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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA

DE LA FUERZA ARMADA NACIONAL BOLIVARIANA

NÚCLEO MIRANDA-EXTENSIÓN GUATIRE

UNIDAD ACADÉMICA: NUTRICIÓN Y DIETÉTICA

PRIMER SEMESTRE DE ENFERMERÍA- SECCIÓN D2

GUATIRE, 06 DE MAYO DE 2021

LA ALIMENTACIÓN
ÍNDICE.

CONTENIDO.

PÁGINA.

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………......3
LA ALIMENTACION DURANTE EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA.................4
CARACTERÍSTICAS...........................................................................................4
NECESIDADES ESPECIALES............................................................................5
FUNCION DE CADA NUTRIENTE......................................................................6
NECESIDADES NUTRICIONALES EN LA LACTANCIA....................................9
ALIMENTACION DEL ESCOLAR Y ADOLESCENTE.......................................12
CARACTERÍSTICAS DEL ESCOLAR Y ADOLESCENTE................................12
NECESIDADES ESPECIALES..........................................................................13
FUNCION DE CADA NUETRIENTE..................................................................15
ALIMENTACION DEL ADULTO MAYOR...........................................................17
CARACTERÍSTICAS DEL ADULTO MAYOR....................................................17
NECESIDADES ESPECIALES..........................................................................18
FUNCION DE CADA NUTRIENTE.....................................................................20
CONCLUSIÓN....................................................................................................22
BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................23

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INTRODUCCIÓN.

El ser humano es un ser vivo que necesita nutrirse para sobrevivir, crecer y


desarrollarse. La comida es la fuente que le proporciona los medios necesarios
para esto.

Conocer las características nutricionales de las personas durante cada


etapa de su vida y su grado de actividad, constituye la base teórica sobre la que
es preciso apoyarse para establecer la alimentación más idónea en cualquier
periodo de la vida, ya que toda nuestra vida está determinada por diferentes
periodos de tiempo que tienen características y necesidades especiales.

En la presente investigación se desarrollarán temas como: la alimentación,


las características, necesidades especiales y la función de cada nutriente
durante el embarazo, la lactancia, la edad escolar, la adolescencia, y en adultos
mayores.

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LA ALIMENTACION DURANTE EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA.

El embarazo y la lactancia son periodos de mayores requerimientos


nutricionales.
La alimentación de la madre proporciona al niño los nutrientes necesarios
para su desarrollo y atiende las demandas de su propio organismo.

El estado nutricional preconcepcional de la madre es tan importante como


la dieta a seguir durante el embarazo. Se aconseja una dieta variada y
equilibrada ya que las necesidades de nutrientes aumentan proporcionalmente
a las necesidades energéticas por lo que la selección de alimentos debe
hacerse por su calidad y no por la cantidad.

CARACTERISTICAS.

Durante el embarazo ocurren cambios que van a afectar las funciones del
organismo de la mujer. Estos forman parte de la evolución de un sistema
materno-fetal, que crea un ambiente favorable para:

 El crecimiento y desarrollo del feto, para que al final del embarazo se tenga
un bebé sano con peso adecuado y con menor riesgo de padecer
enfermedades crónicas en etapas posteriores.
 Preparar el cuerpo de la mujer para el parto y lactancia.
 Proteger la salud de la mujer.

Todas las mujeres deben ganar peso durante la gestación, pero la ganancia
de peso adecuada estará determinada por su índice de masa corporal (IMC) pre
gestacional, actualmente la recomendación de ganancia de peso para una

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mujer con un IMC pre gestacional normal y con un embarazo único es de 11.5 a
16 kg.

La dieta de la mujer embarazada tendrá que tener las características de


una dieta correcta, debe ser completa, o sea, contener alimentos de todos los
grupos y todos los nutrimentos en cantidad suficiente y equilibrada, debe ser
inocua, accesible económicamente hablando, agradable y variada; compatible
con la cultura y entorno de la mujer y adecuada a sus circunstancias, en este
caso la mujer embarazada tendrá que incrementar el consumo de energía y
poner especial atención en algunos nutrimentos.

