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CASO PREPARATORIO LABORAL

Carlota López nació el 30 de abril de 1963 y al 30 de marzo de 2020 contaba con


972 semanas cotizadas. Ha venido laborando para una empresa privada durante
casi 20 años mediante contrato de trabajo a término fijo inferior a un año,
concretamente, el término de su primer contrato fue de 4 meses, el cual se
suscribió un 31 de mayo de 2001.
En él mes de marzo de 2020 el Gobierno Nacional decretó una emergencia
económica, social y ecológica con ocasión de la presencia en el país del
coronavirus COVID-19
A raíz de lo anterior la empresa privada donde Carlota trabajaba le informó que
como quiera que su contrato estaba próximo a vencerse el mismo no sería
prorrogado y que trabajaba hasta el 31 de mayo de 2020.
Adicionalmente, le informa que como no tiene como pagarle el salario mínimo
que devengaba le concedió una licencia no remunerada desde el 1 de abril de
2020 hasta el 1 de mayo de 2020. Frente a sus prestaciones sociales le informo
que le iba a descontar los días que no trabajara de la prima de servicios,
vacaciones y cesantías.
Frente a los aportes a la seguridad social no le iba hacer aportes por los meses
de abril y mayo de 2020 en salud, pensión y ARL.
Carlota molesta con la situación le comunicó a su empleadora que revisaran el
contrato de trabajo a ver que se podía hacer para que ella siguiera recibiendo su
salario ya que estaba próxima a pensionarse y solicitó además que le cotizaran
el tiempo que le hace falta. La empresa le responde que no está obligada hacerlo
por un decreto de emergencia.
A Carlota le efectuaron la última cotización por el ciclo marzo 2020.
Estando en la licencia no remunerada Carlota en una cita médica en su EPS sale
positiva del coronavirus y es hospitalizada. Finalizada la hospitalización, Carlota
queda con secuelas de la enfermedad y en tiempo record le diagnostican además
una enfermedad congénita y después de agotar el trámite correspondiente es
calificada con una pérdida de capacidad laboral del 51.51% cuyo origen es común
con fecha de estructuración desde el nacimiento.
Carlota solicita su pensión de invalidez ante la entidad del régimen de prima
media donde hizo los aportes pero se la niegan en tiempo record ya que no tenía
las 50 semanas dentro de los últimos 3 años a la fecha de estructuración.
Carlota acude a su empleadora para que le informe acerca del pago de sus
aportes realizados y la empresa le informa que infortunadamente dada la crisis
económica por la que atravesaba la empresa desde hace 6 meses no se hacen
aportes completos pero que en su caso dentro de los últimos 6 meses solo se
aportó completo el mes de marzo de 2020.
Carlota López era casada, y estaba divorciada con sociedad conyugal disuelta por
separación de cuerpos decretada por un Juez hace de 10 años, de cuyo vínculo
no se procrearon hijos. El único familiar cercano que tiene Carlota es un hermano
de 17 años huérfano de padre y madre que vive con ella y le paga su educación.
Carlota López, tras creer reunidos los requisitos de edad y semanas cotizadas,
solicita ante la administradora del régimen de prima media de pensiones el
reconocimiento y pago de la pensión de vejez en la ciudad de Bogotá.
Dando respuesta a la petición de reconocimiento pensional presentada por
Carlota López, la ARPM (Administradora del Régimen de Prima Media), niega
dicho reconocimiento nuevamente por no reunir ni la edad ni las cotizaciones
mínimas.
Ante el anterior panorama Carlota López tomó la decisión de iniciar la acción
judicial en la ciudad de Bogotá en procura de la defensa de sus derechos
agotando las etapas procesales correspondientes y demás aspectos procesales
relacionados.

El Juez Laboral inadmite la demanda porque por el tema de pandemia el


demandante no indicó su canal digital ni acreditó el correspondiente poder y
además el apoderado no aportó certificación de la inscripción de su correo
electrónico para recibir notificaciones.
Se fijó el litigio en el proceso en relación y se decretaron como pruebas
solamente 2 testimonios de los 4 del demandante. Las partes apelaron el auto
que decreto pruebas. Al respecto, el demandante había aportado también prueba
documental. En segunda instancia, se presentan alegatos y el tribunal superior
revoca el auto de pruebas y lo modifica.
En la audiencia de juzgamiento el juez laboral concede el derecho al demandante
y la parte demandada apela confirmandose en segunda intancia acudiendo al
recurso de casación.

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