Está en la página 1de 14

SEÑOR

JUEZ 2 DE EJECUCION DE PENAS Y MEDIDAS DE SEGURIDAD DE NEIVA

E.S.D.

REF: RADICADO 4100160005862201301539, NI 5570

Doctor CESAR AUGUSTO RAMIREZ CUELLA, portador de la cedula de ciudciudadanía7.696.824 de


Neiva y T.P. 206.140 del C.S.J, actuando como apoderado de RICARDO GONZALEZ PARRA, mayor
de edad y vecino de esta ciudad, identificado con la cedula No 7171474, en calidad de condenado
en el proceso de la referencia, me dirijo a usted con la finalidad que se dé por terminado el
proceso en concordancia con lo prescrito en la ley 906 del 2004, Titulo VI, art 457, y en especial en
lo estipulado en el artículo 132 del C.G.P.C. y se le conceda la libertad definitiva del mismo, por
falta de defensa técnica, violación al debido proceso y derecho a la defensa, esto en razón a los
hechos que detallare a continuación:

HECHOS

Es importante antes de enumerar los hechos en los cuales soporto esta nulidad el presentar lo que
la ley estipula, regula y norma sobre los defensores públicos en Colombia así: De acuerdo con lo
normado por la Ley 941 de 2005, tienen tal calidad los abogados vinculados al servicio de
Defensoría Pública que administra la Defensoría del Pueblo, mediante la figura del contrato de
prestación de servicios profesionales, para proveer la asistencia técnica y la representación judicial
en favor de aquellas personas que carecen de recursos para asumir por sí mismos la defensa de
sus derechos.

De acuerdo con lo ordenado por el artículo 2º de la Ley 941 de 2005 el defensor público prestará
sus servicios en favor de las personas que por sus condiciones económicas o sociales se
encuentren en circunstancias de desigualdad manifiesta para proveerse, por sí mismas, la defensa
de sus derechos. Los que le asigna el coordinador de gestión de la unidad a la cual se encuentre
adscrito y los que le asigna el Juez de Control de Garantías n desarrollo de sus facultades legales.
Y para identificar el perfil del defensor público del nuevo sistema hay que empezar por reconocer
que la expedición de la Ley 941 de 2005 moderniza la defensa pública a la vez que amplía las
posibilidades de su intervención: la dota de peritos e investigadores, obliga a las entidades
públicas que puedan manejar información útil para los procesos a entregarla a la defensa, vincula
a su estructura a los judicantes y a los estudiantes de consultorios jurídicos, abre el espacio para
lograr la aproximación a los abogados particulares y las asociaciones científicas dedicadas a la
investigación criminal, concibe un nuevo modelo de gestión a partir de unidades operativas; todo
esto a la vez que fortalece la dirección del sistema, entre otros aspectos.

Todo esto supone que el defensor ante todo ha de tener claro qué defiende, a quién defiende,
cómo defiende y porqué defiende; como primer paso para identificar a quien debe las lealtades y
para definir el sentido de su nuevo rol.

Al punto entonces de definir las características ideales del defensor público identificamos las
siguientes:

1. Vocación de servicio en favor de los más necesitados, con un generoso concepto de caridad y
con un alto compromiso con la garantía de los derechos humanos.

2. Disposición al cambio, consciente de que el derecho como disciplina reguladora del


comportamiento social es dinámico y cambiante, por lo que ningún operador vinculado al Sistema
Nacional de Defensoría Pública debe considerarse un producto terminado, sino siempre en
disposición a formular nuevas propuestas, a partir de la problematización de los paradigmas
tradicionales.

3. Estudioso, con conciencia de que para poder discutir las posiciones tradicionales se requiere
mayor argumentación que para acatarlas, en la seguridad de que solo exhibiendo razones sólidas
de manera tesonera puede convencer a otros de la razón que le asiste, para lo que se requiere
juiciosa investigación y profundización académica.

4. Ingenioso armador de estrategias defensivas, utilizando para ello todos los recursos que le
concede la nueva normatividad.

5. Honesto, característica del defensor público entendida en varios sentidos:

- Que sea consciente de sus limitaciones y que trabaje por desarrollar las habilidades y destrezas
que requiere dominar en el proceso penal del sistema acusatorio.

- Que tenga conciencia de las verdaderas posibilidades de éxito de su teoría del caso, de tal forma
que no se embarque en una aventura buscando solo su propio lucimiento, olvidando la esencia de
su actividad: el imputado.

