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Dialnet LaParidadParticipativaEnLaObraDeNancyFraser 3212136
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D E
D E B A
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La paridad participativa
en la obra de Nancy Fraser
1
HABERMAS, J. Facticidad y validez, Madrid,
Trotta, 2008, pág. 502.
2
FRASER, N, “What’s Critical about Critical The-
ory? The case of Habermas and Gender” En: Un-
ruly Practices. Power, Discourse and Gender in
Contemporary Social Theory. Minneapolis, Uni-
versity of Minnesota Press and Polity Press, 1989.
Versión castellana de Ana Sánchez “¿Qué tiene
de crítica la teoría crítica?” En: BENHABIB, S.
Y CORNELL, D. (comps.). Teoría feminista y
teoría crítica Ensayos sobre la política de género
en las sociedades del capitalismo tardío. Valencia,
Edicions Alfons el Magnànim, 1990, págs. 49-88.
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SUMARIO
El objetivo del artículo es presentar una reconstrucción del principio normativo de la paridad
participativa en el enfoque sobre la justicia de Nancy Fraser. El principio de la paridad participativa
puede ser reconstruido en tres momentos diferentes que establezco de acuerdo con el cambio de
acento en su reflexión. En segundo lugar, argumento de qué modo los tres momentos se relacionan
con el desplazamiento y actual enmarque de su enfoque sobre la justicia. En tercer lugar, asumo que
el principio de la paridad participativa tiene sus bases en la dinámica de la esfera pública y las
actuales contradicciones sociales. Partiendo de esta base considero que el principio de la paridad
participativa en el enfoque de Nancy Fraser podría hacerse cargo de la cuestión de las acciones
afirmativas, específicamente de las cuotas de género. Mi argumento es que si el esquema de Nancy
Fraser exige resolver las condiciones de injusticia –económica, social y política– como resultado de la
deliberación pública y política, ella debería aceptar en su enfoque las acciones afirmativas. Si las
acciones afirmativas reconocen el carácter situado del agente, i.d., la diferencia, dicha situación es el
punto de partida para resolver las desigualdades. De ahí que las cuotas de género constituyan una
herramienta en el camino hacia la paridad entendida como la base para la transformación de las
desigualdades sociales en una democracia.
Palabras clave: paridad, participación, esfera pública, cuotas de género, democracia, justicia.
ABSTRACT
The paper is attempting to show how is articulated the principle of participatory parity in the Nancy
Fraser’s justice approach. First, I divide her approach in three different times according to the way in
which she articulates the participatory principle. Second, I explain how the three times are related
with the displacement and the consequent framing of her current triple analytical perspective of
justice. Third, I assume that Fraser’s principle of participatory parity is rooted in the dynamics of
public sphere and the contradictions of current complex societies. For this reason, I propose thinking
about that principle according to the matter of affirmative actions, specifically the issue of gender
quotas. I am arguing that if Nancy Fraser’s approach requires resolve the situation of injustice –in a
economical, cultural and or political issue– as a result of the public and political deliberation, she
should accept affirmative actions. If we accept that affirmative actions recognize the situated
character of the agent, e.g. the difference, so this is the departure point to resolve differences in the
realm of justice for everybody. Finally, the gender quota is a tool to go ahead in the path of parity; it is
one of the keys to an informed and autonomous public opinion as a condition to transform the basis
of social inequalities in a democracy.
Keywords: parity, participation, public sphere, gender quotas, democracy, justice.
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crítica en pensar la dinámica social que distinguir entre el marco de una práctica 3
tiene lugar en una esfera pública y polí- social y el movimiento del individuo den- Cf. FRASER N., “Struggles over needs: Outline
of a Socialist-Feminist Critical Theory of Late
tica democrática como ámbito para la tro de ésta 5 . Fraser marca así la posibi- Capitalist Political Culture”, en: FRASER, N.
producción, debate y deliberación sobre lidad de no negarle autonomía al sujeto 1989. Versión castellana de LAMAS, M. “La lu-
las necesidades y la interpretación de las a pesar de las determinaciones estructu- cha por las necesidades. Esbozo de una teoría
crítica socialista-feminista de la cultura política
necesidades de mujeres y hombres. rales que configuran la disponibilidad de del capitalismo tardío”, en: Revista Debate femi-
sus opciones para la interacción social. nista. Año 2, nº 3, 1991. México D. F., págs. 3-
Su vinculación con el pensamiento de M. 41.
Foucault destaca las formas en que las Fraser añade además la idea de los “dis-
prácticas cotidianas están articuladas en cursos anormales” de Rorty que definen
redes de poder que definen los modos los cambios de los juegos del lenguaje y
de sujeción y subordinación de los indi- que posteriormente traducirá nuestra
autora como las intervenciones que los 4
viduos. De ahí que los discursos sobre las
Cf. FRASER N., “Solidarity or Singularity? Ri-
necesidades que han surgido de la esfera “contra-públicos” lanzan al ruedo para chard Rorty Between Romanticism and Techno-
privada encuentren en la microfísica del quebrar el discurso hegemónico 6 . cracy”, en: MALACHOWSKI, A., Reading
Rorty. Critical responses to Philosopy and the Mi-
poder foucaultiano uno de los rasgos por El resultado de estos rasgos de pragma- rror of Nature. Blackwell, Oxford, 1990, esp.
