Está en la página 1de 18

Bases Genéticas y Moleculares del COVID-19 (SARS-CoV-2).

Mecanismos de
Patogénesis y de Respuesta Inmune

RESUMEN:

A fines de diciembre de 2019, un nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) fue


identificado como el agente causal de una nueva enfermedad respiratoria llamada
COVID-19 por la OMS. Sus síntomas incluyen fiebre, tos seca y dificultad
respiratoria. Estos síntomas en general son leves, aunque, pueden ser fatales en
adultos mayores y pacientes con comorbilidades. Se realizó búsqueda
bibliográfica en Pubmed y Clinical Key donde se seleccionaron 22 artículos de
acuerdo con los criterios de inclusión. SARS-CoV-2 pertenece al género de los
Betacoronavirus y tiene similitudes genómicas con SARS-CoV y MERS-CoV. El
virión de SARS-CoV-2 consta de una nucleocápside y de una envoltura externa
compuesta por proteínas estructurales principales y accesorias. Su material
genético consiste en una cadena de RNA monocatenario de polaridad positiva, en
el que, se codifican proteínas importantes para su transcripción y replicación. El
mecanismo de infección de SARS-CoV-2 comienza con la unión del virión a un
receptor (ACE2) de la célula huésped y su posterior entrada por endocitosis. El
genoma RNA viral se libera al citoplasma donde se transcriben y se traducen las
proteínas necesarias para la producción de las proteínas estructurales y para la
replicación de su material genético. Posteriormente, el RNA replicado se asocia
con la nucleocápside y se ensambla junto con las proteínas estructurales para
conformar las partículas víricas que serán liberadas de la célula infectada. El
sistema inmune hace frente a la infección viral mediante el reconocimiento de
patrones moleculares asociados a patógenos (PAMPs) por parte de la inmunidad
innata y por la acción de los linfocitos T y B por parte de la inmunidad humoral. El
conocimiento de las bases genéticas y moleculares de SARS-CoV-2 permite
visualizar la posibilidad de establecer tratamientos farmacológicos o desarrollo de
vacunas para controlar y disminuir los efectos patogénicos de la enfermedad.

PALABRAS CLAVE: COVID-19; SARS-CoV-2; Genetica; Patogénesis;


Respuesta inmune

BASES GENÉTICAS Y MOLECULARES DE SARSCoV-2

Morfología y Estructura Molecular de SARS-CoV-2. Mediante imágenes de


microscopía electrónica de transmisión, la apariencia que tiene la partícula vírica o
virión de SARS-CoV-2 es la de una corona solar (de allí el nombre de
coronavirus). Esta partícula vírica presenta una morfología esférica de un diámetro
que varía entre 60 a 140 [nm] junto con espigas o “Spikes” de 8 a 12 [nm] de
longitud aproximadamente (Jun, 2020). La estructura del virión consiste principalmente
en una nucleocápside (que protege al material genético viral) y en una envoltura
externa. En la nucleocápside, el genoma viral está asociado con la proteína de la
nucleocápside (N), la cual, se halla fosforilada e insertada dentro de la bicapa de
fosfolípidos de la envoltura externa. En cuanto a la envoltura externa, allí se
encuentran proteínas estructurales principales denominadas proteína Spike (S),
proteína de membrana (M) y proteína de envoltura (E), además, de proteínas
accesorias, tales como, la proteína hemaglutinina esterasa (HE), proteína 3,
proteína 7a, entre otras (Li et al., 2020a,b; Mousavizadeh & Ghasemi; Ali et al.). Entre
las funciones de las proteínas estructurales principales están: La proteína (S)
facilita la unión del virus al receptor de la célula huésped, la proteína (M) ayuda a
mantener la curvatura de la membrana y la unión con la nucleocápside, la proteína
(E) juega un papel importante en el ensamblaje y liberación del virus y la proteína
(N) forma parte de la nucleocápside al unirse al material genético viral. La proteína
accesoria (HE) se halla solo en algunos Betacoronavirus y su actividad esterasa
facilita la entrada del virus en la célula huésped, además, de ayudar en la su
propagación (Ali et al.)

Estructura Genética de SARS-CoV-2

El genoma de SARS-CoV-2 está formado por una única cadena de RNA


monocatenario de polaridad positiva (+ssRNA) de aproximadamente 30.000 pares
de bases. Esta cadena de RNA se asemeja, estructuralmente a un RNA
mensajero (RNAm) de células eucarióticas, ya que, presenta un capuchón
metilado (cap) en el extremo 5’ y una cola poliadenilada (poli-A) en el extremo 3’,
lo que le da un gran parecido a los RNAm de la célula huésped. Sin embargo, a
diferencia de los RNAm eucarióticos, este genoma viral contiene al menos seis
marcos abiertos de lectura (ORF) (Mousavizadeh & Ghasemi; Ali et al.; Li et al., 2020a,b). El
genoma de SARSCoV-2 se puede dividir en tres tercios. Los dos primeros tercios
(más cerca del extremo 5’) codifican para el gen de la replicasa viral. Este gen
está constituido por dos ORF (ORF 1a y ORF 1b) (Mousavizadeh & Ghasemi), los
que, al comienzo de la infección, serán traducidos directamente en dos
poliproteínas de gran tamaño llamadas pp1a y pp1ab. Estas poliproteínas
posteriormente serán procesadas proteolíticamente para generar 16 proteínas no
estructurales (nsps), las cuales estarán implicadas en la replicación del genoma
viral y en la transcripción de RNAm subgenómicos (sgRNAs) (Rokni et al.;
DaeGyun et al.; Chen et al.; Qingmei et al.). El último tercio del genoma (más
cerca del extremo 3’) codifica los genes de las 4 proteínas estructurales
principales (proteína (S), proteína (M), proteína (E) y proteína (N)) y lo genes de
las proteínas accesorias (proteína (HE), 3, 7a, entre otras) (Mousavizadeh &
Ghasemi).

