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Eucaristía e Iglesia

Dionisio BOROBIO*

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ZIZOULAS, J.-TiLlard, J. M.-VON ALLMEN, J. J., L’Eucharistie de la Iglesia. Si por una parte el misterio de la euca-
(París 1970).
ristía nos introduce en el misterio de amor autodo-
nante de Dios en Cristo y el Espíritu (estructura y
origen trinitario de la eucaristía), por otra parte la
1. CONTEXTO Y SITUACIÓN participación de la Iglesia en la eucaristía, como su-
1.1. Perspectiva antropológica jeto, mediación y objeto, nos habla de una coimpli-
cación extraordinaria de la Iglesia como comunidad
Los signos de la vida son para el hombre más que actúa, recibe y se edifica en cuerpo de Cristo
que su pura materialidad sensible. Por ellos el desde la eucaristía. Asimismo nos interroga sobre
hombre quiere decir más de lo que se oye, expresar las formas como se expresa o debe expresarse esta
más de lo que se ve. También la eucaristía pertene- relación: personas-ministerios, palabras y signos.
ce al orden del signo y su primer elemento signal es
la «asamblea», a través de la cual se expresa otra De especial interés es el tema de la re-
realidad más amplia: la de la Iglesia universal, pue- presentación ministerial y la participación. Fijándo-
blo de Dios y Cuerpo de Cristo. En la asamblea eu- nos sólo en la «asamblea eucarística» como punto
carística se reúne visiblemente una comunidad comparativo, podemos señalar estas características
concreta, un grupo reducido de cristianos, pero en originales de su función representativa: la asamblea
ella está presente la Iglesia universal, realmente re- eucarística «re-presenta» no a un grupo o colectivi-
presentada por aquélla. dad de un lugar concreto, sino a la Iglesia universal.
Esta representación la realiza no en cuanto grupo
Recordemos, en primer lugar, que el fenómeno representativo indiferenciado, sino en cuanto asam-
de la reunión-asamblea tiene una densidad antro- blea que expresa la misma estructura de la Iglesia,
pológica y social, en cuanto que corresponde a la jerárquicamente ordenada, en su diversidad de mi-
naturaleza y necesidad humanas, por varias razo- nisterios. Su actuación es representativa no sólo en
nes: somos seres con los demás; los demás son cuanto que desea hacer lo que hace la Iglesia ente-
condición y posibilidad de crecimiento, de comuni- ra, sino también en cuanto que en ella se hace pre-
cación, de realización, de identificación, de supera- sente Cristo, único Señor que preside todas las co-
ción del aislamiento. Con los demás vivimos, orde- munidades y asambleas de Iglesia. Más aún, tra-
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tándose de la celebración de la eucaristía, la asam- presencializa y realiza en y desde aquellas comuni-


