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La intencionalidad pacificadora en el Tolima.

La curiosa visita de Lleras Camargo a


Ibagué en 1960
En la primera y vigésima página de la edición del jueves 7 de enero de 1960, el periódico EL
TIEMPO hizo una publicación acerca de una visita de Alberto Lleras Camargo (primer
presidente en el periodo del Frente Nacional) con la finalidad del establecimiento de un
Comando Militar Autónomo en el Tolima, esto, consecuencia de la violencia cruenta que se
estaba presentando en dicho departamento. Por lo tanto, es vital considerar que la idea principal
del Frente Nacional era la instauración del proceso de pacificación al interior del país,
entendiendo que posterior a la muerte de Gaitán en 1948, se empezaron a constatar una gran
amalgama de hechos violentos de tipo partidista en muchos sectores de Colombia y en gran
cantidad de zonas rurales, siendo del departamento del Tolima, uno de los espacios donde este
proceso de “Violencia clásica” se vio con especial ahínco.
Para entender este lío contextual, resultaría menester observar tres aspectos puntuales, el primero
descansaría en analizar cómo el conflicto en el Tolima tiene antecedentes que logren pensar en
una Violencia que se traduciría en actos acumulativos, con ello, un posible nido o caldo de
cultivo para la creación de guerrillas de corte campesino. En segundo momento, habría que
considerar la visita del presidente Lleras Camargo en 1960 a la ciudad de Ibagué, cuyo deseo
principal era el de establecer un comité que pudiese luchar contra esos grupos marginales-rurales
que estaban causando gran temor en diversas zonas del departamento, como en el Sur del mismo.
Lo anterior llevaría a pensar el tercer punto, en donde, se podría visualizar a la República de
Marquetalia como un catalizador de la Violencia naciente, desde el Tolima, hacia el resto del
país.
Para entender el primer aspecto, donde la Violencia en Tolima, preliminar a 1960 tenía una
aguda problemática y grandes luchas internas, en su mayoría de tipo partidista, se haría vital
observar cómo el territorio también es protagonista en estos conflictos y luchas campesinas y
guerrilleras, en un momento temprano del siglo XX colombiano. Es por eso que Guzmán y otros
harían un análisis importante acerca de los antecedentes en el Tolima, es interesante observar
cuando mencionan que:
“La actuación de las Ligas Campesinas en regiones como Limón y Rioblanco (Chaparral) por el
año de 1936. No faltaron depredaciones, rocerías de cafetales y plataneras, invasiones a predios
de terratenientes, suscitándose cierta pugnacidad de tipo social que enfrentó a dueños y
arrendatarios. En 1937 se registró una huelga general de cogedores de café.” (Guzmán y
otros,1962 Pág. 49)
Empero, la naturaleza violenta se maduraría no solo atendiendo al territorio, por el contrario, el
campesino que se une a la lucha está constantemente pensando en la disputa política,
entendiendo que había una desterritorialización y un despojo de la propiedad por parte de su
antagónico, los autores ya acotados, son sumamente importantes para entender esta razón de la
acción bélica tolimense1. Lo que haría considerar cómo una secuencia de hechos enmarcados en
conflictos agrarios que dejan gran cantidad de desasosiegos en la población del Tolima, haría
1
En efecto, los campesinos traducen la intensidad cruel de la contienda, con la palabra Guerra. No
hablan de violencia, sino de "la primera guerra y la segunda guerra" o sea, cronológicamente, de 1949 a
1953 y de 1954 a 1956. El campesino ignora por qué se le envuelve en la lucha, por qué lo persiguen, lo
asesinan, le queman el rancho y profanan su hogar. Solo parece que la acción bélica sobre el pueblo
tolimense obedeció a una sangrienta consigna: ¡Diezmarlo! ¿Quién dio esa consigna?
causar tal impacto para que el presidente Lleras Camargo, en el contexto del Frente Nacional,
fuese a la ciudad de Ibagué.