NECESIDADES ESPECIALES.

Los requerimientos nutricionales durante las distintas etapas de la


gestación se podrían resumir en los siguientes:

 En el primer trimestre, el crecimiento fetal es rápido y cualquier déficit de


nutrientes puede provocar alteraciones irreversibles en el feto. Las
necesidades calóricas apenas varían, pero se debe asegurar un aporte
de nutrientes de buena calidad, por lo que se necesitan alimentos de
elevada densidad nutricional.

 En el segundo trimestre, el crecimiento fetal continúa y se establecen los


depósitos grasos de la madre. Éstos están destinados a garantizar la
leche materna, por lo que el aporte calórico es fundamental ya que, si no
se asegura, podría comprometerse la futura lactancia.

 En el tercer trimestre se incrementa la demanda de energía y nutrientes


porque el aumento de peso del feto es muy elevado.

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 Se aconseja un suplemento de ácido fólico en el mes previo a la
concepción y, al menos, durante el primer trimestre y especialmente en
caso de antecedentes previos de malformaciones del tubo neural.

 Los minerales más comprometidos en la gestación son el hierro, el yodo


y el calcio. Se recomienda incluir en la dieta alimentos de origen animal y
lácteos, y utilizar sal yodada. En caso de situaciones deficitarias se
recomendarán suplementos.

FUNCION DE CADA NUTRIENTE.

Los tres grupos de alimentos esenciales no pueden faltar en tu alimentación


diaria porque son la base de tu equilibrio nutricional. Son los siguientes:

Proteínas.
Son necesarias para la multiplicación celular, que necesita el bebé en
desarrollo, y para la producción de sangre, cuyo volumen aumenta en el
torrente sanguíneo materno. Se encuentran en carnes magras, pescado, pollo,
claras de huevo, habas y soja.

Hidratos de carbono.
Esenciales para la producción diaria de energía. El pan, los cereales, el
arroz, las patatas, la pasta, las frutas y los vegetales son buena fuente de
hidratos de carbono.

Grasas.
Sirven como almacenamiento de energía corporal y para asegurar el buen
funcionamiento del sistema nervioso. Son alimentos ricos en grasa, la carne, los
productos lácteos como la leche entera, la mantequilla o la margarina, los frutos
secos y los aceites vegetales.

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Durante el primer trimestre, el requerimiento de calcio aumenta de 1.000
miligramos a 1.200 miligramos, el de ácido fólico aumenta de 170 microgramos
a 400 microgramos y el de hierro, generalmente, no se puede suplir sólo con la
dieta, por lo que es necesario recurrir a los suplementos, que te prescribirá tu
médico a partir del segundo trimestre, ya que los requerimientos de hierro,
calcio y ácido fólico aumentan considerablemente, en especial, durante el último
trimestre.

1. Ácido fólico.
Interviene en la formación de sangre y previene los defectos del tubo neural en
el embrión. Está presente en los vegetales de hoja verde (espinacas, acelgas y
lechugas), frutas y vegetales de color amarillo oscuro, así como en las habas,
los guisantes, el brócoli, los espárragos verdes, además de los frutos secos.

2. Calcio.
Fundamental en el embarazo porque se emplea en el funcionamiento
nervioso, en la contracción de los músculos y en el desarrollo de huesos y
dientes. Los productos lácteos son la principal fuente de calcio, pero también se
encuentra en los pescados con espinas como las sardinas y los boquerones, y
en las espinacas.

3. DHA.
Los ácidos grasos Omega-3 también son importantes durante el embarazo.
Se aconseja consumir una ración de pescado azul de dos a tres veces por
semana durante el embarazo y la lactancia. Las principales fuentes de Omega-
3 son, además de los pescados azules, algunos frutos secos, semillas y algas.
Un aporte diario de 200 mg de este compuesto contribuye al normal desarrollo
cerebral y visual del feto y del lactante.

