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LA REPÚBLICA

(Obra en un acto)

de

Aminta de Lara
LA REPÚBLICA

El escenario estará conformado por tres áreas:

El centro, donde sobre una plataforma se llevará a cabo la acción. En el espacio se encuentran, un
escritorio lleno de papeles, un par de sillas, una escoba, una hamaca y veinte pantallas de diversos
tamaños

El perímetro, que incluye el área de los espectadores, en el cual estarán dispuestos cien parales cada
uno sosteniendo un parlante pequeño reproduciendo las voces del coro sonante. Son las madres de
todos los tiempos llorando sus hijos y reclamando su espacio en la historia.

El proscenio delantero central, donde de espaldas al público, sentados en sus respectivas cómodas
poltronas se encuentran los integrantes del coro disonante sentados frente a una gran pantalla como
quien observa un programa de televisión. Entre las poltronas y la pantalla se encuentra una mesa con
una botella de güisqui cuatro vasos y un control remoto. El coro disonante jamás ha de darle el frente a
los espectadores. Su frente será transmitido en la gran pantalla central y las pantallas ubicadas en el
espacio central.

PERSONAJES

EL CAUDILLO ha de vestir traje militar propio de la guerra de independencia. Indispensable la espada. El


resto de los personajes deben vestir con ropa actual.

EL CAUDILLO

EL REBELDE

EL DE LAS LEYES

LA DEL AMOR

EL REENCARNADO

LA NEGRA

EL CORO DISONANTE: LARA, AVILA, ENEA Y MINA

LAS VOCES DEL CORO SONANTE


ESCENA I

LA FUNDACIÓN

EL CAUDILLO

(Se encuentra en el centro del escenario sentado frente a la mesa llena de papeles, la espada al cinto.
Escribe, tacha lo que escribe, bota papeles vuelve a escribir. Una vez satisfecho comienza a leer mientras
lanza reiteradas veces dos pares de dados sobre la mesa.)

Cláusula Primera:

Todas las cláusulas contentivas dentro del presente pueden sufrir modificación parcial o total.

Clausula Segunda:

Las normativas previstas para la modificación parcial o total de las clausulas contentivas del presente se
encuentran previstas en la cláusula primera.

Clausula Tercera:

El jugador que obteniendo un número mayor en los dados previo ejercicio justo en la lanzada tendrá
potestad para la modificación total o parcial del todas y cada una de las cláusulas contentivas en el
presente salvo la cláusula primera que será de fiel cumplimiento por todas las partes involucradas y que
no podrá ser modificada bajo ningún pretexto aun siendo éste argumentado y propuesto por el jugador
en ventaja numérica en lo que se refiere a los dados.

Clausula Quinta:

Cada jugador tendrá derecho a escoger y lanzar dos dados una primera vez, una vez lanzados quedará
en posesión de los mismos sin derecho a cambiarlos. El jugador con el valor numérico superior será
quien dé inicio a la competencia. Cabe destacar que, si la dirección del eje que se interpone entre el
punto norte y el punto sur de los números quedase de alguna manera en entredicho, quedará anulado
el número del dado lanzado bajo las ya mencionadas disposiciones y se tomará en cuenta únicamente el
dado que no se encuentre afectado por las mismas y los números correspondientes al mismo.

Clausula Sexta:

La ronda de lanzamiento estará compuesta por tres lanzadas. La suma de los números obtenidos por
cada jugador en las tres lanzadas no lo dará por vencedor. Vence el jugador que gane individualmente al
menos dos de las tres únicas lanzadas.

Lo demás lo podemos ir verificando a la luces de nuestro gran destino patrio y republicano.


CORO DISONANTE

LARA: Pásame el güisquicito ahí.

AVILA: Agárralo tú, vale.

LARA: ¿Qué te cuesta?

AVILA: Lo mismo que a ti.

LARA: No hermano, a ti te queda más cerca.

ENEA: interesante el desarrollo semántico del juego.

MINA: Yo lo encuentro enredadísimo. La parte del eje me dejó en Babia. Yo, lo que soy, yo no entendí
absolutamente nada.

LARA: ¡Ya empezó! Tú no te puedes tomar unos tragos en paz sin estar en esa profundización todo el
tiempo. Hay cosas que no hay que entender así en intenso. Con tal de tener la idea clara, digamos, el
más o menos, lo demás se viene solito.

MINA: No estoy profundizando. Es muy sencillo, no entendí ni el más o menos.

AVILA: El tipo no está mal, no le ves la pinta ¡Fuera España! Además yo paso agachado.

ENEA: Es un proceso evolutivo.

LARA: Qué evolutivo va a ser. Cuánta paja para lo mismo, voy al que va ganando ¡Viva La República! Ese
tiene la pinta y si no la tiene se la buscamos.

AVILA: Así es, ¡Viva La República! Para atrás ni para coger impulso ¡Abajo la Corona!

LARA: ¡Viva la República!

MINA: Será

ENEA: Es.
CORO SONANTE: (Las voces se van incorporando de una en una)

Nombrado nombro los nombres. Nombres rodante que nombro. El sin nombre que nombro. A nombrar
el que nombre tiene. A nombrar a quien se esconde. A nombrar, a nombrar, a nombrar se impone.

Manuel Antonio 18, José Gregorio 22, Remigio Andrés 17, Leocenis Trinidad 21, Mariano 15, Gerónimo
25, Ignacio 19, Ponciano 14, Antonio María, Nicolás, Juan José. Todos el mismo. Un solo nombre, una
sola ausencia. Vengo en cabalgata libre a destronar las batallas. Vengo sin protestas a desfilar por la
historia anónima de mis hijos. Hijos ausentes, destituidos de la vida, números vitales contados sin
nombres ni apellidos, sin hermanos, amigos, padres. Así vengo a protestar desde adentro, así vengo a
gritar desde adentro, empujando sordinas, rematando, impulsando, desplazando, apartando…….

(Las voces van desapareciendo poco a poco)

EL REBELDE (Entra esposado al espacio central, detrás lo sigue LA NEGRA)

EL CAUDILLO

Bienvenido, he estado a le espera de nuestro encuentro. Espero que usted tenga a bien estar preparado
para la defensa de tan fatal desobediencia.

EL REBELDE

¿Desobediencia? Batalla victoriosa sirviendo al honor y causa que son también las vuestras. Jamás he
desviado mis intentos por logar el propósito sublime de la fundación de una República libre.

EL CAUDILLO

¿Al precio que sea?

EL REBELDE

Sí, allí el riesgo.

EL CAUDILLO

¿Se declara mi contario?

EL REBELDE

Me declaro contario a todo aquello que nos impida romper definitivamente con el yugo opresor. Y a
favor de toda conquista en ese sentido.

EL CAUDILLO

¿Tiene usted el descaro de insistir en la afrenta? No me está dejando alternativa.


EL REBELDE

Afrenta la suya que no reconoce el valor de los otros.

EL CAUDILLO

¿Otros? ¿Cuales otros? Es usted un subalterno y en consecuencia le corresponde obedecer. No le di


orden alguna.

EL REBELDE

Por encontrarse en la huida, quizá abrazado al miedo. Tomé la decisión que mi rango me autoriza.
Decisión que, insisto, nos une en logros y objetivos.

EL CAUDILLO

Será procedente entonces darlo en baja ¿O prefiriere otro precio?

EL REBELDE

Evidentemente no dispongo de esa libertad en virtud de que me encuentro desarmado, en cautiverio y


desprestigiado por causa que repudio. Razón que me lleva a la única conclusión posible: Sus designios
personales moldean la causa y son sus antojos las pasiones que nos regulan. No pretendo estar eximido
de innobles sentimientos personales, en particular hoy, hacia a vuestra persona. Pues claro es que usted
dispone del destino de mi existencia. Más no sabré jamás implorar como nunca supe atender a la
petición de mis enemigos. Sin embargo solía considerar que compartíamos el mismo anhelo.

EL CAUDILLO

¿El mismo anhelo? Compartíamos, usted lo ha dicho. La obediencia se sobrepone a todo anhelo, aún el
de los ideales más codiciados.

EL REBELDE

Sus palabras queden escritas en el acontecer de la historia. Entre tanto le propongo que escuche lo que
suena en las entrañas de nuestro suelo. Las Repúblicas las formas las tierras que son pisadas, cultivadas,
cuando se las deja, por las almas que las pueblan ¿Las reconoce usted?

EL CAUDILLO

Suficiente ¿A qué vino?

EL REBELDE

Yo no vine. Usted me mandó a apresar.


EL CAUDILLO

¿Juega usted a los dados?

EL REBELDE

Depende de la motivación.

EL CAUDILLO

Resolver nuestras diferencias en el marco de unas normas justas y equitativas.

EL REBELDE

¿Sin tribunal?

EL CAUDILLO

Dilataría el proceso.

EL REBELDE

Soy su prisionero.

EL CAUDILLO

Es prisionero de vuestra rebeldía.

EL REBELDE

Una vez resueltas ¨vuestras¨ diferencias, ¿seré dado en libertad?

EL CAUDILLO

Con ciertas limitantes. No portará usted uniforme ni servirá a la causa estando yo a la cabeza.

EL REBELDE

Supongo que esa sería la resulta si de buena lid ganaré el juego de dados. ¿De perderlo?

EL CAUDILLO:

Al paredón como lo exige la ley. Traición a la Patria.

LA NEGRA

¿Cuál patria, cuál paredón, cuál ley?


