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Unidad 1 - Tema 4 - EXPLORACIÓN CLÍNICAS PARA EL CODO, MUÑECA Y MANO

El codo es la articulación pivote del miembro superior; situado entre el hombro y la muñeca. Posiciona y
estabiliza la mano en el espacio. Actúa como pivote de la palanca del antebrazo (el ser humano puede
llevarse los alimentos hasta la boca), y constituye una articulación de sostén en los pacientes minusválidos
de los miembros inferiores.

Este compromiso de estabilidad del miembro superior y la potenciación de las posibilidades de la función
prensil de la mano, pueden hacer vulnerable al codo a la sobrecarga y al traumatismo, siendo estos factores
las razones más frecuentes del dolor relacionado con el movimiento y disfunción de éste.

Tendremos en cuenta para su valoración aspectos como la edad, el sexo, la profesión y otro tipo de
actividades que desarrolle el paciente de modo específico, profundizando en el conocimiento del inicio de los
síntomas dolorosos, su localización e irradiación, el carácter y posibles factores desencadenantes.

El paciente puede quejarse en la exploración de que el codo está rígido y produce incapacidad para
doblarse, estirarse o retorcerse por completo (disfunción articular) o puede referir dolor o ardor en el codo,
especialmente cuando permanece sentado durante periodos largos o cuando se tumba en la cama
(mecanismos de dolor referido o de dolor radicular).

Si están dañadas las estructuras neuro-musculo-esqueléticas del codo, el paciente asociará rápidamente los
síntomas con actividades tales como agarrar objetos firmemente, o no ser capaz de enderezar el codo
completamente por el dolor y la rigidez, o despertarse por las mañanas y encontrar que se necesitan varios
movimientos del codo para eliminar la rigidez. La presencia de dolor y de la limitación dolorosa del
movimiento en la articulación del codo puede tener varias causas.

Aparte la exploración clínica, existe una serie de pruebas funcionales, que permiten elaborar un diagnóstico
exacto. Se debe prestar especial atención a la posición del codo, ya que si se produce un derrame articular
o un proceso artrósico o artrítico, el codo adopta una posición de ligera flexión. El aumento de la sinovial,
los derrames articulares, las tumefacciones, las contracturas y especialmente la bursitis del olécranon se
pueden observar y palpar claramente por detrás de la apófisis del olécranon.

El dolor prolongado puede producir una cierta protección tanto voluntaria como involuntaria frente a la
movilidad del codo, lo que con el tiempo conduce a contractura de la cápsula del codo y en algunos casos
del músculo braquial.

El codo es, anatómicamente y fisiológicamente, un punto de unión extenso de la información neural desde
varios orígenes; el nervio radial es vulnerable en el codo, ya que pasa sobre la cabeza del radio y después
profundiza en el túnel supinador, el nervio cubital es también vulnerable, ya que pasa a través del tabique
intermuscular duro y se hace superficial por detrás del epicóndilo medio, y el nervio mediano se hace
sensible al pasar cerca del borde duro del tendón del bíceps y después pasa a través del pronador redondo.

La estabilidad de la articulación del codo está garantizada por los ligamentos colaterales cubital y radial,
y su inestabilidad puede objetivarse mediante diferentes pruebas exploratorias.
Los objetivos que nos plantearemos serán determinar qué aspectos son importantes a la hora de realizar
una buena evaluación de codo y qué consideraciones tendremos que tener en cuenta en el estudio de su
patología que nos pueda influir directamente en ésta. Conocer la frecuencia de las lesiones osteopáticas del
codo a nivel de miembro superior.

1) Qué aspectos básicos tendremos en cuenta para su correcta valoración.


2) Determinar si existen otras zonas que deban de ser exploradas porque puedan influir en
provocar un dolor referido en la articulación en estudio.
3) Conocer las características del dolor para orientarnos sobre la posible estructura
lesionada.
4) Determinar por qué se producen dichas lesiones.
5) Conocer las pruebas funcionales más relevantes del codo.

MOVIMIENTOS Y EJES

Teniendo en cuenta la forma oval de la cabeza radial y la disposición oblicua del radio con respecto al cúbito,
se distinguen en la pronación dos movimientos secundarios.

El eje de pronación se desplaza hacia fuera (ovalidad), lo que permite el paso de la tuberosidad bicipital
entre el radio y el cúbito. En la pronación forzada, la cabeza radial se anterioriza acompañando la rotación
interna del cúbito y en la supinación forzada, se posterioriza acompañando la rotación externa del cúbito.