4. Hierro.

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Mineral necesario para la producción de glóbulos rojos. Se absorbe mejor el
procedente de los alimentos de origen animal (carne), que el de los alimentos
de origen vegetal (espinacas, puerros y cereales). En cualquier caso, la
combinación en la misma digestión con alimentos ricos en vitamina C,
contribuye a su absorción.

5. Vitamina A.
Potente antioxidante, que es necesario para mantener los huesos fuertes.
Protege la salud de la visión y previene el envejecimiento prematuro de la
piel. La calabaza, las zanahorias y los vegetales de hoja verde son ricos en
vitamina A.

6. Vitamina B6.
Sirve para utilizar de forma efectiva las proteínas, las grasas y los hidratos
de carbono. Interviene en el desarrollo de los glóbulos rojos. Se encuentra en la
carne de cerdo (jamón), cereales integrales y plátanos o bananas.

7. Vitamina B12.
Mantiene la buena salud del sistema nervioso y es necesario para el
desarrollo de los glóbulos rojos. Abunda en la carne, el pollo, el pescado y la
leche. Los vegetarianos, que no consumen productos lácteos, necesitan un
suplemento adicional de vitamina B12. Vitamina D. Es la única vitamina que
fabrica el cuerpo a través de la luz solar. Es necesaria para la mineralización de
huesos y dientes y ayuda a absorber el calcio de los alimentos. Se encuentra en
pequeñas cantidades en los lácteos y los cereales.

8. Vitamina C.
Es esencial para el desarrollo y la cicatrización de los tejidos y ayuda a
absorber el hierro. Mantiene dientes, encías y huesos sanos. Los cítricos, el
brécol, el kiwi y los tomates contienen esta vitamina.

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9. Yodo.
Un mineral de gran relevancia durante el embarazo. Según la OMS, el
déficit de yodo es una de las principales causas de problemas neurológicos en
recién nacidos. Se puede encontrarse en la sal, los mariscos o algunos
pescados como el bacalao, el atún o las almejas, en las algas, los lácteos,
algunos cereales y en la mayoría de frutas. Contribuye a una correcta función
de la glándula tiroides de la madre y a evitar alteraciones en el desarrollo
cerebral y neurológico del bebé.

NECESIDADES NUTRICIONALES EN LA LACTANCIA.

La lactancia es el primer periodo de la vida y comprende varios meses


durante los cuales el recién nacido se alimenta sólo de leche, la cual le aporta
todos los nutrientes necesarios para su normal desarrollo. Para la mujer, es el
periodo de mayores requerimientos nutricionales y la desnutrición materna
afecta significativamente al volumen de leche formado y a la composición en
nutrientes de la misma.

La composición de la leche varía durante la lactancia. Cuando el parto se


produce a término, durante los 4-7 días después del mismo se secreta el
calostro, de color amarillo por su contenido en carotenoides con una alta
concentración de lípidos y lactosa, y menor de proteínas y minerales. Entre los
días 7 y 21 tras el parto se secreta la leche de transición y a partir de entones la
leche madura, cuya composición permanece estable el resto de la lactancia.

Es una etapa en la que, por una parte, normalmente la madre debe perder
peso y recuperar el peso anterior al embarazo, pero, por otra, debe
mantener las necesidades nutricionales para conseguir una buena lactancia.

La calidad de la leche materna dependerá de la nutrición materna, el


número de veces y la fuerza de la succión del niño y la edad gestacional en el

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momento del parto. El estado nutricional del lactante alimentado exclusivamente
de leche materna está determinado por tres factores: los depósitos de
nutrientes acumulados durante la vida intrauterina, la cantidad y
biodisponibilidad de los nutrientes aportados por la leche y los factores
genéticos y ambientales que modulan la eficiencia en la utilización de estos
nutrientes

Energía.
Las mujeres lactantes producen entre 500 y 700 ml de leche al día, con un
elevado valor energético y un rico contenido en micronutrientes, por lo que
tienen mayores requerimientos de energía que las mujeres no lactantes. La
producción de 100 ml de leche supone un gasto de unas 85 kcal. Aunque parte
de esta energía proviene de los depósitos acumulados especialmente durante
el segundo trimestre del embarazo, gran parte de ella debe obtenerse a través
de la dieta.

