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Morfologia Dental
Morfologia Dental
Desde los primeros trabajos de Hess y Zurcher, hasta los estudios mas
frecuentes que demuestran las complejidades anatómicas del conducto
radicular, se sabe desde hace tiempo que la raíz con un conjunto grácil cónico
y un solo agujero apical es la excepción en vez de la regla. Los investigadores
han demostrado múltiples orificios, aletas, deltas, bucles, conductos accesorios
y otras variaciones en la mayoría de los dientes.
La preparación del acceso tiene como objetivo crear un camino liso y recto
hasta el conducto radicular y en último termino hasta el ápice. Una preparación
correcta permitirá la irrigación completa y facilitara el remodelado y una
obturación de calidad. El acceso ideal proporciona una entrada recta en los
orificios de los conductos con una forma de embutido que conduce
suavemente hasta el o los conductos.
El canino superior es similar, pero tiene una raíz con forma más oval. La
preparación del acceso se adapta a esa forma, con una preparación ovoide en
la superficie lingual.
PREPARACION DE LA CAVIDAD DE ACCESO EN LOS INCISIVOS Y
CANINOS INFERIORES
Por razones estéticas, el acceso tradicional se hace desde el lado lingual, pero
esto compromete el principio de la línea recta, puesto que el acceso se debe
curvar para evitar el borde incisal. En algunos casos puede ser más deseable
un acceso bucal, debido al apiñamiento o por razones estructurales, lo que
puede suponer menos compromiso del principio de la línea recta. Si el borde
incisal tiene un desgaste significativo, el acceso se sitúa directamente en el eje
largo del diente. La elección del acceso se debe basar en su facilidad y en la
conservación de la mayor cantidad posible de estructura dental. Con los
materiales de restauración modernos, la reparación de un acceso bucal es
estéticamente aceptable. El canino inferior tiene una anchura mesiodistal
mayor, pero los principios de diseño son, por los demás, iguales.
El contorno del acceso en los molares inferiores debe ser una extensión de las
proyecciones de los conductos, hasta la superficie oclusal. Si el diente tiene un
solo conducto distal, la forma del contorno será habitualmente triangular. Si
existen dos conductos distales, el contorno es más trapezoidal. Conviene
señalar que el surco central del la superficie oclusal es realmente lingual al eje
central de la cámara de la pulpa. Las aberturas de los conductos mesiobucales
de algunos molares están situadas realmente bajo la punta de la cúspide
mesiobucal. Los cambios ligeros de la angulacion mesial pueden modificar las
direcciones necesarias para colocar los instrumentos.
1.- Puesto que la anatomía interna dicta la forma del acceso, el primer paso
para preparar un buen acceso consiste en visualizar la localización del espacio
de la pulpa. Las angulaciones bucolinguales y la anatomía de la corona se
evalúan visualmente. La anatomía cervical se puede determinar por el tacto,
usando un explorador colocado bajo el surco, para palpar la forma cervical. La
palpación a lo largo de la encía adherida ayudara a determinar la localización y
dirección de la raíz. Después se suelen usar las radiografias diagnosticas para
estimar la posición de la cámara de la pulpa, el grado de calcificación de esta
cámara y la longitud aproximada del conducto. El clínico utilizara la
información suministrada por todas esas exploraciones, para decidir la
dirección de penetración de la fresa inicial. En situaciones difíciles, a veces es
preferible preparar el acceso inicial sin colocar el dique de goma.
2.- Cualquier material de restauración que impida el acceso en línea recta debe
eliminarse antes de acceder a la cámara de la pulpa, para prevenir el
alojamiento de residuos en los conductos. No es necesario eliminar todo el
material de restauración, sino solo el que se encuentre en el camino de acceso
ideal. Las caries se eliminan para evitar que las soluciones de irrigación se
filtren fuera del dique de goma, hacia la boca y para prevenir la contaminación
bacteriana del conducto radicular con saliva. En ocasiones es necesario colocar
una restauración provisional, para crear un sellado eficaz y facilitar la
colocación del dique de goma. Se puede hacer un ajuste oclusal de 1-2mm de
los dientes con el fin de establecer un punto mas exacto para medir la longitud
del conducto y reducir la sensibilidad a la presión postoperatoria.