EL CAUDILLO

¿Quién autorizó a esta señora entrar en el recinto? ¿Quién es? ¿Qué interés puede tener en nuestras
causas?

LA NEGRA

Yo soy como la mamá del señor.

EL CAUDILLO

Se le agradece señora mía retirarse del lugar inmediatamente.

LA NEGRA

¿Y para dónde quiere usted que yo me vaya? Mire yo aquí quietica no le molesto. No se preocupe que
yo ni hablo. Fíjese que aquí había estado todo este tiempo y ni él ni usted se habían dado de cuenta.

EL CAUDILLO

Estas no son lides para la mujer.

LA NEGRA

No sé eso de las lides que usted dice pero lo que sí sé es que si él está, yo estoy. Además aquí le hace
falta alguien que le vaya limpiando un poco el desorden y la mugre que usted tiene regada por todos
lados.

EL CAUDILLO

Le repito señora, lo que se discute aquí requiere de valentía.

LA NEGRA

¡La tengo!

EL CAUDILLO

Coraje.

LA NEGRA

¡La tengo! ¡La tengo!

EL CAUDILLO

¡Sacrificio!
LA NEGRA

¡La tengo! ¡La tengo! ¡La tengo!

EL CAUDILLO

¡Valor! ¡Resignación!

LA NEGRA

¡La tengo! ¡La tengo! ¡La tengo! Y también ¡LA TENGO!

EL CAUDILLO

No es procedente.

LA NEGRA

Le juro que no lloro.

EL CAUDILLO

¡Qué remedio! Comience pues a ver si recoge un poco la estancia a la derecha. ¿A ver dónde
quedamos?

EL REBELDE

A lo que me trajo. No logrará doblegarme. ¡Las reglas!

LA NEGRA

¿Ah, y es que hay reglas?

EL CAUDILLO

¿El silencio dónde queda, señora mía?

LA NEGRA

Verdad es, se lo juro que no vuelve a pasar.

EL REBELDE

¡Las reglas!

EL CAUDILLO (Leyendo)
Clausula Quinta:

Cada jugador tendrá derecho a escoger y lanzar dos dados una primera vez, una vez lanzados quedará
en posesión de los mismos sin derecho a cambiarlos. El jugador con el valor numérico superior será
quien dé inicio a la competencia. Cabe destacar… bla, bla, bla

Clausula Sexta:

La ronda de lanzamiento estará compuesta por tres lanzadas. La suma de los números obtenidos por
cada jugador en las tres lanzadas no lo dará por vencedor. Vence el jugador que gane individualmente,
al menos, dos de los tres únicos juegos. Escoja los dados de su antojo.

EL REBELDE (Escogiendo un par de dados con dificultad debido a las esposas)

¡Listo!

EL CAUDILLO

No pretenderá que lo desate. Reo es reo.

EL REBELDE

Nada más lejano a mi intención ¡Listo!

EL CAUDILLO

¡Dispuesto!

(Ambos lanzan los dados al mismo tiempo, ambos números son idénticos)

EL CAUDILLO (Viendo los dados)

¡Siete!

EL REBELDE (Viendo los dados)

¡Siete!

EL REBELDE (Refiriéndose a las normativas)

No creo que exista disposición para tal situación.

EL CAUDILLO (Buscando en los documentos, lee)

Cabe destacar que dependiendo de la dirección del eje que se interpone entre el punto norte y el punto
sur de los números podría quedar anulado el número del dado lanzado y se tomará en cuenta
únicamente el dado y los números correspondientes del mismo.
Este tres corresponde exactamente a tal disposición. El dado contentivo del número tres queda anulado
y la totalidad en números de su lanzada alcanza a cuatro. Siendo la mía siete me temo que daré inicio al
juego.

EL REBELDE

Cabe destacar la omisión premeditada y alevosa de semejante disposición tan particular en su redacción
y contenido que la única interpretación posible está en manos de quien la dispuso. Adelante, lance.

EL CAUDILLO (Lanza los dados)

¡Cuatro!

EL REBELDE (Lanza los dados)

¡Seis!

EL CAUDILLO

Un punto para usted. (Lanza los dados) ¡Siete!

EL REBELDE (Lanza los dados)

¡Seis!

EL CAUDILLO

Un punto para usted y un punto para mí. (Lanza los dados) ¡Ocho!

EL REBELDE

Falta de hombría su displicencia por el honor. (Lanza los dados) ¡Cuatro!

EL CAUDILLO

Perdió usted y todo bajo la más estricta reglamentación ¡Retiren al reo! ¡Que se apliquen las
disposiciones pertinentes! Por una República libre e independiente.

EL REBELDE (Saliendo de escena como tomado por solados y arrastrado fuera del recinto)

¡Traición la que usted dispensa al honor, las leyes y la justicia! Estuve siempre dispuesto a dar la vida por
la causa. La causa de muchos que, hoy en día trágico personal y de la historia, usted en un amago de
soberbia disfrazada de heroísmo sin derecho alguno hace suya en exclusividad. Y déjeme decirle que no
es lo mismo morir luchando por la libertad que morir a consecuencia del capricho de un hombre que
pretende ser más qué lo que su naturaleza le otorga. Vendrá la paz y con ella el honor. Ojalá no se
encuentre usted en el camino para evitarlas. Fusilarme será en vano, soy sólo reflejo de miles. Del
propio paredón surgirán los que siguen pues es natural en los hombres deslastrarse de quien los
somete.
LA NEGRA

¿A dónde se lo llevan?

EL CAUDILLO

No pregunte. Recoja lo que va sobrando. Y que no se sepa lo que se vio. ¿Me entendió? Si tiene
documentación que la acredite como progenitora del reo hágala presente.

LA NEGRA

No le entiendo lo segundo.

EL CAUDILLO

¿Cómo ha de constarme, señora, que usted dio vida al reo?

LA NEGRA

Ah, mamá, mamá no soy pero como estamos en guerra me toca. Papeles no tengo.

EL CUADILLO

Me complace, aligera los procedimientos para las exequias.

LA NEGRA

¿Qué le va pasar?

(A lo lejos se escucha el pelotón de fusilamiento que quedará reverberando hasta la entrada de EL CORO
SONANTE )

EL CAUDILLO

Nada mi señora que la fundación de la República no justifique.

CORO SONANTE (Se va mezclando con la escena. Las voces se van incorporando de una en una)

Manuel Antonio 18, José Gregorio 22, Remigio Andrés 17, Leocenis Trinidad 21, Mariano 15 y los que
siguen y también los que los anteceden cual racimos. Nombres por listas, por edades, por función.
Nombres a la espera de ser nombrados, nombres ilustres del gran anónimo donde desfilan sin
excepción.

Gerónimo 25, Ignacio 19, Ponciano 14, Antonio María, Nicolás, Juan José. Todos el mismo. Un solo
nombre, una sola ausencia. Vengo en cabalgata libre a destronar las batallas. Vengo sin protestas a
desfilar por la historia anónima de mis hijos. Hijos ausentes, destituidos de la vida, números vitales
contados sin nombres ni apellidos, sin hermanos, amigos ni padres.
CORO DISONANTE

MINA: Se los dije...

AVILA: ¿Nos dijiste qué?

MINA: Que lo del eje era bien enredado. Tampoco era para que lo fusilara así

AVILA: ¿Y Cómo querías que lo fusilara? A le gente se le fusila de una sola manera mi hermano.

MINA: Está bien. La cosa no era para que lo fusilara.

ENEA: Era procedente bajo los lineamientos de las leyes marciales.

LARA: A todo el mundo se le van los tiempos de vez en cuando. De todas maneras el tipo es bien
apretado. Pásame el güisquicito ahí.

AVILA: Vas a seguir con la cosa. Agárralo tú.

LARA: Hay que ver que tú si eres egoísta. Ponle pausa. (Refiriéndose a la pantalla)

AVILA: (Tomando el control remoto, trata de manipular la escena central) El control no funciona.

LARA: ¿Cómo que no funciona? Pásamelo ahí.

AVILA: Pana, ven y agárralo.

MINA: Dale el control. Acaban de fusilar a un héroe.

AVILA: Héroe es el que queda mi amor.

LARA: (Tratando de utilizar el control) Este control no sirve. ¿Cómo hago para apagar esta vaina?

ENEA: No se puede

AVILA: (Refiriéndose a la pantalla) Desenchúfala.

ENEA: No se puede tampoco.

LARA: No podemos ponerle pausa a esta pistolada.

ENEA: No se puede.

LARA: ¡Qué desgracia! Pásame el güisqui mi hermano.

MINA: Lo mandó a fusilar.

AVILA: Es que el tipo se las trae. Mano dura con todo carajo, tremendo líder.
LARA: De acuerdo ¡Viva nuestro líder único!

AVILA: ¡Que viva!

ENEA: Era la única jugada militar sensata que le quedaba. Es realmente un gran hombre. Muy sagaz,
muy sagaz.

(LA NEGRA ordena la mesa, contempla los dados y mira los documentos de reojo.)

EL CAUDILLO

¿Usted qué hace?

LA NEGRA

El oficio.

EL CAUDILLO

No pretenderá que se le reconozca prebenda diferente a la contemplada por la ley. Que no será mucho.

LA NEGRA

Yo no necesito que me reconozca nada.

EL CAUDILLO

Entonces, así cómo llegó, váyase.

LA NEGRA

¿Para dónde?