- Responsable de los éxitos pero también de los fracasos de su actividad, con una clara
comprensión de las obligaciones y deberes propios de su rol.
6. Combativo luchador de su razón, exigiendo con vehemencia los derechos de su patrocinado, sin
consideraciones distintas al bienestar procesal de su defendido.

7. Humilde en el desarrollo de todas sus actividades: al entrevistar a su defendido, al construir la


teoría del caso, al entrevistar y preparar los testigos. Defensores con conciencia de que la
arrogancia no le ofrece confianza a los necesitados.

8. Desconfiado a la hora de entablar relaciones con la contraparte.

9. Soñador constante que no observe límites con facilidad, con capacidad de apreciar sin límite
siempre todas las posibilidades.

No identificamos en los defensores públicos a seres superdotados, apenas profesionales


comprometidos con una causa, una específica.

Sin embargo, ante los inconvenientes que se han presentado por desconocimiento de las
disposiciones contenidas en la Ley 941 de 2005 sobre la cobertura, solicitud y prestación del
servicio, se enunciaran algunas políticas institucionales, para que sean tenidas en cuenta al
momento de prestar el servicio de defensoría pública:

1. Cobertura. El Sistema Nacional de Defensoría Pública prestará sus servicios en favor de las
personas que por sus condiciones económicas o sociales se encuentran en circunstancias de
desigualdad manifiesta para proveerse, por sí mismas, la defensa de sus derechos. En tal sentido,
la defensoría pública es gratuita y como tal solo se brinda a las personas que carezcan de recursos
económicos para contratar los servicios de un abogado particular.

Si de la solicitud del servicio se observa que los usuarios cuentan con recursos económicos para
contratar los servicios de un abogado particular, el defensor público podrá negarse a prestar el
servicio. Asimismo suspenderá la atención si durante la actuación se comprobare la capacidad
económica del usuario.

En cuando a la prestación del servicio remunerado, una vez el Defensor del Pueblo reglamente los
casos excepcionales a que se refieren el inciso 1 del artículo 43 de la Ley 941 de 2005, les hará
conocer los procedimientos para la asignación de defensores públicos.

2. Solicitud del servicio. Sólo se asignarán defensores públicos cuando sean requeridos a través
del Centro de Servicios Judiciales, por solicitud del interesado, del funcionario judicial, del fiscal o
del ministerio público. En estos casos, los defensores públicos no atenderán requerimientos en
donde no hayan sido informados con una antelación no inferior de tres (3) días. En la solicitud de
asignación de Defensor Público deberá señalarse la clase de diligencia que se atenderá, el lugar,
fecha y hora de la misma.

Se trata en últimas de evitar que el defensor sea sorprendido con diligencias en donde no conozca
los antecedentes ni cuente con el tiempo mínimo para diseñar su teoría del caso y en torno a ella
dirigir la investigación para garantizar una defensa técnica
En los Centros de Servicios Judiciales descentralizados (URI) el servicio de defensoría pública se
prestará a solicitud del Juez de Control de Garantías o del usuario directamente.

No serán atendidos los requerimientos ni citaciones que hagan directamente los fiscales a los
defensores públicos.

La Defensoría Pública no atiende a las víctimas de las conductas punibles que carezcan de medios
suficientes para contratar un abogado. La designación del abogado de oficio le corresponde a la
Fiscalía General de la Nación, por así disponerlo el artículo 137 num. 5 del Código de
Procedimiento Penal.

3. Remoción de los defensores públicos. El Defensor Público que asuma la representación solo
podrá ser removido del caso por la Dirección Nacional de Defensoría Pública, la Dirección Regional
de Defensoría Pública o por designación que haga el usuario de un defensor de confianza. Los
jueces y los fiscales no están autorizados legalmente para cambiar a los defensores.

4. Lugar de atención y prestación del servicio en los Centros de Servicios Judiciales (URI). Cada
uno de los Centros de Servicios Judiciales cuenta con una oficina de la Defensoría Pública, lugar en
donde serán entrevistados los usuarios privados de su libertad que requieran del servicio de
defensor público para las audiencias preliminares de legalización de captura, formulación de
imputación y demás diligencias que la requieran.

El Defensor Público no atenderá ningún caso en donde no se la haya permitido entrevistar


previamente al usuario con una antelación no inferior a una (1) hora de la audiencia.

Los Defensores Públicos no están autorizados para realizar entrevistas en los calabozos ni en
lugares diferentes a la oficina de Defensoría Pública de los Centros de Atención referidos. Una vez
el juez le haya asignado el caso al Defensor Público las autoridades policiales podrán vigilar al
detenido desde la puerta exterior a la Oficina de Defensoría.

