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Siendo los bofedales ecosistemas frágiles de gran importancia por su capacidad de retener agua y
proporcionar otros servicios ambientales, es importante realizar estudios detallados que permitan
manejarlos. Las aves que se presentan en ellos podrían ser un buenas indicadoras tanto de su
condición como la de los hábitats que lo rodean.
Bofedales
Los bofedales, llamados también oconales, son humedales altoandinos formados por comunidades
de plantas de porte bajo adaptadas a la humedad. Se desarrollan en las depresiones y valles con
poca pendiente en los cuales se acumula el agua de escorrentía o de afloramientos subterráneos
que forman pequeños canales que se reúnen en la superficie. Se presentan generalmente por
encima de 3,800 m y su tamaño es muy variable, de 1 a 100 ha. Algunos son recorridos por
pequeños arroyos, en otros se presentan pequeños espejos de agua y también se presentan
aquellos en los que no es visible ningún espejo de agua. Los bofedales varían en composición
vegetal y son usados con intensidades diferentes para el pastoreo, especialmente durante la época
seca (mayo-octubre). Son variables también en sus condiciones físicas y químicas (Valencia et al
2013). Se puede esperar que esta gran diversidad entre bofedales se refleje en grandes variaciones
en la cantidad y calidad de recursos que puede ofrecer a la fauna del área. Su fragilidad y la
importancia de un detallado conocimiento de su biodiversidad es destacada también por Squeo et al.
2006.
Tratando sobre aves acuáticas y terrestres, es pertinente una revisión de estos estos conceptos. Las
aves acuáticas han sido motivo del mayor número de intentos de definición y discusiones. Los límites
entre aves acuáticas y terrestres son difusos, pues las aves estrictamente acuáticas hacen uso de
recursos de los hábitats terrestres y las aves estrictamente terrestres hacen también uso de los
recursos de los ambientes acuáticos. Varias publicaciones discuten estos límites en relación a las
aves acuáticas neotropicales (Ruiz-Guerra 2012) aunque con fines prácticos es conveniente seguir la
clasificación usada por Wetlands International (2012).
Las escasas publicaciones existentes sobre aves de bofedales no suelen hacer distinción entre aves
acuáticas y terrestres. Sin embargo, creo que es importante mantener este aspecto, pues áreas
altoandinas de diverso tamaño que incluyen varios hábitas terrestres y acuáticos son constantemente
evaluados en el Perú empleando métodos que no han sido diseñados para el complejo mosaico que
forman los ambientes altoandinos. Los resultados de estas evaluaciones con fines de manejo
ambiental no suelen ser publicadas, pero cuando hay la oportunidad de revisar alguna se puede
encontrar a veces listas de aves de pajonal que incluyen zambullidores (Podicipedidae),
probablemente el resultado de evaluar pajonal muy cerca de espejos de agua. Estos aspectos han
sido discutidos por la autora en publicaciones anteriores (Franke 2010, Franke, Nolazco y León
2014a, 2014b).
Son pocos los intentos realizados para relacionar las especies con los hábitats que prefieren o
frecuentan. El trabajo más amplio fue realizado por Stotz et al (|996), quienes asignaron entre uno y
siete hábitats para todas las especies neotropicales. Sus asignaciones, sin embargo, no son el
resultado de estudios, sino de la amplia experiencia y observaciones de campo de los autores. Según
ellos, las aves con estrecha relación con los bofedales son un número reducido de especies. Para
quince especies consideran una gran preferencia por estos humedales altoandinos (especies con
hábitat A10 en la Tabla 1), entre las que destaca como única especie con especificidad por bofedales
el chorlo cordillerano (Phegornis mitchellii). La mayoría de especies de este listado son aves
acuáticas, aunque cinco son aves terrestres: el churrete de vientre blanco (Cinclodes palliatus) y
cuatro dormilonas del género Muscisaxicola (Tabla 1). Cabe destacar que dos de estas son aves
migratorias australes que visitan en la zona altoandina peruana sólo parte del año, durante su época
no reproductiva en los meses de invierno (la dormilona de nuca ocrácea, Muscisaxicola flavinucha, y
la dormilona de vientre canela, Muscisaxicola capistratus). Una tercera especie tiene una distribución
muy restringida en parches (el churrete de vientre blanco, Cinclodes palliatus) y otras dos (la becasina
imperial, Gallinago imperialis, y la becasina paramera, Gallinago nobilis) tienen una distribución en el
Perú limitada al extremo norte. Esto resulta en una lista aún más reducida de las aves que se
esperaría encontrar al visitar bofedales siguiendo este sistema.