EL CAUDILLO

De dónde vino.

LA NEGRA

Yo nunca vine. El que vino fue usted.

EL CAUDILLO

¿Qué quiere?

LA NEGRA

Terminar el oficio. No está mirando lo sucio que está todo esto. Mugre, mugre y más mugre.
EL CAUDILLO

¡No me vaya a tocar los papeles!

LA NEGRA

No se preocupe esos se los voy a dejar igualitos a como usted los dejó. Como son importantes ni los
toco.

EL CAUDILLO

A mí regreso quiero encontrar los aposentos impecables.

LA NEGRA

No se preocupe. Limpiar sí sé.

EL CAUDILLO

¿Qué espera? ¿Por qué me mira así?

LA NEGRA

Guá, así miro yo.

EL CAUDILLO

No me venga a recriminar más luego.

LA NEGRA

No se preocupe. Ya yo le dije que yo no lloro.

(EL CAUDILLO se recuesta en la hamaca mientras LA NEGRA comienza a barrer)


Escena II

LA EXPANCIÓN

EL CORO DISONANTE

LARA: Qué sangramentazón mi hermano... Eso está que arde. Hermanos, primos eso no importa. Aquí se
está con la causa o no se está.

AVILA: Y la doñita se le instaló.

MINA: Me alcanzas un güisquicito ahí. Esta guerra empezó muy mal. Yo se los dije.

AVILA: La botella de güisqui está aquí sobre la mesa al lado del control. El que quiera su güisqui se
acerca y se lo sirve.

ENEA: Todas las guerras son sangrientas. Y las transformaciones tienen sus costos.

MINA: Tamaño sufrimiento.

LARA: A mí me parece que la vaina va bastante bien. El tipo es un tipaso. Mientras no nos molesten
vamos reyes.

AVILA: ¡Cállate bolsa! Esa palabrita es tabú, no existe ¿Quieres que nos fusilen a nosotros también? El
tema aquí es la consolidación de La República. Y el hombre es un duro. Eso va moliendo lo que toca.

ENEA: (Sirviéndose un güisqui) Estamos haciendo historia y tenemos un gran líder ¡Salud!

AVILA: Me sigue pareciendo que lo de la Doñita no es parte de la novela ¡Salud!

LARA: Sírveme un güisquicito ahí.

(Entre tanto EL CAUDILLO se ha levantado de la hamaca y se ha instalado en la mesa, escribe


intensamente. LA NEGRA ha continuado barriendo a su alrededor. Encuentra y una carta en el piso, la
recoge y se la entrega)

LA NEGRA

Me parece que esto es para usted.

EL CAUDILLO

No me moleste no ve que estoy ocupado.

LA NEGRA

Aquí se lo pongo. (Deja la carta sobre la mesa)


EL CAUDILLO

¡Cuidado con los documentos, son de suma importancia! ¡Está por definirse el rumbo! ¡La historia es
nuestra!

LA NEGRA

Así es… Lea.

EL CAUDILLO (Viendo la misiva y el destinatario)

¿Dónde encontró esto?

LA NEGRA

Ahí…

(Del área del CORO SONANTE entra lentamente al espacio central EL DE LAS LEYES. Al principio sólo
escucharemos su voz por los parlantes)

EL DE LAS LEYES

Excelentísimo, las normas no prevén su eternización en el poder. Llamemos al consenso y a las


disposiciones ya ejecutadas. Tal procedimiento nos garantiza la tan anhelada paz del futuro. Conduzca
usted la gran nación consultando y allanando el camino de las diferencias.

Hemos sido fieles a todas las disposiciones establecidas en nuestros convenios y sujetos estaremos a lo
que en ellas se establece. Vuestro fiel amigo y servidor.

EL CAUDILLO

¿Excelentísimo? Se imponen caminos alternos. Las mayorías incapaces de avizorar su propio destino
deben ser guiadas. Son como niños que deben obediencia al padre, único centro de sus vidas. No
hacerlo significaría el colapso de la gran nación y nos sumiría en la desintegración y la oscuridad más
absoluta…

EL DE LAS LEYES

¿Cómo alternar semejantes consideraciones con la república libre, representada en aquellos designados
por las mayorías para llevar acabo todo lo requerido en aras de la paz, la igualdad, la independencia?
Sería sin duda alguna el inicio de pueblos sin ley. Una nación sin leyes se convierte en terreno fértil para
la anarquía, la violencia y la oscuridad…

EL CAUDILLO

Osar cuestionar mis apreciaciones lo coloca distante de mis afectos. Busca usted desintegrar la unión.
EL DE LAS LEYES

No son sus afectos ni los míos los que definirán el destino noble es esta gran nación. Son sus leyes y sus
convenios que de ninguna manera han de ser burlados ni por usted, absoluto e incuestionable
procurador de epopeyas grandiosas, ni por ningún solo hombre a futuro… Es la única garantía posible
para la unión duradera.

EL CAUDILLO

¿Está usted desobedeciendo mis órdenes?

EL DE LAS LEYES

Yo no me debo a un sólo hombre sino al honor de la república y sus leyes. Exijo una convención para
dirimir nuestras diferencias ¡Convención!

EL CAUDILLO

¿Convención? ¡Las leyes!

EL DE LAS LEYES (Ya presente en el espacio central)

Presente para defenderlas.

EL CAUDILLO (Revisando los documentos, encuentra lo que busca y lee)

Voy a referirme sin amagos al texto acordado, leo:

Cláusula Primera:

Todas las cláusulas contentivas dentro del presente pueden sufrir modificación parcial o total.

Clausula Segunda:

Las normativas previstas para la modificación parcial o total de las clausulas contentivas del presente se
encuentran previstas en la cláusula primera.

EL DE LAS LEYES

Ya conocida, normativas para usted y por usted. Pretende utilizar la ley para infringirla sin
remordimiento.

EL CAUDILLO

¿Leo de nuevo?

EL DE LAS LEYES

¿Qué pretende?
EL CAUDILLO

Usted bien sabe, apreciado, que la conspiración es castigada con la pena de muerte.

EL DE LAS LEYES

¿Implica usted en su comentario que he conspirado?

EL CAUDILLO

Implico que conspira.

EL DE LAS LEYES

¿Contra quién?

EL CAUDILLO

Contra la República y la unión que en estos momentos de dificultad no tiene opción más trascendente
que mi conducción.

EL DE LAS LEYES

Es justamente su conducción sin límites la que las leyes de la República no contemplan.

EL CAUDILLO

El acusado confiesa.

EL DE LAS LEYES

Nada justifica su accionar.

EL CAUDILLO

¿Juega usted a los dados?

EL DE LAS LEYES

No.

EL CAUDILLO

Le aconsejo que aprenda. Las normativas están muy claras. Léalas.

EL DE LAS LEYES

¿Y de no aceptar?
EL CAUDILLO

No se lo aconsejo. La conspiración es causal de ejecución inmediata.

EL DE LAS LEYES

Quedará para su conciencia y la historia.

LA NEGRA

Tenga cuidado mijo.

EL CAUDILLO

No me venga ahora señora conque este reo es hijo suyo también.

LA NEGRA

Mijo son todos. Ya le dije, la guerra obliga.

EL DE LAS LEYES

¿Qué propone?

EL CAUDILLO

Las reglas están claras. Si usted gana de buena lid el indulto saldrá raudo de estas manos de lo contrario,
para que entienda bien la estima que le procuro, el exilio. Tómese su tiempo más no se detenga
demasiado en épocas sublimes el tiempo largo castiga la acción.

EL DE LAS LEYES

Acepto con displicencia.

EL CAUDILLO

Entonces no acepte.

EL DE LAS LEYES

No me deja usted alternativa. Es tal vuestra tergiversación de la causa que morir por ella se dibuja banal.
Demos inicio a la farsa.

EL CAUDILLO

Lance.

EL DE LAS LEYES

Juntos.
EL CAUDILLO (Lanzan los dados al mismo tiempos)

Nueve.

EL DE LAS LEYES

Tres.

EL CAUDILLO

Primera ronda. (Lanza los dados) Ocho.

EL DE LAS LEYES (Lanza los dados)

Seis.

EL CAUDILLO

Un punto a mi favor. (Lanza los dados) Cinco.

EL DE LAS LEYES (Lanza los dados)

Tres.

EL CAUDILLO

Dos puntos a mi favor. Recoged estimado amigo, sus más preciados haberes, mañana al amanecer
zarpará usted y se llevará para siempre el discurso manido de un república que pretende ser conducida
por los ignorantes que la conforman.

EL DE LAS LEYES

Una batalla no libra la guerra. Pensaba que ya estábamos en tiempos de paz.

EL CAUDILLO

¡Qué vuestra intransigencia os enferme en el destierro!

EL DE LAS LEYES

Y que a vosotros os enferme vuestra vanidad. Dios nos libre de tenerlo como referencia para los que han
de seguirnos. No somos sino caos al no respetar las leyes. Tarde o temprano es obligación ajustarnos a
sus formas, lo requiere la sobrevivencia. Demasiado despotismo se ha instaurado en nuestros suelos.
Lamentablemente se repite la historia y aquellos que se encuentran en la posición de otorgar el camino
hacia la paz y la prosperidad nos vuelven a hundir en las aguas del despotismo, la guerra y una
monarquía sin corona ni encajes visibles pero sustentada en la voluntad de un sólo hombre que utiliza y
procura las leyes a su medida forjando al escondido la fábula de una transformación. El futuro siempre
nos toma por sorpresa, ojalá sin su legado. (Sale)
EL CAUDILLO

¡Pobre hombre! Que mi desprecio os lleve tan lejos que os sea negado por siempre el retorno.

