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Otro factor importante, consecuencia de la gestión llevada a cabo en el proceso es el estrés. Saber
lo que se quiere alcanzar, establecer prioridades, planificar y programar lo que se va a hacer,
teniendo en cuenta los imprevistos, te puede acercar al éxito y a la felicidad, al mismo tiempo que
puede combatir la crisis y el estrés.
Pero si todos estos factores no se tienen en cuenta pueden presentarse situaciones de estrés que
afectarán al rendimiento y por consiguiente, al éxito en el proceso.
El estrés es un fenómeno adaptativo del ser humano que ayuda a su supervivencia y a conseguir
los resultados más satisfactorios. Pero cuando esa experiencia empieza a ser excesiva o
incontrolable es cuando el estrés empieza a resultar nocivo para la persona.
EUSTRÉS: hace referencia a aquellas experiencias del estrés que suelen tener
consecuencias positivas, es decir, que suponen una estimulación para el sujeto para
conseguir resultados satisfactorios.
DISTRÉS: hace referencia a las experiencias de estrés desagradables que a largo plazo
tienen consecuencias negativas para la persona, tanto física como psicológicamente.
Otro autores afirma que la relación que existe entre el nivel de rendimiento y el nivel de estrés
tiene forma de “U” invertida. De tal forma que, un nivel de estrés moderado produce un mejor
rendimiento.
Este estrés se ha de entender como desafío o reto, porque si no tendría una connotación negativa.
Normalmente, cuando se habla de estrés laboral, se habla en sentido negativo. Esto ocurre por
dos razones:
Es necesario intervenir a nivel de la organización para prevenir y poder controlar el estrés. Pues la
falta de control produce indefensión, lo que lleva a la aparición de depresión o ansiedad, con el
consecuente malestar general.
Además, de que existen variables laborales que influyen en la experiencia de estrés, también
existen variables individuales que igualmente van a afectar.
Las definiciones que más nos interesan son aquellas que conceptualizan el estrés como una
transición o una interacción entre individuo y ambiente. Por lo tanto, el estrés lo podemos definir
como la respuesta del organismo (fisiológica y psicológica) a las demandas del medio. De tal forma
que, la experiencia de estrés se produce cuándo:
Una persona desea responder a las demandas planteadas por el ambiente, pero percibe
que no dispone de los recursos necesarios para hacerle frente.
La discrepancia entre las características que percibe el entorno y lo que desea, excede su
capacidad para resolver tal desajuste.
El ser humano está preparado para sufrir grandes niveles de estrés, sólo se vuelve
negativo cuando se nos escapa a nuestro control.
Nuestro organismo interpreta el estrés como un cambio, pero para algunas personas el
simple cambio ya es sinónimo de estrés.
Todas las cosas importantes que realizamos a lo largo de nuestras vidas, lo hacemos bajo
un determinado nivel de presión.
Un mínimo de presión es necesario para obtener los resultados deseados. El nivel mínimo
de cada uno para funcionar de forma efectiva variará de una persona a otra, dependiendo
de sus experiencias personales.
Una misma situación puede generar estrés positivo en una persona (eustrés) y estrés
negativo en otra (distrés).
Una experiencia en sí misma es neutral para todos, pero le damos un determinado valor
en función de cómo la percibimos, la interpretamos y cómo le hacemos frente.
Sin embargo, la mayoría de las veces lo que nos estresa no supone una amenaza real. Por ello, la
vivencia del estrés es totalmente subjetiva, depende del individuo.
De tal forma que, todo dependerá de la forma con la que interpretemos las cosas que nos
suceden. Si nuestra forma habitual de percibir lo que nos ocurre es como algo dramático, nuestro
cuerpo reaccionará de la misma forma.
Por tanto, si trabajamos para una organización que hace hincapié en atender los asuntos urgentes,
las crisis y las reuniones imprevistas, habrá más probabilidad de sufrir enfermedades causadas por
el estrés.
El estrés laboral puede provocar reacciones emocionales, tales como enfado o ira, irritabilidad,
tristeza, depresión, pero la reacción más frecuente es la ansiedad.
Los síntomas de la ansiedad se manifiestan en distintos niveles. Los más comunes son los
siguientes:
1. A nivel cognitivo:
Preocupación.
Temor.
Inseguridad.
2. A nivel fisiológico:
Sudoración.
Tensión muscular.
Palpitaciones.
Taquicardia.
Temblor.
Molestias en el estómago.
Dificultades respiratorias.
Sequedad de boca.
Dolores de cabeza.
