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Grafismo Funcional

-Abraham Moles
-Joan Costa

Editorial Ceac -
Barcelona - España
1990
Introducción al Grafismo Funcional
(Abraham Moles)
La página de un libro, del periódico, de la revista o del catálogo es, en primer lugar
una superficie plana, colocada ante los ojos, en la que se disponen, se combinan o
colaboran dos mensajes distintos, cada uno de los cuales corresponde a un medio de
comunicación diferente, separado: el texto y la imagen.

El texto, en su esencia, es lineal: sigue líneas aunque se trata de líneas


interrumpidas, irregulares o fantasiosas, como ocurre a veces en los anuncios
publicitarios o en los carteles. No obstante, siempre se basa en una estructura
secuencial: las letras están dispuestas una tras otra, cada letra está determinada por
la precedente e influye en la siguiente, y siempre a lo largo de una trayectoria
privilegiada: la línea.
Por el contrario, la imagen, independientemente de sus características, es un
mensaje de dos dimensiones. Tanto si es un trazo sobre un papel, una fotografía con
o sin trama, un conjunto de colores planos, un gráfico o un esquema, un elemento de
seducción o un elemento para el raciocinio: el ojo erra libremente por la hoja de
papel, por la superficie óptica que ésta define. Y en el caso de que la mirada no sea
libre (como se demuestra mediante el estudio del movimiento de los ojos), al menos
cree serlo y va adonde quiere, no está disciplinada por un mecanismo de obligación
cultural (aprender a leer) que impone la dirección de la línea a los movimientos de los
ojos, una dirección que implica errores, repeticiones, vueltas atrás y abandonos.

Por tanto, la página ilustrada, el libro ilustrado, la revista, una publicidad, se


constituyen en un mensaje BI-MEDIA, en un mensaje que utiliza dos modos
totalmente diferentes de la sensibilidad visual, cada uno de los cuales contiene un
mensaje independiente que, se supone, ha de causar una impresión más o menos
duradera en el lector, la de garantizar mejor o peor retención de cierto número de
ideas en su conciencia a través de un mensaje único basado en la diversidad de dos
canales.
Este mensaje es el verdadero “protagonista” del impreso.
Contrariamente a lo que repiten hasta la saciedad los tratados de fisiología, el ojo no
es -o apenas es- la famosa “cámara” fotográfica con la que suele ser comparado, es,
con mucha mayor exactitud, el radar de aproximación que, perpetuamente,
participa de la aprehensión global para orientar una exploración, vuelve a una
aprehensión global, a una nueva exploración, etc.
La máquina de ver se basa en primer lugar en esta perpetua reorientación, en el
seguimiento de los contornos y en la pregnancia de relativa de las partes de la
imagen global.
Puede afirmarse, generalizando, que la pregnancia de una forma es la dictadura
con que esta forma se impone en el espíritu ejercida sobre el movimiento de los
ojos y que la organización de este movimiento para aglomerar las partes en un todo,
es el verdadero secreto de la percepción, ya que ésta es la operación-una operación
intelectual-que transforma la sensación en un mensaje.

Imágenes:
Estableceremos la diferencia entre dos tipos de imágenes: la imagen al trazo, o
pluma (lineal o planos) y la imagen tramada ( graduaciones de grises , diferentes
valores).
El trazo negro sobre la hoja de papel blanco es una reflexión de la voluntad de quien
lo traza con respecto al mundo real, no existen contornos en la naturaleza, sólo
existen en nuestra mente.

Así, la fotografía pretende ser analógica, quiere ser un reflejo de lo real, y toda
imagen tramada pretende lo mismo con resultados diversos. Dado que todas estas
imágenes están hechas con puntos, la única cuestión consiste en saber si esos puntos
son o no perceptibles por el destinatario del conjunto.

El ilustrador raramente queda satisfecho con los contornos nítidos, con los trazos sin
matiz, con un mundo de contornos puros que lo aísla de las superficies
provisionalmente vacías. Estas superficies las llena, en primer lugar, con detalles,
luego, instintivamente, busca el compromiso del gris, de la media tinta, busca el
valor con mejor aproximación a una realidad que nunca es binaria.
De ahí que invente el plumeado, el grisado, el difumino o la trama gráfica,
independiente de la trama fotográfica que es un procedimiento para imponer la
cuentificación a escala “atómica” de lo visual.
Las recientes técnicas fotográficas de manipulación de imágenes al ordenador,
permiten extraer un dibujo de una fotografía.
Por lo general, una fotografía será más icónica que un esquema, una fotografía en
colores naturales será más icónica que una fotografía en blanco y negro, un modelo
reducido, en tres dimensiones, será más icónico que la representación plana del
objeto, etc.
En resumen la dimensión icónica se expresa mediante una serie de grados que
escalan hacia la conquista de un simulacro cada vez más perfecto de lo real.