LA NEGRA

Tanga cuidado con lo que dice

EL CAUDILLO

¿Dice quién?

LA NEGRA

De donde vengo dicen mucho que la lengua es el castigo del cuerpo. Tenga cuidado…

CORO SONANTE

Manuel Antonio 18, José Gregorio 22, Remigio Andrés 17, Leocenis Trinidad 21, Mariano 15, Geronimo
25, Ignacio 19, Ponciano 14, Antonio María, Nicolás, Juan José. Y los números que también son almas
marchando cabizbajos en procesión: treinta y tres, sesenta y nueve, ciento cuatro, doscientos
veintinueve, cuatrocientos setenta y cinco, quinientos doce, setecientos noventa y ocho, un mil
trescientos nueve, dos mil quinientos trece, cuatro, cinco, seis, siete por mil.

Todos el mismo. Un solo nombre, una sola ausencia. Vengo en cabalgata libre a destronar las batallas.
Vengo sin protestas a desfilar por la historia anónima de mis hijos. Hijos ausentes, destituidos de la vida,
números vitales contados sin nombres ni apellidos, sin hermanos, amigos, padres. Así vengo a protestar
desde adentro, así vengo a gritar desde adentro, empujando sordinas, rematando, impulsando,
desplazando, apartando…….

CORO DISONANTE

AVILA: ¿Qué bárbaro? Así es que es. Qué juegazo. Se lo pasó por el fajo. El tipo es tremendo ganador..

¡Viva, caramba!

LARA: Tremendo varón. Vengase otro traguito ¡Salud!

MINA: No sé, lo del eje me sigue pareciendo rarongo. Y no sé, la fulana unión va palo abajo ¿Será que
tampoco es tan necesaria?

ENEA: El liderazgo real sabe reconocer cuándo debe romper con el cerco que la extrema legalidad
impone para dar cabida a un nuevo orden social. Me preocupa más la Doñita, como dice el compañero.
Está muy acomodada.
LARA: Otro güisqui por la Doñita.

AVILA: ¡Salud!

(EL CAUDILLO sentado frente a la mesa ordena sus documentos sin percatarse que LA NEGRA lo observa
detenidamente)

LA NEGRA

Mire yo quería saber si usted me puede dejar jugar con usted y eso peroles.

EL CAUDILLO

No sea usted impertinente ¡Qué atrevimiento!

LA NEGRA

Nada se pierde con preguntar.

EL CAUDILLO

Vaya más bien y me limpia todo el aposento. No quiero la presencia de objetos irrelevantes. Si quedaron
misivas, bótelas.

LA NEGRA

¿Lo boto todo? ¿Está seguro?

EL CAUDILLO

Infeliz mujer, NO. Todo, no. Únicamente lo que quedó en el piso.

LA NEGRA

¿Infeliz? Así es…. (Comienza a barrer y recoger los escritos que han quedado en el piso, se los guarda en
el pecho)
ESCENA III

LA RENUNCIA

LA NEGRA continúa barriendo, EL CAUDILLO reposa en la hamaca, tose de vez en cuando. LA DEL AMOR
surgiendo del coro sonante entra al espacio central cargando una pequeña maleta.

LA DEL AMOR

¡Dulce amor mío!

LA NEGRA

Bajé la voz que lo va a despertar.

LA DEL AMOR

¿Usted quién es?

LA NEGRA

Eso no importa… ¿Y usted?

LA DEL AMOR

La que él espera.

LA NEGRA

Si usted lo dice.

LA DEL AMOR

Lo reitero.

LA NEGRA

No se siente bien.

LA DEL AMOR

Lo sé, vengo a sanarlo.

LA NEGRA

Si usted lo dice. Allá está, en su hamaca.

LA DEL AMOR (dejando su equipaje al lado de LA NEGRA)


Disponga de mis pertenencias que vengo a quedarme.

LA NEGRA

Si usted lo dice…

LA DEL AMOR (a EL CAUDILLO)

Amor mío, delirante amor mío, grande, distante, bien aventurado amor mío. La más dichosa entre todas
las mujeres, yo.

EL CAUDILLO (Despertando)

¿Delirio? ¿Realidad? Amada, llegáis. Y yo sin nada que ofreceros más que la sombra de lo que pudo ser.
¿Cómo llegáis a mí? ¿Qué bendición del cielo traéis?

LA DEL AMOR

A vuestros pies, a vuestro lado. En el ahora, en el porvenir, en el futuro. Siempre amor mío, insensato
amor mío ¡Cuánta fiebre! Os repondréis, lo veréis, mis cuidos y mi amor os devolverán el genio.

EL CAUDILLO

Volveremos, recuperaré las fuerzas. Volveremos y triunfaremos. Dichosa esta visión.

LA DEL AMOR

El único triunfo que merecéis es la tranquilidad de nuestro amor.

EL CAUDILLO

Nada tiene valor sin la gloria otrora.

LA DEL AMOR

La única gloria posible está aquí en mis brazos, mi cuerpo entero que anhela. Dejad que otros corrijan el
rumbo.

EL CAUDILLO

No hay otros. Los otros no son hijos de la patria.

LA DEL AMOR

Tal vez sí.


EL CAUDILLO

Los otros son el desdén. Los otros son eso, otros. Buscan mi destrucción. La destrucción de los ideales
¿Qué inferís?

LA DEL AMOR

Que la fiebre y el malestar no son buenos consejeros. Luego, amor mío, redactaremos los legados más
trascendentes jamás escritos por ahora amémonos como aquella primera vez.

EL CAUDILLO

Después podría ser muy tarde.

LA DEL AMOR

Vengo a quedarme.

EL CAUDILLO

Éste no es lugar para una dama.

LA DEL AMOR

Dama dejé de ser tiempo ha y mi lugar está entre vuestros brazos.

EL CAUDILLO

No tengo brazos que ofreceros si no tengo la gloria del triunfo entre mis dedos.

LA DE AMOR

Amor mío, es hora de destrabar el sueño de inmortales y descender en paz a lo finito donde mis besos y
mi compañía serena os esperan ¡Qué inmensidad la paz del anónimo! Volquémonos a vivir sin lujos,
despacio, con el brío relegado a la memoria. Con la sabiduría de la ignorancia, sin hermanos de
enemigos. Envueltos en nuestro amor, en la pequeñez del lecho revolcado, desnudo de tanto mirarnos.
Caminemos de la mano sin espada ni fusil. Vine para quedarme.

EL CAUDILLO

No hay lugar en mi lecho para ambos. No me pidáis lo que sabéis no puedo daros.

LA DEL AMOR

¡Terco! ¡Mil veces terco! Pues me tendréis aquí, incólume, recordándoos a cada instante que vivir es
también ceder.
EL CAUDILLO

¡No termináis de entender que me conmina un destino imposible de eludir! ¡Hice un juramento, al él me
debo! ¡Mujer frágil! ¡Alardeáis de una fortaleza que no poseéis! ¿Cómo desistir? No es la primera
derrota pero juro por el Dios Supremos que será la última.

LA DEL AMOR

¿Frágil quién? Os reto a resistirme. (Lo besa apasionadamente)

EL CADILLO (Cediendo)

¡Mujer amada!

CORO DISONANTE

LARA: Se fregó el hombre, le llegó la novia y está todo vuelto un desastre. (Tomando el control remoto)
Y este control del carajo que ni cambia de canal.

ENEA: El control no funciona.

AVILA: Menos mal que no es la mujer.

LARA: Eso seguro es lo que viene buscando.

AVILA: A mí me parece peor la otra, la doñita ¿Será que de verdad cree que la van a dejar jugar?

MINA: ¿A ver y por qué no? Y a estas alturas parece que no importa porque no hay yugo pero el
desorden es mortal. No sé sabe si hay Nación, si la cosa es federal, central. En fin, no se ve clara la cosa.

ENEA: No es procedente.

MINA: Qué es lo que no es procedente ¿El despelote o la doñita?

AVILA: Las mujeres en su casa cocinando y haciéndole a uno la vida fácil.

LARA: Ni el despelote ni la doñita ¡Güisqui con eso! Y como este control del carajo no funciona, no me
voy a poder saltar la parte cursi para llegar a lo que nos gusta. (Sigue tratando de usar el control
remoto) La verdad es que ni para delante ni para los lados.

ENEA: El control no funciona.

MINA: Ojalá le dejé algo de sensatez.

ENEA: Las pasiones de los grandes hombres no definen su vida pública.

LARA: Oiga maestro, tómese un güisquicito ahí y deje de hablar tanta pendejadas. Hay hombres que se
tuercen y tuercen a los demás por estar en esa del amor y la familia.
AVILA: A la que hay que ponerle el ojo es a la otra.....

(LA NEGRA aprovechando el momento de intimidad entre El CAUDILLO y LA DEL AMOR si sienta frente a
la mesa, encuentra el documento contentivo lo lee lentamente y se lo guarda en el pecho)

LA NEGRA

Cláusula Primera:

Todas las cláusulas contentivas dentro del presente pueden sufrir modificación parcial o total.

Clausula Segunda:

Las normativas previstas para la modificación parcial o total de las clausulas contentivas del presente se
encuentran previstas en la cláusula primera.

