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El sol baila sobre


Roma, la larga
cuaresma del Papa
Francisco, el Vaticano
cerrado y todo
funciona, cardenales y
cardenales.

Por SPECOLA | 12 marzo, 2020

Los romanos son muy propensos a


creer en los augurios y mucho más en
estos tiempos de coronavirus que están
sometiendo a la ciudad eterna a una
dura y larga cuaresma que no parece
tener fin. Ayer pudimos ver un extraño
fenómeno solar, como los que se
producen en Medjugorge, sobre Roma.
Es nuestra imagen de hoy. La historia es
el tiempo de Dios y el tiempo de la
salvación que se puede hacer presente
cómo quiere y cuando quiere. Hemos
de vivir estos momentos con la máxima
tranquilidad y esperar que nos ayuden
a mirar hacia el cielo, ayer en Roma
muchos miraron hacia el cielo, donde
un extraño sol iluminaba el silencio
romano. ‘Cuando no hace daño es de
Dios’, suelen decir los viejos del lugar y
así lo interpretaron, el virus tiene tintes
mucho más demoniacos y sigue su
expansión según su naturaleza,
ignorando las fronteras y las leyes
humanas.

Impresiona ver el Vaticano cerrado, que a


los más ancianos recuerda los tiempos de la
segunda guerra mundial, pero ahora sin
soldados ruidosos que inundando la ciudad.
Los jefes de dicasterio no saben que hacer,
de hecho el Vaticano está cerrado, sus
oficinas y organismos, y muchos
trabajadores se han quedado en sus casas.
El trabajo no se resentirá mucho, porque
mucho no era, no creemos que se hunda el
mundo si prescindimos de los auguri de
pascua que tanto trabajo dan a las
secretarías de sus eminencias y excelencias.
El virus nos está demostrando la inutilidad
de los miles de organismos e instituciones
tanto civiles como eclesiásticas que no
sirven para nada y nos cuestan una fortuna.
El cierre de algunas conferencias
episcopales y de la misma curia romana
esta sirviendo para ‘tranquilizar’ a los
sacerdotes y los fieles y podernos centrar en
la oración y en la caridad y dejarnos de
diálogos en la estratosfera, de sínodos sobre
sínodos y de pachamamas.

Siempre hemos defendido que le Vaticano


es un estorbo, y no pequeño, para la
verdadera misión de la Iglesia. La Iglesia no
se puede convertir en enormes estructuras
que aplastan a los verdaderos trabajadores
del evangelio, Alemania es el ejemplo más
sublime. El crecimiento anormal y costoso
de las enormes curias diocesanas, de las
conferencias y no digamos de la curia
romana que hemos sufrido en el periodo
post conciliar se está demostrando inútil y
dañino. En estos pocos días que llevamos
sufriendo el coronavirus los salvadores de
la humanidad han desaparecido y se
encuentran en sus madrigueras esperando a
que pase el peligro para marear de nuevo a
tiempo y a destiempo. Lo que los fieles
cristianos necesitamos son sacerdotes que
están a nuestro lado para celebrar la
Eucaristía, perdonar los pecados y
administrar los sacramentos, todo lo demás,
si ayuda, bienvenido sea pero vemos que
suele ser un enorme estorbo del que hay
que protegerse. Son tiempos en los que
tenemos enormes edificios de oficinas y
nuestras catedrales con museos, nuestras
iglesias cerradas y nuestros monasterios
vacíos.

El virus, por su propia naturaleza, es muy


democrático y no hace distinciones de raza,
de condición social o económica, y anida
dónde quiere y cuándo quiere. No necesita
que derribemos muros ni que le
construyamos puentes. No entiende si la
iglesia está en salida o en entrada, subiendo
o bajando, no respeta ni los todopoderosos
poderes del mundo, ni los engolados
poderes sagrados. Hace lo que tiene que
hacer y para defendernos tenemos que
seguir sus reglas porque el virus nunca
seguirás las nuestras. Además de
democrático es muy poco dialogante. No hay
forma de que entre en razón y se contagia
sin escuchar consejos ni recomendaciones,
no sabe de estrategias políticas ni de crisis
económicas. En un mundo que pretende
cambiar las leyes de la naturaleza con leyes
positivas nos hemos encontrado con el
enemigo perfecto y a nuestra medida, la
naturaleza vírica en estado puro.

