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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE

HODNURAS

VALLE DE SULA

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS

DERECHO DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

Evolución histórica de los Derechos de los Niños a nivel


internacional y nacional.

CATEDRATICO: Abg. Cesar Mejía.

INTEGRANTES: Allan B. Fernando Ochoa Elvir 20182001320

Ingris Yaneth Pineda Oviedo 20070002178

Joel Eduardo Matamoros Cruz 20202001262

Xenia Lourdes López Gabarrete 20162001892

Leandro Salomón Paredes Mancía 20192030987

Paula Maria Villanueva 20192031341

SECCION:1800

FECHA DE ENTREGA:30 de septiembre, 2021

San Pedro Sula, Cortes.


INTRODUCCION.

En las últimas décadas, la comunidad internacional ha invertido tanto el interés por los

"derechos del niño" es la culminación de un proceso desde el principio, en la antigüedad

era parte de la cultura social y se creía que los niños son los seres humanos más

vulnerables y su supervivencia depende de Proteger y cuidar a sus padres y personas

que te rodean, organizaciones y el gobierno.

Por otro lado, la Convención los derechos del niño» es el primer tratado Universal del

reconocimiento respecto a estos derechos y es legalmente vinculante para los países que

lo han ratificado, y estos países regularmente a <Comité de Derechos del Niño» Creado

para este propósito


Historia a nivel Internacional conforme los años desde
1840…….
Perspectiva histórica de la evolución de los Derechos del Niño

En la antigüedad nadie pensaba en ofrecer protección especial a los niños.

En la Edad Media, los niños eran considerados “adultos pequeños”.

A mediados del siglo XIX, surgió en Francia la idea de ofrecer protección especial a los
niños; esto permitió el desarrollo progresivo de los derechos de los menores. A partir de
1841, las leyes comenzaron a proteger a los niños en su lugar de trabajo y, a partir de
1881, las leyes francesas garantizaron el derecho de los niños a una educación. A
principios del siglo XX, comenzó a implementarse la protección de los niños, incluso en
el área social, jurídica y sanitaria. Este nuevo desarrollo, que comenzó en Francia, se
extendió más adelante por toda Europa.

Desde 1919, tras la creación de la Liga de las Naciones (que luego se convertiría en la
ONU), la comunidad internacional comenzó a otorgarle más importancia a este tema, por
lo que elaboró el Comité para la Protección de los Niños. El 16 de septiembre de 1924, la
Liga de las Naciones aprobó la Declaración de los Derechos del Niño (también llamada
la Declaración de Ginebra), el primer tratado internacional sobre los Derechos de los
Niños. A lo largo de cinco capítulos la Declaración otorga derechos específicos a los
niños, así como responsabilidades a los adultos.

La Declaración de Ginebra se basa en el trabajo del médico polaco Janusz Korczak.

La Segunda Guerra Mundial dejó entre sus víctimas a miles de niños en una situación
desesperada. Como consecuencia, en 1947 se creó el Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia (conocido como UNICEF) al cual se le concedió el estatus de organización
internacional permanente en 1953.

Durante sus inicios, la UNICEF se centró particularmente en ayudar a las jóvenes


víctimas de la Segunda Guerra Mundial, principalmente a los niños europeos. Sin
embargo, en 1953 su mandato alcanzó una dimensión internacional y comenzó a auxiliar
a niños en países en vías de desarrollo. La Organización luego estableció una serie de
programas para que los niños tuvieran acceso a una educación, buena salud, agua potable
y alimentos.

Desde el 10 de diciembre de 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos


reconoce que “la maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia
especiales”.

En 1959 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los


Derechos del Niño, que describe los derechos de los niños en diez principios. Si bien este
documento todavía no ha sido firmado por todos los países y sus principios tienen carácter
indicativo, le facilita el camino a la Declaración Universal sobre los Derechos del Niño.
Luego de aprobar la Declaración de los Derechos Humanos, la ONU deseaba presentar
una Carta de Derechos Fundamentales que exigiera a los gobiernos a respetarla. Como
consecuencia, la Comisión de los Derechos Humanos se dispuso a redactar este
documento.

En medio de la Guerra Fría, y tras arduas negociones, la Asamblea General de las


Naciones Unidas aprobó en Nueva York dos textos complementarios a la Declaración
Universal de los Derechos Humanos: El Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, que reconoce el derecho a la protección contra la explotación
económica y el derecho a la educación y a la asistencia médica. El Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, que establece el derecho a poseer un nombre y una
nacionalidad.

La ONU proclamó al año 1979 como el Año Internacional del Niño. Durante este año,
tuvo lugar un verdadero cambio de espíritu, ya que Polonia propuso crear un grupo de
trabajo dentro de la Comisión de los Derechos Humanos que se encargara de redactar una
carta internacional.

Así, el 20 de noviembre de 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la


Convención sobre los Derechos del Niño. A lo largo de 54 artículos el documento
establece los derechos económicos, sociales y culturales de los niños. Este es el tratado
sobre derechos humanos que se ha aprobado más rápidamente. Se convirtió en un tratado
internacional y el 2 de septiembre de 1990 entró en vigencia luego de ser ratificado por
20 países.
El 11 de julio de 1990 la Organización para la Unidad Africana aprobó la Carta Africana
sobre los Derechos y Bienestar del Niño.

Se adoptó el 17 de junio de 1999 la Convención sobre las peores formas de trabajo


infantil.

En mayo de 2000, se ratificó el Protocolo facultativo de la Carta Internacional sobre los


Derechos del Niño, que trata la participación de los niños en conflictos armados y entró
en vigor en 2002. Este documento prohíbe que los menores participen en conflictos
armados.