MECANISMOS DE PATOGÉNESIS DE SARS-CoV-2

Ingreso de SARS-CoV-2 en la Célula Huésped. Para que se inicie la infección en


la célula huésped, es necesario que el virus se una a un receptor de la superficie
celular. En SARS-CoV-2, esta unión se da entre la proteína (S) del virus y el
receptor de la enzima convertidora de la angiotensina 2 (ACE2). Esta unión da
cuenta de la especificidad y del tropismo del virus hacia un tejido en particular
(Mousavizadeh & Ghasemi). ACE2 contribuye en la regulación de la presión
arterial al realizar la conversión de la angiotensina I en angiotensina (1-9) (Yuefei
et al.). El receptor de ACE2 se halla expresado en el tracto respiratorio bajo,
corazón, riñón, estómago, vejiga, esófago e intestino (Yuefei et al.; Yan-Rong et
al.). En el pulmón, se expresa principalmente en un subconjunto pequeño de
células llamadas células alveolares tipo 2 (Eakachai et al.); y en la cavidad oral,
está altamente expresado en células epiteliales de la lengua ( Hao et al., 2020). La
proteína (S) de SARS-CoV-2 posee dos subunidades (S1 y S2). La subunidad S1
es la que interacciona y se une al receptor ACE2 por medio del dominio de unión
al receptor (RBD), mientras que, la subunidad S2 determina la fusión de la
membrana del virus con la de la célula huésped (Yan-Rong et al.; Hao et al.). Para
que el virus complete la entrada en la célula hospedera, la proteína (S) debe ser
cortada o escindida por una enzima proteasa (TMPRRS2). La escisión de la
proteína (S) ocurre en 2 diferentes posiciones de la subunidad S2, esto contribuye
a la separación de la unión RBD de la subunidad S1 con el receptor ACE2 y a la
posterior fusión de las membranas, facilitándose así, la entrada del virus mediante
endocitosis (Ali et al.; Mousavizadeh & Ghasemi).

Traducción del Genoma Viral y Transcripción de las Proteínas de SARS-CoV-


2.Una vez completado el ingreso al citoplasma, la nucleocápside del virus se libera
y permite la salida del RNA genómico viral. Esta secuencia de RNA actúa como un
RNAm donde se transcribe directamente el gen de la replicasa viral (hacia el
extremo 5’) por medio de ORF 1a y ORF 1ab, traduciéndose en las poliproteínas
pp1a y pp1ab (Mousavizadeh & Ghasemi). Posteriormente, pp1a y pp1ab son
procesadas proteolíticamente por enzimas proteasas como quimiotripsina
codificada viralmente (3CLpro), proteasa principal (Mpro) y una o dos proteasas
similares a la papaína (Chen et al.), lo que da lugar a la producción de las 16
proteínas no estructurales (nsps) designadas nsp1 a nsp16 (Sin-Yee et al.). Estas
proteínas son necesarias para formar el llamado complejo replicasa transcriptasa
(RTC), el cual, es ensamblado en vesículas de doble membrana originadas a partir
del retículo endoplasmático (RE) (YanRong et al.; Mousavizadeh & Ghasemi). La
mayoría de las nsps están implicadas en la replicación y transcripción genómica
del virus ejerciendo actividades enzimáticas de tipo proteasa, RNA polimerasa
dependiente de RNA (RdRp), helicasa, exorribonucleasa, endorribonucleasa y
metiltransferasa (Rokni et al.; Dae-Gyun et al.; Chen et al.; Qingmei et al.). Sin
embargo, las funciones de algunas de ellas como nsp6, nsp7 y nsp8 son
desconocidas. Se cree que podrían tener una función de desregulación de la
respuesta inmune (Chen et al.). Finalmente, el complejo (RTC) replica y sintetiza
un conjunto de RNAm subgenómicos (sgRNA) (Rokni et al.; Dae-Gyun et al.; Chen
et al.; Qingmei et al.), que codifican para la elaboración de las proteínas
estructurales principales (S), (M), (E), (N) y para las proteínas accesorias (hacia el
extremo 3’) (Yan-Rong et al.; Mousavizadeh & Ghasemi).

Replicación del RNA, Ensamblaje de las Proteínas y Salida de SARS-CoV-2 de la


Célula Huésped. En la replicación de los CoV como SARS-CoV-2, el RNA
monocatenario de polaridad positiva (+ssRNA) sirve de molde para sintetizar,
inicialmente, una copia a de RNA monocatenario de polaridad negativa (-ssRNA)
(Li et al., 2020a,b). A partir de esta copia de -ssRNA, se producirán las poliproteínas
pp1a y pp1ab, las cuales, se procesarán y conformarán el complejo RTC (Rokni et
al.; Yan-Rong et al.; Mousavizadeh & Ghasemi). El complejo RTC, gracias a su
actividad enzimática replicativa, crea nuevamente una copia del genoma +ssRNA
original del virus a partir del molde de -ssRNA. El RNA genómico viral
recientemente sintetizado, se asocia con la proteína (N) formando la
nucleocápside. Las proteínas estructurales (S), (M) y (E); y las proteínas
accesorias, expresadas a partir de los sgRNA, son elaboradas en las membranas
del retículo endoplasmático (RE) y posteriormente trasportadas al complejo de
Golgi donde serán ensambladas junto con la nucleocápside para producir nuevas
partículas víricas, las que serán exportadas hacia la membrana plasmática celular
en forma de vesículas, produciéndose así la liberación del virus (Yan-Rong et al.)

