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Monografía - Corriente
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MONOGRAFÍA
EL PRAGMATISMO, CONCEPTO Y
REPRESENTANTES
Presentada por:
Lima, Perú
2021
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………………………………………..…………………………...…....04
2.1. El Pragmatismo………….…………………………………………………………..07
Conclusiones………………………….………………………………...………………......18
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Introducción
Las teorías del aprendizaje pretenden describir los procesos mediante los cuales tanto los seres humanos,
como los animales aprenden, numerosos psicólogos y pedagogos han aportado sendas teorías en la materia.
Las diversas teorías ayudan a comprender, predecir y controlar el comportamiento humano, elaborando a su
vez estrategias de aprendizaje y tratando de explicar cómo los sujetos acceden al conocimiento. Entra dichas
teorías se encuentra el pragmatismo, que es una escuela filosófica nacida como un método de análisis lógico
para esclarecer el contenido a la significación de expresiones conceptuales.
Las características principales del pragmatismo son la insistencia en las consecuencias como manera de
caracterizar la verdad y la oposición a la visión que los conceptos humanos y el intelecto representan el
significado real de las cosas, y por lo tanto se contrapone a las escuelas filosóficas del formalismo y el
racionalismo.
Es importante, porque nos muestra el poder orientarse en la realidad. El conocimiento humano recibe su
sentido y su valor de este su destino práctico. Su verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con
los fines prácticos del hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta práctica de
éste.
Las teorías del aprendizaje pretenden describir los procesos mediante los cuales tanto los seres humanos,
como los animales aprenden, numerosos psicólogos y pedagogos han aportado sendas teorías en la materia.
Las diversas teorías ayudan a comprender, predecir y controlar el comportamiento humano, elaborando a su
vez estrategias de aprendizaje y tratando de explicar cómo los sujetos acceden al conocimiento. Entra dichas
teorías se encuentra el pragmatismo, que es una escuela filosófica nacida como un método de análisis lógico
para esclarecer el contenido a la significación de expresiones conceptuales.
Las características principales del pragmatismo son la insistencia en las consecuencias como manera de
caracterizar la verdad y la oposición a la visión que los conceptos humanos y el intelecto representan el
significado real de las cosas, y por lo tanto se contrapone a las escuelas filosóficas del formalismo y el
racionalismo.
El presente trabajo tiene por título: el pragmatismo, que es una doctrina filosófica desarrollada por los
filósofos estadounidenses del siglo XIX que consiste en reducir "lo verdadero a lo útil" negando el
conocimiento teórico en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero aquello que conduce al
éxito individual, mientras que, para otros sólo es verdadero cuando se haya verificado con los hechos.
Para tal efecto, el presente trabajo se divide en cuatro capítulos, en el primer capítulo hablaremos sobre
sobre el origen del pragmatismo donde nos da a conocer que el pragmatismo surgió en los Estados Unidos
en la década de 1870 por Willian James y Charles Sanders Peirce. El segundo capítulo abarca definiciones
fundamentales y las características que posee el pragmatismo. El tercer capítulo trata sobre los
representantes de la filosofía que son por Willian James y Charles Sanders Peirce y por finalizar el capítulo
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cuatro sobre el pragmatismo en sus diversas dimensiones. El presente trabajo intenta contribuir que el
hombre como, ser racional tiene el objetivo de interpretar lo verdadero a lo útil.
CAPÍTULO I
Entre ellos se encontraban Chauncey Wright, Oliver Wendell Holmes Jr., Nicholas St. John Green,
William James y Charles S. Peirce, todos ellos destacados intelectuales de su época. En gran
medida, la idea común en torno a la que se desarrollaban sus discusiones era la definición de
creencia de Alexander Bain como «aquello a partir de lo cual un hombre está dispuesto a actuar”.
De esta definición, diría posteriormente Peirce, se deduce el pragmatismo casi como un corolario.