Proteínas.
Los requerimientos de proteínas durante la lactancia se estiman en función
de la cantidad de proteínas de la leche materna (1,2 g/100 ml
aproximadamente) y de la eficacia en la conversión de proteína alimentaria en
proteína láctea (70%). Las necesidades de proteínas se incrementan 25 g/día.
Al menos el 50% de las proteínas debe ser de alto VB.

Lípidos.
El hecho de que los lactantes alimentados al pecho obtengan mejores
resultados en las pruebas de evaluación neurológica ha sido atribuido al aporte
de DHA de la leche materna.
Para conseguir un aumento de DHA en la leche materna, se debe
conseguir un consumo de DHA superior a 200 mg/día.

Minerales.

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Hierro.
Aunque las pérdidas menstruales no reaparecen hasta el fin de la lactancia
y la hemorragia durante y tras el parto se compensa con la disminución de la
masa de glóbulos rojos, la necesidad de aportar 0,3 mg/día a la leche materna
hace que sea recomendable seguir con una dieta rica en este mineral, al igual
que durante el embarazo.

Calcio
Durante la lactancia, las necesidades de calcio están especialmente
elevadas para la producción de secreción láctica que contiene unos 280 mg/l,
por lo que se debe asegurar su aporte recomendando un incremento diario de
700 mg de calcio en la dieta. Una alimentación adecuada durante la lactancia
disminuye el riesgo de desmineralización ósea (provocada por la succión, la
prolactina y los bajos niveles de estradiol que movilizan el calcio óseo) y
favorece una buena recuperación del hueso al finalizar la lactancia.

Yodo
Una adecuada concentración de yodo en la leche materna es esencial para
que el neonato mantenga unos niveles óptimos de hormonas tiroideas y para un
buen desarrollo neuronal. Para ello, es necesario que las madres lactantes
tomen como mínimo 250 μg de yodo diario. Estas cantidades son suficientes
para los requerimientos del neonato a través de la leche materna.

Vitaminas.
Los requerimientos de vitaminas tanto hidrosolubles como liposolubles se
ven incrementados durante la lactancia.

Especial relevancia adquiere la vitamina A, por ser una vitamina muy


abundante en la leche materna y jugar un papel básico en el sistema
inmunitario del niño. La ingesta dietética debe incrementarse 500 μg/día con

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respecto a una mujer no lactante, para asegurar una secreción diaria en la
leche materna de entre 300 y 560 μg de ER(retinol).

Las vitaminas hidrosolubles deben aumentarse entre un 30 y un 50% con


respecto a una mujer adulta no lactante.

Agua.
La leche materna contiene un 85-90% de agua, por lo que la madre lactante
debe ingerir un volumen de líquido suficiente para asegurar la producción diaria
de leche y mantener el equilibrio hídrico materno. Se recomienda una ingesta
de entre 2 y 3 l/día.

ALIMENTACION DEL ESCOLAR Y ADOLESCENTE.

Al finalizar la etapa preescolar, el niño debe tener una dieta acorde a las
necesidades determinadas a la etapa a que ha llegado de acuerdo a su
desarrollo físico, psicológico y social. Por otro lado, esta etapa es muy
importante en la formación de hábitos y actitudes que predominarán por el resto
de la vida.
La adolescencia son una etapa de la vida marcada por importantes cambios
fisiológicos, emocionales y sociales, sobre los cuales, la alimentación es muy
importante debido a los elevados requerimientos nutricionales. Para hacer
frente a estos cambios, se necesita asegurar el adecuado aporte de energía y
nutrimentos, evitando así, carencias que ocasionen alteraciones y trastornos en
la salud.

