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Materia: Técnicas de Valuación

Temas a desarrollar

La unidad de medida y los efectos de la inflación

Lectura sugerida

1. Paulone, Héctor Mauricio y Veiras, Alberto. “Medición y


presentación de estados contables”, capítulo II.
2. Fowler Newton, Enrique, “Cuestiones contables
fundamentales”, capítulo 8.
3. FACPCE Resolución Técnica 6.
4. FACPCE Resolución Técnica 17 y su modificatoria RT 39.
5. Lazzati Santiago, Contabilidad e inflación.

Técnicas de Valuación 1
La unidad de medida

Los elementos que integran el patrimonio de un ente, como así también


sus resultados son de diversa índole y especie. Es por ello necesario adoptar
un denominador común, una unidad de medida que sirva de patrón para
expresar todos los elementos del patrimonio. Para ello, generalmente se
utiliza la moneda de curso legal del país.

El problema que trae la utilización de la moneda es que la misma no


constituye un valor fijo, inalterable con el transcurso del tiempo, a diferencia
de otro tipo de patrones que se mantienen inmodificables, como los que se
utilizan para pesos y medidas.

Si María pesa 60 kilos y Teresa 70 kilos no hay dudas que Teresa es


más pesada que María, y si Teresa cinco años atrás pesaba 65 kilos también
podemos afirmar que Teresa ahora tiene más peso que hace cinco años.

Si María tiene un sueldo de $700 y Teresa de $800, tampoco hay


dudas que el sueldo de María es menor que el de Teresa, pero no podremos
afirmar con tanta seguridad que si Teresa hace cinco años ganaba $ 720, su
sueldo actual en términos reales sea más alto.

La moneda (con excepción de las metálicas) es un bien que carece de


valor intrínseco o normalmente el mismo es poco significativo, su valor está
dado por su poder de compra, y el mismo cambia en la medida que varía el
precio de los bienes y servicios que pueden ser adquiridos. Esto si bien es un
problema universal se agudiza cuando nos enfrentamos con procesos
inflacionarios como los que sufrido de manera recurrente Argentina,
especialmente en las décadas de los 70 y 80.

La inflación es un fenómeno económico que se define como el alza


sostenido y generalizado de precios, mientras que se denomina deflación a
la situación opuesta, esto es que los precios bajen. Ambas generan cambios
en el poder adquisitivo de la moneda, por lo que ésta pierde la cualidad de
ser patrón de medición que permita la comparabilidad a través del tiempo.
Recordemos que esta cualidad es la que ameritó su elección como
denominador común o unidad de medida.

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Inflación

Alza sostenida en el nivel general


de precios de los bienes y servicios
de una economía.

Deflación:
Fenómeno opuesto

Cuando existe un proceso inflacionario la moneda pierde su poder de


compra por el transcurso del tiempo, por lo que se precisan cada vez más
unidades monetarias para comprar los mismos bienes y servicios. Si no
atendemos esta cuestión y usamos el valor nominal de la moneda como si
éste representase un valor en sí mismo, es decir que con los mismos pesos
podríamos adquirir los mismos bienes y servicios, cuando la realidad
económica nos indica que ello no es así, realizamos comparaciones
heterogéneas que no tienen mayor sentido. Es como decir que medimos con
distinta moneda, porque en realidad es moneda de distintos momentos y por
lo tanto de distinto poder adquisitivo.

Por lo tanto, si utilizamos la moneda de curso legal como


patrón o unidad de medida nos encontraremos con que, en un
contexto de inflación o deflación, no resolveremos las cuestiones de
comparabilidad planteadas.