Hasta ahora, la Convención sobre los Derechos del Niño ha sido firmada por 190 de 192
Estados, aunque hay algunas reservas sobre ciertos fragmentos del documento. Sólo
Estados Unidos y Somalia la han firmado pero no ratificado. Actualmente, su ideal y
carácter contundente son universalmente aceptados. Sin embargo, su funcionamiento
puede mejorar y aún es necesario transformar las palabras en acciones. En un mundo en
dónde la urgencia es lo esencial, en dónde un niño muere de hambre cada 5 segundos, es
hora de unificar la teoría con la práctica. Tal vez es así como deberíamos de haber
comenzado.

Cronología de los derechos del niño

• 1924

La Sociedad de Naciones aprueba la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño,
elaborada por Eglantyne Jebb, fundadora de Save the Children Fund. La Declaración
expresa que todas las personas deben reconocer el derecho de los niños a contar con los
medios necesarios para su desarrollo, a recibir ayuda especial en épocas de necesidad, a
tener prioridad en las actividades de socorro, a gozar de libertad económica y protección
contra la explotación, y a acceder a una educación que infunda conciencia social y sentido
del deber.

• 1946

La Asamblea General de las Naciones Unidas crea el Fondo Internacional de Emergencia


para la Infancia, UNICEF, centrado en los niños de todo el mundo.

• 1948
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración Universal de
Derechos Humanos, cuyo artículo 25 da derecho a las madres y los niños a “cuidados y
asistencia especiales”, así como también a “protección social”.

• 1959

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración de los Derechos del
Niño, que reconoce, entre otros, el derecho del niño a la educación, el juego, la atención
de la salud, y a un entorno que lo apoye.

• 1966

Con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de


Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los Estados Miembros de las Naciones
Unidas se comprometen a defender la igualdad de derechos –incluyendo la educación y
la protección– para todos los niños.

• 1968

La Conferencia Internacional de Derechos Humanos se celebra para evaluar los progresos


de los países durante los 20 años transcurridos desde la aprobación de la Declaración
Universal de Derechos Humanos. Se esboza un programa de trabajo para el futuro y se
refuerza el compromiso de los países con la defensa de los derechos humanos.

• 1973

La Organización Internacional del Trabajo aprueba la Convención 138, que fija en 18


años la edad mínima para desempeñar trabajos que podrían ser peligrosos para la salud,
la seguridad o la moral de las personas.

• 1974

Ante su preocupación por la vulnerabilidad de las mujeres y los niños en las situaciones
de emergencia y de conflicto, la Asamblea General exhorta a los Estados Miembros a
observar la Declaración sobre la Protección de la Mujer y el Niño en Estados de
Emergencia o de Conflicto Armado. La Declaración prohíbe el encarcelamiento y los
ataques contra mujeres y niños que formen parte de la población civil, y defiende la
inviolabilidad de los derechos de las mujeres y los niños en contextos de conflicto armado.

• 1978
La Comisión de Derechos Humanos somete un proyecto de Convención sobre los
Derechos del Niño a la consideración de un grupo de trabajo conformado por Estados
Miembros, agencias, y organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales.

• 1979

Para conmemorar el vigésimo aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño de


1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas designa el año 1979 como Año
Internacional del Niño, en el curso del cual UNICEF desempeña un papel de la mayor
importancia.

• 1985

Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de


Menores explican en detalle los principios de un sistema de justicia que propicie el interés
superior del niño, incluyendo educación, servicios sociales y un tratamiento proporcional
para los niños detenidos.

• 1989

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Convención sobre los Derechos
del Niño, que reconoce el papel de los niños como agentes sociales, económicos,
políticos, civiles y culturales, y es elogiada ampliamente como un logro histórico para los
derechos humanos.

La Convención garantiza y establece normas mínimas para proteger los derechos de los
niños en todas las circunstancias. El documento se refiere a UNICEF, que colaboró con
la redacción de la Convención, como fuente de conocimientos especializados.

• 1990

Se celebra en Nueva York la Cumbre Mundial en favor de la Infancia. Las Directrices


para la Prevención de la Delincuencia Juvenil definen las estrategias dirigidas a prevenir
la criminalidad y a proteger a los jóvenes en situación de alto riesgo social.

• 1991

Expertos de UNICEF, Save the Children, Defensa de los Niños Internacional y otras
organizaciones se reúnen para estudiar los datos obtenidos a través del proceso de
presentación de informes de la Convención sobre los Derechos del Niño. La reunión
conduce a la creación formal de la Red de Información de los Derechos del Niño (CRIN)
en 1995.

• 1999

La Organización Internacional del Trabajo aprueba el Convenio sobre las Peores Formas
de Trabajo Infantil, que exige la inmediata prohibición y eliminación de cualquier forma
de trabajo que pueda perjudicar la salud, la seguridad o la moral de los niños. UNICEF
ha colaborado desde 1996 con la Organización Internacional del Trabajo, promoviendo
la ratificación de normas laborales internacionales y políticas relativas al trabajo infantil.

• 2000

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba dos Protocolos Facultativos de la


Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, que obligan a los Estados Partes a
tomar medidas cruciales tanto para impedir que los niños participen en las hostilidades
durante los conflictos armados, como para poner fin a la venta, la explotación y el abuso
sexuales de los niños.

• 2002

Durante el período extraordinario de sesiones de las Naciones Unidas sobre la infancia,


delegados infantiles se dirigen a la Asamblea General por primera vez. Se aprueba el
programa de “Un Mundo Apropiado para los Niños”, que describe objetivos específicos
para mejorar las perspectivas de los niños en el curso de la siguiente década.

• 2006

Junto con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNICEF publica
el Manual para cuantificar los indicadores de la justicia de menores, que permite a los
gobiernos evaluar la condición de sus sistemas de justicia juvenil y hacer las reformas
que sean necesarias.

• 2010

El secretario general de las Naciones Unidas da a conocer el informe titulado Situación


de la Convención sobre los Derechos del Niño.