MOVIMIENTO ARTICULAR (DESLIZAMIENTO):

 Articulación húmero-radial: regla cóncava.


 Articulación radio-cubital proximal: regla convexa.

POSICIÓN CERO:

 Articulación húmero-radial: todo el brazo está en el plano frontal con el codo en


extensión (en valgo) y el antebrazo en supinación máxima.
 Articulación radio-cubital proximal: el brazo está paralelo al cuerpo, el codo en flexión de
90º, la muñeca en posición cero y la mano en el plano sagital.

POSICIÓN DE REPOSO:

 Articulación húmero-cubital: 70º de flexión (y 10º de supinación de antebrazo).


 Articulación húmero-radial: extensión máxima (y supinación máxima del antebrazo).
 Articulación radio-cubital proximal: 35º de supinación y 70º de flexión del codo.

POSICIÓN DE BLOQUEO:

 Articulación húmero-cubital: extensión máxima (y supinación del antebrazo).


 Articulación húmero-radial: 90º de flexión (y 5º de supinación del antebrazo).
 Articulación radio-cubital proximal: supinación máxima y pronación máxima.
PATRÓN CAPSULAR:

 Flexión-extensión: una limitación de 90º en la flexión se relaciona con una limitación de


tan solo 10º en la extensión.
 Sólo existe una limitación similar para la pronación si la flexión y la extensión del codo
está muy limitadas.

INSPECCIÓN

EXAMEN DE LAS EXTREMIDADES SUPERIORES.


PROCEDIMIENTO: El paciente se sienta sobre un taburete o una camilla. Se le pide a éste que realice una
abducción completa de ambas extremidades superiores en el plano coronal intentando tocar el techo y que
gire los brazos de manera que los dorsos de ambas manos estén en contacto. Ahora haremos una
inspección de frente y de espaldas del paciente.

VALORACIÓN: Esta maniobra exige movilidad de las articulaciones esternoclavicular, acromio claviculares,


glenohumerales, codos y muñecas.

La existencia de asimetría indica que resultan necesarias exploraciones adicionales.

Hay que tener en cuenta el valgo fisiológico que forman los ejes longitudinales del brazo y antebrazo que
viene a medir entre 5º y 15º-20º, más pronunciado en mujeres que en hombres.

Observaremos la presencia de tumefacciones que puedan afectar a los surcos visibles y conocidos de la
región o cicatrices que puedan influenciarnos en una posible limitación de movilidad.

PALPACIÓN

En posición de extensión, el codo debe presentar a la epitróclea, el olécranon y el epicóndilo formando una
línea recta; mientras que en flexión de 90º deben conformar un triángulo isósceles (triángulo de Hutter).

La valoración de la movilidad se realiza para observar el juego articular de cada una de las articulaciones
que lo forman:

COLOCACIÓN: El paciente y el terapeuta se colocan uno frente al otro. Los brazos del paciente cuelgan
relajados. Con las manos de éste colocadas en el talle del terapeuta.

ARTICULACIÓN HÚMERO-CUBITAL: Presa: Agarrar el codo desde dorsal y colocar los dedos índice y
medio en el olécranon. Prueba: Llevar los brazos hacia la extensión máxima y valorar la sensación final.

ARTICULACIÓNHÚMERO-RADIAL: Presa: Colocar los índices a la altura de la interlínea articular entre el


húmero y el radio. Prueba: Flexionar y extender ambos codos. Valorar el juego articular entre la cabeza del
radio y el húmero  y la posible asimetría de la cabeza radial. Durante la extensión la cabeza radial debe
moverse hacia adelante y viceversa. También podemos mover los codos del paciente en sentido cubital y
radial, causando así abd-add en el codo.
ARTICULACIÓN RADIO-CUBITAL PROXIMAL: Presa: Colocar los antebrazos del paciente sobre los
antebrazos del terapeuta y amoldar los índices a la cabeza del radio, por el lado cubital. Prueba: el paciente
realiza con los antebrazos una lenta pronación y supinación de máximo recorrido. Esta es una exploración
más general que poco después ampliaremos al comentar las disfunciones osteopáticas.

VALORAREMOS LA CANTIDAD Y CALIDAD DEL MOVIMIENTO, ASÍ COMO LA SENSACIÓN


TERMINAL.

La sensación terminal de los movimientos es dura para la flexión pasiva ya que termina por el contacto
óseo de la apófisis coronoides cubital en la fosa coronoidea, mientras que la flexión activa termina por el
contacto de los tejidos blandos en el lado ventral del húmero.

