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RAFAEL POMBO
Tía Pasitrote
Tía Pasitrote Quieta y juiciosa Volvió a la casa
Salió con Mita Como un muchacho Como clueca,
Y en el cogote Ensartando hebras Y halló a la niña
Va la chiquita. De su mostacho. Con su muñeca,
Juan Matachín
Perico Zanquituerto
Perico Zanquituerto De un cubo de hojalata
Se huyó con un dedal, Hizo luego un tambor,
Y su abuelita Marta De un huso viejo, espada,
No lo pudo alcanzar. Y del dedal, chacó;
Juaco el ballenero
Yo soy Juaco el ballenero Y barco y gente salieron
Que hace veinte años me fui Como bala de cañón.
A pescar ballenas gordas
A dos mil leguas de aquí La luna estaba de cuernos
. Y hasta allá fueron a dar,
Enorme como una iglesia Y como jamás han vuelto
Una por fin se asomó, Debiéronse de quedar.
Y el capitán dijo: “¡Arriba!
“Esa es la que quiero yo”. Cuando vayas a la luna
Busca a mi buen capitán
Al agua va el capitán Con su nariz de tomate
Con su piquete y su harpón, Y su barba de azafrán.
Lavándose antes lo ojos
Con unos tragos de ron. Dile que este pobre Juaco
No lo ha podido ir a ver
Al verlo alzar la botella Porque no sabe el camino
Se consumió el animal, Ni tiene un pan qué comer.
Y dieron vueltas y vueltas
Sin encontrar ni señal. Y si viniere un correo
De la luna para acá.
Cuando de repente ¡zás! Mándame una limosnita
Da el pescado un sacudón Que Dios te la pagará.
Rafael Pombo en la Biblioteca Virtual Biblioteca Luis Ángel Arango
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Arrullo
Duerme, duerme, vida mía;
No más juego y parlería.
Cierra, cierra los ojitos,
Que los ángeles benditos
Mientras haya quien los vea El Perro
No te vienen a arrullar.
Tipo de amigo leal
Duerme pronto, dulce dueño, Es el perro; ningún bruto
Que yo misma tengo empeño Da al hombre más fiel tributo,
De quedarme dormidita Más heroico y liberal.
Y gozar de la visita Mas no hay que pagarle mal,
De esos ángeles que vienen Pues con la miel de su amor
A mecerte y a cantar. Se hace el tósigo peor,
De lo cual infiero y digo
Duerme, duerme vida mía, Que si ofendéis al amigo
No se vayan a enfadar. No habrá enemigo mayor.
Duerme, duerme, ya que vienen
Y dormido los verás,
Que te mecen y remecen
Y te besan a compás.
Rafael Pombo en la Biblioteca Virtual Biblioteca Luis Ángel Arango
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Un sarao pericante
I “Y al decir Flora, ya dije
“Su novio el galán Barbucho;
“¡Perla! -dijo a doña Alcira “No se divirtiera mucho
“Su esposo el doctor Pilato- “Uno solo de los dos.
“Hace un año, ¡tiempo grato!
“Que nos casamos tú y yo; “Luego con su fiel Canícula,
“Don Tripón Mastín Tarasco…”
“Y es justo que festejemos -”A ese no hay que darle un chasco
“Debidamente el gran día; “Con una cena así, así”.
“¿Qué opinas, cachorra mía?”
-”Hágase, le respondió; -”Tú verás. Apunta al Conde
“Arrufo de Terranova,
“Pero no echemos en fiestas “A Zaida, a Zamba, a Caoba,
“La casa por la ventana “Y a la linda Fililí.
“Y nos hallemos mañana
“Si un hueso qué almorzar. “Con veinte más, es bastante,
“Las chicas tendrán parejas,
“Para mí no hay fiesta alguna “Y los viejos y las viejas
“Más dulce que estar contigo; “Charlarán y comerán.
“Pero no te contradigo,
“Tu querer es mi mandar”. “Yo, traje nuevo no haré,
“Prefiero el de nuestra boda,
-”¡Gracias!” Soponcio replícale “Y si no lo creen de moda.
Dándole un beso en la frente, “¡Qué me importa el qué dirán!”
“Vamos, pues, incontinenti,
“A invitar para el festín. II
Mirringa Mirronga
Mirringa Mirronga, la gata candonga Al cerrar la puerta Mirriña
va a dar un convite jugando escondite, la tuerta en una cabriola se mordió la cola,
y quiere que todos los gatos y gatas mas olió el tocino y dijo “¡Miaao!”
no almuercen ratones ni cenen con ratas. ¡Este es un banquete de pipiripao!”
“A ver mis anteojos, y pluma y tintero, Con muy buenos modos sentáronse todos,
y vamos poniendo las cartas primero. tomaron la sopa y alzaron la copa;
Que vengan las Fuñas y las Fanfarriñas, el pescado frito estaba exquisito
y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas. y el pavo sin hueso era un embeleso.
