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Risoterapia: sanar riendo

Vivimos en una sociedad tan racional que castiga duramente “reírse de nada”, de tal forma
quela risa “porque sí” parece un privilegio reservado solamente a los bebés y niños
de muy corta edad. Mi abuela me decía que reír de nada es de tontos, y esta es la
primera creencia grabada a fuego en muchas personas, que hemos de deshacer en
cualquier sesión de risoterapia.

Es importante aprender a reírse de uno mismo, de las capacidades limitadas del ser
humano y de la vida. La sociedad enseña a reírse de los demás, pero no de uno mismo.

Las personas que realizan risoterapia aprenden a tener una mejor visión de sí mismos, de


su entorno y de sus posibilidades.

Yo no considero la risoterapia como una terapia en sí misma, sino como una técnica


complementaria con beneficios sobradamente demostrados a nivel mental,
emocional e incluso físico, porque cuando reímos estamos activando gran cantidad de
músculos de nuestro cuerpo, muchos de los cuales no podríamos ni imaginar.

La risoterapia parte de la premisa de que la risa es inherente al ser humano. Un bebé


pasa gran parte de su día riendo … ¿de qué?, no sabemos, pero a ningún adulto se le
ocurriría juzgarle por ello, porque realmente el bebé no entiende el humor inteligente que
nos puede hacer reír a los adultos.

En cambio los adultos reímos muy poco, incluso muchos adultos pueden no reír
nada durante un día antero … o muchos días. Esto desde el punto de vista de la salud
mental es una barbaridad, porque en muchos casos ni si quiera somos conscientes de lo
poco que reímos y consecuentemente de la actitud desadaptativa que adoptamos en
nuestro día a día, con muy malas consecuencias directas en nuestra salud emocional.

Se trata de cultivar la actitud infantil y juguetona que todos y cada uno de nosotros
llevamos dentro, y el hecho de que aflore depende directamente no tanto de la habilidad
del técnico que dirige la sesión, que también, sino de la cantidad de “capas castradoras de
personalidad” que haya ido poniendo cada persona sobre esta esencia risueña y juguetona
que todos tenemos.

El genio Charlie Chaplin decía que un día sin reír es un día perdido.

En risoterapia partimos de la premisa científica de que cuando reímos, el cuerpo no sabe


si lo hacemos desde un estímulo cognitivo (un chiste, una película de risa, …) o porque
nos hacen cosquillas o porque nos contagiamos de la risa de los otros, que es
precisamente cuando se activan nuestras neuronas espejo y se produce así la risa
más “pura” y sanadora que está en la esencia de cada uno de nosotros.

La risa es una cosa muy seria !!!


En Centro Médico AUPA realizamos talleres de risoterapia con el objetivo de
complementar y potenciar la terapia ad hoc que llevamos a cabo con cada uno de
nuestros pacientes.

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