blea cristiana es representativa de la Iglesia en dades concretas en las que se cumple y vive la mi-
cuanto que realiza el acto de culto central, por el sión que procede de Cristo. Entre la Iglesia univer-
que se expresa y construye la Iglesia entera. sal y las iglesias particulares existe coincidencia e
identidad de contenido desde un punto de vista bí-
blico y teológico. «Comunidad es la reproducción de
1.3. Perspectiva litúrgica lo que el Nuevo Testamento llama Iglesia». «La co-
munidad es en un lugar concreto lo que la Iglesia es
Durante mucho tiempo reinó en la celebración en su totalidad». Con otras palabras, aquello que
una actitud individualista, manifestada en la ora- hace que la comunidad sea comunidad, es lo mismo
ción paralela, la despreocupación por los demás, la que lo que hace que la Iglesia sea Iglesia.
cerrazón en los propios problemas, la escasa parti-
cipación comunitaria, la «misa privada»... Por su Aun aceptando que existen diferencias externas
propia naturaleza, la eucaristía no es un acto priva- entre la Iglesia y la comunidad concreta, puede de-
do, sino público; ni es un acto individual, sino co- cirse que, ontológica y teológicamente, son una
munitario. La eucaristía es una verdadera celebra- misma cosa. Esta doctrina se desprende del Vati-
ción del pueblo de Dios, desde la asamblea congre- cano II, cuando afirma que las parroquias «repre-
gada. Por eso, no se celebra en solitario, sino com- sentan de alguna manera a la Iglesia visible esta-
partiendo con los demás. De la eclesialidad de la blecida por todo el orbe» (SC 43); y que «la Iglesia de
eucaristía depende su comunitariedad. Y ésta re- Cristo está verdaderamente presente en todas las
clama que se exprese a través de las palabras y sig- legítimas reuniones locales de fieles, que, unidas, a
nos, de la participación y los ministerios, de la uni- sus pastores, reciben también en el Nuevo Testa-
dad y la comunión. mento el nombre de Iglesias» (LG 26). Ahora bien,
entre los elementos de identidad de la Iglesia y la
Sin duda, después de la reforma del Vaticano II comunidad está, además de la misma confesión de
son muchos los avances que se han dado al respec- fe y fidelidad a la tradición apostólica y comunión,
to. Sin embargo, es preciso todavía mejorar la mis- sobre todo la realización histórica de las tres gran-
ma celebración en todos los aspectos señalados, de des funciones o dimensiones de la misión: el servicio
modo que manifieste mejor esta eclesialidad que la de la Palabra (= Martyría), el servicio del culto (= Lei-
constituye. Y esto sólo es posible cuando nos sen- tourgía), y el servicio de la caridad (= Diakonía). Por
timos en comunión con la Iglesia entera, a través de tanto, en la «leiturgia» se encuentra el compromiso
la comunión con el presbítero que preside la asam- de la koinonía, es decir, el requisito de comunión y
blea, y con el obispo de la Iglesia local. Nada más eclesialidad.
contradictorio que el que la eucaristía sea signo de
contradicción y división con la Iglesia, en vez de
signo de unidad y amor.
2.2. Asamblea eucarística
La asamblea eucarística es la comunidad cris-
2. ACLARACIONES HERMENÉUTICAS tiana en su acto más representativo de la comuni-
dad de la Iglesia universal. No hay verdadera Iglesia
2.1. Comunidad cristiana universal sin representación de la asamblea euca-
Es de todos conocido que el Nuevo Testamento rística, ni hay auténtica asamblea eucarística sin
sólo emplea una palabra: Ekklesía, para expresar lo representación de la Iglesia universal. La asamblea
que nosotros queremos decir con dos: «Iglesia» y eucarística es la primera y más importante manifes-
«comunidad». Ekklesía significa al mismo tiempo: a) tación visible de la comunidad cristiana. Significa la
la asamblea reunida para escuchar la Palabra, para reunión de los fieles cristianos (synaxis) para cele-
celebrar la eucaristía; b) la comunidad que reside en brar eucarísticamente el misterio de la salvación. A
un determinado lugar o Iglesia local; c) la comuni- lo largo de los siglos, «la Iglesia nunca ha dejado de
dad universal de todos los que creen en Cristo Sal- reunirse para celebrar el misterio pascual» (SC 6),
vador y lo confiesan como el Señor, formando el sobre todo en la eucaristía dominical, porque el
Pueblo de Dios o la Iglesia universal. La diferencia domingo es el día por excelencia de la reunión de la
que solemos establecer entre «Iglesia = reunión de asamblea cristiana. Por todo ello, la IGMR n. 7 dice:
todos los creyentes» y «comunidad = reunión locali- «La Cena del Señor, o Misa, es la asamblea sagrada
zada de creyentes o grupo cristiano», no aparece, al o congregación del pueblo de Dios, reunido bajo la
menos con claridad en el Nuevo Testamento, ya que presidencia del sacerdote para celebrar el memorial
para los diversos autores, sobre todo Pablo, la co- del Señor. De ahí que sea eminentemente válida,
munidad de salvación se realiza tanto en la congre- cuando se habla de la asamblea local de la santa
gación de todos los creyentes cuanto en su reunión Iglesia, aquella promesa de Cristo: “Donde dos o
local. Más aún, la Iglesia universal sólo se expresa,
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tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en las asambleas cultuales y en la asamblea pascual
medio de ellos” (Mt 18,20)». del pueblo de Israel.
El pueblo de Israel, como otros pueblos, tiene
sus propias asambleas. Más aún, el mismo pueblo
2.3. Servicios y ministerios litúrgicos
se entiende como una verdadera asamblea, como
La participación en la liturgia, y de modo espe- pueblo convocado y congregado por Dios, como
cial en la eucaristía, es un elemento esencial consti- «Qahal Yahvé», que reúne a las tribus de Israel (cf.
tutivo de la misma. Esta participación puede reali- 2Sam 6,1-2).
zarse de dos formas: a) La más animadora respon-
sable, que corresponde a aquellos que dirigen y
animan la celebración, ejerciendo diversos servicios a) Asamblea pascual del Éxodo
y ministerios, b) Y la participación más activa y co-
La liberación del pueblo de Israel de la esclavi-
mún, que corresponde a todos los presentes en la
tud de Egipto, con todos los acontecimientos que
celebración o asamblea «co-celebrante». Refiriéndo-
componen el Éxodo, encuentra su punto culminan-
nos a los primeros, es preciso distinguir diversos
te en el Sinaí (cf. Éx 19,24), donde tiene lugar la
servicios y ministerios:
Alianza, y el pueblo, libre ya de esclavitudes, puede
– Servicios de los fieles: Son aquellos que reali- dar culto a Dios. Ésta es la intención de Yahvé
zan los fieles laicos, que poseen la capacitación y cuando manda a Moisés para que libere a su pue-
disposición convenientes para desempeñarlos: ser- blo.
vicio de acogida, de lector, de la colecta, del canto...
Que pueda darle culto (Éx 7,16; 8,16; 12,31);
– Ministerios laicales instituidos: Son los que que llegue a constituirse en pueblo de su propiedad,
desempeñan aquellos fíeles laicos que, preparados y en asamblea santa (Éx 19,3-8). El acontecimiento
dispuestos convenientemente, han recibido la en- de la Pascua y de la Alianza hace de Israel el pueblo
comienda por un tiempo, y suponen el reconoci- de Dios, la congregación de los elegidos, la asam-
miento o institución oficial por parte de la Iglesia. blea de los liberados. Dios los salva como pueblo y
Actualmente los únicos ministerios instituidos que pacta con ellos una Alianza cuando se encuentran
afectan a la celebración son: el ministerio del lector, congregados a los pies del monte Sinaí, sellando la
el del acólito, el extraordinario de la comunión. alianza con la sangre: «Entonces tomó Moisés la
sangre, roció con ella al pueblo y dijo: “ésta es la
– Ministerios laicales «reconocidos»: Son los que
sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con voso-
desempeñan fieles laicos que, cumpliendo las mis-
tros, según todas estas palabras” (Éx 24,4-8)». Y to-
mas condiciones personales señaladas en el caso
do esto sucedía mientras el pueblo se encontraba
anterior, sin embargo no tienen el reconocimiento o
reunido. Por eso este acontecimiento primordial lle-
institución oficial, aunque se ejercen por encomien-
vará en adelante el nombre de «asamblea de Yahvé»
da de los responsables y cumpliendo una función
(= Qahal Yahvé). Es alrededor del monte Sinaí don-
importante para la asamblea litúrgica: puede ser el
de se da la verdadera asamblea del pueblo, que
ministerio de lector, de acólito, de director de coro...
constituirá en adelante el tipo y el modelo de toda
– Ministerio de la presidencia: Es el que desem- asamblea (cf. Dt 4,10; 9,10; 10,4; 18,16).
peñan quienes han recibido el sacramento del orden
Las notas características que distinguen a esta
y pueden presidir la celebración eucarística: el
asamblea son las siguientes: 1. Convocación por
obispo o el sacerdote.
iniciativa de Dios, a través de Moisés (Ex 19,7). 2.
Presencia de Dios en medio del pueblo reunido, ex-
presada por la teofanía (Éx 19,17-18). 3. Dios habla
3. COMPRENSIÓN HISTÓRICA al pueblo en asamblea, y le expresa su voluntad en
Ofrecemos un resumen histórico de aquellos hi- las tablas de la ley (Dt 9,10; cf. Éx 20,lss). 4. Res-
tos más importantes en la comprensión de la ecle- puesta de la asamblea, como aceptación del com-
siología eucarística. promiso y profesión de fe: «Nosotros haremos todo
cuanto ha dicho Yahvé» (Éx 19,8; 24,3.7; cf. Dt
27,15-26). 5. Rito sacrificial de la alianza (Éx 24,8).
3.1. Escritura
A) Antiguo Testamento b) Asambleas cultuales
La asamblea eucarística tiene sus antecedentes Toda asamblea o reunión cultual que tenga lu-
en las asambleas que tuvieron lugar a lo largo de la gar después aparecerá configurada con estas mis-
historia de la salvación. Y muy especialmente, en mas notas esenciales. Será como un recuerdo y
conmemoración de la primera y más importante
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asamblea de su historia. Así sucede cuando Josué que reunirá en sí todos los pueblos. Esto sucederá
renueva la Alianza en el monte Ebal (Jos 8,30-35); porque Dios se creará un nuevo pueblo y establece-
cuando Salomón consagra y dedica el templo a rá con él una nueva Alianza.
Yahvé (1Re 8; 2Crón 6-7); cuando Ezequías resta-
«Así dice el Señor Yahvé: He aquí que voy a
blece el culto mediante la celebración de la Pascua
recoger a los hijos de Israel de entre las naciones
(2Crón 29-30); cuando Josías descubre el libro de la
a las que marcharon. Voy a congregarlos de to-
alianza hallado en el templo (2Re 23); cuando Es-
das partes para conducirlos a su suelo [...] Con-
dras y Nehemías proponen la renovación del pueblo,
cluiré con ellos una alianza eterna. Los estable-
a su vuelta del exilio (Neh 8-9). En todos estos mo-
ceré, los multiplicaré y pondré mi santuario en
mentos se convoca al pueblo en asamblea, se lee la
medio de ellos para siempre. Mi morada estará
palabra de Dios, se renueva la Alianza, se ofrece un
junto a ellos, seré su Dios y ellos serán mi pue-
sacrificio, bien sea de un tipo o de otro. Todas estas
blo» (Ez 37,21.23-24.26-27; cf. 20,34-38; 36,24-
asambleas son como una reedición de la asamblea
25).
del Sinaí: «Acuérdate del día que estuviste ante
Yahvé, tu Dios, en Horeb, cuando Yahvé me dijo: Los rasgos de esta asamblea escatológica serán,
“Convoca al pueblo a la asamblea, para que yo le por tanto, los siguientes: 1. Dios convoca a esta
haga oír mis palabras y sepan temerme todos los nueva asamblea al pueblo disperso de Israel y a to-
días de su vida sobre la tierra y se lo enseñen a sus dos los pueblos. 2. Será la asamblea definitiva y
hijos”» (Dt 4,10). Y Moisés, antes de morir, prescri- mesiánica. 3. El Mesías será quien la conducirá. 4.
bió que cada siete años se tuviera una asamblea Con ellos se realizará un nuevo pacto o Alianza. 5.
semejante a la de Horeb, para oír de nuevo la pala- En ella se ofrecerá un culto espiritual. 6. Dios esta-
bra y renovar los compromisos de la alianza (Dt rá presente y habitará en su nuevo pueblo para
31,10-12; cf. Éx 23,14-17). siempre.
En resumen, puede decirse que en el AT el pue-
blo de Israel tiene conciencia de haber sido consti-
c) Asamblea anual de Pascua
tuido en «pueblo de Dios», en «reino de sacerdotes y
Y si esto sucedía en todas las fiestas, sucedía nación consagrada», en «asamblea de Yahvé», en
especialmente en la «fiesta de las fiestas» de Israel, «Qahal Yahvé» o en «ekklesía tou Theou». Esta
es decir, en la celebración anual de la Pascua judía, asamblea del Señor tiene cuatro elementos consti-
incluida dentro de la fiesta de los Ácimos, en prima- tutivos permanentes: la convocación divina, la pre-
vera. Así lo había mandado Yahvé (Éx 12,1-3.6.14). sencia del Señor, la proclamación y escucha de la
Palabra, el sacrificio y renovación de la Alianza. Su
Se trata de la reunión de la asamblea pascual
finalidad es siempre la misma: recordar, acoger, re-
judía, de una reunión familiar y religiosa, donde los
novar, realizar los planes salvadores de Dios, de
ritos, puestos en relación con la liberación histórica
modo que todos sean conducidos a su Reino defini-
de Egipto, son como el «recordatorio» (= memorial),
tivo. Pero esto no es todavía una realidad, sino una
la expresión de la salvación concedida por Yahvé a
esperanza y una promesa en espera de cumplimien-
su pueblo (Éx 13,14-16). En torno a ella giran todas
to pleno.
las fiestas del pueblo judío. Por lo mismo constituye
también el modelo de toda asamblea. Éstas son sus
características principales: 1. Es una reunión fami-
B) Nuevo Testamento
liar e íntima, de una verdadera comida fraternal. 2.
En ella es importante no sólo el rito, sino también el Cristo ha venido a dar cumplimiento a las pro-
diálogo, recordando las maravillas de Yahvé. 3. Por mesas. Los Evangelios presentan a Jesús como
el rito (pan, vino, hierbas, cordero...) y las palabras aquel que ha venido a cumplir los planes de
recuerdan (zikkaron) y actualizan la salvación. Es reunión de los hijos dispersos, anunciados por los
algo que para ellos tiene pleno sentido de actuali- profetas y atribuidos al mismo Yahvé (Mt 23,37-39).
dad. 4. La comunidad humana existente se consti- Pero ¿cómo va a realizar Jesús todo esto?
tuye en asamblea pascual, y el acontecimiento his-
tórico es celebrado en un acontecimiento vital: la
celebración familiar o fraternal. a) La asamblea del Señor
Jesús, que ha venido a reunir a todos los hom-
d) Anuncio de una asamblea escatológica bres en el Reino del Padre, comienza, durante su
vida pública, reuniendo pequeñas asambleas: los
Sin embargo, esta asamblea no será la asamblea «doce», los discípulos, la gente que escucha sus pa-
definitiva (Jer 23,3; 29,14). Los profetas habían labras y participa en sus signos y milagros. Con sus
anunciado un nuevo pueblo, una futura asamblea, palabras y sus signos, dirigidos a todas las gentes,
una reunión escatológica, que será más perfecta y pero sobre todo a los ciegos y a los cojos, a los po-
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bres y a los pecadores..., está declarando que el tía, y que preludia la participación definitiva en el
Reino de Dios ya ha llegado, y que todos están con- banquete del reino escatológico: «dispongo un reino
vocados a formar parte de la nueva asamblea del para vosotros..., para que comáis y bebáis a mi me-
Reino (Mt 11,2-6; 22,7-10; Lc 14,21-23). Cristo sa en mi reino, y os sentéis en tronos para juzgar a
anuncia el Reino y el Reino está en Él. Él es, al las doce tribus de Israel» (22,29-30).
mismo tiempo, el sujeto y el objeto de la convoca-
Pablo, por su parte, resaltará aún más la íntima
ción.
relación que existe entre el cuerpo eclesial y el
Sin embargo, el verdadero signo de que Cristo es cuerpo eucarístico de Cristo. Como ya vimos, los lu-
el convocador y el creador de la nueva asamblea se- gares más importantes son 1Cor 10,16-17 y 11, 27-
rá su muerte y resurrección. Era necesario que Él 29 . Ante el conflicto de las divisiones y la discrimi-
muriese, para que pudieran quedar destruidas to- nación de los más ricos respecto a los más pobres,
das las divisiones y pudiera nacer el pueblo de la que tiene su manifestación en la eucaristía, Pablo
Nueva Alianza (Mt 26,27-29). El misterio de la sal- interviene y corrige enérgicamente no sólo porque
vación de Cristo consiste en la constitución de un no se atiende al bien de la comunidad, a la exigen-
nuevo pueblo (2Cor 6,14-16), que Él ha adquirido cia de la solidaridad y fraternidad, sino también
con su sangre (1Pe 1,9-10); en la reunión de los hi- porque tal actitud está en evidente contradicción
jos dispersos para hacer de ellos una asamblea: la con la participación eucarística del cuerpo y la san-
Iglesia o Ekkesía (Jn 11,52; Mt 16,18). Es una gre de Cristo. Porque se es un solo cuerpo eclesial,
asamblea que tomará conciencia de sí misma, ya en se participa del único cuerpo de Cristo; y porque se
la cena pascual, y sobre todo en las reuniones pos- participa del único cuerpo de Cristo, se debe tam-
pascuales en torno al Resucitado, donde los discí- bién permanecer en la unidad del cuerpo eclesial,
pulos se habituarán a un nuevo tipo de presencia superando toda división y discriminación. El mismo
del Señor, no perceptible corpóreamente, sino sólo uso de la palabra koinonía por Pablo está indicando
por la fe (Jn 20,17.29). que se trata de una comunión y participación inte-
gral y plena, tanto de la persona de Cristo, como del
cuerpo de la Iglesia: «Porque, aun siendo muchos,
b) La asamblea de la última cena un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos
participamos de un solo pan» (10,17; 11,20-22). Por
La última cena, cuyo contexto pascual es indis- tanto, existe una estrecha relación entre la cena del
cutible, es también la asamblea culminante de Cris- Señor, que Pablo transmite siendo fiel a la tradición
to con sus discípulos, y la asamblea cultual referen- recibida (11,23s); la comunidad de hermanos que se
te de la comunidad cristiana. La comunidad prime- reúne en asamblea eucarística para celebrar y con-
ra tiene conciencia de que es cuando está reunida memorar esta cena (11,17-21); y la participación en
en asamblea eclesial, cuando repite el gesto de «par- la misma eucaristía expresando la unidad en la fe
tir el pan», cuando se hace presente de forma más en el mismo Señor. Lejos de poder combinarse con
viva y eficaz el Señor resucitado, y cuando se actua- la participación en los banquetes sagrados (10,14s),
liza su salvación. «No se habría reemprendido la el comer y beber del cuerpo y la sangre de Cristo,
comunidad de mesa después de pascua sin la mani- único sacrificio, supone, expresa y exige la unidad
festación pascual de Jesús, lo que hizo que sobrevi- eclesial, que no es compaginable con ninguna divi-
viera la causa de Jesús [...] Sin la experiencia pas- sión o discriminación.
cual con el Kyrios presente en medio de ellos, ha-
bría sido impensable la reimplantación y nueva eje-
cución de los gestos de Jesús en la Cena» (H.
c) La asamblea de la Iglesia
Schurmann).
Así pues, los discípulos de Jesús tienen concien-
En los sinópticos, la relación Iglesia-eucaristía se
cia de ser la nueva promesa, y el punto de partida
manifiesta sobre todo en cómo describen la vincula-
de la historia de la Iglesia. Es el comienzo y la inau-
ción entre convite eucarístico y banquete del reino
guración pública de la nueva asamblea del pueblo
de Dios. Tanto uno como otro entrañan un sentido
de Dios. Si la venida del Espíritu en el Jordán inau-
universal, una apertura sin discriminación a todas
gura la vida pública de Cristo, la venida del Espíritu
las gentes que, sin embargo, es acogida de forma
en Pentecostés inaugura la vida pública de la Igle-
especial por los pobres, los marginados: «salieron a
sia. Estos son los elementos que caracterizan la
los caminos y reunieron a cuantos encontraron,
asamblea pentecostal: 1. Asamblea universal, para
malos y buenos, y la sala se llenó de comensales»
todas las razas y pueblos sin distinción (v. 6.11). 2.
(Mt 22,10 y par.). Pero es en Lucas donde esta rela-
Asamblea escatológica, pues en ella se cumplen de-
ción aparece con más claridad: «Porque os digo que
finitivamente las promesas (2,16-21; Jn 14-17). 3.
ya no la comeré más hasta que halle su cumpli-
Asamblea de la nueva alianza en el Espíritu: que es
miento en el reino de Dios» (22,16). Reino este que
enviado de modo extraordinario (signos de viento,
ya se participa en la cena, y por tanto en la eucaris-
6 EUCARISTÍA E IGLESIA

