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Todo ser vivo cuenta con una energía invisible que le anima y que interviene
directamente en los procesos de salud y enfermedad. En el hombre en estado de
salud de la fuerza vital espiritual, la energía (dynamis) que anima al cuerpo material,
gobierna con poder y subordina todas las partes del organismo a un
funcionamiento admirable, armónico y vital. Cuando una persona cae enferma, es
solamente esta fuerza vital, espiritual y autónoma activa en el organismo, ejercida
sobre ella por un agente morbífico.