RESPUESTA INMUNE FRENTE A SARS-CoV-2

Respuesta Inmune Innata. Para montar una respuesta antiviral, el sistema inmune
innato detecta una infección mediante receptores de reconocimiento de patrones
(PRRs), es decir, receptores que identifican moléculas intrínsecas presentes en
los patógenos. Estas moléculas intrínsecas corresponden a los patrones
moleculares asociados a patógenos (PAMPs) ( Li et al., 2020a,b; Rokni et al.). Entre los
receptores PPR conocidos en la actualidad, se incluyen principalmente los
receptores tipo toll (TLR). Estos receptores corresponden a proteínas
transmembrana que presentan dos dominios, un dominio exterior que se une a
PAMP y un dominio interior que inicia las vías o cascadas de señalización,
induciendo diferentes respuestas biológicas (Li et al., 2020a,b). Entre los PAMPs
que son reconocidos por los receptores TRL se incluyen lípidos, lipoproteínas,
proteínas y ácidos nucleicos de virus, bacterias, parásitos y hongos (Li et al.,
2020a,b; Rokni et al.). En el caso de los CoV, se sabe que sus PAMPs están
asociados su RNA (Rokni et al.). Cuando la proteína (S) de los CoV se une al
receptor ACE2 de la célula huésped y se fusiona con membrana celular, se forma
un endosoma donde el virus ingresa junto con su RNA. Los PAMPs asociados a
este RNA son reconocidos por receptores tipo toll presentes en endosomas como
TLR3, TLR7, TLR8 y TLR9 (Yan-Rong et al.; Rokni et al.). Este evento de
reconocimiento lleva a la activación de varias vías de señalización y de factores de
transcripción, como el factor nuclear kappa B (NFkB), proteína activadora (AP-1),
factor de regulador del interferón 3 (IRF3) y factor regulador del interferón 7 (IRF7)
con su consecuente translocación nuclear. NFkB y AP-1 estimulan la expresión de
genes que codifican muchas de las proteínas necesarias para la inflamación, tales
como, factor de necrosis tumoral (TNF), citoquinas (IL-1, IL-6 e IL-12) y
quimioquinas (CCL2 y CXCL8) (Rokni et al.). IRF3 e IRF7 promueven la
producción de interferón tipo I (INF-a e INF-b) los que son importantes frente a las
respuestas antivi-rales, ya que, son capaces de suprimir la replicación y
diseminación viral en etapas tempranas y, además, inducir una respuesta inmune
adaptativa efectiva (Rokni et al.; Eakachai et al.; Yan-Rong et al.).

Respuesta Inmune Humoral. La respuesta inmune humoral juega un importante


papel protector en las fases posteriores a la infección, especialmente con la
producción de anticuerpos, evitando así una reinfección futura (Rokni et al.). La
respuesta inmune mediada por linfocitos T es esencial en la inmunidad adaptativa
frente a las infecciones virales (Eakachai et al.). El microambiente de citoquinas
generado por las células presentadoras de antígenos, como las células
dendríticas, dicta la dirección del tipo de respuesta de los linfocitos T. Los tipos de
respuestas generadas por los linfocitos T son: Linfocitos T helper (CD4+), que
organizan la respuesta adaptativa activando a los linfocitos B en la producción de
anticuerpos y linfocitos T citotóxicos (CD8+) que son esenciales para matar a las
células infectadas por el virus (Eakachai et al.; Rokni et al.). En el caso de la
epidemia de SARS-CoV del año 2002, los epítopos o determinantes antigénicos
para los linfocitos T y B se establecieron para las proteínas estructurales del virus,
es decir, las proteínas (S), (N), (M) y (E) (Eakachai et al.). Aunque aún es muy
limitado el conocimiento sobre respuesta humoral en SARS-CoV-2, la evidencia
muestra que las respuestas específicas de los linfocitos T son importantes para el
reconocimiento de SARS-CoV-2 y a su vez, en la destrucción de las células
infectadas, particularmente, en los pulmones de los individuos infectados (Rokni et
al.). Los resultados de un estudio con 128 casos mostraron que el número y
función de los linfocitos T citotóxicos (CD8+) fueron mayores que las respuestas
de los linfocitos T helper (CD4+) (Eakachai et al.; Rokni et al.). Respecto a los
anticuerpos producidos por los linfocitos B, la inmunoglobulina M (IgM) se produce
cuando la infección es más incipiente, mientras que, la inmunoglobulina G (IgG) se
produce en etapas más tardías. Se han reportado limitados detalles serológicos de
los anticuerpos frente a la infección por SARS-CoV-2. Sin embargo, en un estudio
preliminar, se mostró, que después del inicio de la enfermedad, se obtuvo un peak
para IgM al 9no día, mientras que, para IgG se obtuvo un peak en la 2da semana
(Eakachai et al.). Además, se ha reportado que SARSCoV-2 induce producción de
IgG contra la proteína (N), la que puede ser detectada en el suero a los 14 días
después del inicio de la enfermedad (Rokni et al.).

DISCUSIÓN

La enfermedad de COVID19 ha planteado un complejo escenario a nivel mundial


en aspectos sanitarios, sociales y económicos. Se ha provocado una gran
expansión global y un gran número de personas contagiadas debido a la alta
transmisibilidad del virus que, si bien, en la mayoría de estas personas los
síntomas son leves, no es menor la cantidad de personas que pueden agravarse,
y así, poner en jaque los sistemas de salud asistenciales del mundo. Todas las
áreas de la sociedad se ven afectadas y particularmente el área de la salud, donde
los odontólogos se ven especialmente expuestos a los agentes virales, ya que, su
nicho laboral implica el contacto directo con las fuentes o vías de transmisión. Por
consiguiente, ante esta nueva perspectiva, las ciencias básicas juegan un rol muy
importante y relevante en el control de la mitigación del virus. El conocimiento y
comprensión de las bases biológicas, genéticas y moleculares de SARS-CoV-2
permite visualizar la posibilidad de establecer agentes farmacológicos o la
generación de vacunas que puedan ayudar a combatir y disminuir los efectos
patogénicos de la enfermedad. El bloqueo por medio de nuevos fármacos a las
proteínas y mecanismos esenciales del proceso infectivo y replicativo de SARS-
CoV-2 podría intuir el desarrollo de tratamientos contra este. De la misma manera,
el establecer como determinantes antigénicos a las proteínas estructurales
principales (S), (M), (E), y (N) y accesorias de SARS-CoV-2 podría ayudar, a modo
de vacuna, en la producción de anticuerpos por parte de los linfocitos B, mediados
por linfocitos T. Por lo tanto, de acuerdo con la situación mundial, la investigación
en el campo de las ciencias biomédicas se torna desafiante ante un mundo que
solicita un desarrollo rápido y eficaz de un tratamiento contra la enfermedad de
COVID-19.