fuego... cf. Éx 19,16-24; Ez 36,26). 4. Asamblea que presentada en la unión con el obispo (De catholicae
proclama y acoge la Palabra, pues en esta asamblea Ecclesiae unitate, 7). San Ambrosio, por su parte,
se proclaman y escuchan las maravillas de Dios (v. acentúa el carácter de banquete de la eucaristía, al
11), y los apóstoles comienzan a predicar y dar tes- que somos invitados por Cristo y por la Iglesia (con-
timonio con valentía de los acontecimientos salva- vivium Ecclesiae), pues constituyen un sacramento
dores (v. 14-15.22-23). 5. Asamblea que celebra los o misterio inseparable, al que se une cada cristiano
signos de salvación: es una asamblea que no sólo por el bautismo y la eucaristía, siendo asimilados y
bautiza a los que han creído (v. 38), sino que en la haciéndonos un solo cuerpo con él (De Cain et Abel,
fuerza del mismo Espíritu intenta mostrarse fiel a la 1,5,19).
comunión fraterna y parte el pan por las casas, pa-
Será, sin embargo, San Agustín el que más y con
ra perpetuar la «memoria» del Señor (v. 42-47). Esta
mayor originalidad desarrolle la relación eucaristía-
asamblea guarda todavía una estrecha relación con
Iglesia. Para él, el contenido integral de la eucaristía
la asamblea judía, como se ve en su vinculación con
es el «Christus totus», la cabeza y los miembros. La
el templo (Hch 2,46ss; 3,11; 5,12; 9,20; 13,14-15).
Iglesia está implicada en la eucaristía y viceversa.
Sin embargo, pronto se reunirá en asamblea La más íntima esencia de la Iglesia, su más profun-
propia, para proclamar las maravillas del Señor, ser da realización, se encuentran en la eucaristía. Por
fieles a la enseñanza de los apóstoles, y mostrar la eso, en la eucaristía se representa y actualiza de la
solidaridad en la caridad por la comunicación de manera más viva y eficaz la unidad de Cristo y de la
bienes (Hch 2,42-46; 9,43; 10,9; 13,1; 17,5-9; 1Cor Iglesia. Y la comunión en el cuerpo y la sangre de
16,19; Col 4,15...). Más aún, su día propio para la Cristo es para los fieles el medio para llegar a ser
reunión no será ya el sábado (sabbat), sino el do- aquello que celebran: el cuerpo de Cristo1. Desde
mingo (kyriaké) o día del Señor (Ap 1,10) porque es esta clave se entienden sus numerosas y ricas afir-
el día en que Cristo resucitó (Mt 28,1; Mc 16,2; Lc maciones al respecto:
24,1; Jn 20,1). Éste será igualmente el «primer día
«Si queréis entender lo que es el cuerpo de
de la semana», elegido por el Señor resucitado para
Cristo, escuchad al Apóstol; ved lo que dice a los
aparecerse a sus discípulos reunidos (Lc 24,13; Jn
fieles: vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus
20,19-26), el día de la asamblea, el día de la Ekkle-
miembros (1Cor 12,27). Si, pues, vosotros sois el
sía. Ninguna asamblea será signo tan real y eficaz
cuerpo y los miembros de Cristo, lo que está so-
de la presencia del Señor y de la realización de la
bre la mesa del Señor es símbolo de vosotros
misma Iglesia como la asamblea del domingo, sobre
mismos, y lo que recibís es vuestro mismo mis-
todo cuando es asamblea eucarística.
terio» (Sermo 272). Por tanto, «este alimento y
bebida quieren significar la unión entre el cuer-
po y sus miembros, el cual es la Iglesia santa» (In
3.2. Época patrística
Jo. tract. 26,15).
La eclesiología eucarística de los Padres comien-
La eucaristía es un pan que, en lugar de asimi-
za a desarrollarse desde el principio. Resumimos los
larlo nosotros, nos asimila a sí: comemos lo que nos
testimonios más importantes.
une y nos convierte en el cuerpo de Cristo eclesial.
Ya la Didaché se refiere a la unidad de la Iglesia
En cuanto a los Padres orientales, algunos de la
expresada en la eucaristía, recurriendo a la imagen
escuela alejandrina, como Cirilo de Jerusalén o Ciri-
del trigo disperso por los montes que se reúne en
lo de Alejandría, desarrollan el pensamiento de la
un solo pan (9-10). Entre los Padres Apostólicos, Ig-
unión «concorpórea», «consanguínea» con Cristo, por
nacio de Antioquía se refiere a esta unidad en rela-
la comunión eucarística, de modo que no cabe divi-
ción con el obispo que preside la eucaristía, en la
sión alguna, sino unidad plena con él y con la Igle-
que una sola es la carne y la sangre del Señor de
sia (Cirilo de Alejandría, Com. in Io. 11,11). En cam-
que participamos: donde está el obispo, y por tanto
bio, Juan Crisóstomo, además de insistir en que
la eucaristía, allí está también la Iglesia (Filad. 4).
formamos un solo cuerpo en Cristo, va a resaltar
En Justino la dimensión eclesial de la eucaristía se
más el compromiso de la unidad y comunión con
manifiesta sobre todo en la reunión que tiene lugar
los hermanos, y especialmente con los pobres, de
el día del sol (domingo), y en la solidaridad en la ca-
aquellos que comemos el cuerpo del Señor en la eu-
ridad que lleva consigo la participación (Apología 1ª,
caristía. No basta con alimentarse de Cristo, hay
caps. 65-67). Más tarde (s. III), otros autores, como
que procurar alimentar a los otros «cristos» ambu-
Cipriano, insisten en la Iglesia como el ámbito o
lantes y necesitados.
cuerpo al que hay que permanecer unidos para po-
der celebrar la eucaristía, pues Cristo no quiere una «Pues ¿qué es el pan? Cuerpo de Cristo. ¿Y
túnica rota o dividida, sino unida (Christi vestis et que se hacen los que lo reciben? Cuerpo de Cris-
signo). La eucaristía es el sacramento de la unión de to. No muchos cuerpos, sino un solo cuerpo [...]
la Iglesia con Cristo, y de los cristianos entre sí, re- Si, pues, todos participamos de un mismo pan y
  EUCARISTÍA E IGLESIA   7