Hay una serie de caracteres “fenomenológicos” de la imagen, que la pueden definir


independientemente de su contenido.
Una imagen puede ser simple o compleja, puede seguir o no con las normas
internacionales a priori, puede mostrarse más o menos “histórica” en sus relaciones
con los acontecimientos universales, puede ser más o menos hermosa, puede ser más
o menos fácil de reproducir....
Cada uno de estos criterios da lugar a una estimación por parte de quienes han de usar
estas imágenes, de quienes la almacenan, las transmiten, las venden, las compran o
las reúnen.
El profesional quiere ignorar, al menos provisionalmente, el contenido particular de
la imagen, para atender principalmente a su grado de adecuación a un texto que
concuerde con las imágenes, independientemente de cuáles sean éstas.
Hay que añadir otro elemento esencial desde el punto de vista tecnológico y que
tiende a ser ignorada por el teórico de la percepción: la idea de Modificación o
variación.

1-Hallar, o crear, la imagen adecuada a una necesidad, a un texto dado de base, a


un propósito retórico o a un escrito ya existente.
Sin embargo, esta idea de adecuación es siempre imperfecta y raramente total,
también es parcial, es una cuestión de grados.

2- Modificar o alterar la imagen dada para aumentar esta adecuación, que se


presenta bajo los más diversos aspectos: relación entre el detalle y el conjunto,
nitidez de presentación, valor estético, grado de complejidad y de ambigüedad, etc.
La idea que subyace en el concepto de “modificación” es realmente fundamental
desde el punto de vista de la creación. El conjunto de variaciones a que puede ser
sometida una imagen sin cambiar fundamentalmente su tenor ni su contenido, sin
cambiar la razón por la que ha sido elegida, sin cambiar su tema
(independientemente de lo que quiera expresarse con su “tema”):
¿Traduciré esta imagen en color o en blanco y negro?
En el caso de que no tenga colores ¿puedo inventarlos?
¿Puedo traducir este esquema con trazos llenos, con líneas de puntos puedo
completarlo con cortes?
¿lo ampliaré o reduciré?
¿Aislaré una parte de él?
¿Enfatizaré los contornos en esta fotografía industrial?

El tratamiento de la imagen es una de las preocupaciones esenciales de la


estrategia gráfica.

Tenemos pues, por una parte, el texto, o textos y, por otra parte, las imágenes,
preparados por el autor- ¿tendríamos que decir escritos?- Y por el visualista o el
documentalista. Unas y otras se reúnen en un mismo expediente y son sometidos a
una etapa última y esencial de transformación: la Compaginación (más
exactamente el layout, porque la compaginación se efectúa con textos ya
compuestos en galeradas y con figuras ya reducidas). Se trata exactamente de
establecer el mensaje bi-media definitivo, tal como impactaría al lector y
deterrminaría su comportamiento visual.
De forma provisional, admitiremos que la mayoría de las obras están hechas para ser
leídas (lo cual es discutible), y leídas significa recorridas en determinado orden para
asimilar ciertas ideas y ciertas formas y conservar de ellas una sedimentación en la
memoria, una impresión en la mente, un “conocimiento”, aunque este conocimiento
sea de ficción, de distracción o de evasión como ocurre en el caso de la novela o del
cómic.
Señalemos en primer lugar que esta estrategia visual de detalle está dominada por
actitudes diversificadas en el seno del equipo de redacción, actitudes que podemos
llamar DOCTRINAS DE ILUSTRACIÓN.

La doctrina heredada de la tradición era relativamente simple: considera las


imágenes como complemento del texto, el cual era el líder que necesariamente
organizaba la imagen y quedaba completado por la visión.
De ahí que las imágenes fueran un elemento SOMETIDO al texto, conducido por el
texto, incluso en los casos en que la ilustración pasaba a convertirse en el elemento
esencial (ej, un catálogo).
La idea de complementariedad corresponde, claro está, a una técnica de ilustración,
sin embargo, existen muchas otras. En el caso límite, particularmente en el de los
textos puramente literarios, puede considerarse la ilustración como algo superflua.

La DOCTRINA DE LA CONGRUENCIA, que parece ser la más extendida en la


actualidad y la más válida científicamente en el marco de lo que aquí llamamos
GRAFISMO FUNCIONAL, no está alejada de lo que persigue la enseñanza
programada.
Esta doctrina considera que la imagen y el texto como dos materias de
contemplación, situadas al mismo nivel y con idéntico valor. Tanto la una como la
otro pueden alcanzar la preeminencia, y lo harán de acuerdo con la naturaleza de la
impresión que causen en el lector.

El texto es relativamente MONOSÉMICO, pero implica como indican los teóricos


de la lectura un costo de decodificación relativamente elevado, lo que significa que
posee una cierta debilidad inherente a ese costo. Por el contrario la imagen es fuerte,
inmediata y a menudo se decodifica instantáneamente o, en cualquier caso, de
acuerdo con una jerarquización que en principio es fácil de descubrir, la imagen tiene
un impacto, es pregnante y se impone, pero a menudo su interpretación es un tanto
ambigua (nuestros teóricos dirían que es POLISÉMICA).

El criterio de validez de una DOCTRINA DE LA CONGRUENCIA que se basa en


el incesante progreso del conocimiento, lógico, retórico y perceptivo consistirá en
alcanzar la EFICACIA ÓPTIMA mediante la asociación de la imagen y el texto en
cada momento, en una fusión íntima entre la forma y el fondo, la imagen y el texto, la
visión lineal y la visión exploratoria.
Conmover, fascinar al espectador-lector es también una doctrina, y de esta doctrina
puede surgir una composición, una compaginación.

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