de San José de Cos-
ta Rica: omisión reglamentaria de al-
gunas cláusulas; facultades de los ór-
ganos jurisdiccionales. Prioridad del
derecho internacional; interpretación.
RECURSO EXTRAORDINARIO: Pro-
cedencia; interpretación del Pacto
de San José de Costa Rica; trascen-
dencia institucional.
1. — En el análisis valorativo del de-
nominado "derecho de respuesta" no só-
lo se encuentra en juego la tutela de la
libertad de expresión o el derecho de
imprimir sin censura previa, sino tam-
bién la adecuada protección ¿te-fc-dí¡?ítí—
dad, la honra, los sentimientos y la inti-
midad del común de los hombres y por ,
consiguiente la garantía jurisdiccional
para el sostenimiento de estos valores
de la personalidad, garantía que puede
encontrar un medio apto de ejercicio o
través de la rectificación, respuesta o
procedimientos que se aproximen a ese
objeto. Ambos valores deben ser ade-
cuadamente sopesados, sin perder de
vista que, con la respuesta, se trata de
asegurar el derecho natural*primario,
elemental a la legitima defensa de la
dignidad, la honra y la intimidad; a que
la vida del común de los hombres no
sea convertida en materia de escándalo
por el .periodista, el comentarista o «I ¿
locutor de turno. A que su vida, tu pri-
vacidad, su honra siga siendo suya; a
seguir respetándose a si mismo.
2. — El derecho de rectificación o res-
puesta tiene por finalidad la aclaración,
gratuita e inmediata frente a informa-
ciones que causen daño a la dlgnidaH,
honra e intimidad de una persona en lo*.
medios de comunicación social que la»
difundieron. Sn cuanto a su encuadre
jurídico, no se reduce a los delitos con-
tra el honor ni requiere, el ánimo ae
calumniar o de injuriar, ni el presupues-
to de la criminalidad delictiva. No «•
trata de la querella por calumnias o *•"
._Í=*ís
EL DOERECHO (t. 148) 839
jarías, ni la acción por reconocimiento - 4. — La defensa de los sentimientos
de danos y perjuicios. religiosos, en el caso a través del ejer-
cicio del derecho de respuesta, forma
3. — La respuesta o rectificación tu- parte del sistema pluralista que en ma-
tela bienes de naturaleza civil, no Poli- teria de cultos adoptó nuestra Constitu-
tica ni electoral; la mayoría de las noti- ción en su art. 14. Es fácil advertir que,
cias contestables no son ilícitas y la
ante la injuria, burla o ridicula presen-
respuesta es sólo un modo de ejercicio tación —a través de los medios de difu-
de la misma libertad de prensa que pre-
sión— de las personas, símbolos o dog-
supone la aclaración razonablemente mas que nutren la fe de las personas,
inmediata y gratuita en el mismo medio
que publicó la información considerada éstas pueden sentirse moralmente coac-
ofensiva en trámite simple y expeditivo, cionadas en la libre y pública profesión
sin perjuicio del ejercicio de las accio- de su religión, por temor de sentirse
nes civiles o penales que pudieren co- también objeto de aquél ridiculo difun-
rresponder al afectado. dido en extraordinaria multiplicación
UN FAL10 SOBRE DERECHO DE REPLICA QUE
PONE EN MORA AL CONGRESO
Por ALBERTO B. BIANCHI
que un fallo sólo puede resolver dentro del
reducido ámbito que el tema de la litis
Así como al fallar "Sejean c. Zaks de Se- brinda a una sentencia.
jean" (i), la Corte demostró la mora del
Congreao en resolver una cuestión que re- No son muchos los casos en que la Corte
quería de tratamiento legislativo (2), tam- Suprema se ha ocupado del Derecho de Ré-
bién en este caso se ha puesto en evidencia plica (3) desde su incorporación al ordena-
que el Derecho de Réplica necesita d» la miento jurídico nacional, a partir de la
intervención parlamentaria para despejar aprobación de la Convención Interamerica-
las muchas dudas que sobre él existen y na de Derechos Humanos o Pacto de San
NOTA i>s REDACCIÓN*: Sobre el tema ver, ade- réplica ante el juicio de la Corte Suprema, por
más los siguientes trabajos publicados en EL DE- GERMÁN J. BIDAHT CAMPOS y DANIEL E. HE-
BECHO: El derecho de réplica, por GERMÁN I. RRENDORF, ED, 131-526; Para la Corte, los de-
BIDABT CAMPOS, ED, 115-829; El derecho de rechos implícitos no alojan al derecho de réplica
réplica, por GREGORIO BADEM, ED, 116-795; Eí ¿Por qué no?, por GERMÁN J. BIDART CAMPOS,
derecho de réplica, por SUSANA C. CAYOSO y RI- ED, 131-543; El derecho de respuesta inmediata.
CARDO TmiGALL GASTÉ, ED, 117-977; Noticias ¿Criterio editorial o dignidad humana?, por MA-
erróneas difundidas por la prensa y el resarci- RIO A. R. MroÓN, ED, 131-857.
miento del daño moral a la ñctima, por GER- (1) Fallos 308-2268 (1986); ED, 121-521.
MÁN J. BJDART CAMPOS, ED, 118-304; Eí derecho ( z ) Mas allá de mi personal disenso o aplauso
de réplica y la tutela de los derechos de la per- respecto de este fallo (coincido con el voto del
sonalidad en las segundas jornadas del derecho juez Belluscio), creo que en lo que hace a la
civil, comercial y procesal (junín 1966), por NOH- relación de los poderes Legislativo y Judicial,
BEHTO R. PALACIO y EDUARDO J. MONTT, ED, quedó demostrado que cuando el primero no toma
132-881; La admisión del derecho de réplica co- la iniciativa, el segundo por fuerza se le adelanta.
mo derecho subjetivo implícito en la Constitución (3) Con anterioridad lo había hecho, en "Sán-
Nacional, por JULIO C. RIVERA, ED, 123-115; chez, Abelenda c. Ediciones La Urraca", Fallos,
El derecho de réplica ca encontrando eco favo- 311-2553 (1988) y "Ekmekdjian c. Neustadt",
rable en nuestra jurisprudencia, por GERMÁN J. Fallos, 311-2497 (1988), amparo promovido por
BIDART CAMPOS, ED, 117; ¿Puede considerarse la misma persona que motivó el fallo aquí co-
que el derecho de réplica es un derecho implícito mentado. Anteriormente, en "Costa c. MCBA",
«n el art- 33 de la Constitución?, por GERMÁN Fallos, 310-508 (1987) la Corte había conside-
J. BIDAHT CAMPOS, ED, 119-375; Innecesariedad rado el derecho de réplica como óbiter de un
¿e reglamentar el derecho de respuesta, por MI- fallo sobre indemnización de daños y perjuicio»
GUEL. M. PADILLA, ED, 128-293; El derecho de por 'expresiones vertidas en una publicación.
 JURISPRUDENCIA
rechazó el argumento de que el derecho
de rectificación o respuesta terá exiffíble
una vez que se establezca una ley Jornal
que determine las condiciones para su
ejercicio, afirmando que allí se consa-
gra un derecho en favor de toda per-
sona, ya que el sistema mismo de la
Convención está dirigido a reconocer
derechos y libertades y no a facultar a
los Estados para hacerlo.
10. — Conforme surge de la interpre-
tación textual y jurisprudencial del art.
14.1 del Pacto de San José de Costa Rica,
si por cualquier circunstancia el dere-
cho de rectificación o respuesta no pu-
diera ser ejercido por "toda, persona"
sujeta a la jurisdicción de un Estado
Parte, e/Io constituiría una violación a
la Convención; pues se trata de una
lestión, la expresión "Informaciones" e
nformación" í20).
Hasta aquí, todo parece Indicar que el
;recho de réplica surge solamente a favor
i alguien molestado o agraviado por una
nformación" errónea o mendaz. Pero no
asi. La Corte llegado este punto del aná-
lis, comienza el tratamiento de la legiti-
ición del actor (3i) y lo que se avecinaba
mo el rechazo de la acción por falta de
cuadramiento en la norma del Pacto de
n José de Costa Rica, se convierte en e]
jonocimiento del derecho de respuesta ya
e, "la falta de legislación en el orden na-
>nal sobre la materia, el carácter de pri-
;r pronunciamiento sobre el punto, y la
iscendencia Jurídica institucional de la
estión proporciona a los fundamentos de
legitimación del demandante carácter
ivísional, susceptible de sufrir mutaciones
acuerdo a la evolución del Instituto (22).
otras palabras, la Corte se reserva un
ler enteramente discrecional para abrir
¡errar la puerta del derecho en cuestión.
"evolución del Instituto" será, según lo
uncía expresamente el Tribunal, la llave
¡lusa a ese efecto (23).
I partir de allí, la Corte esboza, a lo lar-
de varios considerandos, las reglas gené-
3>) Véanse los párrs. 1', 2° y 39 del consid.
21) Ver consid. 24.
z2) Consid. 24 in fine. El subrayado es mío.
23) No puedo más que conjeturarlo, pero
ierto aquí una suerte de amonestación al
igreso, por haber demorado ocho años la re-
nentación del Derecho de Replica, similar a
jue tuvo lugar cuando la Corto sanciona el
>rcio vincular en "Sejean c. Zaks de Sejean",
os, 308-2268 (1986), frente * un Congreso
cláusula operativa, no sujeta a regla-
mentación alguna para su vigencia y
exigibilidad.
11. — La Convención de Viena sobre el
derecho de los tratados —aprobada por
ley 19.865, ratificada per el PEN en se-,
tiembre 5-1972 y en vigor desde enero'
^"27-1980— confiere primacía al dere-
— cho internacional convencional sobre el
derecho interno. Ahora esta prioridad
de rango integra el ordenamiento jurí-
dico argentino; la Convención es un tra-
tado internacional, constítucionalmente
válido que asigna prioridad a los trata-
dos internacionales frente a la ley inter-
na en el ámbito del derecho interno,
esto es un reconocimiento de la prima-
cía internacional por el propio derecho
interno.
ricas acerca del ejercicio del derecho de
réplica. Las mismas pueden ser sintetiza-
das así:
(1) Existe la tutela de los "intereses ideo-
lógicos i3*).
(2) Asiste el derecho de réplica a toda
persona mortificada en sus seUíitolfiníML
más profundos, por expresiones Ínsitamente
agraviantes para su sistema de creencias,
considerando la presencia de un acto ilícito
o, en su caso, de un abuso de derecho C*)..-
(3) Para el ejercicio del derecho de ré-
plica se requiere una ofensa de gravedad
sustancial, no una mera opinión disidente
con la sostenida por el afectado (*).
(4) La ofensa generada debe proceder de
una superficial afirmación sin,razonable
afirmación de sustento argumen^al í27). ;
(5) La respuesta o rectificación tutela
bienes de naturaleza civil, no política ui
electoral (»).
-•
(8) En casos de tutela de "intereses Ideo-
lógicos", quien replica asume una suerte de
representación colectiva. Su efecto repara-
dor alcanza al conjunto de quienes pudM
que titubeaba sobre el punto y que se movilizó
frente al fallo. Es evidente que hasta tanto «í
Congreso se decida a dictar esa ley, la Corta
será dueña indisputable del derecho de répÜc*.
Luego puede serlo también, si quiere, pero de-
berá superar límites que hoy no tiene.
(*) Consid. 25
(») ídem.
(») ídem.
(W) ídem.
(») Consid. 29.
EL DERECHO
12j — La necesaria aplicación del art.
27 de la Convención de Viena impone a
tas órganos del Estado argentino asignar
primacía al tratado ante un eventual
conflicto con cualquier norma interna
contraria o con la omisión de dictar dis-
posiciones que, en sus efectos, equival-
gan al incumplimiento del tratado in-
ternacional. Esta Convención ha altera-
do la situación del ordenamiento jurí-
dico argentino contemplada en prece-
dentes de esta Corte, pues ya no es
exacta la proposición jurídica según la
cual no existe fundamento normativo
para acordar prioridad al tratado fren-
te a la ley.
13. — Conforme lo sostuviera la Corte
Interamericana de Defechos Humanos
todo Estado Parte que no haya ya ga-
ron sentirse con igual intensidad ofendidos
por el mismo agravio í29).
(7) El primero en replicar goza de prefe-
rencia temporal, de modo que el órgano
emisor de la ofensa podrá excepcionarse de
cumplir con otras pretensiones de igual o
semejante naturaleza, simplemente con la
acreditación de la difusión de la respuesta
reparadora (30).
(8) La vía sumarísima del amparo, puede
resultar adecuada para el ejercicio del de-
recho de réplica (3i).
(9) El espacio que ocupa la respuesta no
debe exceder del adecuado a su finalidad y
en modo alguno debe ser necesariamente
de igual extensión al que tuvo la publica-
ción inicial (32).
Hasta aquí el fallo de la mayoría. Antes
de formular el comentario del mismo me
detendré en los votos disidentes.
El de los jueces Petracchl y Moliné O'Con-
nor, luego de algunas consideraciones sobre
la procedencia del Recurso Extraordina-
rio (33), entran al fondo de la cuestión (34),
señalando que el derecho de réplica no es
un derecho contenido implícitamente en el
(») Consid. 25.
í30) ídem.
( M ) Consid, 31.
(32) Consid. 32.
(33) Consids. 39/11.
< M ) Consid. 12.
( a ) Con ello el voto de la minoría ratifica
» que ya había sido dicho en los casos citados
*" nota 3. Esta afirmación me parece impor-
(t.148) 343
rantizado' el libre y pleno ejercicio del
derecho de rectificación o respuesta,
está en la obligación de lograr ese re-
sultado, sea por medio de la legislación
o cualquiera otras medidas que fueran
necesarias según su ordenamiento jurí-
dico interno para cumplir ese fin. Por
otra parte las palabras "en fas condicio-
nes que establezca la ley" que contiene
el art. 14.1 del Pacto de San José de
Costa Rica referido al ejercicio del De-
recho de rectificación o respuesta, re-
fieren a los diversos sistemas jurídicos
internos, integrados también por las
sentencias de sus órganos jurisdicciona-
les. En virtud de ello puede el Tribunal
determinar las características con que
ese derecho, ya concedido por el Trata-
do, se ejercitará en el caso concreto.
art. 33 de la Constitución,, sino que se ha
incorporado al ordenamiento jurídico ar-
gentino con el Pacto de San José de Costa
Rica (3S)_ Ljuego, coincide con. la mayoría
en que la norma en cuestión es operatl-
V3436) y finalmente entran en el meollo dé
la cuestión (37). Es aquí donde se advierte
la disidencia con la mayoría la que es ex-
presada sin ambages, "...el apelante —di-
cen los jueces Petracchi y Moliné CXConnor—
no ha comprendido lo que es el derecho de
réplica pues le asigna un alcance que no
encuentra apoyo ni en la Convención ni en
el Derecho Comparado, ni en las constitu-
ciones de varios estados provinciales. Efec-
tivamente, su institución no ha tenido el
propósito de crear un foro al que pueda
abordar todo aquel que crea ver atacados
valores, figuras o convicciones a las que
adhiera ... lo que este derecho procura
instituir es un modo de proteger ámbitos
concernientes al honor, identidad o intimi-
dad de personas que han sido aludidas en
algún medio de comunicación, permitién-
doles acceder gratuitamente a ellos para
dar su propia versión de los hechos" (»).
"Resulta entonces imprescindible —conti-
núan— que la persona esté directamente
aludida en la noticia, que, de ese modo,
pone en cuestión la mismidad intransferible
de aquella" (38). De allí concluyen en la
tante ya que, como señalaré más adelante por
la extensión dada al derecho de réplica la ma-
yoría, en mi criterio, no pudo haber extraído el
mismo del art. 14.1. del tratado internacional,
sino en todo caso del mismo art. 33 de la C. N.
(») Consids. 14/18.
(37) Consid. 19.
(38) Consid. 20.
(38) Consid. 24, párr. Sf>.
 344 JURISPRUDENCIA
14. — La vía súmarisima del amparo
elegida por el accionante ante la nega-
tiva del requerido de difundir su res-
puesta a afirmaciones agraviantes a iti
sistema de creencias, resulta adecuada
frente a la naturaleza del derecho que
busca ser protegido judicialmente. En
tal sentido corresponde recordar que
esta Corte estableció que las garantías
individuales existen y protegen a los in-
dividuos por el sólo hecho de estar con-
sagrados en la Constitución e indepen-
dientemente de las leyes reglamenta-
rias. Por tal razón, el espacio que ocu-
pará la respuesta no deberá exceder del
adecuado a su finalidad y en modo al-
guno debe ser necesariamente de igual
extensión y ubicación que el que tuvo la
publicación inicial; ello d?sde luego, en
un contexto de rasonabilidad y buena
fe¿ pero evitando una interpretación
extensiva del instituto que lo torne ju-
rídicamente indefendible y ponga en
peligro el regular ejercicio del derecho
de información, pilar básico de las ins-
tituciones republicanas. En el Caso, re-
sultará suficiente con la lectura de la
Primera h'ja de la cana acompañada
por el actor.
15. — El acrecentamiento de la ¡n-
fluencia que ejercen los medios de in-
formación tiene como contrapartida
una mayor responsabilidad por parte de
los diarios, empresas editoriales, esta-
ciones y cadenas de radio y televisión,
los que se han convertido en colosales
empresas comerciales frente al indivi-
duo, pues si grande la libertad grande
también la responsabilidad.
EL DERECHO
16. — Ese tan especial reconocimiento
constitucional que merece la prensa, no
significa impunidad ni elimina la res-
ponsabilidad ante la justicia por los de-
litos y daños cometidos, pues en la
Constitución no ha existido el propósito
de asegurar la impunidad de la prensa.
Si la publicación es de carácter perju-
dicial y si con ella se difama o injuria
<i una persona, se hace la apologia del
crimen, se invita a la rebelión o a la se.
dición, no pueden existir dudas acerca
del derecho del Estado para reprimir o
castigar tales publicaciones.
17. — Entre las técnicas de prevención
y de seguridad para evitar, atenuar y
reparar los abusos y excesos en que in-
curren los medios de comunicación se
encuentra el ejercicio de los derechos
(t. 148) 345
de respuesta y de rectificación. En este
sentido, resulta un antecedente relevan-
te de la creación normativa de este de-
recho, el proyecto de Código de Honor
de periodistas de las naciones Unidas,
admitido por una comisión de la asam-
blea general de 1952; el Código de Eti-
ca del Círculo de Antioquía de 1970; la
Carta del Periodista de Francia d> 1965;
la Carta de Chile de 1969, entre otros.
1S.—En el caso existe cuestión ]ede-
rál que habilita la instancia extraordi-
naria de esta Corte si se ha cuestionado
la inteligencia de cláusulas de la Cons-
titución Nacional y del Pacto de San
José de Costa Rica, y la decisión impug-
nada resulta contraria al derecho que el
recurrente pretende sustentar en aqué-
llas Caris. 31 y 33, Constitución Nacional

ausencia de legitimación del actor, ya que tos más profundos, por expresiones ínsita-
la verdadera ofendida con las expresiones mente agraviantes para su sistema de creen-
de Dalmiro Sáenz sería la fe católica y no cias (Regla 2) por medio de una ofensa
el actor quien no fue aludido en forma sustancial y no a través de una mera opi-
personal («). • nión disidente (Regla 3). Asimismo, la ofen-
La disidencia del presidente del Tribunal, sa generada debe proceder de una superfi-
doctor Levene discurre por iguales carriles cial afirmación sin razonable afirmación de
arguméntales y su doctrina, ajustada estric- sustento argumenta! (Regla 4). La respues-
tamente a la letra del art. 14.1. del Pacto ta o rectificación, por otro lado, es limitada
de San José de Costa Rica, está expresada en su ámbito pues solamente tutela bienes
en los conds. 19 a 2B. Belluscio, por su lado, de naturaleza civil, no de orden político o
opina que al derecho de réplica "no puede electoral (Regla 5). Y una última y tal Tez
encontrársele operatividad en el marco de la más importante limitación es la cuantita-
citada convención" (4i), lo que basta para el tiva. Sólo se admite una respuesta, la que,
rechazo de la acción. llega primero (Regla 7) y el espacio que se
le asigne no debe exceder del adecuado a
m su finalidad, no debiendo tener la misma
extensión que la afirmación inicial (Re^
Indudablemente, mas allá de las parti- gla 9) («).
cularidades del caso, lo que importa para el
futuro son las reglas que el fallo claramente Como puede verse, no debemos dejarnos
establece en punto al ejercicio del derecho llevar por la primera impresión que la sen-
de réplica. tencia produce, ya que su desarrollo exhibe
un derecho de réplica ideológico pero liml-*
En este punto quiero ser muy claro y se- tado. Hay varias limitaciones que a mi Jui-
ñalar que, si bien no coincido con la creación cio son importantes.
de un derecho de réplica ideológico, en modo
alguno puede decirse que el ámbito restrin- En primer lugar la ofensa, además. O»
gido dentro del cual la Corte lo concede grave, debe provenir de una afirmación si*4"
puede Interpretarse como un atentado a la perfieial. Es evidente que una opinión dada
libertad de expresión o a la libertad de los por alguien con autoridad en la material
medios de comunicación. De allí que el es- bien argumentada, puede generar disidencto
cándalo o desconsuelo de algunos de ellos, pero ello no genera una lesión en los senti-
luego de conocida la sentencia, no me pa- mientos. No es lo mismo que opine sobre la
rece justificado. Veamos. religión católica —o sobre cualquier otra—
un ateo de ocasión, en un bloque de .un
En primer lugar se requiere que el repli- programa de entretenimientos, a que lo haga
cante haya sido ofendido en sus sentimien- un teólogo —equivocado o no— en el i»¿í*o
(«) ídem, párr. 4«. i*2) De hecho, de la carta 'del actor s6!o:ttvo
que ser leída la primera hoja (véase la
(«l) Consid. 5». dispositiva del fallo).
de una discusión profunda. Lo que la Corte
está penalizando es lo primero y no lo se-
gundo.
La segunda limitación es el ámbito de los
derechos protegidos. Solamente puede repli-
car aquel que se sienta ofendido por expre-
siones contrarias a bienes de naturaleza
civil. La expresión, si bien se entiende, pudo
haber sido mejor explicada. De todos modos
es claro que nadie tendrá derecho a replicar
_jj£BUwzanes-de orden político o electoral y
con ello quedan excluidos —me parece—
otros ámbitos menos trascendentes aún (v.
gr. los deportivos). Fallos posteriores o tal
vez la ley, si es que el Congreso decide
adoptar el criterio de la Corte, deberían
precisar esto con detalle. ¿Existe derecho de
réplica, por ejemplo, para el que se siente
afectado por expresiones ofensivas respecto
de la Constitución o de las instituciones
básicas de la Nación? ¿Qué pasa con los
agravios a ciertos valores artísticos y cul-
turales? ¿Puede replicarse en defensa de la
«memoria de un procer?
El tercero de los límites es tal vez el más
caro a los medios de comunicación pues hace
al tiempo que deben conceder al replicante.
Aquí la Corte enfrentaba un dilema. Por un
lado su intención es proteger la lesión a un
bien de naturaleza civil, propinada por una
ofensa grave expuesta de manera superficial.
Pero como todas estas características o re-
quisitos son subjetivos, era necesario poner
un límite objetivo, para evitar la avalancha
de opiniones de todos aquellos que dicen es-
tar ofendidos gravemente y, de paso, obte-
(**) El que es anterior en el tiempo es pre-
ferido en el derecho (Corpus luris Canonici, regla
54 de reg\Jis iuris, Decretales de Bonifacio VIH,
ner usa corta celeridad. Es así que la Corte
en aras de proteger la libertad no tanto de
quien se expresa —que puede ser ajeno al
programa, como el caso de autos— sino con-
cretamente de los órganos de emisión, aplica
la vieja máxima qui prior est tempere, po-
tier est iure (43).
Pero con esta solución salomónica, el tri-
bunal no ha podido resolver la cuadratura
del círculo que tenía delante, pues el afo-
rismo romano-canónico no parece ser eí más
conveniente aquí ¿Por qué el primero que
contesta ha de tener un mejor derecho que
los siguientes para replicar? La Corte no
lo explica. Indudablemente, si se quiere se-
leccionar sólo una de las respuestas, esa
decisión no puede quedar a cargo del medio
de comunicación, pues es juez y parte. De
modo que una forma objetiva de resolverlo
es que sea el primero. Ello tampoco es seguro
totalmente pues puede no quedar claro cuál
de dos cartas llegadas el mismo día es la
primera.
Indudablemente en este punto el fallo
ofrece uno de sus flancos más débiles. Había
que adoptar una solución y se escogió una
de ellas, pero no necesariamente es la co-
rrecta. Debería elegirse la mejor de las res-
puestas y no veo por qué la primera de las
respuestas lo será. Imaginemos un supuesto
hipotético. Un ciudadano luego de escuchar
una opinión Infamante sobre su religión,
decide replicar. Rápida y nerviosamente,
garabatea su carta y la envía. Al mismo
tiempo, prepara su réplica la jerarquía ecle-
siástica . respectiva, pero claro, como esta.
Título 12, libro 5). Véase MANS PUICAHNAU, JAI-,
ME, LOÍ Principios Generales del Defecho, Barce-:
lona, Boscb, 1979, p. 340. .. . -, --,
 $46 JURISPRUDENCIA
I y 14, Pacto de San José de Costa Rica).
Por otra parte al encontrarse en dis-
cusión el alcance que cabe asignar a
normas del derecho federal, la Corte
Suprema no se encuentra limitada en su
decisión por los argumentos de las par-
tes o del a quo, sino que le incumbe rea-
lizar una declaratoria sobre el punto
disputado.
19. — El derecho de réplica, rectifica-
ción o respuesta, excluida su consagra-
ción expresa en la Constitución Nacio-
nal, tampoco se encuentra contenido en-
tre los implícitos gue reconoce el art. 33
de agüella. Por otra Parte, el Pacto de
San José de Costa Rica integra el orde-
namiento jurídico argentino (art. 31,
Constitución Nacional) puesto que se
trata de una convención vigente de que
la Argentina se ha hecho parte median-
te el oportuno depósito del instrumento
de ratificación; ello así, independiente-
mente del carácter operativo o prograi
mático de las normas gue lo integran
(del voto en disidencia de los doctores
PETBACCHI y MOMNÉ CXCoirtioB).