• 2011
Se aprueba un nuevo Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño
de 1989. Con arreglo a este Protocolo Facultativo sobre procedimientos relativos a las
comunicaciones, el Comité de los Derechos del Niño puede presentar denuncias de
contravenciones a los derechos de la infancia y llevar a cabo investigaciones.

• 2015

Somalia y Sudán del Sur ratifican la Convención sobre los Derechos del Niño. Este es el
instrumento internacional más ampliamente ratificado de la historia; en efecto, 196 países
se han convertido en Estados Partes en la Convención. Hasta la fecha, solamente los
Estados Unidos no la han ratificado.

A nivel nacional.
Pobreza y migración entre la niñez hondureña

De acuerdo con datos del INE6, en 2017 el 77.0 por ciento de los niños, niñas y
adolescentes en Honduras vivían en hogares clasificados como pobres de acuerdo a su
nivel de ingreso. Este es un dato que muestra la alta vulnerabilidad de la población infantil
del país y que en términos de análisis sobre la idoneidad de la implementación de políticas
públicas dirigidas a la infancia debe ser complementada con medidas que den cuenta de
la multidimensionalidad de la pobreza, las cuales generan mayor conciencia acerca de la
necesidad de proteger los diferentes derechos de la niñez.

El marco normativo de los derechos humanos debe constituir una base para determinar
indicadores para medir la pobreza en dos dimensiones: la primera respecto a los derechos
y su contenido, y la segunda, la relación de las privaciones con las obligaciones
internacionales de los Estados, varias incorporadas en los ordenamientos jurídicos
nacionales (UNICEF, 2016).

En 2010, la CEPAL y UNICEF desarrollaron una metodología que mide la pobreza


infantil desde un enfoque multidimensional y de derechos humanos, la cual fue adaptada
y aplicada en un estudio particular para Honduras publicado en 20167. El enfoque
multidimensional permite hacer seguimiento de los avances o retrocesos respecto al
primer ODS de la Agenda 2030: poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el
mundo.
Esta metodología prevé seis dimensiones y cada una de ellas tiene variables a considerar:
• Vivienda, que incluye hacinamiento, materiales de piso, paredes y techo;
• Agua, que incluye origen, suministro y tiempo de acceso;
• Saneamiento, que incluye
• las condiciones del alcantarillado
• para eliminación de excretas;
• Información, que incluye acceso
• a electricidad, tenencia de radio, televisión y teléfono;
• Educación, que incluye asistencia escolar y número de años completados;
• Nutrición, que incluye las relaciones entre peso y edad, y entre talla y edad.

Para Honduras se incluyó una séptima dimensión, relativa al trabajo infantil con variables
de edad mínima y horas trabajadas de acuerdo al Código de la Niñez y la Adolescencia.
Para cada una de las dimensiones se definen umbrales de privación severos y moderados.
Si un niño, niña y adolescente tiene una privación en al menos una de estas dimensiones,
es considerado en situación de pobreza y si presenta una privación severa en alguna se
considera en situación de pobreza severa. Esta medición se hace en consideración de cada
niño.
Por lo tanto, su situación no necesariamente se extiende a otros niños, incluso con los que
comparte el mismo hogar. Con base en esta metodología y los hallazgos del mencionado
estudio, a continuación, se analiza la incidencia de la pobreza en la niñez y adolescencia
hondureña.

El 59.8 por ciento de la niñez en Honduras está en una situación de pobreza


multidimensional (aproximadamente 2.1 millones de niños y niñas) y enfrenta
privaciones en 2.3 de las dimensiones en promedio.

Asimismo, 24.1 por ciento de la niñez se encuentra por debajo del umbral de privación
severa. Puesto de otra manera, tres de cada cinco niños, niñas y adolescentes son pobres
multidimensionalmente y uno de cada cuatro enfrenta pobreza severa. La mayor
incidencia de privación se encuentra en la dimensión de vivienda, con un 38.2 por ciento,
seguida por educación, nutrición, información y saneamiento, que oscilan entre el 22 y
26 por ciento (UNICEF, 2016).

Inequidades por sexo y edad

En la zona rural la pobreza multidimensional tiene una incidencia del 73.9 por ciento en
la niñez, casi el doble que en las zonas urbanas (39.1 por ciento). Por otra parte, la pobreza
multidimensional severa afecta al 31.4 por ciento de la niñez en las zonas rurales y al 13.5
por ciento en las zonas urbanas. Además, los niños más pobres viven en el campo, donde
enfrentan 2.35 privaciones, frente a 1.54 en la zona urbana (UNICEF, 2016).

También observa la distribución de la pobreza infantil por regiones. En el norte y centro,


con población mayoritariamente urbana, la incidencia de la pobreza multidimensional
infantil es menor respecto del valor nacional y oscila entre el 51.5 y el 52.9 por ciento.
En las regiones occidental, oriental y sur, con mayor población rural la pobreza
multidimensional total afecta entre un 66.2 y un 71.6 por ciento de la niñez y
adolescencia.
La pobreza infantil multidimensional severa incide en el 32.7 por ciento de los niños y
niñas de la región sur y en el 29 por ciento de los que habitan la región occidente y oriente.
En la región norte y centro afecta al 18 y 19 por ciento de la niñez.
En cuanto a las dos ciudades principales, en el Municipio del Distrito Central
(Tegucigalpa) el 41 por ciento de niños y niñas viven en pobreza multidimensional, casi
20 puntos porcentuales por debajo del valor nacional y con un promedio de 1.57
privaciones, mientras que en San Pedro Sula la incidencia de pobreza es un poco menor
(39 por ciento) con un promedio de privación en 1.5 dimensiones.

