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tantas del 'fvn bos' en Sudáfrica

gracias al
Conservación de la naturaleza

La región del Cabo de Buena


Esperanza, en Sudáfrica, es una de las
La gran diversidad de especies de plan­
tas deJ fynbos ha llamado la atención de
cinco zonas del planeta que presenta un botánicos y ecólogos . La diversidad alfa
clima tipo mediterráneo. La diversidad de (a nivel de comunidad) es alta, pero com­
su flora es excepcional: en una superficie parable a las de otras comunidades medi­
aproximada de 90.000 kilómetros cuadra­ terráneas. Sin embargo, la diversidad beta
dos -menos de una quinta parte de (diversidad entre hábitats) es asombrosa­
España- viven unas 8.500 especies de mente elevada: la composición de especies
plantas vascuJares, una riqueza florística de dos comunidades adyacentes puede lle­
algo superior a la española, que ya es bas­ gar a ser totalmente distinta; es decir, el
tante elevada. cambio entre ellas puede ser casi del
Lo más notable ue esta región es su 100%. La diversidad gamma (a nivel de
particularidad biogeográfica: seis fami­ paisaje) también es muy alta, reflejando la
lias, 200 géneros y 5.780 especies son gran proporción de especies endémicas.
endémicas, singularidad que ha llevado a
los fitogeógrafos a considerar el reino ESTRATEGIAS EVOLUTIVAS
florístico del Cabo como uno de los seis Hace unos cinco millones de años, el
en que se divide la superficie terrestre, clima de la región del Cabo sufrió un
situándolo al mismo nivel jerárquico que cambio drástico, pasando de tropical a
el reino holártico , una región inmensa templado cálido y, finalmente, a clima
que ocupa casi todo el hemisferio norte. tipo mediterráneo, con veranos secos y
calurosos. Este cambio representó un
'cuello de botella' para la flora pliocena
de esta región: muchos de los taxones
las quemas que formaban los bosques templados se
extinguieron, quedando sólo unas pocas
controladas no son familias de plantas esclerófilas que ahora
aplicables a otras dominan elfynbos.
comunidades de tipo La mayor incidencia de los incendios
promovida por aquel cambio climático
mediterráneo constituye desde entonces una presión
selectiva dominante en la flora del fy n­
bos. Se ha producido una diversificación
reciente de síndromes que capacitan a las
El tipo de vegetación más característi­ pobJaciones vegetales para sobrevivir y
co de la región es el fynbos , una forma­ expandirse en condiciones de incendios
ción arbustiva con abundancia de plantas reiterados. Por tanto, el fuego es un pro­
de hojas finas y cortas, como las del ceso clave que determina la composición
brezo (plantas ericoides). De aquí parece florística y la estructura del fynbos.
provenir el término que utilizaron los pri­ Debido a la escasa fertilidad de los
meros colonos holandeses: fyn (fino) y sueJos, la acumulación de biomasa com­
bosch (bosque). Dentro de este grupo bustible es Jenta. Así, durante Jos prime­
destaca el género Erica, con más de 700 ros años de regeneración postincendio Ja
especies, diversificación extraordinaria si probabilidad de un nuevo fuego es baja;
la comparamos con las 15 de la penínsu­ después de unos J5 años, Ja mayoría de
la Ibérica. Otros grupos importantes de las plantas ha fructificado repetidas veces
plantas son las proteoides, las restioides y y está 'lista para arder'; ya coo más de 30
las geófitas. Las primeras son arbustos de años, una mancha de fynbos es senescen­
hoj a ancha, principalmente de la familia te y muy inflamable.
proteácea, con distribución gondwánica y La biología de las plantas en esta región
con géneros muy diversificados, como está fuertemente condicionada por la pre­
Protea, que tiene 85 especies en esta sión selectiva del fuego, existiendo casos
región. Las restioides son plantas herbá­ notables de dependencia y grado de aco­
ceas de hojas robustas y junciformes pro­ plamiento al régimen de incendios.
vistas de rizomas, en su mayor parte de Ja En una mancha típica defynbos pueden
familia restionáceas, otra familia gond­ coexistir unas 100 especies di ferentes. La
wánica. Por último, las geófitas, que flo­ mayoría son 'rebrotadoras', es decir, capa­
recen llamativamente en otoño e invier­ ces de sobrevivir a los incendios, rebro­
no, también comprenden géneros muy tando a partir de yemas protegidas. En
diversificados, como Gladiolus, con 96 es­ cambio, las 'semilladoras', especiaJmente
pecies, Watsonia y Diso. sensibles al fuego, mueren quemadas, y