los que pueden ser politizadas en la es- tismo será una idea de identidad social pág. 317 Este artículo fue publicado por prime-
fera pública. Asimismo una vez politiza- ra vez en 1988 en Praxis International, vol. 8, 3
contingente y contextual que evita los (oct. 1988) y posteriormente fue incluido en su
das las demandas de necesidades, el resultados estetizantes que se derivan obra Unruly Practices. Power, Discourse and Gen-
debate sobre la interpretación de las mis- del proteismo individual rortyano, gra- der in Contemporary Social Theory. Minneapolis,
University of Minnesota Press and Polity Press,
mas se constituye en un espacio clave que cias a una noción de esfera pública y al 1989.
a su vez determina los modos de subje- debate sobre las necesidades con las que
tivación a que da lugar el discurso sobre elabora su teoría de la justicia como pa-
aquellas; permite observar en qué forma ridad participativa.
el tipo de discurso dispone a los sujetos
a ocupar una posición (saber especializa- En síntesis, puede decirse que Nancy 5
do, cliente, enfermo, normal) en relación Fraser utiliza el recurso a la discursivi- Ibídem. El holismo que Fraser toma de Richard
dad como un modo de acercamiento a Rorty en realidad es heredero del holismo de Do-
a la normatividad vigente; es decir, qué nald Davidson que define a su filosofía del len-
sentido de lo humano transmiten, qué la dinámica social. Las prácticas discur- guaje. En ese sentido el holismo de grado cero
idea configuran de una persona agente sivas permiten analizar la administración (zero-degree holism) que se adscribe Fraser no pa-
rece ser un recurso muy seguro para un enfoque
social determinado y qué posición ocu- de significados e identidades sociales teórico que se presenta como heredero de la tra-
pan (dentro-fuera) en la institución 3 . desde el aparato del Estado, el mercado dición de la teoría crítica. El holismo, con todo
y la sociedad civil a la vez que indagar la y apuntar que una parte no puede ser compren-
dida sin relación al todo, no es una postura ade-
La influencia de Richard Rorty en su posibilidad de una práctica discursiva li- cuada para trazar las tensiones entre ambos to-
modelo aporta una carga de antiesen- beradora que permita la construcción da vez que el enfoque privilegia la aparente ho-
cialismo, contextualismo, y holismo. Un paritaria de una identidad social y polí- mogeneidad del conjunto. Creo que N. Fraser
habría podido ir a buscar ese elemento de in-
antiesencialismo según el cual nociones tica. En ese sentido, su análisis de las teracción estructural en pensadores de tradición
como verdad, racionalidad, naturaleza tensiones estructurales de la sociedad mucho más socialista que la que se le puede con-
humana y moralidad son el resultado de ceder a R. Rorty. Debo, en parte, la formulación
gracias a la dinámica de la esfera públi- de estas críticas a conversaciones con Joan Lara
prácticas socio-históricas de las que re- ca le permitirá desentrañar los varios Amat y León.
ciben su sentido 4 . El contextualismo obstáculos que impiden la justicia en-
por su parte opera en dos sentidos in- tendida como paridad participativa. No
terdependientes, es otro el objetivo de su interés en con-
siderar los desplazamientos en la “gra-
6
mática de la justicia” que las prácticas
La noción “discursos anormales” de Richard
el primero de estos que las prácticas dis- discursivas vehiculan. Rorty es heredera de la idea kuhnniana sobre la
cursivas son las que definen qué debe transformación de los paradigmas y aparece en su
obra La filosofía y el espejo de la naturaleza. La
ser discutido y en qué orden de priori- 1. TRES MOMENTOS DEL primera vez que N. Fraser se ocupa de este con-
dad y ANÁLISIS SOBRE LA JUSTICIA cepto para integrarlo en su marco conceptual es
en 1988, fecha de la primera edición del artícu-
Nancy Fraser defiende una democracia lo “Solidarity or Singularity? Richard Rorty Bet-
ween Romanticism and Technocracy.” Véase
en segundo lugar que una vez aclarado radical entendida como el sistema po- supra nota No.3. Casi dos décadas más tarde N.
lo que se ha de discutir, el contenido es- lítico que permita la garantía de los Fraser vuelve a ocuparse de esta noción para dar
derechos sociales y la igualdad de opor- cuenta del desplazamiento en la “gramática de la
pecifica qué perspectiva analítica debe justicia” en el contexto de un mundo en globa-
ser empleada. tunidades para participar en la esfera pú- lización. Véase FRASER, N., Escalas de justicia,
blica. En esta línea ha dedicado buena Barcelona, Herder, 2008. También PALACIO
A. M., “La política del enmarque, una herra-
Asimismo asume una suerte de holismo parte de su trabajo a pensar la articu- mienta para pensar la justicia política hoy”, en:
de grado cero según el cual es posible lación de esta democracia desde las so- Enrahonar, nº 43, 2009, págs. 241-243.