El proceso de rehabilitación y pacificación en el marco del Frente Nacional para Colombia,
estaría traducido en la necesidad de apaciguar las distintas pugnas generadas después del
conocido “Bogotazo”. Es allí donde se presenta una curiosa visita del presidente de la República
para 1960 en la ciudad de Ibagué, Lleras Camargo se ve acogido por una gran multitud 2 la cual,
hizo que muchos de los protocolos no se hicieran de forma privada, sino que, fuesen compartidos
abiertamente con el púbico. Es en ese marco que la visita haría esperanzar a los ibaguereños y
muchos de los tolimenses que acompañaron al presidente en casi la totalidad de su estadía. El
hecho de que existiese una intencionalidad pacificadora para el Tolima y una consolidación de
este proceso es porque ya se habían generado acciones para lograrla.3
Por otro lado, hay que considerar que esta visita también estaría considera como una continuidad
de los procesos reformistas de un liberalismo marcado por los ideales de López Pumarejo (1934-
1938 y 1942-1945), es por ello que, las relaciones con Norteamérica también aludirían a un
deseo de paz en el país, debido a que, estos cambios legislativos estaban condicionados por la
facción partidista. Cabe resaltar que no solamente en el aspecto reformador dejado por López
Pumarejo, esto aunado a otro punto a desarrollar es el que precisa a una posible herencia a
Alberto Lleras, quien sería una especie de continuador de López Pumarejo debido a las
contiendas de tipo partidistas vividas en 1945, segundo periodo del hondano donde quería
materializar las reformas que no hizo en su primer gobierno. Es por ello que Tirado Mejía
establecería una cierta relación con el New Deal y el deseo reformista al decir que:
“En muchos aspectos su política se inspiró en el New Deal, de Franklin D. Roosevelt, con quien
cultivó amistad y vino a ser un socio privilegiado de la política del Buen Vecino preconizada por
Roosevelt. En 1945 dio las instrucciones que sirvieron de base a la brillante participación de su
ministro, Alberto Lleras, en la Conferencia de Chapultepec y en la de San Francisco, en la que se
constituyó la ONU.” (Tirado Mejía, 2016)
Sino también por una marcada tendencia a erradicar algunos antecedentes comunistas que se
generaban en América Latina, tentativas como la revolución de Guatemala en 1944 o la
revolución cubana en 1959, serían principios de Lleras Camargo y su segundo mandato haciendo
ejercicio del ideal del Frente Nacional. Es por es por ello que un autor como Sáenz diría que:
El golpe asestado inicialmente por los emisarios oficiales se traduce de inmediato en una cita a muerte
entre los grupos políticos, sin tregua ni cuartel, por más de diez años. (Guzmán y otros,1962 Pág. 51)

2
El señor Presidente de la República había preparado una corta alocución que esperaba leer por la radio
desde el mismo despacho del gobernador en donde La Voz del Tolima había instalado sus micrófonos.
Pero los gritos de la multitud y los requerimientos de los funcionarios del Tolima obligaron al jefe del
Estado a pronunciar su discurso en público desde los balcones de la Gobernación.
Cuando el Presidente Lleras apareció en el balcón la multitud prorrumpió en una cerrad y estruendosa
ovación. Pañuelos blancos se agitaban al aire y manos trémulas formaban con los dedos la inolvidable V
de la victoria. (Periódico EL TIMEPO, 1960 Pág. 20)
3
“De los 10.013 préstamos que se habían hecho hasta junio de 1959 correspondían 6.778 al solo
departamento del Tolima. O sea que, así como los Llanos Orientales habían sido la región privilegiada de
los préstamos de la Rehabilitación de Rojas Pinilla, el Tolima lo era de la Rehabilitación del Frente
Nacional.” (Sánchez, 1988 Pág.29)
“Durante su segunda presidencia, Lleras Camargo apoyó la Alianza para el Progreso y fue uno
de los principales opositores de la Revolución Cubana. El presidente John F. Kennedy lo visitó
en Bogotá y señaló a Colombia como un ejemplo dentro del contexto de la Alianza en 1961.
Villar reivindica el papel conciliador del Frente Nacional y el rol de Lleras Camargo durante ese
período de la historia nacional. Lleras Camargo se convirtió en el gran elector de los diferentes
candidatos que llegaron a la presidencia durante el Frente Nacional y varias elecciones
presidenciales posteriores.” (Sáenz, 1997 Pág. 403)
Por lo que, Las aproximaciones reformistas de López serían la clave para pensar las palabras que
le entrega a Roosevelt, ya que allí, queda muy bien expresado este último punto, donde hay una
influencia directa de Estados Unidos, principalmente en las políticas de tipo social y liberal,
además, establecería la apertura para una novedosa morfología de las ciudades cuyas
pretensiones eran industriales, así como el máximo aprovechamiento de la tierra.