20. — Para determinar si la norma gue
prevé el derecho de réplica o respuesta
(art. 14, Pacto) exhibe naturaleza ope±:
rativa o programática, es menester es-
tudiar la cuestión desde la perspectiva
del Derecho Internacional de los Dere-
chos Súmanos; una de cuyas caracte-
rísticas es distinguirse del resto de lo*
tratados de otras especies. En efecto, los
tratados sobre derechos humanos no son
ESO DERECHO
w medio para equilibrar recíprocamen-
te intereses entre las Estados sino gue,
por el contrarío, buscan establecer un
orden público común cuyos destinata-
rios no son los Estados sino los hombres
gue pueblan sus territorios; esta~íósi-
ción jurídica es compartida en América
y Sur opa (del voto en disidencia de los
doctores PEISACCHI y MOLWÍ (ycon-
HOR).
21. — Es consecuencia de la distinción
habida entre los tratados de derechos
humanos y los tratados de otras espe-
cies, la presunción de operatividad que
poseen las normas contenidas en los
Tratados Internacionales sobre derechos
humanos. En otras palabras, el Tribunal
considera que las normas aludidas esta-
a 148) 347
blecen derechos que se presumen pue-
\ ser invocados, ejercidos y ampara-
- dos sin el complemento de disposición
legislativa alguna. Silo se funda en él
derecho de respetar los derechos, del
'hombre, axioma, central del Derecho In-
ternacional de_ los Derechos Humanos.
Es claro que'esta presunción cede cuan-
do la norma en examen es nítidamente
Programática (v.gr. derechos económi-
cos, sociales y culturales) (del voto en
disidencia de los doctores PETSACCHI y
MOLOTE O"CONHOE).
22. — Todo vez que el Pacto de San
José de Costa Rica es un tratado inter-
nacional sobre Derechos Humanos, sus
normas gozan de la presunción de ope-
ratividad; es decir que pueden ser invo-

segunda respuesta es más meditada y debe rectificar esa información. Asimismo, cuan-
ser objeto de consultas, llega maa tarde. El do el Pacto se refiere a informaciones no pocas y la Corte ha sido verdaderamente específicamente aludida, es quien debe con-
primero, seguramente un hombre devoto, solamente está aludiendo a hechos, sino claia en su configuración, con la cual con- testar. Nadie más.
fiel, de buena voluntad, pero que tal vez también a opiniones sobre esa persona, ya.' cuerdo. En efecto, creo que los tratados con
hasta puede estar equivocado en la res- que de lo contrario una Interpretación me- ' naciones extranjeras, sean bilaterales o mul- Si en cambio la agresión es a una creencia
puesta, ha sido erigido —por obra del tiem- ramente literal puede afectar el fin de la tilaterales, tienen primacía sobre las leyes a un sentimiento, los tribunales pueden
po, como en un programa de preguntas y norma. del Congreso y una ley posterior no puede ayudarnos a encontrar una solución, pero
respuestas— en representante colectivo de derogarlos. Esta cuestión es particularmente ésta será más ficta que real. Por ello no
toda la grey amenazada. La carta o respues- De modo que la Corte ha ampliado sus-; importante en el marco del derecho de la debemos caer en la ingenuidad de creer que
ta de las autoridades competentes, quedará tancialmente el derecho que esta convención integración que ha de convertirse en uno las leyes o el Estado, nos pueden amparar
en cambio, guardada en un cajón y será internacional protege y en tal sentido me de los capítulos trascendentes de nuestro de todos los riesgos a los que estamos ex-
conocida públicamente sólo si el canal de inclino a pensar que el derecho de réplica ordenamiento jurídico. puestos. El derecho no es un reaseguro in-
televisión, la estación de radio o el diarlo Ideológico debería ser extraído, en todo caso/ falible contra todos los males. Es un medio
en cuestión, quieren darla a conocer. de los derechfl&Jffijsüeitos del art. 33 de la Pero es cierto también que si —canso instrumental para hacer viable la vida en
Constitución. Si esta afirmación fuera co- creo— el derecho de réplica que la Corte ha sociedad.
Como vemos, la solución de la Corte no es rrecta, los considerandos acerca de la prI-¡ creado no tiene base en la Convención In-
buena. Pero, Insisto, el problema no es otor- macía de los tratados sobre las leyes y te" teramericana de Derechos Humanos, sino en Porque, en definitiva, no hay nada rnás
gar el derecho de réplica al primero, al operatividad del Pacto en punto al derecho todo caso en el art. 33 de la Constitución, riesgoso que vivir en una sociedad demo-
segundo o a alguno de los que repliquen, el de réplica, no integran el holding del fallo.' esta parte del fallo es un obiter dictum crática. Las dictaduras aunque parezca men-
el problema es la naturaleza del derecho de pues no es necesario para fundarlo. tira, son seguras. Los centros desde donde
réplica que se ha Instituido. Una vez que se Esto constituye una apreciación que Juzgo se imparten las reglas son pocos y están
concede el derecho con fuentes Ideológicas, importante pues el saldo de este fallo es- Queda por analizar si el derecho de ré- controlados. Los que las acatan viven con-
la base de la legitimación es tan ancha que doble. Por un lado, el derecho de réplica, plica ideológico puede tener cabida, efecti- fortablemente y los díscolos van a la cárcel.
cualquier limitación que luego se Intente que hasta ahora integraba la colección de vamente, dentro del art. 33 de donde a mi En las democracias, contrariamente, este
poner será artificial y no conformará a curiosidades académicas con que los cons- juicio debería extraerlo la Corte (**). Si lo reparto básico de premios y castigos no se
nadie. Y la prueba de ello es que los medios titucionalist^s a veces nos deleitamos, es analizamos dentro del contexto muy redu- da. Incluso, a veces, los más rebeldes son
se quejan; sin razón pero lo hacen. A su ahora una realidad efectiva. Pero está, to- cido en que el Tribunal le da cabida, no en- los más beneficiados. Una prensa opositora,
vez, los eventuales replicantes, legitimados davía sujeto a la "evolución del Instituto", cuentro nada en el art. 33 que lo prohiba. bajo una dictadura, tiene poco a ganar.
a partir de este fallo, tienen una chance o sea a la discrecionalldad de la Corte, lf> No hay nada que lo haga Incompatible con Bajo una democracia, puede tener tiradas
muy reducida y limitada a la celeridad con cual no permite formular pronósticos muy la soberanía del pueblo o la forma repu- fabulosas. La democracia, además, es mo-
que la respuesta se produzca. estrictos sobre su futuro. Mientras el OOÍt- blicana de gobierno. Se trata, simplemente, lesta. Tenemos que tolerar a los intolerables.
greso siga ausente de la cuestión, el Tribunal: de una regulación más a la libertad de ex- Tenemos que convivir con los que se nos
que hasta ahora ha dado forma a la Cria- presión. Una versión más amplia, por el parecen y con los que no. La democracia
IV contrario, sí podría ser incompatible con la es un acto diario de ejercicio de la virtud
tura, pero en versión minimizada, podrí de la paciencia. Pero aún así; es el único
moldearla como mejor crea conveniente.; prohibición de restringir la libertad de ex-
De lo dicho es claro para mí, como síntesis, presión del art. 14 o la de imprenta del modo de convivencia civilizada que aún se
que el Pacto de San José de Costa Rica no Por el otro lado en cambio, la Cort* art. 32. Pero aun asi, creo que ello desna- ha Inventado. Es, como decía Winston
ha Instituido el derecho de replica ideoló- tomado partido en un tema de fondo, c* ChurchlH, el peor de los sistemas después
gico. Ha reconocido, solamente, el derecho es la primacía de los tratados tatema» turaliza la esencia del derecho de réplica el de todos los demás. Estas son las reglas de
de réplica Informativo. Toda persona sobre nales sobre las leyes. Este es tal ve*, JB*|~ cual está basado en un esquema simétrico Juego.
quien se produzca en un medio una Infor- dicamente, el saldo más real y concretan entre el agresor y el agredido. Para que este
mación errónea o que sea susceptible de este fallo ya que sobre este pnnto,a wt derecho se ponga en íuncionamientp^debe (**) Recordemos de todos modos que en su
agraviarla u ofenderla, tiene derecho a rencla del anterior, las alternaüTM haber alguien que informa incorrectamente integración anterior ha negado está posibilidad,
u ofende a alguien en concreto. Esa persona, en Ice cuos citados en nota 3.
 348 JURISPRUDENCIA
Cadas, ejercidos y amparados sin el
complemento de disposición legislativa
alguna (de! voto en disidencia de los
doctores PETRACCHI y MOLINÉ O'CON-
NOR).
23. — La norma que regula el derecho
de rectificación o respuesta en el Pacto
de San José de Costa Rica (art. 14) es
operativa, no sólo por la presunción que
en tal sentido gozan en general las dis-
posiciones de la Convención, sino ade-
más, por cuanto eso es lo que surge de
su propia interpretación gramatical (del
voto en disidencia de los doctores PE-
THACCHI y MOLINÉ O'CONNOB).
24. — A la luz de una interpretación
de buena fe del Pacto de San José de
Costa Rica (art. 14) parece evidente que
EL "ADENTRO" Y EL "AFUERA" DEL DERECHO DE
REPLICA
SEMÁNTICA ¥ OBJETO
1. Tal vez debde el caso "Sejean" en 1986
no asistíamos a tan enorme difusión y de-
bate en torno de una sentencia de la Oorte.
La retahila de críticas vino fundamental-
mente, esta vez, de los medios de comunica-
ción sccial, especialmente la prensa escrita. Y
es una lástima que la primera oportunidad
en que la Corte ha sentado una muy buena
doctrina en materia de derecho de rectifi-
cación y respuesta, la "aplicación" de esa
doctrina al caso concreto que decidió haya
sido, a nuestro juicio, equivocada. La disi-
dencia de los jueces Petracchl y Molina
O'Connor, en cambio, compartiendo buena
parte de la dcctrjia acogida por la decisión
mayoritaria, ha acertado en la solución, al
sostener que la cuestión planteada no admi-
tía encuadre en el derecho de rectificación
y respuesta.
2. Vayamos en primer lugar al problema
semántico. ¿Hay diferencia entre derecho
"de réplica" y derecho "de rectificación y
respuesta"? No nos preocupa ni aturde el
problema semántico. Para nosotros son la
NOTA DE RlBACCiÓN: Ver la nota de Redacción
incluida en eí trabajo del doctor Alberto Bianchi,
en p. 339 de este mismo tomo.
el derecho de respuesta o rectificación
procede frente a informaciones inexacr
tas o agraviantes que, además, causen
un perjuicio actual y concreto a. l¿
persona aludida. Es decir que la infor-
mación que genera este derecho a re-
plicar es aquel que refiere directamente
al afectado o al menos lo alude de modo
tal que resulta fácil su individualiza-
ción (del voto en disidencia de los doc-
tores PETRACCHI y MOLINÉ O'CONNOR).
25. —Si el derecho de respuesta o
rectificación se reconociere sin el re-
quisito de "individualización" de la per-
sona afectada por la información in-
exacta o agraviante, se abriría la posibi-
lidad de intentar cuestionamieníos a
expresiones ideológicas o conceptuales
Por GERMÁN J. BIDART CAMPOS
misma cosa, aunque creemos mejor usar la
denominación más precisa que emplea el
Pacto de San José de Costa Rica: derecho
"de rectificación y respuesta". Pero "répli-
ca" también es palabra correcta, porque el
diccionario de la lengua nos alecciona so-
bre sus acepciones: respuesta o argumento
con que se contesta a otro.
Lo que importa, entonces, no es el nom-
bre que le demos a tste derecho, sino el
objeto propio y específico, es decir, la co-
bertura tutelar que depara. ¿Qué es lo que
se puede y se debe responder, rectificar O
replicar? Sólo, y sólo los informes que Por.
ser agraviantes o inexactos afectan en for-
ma directa e individualizada a una persona,
sea en su honor, sea en su dignidad, sea en
su intimidad. No en sus ideas, ni en sus opl-.
niones, ni en srus creencias. No puede ha-
ber, no debe haber espacio para responder,
rectificar o replicar ideas, opiniones, creen-
cias, o cosa semejante. Ese no es el objeto
incluido en el perímetro del derecho de
rectificación y respuesta. Lo" señala Biuy
bien el voto de los doctores Petracchl y Mí*-
liné O'Connor.
3. Pero dejar fuera del ámbito amparado
por este derecho a las Ideas, opiniones^
creencias no puede servir, no debe serrtr
de fundamento para denostar y Tepdet-
correcta y ceñida interpretación del d«*
cho de rectificación y respuesta en «1
EL DERECHO
que, en definitiva, atentarían contra la
libertad de prensa. Libertad cuyo espe-
cial resguardo ha asumido la Corte al
grado tal de efectuar cuidadosas preci-
siones (del veto en dis.dencia de los
doctores PETRACCHI y MOLINÉ O'Con-
KOR).
26. — La institución del derecho de
réplica no ha tenido el propósito de
crear un foro al que pueda abordar todo
aquel que crea per atacados valores, fi-
guras o convicciones a los que adhiera;
aunque sea muy comprensible el dis-
gusto (o aun la conmoción) -que tales
ataques —o veces desaprensivos— pue- .
dan producir, lo cierto es que lo que
este derecho busca instituir es un modo
de proteger ámbitos concernientes al
ño que de él contiene el art. 14 del Pacto
de San José.
No es, pues, una cuestión de nombres, sino
de objeto. Quienes han criticado el fallo sin
entenderlo, seguramente responden a una
adentrada convicción que se opone al al-
cance moderado y justo que el derecho de
marras tiene en el citado tratado interna-
cional.
II
EL PODER DE LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN
4. Ha causado desagrado en muchos ám-
bitos la serie de verdades que la decisión
mayoritaria sostiene y explica acerca del
poder social dz los medios de comunicación
masiva. Es un tema "tabú", y ha hecho muy
bien la Corte en no tenerle miedo. Tampo-
co se 4o tenemos nosotros personalmente,
ni siqiiera porque como directores de EL
DERECHO ejercemos un periodismo especifi-
co en el campo jurídico.
¿Kra necesario decir lo que dijo la Corte?
En un sentido estricto no !o eia. Pero para
los de dura cerviz, que no comprenden o no
quieren comprender el sentido de justicia
y de libertad que reviste el derecho de rec-
tificación y respuesta, ha sido bueno el re-
cordatorio de que el común de las gentes
necesita imperiosamente un instrumento
que compense y equilibre la libertad de ex-
(!) Para no intercalar diversidad de citas re-
mitiendo a nuestros trabajos, recordarnos que
nuestras más recientes interpretaciones pueden
verse en: "Tratado elemental de derecho consti-
tucional argentino", Ed. Ediar, Buenos Aires, t.
III; "Los pactos internacionales sobre derechos
humanos y la constitución", 1983; "Teoría gene-
ít.148) 346
T, identidad o intimidad de perso-
nas que han sido aludidas en algún me-
dio d? comunicación, permitiéndoles
acceder gratuitamente a ellos para dar
su pr. pía versión de los hechos (del voto
en disidencia de los doctores PETHACCHI
y MOLINÉ O'CONNOR).
27. — Si, en el caso, el actor expresa
que se ha sentido dolido como conse-
cuencia de expresiones vertidas en un
programa de televisión que habrían sido
lesivos para la fe católica, ésta sería, en
verdad, la eventual atacada. No lo ha
sido en cambio, el recurrente: éste no
alega que se lo haya mencionado o alu-
dido en el citado programa. En conse-
cuencia es palmaria su ausencia de De-
presión cuando un medio de comunicación
difunde públicamente un informe inexacto
o agraviante que afecta a una persona con-
creta en sus derechos perspnalísimos. No
en sus ideas, creencias u opiniones.
No nos incomoda, pues, que el fallo de-
dique los considerandos que destina a dar
el porqué «s indispensable —con el alcance
que nosotros venimos asignándole— el de-
recho de réplica. Muy lejos de cercenar o
aminorar la libertad de expresión, de in-
formación, de crónica, de critica, permite
que esa libertad no se unilateralice en un
único sector de la sociedad, sino que esté
en disponibilidad y circulación para todos
y entre todos.
in
LOS ARGUMENTOS FAVORABLES AL
ART. 14 DEL PACTO DE SAN JOSÉ DE
COSTA RICA
5. La interpretación que tanto la mayoría
como el citado voto disidente efectúan del
Pacto de San José de Costa Rica en el ám-
bito del derecho internacional de los dere-
chos humanos es más que correcta. Hace
años aue venimos predicando los mismos
argumentos en cuanta ocasión nos es posi-
ble, y en nuestros escritos y libros. Casi
no hay un so'.o razonamiento en el fallo y
en !a disidencia que no hayamos anticipa-
do desde tiempo atrás ( l ).
ral de los derechos humanos", Ed. Astrea, Buenos
Aires, 1991; "Constitución y derechos humanos.
Su reciprocidad simétrica", Ed. Ediar, Buenos
Aires, 1991; y en coautoría con Daniel E. He-
rrendorf; "Principios de derechos humanos y ga-
rantías", Ed. Ediar, Buenos Aires, 1991. „'
 EL DERECHO Ctl48) 351
850 JURISPRUDENCIA
cha esencial de la persona tendiente a fínal de este ordenamiento. Por otra
ffitimación para ejercer el derecho de debate se encuentra determinada por la proteger su honra y dignidad, le confie- parte, por la esencia de derecho inhe-
rectificación o respuesta en el presente interpretación de la Constitución Nacio- re una naturaleza distinta a la de otros rente a la persona gue el propio legisla-
caso. Ss por ello fue corresponde con- nal y del Pacto de San José de Costa derechos de índole económica o social, dor le ha otorgado al ratificar en su
firmar la sentencia apelada en cuanto Rica tn lo que atañe al derecho de ré- que hace necesaria una tutela más in- totalidad el Pacto y los antecedentes ju-
denegó la posibilidad del ejercicio del plica, rectificación o respuesta, con la tensa y una interpretación siempre fa- risprudenciales existentes emanados de
derecho en cuestión al actor (del voto repercusión gue tendrá la solución del vorable a su existencia (del voto en disi- organismos internacionales, refuerzan la
en disidencia de los doctores PETRACCHI mismo tanto en el orden nacional como dencia del doctor LEVENE [h.]). convicción de esta Corte sobre su vigen-
y MOLINÉ O'CONITOR). internacional, puesto gue se encuentra cia y la necesidad de reconocerlo y am-
en juego el cumplimiento de buena fe 30, — El derecho de réplica, rectifica- pararlo aun a falta de reglamentación
28. — Asi como la Corte se encuentra de obligaciones internacionales asumi- ción o respuesta contenido en el orí. legal sobre aspectos vinculados a su
habilitada para desestimar los asuntos das por la Argentina. Esta circunstancia 14.1 de la Convención Americana de los ejercicio (del voto en disidencia del doc-
que carezcan de trascendíncia —art. determina la existencia de cuestión fe- Derechos Humanos, como parte inte- tor LÉVEME [h.]).
ZSO, CPCC— así también lo está para deral suficiente gue habilita la instan- grante de la ley 23.054 que la incorporó
intervenir cuando de un modo claro cia extraordinaria del tribunal (del voto al ordenamiento jurídico vigente en 31. — En la medida en que el instituto
aparezca dicha trascendencia, aunque, en disidencia de los doctores PETRACCHJ nuestro país, constituye un derecho su- de derecho de réplica o rectificación ha
como sucede en el caso, el recaudo de y MOLOTE O'CONWOB). ficientemente definido como para mere- sido concebido como un medio para la
fundamentación recursiva no se encuen- cer la tutela de este Tribunal al gue protección del honor, la dignidad y la
tra suficientemente cumplido. En tal 29. — El carácter de derecho de répli- la Constitución ha constituido custodio intimidad de las personas, el perjuicio
¡entido, en el caso, la trascendencia del ca, rectificación o respuesta, como dere-
sino también cuando se incurre en omisio- mental, la mayoría y la siempre citada
Alguna vez criticamos —en orden a la del Pacto es inconstitucional, debieron ha- nes. Si en nuestro caso del derecho de ré- disidencia no digan que el tratado está vi-
anterior jurisprudencia de la Corte ahora ber analizado su texto antes de la aproba- plica se entendiera —acaso— que el art. 14 gente porque lo aprobó (o peor: lo "ratifi-
superada y dejada sin efecto— que nuestra ción y de la ratificación, o sea, abrir el pa- es programático y no operativo, habría de có") el Congreso, sino que está vigente por-
Corte no tomara en cuenta, aunque fuera raguas antes de la lluvia, y no después. Pero todos modos que decir que al no haberse que fue ratificado internacionalmente me-
para refutarla, la doctrina emergente de las no recordarnos que en esa oportunidad «e dictado una ley interna durante los siete diante el depósito del respectivo instru-
Opiniones Consultivas de la Corte ínter- hubiera prevenido que el derecho de réplica años transcurridos desde la ratificación del mento. El Congreso no ratifica tratados:
americana de Derechos Humanos, sobre todo que iba en curso de ingreso al derecho ar- Tratado en 1984, la República Argentina los aprueba, o los rechaza. Los ratifica el
cuando la República Argentina ha acatado gentino por fuente internacional fuera a habría incurrido en amisión inconstitucio- Poder Ejecutivo. ¡De modo que, aun en su
tanto su jurisdicción supraestatal cuanto la contrariar la constitución. ¿Alguien se opu- nal. Y esta omisión hubiera requerido ser vocabulario, el faUo es preciso y exacto. Asi
de la Comisión Interamericana de Derechos so a la aprobación-jjia=Ia._raüficación con subsanada por la Corte. Pero no era el caso. ha de ser, porque los, jueces tienen el deber
Humanos. Ahora nuestro máximo tribunal base en los argumentos que ahora se es- de emplear bien el lenguaje jurídico, y mu-
se hace cargo de esa doctrina, la asume, la grimen? De cualquier manera, es muy útil que el cho más la Corte.
cita, y la comparte. No podemos dejar de fallo haya dejado sentado que un tratado
congratularnos por tan correcta y esmerada <£|¡ una vez que el tratado de marras *» es susceptible de violarse por la omisión de
postura. Más allá de lo estrictamente ju- dado por incluido en nuestro orden Jurídi- establecer las disposiciones que sean nece-
rídico, creemos que hasta es un gesto de co, tanto la mayoría como la mencionad* sarias para su cumplimiento. DOS FELICES PAUTAS DE LA MAYORÍA
cortesía internacional. disidencia aciertan en reconocer que el de-
recho de rectificación y respuesta previsto Una omisión de ese tipo, en el supuesto
8. De aquí en más, también la Corte aco- en el art. 14 es operativo. La disidencia Btí- de precisarse una medida interna, .sería la 11. Consecuentemente con lo antedicho,
ge el buen principio de que efectuada la liza, incluso, el argumento que mucho he- también la de los tribunales argentinos que, quemayoría sostiene con muy buena audacia
una ley del Congreso no puede derogar
ratificación de un tratado internacional, éste mos difundido, en el sentido de que en lo* de faltarles la ley reglamentaria, no reme- un tratado. Es clarísimo: el tratado no está
se incorpora a nuestro derecho interno, y tratados de derechos humanos hay que prer diaran tal ausencia en sus sentencias; es
es parte de él. ¿Cómo no habría de ser asi, sumir la operatívipad de sus cláusulas, salf decir, si desconocieran al tratado sin su- vigente en jurisdicción interna porque el
si el art. 31 de la Constitución está dando vo que con evidencia ello resulte Imposible: plir la omisión legislativa. Y ello «s así por- Congreso lo ha aprobado, sino porque el
Ejecutivo lo ratificó. Por el principio del
piso más que firme para sostener tal prin- Y es harto elocuente el discurso a traVÉ* que, como ya lo hemos insistido demasiado, paralelismo
cipio? Ya no se podrá decir más que el del cual se afirma que el art. 14 tíene W& el art. 29 del Pacto obliga a adoptar medi- so no puedede las competencias, el Congre-'
derogar en el derecho interno
Pacto de San José no es derecho positivo turaleza operativa, o sea, de aplicabilidao das legislativas "o de otro carácter" para una norma (el tratado) que no fue puesta
interno, ni que su art. 14 necesita de una automática y directa, sin necesidad dVwtff hacer efectivos los derechos que todavía no por él en el derecho
ley interna porque toda limitación a la li- ma ulterior interna que lo reglamente. u> lo fueran en el derecho interno. Entre las acto complejo en que,interno, sino por un
bertad de expresión requiera que el Con- que de "reglamentario" puede admitir» medidas "de otro carácter" se hallan, in- tomó parte (al aprobarsielbien en Congreso
greso la establezca, y solamente el Congre- tenor de la última frase de la' norma (' dudablemente, las sentencias, especialmen- corporación sólo se produjotratado), la in-
a partir de la
so pueda hacerlo. Eso es falso de toda fal- las condiciones que establezca la tey?) te las de los superiores tribunales de Pro- ratificación internacional efectuada por el
sedad. Un tratado, que tiene naturaleza fe- traba aquella operatividad autoapHc« Tincia y las de la Corte Suprema de Justi- Poder Ejecutivo.
deral, y que por otra parte antes de su ra- porque se explica bien en el'Talk) euSMj cia de la Nación.
tificación internacional ha precisado la el alcance menor de «se reenvío a J* M 12. Y ahora sobreviene el cambio visce-
aprobación del Congreso, está en condicio- interna. IV ral que juzgamos más notorio: la Corte —en
nes de introducir en el derecho interno una su decisión mayoritaria— deja de lado una
limitación como la del art 14 del Pacto. 9. Pero queda otra cosa. Tanto OTRO ACIERTO: EL CONGRESO NO viejísima y anacrónica jurisprudencia suya,
como la disidencia de Petracchi, y RATIFICA LOS TRATADOS que negaba prioridad a los tratados sobre
7. Y ya que estamos tocando este punto, O'Connor avanzan a aleo sustancian! las leyes. Veníamos diciendo, sin querer
hemos de'decir qué quienes a fuerza de importantísimo. Un tratado se-tocwm • 10. También nos ha cansado honda satis- profetizar, que esa pauta estaba destinada
buscar y acopiar argumentos contrarios al se'-tíiola en jurisdicción., ínter»* •» f facción que al recorrer toda su linea argu- a ser dejada de Jado en el futuro. Y ese
derecho dé'réplica'sostienen que el art. 14 cuando sé dictan norma* contrariat » •%

"
•
 SS2 JUBISPKCJDENCIA
que autorice a demandar con funda-
mento en él debe provenir de un ataque
directo a esos derechos personalísimos,
sin que las aflicciones o sentimientos
que produzcan las expresiones ideológi-
cas, políticas o religiosas vertidas públi-
camente, puedan considerarse como ta-
les cuando no están dirigidas a persona
determinada sino contra el patrimonio
común de un grupo que, por más respe-
table que sea, escapa a la tutela del de-
recho de respuesta (del voto en disiden-
cia del doctor LEVENE [h.]).