Churrete de vientre blanco (Cinclodes palliatus),
ave muy asociada con bofedales (Foto F. León)
En un estudio realizado más recientemente, Gibbons et al. (2013) establecieron asociaciones de las
aves con el hábitat en la zona altoandina del centro y sur del Perú, haciendo énfasis en los bofedales.
Consideraron también la estación (húmeda/seca) en la que las especies eran más abundantes. En las
38 localidades que trabajaron realizando transectos que tenían en promedio 1.1 km de longitud (0.5-
1.75 km) en las épocas húmeda y seca de 2008 y 2009, registraron 98 especies en siete hábitats:
suelo desnudo, bofedal, pajonal, césped de puna, roquedal, riachuelos y lagunas. Analizaron la
asociación con el hábitat para 38 de ellas y encontraron una estrecha asociación con bofedales para
19 especies, aunque el pato crestón (Lophoneta specularioides) tenía además una fuerte asociación
con lagunas. Dos aves ampliamente consideradas muy ligadas a bofedales, el chorlo cordillerano
(Phegornis mitchellii) y el churrete de vientre blanco (Cinclodes palliatus), fueron registrados durante
los transectos que realizaron, pero en abundancias demasiado bajas para determinar asociaciones en
los análisis. Para 10 especies se encontró mayor abundancia en la temporada seca, para cuatro en la
temporada húmeda y para cinco no se encontró diferencias en abundancias entre ambas temporadas.
Ninguna de las aves para las cuales se encontró asociación con bofedales fue registrada sólo en
ellos. Estas especies fueron observadas en varios hábitats (entre 2 y 7). (Tabla 1).
Según estos trabajos (Stotz et al. 1996 y Gibbons et al. 2013), las aves que prefieren bofedales serían
en conjunto 27 especies, aunque ambos coinciden sólo en ocho de ellas:
Sin embargo, la realidad de la avifauna de los bofedales de la zona altoandina peruana suele ser
bastante distinta a aquella que se esperaría basándose en Stotz et al. (1996) y Gibbons et al (2013).
En la experiencia de la autora y varios colaboradores, no es raro encontrar en los bofedales
individuales una avifauna relativamente rica y abundante, formada por una baja riqueza y abundancia
de aves acuáticas y una riqueza y abundancia bastante mayor de aves terrestres.
Dormilona de Nuca Ocrácea (Muscisaxicola flavinucha). Ave migratoria austral que visita la zona altoandina peruana
durante los meses de invierno en su época no reproductiva. Las dormilonas son aves frecuentes en bofedales (Foto F.
León)
El canastero de garganta rayada (Asthenes humilis) es frecuente en bofedales probablemente haciendo uso oportunista de
los recursos disponibles (Foto S. Nolazco).
Continuación Tabla 2. La nomenclatura y orden sistemático de las aves siguen a Plenge 2017: E= Especies endémicas peruanas, NB= Especies
migratorias que se ocurren en el Perú durante su periodo no reproductivo. Servat et al. 2010: Hb= Humedal-bofedal, Pa= Pajonal , Hl= Humedal-
laguna, Qe= Queñual, To= Tolar. Achurado azul= aves acuáticas según Wetlands International.
Además de muchas especies de la lista presentada, la autora y sus colaboradores han observado en
bofedales de Ancash, Moquegua y Apurimac al playero pectoral (Calidris melanotos), el huaco común
(Nycticorax nycticorax), el aguilucho variable (Geranoaetus polyosoma), el tororoi de cabeza listada
(Grallaria andicolus), el tapaculo de Ancash (Scytalopus affinis) y el canastero multilistado (Asthenes
flammulata). Probablemente integrando los registros de otros observadores la lista sería mucho más
larga.
Estas listas tan extensas se deben probablemente a que los bofedales son visitados y sus recursos
aprovechados con frecuencia variable y de manera oportunista por las aves que están más asociadas
con los hábitats que los rodean. Es aventurado establecer asociaciones con información obtenida en
muestreos de corta duración, como aquellos obtenidos al realizar un transecto o evaluaciones rápidas.