Sus defensores no pensaban que el pragmatismo fuera una doctrina o un sistema filosófico cerrado,
sino más bien el método filosófico por excelencia practicado desde la Antigüedad. Así James puso
«Un nombre nuevo para viejas maneras de pensar» como subtítulo de su libro Pragmatismo (1907),
y el propio Peirce explicó de manera sencilla la máxima pragmática como una versión actualizada
del dicho evangélico «por sus frutos los conoceréis» (Mt 7,16).
Entonces, nuestra concepción de estos efectos es la totalidad de nuestra concepción del objeto». En
términos generales, se trata de una máxima lógica que estipula que el significado de los conceptos
no es sino la suma de sus consecuencias prácticas. El pragmatismo afirma que no hay distinción en
el significado de las palabras, por precisa que sea, que no consista en una posible diferencia
práctica. En este sentido, aquellos conceptos de los que resulte imposible concebir consecuencias
experimentales de algún tipo habrán de ser considerados como especulaciones metafísicas sin
sentido.
A su vez, si las consecuencias prácticas de dos conceptos son equivalentes, entonces esos dos
conceptos serán, a efectos prácticos, intercambiables. Tal como expondría Dewey años más tarde,
el rasgo más sobresaliente de esta teoría no es la identificación entre pensamiento y acción, sino el
reconocimiento de una conexión inseparable entre cognición racional y propósito racional. Como
afirmó Peirce en una modificación tardía de su formulación original, «el contenido racional de una
palabra u otra expresión reside exclusivamente en sus implicaciones concebibles sobre la conducta
en la vida».
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La evaluación última de los conceptos reside, por tanto, en su posible contribución futura al
incremento de hábitos cada vez más refinados y generales de crítica y autocontrol en las prácticas
de indagación racional delos miembros de una comunidad ideal de investigación. Es en este sentido
en el que hay que entender el origen mismo del término «pragmático», que Peirce ligó a la
distinción de Kant entre praktisch y pragmatisch.
Por su parte, en la interpretación más amplia de James, el pragmatismo noes principalmente una
teoría del significado, sino que extiende el principio pragmatista a la evaluación de creencias
particulares, incluyendo tanto la adopción de hipótesis en la ciencia como el compromiso con las
creencias morales y religiosas. Es decir, la aplicación de la máxima pragmática por parte de James
encerraba también una teoría más amplia y a la vez, más reducida – de la verdad en términos de
aquello que resulta conveniente o beneficioso para la acción.
En clara oposición a la idea de verdad como correspondencia con la realidad, James propugnó que
las creencias, más que copias o representaciones de objetos externos, son instrumentos plásticos y
modificables que, al despertar indefectiblemente consecuencias efectivas en la conducta de las
personas, contribuyen a organizar su experiencia concreta en forma de disposiciones firmes para
actuar. Una de las consecuencias de la fusión de la máxima pragmática con el empirismo radical de
James es su defensa a ultranza del pluralismo en oposición al monismo metafísico de los
racionalistas.
Así, si ciertas creencias conducen a consecuencias que constituyen, en última instancia, una
diferencia práctica en la conducta concreta de los individuos, no hay evidencia más allá de esa
experiencia radicalmente plural y personal que legitime la adopción definitiva de una u otra
creencia.
En consecuencia, y dado que estamos siempre obligados a actuar, James reclamó el derecho de
cada ser humano a elegir y adoptar sus creencias, siempre y cuando supusieran una diferencia
práctica en la experiencia.
La conclusión de James fue tan contundente como provocadora: así como juzgamos conveniente
adoptar la creencia en átomos y partículas como una explicación válida dela realidad, no hay
criterios racionales para desechar como superstición la creencia en un Dios personal, pues su
adopción consciente y deliberada supone, de hecho, una diferencia práctica real en la conducta
efectiva del creyente.