3.- El techo de la cámara de la pulpa se perfora mejor con una fresa redonda.
Se deben usar una fresa del nº2 en los dientes anteriores y los premolares, y
una fresa del nº4 en los molares. Para los dientes con coronas de porcelana se
debe utilizar un instrumento de diamante redondo, refrigerado con agua, hasta
que se llega a la dentina; de ese modo se previene la fractura de la porcelana
fina. Es preferible dirigir la fresa hacia la parte más grande de la cámara de la
pulpa. En dientes con múltiples raíces calcificadas, es mejor dirigir el acceso
hacia el conducto mas grande. De esta forma aumentara la probabilidad de
localizar el conducto y evitar la perforación.
4.- Una ve localizada la cámara de la pulpa (con ligera presión hacia arriba), se
usa la fresa redonda para eliminar el techo de la cámara desde abajo; se debe
emplear el “vientre” de la fresa para comprar con un solo movimiento. Este
paso establece la forma de contorno inicial. La cámara de la pulpa se debe
enjuagar frecuentemente con solución de hipoclorito sódico, para eliminar los
residuos y las bacterias.
6.- Una vez localizados los conductos, se introduce en el conducto una lima tipo
K del nº10 o 15, para determinar su permeabilidad. Si el conducto es
suficientemente grande para aceptar una lima del nº20 o 25, se puede pasar a
la fase siguiente. Si el conducto es estrecho, será necesario instrumentar su
parte superior con limas Hedstrom o tipo K, a fin de obtener el espacio
suficiente para usar las fresas Gates-Glidden. Las limas Hedstrom se pueden
emplear con presión lateral en dirección opuesta a la furcacion, para ampliar el
conducto en sentido lateral y evitar la perforación. En este momento se puede
determinar la longitud del diente, pero también puede hacerse mas tarde. Se
debe tener cuidado durante el mantenimiento de las limas dentro del conducto
radicular, hasta que se determine la longitud con seguridad. Se puede
introducir una sustancia lubricante, como el RC Prep., un preparado con base
acuosa que no produce coagulación del tejido pulpar vital. El tejido pulpar
coagulado podría formar un tapón de colágeno en el ápice y dificultar la
limpieza y el remodelado.
7.- El paso siguiente consiste en iniciar el acceso radicular. Existen dos modos
de conseguirlo. El método tradicional y mas popular consiste en usar un
trepano Gates-Glidden con la técnica step-back. Esta técnica conlleva la
creación de una forma cónica mediante introducción del trepano Gates-Glidden
mas pequeño hasta que se encuentra una resistencia ligera y después se
introducen trepanos mayores hasta profundidades progresivamente menores.
El clínico debe introducir los instrumentos en el conducto hasta que note
resistencia. Es importante no forzar el trepano en sentido apical. Se emplean
trepanos Gates- Glidden de los números 1, 2 y 3. Los números 4, 5 y 6 solo se
usan en la zona coronal por encima del orificio del conducto, para crear una
forma de embudo o campana que facilite la introducción de las limas. Este
procedimiento creara una forma conveniente, con acceso al conducto mas en
línea recta. La forma conveniente se obtiene utilizando el trepano Gates-
Glidden con un movimiento de barrido hacia arriba, con la presión lateral
alejada de la furcacion. Un método alternativo se basa en la utilización de una
lima níquel y titanio motorizada, con conicidad 0.08 a 0.12, para establecer la
forma de la parte superior del conducto; después se acampana el orificio con
un trepano Gates-Glidden del nº 5 o 6.
8.- La forma del contorno final se establece con una fresa de diamante cónica
de punta redonda, después de haber localizado los conductos y completado la
abertura inicial. Esta importante forma del contorno depende de la anatomía
interna y se modificara para mejorar la visibilidad, establecer la forma
conveniente y conservar la estructura dental critica.
Una vez obtenido al acceso suficiente, el clínico debe examinar los márgenes y
los espacios internos en busca de caries y filtraciones. También se debe
explorar el suelo de la cámara de la pulpa para detectar posibles signos de
fractura o perforación. El interior de la corona puede ser “una caja de
sorpresas”, que contenga desde caries extensas hasta dentina intacta.