¿A ver? Si entiendo, esto no vale nada. Porque para qué ponerse de acuerdo en una cosa que después
va y se cambia. Para eso uno no se pone de acuerdo y deja la cosa de ese tamaño. Modificar es lo mismo
que cambiar. Así es… Y cláusula es así como eso que uno dice, aja… Entonces, esto dicho en cristiano es
algo así como: Todo lo que voy a decir puede ser de mentira porque lo puedo cambiar, completo o un
parte ¿Y eso para qué? Si ya cambio un parte la cambio toda…. Aja… Y la segunda dice que (no entiendo
bien el detalle) pero que hay volver para tras a la primera que vuelve y dice que mejor es no decir nada.

(Lanza los dados)

A ver, esta parte si está más fácil. El que más pepitas de estas tenga gana.

Entonces gana el que tenga más suerte……ajá.

(EL CAUDILLO sufre un acceso de tos. LA NEGRA, al oírlo, se para de la silla sigilosa y comienza a barrer)

LA DEL AMOR

¡Amor mío! ¡Levantad los brazos! ¡Respirad!

EL CAUDILLO

El pañuelo… ¡Agua, mujer!

LA DEL AMOR

¡Con cuidado!

EL CAUDILLO

Mejor… Ya va pasando…
LA DEL AMOR

Tomad mi mano ¿Más cómodo?

EL CAUDILLO

¡Todavía no estoy ausente!

LA DEL AMOR

¿Qué hace falta para que toméis la determinación apropiada de descansar?

EL CAUDILLO

No descansaré hasta ver consolidada la unión

LA DEL AMOR

¿Y debo yo plácidamente observar vuestra destrucción en el intento? ¿Qué clase de amor esperáis de
mí? ¿A cuál unión hace referencia vuestro comentario? ¿Habéis pensado que al no ceder causáis un mal
mayor? Os he seguido por mar y tierra. Abrazaría la muerte en un instante a cambio de saberos feliz.
Imaginamos juntos, pensé entonces, la libertad y la justicia. El hombre que frente a mí encuentro no es
el de otrora. La enfermedad que padecéis no es del cuerpo. La enfermedad que padecéis es del alma
pues os impide ver. Os he dicho que vine a quedarme y quedarme haré. Dejadme ayudaros en vuestro
intento, al menos.

EL CAUDILLO

Por amor al cielo os lo suplico, no insistáis. Miradme, ya no tengo nada que ofreceros ¿Cómo no haber
visto que este hombre que tan bien os ama no es el mismo que pronuncian vuestros ojos? En vuestros
brazos soy un niño sin potestad. Sucumbo sin protesta a la ternura más infinita. Bienaventurado el
hombre que puede dejarse arrastrar por la pasión. Yo no soy sino la historia de mí mismo. No tengo
alma sino más bien delirio. No me obliguéis a echaros, quedaría mi corazón vuelto añicos pero no dudéis
que de los destrozos recogeré las fuerzas necesarias para empezar de nuevo. Mi vida es el ideal

LA DEL AMOR

Y la mía vuestro amor.

EL CAUDILLO

No tengo la fuerza para alzaros

LA DEL AMOR

Nunca la tuvisteis.
EL CAUDILLO

¡Impotencia! No juguéis con mi amor.

LA DEL AMOR

¿Por qué no? Habéis bien jugado con el mío… ¡Juguemos! Dadme el mismo tratamiento que a vuestros
enemigos y adversarios ya que no contempláis mi ofrenda en el amor ¡Juguemos!

EL CAUDILLO

¡Los dados no van con vuestra natura!

LA DEL AMOR

¡Más con la vuestra sí! ¡Juguemos! (Lo levanta de la hamaca y lo lleva al escritorio, LA NEGRA deja de
barrer y observa la acción en silencio) ¿No me creéis merecedora de vuestra ley?

EL CAUDILLO

¡No me obliguéis! ¡No querréis enlodaros!

LA DEL AMOR (tomando los dados)

¡Cobarde! (Lanza los dados) Cinco.

EL CAUDILLO (Lanza los dados)

Cuatro.

LA DEL AMOR (Lanza los dados)

El inicio me pertenece. Siete.

EL CAUDILLO (Lanza los dados)

Nueve.

LA DEL AMOR (Lanza los dados)

Siete.

EL CAUDILLO (Lanza los dados)

Cinco.

LA DEL AMOR (Lanza los dados)

Seis.
LA DEL CAUDILLO (Lanza los dados)

Siete.

(Después de un largo silencio)

LA DEL AMOR

No se diga más. La decencia indica el proceder. No obstante al partir, no lo dudéis, queda mi amor
pendiendo en vuestro pecho. No podréis deshaceros de él. No está sujeto a vuestra voluntad como
tampoco a la mía. Él es más bien lluvia pertinaz que no cesa desde que dichosos mis ojos posaron
mirada en la vuestra. Queda también la mujer que he sido esperando el momento en que vuestra
imaginación la tome de la mano y le permita ser arte y parte en la construcción de los sueños. La otra, ya
no existe ¡Amor mío!

(Al salir se topa con LA NEGRA, ésta le entrega la maleta con la que llegó. Sale sin recibirla.)

LANEGRA (Dejando la maleta al lado de la mesa)

Usted tampoco llora… así es.

CORO SONANTE:

Manuel Antonio y María Elmira 18, José Gregorio y Ana Teresa 22, Remigio Andrés y Guadalupe 17,
Leocenis Trinidad y Ana Concepción 21, Mariano y Teresa 15, Gerónimo y Graciela 25, Ignacio y Isabel
Ana 19, Ponciano y Mariana 14, Antonio María, Petra, Nicolás, Margarita, Juan José, Rosa, Ana María,
Guadalupe, Remigio, Andrés, veinte, cien, cuatro, mil, dos mil, mil y tantos, aproximadamente siete mil,
más mil más, más unos cientos más, deletreando por orden: a n a, a n t o n i o m a r i a- a n a m a r i a- g
u a d a l u p e. Y así el alfabeto completo una y más veces: a-b-c-d-e-f-g....

Todos el mismo. Un solo nombre, una sola ausencia. Desfilando por la historia anónima de mis hijos.
Hijos ausentes, destituidos de la vida, números vitales contados sin nombres ni apellidos, sin hermanos,
amigos, padres. Protestando desde adentro, gritando vengo.

CORO DISONANTE

MINA: Qué tristeza...

AVILA: ¿Tristeza? Hay que ver que lo tuyo no tiene remedio. Se zafó del yugo, mi hermano. No hay quien
lo maneje. El tipo es el propio, enfermo como está con todo el mundo en contra y hacia delante. Así es
como debe ser un padre de la patria, bien sacrificado.

LARA: ¿Será que me sirves un güisquicito mi hermano?

AVILA: ¿Vas a seguir?


LARA: Para celebrar que tenemos padre ¿O no? Tremenda gripe que tiene el tipo, le sale su antibiótico.
Si se muere la ponemos.

AVILA: Qué se va estar muriendo, chico. Ese dura para rato. Además ya se zafó de lo más duro. Dejó a la
mujer por la Nación. Atrinca ese hombre, no joda.

MINA: A mí lo que me da es un dolor tan grande por los dos. Y la Doñita se le está metiendo por debajo.
No vaya a ser que esté aprendiendo.

ENEA: No le encuentro lugar en la ecuación a ninguna de las dos.

AVILA: A mí no me gusta.

LARA: ¿Cuál de las dos?

AVILA: Ninguna pero a la fina ya la embarcó. Me refiero a la otra, le que se quedó. Además de ordinaria
es bien pretenciosa. (Le grita a La Negra) Mire señora déjese de estar soñando que ese juego le queda
bien grande ¿Me oyó?

LARA: ¡Se enfureció el hombre! Pásame un güisquicito ahí.

AVILA: ¿Vas a seguir? (Entre tanto trata hacer que funcione el control, le saca las pilas)

LARA: Suelta ese control, primo. El asunto no son las pilas. Ya te dijo el maestro que esa vaina no sirve.

Enzo: El control no sirve.

EL CAUDILLO (Sentado frente a la mesa observa con gran tristeza la maleta)

¡Pérdida irreparable!

LA NEGRA (Sentándose a su lado)

No se ha debió parar.

EL CAUDILLO

Quien le pidió su opinión.

LA NEGRA

Nadie.

EL CAUDILLO

Entonces tenga la bondad de limitarse.


LA NEGRA

Ajá…

EL CAUDILLO

Haga el favor de levantarse de allí ¿Cómo osa sentarse?

LA NEGRA

Ajá… (Se levanta pero se queda parada al lado de EL CAUDILLO)

EL CAUDILLO

¿Qué hace allí parada?

LA NEGRA

Ya usted sabe.

EL CAUDILLO

No, no sé.

LA NEGRA

Sí sabe.

EL CAUDILLO

No sea impertinente.

LA NEGRA

¿Qué cuando me va a dejar jugar con usted?

EL CAUDILLO

¡Nunca, me ha entendido! Esto no es juego ni de mujeres ni de ignorantes.

LA NEGRA

Y lo que se acaba de ir qué es ¿macho?

EL CAUDILLO

Ni se le ocurra mencionar su nombre.


LA NEGRA

Yo no quiero está mentando a nadie, yo lo que quiero es jugar con usted.

EL CAUDILLO

¿Será acaso capaz de entender el significado de estas palabra? (Batiendo los documentos que están
sobre la mesa sin percatarse que falta el documento contentivo al cual hace referencia)

LA NEGRA

Preste para ver.

