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“El sábado”

El señor dejó una señal del pacto para su pueblo, el sábado.


El señor dejó el sábado como señal de la culminación de la creación, para
que el ser humano pudiera deleitarse en lo que Él había creado para
nosotros como muestra de su amor. El bondadoso Creador, después de los
seis días de la creación, descansó el séptimo día, e instituyó el sábado para
todos los hombres, como un monumento conmemorativo de la creación.

En éxodo el señor nos volvió a recordar ese mandato que había dejado
para nosotros desde la creación. El cuarto mandamiento de la inmutable
Ley de Dios requiere la observancia del séptimo día, sábado, como día de
reposo, adoración y ministerio, en armonía con las enseñanzas y la
práctica de Jesús, el Señor del sábado.

El sábado es un día de agradable comunión con Dios y con nuestros


hermanos. Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, demostración de
nuestra lealtad. Este es una anticipación de nuestro futuro eterno en el
Reino de Dios pues cuando cristo vuelva iremos de mes en mes y de
sábado en sábado a adorar su santo nombre.

Éxodo 31:12-17: … “porque es señal entre mí y vosotros por vuestras


generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.”
En este versículo el señor nos vuelve a afirmar que el sábado es la señal
perpetua del pacto eterno entre él y su pueblo, que, de la puesta del sol a
la puesta del sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de
Dios.

El sábado es el día apartado especialmente por Dios para que sus hijos
descansen y le busquen durante todo lo que duré este día. Especialmente
mostrándole una adoración gozosa pues Él es el único que merece recibir
adoración.

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