El primer punto de entrada se perfora, utilizando una fresa redonda, justo por
encima del cíngulo. La dirección debe corresponder al eje largo de la raíz. Se
hace una abertura aproximadamente triangular, en antipacion de la forma final
de la cavidad de acceso. Es frecuente la penetración en la cámara de la pulpa,
durante la entrada inicial. Cuando se nota la sensación de “caída a través del
techo” de la cámara de la pulpa, se emplea la fresa redonda para trabajar
hacia afuera, en dirección al borde incisal.
LAMINA II
La corona del incisivo lateral superior, con su forma de tendencia oval, es casi
ideal para el acceso endodontico. La entrada inicial, con una fresa del nº 2 o 4,
se hace justo por encima del cíngulo. La cavidad de acceso es ovoide. Se refina
con una fresa redonda, o con una fresa de diamante cónica larga, de extremo
redondo. En ocasiones, la corona esta como “invaginada” y asume la forma de
un lápiz despuntando. Si se va a colocar una corona en el diente después del
procedimiento endodontico, la preparación del acceso se debe extender hacia
abajo, hasta la porción media de la corona; en otro caso, la preparación del
acceso se hace en la superficie lingual. Algunos incisivos laterales tienen una
hendidura profunda en la cara lingual, que comienza en el cíngulo. En raras
ocasiones, esa hendidura se extiende hacia el ápice en la estructura radicular,
creando un defecto periodontal intratable.
LAMINA III
CANINO SUPERIOR
El agujero apical suele estar cerca del ápice anatómico, pero también puede
ocupar una posición lateral. En cualquier caso, cuando resulta necesario el
acceso quirúrgico, suele ser relativamente fácil.
LAMINA IV
LAMINA V
El segundo premolar superior tiene una corona con morfología similar a la del
primero, pero la forma de la raíz es distinta. El segundo solo suele tener una.
Pueden existir dos conductos separados, dos conductos que se anastomosan
en un solo, o dos conductos con interconexiones o “cinchas”. Son posibles los
conductos accesorios y laterales, pero resultan menos frecuentes que en los
incisivos. Según Vertucci et al, el 75% de los segundos premolares superiores
tienen un conducto en el ápice, el 24% tiene dos forámenes y el 1% presenta
tres forámenes. Entre los dientes estudiados por esos autores, el 59.9% tenia
conductos accesorios. Cuando los dos conductos se unían en uno, el conducto
lingual tenía una línea de acceso recta hasta el ápice.
La raíz del segundo premolar superior suele tener una longitud similar a la del
primero, y es frecuente la curvatura apical, sobre todo en pacientes con
cavidades sinusales grandes. La proximidad al seno puede hacer que un
absceso periapical drene en el seno, y que el seno quede expuesto durante la
cirugía apical.
LAMINA VI
El “molar de los seis años” es el diente con mayor volumen y el mas complejo
en cuanto a la anatomía de las raíces y los conductos. Quizás sea también el
más tratado en el que se produce el mayor porcentaje de fracasos
endodonticos.
Las tres raíces individuales del primer molar superior una mesiobucal, otra
distobucal y otra lingual, forman un tripoide. La raíz lingual es la más larga, la
que tiene mayor diámetro y la que ofrece un acceso más fácil. Con frecuencia
se curva hacia el lado bucal en su tercio apical, lo que quizá no se aparece en
la radiografía. Su orificio de entrada esta desplazado hacia la superficie
lingual, y la raíz se separa de la línea media. Su sección transversal es plana,
acintada y requiere atención estrecha para el desbridamiento y la
instrumentación. Por fortuna, esta raíz rara vez tiene más de un agujero apical.
La raíz distobucal es cónica y habitualmente recta. La mayoría de las veces
tiene un conducto. Sin embargo, en ocasiones tiene dos conductos, que se
funden en uno hacia el ápice.