Es importante conocer los requerimientos nutricionales, para elegir


alimentos que garanticen una dieta que aporte la energía y nutrimentos a lo
largo del día.
Por último, es importante conocer aquellas situaciones que pueden afectar
a los adolescentes y en las que se debe realizar alguna modificación en la dieta.

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CARACTERISTICAS DEL ESCOLAR Y ADOLESCENTE.

La edad escolar se caracteriza por un ritmo de crecimiento lento y


constante, se inicia el dimorfismo sexual y ocurre un rebote de adiposidad,
requisito para el esencial para el brote puberal. La influencia de los pares, el
ambiente escolar y el estilo de vida familiar determinan la conducta alimentaria.
Su sentido de la independencia lo lleva a defender sus preferencias, lo que
determina calidad y cantidad de la dieta.
La adolescencia es un período de riesgo nutricional, ya que los
requerimientos están aumentados y los hábitos nutricionales suelen ser
inadecuados (omisión de comidas, alto consumo de comida chatarra y bebidas
recreativas).

NECESIDADES ESPECIALES.

Los patrones de alimentación y las necesidades de nutrientes durante la


niñez van a estar condicionados por las necesidades metabólicas basales, así
como por el ritmo de crecimiento y el grado de actividad física, junto al
desarrollo psicológico.

El equilibrio nutricional aconsejado no varía mucho del que se recomienda


para los adultos (12-15% de proteínas, 30-35% de lípidos, 50-58% de glúcidos).

Necesidades energéticas.

Las necesidades energéticas van variando a lo largo de las diferentes


etapas de la vida, y esto implica la necesidad de adaptar la ingesta para hacer
frente a estas variaciones. Las recomendaciones para los niños entre 4 y 8
años, son: 1.200-1.800 kcal/día y para los de 9 a 13 años, 1.600-2.000 kcal.

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En la ingesta energética intervienen principalmente 2 factores: el volumen
alimentario y la densidad energética de la dieta. La capacidad de acomodar la
dieta a las necesidades energéticas mediante cambios en el volumen
alimentario y, sobre todo, en la densidad energética, es ya constatable en el
niño desde edades tempranas.

Necesidades de proteínas.

Las proteínas cumplen principalmente un papel en el crecimiento y en el


mantenimiento de la estructura corporal. Una dieta equilibrada debería
proporcionar entre un 11 y un 15% de la energía total como proteínas. El 65-
70% de la ingesta proteica debería ser de alto valor biológico, típicamente
productos animales (carne, pescado, leche, huevos y derivados lácteos) y el
resto de origen vegetal.

Necesidades de grasas.

La grasa en una fuente importante de energía, soporte para trasportar


vitaminas liposolubles y proveedor de ácidos grasos esenciales (a-linolénico-
omega 3, y linoleico-omega 6). La ingesta total de grasa debe estar entre el 30-
35% de la ingesta de energía para niños de 2 a 3 años y entre el 25 y 35% para
niños de 4 a 18 años. Los ácidos grasos esenciales deberían constituir el 3%
del total de la ingesta de energía diaria y las grasas saturadas menos del 10%
del total. El consumo de colesterol debe ser menor de 300 mg/día y la ingesta
de grasas trans debe ser lo más baja posible.

Hidratos de carbono y fibra.

Los hidratos de carbono son una importante fuente de energía y soporte


para el transporte de vitaminas, minerales y elementos traza. Una ingesta
adecuada de carbohidratos contribuye a una ingesta suficiente de fibra, hierro,

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tiamina, niacina, riboflavina y ácido fólico. Los carbohidratos deberían constituir
el 50-60% del total de energía. Proceden mayoritariamente de los vegetales:
cereales, verduras, hortalizas, frutas y legumbres.

