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“INSTRUCCIÓN PERMANENTE ALTA VENDITA” PARA

INFILTRAR LA SEDE ROMANA


octubre 1, 2017
tags: Alta Vendita, Dillon, Gregorio XVI, guerra anticristiana,
Instrucción Permanente, logia vaticana, masonería, pio ix,
Vaticueva
by Redacción
(Con información de La Última Batalla del Diablo)
Los documentos de la Instrucción Permanente, fueron a parar a
manos del Papa Gregorio XVI durante la primera mitad del
siglo XIX. A pedido del Papa Beato Pío IX, la Instrucción
Permanente fue publicada por el Cardenal Crétineau-Joly en su
libro The Roman Church and Revolution [La Iglesia Romana y
Revolución].2Por medio de su Breve Laudatorio, de 25 de
febrero de 1861, dirigido al autor, el Papa Pío IX certificó la
autenticidad de la Instrucción Permanente y de los demás
documentos masónicos, pero no permitió que se divulgasen los
nombres verdaderos de los miembros de la Alta Vendita
mencionados en los documentos. El Papa León XIII pidió
igualmente su publicación. Indudablemente, esos dos Papas
actuaron con el propósito de evitar que ocurriese una tragedia.
Estos grandes Pontífices sabían perfectamente que tal calamidad
distaba mucho de ser imposible. (El Papa Pío XII también lo
sabía, como se puede deducir de los comentarios proféticos
cuando aún era Secretario de Estado del Vaticano).
El texto íntegro de la Instrucción Permanente también se
encuentra en el libro de Mons. George E. Dillon,
“Desenmascarada la Masonería del Gran Oriente”. Cuando le
entregaron al Papa León XIII un ejemplar del libro de Mons.
Dillon, se quedó tan impresionado que mandó preparar a sus
expensas una edición en italiano.4
Alta Vendita era la logia más importante de los Carbonarios,
una sociedad secreta italiana vinculada a la Masonería, que,
juntamente con ésta, fue condenada por la Iglesia Católica.5 El
prestigioso historiador católico P. E. Cahill, S.J., al que no se
puede tachar de “maníaco de las conspiraciones”, en su
libroFreemasonry and The Anti-Christian Movement [La
Masonería y el Movimiento Anticristiano],escribió que la Alta
Vendita «era comúnmente considerada en la época como el
gobierno central de la Masonería europea.»6 Los Carbonarios
fueron muy activos en Italia y Francia [y en Portugal,
principalmente de 1910 a 1926] [6a].
En su libro Athanasius and the Church of Our Time [Atanasio y
la Iglesia de Nuestro Tiempo](1974), el Obispo Rudolph Graber,
otro experto objetiva y totalmente irreprochable, que escribió
después del Vaticano II, citó a un ilustre masón, el cual había
declarado que «el objetivo (de la Masonería) ya no es la
destrucción de la Iglesia, sino utilizarla por medio de
infiltración.»7 Con otras palabras: como la Masonería no puede
eliminar totalmente a la Iglesia de Cristo, pretende no sólo
erradicar la influencia del Catolicismo en la sociedad sino
también manipular la estructura de la Iglesia como un
instrumento de “renovación”, “progreso” e “ilustración”; es
decir, como un medio de promover muchos de los principios y
objetivos masónicos.
Instrucción Permanente
El Papa, sea quien sea, jamás vendrá a las sociedades secretas.
Son las sociedades secretas las que deben dar el primer paso
hacia la Iglesia, CON MIRAS A CONQUISTAR A AMBOS.»
La tarea que nos disponemos a emprender no es de un día, un
mes o un año. Podría durar muchos años, quizás un siglo. Entre
nuestras filas los soldados mueren, pero la batalla continúa.»
No intentamos ganar al Papa para nuestra causa, ni hacerlo
adepto a nuestros principios o propagador de nuestras ideas.
Sería un sueño absurdo; y si en el caso de los prelados y
cardenales, por iniciativa propia o sorpresivamente, llegasen a
conocer parte de nuestros secretos, sería motivo suficiente para