En cuanto a las diferencias por sexo, la pobreza multidimensional infantil incide casi
de igual manera en niños y niñas (60.5 por ciento de los niños y 59.1 por ciento de las
niñas. Por otro lado, los niños y adolescentes hombres enfrentan niveles de pobreza
multidimensional severa ligeramente superiores que las mujeres (26.7 y 21.6 por ciento,
respectivamente). Lo mismo sucede con la intensidad de la pobreza total. Mientras que el
promedio de privaciones en niños y adolescentes pobres es de 2.22, desciende a 2.05 entre
las mujeres. Esta diferencia se explica fundamentalmente porque existe una mayor
incidencia del trabajo infantil entre los hombres (10.8 por ciento), frente a un 2.5 por
ciento entre las mujeres (UNICEF, 2016).

Por edades, la pobreza multidimensional afecta en mayor medida a la población


adolescente entre 12 y 17 años (65.2 por ciento). Esto se debe a los altos niveles de
privación por la educación y el trabajo entre los adolescentes de mayor edad (UNICEF,
2016).

Inequidades por número de niños y niñas y clima educativo en los hogares

Los niños que mayor pobreza enfrentan viven en hogares en los que habitan cuatro o más
niños. En hogares con cuatro y cinco niños el 68.4 por ciento enfrentan pobreza
multidimensional y en los que tienen seis y más, son el 80.7 por ciento. La frecuencia de
hogares con más de cuatro niños es más alta en las zonas rurales.

Las diferencias en razón al clima educativo y los ingresos económicos del hogar dan
cuenta de disparidades en el modo en que se manifiesta la pobreza multidimensional.
Los niños de hogares donde los adultos que lo conforman tienen menos de tres años de
escolarización se enfrentan a mayor pobreza multidimensional (85.3 por ciento) respecto
a lo que tienen 12 o más años de escolarización (15.4 por ciento). Por otra parte, el 82.5
por ciento de los niños que pertenecen al quintil más bajo de ingresos enfrentan pobreza
multidimensional en contraste con el 20 por ciento del quintil de más alto de ingresos.

Migración niñez y adolescencia

Como advierte Salmón (2016), hay pocos estudios profundos sobre la migración en
Honduras y mucho menos en relación con la niñez y adolescencia migrante. Sin embargo,
se advierte sobre un histórico proceso migratorio, vinculado a la producción de
desigualdades en el país. Preliminarmente se debe tener en cuenta que la intensificación
de la migración es consecuencia de los procesos de producción de desigualdades que
influyen para que las personas y comunidades decidan salir del lugar donde habitan hacia
otros con la expectativa de mejorar sus condiciones de vida y, cada vez de manera más
frecuente, ante la necesidad de proteger su vida, integridad y seguridad frente a factores
que la ponen en inminente riesgo. Estos flujos migratorios suceden en un contexto de
políticas migratorias restrictivas a nivel internacional, que provocan la ir regularización
y configuran corredores clandestinos.

Ante una situación generalizada de pobreza que se acentúa en la niñez y adolescencia


como se pudo demostrar en el apartado anterior, la migración en Honduras adquiere
relevancia y debe ser analizada tomando en cuenta otros factores, entre ellos los índices
de violencia.

Honduras: un país de origen, tránsito y destino de migraciones

La migración hacia Estados Unidos sucede, en gran parte, de manera irregularizada.


Según el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, de las 633,401
personas de origen hondureño que en 2010 residían en ese país, 491,000 habían nacido
en Honduras. En 2011, cerca de 380,000 hondureños se encontraban en condición
migratoria irregular en EEUU y corría el riesgo de ser deportada (Reichman, 2013).

Las causas de la migración, voluntaria o forzada, de niños, niñas y adolescentes en


Honduras pueden no variar mucho con las de los adultos, pero su vulnerabilidad es mayor,
por dos razones: 1) Por la necesidad de hacerse responsables de sí mismos, sobre todo
cuando no viajan acompañados, y 2) Porque las políticas migratorias de México y Estados
Unidos precarizan aún
más el tránsito y dejan en indefensión y falta de protección a los niños que viajan por
corredores clandestinos y extremadamente violentos.

La migración irregular de la niñez y adolescencia hondureña

No existen cifras certeras sobre los niños que migran. Sin embargo, se tiene el registro de
retornados o repatriados. Según el Centro Nacional de Información del Sector Social, en
2014 un total de 10,873 de niños, niñas y adolescentes fueron retornados o repatriados
hacia Honduras, en 2015 la cifra bajó a 8,378 y en 2016 se incrementó nuevamente a
10,652 niños, niñas y adolescentes (CENISS, 2016). Para 2017 datos del Observatorio
Consular Migratorio de Honduras (CONMIGHO) revelan que la cifra de niñas y niños
repatriados o retornados volvió a reducir a 4,736 (56 por ciento de reducción con respecto
a 2016), de los cuales 64 por ciento eran niños y 36 por ciento eran niñas.
El 58.6 por ciento de los retornados en 2016 eran adolescentes entre 13 y 17 años de edad
(6,239); un 15.1 por ciento tenían entre 7 y 12 años (1,608) y el 26.3 por ciento, entre 0 y
6 años (2,805). Hubo una mayor incidencia en adolescentes hombres, entre 13 y 17 años,
con un 75.6 por ciento en comparación con un 24.4 por ciento de mujeres adolescentes.
En los grupos entre 0 y 6 años y entre 7 y 12 años se observó cifras muy similares entre
niños y niñas

Según los reportes estadísticos de CENISS (2016), las tres principales causas de la
migración entre los niños, niñas y adolescentes retornados a Honduras son: 1) La
situación económica (78.0 por ciento expresaron esta razón), la reunificación familiar
(31.5 por ciento) y la violencia e inseguridad (11.7 por ciento). Sin embargo, Salmón
(2016) menciona que una limitación metodológica de este registro pudo impedir
identificar la incidencia de la violencia que se vive en Honduras, vinculada a la situación
de Guatemala y El Salvador, por lo que la tercera causa podría en realidad tener más
incidencia. Esta conclusión es respaldada por resultados de otros estudios como el hecho
por ACNUR (2013) en los tres países del triángulo norte de Centroamérica, en el que se
encontró que el 44 por ciento de los niños, niñas y adolescentes hondureños desplazados
que fueron entrevistados recibieron amenazas o fueron víctimas de violencia por parte del
crimen organizado; otro 24 por ciento reportó ser víctima de violencia intrafamiliar y un
11 por ciento dijo haber sido víctima de ambos tipos de violencia. Además, el 21 por
ciento enfrentó privación socio-económica y el 80 por ciento confirmó su deseo de
reunificación con sus parientes en Estados Unidos.