32.—Si, en el caso, en el programa
del demandado no se han vertido infor-
maciones inexactas o agraviantes sino
expresiones •que más allá de la inten-
cionalidad con que fueron expuestas en
futuro ha llegado con esta sentencia. ¡En-
horabuena! Y ojalá la nueva tesis se con-
solide, se reitere y sustituya para siempre
a la anterior.
La Corte sienta su buena doctrina en este
punto apoyándose en la Convención de Vie-
na sobre derecho de los tratados, conforme
a cuyo art. 27 un Estado parte en Un tra-
tado no puede incumplirlo ni desobligarse
invocando su derecho interno. Es correcto
que la Corte armonice «ste principio dentro
de nuestro derecho interno, y sobreponga
los tratados a las leyes.
13. Lo que no ha dicho —no hacia falta
en el caso— es cómo compatibilizar la pri-
macía del derecho internacional sobre el
derecho interno cuando se trata de compa-
rar un tratado con la constitución. Por
ahora, que la constitución argentina tal
cual es, no parece viable que ella ceda su
supremacía frente a los Tratados. Pero
también venimos pregonando que, de efec-
tuarse una reforma constitucional, seria
muy deseable que en una nueva norma
constitucional se reconociera la primacía
del derecho internacional sobre todo el or-
den interno, incluida la propia Constitu-
ción, al menos respecto de los tratados so-
bre derechos humanos en los que Argentina
fuera parte.
Pero si es cierto que el art. 27 de la Con-
vención de Viena presta asidero al argu-
mento de que los tratados prevalecen so-
bre ;as leyes internas, siempre habíamos
creído y sostenido, aun sin esa base norma-
tiva internacional, que existían otros sobra-
dos argumentos para sustentar igual punto
de vista. No es del caso ahora explayarnos
.en el tema, bastándonos remitir a nuestras
•obras anteriores, al menos desde 1964.
modo alguno puede caracterizarse como
tal, y menos aún fueron referidas al re~
-Cúrrente, ha de concluirse que éste cu-
re££-de legitimación para-interponefla
presente 'demanda procurando el ejer-
cicio de su derecho de réplica, por lo
que corresponde confirmar la sentencia
que denegó tal pretensión (del voto en
disidencia del doctor LEVENÍ [h.]).
33. —Conforme se estableciera en
otros antecedentes, cuyos fundamento»
esta Corte en su actual composición
comparte, el derecho de réplica, rectifi-
cación o respuesta no tiene consagración
expresa en la Constitución ni *e en-:
cuentra entre los implícitos que recono-
ce el art. $3. Tampoco cabe otorgarle.
operatividad directa en el marco de la
Casi treinta años después, la Corte nos.
respalda. También enhorabuena, no por va-
nidad personal, sino por la sincronización
que ha alcanzado con el ritmo universal del
derecho internacional púb.ico.
VI
¿EL DERECHO DE REPLICA SE PUEDE I
ALOJAR EN EL ART. 33 DE LA -
CONSTITUCIÓN?
14. La disidencia de los doctores Petrac =•
chi y Moliné O'Connor, que tan brillante-''
mente hace pie &n el Pacto de Costa Rica»
para dar por cierto que el derecho de réplica
es operativo y hace parte del derecho argen-
tino, sostiene —en cambio— que tal derecho
no pertenece al orbe constitucional argen-
tino de los derechos implícitos. Aunque esté
obiter dicta no frustra la valiosidad de I»'
disidencia que comentamos, nos permitimo»
una leve discrepancia, porque en nuestro»
largos comentarios acerca del derecho in-
ternacional de los derechos humanos en re¿
lación con la constitución argentina, teñe?-
mos sugerida una interpretación amplia Jf
generosa que, en caso de encontrar en lo»
tratados internacionales (como un -"pin»");
algunos derechos ajenos al plexo de núes-'
tra constitu-.ión. lleve a darles hospitalidad
en su art. 33 sobre derechos implícito*;?. .
El de réplica es uno de los que personáis
mente damos por albergados en el art. 33
de la constitución.
vn
EL CASO RESUELTO NO ENCOADRA ÉW
EL DERECHO DE REPLICA
- 15. Vaquí aparece nuestra nueva "di»*»»
pancia, esta vez con lo resuelto por la ffl
EL DERECHO
Convención Americana sobre Derechos
Humanos —que integra el derecho ar-
gentino— pues ella lo remite a "las con-
diciones que establezca la ley" (art. 14.1)
de manera que múntras tal ley no sea
dictada no podrá adquirir operatividad
(de! voto en disidencia del doctor BE-
1LUSCIO).
34. — Mientras no se dicte la ley que
reglamente el ejercicio del derecho de
réplica o respuesta —cuestión esta de
política legislativa, ajena a los órganos
jurisdiccionales— rige el principio de
reserva consagrado en el art. 19 de ¡a
Constitución Nacional, según el cual na-
die está obligado a hacer lo que la ley
no manda (del voto en disidencia del
doctor BELLUSCTO).
yoría al subsumir el caso de autps en el
art. 14 del Pacto de San José, y nuestra
adhesión, en este aspecto, a los argumen-
tos de los ministros Petracchi' y Moliné
O'Connor.
Entiéndase bien lo que decimos y lo que
negamos: el art. 14 del Pacto es derecho
internacional incorporado al derecho ar-
gentino; la cláusula es operativa; su inter-
pretación debe hacerse en compatibilización
con la constitución y orientada por !a doc-
trina sentada por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos; los tratados preva-
lecen sobre las leyes, etc. Pero el art. 14 del
Pacto no incluye en su objeto ni en su con-
tenido la réplica de ideas, opiniones ni
creencias. Sólo cubre a quien ha sido perso-
nal y directamente afectado «n derechos
personalísimos (honor, dignidad, intimidad)
por un informe inexacto o agraviante, a
efectos de que por el mismo medio de co-
municación masiva que lo difundió públi-
camente, esa persona afectada responda o
rectifique con inmediatez y prontitud.
16. Hay que reparar en que con este con-
torno estricto no estamos para nada negan-
do la existencia y la tutela de los intereses
difusos, o colectivos, o de pertenencia difu-
sa. Tampoco negamos que para su defensa
deba reconocerse legitimación a cualquier
afectado en la parte que "com-parte" con
otros en esos mismos intereses. Aquí el pro-
blema es otro. El problema es éste: el dere-
cho de rectificación y respuesta no es idóneo
para asumir representaciones colectivas en
Materia de intereses difusos cuando éstos se
sitúan en el crbe de las ideas, de las opinio-
nes o de las creencias. Y no lo es porque la
rectificación o la respuesta están deparadas
solamente al afectado directo e individuali-
zado en el informe Inexacto o agraviante.
El agravio o la inexactitud no han de recaer
H&-12
ft, 148) 353
35. — La circunstancia de "que todo
cristiano haya podido sentirse molesto o
agraviado por expresiones hirientes
para los valores que alienta su fe reli-
giosa, no significa que pueda abrirse una
acción ejercitable por cualquier persona
que profese el cristianismo, pues de lo
que se trata es permitir una respuesta
o rectificación al directamente aludido
por la información inexacta o agravian- -^.
te y no de abrir el debate en el cual '
cada habitante de la Nación pueda re-
batir las ideas expuestas por otro en un
medio de difusión. Una comprensión di-
ferente del derecho de réplica, no sólo
se apartaría de los términos en que es
reconocido ese derecho en el Pacto (art.
14.1) sino que lesionaría gravemente la
libertad de expresión y el derecho de
en ese sistema —muy valioso por cierto—
de las ideas, las opiniones o las creencias,
que .aunque pertenecientes a conjuntos y
sectores plurales de personas, son también
intransferiblemente propias y personales.
Pero en cuanto son ideas, opiniones o creen-
cias, no se pueden dar por violadas a efectos
del derecho de réplica por la difusión de
otras distintas u opuestas, así se las vierta
y difunda en forma indecorosa, soez, gro-
tesca o hasta ofensiva. El derecho de ré-
plica tiene otro objeto y presta otra cober-
tura. Y es así no porque se desconozcan los
intereses difusos o colectivos, sino porque
en materia de Ideas, opiniones y creencias
la libertad de expresión no tolera que la
adhesión personal a ellas legitime para in-
vocar agravios cuando en el circuito de la
comunicación se infiltran otras que moles-
tan, ofenden, o hasta hieren a alguien, así
ese alguien sea parte de un conjunto huma-
no muy amplio y numeroso.
Hay un derecho personal —personalísimo
sin duda— a formarse un sistema de creen-
cias, opiniones e ideas, a vivir y actuar con-
forme a él, a defenderlo, a difundirlo, a
expresarlo. Pero no hay un derecho a repli-
car cuando "mi" sistema sufre violencia
porque otros, aunque de modo acaso indig-
no, lo atacan.
Baste, pues, con esto.
vni
LA VIABILIDAD DEL PROCESO PENAL Y
DEL PKOCESO CIVIL POR ACCIDENTES
DE TRANSITO NO HACE INÚTILES A LOS
SEMÁFOROS
17. Hay un argumento tan pueril contra
el derecho de réplica, que casi es perder
 354 JURISPRUDENCIA
propiedad consagrados en los arta. 14 y
17 de la Constitución Nacional, pues
obligaría a todo propietario de un medio
de difusión a admitir un debate abierto
sobre cualquier tema que se hubiere
hecho público mediante su utilización,
anulando de ese modo, su propia li-
bertad di expresión. En virtud de lo
expuesto, corresponde confirmar la. sen-
tencia apelada en cuanto denegó el
ejercicio del derecho de réplica al re-
currente (del voto en disidencia del doc-
tor BELLUSCIO). L.C. p.
•x.
44.466 — CS, jtOlo 7-1992. _ Ekmekdjian,
Miguel A. c. Sofovich, Gerardo y otros (£-
títXXUI - K. H.).
Buenos Aires, julio 7 de 1992. — Conside-
rando: 19 Que la sala H de la Cámara Na-
tlempo el rebatirlo. Pero a fuerza de ser
utilizado, debemos decir algo sobre él.
Cuando yo cruzo un semáforo con luz
roja y atropello a alguien (y lo lesiono o lo
mato), puedo ser pasible de: a) una sanción
por la infracción de tránsito; b) un proceso
penal por lesiones culposas p por homicidio
culposo; c) un proceso civil por Indemni-
zación de daños (material y moral).
¿Diré que por disponer de las vías b) y
c) «s innecesario que haya normas sobre
tránsito y haya semáforos? De ninguna ma-
nera. Cada cosa en su lugar, tiene su obje-
tivo Propio. Cubre un bien jurídico que no
es idéntico en los tres supuestos de los
incisos a), b) ye).
18. Oon el derecho de réplica ocurre lo
migmo. Que si el informe inexacto o agra-
viante configura delito pueda haber proceso
penal, es una cosa; no siempre —Por otra
parte— un informe Inexacto o agraviante
encuadra en una incriminación típica; pue-
de no constituir delito; pero si acaso es
delito, el proceso penal tiene un objetivo
diferente al del derecho de réplica; tiende
a sancionar un delito. El derecho de réplica
no es una sanción a nada. Es un equilibrio
de la libertad y para la libertad de expre-
sión, de información y de crónica. Que si el
informe inexacto o agraviante me causa da-
ño yo pueda acudir a un proceso civil para
indemnizarme, es otra cosa también distin-
ta. Ni busca la sanción penal, ni tiende a
equilibrar la libertad de expresión. Busca
resarcirme. En cambio, el derecho de répli-
ca —como el semáforo en el tránsito— tiene
por objeto, no sancionar penalmente ni In-
demnizar, sino rectificar o responder. Y re-
paremos bien en la doble faz que acá se
anida.
: cional de Apelaciones en lo Civil rechazó el
/ amparo interpuesto por Miguel A, Ekmek-
djian, «n ejercicio del derecho de réplica,
contra Gerardo Sofovich. Contra dicho pro-
nunciamiento el actor dedujo recurso ex-
traordinario, cuya denegación motiva la
presente queja.
29 Que de acuerdo a lo expuesto por el
recurrente, lesionado profundamente en su»
sentimientos religiosos, a fs.' 84/85 promo-
vió demanda de amparo contra Gerardo So-
fovich, para que se lo condenara a leer en
el programa "La Noche del Sábado" —que
se emitía por el canal 2 de televisión—, una
carta documento que le remitiera contes-
tando a Dalmiro Sáenz, quien expresó fra-
ses que consideraba agraviantes en relación
a Jesucristo y a la Virgen María, en la au-
dición del sábado 11 "de junio de 1986. Que,
Por un lado, la rectificación o la respues-
ta es una forma de que el afectado corrija
o conteste. Por otro lado —y esto valga para
quienes tanto destacan el "cuarto poder" de
las comunicaciones y su indudable proyec-
ción social e institucional— el derecho de
réplica logra a través de esa misma rectifi-
cación o respuesta que la sociedad que reci-
bió en su circuito informativo el informe
agraviante o inexacto, reciba en compensa-
ción y equilibrio dentro de ese mismo cir-
cuito, y en forma inaieuiirfaria-VBrsión que,
del otro lado del mostrador, tiene derecho
a-ingresar el afectado, respondiendo o rec-
tificando.
En este espacio social e institucional que
indudablemente reviste la libertad de ex-
presión y la comunicación masiva, el dere-
cho de réplica parifica en igualdad de opor-
tunidades al informante y al afectado. Que
uno solo del binomio —el primero— dis-
ponga del medio de comunicación, y el otro
deba sumirse en la ¿pasividad, es injusto.
Más, diríamos que efe inconstitucional. Por
eso, la inexistencia del derecho de réplica
también es inconstitucional, porque es desl-
gualitaria en desmedro grave de la libertad,
que no puede existir para unos y no existir
para otros y para todos.
19. La superflua afirmación de aue el
afectado por el informe inexacto o agra-
viante dispone de un proceso penal {
siempre, porque el informe puede no confi-
gurar delito) y/o de un proceso civil por
daños (tampoco siempre, porque puede.»»
haber daño efectivo), no vale para sostení
que ya cuenta con tutela suficiente y «>•
vías disponibles. Decir cosa tan fuera
sentido es tanto como afirmar que por e*»-
tir la posibilidad de un proceso penal J
. EL DERECHO
como la carta no fue leída, debió Iniciar
juicio de amparo, fundado en el derecho de
réplica que, según su criterio, le concede el
art. 33 de la Constitución Nacional y el art.
14.1 del Pacto de San José de Costa Rica,
aprobado por ley 23.054 [EDLA, 1984-22] y
vigente para la República Argentina desde
el depósito del instrumento de ratificación
el 5 de setiembre de 1934.
3' Que el fundamento central utilizado
por el a quy para rechazar las pretensiones
del actor consiste en considerar que el art.
141 del Pacto de San José de Costa Rica
consagra el derecho de respuesta "en las
condiciones que establezca la ley", razón por
la cual el propio tratado inhibe la autofun-
cionalidad de la respuesta normada en él
mientras no se reglamenten sus requisitos
sustancíales y se regule procesalmente su
un proceso ^ivil por daños en caso de acci-
dentes de tránsito, no es necesario que haya
semáforos, ni que se sancionen las infrac-
ciones de tránsito.
Además ¿para qué tanta insistencia en la
proyección social e institucional de la liber-
tad de prensa, de expresión, de información,
de crítica, de ccmunicación social, si luego
y de inmediato se va a ignorar que es esa
misma proyección la que exige que el afec-
tado por informes inexactos q agraviantes
pueda y deba disponer de idéntico acceso
al circuito informativo de la sociedad para
responder o rectificar? ¿Es que aquella pro-
yección social e institucional no está mos-
trando a las claras que la sociedad que re-
cibe un informe inexacto o agraviante en
afectación a una persona determinada, tiene
que recibir igualmente de esa persona, y
por el mismo medio, la rectificación o la
respuesta que proporcionan equilibrio social
a la libertad?
Esperamos que con argumentos serios se
nos contradiga. No con el tan estólido de
que basta el proceso penal y el proceso civil
para defensa del afectado. Hay miopía en
no discernir que los bienes jurídicos tutela-
dos no son idénticos, y que cada uno nece-
sita su cobertura específica.
IX
EL USO DEL AMPARO PARA EFEOTIVIZAR
EL DERECHO DE REPLICA
20. Es a la vez ilustrativo que tanto la
mayoría como la disidencia de Petracchi y
de Moliné O'Connor, y la de Levene, en-
tiendan que el derecho de réplica del Pacto
de San José de Costa Rica abre la vía del
amparo. Sobre el amparo, la Jurisprudencia
(t.148) 355
ejercicio; Considera, en consecuencia, que
el derecho de respuesta no tiene carácter
operativo, como lo resolviera esta Corte en
el caso E.60.XXII "Ekmekdjian, Miguel A. c.
Neustadt, Bernardo y otros s/amparo" [ED,
131-526], el 1? de diciembre de 1988. A este
fundamento el a quo agrega que el propio
actor reconoció no ser titular de un derecho
subjetivo a la respuesta que reclama sino
que tiene un interés de carácter difuso, lo
que obsta a su legitimación," pues conforme
a la índole del derecho de respuesta o recti-
ficación, éste sería un derecho de la perso-
nalidad o personalisimo, lo que Involucra
en su titularidad a un determinado sujeto
—persona física— y excluye a los de carác-
ter difuso o colectivo, concluyendo qu» el
actor no está habilitado para obtener una
sentencia estimatoria.
de la Corte tiene construida buena doctrina
desde 1957-58, con escasos huecos. Ahora
sabemos, para desbaratar alguna anterior
jurisprudencia de tribunales inferiores, que
los derechos reconocidos en su calidad de
derechos humanos por el Pacto de Costa
Rica son tutelables a través del amparo.
¿Cómo no habrían de serlo si, a su modo,
integran nuestro sistema constitucional de
derechos humanos? Además, el propio Pac-
to exige que los derechos en él contenidos
dispongan de una vía judicial breve para
su defensa. Entonces, si el derecho argen-
tino cuenta con esa vía (hábeas corpus y
amparo), es imposible negar que el amparo
sirva para proteger derechos que hacen par-
te del tratado comentado.
Que solamente la mayoría haya hecho
lugar al amparo por considerar que el caso
de autos revestía fisonomía hábil para en-
marcarlo en el art. 14 del Pacto, y que las
citadas disidencias hayan interpretado que
ese caso no cabía en el perfil de la réplica
prevista en el tratado, no significa que los
disidentes hayan rechazado la aptitud del
amparo para postular el derecho de réplica
en el ceñido caso a que alude el Pacto.
De acuerdo, entonces, en que el amparo
es ejercitable para impetrar la rectificación
o la respuesta cuando concurre el diseño
trazado por el Pacto.
EL BALANCE DEL FALLO
21. Hagamos un breve balance. De los
cinco jueces que componen la mayoría de-
cisoria, y de las disidencias de los doctores
Petracchi, Moliné O'Connor y Levene —un
J
 356 JURISPRUDENCIA
4? Que en el caso existe cuestión federal
que habilita la instancia extraordinaria del
Tribunal, toda vez que se ha cuestionado la
Inteligencia de cláusulas de la Constitución
Nacional y del Pacto de San José de Costa
Rica y la decisión impugnada resulta con-
traria al derecho que el recurrente pretende
sustentar en aquéllas (arta. 31 y 33, Cons-
titución Nacional y 14, Pacto de San José de
Costa Rica).
5' Que, por otra parte, al encontrarse en
discusión el alcance que cabe asignar a nor-
mas de derecho federal, la Corte Suprema
no se encuentra limitada en su decisión por
los argumentos de las partes o del a guo,
sino que le incumbe realizar una declarato-
ria sobre el punto disputado (Fallos, 308-
647, consid. 5? y sus citas).
69 Que, de manera preliminar, cabe dejar
claramente sentado que en esta causa no
tota! de ocho ministros de la Corte sobre
nueve— podemos extraer unanimidades en
la doctrina Judicial que ahora surge de
nuestro máximo Tribunal.
Ese mínimo común denominador compar-
tido por los ocho jueces arroja el siguiente
resultado: a) el Pacto de San José está in-
corporado a nuestro derecho interno; b) con
ese alcance, lo está el derecho de rectifica-
ción y respuesta (réplica); c) el derecho de
rectificación y respuesta es operativo; d)
por ende, ninguna omisión de los otros dos
poderes impide al poder judicial recono-
cerlo y tutelarlo.
Destacamos que es trascendental recono-
cer que el lincamiento anterior surge de
ocho votos sobre nueve. Que de esos ocho
haya tres que, para nosotros con acierto,
hayan sostenido que el caso de autos exhi-
bía una naturaleza ajena al objeto tutelado
por el derecho de réplica en el art. 14 del
Pacto, no desbarata la solidez compartida
de los principios a que hemos hecho refe-
rencia.
Es por eso llamativo que este aspecto de
coincidencias no haya sido puesto de relie-
ve en las críticas al fallo, que parecen ha-
ber recaído solamente en la decisión ma-
yoritaria, cuando tres disidencias solamente
han discrepado sobre el encuadre de "este
caso" particular en el derecho de réplica,
pero no en cuanto a que tal derecho tiene
albergue constitucional por fuente interna-
cional en el derecho argentino, y que aten-
to su naturaleza operativa es ejercitable
por la sola circunstancia de hacer parte del
tratado internacional que nos ocupa.
se encuentra en tela de juicio que la liber-
tad de prensa, en su acepción constitucional,,
es condición necesaria para la existencia de
un gobierno libre y el medio Idóneo para
orientar y aun formar una opinión pública,
vigorosa, atenta a la actividad de los pode-
res públicos. En tal carácter es un adecuado
instrumento de ordenación política y moral
en la Nación. Este pensamiento responde
en última instancia al fundamento repu-
blicano de la libertad de imprenta, ya que
no basta que un gobierno dé cuenta al pue-
blo de sus actcs; sólo por medio de la más.
amplia libertad de prensa puede conocerse
la verdad e importancia de ellos y determi-
narse el mérito o responsabilidad de las au-
toridades intervinientes. Dentro de ese mar-
co, las empresas periodísticas configuran el
ejercicio privado de funciones de interés so-
cial, ya que su actividad está dirigida al
bien de la sociedad y por tanto de todos y
cada uno de sus miembros. En tal sentido,
XI
LAS OPOSICIONES AL DERECHO DE
REPLICA
22. Habíamos aludido a la retahila de-
críticas y de argumentos adversos al dere-
cho de réplica. Detengámonos un poco en
el tema.
Algunos han dicho y siguen diciendo que-
el art. 14 del Pacto de San José de Costa
Rica es inconstitucional porque viola loa
árts. 14 y 32 de la Constitución. ¡Y hasta
que viola el derecho de propiedad (sic)!
Este primer recurso defensivo contra el
derecho de réplica ha dejado lugar a otro,
cada vez que por ley se ha intentado regla-
mentarlo. ¿Qué se sostuvo entonces? Que
el congreso no puede legislar en esa ma-
teria por imperio prohibitivo del art. 32 de
la constitución. Ergo, quienes así piensan.
han de consentir que el congreso no puede, '
pero que sí pueden las provincias.
¿Y de qué echan mano cuando son las
provincias las que reconocen el derecho de
réplica? (véase que el fallo enumera mu-
chísimas constituciones provinciales en ese
sentido). Pues, no sabemos qué discurso1
recitan, porque tampoco les viene bien que
sean las provincias las que, por no poder
según ellos hacerlo el congreso, reglamen-
tan el derecho de réplica. *
• "'' "
Se ve entonces que los disfraces de ln-
constitucionalidades a que acuden para de-
nostar el derecho de réplica esconden un»
aversión visceral al mismo. Esa es la razoi
EL DERECHO
esta Corte ha dicho que "entre las liberta-
des que la Constitución Nacional consagra,
la de la prensa' es una de las que poseen
mayor entidad, al extremo de que sin su de-
bido resguardo existiría tan solo una de-
mocracia desmedrada o puramente nomi-
nal. Incluso no sería aventurado afirmar
que, aun cuando el art. 14 enuncie dere-
chos meramente individuales, está claro que
la Constitución, al legislar sobre la libertad
de prensa, protege fundamentalmente su
propia esencia democrática contra toda po-
sible desviación tiránica" (Fallos, 248-291).
T> Que en este caso, por el contrario, el
núcleo de la cuestión a decidir radica en la
tensión entre la protección del ámbito pri-
vado de la persona de cuanto lesione el res-
peto a su dignidad, honor e intimidad; y el
derecho de expresar libremente las Ideas
ejercido por medio de la prensa, la radio y
la televisión. Es decir, se trata del equilibrio
"sin-razón" que en verdad mueve a los opo-
sitores al derecho de réplica.
No es el caso de la disidencia del doctor
Belluscio que, aunque no la compartimos,
se sustenta en la afirmación de que la nor-
ma del art. 14 del Pacto es programática
y no operativa, y que por ello requiere de
una ley interna que la reglamente, aparte
de aseverar a continuación —con toda ra-
zón— que el caso de autos tampoco seria
encuadradle en la citada normativa.
XII
EL SISTEMA DE CREENCIAS RELIGIOSAS
23. Para poner punto final a nuestro co-
mentario, recalemos en la tutela del siste-
ma de creencias.
Parafraseando a ORTEGA podemos recor-
dar que las ideas "se tienen", en tanto en
las creencias "se está" instalado. Sociológi-
camente, las creencias suelen ser vistas co-
mo más adheridas entrañablemente a la
subjetividad personal de quien las asume y
profesa, de aquél "que está en ellas".
Dentro del sistema de creencias, es indu-
dable que las religiosas ocupan el vértice
jerárquico dentro de un orden del valor.
