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UN SIGLO DE ORDEN Y

PROGRESO
G. Tortella, “Un siglo de orden y progreso”
en Los orígenes del siglo XXI, un ensayo de
historia social y económica
contemporánea. Madrid: Gadir, 2005, p. 89-126.

INTRODUCCION
La Revolución Atlántica y la Revolución Industrial fueron
seguidas de un siglo de proceso económico y social como la
Historia nunca había conocido. El crecimiento económico del
siglo XIX fue algo sin precedentes, que impresionó
profundamente a aquellos contemporáneos que tenían el
suficiente conocimiento del pasado como para hacer
comparaciones con épocas anteriores. Esto les ocurría a Karl
Marx y Friedrich Engels, los grandes críticos del sistema
capitalista, que, sin embargo, tenían para él estas brillantes
palabras de admiración en El manifiesto comunista [(1974), pp.
77-78].

Contexto:
En el siglo corto que lleva de existencia, [el capitalismo] ha creado
energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las
generaciones juntas. Basta pensar en el sojuzgamiento de las fuerzas
naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en la aplicación de la
química a la industria y a la agricultura, en la navegación de vapor, en los
ferrocarriles, en el telégrafo en la roturación de continentes enteros, en
los ríos abiertos a la navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la
tierra como por ensalmo. Hemos visto que los medios de producción y de
transporte sobre los cuales se desarrolló [el capitalismo] brotaron en el
seno de la sociedad feudal.
RESEÑA

El colorario de todo esto era que la burguesía explotaría al proletariado


hasta que este se revelara y llevara a cabo la <<revolución proletaria>>. En
consecuencia, el aumento de la producción agraria en toda Europa fue
sensible durante el siglo XIX. La otra innovación espectacular fue la mejora
de la maquinaria agrícola.
La inseguridad del sistema parlamentario era mucho menor, porque estaba
basado en el imperio de la ley, mucho menos arbitrario e inestable que la
voluntad de una sola persona. El juego económico reposa sobre la
definición del derecho de propiedad, la población europea occidental se
dobló y su nivel de vida casi se triplicó, en Europa el factor de producción
que escaseaba era la tierra; en Estados Unidos el trabajo. Pero en ambas
economías la nota denominaste fue el desarrollo tecnológico este fue,
típica, aunque no exclusivamente el caso de la emigración transatlántica,
pero hay mucho más.
Los ferrocarriles tuvieron efectos políticos importantísimos, la otra gran
aplicación del vapor al transporte fue en la navegación, su autonomía era
muy grande, el acero barato permitió construir máquinas de mejor calidad
y duración, el hormigón es el complemento del acero para la construcción
de edificios modernos de formas y tamaños totalmente inconcebibles
hasta finales del siglo XIX.Ya hemos visto la revolución química de los
fertilizantes en la agricultura. Los colorantes artificiales pronto se
convirtieron en una de las especialidades alemanas este descubrimiento se
debe en origen a Philippe Lebon, para esto era preferible el petróleo de
iluminación o lampante, que era producto de la destilación de crudos que
se obtenían en ciertos yacimientos o charcas, el desarrollo de la industria
es un caso clásico de la técnica siguiendo a la ciencia. A partir de este
momento, incluso los países bimetalistas fueron adoptando el oro como
moneda única, es decir, definiendo sus monedas en oro y haciéndolas
convertibles únicamente en ese metal.

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