Los desplazamientos internos y desplazados con necesidad de protección


internacional

Las dificultades que enfrenta la niñez de Honduras para ejercer sus derechos están
provocando procesos de desplazamiento forzado interno. Según un estudio de la
Comisión Interinstitucional para la Protección de Personas Desplazadas por la Violencia
realizando en 20 municipios12, cerca de 41,000 hogares se desplazaron internamente por
razones de violencia o inseguridad entre 2004 y 2014. Esto equivale al 4 por ciento de los
hogares de esos municipios.
En esos 20 municipios se estima que habitaban alrededor de 174,000 personas
desplazadas internas, entre ellas hijos e hijas nacidos/as después del desplazamiento y
cerca de 8,000 personas de población de acogida, es decir, del hogar que los recibió. En
el 67.9 por ciento de los casos, la decisión de cambiar de residencia se debió a la violencia
y la inseguridad.

La población desplazada interna es, en general, más joven (24 años) que la de acogida
(27 años). Los niños, niñas y adolescentes entre la población desplazada representan el
43 por ciento (unos 78,000). Esto indica que los hogares con presencia de población de
estas edades son más propensos a ser afectados por hechos de violencia o inseguridad,
debido al riesgo de uso, vinculación y/o reclutamiento forzado, lo cual presiona a los
padres a dejar sus lugares de residencia como mecanismo de protección.

Situación Económica, Política e Institucional.

Situación socio-económica.

La economía hondureña se basa en un modelo agro-exportador que ha girado en torno al


banano y el café. El Tratado de Libre Comercio entre Centro América, Estados Unidos y
República Dominicana (CAFTA, por sus siglas en inglés) de 2006 incluyó otros
productos de exportación, como carne, algodón y azúcar, y minerales metálicos. A esto
se suma la producción manufacturera ligada a las maquilas. Pese a que Honduras tiene el
segundo ratio de comercio-PIB más grande de América Latina y el Caribe (ALC), ocupa
el tercer lugar en el ingreso más bajo per cápita de la región (Banco Mundial, 2016).

Según el Programa Monetario 2017-2018 del Banco Central de Honduras en 2015 y 2016
el PIB de Honduras creció 3.6 por ciento. Este comportamiento se debió a condiciones
externas favorables, como la reactivación económica en Estados Unidos, los bajos precios
del petróleo, el buen desempeño del sector cafetero y mayor confianza de los
inversionistas por el acuerdo firmado con el FMI según la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL, 2015).

La CEPAL considera a Honduras –sin incluir el Caribe– como uno de los países más
pobres (por ingresos) del continente. Según la Encuesta Permanente de Hogares del 2017,
el 64.3 por ciento de los hogares están en situación de pobreza y el 40.7 por ciento en
pobreza extrema. La pobreza extrema afecta al 58.8 por ciento de los hogares en las zonas
rurales y al 26.7 por ciento de las zonas urbanas (INE-EPHPM, 2017). Los índices de
pobreza de Honduras son superiores a los del promedio de América Latina (44.3 por
ciento en pobreza y 25.2 por ciento en indigencia) (CEPAL, 2015).

Honduras ocupa uno de los últimos lugares en el Índice de Desarrollo Humano en


América Latina (lugar 120), solo por encima de Haití y Nicaragua (PNUD, 2015).
Con un índice de Gini2 de 0.54 en el 2013, el país presentó la segunda distribución
de ingresos más desigual en América latina (Banco Mundial, 2016).

La situación laboral es precaria. Según INEEPHPM (2017), la fuerza laboral se compone


por un 33 por ciento de personas empleadas en el sector agrícola, un 18.3 por ciento en el
sector comercio y un 13.6 por ciento en el sector de industria manufacturera. Los hogares
del sector agrícola están en peores condiciones económicas (Banco Mundial, 2015).

El subempleo visible afecta al 11.8 por ciento de los ocupados y el invisible al 44.2 por
ciento3 . El 6.7 por ciento de la población económicamente activa está desocupada (INE-
EPHPM, 2017).

El trabajo agrícola y el de las maquilas se caracterizan por la propensión a la precarización


del empleo. Los grupos de mayor riesgo son las mujeres y los niños (Oxfam, 2015; Banco
Mundial, 2015). El empleo informal representa un 53.7 por ciento de la fuerza de trabajo.
El trabajo informal, precario o empleo no digno es aquel que no garantiza seguridad
social, estabilidad laboral, asociación gremial ni salarios mínimos que permitan la compra
de la canasta básica (Velasco, 2016).

El 84.4 por ciento de los hogares tiene acceso al agua por servicio público o privado y el
3.3 por ciento usa el agua del vecino o de otra vivienda. El 12.3 por ciento accede al agua
por otros métodos (Ver Gráfico 1.2).
En cuanto al acceso a la eliminación de excretas, el 37.7 por ciento de los hogares tienen
sus inodoros conectados a alcantarillas; el 23.9 por ciento usan letrinas y el 21.5 por ciento
tienen pozos sépticos. El 7.1 por ciento no tiene ninguna forma de eliminación de excretas
(Ver Gráfico 1.3).