También es interesante visualizar las perspectivas de López Pumarejo en tanto que una de las
grandes figuras de la política colombiana del siglo XX. Esto hace repercutir, por ejemplo, en un
autor como Eastman4 quien se ha dedicado a su biografía, investigación que hace problematizar
aún más la figura del presidente liberal. En este orden de ideas, es válido mencionar que las
pretensiones reformistas de López no solo podrían establecerse en el marco de un ascenso del
liberalismo al poder colombiano, sino que representaba toda una serie de pensamientos de fuera
del país y a su vez estaban en el marco de una rápida industrialización, urbanización y
reivindicación de los sindicatos, entre otros deseos reformadores.
En aras de entender ese entramado de problema de la Violencia, Guzmán y otros autores
entienden esta relación como un deseo del propietario de no perder su condición de tal:
Pero ocurre que en Colombia durante la “violencia” el propietario sin perder su condición de tal,
muchas veces dejó de serlo en la práctica; mientras que los arrendatarios y mayordomos se
convirtieron, sin llegar a ser propietarios, en verdaderos usufructuarios de la propiedad, más la de
otros. Esta confusión y deformación de roles es una de las características del tipo de disfunción a
que nos venimos refiriendo. La conducta de estas personas encontró legitimación y estímulo en
grupos colocados a diversos niveles de integración, pero con vínculos sistémicos más o menos
efectivos. Sus fines no eran los formales de buscar el lucro “democráticamente” o respetando el
derecho de los demás; por el contrario, sus fines eran derivados hacia la acumulación descarada
de riquezas y de poder en perjuicio de determinados grupos y personas, muchas veces por
consignas impartidas, como la de la homogeneización y polaridad políticas. Todo ello alcanzado
dentro de los lineamientos formales de la institución económica. Estos son casos
intrainstitucionales de disfunción. Pero esta ocurre también en las relaciones inter institucionales
y en los vínculos sistémicos de diversos niveles de integración. (Guzmán y otros, 1962 Pág. 403)
Con respecto a esto, habría una consolidación por parte del Estado colombiano en favor de
revertir los nacimientos de distintas organizaciones al margen de la ley y subversivas, alusivas
por orientaciones políticas alternativas como el comunismo. El surgimiento de la República de
Marquetalia generaría ciertamente esa relación entre posibles resultados de la Violencia clásica y
temprana de orden partidista y el conflicto rural de los problemas por la tierra, en donde se
agudizarían operaciones que respalden al gobierno nacional, León Valencia, quien sería el
4
Eastman Vélez, Jorge Mario (2004) “Alfonso López Pumarejo 1886-1959” Boletín de historia y
antigüedades, ISSN 0006-6303, Vol. 91, Nº 824 (pp.129-142). En Academia Colombiana de Historia
presidente sucesor de Lleras Camargo en el Frente Nacional (1962-1966) llevaría a cabo, por
ejemplo, la operación soberanía (1962).
Vanegas5 y Ospina6 explicarían procesos similares a los acotados anteriormente, empero, los más
significativo que se puede considerar en cuanto a esa intencionalidad de pacificar el territorio, no
solo estaría ligada a los proceso locales y regionales, sino que también, habría una linealidad con
políticas internacionales y modelos políticos y económicos, en donde la Alianza para el Progreso
sería un principal protagonista. Eso deja entrever que los conflictos partidistas no solo serían
pensados desde los grupos beligerantes en zonas rurales como una manifestación contextual y
única, también se visualizarían como guerrillas rurales de corte comunista propicias para una
tentativa revolución nacional.
Demostrándose así una marcada violencia de tipo territorial al interior del departamento del
Tolima, empero, no es este un develamiento propio de la violencia a nivel regional, obedece por
el contrario a unas lógicas que marcaron el futuro del país en términos de conflictos que de
manera paulatina lograron generar una inconformidad tal que permearon uno de los puntos más
sensibles del territorio nacional cómo es el problema de la tierra. A partir de este marco general
se puede vislumbrar de qué manera una violencia cruenta y bélica de tipo civil enmarcaría cada
vez más una caracterización de lo rural a lo urbano, donde se generarían de manera rápida, unas
guerrillas que tenían pretensiones de inmiscuirse en el territorio urbano, entendiendo un marcado
auge de la migración del campo a la ciudad, por el desplazamiento forzado.
