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A los peruanos no nos ha ido bien lidiando con el coronavirus.

Los resultados en el rubro salud y


economía son trágicos

Desde muy pronto se supo que la peruana sería una de las economías más afectadas por el virus.
Con una de las tasas de mortalidad más altas del mundo en los primeros compases de la
pandemia, las autoridades peruanas siguieron el criterio científico y optaron pronto por un
confinamiento estricto ,todo lo estricto que se puede en una economía en la que siete de cada 10
trabajadores se desempeñan en la informalidad. La medida salvó vidas, su objetivo prioritario,
pero como era de esperarse llevo a la economía en una profunda recesión de la que los cuantiosos
planes de estímulo con dinero público aún no han logrado rescatar.

Poco más de seis meses después de que la covid-19 llegase a Lima y arrasase con todo a su paso,
pocos trazos quedan de la economía dinámica que asombraba en una América Latina estancada,
que se sobreponía a su crisis política y que cumplía, en fin, con las esperanzas depositadas en ella.
En 2020, la actividad productiva se redujo en 1,7% en el cuarto trimestre del 2020, según las
proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), un revés que superaría con creces su
mayor derrumbe en el último siglo (-12,3% en 1989, cuando la hiperinflación atenazaba la
actividad) y que pondrá fin a más de dos décadas de crecimiento ininterrumpido.

El manejo del Gobierno frente a la covid-19 ha sido el peor de los mundos: con una informalidad
tan alta, la economía se paralizó pero la transmisión no. Y algunas medidas faltaron o llegaron con
rezago, como la entrega de bonos, que demoró mucho. En el punto más bajo, se llegaron a
destruir el 40% de los puestos de trabajo en todo Perú y hasta el 50% en la capital, Lima. “Ahora
hemos recuperado la mitad, pero la parte restante va a tardar mucho más tiempo”. La
economía,no aguantaría un cierre más.

Partíamos de una situación relativamente mejor que el resto de Latinoamérica: teníamos reservas,
credibilidad en los mercados… Pero ha quedado demostrado que el optimismo y los logros fueron
sobreestimados, y que la macroeconomía es fundamental pero no suficiente: no usamos esos
buenos tiempos para hacer reformas que impulsaran el desarrollo, había deficiencias estructurales
y ahora, con la pandemia, los ahorros fiscales nos los hemos volado en un año.

Para entender esta caída hay que remontarnos a las medidas tan estrictas de restricción de la
movilidad del segundo trimestre, apunta Pamela Ramos, analista de Oxford Economics. En el
primer trimestre el PIB ya estaba cayendo, pero en el siguiente cayó un 30%, el mayor descenso de
todas las economías emergentes. Fue un desastre total”. Con todo, Ramos, una de las economistas
que más de cerca sigue el minuto a minuto de la economía peruana, induce a la esperanza: como
Segura, cree que este año la caída será enorme pero menor de lo que dice el FMI. Y la
recuperación, ya iniciada, está siendo incluso más rápida que en México o Argentina pese a haber
sufrido un golpe mucho mayor entre abril y junio. Eso habla bien de cómo está reaccionando la
economía, el apoyo fiscal ha sido inusualmente fuerte.

La fulgurante vuelta a la vida de China, por mucho el mayor socio comercial del país andino, lo cual
es una buena noticia. Como lo es también el regreso a terreno positivo de sus principales bazas
exportadoras, el cobre ya cotiza por encima de los niveles previos a la pandemia y el oro vuela alto
por su condición de refugio en tiempos de incertidumbre máxima. Y, pese a la sacudida de los
últimos meses, la especialista de la consultora británica cree que los inversores siguen confiando
en un buen futuro de la economía peruana. El sol se mantiene como la moneda más sólida de la
región y el 50% de los bonos soberanos sigue en manos de extranjeros.

Subsidios insuficientes y un Estado poco efectivo, muchas empresas formales se dieron de baja dia
dia y la merma de ingresos acecha con especial intensidad a los trabajadores.

Hasta agosto, más de 30.000 empresas habían pedido al Ministerio de Trabajo acogerse a la
suspensión perfecta, una figura en la que mantienen el vínculo laboral con los empleados hasta
poder reanudar actividades. En el caso que la entidad aprobara la solicitud, los trabajadores
podrían recibir un subsidio estatal de 210 dólares de una sola vez, pero hasta agosto las
autoridades solo habían sido capaces de evaluar la mitad de las solicitudes: aprobó 5.000 y
rechazó 7.000.

El Ejecutivo también dispuso un subsidio de 100 dólares para la población pobre que se quedó su
empleo o que no podía salir a trabajar al desempeñarse en actividades no esenciales. El primer
pago se realizó entre mayo y junio y alcanzó a unos cinco millones de personas. Los subsidios
fueron repartid con base en el censo de 2013, y no incluía a los informales, por ejemplo. Varios
colectivos, como el de los agricultores, subrayan que las medidas oficiales para reactivar la
economía no los han incluido.

Los sectores más golpeados fueron Minería e Hidrocarburos (-13,16%); Manufactura (-13,36%);
Construcción (-13,87%); Comercio (-15,98%); Transporte, Almacenamiento y Mensajería (-26,81%);
Alojamiento y Restaurantes (-50,45%) y; Servicios Prestados a Empresas (-19,71%).

Por otro lado la producción se elevó en los sectores de Telecomunicaciones (4,87%);


Administración Pública y Defensa (4,15%); Agropecuario (1,28%) y Pesca (2,08%).

En diciembre del 2020 varios dectores tuvieron un impacto positivo, debido al levantamiento de
algunas medidas de confinamientos tomadas por el Estado Peruano

Para lograr la reactivación es indispensable que el plan se ejecute rápidamente, que se reactive la
inversión privada con reglas claras y menor incertidumbre política, fomentar mejor la competencia
y trabajar por recuperar el crecimiento potencial de la economía

Debemos lograr un nuevo consenso social para construir un país para todos, que reduzca la
pobreza y la desigualdad, mejore los servicios públicos y genere oportunidades, en que todas las
personas valgan lo mismo.

El reto más difícil es que el proceso de reconstrucción de la economía ayude a la reconstrucción de


una mejor sociedad, con una mejor regulación por parte del Estado, mejores servicios públicos y
protección social efectiva, y mejor cooperación y confianza entre sector público y sector privado

La pandemia ha expuesto lo mejor y lo peor en nuestro país, debemos hacer que prevalezca lo
mejor.

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