Por supuesto, hay muchos que carecen de
creencias religiosas, o que hasta, según sea
su ateísmo, las repelen. Pero objetivamen-
te, las creencias religiosas hacen parte de
lo más íntimo del ser humano.
La mayoría de la Corte le 'ha dado aloja-
miento y amparo en el derecho de réplica
(t. 148) '357
y armonía entre derechos de jerarquía cons-
titucional, y en definitiva, de la tutela de la.
dignidad humana, en tanto se vea afectada
por el ejercicio abusivo de la Información.
En particular, corresponde decidir si el de-
nominado "derecho de réplica o respuesta"
integra nuestro ordenamiento jurídico co-
mo un remedio legal inmediato a la situa-
ción de indefensión en que se encuentra el
común de los hombres frente a las agresio-
nes a su dignidad, honor e intimidad cuan-
do son llevadas a cabo a través de los me-
dios de comunicación social.
8? Que a lo largo de los siglos XVn y
XVIII y hasta fines del siglo XIX la cues-
tión de pensar y expresar el pensamiento
se resolvía en la lucha de los individuos
frente al Estado por la conquista de la li-
bertad de expresión y la consagración del
derecho de prensa. Estas reivindicaciones
individuales, verdaderas conquistas del libe-
porque ha estimado que en el caso existió
una ofensa de gravedad sustancial. De to-
dos modos, si es verdad que cuantos profe-
san un determinado sistema de creencias
religiosas se sienten heridos y mortificados
cuando esas creencias son objeto de agra-
vio, y que por eso en el caso de autos con-
curría una muy irrespetuosa ofensa a sen-
timientos religiosos, !a ofensa no estaba
personalmente dirigida a alguien determi-
nado. Se desparramaba en todos. La afec-
tación parece —por ende— no haberse ti-
pificado del modo como entendemos que lo
exige el Pacto de San José.
24. Ya algo dijimos sobre los intereses
difusos. Aquí ¿los había? Seguramente; y
el interés difuso de cuantos reverenciamos
a la Virgen María fue maltratado pública-
mente mediante expresiones que, a su mo-
do, traducían ideas y opiniones adversas.
Más allá del lenguaje empleado, y aunque
sin nivel de debate teológico o científico,
no hubo otra cosa que ideas y opiniones.
Muy mortificantes, e inútilmente mortifi-
cantes y ofensivas para un sistema de creen-
cias, pero sin sentido direccional hacia per-
sona concreta.
Nos cuesta asumir que el caso fuera sub-
sumible en el derecho de réplica, porque de
ser réplica, lo era de ideas, de opiniones y
de creencias. Y ése no es el objeto tutelado
por el derecho de réplica.
25. ¿Se diría que el "derecho" del pro-
motor del amparo, y de cuantos comparti-
mos con él la misma fe religiosa, es tam-
bién uno de los derechos de la tercera ge-
neración? No hace falta internarse en' tan
,. . •
. 358
1 JURISPRUDENCIA

EL DERECHO
... t.~i.a uimiululación de pen ít. 148) 359
samientos y expresiones es uno de los dere- , m-i »,uiuuu ae ios hombres. A estos o agraviante de la Información periodística,
chos más preciosos del hombre; todo indi- les queda ¡a posibilidad de elegir el diario, radial o televisiva? Ya no están a su alcan- 99 Que estos cambios, que han modificado-
viduo puede escribir, hablar, imprimir li- la estación de izú'.o o el canal de televisión ce —se afirma— los medios con que conta- la situación de la prensa, han sido recono-
bremente". Pero en nuestro tiempo —se cuyas palabras e imágenes habrán de incor- ba en los siglas XVIII y XIX. Las sa_las de cidos por la Corte Suprema de los Estados
aduce— por obra y gracia de la revolución porarse al mundo de sus representaciones, loa directores de las empresas periodísticas, Unidos de América. En "Miami Herald Pu-
técnica, los contendientes en la lucha por condicionarán sus opiniones, formarán sus de radio o televisión están fuera de su acce- blishing Co., División of Knight Newspapers,
el dominio y control de los medios de comu- hábitos y comportamientos. Del derecho ac- so; y en ellas se reúnen los que tienen en su Inc. vs. Tornillo" (418 U.S. 241 —1974—), la
nicación han cambiado. El individuo como tivo de publicar sus ideas por la prensa íin mano irrumpir en su destino individual, di- Corte Suprema ds ios Estados Unidos dijo
sujeto activo está virtualmente eliminado. censura previa, es decir, del derecho de In- famarlo o ridiculizarlo o exponer su intimi- "... la prensa de hoy es en verdad muy'di-
Quienes se enfrentan son el Estado y los formación, peco le queda al hombre de dad a la mirada de todo el mundo. Son se- íerente de aquella que existió en los prime-
grupos; y los grupos entre si. nuestro tiempo; le resta el derecho pasivo a rea distantes, que manejan un poder incon- ros años de nuestra existencia nacional".
saber, a conocer, a que le digan lo máa mensurable en una civilización audiovisual En la última mitad del siglo una_ revo'ución
No siempre s_e movilizan las pasiones por verazmente posible lo que ocurre, es decir, que tiene como accesorio a la letra impresa de ¡as comunicaciones permitió la Intro-
la reivindicación de un derecho. Se lucha el derecho social a la información. (Rlvero, J.. "Le Statut des techniques le for- ducción de la radío y la televisión en nues-
por los más eficaces y poderosos medios téc- matlon de Popinion, l'opinion publique", tras vidas. La promesa ds una comunidad
nicos de formación del pensamiento, ¡as ac- En consecuencia ¿qué derecho tiene el «o- Presses Universitaires de France, 1957, p. global cobró realidad a través del uso de
titudes y comportamientos humanos. Las mún de les hombres cuando es ofendido J 113 y sígtes.). Se manifiesta así un injusto los satélites de comunicación y e; espectro
difa-T.ado, per el ejercicio abusivo, inexacto reparto de los poderes sociales que exige ser
corregido a través de mecanismos razona- de una nación 'cableada' a través de ¡a ex-
bles y apropiados. pansiva red de cables de televisión. La pren-
resbaladizo terreno, porque aunque titula- sa Impresa, se dice, no ha escapado a los
rizara un derecho de esa índole, el agravio de Costa Rica dentro del derecho argentino,
no estaba dirigido a él personalmente. Y estamos persuadidos de aue esta sentencia
era un agravio derivado de ideas y opinio- está a la altura ds las que mejor pueden
nes, de muy mal gusto e inoportunas, pero exhibir un alineamiento actualizado en tor-
nada más. Y no toda mortificación sufrida humanos.
no del derecho internacional ds los derechos EL FALLO DE LA CORTE ¿UN REMEDIO A LA
da lugar al derecho de réplica.
No se nos escapa que ofensas graves a Nuestra Corte Suprema, como cabeza de BUENA SALUD?
sentimientos y creencias de índole religio- la sdminiatrsción judiciaria de un Estado
sa pueden merecer tutela, incluso Penal, adherido al s'stema interamericano de de-
como forma de tutelar la libertad religiosa recho; humanos, que además ha consentido Por JORGE B. BASSO DA§J¡Z<LU£_
7, más aun, el valor religiosidad, de cual- __¡a.jlir-ir.i££icn supraestatal en él organiza-
quier culto o confesión que s=a. Pero des- da, ha actuado como verdadero Tribunal de
plazar esto al derecho de réplica no nos las. Garantías Constitucionales, pcnísndo LA CUESTIÓN FACTICIA
sntra en nuestro razonamiento. atenüón en ¡a importancia que para nuestro rio restringido, también podríamos incluir
orden interno cuanto para el derecho ínter- / Cuando analizamos, desde el punto de vis- aquí a las que quiebran, innecesariamente,
Si con tanto énfasis postulamos y defen- nacional revisten los tratados sobre dere- ta fáctico, de qué formas se puede afectar la intimidad o el decoro (Ej.: caso "Ponzetti
demos el derecho de réplica, con igual én- chos humanos y procurando resolver a tono a una persona por medio de la prensa, dos de Balbín c. Editorial Atlántida", LL, 1985-
fasis sostenemos que a ningún medio de surgen ds un modo casi evidente: B-I14). Hablamos de criterio restringido
comunicación social se lo puede obligar a con el derecho internacional de los derechos pues parece oportuno recordar que los hom-
humanos ¡a inserc ón de sus normas ea la
difundir o transmitir ideas, opiniones o jurisdicción * A través de informaciones inexactas:
interna. bres públicos deben hacerse cargo ds su
creencias que no quiera difundir ni trans- aquellas que pueden causarle algún perjui- condición de tales y no confundir intimidad
mitir. Es un campo vedado a teda injeren- cio, pero por lo general no atentan contra con Impunidad, aduciendo casi como una
cia extraña. Sin abroquelarse en anticuadas nocic-nes, su buen nombre, honor o intimidad. Por
¿a mayoría cede a los tratados la prioridad constante acoso o persecución pof la prensa.
El derecho de réplica no es para refutar tóobre ¡as leyes internas. Las disidencias de ejemplo si se publicara o dijera que una
ideas, por más agraviantes que a alguien Fetracchl, Mcíiné CXCcnnor y Levene, sin conferencia fue dada por Juan Alemann ¿Qué remedios ;e brinda e¡ ordenamiento
puedan resultarle. Su perímetro es solamen- explicitar esa pauta, han conciliario armo- cuando en realidad el orador fue Roberto jurídico vigente a un habitante de la Re-
Alemann. pública Argentina ante situaciones como las
te el que diseña el art. 14 del Pacto de Cos- niosamente e! derecho argentino y el Pacto dascriptas?
ta Rica. Lo demás, queda fuera de él. de San Jcsé de Costa Rica. * A través de Informaciones agraviantjs:
aquellas que causan perjuicio pues atenían
xm En el registro de decisiones que, dentro
de :a jurisdicción internacional y en el de- contra el buen nombre y honcr de una per- Tercera posibilidad y piedra de la discor-
recho comparado, van marcando hitos de sona, con la condición que además sean dia: ¿puede una persona sentirse afectada
EL FALLO DE LA CORTE A LA LUZ DEL
maxlmización de los derechos en seguimien- falsas. Por ejemplo si se acusara a alguien por comentarios u opiniones vertidos a tra-
DESECHO INTERNACIONAL DE LOS
to del derecho internacional de los dere- de habar delinquido sin pruebas graves y vés de la prensa? Desde lo humano la res-
DERECHOS HUMANOS
chos humanos, el fallo que ha dictado nues- conducentes que así lo acreditaran. Podría puesta parece afirmativa en un doble sen-
26. Dejado de lado el tema de si en la tra Corte Suprema puede figurar al lado exceptuarse el requisito de la falsedad si, tido. Sí, si el comentario u opinión la invo-
particularidad de este caso correspondía o de les más auspiciosos para quienes ambi- aun cuando la información fuera veraz, el lucra directamente con una connotación ne-
no acoger el derecho de répl'ca. y limitán- cionamos que nuestros sistemas democráti- lenguaje p modo utilizado para transmitir- gativa. Y también sí, aun cuando ni involu-
donos al enfoque de fundamentaron de ese cos se integren a sistemas internacionales la fuese igualmente agraviante. Con crite- crándolo en fcrma personal, pueda afectar
su religión, nacionalidad, raza, ideología,
derecho en la órbita del Pacto de San José y/o regionales aue refuercen y subsidien al NOTA DE REDACCIÓN: Ver la nota de Redacción etc. ¿Qué puede hacer ante estas situacio-
plexo de derechos del hombre. nes? ¿Corresponde que e: derecho ofrezca
incluida en el trabajo del doctor Alberto Bianchi
«n p. 339 de este mismo tocio. remedio a las personas meramente ofendi- I

u
das?
 JURISPRUDENCIA
360
efectos de esta revolución. Los periódicos se
han transformado en grandes empresas y
son ahora muchos menos para servir a una
mucho más grande población alfabeta. Ca-
denas de periódicos, periódicos nacionales,
cab'es nacionales, servicios de notic'as y pe-
riódicos únicos en un pueblo, son las carac-
terísticas dominantes de una prensa que se
ha transformado en no competitiva y enor-
memente poderosa; influye en su capaci-
dad para manipu'ar la opinión popular y
cambiar el curso de los acontecimientos.
"La eliminación de la competencia entre
periódicos es mayor en las grandes ciuda-
des, y la concentración dei control de ios
medios que resulta de que el único perió-
dico pertenece a los mismos intereses que
también posee una estación de radio y tele-
visión, son componentes en este camino ha-
cia la concentración de la informa,ción. El re-
sultado de estos grandes cambios 'ha sido el
colocar en pocas manos el poder de infor-
mar a la población americana y de formar
la opinión pública. Muchas de las opiniones
vertidas en editoriales y comentarios que se
EL DERECHO
imprimen, provienen de estas redes nacio-
nales de nformación, y como resultado, en
ternas nacionales y mundiales tiende a ha-
ber una homogeneidad de estas opiniones.
Los abusos de estos reportajes manipulados,
se dice que son el resultado de la gran acu-
mulación de poder irrevisable de estes mo-
dernos imperios de comunicación.
"En efecto, se aduce, el público ha perdi-
do ¡a capacidad de responder o contribuir
de una manera s'gnificativa en el debate
de los distintos temas. El monopolio de los
(t. 148) 361
medies de comunicación permite POCO o ca-
si ningún análisis crítico, excepto en las pu-
blicaciones de profesionales, que t : enen un
limitado número de lectores. Esta concen-
tración de organizac onas de noticias a ni-
vel nacional —como otras grandes institu-
ciones— se ha transformado en algo muy
remoto y a'go irresponsable frente a basa-
men;o popular de que depende, y que a su
vez depende de él. La solución obvia, que
era accesible a los disidentes en una época
temprana, cuando ingresar ai negocio de la
publicación era relativamente barato, hoy

LOS REMEDIOS JURÍDICOS. — EL PACTO ma, afirmaron, no radica en decidir si el LAS CUESTIONES CONCEPTUALES que pudieran sufrir algún perjuicio a través
DE SAN JOSÉ DE COSTA RICA Pacto de Costa Rica es o no derecho argen- de la prensa. Abrir la puerta a la réplica
Retomando y con relación a b), la doctri- por opiniones, cerno lo ha hecho 'a Corte
La norma más reciente sobre la materia, tino, pues lo- es (postura monista), sino en na, hasta el presente, se había mostrado Suprema a través del voto mayoritario en
incorporada al derecho argentino, es la Con- otras dos cuestiones: unificada, coincidiendo en su no aplicabili- su último fallo sobre la materia, rev rtiendo
vención Americana sobre Derechos Huma- a) resolver si el art. 14,1 es una norma dad a las suestiones conceptuales. En otros su jurisprudencia, atenta a todas luces con-
nos, también conocida como Pacto de San operativa o programática, y términos, no existe norma alguna que auto- tra dos derechos fundamentales contenidos
José de Costa Rica que, en su art. 14, párr. rice a una persona que se sienta afectada en la Constitución: la libertad de expresión
1?, establece.- "toda persona afectada por in- por comentarios u opiniones d!fundidos por y la propiedad.
b) si es aplicable a las cuestiones concep- la prensa, a responder por ese mismo medio.
formaciones inexactas o agraviantes em'ti- tuales (comentarios u opiniones vertidos a
das en su perjuicio a través de medios de través de ja prensa). Ni siquiera puede ampararse en e; Pacto de
difusión lega'mente reglamentados y que se Costa Rica, pues aun cuando admitiéramos UNA OBLIGACIÓN MORAL
dirijan al público en general, tiene derecho que es derecho positivo local y hasta in-
a efectuar por el mismo órgano de difusión o Respecto de a), una norma es operativa
self executive cuando de su propio con-
tentáramos desvirtuar el carácter progra-
mático de su art. 14.1, del mismo texto sur-
Aun cuando del análisis surja que ningu-
sa rectificación o respuesta, en las condi- tenido surge el modo de ser puesta en fun- na disposición lega; obliga a los medios o a
ciones que establezca la ley". ge que la rectificación o respuesta sólo se- los periodistas a conceder derecho de réplica
cionamiento, sin necesidad de una ley pos- na invocable ante informaciones inexac- a personas afectadas por op.niones, una
An-.is de continuar, parece adecuado re- terior que reglamente su ejercicio. ES pro- tas o agraviantes, pero no ante meras afir- gran mayoría —considerándolo una obliga-
formular una pregunta, ante la polémica gramática, en ca.mbio, cuando no puede ope- maciones o juicios de valor. ción mora!— lo ha reconocido (inclusive pa-
que en su memento suscitó: ¿está efectiva- rar por sí misma y requiere una regulación ra contrarrestar comentar.os relativos no
mente incorporado al derecho argentino el legal. Pese a que la doctrina tampoco es LA LEGISLACIÓN ARGENTINA persona'izados, como por ejemp'o la rei-
art. 14,1 del Pacto de Costa Rica, como afir- pacífica en este punto, la mera lectura del vindicación de la comunidad árabe, a raíz
mamos precedentemente? Para responderla, art. 14,1 nos sugiere su carácter de progra- Por si este remedio no fuera suficiente, la del presunto desprestigio sufrido curante la
recordemos que el mismo fue aprobado por mática, ya que remite a "las condiciones legislación pena; argentina desie siempre cuestión Al Kassar), en muestra de la res-
ley 23.054 [EDLA, 1984-22] de 1984 y ratifi- que establezca la ley". previo, a través de la tipificación de las ponsabilidad con que ejercen su profesión.
cado posteriormente por e1 Poder Ejecutivo, calumnias e injurias, !a posibilidad de ha-
sin efectuarse reserva alguna sobre dicho cer frente a los delitos que pudieran come- No parece razonable, entonces, que el tri-
artículo. Surge aquí la contienda jurídica LA CONSTITUCIÓN NACIONAL bunal supremo venga a forza_r las cosas de
entre monistas y dualistas. Los monistas I terse por medio de la prensa, sin perjuicio
de los resarcimientos en materia civil a que tai modo, ante una excepc'ón a la regla
consideran que tras la aprobación y ratifi- Nuevamente es precio detenernos por un hubiere lugar (art. 1071 bis, cód. civil). consuetudinaria (caso "Ekmekdjian - Sofo-
cación en tiempo y forma, un tratado inter- instante en esta instancia, para hacer men- vich"), que ponga en peligro e' ncrma- de-
nacional ya es ley argentina. Los dualistas, ción del art. 32 de la Constitución Nacional, senvolvimiento de la actividad informativa
en cambio, reclaman el requisito de una en cuanto prohibe al Congreso el dictado de CONCLUSIONES
por los medios de comunicación. ¿Cuántos
nueva ley que lo integre y adapte al orde- leyes que restrinjan la libertad de imprenta. En suma: contra las informaciones ine- presuntos ofendidos directos surg'rán y
namiento jurídico local. ¿Prosperaría una ley de prensa, reglamen- cuántos "defensores populares" ante las
xactas o agraviantes, por sobre las disqui-
La Corte Suprema de Justicia de la Na- tando el art. 14,1 del Pacto de Costa Rica?
siciones efectuadas respecto del Pacto de ofensas indirectas? El riesgo de abuso es al-
ción adoptó una postura dualista cuando Aun cuando no se diera cabida a la réplica,
por opiniones —que, desde ya, no está con- Costa Rica, el afectado dispons, cuando me- to. En las sociedades maduras, qu'en se
debió fallar en un caso similar en 1988, tan templada en el artículo del pacto—, una ley nos, de un soporte legal internacional. Ade- siente afectado por opiniones vsrt'das en
similar que el actor era el mismo ("Ek- que reglamentara el derecho de réplica por más, juegan a su favor les códigos penal y un medio, o inclusive por su linea editorial,
mekdjian c. Neustadt, Bernardo y otros s/ informaciones inexactas o agraviantes, ¿no civil de la legislación argentina. Respon- sencillamente le retira su apoyo: cambia
amparo". LL, 19S9-C-18). En aquella oca- estarla restringiendo de algún modo la li- diendo a la pregunta que planteábamos con de diario, canal o radio.
sión, el voto mayoritario no hizo lugar al re- relación a los remedios para "a tercera po-
clamo por considerar que, debido a la au- bertad de expresión? ¿No sería, entonces,
sibilidad: no existe remedio para lo que no La restricción a la libsrtad á¡ expresión
sencia de reglamentación legal, la norma abiertamente inconstitucional por contrariar
es una enfermedad. ¿Sería lógico medicar no es simplemente prohibirle a un medio o
en cuestión no formaba parte del derecho El mismo de
al art, 32 nuestra Norma Fundamental?
articu'ado del pacto es, en este a quien goza de buena salud? a un periodista publicar o mostrar o que
argentino. punto, da dudosa cpnstitucicnalidad. Pero quiere (censura previa), sino también obli-
Diversos autores expresaron sus críticas al menos no fue dictado por el congres:) ar- No es difícil concluir que ya todo estaba garlo legal o jur-sprudencialmente a infor-
con respecto a dicha apreciación. El proble- gentino como ley local, aunque sí aprobado. inventado para resguardar a las personas mar lo que no quiere.
 362
JURISPRUDENCIA
en día seria la de tener periódicos adicio-
nales. Pero los mismos factores económicos
que han provocado -'a desaparición de un
vasto número de periódiccs metropolitanos,
han hecho que e; ingreso a ese mercado de
ideas que se sirve ce la prensa, resulte algo
casi imposibile. Se dice que el reclamo de
los diarios de ser subrogantes del públ : co
acarrea con ello una obligación fiduciaria
concomitante de estar a la altura de dicho
mandato. Desde esta premisa se razona que
e; único modo efectivo de asegurar justicia,
certeza y de otorgar responsabilidad, es que
el gobierno intervenga positivamente. El fin
de ¡a Primera Enmienda de que el público
sea informado, está hoy en peligro porque
«ese mercado de ideas» es ahora un mono-
polio controlado per los dueños del mer-
.cado".
10. Que, como ya se señalara, en el aná-
lisis valorativo de;l denominado "derecho de
respuesta", no sólo se encuentra en juego
la tutela de la libertad de expresión o el
derecho de imprimir sin censura previa,
sino también la adecuada protección da la
dignidad, la honra, les sentimientos y la in-
timidad del común de ios hombres y por
consiguiente la garantía jurisdiccional para
e¡ sostenimiento de estos valores de ¡a per-
sonalidad, garantía que puede encontrar un
medio apto de ejercida-a-tea^és-de la rec-
tificación, respuesta o procedimientos aue
se aproximen a es_ objeto. Ambos valores
deben ser debidamente sopesados, sin per-
der de vista que, con ia respuesta, se trata
de asegurar el derecho natural, primario,
elemental a la legítima defensa de la dig-
nidad, la honra y la intimidad. A que la
vida del común de los hombres no sea con-
vertida en materia de escándalo por el pe-
riodista, el comentarista o el locutor de
turno. A que su vida, su privacidad, su hon-
ra siga siendo suya; a? seguir respetándose
a sí mismo. ' gozan de este derecho los parientes en Bél-
Por otra parte, nadie puede r»<>ar ni ¿
conocer la influencia enorme de
tlvo que han ejercido y eiercm
E SSTtep" -
La información colectiva pone el mundo
a disposición de todo el mundo. La univer-
salidad e instantaneidad de la noticia, de
lo que suceda a los hombres en el mundo
entero y en el orden nacional o local, ese
flujo diario ininterrumpido de cuanto acon-
tecimiento ha ocurrido y pueda interesar a
la vida humana, amplía el horizonte social
y cultural poniendo a disposición de tc-dos,
sin dist¡nc:ón objetiva de ninguna especie,
el conocimiento de! ritmo del acontecer hu-
mano. Ha creado lazos de solidaridad esen-
cial en escala mundial. El hombre se ha ha-
bituado a ver el mundo como cosa propia,
pues la comunicación colectiva lo ha redu-
cido a los términos de una comarca. Los
límites geográficos han perdido s'gn'.fica-
ción y sentido. Una nueva dimensión tiene
su soporte en este hecho incontrastable: lo
universal tiene cabida en la^ mente humana
como un dominio propio.
12. Que todo lo expuesto permite una ma-
yor comprensión de; derecho de prensa. El
acrecentamiento de influencia aue detentaa
los medios de información tiene como con-
trapartida una mayor responsabilidad por
parte de los diarios, empresas editoriales,
estaciones y cadenas de radio y televisión,
las que se han convertido en colosales em-
presas comerciales frente a! individuo, puoa
"si grande la libertad, grande también debe
ser ¡a responsabilidad" (Fallos, 310-608).
La prensa de nuestro país debe ser obje-
to de la máxima protección jurisdiccional
en todo cuanto se relacione con su finalidad
de servir leal y honradamente a la infor-
mación y a la formación de la opinión pú-
blica, es decir, a la función que le compete
en servicio de la'comunidad.
la orNtiVT'J" ""•*= C1 puuer ae los medios y
MÍA i - Cada individ"° d e reaccionar
ante cualquier intento de manipulación.