La extensión y la pronación son también duras porque terminan por el contacto óseo del olécranon en la
fosa olecraniana del húmero y con el contacto del radio con el cúbito respectivamente y la sensación final de
la supinación es firme al terminar por el estiramiento de los tejidos blandos, sobre todo los ligamentos.

Como referencias o puntos óseos para la palpación podemos enumerar:

 Húmero con cresta supracondílea lateral y epicóndilo.


 Cóndilo del húmero.
 Epitróclea.
 Fosa olecraniana.
 Olécranon.
 Interlínea articular de la articulación húmero-cubital.
 Tuberosidad del cubito.
 Apófisis coronoides cubital.
 Extremo proximal del radio.
 Tuberosidad bicipital.
 Interlínea articular de la articulación radio-cubital proximal.
 Interlínea articular de la articulación húmero-radial.

PRUEBAS DE ESTABILIDAD

PRUEBA DE ESFUERZO EN VARO: PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en sedestación y


mantiene el brazo en extensión. Con una mano, el clínico estabiliza el brazo por la región medial (interna) y
con la otra realiza una aducción del antebrazo contra el brazo por la articulación del codo (esfuerzo en varo)
o bien ejercer dos fuerzas en sentido opuesto ,

VALORACIÓN: Mediante esta prueba se evalúa la estabilidad de los ligamentos colaterales laterales de la


articulación del codo. Debe prestarse atención a la presencia de dolor, así como a la medida exacta del
movimiento, en comparación con el contra lateral. Ante la duda, la RMN nos confirmaría de manera eficaz y
no invasiva el alcance real de la lesión.
PRUEBA DE ESFUERZO EN VALGO: PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en sedestación y
mantiene el brazo en discreta flexión de codo de unos 10º-20º. El clínico estabiliza con una mano el brazo
del paciente por la región lateral (externa) y con la otra efectúa una abducción del antebrazo contra el brazo,
por la articulación del codo o también podemos realizar dos fuerzas en sentido opuesto.

VALORACIÓN: Mediante esta prueba es posible comprobar la estabilidad de los ligamentos colaterales


mediales de la articulación del codo. Debe prestarse atención a la aparición de dolor, así como a una
movilidad excepcional o alterada contra lateral. Todo movimiento en valgo con extensión máxima de codo
indica lesión grave.

PIVOT SHIFT PARA EL CODO: Pone de manifiesto una inestabilidad rotatoria posterolateral del codo.
PROCEDIMIENTO: El paciente se posiciona en decúbito supino, con el hombro flexionado entre 160º-180º y
en rotación externa máxima. El examinador está de pie, en la cabecera de la camilla. Con la mano distal
apresa el tercio inferior del antebrazo, mientras la mano proximal hace lo propio con el codo. De este modo,
partiendo de la extensión completa del codo y supinación del antebrazo, se imprime una fuerza valguizante
sobre el codo a medida que éste se flexiona.

VALORACIÓN: Un hallazgo positivo vendrá dado por una reacción aprensiva por parte del paciente, que se
acompaña de la subluxación de la articulación húmero-cubital.

PRUEBAS ORIENTATIVAS

PRUEBA DE HIPERFLEXIÓN: Indicativa de enfermedad de la articulación del codo. PROCEDIMIENTO: El


paciente se encuentra en sedestación. El clínico sujeta la articulación de la muñeca y efectúa una flexión
máxima del codo. Debe prestarse atención a la limitación del movimiento y a la localización del dolor.

VALORACIÓN: El aumento o la disminución de la movilidad articular y la aparición del dolor indican


alteración de la articulación, contractura muscular, tendinitis o distención ligamentosa.

PRUEBA DE ESFUERZO EN SUPINACIÓN: Determinación de una alteración de la articulación del codo.


PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en sedestación. El clínico toma con una mano el antebrazo del
paciente y con la otra sostiene el codo por la región medial. A continuación efectúa un movimiento brusco de
supinación.

VALORACIÓN: Con esta prueba se evalúa la integridad de la articulación del codo, incluidas las estructuras
óseas y ligamentosas. La aparición de dolor o de limitación al movimiento indica una disfunción de la
articulación que debe examinarse atentamente.