EL CAUDILLO

Jamás. No está usted el condición alguna de interpretar su sentido (Se guarda los documento en la
casaca) ¡Qué tormento!

LA NEGRA

¿Yo?

EL CAUDILLO

Sí, usted

LA NEGRA

Yo no soy su mortificación…. Imagine si lo fuera.


ESCENA IV

EL DESMADRE

(LA NEGRA canta mientras barre. EL CAUDILLO se encuentra inmóvil en la hamaca. Podría pensarse que
no respira)

LA NEGRA

Ahí viene la burriquita


ahí viene domesticá
Ahí viene la burriquita
ahí viene domesticá

No le teman a la burra
que no es na´ burra maneá
No le teman a la burra
que no es na´ burra maneá.

Ay si Ay no Mariquita me regaló
Ay si Ay no Mariquita me regaló

Un canario que cantaba los versos del niño Dios


Un canario que cantaba los versos del niño Dios

(Del centro del CORO SONANTE se oyen disparos, gritos. Huyendo de su seno surge EL REENCARNADO.
Viene armado con un fusil, lleva a sus espaldas una mochila. Entra violentamente al espacio central. LA
NEGRA trata de impedirlo)

LA NEGRA

¿A dónde cree que va?

EL REENCARNADO

Cállese. Déjeme entrar. Me persiguen.

LA NEGRA

¿Quién?

EL REENCARNADO

Los poderosos.
LA NEGRA

Mejor váyase para otra parte. Aquí no hay nada que buscar.

EL REENCARNADO (Violentándola le apunta con el fusil)

Déjeme entrar o me obligará a usar la fuerza.

LA NEGRA

Pase pues.

EL REENCARNADO

Si se queda tranquila no le pasará nada.

LA NEGRA

¿Usted me está viendo agitada?

EL REENCARNADO

Precaución.

LA NEGRA

Agitado está usted.

EL REENCARNADO

Cállese ¿Quién más está aquí?

LA NEGRA

El de la hamaca. Que es un decir, porque eso está más allá que acá.

EL REENCARNADO

Tráigalo.

LA NEGRA

Es mejor que usted vaya para allá. No está bien de salud.

EL REENCARNADO

¿Quiere que use la violencia?


LA NEGRA

No veo para qué.

EL REENCARNADO

Entonces, búsquelo.

LA NEGRA

Ajá… (Dirigiéndose AL CAUDILLO)

Disculpe, lo buscan… (EL CAUDILLO no responde) Mire, despiértese que lo están buscando. (EL
CAUDILLO sigue sin responder) ¡Epa! ¡Despiértese! (A EL REENCARNADO) Está desguañingado. Venga
usted más bien.

EL REENCARNADO

Puede ser una celada.

LA NEGRA

Estoy yo y ya usted me amenazó, y está éste. Los demás que estuvieron ya se fueron.

EL REENCARNADO

¡Cállese!

LA NEGRA

¡Acérquese! Y si se va a esconder, escóndase, y si va usa esa vaina, úsela. Ya el zaperoco de afuera se


pasó. Sabrá Dios qué hizo que anda tan asustado.

EL REENCARNADO

¿Cree que no soy capaz?

LA NEGRA

¿Cómo que no? pero ya yo no estoy para perder tiempo en está guarandinga.

EL REENCARNADO (acercándose)

¿Quién es?

LA NEGRA

¿Me va a decir que no lo conoce?


EL REENCARNADO (Se acerca AL CAUDILLO, después de observarlo unos instantes lo reconoce.)

Dios es él ¿Vive?

LA NEGRA

Un poquito.

EL REENCARNADO

¡Vive! Ayúdeme. Busque algo de tomar. Un paño frio para ponerle en la frente.

LA NEGRA

Aquí no hay nada de eso. ¿Usted no tiene allí en esa busaca?

EL REENCARNADO

Tiene razón. (Buscando)

LA NEGRA

Usted está más asustado que yo. Así es…

EL REENCARNADO (Saca del morral una botellita con sales)

¡Ayúdeme! Yo lo sujeto por aquí y usted rompa está botellita y deje que respire.

LA NEGRA

Jale, no ve que está hundido.

EL REENCARNADO

Si no me ayuda no voy a poder.

LA NEGRA

Agárrelo bien y súbalo. No ve que está metido bien al fondo y con todo ese perolero que usted trae
encima no lo puede jalar.

(LA NEGRA sostiene la botellita de sales sobre la nariz de EL CAUDILLO mientras EL REENCARNADO lo
acomoda dentro de la hamaca)

EL REENCARNADO

Uno, dos, tres….


EL CAUDILLO (Despertando)

Dejadme dormir tranquilo….

EL REENCARNADO

Habla. Me habla….

EL CAUDILLO

¿Qué hacéis aquí? No he llamado a secretario alguno ¿Qué buscáis?

EL REENCARNADO (Haciendo señal militar)

A sus órdenes mi comandante. Lucho por la liberación de la patria. Llevo en conspiración contra los
poderosos desde hace décadas, no sé si hemos conseguido la victoria en esta oportunidad, perdí
contacto con mis compañeros pero seguro estoy que estarán defendiendo con su vida nuestra causa. Yo
debo protegerme pues voy a la cabeza. Nunca imagine que lo encontraría vivo entre nosotros. ¡Qué
honor estar frente a usted!

EL CAUDILLO

¡Batallas las mías!

EL REENCARNADO

Que continúan sin descanso. No ha concluido el sueño. Sigue tan vivo hoy como siempre. Honor y gloria
siempre, mi comandante.

EL CAUDILLO

¿De mí, qué se requiere?

EL REENCARNADO

Su nombre, su causa, sus ideales, sus escritos, su vida… Todo, mi comandante, todo.

EL CAUDILLO

Mi nombre es el de cualquiera. La causa la he compartido con muchos. Ahora bien, tanto la vida como
mis escritos ameritan otra consideración.

EL REENCARNADO

La batalla nueva necesita su bendición, necesita de su presencia. Aquí estamos rodilla en tierra
dispuestos a todo por seguir sus pasos y al igual que usted ser una brizna de paja en el acontecer de la
historia. Sus escritos de puño y letra darían continuidad a sus luchas y las de todos. Tendríamos la guía
para tomar el poder y luego sostenernos en él por el bien de la patria.
EL CAUDILLO

¡No!

EL REENCARNADO

Me buscan, mi comandante. Y si llegan a encontrarme me matarán y si me matan se acaba la revolución


y con ella todo. Si usted me permite tomarlo, si me permite tomar lo que piensa, si me deja usarlo todo
el esfuerzo no habrá sido en vano.

EL CAUDILLO

Será insistente este soldado. Ya me habéis oído, la respuesta es un no. Y ahora dejadme descansar en
paz.

EL REENCARNADO

Mi comandante, se lo suplico, es ahora o nunca. Yo soy el escogido, así como lo fue usted, para seguir el
camino señalado por la historia. No me obligue a usar la fuerza.

EL CAUDILLO

¿Osa usted querer medida entre nosotros? ¡Pobre soldado!

EL REENCARNADO

Mi comandante, no comprende que su única posibilidad de continuar en la batalla es a través de mí.

Pongo mi honor, mi causa y mi servicio a su entera disposición.

EL CAUDILLO

¡Entonces obedezca y lárguese!

EL REENCARNADO

No puedo cumplir sus órdenes. Perdería la vida.

EL CAUDILLO

¡Para lo que significa!

EL REENCARNADO (Apuntándolo con el fusil)

Mi comandante, los escritos.

EL CAUDILLO

No los tengo.
EL REENCARNADO

Busco en realidad uno solo, cualquiera.

EL CAUDILLO

Ni una letra.

EL REENCARNADO (Busca en la mesa, tira todo al suelo. Toma papel y pluma del escritorio)

Con uno solo me basta, escriba…

EL CAUDILLO

No tendrá valor.

EL REENCARNADO

Escriba: Enemigos y posibles enemigos, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis
activamente en obsequio de mi causa. Seguidores contad con la vida, aun cuando seáis culpables.

Yo después le cambio el tumbado.

EL CAUDILLO

¿Juega a los dados?

EL REENCARNADO

Escriba…

CORO DISONANTE

LARA: ¿Y ese convidado nuevo quién es? Ahora sí que la cosa se pone buena.

AVILA: Un arrimado, qué más.

ENEA: Una consecuencia.

MINA: ¿Una consecuencia de qué?

ENEA: De un resultado.

AVILA: Siempre y cuando me dejen mi güisqui tranquilo yo quieto en base.

LARA: Ese hombre se las trae.

MINA: ¿Cuál de los dos?

LARA: El nuevo, el viejo no es el padre pues ¡Salud papá!


EL CAUDILLO

Soldado, le convendría al menos, interesarse en el contenido de la pregunta.

EL REENCARNADO

¡Soldados somos ambos!

EL CAUDILLO

¿Juega o no a los dados?

CORO DISONANTE

LARA: ¡Ay papá! Aquí viene...

MINA: Lo va a reventar...

ENEA: El enfrentamiento natural entre lo nuevo y lo viejo.

AVILA: Súbele volumen a esa vaina.

MINA: Cuantas veces te tienen que decir que el control de mierda no funciona. Pásame un güisquicito
ahí.

EL REENCARNADO

¿Para qué?