Para conocer mejor como usan las aves los bofedales será necesario conocer también que hábitats
los rodean y las abundancias de sus poblaciones de aves.
El cauquén huallata (Oressochen melanopterus), asociado a bofedales por todos los autores, es una
de las especies con historia natural bastante conocida. Se conoce que fuera de la época de
reproducción se le encuentra en bandadas de diverso tamaño en pajonales cortos, césped de puna o
bofedales. Al iniciar la época reproductiva se les observa en parejas que alternan su tiempo entre un
área seleccionada en un bofedal y los alrededores de alguna laguna cercana. Para reproducirse
seleccionan el nido en laderas pedregosas o con pajonal cercanas a bofedales o lagunas y durante el
crecimiento de los pichones suelen permanecer en la misma laguna o se desplazan entre pequeñas
lagunas muy cercanas (Fjeldsa y Krabbe 1990, Duvall, A. 2010, Schulenberg et al. 2007, Franke
2011).
La asociación del cauquén huallata con bofedales es indudablemente muy fuerte. Servat et al. (2013)
consideran a esta especie residente en bofedales y Gibbons et al..(2016) la consideran asociada a
bofedales. Es muy importante definir estos conceptos con claridad en las publicaciones.
El fringilo plomizo (Phrygilus unicolor) es también poco conocido en su historia natural. Se menciona
que se le encuentra en diversos hábitats abiertos: pajonales altoandinos, bofedales con plantas
almohadilladas, césped de puna cercano a roquedales y aún en bosques de Polylepis ralos
(Shulenberg et al. 2007, Fjeldsa y Krabbe 1990, Neotropical Birds 2010b). Gibbons et al. (2016)
encuentran una asociación de este fringilo con bofedales, en los cuales se presenta en igual
abundancia en ambas temporadas (seca/húmeda). Servat et al. (2013) también la consideran una
especie asociada a bofedales. Sin embargo, el empleo del término asociación en este trabajo implica
una relación diferente que no es bien definida. Estos autores indican que tiene preferencia por
roquedales y habitats abiertos. No queda claro en esta publicación si la asociación con bofedales se
debe únicamente a ser estos hábitats abiertos. Es muy probable que, al igual que el canastero de
garganta rayada, sus visitas a los bofedales sean principalmente oportunistas y su abundancia en
ellos dependa del tamaño de las poblaciones de los ambientes que lo rodean.
La zona altoandina es en general muy estacional. Durante la época húmeda, debido a las abundantes
precipitaciones se forman numerosas lagunas estacionales y la vegetación desarrolla rápidamente.
Las fuentes de recursos para alimentación y otros requerimientos de las aves son numerosos.
Durante la época seca desaparecen tanto las lagunas estacionales como gran parte de la vegetación.
Las fuentes de recursos para las aves en esta época son muy limitadas y la mayoría de ellas son de
vegetación compleja. Los bofedales representan uno de los pocos ambientes abiertos que pueden
ofrecer diversos recursos a las aves. Como consecuencia de esta situación, se podría esperar que
mayor número de aves, principalmente especies terrestres, hagan uso de los recursos de los
bofedales durante la época seca.
El uso más intenso de los bofedales por aves en la época seca no ha sido hasta ahora probado.
Gibbons et al (2016) encontraron especies más abundantes en la temporada húmeda, otro grupo era
sería abundante en la temporada seca y un tercer grupo no mostraba diferencias en abundancia en
ambas temporadas. Casi todos los estudios que enfocan este aspecto han realizado dos muestreos
en los bofedales, uno en la temporada húmeda y el segundo en la temporada húmeda. Especies
como el cauquén huallata siempre van a mostrar un uso estacional de los bofedales debido al ciclo
anual ya descrito con cambios entre la época reproductiva y no reproductiva. Las especies
oportunistas de hábitats abiertos son las que se esperaría que muestren diferencias más marcadas en
el uso de los bofedales. Se requieren estudios que sean realizados con una frecuencia de muestreo
más fina, que permita determinar no sólo la abundancia de las especies sino realizar observaciones
sobre el uso que hacen de los bofedales y el tiempo que permanecen en ellos.
El pato barcino (Anas flavirostris) es visitante frecuente de los bofedales (Foto F. León).