5. Calidad, oportunidad y eficiencia en la prestación del Servicio. Los Defensores Públicos deben
asesorar a su defendido antes de suscribir los preacuerdos entre las partes, de tal forma que el
acercamiento para la discusión se realice entre el fiscal y el defensor y no fiscal e imputado. Sólo
se procederá a su perfeccionamiento cuando el imputado se encuentre suficientemente ilustrado
y conozca las consecuencias del mismo.

Cuando la defensa encuentre viable solicitar la aplicación del principio de oportunidad lo podrá
hacer por medio de un derecho de petición que suscriba el imputado y/o su defensor. En todo
caso, es importante reiterar que la decisión sobre el particular es discrecional de la Fiscalía General
de la Nación.

En atención a lo previsto en el artículo 8 literal i) del Código de Procedimiento Penal,145 los


defensores públicos deberán solicitar, con antelación no inferior de tres (3) días de la audiencia de
formulación de acusación, copia del escrito presentado por la Fiscalía al Despacho del Juez, con el
fin de preparar la audiencia y definir qué descubrimiento de pruebas se pedirán al ente acusador.
Si no se hace entrega de la copia del escrito de acusación por el Juez o el Centro de Servicios
Judiciales, el defensor público podrá solicitar la suspensión de la audiencia por un término no
superior a los tres (3) días, que es el tiempo razonable para preparar la audiencia.

6. Sustitución del defensor. En caso de que una audiencia coincida con otras diligencias se
sustituirá el caso en otro defensor público, así como cuando ocurra alguna circunstancia de fuerza
mayor que no permita al principal asistir a la diligencia. En todo caso se informará al Juez con la
debida anticipación, anexando prueba sumaria de su imposibilidad de concurrir.

Las anteriores directrices sólo buscan garantizar una defensa técnica que permita no solo
satisfacer los requerimientos del servicio en términos de calidad, eficiencia y oportunidad, sino
evaluar la actuación de los defensores públicos en los diferentes ámbitos en que intervienen, la
atención del usuario y la información permanente que deben brindarle, los tiempos que tardan en
intervenir, así como la presentación oportuna de los informes de su gestión.