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menino unívoca, se encuentra a medio la esfera pública supone para poder par- 15
camino la corriente feminista que reco- ticipar en ella. A Fraser le interesa resal- La historia del feminismo de la segunda ola iden-
tifica el movimiento por la igualdad entre los años
noce el hecho de ser diferentes en la tar que la acción de los contra-públicos sesenta hasta principios de los ochenta. A partir de
diferencia o de la pluralidad en la dife- quiebra el discurso hegemónico, des- aquí el movimiento enfrenta una ruptura al cues-
plaza la discusión y puede dar pie a la tionarse el sentido de la igualdad que se había asu-
rencia “las diferencias entre mujeres”. mido como programa reivindicativo. Si la igualdad
En la medida en que el colectivo de mu- transformación de las prácticas sociales se entendía como la equiparación con los modos
jeres no es homogéneo, algunas de sus mediante la introducción de nuevos sig- de ser masculino al punto que se desvirtuaban las
formas culturales asociadas a lo femenino, enton-
demandas no son suficientemente re- nificados disponibles a partir de ese ces habría que repensar qué tipo de igualdad se
presentativas de las variadas formas de entonces. El resultado de ello, en su es- estaba demandando. De ahí que tras el cuestio-
quema, se traduce en ampliar el sentido namiento emergiera una nueva corriente feminis-
sujeción femenina. De modo que nues- ta, que se añadiría a la de la igualdad, conocida
tra autora optará por un esquema en el de la deliberación pública de modo que como el feminismo de la diferencia y que apunta-
que “las diferencias entre mujeres” son se reconozca el carácter siempre abier- rá a la valoración positiva de los rasgos sociocultu-
rales asociados con lo femenino. En esta última
entendidas como “múltiples diferencias to e inacabado de la misma. corriente tienen cabida las visiones que reivindican
que intersectan” y a partir de las cuales la esencia de lo femenino y las que asumen la dife-
rencia sin apelar a rasgos sobre lo “naturalmente
se han de considerar los ejes de la su- femenino”. A medio camino de éstas se hallan las
bordinación social a los que se ven so- El tercer momento es un poco más di- posturas que al reconocer el carácter no homogé-
neo del colectivo de mujeres intentarán tematizar
metidas 16 . La pertinente decisión de fícil de definir pues se encuentra a esas diferencias “internas” en relación a los ejes de
Fraser al plantear el esquema de las di- caballo del segundo. Se trata del mo- subordinación que definen el “color” de sus luchas.
ferencias que intersectan le sale al paso mento de la globalización económica Véase FRASER, N., 1997, esp. págs. 229-250. Pa-
ra una visión esquemática del movimiento femi-
a la disyunción y fragmentación de la como triunfo del neoliberalismo que ya nista, principalmente el de la segunda ola, véase
lucha feminista al mismo tiempo que desde el segundo momento acompaña- LOIS GONZÁLEZ, M., “La nueva ola del femi-
permite considerar la tensión entre rei- ba el perfil de su reflexión. A esta épo- nismo” págs. 163-179, en: ANTÓN MELLÓN,
J. (coord.), Las ideas políticas en el siglo XXI, Bar-
vindicaciones como suelo nutricio de ca pertenece su publicación junto a A. celona, Ariel, 2002. AMORÓS, C. y DE MI-
una reivindicación más amplia y efecti- Honneth de Umverteilung Oder Aner- GUEL, A. (eds.), Teoría feminista: de la Ilustración
a la globalización, Madrid, Minerva, 2005, 3 vol.
va para todos. Sin embargo, al optar por kennung? (2003) –¿Redistribución o re- PULEO, A. H. (ed.), El reto de la igualdad de gé-
la diferencia Fraser, como se verá más conocimiento? (2006)– y Escalas de nero, Madrid, Biblioteca Nueva, 2008.
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valentes; esto es, el género y la raza, por de las condiciones de simetría ello obe- 25
ser los más vulnerables a la reproducción dece a que ha considerado las diferen- Sobre esta línea, el carácter material de la instancia
cultural, se asienta el debate entre Judith Butler y
del problema de la redistribución y el cias en las relaciones de poder. Por su Nancy Fraser. Para N. Fraser las diferencias cultu-
reconocimiento de manera conjunta, o parte, el velo de ignorancia de J. Rawls rales son tan materiales como las económicas una
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Puede concedérsele a Fraser que, en efec- La situación del agente social es la cla-
to, tal pretensión de objetividad e im- ve de la paridad participativa. De ahí que
parcialidad desconoce el carácter situado la discusión de nuestra autora con el li-
y concreto de una toma de decisión, beralismo y sobre la forma de establecer
pero es de esto de lo que se trata, de abs- los límites de la esfera pública defina la
traernos de las particularidades y contin- lucha teórica que articula el sentido de
gencias con el fin de que el acuerdo sea un ideal de justicia visto desde la prác-
el resultado del uso de una razón objeti- tica de una reivindicación ético-política
va y no la victoria de un interés particu- situada histórica y socialmente.
lar. La igualdad que asegura el velo de Fraser sin embargo dará un paso más
ignorancia y la que es sugerida con la si- respecto a las dificultades de la paridad.
metría de las condiciones no está necesa- Si hacia 1996 explicitó en su artículo
riamente en suspenso, puesto que es “Redistribución y reconocimiento: hacia
condición y efecto del mismo proceso de una visión integrada de justicia del gé-
deliberación o bien del acuerdo del que nero” 29, que el ideal de la paridad parti-
surgen los principios de justicia. En rea- cipativa requería de una precondición
lidad, la igualdad como valor moral que- objetiva –la redistribución económica,
da reforzada en los dos casos y aparece la igualdad legal– y de una intersubjeti-
como instancia crítica del proceso y la va –el reconocimiento de la igualdad de
posibilidad de su universalización. Tam- estatus social–; en el año de 2003 en su
poco sería correcto, como sugiere Fraser, diálogo con A. Honneth, avanzó hasta
vez que están encarnadas a lo largo de las prácticas que estos autores desconozcan las con- definir que la paridad participativa
institucionales, pasando por la legislación. Esta di- diciones socio-históricas en que están como principio de una teoría de la jus-
ferencia de criterio respecto a cómo interpretar la
relación entre economía y cultura se refracta en sus ubicados los individuos que pactan o dia- ticia “…constituye una interpretación
divergencias sobre la categoría de género y la se- logan, ya que justamente por conside- democrática radical de la igualdad de
xualidad. Para el análisis estructural de la sociedad rarlas se ha preferido que éstas no sean
que le interesa realizar a N. Fraser el problema del autonomía” 30 .