Clasificación y estructura de SARS-CoV-2

Los coronavirus son miembros de la subfamilia Orthocoronavirinae dentro de la


familia Coronaviridae (orden Nidovirales). Esta subfamilia comprende cuatro
géneros: Alphacoronavirus, Betacoronavirus, Gammacoronavirus y Deltacoronavir
us de acuerdo a su estructura genética. Los alfacoronavirus y betacoronavirus
infectan solo a mamíferos y normalmente son responsables de infecciones
respiratorias en humanos y gastroenteritis en animales. Si quieres conocer más
sobre la filogenia del SARS-CoV-2 puedes ir a este enlace.

Estructura molecular del SARS-CoV-2


Estructuralmente los coronavirus son virus esféricos de 100-160 nm de diámetro,
con envuelta de bicapa lipídica y que contienen ARN monocatenario (ssRNA) de
polaridad positiva de entre 26 y 32 kilobases de longitud. El genoma del virus
SARS-CoV-2 codifica 4 proteínas estructurales: la proteína S (spike protein), la
proteína E (envelope), la proteína M (membrane) y la proteína N (nucleocapsid).

La proteína N está en el interior del virión asociada al RNA viral, y las otras tres


proteínas están asociadas a la envuelta viral. La proteína S forma estructuras que
sobresalen de la envuelta del virus. La proteína S contienen el dominio de unión al
receptor de las células que infecta y, por lo tanto, es la proteína determinante del
tropismo del virus. Además, es la proteína que tiene la actividad de fusión de la
membrana viral con la celular y de esta manera permite liberar el genoma viral en
el interior de la célula que va a infectar.
Mecanismo de actuación
El mecanismo de actuación del virus dentro de nuestras células, aunque no está
100% identificado molecularmente, sí que sigue el patrón habitual de virus con
envuelta.

1. Adsorción. El virus se une a la célula hospedadora e introduce su material


genético. Cada virus es muy específico y únicamente infectan a un determinado
tipo de células. En el caso del SARS-CoV-2 se una a la proteína ECA-2, que está
presente en diversos tejidos del cuerpo humano, particularmente en la mucosa
oral, considerada la principal vía de entrada a nuestro organismo. En este vídeo
puedes verlo de manera muy gráfica y explicativa.
2. Penetración. La membrana de estos virus es de la misma naturaleza que
la membrana celular, por lo que puede ocurrir una fusión de membranas, y entra
sólo la cápside. O, puede entrar por endocitosis, y la envuelta del virus se fusiona
con el lisosoma.
3. Decapsidación. El material genético queda libre en el citoplasma a través
de diferentes encimas que degradan las proteínas víricas.
4. Síntesis y replicación. En el SARS-CoV-2, al ser un virus con ARN, esta
fase ocurre en el citoplasma. El virus utiliza la maquinaria celular para su
replicación (creación de copias) del ARN y para la síntesis de las 4 proteínas que
ya hemos comentado.
5. Ensamblamiento. En este momento, la célula está llena de copias de ARN
del virus y de proteínas flotando en el citoplasma. Por diferentes mecanismos,
estas proteínas se van uniendo dejando en su interior una copia del ARN viral.
6. Liberación. A través de mecanismos de exocitosis, lo que les facilita
rodearse de membrana. Es decir, la membrana del los virus con envuelta viene de
la membrana celular a la que han infectado. Previamente a la exocitosis, el virus
ha incorporado sus proteínas a la membrana celular en la zona dónde se va a
producir esta exocitosis.
¿Porqué este coronavirus es especialmente letal?
Algo que tenemos que tener claro es que el virus no causa una enfermad en el ser
humano de manera intencionada. Como hemos comentado anteriormente, el virus
lo único que quiere es reproducirse. El problema viene porque la proteína ACE 2,
a la que se une el Coronavirus SARS-CoV-2, tiene una actividad en el cuerpo que
deja de realizarse. Es este caso, ACE 2 actúa sobre la regulación de la presión
sanguínea.

La Covid-19, la enfermedad causada por el Coronavirus SARS-CoV-2, comienza


en los pulmones como los coronavirus del resfriado común, pero después provoca
en el sistema inmunitario un caos capaz de causar daños en los pulmones durante
un tiempo prolongado o la muerte.

El SARS-CoV-2 crece en las células pulmonares llamadas neumocitos tipo II.


Estos secretan una sustancia jabonosa que ayuda al aire a penetrar
profundamente en los pulmones y en las células que cubren la garganta. La
mayoría del daño producido por la Covid-19 está causado por el sistema
inmunitario. Millones de células del sistema inmunitario invaden el tejido pulmonar
infectado y causan daños masivos en el intento de eliminar el virus y cualquier
célula infectada.

Otro de los problemas causados por el SARS-CoV-2 es que inhiben la producción


de interferón, uno de los mecanismos de respuesta de defensa del cuerpo. Lo
hacen bloqueando la síntesis de esta molécula mediante una combinación de
camuflaje, separación de los marcadores proteicos celulares que hacen de balizas
de estrés y por último fragmentación de cualquier instrucción antiviral fabricada por
la célula antes de que esta pueda utilizarla.
Otro aspecto a analizar es la facilidad que tiene para pasar entre personas. Este
coronavirus tiene una capacidad de replicación dentro de la célula muy alta. Es
decir, consigue que la célula haga muchas copias, que son las que consiguen salir
al exterior. La probabilidad de contagio de una persona sana es directamente
proporcional a la cantidad de virus que salen de la persona contagiada. Si hay
muchos virus en las secreciones de esta persona (esputos, gotitas al toser,
estornudar o hablar, estornudar), es fácil que entren muchos virus en la persona
sana y que el sistema inmunológico de esta no sea capaz de contrarrestar la
infección.

Cuál es el principal componente de la vacuna Covid 19?