Mareo.
Náuseas.
3. A nivel motor:
Además de reacciones emocionales, el estrés también puede producir otros síntomas como
agotamiento físico, bajo rendimiento, etc.
Si el estrés es muy intenso y se prolonga en el tiempo, puede llegar a producir problemas de salud
graves, pues el estrés afecta negativamente a nuestro sistema inmunológico, produciendo la
liberación de unas determinadas sustancias que son causa de muchas enfermedades.
El estrés laboral puede dar lugar a unos determinados resultados y consecuencias a dos niveles:
Las consecuencias del estrés laboral en el trabajador van a depender en gran medida de las
características de los estresores del entorno laboral y de las características individuales.
Presión sanguínea.
Tasa cardiaca.
Catecolaminas.
Supresión inmunológica.
Moral baja.
Apatía.
Esfuerzo disminuido.
Atención disminuida.
Irritabilidad.
Úlceras.
Infecciones respiratorias.
Enfermedad coronaria.
Insomnio.
Depresión.
Dolores de cabeza.
Alergias.
Suicidio.
A nivel de la organización
La relación que tiene el estrés y el desempeño laboral para la empresa adquiere la forma de “U”
invertida.
Absentismo.
Rotación.
Accidentes laborales.
A partir de la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, en 1995, los aspectos
relacionados con la Salud Laboral han cobrado la importancia que se les merece.
Uno de los factores que ha sido estudiado por las importantes consecuencias que produce en la
salud, es el estrés.
Se ha llevado a cabo una investigación sobre el estrés laboral por la Comisión Europea, a través de
la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo (1999, cuyos resultados
han sido muy significativos. El 28% de los trabajadores europeos sufre estrés y el 20% el síndrome
de burnout (síndrome del trabajador quemado).
Esto ha dado lugar a unos gastos y costes personales y sociales que han llevado a las distintas
organizaciones a promover estrategias de control del estrés laboral dirigidas a la prevención y a la
intervención del mismo.
Además, más de la mitad de los trabajadores afirman que realizan sus funciones en periodos de
tiempo muy reducidos, los que le lleva a trabajar a unas velocidades muy altas. Con el agravante
de que más de un cuarto no puede decidir sobre su ritmo de trabajo.
El 45% de los trabajadores afirma realizar tareas monótonas, la mitad de las veces sin posibilidad
de rotación, y el 50% realiza tareas cortas pero repetitivas.
Todos estos son estresores que van a terminar afectando de forma negativa en la persona, dando
lugar a una serie de síntomas y/o enfermedades:
Fatiga en un 20%.
En una situación de estrés intervienen muchos factores que son las que determinarán cómo la
persona la va a experimentar:
Entorno objetivo
Son todas aquellas características concretas y objetivas del entorno laboral de una persona:
1. Estresores físicos de trabajo: son todas aquellas alteraciones, excesos o carencias que
pueden existir en el entorno físico de trabajo y que pueden ser molestas. Como por
ejemplo, la temperatura, la luz, la ventilación, etc.
3. Estresores generales: son todas aquellas fuentes de estrés que provienen de la forma en
que los distintos grupos de la empresa se estructuran y organizan sus procesos.
Entorno subjetivo
Las más destacadas son las variables sociales, y dentro de éstas, el apoyo social, entendido éste
como la percepción de que ante un problema hay personas que me pueden ayudar y, realmente,
me quieren ayudar.
a) El apoyo emocional, como la sensación de estima, afecto, interés y escucha, por parte de los
demás; el apoyo informativo, que hace referencia a los consejos, las sugerencias, a todas las
informaciones que me presta la persona que me está apoyando.
b) El apoyo evaluativo, que es el reconocimiento que te proporcionan las otras personas sobre
tus propias creencias e interpretaciones.
c) El apoyo instrumental, que es aquel que se hace cuando se ofrecen determinados recursos
materiales necesarios.
Todos estos factores tienen consecuencias directas sobre el bienestar de las personas, pues existe
una relación negativa entre la cantidad de apoyo social y la experiencia de estrés.
Además, favorecen la valoración negativa amenazante del estrés, o bien, la valoración más
positiva de los recursos.
Las más importantes son las variables cognitivas, sobre todo, la forma de evaluar la situación
estresante y la sensación de control que tiene la persona.
El modo de evaluar la situación de estrés es muy determinante. Hay personas autorreferentes que
ante una situación de estrés, más que centrarse en las demandas de la situación para poder
hacerle frente, se centran en sí misma, preocupándose en cómo les afecta o les puede afectar la
situación o cómo se sienten.