CORO DISONANTE

LARA: Ya mi hermano, el nuevo cayó.

MINA: ¡Juega! ¡Suelta el fusil y juega!

AVILA: !Juega! !Juega! !Juega! !Juega!

ENEA: !Juega! !Juega! !Juega! !Juega! !Juega!

(EL CAUDILLO Energizado por los gritos del coro aparta el fusil de EL RENCARNADO. Se dirige con
dificultad pero con mucha firmeza a la mesa)

EL CAUDILLO

De ganar los escritos todos, de perder el silencio.

EL REENCARNADO

¿Hay normas?
EL CAUDILLO (Le entrega los documentos que se ha guardado en la casaca, sigue sin percatarse que a los
que hace referencia está en manos de LA NEGRA )

Tenga la bondad de leer.

EL REENCARNADO (Sin detenerse en los documentos)

Nada que no pueda quedar claro. El resto, los que me interesan ¿Dónde están?

EL CAUDILLO

Por los momentos entienda la reglas, lea.

EL REENCARNADO (Sin leer)

Dados son dados ¿Quién empieza?

EL CAUDILLO

No le recomiendo estar desinformado.

EL REENCARNADO

¿Cuántas veces?

EL CAUDILLO

Tres.

EL REENCARNADO:

¿La suma de los números o la suma de los juegos?

EL CAUDILLO:

De los juegos, dos de tres.

EL REENCARNADO:

Me interesan más sus palabras, las escritas ¿Quién inicia?

EL CAUDILLO (Abriendo espacio en la mesa y indicándole los dados)

Todo a su debido tiempo. Escoja su par le sedo el honor, soldado.

EL REENCARNADO (Toma un par de dados, los revisa, los tira)

Disculpe mi comandante, hombre precavido vale por cien.


EL CAUDILLO

Tómese su tiempo el de la prisa es usted.

EL REENCARNADO (Lanza los dados)

Seis.

EL CAUDILLO (Lanza los dados)

Nueve, Juego a mi favor.

EL REENCARNADO (Tirando los dados al suelo y apuntándolo con el fusil)

¡No juego más!...

EL CAUDILLO

Veo, soldado, que no tenéis palabra. Razón por la cual, evidentemente queréis tomar la mía.

EL REENCARNADO (Indicando el papel y la pluma que se encuentran sobre la mesa)

Escriba…

EL CAUDILLO

Por sobre mi cadáver. ¡Lance!

(EL REENCARNADO pierde los estribos y se lanza sobre el cuerpo de EL CAUDILLO. A la fuerza coloca la
pluma en la mano de EL CAUDILLO y trata de obligarlo a escribir. EL CAUDILLO se resiste. Gran confusión
y violencia)

CORO DISONANTE

AVILA: ¡Dale! ¡Dale! ¡Pégale! ¡La derecha! No te dejes!

MINA: ¡Dale por el pecho! ¡Agárralo por la nuca! ¡Dale su buen carajazo!

LARA: ¡No te dejes! ¡Búscale el mentón! ¡Dale por la boca! Muérdelo, no joda!

MINA: ¡Amárralo! ¡Golpe bajo! ¡La cabeza, busca la cabeza! ¡Agáchate!

(ENEA se apodera de la botella de güisqui)

Enzo: ¡Salud!

AVILA: Suelta esa botella, mal parido.... Ya dije que esa botella es mía.
LARA: ¿Ahora la vas a agarrar con el maestro? Ni que la paliza te la estuvieran dando a ti, huevón.

AVILA: Con mi güisqui no te metas.

LARA: ¡Qué susto, marica!

MINA:(Trata de apagar la acción con el control) Esto de verdad que no funciona ¡Qué violencia!

Enzo: No, no funciona.

(En medio del forcejeo EL CAUDILLO logra hundir con todas sus fuerzas la pluma en el cuello de EL
REENCARNADO quien cae rodando por el suelo)

EL CAUDILLO

¡Soldado!

EL REENCARNADO (murmurando)

Escriba...

CORO DISONANTE

LARA: ¡Ese es mi papá!

MINA: ¡Demasiado! Es muy grande ¿Cómo hizo?

AVILA: ¡Te lo dije, ese hombre es muy bravo y lo parimos nosotros ¡Aquí hay güisqui para rato...

LARA: Y con el gripón que tenía...

ENEA: La estructura es evidentemente muy solida.

MINA: (con el control en la mano) ¿Alguien tiene pilas nuevas?

EL CAUDILLO (Se saca el documento de la casaca buscando resguardarlo y al leerlo cae en cuenta que no
tiene ningún valor. Ya en la mesa, revisando uno por uno desesperado se da cuenta que los que allí se
encuentran tampoco tienen valor alguno)

¿Dónde? ¿Dónde los habéis guardado?

LA NEGRA

¿Qué cosa?

EL CAUDILLO
Los escritos.

LA NEGRA (Refiriéndose a EL RENCARNADO que yace sin vida)

Recoja su muerto primero.

EL CAUDILLO

Ese no es menester de un hombre de mi estatura.

LA NEGRA

Eso era antes ¿Quiere los papeles? Recoja al muerto y agarre los dados.

(EL CAUDILLO, ya sin fuerzas, tratar de quitarle los documentos a LA NEGRA sin éxito)

LA NEGRA

Recoja al muerto y agarre los dados, le dije.

(EL CAUDILLO se resiste pero al final arrastra el cuerpo de EL REENCARNADO fuera del espacio central
mientras poco a poco entran las voces del CORO SONANTE)

CORO SONANTE:

Manuel Antonio y María Elmira 18, José Gregorio y Ana Teresa 22, Remigio Andrés y Guadalupe 17,
Leocenis Trinidad y Ana Concepción 21, Mariano y Teresa 15, Gerónimo y Graciela 25, Ignacio y Isabel
Ana 19, Ponciano y Mariana 14, Antonio María, Petra, Nicolás, Margarita, Juan José, Rosa, Inés, José,
Francisco, Julio, Rosa, Carlos, Carlota, Vicente, Rodrigo, Asdrúbal,

(EL CAUDILLO regresa muy exaltado, agotado y con mucha dificultad para respirar. Busca
desesperadamente los documentos)

EL CAUDILLO

¡Devolvedme mi propiedad!

LA NEGRA

Ya le dije que no. Si quiere los papeles va tener que jugar conmigo.

EL CAUDILLO

No tiene usted posibilidad alguna.


LA NEGRA

No me importa.

EL CAUDILLO

¿Qué obtendría de ganar?

LA NEGRA

Cuando gane, si gano, se lo digo ¿Quiere los papeles o no?

EL CAUDILLO

(Ya agotado de tanto buscar)

De no estar tan débil, le arrancaría la información a pescozones.

LA NEGRA (Con la escoba en la mano)

Saque la espada esa que tiene en el cinto. A ver si puede.

EL CAUDILLO

¿Cree que no tengo la entereza?

LA NEGRA

La tiene pero yo también.

EL CAUDILLO (a duras penas saca la espada y se enfrenta)

(LA NEGRA usa la escoba y de un solo golpe hace volar la espada por los aire y derriba a EL CAUDILLO
que cae al suelo derrotado. Una vez derrotado lo ayuda a levantarse. Lo acomoda en el suelo, se sienta a
su lado y coloca los dados entre ambos)

LA NEGRA

Qué necesidad hay de esto. Escoja y lance (Enseñándole los papeles que tiene guardados en el pecho) Si
me gana se los devuelvo.

EL CAUDILLO

¿Qué motivo puede tener? ¿Qué puede obtener con esto? ¿Qué quiere?

LA NEGRA

Ganarle.

EL CAUDILLO
¡En nombre de Dios! ¿Para qué?

LA NEGRA

Para mirarlo.

EL CAUDILLO

No me está mirando en este instante.

LA NEGRA

Para mirarlo por dentro.

EL CAUDILLO

¿Para qué?

LA NEGRA

Para ver si lo reconozco. ¡LANCE!

CORO DISONANTE

AVILA: ¿Qué les dije, ah? ¿Qué fue lo que les dije? Se alzó la negra del cipote. Se los vengo diciendo esa
mujer no me gusta.

LARA: Te vas a poner cómico ahora. Esa no dura ni un punto. Un güisquicito, ahí.

MINA: Pobrecita, no se da cuenta.

AVILA: Claro que se da cuenta. Lo que es una atrevida. (Le grita) Bájate de esa nube, imbécil.

Te queda mejor seguir cantando: Ahí viene la burriquita...

ENEA: Ella no oye.

MINA: (Le entrega el control a Enzo) ¿Esta seguro, maestro, que esto no sirve.

AVILA: (Le quita el control a Enzo antes de que pueda revisarlo y se lo lanza a LA NEGRA. Esta por
primera vez observa al CORO DISONANTE, mira el control que ha caído a sus pies, lo recoge y se lo
guarda en el pecho) ¡Usa esto a ver si se te quita la ignorancia!

LARA: ¿Qué te pasa, hermano? Esa no tiene chance pero ni que el tipo lo que tenga es neumonía. Ahora
sí nos quedamos sin control, no joda.

AVILA: Para lo que servía.

ENEA: No, no funciona.


LARA: Relájate primo que de aquí para delante lo que hay es rumba.

EL CAUDILLO(Lanzando los dados con dificultad)

Siete.

LA NEGRA (Cuenta)

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete. Siete es. (Lanza) Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho…
Ya. Ocho. Empiezo yo. (Lanza de nuevo, cuenta) Uno, dos, tres, cuatro….