No podemos perder de vista, aunque


nuestros obispos cobardeen, que detrás de
todo, y también del coronavirus, está la
providencia de Dios sobre nuestras vidas.
No es cosa de ponerse apocalípticos pero
tampoco de ignorar que Dios existe y se
hace presente. Son momentos de
intensificar la oración, las cuarentenas
forzadas nos facilitan un tiempo
maravilloso, tiempo de descubrir tantas
cosas cómo tenemos olvidadas en nuestras
vidas y preocuparnos de la salud del alma a
la vez que lo hacemos de la del cuerpo que
al fin es caduco.

Estamos viviendo momentos inéditos y


complejos en donde no es fácil tomar las
decisiones adecuadas. Son tiempos de
salvación y son los nuestros. Todo apunta a
que estamos al inicio y que será una batalla
dura, larga y con caídos en combate. Nos
llegan noticias de obispos y sacerdotes que
empiezan a contraer la enfermedad. En el
Vaticano el miedo se ve en los rostros. Los
mayores son los más afectados y aquí
tenemos muchos, basta ver las edades de los
miembros del Sacro Colegio para darnos
cuenta del peligro más que evidente en que
nos encontramos.

Las noticias de hoy nos informan de que el


proceso a Pell se alarga y durara unos meses
más en que el cardenal sigue encarcelado.
Hay momentos en que la cárcel es el lugar
más digno y el cardenal está demostrando
una fortaleza inusual entre sus hermanos
purpurados, en una situación injusta e
incompresible, o quizás demasiado
compresible. Y hablando de cardenales, el
cardenal electricista está demostrando, una
vez más, tener muy pocas luces y ha sido
detenido por la policía italiana cuando se
dirigía a llevar comidas a los indigentes de
la zona de la estación Termini incumpliendo
todas las normas sanitarias, las normales y
las del virus, otro triste episodio que poco
ayuda a los necesitados y dice mucho de
protagonismos inútiles.

«Había un hombre rico que se vestía de


púrpura y de lino y banqueteaba cada día.»

Buena lectura.

Coronavirus,Italia-Vaticano senza
mascherine. Per trovarle si guarda alla
Cina

PEDOFILIA/ Alta corte australiana:


ultimo appello per George Pell

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San Pietro in quarantena Vaticano


sbarrato, messe sospese, matrimoni
tristi, funerali impossibili. E’ proprio
una dura quaresima

Coronavirus, mascherine esaurite


anche in Vaticano

Minardi”:”Marcinkus incontrò
Emanuela Orlandi durante il sequestro”

Coronavirus, lotta alla pandemia anche


con il potere della preghiera, attivata la
rete nei conventi

Coronavirus. Papa Francesco:


“preghiamo per i governanti, che
debbono prendere misure impopolari”.
E denuncia globalizzazione
indifferenza

Coronavirus, il Papa: «Non dimenticare


poveri e migranti»

Coronavirus. Papa Francesco prega per


i carcerati. E ricorda i cristani
perseguitati

Vaticano orientato a sciogliere il


movimento cristiano fondato da un
presunto pedofilo

CORONAVIRUS E MESSA. FABIO


ADERNÒ RISPONDE ALLE OBIEZIONI.

PELL, SENTENZA RINVIATA DI


QUALCHE MESE. L’ALTA CORTE
RIMANDA

Il coronavirus blocca l’Italia, Papa


Francesco rinuncia alla visita in
Piemonte

Roma ai tempi del coronavirus: il sole


«ostia gigante», effetto ottico suggestivo

Vaticano, ultima udienza in Alta Corte


per il cardinale George Pell: era stato
già condannato per pedofilia

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3 comentarios en “El sol baila sobre


Roma, la larga cuaresma del Papa
Francisco, el Vaticano cerrado y todo
funciona, cardenales y cardenales.”

Ado
12 marzo, 2020 a las 6:39 pm

Es un halo del sol, un fenómeno


bastante normal. Hay que
asegurarse antes de publicar estas
cosas, porque nos dejan a los
católicos como ignorantes.

RESPONDER >

Lector
12 marzo, 2020 a las 6:18 pm

¿Dónde te escondes, Francisco?


¿Acaso no deseas mirar al Sol y
comprender que has atraído sobre
Italia la ira de Dios, tras adorar a
Pachamama y profanar la tumba
de San Pedro con comuniones
sacrílegas, maldiciones
mahometanas y homenajes a
Lutero…?

RESPONDER >

Rosae
12 marzo, 2020 a las 7:11 pm

Cuanta razon llevas Lector.


Tiene panico ahora mismo. No
sabe qué hacer, adonde ir. Pués
si, solo Dios tiene la ultima
palabra.
Se acabaron las tonterias de los
progres y enemigos de Dios.
Veremos lo que queda de estos
siete anos de «pontificado».

RESPONDER >

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