Dentro de este grupo, se encuentra la fibra dietética, de gran importancia


para el funcionamiento del tubo digestivo, pero también para regular los niveles
de glucemia y reducir la absorción del colesterol de la dieta. La ingesta óptima
de fibra en mayores de 2 años sería el equivalente a la edad, en años, más 5 a
10 g por día (máximo 30 g por día).

Necesidades de vitaminas y minerales.

Las vitaminas y los minerales carecen de aporte calórico y su presencia en


cantidades suficientes se garantiza con una dieta variada. Destacan, el calcio
por su importancia en la formación del esqueleto y que está contenido en los
lácteos y pescados, y también el hierro, con necesidades aumentadas en los
periodos de crecimiento rápido, así como el yodo.

FUNCION DE CADA NUETRIENTE.

Proteínas o Alimentos plásticos.


Las necesidades en estas edades son mayores que en el adulto. Para
cubrir dichas necesidades tendremos que asegurar que tomen una ración de
carne (100-125 g., priorizando las piezas con menor contenido en grasa) o de
pescado (125-150 g., alternando pescados azules y blancos) en la comida y en
la cena. Se puede sustituir la carne o el pescado por dos huevos en la comida o
en la cena. Este nutriente es básico para formar y mantener sanos los
músculos, la piel, el pelo, etc.

Lácteos.

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Los consideramos imprescindibles para aportar a la dieta el calcio
necesario para conseguir una correcta masa ósea y dentaria. La cantidad diaria
recomendada de lácteos es 2-3 vasos de leche o un vaso de leche y 2 yogures
u otro tipo de lácteo (queso, postres lácteos tipo natilla, etc.). Es aconsejable
evitar la grasa saturada que contienen estos alimentos consumiendo los
semidescremados.

Glúcidos o alimentos energéticos.


Nos referimos al pan, a las patatas, a la pasta, al arroz o demás cereales
(quinoa, espelta, etc.). Vigilaremos especialmente que los platos no sean
demasiado voluminosos; que sirvan de acompañamiento con la ración o del
primer plato, a poder ser con vegetales y no como plato único. Son alimentos
bien aceptados por los niños. Es aconsejable que este tipo de alimentos
aparezca en todas las tomas. Puede ser como pan o cereales en el desayuno,
un bocadillo a media mañana, verdura con patata, pasta o arroz al mediodía,
unas galletas o cereales con leche en la merienda y un trozo de pan y ensalada
con patata cocida en la cena.

Alimentos grasos.
La ingesta adecuada de grasas siempre ha sido un dilema, aunque hay
consenso en que tiene que suponer un 30-35% de la ingesta calórica diaria y
que es recomendable consumir aceite de oliva virgen extra.

Otro aspecto importante es limitar el consumo de grasas trans y grasas


saturadas que a menudo se encuentran camufladas en los alimentos
precocinados, bollería industrial y productos de origen animal. Reducir el
consumo de estos alimentos es una buena elección y tomar productos
semidescremados reducirá sustancialmente la grasa saturada ingerida.

Vitaminas y minerales o Alimentos reguladores.

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Una buena manera de asegurar una ingesta adecuada de vitaminas y
minerales es tomar 5 piezas de frutas y verduras al día, repartidas en la comida
y en la cena, siendo una de las raciones en crudo para preservar al máximo el
aporte de vitaminas. Buscar la variedad e invitarles a que prueben distintas
formas de preparación tanto de la fruta como de la verdura hará que sean mejor
aceptadas por los niños.

Se ha observado la importancia de ciertas vitaminas y minerales en la dieta


de niños y adolescentes como la vitamina D, el calcio, el folato, el hierro, el cinc,
el fósforo y el magnesio. Sin duda alguna, el sol les ayudará a formar vitamina
D para la mejor asimilación del calcio de los lácteos ingeridos; resulta
recomendable la exposición habitual al sol, con la debida protección solar.