PRUEBA DE HIPEREXTENSIÓN). Utilizada para valorar la integridad de la cara anterior de la cápsula


articular del codo. PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra sentado y el codo en extensión completa y
el antebrazo en supinación. El examinador se sitúa de pie detrás del brazo del paciente y con la mano
proximal abraca el tercio distal del húmero, fijando con los dedos el epicóndilo y la epitróclea; la mano distal
sujeta el tercio distal del antebrazo. Ahora el clínico procede a llevar el codo a la extensión completa, hasta
el punto en que el movimiento se encuentra limitado.
VALORACIÓN: Un excesiva extensión del codo acompañada de dolor o sin él daría positivo para la prueba.
Si así fuese, se valoraría la calidad del punto final, pues éste varía en función de la gravedad de la patología.
Debe descartarse la hiperlaxitud fisiológica, siendo necesaria la evaluación del codo contra lateral.

EXPLORACIÓN NEUROLÓGICA

La porción neurológica de la exploración consiste en pruebas que tienen por objeto valorar el poder de la
musculatura del codo, lo mismo que la integridad del abastecimiento nervioso de los músculos, dividiendo la
exploración en tres partes:

PRUEBAS CLÍNICAS PARA DISFUNCIONES SOMÁTICAS


DEL CODO

RESTRICCIÓN A LA ABDUCCIÓN-ADUCCIÓN : PROCEDIMIENTO: Paciente sentado sobre la camilla, con


el operador de pie frente a él. Las dos manos del clínico toman la región de la articulación radio-cubital
proximal formando una circunferencia. El operador sujeta la mano y la muñeca del paciente entre el codo y
el costado. Las manos de éste introducen un movimiento de traslación medial y lateral a lo largo del arco de
flexión a extensión, y aborda después la barrera de abducción o aducción con movilizaciones sin impulso.

VALORACIÓN: Apreciar la resistencia de los movimientos, comparando con el lado opuesto, observando


donde existe una posible restricción de movimiento, si bien tendremos en cuenta que una restricción en
aducción es más habitual que a la abducción. De este modo determinaremos una disfunción en aducción, en
varo o en lateralidad externa para una pérdida de movilidad del antebrazo en abducción con respecto al
brazo y dolor en la parte externa del codo debido a la tensión de los ligamentos lateral externo y anular  y una
disfunción en abducción, en valgo o en lateralidad interna  para una pérdida de movilidad en aducción del
antebrazo en relación con el brazo, dolor en la cara externa del codo debido a un posible pinzamiento del
menisco de la radio-humeral o en la región interna con la puesta en tensión del ligamento lateral interno.

RESTRICCIÓN A LA PRONACIÓN-SUPINACIÓN: PROCEDIMIENTO: Paciente sentado sobre la camilla,


con el operador de pie frente a él. La mano medial del operador fija el codo del paciente en posición de
flexión de 90º. La mano lateral toma la parte distal del antebrazo, la muñeca y la mano, con el pulgar del
paciente apuntando verticalmente hacia el techo. El operador realiza ahora la supinación y la pronación.
VALORACIÓN: Valorar la existencia de restricción para ambos movimientos, comparando con el lado
opuesto.

DISFUNCIÓN DE LA CABEZA RADIAL

PRUEBA Nº1. PALPACIÓN DE LA MOVILIDAD DE LA CABEZA RADIAL: PROCEDIMIENTO: Paciente


sentado sobre la camilla, con el codo flexionado a 90º. El operador, de pie frente al paciente, palpa con la
mano lateral la cabeza del radio en la articulación húmero-radial, con el dedo índice por detrás y el pulgar
por delante. La mano medial del operador toma la parte distal del cúbito y radio e introduce supinación y
pronación.
VALORACIÓN: Se compara con el lado opuesto. Cuando existe disfunción, se aprecia asimetría de
movimiento entre la cabeza del radio y el cóndilo humeral.

PRUEBA Nº2. PRUEBA DE MOVILIDAD: PROCEDIMIENTO: Paciente sentado sobre la camilla con los
antebrazos en supinación. El paciente flexiona los codos y los trae delante del pecho manteniendo juntos los
bordes internos de los antebrazos y las manos. Ahora el paciente intenta extender los codos manteniendo
los antebrazos juntos.

VALORACIÓN: Se descubre disfunción si se produce pronación del antebrazo durante la extensión del
codo.

PRUEBA Nº3. DESLIZAMIENTO ANTERIOR DEL RADIO: PROCEDIMIENTO: El lado cubital del antebrazo
del paciente está sobre la mesa de tratamiento, con el brazo en abducción. La articulación está en reposo.
Con una mano proximal el clínico toma el cúbito del paciente desde el lado cubital y lo fija contra el apoyo.
La otra mano del examinador toma el radio del paciente desde el lado posterior y anterior, inmediatamente
lateral a la interlínea articular, y lo mueve en sentido ventral. El dedo pulgar del clínico palpa la interlínea
articular.