Una vez expuesto lo anterior, entramos en materia,

1. Al defensor público DAVID SILVA MUÑOZ se le entrego un dinero para que buscara un
acuerdo de pago con la demandante, la suma de 1.350.000 con la finalidad de con el
acuerdo se parara este proceso. El citado profesional, como consta en las diferentes
declaraciones y pruebas tanto testimoniales como escritas, que fueron enviadas a las
diferentes instancias estatales disciplinarias y penales, incluyendo a este despacho, no
entrego ese dinero a la demandante en el momento y oportunidad acordada, y no lo hizo
completo, quedándose para si con una parte del mismo, pues como consta en la misma
declaración de la parte demandante entrego la suma de $ 1.200.000, razón por la cual el
proceso continuo y terminó en la situación que estoy denunciando. El juzgado, o mejor,
las instancias judiciales y disciplinarias, olvidando el principio de debido proceso y el de la
defensa, obviaron esto y jamás ni siquiera investigaron esta denuncia, soportada
probatoriamente de forma diversa y comprobable, limitándose a decir que esto era
competencia de otras instancias, de tal forma que este proceso continuo por culpa del
abogado que no cumplió con el deber profesional, ético y legal de defender a su
poderdante, de cumplir a cabalidad con el encargo entregado, esto de acuerdo no solo a
las normas legales profesionales, sino a los diferentes preceptos constitucionales. Esa
situación amerita una revisión ya que fue inculpado de no hacer lo que el apoderado
debía y estaba capacitado y autorizado a hacer. Debo aclarar que la defensoría del pueblo
de la ciudad de Neiva en un comunicado sin soporte legal alguno, exonero al citado
profesional de los cargos imputados sin realizar investigación alguna, sin citar testigos del
hecho, lo cual demuestra la total ineficacia y parcialidad de esta entidad y ratifica lo
expuesto en este escrito.
2. En el citado proceso adicionalmente se presentó una falla ética y profesional gravísima de
parte de los profesionales nombrados como defensores públicos DAVID SILVA MUÑOZ y ,
CLAUDIA PATRICIA ANDRADE LOPEZ ya que no cumplieron a cabalidad con el deber legal
de asesorar, conciliar y defender los intereses que les fueron confiados, intereses que
claramente los hicieron desviarse de su finalidad de justicia, impidiendo , a que La defensa
técnica se materializa mediante actos de contradicción, notificación, impugnación,
solicitud probatoria y alegación, ésta puede ser ejercida de acuerdo con las circunstancias
y los diferentes elementos probatorios recaudados, pudiendo ser practicada con tácticas
diversas, lo que le permite a los sujetos procesales ser oídos y hacer valer sus argumentos
y pruebas en el curso de un proceso que los afecte, y mediante ese ejercicio “impedir la
arbitrariedad de los agentes estatales y evitar la condena injusta, mediante la búsqueda de
la verdad, con la activa participación o representación de quien puede ser afectado por las
decisiones que se adopten sobre la base de lo actuado” De tal suerte que contraviniendo
lo expresado por la honorable corte constitucional sobre el particular, sobre la importancia
y características de la defensa técnica en materia penal, para advertir que hace parte del
núcleo esencial del debido proceso, cuyo propósito no es otro que ofrecer al sindicado el
acompañamiento y la asesoría de una persona con los conocimientos especializados para
la adecuada gestión de sus intereses. Sentencias T-018-17, T 069-09 entre otras. Claro
que esto adicionalmente se está tramitando ante el consejo superior de judicatura donde
debe darse la apertura de investigación sancionatoria disciplinaria de los ya nombrados
profesionales del derecho.
3. También y como lo ha venido sosteniendo mi poderdante durante todo este proceso
considero que los derechos constitucionales al trabajo, la salud y al mínimo vital han sido
desconocidos por este despacho en razón que no se ha tenido en cuenta las obligaciones
que también tiene en este momento con sus otros hijos, menores de edad, los cuales han
sido desatendidos económicamente por esta situación, con una muy grave afectación de
su situación física, moral y de salud, violando con total impunidad lo que la Corte
Constitucional y el código del menor hablan sobre el particular, entrando en la peligrosa
posibilidad que se inicie proceso nuevo por esta misma causa, teniendo en cuenta que ya
no puede solucionar este delicado problema en razón a esta medida, la sanción de la
procuraduría, impuesta en clara violación de sus derechos constitucionales, teniendo el
aparato estatal total responsabilidad sobre la misma, por absoluta inoperancia de los
diferentes entes encargados de responder a las diferentes solicitudes y denuncias
presentadas y violando así mismo los principios constitucionales ya enumerados.
4. Como consecuencia de lo anterior, el juzgado no tomo en cuenta las pruebas que le fueron
entregadas a la defensora, Dra CLAUDIA PATRICIA ANDRADE LOPEZ y al investigador de la
fiscalía,- pruebas que fueron entregaron de forma virtual y por correo físico,- encargado
de recepcionar y confrontar estas, relacionadas con la imposibilidad de cumplir con sus
obligaciones económicas en razón al no pago por parte de varias entidades, donde laboro,
de los salarios y demás remuneraciones pertinentes, lo cual considero que la vulneración
de sus derechos constitucionales continuaron y nadie reparo en ello y actuó conforme a
derecho, claro, mucho menos los abogados encargados de esta labor, llegando al final a
tomar como ciertas y definitivas las declaraciones que Erika Osorio entrego sobre la
capacidad económica y negligencia en el cumplimiento de las ya citadas obligaciones, y
sobre la realidad que la demandante conocía con anterioridad de su situación económica y
los diferentes problemas económicos por los que atraviesa en razón al incumplimiento en
el pago que las entidades estatales y privadas tienen para con mi poderdante.
5. Ahora bien, culminando con los hechos ya enunciados y probados, la captura se realizó de
manera ilegal en razón que jamás se le notifico el porqué de la misma siendo que quienes
la efectuaron fueron los mismos policías que la unidad de protección había autorizado
para su seguridad personal, lo hicieron no en la casa de habitación donde continuamente
estaban sino afuera de la misma, en vía pública, situación que fue puesta en conocimiento
de sus superiores, por escrito, así que de manera por no decir extraña, se hizo y nadie,
nuevamente y por variar, ustedes y demás autoridades judiciales se han referido al asunto
en cuestión, dejando en evidencia la falta de políticas claras frente a ciudadanos que
gozan del derecho constitucional a la protección del estado en razón a las amenazas e
intentos de violencia física, moral y psicológica de que ha sido objeto, adicionalmente
documentada y presentadas a su despacho en varias oportunidades.

SOPORTE LEGAL Y JURISPRUDENCIAL

El derecho al debido proceso tiene una doble connotación, la primera derivada de la Carta de
Política, denominado debido proceso constitucional y el segundo que emerge de la labor
desarrollada por el legislador, denominado sencillamente debido proceso.