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Conservación de la naturaleza

dejan de producir frutos, no tienen ban­ ma. Suelen producir flores muy llamati­
cos persistentes de semillas y, por tanto, vas que cubren de colores brillantes las
corren el riesgo de extinguirse localmen­ zonas recién quemadas. Esta floración y
te. La llegada de un incendio mata todas fructificación masiva provoca un sacia­
las plantas adultas , pero produce la aper­ miento de los granívoros y aumenta el
tura simultánea de los conos y una dis­ reclutamiento de las plántulas. La mayor
persión masiva de semillas, sembrando el parte de las geófitas comienza a producir
suelo cubierto de cenizas. En esas condi­ hojas después del fuego y florece en la
ciones, los roedores han sido diezmados siguiente primavera (floración de tipo
y el riesgo de predación es bajo, estable­ sinantia). Otras geófitas son capaces de
ciéndose así una nueva cohorte de plán­ florecer inmediatamente después del
tulas. Se puede decir, pues, que estas pro­ incendio, antes del crecimiento de las
teáceas serotinas dependen de los fuegos hojas. Este fenómeno de histerantia pare­
para su persistencia. Además, sus ciclos ce más evolucionado y les permite redu­
están acoplados a una frecuencia de cir la competencia por los polinizadores.
incendios superior a los 15 años, que les
permite madurar y reproducirse, pero
menor a los 45, cuando comienzan a
senescer.
El fuego es un
Las plantas 'rebrotadoras ' pueden so­ proceso clave que
brevivir al fuego y crecer rápidamente a determina la
continuación, a partir de las reservas de
yemas y de nutrientes. Algunas especies, composición florlstica
como Protea nítida. son capaces de y la estructura
rebrotar a partir de yemas protegidas bajo
su regeneración depende del banco de una corteza gruesa en troncos y ramas delfynbos
semillas. (yemas epicórmicas), una estrategia
Aunque estas últimas cuentan con un similar a la del alcornoque. Otras espe­
número de especies inferior a las 'rebro­ cies vuelven a brotar a partir de las Por otra parte, es frecuente encontrar
tadoras', constituyen la mayor parte de la yemas en una cepa subterránea. plántulas de árboles en las manchas de
biomasa de la comunidad. Así, en su Después de un incendio no se observan fynbos, por ejemplo del acebuche suda­
mayoría, los brezos sudafricanos, al con­ muchas plántuJas de especies 'rebrotado­ fricano (Olea europaea subsp. aji-icana).
trano que los euromediterráneos, son ras', ya que, en general , deben asignar los Sus frutos carnosos son dispersados por
incapaces de rebrotar tras el incendio. escasos recursos adquiridos en este medio las aves desde bosques próximos hasta
Producen grandes cantidades de semillas pobre al crecimiento de la cepa y de la cor­ sus posaderos en los arbustos más altos
pequeñas que se van acumulando en el teza más que a la producción de semillas. del fynbos . Las condiciones favorables
suelo hasta que un nuevo fuego induce la Las geófitas son plantas herbáceas que de sombra y hojarasca favorecen su ger­
germinación masiva del banco. El humo rebrotan a partir de un bulbo o de un rizo­ minación y el crecimiento de las plántu­ ~
parece jugar un papel importante en la
rotura de la dormición de estas semillas ; I
de hecho, la utilización de humo o agua 1
ahumada para estimular la germinación (]

de plantas silvestres es una práctica habi­ e


tual entre los horticultores sudafricanos. l.
Las plantas serotinas son también n
'semilladoras'. Incapaces de rebrotar des­ e
pués de un incendio, su regeneración de­ f
pende de la reserva de semillas, que en d
este caso están almacenadas en bancos ti
aéreos. Numerosas especies de proteáceas b
presentan este síndrome de regeneración y d
un grado especial de adecuación a la diná­ e
mica del fuego en elfynbos. Tienen conos
leñosos en donde guardan sus semillas ti
durante varios años. Cuando estos conos fl
se abren espontáneamente, las semillas ti
grandes y ricas en proteínas caen al suelo c
y son devoradas por los roedores; la pro­ f,
babilidad de regeneración es entonces
muy baja. La situación se agrava en las P
manchas muy viejas, porque estas plan­ d
tas comienzan a senescer a los 45 años, P

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Conservación de la naturaleza