género como colectivo social se diferencia del pro- determinantes.
blema del colectivo gay y lesbiano, pues mientras La paridad participativa es entonces la
el primero es un colectivo bivalente (sus reivindi- Ahora bien, visto con más cuidado la crí- forma de una justicia desde y para la de-
caciones se dirigen a la redistribución y al recono-
cimiento) el segundo representa básicamente la
tica de Fraser sugiere que la deliberación mocracia que implica la definición de las
lucha por el reconocimiento. Véase la discusión re- es un proceso tendente a resolver desi- situaciones de injusticia mediante proce-
producida en la New Left Review: FRASER, N., gualdades sistémicas y desde las que se ha
“Heterosexism, Misrecognition and Capitalism: A
sos y procedimientos deliberativos en que
Response to Judith Butler” NLR I/228, Mar-Apr, de partir para hallar su solución. La invi- todos/as y cada uno/a puedan ejercer su
1998, pp. 140-149 y BUTLER, J., “Merely Cul- sibilidad del carácter situado del agente autonomía en la vida social, puedan
tural” NLR I/227, Jan-Feb, 1998, pp. 33-44 (tra-
ducido en castellano como “El marxismo y lo
social en una deliberación la corrompería transformar las condiciones de injusticia
meramente cultural”). en su pretensión ético-política ya que es económica y de reconocimiento.
26 esta pretensión la que configura el dis-
curso liberador de quien está subordina- La clave en este paso de 2003 es conside-
FRASER, N. 2006, p. 36.
do. De ahí que lo que tiene que discutirse rar que la aplicación del principio para ha-
27
sean las determinaciones y la interpre- llar alternativas a las formas entrecruzadas
Cf. PALACIO, A. M., “Entrevista a Nancy Fra-
ser, La justicia como redistribución, recono- tación de esas determinaciones que de subordinación social ha de cuidar que
cimiento y representación” págs. 16-24, en:
configuran una estructura desigual de la propuesta de las alternativas de solución
Barcelona Metrópolis. Revista de información y
pensamiento urbanos, nº 74, primavera, 2009. participación en todas las arenas discursi- se legitime mediante procedimientos de-
vas de la vida social y no sólo política. mocráticos en los que se discuten las in-
28
Como ocurre en el modelo liberal, piénsese en J.
terpretaciones sobre cómo lograr y
Rawls y el velo de ignorancia, J. Habermas y la De modo que reconocer la legitimidad garantizar la igualdad de autonomía.
simetría de las condiciones de los participantes de un interlocutor no supone ocultar la
que sugiere la igualdad moral de quienes aún no Pero el avance que constituye esta for-
han sido reconocidos como iguales. Cf. FRASER, desigualdad que define su subordinación
mulación de una justicia democrática
N., Iustitia Interrupta. Reflexiones críticas desde ya que justamente se trata de resolver és-
la posición ‘postsocialista’. Santafé de Bogotá, Si- radical con respecto a lo que había es-
ta sin abstraerla del proceso deliberativo.
glo del Hombre, Universidad de los Andes, 1997, bozado a mediados de los noventa no
pág. 109 y ss. La demanda de una esfera pública abier-
significa un paso tal como para abando-
29 ta en la que gracias a la discusión conti-
nar los lentes bifocales.
FRASER, N. 1996. nua se juega la transformación social exige
30 pensar la dinámica entre públicos y con- La paridad participativa se entiende aún
FRASER, N. 2006, pág. 172. tra-públicos en virtud de la cual es posi- como la superación de los obstáculos
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institucionalizados en normas y pro- cas palabras sería alcanzar autoridad se- hace parte del mismo, los proce-
cedimientos así como la de aquellos mántica en todas y cada una de las áreas dimientos para participar se constitu-
referidos a los medios de vida eco- discursivas en las que se da su interac- yen en una barrera que impide que lo
nómicos que condicionan la opción de ción social, participando de la defini- haga. La escasa representación feme-
hacer parte de la discusión pública y ción sobre qué se discute, entre quiénes nina en el poder legislativo y ejecutivo
política. Sin embargo, queda pendiente y cómo se toman las decisiones. del Estado, sería el caso de una repre-
considerar si no existe otro elemento sentación fallida (misrepresentation) po-
que pueda darle mayor efectividad al La representación política es la di- lítico-ordinaria 34.
principio de la paridad participativa. mensión adecuada para detectar los
obstáculos formales que así como le-
gitiman diferencias estructurales –eco-
3. PARIDAD PARTICIPATIVA Y nómico-culturales– impiden a quienes
El segundo nivel, el de la pertenencia
REPRESENTACIÓN POLÍTICA “concierne al aspecto político de deli-
padecen injusticia elevar su voz y ser
mitación de fronteras” 35 . Cuando al-
escuchados. La paridad participativa al
3.1 guien tiene derecho a ser tenido en
integrar ahora la representación cons-
Representación política cuenta, pero le es negada la opción de
tituye así el principio normativo a par-
participar en las cuestiones de redistri-
No será hasta el año de 2004 cuando tir del cual definir y evaluar el modo
bución, reconocimiento o de represen-
N. Fraser amplíe su perspectiva sobre en que puede hacerse una reivindi-
tación al nivel político-ordinario, es decir,
el ideal de justicia a un modelo de tres cación; esto es, qué forma adopta la
cuando es declarado como no-miem-
dimensiones que incluye la de la polí- resolución de los conflictos sobre in-
bro, estamos frente a una injusticia que
tica. El factor económico y el factor terpretaciones de justicia y cómo lo-
Fraser denomina como “des-enmarque”
cultural, aún imbricados, están tam- gra resolverse 32 .