no hacer deseable su elección al solio pontificio. Tal elección
supondría nuestra ruina. La sola ambición lo llevaría a la
apostasía, y para obtener el poder se vería obligado a
sacrificarse. A lo que debemos aspirar, lo que debemos pedir y
esperar como los judíos a su Mesías, es un papa que nos sea útil.
[…]
De esa forma podremos emprender un camino triunfal en el
asalto a la Iglesia, mucho más que por medio de los escritos de
nuestros hermanos o que con el oro inglés. ¿Sabéis por qué?
Porque para destruir la poderosa roca sobre la que Dios ha
edificado Su Iglesia ya no tenemos necesidad del vinagre de
Aníbal, de la pólvora, ni de nuestros ejércitos. Es preciso meter
en el complot a la mano del sucesor de Pedro, y esa mano es tan
valiosa para esta cruzada como la de todos los Inocentes,
Urbanos o San Bernardos de la Cristiandad.
No tenemos la menor duda de que nuestros esfuerzos se verán
coronados por el éxito y alcanzaremos ese fin. ¿Cuándo?.
¿Cómo?. Todavía no nos es dado saberlo. A pesar de ello, como
nada ni nadie debe apartarse del plan que se ha trazado tan
meticulosamente, y como todos deberán empeñarse en su
realización, como si ya a partir de mañana se pudiera realizar la
labor que ahora esbozamos, queremos dar en estas intrucciones
-que serán secretas para los iniciados novicios- consejos para los
oficiales a cargo de la Venta Suprema, los cuales deberán
inculcarlos a todos sus hermanos, en forma de instrucción o
memorando. […]
Ahora bien, para tener un papa acorde con nuestras
necesidades, es necesario formarlo primero. […] Para ese Papa,
se moldea una generación digna del reino que soñamos. Dejemos
pasar a los ancianos y los adultos. Empecemos a partir de los
jóvenes y, de ser posible, hasta por los niños. […] Sin esfuerzo
nos ganaremos la reputación de buenos católicos y grandes
patriotas.
Esa reputación difundirá nuestra doctrina entre los
sacerdotes jóvenes, e incluso en los monasterios. En pocos años,
será inevitable que ese clero nuevo y joven llegue a ocupar todos
los cargos, que forme el consejo reinante y se lo llame a elegir el
Pontífice que deberá regir la Iglesia. Y como muchos de sus
contemporáneos, ese pontífice estará forzosamente empapado de
los principios patrióticos y humanitarios que comenzamos a
poner en circulación. Es una diminuta semilla de mostaza que
estamos sembrando. Mas el amanecer de la justicia nos
conducirá a los más elevados poderes, y veréis la cosecha tan
copiosa que habrá producido tan pequeña semilla.
A lo largo del camino que estamos trazando, para los nuestros
será necesario superar numerosos obstáculos y dificultades, pero
triunfaremos gracias a la experiencia y la perspicacia. Mas el
destino es tan espléndido que se hace necesario desplegar todas
las velas para llegar. Si queréis revolucionar Italia, observad
atentamente al Papa que acabamos de describir. Si queréis
fundar el reino de los elegidos sobre el trono de la prostituta de
Babilonia, hacedlo de modo que el clero marche tras vuestra
bandera creyendo que sigue la de la Fe apostólica. Si queréis
hacer desaparecer el último vestigio de tiranía y opresión, echad
las redes como lo hacía Simón bar Joná. Echadlas en las
sacristías, seminarios y monasterios en vez de en el mar. Y si no
os apresuráis, os prometemos una pesca más milagrosa que la
suya. El pescador de peces se vuelve pescador de hombres.
Colocaréis a vuestros amigos en torno a la silla de San Pedro.
Habréis predicado una revolución vestida con la tiara y la capa
pluvial que marcha con la bandera de la cruz. Una revolución
que basta con encender mínimamente para que estalle en un
fuego que se extienda a todos los rincones de la Tierra.»

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