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De igual modo, los problemas metafísicos y religiosos obedecen a problemas genuinamente
prácticos del ser humano y son, en ese sentido, reales. No tenemos derecho, por tanto, a excluirlos
de la discusión filosófica.
CAPÍTULO II
DEFINICIONES
2.1 EL PRAGMATISMO
La palabra pragmatismo proviene del vocablo griego pragma, que significa "hecho" o "acto"
(situación concreta), se denomina el tipo de actitud y pensamiento según el cual las cosas
solamente tienen un valor en función de su utilidad.
Es una escuela filosófica que nació como un método de análisis lógico, o sea, un método para
esclarecer el contenido a la significación de expresiones conceptuales, pero, además, y como
consecuencia de ello, una teoría sobre la esencia de la verdad, por lo menos en cuanto ésta es
conocida por los hombres.
Rechaza la existencia de verdades absolutas, las ideas son provisionales y están sujetas al cambio, a
la luz de la investigación futura. Entre sus ideas, se puede mencionar las siguientes:
Enfatiza la relación entre teoría y práctica: Se trata de reconocer que el conocimiento y la verdad
“no tienen vida fuera del contexto de los procedimientos reflexivos que adoptamos para tratar con
problemas que son esencialmente prácticos” (J. Tiles).
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El conocimiento está guiado por intereses y valores. No podemos tener una concepción del mundo
que no refleje nuestros intereses y valores, que no manifieste nuestras elecciones conceptuales; al
mismo tiempo, estamos inclinados a considerar algunas concepciones del mundo como mejores
que otras.
La verdad no puede ser determinada solamente por criterios epistemológicos, porque la idoneidad
de esos criterios no puede ser determinada con independencia de o previo a las metas buscadas o
los valores asumidos.
No existe una metaciencia que determine la verdad de nuestros criterios y nuestros valores.
Tampoco existe un metalenguaje que sea el “lenguaje de primer orden” o el pretendido por la
naturaleza. La ciencia es construcción humana.
En general, para las diversas formas de pragmatismo, la verdad radica en la utilidad y en el éxito,
por lo tanto, todo conocimiento es práctico si sirve para algo, si es posible de realizar.
El pragmatismo fue la primera filosofía de Estados Unidos desarrollada de forma independiente.
Se opone a la especulación sobre cuestiones que no tienen una aplicación práctica. El pragmatismo
desconoce la dimensión lógica y la autonomía del pensamiento humano, pero reconoce la estrecha
conexión entre el pensamiento y el conocimiento insertos en toda la vida psíquica.
Afirma que la verdad está relacionada con el tiempo, lugar y objeto de la investigación y que el
valor es inherente tanto por sus medios como por sus fines.
El significado de la verdad está dado por su utilidad práctica. Ya que la verdad: "es lo que funciona
mejor para nosotros, lo que mejor conviene a cada parte de la vida."
Verdad es aquello que satisface los interese objetivos del individuo. Los conceptos e ideas son
instrumentos de acción, conjunto de verdades subjetivas.
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En lógica, el pragmatismo se orienta hacia el irracionalismo: de manera franca en James, de
manera velada por exhortaciones a la creación de una “lógica de la investigación científica”, en
Dewey. El pragmatismo ve las leyes y formas de la lógica como ficciones. En ética, se atiene al
meliorismo. En sociología, varía desde el culto a las “grandes personalidades” y la apología de la
democracia burguesa, hasta la defensa abierta del racismo y del fascismo.
Es difícil decir qué características comparten los que han sido considerados fundadores del
pragmatismo, Peirce y James, y no digamos ya otros representantes. Schiller decía que hay tantos
pragmatismos como pragmatistas. De hecho, la relación de los pragmatistas entre sí se parece más
a la diversidad propia de una familia que a un cuerpo homogéneo de doctrinas y vocabularios
compartidos.