Agua y bebidas.
Hay que procurar una correcta hidratación, especialmente en días
calurosos, cuando se exponen durante un tiempo prolongado al sol, cuando
realizan actividad física, etc. El agua les ayudará a mantener un correcto
equilibrio de sales minerales. Se deben evitar las bebidas y los refrescos
azucarados. Si no es posible evitarlos, elegir los de tipo “zero” o light que no
contienen azúcar. Del mismo modo, es mejor la pieza de fruta entera y no en
zumo (aunque sea hecho en casa).

ALIMENTACION DEL ADULTO MAYOR.

El envejecimiento individual determina cambios en el organismo que


afectan a la nutrición y a los distintos órganos y aparatos comprometidos con
ella. Recíprocamente, la forma de alimentarse a lo largo de la vida influye en la
manera de envejecer.

Los requerimientos nutricionales en la persona de edad avanzada no son


los mismos que en las edades más jóvenes. La desnutrición calórico-proteica

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es una situación común entre los ancianos, con gran variabilidad individual en
función del nivel asistencial en que se estudie: comunidad, residencia, hospital,
etc., que tiene sus propios factores de riesgo. La desnutrición es un factor de
riesgo adicional en cuanto a mortalidad y morbilidad para muchas
enfermedades agudas y crónicas de alta prevalencia en la edad avanzada.

CARACTERÍSTICAS DEL ADULTO MAYOR.

La alimentación de la persona adulta mayor debe ser una alimentación:

Equilibrada (acorde a las necesidades de energía, proteínas, grasas,


vitaminas y minerales).
Esto con el fin de evitar que existan deficiencias en el consumo de nutrientes
como proteína, tiamina, vitamina C, calcio, hierro y folatos, y garantizar una
alimentación saludable.

El objetivo de una adecuada alimentación en la persona adulta mayor, es


mantener un óptimo estado de salud, que permita cubrir las necesidades
nutricionales para evitar deficiencias, mantener el adecuado peso corporal,
retardar la ocurrencia o progresión de enfermedades relacionadas con nutrición
y evitar la ingesta excesiva de algunos nutrientes.

Se debe tomar en consideración la capacidad masticatoria de la persona


adulta mayor. Por ejemplo, si es una persona que no tiene piezas dentales, es
importante modificar la textura de los alimentos que se le ofrezcan, antes de
excluirlos de su dieta.

Una alimentación variada y saludable garantiza que el adulto mayor tenga


calidad de vida.

NECESIDADES ESPECIALES.

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Conforme el envejecimiento avanza disminuye el consumo de alimentos y
por lo tanto de nutrimentos como proteínas, vitaminas, calcio y hierro. Esta
disminución, puede llevar al adulto mayor a sufrir una deficiencia.

Energía.
El metabolismo basal disminuye, como consecuencia de la menor masa
muscular y la reducción de la actividad física, por lo que el adulto de edad
avanzada necesita menos calorías para mantener el funcionamiento adecuado
de su cuerpo.
Como guía general, los requerimientos calóricos disminuyen hasta una media
de 1600 a 1800 Kilocalorías/ día en las mujeres y de 2000 a 2400 Kilocalorías/
día en los hombres.

Proteínas.
Mientras que en los niños y adolescentes su función primordial es favorecer
el crecimiento, en los adultos mayores las proteínas son importantes para
reponer tejidos. Por lo ello, el requerimiento de proteínas en esta etapa es casi
igual a la de los adultos jóvenes de 0.9 a 1.0 gr./ Kg. /día, debiendo incluir
alimentos con proteínas de alto valor biológico.

Hidratos de carbono.
Son la fuente más abundante y económica de energía. La glucosa es la
fuente de energía que se utiliza con mayor rapidez, indispensable para el
funcionamiento de los músculos, eritrocitos y cerebro. Los adultos mayores
conservan su gusto por los alimentos dulces ricos en hidratos de carbono
simples y tienden a disminuir el consumo de hidratos de carbono complejos,
este exceso eleva el riesgo de una pronta saciedad.
Es importante insistir en el consumo de cereales integrales, ya que además
de polisacáridos, aportan fibra dietética, vitaminas y nutrimentos inorgánicos.

