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EL MILAGRO DE FÁTIMA

(Escena I)

THE LAST DRAGON SLAYER Narrador: Hace muchos años, en un pueblo de Portugal llamado
Fátima, vivían tres humildes pastorcitos: la mayor se llamaba Lucía; y sus dos primos, Francisco y
Jacinta.

Una mañana del año 1916, como todos los días, los tres pastorcitos salieron muy temprano con
sus rebaños y con su merienda en el morral. Pero como aquel día el sol se miraba triste y había
comenzado a chispear, los pequeños buscaron refugio entre las piedras del cerro llamado Cabeço.
Viento fuerte seg 7De repente, se levantó un viento extraño; los tres miraron asustados y vieron
un gran resplandor acercándose a ellos, cada vez más fuerte, cada vez más luminoso… ANGEL
seg. 15Era un ángel que bajaba hacia dónde ellos estaban. El ángel les dijo:

Ángel: No teman pequeños, soy el Ángel de la Paz, oren conmigo.

Narrador: El Ángel se arrodilló, doblando su rostro hasta el suelo. Y con un impulso sobrenatural
los tres niños hicieron lo mismo, repitiendo las palabras que le oyeron decir:

Todos: Dios mío yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran,
no esperan y no te aman.

Narrador: Después de repetir esta oración tres veces el Ángel se puso de pie y les dijo:

Ángel: Oren de esta forma. Los corazones de Jesús y de María están atentos a sus súplicas.

Narrador: Después el Ángel desapareció.

MEN WILL FIRE BULLETS seg. 40 El mensajero del Cielo se apareció otras dos veces a los
pastorcitos, invitándolos a rezar y a ofrecer sacrificios por la conversión de los pecadores y en
reparación por los pecados cometidos contra los corazones de Jesús y de María.

En la última aparición el Ángel dio la Comunión a Lucía, a Francisco y a Jacinta. Preparándolos,


con todo lo sucedido, para la visita de la Reina de cielos y tierra.

(Escena II)

LETTERE min 1.14 Narrador: Pasaron casi 8 meses desde la última aparición del Ángel y Lucía,
Francisco y Jacinta continuaron haciendo lo que el Ángel les había enseñado, orando y ofreciendo
sacrificios al Señor. Lucía tenía ahora 10 años, Francisco 9 en junio y Jacinta acababa de cumplir
7, cuando el 13 de mayo de 1917, decidieron llevar sus ovejas a unas colinas que pertenecían al
padre de Lucía conocidas como Cova da Iría. Fue ahí, sólo con una excepción, donde la Santísima
Virgen, bajo el nombre de Nuestra Señora del Rosario, se les apareció en seis ocasiones en 1917,
y una novena vez en 1920, sólo a Lucía.

LA CORSA seg. 13 [En esos momentos la Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa,
conduciendo a la humanidad a la guerra más salvaje que hasta entonces había presenciado. Y en
la lejanía de Moscú, Lenin preparaba la revolución que volcó el orden social Ruso en noviembre de
1917 y en la que después se sumergió casi la mitad de los habitantes de esta tierra. Fue éste el
contexto en el que el Cielo intercedió por la tierra para proveer la cura para los males del mundo: el
mensaje de Fátima].

Era cerca del mediodía de aquel 13 de mayo de 1917. Lucía, Francisco y Jacinta guardaban sus
rebaños en lo alto del cerro de Cova de Iría. Relámpago De repente, vieron cómo cayó un
relámpago y se asustaron mucho. Lucía les dijo a sus primos:

Lucía: Será mejor que nos vayamos a nuestras casas.

Deborah Narrador: Y así lo hicieron. Cuando llegaron a la mitad del cerro, vieron otro relámpago, y
más adelante, enfrente, sobre una pequeña encina, estaba una Señora vestida de blanco, más
brillante que el sol.

Virgen: No tengan miedo, no les haré daño.

Lucía: ¿De dónde es usted?

Virgen: Soy del Cielo.

Lucía: ¿Y qué es lo que usted quiere de nosotros?

Virgen: Vengo a pedirles que vengan aquí seis meses seguidos, el día 13, a esta misma hora.
Después les diré quién soy y lo que quiero.

SECONDO MIRACOLO Narrador: Luego, la Señora del Cielo les preguntó si querían ofrecerse a
Dios y sacrificarse en reparación por todos los pecados que ofenden a Dios y por la conversión de
los pecadores; pidió que rezaran todos los días el Rosario para traer la paz al mundo y el final de la
guerra; y les anunció que tendrían mucho que sufrir, pero que la gracia de Dios los acompañaría. Y
los pastorcitos aceptaron y permanecieron fieles a todo lo que la Señora les encomendó.