EL CAUDILLO (La interrumpe)

¡SIETE!

LA NEGRA (Contando)

Déjeme que yo me cuente mi guarandinga yo sola. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis ¡Siete… así es!

EL CAUDILLO (lanzando los dados)

Cuatro.

LA NEGRA

Déjeme ver (contando) uno, dos, tres, cuatro.. Cuatro. Uno para mí y nada para usted. (Lanza los dados
de nuevo) Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...¡Seis!

EL CAUDILLO (Interrumpiéndola)

La dirección del dado de la derecha encuentra su eje interpuesto entre el punto norte y el punto sur de
los números y por ley queda anulado. Su número es el dos.

LA NEGRA (Sacándose del pecho el documento y recitando de memoria)

Clausula Tercera:

El jugador que obteniendo un número mayor en los dados previo ejercicio justo en la lanzada tendrá
potestad para la modificación total o parcial del todas y cada una de las cláusulas contentivas en el
presente salvo la cláusula primera que será de fiel cumplimiento por todas las partes involucradas y que
no podrá ser modificada bajo ningún pretexto aun siendo éste argumentado y propuesto por el jugador
en ventaja numérica en lo que se refiere a los dados.

Así es que yo llevo más números que usted verdad. Entonces yo voy a modificar la cláusula que dice
toda esa necedad del eje y todo lo demás. Yo llevo siete usted lleva cuatro. Ya yo lance y voy por seis
más, así es que lance ¡Tramposo! ¡SEIS! ¡Lance!
EL CAUDILLO

Usted no comprende bien las normas.

LA NEGRA

El que no está entendiendo que yo sí entiendo es usted ¡Lance!

EL CAUDILLO (lanzando los dados)

¡Ocho!

LA NEGRA

¡Ya va! Déjeme y cuento. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. Verdad es, ocho. Uno para mí
otro para usted.

EL CAUDILLO

Llevo ventaja numérica y reclamo la restitución de la cláusula Tercera.

LA NEGRA

La verdad es que usted no tiene remedio. Sume despacio y va ver. Usted saco un cuatro después un
ocho ¿verdad? Eso da ( contando) nueve, diez, once y doce ¿verdad? Yo saqué un siete y después un
seis, (contando con los dedos otra vez) ocho, nueve, diez, once, doce, trece. Ahí está trece es más que
doce.

EL CAUDILLO

Se trata de toda la numeración.

LA NEGRA

Queda peor. Yo le saque un ocho y usted un siete. No se lo voy a suma porque para qué. Claro es que
ocho es más que siete. ¡Lance!

EL CAUDILLO (lanza los dados)

Cuatro….

LA NEGRA

¡Listo! Dos para mí, uno para usted.


CORO DISONANTE

MINA: La señora se las trae. A mí hasta me está hasta gustando.

AVILA: ¿Qué es lo que te gusta?

LARA: La Doñita tiene su estilo, primo. Mírala, ahí va metiéndole el freno ¡Mamá!

ENEA: Las transformaciones sociales suelen ser sorpresivas e inesperadas.

MINA: Inesperada...

AVILA: Dame mi botella allí, no vaya a ser.

MINA: Recógela tú, no y que es tuya solita...

LARA: !Qué lástima que botaste el control, primo! A esto le hace falta una pausa, un volumen. Qué sé
yo.

AVILA: ¡Qué pausa ni que carajos! El puto control no sirve.

LARA: No sirve y ahora para peor lo tiene la negra. La esperanza, mi amigo, es lo último que se pierde.
Pásame un güisquicito ahí ahora tenemos madre. Dígalo ahí, maestro.

ENEA: Los movimientos sociales son pendulares.

EL CAUDILLO

¡Exijo revisión!

LA NEGRA

Qué revisión ni qué revisión. Sea hombre.

EL CAUDILLO

¿Qué tiene dispuesto para mi destino?

LA NEGRA

Que se me quite toda esa ropa que tiene puesta.

EL CAUDILLO

¿Me pide usted que me desnude?


LA NEGRA

Así es… Con medallas y toda esas cosas que tiene colgando de todas partes.

EL CAUDILLO

¿Señora mía, realmente no estará usted hablando en serio?

LA NEGRA

Que se quite la ropa le digo.

(EL CAUDILLO comienza a desnudarse poco a poco)

LA NEGRA

Las medallas también le dije.

EL CAUDILLO

Son de mi merecimiento

LA NEGRA

Ya no.

(EL CAUDILLO queda desnudo frente a LA NEGRA que lo observa con detenimiento)

LA NEGRA

Voltéese.

EL CAUDILLO

No hace falta tamaña humillación

LA NEGRA

Ninguna humillación. Necesito verlo bien por todos lados. Para que no se me olvide nunca que lo vi así
como su madre lo parió, pelado, en pelota.

.EL CAUDILLO

¿Ahora qué?

LA NEGRA

Váyase ya, descanse.


EL CAUDILLO

¿Sin mis atuendos?

LA NEGRA

Así es… no más el amor ese que le dejaron colgado del pecho el día que no supo reconócelo. Ande pues,
váyase y de paso llévese la espada esa que ya por aquí no tiene uso.

(Sale muy lentamente hacia el fondo del escenario.)

CORO DISONANTE

LARA: ¡Bárbara! Lo dejó en pelota.... así desnudo, qué va... Familia mía no creo.

MINA: No tenía que humillarlo así.

AVILA: Claro que tenía. Qué ceguera la mía. Tremendo mujerón. ¡Esa es mi negra! Ahora sí que tenemos
futuro.

LARA: Hay que tomarle la foto ¡Salud!

AVILA: (A LA NEGRA) ¡Mija, quítale la espada! Que te la deje!

AVILA: ¡La espada, la ropa, las medallas, no joda! Todo. Madre sólo hay una.

ENEA: La forma es tan importante como el fondo.

MINA: Maestro, usted siempre tan claro y profundo

AVILA: Que se lo ponga todo, hasta el nombre y para delante, mi hermano. ¡Salud!

LA NEGRA (dirigiéndose al coro, con el control en la mano. Apagando una a una las pantallas que se
encuentran en el espacio central)

Yo esa ropa que está allí no me la pongo ¿Por qué no bajan? bajen para acá abajo y póngasela ustedes,
cuélguense las medallas, póngase las botas. Carguen con su muerto. Bajen de allá arriba donde nunca
pasa nada, porque la verdad es que nunca entienden nada, donde sólo los nombres grandes tienen
canción para cantarla. Bajen ustedes, los que leen y escriben y nos cuentan lo que creen que debemos
aprender. Bajen para ponerles nombres de a pie a ver si aprenden de lo que no hablan y lo que no
escriben. Bajen a ver si se acomodan, a ver si es verdad que quieren volver a vestir a otro monigote con
tanta cosa inútil. Bajen y pregunten cómo me llamo. Miren para atrás a ver dónde les quedaron los
muertos que dejaron morir y todos los que se fueron yendo sin que los partiera en dos saber que no
volvían. ¿Por qué no me preguntan cómo me llamo? ¿A ver? Bájense y retrátense con lo que queda y
vuélvanselo a repartir pero lo que es a mí no me pidan, ni de lejos, que me ponga esa ropa. No me
queda buena, a ver si van mirando, no me queda buena. Eso ya no le queda bueno a nadie. Ni a ustedes
ni a mí, ni a los que nombro. ¿Les doy la lista para empezar, a ver si se ubican?

El que perdió la vida por inocente

La que sabía que el inocente se le iba y por tratar de agarrarlo se fue con él

El que se fue muriendo de mengua

El que no sabía que había bandos

La que se anotó en el bando que no era

La que lo siguió hasta que se encontró siendo botín del bando contrario

El que creyó que se redimía

La que se quedó esperando

La que se la tragó el llanto

El que creyó en las recompensas

La que usaba velo

El que usaba correa

El que dejó los hijos

La que no nació y el que nació sin aire

Y esta, esta que está aquí. La que se multiplica.

Vístanse ustedes, apréndanse los nombres. Ya yo hice lo que vine a hacer. La mugre quedó donde va:

Manuel Antonio y María Elmira 18, José Gregorio y Ana Teresa 22, Remigio Andrés y Guadalupe 17,
Leocenis Trinidad y Ana Concepción 21, Mariano y Teresa 15, Gerónimo y Graciela 25, Ignacio e Isabel
Ana 19.

EL CORO SONANTE EMPIEZA A INCORPORARSE Y SE UNE A LA NEGRA EN LA LETANÍA LENTA MIENTRAS


DESAPARCE ENTRE LOS ESPECTADORES.

AL FONDO DEL ESCENARIO LA IMAGEN DEL CAUDILLO DESNUDO VA DESAPARECIONDO LENTAMENTE


HASTA VOLVERSE DIMINUTO

Ponciano y Mariana 14, Antonio María, Petra, Nicolás, Margarita, Juan José, Rosa, Yamileth, Robin,
Jonny, Yuraima, Bethsabé, Roger. Todos el mismo. Un solo nombre, una sola ausencia. Vengo en
cabalgata libre a destronar batallas. Vengo sin protestas a desfilar por la historia anónima de mis hijos.
Hijos ausentes, destituidos de la vida, números vitales contados sin nombres ni apellidos, sin hermanos,
amigos, padres. Así vengo a protestar desde adentro, así vengo a gritar desde adentro, así vengo
señores, así vengo.

FIN

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