El problema de la tierra en un país como Colombia se vería agudizado por la gran cantidad de
espacios que, en calidad de baldíos representan de una forma histórica, la colonización forzada
por parte de grandes terratenientes o también en la ocupación a modo de invasión de otra gran
cantidad de campesinos sin tierra. Empero, este contexto de la violencia en Colombia, esos
grandes latifundistas, a modo de defensa de su propiedad y/producción, tendían a favorecer
alianzas a modo de defensa, como las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) en Antioquia.
El hecho de que Colombia sea uno de los países demostrativos que una cruenta guerra interna
entre varios bandos posibles que convergen en un mismo punto, solo demuestra una herencia
empezada por la Guerra de los Mil Días y una presunciosa idea de control partidista, como lo fue
la conocida Hegemonía Conservadora (1886-1930), programas de tan índole como la
5
“(…) una gran diversidad de agrupaciones legales e ilegales, lo que modifica el panorama de tres
décadas durante las cuales no existió sino el PCC (Partido Comunista Colombiano). Es de notar que, con
la emergencia de las organizaciones guerrilleras, la izquierda está ante un cambio del instrumento con el
cual pretende terminar la democracia, pero la institución guerrillera no es sino una de las formas posibles
de la violencia con que se cree autorizada a hacer que la historia engendre un tiempo enteramente
nuevo. Enseguida consideraré sucesivamente la manera como tres de esas guerrillas se sitúan ante el
régimen democrático: las FARC, el ELN y el M-19, para finalizar con unas rápidas consideraciones
generales.” (Vanegas, 2012 Pág.188)

6
“A la intervención militar de 1964 se le dio el nombre de “Operación Marquetalia”. En esta el Ejército
Nacional (como entonces declararían sus mandos) no solo intentó controlar el estratégico espacio donde
se resguardaban los grupos de campesinos comunistas, también buscó hacerse a la extensa zona del
sur del departamento del Tolima; una región de 5.000 Km2 donde movilizó a varios miles de efectivos,
filtró los caminos de acceso, instaló bases aéreas y lanzó a la población civil todo un proyecto de
“rehabilitación” (...)” (Ospina, 2015 Pág. 107)
regeneración, el programa de concertación nacional de Olaya Herrera (1930-1934) o -incluso- el
Frente Nacional, serían intenciones que marcarían una vez más la acérrima enemistad creada,
pero, esto no significaría todo lo abordado. Existen, además varios vacíos que deja la
historiografía colombiana en cuanto a las cotidianidades de la Violencia al interior del país,
cuestiones como la marcada tendencia a acabar con la UP (Unión Patriótica) y el asesinato de
una figura importante como Jaime Pardo Leal (1939-1987) o Bernardo Jaramillo Ossa (1955-
1990) serían los que develarían la gran problemática al interior de la nación.
De igual manera, había un surgimiento fuerte al interior de las ciudades con respecto a los
movimientos sociales en favor de una reorientación de los gravámenes y atrocidades que a su
paso iba dejando la violencia, empero, es fundamental considerar que el caso de los
regionalismos, como por ejemplo, el sur del Tolima y la importancia que empezarían a tomar
ciertos frentes, dislocarían la guerra política, casi de un tinte ideológico -habría que pensar en
cómo lo político y las creencias partidistas se traducen en actos violentos de tipo unilateral- ya
que es allí donde se dejaría un lado la imagen de una persona (figura presidencial) para la
obtención de unos requerimientos. Los movimientos sociales aportarían mucho a eso, porque no
es sino en la concentración en masa donde la protesta se traduce en una necesidad colectiva, en
un accionar social.
Antes de darle una conclusión a este texto, es menester visualizar una panorámica de la violencia
en el país no como un hecho que ya tuvo finalidad con los acuerdos de la Habana, por el
contrario, aún perviven de manera muy somera ciertos resentimientos en tanto que antecedentes,
para ello, es cuasi que necesario pensar en un nacimiento remoto de las querellas por el control
estatal y administrativo de un país como Colombia, este nacimiento no se puede aludir de una
forma clara desde el asesinato de Gaitán en 1948, claramente allí se conmemora un despliegue de
protesta social de un accionar masivo por parte de un partido político que, en la medida en que
también sufría una fragmentación, tenía un recelo, no solo por lo poco que había durado su
hegemonía del siglo XX (1930-1946) sino que obedecía a problemas de tipo internos como el
radicalismo y el acenso de unos personajes de tinte populista en América Latina, así como un
cercano antecedente de la Revolución mexicana o los movimientos zapatistas en defensa de la
tierra.