todos nos hacemos una misma cosa, ¿por qué sión eclesial de San Agustín. El cambio es paulatino
no manifestamos la misma caridad?» (In 1 Cor. y se manifiesta con claridad, como ha mostrado H.
hom. 24,2). de Lubac, en el uso que se hace de «corpus verum»-
«corpus mysticum». Mientras en la primera mitad
La afrenta a los pobres es, para Crisóstomo, la
del siglo IX todavía el «corpus verum» es el cuerpo
afrenta a la Iglesia y la afrenta a la eucaristía. Y «la
de la Iglesia, y el «corpus mysticum» (en cuanto mis-
Iglesia ha sido establecida no para que al reunirnos
terio de la presencia del cuerpo glorioso de Cristo)
andemos divididos, sino para que los que están di-
es el cuerpo eucarístico, a partir de esta época el
vididos se aúnen: esto, pues, significa la reunión»
«corpus verum» será el cuerpo eucarístico, mientras
(In 1 Cor. hom. 27,3). Teodoro de Mopsuestia, por su
el «corpus mysticum» (el cuerpo místicamente) será
parte, explica que la unidad adquirida por el bau-
el cuerpo de la Iglesia. De ahí que la relación entre
tismo debe crecer con la comunión eucarística:
la Iglesia y la eucaristía desaparezca cada vez más
«El pontífice pide que [...] lo mismo que por el de la conciencia común, mientras comienza a cen-
nuevo nacimiento han sido perfeccionados en un trarse todo en la presencia real somática. Separada
solo cuerpo, se afiancen también ahora como en del sacramento de la unidad, la Iglesia será vista en
un solo cuerpo por la comunión con el cuerpo de una perspectiva prevalentemente externa y jurídica,
nuestro Señor, y para que en la concordia, en la separando en ella por un lado el «cuerpo místico»
paz y en la aplicación al bien, no lleguen a ser invisible, y por otro lado el cuerpo social institucio-
más que una sola cosa...» (Hom. Cat. XVI, 13). nal y visible. «La relación Iglesia-eucaristía según la
concepción medieval sólo queda abierta por un la-
En palabras de J. M. R. Tillard: «Si todo se orde- do: la eucaristía (debido a la presencia real de Cris-
na a la comunión que realiza la eucaristía, todo to) hace a la Iglesia, construye a la comunidad de
procede igualmente de ella. La Iglesia es comunio- los santos. Pero en la Edad Media no se concibe ya
nal. El pan y el cáliz son, para Agustín, Juan Cri- que recíprocamente también la Iglesia [...] haga la
sóstomo y Cirilo de Alejandría, el foco de una co- eucaristía, que, por consiguiente, la comunidad de
munión evangélica llamada a actualizarse en ges- los fieles sea el espacio de Cristo, dentro del cual
tos, en actitudes, en sentimientos de solidaridad co- sólo es posible y actuable la eucaristía [...] La Iglesia
tidiana [...] La eucaristía es por su misma naturale- se había convertido, por el contrario, en el “cuerpo
za sacramentum ecclesiae de la Iglesia en comu- místico”, es decir, en lo que está escondido, algo a lo
nión». Y , según resume M. Gesteira: «Así pues, los que le falta la visibilidad propia de lo que es sacra-
padres enmarcan el misterio eucarístico en el con- mental. La consecuencia fue una espiritualización
texto más amplio de esa comunión vital o existen- del concepto de Iglesia, una división de la misma en
cial que es la propia Iglesia, cuerpo de Cristo. Por “institución jurídica” y en “comunidad de los san-
eso afirma con razón San Agustín que en la eucaris- tos” invisible» (A. Gerken).
tía recibimos aquello que somos y en la medida en
que lo somos: el cuerpo del Señor [...] El sacramen- Debido a este cambio, también se va modifican-
to o el misterio eucarístico debe abarcar, pues, no do el lenguaje de los teólogos escolásticos sobre la
sólo a Cristo como cabeza, sino además a su cuer- eucaristía. Así, mientras Hugo de San Victor (†
po, la Iglesia. Por eso es mysterium unitatis o sa- 1141) y Pedro Lombardo (hacia 1159) todavía ha-
cramento de la unitas corporis: sobre el altar está el blan de la Iglesia como verdadero «cuerpo de Cris-
cuerpo de Cristo, que implica por una parte la pre- to», según la triple distinción: «sacramentum tan-
sencia de la cabeza (de la persona de Jesús: su tum» = signo externo de pan-vino; «sacramentum et
cuerpo y sangre), y por otra la del resto del cuerpo res» = el cuerpo y sangre de Cristo; «res tantum» = la
(la Iglesia), indisolublemente unidos, de tal forma realidad última que es el cuerpo de la Iglesia... un
que la participación en una de estas dimensiones poco más tarde ya se hace esta doble distinción de
exige necesariamente la participación en la otra». la realidad contenida en la eucaristía: por un lado,
el cuerpo y sangre de Cristo como realidad «signifi-
cata et contenta», y por otro lado el cuerpo eclesial
3.3. Edad Media de Cristo, como realidad «significata sed non con-
tenta».
La búsqueda de un concepto claro de sacramen-
to cristiano, el cambio hacia una visión más mate- No obstante este cambio de lenguaje, no puede
rialista y objetivista del mismo, la concentración en decirse que la relación eucaristía-Iglesia desapare-
la presencia somática de Cristo en la eucaristía, las ciera durante la Edad Media. El mismo Santo To-
controversias eucarísticas del siglo IX y XI..., todo más, que no dedica ningún tratado a la eucaristía,
ello conduce a un cierto ocultamiento de la relación la entiende desde una dimensión eclesiológica pre-
eucaristía-Iglesia. Se pierde, al menos en parte, el sente en todo su pensamiento. Esta eclesiología
concepto de sacramento como «signo-símbolo», la subyacente se manifiesta, según Y. Congar, en tres
perspectiva histórico-salvífica de los Padres, la vi- aspectos: la dimensión pneumatológica de la Iglesia,
por la que el Espíritu es su principio de unidad; la
8 EUCARISTÍA E IGLESIA

dimensión cristológica de la Iglesia, por la que Cris- caridad, evitando toda división (1Cor 1,10; DS
to es el origen y fundamento de la Iglesia; y la di- 1638). En el cap. 8, sobre «el uso admirable de este
mensión mistérica de la Iglesia, por la que su miste- sacramento», expresa fervientes deseos de unidad
rio interior no puede separarse de su dimensión ex- en relación con la eucaristía, de modo que «todos y
terna, social, jerárquica, sacramental. De donde cada uno de los que llevan el nombre cristiano se
puede concluirse con razón que tanto la eucaristía unan de una vez por todas por fin y concuerden en
como los demás sacramentos se encuentran en una este “signo de unidad”, en este “vínculo de caridad”,
íntima relación con la Iglesia. «Unida al misterio de en este símbolo de concordia...» (DS 1649). Final-
la encarnación y de Pentecostés, la eucaristía funda mente, en el cap. 2 del Decretum de SS. Missae Sa-
la unidad eclesial según una causalidad a la vez crificio se refiere a la identidad del sacrificio de Cris-
cristológica y pneumatológica; y por otro lado ex- to y de Iglesia, ya que son el mismo el oferente y la
presa la Iglesia en su ser a la vez visible y mistéri- víctima, con la diferencia de que en un caso es sa-
co»2. La visión tomista de la eucaristía se inserta así crificio cruento (Cristo), y en el otro es incruento
en el único proyecto sacramental, que abraza la En- (eucaristía) (DS 1743).
carnación, Pentecostés y la Iglesia, viniendo a ser
En cuanto a la doctrina posterior del Magisterio
así signo de unidad desde una conformación a Cris-
hasta el Vaticano II, es cierto que no abunda la vi-
to y una vivificación en el Espíritu, que crean la
sión eclesiológica de la eucaristía, al menos hasta
unidad mistérica y la unidad del cuerpo visible de la
Pío XII, quien, con sus dos grandes encíclicas: Mys-
Iglesia. Además, los grandes escolásticos siguen
tici corporis y Mediator Dei, vuelve a recuperar esta
hablando del cuerpo eclesial como la «res ultima» de
dimensión. Según resume B. Forte, los puntos que
la eucaristía, y del cuerpo eucarístico como la «res
más se ponen de relieve son éstos: la centralidad de
media» (S. Buenaventura, In IV Sent., d.9, a.2, q.1.).
la eucaristía (Mediator Dei); la eucaristía como signo
Y el mismo Santo Tomás se mueve entre la afirma-
e instrumento de unidad eclesial (Mirae caritatis –
ción de que la Iglesia es una realidad significada,
León XIII–, Mystici corporis, Mediator Dei); el que es
pero no propiamente contenida en la eucaristía, y la
toda la Iglesia la que ofrece y se ofrece, en una mís-
afirmación de que la eucaristía es el sacramento del
tica identidad con Cristo sacerdote y víctima (Mise-
cuerpo de Cristo que es la Iglesia (In Io., 6,6,7; STh.
rentissmus Redemptor –Pío XI–, Mediator Dei).
III, q. 73, a. 3, ad c; III, q. 73, a. 6, ad c).

3.5. Vaticano II
3.4. Concilio de Trento hasta nuestros días
Como sabemos, el Vaticano no sólo recoge esta
Los reformadores no negarán la dimensión ecle-
doctrina de la tradición, sino que también la supera
siológica de la eucaristía, pero, debido a su crítica y
en una nueva síntesis cristológica, eclesiológica,
rechazo de la mediación eclesial, tenderán a insistir
pneumatológica y sacramental. Baste recordar al-
mucho más en la dimensión cristológica, junto con
gunos lugares más importantes.
el efecto de la comunión con los santos. Así, Lutero
afirma: «(Por la comunión) somos atraídos y trans-
formados verdaderamente también nosotros en el
cuerpo espiritual, es decir, en la comunión con a) En la «Sacrosanctum Concilium» se destaca
Cristo y con los demás santos; y por este sacramen- 1° La eucaristía como la manifestación privile-
to participamos de todas las virtudes y de todas las giada de la naturaleza de la Iglesia:
gracias de Cristo y de sus santos» (Sermon zum hei-
ligen Leichnam Christi: WA 2,749,10). «En efecto, la liturgia, por cuyo medio se ejer-
ce la obra de nuestra redención, sobre todo en el
El mismo concilio de Trento, si bien no destacó divino sacrificio de la eucaristía, contribuye en
este aspecto, tampoco puede decirse que lo desco- sumo grado a que los fieles expresen en su vida
nozca. Ya en el Proemio de la sesión XII: Decretum y manifiesten a los demás el misterio de Cristo y
de SS Eucharistia, afirma, recogiendo un pensa- la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia.
miento clásico, que Cristo ha dejado a su Iglesia la Es característico de la Iglesia ser, a la vez, hu-
eucaristía como símbolo de unidad y caridad, con el mana y divina, visible y dotada de elementos in-
que quiere que permanezcan unidos todos los cris- visibles...» (SC 2).
tianos (DS 1635). Y más adelante, al hablar de la
«razón de la institución de este sacramento», añade ¿Cuáles son las razones de esta característica?
cómo nuestro Salvador ha querido que este sacra- En primer lugar, porque aunque la liturgia no agota
mento sea símbolo de aquel único cuerpo del que él la acción de la Iglesia, sí es su «culmen y su fuente»
es la cabeza (1Cor 11,3; Ef 5,23), al que quiere que (SC 10). En segundo lugar, porque expresa la vida
todos los miembros permanezcan estrechamente de los fieles (ut fideles vivendo exprimant), tanto ad
unidos por los vínculos de la fe, la esperanza y la intra como ad extra (ut aliis manifestent); porque
implica la acción de Cristo y de la Iglesia (Christus
  EUCARISTÍA E IGLESIA   9

totus); porque en la liturgia se expresa de forma es- 41). Y todo ello encuentra su máxima expresión en
pecial el misterio de la Iglesia-sacramento, por su la eucaristía dominical, en la que la asamblea
ser visible-invisible (cf. SC 5; LG 8); y porque este reunida representa, en un determinado lugar y de
misterio se expresa de forma especial en la actuali- modo especial, a la Iglesia entera en comunión con
zación que en la liturgia se realiza del misterio de la el obispo y con las otras iglesias (SC 42).
salvación, y especialmente del sacrificio de Cristo
(Per quam maxime in divino Eucharistiae sacrificio,
opus nostrae redemptionis exercetur)3; porque, si del b) En la «Lumen gentium» se insiste
misterio pascual nace la Iglesia como comunión de
vida con Dios y entre los hombres, la eucaristía, ac- Son varios los aspectos que merece la pena des-
tualizando este misterio, realiza y renueva dicha tacar en esta constitución respecto a la eclesiología
unidad pascual. eucarística:

2° La eucaristía como expresión de un pueblo 1° La eucaristía, expresión privilegiada de la sa-


participante: La participación y la acción común del cramentalidad de la Iglesia: Ya desde el principio, se
pueblo de Dios en la liturgia es el concepto cataliza- afirma que «la Iglesia es en Cristo como un sacra-
dor de una concepción de Iglesia, toda ella sujeto, mento (veluti sacramentum), o sea, signo e instru-
mediación y objeto de la acción litúrgica, según la mento de la unión íntima con Dios y de la unidad
diversidad de oficios y ministerios: de todo el género humano» (LG 1). Esta sacramenta-
lidad de la Iglesia, en cuanto «integrada de un ele-
«Las acciones litúrgicas no son acciones pri- mento humano y otro divino», depende de la reali-
vadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es dad de Cristo «sacramento original», a cuya seme-
“sacramento de unidad”, pueblo santo y congre- janza analógica debe entenderse el misterio de la
gado y ordenado bajo la dirección de los obispos. Iglesia (LG 8). La Iglesia es, pues, el lugar donde se
Por eso, pertenecen a todo el cuerpo de la Igle- hace visible la salvación, de forma especial en cada
sia, lo manifiestan y lo implican; pero cada uno uno de los sacramentos, y sobre todo en la eucaris-
de los miembros de este cuerpo recibe un influjo tía, centro de todo el organismo sacramental, con-
diverso según la diversidad de órdenes, funcio- centración privilegiada de la sacramentalidad de la
nes y participación actual» (SC 26). Iglesia, donde se actualiza la obra de salvación de
Dios a los hombres, individualmente y en cuanto
Y si esto sucede en la liturgia en general, con
comunidad eclesial (opus nostrae redemptionis exer-
más razón en la eucaristía, «junto al único altar,
cetur: SC 2), y donde se expresa y realiza la unidad
donde preside el obispo rodeado de su presbiterio y
y comunión de Dios con la humanidad entera (inti-
ministros» (SC 41). Se trata de una participación,
mae unionis totiusque generis humani unitatis). Se
que pone en acción el sacerdocio universal, que ex-
trata de una sacramentalidad a la vez escatológica y
presa la unidad en la diversidad de oficios y minis-
universal (LG 1,9). Siendo sacramento de la pascua
terios, como pueblo jerárquicamente constituido,
de Cristo, la eucaristía es también el centro de la
que tiene derecho y deber a participar en cuanto
sacramentalidad de la Iglesia, que tiene su origen
pueblo de Dios, en orden a expresar su propia iden-
en la misma pascua (del costado abierto de Cristo
tidad (ver SC 14-20.26.48).
nace el sacramento de la Iglesia), y es el signo más
3° La eucaristía, manifestación de la estructura privilegiado de un «ya» de salvación, pero también
jerárquica de la Iglesia: La eucaristía manifiesta la de un «todavía-no» realizado en plenitud (LG 48; AG
participación y comunión de todo el pueblo de Dios, 5).
pero no de un modo indiferenciado, sino de un mo-
2° La eucaristía representa y realiza la unidad de
do diferenciado, es decir, en su estructura jerárqui-
la Iglesia: El sacramento central de la Iglesia, a la
ca. Por eso se afirma expresamente:
vez que actualiza la obra de nuestra redención, re-
«En las celebraciones litúrgicas, cada cual, presenta y realiza la unidad de la Iglesia:
ministro o simple fiel, al desempeñar su oficio,
«... la unidad de los fieles, que constituyen un
hará todo y sólo aquello que le corresponde por
solo cuerpo en Cristo, está representada y se
la naturaleza de la acción y las normas litúrgi-
realiza por el sacramento del pan eucarístico (cf.
cas» (SC 28).
1Cor 10,17). Todos los hombres están llamados
Esta ordenación jerárquica se manifiesta sobre a esta unión en Cristo, luz del mundo, de quien
todo en la eucaristía presidida por el obispo, rodea- procedemos, por quien vivimos y hacia quien
do del presbiterio, y con el desempeño adecuado de caminamos» (LG 3).
la pluralidad de servicios y ministerios (cf. SC
La eucaristía, y en especial el pan eucarístico del
41.29). Igualmente es signo de esta unidad la con-
que participamos por la comunión, es signo reali-
celebración, por la que se manifiesta la participa-
zante y exigitivo de la unidad eclesial, unidad fra-
ción de todos en el mismo banquete y sacrificio (SC
terna y convivial entre los creyentes, unidad intere-
10 EUCARISTÍA E IGLESIA

clesial entre los cristianos, y unidad de justicia, de místico, y el compromiso en la caridad, sobre todo
reconciliación y de paz entre todos los hombres: respecto a los mas pobres: «La eucaristía hace la
«Espíritu Santo, eucaristía y unidad son tres polos Iglesia. Los que reciben la eucaristía se unen mas
sobre los que se articula la relación eucaristía y estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo los
misterio de la Iglesia, ya que es el Espíritu el que une a todos los fieles en un solo cuerpo la Iglesia
realiza la representación de Cristo glorioso y recon- […]. La eucaristía entraña un compromiso en favor
ciliador en la eucaristía» (LG 12,13,50) de los pobres» (n. 1396-1397).
3° La eucaristía, lugar de la renovación de la
alianza de Dios con su pueblo. El misterio entero de
3.6. Perspectivas ecuménicas
la Iglesia, en su ser, su aparecer y sus signos privi-
legiados, se manifiesta de modo especial en la euca- La relación eucaristía-Iglesia ha sido planteada
ristía, pues celebrándola la Iglesia renueva su ori- por los documentos ecuménicos a dos niveles: a ni-
gen y fundamento, su alianza y su identidad, su vel de misterio y a nivel de ministerio.
condición de pueblo peregrinante hacia la plenitud
escatológica (LG 3). Por un lado, la Iglesia entera es-
ta presente y se realiza en cada asamblea eucarísti- a) A nivel de misterio
ca (LG 26). Por otro lado, esta presencia no es pasi-
va o confusa, sino activa y ordenada, de modo que Puede decirse que a este nivel hay una notable
se convierte en signo realizante de su misma identi- convergencia en la doctrina que los documentos
dad: manifiestan.

«Y así, sea por la oblación o sea por la sagra- 1° En primer lugar, se insiste en la unidad que la
da comunión, todos tienen en la celebración li- eucaristía supone, manifiesta y realiza, al participar
túrgica una parte propia, no confusamente, sino todos del mismo cuerpo de Cristo, en el mismo Es-
cada uno de modo distinto. Mas aun, conforta- píritu (dimensión cristológica y pneumatológica). En
dos con el cuerpo de Cristo en la sagrada liturgia el documento La Cena del Señor se afirma:
eucarística, muestran de un modo concreto la «La eucaristía y la Iglesia están, pues, unidas
unidad del pueblo de Dios, significada con pro- vitalmente de múltiples maneras. Por el hecho
piedad y maravillosamente realizada por este de que Cristo se da a los suyos en la eucaristía,
augustísimo sacramento» (LG 11, cf. CD 11, UR su vida pasa a ser la de ellos, su Espíritu, el su-
11). yo. El acontecimiento de la comunión eucarística
Por todo ello, en la eucaristía encuentran su con Cristo se convierte en la forma permanente
punto culminante de vida y realización, así como su de vida de la comunión eclesial con Cristo […].
fuente de acción y de misión, todos los servicios y La eucaristía es así simultáneamente la fuente y
los ministerios de la Iglesia (LG 25-29, CD, PO), así cumbre de la vida de la Iglesia. Sin la comunión
como toda la actividad apostólica de los fíeles laicos, en la eucaristía no hay plena comunión eclesial,
afirmando al respecto que «los sacramentos, espe- sin la comunión eclesial no hay verdadera co-
cialmente la eucaristía, comunican y alimentan munión en la eucaristía […]. La participación del
aquel amor hacia Dios y hacia los hombres que es mismo pan y del mismo cáliz en un lugar dado
el alma de todo apostolado» (LG 33). opera la unidad de los comulgantes con Cristo
entero y con todos los demás comulgantes de to-
dos los tiempos y lugares Al compartir el mismo
c) Catecismo de la Iglesia Católica pan, manifiestan su pertenencia a la Iglesia en
su catolicidad» (n. 25-27).
Esta teología ha sido recogida en gran parte en
el Catecismo de la Iglesia Católica. Baste recoger sus 2° En segundo lugar, se insiste en que la euca-
afirmaciones más importantes: 1. Se insiste en que ristía manifiesta y es acción de la Iglesia universal,
la eucaristía, siendo «expresión visible de la Iglesia» por lo que también está exigiendo esa unidad inter-
(CEC 1329), expresa la identidad de la Iglesia y rea- na, intereclesial y universal, que se expresa por la
liza la unidad (n. 1325). 2. Se confiesa que la «euca- comunión que nos une a Cristo y al cuerpo de Cris-
ristía es igualmente sacrificio de la Iglesia». Y, tanto to que es la Iglesia. El Documento de Lima así lo ex-
por la ofrenda eucarística como por las intercesio- presa:
nes y por el ofrecimiento de la vida entera, se trata «La comunión eucarística con Cristo, quien
de una acción oblativa de la Iglesia entera, en unión alimenta la vida de la Iglesia, es al mismo tiempo
a Cristo (n 1368-1369). 3. Los frutos de la partici- comunión con el cuerpo de Cristo, que es la Igle-
pación y comunión eucarística son el perdón y la sia. La participación del pan único y de la copa
reconciliación, una mayor unión a Cristo, la realiza- común en un lugar determinado manifiesta y
ción de la misma Iglesia en la unidad del cuerpo efectúa la unidad en Cristo de los que allí parti-
  EUCARISTÍA E IGLESIA   11