VALORACIÓN: Determinar la capacidad de deslizamiento anterior de la cabeza del radio. Si ésta no se


produjese, hablaríamos de una disfunción en posterioridad de la cabeza radial por la pérdida de movilidad
del radio en relación con el húmero hacia adelante o limitación de la supinación y la flexión del codo.

PRUEBA Nº4. DESLIZAMIENTO POSTERIOR DEL RADIO: PROCEDIMIENTO: El lado cubital del
antebrazo del paciente está sobre la mesa de tratamiento, con el brazo en abducción. La articulación está en
reposo. Con una mano proximal el clínico toma el cúbito del paciente desde el lado cubital y lo fija contra el
apoyo. La otra mano del examinador toma el radio del paciente desde el lado posterior y anterior,
inmediatamente lateral a la interlínea articular, y lo mueve en sentido dorsal. El dedo pulgar del clínico palpa
la interlínea articular.

VALORACIÓN: Determinar la capacidad de deslizamiento posterior de la cabeza del radio. Si ésta no se


produjese, hablaríamos de una disfunción en anterioridad de la cabeza radial. Así, la clínica de la lesión
vendría dada por una pérdida de movilidad del radio en relación con el húmero hacia atrás, con limitación de
la pronación y limitación y dolor a la extensión del codo y a la flexo-extensión de muñeca.
DESLIZAMIENTO HÚMERO-CUBITAL: PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en decúbito supino
con el codo en una flexión variable (máximo de 90º) y el antebrazo descansando en el hombro del terapeuta.
Éste, sentado al lado del paciente mirando hacia la cabeza, tendrá que fijar el brazo en dirección craneal,
colocando la mano distal en la parte distal y dorsal del brazo del paciente, abarcándolo con la membrana
interdigital y situarse sobre el tríceps braquial. La mano proximal se coloca en la parte ventral y proximal del
antebrazo del paciente. También es posible una fijación con la mano proximal en la zona del bíceps, tal y
como indica la figura. Manteniendo la puesta en tensión, movilizar oscilando suave y rítmicamente en
dirección perpendicular al eje longitudinal del antebrazo.

VALORACIÓN: Valoraremos la cantidad y calidad del movimiento, así como la sensación terminal.

PRUEBAS CLÍNICAS PARA PATOLOGÍA DE CODO

PRUEBAS PARA EPICONDILITIS

OBJETIVO: Poner de manifiesto la presencia de inflamación en los tendones de la musculatura epicondílea.

PRUEBA DE LA SILLA (CHAIR TEST)

PROCEDIMIENTO: Se pide al paciente que levante una silla; durante esta acción el brazo debe estar en
extensión y el antebrazo en pronación.

VALORACIÓN: La aparición o el aumento de las molestias en el epicóndilo lateral y en la musculatura


extensora del antebrazo indican epicondilitis.

PRUEBA DE BOWDEN

PROCEDIMIENTO: Se pide al paciente que efectúe una presión determinada hasta 30 mm Hg sobre el
manguito de un esfigmomanómetro, mientras el clínico intenta simultáneamente mantener una presión sobre
el manguito

VALORACIÓN: La aparición y el incremento de las molestias en la zona del epicóndilo lateral y en la


musculatura extensora del antebrazo indican epicondilitis.

PRUEBA DE THOMSON (SIGNO DEL CODO DEL TENISTA)

PROCEDIMIENTO: Se pide al paciente que con la mano en ligera extensión dorsal, cierre el puño con
fuerza y extienda el codo. Con una mano, el clínico fija la articulación de la muñeca del paciente por la cara
ventral mientras con la otra sujeta el puño. El paciente debe continuar la extensión de la mano venciendo la
oposición del clínico, quien intenta hacer presión para flexionar el puño (en posición de extensión dorsal)
venciendo la oposición del participante.

