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Nah

El Libro de

NAHUM

H. Ray Dunning

Introducción

A. EL PROFETA

Nahum pertenece a ese grupo de profetas que no tienen biografía. Una breve referencia (1:1) es todo lo
que conocemos de su vida; y su nombre, como tal, no aparece en ninguna otra parte en el Antiguo
Testamento. Sin embargo, hay otros nombres parecidos con los cuales probablemente esté relacionado
(cf. 1 Cr. 4:19; Neh. 7:7), y su significado es casi idéntico al de Nehemías. Se conjetura, por inscripciones
halladas en tiestos descubiertos en el sur de Palestina, que Nahum era de una familia de alfareros por
herencia.

De “Elcos” (1:1), al parecer significa que era natural de un lugar de ese nombre. Pero no se conoce
ningún lugar de tal nombre en Palestina; algunos creen que estaría ubicado en la Mesopotamia y que el
hombre era descendiente de israelitas cautivos.1 El hecho de que estuviera tan familiarizado con la
ciudad de Nínive da visos de verdad a esta opinión (véase el mapa 1). También se ha sugerido una
ubicación en Galilea o en Judea, basándose en ciertas referencias no canónicas. 2 Capernaum ha sido
sugerida como la ciudad en cuestión, ya que su nombre significa “ciudad de Nahum”.

El nombre del profeta significa “lleno de consolación”, estando formado por la palabra hebrea similar a
otras que significan “lleno de gracia” y “lleno de compasión”. Algunos no han visto esta designación
como apropiada, puesto que Nahum proclama un mensaje de ruina y devastación. Pero un examen más
detenido revela que la naturaleza de su profecía es en esencia de consuelo—para el pueblo de Dios.
B. EL LIBRO

La profecía de Nahum ha sido criticada en estos días debido a ciertas presuposiciones acerca de Dios.
Hay quienes dicen que el libro carece de valor y que su mensaje es ética y teológicamente deficiente.
Este juicio está basado en un concepto de Dios que excluye todo sentido de ira o de justicia y que
declara que su naturaleza es no-punitiva. El concepto bíblico, sin embargo, presenta el antagonismo al
pecado y el castigo del mismo como compatibles con la naturaleza divina, en realidad, como su esencia
misma.

Además de las mencionadas críticas, Nahum ha sido también calificado como ciegamente patriota y
nacionalista al ignorar el pecado de Israel; como manifestando un odio entusiasta y una maligna alegría
por la ruina de Nínive; como profeta de un incipiente judaismo; como un falso profeta opuesto a otros
profetas; y como reflejando una escatología “pan-babilónica”.3

La acusación de que Nahum ignoró los pecados de su propio pueblo está implícita en 1:12 y también
está implícita en una consideración de la fecha del libro.

C. FECHA

Al intentar fijar la fecha de la profecía de Nahum hay que tomar en cuenta tres factores. Estos hechos
nos proporcionan también una visión del ambiente histórico del libro. Ninguno de ellos, digámoslo de
antemano, puede resolver fuera de toda duda la cuestión cronológica.

Primero, en 3:8-10 hay una referencia a la destrucción de la ciudad egipcia de Tebas (llamada “la
populosa No” en KJV y “No Amón” en BJ., VM., etc.) por los asirios. Se habla claramente de un
acontecimiento del pasado. La fecha de su caída fue el año 663 A.C. Esto colocaría al oráculo después de
esta fecha.

La mayor consideración es la caída de Nínive, cuya predicción es el principal propósito del libro. Nínive
era la poderosa capital del imperio asirio. Alcanzó gran gloria cuando Senaquerib la restauró como su
capital. Asaradón y Asurbanipal, sus dos sucesores, continuaron su desarrollo. Estaba rodeada por un
sistema de fortificaciones prácticamente inexpugnable. Se suponía que por el ancho de sus muros
hubieran podido correr lado a lado por encima de ellos, tres carros de guerra. Dentro de los muros había
hermosos edificios, grandes frisos y monumentos, una gran biblioteca, calles y jardines. Hay pocas dudas
en cuanto a la fecha de su caída. Los descubrimientos arqueológicos la han fijado firmemente en el 612
A.C..

Asiría era a la vez conquistadora y terror de las naciones. Su maldad, especialmente bajo Asurbanipal, se
agravó, como sus propios registros lo atestiguan. “Sus víctimas eran encerradas en jaulas, expuestas al
escarnio de espectadores burlones, obligadas a llevar en procesión las cabezas de sus ex-compañeros de
armas, sus casas eran quemadas y sus tesoros saqueados.”4 No es extraño que Nahum termine su
profecía con las palabras: “Todos los que noticias de ti oyen, baten palmas sobre ti” (3:19 BJ.).