LImite del reino floristico del Cabo

_ Fynbos

de las; sin embargo, los fuegos periódicos estudios posteriores sobre las relaciones El conocimiento de las respuestas de
da­ impiden su establecimiento y frenan entre las plantas y el fuego, y en especial las plantas al incendio y el clima propicio
w ). constantemente la colonización del fyn­ sobre la estrecha dependencia de las pro­ de diálogo ha facilitado la implantación
por bos por el bosque. De hecho, las manchas teáceas serotinas, cuestionaron estas rígi­ de una política de gestión con quemas
Ista de bosque afromontano persisten sólo en das medidas de protección. Así, a partir controladas, aparentemente agresiva,
Itas las zonas menos afectadas por los fuegos, de los años sesenta se ha establecido un pero que ha permitido la conservación y
)les como arroyos, riberas, quebradas y pedri­ consenso entre científicos y gestores recuperación de un sistema tan dinámico
~er­ zas, únicos refugios del bosque templado sobre la necesidad de contar con el fuego y frágil como el que domina en la región
ltu- plioceno. como herramienta imprescindible en la del Cabo. Este ambiente distendido de
gestión del fynbos. comunicación se materializa cada año en
FUEGO y CONSERVACIÓN
Durante siglos, los San o bosquimanos
ocuparon gran parte del territorio sudafri­
cano. Eran cazadores-recolectores y uti­
lizaban el fuego para inducir el creci­
miento de algunas geófitas con bulbo
comestible, como las watsonias, o para
facilitar la caza. Posteriormente, fueron
desplazados por los Khoi-khoi u hotento­
tes, que eran pastores y también quema­
ban elfynbos, en su caso con la finalidad
de mejorar la producción de forraje para
el ganado.
Asimismo, los colonos europeos ges­
tionaban sus ranchos con ayuda del
fuego, en parte utilizando técnicas hoten­
totes para obtener una rotación de man­
chas en regeneración con mayor valor
forrajero.
A principios de este siglo hubo pro­
puestas para terminar con estas prácticas
de quema controlada y establecer una
política de conservación delf}'nbos. Pero

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Conservación de la naturaleza

mado, de modo que se asegure la


disponibilidad de semillas para la rege­
neración de las poblaciones. Un programa de
Un problema significativo es la reco­ gestión de la
lección de flores siemprevivas (especies
de Helichrysum y Edmondia). Para favo­ biodiversidad debe
recer la rápida colonización por estas basarse en el
plantas efímeras postincendio, algunos
recolectores tienden a quemar sus parce­ conocimiento de la
las de fynbos cada pocos años, dando ecologia y la
lugar a un empobrecimiento de la biodi­
versidad. evolución de las
Una complicación añadida a la gestión
de la biodiversidad es el control de las
especies más
especies exóticas que han invadido el fyn­ sensibles
bos. En este sentido, se han ensayado
prácticas de 'corta y quema' para erradicar
Pinus pinasTel; P radiaTa y Hakea sericea.
Una vez talados los árboles, sus restos se ¿CUÁNDO y DÓNDE SE DEBE
dejan en el campo durante más de un año C!UBMAR?
para que las semillas se dispersen y germi­ La gestión científica del fynbos requiere
nen. Posteriormente, se prende fuego para conocer de forma precisa y actualizada la
eliminar las plántulas. El inconveniente de edad de la mancha, la localización de
esta práctica es que los fuegos, muy inten­ plantas raras y amenazadas y el grado de
sos debido a la gran acumulación de com­ infestación por plantas exóticas. De este esto
bustible, eliminan semillas y plantas modo se podrán tomar deci siones sobre la ade.¡
'rebrotadoras ' autóctonas. No obstante, el gestión de bloques o parcelas : ¿cuál se mae
problema más grave lo plantea Acacia debe quemar?, ¿cuál requiere un control H
saligna, una especie invasora australiana previo de plantas invasoras?, ¿cuándo y lión
el Fynbos Forum. donde se intercambian muy agresiva que rebrota después del dónde se deben parar los fuegos acciden­ cuw
impresiones. se discuten los resultados fuego y forma bancos de semillas cuya tales ? En algunos casos, se opta por una ten
de las investigaciones y se diseñan pIa­ germinación es estimulada por el fuego. gestión flexible basada en el régimen ince
nes de gestión. proc
Con frecuencia es necesario llegar a un gica
compromiso entre objetivos en conflicto. lÍos,
Por ejemplo, en zonas de fynbos próxi­ la ~
mas a granjas o núcleos urbanos los con­ para
servacionistas proponen rotaciones cor­ com
tas de incendios -de 5 a 10 años- para de[¡
evitar la acumulación ce combustible U
(biomasa) y minimizar el riesgo de las I
daños. Pero esta práctica supondría la eli­ ral'
minación de muchas especies de proteá­ los
ceas serotinas y la reducción de la biodi­ -g
versidad. Alternativamente, han sugerido tom
como criterio de frecuencia mínima de rápil
incendios aquella que permita completar no.
tres ciclos de reproducción al menos a la ner
mitad de la población de la especie de de il
maduración más lenta. No obstante, en la y tar
mayoría de los casos, este requisito se cont
cumple con una rotación de quemas con­ evol
troladas con una frecuencia de 8-12 años. dina
La gestión de la biodiversidad también Rt
puede entrar en conflicto con los recolec­ métc
tores de flores silvestres, un recurso siste
importante en Sudáfrica. Sólo se permite gen~

recolectar flores y conos de proteáceas en posti


años alternos y siempre que supongan tribu
menos del 50% de la producción. sora¡
Además , se prohíbe cualquier recolec­ y de
ción el año previo a un incendio progra­ caml