Utilizan estrategias centradas en las emociones, por lo que no consiguen reducir la situación de
estrés, favoreciendo la aparición de consecuencias negativas.
Las personas que ante una situación de estrés se preocupan por lo que le está demandando la
situación, centrándose en el análisis de las características de la situación y de la forma en que
podría manejarse.
Sus estrategias permiten solucionar la situación estresante y disminuyen rápidamente la
activación. Son estrategias centradas en el problema.
A estas personas son autoeficaces. Y por último, las personas que son negativistas niegan la
existencia de problemas o de demandas del medio. No existe una adecuada percepción de la
situación ni de sus demandas y, por tanto, no se desarrollarán conductas eficaces para hacer
frente a la situación. La situación estresante no se resolverá pero tampoco se sufren las
consecuencias negativas.
Con respecto a la sensación de control, su pérdida está relacionada con diversos trastornos
afectivos (por ejemplo, la depresión) y físicos (por ejemplo, cáncer, enfermedades
cardiovasculares, etc.).
Las características individuales que hacen a las personas menos vulnerables a experimentar
situaciones de estrés son aquellas personas resistentes que se destacan por su compromiso (por la
creencia de que las cosas que hacen tienen valor, por lo que tienden a implicarse en las diferentes
actividades de la vida), por su control, y por el reto (gusto por el cambio y las nuevas experiencias).
Se trata de personas más flexibles y abiertas.
En la evaluación psicológica del estrés laboral hay que tener en cuenta todos los estresores que
puedan afectar a la persona, tanto a nivel de empresa (condiciones ambientales y psicosociales)
como a nivel personal (percepción de la propia persona).
La evaluación del estrés ha de hacerse estudiando la percepción de los estresores a los que pueda
estar sometido el trabajador, y todos aquellos factores que estén actuando como elementos
moduladores o mediadores de la situación de estrés.
Es importante tener en cuenta la anamnesis sociolaboral y datos de filiación (sexo, edad,
antigüedad en la empresa y empresas anteriores), las condiciones de trabajo, la vulnerabilidad del
trabajador al estrés, los recursos personales de afrontamiento, el apoyo familiar y social las
respuestas fisiológicas, cognitivas y motoras, la valoración de las consecuencias para el trabajador,
personales, laborales, familiares y sociales, etc.
Por ello, la evaluación del estrés laboral ha de ser multidimensional, es decir, debe tener en cuenta
todas las dimensiones que son fuentes de estrés laboral, y analizar aquellas variables que
intervienen en el proceso de estrés laboral. Éstas son:
1) Entrevista.
Sirve para determinar los antecedentes de la respuesta de estrés, la conducta motora, cognitiva y
fisiológica, las consecuencias, etc.
Las entrevistas semiestruscturadas deben realizarse a todas las personas implicadas en el proceso,
como por ejemplo, los trabajadores, los compañeros, los jefes, etc.
Nos proporcionan información sobre la forma que tiene la persona de percibir los estresores,
sobre las características personales, y sobre las estrategias de afrontamiento que lleva a cabo ante
una situación de estrés.
4) Registros psicofisiológicos.
Es una buena herramienta para la medición de las respuestas fisiológicas, como la actividad
electrodérmica, la tasa cardiaca, la tensión muscular, etc.
CASO 1.
Soy una persona de 42 años, soltero, fumador, sedentario, con un puesto de trabajo de gran
responsabilidad.
Desde hace un año vengo sufriendo una serie de trastornos que están afectando a mi vida. Me
siento irritable, cansado (aún después de las 8 horas diarias que duermo), sin ganas de salir,
apático, malhumorado, etc.
CASO 2.
Soy un hombre de 36 años y mi trabajo requiere mucha responsabilidad. Desde hace unos meses
me cuesta conciliar el sueño y si me despierto me cuesta volver a dormir. A veces recurro a los
fármacos.
Cuando llega medio día me encuentro cansado y agotado. Me gusta trabajar a gran velocidad y
obtener buenos resultados. Soy muy trabajador, pero mis jefes son muy desorganizados.
CASO 1.
Tengo 27 años y desde hace dos meses me medico por mi problema de ansiedad. Trabajo por las
mañanas y para ello, me tengo que desplazar a otra ciudad. Por las tardes estudio. Llego a casa de
noche para cenar, ducharme y acostarme.
En verano me caso y me voy de viaje de novios, y a mi vuelta, tengo que prepararlo todo para el
traspaso de mi negocio.