(Escena III)

Narrador: Lucía había prevenido a los otros de mantener lo ocurrido en secreto, sabiendo que
tendrían dificultades si los eventos se supieran. Sin embargo, la felicidad de Jacinta no pudo ser
contenida, prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la escuchó
pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos.

Jacinta: ¡Madre, hoy vi a la Virgen en la Cova de Iría!

Mamá de Jacinta: ¡Seguramente, hija! ¡Eres tan santita como para ver a Nuestra Señora!

A SON NEVER FORGETS Jacinta: ¡Es verdad! ¡Y nos prometió que nos llevaría al Cielo!...

[Jacinta se muestra pensativa y luego exclama con entusiasmo:] ¡Ay qué Señora tan bonita!

[Su madre parece seguirle el juego con sus gestos]

Narrador: Como resultado de esto, la noticia se difundió rápidamente. Y no faltaron las preguntas y
las burlas de los demás hermanos de los pastorcitos, así como de sus vecinos.
FRA´ CAMILLO INICIO Entre los interrogadores sólo el padre de Francisco y Jacinta estuvo
inclinado a aceptar la historia como verdad. Él creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una
simple apreciación de las obras de Dios, de manera que él se convirtió en el primer creyente de las
apariciones de Fátima.

La madre de Lucía, por otro lado, cuando escuchó lo que había ocurrido, creyó que su propia hija
no sólo era culpable de un fraude, sino de una blasfemia. En cambio, el padre de Lucía, quien no
era muy religioso, estuvo prácticamente indiferente, atribuyendo todo a los caprichos de las
mujeres.

Con esta nueva situación, los pastorcitos comprendieron rápidamente lo que la Señora quería decir
cuando les dijo que sufrirían mucho.

(Escena IV)

Merry men seg 18 Narrador: Pero esto no fue todo. Con el paso del tiempo, la noticia llegó más y
más lejos; y mientras crecía el número de los que no creían y de los que optaban por permanecer
indiferentes, multitudes de gentes peregrinaban al lugar donde Nuestra Señora se había aparecido,
para pedirle, por intercesión de los niños, toda clase de favores y también para agradecerle cuando
se los concedía.

FRA’ CAMILLO MIN 1:18 La madre de Lucía intentó muchas veces hacer que su hija dijera que
todo había sido una mentira, pero no pudo hacer que Lucía se retractara, aún bajo amenazas.
Finalmente, la llevó a la fuerza donde el párroco, el padre Ferreira, para que confesara, pidiera
perdón e hiciera las penitencias que el señor Cura le impusiera.

Mamá de Lucía: Ahora dices al señor Párroco que mentiste, para que él pueda el domingo en la
Misa decir que fue una mentira, y así pueda acabar todo. Esto no tiene ni pies ni cabeza; ¡toda la
gente va corriendo a Cova de Iría a rezar delante de una encina!

Esta pobre gente va con certeza, engañada por sus embustes, y realmente no sé qué hacer para
desengañarla.

Lucía: Pero, madre mía, ¿cómo he de decir que no vi, si yo vi?

Mamá de Lucía: [Después de un momento de silencio dice:] Tú escúchame: lo que yo quiero es


que digas la verdad: si viste, dices que vistes; pero si no viste, confiesa que mentiste.

Narrador: Lucía entró donde el Párroco, y después de un minucioso interrogatorio el señor Cura
concluyó:

Sacerdote: Por ahora hijita, no hay ninguna prueba de lo que has dicho, quizá sea una ilusión…
No me parece una revelación del Cielo. Cuando se dan estas cosas, de ordinario, el Señor manda
a esas almas, a las que se comunica, dar cuenta de lo que pasa a sus confesores o párrocos; ésta,
por el contrario, huye cuanto puede. Esto también puede ser un engaño del demonio. Vamos a
ver... El futuro nos dirá lo que tenemos que pensar.

Lucía: No puede ser una ilusión señor Cura, mis primos han visto a la Virgen como yo.
Sacerdote: No sé qué decir ni qué hacer con todo esto. Vamos hijita, será mejor que vayas a casa
con tus padres.

[El sacerdote acompaña a Lucía a la puerta de su oficina]

(Escena V)

Master and commander seg. 0:22 Narrador: Un día apareció en Fátima el alcalde, quien vivía en
la capital del municipio Vila Nova de Ourém, dispuesto a acabar con todo aquello. Consiguió
engañar a los niños y los llevó a la cárcel para obligarlos a revelar un secreto que la Virgen les
había confiado. Pero los tres se mantuvieron firmes, incluso ante las amenazas con que el alcalde
les intimidaba.

Alcalde: Quédense aquí y no intenten escapar, que dentro de poco vendré a buscarlos para
freírlos… al menos que hayan cambiado de idea y decidan hablar.