En un contexto de inflación, los estados contables deben expresarse en


moneda de poder adquisitivo de la fecha a la cual corresponden (RT6:
Estados contables en moneda homogénea).
El contexto de inflación que amerita ajustar los estados contables, depende
de las características económicas del país, entre las que podemos citar,
según la RT17, las siguientes:

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a- la tasa acumulada de inflación en tres años, considerando el índice de
precios internos al por mayor, del Instituto Nacional de Estadísticas y
Censos, alcanza o sobrepasa el 100% (RT39, al modificar punto 3.1 de
RT17)(a partir de la resolución 539/18 de la FACPCE, el índice de precios al
por mayor es reemplazado por el índice precios al consumidor);

b- corrección generalizada de los precios y/o salarios;

c-los fondos en moneda argentina se invierten inmediatamente para


mantener su poder adquisitivo;

d-la brecha existente entre la tasa de interés por las colocaciones realizadas
en moneda argentina y en una moneda extranjera, es muy relevante; y

e-la población en general prefiere mantener su riqueza en activos no


monetarios o en una moneda extranjera relativamente estable.

EJEMPLO Nº 1
Supongamos que un trabajador ingresa a una compañía con un sueldo
de $1.000, y que con el mismo podrá adquirir determinada cantidad de
bienes. Al segundo mes de ingresar obtiene un incremento del 10%, es decir
que su nuevo salario será de $ 1.100. Podemos afirmar que en términos
nominales obtendrá más dinero que antes, y eso es así.

Ahora bien, si en ese mes los precios subieron un 15%, con los
actuales $1.100 de sueldo podrá adquirir menos bienes y servicios que los
que podía comprar con los $1.000 del momento de su ingreso.

Para poder mantener el poder de compra su sueldo debiera ser de


$1.150 ($1.000 x 1.15), por lo que podemos afirmar que su salario real
(medido en términos de capacidad adquisitiva) disminuyó.

Salario inicial 1.000


Salario actual 1.100
Aumento nominal 100

En términos de poder adquisitivo actual:

Salario inicial 1.150

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Salario actual 1.100
Disminución real 50

Entendemos que el ejemplo es claro y refleja la realidad de cualquier


asalariado en cualquier época que se vea afectada por la inflación.

EJEMPLO Nº 2
Si en el mes de enero compramos mercaderías por $1.100 que son
vendidas en diciembre por $1.700 y en el mes de julio tuvimos gastos por
$400, el Estado de Resultados mostrará la siguiente información:

Ventas 1.700
Costo de ventas (1.100)
Utilidad bruta 600
Gastos (400)
Resultado final 200
Si existiera un proceso inflacionario, cada peso del mes de diciembre
tendría un poder de compra diferente del mes de julio o del mes de enero,
por lo que la comparación realizada en el Estado de Resultados entre
ingresos y egresos, carecería de sentido ya que el poder adquisitivo de cada
mes es diferente producto de la inflación.

EJEMPLO Nº 3
Nada me dice respecto a cuál fue el resultado de un período si al inicio
tenia 1.000 pesos uruguayos y al cierre tengo 1.200 pesos paraguayos, o si
tenía 1.500 litros de helado y ahora tengo 800 kilos. Para que pueda llegar a
alguna conclusión lógica debo homogeneizar la unidad de medida, por lo
tanto para el primer caso trasladar todo a pesos uruguayos o paraguayos o
ambos a una tercera moneda, y para el segundo trabajar con litros o con
kilos.

Decíamos en la clase anterior que existe ganancia (o superávit)


cuando hay un incremento del patrimonio que no se origina en transacciones
(aportes o retiros) con los propietarios (o socios) del ente.

Luego vimos que para efectuar la comparación entre dos patrimonios


resulta necesario definir cuál es el concepto de capital a mantener, pero con

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eso no basta para poder determinar el resultado de un período en un
contexto de cambios en el poder adquisitivo de la moneda.

El valor de la moneda está dado por su poder adquisitivo, por


lo tanto cuando se realiza la comparación entre patrimonios
correspondientes a momentos diferentes debe procurarse que se
utilicen bases homogéneas.