“Ahora veamos qué tal la alacena. De todo les brinda Mirringa Mirronga:
Hay pollo y pescado, ¡la cosa está buena! – “¿Le sirvo pechuga?” –
Y hay tortas y pollos y carnes sin grasa. “Como usted disponga,
¡Qué amable señora la dueña de casa! y yo a usted pescado, que está delicado”.
“Venid mis michitos Mirrín y Mirrón. – “Pues tanto le peta, no gaste etiqueta:
Id volando al cuarto de mamá “Repita sin miedo”.
Fogón por ocho escudillas y cuatro bandejas Y él dice: – “Concedo”.
que no estén rajadas, ni rotas ni viejas. Más ¡ay! que una espina se le atasca indina,
y Ñoña la hermosa que es habilidosa
“Venid mis michitos Mirrón y Mirrín, metiéndole el fuelle le dice: “¡Resuelle!”
traed la canasta y el dindirindín,
¡y zape, al mercado! Mirriña a Cuca le golpeó en la nuca
que faltan lechugas y nabos y pasó al instante la espina del diantre,
y coles y arroz y tortuga. sirvieron los postres y luego el café,
y empezó la danza bailando un minué.
“Decid a mi amita que tengo visita,
que no venga a verme, no sea que se enferme Hubo vals, lanceros y polka y mazurca,
que mañana mismo devuelvo sus platos, y Tompo que estaba con máxima turca,
que agradezco mucho y están muy baratos. enreda en las uñas el traje de Ñoña
y ambos van al suelo y ella se desmoña.
“¡Cuidado, patitas, si el suelo me embarran
¡Qué quiten el polvo, que frieguen, que barran Maullaron de risa todos los danzantes
¡Las flores, la mesa, la sopa!... ¡Tilín! y siguió el jaleo más alegre que antes,
Ya llega la gente. ¡Jesús, qué trajín!”. y gritó Mirringa: “¡Ya cerré la puerta!
¡Mientras no amanezca, ninguno deserta!”
Llegaron en coche ya entrada la noche
señores y damas, con muchas zalemas, Pero ¡qué desgracia! entró doña Engracia
en grande uniforme, de cola y de guante, y armó un gatuperio un poquito serio
con cuellos muy tiesos y frac elegante. dándoles chorizo de tío Pegadizo
para que hagan cenas con tortas ajenas.
Rafael Pombo en la Biblioteca Virtual Biblioteca Luis Ángel Arango
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El rey borrinco
La Animalía reunida eligió un día “Al Gallo incumbe reemplazar al Gato,
Por soberano a un burro de alquería, “Disfrutará el ratón de mejor trato;
Y el Rey Borrico inauguró su mando “Y si el Gallo no maya, es mi deseo
Con el rebuzno del siguiente bando: “Que en oliendo ratón de un cacareo.
“Oyeme, Falderí, dijo al Faldero, “En cuanto a ti, Faldero, bien te estimo,
“Sé por hoy mi ordenanza o mensajero; “Pero con tánto beso y tánto mimo.
“Ponte la gorra en el instante, y sales “Te han vuelto flojo y lindo y casquivano,
“A llamar a los otros animales. “Por lo cual te degrado hasta Marrano.
“Hasta ayer vuestros déspotas reales Tocante a mí, señores, es muy justo
“Han sido unos solemnes animales, “Que alguna vez me huelgue y me dé gusto,
“Pero desde esta fecha se acabaron “Por lo cual os traspaso y os regalo
“La ignorancia y resabios que dejaron. “Cuanto me quieran dar de azote y palo.
“El Gato, de hoy en adelante, queda “La dignidad del cetro no permite
“Sirviendo de Mastín; que éste le ceda “Que otro me monte y que me albarde y grite.
“Su ancho collar, y encárguese el galfarro “Tratarme como a un asno es desacato,
“De aliviar al Rocín tirando el carro. “Y en tal virtud renuncio al asnalato.
El conejo aventurero
Erase un Conejito que vivía Lo ven, lo espían, cárganle a pedradas,
En remoto rincón de un monte espeso, Y él dijo: “huyamos, la demora es riesgo,
Albergue fiel donde jamás llegaron “Tal vez más adelante iré seguro”...
Astuto cazador ni ágil podenco. Pero ¡ay! más adelante, sustos nuevos.
“Quiero ver cuánto corre este arroyito, “¡Ay! ¿y por qué salí de entre los míos,
“Quiero ver cuánto cubre ese ancho cielo, “Exclamó sollozando de desprecio,
“Y a dónde van las aves y las nubes, “Para rodar así, siempre temblando,
“Y cómo viven los demás conejos”. “Siempre a merced de todos los que encuentro?”.
Como a una milla se detuvo, y dijo Iba por ese lado un campesino
“¡Salí del monte, qué país tan bello!” Y encuentra dormidito al andariego;
Cuando, ¡trun! suena un tiro, silba el plomo, “¡Hola, así duerman todos!” dijo el hombre
Y milagrosamente escapa ileso. Y despertó en sus manos el Conejo.
