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Relato de familia
Este primer capítulo nos habla de la vida política de un perfecto idiota, en
donde habla de los culpables de la pobreza y de la lucha entre las diferentes
clases sociales. Este personaje proviene de una familia de clase media, de un
lugar donde se encuentra de todo, es decir desde los artículos más económicos
hasta los más costosos, ya que es su entorno se encontraban diversas
personalidades por las diferencies clases de las personas. Este personaje
viviendo en un ambiente humilde, de padres y abuelos humilde no obtiene su
título de idiota por la clase social al que pertenece, sino dado a los sin número
de problemas que vino acarreando su familia como el marxismo, problemas de
las épocas que sin duda perjudicaron mucho los extractos sociales y aunque no
las vivió por completo o quizá por partes, de modo que lo tonto no sería haber
pasado por ellas sino continuar haciéndolo.
Dado a la percepción que nuestro personaje acarrea desde su juventud, llega a
la universidad e intenta iniciar una carrera política, apoyándose o buscando el
amparo en un confortable partido político sin tradición y opciones de poder
transformado sus veleidades marxistas en una honorable relación con la
internacional socialista o la llamada doctrina social de la Iglesia. Hablará de
política, de cambios, de impulso social, convencido de que esta palabra
santifica todo lo que hace. La burguesía probablemente dejara de ser llamada
así para ser designada como la oligarquía o más claramente dicho los ricos o
con el rotulo de poderos, es así como nuestro personaje emprende una carrera
política tratando de ganar simpatía con las personas que le rodean en ese, su
mundo de política.
Avanzando en el tiempo, este estudiante que se inicializaba en política habrá
sufrido un cambio muy grande, ahora con un aspecto robusto y la personalidad
frondosa y desenvuelta de un político profesional. Algo curioso y quizá hasta
reprochable es que mientras avanza su vida hasta en donde se encuentra
ahora, habrá paseado por decenas de plazas haciéndose conocer,
inmiscuyéndose con el pueblo mismo, brindado aguardiente, cerveza o
cualquier otro licos de las cantinas de los barrios, de manera que el perfecto
idiota cuando resuelve hacer carrera política cosechara varios votos para
elegirse como diputado, senador, gobernador e incluso alcalde.
Y así de discurso en discurso, de balcón en balcón, ira vendiendo sin mayor
esfuerzo sus ideas populistas, pues esas ideas gustan y arrancan aplausos. él
hará responsables de la pobreza no solo a los ricos los que tienen todo y no lo
dan, sino a los injustos términos de intercambio, a las exigencias del banco
internacional, a las políticas ciegamente aperturistas, ahora este se declara
nacionalista, que defenderá la soberanía nacional En el capítulo “Retrato de
familia” encontramos al ejemplar típico del “perfecto idiota latinoamericano”: es
quien cree que los culpables de los problemas de nuestras naciones son “la
burguesía y el imperialismo” y que somos pobres porque “ellos” son ricos. Su
obligada y reiterada lectura es la vulgata marxista, suministradora de una
explicación fácil y total del mundo HERMÓGENES PÉREZ DE ARCE 331 y de
la historia. Está convencido de que Cuba ha sido y sigue siendo el paradigma
social y de que sí hay un nuevo “fantasma que recorre el mundo”, pero a éste
se le debe temer: se llama neoliberalismo. Proviene este personaje, se nos
dice, de modestas clases medias y guarda algunos resentimientos. Hace
carrera política y busca el amparo de algún partido con opción de poder, en lo
posible afiliado a una internacional socialista o, si el individuo es de estirpe
conservadora, vinculado de alguna manera a la doctrina social de la Iglesia.
Pues anhela ser visto como un hombre “con conciencia social”. “No es un
hombre de grandes disciplinas intelectuales, aunque en sus discursos haga
frecuentes citas de Neruda, Vallejo o Rubén Darío y use palabras como
telúrico, simbiosis, sinergia, programático y coyuntural”. En seguida, “no le
parece impugnable gestionar o recibir becas o subsidios de funcionarios o
universidades norteamericanas, puesto que gracias a ellas puede, desde las
entrañas mismas del monstruo imperialista, denunciar en libros, ensayos y
conferencias el papel neocolonialista que cumplen no sólo los Chicago Boys o
los economistas de Harvard, sino también personajes tales como el Pato
Donald, el teniente Columbo o Alexis Carrington”. Y, en fin, en su árbol
genealógico están los autores de sueños revolucionarios del siglo pasado o de
comienzos del presente, como el chileno Francisco Bilbao, el uruguayo José
Enrique Rodó, el argentino José Ingenieros y el peruano José Carlos
Mariátegui. Ellos, entre otros, labraron las bases de la teoría que sindicó al
imperialismo como uno de los grandes responsables de todos nuestros males.
Pero la verdadera Biblia del “perfecto idiota” es más actual: Las venas abiertas
de América Latina, del uruguayo Eduardo Galeano, escrita a fines de l970. Ahí
está el continente víctima, desangrado por los monstruos de la historia.