cipan y con los demás participantes de todo


tiempo y lugar. Es en la eucaristía donde la co-
b) A nivel de ministerio
munidad del pueblo de Dios se manifiesta ple-
namente. Las celebraciones eucarísticas siempre Todos (católicos, luteranos, ortodoxos) están de
tienen que referirse a la Iglesia total, y la Iglesia acuerdo en que la eucaristía es expresión de la mi-
total está implicada en cada celebración eucarís- nisterialidad de la Iglesia, en que debe «estar dirigi-
tica local» (Bautismo, eucaristía, ministerio, íbid., da por un ministro que tenga mandato de la Igle-
I, 907). sia», pues «desde muy pronto se da la evidencia de
un ministro ordenado para la función de presidir la
3° Esta manifestación y realización de la identi-
celebración», y en que «en la celebración eucarística
dad de la Iglesia en la eucaristía es la expansión
es cuando el ministerio ordenado es el foco visible
realizante de aquello que ya habíamos venido a ser
de la comunión profunda que une a Cristo y los
por el bautismo y la confirmación, de modo que po-
miembros de su cuerpo» (La Cena del Señor, n 65 y
demos decir que la eucaristía expresa y edifica a la
BEM, n. 14).
Iglesia, haciéndola crecer en la divinización trinita-
ria y modelándola, por la virtud del Espíritu, como Pero, mientras en relación con los ortodoxos no
cuerpo de Cristo. Es el Documento de Diálogo entre hay dificultad respecto al reconocimiento del minis-
la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa el terio ordenado (obispo, presbíteros), en cuanto su-
que mejor expresa este pensamiento: cesores de los apóstoles y garantes de la apostolici-
dad por la imposición de manos y la consagración
«Los creyentes son bautizados en el Espíritu
en el sacramento del orden, en relación a la Iglesia
en el nombre de la Santísima Trinidad para for-
luterana permanecen algunas divergencias impor-
mar un solo cuerpo (cf. 1Cor 12,13). Cuando la
tantes, señaladas por el documento de la Comisión
Iglesia celebra la eucaristía realiza “lo que ella
Mixta católico-luterana: Para los católicos la cele-
es”, cuerpo de Cnsto (1Cor 10,17). Por el bau-
bración de la eucaristía es legítima sólo cuando es
tismo y la unción, en efecto, los miembros de
presidida por el obispo y por quien haya recibido el
Cristo son alcanzados por el Espíritu, incorpora-
sacramento del orden y tenga un mandato suyo (cf.
dos a Cristo, pero por la eucaristía el aconteci-
LG 26). En cambio, «según la doctrina luterana, el
miento pascual se dilata, haciéndose Iglesia. La
culto eucarístico es dirigido por un ministro orde-
Iglesia se convierte en lo que está llamada a ser
nado […] aunque la ordenación no sea normalmente
por el bautismo y la unción. Por la comunión en
llamada un sacramento». Las convergencias en «la
el cuerpo y la sangre de Cristo, los fieles crecen
manera de concebir el origen y la función del minis-
en esta divinización misteriosa que realiza su
terio, así como en la forma de transmitirlo por la
morada en el Hijo y el Padre, por el Espíntu. Así,
imposición de manos e invocación del Espíritu San-
por una parte, la Iglesia celebra la eucaristía
to», encuentran su dificultad en el reconocimiento
como expresión, en este tiempo, de la liturgia ce-
de la sacramentalidad del orden (La Cena del Señor,
leste. Más, por otra parte, la eucaristía edifica la
67-68).
Iglesia, en el sentido de que por ella el Espíritu
de Cristo modela la Iglesia en cuerpo de Cristo» Otro punto de divergencia se encuentra en la po-
(El misterio de la Iglesia y de la Eucaristía a la luz sibilidad de una celebración y comunión eucarística
del misterio de la Santísima Trinidad, n. 4 b-c). común (communicatio in sacris). Partiendo del su-
puesto de que «la comunión eucarística exige y hace
4° Esta eclesialidad trinitaria de la eucaristía se
crecer a la Iglesia como comunión concreta en la fe»
expresa de forma concreta en la synaxis o reunión
y de que esto exige la unidad en el ministerio, la
eucarística, por la que no sólo se actualiza y renue-
Iglesia católica afirma que «no está permitido consi-
va la «koinonía» o comunión eclesial, sino también
derar la communicatio in sacris como un medio que
por la que se pide y empeña en la unidad, la recon-
pueda usarse indiscriminadamente para restablecer
ciliación y la paz, a imagen de la Trinidad.
la unidad de los cristianos (UR 8). Por ello, si bien la
«En efecto, cuando la Iglesia celebra la euca- celebración común está prohibida entre católicos y
ristía […] una nueva unidad, que supera las di- luteranos, la admisión a la comunión eucarística
visiones y restaura la comunión en el único puede, no obstante, ser concedida por motivos sufi-
cuerpo de Cristo, se comunica […]. Este misterio cientes» En cuanto a la Iglesia luterana, también
de la unidad en el amor de varias personas cons- «admite el nexo que existe entre comunión eucarís-
tituye propiamente la novedad de la koinonía tri- tica y comunión eclesial. No obstante, incluso en el
nitaria comunicada a los hombres, en la Iglesia, presente estado de división de las iglesias, admite
por la eucaristía […]. El desarrollo de la celebra- ciertas posibilidades de participación eucarística.
ción eucarística de la Iglesia local muestra cómo Los criterios que le son propios le permiten, más fá-
la koinonía se actualiza en la Iglesia que celebra cilmente que a la Iglesia católica, reconocer la vali-
la eucaristía» (Ibid. cap. II, 1-2).
12 EUCARISTÍA E IGLESIA

dez de las celebraciones eucarísticas de otras igle- nión, sin ignorar las divergencias, pero también fa-
sias». cilitando el camino y el encuentro, tanto en lo que
respecta al concepto de ministerio y ordenación co-
Es evidente que una plena comunión eucarística
mo en lo que se refiere a los obstáculos para una
supone una plena unidad o comunión eclesial, por
communicatio in sacris.
lo que no es posible una concelebración de obispos-
sacerdotes de las diversas confesiones, incluso tra-
tándose de un ministerio reconocido como es el ca-
4. REFLEXIÓN TEOLÓGICA
so de los ortodoxos. Esto no quita para que, en al-
gunas circunstancias, y por razón de necesidad o 4.1. La asamblea eucarística «es» Iglesia
privación por largo tiempo de los sacramentos, se
pueda participar en la celebración de las otras igle- Como hemos visto anteriormente, la asamblea
sias. Las diferencias entre estas iglesias impiden, eucarística es la Iglesia en un lugar concreto. A la
sin embargo, que esta posibilidad se realice igual- eucaristía se la llama «asamblea eucarística (sy-
mente en todas ellas. Respecto a la iglesias orienta- naxis), porque la eucaristía es celebrada en la
les, la postura de la Iglesia católica es ésta: asamblea de los fíeles, expresión visible de la Igle-
sia» (CEC 1329). Por tanto, la asamblea eucarística
«Cuando lo exige la necesidad o lo sugiere un es manifestación espacio-temporal privilegiada de la
verdadero bien espiritual, y con tal que se evite Iglesia. Es epifanía de la naturaleza íntima y de la
todo peligro de error o de indiferentismo, está estructura de la Iglesia (SC n. 2). Es, de algún mo-
permitido a cualquier católico, a quien sea física do, «sacramento» de la Iglesia. En la asamblea euca-
o moralmente imposible encontrar un ministro rística, no sólo conocemos y reconocemos lo que es
católico, el recibir los sacramentos de penitencia, el Señor, sino también lo que es la Iglesia. Si bien
eucaristía y unción de enfermos de un ministro este reconocimiento de la Iglesia manifiesta la inevi-
de la Iglesia oriental. table tensión entre el ideal y la realidad, entre el
Los ministros católicos pueden lícitamente «ya» pero «todavía no», entre el signo y el significado.
administrar los sacramentos de penitencia, eu- Pues la Iglesia que se manifiesta es la Iglesia pere-
caristía y unción de enfermos a los miembros de grinante hacia su plenitud escatológica.
las iglesias orientales que lo pidan espontánea-
mente y que tengan las disposiciones requeri- Y es así, no sólo porque en ella la Iglesia se ma-
das». nifiesta, está presente, se realiza, se identifica...,
sino también porque en ella los cristianos manifies-
Para cristianos de otras iglesias y comunidades tan que son «gente de Iglesia», que pertenecen al
eclesiales, también se contempla la posibilidad de cuerpo eclesial. Los cristianos se «hacen presentes»
administrar los sacramentos de la penitencia, euca- a la Iglesia a través de la participación en la asam-
ristía o unción, como lo afirma expresamente el CIC blea, y la Iglesia se hace presente a los cristianos
c. 844,4: por medio de la misma asamblea. La asamblea re-
sulta así el lugar privilegiado de una mutua identifi-
«Si hay peligro de muerte o, a juicio del obis-
cación: la de la eclesialidad del ser cristiano, la de la
po diocesano o de la Conferencia Episcopal, urge
«cristiandad» (realización desde los miembros bauti-
otra necesidad grave, los ministros católicos
zados) del ser Iglesia. Ni la Iglesia existe sin asam-
pueden administrar lícitamente esos mismos sa-
blea, ni la asamblea existe sin Iglesia. Una y otra se
cramentos también a los demás cristianos que
dan mutua existencia y realización, aunque no
no están en comunión plena con la Iglesia católi-
puedan reducirse la una a la otra. Donde los cre-
ca, cuando estos no puedan acudir a un minis-
yentes se reúnen en asamblea, allí está la prueba
tro de su propia comunidad y lo pidan espontá-
más patente de que existe y vive la Iglesia. Donde
neamente, con tal de que profesen la fe católica
no se reúnen en asamblea, allí no se manifiesta ni
respecto a esos sacramentos y estén bien dis-
la fraternidad, ni la comunión, ni la celebración de
puestos».
la fe de la Iglesia.
Sin duda, estas condiciones no siempre pueden
Ahora bien, para que la asamblea sea signo de
discernirse de la misma manera, dada sobre todo la
nuestro ser y pertenecer a la Iglesia, se requiere que
variedad de directrices en las diversas iglesias. Las
se realice en plena comunión con la comunidad
iglesias protestantes ponen más acento en la comu-
concreta, con la Iglesia local y con la Iglesia univer-
nión en Cristo que en la comunión con la Iglesia, y
sal. Sólo entonces puede decirse que esta asamblea
por ello encuentran menos dificultad en esta parti-
es mi forma privilegiada de ser Iglesia, y que esta
cipación. Las iglesias orientales, por el contrario,
Iglesia es mi forma peculiar de ser asamblea .
ponen más acento en la necesidad de comunión
eclesial y en los sacramentos, y por ello algunas en-
cuentran más dificultad que los católicos en la co-
munión sacramental. Se debe avanzar en la comu- 4.2. La Iglesia «hace» la eucaristía
  EUCARISTÍA E IGLESIA   13