VALORACIÓN: La aparición de dolor intenso en el epicóndilo lateral y en la parte radial de la musculatura


extensora es muy indicativa de epicondilitis lateral.
Variante: Con el paciente sentado y el antebrazo pronado y apoyado en la camilla. El examinador frente al
sujeto fija el codo con una mano y con la mano libre resiste la extensión y la desviación radial de la muñeca
aplicando selectivamente la oposición sobre el tercer metacarpiano (segundo radial) y sobre la falange
proximal del tercer dedo (extensor común de los dedos) PRUEBA PARA EPICONDILITIS CODO

PRUEBA DE MILL PROCEDIMIENTO: La exploración se efectúa con el paciente en bipedestación, con el


brazo en ligera pronación, la articulación de la mano en extensión dorsal y el codo flexionado. Con una
mano, el clínico sujeta la articulación del codo y sitúa la otra en sentido lateral a la parte distal del antebrazo
del paciente, rodeándolo. Se pide entonces al paciente que efectúe una supinación del antebrazo y venza la
oposición que el clínico realiza con su mano.

VALORACIÓN: La aparición de dolor en el epicóndilo lateral y/o en la musculatura extensora lateral indica
epicondilitis.

PRUEBA DE MILLS

PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra sentado y el examinador de pie al lado de éste. Con la mano
distal, el clínico prona el antebrazo y flexiona los dedos y la muñeca del paciente, llevando el hombro en
rotación interna hasta la horizontal. La mano proximal asegura con el pulgar la extensión del codo, necesaria
para el estiramiento de la musculatura epicondílea

VALORACIÓN: La aparición de dolor a lo largo de la región epicondílea es un hallazgo positivo que indica
inflamación de los tendones de la zona. La presencia de dolor es debida a la elongación de la musculatura
afecta, la epicondílea, y es importante no perder el contacto con la zona del epicóndilo para poder valorar la
tensión muscular y localizar con exactitud el origen del dolor. Esta misma posición será la de partida para
efectuar la manipulación del mismo nombre.

PRUEBA DE MOVIMIENTO DE SOBRECARGA

PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en sedestación. El clínico palpa el epicóndilo lateral, mientras


el paciente flexiona las articulaciones de la mano y del codo con un movimiento fluido, efectúa una pronación
del antebrazo y extiende nuevamente la del codo.

VALORACIÓN: La pronación y la flexión de la articulación de la mano constituyen una gran carga para los
tendones de la musculatura extensora del antebrazo en el epicóndilo lateral. La aparición de dolor durante
estos movimientos en la zona del epicóndilo lateral y/o en la musculatura extensora radial indica epicondilitis.
Como consecuencia de un atrapamiento del nervio mediano puede aparecer dolor y parestesia, ya que el
nervio queda bajo presión a lo largo de su recorrido a través de los músculos pronadores.

PRUEBA DE COZEN PROCEDIMIENTO: La exploración debe efectuarse con el paciente en sedestación. El


clínico fija con una mano la articulación del codo y coloca la otra encima del puño, que se encuentra en
extensión dorsal. Se pide al paciente que realice una extensión dorsal de la mano venciendo la oposición del
clínico, mientras el explorador intenta efectuar una flexión de la mano del enfermo venciendo la oposición de
éste.
VALORACIÓN: La presencia de dolor localizado en el epicóndilo lateral del húmero o en la musculatura
extensora radial indica epicondilitis.

PRUEBAS PARA EPITOCLEÍTIS

OBJETIVO: Comprobar la existencia de patología tendinosa insercional en la epitróclea humeral.

PRUEBA Nº1: PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra sentado con el codo en extensión completa y el
antebrazo en supinación. El examinador frente al sujeto, fija con una mano el codo y sitúa la otra en la palma
de la mano del paciente. Así, partiendo de una posición de flexión dorsal de la muñeca, el examinador
resiste su flexión palmar y la pronación del antebrazo.

VALORACIÓN: La aparición de dolor localizado en la región epitroclear es un hallazgo positivo que indica
inflamación de los tendones de la zona. Los músculos que se afectan con más frecuencia son el pronador
redondo y el palmar mayor.

PRUEBA Nº2: MPROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra sentado igual que la prueba anterior con el
codo en extensión completa y el antebrazo en supinación. El examinador frente al sujeto, con una mano en
la cara posterior del codo y la otra sobre la palma de la mano. Ahora, partiendo de una extensión completa
del codo, se realiza una flexión dorsal pasiva

VALORACIÓN: Un dolor localizado en la epitróclea humeral es un hallazgo positivo que indica inflamación
localizada. El dolor es debido al estiramiento de la musculatura epitroclear. La flexión dorsal también puede
efectuarse de un modo brusco, golpeando la palma de la mano. Una movilización en valgo de codo en
flexión de 15º también provocaría dolor en caso de lesión.