(misframing). Lo que se cuestiona aquí
bién en relación con la definición del El marco político y las reglas de deci- no son los procedimientos sino el mar-
espacio para actuar políticamente. Los sión para escenificar y arbitrar la con- co político en su conjunto.
procesos políticos obedecen a una es- frontación al establecer el cómo hacer
tructura económico-cultural delimita- Nancy Fraser postula entonces la he-
reivindicaciones también define quién
da y en cuanto tales comportan una rramienta de la “política del enmar-
puede hacerlas. De esta forma trazar
especificidad en la interacción social que” con la que busca diagnosticar y
un marco político significa dar acceso
que permite identificar los obstáculos analizar en qué momento y de qué
a unos y a otros no, a la vez que res-
políticos a la representación por los forma un determinado marco político
tringir dónde y cómo debe darse el
cuales se minan las opciones de lograr condena a unos individuos a no poder
debate. Las reglas de la confrontación
una justicia democrática. elevar su voz sobre las cuestiones que
del marco determinan quiénes son los
les competen –piénsese en los casos
De acuerdo con la reconstrucción his- sujetos de la justicia que están y pue-
de las políticas sobre el cambio climá-
tórico teórica de su obra la dimensión den ser representados 33 .
tico, los mercados financieros, la bio-
política de la justicia como representa- política, etc.
De acuerdo con esto, la representación
ción no apunta en exclusiva a la con-
política apunta por una parte a los pro-
formación de “públicos fuertes” 31 que La herramienta del enmarque permite
cedimientos y por otra a la pertenen-
realicen el proceso de toma de deci- moverse en distintas escalas de análi-
cia social. Cada uno especifica un nivel
siones o la estructura de los órganos sis que van de lo local pasando por lo
de análisis para definir qué tipo de obs-
representativos del Estado, ni a los nacional y lo regional, hasta lo trans-
táculo configura la injusticia de la re-
“públicos débiles” o externos al pro- nacional considerando en cada caso
presentación.
ceso de la toma de decisiones. La di- qué forma adoptan los conflictos de
námica de la esfera pública exige justicia, las formas de subordinación y
considerar también los contra-públicos cómo pueden ser resueltos.
El primer nivel, de acuerdo con N. Fra-
y su plausible carácter emancipador.
ser, es el de la representación político- La justicia democrática de Nancy Fra-
En este sentido la representación polí- ordinaria; esto es, cómo se define el ser sugiere que tales conflictos pueden
tica, al ampliar el objetivo de su lente, electorado, si el sistema de representa- resolverse mediante procedimientos
remite a dos cuestiones que se han es- ción ha de ser por voto acumulativo, democráticos en los cuales pueda es-
bozado a lo largo de estas páginas. Por por mayorías relativas, proporcionali- tablecerse entre quiénes debe darse
un lado, el proceso de discusión y de- dad, etc. Las acciones afirmativas y las la paridad. Ello con el objeto de di-
bate que legitima las reivindicaciones de cuotas de participación también hacen lucidar en qué casos el derecho a la
justicia, por otro, la construcción de parte de esta definición sobre quién representación política está siendo vul-
una identidad social y política median- puede estar representado en la comu- nerado. A la pregunta ¿paridad parti-
te la acción discursiva y fruto de ambas nidad y en qué forma. Las injusticias cipativa entre quiénes? 36 La respuesta
la transformación social cuando las vin- de este tipo son aquellas que aún cuan- de N. Fraser consiste en proponer el
dicaciones son resueltas. Lo que en po- do el marco especifique que alguien principio de todos los sujetos (all sub-
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jected principle), que permite deter- tensión política entre la sujeción a una de desigualdad que impiden garanti-
minar el grado de sujeción de una per- estructura de dominación y la opción zar la representación de todos/as los
sona a una estructura de dominación. de subvertirla que constituye la condi- que forman parte de la sociedad en
En este caso, sólo quien esté sujeto ción del sujeto político 37 , y que en cuestión. Las políticas afirmativas de
podrá reclamar el derecho a estar re- cambio la figura de todos/as los afec- las cuotas de participación buscan re-
presentado. tados/as no ilustra adecuadamente si mediar los efectos de una desigualdad
se la ve como la de aquél que en su estructural mediante un programa a
El principio de todos los sujetos que
grado de afectación padece la situación largo plazo que pueda transformar los
ahora es propuesto forma parte de la
injusta, pero no se levanta sobre ella. patrones de valor cultural de acuerdo
revisión del enfoque de nuestra auto-
El principio de todos los sujetos podría con los cuales la ciudadanía política va
ra. Si para el 2003 pensaba que los
así especificar la insoslayable condición asociada al género masculino. La de-
procesos de debate y deliberación re-
política de quien está sujeto o sujeta- finición de quiénes pueden ser elegi-
querían de la participación de todos
do. En este caso, si el principio guarda dos y por quién destaca justamente
/as los afectados/as en las cuestiones
esta tensión es porque la justicia de- que tales procedimientos condicionan
a decidir, este nuevo principio norma-
mocrática orientada por la paridad par- las bases desde las cuales ejercer la ciu-
tivo permite definir los miembros de
ticipativa permite considerar en qué dadanía política.