La eucaristía tiene su origen en Cristo y es un virtute Spiritus Sancti», es decir, teniendo plena
don de Dios. Pero, desde un punto de vista visible y conciencia de que no es él el agente principal de la
externo, es también el sacramento central de la celebración, sino el Espíritu quien, con y por la Igle-
Iglesia, en el que se manifiesta de forma especial la sia, realiza la obra maravillosa de la salvación en la
verdadera naturaleza, la estructura ministerial, la eucaristía. Presidir es, por tanto, servir a una «re-
acción sacerdotal de todo el pueblo, por la partici- presentación» y a una acción en favor de la comuni-
pación diferenciada, según los diversos servicios y dad, significando personalmente la presencia y ac-
ministerios, en las palabras y gestos que configuran ción de Dios, a la vez que la presencia y acción de la
la misma celebración eucarística. Se trata de una Iglesia, que interviene, se manifiesta y realiza a tra-
asamblea «jerárquicamente ordenada», en la que vés de la pluralidad de servicios y ministerios.
cada uno ejerce el ministerio que le corresponde: el
de la presidencia, el de la palabra, el del servicio en
la caridad. Por todo lo cual puede decirse que la 4.3. La eucaristía «hace» la Iglesia
Iglesia entera es a la vez sujeto y objeto de la cele-
bración eucarística. Es sujeto, porque la celebración La relación entre eucaristía e Iglesia implica de
no es sólo un acto del ministro, o un acto de los su- forma especial el efecto de la eucaristía en la Iglesia,
jetos participantes, es también un acto de la asam- hasta el punto que puede y debe decirse que «la
blea celebrante y de la Iglesia universal. Es la Igle- Iglesia es objeto de la Eucaristía» o, con otras pala-
sia entera la que está de algún modo presente, co- bras, que «la eucaristía hace la Iglesia». Y es así
mo pueblo sacerdotal, ejerciendo su universal sa- porque, por la actualización que en ella se da del
cerdocio, e interviniendo a su nivel propio: el nivel misterio pascual, éste se expande y hace eficaz en la
místico y sacramental, expresado por los diversos Iglesia; porque en la eucaristía la Iglesia se convier-
ministerios y signos de la celebración. Así se reco- te en aquello que ya es por el bautismo y la confir-
noce en el Misal de Pablo VI, cuando se dice: «La ce- mación de sus miembros; porque en el encuentro
lebración de la Misa es la acción de Cristo y del eucarístico con Cristo y con los hermanos, en el Es-
pueblo de Dios, ordenado jerárquicamente» (OGMR píritu, la Iglesia se modela y crece en la caridad y la
n. 1). Y esto es lo que quiere decir también la clási- unidad; porque así se edifica en la fe, la esperanza y
ca expresión: «la Iglesia hace la Eucaristía», porque, el amor como cuerpo de Cristo; porque en la euca-
en efecto, la Eucaristía es la acción de toda la Igle- ristía toma conciencia de su naturaleza y misterio,
sia, y toda la Iglesia, sacerdotes y fieles, es sujeto de de su identidad y de su misión, de su estado pere-
la Eucaristía. grinante y de su destino en la plenitud escatológi-
ca... La eucaristía es el lugar más privilegiado de
Esta acción eucarística de la Iglesia se expresa y expresión, realización e identificación de la Iglesia,
ejerce de modo diferenciado, haciendo en ella cada el momento más importante de su crecimiento en
uno todo y sólo aquello que le pertenece (cf. SC 28). verdadero cuerpo de Cristo, al servicio del mundo y
No se debe caer, por tanto, ni en una confusión de de la humanidad entera.
funciones y ministerios, ni en una absorción de los
mismos. Tampoco se debe disociar la ofrenda del De este modo, el mismo sujeto del acto se con-
sacerdote de la ofrenda del pueblo, como si sólo al vierte así en «objeto» de la acción, en «meta» de la
sacerdote le correspondiera presentar la ofrenda, y celebración («res sacramenti»). La Iglesia es objeto
a los fieles sólo el prepararla. El sacerdote que pre- principal de la eucaristía que ella «hace»; es benefi-
side la celebración debe tener conciencia de que ciaria primera del acontecimiento que celebra. En la
presidir no es estar por encima ni aparte o al lado eucaristía venimos a ser aquello mismo que recibi-
de la asamblea, ni significa ejercer un poder que só- mos, es decir, cuerpo de Cristo (Agustín). «La Euca-
lo a Cristo pertenece, o representar a la Iglesia sin ristía y la Iglesia se engendran, pues, mutuamente»,
comulgar con ella, o suplir al pueblo sin respetar su a partir de la acción en ellas del único Espíritu de
participación. «Presidir» la asamblea eucarística es, Cristo, que es la raíz de donde mana esta mutua fe-
más bien, «estar dentro» y a la vez «estar delante» de cundidad. «La eucaristía hace y significa insepara-
la comunidad como signo personal cualificado y blemente a la Iglesia como cuerpo de Cristo [...] la
destinado para ejercer una «re-presentación» ante eucaristía hace y significa a la Iglesia como comu-
ella, con la humildad del siervo que realiza un ser- nión. Esta comunión tiene dos dimensiones: comu-
vicio en favor de los demás. Toda presidencia litúr- nión con el Padre y comunión con los hombres. Su
gica es una función que se realiza: 1. «In persona agente es el Espíritu del Señor, que en el memorial
Christi capitis», es decir, re-presentando a Cristo de la Pascua hace del pan el cuerpo portador de la
cabeza, siendo icono y sacramento de aquel que es humanidad reconciliada, y de la copa la sangre de
el único mediador y sacerdote que preside. 2. «In la alianza nueva que perdona los pecados y sella la
nomine Ecclesiae», es decir, re-presentando en la comunión» (J.-M. Tillard).
intención, la fidelidad y la misión a la Iglesia entera,
verdadero sujeto y objeto de la celebración. 3. «In
14 EUCARISTÍA E IGLESIA

4.4. Eucaristía e Iglesia, una relación constitutiva eso se pide en la Plegaria eucarística IV: «Acuérdate,
Señor, de todos aquellos por quienes se ofrece este
Los lazos de unión entre la eucaristía y la Iglesia
sacrificio: de tu servidor el Papa... de todo tu pueblo
son tan grandes, que puede decirse que así como la
santo, y de aquellos que te buscan con sincero co-
eucaristía es eucaristía de la Iglesia, del mismo mo-
razón».
do la Iglesia es Iglesia de la eucaristía. Hay una re-
ciprocidad entre las realidades eucaristía e Iglesia, En segundo lugar, quiere decir que «sentimos
pues «desde el momento que se celebra la eucaris- con la Iglesia», sintiéndonos en comunión con ella.
tía, hay ciertamente y se forma la Iglesia; desde el La eucaristía es fundamentalmente una celebración
momento que hay Iglesia, se celebra la eucaristía. de la Iglesia, en la que la misma Iglesia está impli-
La relación Cristo-Iglesia se manifiesta en visibili- cada y comprometida, y donde se manifiesta su
dad signal privilegiada en la relación eucaristía- identidad, y se decide algo de su futuro. No pode-
Iglesia. (A. Gerken). mos, pues, hacer de la eucaristía un acto al servicio
de una concepción determinada, sino un acto al
Eucaristía y comunión eclesial se exigen y se co-
servicio de la misma comunidad eclesial. Y esto sólo
rresponden. Cada una es camino y condición para
es posible cuando nos sentimos en comunión con la
la otra. Se participa en la eucaristía porque se per-
Iglesia entera, a través de la comunión con el pres-
tenece a la Iglesia, y se pertenece a la Iglesia porque
bítero que preside la asamblea, y con el obispo de la
se participa en la eucaristía. Se comulga eucarísti-
Iglesia local, en aquello que constituye la esencia de
camente porque se está en comunión con la Iglesia
nuestra fe y nuestra pertenencia eclesial.
y viceversa... La eucaristía significa a la Iglesia en
su ideal de unidad y de santidad: «llegad a ser aque- La presidencia del presbítero no sólo representa
llo que recibís realizando la unidad y santidad que a Cristo (in persona Christi capitis), sino también a
significa la Eucaristía» (cf. Agustín). Y la Iglesia sig- la Iglesia entera (in nomine Ecclesiae). Por eso, la ce-
nifica a la eucaristía su necesaria apertura y expan- lebración de la eucaristía, incluso sin participación
sión hacia el mundo, para el cumplimiento de una del pueblo, es una celebración del pueblo, es una
misión: «recibid aquello que sois, pero que todavía celebración eclesial, en la que todo el pueblo de
tiene que realizarse en la vida». De este modo, si la Dios está representado por el mismo sacerdote.
eucaristía saca a la Iglesia de su imperfección y Ciertamente, esta comunión y representación apa-
busca conducirla a la unidad y santidad, la Iglesia recerá con mayor claridad y en toda su expresión
libera a la eucaristía del posible cultualismo, y la cuando se celebra la eucaristía con participación
abre hacia la misión en el mundo. Por todo ello cabe del pueblo. Lo cual no quiere decir que no pueda ce-
decir, con los teólogos orientales, que la eucaristía lebrarse en caso de necesidad sin participación del
no sólo es un mysterion de la Iglesia, sino el myste- pueblo, como lo prevé la Ordenación General del Mi-
rion de la misma Iglesia: la «eucaristía es la Iglesia». sal Romano (n. 209-211), donde se dice: «Se trata de
una misa celebrada por el sacerdote, al que sólo
Ahora bien, todo esto no significa ni que la euca-
asiste y responde un ministro [...] La celebración sin
ristía tenga su origen en la Iglesia, ni que la Iglesia
ministro o por lo menos algún fiel no se haga sin
tenga su origen en la eucaristía. El único origen de
causa justa y razonable» (cf. CIC, c. 906). Y el mis-
ambas es Cristo y el Espíritu, en cuanto don escato-
mo Código de Derecho Canónico (c. 904) dice: «se
lógico de Cristo. Por eso, tanto en la Iglesia cuanto
recomienda encarecidamente la celebración diaria
en la eucaristía se proclama que Cristo es el Señor,
[de la eucaristía], la cual, aunque no pueda tenerse
y que el Espíritu es el don transformante de Cristo,
con asistencia de fieles, es una acción de Cristo y de
que está personalmente dirigiendo y renovando la
la Iglesia, en cuya realización los sacerdotes cum-
Iglesia y la eucaristía, hasta la plenitud escatológi-
plen su principal ministerio» (cf. c. 902).
ca.
En tercer lugar, también quiere decir que la
asamblea debe ser manifestación de la Iglesia a tra-
5. CELEBRACIÓN LITÚRGICA vés de un ejercicio de los ministerios que expresen la
misma estructura ministerial de la Iglesia, es decir,
5.1. Que la asamblea manifieste y realice la la estructura de un ministerio de la Palabra, de un
Iglesia ministerio cultual, de un ministerio de la caridad.
Esto significa, en primer lugar, que debe su- En la medida en que en la misma eucaristía se ejer-
perarse toda actitud individualista, aislacionista. cen estos tres ministerios, en esa medida la Iglesia
Por su propia naturaleza, la eucaristía no es un ac- se manifiesta en su naturaleza y en su misión (tri-
to privado, sino público; ni es un acto individual, ple munus: profético, sacerdotal, real) (IGMR 58). Al
sino comunitario; ni es sólo ministerial, sino ecle- que preside le pertenece representar y animar estos
sial. Esto exige que nos sintamos unidos a las per- ministerios. A los fieles les corresponde también
sonas que están celebrando, a todos los cristianos desempeñarlos a su nivel: El ministerio de la Pala-
dispersos por el mundo, a la humanidad entera. Por bra será ejerciendo la función de lector, «profeta» o
  EUCARISTÍA E IGLESIA   15