PRUEBA DE COZEN INVERTIDA: PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en sedestación. El clínico


palpa con una mano el epicóndilo medial y coloca la otra sobre la articulación de la muñeca del paciente,
que se encuentra en supinación. El paciente intenta flexionar la mano (extendida) venciendo la oposición
que ofrece la mano del clínico.

VALORACIÓN: La musculatura flexora de la mano y el músculo pronador redondo tienen su origen en el


epicóndilo medial. La aparición de un dolor agudo y punzante en el epicóndilo medial indica epicondilitis
medial. En esta prueba es especialmente importante estabilizar el codo; ya que de otro modo un movimiento
forzado de retirada o una pronación podrían intensificar un síndrome de atrapamiento en la zona de la
musculatura pronadora (síndrome del pronador).

SIGNO DEL CODO DE GOLFISTA: PROCEDIMIENTO: El paciente flexiona el codo y efectúa una flexión
palmar de la mano. El clínico sujeta con una mano la mano del enfermo y con la otra fija el brazo. El paciente
debe intentar extender el brazo venciendo la resistencia del clínico.

VALORACIÓN: La aparición del dolor en el epicóndilo medial indica una epicondilopatía (codo del golfista).
PRUEBA DE EXTENSIÓN SOBRE EL ANTEBRAZO:

PROCEDIMIENTO: El paciente, que se encuentra en sedestación, flexiona el codo y mantiene el antebrazo


en supinación. El clínico sujeta la parte distal del antebrazo del enfermo, quien intenta extender el brazo por
la articulación del codo venciendo la oposición del clínico.

VALORACIÓN: La aparición de dolor en el epicóndilo medial y en la musculatura flexora del antebrazo


indica una epicondilitis medial.

PRUEBAS DEL SÍNDROME DE ATRAPAMIENTO

SIGNO DE TINEL PARA EL NERVIO CUBITAL: Indica un síndrome del surco del nervio cubital o
neuropatía de éste. PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en sedestación. El clínico sujeta el brazo
del enfermo y golpea suavemente con el martillo de los reflejos o con el dedo índice de la mano libre sobre el
surco del nervio cubital (canal epitrocleo-olecraniano).

VALORACIÓN: El nervio cubital discurre por un surco óseo detrás del epicóndilo medial. Debido a su
situación relativamente superficial a menudo aparecen trastornos del nervio por presión. Las heridas, las
distensiones, las inflamaciones, las cicatrizaciones o una alteración por presión crónica son las causas más
habituales de la neuropatía cubital. La aparición de descarga eléctrica o parestesias en el antebrazo o el
brazo durante la percusión del surco del nervio cubital sugiere una alteración del nervio por presión.

En esta prueba debe tenerse en cuenta que un golpe no muy fuerte del nervio (aunque no haya alteración
alguna) también ocasiona dolor. Asimismo, la percusión repetida del nervio puede comportar una alteración.
El signo de Tinel positivo verdadero nunca es doloroso; si hay dolor asociado al ligero golpeteo se trata de
un neuroma. Aparece a las 4-6 semanas de la lesión. Su validez se limita a aquellas parestesias asociadas
con ramas nerviosas en crecimiento, muy sensible a percusiones ligeras y lejanas al área en que se
encuentra el nervio lesionado o reparado. La sensación de corriente eléctrica se debe al estado de
regeneración de las células cilíndricas jóvenes. El punto más distal con sensación anormal representa el
límite de la regeneración nerviosa; permite, por tanto, valorar el progreso de la reparación.

PRUEBA DE FLEXIÓN DEL CODO: Indica un síndrome del surco del nervio cubital.

PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en sedestación, flexionando las articulaciones del codo y de la


mano. Esta posición debe mantenerse durante 5 minutos.

VALORACIÓN: El nervio cubital discurre a través del túnel cubital, constituido por los ligamentos colaterales
cubitales y el músculo flexor cubital del carpo. En la posición descrita se produce una distensión máxima del
nervio cubital. La aparición de parestesias a lo largo del recorrido del nervio indica una neuropatía. Si el
resultado de la prueba es positivo debe efectuarse una exploración neurofisiológica (neurografía-
electromiografía).

SIGNO DE TINEL PARA EL NERVIO MEDIANO: Indica neuropatía del nervio mediano o el denominado
síndrome del pronador redondo.
PROCEDIMIENTO: Se coloca la muñeca en extensión y se realizan percusiones sobre el nervio a la altura
del desfiladero carpiano o en la zona del pronador redondo en extensión y supinación de la mano.