Lo anterior, también encuentra sustento en instrumentos internacionales que hacen parte del
bloque de constitucionalidad tales como el Pacto de Derechos Civiles y Políticos y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. En materia penal esta garantía reviste
especial importancia, teniendo en cuenta los bienes jurídicos que se encuentran en juego. Por
lo anterior, es necesario que en el momento de adoptar una decisión el juez cuente con todos
los elementos de juicio que le permitan establecer la responsabilidad o la inocencia del
sindicado. De allí la relevancia de garantizar su participación activa o representación dentro
del proceso. El derecho a la defensa como parte del debido proceso, está comprendido como
la facultad con la que cuenta la parte acusada dentro de un proceso, para disponer de
asistencia técnica, bien a través de un profesional escogido por él o a través de uno asignado
por el Estado, a ser informado a través de la notificación de las etapas del proceso, solicitar y
controvertir pruebas, así como la posibilidad de instaurar recursos y elaborar así una sólida
teoría del caso (Corte Constitucional, Sentencia T-508, 2011).

«La asistencia jurídica procesal por un profesional del derecho calificado, hace parte de las
garantías fundamentales que se enmarcan en el artículo 29 de la Constitución Política
nacional; en el canon 8, numeral e) de la Ley 906 de 2004; en el precepto 14, numeral e) del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y; en la disposición 8ª, numeral 2º, literales
d) y e) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, pactos internacionales
aprobados en el orden interno por las Leyes 74 de 1968 y 16 de 1972, respectivamente.
Jurisprudencialmente, se ha reiterado que el derecho a la defensa “constituye una garantía de
rango constitucional, cuya eficacia debe ser vigilada y procurada por el funcionario judicial,…”,
que se caracteriza por ser intangible, real o material y permanente. La intangibilidad se
predica de su carácter de irrenunciable, por cuanto debe el procesado designar un abogado de
confianza y, en caso de que éste no pueda o no quiera, es obligación ineludible del Estado
asignarle un defensor de oficio o público. ( Sentencia Casación penal Corte Suprema de
Justicia SP154-2017 ). Continuando con lo expresado por el alto tribunal, este asevera: En este
sentido, la legitimidad del fallo depende de la verdad procesal de sus presupuestos, los que a
su vez se derivan de la paridad de las partes en el contradictorio, es decir, de la puesta a
prueba de sus teorías del caso, a través de su efectiva exposición a refutaciones y a
contrapruebas, producidas por una defensa dotada de poderes análogos a los de la acusación.

La Sala, de tiempo atrás, ha dilucidado el rol del defensor en el nuevo sistema penal
acusatorio, y lo ha contrastado con el de la Ley 600 de 2000, así.

[…] el derecho a la asistencia letrada pretende evitar desequilibrios entre los contradictores
que puedan generar como resultado la indefensión y, en consecuencia, desde la óptica
adversarial, promueve que las partes en contienda se opongan mutuamente a las
pretensiones sustentadas del contrario.

Finalmente, el derecho a la asistencia letrada debe tenerse como cercenado cuando la defensa
ejercida en concreto se revela determinante de indefensión, puesto que su estatus
fundamental impide reducirlo a la simple designación de un abogado que represente los
intereses, si redunda en una manifiesta ausencia de asistencia efectiva.

[…]

El derecho a la defensa se halla inescindiblemente vinculado con el derecho a probar, por ello,
la justeza y la legitimidad de la sentencia es inconcebible al margen de la existencia de una
posibilidad real de incidir probatoriamente en el esclarecimiento de los hechos; en este
sentido, el derecho que le asiste a la defensa a solicitar y a que le decreten las pruebas
requeridas, constituye un presupuesto inexcusable del derecho al juicio justo.

Sobre el particular, en sentencia de 13 de septiembre de 2006, dentro de la radicación N°


20345, esta Sala precisó:

No queda duda que el derecho a la asistencia jurídica cualificada durante la investigación y


juzgamiento escogida por el procesado o provista por el Estado se encuentra consagrada como
garantía fundamental, por lo tanto adquiere la doble connotación de requisito procesal toda
vez que los funcionarios judiciales tienen la obligación de velar por su ejercicio que no se basta
con la designación sucedánea cuando el acriminado no cuenta con un abogado de confianza
sino que se prolonga con la vigilancia de la gestión a fin de que la oposición a la pretensión
punitiva del Estado se amolde a los parámetros de diligencia debida en pro de los intereses del
sujeto pasivo de la acción judicial penal.