Finalmente, la electricidad es uno de los servicios públicos con más cobertura en el país.
El 87.8 por ciento de los hondureños tiene acceso a electricidad y 11 por ciento todavía
utiliza candil, lámpara de gas, energía solar, vela u ocote (Ver Gráfico 1.4).

El Cuadro 1.3 señala diferencias entre cuatro países de América Central: Guatemala,
Honduras, Costa Rica y Panamá. Los dos primeros tienen un porcentaje de pobreza (con
una línea de pobreza de 4USD diarios), casi cinco veces más que el de Costa Rica y tres
veces más que el de Panamá. Asimismo, mientras la clase media es el 47 por ciento de la
población de Costa Rica y el 43 por ciento de Panamá, es solo del 12 por ciento en
Honduras.
El cuadro también muestra una considerable dependencia de las remesas enviadas por la
población emigrante (18 por ciento del PIB). Honduras es el país de la región que más
depende de este rubro. Las remesas son la segunda fuente más importante de divisas y
representan más de tres veces la Inversión Extranjera Directa (IED) (Banco Mundial,
2015). La situación socio-económica de Honduras se dificulta aún más por el nivel de
endeudamiento externo. En 2014 el PIB de Honduras llegó a USD $19,390 millones.
Según el Banco Mundial (2015), la deuda externa ese mismo año representó el 43 por
ciento del PIB. La Dirección de Crédito Público de la Secretaría de Finanzas señala que
en el segundo trimestre del 2016 la deuda externa llegó al 46.3 por ciento del PIB
(Secretaría de Finanzas, 2016). Según el Banco Mundial (2016), esta situación limita el
uso de los recursos para actividades productivas, de infraestructura e inversión social.
• Situación política, gobierno e institucionalidad.

Este contexto tiene relación con un complejo proceso de consolidación de la democracia


pues Honduras se considera como uno de los sistemas políticos más estables de la región
ante la presencia de conflictos armados en los países vecinos. En los períodos de gobierno
de 1994 a 1997 y de 1998 a 2001, la Constitución fue cambiada para subordinar el Ejército
a la Presidencia de la República, terminando con el servicio militar obligatorio y
separando la policía de la órbita militar (Taylor-Robinson 2009: 473).

Entre los obstáculos enfrentados en este ámbito en los últimos años se pueden señalar: 1)
La complicada situación económica desde los años 90; 2) El endurecimiento del control
migratorio de Estados Unidos y México; 3) El combate al narcotráfico en México, entre
2001 y 2006, empujó esa problemática hacia Honduras y otros países y; 4) La ruptura de
la estabilidad política en 2009 provocó una fuerte polarización social (Rodríguez, 2013).

Una de las condiciones fundamentales para garantizar la seguridad de la niñez en un país


es la consolidación de las instituciones democráticas. Algunas consecuencias del período
antes descrito minaron las capacidades de fortalecimiento institucional y configuraron un
escenario inseguro y violento. La irrupción de la sociedad civil en este escenario devino
en la participación de nueve partidos políticos en las elecciones del 2013, que modificó
el hasta entonces férreo bipartidismo (Rodríguez, 2013) y puso en el centro del debate la
discusión sobre la inseguridad ciudadana y el papel de las fuerzas armadas.

Según el Banco Mundial (2016), la sensibilidad estructural frente a las crisis económicas,
la crónica inestabilidad fiscal, la escasa capacidad de respuesta frente a los desastres
naturales y los altos niveles de criminalidad y violencia representan múltiples
dimensiones de vulnerabilidad, que ponen en riesgo el logro de los ODS en Honduras.

Los siguientes indicadores también contribuyen en dar a conocer el contexto institucional


de Honduras: 1) El país está en el puesto 43 de 100 en el Índice de Presupuesto Abierto
(OBI, por sus siglas en inglés); 2) En independencia judicial ocupó el puesto 77 de 142
entre 2011 y 2012; 3) En el Índice de Libertad de Prensa se situó en el puesto 135 de 179
países en el mismo periodo; y, 4) El gasto público representa más de una quinta parte del
PIB, la mayor parte se destina a salarios del sector público (Banco Mundial, 2016).
Finalmente, pese a que en Honduras existe un importante marco legal, existen dificultades
para ser llevado a la práctica. La persistencia de la criminalidad se atribuye, al menos en
parte, a la limitada capacidad para hacer cumplir las leyes.

• Derechos de la niñez: hondureña en marco de la convención.

Mediante Decreto No.75-90, en fecha 31 del mes de mayo de mil novecientos noventa el
Estado de Honduras ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño, el instrumento
que reúne los principios esenciales para garantizar a la niñez el acceso a su bienestar
general. Las disposiciones se interpretan y aplican siempre de manera que aseguren una
eficaz protección a los niños. Se interpretarán y aplicarán, además, teniendo en cuenta
que los tratados y convenciones sobre los niños aprobados y ratificados por Honduras
prevalecen sobre el Derecho Interno.

El estado de Honduras reconoce derechos del niño el cual menciona que este debe estar
protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier
trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud
o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.

Según los derechos de la niñez hondureña en el marco de la convención sobre los derechos
del niño. Los niños tienen derecho a la vida, a la salud, a la seguridad social, a la dignidad,
a la libertad personal, a expresar sus opiniones, a la nacionalidad, a la identidad, al nombre
y a la propia imagen, a la educación, a la cultura, al deporte, a la recreación y al tiempo
libre, al medio ambiente y los recursos naturales, a la familia, y a los demás que señale la
Convención sobre los Derechos del Niño, el presente Código y demás leyes generales o
especiales.