El coronavirus se compone de una cápsula y una molécula de ARN en el


interior. El ARN es información genética extraída del propio virus, le explica al
mismo como producir cada uno de sus componentes.
Uno de los principales principios de la vacuna es el ARN mensajero, éste le da
la información suficiente al cuerpo para que reaccione frente a futuras invasiones,
sin necesidad de inocular el virus como otros tipos de vacunas.
Cuando alguien se vacuna, a través de la información de este ARNm se le
proporciona al cuerpo las instrucciones necesarias para que las
células generen la gran proteína “espiga” del coronavirus también llamada
como glicoproteína S que usa el SARS CoV 2 .De esta manera estaríamos
inmunizados y listos para producir armas (anticuerpos,linfocitos de memoria,etc. )
en la lucha contra el virus.
El frágil ARNm necesita ser transportado en una partícula de capa
lipídica (grasas y azúcares) para protegerlo del exterior y  poder introducirse en
las las células del cuerpo, este es el motivo por el que debe conservarse a
temperaturas de -70º C.
Por lo tanto la vacuna de la Covid19 no contiene virus
vivos atenuados derivados del SARS-CoV-2, por lo tanto, las personas que las
reciban no se infectarán debido a la vacuna.
Ahora que ya sabes mucho más acerca de la vacuna, puedes compartir esta
información con todos los que tengan dudas sobre ella. La vacunación es muy
importante para poder inmunizar a la población y acabar con este virus.
¡Juntos lo conseguiremos!

¿La vacuna contra el COVID-19 me dará un resultado


positivo en la prueba?
Ninguna de las vacunas aprobadas por la FDA contiene el virus vivo (SARS-
CoV-2) que causa el COVID-19. Esto significa que no pueden hacerlo enfermar
de el COVID-19 ni transmitirlo a otras personas.

Ninguna de las vacunas autorizadas puede hacer que usted dé positivo en


las pruebas virales del COVID-19, que se utilizan para ver si tiene una
infección actual. Si su cuerpo desarrolla una respuesta inmunitaria, que es el
objetivo de la vacuna, existe la posibilidad de que dé positivo en
algunas pruebas de anticuerpos contra el COVID-19. Las pruebas de
anticuerpos indican que ha tenido una infección previa. Los expertos están
estudiando actualmente cómo la vacuna contra el COVID-19 puede afectar los
resultados de las pruebas de anticuerpos.
¿Cómo funcionan las vacunas? ¿Las vacunas de
ARNm pueden cambiar mi ADN?
Actualmente hay tres vacunas contra el COVID-19 disponibles en los Estados
Unidos:

 Vacuna Pfizer BioNTech

 Vacuna Moderna

 Vacuna de Johnson & Johnson (Janssen)

Las vacunas anticovid funcionan enseñando al sistema inmunitario del


organismo a reconocer y combatir el virus que causa el COVID-19, y esto lo
protege de enfermarse con la infección que ocasiona el COVID-19. Se ha
demostrado que todas son eficaces para reducir el riesgo de contraer el
COVID-19, así como para reducir el riesgo de contraer una enfermedad grave
si está infectado.

Las vacunas de Pfizer BioNTech y Moderna contienen ARN mensajero


(ARNm). El ARNm es un tipo de material genético del virus del COVID-19 que
da instrucciones a nuestras células sobre cómo fabricar una proteína inofensiva
que es única para el virus. Después de recibir la vacuna, el ARNm entra en las
células del organismo y les dice que hagan copias de la proteína “espicular” del
virus del COVID-19, que normalmente ayuda a que el virus infecte las células
humanas. Esto no genera la enfermedad, pero ayuda a enseñar al sistema
inmunitario a reconocer y actuar contra el virus si el organismo está expuesto a
él en el futuro. El ARNm de una vacuna contra el COVID-19 no entra en el
núcleo de la célula, que es donde se conserva nuestro ADN. Esto significa que
el ARNm no puede afectar ni interactuar con nuestro ADN de ninguna manera.

La vacuna de Johnson & Johnson (Janssen) es una vacuna vectorizada.


Contiene una versión debilitada de un virus vivo, que es un virus diferente al
que causa el COVID-19. Este virus vivo debilitado tiene material genético del
virus del COVID-19 insertado en él. Esto se denomina vector viral. El
adenovirus de esta vacuna ha cambiado para que ya no pueda reproducirse en
el organismo ni causar enfermedades. El virus se ha cambiado en el laboratorio
para que contenga un gen (un fragmento de ADN) para la proteína espicular
del virus del COVID-19. El material genético proporciona instrucciones a las
células para hacer copias de la proteína espicular que es única del virus del
COVID-19. Esto dicta a nuestros cuerpos a desarrollar respuestas inmunitarias
para detectar y combatir el virus si alguna vez estamos expuestos a él en el
futuro.
Tanto las vacunas de ARNm contra el COVID-19, como la vacuna de vectores,
funcionan con las defensas inmunitarias naturales del organismo para
desarrollar inmunidad a la enfermedad. Nuestros cuerpos reconocen que las
proteínas del COVID-19 no deberían estar ahí y desarrollan glóbulos blancos
específicos, llamados linfocitos T y linfocitos B, que recuerdan cómo combatir
el virus que causa el COVID-19.

¿Cuál vacuna contra el COVID-19 es la mejor?


En este momento, ninguna organización médica ha recomendado ponerse un
tipo de vacuna contra el COVID en lugar de otra, ya sea para personas con
cáncer o supervivientes de cáncer u otros. Muchos expertos en salud
consideran que ponerse la vacuna tan pronto como esté a su disposición, sea
cual sea, es lo más importante, en lugar de esperar a recibir una vacuna
específica.

¿Por qué se necesitan 2 inyecciones para algunas de


las vacunas?
Las vacunas de ARNm contra el COVID-19 son vacunas de 2 dosis y se
recomiendan ambas dosis para garantizar una mejor protección contra el
COVID-19. La primera inyección prepara el sistema inmunitario del organismo,
ayudándolo a reconocer el virus, y la segunda inyección, administrada varias
semanas después, fortalece la respuesta del sistema inmunitario.

Vacunarse es una elección personal. ¿Por qué es


importante vacunarme?
Tanto el virus del COVID-19, como las vacunas, son nuevas y hay mucho que
no sabemos. Lo que sí sabemos es que el COVID-19 ha causado una
enfermedad muy grave y la muerte de muchas personas. También sabemos
que las personas con cáncer tienen un alto riesgo de complicaciones por el
COVID-19.