EL DERECHO Ct. 148) 363
13. Que entre las técnicas de prevención
y de seguridad para evitar, atenuar y repa- ciales; así en la da Catamarca, art. 15; en
rar ¡03 abusos y excesos en que incurren la de Formosa, art. 12; en la de Jujuy, art.
los medios de comunicación se encuentra el 23; en la de La Pampa, art. 8?; en la de
ejercicio de los derechos de respuesta y de Neuquén, art. 12; en la de Salta, art. 23;
rectificación. En este sentido, resulta un en la de San Juan, art. 25; en la de San
antecedente relevante de la creación norma- Luis, art. 21; en, la de Santa Cruz, art. 15;
tiva de este derecho, el proyecto de código en la de Santa Fe, art. 11; en la de Santiago
de honor de periodistas de las Naciones del Estero, art. 20, y en la de Tierra del
Unidas, admitido por una comisión de la Fuego, art. 47. Actualmente ha sido recono-
Asamblea General de 1952, qus estableció cido, con excepción de Cuba, en la mayor
en su art. 2? que ''la buena fe con respecto parte de los países de América Latina y
a: público constituye el fundamento de todo también en Europa Occidental.
periodismo auténtico. Cualquier información
que, una vez hecha pública se revelase In- En el ámbito nacional, a su vez, existen
correcta o nociva, deberá ser rectificada es- procedimientos que se correlacionan con el
derecho de respuesta. El derecho a la inti-
pontáneamente y sin demora. Las_ opiniones midad y al honor tienen una estructura tu-
y las noticias no confirmadas serán presen- telar en el art. 1071 bis de: cód. civil, que
tadas como tales y tratadas en consecuen-
cia". El código de ética del Círculo de An- establece que "el que arbitrariamente se en-
ticquía de 1970, en su art. 3? establece como trometiere en la vida ajena publicando re-
obligación del periodista el "poner todo su tratos, difundiendo correspondencia, modifi-
empeño en buscar la verdad y, cuando haya cando a otro en sus costumbres o senti-
incurrido en error, toda su capacidad en mientos, o perturbando de cualquier modo
enmendarlo". La carta del periodista de su intimidad y el hecho no fuere un delito
Francia de 1965, categoriza las ¿altas pro- penal", podrá pedir al juez, "de acuerdo con.
fesionales y considera como ¡as de máxima las circunstancias, la publicación de la sen-
gravedad "la calumnia, las acusaciones no tencia en un diario o periódico del lugar, si
probadas, la alteración de documentos, ;a esta medida fuese procedente para una ade-
deformación de los hechos". La carta de cuada reparación". Esto se comp"ementa, en
Chile (1969) amplía el contenido de la ré- cuanto arfionor, con lo dispuesto por el art.
plica, bastando con que la persona afectada 114 del cód. penal, que determina que "cuan-
crea necesario dar una respuesta o aclarar do la injuria o calumnia se hubiere propa-
una situación como para que nazca ei de- gado por medio de la prensa... el juez o-
recho y pueda ser ejercido. La Unión Euro- tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido,
pea de Radiodifusión (1969) recomendó a que los editores inserten en los respectivos
sus asociados que transmitieran rectif.cacio- impresos q periódicos, a costa del culpable,
nes. La Sociedad Suiza de Radiodifusión la sentencia o satisfacción".
(1981) dio directivas sobre las condiciones
y formas de las respuestas. 15. Que, en nuestro ordenamiento jurídico,. ^.
el derecho de respuesta, o rectificación ha
Asimismo, además del agraviado, también sido establecido en el art. 14 del Pacto ds
San Jo^e de Costa Rica que, al ser aproba- I
gica (ley de 1961), Dinamarca (ley 330 de do por ley 23.054 [EDLA, 1984-22] y ratiíi- /
1976). Francia (le droit de repensé de 1881), cado por nuestro país el 5 de setiembre de /
Uruguay (art. 71?, ley 16.099). Otras legisla- 1984, es ley suprema de la Nación conlor- )
ciones lo otorgan a las personas morales: me a lo dispuesto por el art. 31 de la Cons—
Austria (1981), Suiza (ley 1937), Chile (ley titución Nacional. Cabe, entonces, exami- ~¡
15.479). Uruguay y Francia. La Convención nar si —como afirma el recurrente— aque-
sobre Derecho de Rectificación de las Na- lla disposición resulta directamente opera-
ciones Unidas de 1952, lo instituye para los tiva en nuestro derecho interno o si, por el
Estados. contrario, es menester su complementación--^
legislativa.
Pero hay coincidencia universal, de que
el mismo no puede ser reconocido a parti- 16. Que, en tal sentido, la violación «le
dos o ideologías políticas, para evitar que un tratado internaciona' puede acaecer tan-
paralice la función esencial que cabe a la to por el establecimiento de normas inter-
pren?a, en un país que comulga con ideales j _nas que prescriban una conducta man ties-
democráticos. tamente contraria, cuanto por la omisión
14. Que, en ese orden de Ideas, el derecho
de establecer disposiciones que hagan posi-
ble su cumplimiento. Ambas situaciones re-
de respuesta o rectificación se encuentra in- sultarían contradictorias con la previa ra-
corporado en varias constituciones provin- tificación Internacional dej tratado; d cho
de otro modo, significaría el incumplimiento
 364
JURISPRUDENCIA
o repulsa del tratado, con las consecuencias
perjudicial es que de ello pudieran derivarse. to del tratado internacional en los términos EL DERECHO
del citado art. 27. ít. 148) SS5
17. Que un tratado internacional consti- 21. Que la interpretación del Pacto debe,
tucionalmente celebrado, incluyendo su ra- Lo expuesto en los considerandos prece- además, guiarse por la jurisprudencia de la las soluciones valiosas (conf. Fallos, 302-
tificación internacional, es orgánicamente dentes resulta acorde con las exigencias de Corte Interamericana de Derechos Huma- 1284, entre otros).
federal, pues e] Poder Ejecutivo concluye y cooperación, armonización e integración in- nos —uno de cuyos objetivos es la interpre- Esta Corte considera que entre las medi-
firma tratados (art. 88, inc. 14, Constitución ternaciona.'es que la República Argentina tación del Pacto de San José (Estatuto, art.
Nacional), el Congreso Nacional los desecha reconoce, y previene la eventual responsa- 1?). Ante la consulta hecha a dicho tribu- das necesarias en el orden jurídico interno
o aprueba mediante leyes federales (art. 67, bilidad dei Estado por los actos de sus ór- nal acerca de si cuando el art. 14.1 dispone para cumplir el fin del Pacto deben con-
inc. 19, constitución Nacional) y e: Poder ganos internos, cuestión a la que no es aje- que "el derecho de rectificación o respuesta diciales. Encomprendidas
siderarse las sentencias ju-
este sentido, puede el tribunal
Ejecutivo Nacional ratifica los tratados na la jurisdicción de esta Corte en cuanto se ejercerá en las condiciones que establez-
aprobados per ley, emitiendo un acto fede- pueda constitucionalmente evitarla. En este ca la ley'1, quiere decir que dicho derecho determinar las características con que ese
ral de autor.dad nacional. La derogación de sentido, el Tribunal debe velar porque las sólo es exigible una vez que se emita una derecho, ya concedido por el tratado, se
un tratado internacional por una ley del relaciones exteriores de la Nación no resul- ^- ley formal que establezca las condiciones ejercitará en el caso concreto.
Congreso violenta la distribución de compe- ten afectadas a causa de actos u omisiones , en que el mismo puede ser concretamente
tencias impuestas por la misma Constitu- oriundas del derecho argentino que, de pro- ejercido, contestó rechazando este argumen- 23. Que, el derecho de respuesta o rectifi-
ducir aquel efecto, hacen cuestión federal
ción Nacional, porque mediante una ley se trascendente. to y afirmando que allí se consagra un de- cación tiene por finalidad !a aclaración,
podría derogar el acto complejo federal de la recho de rectificación o respuesta en favor gratuita e inmediata frente a informacio-
celebración de un tratado. Constituiría un de toda persona, ya que "el sistema mismo nes que causen daño a la dignidad, honra
avance inconstitucional del Poder Legisla- de la laConvención
20. Que en el mismo orden de ideas, debe \e presente que cuando Nación ra-está/ dirigido a reconocer e intimidad de una persona en <:os medios
tivo Nacional sobre atribuciones del Poder derechos y libertades a las personas y no de comunicación social que los difundie-
Ejecutivo Nacional, que es quien conduce tífica un tratado que firmó con otro Esta- / a facultar a los Estados para hacerlo" (Opi- ron. En cuanto a su encuadre jurídica,.!»
exclusiva y excluyentemente, las relaciones do, se obliga internacíonalmente a que sus \s administrativos nión yConsultiva OC-7/86, "Exigibilidad del se reduce a 'los delitos contra el honor ni
jurisdiccionales/'
exteriores de la Nación (art. 86, inc. 14, derecho de rectificación o respuesta" (arts. requiere el ánimo de calumniar p de inju-
Constitución Nacional). lo apliquen a los supuestos que ese tratado 14.1, .1.1 y 2, Serie A, N<? 7, p. 3, párr. 14). riar, ni el presupuesto de la criminalidad
contemple, siempre que contenga descrip-/ Llego a la opinión unánime en el sentido delictiva. No se trata de la querella por ca-
18. Que la Convención de Viena sobre el ciones lo suficientemente concretas de ta-' de que el art. 14.1 "reconoce un derecho de lumnias o injurias, ni la acción por recono-
derecho de los tratados —aprobada por ley les supuestos de hecho que hagan posible rectificación o respuesta Internacionalmen- cimiento de daños y perjuicios.
1986,3 [ED, 47-1019], ratificada por e] Poder su aplicación inmediata. Una norma es ope-~] te exigible" (ibídem, p. 19, letra A) y que
Ejecutivo Nacional el 5 de setiembre de rativa cuando está dirigida a una situación la frase "en las condiciones que establece La información difundida puede afectar
1972 y en vigor desde el 27 de enero de de la realidad en la que puede operar in- I la ley" se refiere a cuestiones tales como la dignidad, la honra o la reputación de
1980— confiere primacía al derecho inter- mediatamente, sin necesidad de institucio-^J "si los afectados tienen derecho a respon- una persona y sus más profundas convic-
nacional convencional sobre el derecho in- zi£s que deba establecer el Congreso. der en espacio igual o mayor, cuándo debe ciones y la justicia tiene el deber de per-
terno. Ahora esta prioridad de rango inte- publicarse .'a respuesta una vez recibida, en mitirle defenderse con ínmediates-5--rfi«3-—
gra el ordenamiento.jurídico argentino. La es~Éñ~el supuesto del art. 14.1 su redacción qué lapso puede ejercerse el derecho, qué cía. 'Se trata de una garantía para la efec-
terminología es admisible, etc." (ibídem, tiva protección de la dignidad humana, de
convención es un tratado internacional, lasclara y terminante en cuanto otorga, en
situaciones que allí se describen, el de- p. 14, párr. 27), pero que "el hecho de que la que forman parte la honra, la reputa-
cpnstitucíonalmente válido, que asigna prio- recho de rectificación o respuesta, aunque los Estados partes puedan fijar las condi- ción y la privacidad afectadas por infor-
ridad a los tratados internacionales frente remitiendo a la ley aquellas particularida- ciones del ejercicio del derecho de rectifi- maciones inexactas o agraviantes emitidas
a la ley interna en el ámbito de' derecho des concernientes a su reglamentación. La cación o respuesta, no impide la exigibili- a través de una publicación o empresa pe-
interno, esto es, un reconocimiento de la norma expresa: 1. "Toda persona
primacía del derecho internacional por el por informaciones inexactas o agraviantes afectada dad conforme al derecho internacional de riodística, cinematográfica, de radio o te-
propio derecho interno. las obligaciones que aquéllos han contraído levisión (art. 14, 1 y 3, Pacto de San Jpsé
emitidas en su perjuicio a través de medios conforme al artículo 1.1 ... 'En consecuen- de Costa Rica). Este también es e' carác-
de difusión legalmente reglamentados y que cia, si por cualquier circunstancia, el dere- ter que le asigna la Comisión Lüchinger, en
se dirijan al público en general, tiene dere- cho de rectificación o respuesta no pudiera Suiza, para la que "el derecho de respuesta
cho a efectuar por el mismo órgano de di- ser ejercido por "toda persona" sujeta a la es la expresión y la consecuencia de los
íufión su rectificación o respuesta en las jurisdicción de un Estado parte, ello cons- derechos de la personalidad en gé*neral. To-
condiciones que establezca
sícion "urldiea Wla c'u ^Cta la Pr°P°- ningún caso la rectificación o la respuesta la ley". 2. "En tituiría una violación de la Convención" da persona debe poder justificarse a los
damento normatiCpara acnr-? ° 6XÍ?te fun - eximirán de las otras responsabilidades le- (p. 15, párr. 28). ojos de la opinión pública, cuando los me-
al tratado frente a %"" ' C2* «r prioridad» dios han divulgado, a su respecto, alega-
normativo radica en ei art ¿ * n<?aDl|?t° gales en que se hubiera incurrido". 3. "Pa- 22. Que en dicha Opinión Consultiva la ciones que atenían contra sus intereses per-
ra la efectiva protección de la honra y la
vención de Viena, sfgún el cu^ «e la °°n- reputación, Corte Interamericana sostuvo que "todo Es- sonales" ("Comission d'expert pour l'exa-
no podrá invocar las rifen • Una Parte toda publicación o empresa pe- tado Parte que no haya ya garantizado el men de la protection de la personalité en
riodística, cinematográfica,
derecho interno como SSSSSS* de SU visión tendrá una persona responsable que de radio o tele- libre y pleno ejercicio de! derecho de recti- 21). droit civil'1, Rapport final, Berna, 1974, p.
cumplimiento de un tratad^ ' Ín~ no esté protegida por inmunidades ni dis- ficación o respuesta, está en la obligación
de lograr ese resultado, sea por medio de
ponga de fuero especial1'. legislación o cualquiera otras medidas que Es decir, que así como todos los habitan-
La interpretación textual según la cuai fueren necesarias según su ordenamiento tes tienen el derecho de expresar y difun-
jurídico interno para cumplir ese fin". dir, sin censura previa, su pensamiento
toda persona "tiene derecho a..." despeja —ideas, opiniones, críticas— por cualquier
la duda sobre la existencia de la alegada Que las palabras "en las condiciones que medio de comunicación; así también todo
operatividad. No sucede lo mismo en otros establezca la ley" se refieren a los diversos habitante —que por causa de una informa-
artículos en los que se establece que "la ley sistemas jurídicos internos, integrados tam- ción inexacta o agraviante sufra un daño
en sus e f e c t o s u i v a n debe reconocer" (art. 17) o "estará prohi-
bido por la ley" (art. 13, 5). bién por las sentencias de sus órganos ju- en su personalidad— tiene derecho a obte-
risdiccionales, pues tanto la tarea judicial ner mediante trámite sumarisimo una sen-
como legislativa persiguen el fin común de tencia que le permita defenderse de! agra-
vio moral mediante la respuesta o recUfi-
 306
JURISPRUDENCIA
EL DERECHO ít. 148) 367
cación, sin perjuicio del ejercicio de las res-
tantes acciones civiles y penales que le pu- efectos de la revisión judicial ("standing", representación colectiva, que lleva a cabo
dieren corresponder. p. 1738) si son triviales o insustanciales, en virtud de una preferencia temporal, pre- 27. Que ja defensa de los sentimientos
esto no supone una exclusión absoluta cuan- vio reclamo al órgano emisor de la ofensa, religiosos, en el caso a través del ejercicio
24. Que corresponde ahora tratar el te- do dicho interés alcanza suficiente fuerza quien podrá excepcionarse de cumplir con del derecho de respuesta, forma parte del
ma de_la legitimación del actor. Parece ob- y compromiso en la persona que los invoca. otras pretensiones de igual o semejante na- sistema pluralista que en materia de cultos
vio señalar que una respuesta afirmativa a Nótese que esta admisión (si bien por vía turaleza simplemente con la acreditación adoptó nuestra Constitución en su art. 14.
la cuestión constituye condición esencial de excepción) de! "interés ideológico" co- de la difusión de la respuesta reparadora. Es fácil advertir que ante la injuria, burla
para que el Tribunal pudiera haber afron- mo habilitante de la tutela judicial lo es, o ridicula presentación —a través de los
tado la trascendente temática desarrollada en el derecho comentado, para accionar en medios de difusión— de las personas, sím-
en este pronunciamiento. Efectivamente, en orden a revisar la acción u omisión de las Asi entonces, se logra armonizar la indu- bolos o dogmas que nutren la fe de las per-
un orden lógico de la decisión, ante el se- agencias administrativas. Cuanto más en- dable dimensión persoael de la ofensa a las sonss, éstas pueden sentirse rr.oralmente
ñalamianto del a quo de negar legitimación tonces cuando, como en el caso, se trata profundas creencias, sentimientos o valores coaccionadas en la libre y pública profesión
al demandante, si la Corte compartiera ese simplemente de admitir la "rép'ica" en re- reconocidos como sustanciales, con la prac- de su religión, por un razonable temor de
razonamiento debería desestimar sin más paración de un fuerte sentimiento religio- tieidad de un sistema que no está dirigido sentirse también objeto de aquel ridículo,
el recurso. De lo contrario, las reflexiones so ofendido, sentimiento que encuentra en n complicar, en un nivel de absurdo, el difundido en extraordinaria multiplicación
del Tribunal acerca del derecho de rectifi- nuestra sociedad sustanciales raíces cultu- ejercicio de la libertad de prensa y de !os por el poder actual de les medios de comu-
cación o respuesta, no tendrían la autoridad rales e institucionales. derechos del sujeto propietario del órgano nicación masiva.
de un "fallo o sentencia" (arg. art. 2?, ley de comunicación masiva de donde partió la
27). Empero, no es menos cierto que la fal- Debe advertirse —con relación al caso Por ello las sociedades que más se desta-
ta de legislación en el orden nacional sobre planteado— que se trata de un derecho sub- can en la protección del pluralismo religio-
la materia, el carácter de primer pronun- jetivo de carácter especial y reconocimien- 26. Que en los autos "Ekmekdjián, Mi- so, no han dejado de atender a esta deli-
ciamiento sobre el asunto, y la trascenden- to excepcional, que requiere —para habili- guel A. c. Neustadt, Bernardo y otros s/am- cada cuestión, estableciendo regulaciones
cia jurídica e institucional de la cuestión, tar el ejercicio del derecho de rectificación parp", esta Corte por voto mayoritario rei- apropiadas a aquella finalidad. Asi en el
teró el criterio expuesto en la sentencia
proporciona a les fundamentos de la legi- o respuesta— una ofensa de gravedad sus- dictada in re "Costa, Héctor R. c. Munici- Código de la Televisión, de los Estados Uni-
dos, en el capitulo referido a "Normas* ge-
timación del demandante carácter provisio- tancial, es decir, no una mera opinión di- palidad de la Ciudad de Buenos Aires y nerales para los programas", punto 5, se
nal, susceptible de sufrir mutaciones de sidente con la sostenida por el afectado, otros", C-752.XIX y C-753.XIX, del 12 de expresó que "no están permitidos los ata-
acuerdo a la evolución del instituto. sino una verdadera ofensa generada en una ir.arzo de 1987 [ED, 123-128], según el cual ques contra la religión y las creencias reli-
X»-
superificia' afirmación sin siquiera razona- "el derecho a rectificación o respuesta, con- giosas. .. El oficio de pastor, sacerdote o
25. Que cualquiera sea el nombre que se ble apariencia de sustento argumental. En tenido en el art. 14.1 de la Convención Ame- rabino no debe ser presentado de tal suer-
le hubiese asignado a la acción intentada estas condiciones, la afirmación que pro- ricana sobre Derechos Humanos no ha sido te que ridiculice o menoscabe su dignidad".
en estes autos, por aplicación del principio voca la rectificación o respuesta invade, o'ojeto aún de reglamentación legal para También el código de la Radio de :a Aso-
iura notiit curia, esta Corte está facultada como ya se dijo, los sentimientos más ínti- ser tenido como derecho positivo interno" ciación Nacional de Radiodifusoras señaló,
a superar óbices formales cuando se trata, mos del afectado, convirtiéndose as: —7 y que toda restricción a la prensa "debía en su capítulo referido a Religión y Progra-
como en el siib examine, de una persona que tratándose de un sentimiento o Creencia de estar prevista expresamente en una norma mas Religiosos, punto 2 que "deben evitar-
^se_ha_sentiuO mortificada en sus seníimien- sustancial valoración para el derecho— en :".rídica sancionada por el órgafitr'ítgísia^ —se los ataques contra las confesiones reli-
~tós E as profundos por expresiones ínsita- un agravio al derecho subjetivo de sostener tivp" (in re "Sánchez Abelenda, Raúl c. giosas". El Código de Autorregulación —Aso-
mente agraviantes para su sistema de creen- tales valores trascendentales frente a quie- Ediciones de la Urraca, S. A. y otros", Fa- ciación Cinematográfica de Norteamérica—
cias, considerando la presencia de un acto nes, sin razón alguna, ¡os difaman hasta llos, 311-2553, consids. 99 y 10 y sus citas prevé que "se debe respetar y defender la
ilícito o en su caso, de un abuso del dere- llegar al nivel del insulto soez, con grave r¿D, 131-542]). Si bien por las razones ex- dignidad y valores básicos de :a vida hu-
cho. En sentido estricto, Dalmiro Sáenz con perjuicio para la libertad religiosa. Estos puestas fundamentalmente en los anterio- mana". "La religión no debe ser degradada.
sus expresiones vertidas en la audición de extremos quedarán sujetos a la severa va- res considerandos 15 a 20, en su actual com- Las palabras o símbolos que desprecien a
Gerardo Scfovich —piulen posibilitó el uso loración del juez de la causa, aunque no posición este Tribunal no comparte los pre- grupos raciales, religiosos o nacionales no
del medio, interfirió en el ámbito privado cabe duda de que, en tales condiciones, la cedentes citados, resulta útil señalar que deben ser utilizados para instigar el fana-
da Miguel A. Ekmekdjián, conmoviendo sus ofensa afecta la honra personal, por tanto aquéllos guardan sólo analogía formal con tismo o el odio..." (conf. Rivers, W. y Sch-
convicciones más profundas. Esta conducta a uno de los derechos subjetivos que ma- el presente. En efecto, en e! primero de
ha interferido arbitrariamente en la vida yor protección debe recibir por parte del ellos, el actor trataba de obtener un espa- ramm, W., "Responsabilidad y Comunica-
ajena, mortificando sus sentimientos, lo que ordenamiento jurídico. cio para replicar opiniones emiticías por el
ción de Masas'1, 1973).
jmplica un verdadero agravio a un derecho ,- ex presidente Dr. Arturo Frondia?. En cam-
subjetivo tutelado por el legislador. Ejercido este derecho de responder a los bio, en el sub examine, el recurrente en su lo En distintos ordenamientos jurídicos, por
dichos del ofensor, su efecto reparador al- carácter de católico militante, se sintió cióndemás, se ha otorgado especial protec-
Asi, en el derecho norteamericano, a los ' canza, sin duda, al conjunto de quienes pu- agraviado en lo profundo de su personali- to dealvalor, sentimiento re'igioso "en su asPec-
efectos de considerar la habilitación de Ja dieron sentirse con Igual intensidad ofen- dad y de sus convicciones por las expresio- para ciertos de un bien de tal importancia
revisión judicial se distinguen los intereses didos por e! mismo agravio, en las condi- nes vertidas sobre Jesucristo y la Virgen mismo puedesujetos que una lesión en el
comportar para el afectado
"materiales", los "Ideológicos" y los que se ciones qu3 el legislador establezca —o A María, por Dalmiro Sáenz, en la audición una grave pérdida
refieren a la vigencia efectiva de la ley (Ste- juez, frente a la omisión del legislador, dtl demandado y remitió la carta que obra y aflicción" (conf. Vita-
wart, Richard B., "The Reformation of estime prudente considerar a los efectos de a fs. 61/67 solicitando su lectura en ejerci- le. Antonio, "Corso di Diritto Ecclesiastíco",
American Administrativo Law'', Harvard evitar que el derecho que aquí se reconoce cio del derecho de respuesta. No se trata Milán, 1D92, p. 393 y sigíes.).