la comunidad política y sus opciones
forma la sujeción política crea un es-
para hacer reivindicaciones mediante En esa decisión de quienes pueden re-
cenario para la búsqueda de alterna-
procedimientos democráticos basados presentar sus intereses está en juego la
tivas de solución que pasan por la
en la paridad participativa. deliberación sobre las necesidades. De
definición de las condiciones que la ge-
A mi entender el principio de todos los ahí que las cuotas de género signifi-
neran.
sujetos tiene la virtud de advertir la quen la conquista de un espacio polí-
Vale la pena considerar que la amplia- tico que amplía el sentido de la
ción de la perspectiva metodológica ciudadanía democrática.
31 que ahora propone Nancy Fraser con-
Véase supra numeral 1, pág. 8. Si como sugiere la justicia democráti-
tinúa apuntando a una intersección de ca radical de Nancy Fraser, las reglas
32 ejes de injusticia que emergen en la
FRASER, N., 2008, pág. 42. de decisión de un marco político, por
reivindicación política y por la que se las que entre otras cosas se define el
33 define la creación de espacios de dis-
Op. cit, esp. cap. 2. electorado, deben apuntar al logro de
cusión pública y política. El ideal de la la paridad participativa entonces las
34 paridad participativa articulado en sus
Ibíd. políticas de acción afirmativa 38 podrían
tres dimensiones sigue siendo una for- ayudarnos a transitar el camino que
35 ma de pensar cómo lograr la justicia
Op. cit. pág. 45. conduce a ésta.
social.
36 Sin embargo, N. Fraser no ve en las
FRASER, N., 2008, pág. 183. 3.2 acciones afirmativas una opción real
37
Paridad participativa. para subvertir la desigualdad ya que
Debo parte de la articulación de estas ideas a en su concepto las medidas afirmati-
conversaciones con el profesor Joaquín Valdi- Notas sobre acciones afirmativas
vielso, a quien no debe hacerse responsable de vas no transforman las estructuras po-
mi interpretación. Véase PALACIO, A. M. En lo que sigue me voy a ocupar de la líticas, económicas ni sociales que han
2009a; VALDIVIELSO, J. 2007; DEL CAS- representación a nivel político-ordi-
TILLO, R. y ARRIBAS, S. 2007.
configurado y reproducen la desigual-
naria y los límites de la propuesta de dad. El interés de su esquema con-
38
Fraser en relación a las políticas afir- ceptual es aportar herramientas para
Para un análisis del tema de las cuotas de gé-
nero como reparación de la discriminación so- mativas de las cuotas de participación subvertir la sujeción 39 , más que jugar
cial, véase AGUIAR, F. “A favor de las cuotas orientadas al logro de la paridad. el juego de un reformismo político
femeninas”, págs. 28-35, Revista Claves de Ra-
zón Práctica, nº 116, 2001. Para hacerse una orientado a hacer apaños sobre una
La definición de quién puede votar y
idea del análisis desde la perspectiva de géne- realidad que hunde sus raíces en las
ro que difiere del de N. Fraser puede citarse el quién puede ser elegido/a ha formado
contradicciones sociales.
de OSBORNE, R. “Desigualdad y relaciones parte del debate en ciencia política por
de género en las organizaciones: diferencias
numéricas, acción positiva y paridad.”, págs. establecer procedimientos correctos Cuando nuestra autora considera la
101-123, en: PULEO, A. (ed.), 2008. que garanticen la formación del cuer- sujeción política en la participación,
39 po político que ha de tomar las deci- menciona siempre con brevedad la
Acciones afirmativas de distribución son las siones. La mayoría de las veces, tales cuestión de la participación por cuo-
ayudas económicas consideradas con criterios procedimientos tienen el efecto de le- tas de género. No entra de lleno en el
de beneficencia. Acciones transformativas se-
rían las políticas dirigidas a la creación de ple- gitimar la posición de quienes están debate y le preocupa que los argu-
no empleo, una considerable proporción de mejor situados en la estructura social. mentos esgrimidos estén basados en
propiedad colectiva, la participación en la to-
ma de decisiones sobre prioridades económi-
Los procedimientos devienen así for- una afirmación de “lo femenino” que
cas, etc. Véase FRASER, N. 1997, esp. cap. 1. mas de legitimación de las condiciones le niegue opciones a otros colectivos
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en desventaja de lograr la participa- quienes quedan a la cola de ser bene- Desde la perspectiva del recono-
ción 40. Si el debate sobre las cuotas de ficiarios. También se convierten con cimiento social, no faltará quien aduz-
género resbala por la pendiente de facilidad en modos de administrar có- ca a favor de las cuotas afirmativas que,
esencializar las características del titu- mo debe ser identificado el agente y en el contexto de las desigualdades
lar de la cuota, difícilmente podríamos niegan por extensión la posibilidad de sociales basadas en la raza B. Obama
andar con firmeza el camino hacia la que en la propia interacción social se es precisamente el resultado de la efec-
paridad. También es cierto que Fraser definan los términos en que alguien tividad de las políticas afirmativas,
apunta la posibilidad de hallar en es- busca ser reconocido. ¿Quién define aunque con esto se olvida que en las
tas cuotas de género una medida los términos de las acciones afirmati- elecciones a la presidencia de los
transformadora aunque cree, decidi- vas?, ¿han tomado parte en esa defini- EE.UU. de 2008 estaba en juego la
damente, que la respuesta la otorgará ción las personas afectadas? Las cuotas moral norteamericana que requería re-
el tiempo 41 , de modo que no ve en de género son el resultado de las lu- novar las ideas del “sueño americano”,
ellas una opción demasiado real. chas de las mujeres por la igualdad y de “América” como país de las opor-
la paridad; en este sentido, no puede
Sin embargo, el esquema conceptual
decirse que no respondan a los intere-
de Nancy Fraser debería conducirla a
ses de las afectadas. Pero ¿si la defini-
aportar una mejor respuesta. Si como 40
ción de igualdad o paridad se ha
ella sostiene la condición de igualdad PALACIO, A. M. 2009a.