Estar protegido de enfermarse es importante porque, aunque muchas personas


con el COVID-19 solo tienen la enfermedad de manera leve, otras pueden
contraer la enfermedad de gravedad, con efectos de salud a largo plazo, o
incluso morir. No hay forma de saber cómo lo afectará el COVID-19, incluso si
no tiene un mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves. Si contrae
el COVID-19, también corre el riesgo de transmitirlo a otras personas que
puedan enfermar de gravedad.
Vacunarse es una de las varias medidas que puede tomar para protegerse a sí
mismo y a los demás del COVID-19. Se ha descubierto que las 3 vacunas
autorizadas reducen significativamente el riesgo de infección por COVID-19.
También se ha demostrado que son muy eficaces para reducir el riesgo de
enfermedad grave, hospitalización o muerte por el COVID-19 si se infecta.

Detener una pandemia requiere utilizar todas las herramientas disponibles. Las
máscaras y el distanciamiento social ayudan a reducir la probabilidad de estar
expuesto al virus o de transmitirlo a otras personas. Las vacunas funcionan con
su sistema inmunitario para que su organismo esté listo para combatir el virus
si usted está expuesto. Juntos, la vacuna y seguir las recomendaciones de
salud pública para protegerse a sí mismo y a los demás de la exposición al
virus ofrecen la mejor protección contra el COVID-19.
Estoy recibiendo tratamiento contra el cáncer que
restringe mi sistema inmunitario. ¿Cómo sabemos si
mi cuerpo responderá a la vacuna?
Los ensayos clínicos de la vacuna contra el COVID-19 que se han completado
inscribieron a muy pocas personas que recibían tratamiento activo contra el
cáncer, por lo que hay datos limitados sobre la efectividad y la seguridad de las
vacunas aprobadas en personas con cáncer. Actualmente se desconoce lo
bien que funciona la vacuna en personas con cáncer y un sistema inmunitario
debilitado. Ahora bien, no hay motivo para creer que las vacunas contra el
COVID-19 no sean seguras para las personas con cáncer. Las vacunas no
suponen un riesgo para la seguridad de las personas inmunodeprimidas. Sin
embargo, pueden haber reducido las respuestas inmunitarias en comparación
con las personas de la población general.

Los investigadores están estudiando cuándo es el mejor momento para que las
personas que reciben tratamiento activo contra el cáncer reciban la vacuna
contra el COVID-19 pronto para que sea tan efectiva como sea posible.
Algunos tratamientos, como la quimioterapia, la inmunoterapia o la
radioterapia, pueden hacer que la vacuna sea menos eficaz, por lo que su
médico le puede recomendar administrar la vacuna entre o después de los
tratamientos. Se recomienda no interrumpir los tratamientos contra el cáncer
para que pueda recibir la vacuna. La vacuna no afectará su tratamiento contra
el cáncer. Es posible que tenga que retrasar la vacuna si ha recibido un
trasplante de médula ósea/células madre o ha recibido terapia celular, como el
tratamiento con linfocitos T con receptor de antígeno quimérico (CAR).

Los datos de los ensayos clínicos han demostrado que las vacunas reducen
sus probabilidades de contraer el COVID-19 y presentar complicaciones, pero
aún no está claro si estas vacunas previenen la infección por COVID-19 y
transmiten la enfermedad a otras personas. Por lo tanto, los pacientes
vacunados y las personas de contacto cercano deben seguir usando
mascarilla, mantener las guías de distanciamiento social y seguir otras
recomendaciones para prevenir el COVID-19. Se recomienda firmemente que
los cuidadores, otros miembros del hogar y otros contactos cercanos se
vacunen cuando la vacuna esté disponible para ellos.

¿Con quién puedo hablar si tengo más preguntas


sobre estas vacunas?
Dado que la situación es diferente para cada persona, es mejor comentar
cualquier pregunta o inquietud sobre la vacuna contra el COVID-19 con su
médico o su equipo de atención oncológica. Pueden aconsejarlo en función de
sus antecedentes médicos personales, incluido su diagnóstico y tratamiento del
cáncer, así como tener en cuenta su hogar, trabajo y circunstancias vitales, así
como sus opiniones personales e inquietudes sobre la vacuna contra el
COVID-19 y la investigación médica. Es importante hablar abiertamente sobre
la vacuna con un proveedor de atención médica en el que confíe. Hay mucha
información y diálogo público actualmente sobre las vacunas contra el COVID-
19, así que puede ser difícil separar los hechos y las pruebas de los mitos y la
información errónea.

Las comunidades minoritarias y desatendidas se han visto profundamente


afectadas por el COVID-19, que ha aumentado las desigualdades sociales
de salud existentes (en inglés). Muchas personas y grupos trabajan para
abordar los miedos e inquietudes de las personas desfavorecidas desde el
punto de vista médico para ayudar a generar confianza en que la vacuna es
una forma segura de poner fin a la pandemia.
¿La vacuna contra el COVID-19 es gratuita?
El gobierno federal de los EE. UU. proporciona la vacuna de forma gratuita a
las personas que viven en los Estados Unidos. Sin embargo, el proveedor de
vacunas puede cobrar una tarifa de administración a su seguro, Medicaid o
Medicare. La compañía de seguros pública o privada del paciente o, para los
pacientes no asegurados, un programa llamado el Provider Relief Fund (Fondo
de Alivio para Proveedores) de la Health Resources and Services
Administration (Administración de Recursos y Servicios Sanitarios), puede
reembolsar a los proveedores de vacunas. Por este motivo, es posible que se
le pida que lleve su tarjeta de seguro a su cita para la vacuna. No se le puede
negar la vacuna a nadie si no está asegurado, y nadie debería tener que pagar
una tarifa de administración de la vacuna de su bolsillo.

¿Qué pasa si no tengo médico o seguro?


En los EE. UU., cada estado es responsable de cómo y cuándo se administran
las vacunas contra el COVID-19. Póngase en contacto con su departamento de
salud pública estatal o local sobre el plan de distribución de vacunas en su
lugar de residencia. Las vacunas se están administrando en consultorios
médicos, farmacias minoristas, hospitales, clínicas comunitarias y
departamentos de salud pública. Utilice esta herramienta de los Centers for
Disease Control and Prevention (CDC, Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades) de los EE. UU. para encontrar más
información sobre cómo vacunarse en su
zona.--------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------
¿Cómo funcionan las vacunas?