Alarmado y no poco, apuró el paso, A una jaula fue a dar aquel gigante
Mas qué rumbo tomar no era muy cierto Que anhelaba por casa el mundo entero;
Porque si viene otra descarga, el pobre Espacio en qué voltearse apenas logra,
Puede quedar exánime en el puesto. Y si algo mira, es al través de hierros.
Oyendo este discurso unos tocayos “¡Ah! qué hacienda tan grande, exclamó al punto,
Vecinos dél, gritáronle: “¡Camueso!” “En almorzando le daré un paseo;
“¡Tu destino es morir! tal vez cocido “Sus dueños deben ser gente muy rica
“O, más sabroso, asado a fuego lento”. “Que no engulle gazapos y conejos.
“¡Que perfidia, qué horror!” sudando frío Con este sabio plan de operaciones
Clamó el Conejo; “entonces, prefiero yo Púsose en marcha; mas andando un trecho
“Enflaquecerme todo lo posible Siente asida una pierna, da un chillido;
“Porque engordar quiere decir ¡comérnoslo!” ¡Ah! el infeliz quedaba herido y preso.
Y en efecto, ayunó desde aquel día Así aprendió qué cosa es una trampa,
Como un anacoreta en el desierto; Palabra que no estaba en su librejo,
Ver una zanahoria espeluznábalo; Y al acercarse el cazador, él mismo
Soñaba con pasteles de conejo. Diole el cruel parabién con sus lamentos.
Por fin, al verlo cada día más flaco, En ayunas y cojo, poco anduvo
Pensaron: “Tiene tisis, cuando menos” El mísero animal; y hubiera muerto
Y ábrenle la hucha: “¡Véte, noramala! Si no acierta a pasar por donde él iba
“Esto no es hospital; ¡fuéra el enteco!” Un viejo amigo, insigne curandero.
Obedeció con gusto, más al paso Con agua pura restañó el desangre,
Le saltó encima un mastinón tremendo, Paso entre paso hasta su bosque fueron,
Y escapó solamente porque había Y al divisar su pobre albergue el cojo
En la cadena media cuarta menos. Llorando de emoción bendijo al Cielo.
Rafael Pombo en la Biblioteca Virtual Biblioteca Luis Ángel Arango
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Chanchito
Encanto de sus padres, terror de los ajenos
Era el guarín Chanchito, galán como un barril;
Pesaba cinco arrobas, poquito más o menos,
Pero en habilidades pesaba más de mil.
La ovejita de Ada
La oveja es el símbolo de la inocencia por su
blancura y mansedumbre,
y nada le gusta tanto como la
compañía de los que son inocentes como ella.
También es cierto que no habrá oveja mejor cuidada, pues Ada la trata como
a hermanita menor, y cuando los vecinos alcanzan
a verlas saliendo juntas a dar su caminata, suelen decir:
“¡Allá va la oveja con su pareja.
-¡Dios las proteja!”
Rafael Pombo en la Biblioteca Virtual Biblioteca Luis Ángel Arango
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El perro de Enrique
Lindo está Enrique, vestido Si incurre en faltas, aguanta
Con su traje de escocés, El castigo que le den,
Pero su perro es un dije Y aun besa humilde la mano
Tan importante como él. Que corrigiéndolo esté.
Las Flores
Dios para las muchachas Para escoger sus trajes
Hizo las flores, Las señoritas
Esos son sus confites Miren cómo se visten
De mil colores; Las florecitas.
Y es más brillante Naturaleza
En su pelo una rosa Es la mejor modista
Que un buen diamante. De la belleza.
Rafael Pombo en la Biblioteca Virtual Biblioteca Luis Ángel Arango
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El asno de Federico
Yo no digo que Federico sea un asno,
sino que el asno de Federico es el único borrico dichoso que conozco;
y la mejor prueba que tengo de que su dueño
no es un borrico, es el exquisito cariño y la grande consideración con que trata a este jumento
desde que era un buche, es decir, un jumento recién nacido;
María y Mariano
Se encaramó en la copa de un manzano
Mariano el hermanito de María,
Y ella sentada abajo le decía:
“Dame a probar una manzana, hermano.”
Fuño y Furaño
A pesar de que doña Petra estaba constantemente de mal humor,
sus dos hermosos gatos llamados Fuño y Furaño
siempre habían sido muy buenos amigos y
muy celebrados por su amable carácter.
El cenador
Nuestro rico cenador, Tenemos por convidados
Nuestra tienda de campaña, Los pajaritos del cielo,
Es un nogal cargador; Que cantando alborosados
Y ni la morisca España Nos pagan esos bacados
Tiene glorieta mejor. Antes de tender el vuelo.
La muñeca de Emma
Emma tenía una muñeca muy linda, y un hermano
de nombre Tadeo, muy travieso y mal intencionado:
y este muchacho tenía un perro que él prefería a su
dulce hermanita, tal vez porque era tan dañino como él.
Doña Panfaga
o el sanalotodo
Según díceres públicos doña Pánfaga hallábase hidrópica
O pudiera ser víctima de apoplético golpe fatal,
Su exorbitante estómago era el más alarmante espectáculo,
Fenómeno volcánico su incesante jadear y bufar.
¡LA NATURA!