Posteriormente, en fallo de 19 de octubre de 2006, en la radicación N° 22432, la Corte reiteró:

Ninguna discusión se presenta en torno a que toda persona que sea vinculada a un proceso
de naturaleza penal debe gozar de la asistencia profesional de un abogado durante todo su
desarrollo, bien sea por designación que haga el imputado o procesado o porque el Estado se
lo provea, conforme el precepto contenido en el artículo 29, que señala:

Toda persona se presume inocente mientras no se le haya declarado judicialmente culpable.


Quien sea sindicato tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él,
o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público sin
dilaciones injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir todas las que se alleguen en su
contra; a impugnar la sentencia condenatoria, y a no ser juzgado dos veces por el mismo
hecho.

Luego, el derecho a la defensa técnica constituye una garantía de rango constitucional, cuya
eficacia debe ser vigilada y procurada por el funcionario judicial, sin que pueda quedar al libre
ejercicio de quien oficiosamente es postulado e incluso del defensor de confianza, sino que
debe ser controlada eficazmente por el director del proceso con el propósito de que dicha
asistencia técnica no se quede en el plano meramente formal, sino que se traduzca en actos
que la materialicen en el trámite que se cumple, sólo de esta manera se podrá entender el
cabal respeto a lo dispuesto por el artículo 29 de la Carta Política.

De manera tal, que el derecho a la defensa no se concibe sólo como la posibilidad de que el
imputado, procesado o condenado esté representado por un defensor técnico, sino que su
ejercicio debe ser calificado en virtud a sus conocimientos especializados, para que garantice
efectivamente sus derechos fundamentales y haga respetar el debido proceso que le otorgan
los preceptos, igualmente, de rango constitucional y sea permanente, esto es, hasta cuando la
situación de la persona sea resuelta definitivamente .

La Corte tiene definido de antaño que el derecho a la defensa técnica, como garantía
constitucional, posee tres características esenciales, debe ser intangible, real o material y
permanente, en todo el proceso. La intangibilidad está relacionada con la condición de
irrenunciable, por lo tanto, en el evento de que el imputado no designe su propio defensor, el
Estado debe procurárselo de oficio; material o real porque no puede entenderse garantizada
por la sola existencia nominal de un defensor profesional del derecho, sino que se requieren
actos positivos de gestión defensiva y finalmente la permanencia conlleva a que su ejercicio
debe ser garantizado en todo el trámite procesal sin ninguna clase de limitaciones .

En consecuencia, la no satisfacción de cualquiera de estas características, por ser esenciales,


deslegitima el trámite cumplido, y por lo tanto, se impondrá la declaratoria de su nulidad, una
vez comprobada su trascendencia.
Lo anterior obliga a que en cada caso en particular el juez que realice el control constitucional
y legal verifique el respeto de los derechos fundamentales del imputado, procesado o
condenado, examine con detenimiento el ejercicio del derecho a la defensa y sólo cuando
constate que éste, bien sea, por su contenido material o técnico le ha sido vulnerado, o
porque el nombramiento ha recaído en una persona que no se encuentra acreditado que ha
recibido la formación jurídica necesaria para optar al título de abogado, o que no corresponde
su actividad profesional a los casos excepcionalísimos en los que resulta válida, o porque
teniendo los conocimientos especializados su labor no se ha traducido en actos reales de
gestión defensiva, o cuando en algún interregno del trámite procesal penal cumplido le ha sido
desconocido, eventos en los cuales el funcionario judicial estará obligado a declarar la nulidad
de la actuación, al constatar que cualquiera de las circunstancias aludidas ha tenido lugar.

La citadas decisiones ilustran, en resumen, la posición consolidada en la jurisprudencia de esta


Corporación en relación con la garantía de asistencia letrada que debe gozar y ser garantizada
a cualquier persona que sea objeto de un proceso penal.

La Corte Constitucional, no ha sido ajena en sus pronunciamientos al asunto materia del


presente recurso extraordinario, y al respecto, por su armonía con lo atrás precisado, bien vale
la pena traer a colación las siguientes reflexiones expuestas en el fallo de tutela T-957 de 17 de
noviembre de 2006:

El derecho a la defensa técnica y el debido proceso en materia penal.

El artículo 29 de la Constitución Política, cuyo primer inciso ordena de manera genérica la


aplicación del debido proceso a todas las actuaciones administrativas y judiciales, particulariza
posteriormente respecto del contenido de éste en determinados procedimientos y, en su
inciso 4º, establece que los sindicados tienen derecho a que los asista un abogado dentro de
todo el proceso penal, esto es, tanto en la etapa de instrucción, como en la de juzgamiento.
Tal garantía puede materializarse a través del nombramiento de un abogado por parte del
sindicado —defensor de confianza— o mediante la asignación de un defensor de oficio
nombrado por Estado.