Las vacunas disminuyen el riesgo de contraer una enfermedad valiéndose de las


defensas naturales del cuerpo (sistema inmunitario) para generar protección. Una
vacuna es una forma segura de que el cuerpo desarrolle una respuesta
inmunitaria a un germen peligroso sin que usted se enferme. Además, es una
medida de prevención que nos protege de enfermedades.

Cuando nos vacunamos, ocurre lo siguiente:

 El cuerpo reconoce al germen invasor (un virus o una bacteria).


 Se producen proteínas (anticuerpos), que naturalmente genera el sistema
inmunitario para combatir la enfermedad.
 Los anticuerpos aprenden a recordar la enfermedad y cómo combatirla para
que, si volvemos a exponernos al germen, el sistema inmunitario logre destruirlo
rápidamente antes de que nos enfermemos.
¿Cómo funciona la vacuna de ARNm?

Las de Pfizer/BioNTech y Moderna son vacunas de ARNm y les dan instrucciones


a las células del cuerpo para que formen un fragmento inofensivo de la proteína de
espiga del coronavirus. La proteína de espiga se encuentra en la superficie del
coronavirus y es responsable de su ingreso a las células humanas. La vacuna se
aplica a seres humanos inyectándola en el brazo; una vez administrada, el ARNm
ingresa a la célula y la maquinaria normal fabricante de proteínas de nuestro
cuerpo "traduce" las instrucciones para producir la proteína de espiga. Luego, la
célula descompone el ARNm y despliega el fragmento de proteína en su
superficie. Como la proteína no debería está allí, el sistema inmunitario la
reconoce como "extraña" y monta una respuesta inmunitaria desarrollando
anticuerpos específicos para esta proteína de espiga.

Como ha desarrollado anticuerpos para la proteína de espiga, si se expone al


coronavirus en el futuro, su cuerpo podrá preparar una respuesta de anticuerpos
que lo protegerá de la enfermedad

¿Cuáles son los distintos tipos de vacunas contra la COVID-19 que están en
desarrollo?
Hay diversos tipos de vacunas en desarrollo contra el SARS-CoV-2, el virus que
causa la COVID-19.

1. De virus inactivado o atenuado: Uno de los métodos más tradicionales


para desarrollar vacunas es usar virus inactivado (muerto) para que ya no se
multiplique. Cuando se inyecta en las células, el virus no puede multiplicarse y la
persona desarrolla anticuerpos a la parte inactivada del virus. Otras vacunas que
funcionan así son la vacuna contra la influenza, la vacuna inactivada contra la
polio y la vacuna contra la hepatitis A.
2. Vacunas de vectores virales: Hay un tipo de vacuna más nuevo, en la que
el gen del
SARS-CoV-2 de la proteína de espiga (la proteína que se encuentra en la
superficie del coronavirus y que es responsable del ingreso a las células humanas)
se introduce en un virus inofensivo (es decir, un adenovirus). Introduce el gen en
las células humanas, donde se produce la proteína de espiga, y estimula la
respuesta inmunitaria para producir anticuerpos. El vector viral más común es el
adenovirus, y varias vacunas de vectores están en una etapa avanzada de
ensayos clínicos (p. ej., AstraZeneca).
3. Vacunas genéticas: Estas vacunas introducen en las células uno o más de
los genes propios del coronavirus para estimular una respuesta inmunitaria. Las
vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna son ejemplos de vacunas genéticas
fabricadas a partir de una molécula que se llama ARN mensajero (ARNm). La
proteína de espiga se encuentra en la superficie del coronavirus y es responsable
de su ingreso a las células humanas. Una vacuna de ARNm contiene
instrucciones genéticas que les enseñan a nuestras células a formar un fragmento
inofensivo de la proteína de espiga del coronavirus. Cuando se inyecta en las
células, la vacuna hace que las células fabriquen estas proteínas de espiga y
muestren un fragmento en su superficie. Una vez fabricada la proteína de espiga,
la célula descompone las instrucciones y se deshace de ellas.
De manera simultánea, nuestro sistema inmunitario reconoce que la proteína no
pertenece allí y desencadena una respuesta inmunitaria en nuestro cuerpo para
crear anticuerpos que están estimulados para protegernos de la infección si nos
exponemos al virus real.
Si bien en la actualidad no hay ninguna vacuna de ARNm con licencia en los
Estados Unidos, los científicos vienen estudiándolas y trabajando con ellas desde
hace años. El interés por estas vacunas se ha incrementado, ya que se las puede
aumentar a escala rápidamente y se las ha estudiado para distintos patógenos,
como la influenza, el zika, la rabia, el citomegalovirus.
4. Vacunas basadas en proteínas: Son aquellas vacunas que contienen
proteínas del coronavirus, pero no tienen material genético. Algunas contienen
proteínas completas; otras, fragmentos, y encapsulan muchas de estas moléculas
en nanopartículas.
¿Qué sabemos de la vacuna de Pfizer/BioNTech?

Es una vacuna de ARNm que se administra en dos dosis con 21 días de diferencia
entre sí. Para el ensayo clínico de fase 3, se inscribió a personas mayores de 12
años y, en el caso de las mujeres, no embarazadas ni amamantando. Participaron
43,651 personas, de las cuales 41,135 recibieron las 2 dosis de la vacuna.

La eficacia de la vacuna se determinó sobre la base de 170 casos de COVID-19


que tuvieron lugar 7 días después de la segunda dosis. De los 170 casos, 162
casos de COVID-19 ocurrieron en el grupo de placebo; y 8 casos, en el grupo de
la vacuna. Como los participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir la
vacuna o el placebo, y tenían las mismas posibilidades de recibir una u otro, se
asume que las personas de ambos grupos tenían las mismas probabilidades de
exponerse al coronavirus durante el período del estudio. Como las personas
vacunadas que resultaron infectadas fueron muchas menos que aquellas que
recibieron el placebo (más de 20 veces menos), la eficacia general de la vacuna
se calcula en el 95 %.

Hubo 10 casos graves de COVID-19 —1 en el grupo de la vacuna y 9 en el grupo


del placebo—.
La representación global del estudio fue buena, ya que hubo participantes de 150
centros de ensayos clínicos, incluidos los Estados Unidos, Alemania, Turquía,
Sudáfrica, Brasil y Argentina. En general, el 42 % de los participantes a nivel
mundial y el 30 % de los participantes de los EE. UU. pertenecieron a diversas
razas y etnias.