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Conservación de la naturaleza

e
la
le
le
te estocástico de los fuegos naturales, que ordenador personal y mediante el progra­ cinante fuegodependencia de las proteá­
la además se completa con incendios progra­ ma almacena, recupera y analiza los ceas serotinas-, y requiere de un tipo de
:e mados. datos de los incendios ocurridos en la gestión muy específica.
01 Hay que di stinguir cuatro tipos de ges­ zona. Además, puede presentar de forma Pero sí creemos que se pueden sacar
y tión : la exclusión total de incendios, gráfica el progreso del régimen de fue­ algunas enseñanzas generales de esta his­
n­ cuando la vegetación es inmadura o exis­ gos. De esta manera, aquel gestor que toria. En primer lugar, que un programa
na ten riesgos de daños a propiedades ; de gestión de la biodiversidad debe estar
n incendios permitidos, siempre que se basado en el conocimiento de la ecología
produzcan en una estación del año ecoló­ y evolución de las especies más sensi­
gicamente aceptable; incendios priorita­ Las prácticas bles. En segundo lugar, que las perturba­
rios, cuando la vegetación se aproxima a de 'corta y quema' ciones recurrentes forman parte de la
la senescencia; e incendios necesarios dinámica natural de la vegetación y que
para el mantenimiento de zonas de bajo de especies la vegetación clímax es una entelequia no
combustible que eviten la propagación exóticas pueden siempre perseguible. Por supuesto, es
de fuegos incontrolados. necesario conocer previamente la res­
Un caso de protección extrema son eliminar puesta de las plantas para poder planifi­
las denominadas 'zonas de fuego natu­ car la intensidad y frecuencia de pertur­
ral ', donde se evita interferir el avance de
semillas y plantas baciones controladas, como roza , quema
los fuegos causados de forma natural autóctonas o pastoreo. Por último, habría que desta­
-generalmente por rayos durante las car la importancia de una estrecha cola­
tormentas de otoño-, pero se controlan boración entre científicos y gestores para
rápidamente los que tienen origen huma­ diseñar una política de conservación de
no. Es una medida que pretende mante­ quiera maximizar la biodiversidad puede la biodiversidad . :::1
ner en estas reservas el régimen natural tomar decisiones sobre una programa­
de intensidad, frecuencia, estacionalidad ción de incendios que genere un mosaico
y tamaño de los incendios que permita la de edades de vegetación o mayor variabi­ BIBUOGAAFIA GENERAL
continuidad de los procesos ecológicos y lidad en la estacionaJidad de los fuegos. Bond. W.J. y van WlIgen, B.W. 1996. Are and
evolutivos que han originado la extraor­ En el caso de un incendio fortuito, podrá Plants. Chapman & Hall. Londres.
dinaria biodiversidad del fynbos. evaluar si debe ser controlado inmediata­ Cowling, R. (ed.) 1992. The ecology of Fynbos.
Oxtord Unlverslty Press. Ciudad del Cabo.
Recientemente se ha puesto a punto un mente o dejar que se propague hasta Cowllng , R. y Richardson, D. 1995. Fynbos.
método informatizado que, basado en cubrir una superficie determinada. Fernwood Press, Vlaeberg.
sistemas de información geográfica, Para finalizar, queremos aclarar que la Van WlIgen. B.W., Rlchardson, D.M., I<ruger, F.J. y
genera mapas temáticos de las edades experiencia de la gestión del fynbos van Hensbergen. H.J. (eds.) 1992. Fire In Soulh
African mountaln Fynbos. Splinger-Verlag . 6erHn.
postincendio de cada mancha, de la dis­ mediante quemas controladas no es
Van WlIgen. B.W., Rlchardson , O.M. y Sevdack,
tribución y densidad de las plantas inva­ directamente aplicable a otras comunida­
A.H.W. 1994. Managlng fynbos for biodlversíly:
soras, de la localización de especies raras des vegetales de tipo mediterráneo. La conslrainls and oplions in a fire-prone environ­
y de los riesgos de daño. El gestor de historia evolutiva del fynbos es muy sin­ ment. Soulh African Journal o( Sc;ence 90: 322­
campo tiene toda esa información en su gular -como refleja , por ejemplo, la fas­ 329.

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