• Derecho de desarrollo:

El estado debe garantizar en la medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño,


según el Código de la Niñez y Adolescencia de Honduras, el Estado deberá implementar
la enseñanza primaria obligatoria y gratuita; fomentar el desarrollo, en sus distintas
formas, de la enseñanza secundaria, incluida la enseñanza general y profesional; hacer
la enseñanza superior accesible a todos; lograr que todos los niños accedan a
información y orientación en cuestiones educacionales y profesionales; fomentar la
asistencia regular a las escuelas y reducir las tasas de deserción escolar.

La Secretaría de Estado en el Despacho de Educación Pública, la Universidad Nacional


Autónoma de Honduras, la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y las
universidades privadas, sin menoscabo de sus respectivas competencias, realizarán las
investigaciones, estudios y trabajos que sean necesarios para renovar la enseñanza
tomando como base las necesidades sociales y de la producción, así como las variables
culturales, étnicas, lingüísticas y de género, evitando toda forma de discriminación.

La educación es un derecho fundamental, esencial para ejercer todos los demás,


incluyendo el derecho a tener una educación de buena calidad, sin discriminación y sin
exclusión, goza de una triple protección:

A. Convención de los Derechos del Niño: Art. 28 y 29 sobre el derecho a la educación


en igualdad de oportunidades, a la educación de calidad y al derecho de los niños
y niñas con alguna discapacidad a disfrutar de una vida plena y decente en
condiciones que aseguren su dignidad personal.

B. Constitución de la República de Honduras: Art. 59, 121, 123, 151 y 158 sobre la
educación como función esencial del Estado.

C. Código de la Niñez y la Adolescencia en Honduras: Art. 35 a 45 sobre, entre otros,


el derecho a la educación como función esencial del Estado, el derecho a recibir
una educación de calidad y a que ésta transcurra en un ambiente y tratamiento
escolar de incentivo y motivación.

Los niños tienen derecho a la educación, la cual será organizada por el Estado como un
proceso integral y coordinado en sus diversos niveles, tenderá al logro del desarrollo de
la persona humana y a prepararla para el ejercicio pleno y responsable de sus derechos y
deberes. Se impartirá de manera que asegure:

A. La igualdad de oportunidades para acceder y permanecer en el sistema educativo.


B. El respeto recíproco y un trato digno entre educador y educando.
C. El respeto recíproco y un trato digno entre educador y educando;
D. La impugnación ante las instancias correspondientes, de acuerdo con la ley y los
reglamentos, de las evaluaciones hechas durante el proceso de enseñanza-
aprendizaje;
E. La formación de organizaciones estudiantiles y juveniles o su participación o
permanencia en las mismas;
F. La participación en programas de becas de estudio; y,
G. El acceso a escuelas públicas gratuitas cercanas a su residencia.

El derecho a la educación incluye el de tener acceso a una instrucción actualizada y de


calidad, acorde con las necesidades de la persona y de la sociedad, incluye también el
derecho de gozar de un ambiente favorable para d aprendizaje tanto en el sistema
educativo formal como en el no formal. La educación que se imparta en los
establecimientos privados debe ser supervisada, controlada y estimulada por el Estado.
En la actualidad parte de la niñez vive con alguna discapacidad, No existe información
oficial disponible sobre el total de niños y niñas con discapacidad que acceden a la
escuela. La ausencia de datos es una inequidad, pues impide adoptar políticas públicas
que permitan facilitar y adoptar este derecho conforme a la necesidad requerida.

Debido a la nula inversión estatal en la infraestructura educativa, la obra física de escuelas


y los colegios públicos presentan serios daños, en algunos casos se han convertido en una
seria amenaza para alumnos y maestros, a los que se suma la falta de electricidad y
problemas hidrosanitarios. En lo que menos ha invertido en los últimos diez años el actual
gobierno es en la infraestructura educativa, por lo que los efectos de ese abandono se han
acentuado con la llegada de la Covid-19 al país y con el paso de las tormentas tropicales
Eta e Iota, que azotaron determinadas zonas del territorio nacional.

• Derecho de supervivencia:

Todo niño tiene derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios el
estado está comprometido a: reducir la mortalidad infantil y en la niñez; asegurar la
prestación de asistencia médica y atención sanitaria, sobre todo, atención primaria de
salud; asegurar atención sanitaria prenatal y postnatal apropiada a las madres; asegurar
buena nutrición de niños/ as; lactancia materna; saneamiento ambiental; medidas de
prevención contra accidentes; atención sanitaria preventiva.

En términos jurídicos y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el goce del
grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo
ser humano”. Este derecho incluye, entre otros, el acceso a una atención sanitaria
oportuna, aceptable, asequible y de calidad satisfactoria:

A. Convención de los Derechos del Niño: Art. 6 y 24 sobre el derecho de los niños/as
al disfrute del más alto nivel posible de salud y a un nivel de vida adecuado que
garantice su desarrollo mental, físico, moral y social.

B. Constitución de la República de Honduras: Art. 120, 121, 123, 124, 126 y 145
sobre el derecho a la protección de la salud y la manutención, la debida protección
del Estado de los menores en situación de orfandad y el deber del Poder Ejecutivo
de fomentar programas integrados para mejorar el estado nutricional de los
hondureños.

C. Código de la Niñez y la Adolescencia en Honduras: Art. 16 a 22 sobre el derecho


de los niños o niñas y sus madres al más alto nivel de atención sanitaria y la
obligación del Estado de adoptar las medidas preventivas que sean necesarias para
garantizar su bienestar pleno.

Existen principales privaciones e inequidades en los derechos a la supervivencia


como ser:

1. Derecho a la vida: en términos de supervivencia, se mide a través de las tasas de


mortalidad en función de la edad, según tres momentos:
• Mortalidad de niñez, antes de los 5 años;
• Mortalidad infantil, antes del primer año de vida, y
• Mortalidad neonatal, antes del primer mes de nacido

2. Derecho al acceso a servicios de salud: El acceso a servicios de salud de la niñez


hondureña refleja otras privaciones cuando es medido mediante el uso de sales de
rehidratación oral para tratamiento de la diarrea aguda, el acceso a tratamiento
cuando se presentan fiebre y cuando tienen signos de neumonía y la cobertura de
los esquemas de vacunación.