El 2 de diciembre de 2020, el Reino Unido le otorgó una autorización de


emergencia a la vacuna de Pfizer/BioNTech. La FDA revisó la vacuna y le
concedió la Autorización de Uso de Emergencia el 11 de diciembre de 2020.

Ficha informativa de la Autorización de Uso de Emergencia de la vacuna de


Pfizer-BioNTech contra la COVID-19 para receptores (PDF)
¿Qué sabemos de la vacuna de Moderna?

Es una vacuna de ARNm que se administra a las personas en dos dosis con 28
días de diferencia entre sí. El ensayo clínico de fase 3 se realizó en colaboración
con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (National Institute
of Allergy and Infectious Diseases, NIAID). Se inscribieron más de 30,000
participantes mayores de 18 años y, en el caso de las mujeres, no embarazadas ni
amamantando.

El criterio de valoración primario se basó en el análisis de los casos de COVID-19


a partir de dos semanas después de la segunda dosis de la vacuna. Se registraron
95 casos de COVID-19; 90 casos en el grupo de placebo, y 5 casos en el grupo de
la vacuna, lo cual arrojó una eficacia general de la vacuna del 94.5 %.

De los 95 casos de COVID-19, 15 se produjeron en adultos mayores de 65 años, y


20 en personas de diversas comunidades.
Hubo 30 casos de COVID-19 grave. Todos pertenecían al grupo de placebo.

Moderna inició un ensayo para probar la vacuna en niños de entre 12 y 18 años.

¿Cuánto tiempo estaré protegido después de vacunarme contra la COVID-


19?

La duración de la protección que otorga la vacuna aún no se conoce y sigue


estudiándose. Este es uno de los motivos por los que es importante continuar
usando mascarillas, practicar el distanciamiento físico, tener una buena higiene de
manos y evitar las reuniones de muchas personas incluso después de vacunarse
contra la COVID-19.

¿Cuánto tardaré en completar mi vacunación contra el coronavirus?

La vacuna no otorga protección inmediata y consta de 2 dosis. Una vez aplicada la


segunda dosis, se considera que la vacunación está completa entre 1 y 2
semanas después.

En el caso de las vacunas que requieren dos dosis, ¿ambas dosis deben ser de
la misma marca?

Sí, debe recibir el mismo producto de la vacuna que recibió para la primera dosis.

Según los CDC, en casos excepcionales, en los que no es posible determinar la


vacuna de la primera dosis, o que ya no esté disponible, se puede administrar
cualquier vacuna de ARNm (actualmente, Moderna y Pfizer/BioNTech) con 28 días
de diferencia, como mínimo, entre las dosis. Es preferible demorar la segunda
dosis (hasta seis semanas) para recibir el mismo producto que mezclar dosis de
distintos productos.

Efectos secundarios y segurida


¿Cuáles son los efectos secundarios de las vacunas de ARNm contra la
COVID-19?

Los efectos secundarios de la vacuna de Pfizer/BioNTech y Moderna fueron de


leves a moderados.

Después de la primera aplicación, el efecto secundario más frecuente fue una


reacción en el lugar de la inyección.
Los efectos secundarios fueron más frecuentes después de la segunda dosis e
incluyen fatiga, dolores musculares, dolor de cabeza, dolor, fiebre y
enrojecimiento/dolor en el lugar de la inyección.

Vea más información sobre los efectos secundarios de la vacuna de


Pfizer/BioNTech contra la COVID-19 (PDF).
Si ya he tenido COVID-19 y me he recuperado, ¿igual debo vacunarme?

No hay suficiente información sobre inmunidad natural a largo plazo en personas


que se han infectado con el coronavirus. La protección que desarrolla una persona
después de infectarse varía según la enfermedad y, lo más probable, varía según
cada individuo. Como se trata de una enfermedad bastante nueva, no sabemos
cuánto dura la inmunidad natural. El ensayo en fase 2/3 de Pfizer incluyó a
participantes con evidencia de infección previa e indica que la vacuna es segura y
eficaz en aquellas personas que ya se han infectado.

El Comité Asesor sobre Prácticas de Vacunación (Advisory Committee for


Immunization Practices, ACIP) de los CDC recomienda que la vacuna contra la
COVID-19 se ofrezca a quienes tienen antecedentes de esta enfermedad. Sin
embargo, como la evidencia actual indica que la reinfección durante los 90 días
posteriores a la infección inicial es poco frecuente, aquellas personas con
infección aguda documentada en los 90 días anteriores pueden aplazar su
vacunación hasta ese punto.

¿Cómo protege al organismo esta vacuna?


Cuando se inyecta la vacuna, el coronavirus inactivado es absorbido por las
células presentadoras de antígenos, que forman parte del sistema inmune del
organismo. Las células rompen el coronavirus y expulsan algunos de sus
fragmentos a la superficie celular. Estos fragmentos son detectados por las
células B y células T del organismo, que también son parte del sistema
inmunológico. Estas células se activan e inician el proceso de respuesta
inmune, que lleva a la formación de anticuerpos contra el coronavirus. Estos
serán capaces de detectar si la persona vacunada entra en contacto con un
coronavirus vivo y podrán responder a esta infección-
------------------------------------------------------------------------------------------------------
El sistema inmune nos permite enfrentarnos y vencer a diferentes
enfermedades causadas por microorganismos tales como los virus y las
bacterias. Sin él, cualquier infección acabaría dañando órganos vitales y
conducirnos a la muerte. Cuando un virus nos infecta, el sistema inmune
detecta su presencia y genera dos tipos de respuesta: por un lado, produce
unas proteínas llamadas anticuerpos que se unen a las proteínas del virus
para neutralizarlo y así evitar que pueda infectar a nuevas células; y por otro,
estimula unas células denominadas citotóxicas, que tienen la capacidad de
reconocer células infectadas por el virus y matarlas antes de que puedan
liberar más virus en el organismo.

Las vacunas funcionan imitando a los virus y las bacterias que causan
enfermedades preparando al sistema inmune para reconocer y defenderse
contra ellas

También podría gustarte