Tengo mucha presión por todas partes, el trabajo, el traspaso del negocio, aprobar exámenes, etc.
Todavía me quedan 7 meses con este ritmo de vida y creo que no lo voy a poder soportar, ni
quiero estar medicándome todo este tiempo.
3. Presión intensa y continua que provoca síntomas psicofisiológicos como mareos,
hipertensión, taquicardias, etc.
CASO 1.
Tengo 30 años y soy una persona sana, casado con una hija y una vida normal. Trabajo en
transporte urbano.
Hace 2 meses sufrí mareos por una subida de tensión, y taquicardia, y tuve que abandonar mi
puesto de trabajo. Visité al médico y descartaron problemas de corazón, pero sí me diagnosticaron
TAG (Trastorno de Ansiedad Generalizada).
Continuamente sufro de horarios irracionales que han de cumplirse, presión por parte de la
empresa, conflicto entre usuarios y conductores, mal servicio prestado, condiciones de trabajo
pésimas, etc.
CASO 1.
Tengo 34 años y soy madre de 2 niñas. Tuve un aborto y ahora busco el tercer hijo. Todas mis
analíticas están bien pero creo que mi preocupación por quedarme embarazada es la causa de mi
problema.
Las estrategias dirigidas a la intervención del estrés laboral son aquellas que disminuyen los
efectos negativos que se derivan de la percepción de estrés una vez que este ha aparecido.
Las estrategias para afrontar el estrés pueden estar dirigidas a diferentes aspectos:
1. Estrategias dirigidas al problema: son estrategias que intenta modificar la situación
causante del estrés o la percepción de la persona sobre la misma (por ejemplo, la sobrecarga de
trabajo).
2. Estrategias centradas en las emociones: son estrategias que regulan las experiencias
emocionales surgidas de la situación de estrés (por ejemplo, la enfermedad de un ser querido).
Las estrategias de intervención psicológicas más utilizadas a nivel individual para controlar el
estrés laboral son:
La relajación, tanto física como mental (meditación) son estados incompatibles con la experiencia
de estrés.
2. Técnicas de biofeedback.
Esta técnica proporciona información a la persona sobre determinados estados biológicos propios.
Su objetivo principal es conseguir que la persona adquiera control sobre determinados procesos y
parámetros biológicos.
3. Ejercicio físico.
4. Técnicas cognitivas.
Las técnicas cognitivas se dirigen a dar solución a las alteraciones de los componentes cognitivos
implicados en el proceso de estrés, como son:
Está indicada en situaciones en las que una persona inicia una cadena de pensamientos
reiterativos que dificultan la situación laboral.
Reestructuración cognitiva
Es una técnica que ayuda a la persona a reorganizar la forma en la que percibe y analiza una
determinada situación laboral.
Autoinstrucciones
Esta técnica pretende implantar ideas y verbalizaciones racionales adecuadas para hacerle frente a
la situación de estrés de forma adecuada.
1. Definir el problema.
Con respecto a la intervención sobre el estrés laboral centrada en la organización, se pueden llevar
a cabo determinados programas de reducción del estrés en el trabajo. Pero para ello, debemos
disponer de un especialista y de la colaboración de todos los miembros que componen la
organización.
Las estrategias dirigidas a controlar el estrés, también pueden estar dirigidas a la prevención de la
situación de estrés, eliminando los factores que causan el estrés, antes de que este aparezca. La
prevención del estrés ha adquirido importancia por los problemas que acarrea el estrés en el
trabajo, y porque éstos van en aumento.
Trabajador.
Empresa.
Sociedad.
Se debe de empezar identificando las fuentes de estrés en el trabajo, las respuestas de estrés, y las
enfermedades que produce.
La empresa puede evitar o disminuir las situaciones de estrés laboral llevando a cabo pequeños
pero importantes cambios:
Crear canales de comunicación ante cualquier problema, queja o sugerencia que pueda
surgir.
De forma más específica, la empresa puede prevenir los problemas de ansiedad y estrés teniendo
en cuenta los siguientes aspectos:
Carga de trabajo: tareas compatibles con las capacidades y los recursos del trabajador.
Con respecto a la persona, existen unas normas básicas para la prevención de problemas de
ansiedad y estrés:
Actividades de ocio.
Ejercicio físico: andar unos 30 minutos al día si no se puede practicar ningún deporte. Esto
nos ayudará a estar cansados y relajarnos.
Atribuciones y autoestima: no intentar buscar culpables sino, más bien, soluciones, para
sentirnos bien con nosotros mismos.