Aproximaciones Finales
Motivo de otras investigaciones sería ver cómo el proceso de desplazamiento deja una
observación hacia la pobreza urbana en distintas ciudades de Colombia, allí lo interesante es una
aproximación directa a las relaciones que la Violencia clásica de tipo partidista en un principio,
se traducirían en toda una amalgama de repercusiones hacia el conflicto armado, esto generaría
no solamente una pretensiosa influencia y fama internacional, sino que de forma propensa,
causaría el acenso de líderes sociales no de muy buena índole cuya fortuna estaba amasada por
cuestiones como el narcotráfico o su relación directa con estos grupos al margen de la ley, así
como también por su unión indirecta con partidos políticos.
A manera de conclusión, baste decir que la esperanza que puso Lleras Camargo en la ciudad de
Ibagué representaba el deseo de muchos de los tolimenses por darle una finalidad al conflicto
que venía encrudeciéndose en el vasto territorio departamental, ya que, algunas de las principales
pugnas que estaban sucediendo eran en favor de generar la seguridad en contra del bandolerismo
que iba a tener un auge significativo en el periodo anterior y durante el Frente Nacional. En este
sentido, la visita del presidente, no solo establecería una comisión en contra de la Violencia,
simboliza que, por parte del Estado, seguirá existiendo una especial atención para el
departamento, cuestión que va a ser muy debatida, debido a sus antecedentes y a las diversas
aproximaciones de unos tempranos surgimientos guerrilleros en la zona de gran trascendencia
para el país.
Fuentes Primarias
Periódico EL TIEMPO (1960) “Será Establecido en el Tolima un Comando Militar Autónomo.
Acordado Ayer el Plan de Pacificación” (pp. 1 y 20) (Artículo noticioso Año 48 No. 16.705) En
Periódico EL TIEMPO, 7 de enero de 1960.
Bibliografía
Eastman Vélez, Jorge Mario (2004) “Alfonso López Pumarejo 1886-1959” Boletín de historia y
antigüedades, ISSN 0006-6303, Vol. 91, Nº 824 (pp.129-142). En Academia Colombiana de
Historia
Guzmán, Fals Borda y Umaña (1962) CAPITULO II “Creación de la Tensión Popular y Primera
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BORDA, EDUARDO UMAÑA LUNA. LA VIOLENCIA EN COLOMBIA Estudio de un
Proceso Social. TOMO I, Segunda edición. EDICIONES TERCER MUNDO 456 p.
Guzmán, Fals Borda y Umaña (1962) CAPITULO XIII “El Conflicto, la Violencia y la
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ORLANDO FALS BORDA, EDUARDO UMAÑA LUNA. LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
Estudio de un Proceso Social. TOMO I, Segunda edición. EDICIONES TERCER MUNDO 456
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Sáenz Rovner, Eduardo (1997) “Leopoldo Villar Borda, Alberto Lleras. El último republicano”.
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Sánchez Gómez, Gonzalo (1988) "REHABILITACION Y VIOLENCIA BAJO EL FRENTE
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Vanegas, Isidro (2012) 2Las guerrillas, la democracia, el Frente Nacional" (pp. 187-205) En
Cincuenta años de regreso a la democracia: nuevas miradas a la relevancia histórica del Frente
Nacional / Carlos Caballero Argáez, Mónica Pachón Buitrago, Eduardo Posada Carbó,
compiladores – Bogotá: Universidad de los Andes, Escuela de Gobierno Alberto Lleras
Camargo, Ediciones Uniandes, 2012. 321 p.
Ospina, Andrés Felipe (2015). “Purificando la tierra, colonizando el espíritu: conflicto armado y
religiosidad en la mítica Marquetalia”. En Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. 20
(2). pp. 101-124.
Tirado Mejía, Álvaro (2016) "Alfonso López Pumarejo" (Artículo de Revista) En Revista
Credencial Historia. Noviembre de 2016. Recuperado de:
http://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/alfonso-lopez-pumarejo

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