Podría decirse que no hay una esencia pragmatista, sino una serie de características de las que unos
toman unas y otros toman otras. Los pragmatistas no son un grupo de discípulos centrados en un
maestro, sino un grupo de pensadores creativos interactuando y desarrollando distintas facetas de
una misma empresa común. William James describió gráficamente esa variedad de características
con una metáfora del italiano Giovanni Papini.
Hay un pensamiento general de que esta tradición filosófica que va de Frege, Russell y Wittgenstein
a través de Carnap y el Movimiento de Ciencia Unificado a Quine, Sellars, Putnam y Rorty está
declinando. Debido en parte a la promoción hecha por Rorty y Putnam, el pragmatismo, hasta cierto
punto, ha renacido en las últimas dos décadas y se encuentra a punto para ser una corriente filosófica
principal, listo para llenar el espacio que la filosofía analítica pueda dejar tras de ella.
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Hay buenas razones para pensar que el pragmatismo, especialmente los pragmatismos de los
pragmatistas clásicos, ha de experimentar una nueva vitalidad en los años venideros y que, más aún,
puede llegar a dominar la filosofía. Sea de ello lo que fuere, en cualquier caso los pragmatistas son
nuevamente objeto de seria consideración y ya sólo por esa razón el pragmatismo es importante.
CAPÍTULO III
Dewey estaba convencido de que muchos problemas de la práctica educativa de su época se debían
a que estaban fundamentados en una epistemología dualista errónea, por lo que se propuso elaborar
una pedagogía basada en su propio funcionalismo e instrumentalismo.
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Tras dedicar mucho tiempo a observar el crecimiento de sus propios hijos, Dewey estaba
convencido de que no había ninguna diferencia en la dinámica de la experiencia de niños y adultos.
Unos y otros son seres activos que aprenden mediante su enfrentamiento con situaciones
problemáticas que surgen en el curso de las actividades que han merecido su interés.
Dewey afirmaba que los niños no llegaban a la escuela como limpias pizarras pasivas en las que
los maestros pudieran escribir las lecciones de la civilización. Cuando el niño llega al aula “ya es
intensamente activo y el cometido de la educación consiste en tomar a su cargo esta actividad y
orientarla”.
El niño también lleva consigo intereses y actividades de su hogar y del entorno en que vive y al
maestro le incumbe la tarea de utilizar esta “materia prima” orientando las actividades hacia
“resultados positivos”.
La pedagogía de Dewey requiere que los maestros realicen una tarea extremadamente difícil, que
es “reincorporar a los temas de estudio en la experiencia” Los temas de estudio, al igual que todos
los conocimientos humanos, son el producto de los esfuerzos del hombre por resolver los
problemas que su experiencia le plantea, pero antes de constituir ese conjunto formal de
conocimientos, han sido extraídos de las situaciones en que se fundaba su elaboración.
El pragmatismo es por tanto un método según el cual el significado de una concepción intelectual
viene determinado por las consecuencias prácticas de ese concepto. Para Peirce el reconocer un
concepto bajo sus distintos disfraces o el mero análisis lógico no son suficientes para su
comprensión.
El pragmatismo propugna que las teorías deben estar unidas a la experiencia y permite solventar las
confusiones conceptuales relacionando el significado de los conceptos con las consecuencias
prácticas. De esa manera, implica la aplicación del exitoso método de las ciencias a las cuestiones
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filosóficas. El método pragmatista permite clarificar conceptos como “realidad” o “probabilidad”,
permite mostrar cómo podemos alcanzar conclusiones verdaderas en la investigación y permite
afirmar que no hay nada incognoscible que no pueda establecerse aplicando el método de la ciencia.