VALORACIÓN: Si las percusiones provocan dolor o parestesias en la mano el signo es positivo. El pronador
redondo tiene dos haces a través de los cuales pasa el nervio mediano y tras un traumatismo repetido el
músculo puede espamarse y provocar la irritación del nervio.

MANIOBRA DE COMPRESIÓN DEL PRONADOR REDONDO: Evidencia una neuropatía del nervio
mediano.

PROCEDIMIENTO: Se coloca al paciente sentado con el codo en ligera flexión, de unos 20º, y el antebrazo
en posición neutra de pronación y supinación. El clínico frente a éste, con una mano sostiene el codo y con
la otra agarra la mano del paciente. El sujeto trata de extender y pronar el antebrazo contra la resistencia
que le ofrece e examinador.

VALORACIÓN: El hallazgo es positivo si existe sensación parestésica a lo largo del trayecto del nervio
mediano a su paso por antebrazo y mano. Otra maniobra de provocación consiste en la oposición a la
pronación y a la flexión palmar de la muñeca. La solución quirúrgica para la descompresión del nervio,
estimada en último caso, suele albergar buenos resultados.

PRUEBA DE COMPRESIÓN DEL MÚSCULO SUPINADOR: Indica una alteración del ramo profundo del
nervio radial.

PROCEDIMIENTO: El paciente se encuentra en bipedestación. El clínico palpa con una mano y distalmente
al epicóndilo lateral el surco radial del músculo extensor radial largo del carpo (primer radial externo) y con la
otra se opone a la pronación y supinación activas).

VALORACIÓN: Un dolor constante a la presión en el surco muscular, o bien que se agudiza durante la
pronación o supinación en la parte proximal y radial del antebrazo indica una comprensión del ramo profundo
del nervio radial en músculo supinador (el ramo profundo del nervio radial atraviesa el músculo).

El punto de dolor a la presión se encuentra más ventral que el punto doloroso de la epicondilitis lateral típica.
La molestia a la presión del nervio puede estar causada por cambios en los tejidos musculares, por fracturas
de la cabeza del radio o por tumores de partes blandas. A la impotencia funcional para la extensión del dedo
medio en la articulación metacarpofalángica subyace una parálisis del músculo extensor de los dedos,
inervado por el ramo profundo del nervio radial.

CONCLUSIONES

1. El codo es una zona vulnerable y las lesiones osteopáticas del codo son con diferencia
las más frecuentes a nivel del miembro superior.
2. Tendremos en cuenta para su valoración aspectos como la edad, el sexo, la profesión y
otro tipo de actividades que desarrolle el paciente de modo específico, ahondando en cuestiones
básicas como el conocimiento del inicio de los síntomas dolorosos, su localización e irradiación, el
carácter y posibles factores desencadenantes.
3. Un trastorno de la columna vertebral cervical, en la columna vertebral torácica y las
costillas pueden ocasionar, en diversas circunstancias, dolor en la articulación del codo, por lo que
deberán ser debidamente exploradas.
4. Si están dañadas las estructuras neuromusculoesqueléticas del codo, el paciente
asociará rápidamente los síntomas con actividades tales como asir objetos firmemente, o no ser
capaz de enderezar el codo completamente por el dolor y la rigidez, o despertarse por las mañanas
y encontrar que se necesitan varios movimientos del codo para eliminar la rigidez. Si el dolor del
codo tiene su origen en las estructuras que están lejos del codo o se debe a mecanismos que están
menos influenciados por el movimiento, el paciente asociará menos el dolor del codo con actividades
funcionales obvias de la región. El empeoramiento de los síntomas dependerá más de la hora del
día (por la mañana, por la tarde o por la noche), o de otros factores, como la rigidez prolongada o los
cambios de temperatura.
5. Las lesiones de codo se producen generalmente por esfuerzos mal dosificados,
transportar cargas pesadas, tracciones bruscas sobre el antebrazo, caídas sobre el brazo tenso,
presiones bruscas sobre el codo en extensión, etc. Todas ellas pueden modificar las relaciones
articulares y producir impotencia funcional en los movimientos básicos de flexión-extensión y
pronación-supinación. Se producen básicamente desajustes mecánicos en la articulación u otras
lesiones de partes blandas.
6. La presencia de dolor y de la limitación dolorosa del movimiento en la articulación del
codo puede tener varias causas. Aparte la exploración clínica, existe una serie de pruebas
funcionales que permiten elaborar un diagnóstico exacto y este estudio ofrece una revisión de las
pruebas más utilizadas y reflejadas en la literatura.

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