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Lactosa.
La disminución de la producción de lactasa, favorece la intolerancia a la
lactosa, lo que ocasionará que el adulto mayor que ingiere leche entera sufra
diarrea, flatulencia y cólicos. La utilización de leches deslactosadas y productos
lácteos fermentados alivia los síntomas descritos y mejora la ingesta de calcio y
proteínas.

Fibra.
Está comprobada la importancia de la fibra dietética en el tratamiento del
estreñimiento, el control de la glicemia y reducir los niveles de colesterol. Se
recomienda un consumo de 20 a 25 gr. diario, recordando que la introducción o
reintroducción de ésta en la dieta debe ser lentamente para evitar flatulencia y
dolor abdominal e ir siempre acompañada del consumo de líquidos.

Lípidos.
Es de suponer que, la dieta que disminuye el riesgo cardiovascular en la
población más joven, no continúe siendo eficaz para los siguientes años. Por
otro lado, además de dar sabor a la dieta los lípidos tienen la capacidad de dar
textura y consistencia a los alimentos. Por ello se recomienda que en la dieta de
los adultos mayores no aporten más del 25% del total de kilocalorías/día,
cuidando de incluir alimentos que aporten ácidos grasos indispensables (ácido
linoleico y el ácido linolénico), los cuales intervienen en el mecanismo de
triglicéridos y el colesterol, además de regular otras funciones fisiológicas.

Vitaminas y nutrimentos inorgánicos.


Los adultos mayores son un grupo de riesgo expuesto a deficiencia de
estos nutrimentos. Las que con mayor frecuencia se presentan son: la vitamina
B1 (tiamina), B12, (cobalamina), B6 (piridoxina), ácido fólico, D, E y C y
nutrimentos inorgánicos: hierro y zinc. Esta situación puede presentarse en
personas que viven en alguna institución, sufren deterioro funcional, utilizan
medicamentos, consumen alcohol o padecen mala absorción. Para prevenir

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estas deficiencias es importante el consumo de una alimentación variada, sin
embargo, en casos específicos es de gran utilidad un complemento.

FUNCION DE CADA NUTRIENTE


Para obtener los nutrientes que el cuerpo necesita el adulto mayor debe
consumir:

 Calcio: Favorece la salud ósea.


 Fibra: Colabora con la salud intestinal.
 Potasio: Beneficia la salud de articulaciones.
 Vitamina A: Contribuye a la salud visual.
 Vitamina C: al ser un antioxidante ayuda en la defensa de las células.

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CONCLUSIÓN.

La dieta de una persona debe ser suficiente y balanceada, capaz de


proporcionar la energía para la realización de las actividades diarias y para
mantener el organismo saludable. La carencia o exceso de nutrimentos es un
problema que conlleva a diversos padecimientos como la diabetes, la obesidad,
la anemia y un sinfín de enfermedades más.

Los requerimientos nutricionales varían en las diferentes etapas de la vida y


la alimentación siempre tiene que ser nutritiva y equilibrada. Son varios los
aspectos que determinan que tipo de alimentación es el más adecuado; por
ejemplo, las mujeres en edad reproductiva tienen necesidades especiales
debido a la menstruación y, por supuesto, durante el embarazo y la lactancia.
Los escolares y adolescentes tienen mayores necesidades por unidad de peso
que los adultos, principalmente porque están en crecimiento. Los adultos
mayores también son un grupo vulnerable; están expuestos a un riesgo mayor
de desnutrición que los adultos jóvenes.

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BIBLIOGRAFÍA.

Kellogg España.Manual Práctico de Nutrición y Salud Kellogg’s (2012).

Pérez L. he I. Vega F, Ma. Del Carmen (2010). Fundamentos de nutrición y


dietética

 

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