Law R=view, vol. 88, N? 8, junio de 1975, se convierta en un multiplicador de res- pues de una cuestión vinculada con juicios
p. 1669). Se destacan aquí los denominados puestas interminables. públicos sobre materias controvertibles pro- tor"Nuestro ordenamiento —continúa el au-
"intereses ideológicos", que son aque'los," pias de las opiniones, sino de la ofensa a liana— citado refiriéndose a la legislación ita-
que buscan "la afirmación de principios A diferencia de quien ejerce la rectifica- les sentimientos religiosos de una persona bien, y tan considera tan importante a aquel
morales o religiosos" (p. 1734) y aunque . ción o respuesta en defensa de un dere- qus afectan lo más profundo de su perso- de graves ciertas lesiones que pue-
prima ficie no deben ser acogidos a los i cho propio y exclusivo, en "os casos como el nalidad por su conexión con su sistema de recibir de determinados comportamien-
presente quien replica asume una suerte de creencias. tos sociales, que interviene sobre estos com-
portamientos lesivos a través de sanciones
 368 JURISPRUDENCIA EL DERECHO (t. 148) 569
drásticas y aflictivas, en cuanto directa o ciencia de la propia dignidad no se silencia puesta no debe exceder del adecuado a su La Plata, quienes pidieron el rechazo de
indirectamente inciden sobre la libertad ni satisface con indemnizaciones pecunia- finalidad, y en modo alguno debe ser nece- aquélla.
personal, tal cual son las sanciones penales. rias ni con publicaciones extemporáneas sariamente de igua: extensión y ubicación
dispuestas por sentencias inocuas Por tar- que ev que tuvo la publicación inicial; ello, El juez de primera instancia desestimó la
"El bien a proteger es identificado con el días. "La cruda noción anglosajona de vin- desde luego, en un contexto de razcnabili- demanda, decisión que fue confirmada por
sentimiento religioso: el título IV del se- dicar el honor by zetting cas/i ha llegado a dad y b..ena fe, pero evitando una interpre- la sala H de la Cámara Nacional de Apela-
gundo libro del código penal está dedicado ser insatisfactoria para mucha gente de- tación extensiva del instituto que lo torne ciones en lo Civil. Contra este último pro-
a los delitos contra el sentimiento religio- cente. Esta quiere un proceso menos sórdido jurídicamente indefendible y ponga en pe- nunciamiento el actor interpuso recurso
so. .. qae es en sustancia, aquel sentimien- y más conveniente, que enfoque su aten- ligro el regular ejercicio de derecho de extraordinario, cuya denegación dio motivo
to de intenso respeto y de veneración que ción en io que más importa: los errores de información, pilar básico de las institucio- a la presente queja.
cada fiel nutre por la doctrina, los símbolos las declaraciones de los demandados" (Cha- nes republicanas (Fallos, 311-2553). En el
y las personas de !a propia relig.ón, de ma- ree Jr., Zacharie, "Government and Mass caso, resalta suficiente con la lectura de la 3? Que si bien es cierto que este recurso
nera qae una ofensa a aquéllos provoca en Communications". Chicago, The University primera hoja de la carta de. actor obrante de hecho no cumple con el requisito de
el fiel un profundo sufrimiento por el hecho of Chicago Press, 1947, 1-145). a fs. 61. fundamentación autónoma, las particulari-
'de ver dañado un bien al que considera de dades del caso autorizan a prescindir de
gran valor y que la Corte Constitucional 29. Que, asimismo, la respuesta o rectifi- Por ello, se hace lugar a la queja, se de- dicho recaudo.
considera como entre los bienes constitucio- cación tutela bienes de natura.'eza civil, no clara procedente el recurso extraordinario,^ La ley 23.774 ha introducido una impor-
nalmente relevantes (Corte Cost., 8 de julio política ni electoral. La mayoría de las no- y se revoca la sentencia apelada. Se conde-]
de 1975, Ní> 188, Ciur. Cost. 1975, p. 1508 ticias contestables no son ilícitas y la res- na al demandado, Gerardo Sofovich. a darj tante modificación en el ámbito del recurso
y sigtes.)". lectura únicamente a la primera hoja de Jal extraordinario. Tal es la reforma del art.
puesta es sólo un modo de ejercicio de la 280 del cód. procesal: "La Corte, según su
misma libertad de prensa, que presupone carta d=l actor obrante a fs. 61, en la pri-1 sana discreción, y con la sola invocación de
Por otra parte, la House of Lords sostuvo la aclaración razonablemente inmediata y mera de las audiciones que con ese nombre 1 esta norma, podrá rechazar el recurso ex-
una decisión de !a Court of Appeals que, en gratuita en el mismo medio que publicó la u otro similar actualmente conduzca e! dex traordinario, por falta de agravio federal
el caso "R vs. Gay News", 1979, l-CB-10, información considerada ofensiva, en trá- mandado (art. 16, parte 2», ley 48). Cos- suficiente o cuando las cuestiones plantea-
consideró delito de blasfemia a una publi- mite simple y expeditivo, sin perjuicio del tas p:r su orden en razón de la comple- das resultaren insustanciales o carentes de
cación de contenido "desdeñoso, vituperan- ejercicio de las acciones civiles o penales jidad de la causa. Agregúese la queja al trascendencia".
te, grosero o ridiculizante en materias rela- que pudieran corresponder a afectado. principal y remítase. — Ricardo Levene
tivas a Dios, Jesucristo, la Biblia, la Igle- (h.) (en disidencia). — Mariano A. Cavag- La finalidad más significativa d€l nuevo
sia de Inglaterra...". Sin embargo se acla- 30. Que, en efecto, no cabe confundir las na Mart'nez. — Carlos S. Fayt. — Augusto texto es la de destacar el emplazamiento
ró que "no es blasfemar hablar o publicar consecuencias de una condena criminal sus- C. J. Belluscio (en disidencia). — Rodolfo que esta Corte posee en el orden de 'as_
opiniones hostiles a la religión cristiana, O tentada en el art. 114 del cód. penal —que C. Barra. — Enrique S. PetracChi (en disi- instituciones que gobiernan a la Nación, po-"~
negar la existencia de Dios, si la publica- presupone la tramitación de todo un pro- dencia). — Julio S. Nazareno. — Eduardo sibílitando qus —de una manera realista—
ción es expresada en un lenguaje decente cesojidife'^l-oxdinario con amplitud de de- Moliné O'Connor (en disidencia). — Anto- su labor pueda concentrarse en aquellas
y temperado. El test a ser aplicado se vin- bate y prueba— con el ejercicio del derecho nio Boggiano. cuestiones vinculadas con la custodia y sal-
cula a la manera en la cua! la doctrina es de rectificación o respuesta. Aqueja dispo- vaguarda de la supremacía de la Constitu-
sostenida y no a la sustancia de la doctrina sición tiende a que se repare «1 honor en DISIDENCIA DE LOS DOCTORES PETRACCHI Y ción Nacional. Cometido este que, desde
en sí misma. Todo aquél que publique un la misma forma, modo o semejanza que la MOLINÍ O'CONNOR. — Considerando: 1° Que temprana hora, el Tribunal ha reconocido
documento blasfemo es culpable del delito conferida por el ofensor en los casos en que el actor promovió demanda contra Gerardo como el más propio de su elevado ministerio
de publicar un libelo blasfemo. Todo aquél la ofensa hubiere sido propalada por ¡a Sofovich y "Canal 2 de Televisión", con el (Fallos, 3ÍO, octubre 17-1864).
que se expresa en un lenguaje blasfemo es prensa. Es así que, en tal supuesto, la repa- objeto de que se los condenara a la lectura
culpable del delito de blasfemia" (Denning, ración deberá hacerse en el mismo perió- de i'na carta documento en el programa "La La reforma tiende, pues, a reforzar el
Lord, "Landmarks in the law", p. 298 esP. dico, en el mismo lugar y con los mismos noche del sábado", que emitía el mencio- criterio de especialidad que orienta a las
p. 304). caracteres que la noticia injuriosa Más aún, nado canal bajo la producción y dirección f unc iones de este Tribunal, al hacer!/ posi-
si la sola publicación del escrito de retrac- de G~rardo Sofovich. Señaló que el 11 de ble ahondar en los graves problemas cons-
28. Que resta, por fin, formular algunas tación fuera insuficiente para reparar el junio de 1983— Dalmiro Sáenz, en el aludido titucionales y federales que se encuentran
precisiones sobre la forma de ejercicio del hon*r de! ofendido, se ha cons-'derado ne- programa, "se expresó con una serie de fra- entrañablemente ligados a su naturaleza
derecho de respuesta. En ta! sent:do. se rei- cesario que sea precedido por el comentario ses agraviantes que el respeto y el buen gusto institucional.
tera que la importancia que los medios de injurioso y que la declaración se refiera a él. me impiden repetir, en relación a Nuestro
comunicación social tienen en la sociedad Señor Jesucristo y a su Santísima Madre". Ello, a su vez, tributa a la vertiente juris-
contemporánea, y la situación estratégica 31. Que la vía sumarísima del amparo Destacó, además, que el 4 de juüo de 1988 prudencial según la cual el recurso extraor-
que se reconoce a la prensa escrita dentro elegida por el accionante, ante la negativa había remitido a los codemandados la cita- dinario ha sido instituido como el instru-
del sistema constitucional argentino, .'os del requerido de difundir la respuesta, re- da carta documento, solicitando su lectura mento genérico para el ejercicio de la fun-
obliga moral y materialmente a cumplir con sulta adecuada frente a !a naturaleza del en "La noche del sábado". Al no obtener ción jurisdiccional más alta de la Corte, la
responsabilidad sus funciones, para benefi- derecho que busca ser protegido judicial- respiesta a'guna de aquéllos, el acfor de- que se satisface caba'mente cuando están
cio de los mismos y de la comunidad; y mente. En tal sentido, corresponde una vez dujo la presente demanda. Fundó su peti- en juego problemas de singular gravedad.
evitar, corregir y reparar los abusos y exce- más evocar que esta Corte .estableció "que ción en que lo dicho por Dalmiro Sáenz Esto es así en razón de que el fallo del Tri-
sos que pudieren cometer. En Particular, las garantías individuales existen y prote- lesionaba profundamente su "sentimiento de bunal es precisamente el fin de la jurisdic-
cuando la información afecta la reputación, gen a os individuos por el sólo hecho "de catóHco y cristiano" y en el "derecho de ción eminente que le ha sido conferida, aun
la honra y el honor de las personas violan- estar consagradas en la Constitución e in- réplica" que, a su entender, le asistía. cuando su ejercicio puede promoverse en
do el derecho que todo hombre tiene a su dependientemente de las leyes re<rlamenta- cuestiones entre particulares (Fallos, 248-
intimidad, fama y estima, toda vez que no rias" ("Siri, Ángel" Fallos, 239-459). 29 Que Gerardo Sofovich contestó la de- 61, ccnsid. 4?; 248-189, consid. 3°)..
puede quedar la personalidad humana a manda v a fs. 108/114 hizo lo propio "Ra-
mercJd del poder de los medios. Esto los 32. Que, por tal razón, y por sil Propia diodifu^ora <H Carmen, S A.", en su carác- Por su propósito y su índole, traducidos
obliga a tomar conciencia de que la con- naturaleza, el espacio que ocupará la res- ter á; licenciataria de LS86 TV Canal 2 de en su nombre, dicha apelación es un medio
 370
JURISPRUDENCIA
excepcional cuyo alcance debe delimitarse EL DERECHO t. 148) 371
'de un modo severo, para no desnaturalizar dencia", y que "sin duda" consistía "en la
su función y convertirlo en una nueva ins- incorporación al derecho positivo argentino 415; 265-155; 266-81; 286-257; 295-95 y
tancia ordinaria de todos los pleitos que se del writ oí certiorari de! derecho norteame- 293-747). 13. Que, en segundo término, cabe seña-
tramitan ante los tribunales del país (Fallos, ricano" (Exposición de Motivos del Proyec- lar que el Pacto de San José de Costa Rica
48-71; 97-285; 179-5, entre otros). to de Reformas, cit. VI, c. 2), conclusión, 8"? Que, desde luego, fórmulas como las integra el ordenamiento jurídico argentino
respecto de este instituto, que corroboran escogidas por el Congreso no son suscepti- (art. 31, Constitución Nacional), puesto que
49 Que, consecuentemente, más que una los debates parlamentarios. bles de resumirse en definiciones exhausti- se trata cíe una convención vigente de la
inteligencia pormenorizada de cada uno de vas q.ie, por lo demás, son propias de la que Argentina se ha hecho parte mediante
el oportuno depósito del instrumento de ra-
'os términos expresados en la norma (íalta Y, desde esta perspectiva, es apropiado doctrina y ajenas a la función judicial.
de agravio federal suficiente, cuestiones in- recordar la Regla 17 dictada por ese Alto tificación e 5 de setiembre de 1984 (art.
sustanciales o carentes de trascendencia), Tribunal sobre el writ of certiorari: la revi- Sin perjuicio de ello, es innegable que el ' 74.2, Convención). Ello es asi, independien-
debe rescatarse el carácter análogo de éstos sión por ese medio, "no es una obligación Tribuna! tiene hoy la grave autoridad de temente del carácter operativo o programá-
y su convergencia en una misma finalidad: legal, sino materia de! sano arbitrio judi- seleccionar por imperio de la ya citada nor- tico de las normas que integran el Pacto.
la de preservar a esta Corte a fin de que, cial (judicial discretion), y solamente será ma, los asuntos que tratará sustancia!men-
"según su sana discreción", pueda centrar otorgada cuando existan para ello razones te. Ello deberá ser cumplido antes que con Lo expuesto en el párrafo precedente mo-
su tarea en los asuntos que pongan en juego especiales e importantes...". una ilimitada discrecionaiidad, con arreglo difica el criterio expresado por este Tribu-
su relevante función. a la "sana" discreción que la norma le im- nal en los casos "Costa, Héctor R. c. Muni-
Con base en ello, ha sido expresado que pone y que la razonabiüdad le exige, sin cipalidad de la ciudad de Buenos Aires y
59 Que el mencionado criterio se compa- esa Corte no se reúne para satisfacer un olvidar .'os arts. 14 y 15 de la ley 48, y 6 de otros", registrado en Fallos, 310-508, consid,
dece, además, con el establecido en el de- interés académico ni tampoco para el bene- la ley 4055, y las pautas o estándares del art. 16, primera parte, "Eusebio, Felipe Enri-
ficio particular de los litigantes. Razones 280 cit. que", publicado en Fallas, 310-1080, en par-
recho comparado respecto de tribunales de especiales e importantes mueven a resolver ticular la doctrina que surge de páginas
simpares
b. era as. características y parejos pro- un probjema que va más a.la de lo acadé- 99 Que, por consiguiente, así como la Cor- 1087/1088 y en las sentencias in TÍ': "Sá¡j-
mico o episódico —Justlce Frankfurter, en te se encuentra habilitada para desestimar ctoez Abelenda, Raúl c. Edicicnes de La
"Rice vs. Sioux City Cemetery", 349 U.S. 70, los asuntos que carezcan de trascendencia, Urraca, S, A. y otro", cit., y "Ekmekdjian,
Así, luego de un detenido estudio e in- 74 (1954). asi también lo está para intervenir cuando Miguel A. c. Neustadt, Bernardo y otros s/
vestigación sobre diversos altos tribunales as un mcdo claro aparezca dicha trascen- amparo", cit., consid. 39.
del mundo, y al tratar la "corte suprema Es asimismo reveladora la reforma al dencia aunque, como ocurre en el sub Ute,
ideal", sostiene André Tune que, para di- United States Code, aprobada el 27 de junio el recaudo de fundamentación no se en-
chos órganos, la selección de los asuntos que de 14. Que, en consecuencia, descartados los
cuentre suficientemente cumplido.
examinarán atentamente y sobre los que nada1938, tendiente a conferir a la mencio- aspectos aludidos, debe ahora examinarse si
pronunciarán una decisión motivada, pare- discrecionaiidad Corte
Suprema un mayor grado de la norma que prevé el derecho de rectifi-
10. Que !o trascendente del caso resulta cación o respuesta (art. 14, pacto) exhibe
ce imponerse necesariamente. "Si uno se gios (Public Law,en la selección de los liti-
100-352). manifiesto per hallarse en debate la inter- naturaleza operativa o programática.
esfuerza en despojarse de sus hábitos para pretación de la Constitución NacionaJ_y,.deJ_.
ofceerr-ífi—crbjetjTamente el problema de tra- 79 Que, en esta tesitura, corresponde pre- Pacto de San Josa de Costa Rica (en ade-
bajo de esos tribunales, parece que resulta cisar La Corte considera que esta cusstión se
que el art. 230 cit., no debe ser enten- lante, "e.¡ Pacto" o "la Convención"), en lo esclarece si se la estudia desde la perspec-
irresistiblemente llevado a la idea de selec- dido como un medio que sólo consienta .'a que atañe a! derecho de réplica, rectifica- tiva del Derecho Internacional de los De-
ción. Al aceptar, dentro de un espíritu de desestimación da los recursos que no supe-" ción o respuesta. De tal manera, la solución rechos Humanos. En eíecto, una de las ca-
dar —quizás— una mejor justicia, el exa- ren sus estándares. Si, como ha quedado de es: e caso repercutirá, por un lado, en la racterísticas de ese derecho establece la
men da todos los casos que le son plantea- asentado, aquél constituye una herramienta comunidad nacional y, por el otro, en la necesidad de distinguir los tratados inter-
dos, la Corte se impide a sí misma ejercer de selección dirigida a que la Corte posea comunidad internacional puesto que se en- nacionales sobre derechos humanos de los
»n buenas condiciones su misión que le in- un marco adjetivo que le haga posible un cuentra en juego el cumplimiento de buena tratados cíe otra especie. El fundamento ju-
curabj en interés de todos —no de todos los acabado y concentrado desarrollo de su pa- fe de obligaciones Internacionales asumidas rídico de esta posición reside en que los
'itiganies, sino de todos los ciudadanos—" pel institucional, deberá reconocerse, al por la Argentina.
("La Cour Judiciaire Supréme, une encuete unísono, que esa disposición tratados ss-bre derechos humanos no son un
comparative", París, 1978, ps. 440 y 443). también habi- medio para equilibrar recíprocamente inte-
* lita a considerar admisibles "as apelaciones 11. Que estas circunstancias detfrminan reses entre los Estados sino que, por el con-
que entrañen claramente cuestiones de la existencia de cuestión federal q«e habi- trario, buscan estab'ecer un orden público
(P Que, en procura de tal finalidad, el trascendencia, no obstante la inobservancia lita la instancia extraordinaria del Tribunal, común cuyos destinatarios no son los esta-
rumbo trazado por el nuevo texto legal se de pues ha sido cuestionada la inteligencia de dos, sino los seres humanos que pueblan sus
vincula estrechamente, aunque con modali- tos determinados recaudos formales, a efec-
de que el rito de los procedimientos no los arts. 33 de la Constitución Nacional y territorios. Esta posición jurídica es com-
dades propias, con el que rige la competen- se vuelva un elemento frustratorio de la 14 del Pacto y la decisión Impugnada resulta partida en Europa y América. Efectivamen-
cia de la Suprema Corte de los Estados Uni- eficiencia contraria al derecho que el apelante preten- te, la Comisión Europea de Derechos Hu-
dos, tal como se desprende de! mensaje que volverse. con que dicho rol debe desen- de f :ndar en esas normas (Fallos, 165-144; manos ha expresado en el caso "Austria vs.
acompañó al proyecto del Poder Ejecutivo, 180-375 y 216-395).
hoy ley 23.774. En efecto, allí se califica al Italia" "que las obligaciones asumidas por
citado art. 280 como una "innovación" que una Este aserto, por lo demás, se entronca con las Altas Partes Contratantes en !a Con-
"se apoya en el Proyecto de Reformas a la consolidada tradición jurisprudencial 12. Que, en cuanto al fondo del asunto, la vención (Europea de Deiechos Humanos)
ley 43 elaborado por la Comisión creada dei no impedir el esclarecimiento primera advertencia a formular es que ex- son esencialmente de carácter objetivo, di-
por la resolución del Ministerio de Educa- -,-s temas constitucionales y fe- cluida su consagración expresa por la Cons- señadas para proteger los derechos funda-
ción y Justicia 772, del 9 de abril de 1984" por los eventuales "ápices procesa1- titución, el derecho de répHca, rectificación mentales de los seres humanos de violacio-
(Mensaje 771, párrafo penúltimo), el cual í5Opuadan obstaculizarlos (Fallos, 167- o respuesta, tampoco se encuentra conteni- nes de parte de las Altas Partes Contratan-
preveía un precepto análogo al ahora vi-
onn. * " - -" do entre los implícitos que reconoce el art. tes en vez de crear derechos subjetivos y
gente, con el expreso señalamiento de que 33 de aquélla (conf. sent. de diciembre 1- recíproco,? entre las Altas Partes Contratan-
entrañaba "la innovación de mayor trascen- 1988, in re S-454.XXI, "Sánchez. Abelenda, tes" (conf. Application num. 788/60 'Zuropean
Raúl c Ediciones de la Urraca. S. A. y otro" Yearbcok of Human Rights, 1961, vol. 4, p.
y E-SO.XXII, "Ekmekdjian, Miguel A. c. 140; ver. en igual sentido, Caneado Trinda-
Neustadt, Bernardo y otros s/amparo"). de, Antonio Augusto, "A revolucáo doutrlna-
372 JURISPRUDENCIA
ría e jurisprudencial da protecáo internacio-
nal dos direitos humanos nos planos global e
regional: as primeiras cuatro décadas", Bra-
silia, Revista de Informaciones Legislativas,
Senado Federal, ed. Técnicas, año 19, núm.
73, enero-marzo, 1982, p. 262, párr. 2?). Asi-
mismo, la Corte Internacional de Justicia
ha dicho- que en los tratados sobre Derechos
Humanos "no puede hablarse de ventajas o
desventajas individuales de los Estados, ni
de mantener un equilibrio contractual exac-
to entre derechos y deberes. La considera-
ción de los fines superiores de la Convención
(sobre el Genocidio) es, en virtud de la
voluntad común de las partes, el funda-
mento y la medida de todas sus disposicio-
nes" (;onf. "Reservations to the Convention
on the Prevention and Punishment of the
Crime and Genocide, Advisory opinión" de
mayo 28-1951, I.C.J., p. 12, in f i n e ) . De
igual manera, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, ha sostenido que los
tratados sobre Derechos Humanos no son
tratados multilaterales del tipo tradicional,
concluidos en función de un intercambio
recíproco de derechos para el beneficio mu-
tuo de los estados contratantes. Su objeto
y su fin son la protección de los derechos
fundamentales de los seres humanos, inde-
pendientemente de su nacionalidad, tanto
frente a su propio Estado como frente a los
otros Estados contratantes. Ai—fiíifoíarsE"
mediante estos tratados sobre Derechos Hu-
manos, los Estados se someten a un orden
legal en el cual ellos, por el bien común,
asumen varias obligaciones, no en relación
con otros Estados, sino hacia los individuos
bajo su jurisdicción (conf. opinión consul-
tiva —en adelante, OC 2/82, "El efecto
de las reservas sobre la entrada en vigencia
de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos —arts. 74 y 75—" serie A y B, núm
2, setiembre 24-1982, párr. 29 y en similar
sentido. OC-1/81. "Otros tratad*, objeto de
la función consultiva de la Corte —art. 64
de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos—", serie A y B, núm. 1, párr. 24).
La particularidad de esos derechos y su
indudable jerarquía, determinan que los
Estadas puedan ser objeto de reproche ante
instancias internacionales de protección, aún
por iniciativa de sus propios nacionales. A
mayor abundamiento, es ilustrativo señalar
que el carácter especial de los aludidos tra-
tados, también ha sido reconocido por las
Constituciones de Perú del 18 de juüo de
1979 (art. 105) y de Guatemala del 31 de
mayo de 1985 (art. 46).
15. Que, sentada la diferencia entre las
dos categorías de tratados citados, corres-
ponde señalar que es consecuencia de esta
distinción la presunción de operatividad de
las normas contenidas en los tratados inter-
nacionales sobre Derechos Humanos. En
otros términos, el Tribunal considera que las
normas aludidas establecen derechos que
—se presume— pueden ser invocados, ejer-
cidos y amparados sin el complemento de
disposición legislativa alguna. Ello se funda
en el deber de respetar los derechos del
hombre, axioma central del Derecho Inter-
nacional de los Derechos Humanos.
Sin embargo, es importante advertir que
la mencionada presunción cede cuando la
norma bajo examen revista un carácter ní-
tidamente programático (ver, en similar
sentido, Haba, Enrique P., "Tratado básico
de Derechos Humanos", San José de Costa
Hica, ed. Juricentro, 1986, 1* ed., t. L p.
458 in f i n e ) ; carácter este que, a titulo de
ejemplo, tienen los derechos económicos,
sociales y culturales, a cuyo desarrolle pro-
gresivo se comprometen los Estados, entre
otras circunstancias, "en la medida de los
recursos disponibles, por vía legislativa u
otros medios apropiados" (art. 26 Conven-
ción)
16. Que, toda vez que el Pacto de San
José de Costa Rica es un tratado interna-
cional sobre Derechos Humanos, le resulta
aplicable la citada presunción de operati-
vidad.
Cabe agregar a las razones enunciadas en
tal sentido, el pronunciamiento de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el
que se sostuvo que "el sistema mismo de
la Convención está dirigido a reconocer de-
rechos y libertades a las personas y no a
facultar a los Estados para hacerlo" (conf.
qC-7/88, "Exigibilidad del derecho de rec-
tificación o respuesta —arts 14.1, 1.1 y 2—",
agosto 29-1986, serie A, núm. 7, párr. 24; OC-
2/82, cit,, párr. 33; y, con similar alcance,
ver el preámbulo del Pacto, párr. 2"?).
17. Que el aludido marco conceptual es
útil para esclarecer el interrogante plan-
teado en el consid. 14 sobre la modalidad
con la que ha sido incorporado a nuestro
ordenamiento ei derecho previsto en el art.
14 del Pacto.
En efecto, esta Corte entiende que la nor-
ma que regula el derecho de rectificación c
respuesta es operativa puesto que a la P1*-
sunción en tal sentido debe sumarse una
serie de fundamentos. Por un lado el art. i*
del Pacto es una norma de la cual es posio
derivar en forma directa el mencionado
derecho, ya que sus perfiles centrales
encuentran limpiamente establecidos (c
infra consid. 19).
Por otro lado, de una interpretación gra-
matical del texto del art. 14.1 también w
EL DERECHO
arriba a la conclusión de que esta norma,
es operativa. Efectivamente, el art. 14.1
expresa "Toda persona ( . . . ) tiene derecho
a (...)", y posteriormente, se señala " ( . . . )
en las condiciones que establezca la ley".
De la primera parte transcripta, se ob-
serva que el tiempo verbal elegido es pre-
sente indicativo —"tiene derecho-"— y no
futuro imperfecto —Atendrá derecho"—. Ello
es un indicio de que su "ser ( . . . ) no está
condicionado a la existencia de normas per-
tinentes en el derecho interno de los estados
partes" (conf. OC-7/88, cit., opinión sepa-
rada del juez Oros Espiell, párr. 6, parte 2»).
En cuanto a la segunda parte transcrip-
ta — " ( . . . ) en las condiciones que esta-
blezca la ley"—, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha dicho que tal expre-
sión comprende a "(...) todas Zas disposi-
ciones internas que sean adecuadas, según
el sistema jurídico de que se trate, para
garantizar el libre y pleno ejercicio del de-
recho" de rectificación o respuesta (OC-
7/86. cit., opinión vertida en el punto C; el
subrayado no es del original). Asimismo sos-
tuvo que "la tesis de que la frase en las
condiciones que establezca la ley utilizada
en el art. 14,1 solamente facultaría a los
Estados Parte a crear por ley el derecho de
rectificación o respuesta, sin obligarlos a
garantizarlo mientras su ordenamiento ju-
rídico interno no lo regule, no se compadece
ni con el 'sentido corriente' de los términos
empleados ni con el 'contexto' de la Con-
vención" (OC-7/86, cit., par. 23).
En consecuencia, la expresión "ley" es
utilizada en sentido amplio y tiene por fi-
nalidad establecer las condiciones de menor
entidad relacic-nadas con el ejercicio del
derecho en cuestión. Ello se debe a que los
requisitos de mayor entidad, se encuentran
ya previstos en el art. 14 del pacto (conf.
in/ra consid. 19).
18. Que esta Corte no ignora los argu-
mentos —algunos, muy atendibles— en sus-
tento de la programaticidad de la norma
que establece el derecho de réplica. Sin
embargo, dicha posición es ya insostenible.
Se ha tornado injusta. Efectivamente, si por
hipótesis se afirmara que el art. 14 del
Pacto es programático y que sólo el Con-
greso Nacional puede reglamentarlo, parece
evidente que dicha reglamentación debe ser
hecha en un plazo razonable, pues de lo
contrario no se habría incorporado a nues-
tro ordenamiento un derecho, sino su per-
durable sombra.
Desde este enfoque, no es dudoso sostener
que el aludido plazo razonable ha sido lar-
ít. 148) 373
gamente excedido, pues desde que el Pacto
integra el ordenamiento jurídico han trans-
currido más de siete años sin que el Con-
greso Nacional haya reglamentado el dere-
cho de réplica.
