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Catalina Quiroz Arriagada

Evaluación Unidad 1

La utilidad de la Economía Política de la Comunicación (EPC) para analizar la relación entre


estructura del poder informativo, concentración del poder económico e ideología.

Si comparamos la realidad de hace 100 años con la de hace 200, claramente es probable ver
diferencias, cambios de paradigmas y de materialidades. Sin embargo, si pensamos en nuestra
actual realidad, y la comparamos con aquella que se vivió en 1919, la diferencia es tajante, casi
abrumadora. Estamos viviendo un momento histórico que podría parecernos sin antecedentes,
inédito. Grandes empresas multinacionales, ciudades sobrepobladas y un modo de producción que
tiene nuestro planeta lleno de basura. En este contexto, se hace útil analizar cómo la información
tomó un carácter de producto dentro de las industrias culturales. De esta manera, la Economía
Política de la Comunicación brinda las herramientas de análisis para entender como han
evolucionado las industrias culturales dentro de la superestructura, de manera que será determinante
la conjugación del poder informativo y económico, que tiene como expresión la ideología. Esto, en
contraposición a la tendencia que había promovido la Escuela de Frankfurt, quienes centraron el
análisis en la ideología detrás de la industria cultural, omitiendo que el motor de la ideología es lo
económico.

En este punto, se puede cuestionar ¿cómo llegamos hasta acá? En qué momento algunas empresas
textiles mutaron hasta ser los grandes conglomerados transnacionales que están dominando desde
las comunicaciones hasta la farmacéutica. También, nos podemos preguntar qué es lo que mueve a
estas grandes empresas que parecen no tener ninguna línea clara. Además, si estás empresas con tan
variados intereses son las encargadas de contarnos lo que está pasando, ¿Cómo influyen estos
desconocidos motivos de los grandes conglomerados en la selección de noticias que serán
transmitidas? Estas son algunas de las preguntas que se hace la Economía Política de la
Comunicación, especialmente exponentes como Nicholas Garnham, quien al igual que el resto de
los pensadores de esta corriente analítica, caen en cuenta de que el análisis debe centrarse en la
relación de la superestructura, es decir la dimensión ideológica y cultural de las instituciones, que
están sustentadas en una estructura determinada por la forma de distribución y organización de
productores y consumidores, como la fuerza de trabajo y los medios productivos, y que en la
actualidad está organizada en forma de una sociedad en un sistema capitalista avanzado De este
modo, la EPC propone que uno de los elementos centrales para entender esta relación es la
categoría económica ya que “lo económico es determinante bajo el capitalismo, porque el
capitalismo es un modo de organización social caracterizado por el dominio de un sistema abstracto
de relaciones de cambio” [CITATION Nic86 \p 111 \l 13322 ]. Así, Garnham propone un análisis de
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esta relación desde lo material, lo ideológico y lo político, categorías que van interconectadas de tal
modo que ninguna es más relevante que otra, sino que se complementan para dar la verdadera cara
de la industria cultural.

Las industrias culturales son la combinación entre la producción en serie inserta en la lógica
capitalista, de la cultura en sí. En esta combinación pueden omitirse muchos elementos que hacen
hablar al producto cultural, que lo dotan de una historia y propósito. En ese sentido, la Economía
Política de la Comunicación, trae al análisis las categorías necesarias para entender como funciona
y qué implica la industria cultural, además de todos sus productos como los noticieros y NO C.

De este modo, lo material no es necesariamente determinante, ya que puede haber dos


materialidades iguales, como un noticiario, pero con diferentes ideologías, de manera que se vuelve
relevante entender de qué manera la materialidad ha ido mutando, por lo que Garnham al proponer
una orientación materialista histórica para el estudio de la EPC, sienta una perspectiva y jerarquía
de prioridades para el análisis. Y es esta perspectiva histórica a su vez la que dota a la EPC de
sustento para un análisis más profundo de las relaciones que presenta la base económica, dando
paso a la lucha política, de manera que la modificación de esta economía puede modificar
estructuras políticas.

Así, el manejo de la información que hacen los medios nos posiciona frente a una realidad que esta
mediada por ideología, pero que está basada en una forma reproductiva capitalista. En esta, existe la
sobreproducción y el sobreconsumo, problemas propios de una etapa de capitalismo avanzado.
Actualmente, uno de los grandes problemas es la contaminación y el cambio climático, de manera
que se proponen medidas como el consumo consiente, es decir consumir solo productos
biodegradables o reciclados. Sin embargo, este tipo de consumo sigue siendo consumo en un
sistema capitalista, una solución propia del primer mundo, y el problema del cambio climático se
queda en consumir, una solución propia del primer mundo, mientras que los efectos del cambio
climático más crudos no se viven, ni vemos los vertederos donde se acumula la basura que
producimos. El punto es, ¿dónde están esos vertederos? En Santiago están distribuidos por la
periferia mientras que, en el resto de Chile lugares como Quintero se envenenan día a día por el
petróleo, y solo una seguidilla de movilizaciones, la muerte de un dirigente y gente gravemente
enferma fueron capaces de poner el ojo mediático en la situación. No es casualidad que los medios
no cubrieran antes el problema, pues responde a la llamada línea editorial, que no es más que la
línea ideológica del medio. Ideología que proviene de los dueños del medio, dueños preocupados de
la rentabilidad económica del medio, por lo tanto, esta línea editorial proviene de un interés
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económico. Es este análisis de materialidad, economía e ideología la herramienta que nos presta la
Economía Política de la Comunicación

De esta manera, se puede concluir que la EPC es útil para el análisis de la relación entre estructura
y superestructura, de manera que “la investigación en comunicación debe recuperar el análisis de la
forma económica del desarrollo de las industrias culturales para vincularlo al estudio de los
consumos y abrir el debate en torno a las políticas de medios y la organización democrática de la
información y la cultura” (Bolaño, Mastrini & Sierra, 2005, pág.24).

*Consideradas desde un enfoque histórico, estructural y circunscrito a la dinámica del capitalismo.


Se entiende esta, por un lado, como un modelo de desarrollo económico y segundo, como un modo
de organización social.

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