• Derecho de Protección:
En los términos que consagra la Constitución de la República y la Convención sobre los
derechos del niño, como la modernización e integración del ordenamiento jurídico de la
República en esta materia el objetivo general del presente código es la protección integral
de los niños.

Por protección integral se entiende al conjunto de medidas encaminadas a proteger a los


niños individualmente considerados y los derechos resultantes de las relaciones que
mantengan entre sí y con los adultos. Con tal fin, el presente Código consagra los derechos
y libertades fundamentales de los niños; establece y regula el régimen de prevención y
protección que el estado les garantiza para asegurar su desarrollo integral, crea los
organismos y procedimientos necesarios para ofrecerles la protección que necesitan;
facilita y garantiza su acceso a la justicia y define los principios que deberán orientar las
políticas nacionales relacionadas con los mismos.

El Gobierno de la República, por medio de los organismos determinados, velará por el


estricto cumplimiento de los derechos de los niños establecidos en este Código y en los
tratados o convenios internacionales de los que Honduras forme parte. Con tal fin,
adoptará las medidas económicas, sociales y culturales que sean necesarias para brindarle
apoyo a la familia y a la comunidad, con miras a crear condiciones que hagan posible el
sano y pleno desarrollo de los niños.

En términos jurídicos, todos los niños, niñas y adolescentes necesitan lo que se llama
“protección”, es decir, mayor contención y apoyo que otros, y el Estado y la sociedad
deben brindar una atención especial.
Entre las medidas legales nacionales e internacionales, se encuentran:

A. Convención de los Derechos del Niño: Art. 23 (protección de los minusválidos),


32 (protección contra la explotación laboral), 37 a 39 (protección contra la
tortura), 9, 19, 39 (protección contra el maltrato), 37, 11, 14 (protección contra la
privación de las libertades), 9 a 10 (protección contra la separación con los
padres), 34 (protección contra la explotación sexual), 35 (protección contra el
rapto), 33 (protección contra la droga), 32, 34, 36 (protección contra cualquier
forma de explotación).
B. Constitución de la República de Honduras: Art. 61, 68, 81, 102, 124 y 126 sobre
los derechos de los migrantes y sobre el derecho al respeto de la dignidad, la
libertad personal y la protección contra toda forma de abandono, crueldad o
explotación.

C. Código de la Niñez y la Adolescencia en Honduras: Art. 24, 25, 93, 97, 101, 106,
114 a 118, 123 y 134 sobre la obligación del deber del Estado de proteger a los
menores contra todo tipo de tratos inhumanos o denigrantes, del deber del Estado
de prevenir y sancionar las amenazas o las violaciones a los derechos de los niños;
formular políticas y elaborar, promover y ejecutar programas tendentes a la
gradual abolición del trabajo de los niños y niñas; establecer las disposiciones
reglamentarias necesarias cuando se incurra en delito de explotación económica;
y de proteger a los niños y niñas en riesgo social.

La protección de la niñez es responsabilidad de la sociedad en su conjunto, pero


su cuidado directo corresponde a los padres o a sus representantes legales y, a falta
de ellos, al estado. Tal protección se brindará con estricto apego a la prescrito por
este Código, por el Código de Familia y demás disposiciones legales aplicables a
la niñez. Todos los días y horas son hábiles para atender los casos relacionados
con la niñez. Incurrirán en responsabilidad civil, penal y administrativa las
autoridades que sin causa justificada desatiendan los asuntos que se sometan a su
conocimiento.

Todos los asuntos relacionados con la niñez serán confidenciales, por lo que el
contenido de los respectivos expedientes sólo podrá ser conocido por las partes y
por los empleados o funcionarios directamente involucrados en su tramitación.
Sólo a petición de los representantes legales y de las autoridades competentes se
extenderán constancias o certificaciones sobre las aprehensiones y procedimientos
relacionados con niños. Los medios de comunicación se abstendrán de hacer
publicaciones de cualquier clase sobre la participación que haya tenido un niño en
actos ilícitos, bien sea como sujeto activo o pasivo.
CONCLUSIONES.

• Cada día innumerables niños de todo el mundo ven vulnerados sus


derechos más fundamentales que dificultan su crecimiento y
desarrollo, millones de ellos son víctimas de la pobreza, de las crisis
económicas, del hambre y de la falta de hogar, de las enfermedades
evitables y de la falta de educación.

• Muchos de ellos padecen las consecuencias de la guerra, de la


violencia, de la discriminación racial, de las ocupaciones extranjeras
y son refugiados o desplazados, viéndose obligados a dejar sus
hogares, sus raíces o a quedar impedidos y sin familia.

• son preocupantes estas flagrantes y ostensibles violaciones de los


derechos de la infancia, sino también aquellas que pasan
desapercibidas por tratarse de niños que no tienen acceso a la
educación y a las necesidades básicas y que van a quedar
permanentemente incapacitados,
BIBLIOGRAFIAS.

1. Código de la niñez y la adolescencia

2. https://www.unicef.org/honduras/media/176/file/SITAN-informe-

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3. https://www.oas.org/docs/desigualdad/libro-desigualdad.pdf

4. http://casa-alianza.org.hn/new.casa-

alianza.org.hn/datos_descargables/observatorio/Informes-

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5. https://www.humanium.org/es/historia/

6. https://www.unicef.org/es/convencion-derechos-nino/historia

7. https://www.unicef.org/honduras/media/176/file/SITAN-informe-2018.pdf

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