Al examinar el problema desde esta pers-
pectiva, el Tribunal entiende que corres-
ponde aplicar el citado derecho, siempre que
concurran los precisos requisitos previstos
en el art. 14 del Pacto. Ello se funda en las
razones aludidas y en que esta Corte, como
poder d¿l Estado •—en su rol de supremo
custodio de los derechos individuales—, no
puede permanecer inmóvil ante la demora
del Congreso Nacional en otorgar eficacia
a un derecho internacionalmente exigióle,
contenido en un tratado sobre Derechos
'Humanos (conf. doctr. de la resolución de
'la sala I del Tribunal Federal de Constitu-
cionalidad de la República Federal de Ale-
mania —1 BvR 26/66—, del 29 de enero de
1969, registrada en BverfGE, t. 25, entrega
29, p. 167 y sigtes. Ver, asimismo, Zeidler,
Wolfgang. "Cour Constitutionnelle Fedérale
Allemanoie" publicada en el Annuaire In-
ternational de Justice Constitutionnelle, IIE,
1987, en especial, p. 44 y sigtes., Presses Uni-
versitaires d'Aix - Marseille, 1989).
19. Que, como ya fj¿efa-fo4i;s4o, es posible
derivar en forma directa del art. 14 del
Pacto el derecho de rectificación o respuesta,
puesto que se trata de una norma que
establece con nitidez sus perfiles principales.
En efecto, el art. 14.1 dispone que "Toda
persona afectada por informaciones inexac-
tas o agraviantes emitidas en su perjuicio
a través de medios de difusión legalmente
reglamentados y que se dirijan al público
en general, tienen derecho a efectuar por
el mismo órgano de difusión su rectificación
o respuesta en las¿ condiciones que esta-
blezca la ley". '
Al interpretar de buena fe el texto tras-
cripto, conforme al sentido corriente que
haya de atribuirse a los términos del Pacto
en e! contexto de éstos y teniendo en cuenta
su objeto y fin (conf. art. 31.1, Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados),
parece evidente que este derecho procede
frente a informaciones inexactas o agra-
viantes que, además, causen un perjuicio
actual y concreto a la persona aludida.
De lo expuesto se desprende que el tipo de
información que da origen al derecho de
rectificación o respuesta es aquél que se
refiere directamente al presunto afectado o,
al menos, lo alude de modo tal que resulte
fácil su individualización. El fundamento de
esta posición reside en que si —por vía de
hipótesis— se reconociera este derecho sin
el mencionado 'requisito de Individualiza-
 JURISPRUDENCIA
374
.clóii', se abriría la posibilidad de infinitos
cuestionamientc-s a expresiones ideológicas
o conceptuales que, en definitiva, afectarían
a la libertad de prensa. Libertad cuyo espe-
cial resguardo ha asumido la Corte al grado
tal de efectuar cuidadosas precisiones —en-
tre ellas— la establecida en el caso "Costa",
cit., consid. 12.
Con base en todo lo dicho, los precisos
términos de! Pacto en modo alguno sus-
tentan la posición del recurrente. Ello es así
en razón de que éste en ningún momento
fue aludido en el programa "La noche del
sábado", de modo tal que pudiera ser indi-
vidualizado por los teleespectadores (conf.
infra consid. 24).
20. Que, asimismo, cabe puntualizar que el
apelante no ha comprendido lo que es el
derecho de réplica, pues le asigna un al-
cance que no encuentra apoyo, ni en la
Convención (como se ha visto), ni en el
derecho comparado ni en las Constituciones
de varios estados provinciales (conf. infra
ccnsids. 21 a 23). Efectivamente, su ins-
titución no ha tenido el propósito de crear
un foro al que pueda abordar todo aquel que
crea ver atacados valores, figuras o convic-
ciones a les que adhiera. Aunque sea muy
comprensible el disgusto (o aun la conmo-
ción) que tales ataques —a veces desapren-
sivos— pu;dan producir, lo cierto es que
lo que este derecho procura instituir es un
modo de proteger ámbitos concernientes al
honor, identidad e intimidad de personas
que han sido aludidas en algún medio de
comunicación, permitiéndoles acceder, gra-
tuitarnsnte a ellos para dar su propia ver-
sión de los hechos.
21. Que, sin que ello implique agotar el
tema, pueden reseñarse algunos casos de re-
gulaciones de la mencionada naturaleza.
Asi, por ejemplo, el droit de repensé consa-
grado por el art. 13 de la ley francesa del
29 de julio de 1831, permite a toda persona,
nombrada o designada en un periódico, re-
clamar al responsable de éste, la inserción
de su respuesta (gratuita, en ciertas condi-
ciones), en el mismo lugar y caracteres que
tenía el artículo que la provocó (Barbier,
(Jeorges, "Code expliqué de la presse". Pa-
ria, 1887, t. I, p. 117ysigtes). Es considerado
como uno de !os modos de protección de las
personas contra la alteración pública de su
personalidad. Si bien es cierto que también
se lo otorga a los herederos, esposos o lega-
tarios universales de quien ha fallecido, lo
es a condición de que este último haya sido
difamado o injuriado, no resultando sufi-
ciente que sólo se lo haya cuestionado. El
legislador no ha querido trabar la libertad
del historiador por la amenaza del derecho
de respuesta (conf. Kayser, Fierre, "La pro-
tection de la vle privée", París, 1984, t. I, p.
85). Las personas morales pueden invocar
este derecho, pero a condición de haber sido
nombradas o designadas. No sería suficiente
que sea designada una categoría de perso-
nas entre las cuales una asociación recluta,
sus miembros (Pinto, Roger, "La liberté
d'opinion et d'information", París, 1955. p.
167).
El derecho de respuesta, en la radio y en
¡a televisión, ha sido reglado en Francia,
tratando de adaptarlo a un público que se
cuenta por millones, en tanto que el de la
prensa lo es por millares (Debbasch, Char-
les, "Les émissioas de radiodiffusion et les
droits des tiers: á propos de l'ob'igation de
conservation des émissions", citado por Kay-
ser, Fierre, pb. cit, p. 86). En el ámbito de la
comunicación audiovisual, el droit de répon.
se sólo existe cuando han mediado imputa-
ciones susceptibles de lesionar el honor a la
reputación de una persona (concepto más
restringido que la mise en cause de la ley
de prensa). Si muere la persona difamada,
el derecho solo puede ser ejercido por sus
herederos en linea directa o por su cónyuge
(conf. Kayser, Fierre, ob. cit., ps. 86/89).
En Alemania el derecho a la contra-ex-
posición (Gerenan-stellung) también es In-
terpretado como un modo de protección de
la persona, una manera de garantizar el
Audiatur et altera pars (Weitnauer, H., Pro-
blemas de drcit civil relatifs á la protection
de la personnalité", cit. en Kayser, Fierre,
ob. cit., p. 85). La República Federal de Ale-
mania había reglado el punto en el tratado
interestatal que creó el segundo canal de
televisión: cabe señalar que la obligación
de difundir la respuesta del afectado por
una emisión, existe sólo en tanto aquél ten-
ga un "interés legitimo" (Debbasch, Char-
les, "Le droit de la radio et de la televisión",
p. 103). Es oportuno subrayar que el tema
del "interés legítimo" también aparece en
la resolución 74-26 por la cual el Comité de
Ministros de! Consejo de Europa recomienda
la adopción de reglas mínimas relativas al
derecho de respuesta. Esas reglas apuntan a
proteger al individuo contra las injerencia»
en su vida privada y los atentados a su dig-
nidad, honor o reputación y, desde esa óp-
tica, autorizan a las leyes nacionales a pre-
ver que los medios de comunicación podrán
negarse a publicar la respuesta en seis so-
puestos, el último de los cuales es, justa-
mente, el caso en el que el individuo aludido
no justifique la existencia de un "interés-le-
gítimo" (Pinto, Roger, "La liberté d'infor^-
mation et d'opinion en droit International".
París, 1934, p. 183 La resolución mencio-
nada es "On the right oí reply - Position oí
the individual In relation to tne presa".
EL DERECHO (t. 148) 375
1974, registrada en European Convention on fundadamente aludida por alguna informa-
Human Rights, vol. U, 1982). ción publicada, radiodifundida o televisa-
da...".
Italia legisló sobre !as rispaste e rettifiche
en el art. 89 de la ley 47 sobre stampa (fe-
Por fin, la República Oriental del Uruguay
brero 8-1948), texto sustituido por el art. 42 regló el tema con e! decreto-ley 15.672 (año
de la ley 416 (agosto 5-1981). Según dicha
1934), cuyo artículo 7í> otorgaba a "toda
norma, el director o responsable está obli- persona física o jurídica, de derecho público
gado a insertar gratuitamente en el perió-
o privado" el "derecho de responder a una
dico las declaraciones o las rectificaciones publicación o cualesquiera otros medios de
de los sujetos de los cuales se hubieran pu- comunicación pública, que la haya aludido
blicado imágenes o atribuido actos o pensa- o mencionado". Posteriormente, la ley 16.099
mientos o afirmaciones que ellos estiman derogó el mencionado decreto-ley e institu-
lesivos a su dignidad o contrarios a la ver- yó mi nuevo régimen. El art. 7? de la actual
dad, aunque las declaraciones o las rectifi- ley dispone: "Toda persona física o jurídica
caciones no tengan contenido susceptible de de derecho público o privado puede ejercer
incriminación penal. ante el Juzgado competente el derecho de
responder a una publicación o cualesquiera
La ley española 841 (marzo 27-1984),
acuerda a toda persona "el derecho a recti- otros medios de comunicación pública que
ficar la información difundida por cual- la haya afectado por informaciones inexac-
tas o agraviantes...". Es interesante desta-
quier medio de comunicación social, de he- car que el informe cíe la Comisión de Cons-
chos que la aludan, que considere inexactos
y cuya divulgación pueda causarle perjui- titución, Códigos, Legislación General y Ad-
cio" (art. 1?). ministración, que elevó a la Cámara de Re-
presentantes el proyecto de ley, manifestó:
"El nuevo texto del articulo 79 ajusta la nor-
En la URSS se contemplaba que el ciu-
dadano o la organización perjudicados pu- mativa actualmente vigente en materia de
derecho de respuesta en una forma que a
dieran reclamar "la refutación de las ver-
siones que denigren su honor o dignidad, si todos los integrantes de la Comisión nos ha
quien difundió tales versiones no demuestra parecido sumamente positiva. En efecto,
mientras la normativa vigente establece que
que ellas corresponden a la realidad". La
parte responsable tiene la obligación de des- la sola mención o referencia a una persona
genera un derecho a que se publique una
mentir las versiones agraviantes. "Si éstas
hubieran slde^Rforaditias- a través de la respuesta en un medio de prensa, en el
prensa, también por intermedio de la mis- nuevo texto que ahora sí pone a considera-
ción de la Cámara se establece que sola-
ma, siempre que no correspondan a la reali-
dad, deben ser refutadas" (Gribanov, Kor- mente se generará el derecho de respuesta
cuando la mención a una persona se haga
neev y otros, en "Derecho Civil Soviético",
La Habana, 1987, t. I, ps. 145/147). en perjuicio de la misma o a través de la
mención de los hechos falsos. Quiere decir
22. Que, en nuestro continente, la consti- que, sin eliminarse el derecho de respuesta,
tución peruana de 1979 dispone en su art. éste se ha restringido" (Freza Restuccia,
29, apart. 59: "Toda persona afectada por Dardo, "Comentarios a la nueva ley de pren-
afirmaciones inexactas o agraviada en su sa", República Oriental del Uruguay, Uni-
honor por publicaciones en cualquier medio versidad, 1990, p. 118).
de comunicación social, tiene derecho de
rectificación en forma gratuita, sin perjui- 23. Que las normas que en varias provin-
cio de la responsabilidad de ley". cias regulan el tema —sin que esto importe
abrir juicio sobre la competencia con que
La ley brasileña 5250 (febrero 9-1967) es- han sido dictadas— traducen un enfoque
tablecía en su art. 29 el derecho de respues- que no difiere sustaneialmente del que re-
ta para toda persona acusada u ofendida por sulta de compulsar la legislación extranjera.
publicaciones periodísticas o transmisiones Así, por ejemplo, otorgan la acción cuando
radiofónicas o respecto de la cual los medios una persona fuere afectada en su reputa-
de información o divulgación difundieran ción, las constituciones de 1986 de Santiago
hechos no verídicos o erróneos. A su vez, en del Estero [EDLA, 1986-B-603] (art. 20), de
el año 1054, se sancionó en Chile la ley 1957 de Neuquén (art. 2!), de 1960 de La
15.476, qua sustituyó el art. 89 del decreto- Pampa (art. 89), de 1991 de Formosa (art.
ley 425/25, por el siguiente: "Todo diario, 12), de 1957 de Chubut (art. 15) y de 1987
revista, escrito periódico o radiodifusora o de San Luis (art. 21). La Constitución de
televisora, está obligado a insertar o difun- 1986 de Jujuy [EDLA, 19J7-B-1803] la con-
dir gratuitamente las aclaraciones o rectifi- sagra cuando exista afección en la intimi-
caciones que les sean dirigidas por cualquier dad, honra y dignidad, por informaciones
persona material o jurídica ofendida o in- "inexactas o agraviantes" (art. 23, apart.
 376
JURISPRUDENCIA

EL DERECHO
o h . a o e Ia (t. 148) 377
de «ente: éste no aVi ¿ UP el rscu - Por el contrario, si se obligara a !os me-
cíonado o aludido en dios a costear toda opinión adversa a lo que lo dicho por Dalmiro Sáenz demostraba su
han difundido, se llegaría rápidamente al intención de agraviar los sentimientos de
absurio da que sólo seria posible expresar- quienes —comp el .presentante— pertene-
se libremente a través de aquéllos, a condi- cían a la Igiesia Católica e inc'uso a los de
ción de poder financiar igual posibilidad a los cr stianos no católicos y en el derecho a
todos les eventuales contradictores. Parece réplica que, a su entender, le asistía: a lo
Resultan aplicable, mutatis mutandist las innecesario abundar en la sinrazón de la que agregó que sintió profundamente le-
La ley 302 de Santa Cruz (año 1961) afirmaciones del Tribunal Supremo de Es- sionado
menciona a ¡a persona "señalada o noto- paña en la causa en la cual una supervi- postura. Impracticable económicamente e
incoherente del punto de vista lógico, tal tiano". su "sentimiento de católico y cris-
riamente aludida ccn un hecho difamato- viente de un campo de concentración re- pretensión importaría un claro menoscabo
rio, injurioso u ofensivo" (art. 19). c.'amó daños y perjuicios contra un ex- 3? Que el a Quot al confirmar e: fal'o
al derecho de libre expresión. La realidad
oficial naz, a raíz de las manifestaciones desmentiría a la utopía: no habría muchas dictado en 'a instancia anterior que rechazó
24. Que lo reseñado resulta suficiente pa- realizadas por éste en la revista "Tiempo" voces, habría silencio. la demanda, consideró que el derecho a ré-
ra concluir que también en el derecho com- y en a Televisión Española. El tribunal ne- plica no puede considerarse comprendido
parado y en las legislaciones provinciales gó legit:mación a la demandante "aun com- 26. Que lo hasta aquí expuesto resulta su- entre los derechos implícitos consagrados
examinadas, por regla se exige —cerno re- prendiendo e¡ impacto moral, la indigna- ficiente para resolver el sut> examine y haca en el art. 33 de la Constitución Nacional.
quisito mnrmo— que éstas contengan la ción e incluso irritac ón que hayan pedido innecesario abordar los restantes temas pro- Asimismo, estimó que e] art. 14.1 del Pacto
alusión o mención a una persona que, jus- producir a quienes comq ¡a aciora padeció puestos por el apelanta en su recurso. de San José de Costa Rica carece de ope-
tamente
der" por ello, es facultada a "respon- personalmente ios desatinos de una épocíf
o "rectificar". ratividad por no haber sido reglamentado
como a 'a qua se refiere la demanda". En Asimismo, toda vez que no se encuentra por ley de; Congreso, con cita del prece-
efecto el demandado se había pronunciado en cuestión un conflicto entre la Conven- dente de este Tribunal recaído en ios autos
Resulta, entonces, imprescindible que la "sobre unos hechos que hoy son historia", en ción Americana sobre Derechos Humanos y E-60.XXII "Ekmekdjian, Miguel A. c. Neus-
persona esté directamente aludida en la no- ejercicio "dei derecho fundamental a la li- una ley nacional (por hipótesis, contraria tadt, Bernardo y otros", con fecha 1 de di-
ticia, que, de ese modo, pone en cuestión bre expresión de pensamientos, ideas y cpi- a aquéila), tampoco es necesario abordar el ciembre de 1988. Por último, sostuvo que el
la mismidad intransferible de aquélla. Se n onas que consagra el art. 20.1, a) de la punto relativo a cuál de los dos ordena- actor no está legitimado para intentar la
advierte fácilmente que esto hace al meollo Constitución", por lo cual sus manifestacio- mientos prima sobre el otro. acción iniciada pues, como él mismo b ad-
del remedio que se otorga, al que se saca- nes "desafortunadas como se ha dicho mas virtió no pose:a un derecho subjetivo a la
ría ds su quicio si se permitiera su utiliza- no ofensivas para e! honor de n'nguna per- Por elio, 55 hace lugar a la queja, se de- respuesta y sólo tenía un interés de carác-
ción para refutar ataques genéricos a creen-___ sona" no podían dar c-rigen a condena al- ciara admisible el recurso extraordinario y ter difuso, lo cual era insuficiente para
Cías o a valores con e! único requisito creTJíre guna (STS diciembre 5-1989 en "Anuario de se confirma la sentencia apelada. Agregúe- obrar como lo hizo, ya que-d*-«eí:-ei?á^-eon
alguien adhiera a ellos. -Derrcho Civil", Madrid, Centro de Publica- la natura'eza del derecho de respuesta o
ciones, 1990, t. XLIII, fase. IV, p. 1337). se la queja al principal. Notifíquese y, opor-
tunamente, devué'vase. — Enrique 5. Pe- rectificac ón, de carácter personalismo,
No valdría alegar que, al atacarlos, se tracchi. — Eduardz Moliné O'Connor. éste involucra en su titularidad a un de-
afecta profundamente a la persona adhe-
reníe.
se Estaa afirmación
limita trarf"»'- '- so'o es vcrri-a^»»- -•
--,.. -i -uujuore cuando se
«-_,..» uj que ama, pero no lo habilita a
^«ss^ríis^s^
considerar lesionado el núcleo de su perso- ^^'^^"ícW-fe
princi-
'DISIDENCIA DEL DOCTOR LEVENE (H.) . — Con-
siderandO; i<> Que la saia H de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil rechazó
la demanda interpuesta por Migue: A. Ek-
terminado sujeto persona física y excluye
ativo.los intereses de carácter difuso o colec-

4? Que en estos autos existe cuestión fe-

nalidad toda vez que, genérica e indetermi- municación exigir el acceso^ ra fu S ftn qUe , CUalquÍera pueda
nadamente, se embiste contra las conviccio- tar con rt,£f° Ios medíos de co-
nes o.us profesa. En todo puede e" ser/hu- los hipotético, ^¿ ° proposit° de refu-
mano depositar sus afectos. Nada hay —en «Sruras a CJu. aff'08 iníeridcs a las
ese sentido— que le sea ajeno. Pero esa Que sustenta es razonihi ° a as oP^ones
constatación no puede justificar 'a artifi- merabU-s reóliVarinf • prever We innu-
ciosa utilización de un instrum=nto al que sión sbbr. un ?sinfl
zados se -en rá ° ,?' ffla/ ° menos autort-
Ilamados a d" ^ ver-
d'versos qrdenam'entos conciben como un
remedio singular para situaciones bien de- informatívo n,,^LLl'?.e_aspe«t.0s del caudal
terminadas, en las que !o especifico de cada no
Individualidad resulta comprometido. ~"
consiguiente, si lo estricta y directam
— peúb^caCOp° üna emis°ra no son una
personal no ha sido DIIPS<-~ — ' .'evantar su tribunf°?de,CUal.qU-era OUede
fO^c-^J" J-U ' junio de 198S Dalmiro Sáenz, en el aludido
resp-nsable. ? , ' L° dec'slvo « que ¡os
los q",7e determl S medios ds díí"slon *°n
fcrmacVnes Sf 6l c°ntenid° de ]aa In-.
blip^n « = \s ° programas que pu-
exceoeA '*??' A este Principio sólo haíen
Presiones v e r t i d a s u n n™'''™* 8 ds
títosPccm f'703 da ord£n P úbrc - o lnsti-
«s:cn que habrían^ B5TSÍ DÜesta
puesta, Tt f rech ° de
este duit-mo los "c'ón
ccnrect¡fic 0 res-
alcances que
se han expuesto supra.
mekdjian, en ejercicio del derecho de ré-
plica, contra Gerardo Sofovich y Canal 2 de
Televisión, respecto del cual posteriormente
desistió. Contra ese pronunciamiento el
actor dedujo el recurso extraordinario cuya
denegación dio origen a la presente queja.
21? Que el demandante solicitó que se con-
denara a los codemandados a la lectura de
una carta documento en el programa "La
noche del sábado" que emitía el mencio-
nado canal bajo la producción y dirección
de Gerardo Sofovich. Señaló que el 11 de
programa, "se expresó con una serie de
frases agraviantes que ej respeto y el buen
gusto me impiden repetir, con relación a
Nuestro Señor Jesucristo y a su Santísima
Madre". Destacó, además, que el 4 de julio
de 19S8 remitió a les codemandados 'a ci-
tada carta documento, solicitando su lec-
tura en "La noche del sábado" y al no ob-
tener respuesta de aquéllos, dedujo la pre-
sente demanda. Fundó su pretensión en que
deral que habilita la instancia extraordi-
naria del Tribunal, pues ha sido cuest ona-
da la inteiigencia del art. 33 de .'a Cons-
titución Nacional y el art. ¿4.1 del Pacto
de San José de Costa Rica/ ratificado por
ley 23.054, y la decisión impugnada resulta
contraria ai derecho aue el apelante pre-
tende fundar en esas normas (Fallos, 256-
424; 257-99 y 127, entre otros).
5? Que esta Corte en su actual integra-
ción mantiene el criterio sostenido en sus
sentencias del 1 de diciembre de 1988, in re
S-454.XXI "Sánchez Abelenda, Raúl c. Edi-
ciones de La Urraca, S. A. y otro" y E-60.
XXII. "Kkmekdjian, Miguel A, c. Neustadfc,
Bernardo y otros s/amparo", según el cual
el derecho a réplica, rectificación o res-
puesta, no se encuentra comprendido entre
los impiícitos que reconoce el art. 33 de la
Constitución Nacional, a cuyos fundamen-
tos sobre el punto cabe rsm tirse por ra-
zanes de brevedad.
6? Que la ley 23.054 jispuso en su art. 19
"Apruébase la Convención Americana sobre
 378
JURISPRUDENCIA EL DERECHO (t. 148) 379
Derechos Humanos, llamada Pacto de San
José de Costa Rica, firmada en la ciudad pósito de consolidar en este continente, den- «mita una ley formal que establezca las valiosa que resulta compatible con el biea
d? San José, Costa Rica, el 22 de noviembre tro del cuadro de las instituciones demo- condiciones en que ei mismo puede ser con- común cuya realización concierne a¡ órgano
de 1989, cuyo texto forma parte de la pre- cráticas, un régimen de libertad personal y cretamente ejercido, contestó rechazando judicial como integrante del Estaco, este
sente ley", con lo cual incorporó al derecho de justicia social fundado, en el respeto de este argumento y afirmando que allí se con- Tribunal se ve en la obligación de ejercer
positivo de nuestro país el texto íntegro de los derechos esenciales del hombre", reco- sagra un derecho de rectificación o res- su competencia implícita que emana de la
la Convención, que había sido firmada sin nociéndose que estos "no nacen del hecho puesta en favor dé toda persona, ya que Constitución Nacional, mediante la cual no
reservas por el Estado Argentino (art. 31, de ser nacional de un determinado estado, -e; sistema mismo de la Convención está sólo se le ha conferido la facultad de reco-
Constitución Nacional), y que cobró vigen- sino que tienen como fundamento los atri- dirigido a reconocer derechos y libertades nocer la existencia de los derechos funda-
, cía en nuestro medio a partir del depósito butos de la persona humana, razón por Ja a ¡as personas y no a facultar a los Estados mentales del hombre sino aua también se
de; Instrumento de ratificación efectuado el cual justifican una protección internacio- para hacerlo" (Opinión Consultiva OC 7/ le ha otorgado ¡a prerrogativa de, actuando
5 de setiembre ¿e 1984 (art. 74.2 del Pacto). nal, de naturaleza convencional coadyuvan- SS. ex'gibilidad del derecho de rectificación con suma prudencia, establecer los medies
te o complementaria de la que ofrece el de- o respuesta, arta. 14.1 1.1 t. 1.2, serie A, por los cuales aquéllos han de cobrar efee-
7? Que aceptada la vigencia del citado recho interno de los Estados americanos", r.üm. 7, p. 13, párr. 14). Asimismo, llegó a •tiva vigencia.