A su vez, en el proceso penal, el ejercicio concreto de la defensa está determinado por las
facultades de la parte acusada, que son básicamente las de aportar pruebas, controvertir las
allegadas al proceso e impugnar las providencias proferidas dentro del mismo.

La constitucionalizarían del derecho a la defensa lo eleva a garantía material y efectiva, e


impone a los funcionarios judiciales la obligación de velar por su ejercicio, que no se limita a la
designación sucedánea cuando el procesado no cuenta con un abogado de confianza, sino que
se prolonga con la vigilancia de la gestión a fin de que la oposición a la pretensión punitiva del
Estado se amolde a los parámetros de diligencia debida en pro de los intereses del
incriminado.
Podemos destacar como hechos evidentes el total desamparo, entre otros, que el abogado no
llevó a cabo descubrimiento de elementos probatorios para controvertir la acusación; en la
audiencia preparatoria, no obstante que fue requerido por el juez, tampoco solicitó pruebas;
en el juicio no propuso una teoría del caso o alegación inicial, se limitó a presenciar la
realización de las pruebas solicitadas por la Fiscalía sin oponer crítica alguna, y al concluir su
práctica también se abstuvo de presentar el alegato de cierre o conclusivo, limitándose a
pedir, cuando le conceden la palabra para que exprese lo que a bien tenga acerca de la
sanción a imponer al acusado.

Como ya lo exprese y quedando plenamente demostrado lo expuesto y en concordancia con


lo expresado en la Sentencia T-018/17- La Corte Constitucional recordó que la jurisprudencia
ha decantado los criterios que permiten determinar EN QUÉ CASOS SE ENTIENDEN
VULNERADOS LOS DERECHOS FUNDAMENTALES POR FALTA DE DEFENSA TÉCNICA,
ESPECIALMENTE EN MATERIA PENAL. En efecto, se requiere, en primer lugar, demostrar que
efectivamente existieron fallas en la defensa y que desde ninguna perspectiva posible pueden
ser amparadas bajo el amplio margen de libertad con que cuenta el apoderado para escoger la
estrategia de defensa adecuada. Además, debe acreditarse que esas deficiencias no le son
imputables al procesado y, también, que la falta de defensa material o técnica tuvo o puede
tener un efecto definitivo y evidente sobre la decisión judicial, de manera tal que pueda
afirmarse que esta incurre en uno de los cuatro defectos que hacen procedente la tutela sobre
providencias judiciales (sustantivo, fáctico, orgánico o procedimental).

Finalmente, será necesario probar que, como consecuencia de todo lo anterior, hay una
vulneración palmaria de los derechos fundamentales del procesado. En otras palabras, si las
deficiencias en la defensa del implicado no tienen un efecto definitivo y notorio sobre la
decisión judicial o si no apareja una afectación ulterior de sus restantes derechos
fundamentales no procede la acción de tutela contra las decisiones judiciales del caso, advirtió
la corporación. Si aún pudiera considerase como intrascendente el no ejercicio del
descubrimiento probatorio, la ausencia de solicitud de pruebas conducentes, necesarias y
pertinentes, y la inercia frente a la construcción o práctica de las pruebas solicitadas por la
fiscalía, por el hecho de que el defensor no expuso una teoría inicial del caso, y mucho menos
una alegación final para ilustrar al juez acerca de la pretensión opuesta a la del ente acusador,
se terminó por configurar un conjunto de omisiones que atentan de manera grave y
trascendente, contra el debido proceso en forma genérica, y específicamente desconocedoras
del derecho de defensa técnica del acusado, a quien con tal obrar del entonces abogado, se
privó de reales oportunidades de defensa, oposición y contradicción de la acusación
formulada por la Fiscalía, afectando los postulados de verdad, justicia y garantías, repítese, por
la carencia de una real y efectiva defensa técnica.

La Corte Constitucional recordó que su propia jurisprudencia ha considerado como elementos


para considerar una ausencia de defensa técnica los siguientes:
1. Que sea evidente que el defensor cumplió un papel meramente formal, carente de
cualquier vinculación a una estrategia procesal o jurídica
2. Que las deficiencias en la defensa no le hubiesen sido imputables al procesado o hubiesen
tenido como causa evadir la acción de la justicia
3. Que la falta de defensa revista tal trascendencia y magnitud que sea determinante de la
decisión judicial, de manera tal que pueda configurase uno de los defectos sustantivo,
fáctico, orgánico o procedimental
4. Que aparezca una vulneración palmaria de las garantías del procesado.