El pragmatismo de Peirce está lejos tanto de otras interpretaciones incorrectas que se han hecho de
él como de la noción vulgar de pragmatismo, que enfatiza la búsqueda del beneficio, la utilidad o la
conveniencia política. El mismo Peirce quiso desmarcarse en vida del camino erróneo que el
pragmatismo había tomado en manos de otros, que lo habían convertido en una doctrina de carácter
metafísico. Por ese motivo trató en sus últimos años de clarificar el significado de su máxima
original hablando entonces de las consecuencias prácticas que podrían “concebiblemente” resultar
de una concepción. Ese énfasis en el orden de lo posible resulta fundamental para comprender el
pragmaticismo no como una teoría de lo práctico, sino como un método que abre posibilidades de
acción que se convierten en el único modo de clarificar los conceptos y generar creencias. En 1905
Peirce se vio obligado a cambiar el nombre de “pragmatismo” por el de “pragmaticismo” para evitar
esas confusiones.
Adhería a la idea de que la verdad y el error dependen de las consecuencias que producen las
experiencias y encabezó el movimiento en psicología conocido como funcionalismo.
Posteriormente, su pensamiento derivó hacia una teoría del conocimiento que tiene dos aspectos:
empirismo radical y pragmatismo.
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James se interesaba tanto por la memoria como por las emociones, por la psicofisiología y lo
paranormal, por los hechos religiosos y por la conciencia ordinaria.
Afectado por una profunda depresión, a los 28 años, imprevistamente, su existencia se ilumina con
la lectura de la teoría del libre albedrío del conocido filósofo francés en esos momentos, Charles
Renouvier(1815-1903).
Para Renouvier, la vida es una libre y voluntaria decisión que exige tomar las riendas de la propia
existencia y de esa manera echar las bases del porvenir.
William James resolvió así la encrucijada en que se encontraba su vida, decidiendo que su primera
acción libre sería creer en el libre albedrío.
Para James, las reacciones corporales, como por ejemplo el temblor o el sudor, son las que provocan
las emociones, como las de miedo, y no a la inversa.
Sus inquietudes lo llevaron a indagar sobre las experiencias religiosas tema que proyecta en su libro
“Las variedades de la experiencia religiosa”, dando origen a la psicología de las religiones.
Para James, las creencias religiosas no se basan en el dogma sino en una experiencia personal de
distinta naturaleza, como la beatitud, la mística y la conversión; y en la “La voluntad de creer”,
retoma la teoría de la voluntad.
Entre los pragmatistas americanos podemos destacar también a Clarence Irving Lewis (1883- 1964),
que desarrolló una teoría del pragmatismo conceptual. Lewis se fija en los conceptos y categorías a
través de los cuales se interpreta la experiencia. Esos conceptos constituyen un elemento a priori del
conocimiento, que tiene sin embargo una finalidad. En Europa, uno de los movimientos
pragmatistas más importantes tuvo lugar en Italia, defendido por autores como Giovanni Papini y
Prezzolini, que veían el pragmatismo como una ruptura radical con el positivismo, o Mario
Calderoni y Giovanni Vailati, que lo veían como una extensión y mejora del positivismo.
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Todos ellos eran colaboradores de la revista Leonardo, en la que también escribieron Peirce, James y
Schiller. Papini, quizá el más conocido de todos los pragmatistas italianos, sostiene un pragmatismo
mágico y lleva a cabo una exaltación romántica de la acción: a través de la acción creativa,
sumergiéndose en la realidad e identificándose con ella, no sólo describiendo la realidad como es
sino también conformándola de acuerdo a nuestros ideales, el hombre lograría una especie de
divinidad. Durante las dos primeras décadas del siglo XX, el pragmatismo fue objeto de notable
interés en los círculos intelectuales.
CAPÍTULO IV
PRAGMATISMO EN LAS DIMENSIONES FILOSÓFICAS
La gran diferencia que propone esta filosofía, es que no se limita a capacitar, aplicar técnicas
de producción o a explicar procesos de elaboración, sino que fundamentalmente se apalanca
en las habilidades humanas que se requieren para la obtención de los resultados necesarios
para llevar con éxito el negocio, haciendo fuertes las áreas de comunicación, negociación y
colaboración. Son procesos firmes que se sostienen con una plataforma sólida de principios,
valores y creencias compartidas.