hecho en términos de un discurso
social del individuo no es algo que es-
hegemónico y no ha propiciado el
té asegurado antes de que tenga lugar
debate sobre cómo debería articu- 41
la deliberación política, como nos re-
larse en políticas públicas que eviten Véase supra, nota 20.
cuerda su debate con Habermas y
la reproducción de desigualdades
Rawls sobre la neutralidad aparente
concomitantes como la doble jorna-
del individuo 42 , sino que se trata de
da? Entonces tales políticas no son una 42
una conquista fruto de dicha delibe- Véase supra numeral 2.
verdadera respuesta a las demandas de
ración al ser reconocido el carácter si-
justicia social de las mujeres. También
tuado del agente, entonces las políticas
cabe preguntarse por el riesgo de que
afirmativas que parten del carácter si- 43
las decisiones tomadas acerca de la pa- FRASER, N. 1997.
tuado del agente deberían poder re-
ridad instrumentalicen el sentido de es-
solver la desigualdad.
ta reivindicación legítima que más
N. Fraser debería responder qué dife- tarde volverá a sus demandantes larva- 44
rencias está dispuesta a considerar da de una serie de prescripciones sobre Puede consultarse MOLINA PETIT, C. “Es-
pacios públicos, espacios privados. La partici-
válidas como haciendo parte del ca- cómo modelar su acción social, ¿valdrá pación política de las mujeres”, págs. 103-
rácter situado del agente, pero aquí la pena correr ese riesgo? 143, en: GUERRA, M. J. y MONZÓN, M.
nos deja ante un vacío normativo que E. (eds.), Mujeres, espacio y tiempo. Un análi-
Los argumentos a favor de las accio- sis desde la perspectiva de género. Instituto ca-
debilita la propuesta de una justicia nario de la mujer. Consejería de Empleo y
nes afirmativas suelen aducir que son
democrática radical. ¿Por qué las cuo- Asuntos sociales del Gobierno de Canarias.
una apuesta hacia el futuro de una so- 1999. Un trabajo clave para comprender la
tas de participación no repararían una
ciedad más paritaria y que el criterio minusvalía en la representación política de las
desigualdad estructural en un esque- mujeres puede leerse en NAROTZKY, S. “La
de desigualdad para afirmar la dife- política cotidiana de las mujeres corrientes: la
ma que apuesta por el reconocimien-
rencia forma parte de la reparación de responsabilidad, la representación y el reco-
to político de los sujetos como la nocimiento” págs. 179-193, en: HURTADO
una injusticia sostenida durante varios
forma de construir un camino hacia la SÁNCHEZ, J. (coord.) La mujer como sujeto
siglos que ha negado la igualdad po- de acción política. Sevilla, Centro de Estudios
transformación social?
lítica y social a un colectivo deter - Andaluces, Consejería de la Presidencia, Jun-
ta de Andalucía. 2006.
A mi entender, el problema de las minado –los negros, las mujeres, las
cuotas de género se aloja en si una ac- minorías étnicas, etc.–. De modo que
ción afirmativa al enfatizar la diferen- la igualdad que ahora cede el paso a la 45
cia menoscaba la pretensión de la diferencia será más adelante el logro NAROTZKY, S. 2006, pág. 188.
igualdad social. de la paridad democrática.
Siguiendo a Fraser, las acciones afir- Pero si seguimos de cerca estudios
46
mativas suelen ser acciones que con empíricos sobre las condiciones de la OSBORNE, R. “Desigualdad y relaciones de
dificultad pueden transformar las con- representación política de las mujeres 44, género en las organizaciones: diferencias nu-
diciones estructurales que generan la nos topamos de continuo con que la méricas, acción positiva y paridad” págs. 101-
124, En: PULEO H, A. (ed.), 2008.
injusticia 43 . En efecto, tales acciones “varita mágica” de las cuotas no re-
pueden reforzar el rechazo de una suelve el problema del reconocimien-
identidad social que puede optar a las to social ni el de las formas de acción 47
cuotas y generar resentimiento entre política no oficiales. FRASER, N. 2008, pág. 49.