Tanta iniquidad llevaba consigo las semillas de la disolución. Este conocimiento cierto, junto con el
poder surgiente de babilonios y medos daba apoyo externo a la percepción profética de Nahum. Otro
heraldo de la ruina inminente fue la caída de la ciudad de Asur en poder de los medos, en el 614 A.C. En
el lugar de esta ciudad arruinada medos y babilonios se unieron en una alianza. Estos acontecimientos
habrían podido precipitar la declaración de Nahum. Pudo haber visto que Dios empezaba a actuar y que
su propio pueblo sería el recipiente de los beneficios que ello implicaba. El descubrimiento de algunos
de los anales de Nabopolasar, rey de Babilonia por entonces, revela el hecho de que ya en el 616 A.C. él
y Ciaxares, rey de los medos, estaban en abierto conflicto con Asiría, aunque procedían separadamente.
La ciudad de Nínive misma fue atacada realmente en el 614 A.C. por los medos, a las órdenes de
Ciaxares, los que fueron derrotados.5

El tercer factor, previamente mencionado, es el silencio de Nahum en cuanto a los pecados de su


pueblo. Si es que no se trata simplemente de un reflejo de su preocupación por otras cuestiones, podría
muy bien indicar una posición esperanzada frente a las reformas religiosas del rey Josías. Estas reformas
tuvieron lugar en el 621 A.C., y después de ellas Josías siguió reinando hasta su muerte en el 609 A.C.
Puede ser que Nahum no percibiera el carácter temporal y los problemas del movimiento, como lo hizo
Jeremías. Una comparación de Nahum 1:15 con 2 Reyes 23:21 presta cierto apoyo a la idea de que
Nahum era optimista en cuanto a los esfuerzos de Josías.

En todo caso, Nahum fue contemporáneo de Jeremías y Sofonías. Asimismo el tenor de la carta parece
colocarla en el umbral mismo del acontecimiento que predice, dando así verosimilitud a la fecha más
reciente, entre el 616 y el 613 A.C. Si se adopta esta fecha, Nahum sería contemporáneo también de
Habacuc.

D. ESTILO LITERARIO
El libro de Nahum es un ejemplo de la mejor literatura hebrea. Es poético en grado extremadamente
brillante. El profesor Bewer, que no aprecia el mensaje del profeta, exalta sin embargo su capacidad
poética en términos entusiastas: “Sus descripciones son soberbias, su habilidad retórica está más allá de
toda alabanza. En la descripción del ataque, destrucción y saqueo de la ciudad exhibe una vívida
imaginación y una gran fuerza de expresión poética.”6

El estilo poético de Nahum se aprecia mejor en una traducción al idioma moderno tal como la RSV, que
en la versión en prosa de la KJV.

Cualquier intento de discutir la estructura literaria del libro plantearía problemas que escapan al
propósito de esta obra.7 De ahí que no sea práctico un bosquejo literario, y se recurre a una división
material altamente generalizada del libro.

E. VALOR

¿Es esta breve profecía solamente un ítem de interés histórico? ¿Es meramente un recordatorio de que
Dios puede revelar acontecimientos a sus profetas antes que se sospechen? ¿O hay algún mensaje más
permanente que podamos recoger de este oráculo de venganza?

Tal vez en parte sea verdad que Nahum estaba tan interesado por la política que su mensaje refleja más
sus intereses políticos que las convicciones religiosas y teológicas en que se apoyan. No obstante, sus
pronunciamientos estaban moldeados sobre ciertas verdades proféticas fundamentales. Dos al menos
son evidentes. Una es la soberanía final de Dios sobre la historia. La otra es que el universo está
estructurado moralmente de tal manera que los que violan su constitución son quebrantados por él. Los
que escogen vivir por la espada morirán por la espada (Mt. 26:52).

Bosquejo

I. El Gobierno de Dios, 1:1-6


A. Acápite, 1:1

B. La Naturaleza de Dios, 1:2-3a

C. El Poder de Dios, 1:3b-6

II. La Aplicación de la Soberanía de Dios, 1:7-2:13

A. Diversas Aplicaciones, 1:7-8

B. Discursos a los Recipientes de la Justicia, 1:9-15; 2:2

C. La Caída de Nínive, 2:1, 3-13 III. Dios Destruirá el Mal, 3:1-19

A. La Maldad de Nínive, 3:1-4

B. Oposición de Dios a la Maldad, 3:5-7

C. Inevitabilidad de la Derrota del Mal, 3:8-13

D. La Endecha de la Muerte, 3:14-19

1 Julius A. Brewer, The Literature of the Old Testament (N. Y.: Columbia University Press, 1962), p. 147.

2 Walter A. Maier, The Book of Nahum (St. Louis: Concordia Publishing House, 1959), pp. 24–26.
3 Véase Maier, op. cit., pp. 70–84, donde se examinan y refutan estas críticas.