Para sintetizar, podemos afirmar que existen dos formas de tratar el


problema de la unidad de medida: una es la que no da cuenta de las
modificaciones en el poder adquisitivo de la moneda, que normalmente se
denomina “unidad de medida heterogénea” y otra que sí lo hace y
habitualmente se la conoce como “unidad de medida homogénea”.

Nivel general de precios y precios específicos

Cambios de precios e inflación

Nivel general

Precios específicos

Para analizar los efectos de la inflación sobre los estados contables es


necesario primero comprender dos conceptos diferentes: el nivel general de
precios con sus cambios y el precio específico de cada bien o servicio con
los suyos.

El primero representa el promedio ponderado de un conjunto de bienes


y servicios con un criterio que intenta ser abarcativo y general.

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En cambio, el segundo se refiere al precio específico individualmente
considerado, reflejado en el valor de determinado bien o servicio. Tiene una
evolución propia que puede establecerse de manera anticipada (intereses de
un crédito o una deuda) o no, dado que está sujeto a la evolución de un
mercado (precio de los bienes de cambio, de acciones con cotización, de la
moneda extranjera, etc.).

Distorsiones que produce la inflación sobre los estados


contables

a. Falta de comparabilidad de la información contable

Una primera distorsión, casi obvia en función de lo expuesto, es que los


estados contables presentan partidas valuadas en moneda de diverso poder
adquisitivo, es decir, en moneda heterogénea. Por ello se perjudica la
comparación de datos dentro de un mismo estado contable, entre los
estados contables de una empresa a distinta fecha, o entre estados
contables de distintas empresas, aun a una misma fecha. Esta situación se
acentúa ya que hay cifras que, en sí mismas, se muestran distorsionadas
porque surgen de la suma de partidas no homogéneas.

b. Falta de consideración de los resultados por exposición a la inflación

Otra distorsión, que emerge como consecuencia directa de la aparición


de la inflación, es el hecho de no contemplar el resultado por mantener
rubros que representan una suma fija en moneda de curso legal, durante un
período en el cual hay inflación. Cabe aquí profundizar nuestro análisis.

Los elementos que componen los activos de los entes tienen un precio
específico, es decir que su valor evoluciona en función propia por diversas
causas. Esa evolución puede ser predecible (una tasa de interés
previamente pactada) o impredecible (variación en la cotización de una
moneda extranjera, de las acciones, de los títulos públicos, o del valor
corriente de un bien de cambio, etc.). Queda una minoría, mínima
imprescindible para funcionar, o inevitable, que constituye una suma fija en
moneda de curso legal (fondo fijo, caja, saldos en cuenta corriente bancaria,
algún crédito fiscal que no se ajuste ni devengue intereses, etc.).

Por otra parte, los pasivos de las compañías también tienen un precio
específico. No hay deudas bancarias que no devenguen un interés

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(independientemente de la modalidad de su cálculo), ni hay proveedor que
financie sin costo (explícito o implícito), etc. No obstante ello, dejamos un
margen mínimo a la posibilidad de que alguien financie sin costo. Lo que sí
ocurre es que algunos pasivos, comunes a la mayoría de las empresas (por
ejemplo: sueldos, impuestos y cargas sociales), por su modalidad de
registración y pago, generan un resultado por su mantenimiento en períodos
de inflación, dado que representan una suma fija en moneda de curso legal
desde el momento de su devengamiento (al cierre del mes al que
corresponden) hasta la fecha de vencimiento del pago (primeros días del
mes siguiente). Recordemos que al utilizar coeficientes mensuales, desde el
punto de vista de la determinación del resultado por exposición a la inflación,
resulta lo mismo que una deuda se cancele el día 3 o el 30 de un mes.

c. Otras

En la abundante bibliografía que hay sobre esta materia se detallan


algunas distorsiones más. Consideramos que gran parte de ellas son
variantes de la primera, ya que entre las distorsiones que presenta la
heterogeneidad en la comparabilidad, encontramos la sobrevaluación del
resultado bruto por comparar ventas expresadas en moneda de un momento
posterior a la moneda del momento en el cual está expresado el costo de
esas ventas.