Tratado en nuestro ordenamiento jurídico postulados estos que han sido aceptados por :a conc'usión de que el art. 14.1 "reconoce
se hace necesario analizar si ,el derecho de el legislador al incorporar el fxto completo un derecho exigible internacionalmente" 13. Que ya en el precedente de Fallos,
rectificación o respuesta contenido en el art. de la convención al derecho nacional, como ddem, p. 19, letra A) y que la frase "en 239-459, esta Corte scstuvo que la sola cir-
14.1 de aquél, se encuentra en condiciones surge del debate parlamentario de la ley. las condiciones que establece la ley" se re- cunstancia de la comprobación inmediata
de ser tutelado por esta Corte pese a la fiere a cuestiones tales como "si los afecta- de que una garantía constitucional ha sido
ausencia de reglamentac'ón legislativa, para Por ello la corte Interamericana de De- dos tienen derecho a responder en espacio violada basta para que sea restablecida per
lo cual han de tenerse en cuenta los dis- rechos Humanos ha señalado que la Con- igual- o mayor, cuándo debe publicarse la los jueces en su integridad, sin que pjeda
tintos elementos de juicio que, valorados ar*- vención Americana constituye un instru- respuesta una vez recibida, en qué lapso alegarse en contrario la inexistencia de una
clónicamente en su conjunto, permiten lle- mento o marco jurídico multilateral qae puede ejercerse el derecho, qus terminolo- ley que la reglamente: las garantías indi-
gar a una solución justa y compatible con capacita a los estados para comprometerse, gía es admisible, etc." (ídem, p. 14, párr. viduales existen y protegen a los individuos
la naturaleza del derecho invocado. uniiateralménte, a no viciar los derechos 37), pero que "el hecho de que los Estados per el solo hecho de escar consagradas en
humanos de los individuos bajo su juris- partes puedan fijar las condiciones del ejer- la Constitución e independientemente de las
8? Que, en ese sentido, corresponde des- dicción y que dichos instrumentos no son cicio del derecho de rectificación o res- leyes reglamentarias. A lo que agregó re-
tacar que la primera de las pautas a tener tratados multilaterales de tipo tradicional, puesta, no impide la exigibilidad conforme cordando palabras de Joaquín V. González:
en cuenta es si la norma en cuestión con- concluidos en función de un intercambio a; derecho internacional de las obligaciones "no son, como pueda creerse, las "declara-
tiene una descripción suficientemente con- recíproco de derechos, para el bsneficio mrn- que aquéllos han. contraído conforme con el ciones, derechos y garantías", simples fór-
creta de los supuestos de hecho en ella con- tuo de los Estados contratantes. Su objeto art. 1.1". mulas teóricas: cada uno de los artículos y
templados, como para que este Tribunal y fin son la protección de los derechos cláusulas que las contienen poseen fuerza
pueda reconocer, dentro de limites precisos, fundamentales de los seres humanos, inde- 11. Que de todo lo expugsia_5ejesorende obligatoria para los individuos, para las au-
~e¡~aerecho en que el demandante ha fun- pendientemente de su nacionalidad, tanto que ei derecho de réplica, rectificación o toridades y para toda la Nación. Los jueces
dado su pretensión. frente a su propio Estado como frente a los respuesta ccníenido en el art. 14.1 de la deben aplicarlas en la plenitud de su sen-
otros Estados contratantes. Al aprobar estos Convención Americana de los Derechos Hu- tido, sin alterar o debilitar con vagas in-
Al respecto cabe señalar que la redacción tratados sobr=>. derechos humanos, los Es- manos, como parte integrante de la ley terpretaciones o ambigüedades ¡a expresa
del art. 14.1 es clara y sencilla, en cuanto tados se someten a un orden legal dentro 23.054 que la incorporó al ordenamiento ju- significación de su texto. Porque son la de-
otorga a quienes se encuentren en las si- de! cual ellos, por el bien común, asumen rídico vigente de nuestro país, constituye fensa personal, el patrimonio inalterable que
tuaciones allí previstas, el derecho de rec- varias obligaciones, no en relación con otros un derecho suficientemente definido como hace de cada hombre-, ciudadano o no, un
tificación o respuesta, aunque sujetándolo Estados, sino hacia los individuos bajo su para merecer la tutela de este Tribunal a ser Ubre e Independiente dentro de la Na-
a la ley que establezca la reglamentación. jurisdicción. (Nikken, Pedro, "La protec- quien la Constitución ha constituido en ción Argentina" ("Manual de la Constitu-
En efecto, la norma aludida expresa "Toda ción internacional de los derechos huma- custodio final de ese ordenamiento. A ello ción Argentina", en Obras Completas, Bue-
persona afectada por informaciones Inexac- nos", Instituto Interamericano de Derecho» cabe agregar que por la esencia de derecho nos Aires, 1935, vci. III, núm. 82; cor.í., ade-
tas o agraviantes emitidas en su perjuicio Humanos, Civitas, ps. 91/92). inherente a la persona q;ie el propio legis- más, núms. 89 y 90).
a. través de medios de difusión, legalmente lador le ha otorgado al rltificar en su tota-
reglamentados y aue se dirijan al público Asi cabe concluir, que el carácter de; de- lidad el Pacto y por los antecedentes juris- 14. Que a su vez en el recordado caso
en general, tiene derecho a efectuar por el recho de réplica, rectificación o respuesta, prudenciales de los organismos internacio- "Kot" (Fallos, 241-291) se sostuvo que nada
mismo órgano de difusión su rectificación como derecho esencial de la persona, ten- nales antes transcriptos, que refuerzan la hay, en la. letra ni en el espíritu de la
o respuesta, en las condiciones que esta- diente a proteger su honra y dignidad, le convicción de este Tribunal acerca de su Constitución, que permita afirmar aue la
blezca la ley". confiere a éste una naturaleza distinta de vigencia, no cabe otra solución que reco- protección de los llamados "derechos hu-
No hay duda pues que tanto el tiempo que otros derechos de Índole económica o social nocer y amparar el citado derecho, aun a manos" —porque son esenciales del hom-
verbal utilizado por la cláusula del tratado, y una hacen necesaria una tutela mas intensa falta de reglamentación legal sobre aspec- bre— esté circunscrip-ti a les ataques que
hoy convertido en ley de la Nación, así co- su existencia. interpretación siempre favorable * tos vinculados a su ejercicio, pues como ya provengan sólo de la autoridad. Intentar
lo decía Von Ihering "el verdadero valor del construcciones excesivamente técnicas para
mo la descripción de las prerrogativas con- derecho descansa per completo en el cono-
cedidas a las personas que alli se indican, justificar este distingo, importa interpretar
impartan una determinación del derecho cuyas 10. Que, asimismo, la citada Corte, entre cimiento de sus funciones, es decir, en la la Constitución de moda aue aparezca ella
reconocido en forma suficientemente defi- tación funciones se encuentra la interpre- posibilidad de su realización práctica... La amparando realmente, no los derechos
nida. del Pacto, ante una consulta que se función del derecho, en general, es la de esenciales, sino las violaciones manifiestas
¡e hiciera acerca de si cuando e' art. 14-1 realizarse: lo que no es realizable, nunca de esos derechos".
9? Que dicha conclusión se concilla con dispone que el derecho de rectificación o pcdrá ser derecho".
lo establecido en el Preámbulo de la Con- respuesta se ejercerá "en las condiciones que 15. Que si bien en los casos citados se
yenclón, en cuanto allí se afirma "su pro- establezca la ley", quiere decir aue d:ctio 12. Que para lograr la vigencia efectiva trató de reconocer una garantía a les efec-
derecho sólo es exigible una vez aue í« de ese derecho reconocido, única solución tos de tutelar de mantfa efectiva derechos
 ^
3SO
JURISPRUDENCIA
EL DERECHO (t. 148) 381
reconocidos en la Constitución Nacional, tal
dcctr na resulta aplicable al sub lite porque nado rango inherente a una "libertad Ins- duzcan las expresmes ideológicas, políticas
aquí, como en esos precedentes estaban en titucional" que hace a la esencia del siste- o religiosas vertidas públicamente, puedan mo pronunciamiento, el actor interpuso re
juego derechos humanos provenientes de la ma representativo y republicano. considerarse como tales cuando no están di- curso extraordinario cuya denegación dio
propia naturaleza de la persona y el Poder rigidas a persona determinada sino contra el motivo a la presente queja.
judicial como órgano máximo de protección 18. Que en ese sentido esta Corte ha dicho patrimonio común de un grupo que-, por
de esos derechos posee la inclaudicable mi- en Fallos, 248-291 que "...entre las liber- más respetable que sea, escapa a la tutela 39 Que existe en autos cuestión federal
sión de tutelar'os en forma concreta y efec- tades que la Constitución Nacional consa- de; derecho de respuesta. que habilita la instanc:a extraordinaria,
tiva, sup'iendo si fuer» necesario la omisión gra, la de prensa es una de las que poseen puss se ha cuestionado la inteligencia del
legislativa reglamentaria. mayor entidad, ai extremo de que sin su art. 33 de la Constitución Nacional y del
debido resguardo existiría tan só'o una de- 22. Que a la luz de lo expuesto ha de ccn- art. 14 de la Convención Interamericana
Y ello es así pues el'control del órgano mocracia desmembrada o puramente nomi- clu'rse en 'a falta de legitimac ón de! actor de Derechos-Humanos (Pacto de San José
jur sdiccional no sólo atiende a la protec- nal. Incluso no sería aventurado afirmar para interponer la presente demanda, pues de Costa Rica) y la decisión impugnada re-
ción de los derechos individuales sino al que. aun cuando el art. 14 enuncie derechos extender el derecho de réplica al campo de sulta contraria a¡ derecho que el apelante
proceso jurídico político en sí que forma meramente individuales, está claro que la las opiniones, críticas o ideas, importaría pretende fundar en esas normas (art. l-l,
parte integrante del bien jurídico tutelado Constitución al legislar sobre la libertad de una interpretación extensiva del mismo que inc. 3?, ley 48).
por dicho control. Los ideales básicos de la prensa, protege fundamentalmente su pro- lo haría jurídicamente indefinible y con-
Constitución son la libertad y la dignidad pia esencia democrática contra toda posible sonaría con los principies sobre libertad de 4"? Qae en las causas S-454.XXI "Sánchez
del hombre y el sistema democrático el me- desviación tiránica (consid. 25). Por otra prensa consagrados en nuestra Constitución Abelenda, Raúl c Edic ones de La Urraca.
Nacional.
jor medio para hacer efectivos esos prin- parte, el Tribuna] ha sostenido que la li- S. A. y otro" y E-60.XXII "Ekmskdj'.an, Mi-
cipios, propósito este último reafirmado en bsrtad constitucional de prensa tiene senti-
el primer apartado del Preámbulo de la do más amp'io que la mera excl-s'ón de la Por todo lo expuesto, se hace lugar a la guel Á. c. Neustadt. Bernardo y otros s/am-
paro". de' 19 de diciembre de 19SS, cuyos
Convención Americana de Derechos Huma- censura previa y que, por tanto, la protec- queja, se declara procedente el recurso ex- fundamentos comparte esta Corte en su ac-
nes que consagró como derecho persona!!- ción constitucional de^be imponer un ma- traordinario y se confirma la sentencia ape- tual composición,
simo el derecho a réplica, rectificación o nejo especialmente cuidadoso de las normas. lada. Costas en el orden causado en aten- que el derecho deseréplica,ha dejado estab'ecido
rectificación o
respuesta. y circunstancias relevantes para impedir la ción a la naturaleza y complejidad del tema respuesta no tiene consagración expresa en
obstrucción o entorpecimiento de la prensa debatido. Agregúese la queja al principal. la Constitución ni se encuentra entre los im-
No puede la acción u omis'ón de los res- rbre y sus funciones esenciaies (Fallos, 257- Notifíquese j devuélvase. — Ricardo Leve- plícitos que reconoce su art. 33.
ne (h.).
tantes órganos del Estado impedir que el 313, consids. 8? y 10).
judicial cumpla con el mandato impuesto 5? Que, descartado que el menc'onado de-
por 1?. propia Constitución, púas les jueces 19. Que scbre la base de ese criterio res- DISIDENCIA DEL DOCTOR BEÜUSCIO. — Consi- recho pueda ser considerado cerno una de
como realizadores de la justicia poseen a su trictivo, impuesto por nuestra Carta Magna, derando: jo Q Ue ei aot0r promovió deman- ¡as garantías comprendidas en e', art. 33
alcance las prerrogativas y facultades ne- cabe señalar que el art 14 i *» ' - da contra Gerardo Sofov : ch y "Canal 2 de de la Constitución, no puede encontrárse-
cesar'as para <ju» la totalidad ,?ei ordena- Televisión", en la cual solicitó que se los le operatividad directa en e: marco de la
miento jurídico JügSíSte-s£a-4e efectiva rea- condenara_ a leer —en e! programa "La No- cítaifi^esüí'acsiéa —Que integra el derecho
lización evitando la existencia nominal de che del Sábado" que emitía el mencionado argentino— pues ella lo remite a '''.as con-
derechos impsdidcs de concreción. canal y dirigía e1 otro codemandado— 'a diciones que establezca la ley (art. 14.1), de
carta documento que acompañó. A tal efec- manera que mientras tal ley no sea dictada
to, señaló oue el 11 de junio de 1988 Ealmi- no podrá adquirir operativ dad. En tanto
de que se ha reconocido ro Sáenz, durante el programa dirigido por ello no ocurra —cuestión esta de política le-
Gerardo Sofovich. se había expresado con gislativa, ajena a ios órganos jurisdicciona-
8 pr°venirde informaciones una serie de frases agraviantes "en rela-
a?a f'T?' y b) esa afe ctación rón a Nuestro Señcr Jesucristo y a su San- les—, rige el principio de reserva consagra-
al afectado un perjuicio. tísima Madre". Días después, eí 4 de julio do por el art". 19 de la Constitución, según
el cual nadie está obligado a hacer lo que la
de 1988. e] reclamante remitió a los code- ley no manda'' (voto del juez Belluscio en
a los antecedentes mandados la a'udida carta documento, soli- la causa E-60 c'tada, consid. 4?).
citando su lectura en el programa citado. i
Fundó su pstición en que las expresiones de 61* Que, por otra parte, en el caso lo que
Sáenz "agraviaban profundamente" sus se pretende va mucho más allá que el de-
"sentimientos de católico y cristiano" y en recho reconocido por la convención inter-
el derecho de réplica que, a_ su entender, le nacional. En efecto, su ya mencionado art.
asist!a. Al no haber sido leída la misiva ni 14.1 reconoce e¡ derecho de rectificaron o
del Pacto se efectúe ha rta , ? • ,* c~£í
u r n t, e • n3uien
- ' ni siquiera
aÜn - res-DeCt° del «'
fue aludido du- tener noticia alguna de les codemandados, respuesta a "toda perdona afectada por in-
ter restrictivo Y erÓ es as< "1° co" carác- rante la emisión del citado programa. e; actor dedujo la presante demanda. formaciones inexactas o agraviantes emiti-
das en su perjuicio", y es evidente que no
2*? Que Gerardo Sofovich contestó la de- es tal el caso de autos, pues el actor no ha
aupLP?Ue' £OIl Io demás. en la medida en manda a fs. 102/106 de acuerdo a la nueva
rectif^ !pn^tlt"to del derecho de rép'lci o sido aludido, agraviado ni directamente
foliatura ordenada a fs. 180 y a fs. 108/114 afectado cor las expresiones impugnadas,
rtfn «Ó a , On ha sído concebido como un me- lo hizo Radiodifusora El Carmen. S. A., en
dio para la protección del honor, la dignidad. requisito de aplicación del derecho invoca-
. la ¡«íimidad de las personas, el perjui- su carácter de iicenciataria de LS86 TV Ca- do que no sólo resu'.ti del Pacto sino que
cio que autorice a demandar con funda- nal 2 de La Plata, quienes pidieron su re- también ha sido establecido en las constitu-
-nto en el, debe provenir de un ataque chazo. El juez de primera instancia deses- c or.es provinciales argentinas aus regulan
!f
denCanient? amparan a todos os de-
65e carácter, le confiere el empi- oirecto a esos derechos personalislmos, sin timó la demanda, dec'sión quj fue confir- la institución. La circunstancia de que todo
Jas aflicciones o sentimientos que pro- mada por 'a sala H de la Cámara Nacional cristiano haya podido sentirse molesto o
de Apelaciones en lo Civil. Contra este últi- agraviado por expresiones hirientes para lo»
 JURISPRUDENCIA
•. íiJores que alienta su íe religiosa no signi-
fica que'pueda abrirse una acción ejercita-
ble ir-distiníamente por cualquier persona
que proííse el cristianismo, pues de lo que
se trata es de permitir la respuesta o recti-
ficación al directamente aludido y no de
abrir un debate en el cual cada iiabitaníe
de la Nación pueda rebatir las ideas expues-
tas por otro en un medio de difusión. Una
comprensión diferente del derecho de rép'i-
ca no sólo se apartaría inequívocamente de
los términos en que lo reconoce !a conven-
ción internacional sino P.US lesionaría gra-
vemente —además de la reserva consagrada
por el art. 19— la libertad de expresión y el
derecho de propiedad consagrados por ¡Os
arts. 14 y 17 de la Constitución, pues obliga-
ría a tcdo propietario de un medio de difu-
sión a admitir un debate abierto sobre cual-
quier tema, que se hubiera hecho público
mediante su utilización, anulando de ese
mcdo su propia libertad de expresión o la
de quienes con su consentimiento utilizan
su medio, y poniendo su propiedad indivi-
dual al ser/icio de cualquier miembro de
la comunidad. La pretensión deducida re-
sulta, pues, desde todo punto de vista ina-
csp;ab e.
Por ello, se hace lugar a la queja, se de-
clara admisible el recurso exírac-rd nario
y se confirma la sentencia ape'.ada. Agre-
gúese la queja al principal. Ñotifiquese y,
_-°.üS±::.aamente, devuélvase. — Augusto C.
J. Eelluscio.
ErCUESO EXTRAORDINARIO: Necesi-
dad de sentencia firme, excepciones,
decisión sobre cjiestisnjs procesales,
procedencia. IMPUESTOS: Efecta
suspensivo de la obligación tributaria,
requis-tas.
1. — Aun cuando la decisión impugna-
da ha sido dictada en un proceso de
ejecución fiscal, y por ende no consti-
tuye una sentencia definitiva que haga
viabl? la apelación extraordinaria, dicha
regla debe ceder frente a supuestos de
excepción en la que la cuestión debatida
exceda el interés individual de las par-
tes y afecte de manera directa al de la
comunidad, incidiendo en la percepción
de la renta pública (en el sub lite debe
aplicarse este criterio pese a que se tra-
ta de una sentencia de primera instan-
cia, toda vez que la misma no es apela-
ble conforme la reforma del art 52, ley
11.683, introducida por la ley 23.653).
2. — Debe considerarse viable el re-
curso extraordinario del art. 14 de la ley
48, p'se c que el debate versa sobre al
alcance del art. 149 de la ley 11.SS3, qua ,
«s una norma de índole procesal ajena
a dicha apelación cuando la cuestión
dcbr.t.dz afecta directamente a la co-
munidad al incidir en la percepción da
los tributos.
3.—El efecto suspensivo de la obliga-
ción tributaria opera siempre que la de-
terminación de la misma sea mediante
una determinación de oficio; si la de-
terminación se efectúa sobre la base el*
declaraciones juradas, el recurso ante el •
Tribunal Fiscal no origina tal efecto
suspensivo por ausencia de la causa qv*
lo justifica y legitima, j. c. B.
SACRIFICIO DEL DERECHO EN ARAS DE
LA RECAUDACIÓN FISCAL
promovida ejecución fiscal, pendiente un re-
curso de apelación en trámite ante el Tribunal
Fiscal de la Nación,, el juez de primera instancia
en estricta aplicación de las normas que rigen
el caso, rechazó la ejecución atento al carácter
suspensivo de aquel recurso, art. 149 de la ley
11.683.
La Corte Suprema al revocar ia decisión, si-
guiendo con la linea de pensamiento enunciada,
cbiíer mediante, en el caso "Firestone" (l) nie-
ga que el recurso interpuesto por el contribuyente
ante e! Tribunal Fiscal tenga, en el caso, efectos
suspensivos del acto administrativo.
En orden a ver quá estimativa nos merece lo
resuelto es de interés recordar que la jurispru-
dencia plenaria de la Cámara en lo Ccntencioso-
Administrativo Federal, sentada en la causa "Pie-
dra Grande,, S.. A."(2),
. , posteriormente
rmene abando-
a cia, a los cuales no ¡es alcanza la directiva del
nada (3), estableció que la intimación de pago
efectuada p .r el Fisco al cesionario de un crédito
de libre disponibilidad imputada al pago de un
impuesto a su cargo no implica sólo ei juzga-
miento de la eficacia del modo escogido para
la cancelación de la obligación fiscal, sostenien-
do que el Estado al considerar no extinguida la
obligación del cesionario, pretende que no existió
el crédito cedido por no tenerlo frente al IVA el
cedente, con fundamento en una distinta apre-
ciación que de la materia imponible de ésio
hace el Fisco, lo que presupone un acto de
determinación tributaria oficiosa (art. 23, «y
11.683). En síntesis el tribunal afirma que «
fondo del problema constituye en rigor el ejer-
cicio implícito por parte del organismo fiscal o»
(1) CS. diclerabrs 11-1990 "F!r.>stons <!e 1» Arz«íi-
tina, S. A. s/rcourso de apíUc-ón", ED. 143-«1* *"*
meritorio nusstro.
(2) CNCont.-iim. Fed.. en pleno, mijo 1S-UC7. DT-
XTiTTI-lSS (EJD, 125-333).
(3) CNCont.-»dm, Fed. en plsno. m«TO 10-MBl.
"Roeisur. S. A.". DT, t. H-627 (ED, 144-17»).
EL DERECHO
suj facultades de determinación frente al IVA a
cargo del cedente, cuestión que, por imperio
del régimen de libre disponibilidad, no es ajeno
a la intimación que se practica al cesionario, de
manera de permitir que, éste, si es requerido
de pago por tal causa, ocurra por les mismos
caminos y vías procesales a que aquél estaba
habilitado". Por tanto, declara la competencia
del Tribunal Fiscal de la Nación para entender
en asuntos de tal naturaleza.
En consonancia con dicha doctrina resulta ma-
nifiesto que el recurso de apelación ante el Tri-
bunal Fiscal tiene efectos suspensivos de la eje-
cutoriedad del acto administrativo, conforme lo
dispone el art. 149 de la ley 11.6S3.
Anta esta situación U Corte Suprema, con clara
intención de enervar la doctrina plenaria, sostuvo
en el caso "Firestone" la tesis, que aquí reitera,
que no siempre el recurso de apelación ante el
Tribunal Fiscal tiene efectos suspensivos, ya que
ese efecto sólo opera siempre qu3 concurra la
circunstancia que lo funda, esto es, siempre que
haya "determinación de oficio". De esta forma
la Corte, en forma oblicua e indirecta, desconoce
la presencia, en el caso motivo del plenario, de
un acto de determinación oficiosa de la materia
imponible, y por ello a su juicio, más allá de la
competencia reconocida en favor del Tribunal
Fiscal el recurso de apelación carece del efecto
suspensivo consagrado en el art. 149 de la lev
11.683. _—, ' en el cual la excepción de inhabilidad de título,
La conclusión se basa, como se puede ver,
en la falsa premisa de que más allá de los su-
puestos de competencia del Tribunal Fiscal ex-
presamente previstos en la ley, existen otros,
pretorianamente establecidos por la jurispruden-
art. 149 de la ley 11.683. Nos encontramos ante
un rechazo de la doctrina plenaria efectuada fuera
del ámbito propio de un recurso interpuesto con-
tra la declaración de competencia en favor del
citado tribunal administrativo. Jüendo que las
cuestiones de competencia, aunque se encuentren
regidas por leyes federales, no son susceptibles,
en principio, del recurso extraordinario (4), la
Corte apela al reprochable recurso de dejar de
lado la expresa directiva del art. 149 de la ley
11.983, y con aparentes fundamentos que violan
el principio de legalidad consagra una excepción.
La cita del caso "Trebas" es desconcertante.
En éste, la Cámara en lo Contencioso-Adminis-
trativo Federal ( 5 ), con fundamento en las pres-
cripciones del código procesal, habín concedido
una medida precautoria que le otorgaba efectos
suspensivos al recurso de apelación interpuesto
(4) Cfcmo tuvimos 0-portunicf.ad ¿t? s?ñ6.larlo al
««rabiar d fallo racaldo en la causa "Flrsstone"
1» Cürü«; recazo la queja articulada, en los a-utos
prlnctpa~.es, por denegación del recurso extraordinario
Interpuesto por ei Placo contra la declaración de
co-rap.-^ncla del Tribunal Fiscal.
<*l CNCoQt.-aaüx. Fed.. eaU n, «etlembr» 30-1983,
(t.148) 383
por ante ella contra la sentencia del Tribunal
Fiscal, confirmatoria del acto administrativo. La
Corte al revocar la medida cautelar sostuvo que
la prescindencia del art. 176 de la ley 11.6S3
implica desconocer la preeminencia de la legis-
lación federal, afirmando, por otra parte, que
la omisión de considerar que la percepción de
las rentas públicas en el tiempo y modo dispuesto
por la ley es condición indispensable del fun-
cionamiento regular del Estado (8).
Se trata como puede observarse de dos su-
puestos distintos. En un caso, el efecto suspen-
sivo del recurso de apelación por ante el Tribu-
nal Fiscal está expresamente previsto en el art.
149 de la ley 11.683. En el otro, en cambio, la
apelación por ante la Cámara Federal contra
sentencia que condenaren al pago de tributos e
intereses tiene sólo efectos devolutivos, conforme
así lo dispone el art. 176 de dicha ley. Fundar
la decisión referida al art. 149 con precedente*
que se vinculan con el 176 obscurece «aún más
la doctrina contenida en el fallo.
Se pone de relieve en la decisión de la Corte,
que al rechazar el a t¡uo la ejecución fiscal pro-
movida actuó con desmedro del marco regulato-
rio del art. 92 de la ley 11.683. Se alude, de
esta manera, a que de todos modos la defensa
relativa a la suspensión de la ejecutoriedad del
acto administrativo no se puede hacer valer en
la ejecución fiscal, regulada en el citado art. S2,
sólo puede fundarse en vicios relativos a la forma
extrínseca de la boleta de deuda. Se insinúa asi
una peligrosa doctrina que pretende desconocer
que la exigibilidad es presupuesto de todo título
ejecutivo, con lo que se abre un campo propicio
al reinado de la más absoluta arbitrariedad por
parte del Fisco.
Si este criterio se afirma, en la jurisprudencia
de los tribunales, poco importará que el art. 149
de la ley 11.683 le otorgue al recurso por ante
el Tribunal Fiscal efectos suspensivos, ya que
más allá de que pueda decidirse pretorianamente
en qué casos se aplica y en cuáles no, como
surge de la cuestión central del fallo, de todos
modos cabría, asimismo, desechar la defensa ba-
sada en la inexigibilidaci de la obligación, precu-
puesto, que una estrecha interpretación de las
normas aplicables, considera fuera del marco re-
gulatorio del art. 92 de la ley.
En suma, de este fallo que nos de:a un sabor
amargo se desprende un tufillo totalitario que
no titubea en sacrificar el derecho en aras a ase-
gurar la recaudación de los recursos fiscales ( T ) .
RODOLFO R. SPISSO
, 111-560.
(0) CS. junio 22-1933, IF, '.. XL.TH-133.
que