BJ. Biblia de Jerusalén

VM. Versión Moderna

4 S. M. Lehrman, “Nahum”, The Twelve Prophets, ed. A. Cohen (Londres: The Soncino Press, 1948), p.
191. BJ. Biblia de Jerusalén

5 C. J. Gadd, The Fall of Nineveh (Departamento de Antigüedades Egipcias y Asirias, Museo Británico,
1923).

6 Op. cit., p. 148.

RSV Revised Standard Version

7 Se han escrito varias monografías altamente técnicas sobre el problema del texto, su corrupción y
naturaleza. P. ej., Alfred Haldor, Studies in the Book of Nahum (Uppsala: A. B. Lundequistreka
Bokhandeln, 1946).

Nah 1:1

Sección I El Gobierno de Dios

Nahum 1:1-6
A. ACÁPITE, 1:1

Es más que probable que esta declaración introductoria fuera agregada por un compilador con
propósitos de identificación. Está compuesta de dos partes: la primera, que presenta la intención del
mensaje, y la segunda, que identifica al autor. Se sugiere que la segunda parte habría estado
especialmente destinada a catalogar el libro entre los rollos del templo. Indudablemente se lo empleaba
más tarde en el culto del templo, y tal vez aún en el año 612 A.C . Sin embargo, el libro no fue
primordialmente, como algunos han sostenido seriamente, una producción litúrgica.1

Una opinión expresa que la porción básica del escrito (1:9-2:13) fue un mensaje o debate público en el
cual el profeta contendió con personas de opiniones opuestas sobre los importantes sucesos de la
época.2 Si esto es correcto, probablemente habría sido pronunciado en Jerusalén.

Profecía (1; “carga”, VM.), se traduce más generalmente “oráculo”, término técnico que denota el
mensaje de un sacerdote-profeta en el nombre de un dios. Significa literalmente “levantar la voz”.
Obviamente este oráculo era sobre, no a Nínive, la capital del imperio asirio. Durante casi dos siglos esta
potencia tiránica había sido la gran fuerza militar y política del mundo conocido por los hebreos. Bajo
Sargón II Israel (el reino del Norte) había sido eclipsado en el 722 A.C. Más tarde, bajo Senaquerib, por la
torpeza de Acab, Judá fue sujeta al dominio de Asiria y pagaba anualmente pesados tributos.
Asurbanipal fue el último gran gobernante del imperio, y en los días de Nahum gobernantes menores
ocupaban el trono. Pero Judá era todavía vasallo del vasto imperio. La ciudad capital, Nínive, estaba
situada sobre el río Tigris (véase el mapa 1).

El segundo acápite (1b) es desacostumbrado en la literatura, ya que lo que se acostumbraba era uno
solo. Es también único en su empleo de la palabra libro. Visión es un término técnico que indica el
carácter divino de la fuente de la inspiración profética. Nahum, que significa “el consolador”, es tan
apropiado al mensaje cuando se lo interpreta correctamente, que algunos han creído que es un
agregado ficticio, pero esta opinión tiene poca base.

La mayoría de los eruditos han hallado evidencias de un poema acróstico que empieza en el verso 2,
empleando la primera mitad del alfabeto hebreo. Esta es una forma literaria que en ninguna manera
involucra el contenido del mensaje. Sin embargo, hay mucho desacuerdo puesto que el acróstico es
incompleto—lo que lleva a muchos de los que adhieren a esta teoría a considerar que el texto mismo
está muy corrompido. Asimismo hay gran desacuerdo en cuanto a la longitud de esta construcción
particular. El rabí Lehrman dice: “El intento de restaurar las letras faltantes no justifica las muchas
enmiendas propuestas.”3

1 Por ejemplo, Paul Haupt, The Book of Nahum (Baltimore: Johns Hopkins Press, 1907).

2 Wm. C. Graham “Nahum”, Abingdon Bible Commentary, ed. Frederick Carl Eiselen, et al. (N. Y.
Abingdon-Cokesbury Press, 1929), p. 798.

VM. Versión Moderna

3 Op. cit., p. 194.

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