Otra es la sobrevaluación del resultado por tenencia por comparar


valores corrientes del cierre del período con saldos contables en moneda de
un momento anterior al momento de cierre. También el resultado por la venta
de un bien de uso o por la venta de una inversión, por la misma causa.

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Como ya expusimos, para corregir estas distorsiones debe efectuarse
el ajuste o reexpresión integral por inflación, ya que el problema planteado es
la falta de homogeneidad en la unidad de medida en la cual están
expresadas todas las partidas de los estados contables.

La solución propuesta por la profesión, al considerar la disposición


legal de presentar los estados en moneda constante, es convertir todas las
partidas de los estados contables a moneda de cierre. De esta manera se
aplica una unidad de medida uniforme, homogénea. Básicamente, esa
propuesta consiste en reexpresar partidas monetarias de distinto poder
adquisitivo a equivalentes de moneda de un mismo poder adquisitivo, en este
caso en moneda de cierre. En sentido amplio, esa conversión a moneda de
cierre es aplicable también a cualquier expresión monetaria, no sólo a los
estados contables.

Comportamiento de los rubros frente a la inflación


La inflación afecta a todas las partidas de los estados contables. Sin
embargo no las afecta a todas de la misma manera ya que el
comportamiento de los rubros frente a la inflación varía de acuerdo a su
naturaleza. La doctrina y las normas contables han ensayado diversas
clasificaciones de los rubros con el objeto de sistematizarlos en función del
proceso de reexpresión por inflación de los mismos.

A continuación se exponen las más utilizadas.

a. Sobre la base del impacto que sobre los mismos ejerce la pérdida del
poder adquisitivo de la moneda: expuestos y no expuestos a la
inflación.
b. Según su relación esencial con la moneda de curso legal del país:
monetarios y no monetarios.
c. De acuerdo al poder adquisitivo de la moneda en la cual se encuentran
expresados a la fecha de cierre: actualizados y no actualizados.

Una variante de la alternativa indicada en a) es la de clasificar en:

1) Sin cobertura. Son aquellos totalmente expuestos a la


inflación. Poseen un valor fijo en moneda nacional.
Ejemplos: saldos en caja, bancos y cuentas por cobrar o
pagar sin intereses o ajustes explícitos o implícitos.

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2) Con cobertura limitada. Se trata de aquellos cuya evolución
está prefijada o se pacta en el origen de la operación. Se
trata de cuentas por cobrar o pagar con intereses fijos. Si
bien los mismos se determinan considerando la inflación
esperada, puede suceder que si se estima una inflación de,
por ejemplo, el 10 %, se agreguen intereses (explícitos o
implícitos) que cubran esa cifra. Ese será el límite de
cobertura.

3) Con cobertura ilimitada. El resto de los activos no tienen


límites de cobertura. Su precio específico varía (en el largo
plazo) de manera similar a la inflación. Los bienes de
cambio, los bienes de uso, inversiones con cotización, etc.

Agrupamiento de los rubros

El análisis del comportamiento de los rubros frente a la inflación


merece un agrupamiento a fin de facilitar su comprensión. Por otra parte, si
bien el tema principal que nos ocupa es el efecto de la inflación, no podemos
dejar de reconocer que la cuestión de la unidad de medida es parte de una
instancia superior de la problemática de los estados contables, como lo es el
tema de la medición. Ello implica que no puede disociarse totalmente de la
cuestión de la medición, no tanto cuando se analicen los aspectos técnicos
particulares de la reexpresión por inflación, sino apenas ese análisis se
incluye en su contexto.

Un primer agrupamiento que podemos ensayar se basa en cuentas que


representan operaciones ya “consumadas”, “cerradas” o “irreversibles” y
aquellas que representan activos y pasivos.