La raíz mesiobucal del primer molar superior Green hallo dos agujeros en el
14% de las raíces mesiobucales y dos orificios en el 36%. Según pineda, el 42%
de estas raíces tienen dos conductos y dos forámenes apicales. Slowey apoyo
la conclusión de pineda y Kulild y Peters indicaron que el 95.2% de las raíces
mesiobucales examinadas, contenían un segundo conducto en la mitad
coronal, el clínico siempre debe asumir que existen dos conductos en la raíz
mesiobucal, hasta que se demuestre otra cosa. El orificio extra esta situado en
algún lugar entre los orificios mesiobucal y palatinolingual. A veces, el orificio
extra tiene una posición muy mesial, el clínico debe buscarlos específicamente.
Una preparación del acceso con forma romboidal ayuda a localizar estos
conductos de posición medial. En casos raros, la raíz mesiobucal tiene tres
conductos.
LAMINA VII
La apertura del acceso inicial se hace con una fresa redonda, que resulta la
más adecuada para descubrir la cámara de la pulpa, y después se emplea una
fresa de diamante cónica con punta roma para completar la forma del
contorno. El segundo molar puede estar inclinado hacia el lado distal, hacia el
bucal o hacia ambos, lo que quizá complique el acceso, especialmente cuando
la apertura de la boca esta limitada o la boca es pequeña. Un diente inclinado
en sentido distal puede requerir una forma de conveniencia exagerada para
obtener un acceso adecuado al conducto mesiobucal.
LAMINA VII
Algunos de estos dientes tienen un conducto y otros tienen dos pero la mayoría
poseen tres. La forma del contorno de la preparación de acceso depende de la
anatomía interna. Algunos contornos serán triangulares y otros casi en línea
recta.
LAMINA IX
Los incisivos inferiores tienen con frecuencia dos conductos. Se hallo que el
41.4% de los incisivos inferiores tenían dos conductos separados; entre estos
dientes, solo el 1.3% tenían orificios de entrada separados. El clínico siempre
debe buscar un segundo conducto desde el punto de vista radiográfico, si el
conducto obvio desaparece súbitamente, el clínico debe sospechar la presencia
de dos conductos.
LAMINA X
CANINO INFERIOR
LAMINA XI
El tratamiento del primer premolar inferior puede ser muy fácil o muy difícil. La
anatomía pulpar puede ocultar una complejidad no apreciada en la radiografía.
LAMINA XII
Con corona muy similar a la del primero, el segundo premolar inferior tiene una
raíz más o menos problemática. La corona tiene una cúspide bucal bien
desarrollada, y otra lingual mejor formada que la del primer premolar. El
acceso es similar, con una forma del contorno más o menos oval, que se
extiende desde el surco central hacia la punta de la cúspide y afecta a la cresta
cuspidea. Se ha comunicado que solo el 12% de los segundos premolares
inferiores estudiados tenían un segundo o tercer conducto. Vertucci, Seelig y
Gillis demostraron que el segundo premolar inferior tenía un conducto en el
ápice en el 97,5% de los casos, y dos conductos en solo el 2,5% de los dientes
estudiados. Bram y fleisher comunicaron un caso con cuatro conductos
distintos.
Una consideración importante que no debe ser pasada por alto es la posición
anatómica del agujero mentoniano y las estructuras neurovasculares que
pasan a través. La proximidad de esos nervios y vasos sanguíneos puede
conducir a una parestesia temporal por un proceso inflamatorio agudo cuando
se produce un absceso periapical en el segundo premolar inferior. Al parecer,
las exacerbaciones en esta región son más intensas y resistentes al
tratamiento no quirúrgico, que en otras partes de la boca.
LAMINA XIII
Los conductos dístales son mas fáciles de localizar; una vez identificados, se
pueden usar como referencias para encontrar los mesiales. El acceso se inicia
con una fresa redonda del n.º 4 para localizar los conductos; después se
definen el contorno con un instrumento de diamante cónico, largo, y de punta
redonda. Puesto que las entradas de los conductos mesiales están situadas
bajo las cúspides mesiales, pueden ser difíciles de localizar con las
preparaciones de acceso convencionales. Como parte de la preparación de
acceso, se deben rehuir las cúspides que no son de soporte de los dientes
posteriores. El primer molar inferior, como todos los dientes posteriores,
siempre deben recibir un recubrimiento oclusal completo después del
tratamiento endodoncico. Por tanto es preferible una cavidad de acceso mas
amplia, para localizar los limites y los orificios de entrada, en vez de una
preparación conservadora con la que quiza se pasen por alto uno o mas
conductos. Skidmore y Bjorndal afirmaron que aproximadamente uno de cada
tres primeros molares inferiores estudiados tenían cuatro conductos
radiculares.
