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«(…) damos respuesta a los interrogantes que formula (…), los cuales se absolverán
siguiendo el orden planteado, así:
En relación con esta modalidad de manejo de las cuentas de depósito y de modo particular
las transacciones que pueden realizar los libradores facultativos de las cuentas corrientes
bancarias, la antigua Superintendencia Bancaria, hoy Superintendencia Financiera, en el
oficio OJ –227 de octubre 8 de 1982 precisó:
En la práctica de las operaciones de banca es muy frecuente encontrar casos en que las
personas que tienen abiertas cuentas corrientes, autorizan a un tercero para hacer
disposiciones de las sumas depositadas. Evidentemente este no es un caso supuesto de co-
titularidad donde haya varios cuentahabientes que puedan considerarse titulares jurídicos de
la cuenta; el tercero autorizado no es nada diferente a un representante o mandatario que ante
el establecimiento bancario, mediando lo que se conoce como “autorización de firma” de la
cual se toma razón en registros especiales, se encuentra en posibilidad de disponer de los
fondos a nombre y por cuenta de su mandante quien es el único titular, en cuanto tal parte en
el contrato de cuenta corriente bancaria con la calidad de cuentacorrentista. En otras palabras,
la razón de la disponibilidad es una para quien es co-titular de una cuenta corriente bancaria y
otra completamente diversa para quien simplemente tiene autorizada su firma. En el primer
caso se trata de un verdadero y auténtico acreedor del banco depositario, en cuanto tal
legitimado como depositante para disponer del depósito en cualquiera de las formas previstas
en el artículo 1382 del Código de Comercio y ajustándose a las restricciones que se deriven
de la especie de cotitularidad de la que se trate (mancomunada, solidaria o conjunta); en el
segundo supuesto hay en verdad una pluralidad de personas jurídicamente facultadas para
girar contra la cuenta, más sin embargo una sola de ellas es su titular y la otra es un simple
“apoderado” que actúa en nombre y representación de la primera.
Es de anotar que el Decreto 663 de 1993 (Estatuto Orgánico del Sector Financiero) en sus
artículos 126 y siguientes, contiene disposiciones relacionadas con la apertura y manejo de
las secciones de ahorros autorizadas a los bancos para la realización de sus operaciones
pasivas. En cuanto al tema, entre las reglas que deben seguir tales instituciones para la
constitución de depósitos de ese orden y respecto de los que hubieren sido efectuados en
nombre de dos personas, el artículo 127 de dicho estatuto señala:
Cuando se haga un depósito en nombre de dos personas y en forma tal que deba ser pagado a
cualquiera de ellas, o a la que sobreviva, tal depósito y las adiciones que a él se haga después
por cualquiera de dichas personas, será propiedad de los dos conjuntamente, se mantendrá
con sus intereses, para el uso exclusivo de aquéllas, y podrá pagarse a cualquiera de las dos,
mientras vivan ambas, o a la sobreviviente después de la muerte de alguna de ellas. Tal pago
y el recibo de aquél a quien se haya hecho, serán descargos suficientes y válidos para el
establecimiento, siempre que éste no haya recibido, antes de efectuarse dicho pago, una orden
escrita para que no lo verifique, de acuerdo con los términos del contrato de depósito.
El hecho de hacerse un depósito en esa forma, libre de fraude o de influencia indebida, será
prueba de la intención que tuvieron dichos depositantes de conferir derechos sobre tal
depósito y sobre las sumas que se le agregarán, a favor del sobreviviente de ellos, en
cualquier acción o procedimiento en que éste o el establecimiento bancario sea parte
(numeral 4º ib.).
De otra parte, nuestra legislación mercantil, en relación con las cuentas colectivas de
ahorro, contempla las pautas a observar para la disposición de los dineros recibidos cuando
la entidad financiera maneje este tipo de depósitos. En ese sentido el artículo 1397 del
Código de Comercio indica:
De los depósitos recibidos en cuenta de ahorros, a nombre de dos o más personas, podrá
disponer cualquiera de ellas, a menos que se haya pactado otra cosa con el establecimiento de
crédito.
La anterior previsión es similar a la establecida en el inciso primero del artículo 1384 del
mismo código en relación con las cuentas corrientes, que a la letra reza:
De los depósitos recibidos en cuenta corriente abierta a nombre de dos o más personas, podrá
disponer cualquiera de ellas, a menos que se haya convenido otra cosa con el banco.
En la práctica bancaria se dice que hay depósito colectivo siempre que se haya constituido
simultáneamente por varias personas, situación ésta que es de carácter excepcional y que da origen
a problemas más o menos complejos de los que se ha ocupado el legislador en varios textos del
Código de Comercio vigente en el país desde 1972, particularmente en los artículos 1384 y 1385
inciso 2º. En efecto, lo normal es que la cuenta corriente bancaria no se abra más que a nombre de
una sola persona cuya identidad haya sido razonablemente comprobada y que posea una capacidad
jurídica suficiente, persona ésta que tendrá el carácter de “cuentacorrentista” (titular de la cuenta),
como tal contractualmente facultada para consignar sumas de dinero y cheques en el
establecimiento bancario depositario y para disponer, total o parcialmente, de los saldos a través del
libramiento de cheques o en otra forma previamente estipulada con el Banco. Sin embargo, nada
obsta para que la cuenta sea abierta no a nombre de una persona sino de dos o más, caso en el cual
se presenta el fenómeno de la pluralidad de titulares de una cuenta corriente bancaria que puede
presentar varias modalidades a las que se hará referencia en seguida.