En el primer grupo incluimos las cuentas de resultado, las de


Patrimonio Neto y las que se exponen en el Estado de Flujo de Efectivo (que
veremos en profundidad en clases posteriores) ya que, más allá de su
denominación a los efectos de agruparlas, la idea es mostrar que
representan importes medidos en una moneda de poder adquisitivo del
momento de origen de la partida. Para ellas, excepto aquellas que se
generaron en el mes de cierre, corresponde su reexpresión por inflación
desde el momento de origen hasta el cierre.

En el segundo grupo están las cuentas que representan activos y


pasivos que, como ya dijimos, están distorsionadas en su totalidad por los
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efectos de la inflación y, por lo tanto, debemos considerarlos en conjunto y
sobre cada partida.

Resulta usual la clasificación en monetarios y no monetarios, aunque


algunos autores e incluso normas, utilicen alguna de las otras clasificaciones
que se expusieron en el punto anterior.

Independientemente de la denominación que se adopte lo relevante es


determinar si varía su precio específico o no. Consecuentemente,
consideramos “expuestos” o “monetarios” a aquellos que representan una
suma fija en moneda de curso legal, es decir que su valor se mantiene
invariable a través del tiempo y siempre están expresados en moneda de la
fecha a la cual se realiza la medición. Su precio específico, en términos
nominales, no varía.

Como expusimos previamente, en el caso de los activos constituyen


una minoría muy pequeña necesaria para funcionar (fondo fijo, caja, cuenta
corriente bancaria, etc.), algún crédito fiscal que no se ajuste, ni devengue
intereses, o algún otro activo “no deseado” cuya tenencia no se ha podido
evitar. La tenencia de estos activos durante un período de inflación genera
un resultado por exposición a la inflación negativo. Su pérdida de poder
adquisitivo surge de la aplicación directa de la tasa de inflación sobre los
mismos. Sus saldos al cierre no se ajustan porque ya están expresados en
moneda de cierre. Sí, en cambio, deben reconocerse en el Estado de
Resultados las pérdidas por exposición a la inflación que genera su tenencia.

En cuanto a los pasivos “expuestos” o “monetarios”, también hemos


dicho que nadie financia sin costo, por lo que su existencia también es
mínima como en el caso de los activos, o aún menor a éstos. Sí, como fue
explicado previamente, hay algunos pasivos de este tipo, recurrentes en la
mayoría de las empresas que generan un resultado por exposición a la
inflación porque representan una suma fija en moneda de curso legal desde
el momento de su devengamiento (al cierre del mes al que corresponden)
hasta la fecha de vencimiento del pago (primeros días del mes siguiente). La
tenencia de estos pasivos durante un período de inflación genera un
resultado por exposición a la inflación positivo. Su pérdida de poder
adquisitivo surge de la aplicación directa de la tasa de inflación sobre los
mismos. Sus saldos al cierre no se ajustan porque ya están expresados en
moneda de ese momento. Sí deben reconocerse en el Estado de Resultados
las ganancias por exposición a la inflación que genera su tenencia.

El resto de los rubros son, en este esquema, “no expuestos” o “no


monetarios” ya que su precio es susceptible de variaciones a través del

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tiempo. Estas variaciones pueden ser “predecibles”, como en aquellos que
devengan una tasa de interés previamente pactada, o “impredecibles”, si su
precio varía en función de diversos factores.

Esta distinción ayuda a comprender el concepto, pero es indiferente a


los efectos de la reexpresión por inflación. En estos rubros debemos medir,
además del impacto de la inflación, la evolución de su precio específico y de
su comparación se determinará su resultado por tenencia en términos reales.

Este resultado por tenencia tiene una denominación específica de


acuerdo al rubro que tratemos, serán intereses en el caso de créditos y
deudas, diferencias de cambio en el caso de activos y pasivos en moneda
extranjera, diferencias de cotización en el caso de títulos públicos y acciones,
etc.

Les sugiero trabajar todo lo posible con ejercicios prácticos porque les
servirán para cerrar los conceptos teóricos.

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