testigo, monitor o, en su caso, predicador; el minis- ción dominical. En otras ocasiones, se trata de una
terio del culto, ofreciendo y ofreciéndose, y alabando sola persona, bien sea religiosa o laica, a la que se
a Dios con el canto (organista, cantor, salmista, di- le ha encomendado esta misión (missio canonica)
rector del canto); y el ministerio de la caridad, sir- por parte del obispo. Periódicamente viene el sacer-
viendo al altar de acólitos, responsabilizándose de dote para celebrar la eucaristía: la frecuencia varía
la colecta y comunicación de bienes, ejerciendo el según los casos. La celebración dominical sin sa-
ministerio extraordinario de la comunión. Una cerdote consiste, por regla general, en la celebración
asamblea eucarística donde no se respete la «orde- de la Palabra y en la distribución de la comunión,
nación jerárquica» o el diverso nivel de ministerios, usando los textos aprobados por la competente au-
y donde no se posibilite y manifieste, también a su toridad eclesiástica. En conjunto, se da una buena
diverso nivel, la triple estructura ministerial, estará distribución de las funciones y una verdadera parti-
ocultando más que manifestando la estructura de la cipación activa. Las condiciones para ejercer este
misma Iglesia. ministerio las ha recordado recientemente la Santa
Sede: «En algunos lugares, las celebraciones domi-
nicales son guiadas, por la falta de presbítero o diá-
5.2. Asambleas dominicales sin eucaristía conos, por fieles no ordenados. Este servicio, válido
y delicado a la vez, es desarrollado según el espíritu
Una de las consecuencias de la falta de sacerdo- y las normas específicas emanadas en mérito por la
tes es la privación de la eucaristía en las comunida- competente autoridad eclesiástica. Para animar es-
des. Este hecho, que está viniendo a ser cada vez tas celebraciones el fiel no ordenado deberá tener
más frecuente, plantea algunos problemas impor- un especial mandato del Obispo, el cual pondrá
tantes. atención en dar las oportunas indicaciones acerca
La comunidad necesita de la eucaristía para ser de la duración, lugar, las condiciones y el presbítero
y realizarse como comunidad, para descubrir la ra- responsable» (Sobre algunas cuestiones acerca de la
zón de su existencia y la esencia de su misión. La colaboración de los fieles laicos con el sagrado minis-
eucaristía es el bien común más preciado de la Igle- terio de los sacerdotes, Roma 15 de agosto de 1997,
sia y de la comunidad cristiana, y no sólo del minis- art 7).
terio ordenado. Como afirma J. Blank: «La cena eu- ¿Cómo valorar este fenómeno? ¿Qué ventajas e
carística es un bien de la Iglesia total, y no puede, inconvenientes tiene? En principio nos parece que
por tanto, depender o estar a merced solamente del hay que reconocer en este fenómeno una solución
ministerio. Para decirlo más claramente: la celebra- de emergencia ante una situación de necesidad. Es-
ción de la eucaristía, la cena del Señor, tiene, en to no impide el que puedan reconocérsele algunos
cuanto institución de Cristo, una clara primacía so- aspectos positivos, como son: la revalorización del
bre el ministerio eclesiástico. Es el ministerio el que domingo como día de la asamblea cristiana; la ur-
está al servicio de la eucaristía y de la dirección de gencia hacia una mayor responsabilización de los
la comunidad, y no al revés. Éste es, según el Nuevo seglares; la división de servicios y la promoción de
Testamento, el orden de prioridades». Por tanto, los ministerios laicales; la atención y adaptación a las
responsables de la Iglesia deberán hacer todo lo po- necesidades de la asamblea; la conciencia de poner
sible, más allá de concepciones ministeriales o ecle- los medios para promover las vocaciones sacerdota-
siológicas culturales, para que toda comunidad les; la participación más activa de muchos fieles en
cristiana pueda celebrar y vivir la eucaristía, ya que la misma celebración; de forma indirecta, el aprecio
la comunidad cristiana tiene un deber y un derecho simultáneo de la eucaristía y de otras formas de ce-
respecto a la eucaristía dominical. La cuestión es si lebración...
este derecho tiene prioridad sobre la tradición ecle-
sial occidental de un ministro ordenado célibe, o si Pero, junto a esto, se detectan aspectos negati-
habría que abrirse a otras posibilidades, de manera vos importantes: la asamblea dominical sin eucaris-
que aquel derecho prioritario pudiera cumplirse. Pe- tía supone un déficit cristiano para la comunidad
ro, aceptado este principio, se plantea la cuestión creyente, que reclama solución; en esta «solución de
siguiente: ¿Puede sustituirse la eucaristía por otros emergencia» aparecen perjudicados tanto la eucaris-
actos litúrgicos de la asamblea en domingo? tía (que no tiene el puesto que le corresponde) como
el ministerio (que no aparece en el lugar y momento
El fenómeno de las asambleas dominicales sin que le pertenecen); la distribución de la comunión
sacerdote y sin eucaristía se ha extendido de forma fuera del marco de la celebración eucarística con-
considerable en los últimos años. Por regla general, duce a la separación entre eucaristía-sacrificio,
se trata de comunidades pequeñas que, movidas memorial del misterio de Pascua, y eucaristía-
por el impulso de varias personas o equipos, actúan comunión del banquete pascual; esta situación per-
de común acuerdo con el sacerdote encargado del petúa la división del ministerio en dos niveles: el del
lugar, en orden a responsabilizarse de las tareas laicado y el del clero, el de los ordenados y los no-
que pueden desempeñar, sobre todo de la celebra- ordenados, creando una especie de superposición
16 EUCARISTÍA E IGLESIA

inadecuada; se tiende a considerar estas reuniones longa, crea unas desarmonías cristianas de tal enti-
dominicales como un sustitutivo de la misa, y aun- dad, que impiden la verdadera realización comuni-
que no suelen confundirse con ella, y se mantiene el taria, y entran en colisión con la esencia de la mis-
deseo de eucaristía, a veces se prestan a ciertos ma Iglesia. De ahí que en la reciente carta apostóli-
«abusos», y se produce una cierta devaluación euca- ca Dies Domini se vuelva a insistir en que:
rística; si, por otro lado, se sigue defendiendo que el
«el objetivo, sin embargo, debe seguir siendo
«precepto festivo se cumple solamente participando
la celebración del sacrificio de la Misa, única y
en la misa», se coloca a los fíeles ante un cierto con-
verdadera actualización de la Pascua del Señor,
flicto moral: por un lado deben participar en estas
única realización completa de la asamblea euca-
asambleas, pero por otro no cumplen con el precep-
rística que el sacerdote preside in persona Chris-
to...4
ti, partiendo el pan de la Palabra y de la eucaris-
En resumen, quien en definitiva sale perjudicada tía. Se tomarán, pues, todas las medidas pasto-
de esta situación es la propia comunidad, que se ve rales que sean necesarias para que los fieles que
privada no sólo de su presidente nato, sino también están privados habitualmente, se beneficien de
de la eucaristía, por la que se manifiesta y realiza ella lo más frecuentemente posible, bien facili-
su propia esencia de forma única e insustituible. tando la presencia periódica de un sacerdote,
Con otras palabras, «en tales situaciones sale per- bien aprovechando todas las oportunidades para
judicada sobre todo la relación intrínseca y consti- reunirlos en un lugar céntrico, accesible a diver-
tutiva que media entre la eucaristía y la Iglesia». Por sos grupos lejanos» (n. 53).
muy bien que resulte la celebración dominical sin
Sin negar el recurso a estas medidas, cuando es
eucaristía; por muy buena que sea la participación
posible, cabe preguntarse si la Iglesia no tendría
y el entusiasmo de la asamblea... nada podrá susti-
que sondear otros caminos, para dar una respuesta
tuir, de modo estable y permanente, a la misma ce-
más sólida y estable a tales situaciones.
lebración eucarística. Cuando esta situación se pro-

                                                                                                               
*
BOROBIO, D., «Eucaristía e Iglesia», en Id., Eucaristía
(Sapientia Fidei. Serie de manuales de teología, 23), Ma-
drid, BAC, 2005, p. 317-353.
1
Cf. S. Folgaro Flórez, La eucaristía, «sacramentum uni-
tatis» en la eclesiología de San Agustín: CiD 117 (1964)
607-634; Y. Congar, L’Église de Saint Augustin à l’époque
moderne (Paris 1970) 13ss.
2
B. FORTE, La Chiesa nell’Eucaristia, 139. Cf. F. Mar-
tínez, La Eucaristía y la unidad de la Iglesia en santo To-
más de Aquino: Studium 9 (1969) 377-404.
3
La expresión procede del Misal Romano: Oratio super
oblata Dominicae IX post Pentecostem. Esta idea viene re-
cogida de modo excelente en SC 47. Posteriormente en la
LG.
4
En la carta apostólica de Juan Pablo II Dies Domini
(13 de mayo 1998), n. 49, se dice: «Desde el momento en
que participar en la Misa es una obligación para los fieles,
si no hay un impedimento grave, los pastores tienen el co-
rrespondiente deber de ofrecer a todos la posibilidad efec-
tiva de cumplir el precepto».

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