Esta es una de las doctrinas que mas se trata de enseñar, la segunda
venida de Cristo, esta representa la bienaventurada esperanza de la iglesia, la gran culminación del evangelio. Esta trae consigo la esperanza de la culminación del sufrimiento que ha arropado a la humanidad desde que el pecado entró a la misma. La venida del Salvador será literal, personal, visible y de alcance mundial y tal como dice su palabra “todo ojo le verá”. Cuando el Señor regrese, los justos muertos resucitarán y, junto con los justos que estén vivos, serán glorificados y llevados al cielo, pero los impíos morirán. La segunda venida de Cristo viene como el fin del sufrimiento para sus hijos, aquellos que han esperado por Él, mientras que aquellos que no aprovecharon el tiempo de gracia y no aceptaron a Jesús como su salvador y guía, para ellos será para condenación por cuanto no dejaron que sea Dios quien guiara sus vidas mientras estuvieron en este mundo. Para sus hijos que esperan la segunda venida del Señor con ansias y que pueden llegar a desanimarse por la espera, Él ha dejado una hermosa promesa en Juan 14:1-3 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” Él ha prometido que volverá otra vez y recordemos que Él no es hijo de hombre para mentir, pues todo lo que ha dicho se ha cumplido, se está cumpliendo y se cumplirá todo a su debido tiempo. Debemos de tener en cuenta que Él viene a buscarse a si mismo, a aquellos que reflejen en su vivir el carácter de Dios. El hecho de que la mayor parte de las profecías esté alcanzando su pleno cumplimiento, unido a las actuales condiciones del mundo, nos indica que la venida de Cristo está cerca. El momento cuando ocurrirá este acontecimiento no ha sido revelado y, por lo tanto, se nos exhorta a estar preparados en todo tiempo. Estemos atentos porque no se sabe ni el día ni la hora en que el hijo del hombre ha