En raras ocasiones existe una tercera raíz, más pequeña y mas corta. Se
encuentra en la parte distolingual y puede presentar forma de un gancho
apical agudo dirigido hacia el lado bucal, no evidente en la radiografía. Los
orificios de los dos conductos localizados vestalmente se pueden encontrar en
posición extrema lingual y bucal.
LAMINA XIV
El segundo malar inferior tiene una corona algo más pequeña que la del
primero, tiende a ser mas simétrico y se caracteriza por la proximidad de sus
raíces. Es frecuente que las raíces describan una curva gradual en la porción
distal, que coloca los ápices más juntos. El grado de la curvatura y la
configuración del conducto se estudiaron en las raíces mesiales de 100
primeros y segundos molares inferiores seleccionados al azar; el 100% de los
especimenes tuvieron curvatura tanto en la parte lingual como en la
mesiodistal. En dos estudios separados Waine comunico que el 4 y el 7,6% de
los segundos molares inferiores tenian una configuración de los conductos en
C. También hallo que el 4% tenia dos raíces con dos conductos, que la mayoría
tenia dos raíces y tres conductos y la presencia de dos conductos distales era
menos frecuente que en el primer molar inferior. El acceso se realiza en la
superficie mesial de la corona, y la apertura se extiende solo ligeramente distal
al surco central. Se emplea una fresa redonda del n.º 4 para penetrar inicial y
la localización de los conductos. La forma del contorno se crea con un
instrumento de diamante cónico, largo y con punta redonda.
Las fracturas suelen asentar en la cresta marginal distal o bajo las cúspides
linguales. Después de obtener la preparación del acceso, el clínico debe
examinar cuidadosamente la cámara pulpar en busca de signos de fractura.
LAMINA XV
LAMINA XVI
Por debajo del nivel del orificio de entrada, la estructura radicular del molar en
forma de C puede albergar una amplia gama de variaciones anatómicas
clasificables en dos grupos básicos: un solo conducto asentado en forma de C,
desde el orificio hasta el apice, y en tres o mas conductos distintos por debajo
del orificio de entrada en forma de C. Melton, Krall y Fuller señalaron que los
conductos en forma de C pueden variar de numero y de tamaño a lo largo de la
raíz, por lo general el descubrimiento, la obturación y la restauración pueden
resultar inusualmente difíciles en este grupo. El segundo grupo de conductos
con forma de C es más común, con conductos discretos de forma inusual. El
conducto mesiolungual esta separado y es independiente desde el ápice,
aunque puede ser significativamente mas corto que los conductos mesiobucal
y distal. Estos conductos sufren fácilmente un exceso de instrumentación de
los molares en forma de C y con un solo apice. En estos molares, el conducto
mesiobucal se curva hacia atrás y se fusiona con el distal, y ambos
desembocan en el ápice de la raíz a través de un solo orificio. Algunos molares
tienen conductos mesiobucal y distal que no se fusionan, sino que salen por
dos orificios distintos. Aunque el molar en forma de C y conductos fusionados
plantea un problema técnico considerable, la mejor visibilidad obtenida con el
microscopio quirúrgico ha aumentado el porcentaje de éxito en la terapia.
A pesar de una calcificación coronal intensa, el clínico debe asumir que existen
todos los conductos, y deben limpiarlos, remodelarlos y rellenarlos hasta sus
terminaciones. La calcificación de los conductos es menor hacia el ápice
radicular. Existen muchos métodos para localizar estos espacios.
Vías de la pulpa. Cohen/Burns. 8º edición Mosby. España. Cap. 7 Pag. 169 - 225