Las cuentas corrientes bancarias de tipo colectivo, entendiendo por ellas las que quedaron
identificadas en el párrafo precedente, pueden ser de varias clases distintas, atendiendo
precisamente a la índole de los vínculos que existan entre las personas que son co-titulares de la
cuenta y la manera como entre ellas ha de operar el derecho a disponer de los saldos existentes a su
favor. Se dice, pues, que las cuentas colectivas son: Mancomunadas, solidarias y conjuntas.
(A) Cuentas colectivas mancomunadas. Son aquellas en las cuales cada uno de los cuenta habientes,
cada co-titular de una cuenta única, solamente puede retirar, de los depósitos disponibles, la parte
conveniente de antemano o, en su defecto, la parte alícuota que corresponde según el número de las
personas que ostenta la titularidad colectiva frente al banco. En otras palabras, en estos casos se
trata de depósitos comunes cuya disponibilidad corresponde por cuotas (que se presumen iguales) a
cada uno de los depositantes, llamados estos últimos “cuentacorrentistas” según la terminología
empleada por el artículo 1382 del Código de Comercio.
(B) Cuentas colectivas solidarias o del “y/o”. El uso bancario indica cómo, con frecuencia bastante
notable, los establecimientos crediticios habilitados para ello abren cuentas corrientes con las
conjunciones “y/o” a nombre de dos o más personas, situación ésta que da lugar a las que se
conocen como cuentas “solidarias” o cuentas colectivas en sentido estricto. Esta especie puede
definirse, entonces, como aquella en que dos o más personas abren una cuenta corriente bancaria
única, entendiéndose que es posible disponer conjunta o separadamente de los fondos depositados
hasta la totalidad del saldo utilizable. En otras palabras, en este tipo de cuenta colectiva el
reembolso o restitución de fondos, al que se encuentra obligado el banco depositario, pued(e) ser
pedido válidamente por cada uno de los depositante(s), puesto que corresponde a cada uno de ellos
en su totalidad.
(C) Las cuenta(s) colectivas conjuntas o “indistintas”. Con este nombre se conocen los depósitos en
cuenta corriente bancaria a nombre de dos o más personas, las cuales han de actuar conjuntamente
para hacer válidamente disposiciones sobre los saldos existentes. En consecuencia, tratándose sobre
este tipo especial de cuentas colectivas, los fondos depositados únicamente podrían ser retirados,
total o parcialmente, con la concurrencia de todos los depositantes o, cuando menos, de un número
plural de ellos autorizados de antemano para girar contra los saldo s1.
“3. ¿Cómo debe ejecutar una entidad bancaria supervisada por la Superintendencia
Financiera, una orden de embargo dirigida a un solo titular de una cuenta de ahorros
conjunta? ¿Se debe embargar la totalidad del saldo existente en la cuenta de ahorros?
¿Se debe dividir el saldo existente al momento de la notificación de la orden judicial
entre los cuenta habientes por partes iguales, y proceder a embargar lo que
corresponda al titular a quien va dirigido el embargo? ¿Otra?”.
En cuanto a la conducta que debe asumir toda entidad vigilada por esta Autoridad cuando
reciba una de tales órdenes, este Organismo ha manifestado en distintas oportunidades que
las decisiones que comprometan la inmovilización de dineros depositados en las cuentas
que manejan son del resorte y responsabilidad exclusiva de los funcionarios que las emitan
Lo anterior, por cuanto ese es un asunto propio de los despachos en los que se ventilan los
procesos en donde se originan las órdenes antedichas, pues es precisamente a esas
instancias a las que les corresponde determinar la procedencia del embargo, según la
naturaleza jurídica de los bienes y de acuerdo con las peticiones efectuadas por
demandantes o demandados en el marco de las actuaciones que ante sus dependencias se
surtan; y en general, resolver las solicitudes de desembargo que las partes les formulen
conforme a los términos y oportunidades procesales fijados por la reglamentación que se
ocupa de la materia3.
Por último y sin perjuicio de las anteriores precisiones, frente a los interrogantes
planteados, se considera oportuno recordar que en una reciente sentencia de casación, la
Corte Suprema de Justicia reprobó la actuación desplegada por un establecimiento bancario
para dar cumplimiento a una medida cautelar adoptada sobre unos depósitos constituidos a
nombre de dos personas, por considerar que a dicho profesional le correspondía no sólo
ejecutar la orden sino velar por la protección de los intereses de sus clientes (ajenos a la
controversia) y en ese sentido, poner de presente al juez sobre los derechos de aquellos en
tales recursos4. A continuación citamos algunos apartes del expediente en cuestión:
(…).»
a3 Si usted desea conocer las instrucciones expedidas por esta Superintendencia en relación con el acatamiento de las
órdenes judiciales por parte de las vigiladas, puede consultar el texto del Título II, Capítulo IV, numerales 1.6 y 1.7 de la
Circular Básica Jurídica, disponible en nuestra página web: HtmlResAnchor www.superfinanciera.gov.co., enlace
Normativa.
s4 Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil. Sentencia del 3 de febrero de 2009. Expediente 11001310302003-
00282-01.