En el pragmatismo establece para que el proceso educativo se logre las siguientes ideas:
Ver al hombre como criatura de la naturaleza.
A través de la comunicación la sociedad establece su conducta.
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La escuela tiene que comunicar.
El proceso es estructurado y planificado.
La escuela tiene la responsabilidad de capacitar para que crezcan y renueven la sociedad.
Día a día el estudiante enfrenta los problemas; estos problemas le provocan el acto de pensar; el
uso de su inteligencia, por su parte, le ocasiona crecimiento y este crecimiento le permite
interactuar con su mundo cambiante y adaptarse al mismo. Sus ideas se convierten en
indispensables instrumentos para una vida exitosa. El docente no es un docente en el sentido
tradicional del término. No es quien “sabe” lo que el estudiante necesita para el futuro; su
función por tanto es la del compañero que aprende con el resto de la clase, ya que para el
pragmatista nadie sabe lo que el estudiante necesitará, por vivir en un mundo cambiante.
El docente es considerado como un compañero con mayor experiencia que los demás, por tanto
es tomado como un guía o director de proyectos. Él es quien aconseja y orienta las actividades
del estudiante, que nacen de la necesidad expresada por ellos. Su papel lo ejecuta en el contexto
de amplias experiencias, pero sin basar las necesidades del aula en sus propias necesidades.
Las filosofías tradicionales de la educación habían puesto la materia de estudio en elcentro del
proceso educativo y el alumno estaba condicionado a las demandas de la estructura curricular.
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El pragmatismo rechaza este enfoque y coloca al alumno en el centro del escenario y del
proceso educativo. Desde este punto de vista, la materia debe escogerse en función de las
necesidades e intereses del estudiante.
Las unidades específicas de estudios pueden variar de una clase de cuarto grado a otra de otro
grado, pero la idea es que las materias tradicionales de la escuela (arte, historia, matemáticas,
literatura, etc.), pueden ser tejidas en una técnica de solución de problemas que utilice la
curiosidad innata de los estudiantes para aprender, al mismo tiempo que sus asuntos de interés
en sus experiencias diarias.
CAPÍTULO V
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A finales del siglo XX el pragmatismo volvió a recibir una atención destacada gracias a la
renovación pragmatista que algunos autores llevaron a cabo en el seno de la tradición analítica, y al
trabajo de Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas en la filosofía continental europea. Los principales
pragmatistas de nuestros días, Hilary Putnam y Richard Rorty, niegan la verdad absoluta para
hacer sitio a una ciencia y a una moral humanizadas. No hay verdades absolutas esperando ser
descubiertas, no hay fundamentos absolutos para las disciplinas, algo que rescatan de los
pragmatistas clásicos, particularmente de Peirce y de la importancia que concede al error. Sin
embargo, aparecen claras diferencias entre los dos pensadores: Putnam sostiene un realismo
pragmático y moral, y pone el énfasis en la razón; en algún sentido podría situarse dentro de una
línea pragmatista religiosa presente en los pragmatistas clásicos como Peirce, James o Dewey que
afirma que para vivir plenamente como ser humano es preciso elegir cómo vivir.
Pone el énfasis en los valores de la vida individual y privada. Para Rorty, de modo similar a
Schiller, la filosofía no es una forma de investigación sino algo literario, simplemente una
continuación de la conversación de la cultura occidental, algo convencional, conversacional.
Pueden mencionarse brevemente otros representantes del pragmatismo en nuestros días: Stanley
Fish, que convierte en central para su teoría pragmática la noción peirceana de comunidad
interpretativa, aunque a diferencia de Peirce afirma que la verdad está enteramente constituida por
la comunidad, no dejando lugar para nada fuera de la interpretación. Al igual que Rorty, Fish
tiende a un pragmatismo idealista en el que el mundo desaparece en una multitud de perspectivas,
sin que haya nada que nos guíe para movernos entre ellas; Nelson Goodman, fallecido en 1998,
desarrolló un pragmatismo metodológico y un relativismo en cuestiones ontológicas. Para él la
realidad tenía carácter plástico y era expresable en una variedad de sistemas de símbolos.