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tunidades, para evitar el descalabro so- muy justo. Más bien tiene el efecto de REFERENCIAS
cial tras el mandato del segundo G. trasladar la sujeción a quién ahora le BIBLIOGRÁFICAS
Bush. Así que podemos preguntarnos: ha reemplazado en la casilla del más
¿puede hablarse en este caso de reco- débil, y así la desigualdad se va pasan-
nocimiento social o es más bien prag- do como un testigo. AGUIAR, F. “A favor de las cuotas
matismo político? femeninas”, Revista Claves de Razón
Pero a pesar de estas dificultades, el Práctica, nº 116, 2001, págs. 28-35.
En nuestro caso, ¿cómo deberíamos
compromiso de la lucha feminista por
entender la designación de Carme AMORÓS, C. Tiempo de feminismo:
la transformación social significa tam-
Chacón como ministra de Defensa?, sobre feminismo, proyecto ilustrado y
bién reconocer en la herramienta de
¿como un triunfo de la ley orgánica postmodernidad, Madrid, Cátedra,
las cuotas de género que no se trata de
de igualdad efectiva entre mujeres y Universitat de València, Instituto de
una medida en la que debamos espe-
hombres o como un recurso para ol- la Mujer, 1997.
rar a que el tiempo nos dé la razón, si-
vidar las crueldades de la guerra?, ¿po-
no de un mecanismo que permite
demos pensar que su nombramiento AMORÓS, C. y DE MIGUEL, A.
articular la diferencia en la igualdad
constituye una apuesta hacia el futu- (eds.), Teoría feminista: de la Ilustra-
democrática.
ro? ción a la globalización, Madrid, Mi-
Podríamos a su vez preguntarnos si en Las cuotas de género en ese sentido y nerva, 2005, 3 vol.
las últimas dos décadas de hegemonía como apunta Raquel Osborne 46 , se
neoliberal, Michelle Bachellet, Cristi- convierten en la opción de que se lo- BENHABIB, S. y CORNELL, D.
na Fernández de Kichner, Violeta gre constituir una masa crítica que (comps.), Teoría feminista y teoría
Chamorro, Benazir Bhutto o Ángela pueda así acompañar a la construcción crítica. Ensayos sobre la política de gé-
Merkel y en menor jerarquía Esperan- de más procesos de transformación so- nero en las sociedades del capitalismo
za Aguirre ¿son ejemplos de un logro cial. De esta forma la lucha por repa- tardío. Valencia, Alfons el Magnànim,
en la paridad participativa o más bien rar una injusticia, como la de no 1990.
reproducen unas relaciones de poder reconocer la igualdad social y política
ajenas a la justicia social? A mi enten- de las mujeres, puede vincularse con CANFORA, L. La democracia. His-
der, advierten de la tareas que aún otras reivindicaciones de justicia social toria de una ideología, Barcelona,
quedan pendientes a la lucha feminis- y política. El reconocimiento de la Crítica, 2004.
ta y del peligro de la cooptación de es- igualdad moral y política permite en-
ta lucha para ocultar otros niveles de tonces asumir la paridad participativa CAPELLA, J. R. Fruta Prohibida
desigualdad. como parte de las conquistas en la am- Una aproximación histórico-teorética
pliación del sentido de una ciudadanía al estudio del derecho y del estado, Ma-
Como recuerda la antropóloga Susana democrática. drid, Trotta, 5ªed., 2008, págs. 271-
Narotzky “…determinadas modalida- 355.
des de acción altamente instituciona- Como dirá N. Fraser,
lizadas tienden a favorecer a aquellos
CASTELLS, C. (comp.) Perspectivas
que ya están mejor situados en el cam-
feministas en teoría política, Barcelo-
po de la acción política… esto no fa- la representación está ya siempre inheren-
na, Paidós, 1996.
vorece a las mujeres corrientes, es temente presente en cualquier reivindica-
decir a todas aquellas que no pertene- ción de redistribución o de reconocimiento.
La dimensión política está implícita en, y
DE SOUSA SANTOS, B. Crítica de
cen a una élite profesional, económi-
la razón indolente. Contra el desper-
ca o política” 45 . en realidad requerida por, la gramática del
concepto de justicia. De manera que no hay
dicio de la experiencia. Vol. 1. Para
En ese sentido, apuntar a las formas redistribución ni reconocimiento sin repre-
un nuevo sentido común: la ciencia, el
de injusticia de la representación que sentación 47 .
derecho y la política en la transición
no permiten ventilar los desacuerdos paradigmática. Bilbao, Desclée de
en materia de redistribución y reco- Brouwer, 2003.
nocimiento, constituye una herra- Queda pendiente la tarea de balan-
mienta clave para pensar en serio en cear las tres dimensiones, cómo lograr DEL CASTILLO, R. “El feminismo
qué sentido han de orientarse las cuo- una representación que articule las di- de Nancy Fraser: crítica cultural y gé-
tas de participación de género. En qué ferencias sin menoscabo de una efec- nero en el capitalismo tardío”, págs.
forma la afirmación de la diferencia no tiva igualdad para todos. La triple 61-120, en: AMORÓS, C. y DEMI-
amplía la brecha de la desigualdad. Al- perspectiva de análisis que aporta Fra- GUEL, A. (eds.), Teoría feminista:
canzar cuotas de representación polí- ser sugiere continuar indagando por de la Ilustración a la globalización.
tica en paridad para unos a costa de la las contradicciones de nuestro sistema De los debates sobre el género al mul-
sujeción en el mercado laboral de social y las condiciones de una ciuda- ticulturalismo, Madrid, Minerva,
otros colectivos no parece que sea danía político-social. 2005, vol. 3.
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