A su juicio, no es garantía del derecho a la defensa la sola designación formal de un


profesional del Derecho, pues esta requiere actos positivos de defensa en procura de los
derechos e intereses del indiciado.

Y agregó que no es suficiente considerar que el derecho a la defensa técnica del accionante
fue garantizado dado que a sus defensores de oficio se les notificaron las decisiones
fundamentales del proceso, como tampoco el hecho de que el último de estos hubiese pedido
la absolución. Con lo anterior, no es posible apreciar acción o estrategia defensiva y por ello el
tutelante durante el trámite penal adoleció de indefensión sistemática (M. P. Calos Bernal
Pulido).Corte Constitucional, Sentencia T-385, Sep. 20/18.

En síntesis: el defensor está obligado a utilizar con habilidad, que no habilidosamente, todos
los mecanismos procesales, sustanciales y probatorios para que su representado resulte
favorecido pues, como decía CALAMDREI, el único límite que tiene el defensor para ejercer su
defensa es el juego limpio porque la habilidad en la competición es lícita aunque no se permite
hacer trampas.

Por lo tanto la defensa técnica deficiente genera nulidad del proceso penal teniendo en cuenta
que configura una violación al derecho constitucional y convencional al derecho a la defensa.
Así lo ha expresado la Corte Suprema de Justicia quien ha hecho énfasis en la importancia de
que la defensa sea idónea y despliegue sus argumentos de defensa oportunamente, soportado
en la legislación existente. Por lo tanto cuando el abogado desconoce sus obligaciones y es
deficiente en su actuar, debido a que se hace evidente el desconocimiento absoluto del
proceso penal y las normas relativas al mismo, por lo tanto, sus actuaciones son torpes,
desacertadas y equivocadas, lo que genera una evidente desigualdad respecto de las partes
del proceso penal .

Si vamos a lo expuesto todos los derechos, debido proceso, libertad, defensa, entre otros, han
sido vulnerados por la conducta poco profesional por no decir otra cosa por parte de los
abogados defensores públicos, nombrados por el ESTADO para que sus derechos fueran
respetados y restituidos.
DERECHO

Ley 906 del 2004, Titulo VI, art 457, y en especial en lo estipulado los artículos 132 y siguientes
del Código General del Proceso y el artículo 289 del CGP. Sentencias T-018-17, T 069-09 ,
Corte Constitucional, Sentencia T-508, 2011, artículo 29 de la Constitución Política nacional; en
el canon 8, numeral e) de la Ley 906 de 2004; en el precepto 14, numeral e) del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y; en la disposición 8ª, numeral 2º, literales d) y e)
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, pactos internacionales aprobados en
el orden interno por las Leyes 74 de 1968 y 16 de 1972, respectivamente, Sentencia Casación
penal Corte Suprema de Justicia SP154-2017, Ley 600 de 2000, C.S.J. en sentencia de 13 de
septiembre de 2006, dentro de la radicación N° 20345, C.S.J. fallo de 19 de octubre de 2006,
en la radicación N° 22432, C.C. fallo de tutela T-957 de 17 de noviembre de 2006, la Sentencia
T-018/17- La Corte Constitucional, Corte Constitucional, Sentencia T-385, Sep. 20/18

PRUEBAS

Solicito tener como pruebas los documentos aportados al proceso principal y la actuación
surtida en el mismo, así mismo los documentos referidos a este tema como son el recibo de
entrega de dineros al Dr Silva, copia de los radicados de los documentos entregados a la Dra
Claudia y al investigador del CTI, Relación de procesos laborales iniciados sobre los no pagos
en los últimos años, y los demás mencionados en este documento

ANEXOS

Me permito anexar poder a mi favor y copia de esta solicitud para archivo del juzgado.

PROCESO Y COMPETENCIA

A la presente solicitud debe dársela el trámite indicado en los artículos 133 y siguientes del
Código General del Proceso.

Es Usted competente para resolver esta solicitud por estar conociendo del proceso principal.

NOTIFICACIONES

Mi poderdante en la calle 42 A No 5W-05 de esta ciudad.


La parte actora en la dirección indicada en la demanda.

El suscrito en la secretaría del juzgado o en la calle 42 A No 5W-05 de esta ciudad.

Del Señor Juez,

Atentamente,

CESAR AUGUSTO RAMIREZ CUELLA

C.C. 7.696.824 expedida en Neiva

T.P. 206.140 C.S.J

Celular: 3016126222

Alferezcesar@hotmail.com

También podría gustarte