[El alcalde los mete en una celda y, cuando están solos, Jacinta se acerca a la ventana y comienza
a llorar]

LOVE AFFAIR MIN 1:23 Lucía: ¿Por qué lloras?

Jacinta: Porque vamos a morir sin ver a nuestros padres, ni a nuestras madres… Por lo menos yo
quería ver a mi madre.

Francisco: No llores, ofrezcámoslo a Jesús por los pecadores.

Lucía: ¿O no quieres ofrecer este sacrificio por la conversión de los pecadores?

Jacinta: Quiero, quiero.

[Limpiándose las lágrimas y levantando las manos y los ojos al cielo dice:]

¡Oh mi Jesús! Es por tu amor, por la conversión de los pecadores, en reparación de los pecados
cometidos contra el Inmaculado Corazón de María y por el Santo Padre.

Narrador: Los presos que presenciaban la escena querían consolarlos, pero decían:

Preso: Todo lo que tienen que hacer es decirle al alcalde ese secreto. ¿Qué importa que esa
Señora no quiera?

Jacinta: Eso nunca. Prefiero morir.

Francisco: Si nos matan como dicen, dentro de poco tiempo estamos en el Cielo. Pero, ¡qué bien!
No me importa nada.

CASA SOLLIEVO Narrador: Finalmente, el alcalde dejó libres a los pastorcitos, porque se dio
cuenta de que era imposible hacer que los niños contaran el secreto.
(Escena VI)

Narrador: Nuestra Señora, como habíamos dicho, siguió apareciéndose a los pastorcitos los días
13 de cada mes, hasta el mes de octubre.

Como muchos no creían, los pequeños pidieron a la Señora del Cielo que hiciera un milagro para
que todos creyeran; y en el mes de julio, Ella les dijo que en octubre haría el milagro.

Y llegó el 13 de octubre. De los alrededores y de muy lejos llegaron miles de personas a pie, en
carretas y carros, sin importarles la lluvia que había comenzado la noche anterior y que todavía
persistía; todos querían ver el milagro anunciado.

1:25 Cuando los relojes marcaron las 12 de la tarde, Lucía pidió a las gentes que cerraran sus
paraguas, lo que hicieron de inmediato. Pero algunos comenzaron a cuestionar su veracidad y la
puntualidad de la Señora, quien había prometido llegar al mediodía. Sin embargo, cuando el sol
había llegado a su apogeo, la Señora se apareció como había dicho.

El rostro de los pastorcitos se transformó, y una nubecilla blanca los envolvió.

Lucía: ¿Qué es lo que usted quiere de mí?

Virgen: Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor, que soy la Señora del Rosario, que
continúen siempre rezando el Rosario todos los días. La guerra va a acabar y los soldados
volverán en breve a sus casas.

Lucía: Tenía muchas cosas para pedirle: si curaba a unos enfermos y si convertía a unos
pecadores…

2:48 Virgen: A unos sí, a otros no. Es necesario que se enmienden, que pidan perdón por sus
pecados.

[Y tomando un aspecto más triste añade:] ¡No ofendan más a Nuestro Señor que ya está muy
ofendido!

Lucía: ¿Usted quiere algo más de mí?

Virgen: No, no quiero nada más ti.

OFFERINGS 1:00 Narrador: Y, abriendo las manos, las hizo reflejar en el sol. Y mientras se
elevaba, continuaba el reflejo de su propia luz proyectándose en el sol.

Cuando Nuestra Señora ascendió hacia el cielo, Lucía gritó:

Lucía: ¡Ella se va! ¡Ella se va! ¡Miren el sol!

OFFERINGS 1:35 Narrador: Entonces tuvo lugar el milagro anunciado por Nuestra Señora: de
pronto el cielo se aclaró y la gente pudo mirar el sol brillante directamente, sin que éste
molestara sus ojos para nada.TO THE STARS 2:25El sol «danzó», tomando todos los colores
del arco iris. Todo adquirió los mismos colores: los rostros, las ropas y la tierra misma. Luego,
repentinamente, se escuchó un clamor, un grito de angustia levantándose de toda la gente. El
sol, girando violentamente, pareció soltarse del firmamento y avanzar amenazadoramente
como una rueda de llamas sobre la tierra, como si fuera a aplastarla con su peso enorme y
ardiente. Finalmente, el sol se detuvo y todos dieron un suspiro de alivio. Y ninguno de los que
estaban presentes dudó de esta maravillosa aparición. ¡La Virgen había cumplido su palabra!

*AL FINAL PODEMOS PASAR EL VIDEO DE FÁTIMA QUE ADJUNTO SI USTED LO


APRUEBA.

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