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El vía crucis que viene siendo este 2021 para Marcelo Tinelli tuvo una nueva estación: abrió

una cuenta en Twich, recibió burlas e insultos y cerró la comunicación en un tiempo muy
menor a la media en ese espacio, 16 minutos.

La red social Twich es un espacio en el que el usuario puede transmitir video en tiempo real a
través de Internet, por lo general asociado a una temática particular. Aunque, como en todas
las redes sociales, el punto de partida puede virar hacia temáticas cercanas o lejanas, según el
caso.

Ibai Llanos, de reciente y comentada fama por haber conversado con Lionel Messi y por
verduguear como solo él sabe hacer a Gustavo López, es uno de los usuarios que se hicieron
conocidos a partir de acumular muchos seguidores en esta red y las imágenes del Kun Agüero
transmitiendo mientras juega le dieron notoriedad a esta red por fuera de sus usuarios. El
menú inicial permite clasificar a las comunicaciones disponibles a través de una amplia gama
de criterios y opciones, de allí que se puedan elegir conversaciones de fútbol, música,
videojuegos, arquitectura, etc.

Twich, además, inventó un nuevo neologismo al glosario contemporáneo: streamer. Junto con
instagramer, twitero, youtuber, ya se reconoce a quienes se dedican a pasar horas y horas
frente a su cámara web a los fines de entretener a otros y engrandecer su ego. Eventualmente,
hacer algunos mangos: si uno es más o menos bueno, si el dios algoritmo te señala con su
dedo mágico, puede que se “monetice” (otro neologismo) esa religiosa dedicación.

Tinelli está pasando su peor año en la TV. Y pensó que era una buena idea pasarla mal en otra
parte, así que se fue a Twich. Muchas veces las celebridades de un medio creen que su
notoriedad se la deben a su “ángel natural”, algo así como una condición innata que te dota de
una suerte de éxito congénito. Y no, por lo general el éxito viene asociado a alguna habilidad,
un poco de suerte y cierto sentido de la oportunidad. Pero nadie es exitoso siempre y nadie
comunica bien en todas partes.

Para peor, Tinelli acumulaba un año de un tras pie tras otro en la TV (casi todos opacados por
el bajo rating) una gestión errática en San Lorenzo y un coqueteo con la política poco feliz. No
hacía falta ser un experto en imagen pública para saber que se exponía a una oleada de
insultos y críticas, especialmente en un territorio que le resultaba desconocido. Esto nos
recuerda la célebre máxima “nunca convoques a una asamblea si no estás en condiciones de
aparatearla”.

No obstante, el hecho de que Tinelli intente pisar Twich es una señal clara del crecimiento de
esa red, como lo es cada vez que un personaje emblemático de un medio se acerca a uno
relativamente nuevo. Este episodio no es el final de la TV, ni de la carrera de Tinelli, ni de los
medios masivos, ni del sistema broadcasting, ni de nada. Es simplemente un paso en falso de
un personaje que, por el año que está teniendo, si se compra un enano de jardín por Internet,
le traen una jirafa.

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