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Antropología simbólica Javier Campos Rodríguez

ENSAYO SOBRE EL EXTRACTO: LOS CUERPOS DÓCILES DE FOUCAULT

Bienvenido a la modernidad.

Foucault tiene una manera elegantemente brillante de expresar lo que todos ya


sospechábamos, y es que a raíz de la Primera Revolución Industrial nuestros cuerpos son una
parte más del sistema productivo y progresivamente el control de los mismos resulta
indispensable, ya que no deben ser solamente cuerpos que trabajan en cadena formando
parte de la producción sino que también son determinados al proceso final de consumo así
como educados para imbuirse en toda organización metódica de la vida tanto pública como
privada.

Por supuesto, bajo ningún concepto pretendo simplificar aquí el análisis sociohistórico que
realiza Foucault, solo quiero expresar cuán familiares me resultan sus palabras, ya que cuadran
en un esquema de tradición y modernidad, de progreso y sistematización de la totalidad de los
aspectos de nuestras vidas que alcanzan al cuerpo como unidad atomizada, si se me permite la
contradicción, llegando hasta conquistar el cuerpo social.

Este control sobre él no es ya un control del cuerpo en sí, puesto que ya no se contempla como
una masa sino como un conjunto de gestos y actitudes, es un control sobre el cuerpo activo. Se
controla para hacer eficaces y económicos los movimientos, para afectar más sobre los
procesos que sobre los resultados. Esta coerción nunca cesa, ni el espacio ni en el tiempo,
como en un convento o en el ejército ahora estos mismos métodos manipulan los elementos
del cuerpo, los gestos y los comportamientos dando lugar a una política de coerciones, a una
anatomía política que resulta ser una mecánica de poder. Mediante este proceso los cuerpos
son explorados, desarticulados y recompuestos a través de múltiples procesos que actúan en
todos los escenarios o ámbitos posibles hasta cubrir el cuerpo social.

Siendo el detalle, según Foucault, una categoría de la teología o el ascetismo se extiende ahora
para formar parte de una disciplina con las particularidades de la educación cristiana, escolar o
militar.

Una mirada sobre el detalle para el controlar y utilizar a los sujetos, se abren paso a través de
la época clásica, lleva consigo todo un corpus de procedimientos y de conocimientos, de
descripciones y de datos. Y de todo esto ha nacido el hombre del humanismo moderno.

En cuanto a la distribución que hace de los cuerpos la disciplina cabe señalar como los espacios
se han complejizado ya que no solamente fijan al cuerpo, sino que también le permiten
moverse, determinan relaciones sistemáticas, implantan valores y se aseguran la obediencia
de los individuos, así como también colaboran en la economía del tiempo y de los gestos. Esto
es el resultado de la búsqueda de organizar lo múltiple, es decir de hacerlo singular, es por
esto que a esta microfísica del poder se la denomina celular.

El control del tiempo es también un aspecto fundamental y se realiza a través de aquellos


procedimientos monásticos que son los de establecer un ritmo, obligar a realizar determinadas
ocupaciones y fijar los ciclos de repetición.
Antropología simbólica Javier Campos Rodríguez

Al tratar el cuerpo como símbolo, como portador de significado habremos de tener en cuenta
todas estas circunstancias y los cambios que en la idea de cuerpo han ido surgiendo desde la
antigua Grecia hasta nuestros días. Yendo desde la disciplina del estudio, pero también de los
gimnasios de las polis, el ejército espartano y los juegos olímpicos hasta el cuerpo de la
cristiandad símbolo de carga y sufrimiento sometido a una disciplina eclesiástica. Y
posteriormente con el advenimiento del Renacimiento un cuerpo desprendido de la visión
teológica y que obtiene un nuevo significado baja la curiosidad fisiológica. Y desde la
Revolución industrial vivimos la devaluación del cuerpo como una mera parte del proceso
productivo identificando el progreso técnico con el humano. Para surgir como reacción a este
constreñimiento la visión romántica que le otorga al cuerpo un significado de libertad y
subjetividad. Hasta llegar a la concepción de cuerpo en nuestros días, hasta la que Foucault
nos aporta de él, como algo fabricado que se caracteriza por el automatismo de sus hábitos,
por ser controlado en cada tiempo y en el espacio.

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