No se puede buscar la naturaleza de los objetos, sino que realidad es todo lo que se dice
verdaderamente que es, en cualquier lenguaje o sistema de símbolos; Sydney Hook ha desarrollado
técnicas críticas de análisis de algunas ideologías. Un ala más científica del pragmatismo
contemporáneo o podríamos mejor decir cientista, pues es fuertemente reduccionista cuenta con
representantes como Paul y Patricia Churchland o Stephen Stich, y afirma que la verdad no es el
fin de la investigación, sino que tiene un carácter meramente instrumental.
Otros, como Joseph Margolis, tratan de hacer una reconciliación, lo que denominan un
“pragmatismo sin fundamentos”, en el que los elementos plausibles del realismo se reconcilien con
los elementos plausibles del relativismo.
En todo caso puede afirmarse que surgen en el siglo XX nuevas formas de pensar acerca de los
problemas filosóficos en las que aparece lo práctico y lo humano, y que por lo tanto tienen las
características centrales del pragmatismo. Aparecen nuevas formas de pensamiento que tratan de
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reconciliar lo real con un falibilismo y un pluralismo, de encontrar un punto medio entre
dogmatismo y escepticismo, de llegar a una noción de verdad a la que se pueda aspirar, que no sea
inalcanzable y que a la vez responda a ese nombre. El pragmatismo ha cambiado la escena
filosófica, que ya no busca sistemas de verdades eternas, y nos ha enseñado a confiar en una razón
de relativo valor, falible, pero humana y eficaz. El pragmatismo es la noción de una filosofía que
avanza hacia el futuro con confianza.
CONCLUSIONES
Los puntos referidos por Dewey perviven en diversas formas en las corrientes pedagógicas
contemporáneas, así es que puede identificarse algunos de sus planteos, tales como: - la valoración
positiva del aprendizaje por descubrimiento. - así es que promueve la incorporación entre los
contenidos de la enseñanza de objetos manipulables y visitas a museos, por citar dos ejemplos,
como estrategias para estimular la exploración de los estudiantes. - la promoción e incorporación
del debate entre los dispositivos didácticos en todos los niveles de enseñanza. - la inclusión de los
medios y actividades para que los estudiantes trabajen en proyectos individuales o en grupos. - la
atención a los resultados de los estudios empíricos sobre el aprendizaje, el desarrollo y la
motivación de los niños. - el ajuste de la enseñanza y de los currículos para que se adapten a los
resultados de investigación. - la concepción del docente no como una autoridad sino como un
facilitador de los aprendizajes, como la fuente de los mejores recursos, como el forjador del
entorno en el que aprenderán los estudiantes.
En la educación se llevan a cabo muchas prácticas y tendencias pedagógicas con el fin de que el
alumno adquiera conocimientos significativos a lo largo de su vida en aprendizaje.
Esta teoría de John Dewey nos invita a tener en cuenta los conocimientos previos, sentimientos,
experiencias, intereses y necesidades de cada uno de los alumnos, eliminando la idea de que son
una tabla lisa sin imperfecciones, ya que una vez más se trata al alumno como una persona activa.
Las estrategias e ideas sobre el pragmatismo en el aula son algo similar a la teoría constructivista,
ya que el papel del docente es ser un guía en el proceso de adquisición del aprendizaje
significativo.
No hay que dejar a un lado que la escuela tiene una triple función: Informativa Formativa
Transformadora.
Bibliografía
Malena. (2012). William James. LA GUÍA.
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Nathan, H. (2006). ¿Qué es el pragmatismo y por qué es importante? Buenos Aires.
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